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La dicha de una vida piadosa

Dice la Biblia en Mateo 5:6


“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de
justicia, porque ellos serán saciados.”

Introducción
Esta bienaventuranza no tiene ninguna relación con la justicia humana. La justicia
humana es errática y sujeta al capricho de quienes la imparten y por eso es
completamente imperfecta. En algunos casos logra sus fines, pero solo en casos muy
contados. La justicia de este texto no es humana. Es otra clase de justicia.

La palabra justicia es una de las favoritas de Jesús. De hecho en el Sermón de la


montaña aparece cinco veces. En 5:10, 5:20, 6:1 y 6:33. En el 5:10 forma parte de las
bienaventuranzas; en 5:20 sirve para diferenciar a los creyentes de Jesucristo con los
fariseos a la hora de hacer práctica las enseñanzas del Salvador.

En 6: 1 para pedir discreción a la hora de vivir la fe del Señor en lugar de hacer alarde
con las practicas espirituales como la oración, la ofrenda y el ayuno. En todos estos
pasajes Jesús utiliza la palabra “justicia” y de ningún modo tiene relación con los
tribunales o juzgados donde se sentenciaba o se perdonaba conductas delictivas.

La palabra justicia procede del vocablo griego “diakaiosuné” y algunas versiones


sencillamente lo traducen como “rectitud” y otras como “piedad”. En realidad Mateo se
está refiriendo al justo, una de las expresiones que los hebreos utilizaban a menudo para
hablar de la piedad y la vida cercana o comprometida con el Señor.

En el Nuevo Testamento encontramos a algunos personajes que recibieron este


calificativo: 1. José en Mateo 1:19. 2. Simeón en Lucas 2:25. 3. Lot en 2ª de Pedro 2:8.
Ellos fueron llamado justos de acuerdo a los estándares o de acuerdo a los requisitos que
la ley judía tenía para alcanzar ese nivel de espiritualidad.

La palabra justicia, regresando al Nuevo Testamento, es el término normal del NT


usado para justicia o si se quiere de “la aprobación judicial de Dios”, se refiere a lo que
el Señor juzga correcto (después de Su examen), es decir, lo que está aprobado a Sus
ojos.

Para mejor entender esta expresión conviene revisar la expresión tzadik que el hebreo
utiliza para referirse a un justo. Antes de definir a un justo conviene saber que esta
palabra está relacionada con la voz hebrea “Tzedek” -Justicia-, y con “Tzedaká” -
Justicia social-, a veces también entendida como “caridad”.
Una definición sencilla de justo que los judíos hacen de un justo es esta: Es el hombre
que antepone el bien de su semejante a sus intereses personales, siendo su objetivo
conducir al mundo hacia el bien.

Para el tzaddik, el modo en que percibe la realidad, lo involucra en un trabajo constante


de generosidad y piedad con el prójimo, reverencia y servicio a Dios, y cabal
cumplimiento de los preceptos a partir del amoroso e intenso estudio de Torá.

Entendidos estos dos conceptos, el hebreo y el griego, podemos afirmar que la justicia a
la que se refiere Dios es la piedad, la rectitud, la generosidad y la virtud.

La frase “que tienen hambre y sed de justicia” es por demás estremecedora.


Evidentemente es una recurso literario porque sólo se tiene hambre y sed de alimentos y
agua, nunca de justicia, pero la idea esencial del texto es que la búsqueda de la piedad
como una necesidad física es lo que llevará al hombre a la dicha.

En otras palabras Dios quiere que sus hijos sientan tanta necesidad como la que se
experimenta cuando se tiene hambre para que se sientan satisfechos hasta que la sacien
como cuando se tiene hambre o sed y hasta que uno come alimentos o toma agua,
entonces se siente pleno o dichoso.

Cristo apela aquí a la piedad como una necesidad vital en la vida de sus seguidores. Una
necesidad que de no tenerla el discípulo muere, como muere una persona que no come
nada o que no bebe alimentos.

Por eso el texto remata que esta clase de personas serán saciadas, es decir encontrarán
siempre en Dios el bien que ansía su alma.

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