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Ante el camino de un nuevo año que hemos de transitar, tenemos la oportunidad de repensar
algunas cosas. Y en general las vacaciones nos imponen un alto en la larga agenda del año.
Es un buen tiempo para pensar personalmente y como Iglesia que cosas podemos cambiar y
hacer mejor.
Ante un nuevo año, ¿qué les parece si tomamos el desafío de subir un escalón más?
¿Cuál será el camino que escogeremos?
Podemos entre elegir lo mejor según la voluntad de Dios, lo mejor según otras voluntades o
“hacer la plancha”.
Para esto la Palabra nos muestra en más de una ocasión que hemos de elegir entre dos opciones.
o Dt. 30 –bendición o la maldición / la vida o la muerte;
o Mt 6.19-24 –donde “acumular los tesoros” / servir a dos señores;
o Mt 7.24-29 –construir sobre la base adecuada.
SALMO 1
Es claro que la palabra nos enseña para vivir una vida que da buenos frutos.
Esto incluye aquí en el Salmo 1 un triple consejo de algo que debemos evitar.
Recibir consejos, realizar ciertas acciones o hacernos AMIGOS de ciertas personas puede ser una
malísima decisión, podemos echar a perder mucho del brillo con el que Dios espera que
brillemos. O pero aun, podemos lisa y llanamente arruinar nuestra vida.
Ustedes pueden decirme: pero Gustavo, ¿quién realmente iría a pedirle un consejo a un malvado
“identificado”, o cambiar por el estilo de vida de un pecador o hacerse amigo de un blasfemo?
A lo que yo les digo que es cierto; sin embargo no es sencillo a veces identificar los malvados,
pecadores y blasfemos, en este mundo que está “patas para arriba”; que a lo bueno llama malo y
a lo malo llama bueno.
Es muy difícil hoy estar atento 100% del tiempo y conocer a todas las personas, principalmente en
las grandes ciudades.
La cosa se complica con un papel tan activo de los medios masivos que influyen sobre nuestras
acciones y decisiones con tanta presión que es muy difícil luchar con tentaciones pesadas. Sobre
todo esto pesa en los adolescentes y jóvenes.
Pero la Palabra nos advierte claramente que debemos evitar este camino de vida. Debemos estar
atentos, tanto con personas que claramente rechazan a Dios, como también con quienes lo
“disimulan”.
o Esta última expresión me parece la que mejor trasmite el sentido activo y practico del
hebreo
o Es acercarnos con amor, leer con amor y vivir con amor la Palabra de Dios
o Eso es deleitarnos en su Palabra
o Otra vez, para el hebreo todo es más práctico: “nunca deja de tenerla presente”.
o Digamos que una consecuencia natural de “deleitarnos” en ella, es decir, “poder nuestro
amor” en ella, es tenerla siempre presente.
o Pero también la meditación implica la conexión constante con nuestra vida y todas sus
circunstancias.
o Es obedecer y recoger sus mandatos, sus imperativos. A amar, a compartir el evangelio del
Reino.
o Meditar es también lo que para los católicos es la “lectura orante de la Biblia”, es decir,
hacer de la lectura, una oración misma a Dios.
o También digamos que el estudiar la Palabra es parte de la idea; tomarnos tiempo para
profundizar en toda la enseñanza y riqueza que el texto vivo tiene para nosotros.
o Aquí es clave también el rol de la iglesia como espacio privilegiado para el estudio
comunitario de la Palabra,
La imagen del árbol es de algo robusto y fuerte; plantado en un lugar privilegiado, que el árbol no
tiene el privilegio de elegir, pero nosotros sí: junto a las corrientes de agua viva de la Palabra de
Dios.
Ese árbol, nosotros daremos un fruto que no podemos dejar de leerlo a la luz de Gálatas 5.22-23:
el “fruto del Espíritu”: el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad,
fidelidad, humildad y dominio propio.
Asimismo, nuestro follaje, nuestras obras o acciones, no se marchitarán, sino que perdurarán
como testimonio para la gloria de Dios.
Resultado explícito al realizar lo correcto
¡Todo cuanto hace prospera!
De ninguna manera podemos tomarlo como fórmula para la prosperidad, porque eso sería un
deleite y meditación instrumental de la Palabra, es decir, sólo como un medio para obtener lo
que deseo yo.
Lo cual quiere decir que su mensaje para nosotros no puede ser sacado de contexto, de modo
que le hagamos decir al texto lo que más nos conviene.
Con esto entiendo que “prosperidad” no lo entendemos igual que los israelitas, para quienes
claramente tenía una connotación material.
Aquí más bien, a la luz de TODA la Palabra, podemos entenderlo como apuntando a un VIDA
PRÓSPERA, es decir, que sale siempre adelante; no calculada en cantidad de bienes materiales,
aunque puede incluirlos por qué no, pero no como principal propósito nuestro, porque ya lo
recordamos anteriormente con Jesús en Mt 6.24.
Pero una manera de entender el texto es entendiendo “prosperar” a partir de todo lo que
nosotros damos,
La prosperidad también como bendición que Dios, a partir de nosotros extiende a muchos otros.
Esto cierra el sentido y conecta mejor con la ilustración del fruto del árbol.
Una doble mención para los malvados. En el “más acá” y en el “más allá”.
Andan en la vida como quienes no tienen raíces firmes y profundas, aferrados al aparente poder
que les otorga el dinero,
asimismo una palabra profética del momento del juicio final para todas las personas delante de
Dios; allí los malvados, los pecadores, NO SE SOSTENDRAN, no podrán mantenerse en pie; caerán
de rodillas y derrotados delante de Dios.
6
Porque el Señor cuida el camino de los justos,
de las muchísimas promesas que la Palabra de Dios nos ofrece y quiero compartir para terminar a
partir de este línea final del Salmo, está el Salmo 32.8-9:
El Señor dice:
«Yo te instruiré,
yo te mostraré el *camino que debes seguir;
yo te daré consejos y velaré por ti.
9
No seas como el mulo o el caballo,
que no tienen discernimiento,
y cuyo brío hay que domar con brida y freno,
para acercarlos a ti.
esta Palabra incluye promesa y compromiso
o El Señor nos instruirá, enseñará y dará lo necesario, nos cuidará.
o ¿tendremos nosotros el discernimiento y el compromiso para hacer este camino este año?
Que este 2014 no sea sólo un cambio de calendario, sino que sea primeramente un compromiso
radical, firme y apasionado por buscar del Señor en oración y su Palabra.