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PRINCIPIOS La Biblia no aborda el tema de la evolución. Más bien su cosmovisión da por sentado que Dios lo creó.

El
punto de vista bíblico de la creación no está en conflicto con la ciencia, pero sí está en conflicto con
cualquier cosmovisión que principie sin un creador.
Igualmente los cristianos comprometidos y sinceros han tenido que luchar con este tema del origen de las
cosas y han llegado a conclusiones diversas. Por supuesto, esto es de esperarse ya que la evidencia es
muy antigua y, debido a los estragos de las generaciones, muy fragmentada. Los estudiosos de la Biblia y
de la ciencia deben evitar polarizaciones y pensamientos extremistas. Los primeros deben tener cuidado
de no hacer que la Biblia diga cosas que no dice, así como los segundos no deben forzar a la ciencia a
decir cosas que tampoco dice.
El aspecto más importante de esta discusión continua no es el proceso de la creación, sino el origen de la
creación. El mundo no es un producto de la casualidad ni de la probabilidad; Dios lo creó.
La Biblia no sólo nos dice que Dios creó el mundo; más importante aún, nos dice quién es ese Dios. Nos
revela la personalidad de Dios, su carácter y su plan para la creación. Además nos revela el deseo más
profundo de Dios: relacionarse y tener comunión con la gente por medio de su visita histórica a este
planeta en la persona de Su Hijo Jesucristo. Podemos conocer de una forma muy personal a este Dios
que creó el universo.
Los cielos y la tierra están aquí. Nosotros estamos aquí. Dios creó todo lo que vemos y experimentamos.
El libro de Génesis comienza, «En el principio creó Dios los cielos y la tierra».
Aquí comenzamos la más emocionante y plena de todas las aventuras.

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