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LA REPÚBLICA ROMANA

Orígenes de Roma
Fundación de Roma

Los primeros caballos que entraron en Italia fueron durante la invasión de los itálicos,
un pueblo indo-europeo que se asentó en la península hacia el 1.300 AC, que montaban
en carros. Se trataba de los latinos y los vénetos emparentados con los tracios se
asentaron en el interior de la península.

Posteriormente con la emigración de Pueblos del Mar (1.200 a 900 AC) llegaron a la
península las tribus de umbros, volscos, marsos, etc. que también eran de origen
indoeuropeo y que formaron un importante estrato de población y que también conocían
el caballo.

Posteriormente se produce otra invasión entre los siglos IX y VIII AC de pueblos de


Asia Menor y de la península Balcánica como los espartanos que se establecieron en
Tarento, los etruscos que eran frigio-tesalianos y los ramnes que eran lidios.

Todos estos pueblos eran en su origen ganaderos, de ahí que sus primeras ofendas a los
dioses fuesen leche y no vino, así como animales en vez de pan. La celebración del
Equus Bellator, el sacrificio anual de un caballo perduró en el tiempo. Esta ceremonia
se celebraba en Persia, Escitia e incluso entre los aqueos y los cántabros.

La situación en l península Itálica en el siglo VIII era: al sur los griegos o Magna
Grecia, cuya ciudad más famosa era Taras para los griegos o Tarentum (Tarento) para
los romanos, estaba situada sobre la costa en la parte interior del talón de la bota
italiana.

La isla de Sicilia estaba colonizada por los griegos en la parte oriental y por los
cartagineses en la occidental. La ciudad más famosa era Siracusa, fundada en el 734
AC. Estaba ubicada en la costa suroriental de la isla.

Los etruscos dominaban el centro norte de Italia, y al sur de ellos se encontraba el


Lacio, que se extendía a lo largo de la costa por unos 150 kilómetros al sudoeste de
Etruria. El Lacio, al igual que Etruria, no constituía un gobierno centralizado. En
cambio, cada distrito consistía en una serie de ciudades-Estado, pequeñas zonas
formadas por una región agrícola más una ciudad central. Cada ciudad-Estado era
independiente, pero formaban alianzas con las ciudades vecinas para su defensa contra
un enemigo común. Había unas treinta ciudades en el Lacio, que tenían una lengua
común (el latín) y costumbres similares, se unieron para formar una Liga Latina
alrededor del 900 AC, probablemente para defenderse contra los etruscos, quienes a la
sazón estaban empezando a establecerse firmemente en el Noroeste. La ciudad más
importante y la dominante de la Liga Latina por aquellos remotos días era Alba Longa,
situada a unos 20 kilómetros al sudeste del lugar en el que se levantaría más tarde
Roma.

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Primeros habitantes de Roma, al fondo la colina Capitolina. Autor Peter Connolly

Según la leyenda, el dios Marte iba paseando por la orilla de un río de la ciudad latina
de Alba Longa, allí vio a una mujer dormida en la orilla y quedó enamorado en el
instante. Tuvieron dos hijos llamados Rómulo y Remo. Una vez nacidos los hijos de
Rea Silvia, los padres de los gemelos los metieron en una canasta y los depositaron en el
río, siendo transportados y llegaron a las orillas de un lugar. Cerca vivía un pastor
llamado Fáustulo y su esposa Aca Larentia, que se apodaba la Luperca que significa
loba que los amamantó (de ahí la leyenda de que fueron amamantados por una loba). El
pastor encontró a los bebés, los llevó a su casa y los adoptó. Cuando se hicieron adultos,
los hermanos fueron informados de su historia, así que regresaron a Alba Longa,
mataron a Amulio y liberaron a su abuelo Numitor, devolviéndolo al trono.

Rómulo y Remo se propusieron edificar una nueva ciudad en el mismo lugar en el que
fueron encontrados. Decidieron que uno construiría el pueblo mientras que el otro
ayudaría. Así que empezaron a preguntar a los dioses para informarse de quién iría a
dirigirla. Rómulo fue a la cima del monte Palatino y tiró su lanza en el monte para
encontrar el lugar. La lanza se convirtió en el Corniolus, el árbol sagrado de Roma.
Remo a la cima del monte Aventino. Rómulo se convenció de que él había sido
seleccionado por los dioses, ya que recibió el augurio que volaba sobre él fueron un
círculo de aves.

Para la fundación siguieron los ritos tradicionales de su época para fundar ciudades. Con
la ayuda de una vaca y un toro blanco, tirando de un arado trazó el perímetro de la
nueva ciudad. Remo saltó sobre el surco, violando la muralla, lo cual era una especie de
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sacrilegio, que fue la primera pena capital del homo sacer (que era el castigo por pasar),
pues la muralla se trazaba desde el primer momento para ser inviolable. Y de acuerdo
con la tradición, Rómulo lo mató a espada, para que los dioses no permitieran que en el
futuro la muralla fuese violada de nuevo.

La realidad es que la ciudad de Roma surgió de los asentamientos de tribus latinas,


sabinas y etruscas, situándose los primeros habitantes de Roma en las dos colinas
(posteriormente siete), junto al río Tíber, donde hay una isla donde el río puede ser
atravesado. Debido a la proximidad del río y del vado, Roma estaba en una encrucijada
para el tráfico y el comercio.

Alrededor del siglo VIII AC, los asentamientos se unificaron bajo el nombre de “Roma
Quadrata” o una muralla en forma de cuadrilátero cuyo perímetro se dice fue trazado
por Rómulo. Roma fue también llamada “urbe”, y este nombre, que después en latín
significaría genéricamente cualquier otro pueblo, proviene de “urvus“, surco realizado
con por el arado de Rómulo para establecer los límites de la ciudad. La leyenda cuenta
que Roma fue fundada por Rómulo el 21 de abril de 753 AC.

El nombre de Roma puede referirse a Rómulo. También puede rastrearse un origen


etrusco, que apuntaría a la gens etrusca Ruma, o a Rumon, nombre etrusco del río Tíber.
Estudios recientes parecen darle preferencia a una raíz de origen indoeuropeo con
significado de “río”; Roma en ese caso significaría “el pueblo sobre el río”.

Las siete colinas de Roma, se puede ver el puente sobre el río Tíber, y las murallas del Palatino

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Monarquia Latina (754 – 617 AC)
Rómulo (754 -715 AC)

Fue el primer rey de Roma, se le atribuye un incremento de la población de Roma,


mediante la incorporación de una gran parte de la población sabina (el famoso rapto de
las sabinas). Es probable que se produjera la llegada de un importante número de
sabinos en la Roma de los comienzos en el Quirinal. Esta comunidad acabó
probablemente fusionándose con la comunidad presente en el Palatino. De esta forma,
algunos ritos, cultos y costumbres sabinas como el culto al Dios Quirino pasaron a
formar parte del patrimonio cultural romano desde épocas antiguas.

Primeros Guerreros romanos: izquierda Rómulo, derecha Remo. Autor Richard Hook

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A Rómulo también se le atribuye la apertura de un asilo o refugio en la colina del
Capitolio para recibir a emigrantes de otras comunidades, como gentes marginadas y
comerciantes extranjeros, y crear las primeras instituciones como las tribus, las curias y
el Senado (el primer ordenamiento político de la ciudad). Asimismo, se le atribuye el
fijar los límites sagrados de la ciudad asentada en el Palatino mediante el pomerio. El
pomerio que equivalía al postmurum, era el límite de la inicial ciudad palatina, que
debía estar señalado por algún tipo de muro o fortificación, ya que ha conservado el
recuerdo de dos puertas de la ciudad: la Mugonia y la Romana.

Rómulo llevaba siempre a su alrededor y como guardia personal los eternos


adolescentes llamados céleres o veloces, que llegaron a ser 300 individuos y eran jinetes
pero que en un principio combatían a pie, el nombre de céleres era por la rapidez con
que se movían, posteriormente combatieron a caballo.

Se le atribuyó el título de Pontifex Maximus que significa “máximo constructor de


puentes”, título que se concedió al Sumo sacerdote y que el propio Papa lo ostenta
actualmente.

Rómulo, según las antiguas leyendas romanas, gobernó hasta el 716 AC. Luego
desapareció en una tormenta, y se supone que había sido llevado al cielo para
convertirse en Quirino el dios de la guerra. A su muerte, la ciudad de Roma se había
expandido desde el Palatino hasta el monte Capitolino y el monte Quirinal, al norte.

La leyenda más conocida sobre el reinado de Rómulo se refiere al problema de los


primeros colonos, quienes se hallaron ante el hecho de que los hombres afluían a la
nueva ciudad, pero no las mujeres. Por ello, los hombres decidieron apoderarse de las
mujeres de los sabinos, grupo de pueblos que vivía al este de Roma. Lo hicieron
mediante una mezcla de engaño y violencia. Naturalmente, los sabinos lo consideraron
causa de guerra, y Roma se encontró empeñada en la primera de la que sería una larga
serie de guerras en su historia.

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Rapto de las Sabinas. Autor Seán Ó’Brógáin

Los sabinos bajo el mando de Metio Curcio pusieron asedio al monte Capitolino, y


entrevieron la posibilidad de la victoria gracias a Tarpeya, la hija del jefe romano, que
dirigía la resistencia contra ellos.

Los sabinos lograron persuadir a Tarpeya a que les abriera las puertas a cambio de lo
que ellos llevaban en sus brazos izquierdos, (aludiendo a los brazaletes de oro que ellos
portaban). Una noche ella abrió secretamente las puertas, y los primeros sabinos que
entraron arrojaron sobre ella lo que llevaban sobre su brazo izquierdo, no los brazaletes
sino sus escudos, siendo aplastada hasta la muerte debajo de tal peso. Su cuerpo fue
entonces lanzado desde luna roca que formaba parte del Monte Capitolino, en lo
sucesivo se llamó roca Tarpeya y se usó como lugar de ejecución, desde donde se
arrojaba a los criminales.

Después de la pérdida del monte Capitolino, la lucha entre sabinos y romanos siguió
muy equilibrada. Finalmente, las mujeres sabinas, quienes entre tanto habían llegado a
amar a sus maridos romanos (según la leyenda), se abalanzaron entre los ejércitos e
impusieron una paz negociada.

Los romanos y los sabinos convinieron en gobernar juntos en Roma y en unir sus
tierras. Después de morir el rey sabino, Rómulo gobernó sobre romanos y sabinos.

Rómulo al dividir la población en tres tribus palabra latina que significa “tres” y cada
una de estas en 10 curias. A continuación, se crearon tres centurias de caballeros, los
Ramnes (compañeros de Rómulo), los Ticies o sabinos de Tacio y los Luceres o
etruscos de Lucerus.

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Numa Pompilio (715-672 AC)

Era de origen sabino. Dio leyes y potenció los derechos y acuerdos de paz entre Roma y
el resto de las ciudades. Fue además el creador de las principales instituciones
religiosas, y se dice que mandó edificar el templo de Jano, al pie del monte Argileto. Se
ocupó también de reformar el calendario dividiéndolo en doce meses lunares.

Según Plutarco, Numa Pompilio fue el primer rey que organizó una corporación de
artesanos. Instituyó ocho clases: flautistas, orífices, carpinteros, tintoreros, zapateros,
curtidores, broncistas, alfareros. Se ocupó asimismo de organizar la religión romana,
tanto en el terreno público como en el oficial. Cada familia tenía su culto llamado Sacra
y el sacerdote y dirigente de este culto era el pater familias.

Celebración de una victoria romana siglo VII AC. Guerreros romanos con pectoral cuadrado y escudos
metálicos alargados, llevan escudos capturados en forma alargada o scutum, se ve un sacerdote o flamen
oficiando la ceremonia. Autor Richard Hook

Del mismo modo, cada curia tuvo su culto dirigido en cada caso por un curión. Las
familias romanas (las gens) tenían entre ellas un vínculo de unión que eran los sacra
gentilicia, que estaban administrados por un sacerdote al que llamaban flamen. La sacra
gentilicia se sostenía por la aportación de las stips, que era una contribución ofrecida
por el conjunto de las familias. Abolió la guardia personal de los 300 céleres.

Se le reconoce a Numa la instauración del templo de las Vestales, templo sagrado donde
unas sacerdotisas vírgenes mantenían el fuego sagrado, ya que la religión veía en el
fuego el comienzo de la vida. Numa dedicó mucho tiempo a fortalecer la religión
romana y el culto a los dioses, así como el luto y las costumbres. Plutarco indica que la

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autoridad de Numa estaba legitimada por la relación que tenía este rey con la ninfa
Egeria.

También estableció el culto al dios Jano, o dios de las puertas, lo cual es más importante
de lo que parece a primera vista, pues las puertas simbolizan las entradas y salidas y, por
ello de los comienzos y finales. Habitualmente, Jano era representado con dos rostros:
uno que miraba hacia el fin de las cosas y el otro hacia el comienzo. Sus santuarios
consistían en arcos por los que se podía entrar o salir. Un santuario particularmente
importante estaba formado por dos arcos paralelos, unidos por muros y con puertas. Se
suponía que esas puertas estaban abiertas cuando Roma estaba en guerra y cerradas
cuando estaba en paz.

Las puertas permanecieron cerradas durante el pacífico reinado de Numa, pero a lo


largo de los siete siglos siguientes de existencia de la ciudad las puertas de Jano sólo
estuvieron cerradas cuatro veces, y por breves períodos de tiempo.

Tulio Hostilio (673 – 642 AC)

También era de origen sabino, al contrario que su antecesor, fue un rey belicoso cuyo su
reinado duró 32 años. Aumentó la caballería a 600 jinetes, volvió a introducir la guardia
personal de los 300 céleres con un sueldo, y aumentó a otros 300 reclutables. El jefe de
los céleres desempeñó a partir de entonces un papel muy importante hasta llegar a ser el
dirigente de todas las tropas de a pie y a caballo. Era él quien tenía el derecho de hacer
las levas de los soldados y de reunir los comicios.

Bajo su gobierno, Roma se expandió a una cuarta colina, el monte Celio, al sudeste del
Palatino. En el Celio construyó su palacio.

Durante su mandato hizo la guerra contra Alba Longa sin ningún motivo claro, pero en
vez de luchar ejército contra ejército, batallaron tres hermanos de Roma llamados
Horacios contra los tres de Alba Longa llamados Curiacios. En el primer choque
murieron dos de los Horacios, pero los tres Curiacios resultaron gravemente heridos.
Acto seguido, el Horacio superviviente echó a correr, siendo perseguido por los
Curiacios, pero debido a las heridas de éstos, corrían a velocidades diferentes,
separándose. lo que aprovechó el Horacio para volverse súbitamente y atacarlos por
separado, dándole muerte a los tres. Mecio Fufecio, rey de Alba Longa se sometió al
poder de Roma.

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Lucha de los Horacios de Roma y los Curiacios

Poco después, la ciudad de Fidenae (Fidenas), que estaba sometida a Roma como
colonia, planeó rebelarse con apoyo de Veyes. Mecio se ofreció como aliado secreto a la
rebelión, prometiendo traicionar a los romanos al momento de combatir. Tulio Hostilio
llamó a los albanos como apoyo. Para la batalla, Tulo Hostilio formó a los romanos
frente a las tropas de Veyes, y a los albanos frente las de Fidenae. Pero Mecio alejó a los
albanos subiéndoles a unos montes contiguos, abandonando a los romanos y esperando
intervenir en favor de quien tomara ventaja en la batalla. Entonces Tulio Hostilio
anunció a gritos a su ejército (para que lo escuchara también el enemigo) que Mecio no
estaba abandonando el campo, sino siguiendo órdenes suyas para atacar por retaguardia
a los de Fidenae. Con esto dio confianza a los romanos y los lanzó contra los fidenitas,
que temiendo verse rodeados se replegaron. Después de vencer a los fidenitas atacó el
ala de Veyes y la venció. La batalla fue la más cruenta que Roma había librado hasta el
momento. Mecio reincorporó su ejército al de Roma y Tulo Hostilio fingió recibirlo de
buen ánimo. Pero al día siguiente convocó asamblea de ambos ejércitos. Los albanos
acudieron desarmados, pero fueron rodeados por los romanos. Tulio Hostilio acusó al
jefe albano de traición y mandó que le descuartizasen atándolo a dos cuadrigas. A
continuación, dispuso que Roma y Alba Longa volvieran a reunirse como un solo
pueblo y ciudad, trayendo a Roma a los albanos, dando ciudadanía romana a su pueblo
y el cargo de senadores a sus dirigentes. A continuación, Alba Longa fue destruida en su
estructura urbana, y sus habitantes reubicados en Roma.

Tulio Hostilio construyó un nuevo hogar para el Senado, la Curia Hostilia, que
sobrevivió hasta el 82 AC cuando Julio Cesar después de un incendio la cambió de
lugar y pasó a llamarse Curia Julia.

Anco Marcio (641 – 617 AC)

Nieto Numa Pompilio, fue el último rey de origen sabino. Prosiguió la conquista del
Lacio, e instaló en Roma a un cierto número de colonos latinos, en la colina del
Aventino, que sería la quinta colina de Roma. Los recién llegados, desde luego, no
fueron puestos en un pie de igualdad con las viejas familias, pues éstas no deseaban

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compartir su poder. Las nuevas familias no podían enviar representantes al Senado ni
aspirar a otros cargos gubernamentales. Fueron los plebeyos, de una palabra latina pleb
que significa gente común.

En obras públicas, llevó a cabo numerosos proyectos. Fortificó el Janículo uniéndolo a


la ciudad incluyéndoo dentro de sus muros; construyó un puente de madera sobre el río
Tíber, el Puente Sublicio (Pons Sublicius); fundó el puerto de Ostia, para proteger el
estuario del Tíber; construyó unas salinas en Ostia; erigió la primera prisión de Roma,
para encerrar a los acusados hasta decidir qué hacer con ellos (hasta entonces, el castigo
habitual era el destierro o la muerte).

Guerreros etruscos cultura de Villanova siglo VIII AC. La izquierda es de Andrey Karashchuk, la
derecha es de Peter Connolly

El gobierno de estos reyes durante el primer siglo y medio de la existencia de Roma no


era absoluto. El rey era aconsejado por una asamblea de cien de los representantes más
viejos de los diversos clanes que constituían la población de la ciudad, representantes de
quienes, a causa de su edad y experiencia, cabía esperar que aconsejasen bien al rey.
Este grupo de hombres viejos formaba el Senado, llamado así por la palabra latina
senatus que significa anciano.

El Senado estaba con respecto al resto de los romanos en la misma posición que el padre
con respecto a su familia. Como un padre, el Senado era más viejo y más sabio, y se
esperaba que sus órdenes fuesen obedecidas. Por ello, los senadores eran los patricios,
de la palabra latina que significa padre. Este término fue luego extendido a sus familias,
pues los futuros senadores fueron elegidos en esas familias.

El ejército de los reyes latinos

Los 4 primeros reyes latinos realizaron el reclutamiento de los soldados se hacía las
tribus que eran 3: Ramnes, Tities y Luceres (según algunos autores serían los romanos,
sabinos, y etruscos o latinos), cada tribu aportaba 1.000 infantes (de aquí el nombre de

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miles con el que se denominaba a los soldados romanos) al mando de un tribuno
militum y 100 jinetes al mando de un tribuno célere.

Las tribus se dividían en 10 curias, cada una de las cuales aportaba una centuria de 100
soldados al mando de un centurión, que desplegaban en dos filas de 50 hombres, y 10
jinetes al mando de un decurión.

Así pues, el ejército estuvo compuesto de 3.000 infantes (miles) y 300 céleres o jinetes.
El armamento lo aportaba el soldado, no la ciudad, de ahí que los infantes se
diferenciaran según su fortuna: los mejor equipados serían los ricos. Cada año se
procedía al licenciamiento y a la movilización ya que el ejército no era permanente, las
guerras comenzaban en primavera y acababan normalmente en otoño; terminada la
campaña volvían a sus actividades cotidianas. Los jinetes o céleres (caballería ligera) en
un principio no combatían a caballo, solo lo utilizaban para desplazarse con rapidez, de
ahí el nombre de céleres, luego desmontaban y combatían y flexuntes (caracoleadores
que atacaban en círculos arrojando jabalinas).

Ejército romano en la monarquía latina

La formación del ejército era de tipo hoplita, es muy probable que formasen cada curia
en tres secciones (posteriormente manipulo) de 300 hombres, manteniendo una centuria
para la defensa del campamento, cada sección desplegaría en profundidad en tres
centurias, y éstas a su vez en dos líneas de 50 hombres.

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Ejér
cito de la monarquía latina. Tenía influencia etrusca.  A la izquierda guerrero con yelmo crestado,
pectoral metálico, escudo metálico redondo y espada de antena triangular, jefe con yelmo crestado,
coraza etrusca tipo poncho y escudo metálico redondo. Soldado con yelmo tipo montefortino, pectoral
cuadrado, escudo redondo y espada de antenas recta. A la derecha célere con yelmo crestado, llevan
espadas de antenas

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La monarquía Etrusca
Tarquinio Prisco (616 a 579 AC)

Tarquinio Prisco, primer rey etrusco (616 a 579 AC), con el fin de reforzar su autoridad
se hizo construir un palacio, en el que se mostraba, ante nobles y plebeyos, rodeado de
un fastuoso ceremonial. Tarquinio convirtió Roma en una auténtica ciudad, mandó
trazar calles nuevas, barrios bien delimitados, un foro o plaza central y ordenó construir
auténticas casas en sustitución de las cabañas habituales. Construyó de la Cloaca
Máxima que permitió sanear las zonas más bajas de las colinas. Inició la construcción
del templo de Júpiter.

También construyó el Circo Máximo, para las carreras de caballos y carros, lo que
demuestra que era aficionado a la equitación, también se construyeron cuadras para
estos animales.

Militarmente vio la debilidad de su caballería dado que los jinetes que se movilizaban
eran cada vez peores debido a que se habían vuelto agricultores y estableció de forma
permanente los 600 jinetes, hasta ahora las decurias aportadas por cada curia, se
licenciaban al acabar la campaña, pero a partir de este momento ya no lo harían,
consiguiendo un alto nivel de instrucción, ahora pasaron a llamarse equites equo
publico. Aumentó las curias a 60, consiguiendo de esta forma que se desplegaran dos
legiones. También introdujo la costumbre etrusca del triunfo cuando se producía una
gran victoria.

Oficiales durante la monarquía etrusca. A la izquierda romano, en el centro etrusco-tarquinio y a la


derecha latino. Autor Giueppe Rava

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Impulsó la industria pesada para la fabricación de armas, con el fin de no depender de la
importación.

Derrotó a los sabinos en las orillas del Tiber (616 AC), desplegó la caballería en ambas
alas, cuando retrocedía su propia infantería, cargó contra la infantería sabina por sus
flancos, haciéndolas huir y persiguiéndoles. Impuso la fórmula de la rendición llamada
deditio, pacto por el que paga un tributo y se compromete a enviar fuerzas auxiliares,
tendría una gran importancia en el futuro y sería muy utilizado por Roma en fases de
expansión.
Murió asesinado y tomó el mando su mujer, llamada Tanaquil, que era también etrusca.

Servio Tulio (578 a 534 AC)

Dio entrada en el ejército a todos los propietarios, ya fuesen patricios o plebeyos;


solamente quedaban excluidos los que no podían costearse el equipo militar. Reorganizó
el ejército tomando como base el patrimonio económico de cada ciudadano, según una
división en 5 clases en función de su situación económica y sus equipos eran:

 Clase I, eran los que ganaban más de 100.000 ases, llevaban yelmo, coraza,
grebas, escudo redondo metálico (clipeus, la versión romana del hoplón), espada
y lanza larga con regatón.
 Clase II, ganaban 75.000 ases, tenían que costearse un yelmo, un escudo
rectangular de madera (scutum), grebas, un pectoral, una lanza y una espada.
 Clase III, ganaban 50.000 ases, llevaban yelmo, escudo rectangular, podían
llevar placa pectoral, el escudo de madera (scutum) más corto, espada y lanza.
 Clase IV, ganaban 25.000 ases, no llevaban casco, el escudo era de madera más
pequeño. Llevaban una lanza y una jabalina. Se les denominaron acenti.
 Clase V, ganaban 11.000 ases, solo llevaban hondas o arcos. Se les denominaron
leves.
 Capitecensi, eran hombres no armados que servían como armeros, herreros,
trompeteros y similares.

Clases de soldados de Servio Tulio: de izquierda a derecha: équite o jinete, clases I a V. Autor Ugo
Pericoli

Los soldados de cuarta y quinta clase, se empleaban como escaramuzadores, delante de


la falange, al replegarse, formaban dos filas detrás de la falange.

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Por encima de ellos estaban los équites, que eran la aristocracia del ejército, y agrupaba
a los ciudadanos con fortunas por encima de 100.000 ases. Estaban armados de yelmo,
lanza de acometida, grebas y espada larga.

Clases de infantes de Servio Tulio de izquierda a derecha: clase I similar a los hoplitas con yelmo,
coraza, grebas, escudo de metal, lanza y espada; la clase II con yelmo, escudo de madera, grebas y
pectoral (opcional), lanza y espada; la clase III con yelmo, pectoral (opcional), escudo de madera, lanza
y espada; clase IV solo escudo de madera (opcional), lanza y jabalinas; clase V honda u arco o
venablos. Autor Peter Connolly

Para facilitar el reclutamiento dividió la ciudad en cuatro tribus urbanas: la Palatina, la


Collina, la Esquilina, y la Suburbana, y los hombres en dos categorías: iuniores (de 15 a
45 años) empleados en el servicio activo y seniores (de 45 a 60 años) quienes formaban
el ejército de reserva y pasarían a ser denominadas posteriormente legiones urbanas, los
infantes que habían servido 20 veces durante 6 meses y la mitad si fuesen jinetes,
estaban exentos.

El número de centurias en cada clase variaba, de forma que había 80 en la primera clase,
20 en las clases segunda, tercera y cuarta, y 30 en la quinta clase; en total eran 170
centurias de combatientes de infantería en total 17.000 efectivos. A las que hay que
sumar los équites o jinetes que eran 10 turmas (300 jinetes) por legión.

El ejercitó contó entonces con 4 legiones, y el mando ya no sería el rey sino dos
cónsules nombrados, si estaban juntos, el mando lo ostentaban en días alternos. La
legión fue la unidad táctica militar y dentro de ella se distinguían: la infantería pesada
(clase uno a tres), la infantería ligera (clase IV y V acenti y leves) y la caballería. La
legión se dividía en centurias. Estuvo compuesta de 4.200 soldados de infantería (al
añadir a los 3.000 de la época anterior 1.200 soldados armados con palos y hondas, los
acenti y leves) y 300 de caballería. Servio Tulio agregó además 2 centurias de obreros
(fabri) con la misión de transportar las máquinas de guerra y 3 centurias de corneteros y
trompeteros (cornicines, tubicines).

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Ejército romano-etrusco siglo VI AC: 1 soldado clase I; 2 soldado clase II; 3 soldado clase IV, 4
hondero clase V; 5 cornicen o trompetero

La legión seguía siendo de una formación de 3.000 hombres divididos en 10 grupos de


50 hombres con un fondo de 6 filas al principio, 8 cuando se replegaban la clase IV y V.
Una centuria eran 2 filas de 50 hombres y estaban mandadas por un centurión que
mandaba la primera fila y un optio que mandaba la segunda. Cada centuria tenía como
distintivo un haz de heno atado y alzado en el campo de batalla al que llamaban
manipulo, pero a diferencia de la falange podían aumentar los intervalos entre las clases,
dándoles mayor profundidad y movilidad flexibilidad, estas centurias homogéneas se les
denominó acies, y empezó a denominarse la formación en tripex acies.

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Manípulo romano, la palabra manípulo significa haz de heno, se ataban a una lanza, y servían para
formar las centurias de los primeros ejércitos. Autor Ugo Pericoli

Las dos primeras líneas eran de clase I, la tercera era de clase II y III y la cuarta se
formaba al replegarse la clase IV y V.

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Legión romana de Servio Tulio

Servio también inició la construcción de las murallas de Roma, denominándolos muros


servianos.

Legión romana durante la monarquía etrusca. Formaban en Falange que les daba superioridad sobre
sus enemigos que usaban las bandas de guerra. A la izquierda itálicos formando en bandas de guerra
dirigidas por un jefe (It L) y guerreros itálicos (It W) tipo etrusco. A la derecha falange romana con su
líder (RL) y los guerreros romanos de clase I (R1) a clase III (R3). Las clases IV y V forman a
vanguardia y se repliegan formando atrás. Autores Gerry & Sam Embleton

Tarquinio el Soberbio (534 – 509 AC)

Livio presenta el gobierno de Tarquinio como una auténtica tiranía. El rey, escribe,
”hizo matar a los senadores más importantes que sospechaba habían sido partidarios
de Servio” y gobernó sin aceptar más consejo que el de sus propios familiares.

Impulsó en Roma el desarrollo de infraestructuras urbanas y de numerosos edificios


civiles y religiosos como la finalización del templo de Jupiter Capitolino, las tribunas de
Circo Máximo y la Cloaca Máxima.

La política de este rey estaba orientada a conquistar una posición hegemónica de Roma
en el Lacio para ello recurrió a pactos con comunidades vecinas. La implantación de
emporio comercial en ciudades como Ardea, Terracina, etc.
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Siguió la política expansionista, primero conquistó Pomezia, que lindaba con territorio
volsco; con su botín se inició la construcción del templo de Júpiter. Después emprendió
la conquista de Gabii, ciudad que defendía de los sabinos el lado oriental del Lacio. Para
cerrar el anillo de protección del Lacio, Tarquinio se aseguró asimismo el control de
Tusculum mediante el matrimonio de una de sus hijas con el tusculano más destacado.

Guerreros romano-etruscos siglo V. Se puede observar guerreros de la clase I (típico hoplita) y


guerreros de la clase III (típico italiano con pectoral y scutum)

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Según una de las leyendas más famosas de la historia de Roma, Tarquinio compró tres
libros proféticos a la sibila de Cumas y los depositó en el templo de Júpiter. La historia
narra que la sibila se presentó ante Tarquinio como una mujer muy anciana y le ofreció
nueve libros proféticos a un precio extremadamente alto. Tarquinio se negó pensando en
conseguirlos más baratos y entonces la sibila destruyó tres de los libros. A continuación,
le ofreció los seis restantes al mismo precio que al principio; Tarquinio se negó de
nuevo y ella destruyó otros tres. Ante el temor de que desaparecieran todos, el rey
aceptó comprar los tres últimos, pero pagó por ellos el precio que la sibila había pedido
por los nueve. Estos tres libros fueron guardados en el Templo de Júpiter Capitolino y
eran consultados en situaciones muy especiales.

Según la tradición, Tarquinio el Soberbio fue destronado en el año 509 AC mediante un


golpe palaciego que se desencadenó cuando su hijo Sexto Tarquinio, violó a Lucrecia,
una joven patricia que a raíz de ello se suicidó.

Derrocado el rey, Bruto y Tarquinio Colatino fueron los primeros en ser nombrados
cónsules y se decidió castigar con la muerte a cualquiera que quisiera reinstaurar la
monarquía.

Batalla de la Selva Arsia (509 AC)

Tarquinio, que se encontraba combatiendo en Ardea, regresó rápidamente a Roma, pero


en su ausencia perdió el apoyo del ejército y tuvo que exiliarse a Etruria. Allí convenció
a las ciudades de Caere, Veyes y Tarquinia de que atacaran Roma, se enfrentaron a los
cónsules romanos Lucio Junio Bruto y Publio Valerio Publicola en la batalla de la Selva
Arsia, ambos ejércitos desplegaron a la manera tradicional la infantería en el centro tipo
falange y la caballería en las alas. El combate empezó con la carga de la caballería, el
cónsul Bruto cargó contra su primo Arruno hijo de Tarquino, muriendo en el combate,
después chocaron las infanterías cuyos flacos derechos ganaron, produciéndose el giro
en las formaciones. El cónsul Publícola se impuso a las tropas de Veyes. El día acabó
con fuertes bajas en ambos ejércitos y la batalla sin decidir, retirándose ambos a sus
campamentos. Contaron las bajas en ambos bandos que rondaban las 11.300 los
romanos reclamaron que tenían un muerto menos.

Publícola optó por arriesgarse al asalto nocturno, a pesar del cansancio de la batalla,
consiguiendo apoderarse de éste y poniendo en fuga a los etruscos. Apoderándose del
campamento.

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Batalla de la Selva Arsia 509 AC. Entre los cónsules romanos y el ejército de Lucio Tarquinio el
Soberbio.

Batalla del puente Sublicio (508 AC)

Tarquinio recurrió después al rey de Clusio, Lars Porsena, Además de su ejército


contaba con el apoyo de la ciudad de Gabii, de la ciudad latina de Túsculo, cuyo
dictador Octavio Mamilio era yerno de Tarquinio, y de algunos mercenarios.

El primer obstáculo de Porsena es la recién fundada colonia de Sigluria en cuyo apoyo


acuden los cónsules Publícola (reelegido) y Tricipitino. Los romanos fueron derrotados,
y la pequeña colonia probablemente arrasada.

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El rey Lars Porsena llegando al Lacio, al fondo los ejércitos de los dos cónsules. Autor Ángel Todaro

En esa época Roma se encuentra en la orilla oriental del Tíber, teniendo en la otra orilla
únicamente un puesto defensivo avanzado en el monte Janículo. Porsena tomó el
Janículo al asalto, a continuación ambos ejércitos formaron para la batalla, Porsena
desplegó en el centro, a la izquierda Tarquinio con los exiliados romanos habitantes de
Gabii, a la derecha Octavio Manilio con un cuerpo de Latinos. Los romanos
desplegaron delante del puente de Sublicio, también en tres legiones Valerio Publícola
en el centro,  Larcio Flavio a la derecha y Lucrecio Triciptino a la izquierda. A
continuación se inició  la lucha fue de nuevo dura, pero finalmente el ala izquierda
romana cedió tras ser heridos sus comandantes, el hermano del cónsul Publícola y el
cónsul Tricipitino, lo que provocó el pánico en el resto del ejército haciendo que
huyeran de vuelta a Roma a través del puente Sublicio.

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Lars Porsena en las cercanías de Roma. Al fondo se observa el puente de madera sobre el Tíber y la
colina del Palatino. Autor Peter Connolly

Batalla del puente Sublicio (508 AC). Despliegue de fuerzas

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Los etruscos persiguieron a los romanos hasta el mismo puente donde fueron detenidos
por la acción de los tribunos Larcio, Herminio y en especial del soldado Horacio
(Horatius Cocles) que bloquearon el puente luchando fieramente hasta que los dos
tribunos, con sus armaduras destrozadas, se retiraron, dejando sólo Horacio que aguantó
hasta que se consiguió cortar el puente, procediendo a lanzarse al río y consiguiendo
volver nadando a Roma gravemente herido. De aquí viene la expresión italiana
“quedarse como Horacio en el puente”.

Horacio en el puente 508 AC, hace frente a los atacantes mientras sus compañeros destruyen el puente
sobre el río Tíber

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Horacio en el puente 508 AC, hace frente a los atacantes mientras sus compañeros destruyen el puente
sobre el río Tíber. A la izquierda hoplita etrusco, centro Horacio arrojándose al agua, a la derecha
hoplita latino. Autor Richard Hook.

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Horacio en el puente 508 AC. Autor Peter Dennis.

Porsena puso cerco a Roma y, cuando la escasez de alimentos ya hacía mella en la


población, el romano Mucio (Caius Mucius) intentó asesinar a Porsena en su
campamento.

No se sabe si Porsena consiguió conquistar Roma, de hecho algunos historiadores


romanos como Tácito llegan a reconocerlo. No obstante, Tarquinio no fue repuesto en el
trono.

Finalmente Porsena abandonó Roma que perdió varias o todas sus recientes conquistas
en Etruria.

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Primera Guerra Latina (505 – 493 AC)
La siguiente gran amenaza a Roma vendría por parte de los sabinos. La caída de la
monarquía romana dejó los sabinos en una posición ambigua con respecto a la política
de Roma. Sus tratados se habían hecho con los reyes, pero ahora se han ido los reyes.
En el 505 AC, Porsena convenció a los sabinos que deberían ayudar a restaurar los
reyes. Los intentos sabinos fueron derrotados en tres ocasiones, y se otorgó un triunfo a
los cónsules Marco Valerio Voluso y Publio Postumio Tuberto. Los triunfos se registran
en los Fastos Triumphales, aunque con los detalles de estas batallas están perdidos.

Batalla de Fidenae 504 AC

En el 504 AC, los cónsules electos fueron Publio Valerio Poplicola (por cuarta vez) y
Tito Lucrecio Tricipitino (por segunda). Según Livio, querían dar una lección a los
sabinos, lo que llevó a la elección de estos cónsules experimentados.

Los cónsules marcharon hacia la ciudad de Fidenae donde los sabinos y sus aliados
habían montado su campamento. Al llegar cada cónsul estableció su propio
campamento, Poblícola cerca de los sabinos a la intemperie, mientras que Tricipitino
acampó en una colina cerca Fidenae.

Primera Guerra Latina con indicación de las batallas. La línea verde es la frontera romana en el 700
AC, la línea roja es la frontera romana en el 500 AC, la línea roja de puntos son los límites entre
ciudades-estado latinas

El plan sabino era atacar el campamento de Publícola por la noche dejando una fuerza
emboscada que impidiera que Tricipitino acudiera en apoyo de su colega, pero unos
desertores revelaron el plan. El ataque se produjo después de la medianoche. Los
sabinos se llenaron la zanja y pusieron rampas sobre el el muro sin ser molestados, a

27
pesar del ruido, creyendo que los romanos estaban dormidos. Entraron en el
campamento donde esperaban sorprender a los romanos, pero éstos estaban formados
esperándoles en la obscuridad. Las tropas gritaron y se lanzaron contra los sorprendidos
intrusos. Los sabinos sufrieron una grave derrota en la que supuestamente sufrieron
13.500 muertos y 4.200 prisioneros. A continuación, Fidenae sería asediada y tomada al
asalto.

Batalla de Eretum 503 AC

En el 503 AC, los sabinos se aprovecharon que el ejército romano estaba atascado en el
infructuoso asedio de la rebelde colonia latina de Pometia, llegando a presentarse ante
las mismas murallas de Roma. Sin embargo, finalmente se retiraron tras derrotar a una
improvisada fuerza romana y saquear los alrededores. Los romanos marcharon de nuevo
contra los sabinos, derrotándolos en la batalla de Eretum. La ciudad de Eretum ahora
desaparecida estaba situada en el valle del Tiber, en la frontera con los sabinos.

Batalla de Cures 502 AC

La victoria definitiva tendría lugar en el año 502 AC, en la batalla de Cures, ciudad
situada a 45 km al norte de Roma en el valle del Tiber, en la que el cónsul Casio
Vecelino habría causado 10.300 bajas a los sabinos y tomado 4.000 prisioneros. Los
sabinos pidieron la paz, accediendo a entregar cereal y algo de tierra cultivable a Roma.

La tranquilidad no duró mucho porque la Liga Latina se alzó contra Roma a instancias
de Tarquinio el Soberbio. Esta ruptura envalentonó a los exiliados fidenates, que en el
año 500 AC, consiguieron reconquistar Fidenae y volverla contra Roma. Un año
después hubo un intento romano de recobrar Fidenae pero el asedio fracasó.

Batalla del Lago Régilo 495 AC

En 495 AC, ante la inminente amenaza de una invasión sabina, los romanos nombraron
a Aulo Postumio Albo como dictador (temporal). Un ejército sabino entró en territorio
romano, avanzando hasta el río Anio, y saqueó de las zonas rurales. Postumio Albo
reunió un ejército de 23.700 infantes y 3.000 jinetes. Mando a su magister equitum
(segundo en el mando) Publio Servilio Prisco con la caballería al encuentro del
enemigo, mientras él partió detrás con la infantería. La caballería romana atacó a los
rezagados sabinos, y alcanzó al grueso sabino que tenía 40.000 infantes y 3.000 jinetes,
entre sus filas había romanos exiliados incluidos Tarquinio y sus hijos. Los sabinos
presentaron batalla en en las cercanías del desaparecido lago Régilo muy cerca de la
ciudad de Gabii.

Tanto Postumio Albo como su segundo fueron heridos, al igual que Mamilio. La batalla
del lago Régilo estaba en tablas cuando intervino Lucio Tarquinio con los exiliados
romanos y a punto estuvo de ganar la batalla. Sin embargo, una intervención de la
guardia de caballería de Postumio Albo, consiguió restablecer la situación. El apoyo de
la caballería dio nuevos ánimos a la infantería romana y se sobrepusieron a sus
enemigos, causándoles 25.000 bajas y matando a Mamilio y haciendo 5.000 prisioneros,
al parecer solo sobrevivieron 10.000.

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Guerreros itálicos siglo V AC. Jinetes tirrenos uno con el yelmo crestado y coraza de poncho, el otro
jinete lleva yelmo semiesférico con penacho. Los infantes son umbrios. Autor Peter Connolly.

Al año siguiente 494 AC, los volscos, sabinos y los ecuos tomaron las armas al mismo
tiempo. Para hacer frente a la amenaza, se nombró un nuevo dictador romano, Manio
Valerio Máximo. Se reclutaron diez legiones, el mayor ejército que se había reclutado
hasta el momento. El dictador marchó con su ejército para enfrentarse a los sabinos,
aunque la localización de la batalla no está clara. El ejército sabino desplegó en una
formación muy amplia con el centro era demasiado débil. El dictador explotó esta
debilidad, lanzando una carga de caballería a través del centro sabino, seguido por un
ataque de la infantería. Los sabinos fueron derrotados, y huyeron. Los romanos
capturaron el campamento sabino, y se adjudicó la victoria en la guerra. La victoria fue
tan importante como la batalla del lago Regilo. El dictador Valerio volvió a Roma y
celebró un triunfo.

De esta forma, la guerra concluyó con el llamado foedus cassianum (por el nombre del
cónsul Espurio Casio) mediante el cual Roma se erigía como la principal potencia del
Lacio. No obstante, reconocía la autonomía de las ciudades latinas, que habrían de
prestar ayuda militar en caso de amenaza externa, reservándose Roma el mando militar
de la alianza en ese supuesto. También se autorizaron matrimonios mixtos y la
instauración de relaciones comerciales estables.

En el 493, el cónsul Póstumo Cominio asedió la ciudad volsca de Corioli. Mientras las
fuerzas romanas se centraban en sitiar la ciudad, una fuerza volsca proveniente de Anzio
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atacó a los romanos, simultáneamente las fuerzas de la ciudad de Corioli realizaron una
salida. Cayo Marcio se percató de la salida de las fuerzas volscas, y reunió a un puñado
de soldados romanos para romper las filas enemigas y entrar a la ciudad. Tomando la
iniciativa Coriolano y sus fuerzas cargaron contra las puertas de la ciudad y comenzaron
a incendiar algunas casas cercanas a sus muros el golpe de efecto fue tal que las fuerzas
volscas se rindieron en el acto, y fue entonces cuando Cayo Marcio ganó el
sobrenombre de “Coriolano”.

Guerreros romanos siglo V AC, se supone que es Cayo Marcio “Coriolano” entrando en la ciudad de
Corioli. Autor Ángel García Pinto.

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Tras vencer a los volscos, Coriolano gozó en Roma de una gran popularidad, pero por
su ideología conservadora y por su ostentoso modo de vida se lo culpó de malversación
de fondos públicos y de sedición y fue encarcelado y desterrado de la ciudad de Roma.

Coriolano exiliado ofreció sus servicios a los volscos, sus antiguos enemigos, contra
Roma. Así Coriolano dirigió la ofensiva contra Roma junto a la liga Latina y prosiguió
saqueando las tierras de los plebeyos, dejando intactas las tierras de los patricios, con el
fin de generar malestar social. Al haber saqueado las localidades al sur de Roma, el
ejército de Coriolano acamparon en los muros de Roma, dispuesto ya a plantear un
asedio. Se presentaron en su campamento las matronas de la ciudad encabezadas por su
madre y su esposa, quienes lo increparon por su injusticia y le imploraron de rodillas.
Finalmente, Coriolano cede compungido a las súplicas de su madre y esposa y
aplazando el asedio y retirándose a Anzio.

Coriolano recibiendo a las madronas romanas. Éstas encabezadas por su esposa y por su madre le
suplican que levante el asedio de Roma. Óleo de Raphael Lamar. Los trajes y los uniformes no se
corresponden con la época.

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Guerra de Roma contra Veyes (480 -396
AC)
En principio, la causa de la guerra fue la pugna por el dominio de las rutas comerciales,
que tenían como eje el río Tíber, pero luego se fue complicando con nuevos elementos,
como la presión sabina sobre Roma, las necesidades de expansión de esta ciudad, o sus
nuevas necesidades de abastecimiento.

El Tíber señalaba los confines de los dos Estados; Roma ocupaba la orilla izquierda y
Veyes la derecha; y cada una de las ciudades tenía sobre la opuesta ribera el control del
comercio, siendo una amenaza constante para la otra. Roma tenía el Janículo, Veyes
tenía a Fidenae; más o menos tarde, la guerra entre ellas era inevitable, porque esta
guerra había de decidir cuál de las dos rivales se quedaba con el dominio exclusivo del
Tíber inferior y su embocadura.

Primera guerra de Veyes (480 -474 AC)

Comienza con incidentes fronterizos provocados por Roma, que aspiraba a los bosques
de la desembocadura del Tíber, y al control de la Vía Salaria.
Después de una coexistencia pacífica entre Roma y Veyes, estas ciudades se hallaron
abiertamente en guerra hasta el punto en que una batalla ocurrida en 480 AC, en la cual
el ejército romano estuvo cercano a la derrota, pero fue salvada por el cónsul Céson
Fabio Vibulano, pero Quinto Fabio Vibulano, murió en la batalla contra Veyes. Después
de esta batalla, los veyenses invadieron permanentemente el territorio romano, siempre
retirándose ante la llegada de las legiones romanas para evitar el conflicto directo.

En medio de un conflicto con los ecuos y los volscos, los romanos estaban luchando en
dos frentes. Así, en 479 AC, la gens Fabia ofreció ocuparse de Veyes por su cuenta
mientras que las legiones de la República luchaban contra sus otros enemigos. Livio
dice que los 306 fabios patricios (es decir, hombres de más de quince años de edad)
fueron a la guerra junto con sus clientes.

Los Fabios construyeron una fortaleza en el río Crémera, cerca de Veyes, desde el cual
consiguieron limitar las incursiones veyenses y comenzaron a realizar incursiones
contra el territorio de Veyes. Ésta debilitada por el saqueo de las expediciones lanzadas
desde el fuerte Cremera por los romanos pidió a otras ciudades etruscas que enviasen
refuerzos. Los etruscos una vez reforzados, lanzaron un ataque contra el fuerte de
Cremera. Cuando lo veyanos se disponían a atacar a los fabios, intervino el cónsul
Lucio Emilio Mamercino interviene con sus legiones y la repentina carga de caballería
sorprendió al enemigo, que se dio a la fuga. Los veyanos y sus aliados se retiraron a su
campamento, que posteriormente sería tomado por los romanos. Unos días más tarde,
los etruscos propusieron la paz, Lucio Emilio se la concedió después de recibir la
aprobación del Senado, pero sin imponer condiciones restrictivas.

Pronto, Veyes rompió la tregua y reanudó la ofensiva, los veyanos reanudaron sus
ataques, pero fueron derrotados una y otra vez por los Fabios, quienes, envalentonados
por sus éxitos, se volvieron más atrevidos y atacaron y saquearon el territorio de Veyes.

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Estas victorias repetidas humillan Veyes y animan a los fabios, a aventurarse cada cada
vez más lejos, y arriesgándose más.

Finalmente los veyanos decidieron tenderles una trampa. En una de las incursiones les
presentaron un gran rebaño, al que los fabios no se resistieron a atacar para capturarle,
ante la presencia romana se retiró hacia un valle y los romanos le persiguieron, una vez
dentro fueron rodeados por los veyanos, los romanos adoptaron una formación en cuña,
y consiguieron romper el cerco y llegar a una colina donde consiguieron repeler los
ataques etruscos hasta la llegada de una formación veyense que los atacó por su
retaguardia. Los fabios fueron masacrados a excepción de Quinto Fabio Vibulano, que
era demasiado joven para haber ido a la guerra. La batalla se dice que ocurrió el 18 de
julio de 477 AC. Posteriormente los veyanos tomaron el fuerte de Cremera.

Guerreros romano-etruscos siglo V: izquirda clase I, clase V y clase III, derecha clase III con hacha,
clase I y hoplita siracusano. Autor Oscar Luna

Los cónsules de ese año eran Cayo Horacio Pulvillus y Tito Menenio Agrippae, éste es
enviado contra veyanos y sus aliados, siendo también derrotado. Las fuerzas etruscas
sitiaron Roma. El cónsul Cayo Horacio Pulvillus que estaba en una campaña contra los
volscos, regresó y después de dos batallas en las puertas de Roma, consiguió repeler al
enemigo, que se hizo fuerte en la parte superior del Janículo desde donde devastó el
territorio romano.

Al año siguiente, los consules Verginio Tricostus Rutilus y Servilio Prisco Structus, éste
último fue sorprendido en una emboscada al igual que los fabios, sufriendo grandes
pérdidas. El cónsul Servilio intentó enjuiciar a su colega por no haber acudido a su
rescate. La guerra terminó con una tregua que otorgaba ventaja a los veyanos. Tras la
firma los ejércitos etruscos se retiraron.

Segunda guerra de Veyes (437 – 426 AC)

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La incitación a la segunda guerra contra Veyes era la misma de siempre: demasiada
población en un área demasiado pequeña. La ciudad de Veyes estaba situada a sólo 18
km de Roma, en el otro lado del río Tíber. Más cerca estaba Fidenae a una distancia de
tan sólo 8 km y al igual que Roma, en la orilla izquierda del río y que controlaba el
tráfico hacia Roma.

De hecho, Fidenae era una colonia romana. A sus habitantes no les gustaba eso y en 437
AC, decidieron cambiar de bando y acudieron a Lars Tulumnio, rey de Veyes. Cuando
Roma envió el enviado para averiguar por qué los fidenos habían cambiado de bando,
los enviados fueron asesinados por órdenes de Tulumnio.

Después de la primera batalla sangrienta del Senado Romano nombró un dictador:


Mam. Emilio Mamercino. Bajo su mando los romanos ganaron la siguiente batalla, pero
la guerra estaba lejos de terminar. Esta guerra que duraría 11 años. Aún así, las
campañas se libraron durante el verano; el único momento en que era interesante para
saquear los campos del enemigo.

En el año 434 AC Quinto Servilio fue nombrado dictador. Cuando Roma se vio
debilitada por una epidemia, y fue atacada de nuevo por Veyes y Fidenae. El dictador
llevó a cabo un ataque en Fidenae y darse cuenta de que no podía invadir la ciudad ni
tampoco era muy posible sitiar la ciudad, decidió cavar un túnel y tomó la ciudad por
sorpresa.

En el año 431 AC, los ecuos y volcos se reunieron en el monte Álgido, que se encuentra
a unos 20 km al sur de Roma, y construyeron fortificaciones. Por supuesto, esto causó
pánico en Roma, pero los dos cónsules no consiguieron ponerse de acuerdo sobre cómo
hacer frente a este problema. El Senado les ordenó a nombrar un dictador, pero ninguno
de ellos estaba dispuesto a hacerlo. Sólo cuando los tribunos les amenazaron con
meterlos en la cárcel, si seguían negándose a obedecer al Senado, nombraron a
Postumius Tuberto como dictador, que logró derrotar a los enemigos en el monte
Álgido.

Veyes buscó el apoyo de otras ciudades etruscas. Cuando aparentemente las 12 ciudades
etruscas se disponían a marchar sobre Roma, El Senado designó Mam. Emilio
Mamercino dictador una vez más. Pero la liga etrusca era sólo uníón entre las ciudades
y no había ninguna obligación de ayudarse mutuamente. Los veyanos al verse solos,
desistieron atacar. Los romanos se sintieron aliviados.

Emilio acortó la duración de su cargo de 5 años a 18 meses y después dimitió.

En 426 AC se eligieron 4 proconsules que decidieron atacar Veyes nuevo. Tres de ellos
marcharon hacia Veyes, pero debido a la falta completa de coordinación, fueron
derrotados. En Roma cundió de nuevo el miedo; el Senado designó como dictador a
Emilio de nuevo. Evidentemente, los romanos no habían destruido Fidenae ni llevado al
pueblo a la esclavitud, porque Fidenae tomó parte en la batalla que siguió. Una vez más
Fidenae fue conquistada. Esta vez la ciudad fue destruida y un montón de prisioneros
vendidos como esclavos. A Veyes se le concedió una tregua de 20 años.

Tercera guerra de Veyes (406 – 396 AC)

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Un ejército romano hasta la fecha, soldados eran llamados en la primavera,
y licenciados en otoño, que servían a sus expensas y armado cada uno según su
posibilidad económica, estaba sujeto naturalmente a muchos inconvenientes. No podía
marchar lejos de casa, no podría hacer campañas largas, no podía estar de guarnición en
ciudades capturadas. Esta debilidad se hizo tan patente en la guerra anterior contra
Veyes, el Senado finalmente optó por pagar, alimentar y equipar a los soldados.

La paga era en un principio de 100 asses (dinero suficiente para comprar un buey) al
mes por infante, el doble tanto para los oficiales de menor importancia y la caballería, y
el triple para un jinete que proporcionaba su propio caballo, pero las armas, equipos y
alimentación eran deducidos de la paga. Con esta medida, los soldados podían
permanecer más tiempo en las legiones y permitir prolongar las guerras en tiempo que
fuese necesario.

Al finalizar la tregua, no faltaron pretextos para renovar las hostilidades. Antiguas


ofensas no satisfechas fueron de nuevo evocadas ante el Senado, para demostrar que
Roma hacía la guerra en defensa de su derecho. Después de algunas discusiones internas
en Roma, la guerra fue declarada en el año 405 AC, y comenzó el largo asedio a Veyes
que se prolongaría durante 10 años. Veyes sólo obtuvo el apoyo de las ciudades etruscas
de Capua, Falerii y Tarquinia, mientras que la también etrusca Caere, apoyaba a los
romanos.

Ciudad etrusca de Veyes 400 AC. En el primer plano se aprecia la ciudadela con el templo de Juno,
detrás la ciudad propiamente dicha, la zona principal está cercana a la ciudadela. Autor Peter Connolly

No se sabe nada sobre los dos primeros años; y solo al llegar al 403 AC, se habla de una
salida de los sitiados, los romanos habían construido una gran rampa que había llegado
a las murallas de la ciudad, y sus manteletes estaban a punto de ser puesto en contacto
con las murallas, con objeto de demolerlas. Una noche, los defensores de Veyes salieron
de la ciudad, y quemaron las máquinas de asedio y la rampa. Los romanos tras esta
derrota, renovaron el asedio.

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En 402 AC M. Sergio Fidenas y L. Verginio Tricostus Esquilinus, dos de los seis
tribunos consulares para el año, se detestaban entre sí. Los capenatos y los faliscos, dos
pueblos de habla latina que vivían al norte de Veyes y eran parte del mundo etrusco,
temían que, si Veyes caía, a continuación irían a por ellos, así que decidieron acudir en
ayuda de sus vecinos. Su ejército combinado atacó por parte de las trincheras romanas
mandadas por Sergio. Al mismo tiempo, los defensores de la ciudad atacaron las
trincheras desde el lado opuesto. El campamento principal romano estaba mandado por
Verginio, que se negó a ayudar a menos que Sergio le pidiese ayuda. Sergio era
demasiado orgulloso para hacer eso, y se vio obligado a retirarse de nuevo a Roma.

Los tribunos consulares fueron procesados y condenados respectivamente a una multa


de 10.000 ases, porque el primero había dejado a los veyenses asaltar su campo, y el
segundo, a pesar de su proximidad, no había ido a socorrerle. En el 401 AC los tribunos
consulares. Manio Sergio y L Virginio Camilo siguieron con el asedio, mientras que el
tribuno consular Marco Furio Camilo castigó a los capenatos y a los faliscios, por la
ayuda que habían prestado a Veyes, devastando su territorio.

En el año 399 AC los capenatos y faliscos hicieron un segundo intento de asalto. Esta
vez los romanos cooperaron, y mientras los aliados atacaban las trincheras romanas por
retaguardia, siendo rechazados y obligados a huir. Los defensores de la Veyes hicieron
una salida, quedando atrapados fuera de los muros de la ciudad cuando las puertas
fueron cerradas para evitar que los romanos irrumpieran en la ciudad. Los capenatos y
faliscos sufrieron una segunda derrota en su huida cuando se encontraron con un grupo
romano que regresaba al campamento.

Los años 398 y 397 AC fueron tranquilos alrededor de Veyes, pero en el 396 AC, se
nombró dictador a Marco Furio Camilo, después de que dos de los tribunos consulares
Titinio y Genucio se habían dejado conducir a una emboscada de los capenatos y
faliscios, y el segundo había muerto durante la misma.

Camilo reclutó un nuevo ejército, que por primera vez incluía elementos latinos y
hérnicos. Se dirigió contra los aliados y les derrotó en la batalla de Nepete (Nepi), y
prosiguiendo a continuación con el asedio. Lo primero que ordenó fue la construcción
de líneas de circunvalación y contra-circunvalación que los griegos ya habían utilizado
en el sitio de Platea una generación antes, con el fin de evitar la salida de los sitiados y
los ataques del exterior. A continuación, ordenó la excavación de un pasaje subterráneo
desde las líneas romanas a la ciudadela, en la que se encontraba el templo de Juno.

A través de este túnel un grupo seleccionado se abrió camino y entró en la ciudad,


abriendo las puertas, mientras tanto los habitantes se mantuvieron ocupados con un
ataque simultáneo en muchos puntos. Finalmente, la ciudad fue asaltada. La ciudad fue
incorporada a la esfera romana.

El momento era importante para ambas ciudades, pues marcaba el principio de la


decadencia final de Etruria, amenazada por el norte por los celtas, y al sur por Roma, así
como el inicio de la expansión romana, que la llevará a la conquista de toda Italia.

Camilo fue llamado el año 391 AC por el tribuno L. Apuleyo para dar cuenta de la
distribución del botín de Veyes, huyó al destierro antes del día señalado para el juicio;

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siendo condenado en ausencia, por las tribus a una fuerte multa. ¡Pocos meses después,
Roma no era más que un montón de ruinas!

La caída de Veyes aumentó en gran medida la fuerza potencial de Roma. Casi se


duplicó la tierra controlada directamente por la ciudad. Aunque los habitantes
sobrevivientes de Veyes fueron vendidos como esclavos, se respetó a la población rural,
aumentando la mano de obra de la República. Este gran aumento en el poder pronto iba
a ser eclipsado temporalmente por un gran desastre, de sólo seis años más tarde la
ciudad fue capturada y saqueada por los galos bajo Breno.

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Invasión de los galos
En el 390 AC, los galos senones mandados por Breno invadieron la provincia etrusca de
Siena y atacaron Clusium en número de 30.000. Los clusianos, desbordados por el
tamaño del ejército enemigo y por su ferocidad, pidieron ayuda a Roma, aunque no eran
amigos ni aliados. Roma, por su parte, debilitada por guerras recientes, envió una
delegación para investigar la situación. Las negociaciones con los galos se rompieron, y
Quinto Fabio, miembro de la poderosa familia patricia de los Fabios, mató a uno de los
líderes galos. Los galos exigieron que la familia Fabia les fuese entregada para
ajusticiarlos, pero los romanos no sólo se negaron, sino que, fueron nombrados tribunos
militares con poderes consulares (el rango más alto que se podía alcanzar).

Los enfurecidos galos declararon la guerra a los romanos para vengarse del insulto que
habían recibido.

Tras abandonar Clusium en dirección sur, los galos se dirigieron hacia Roma. Los
tribunos consulares enviaron apresuradamente un ejército improvisado para intentar
detener el rápido avance eligiendo una hondonada formada en el lugar en donde se une
el río Alia con el Tíber, en la Vía Salaria (apenas a unos 15 km de Roma).

Sin elegir un lugar apropiado ni fortificar un campamento o empalizada los romanos


formaron en orden de combate teniendo a su derecha las elevaciones de los montes
Crustuminos.

Dado el elevado número de enemigos se decide alargar el frente para impedir ser
envueltos; el alargamiento del frente produce una debilitación en el centro de la línea. A
la derecha había una pequeña elevación, que decidieron ocupar con las tropas de reserva
(esta medida fue la única salvación de los fugitivos) la batalla tendría lugar el 18 de
julio del 390 AC, otros autores la sitúan en el 387 AC.

Batalla de Alia o Allia (390 AC)

Los romanos disponían 6 legiones (unos 25.000 infantes y 1.800 jinetes) bajo el mando
de Quinto Sulpicio y se dirigió al río Alia o Allia para detener allí a los senones.

El ejército romano se asentó junto al rio Alia para detener al enemigo, situó la caballería
en las alas (1.800) y las 6 legiones en la triplex acies, clase I, II y III, con un total de
18.000 infantes pesados y delante 7.200 infantería ligera clase IV y V acenti y leves.

38
Batalla del río Alia o Allia 390 AC. Despliegue de fuerzas

Pero Breno, el jefe galo, disponía de unos similares con una caballería muy superior,
temiendo una estratagema ante el escaso número de los enemigos, y pensando que la
elevación del terreno estaba ocupada con el fin de que las reservas romanas envolviesen
por el flanco para atacar la retaguardia de los galos, mientras que su frente estaba fijado
las legiones, decidió atacar por las alas poniendo en fuga a la caballería romana y
destruir primero la reserva que estaba en una elevación, después las legiones fueron
rodeadas y atacadas por todos los lados, acabando siendo masacradas.

Batalla de Alia o de Allia 390 AC. Autor Seán Ó´Brógáin

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Batalla de Alia o Allia 290 AC, hoplitas romanos (clase I) perseguidos por los galos de Breno. Autor
Richard Hook.

Era la primera vez que los romanos se enfrentaban contra tácticas distintas de las
heleno-itálicas; la experiencia fue aciaga debido a las masas de jinetes que les superaban
en número y les atemorizaban por su corpulencia y el tamaño de sus armas.

Los supervivientes de las legiones huyeron de vuelta a Roma en estado de pánico. Tito
Livio comenta que “todos corrieron a Roma y se refugiaron en el Capitolio sin antes
cerrar las puertas.” Otro grupo de supervivientes se dirigió a Veyes.

Conquista de Roma

Tras la batalla de Alia, los galos, desconcertados por tan aplastante victoria,
comenzaron a despojar a los muertos apilando todas las armas capturadas como era
costumbre en ellos.

Temiendo algún tipo de sorpresa no reaccionan en un primer momento. Los romanos,


aprovechando este desconcierto inicial, empezaron a hacer acopio de armas y víveres y
se retiraron al Capitolio, que era la fortaleza de la ciudad.

Entre las medidas tomadas cabe destacar que los ancianos y aquellos incapaces de
portar armas quedaron en la ciudad a merced de su suerte.

En Roma los senadores esperaron inmóviles en el edificio del Senado la llegada de los
galos; éstos, al verlos, creyeron que eran estatuas hasta que uno de ellos acarició la
barba de un senador. Éste golpeó al galo con su bastón. El galo, aturdido en un primer

40
momento, mató al senador romano desencadenando una terrible matanza senadores. Y
del resto de la población, saqueando la ciudad.

Galos observando a un senador inmóvil creyendo que era una estatua (izquierda), uno de ellos le toca la
barba y éste le golpea con el bastón (derecha).

Tras saquear la ciudad, los galos atacaron sin éxito durante varios días la ciudadela del
Capitolio. Viendo que los víveres comenzaban a escasear se dividieron en dos grupos:
uno mantendría el asedio mientras que el otro saldría a forrajear en los campos vecinos.

Los encargados de buscar grano se acercaron a la ciudad de Ardea que, precisamente


donde permanecía exiliado Marco Furio Camilo. Éste al enterarse de la proximidad de
los galos reunió a los hombres útiles con las armas que pudieron encontrar, salieron de
la ciudad, y atacaron por sorpresa a los galos y, más que una batalla, se produce una
verdadera matanza.

Por otra parte, los etruscos viendo la situación desesperada en la que se encontraba
Roma, intentan recuperar la ciudad de Veyes pero fue en vano ya que dentro de las
murallas se escondía una parte del ejército romano que huyó tras la batalla de Alia. Las
tropas al mando del centurión Quinto Cedicio hicieron una salida nocturna y derrotaron
a los etruscos; no contento con la victoria obligó a unos prisioneros a que le condujesen
a su campamento. Una vez allí obtuvo una segunda victoria y regresó a Veyes.

En la ciudad de Veyes comenzaron a llegar algunos aliados de la Liga Latina; el


centurión Quinto Cedicio reunió a las tropas y decidieron llamar a Camilo para que
encabezase a las mismas, pero antes se debería consultar con el Senado; a tal punto todo
estaba regulado por el respeto a la ley.

Poncio Cominio se ofreció voluntario para llevar el mensaje al Senado. Desde la parte
alta del Tíber se dejó llevar por la corriente hasta la orilla más cercana al Capitolio,
escaló una zona bastante escarpada y se abrió paso hasta el Capitolio. Fue llevado ante
los magistrados y entregó el comunicado de las tropas de Veyes. El soldado regresa con
la decisión del senado de llamar a Camilo del exilio y otorgarle de nuevo el cargo de
dictador.

41
Mientras, los galos habían descubierto una vía de fácil acceso por la escarpadura.
Escogieron una noche con poca luz y enviaron un hombre desarmado en avanzada para
comprobar el camino; tras él avanzaron hombres armados que se ayudaban entre sí
llegando finalmente a la cumbre. Tan silenciosamente se habían desplazado que no sólo
pasaron desapercibidos a los centinelas, sino también a los propios perros, animales
particularmente sensibles a los ruidos nocturnos.

Pero no escaparon a la atención de los gansos sagrados de Juno, que armaron tanto ruido
que despertaron a Marco Manlio, el distinguido soldado que había sido cónsul tres años
antes. Cogió sus armas y corrió a dar la alarma al resto; dejándolos atrás, golpeó con su
escudo a un galo que había conseguido coronar la cumbre y lo derribó, éste cayó sobre
los que estaban detrás y les estorbó, y Manlio mató a otros que habían dejado a un lado
sus armas y se aferraban a las rocas con sus manos. En ese momento ya se le habían
unido otros y comenzaron a desalojar al enemigo con una lluvia de piedras y lanzas
hasta que todo el grupo cayó sin poder hacer nada hasta el fondo.

Vae Victis

Los romanos empezaron a organizar las primeras formas de resistencia. Marco Furio
Camilo, de regreso de su exilio en Ardea, infligió algunas derrotas a los galos alrededor
de la ciudad. Breno pronto se dio cuenta de que, a pesar de controlar Roma, había un
riesgo real de llegar a un punto muerto potencialmente peligroso para su ejército, escaso
de víveres. Probablemente por esta razón el líder bárbaro propuso a los magistrados
romanos rescatar la ciudad a cambio del pago de 500 kg de oro.

Los romanos, aceptaron el pago, pero protestaron argumentando que las pesas utilizadas
para calcular el peso del oro habían sido alteradas; Breno arrojó su espada a la balanza,
pronunciando la frase Vae Victis, (¡Ay de los vencidos!).

Vae victis, el galo Breno prununciando esa frase y poniendo la espada en la balanza, junto a él se
encuentra Marco Furio Camilo

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Vae victis. Otra imagen de Breno pronunciando esa mítica frase y poniendo la espada en la balanza,
junto a él se encuentra el Romano Marco Furio Camilo,  que pronunciaría la frase: ”Non Auro, sed
ferro, recuperanda est patria” (hay que recuperar la patria no con el oro sino con el hierro).

Mientras continuaba la discusión sobre las pesas falsas se presentó Marco Furio Camilo
y ordenó que se quitara el oro de las balanzas y que se retirasen los galos; estos se
quejaron argumentando que se había establecido un acuerdo definitivo pero Camilo les
informó de que él era dictador y ningún tratado hecho por magistrados inferiores era
válido sin su sanción. Ordenó a sus hombres que preparasen las armas y les dijo ”Non
auro, sed ferro, recuperanda est patria” (hay que recuperar la patria con el hierro, no con
el oro).

Al primer choque los galos sufren una derrota aplastante, huyeron de Roma, siendo
alcanzados en el hito (octava piedra miliar) de la carretera de Gabii, a unos 11
kilómetros, donde se habían reagrupado tras la huida. Aquí se produce un segundo
combate más prolongado que el anterior y la matanza fue completa; se tomó su
campamento y no se dejó a un sólo hombre que llevase noticia de la catástrofe.

Camilo regresó triunfante siendo alabado y recibiendo los apelativos de “Padre de la


Patria” y “Segundo Fundador de la Ciudad”.

Comienzan las tareas de reconstrucción y se llevan a cabo muchos ritos religiosos tales
como la purificación de todos los templos ya que se consideraban impuros al haber sido
profanados por el enemigo.

Poco más se sabe sobre Breno, salvo que murió años más tarde de un coma etílico
producido por beber demasiado vino.

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Primera Guerra Samnita (343 – 341 AC)
Antecedentes

Una vez las ciudades latinas fueron incorporadas a la República Romana, los romanos
dieron muestra de un talento político aún superior al talento militar. Al contrario que los
espartanos, los romanos no sometieron como esclavos a los latinos vencidos, sino que
les hacían firmar un tratado o foedus, por el cual pagaban impuestos a Roma, y tenían
que enviar fuerzas cuando eran requeridas. Los foedus imponían condiciones diferentes
en cada caso. Unas ciudades adquirieron todos los derechos civiles romanos, y otros
pocos o ninguno. A unas ciudades se les concedía autonomía municipal completa, a
otras, autonomía parcial o ninguna autonomía.

De esta manera, los romanos creaban entre las nuevas ciudades sometidas una especie
de envidia mutua, muy ventajosa para sus fines. Aplicaban la política de “Divide et
impera” (Divide y vencerás).

Una vez cumplidas las condiciones impuestas por Roma, los pueblos conquistados
podían dedicarse a cultivar sus campos sin temor a ser robados o que sus mujeres e hijos
pudieran ser vendidos como esclavos.

Al cabo de poco tiempo los latinos querían convertirse en romanos. Querían pertenecer
a un pueblo en constante crecimiento, que los defendía, les construía calzadas, protegía
su comercio, etc.

Tras el sometimiento de los auruncos por Roma, ésta fijó como siguiente objetivo la
Campania, cuya tierra negra y volcánica, era tan fértil que el agricultor podía obtener
tres cosechas anuales. Los romanos habían llegado al río Liris, que ponía en contacto a
la República con el Samnio.

Los samnitas se desplazaron hacia la costa, hacia el 500 AC, debido al colapso etrusco
en el sur ocupando la totalidad de Italia Meridional desde Campania hasta la punta de la
bota.

En el 423 AC, ocuparon la colonia etrusca de Capua y en el 421 tomaron la ciudad


etrusca de Cumas, que tanta importancia había tenido en la derrota de Lars Porsena.
Conquistaron igualmente Apulia en el este, en todos los casos se mezclaron con las
poblaciones locales dando lugar a tribus independientes.

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Mapa de Italia 354 AC.

Mientras que los etruscos del norte recibieron influencias celtas a través de los galos en
cuanto a armamento, los samnitas recibieron influencias griegas de las poblaciones
costeras de la Magna Grecia, su armamento lo constituía el típico yelmo ático de los
griegos con cresta, dos plumas laterales y carrillera. La coraza estaba compuesta de peto
y espaldar de tres discos unidas por tirantes metálicos superiores y laterales. Un cinturón
metálico ajustable típico de los samnitas, que era símbolo de virilidad. Los más
pudientes llevaban grebas tipo griego, los jinetes llevan tobillera. Por escudos llevaban
uno metálico parecido al hoplón griego y también se encuentran algunos con un escudo
ovalado tipo scutum. En cuanto al armamento llevaban lanzas y jabalinas (teretes y
aclydes que eran más cortas y se impulsaban con una correa), y casi nunca llevaban
espadas.

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Panoplia de un guerrero sammita. Se puede observar el casco típico samnita de origen calcidio, con
soporte para crinera y plumas; coraza de triple disco; cinturón metálico; grebas. Autor Peter Connolly

El ejército debió parecerse al de los celtas tempranos o germanos, consistían en bandas


de guerra cada una con su propio líder, que solicitaba y obtenía un compromiso de
fidelidad de los guerreros individuales. Según Tito Livio tenían cohortes de unos 400
hombres que se dividían en manípulos. En cuanto a las tácticas es muy posible que no
empleasen la formación hoplita, sino más bien las emboscadas, y cuando se enfrentaban
a una falange, no se empeñaban, atacaban y se replegaban hasta hacer perder cohesión a
su adversario.

Para el mando de un ejército nombraban una especie de cónsul al que denominaban


meddix tuticus (magistrado supremo), meddix minor que estaban subordinados al tuticus
y también existía el meddix decentarios que era el equivalente al cuestor romano. Es
muy probable que estos cargos fueran electos.

Los samnitas eran tribus de montañeses originarios del valle del Samnio, que se habían
desplazado hacia la Campania. Se dividían en cuatro tribus principales: pentros,
carecenos, caudinos e hirpinos. Carecían de una capital permanente, porque no
formaban una unidad política.

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Infantes samnitas. su equipamiento tenía influencia de sus vecinos. De izquierda a derecha  caraceno de
influencia latina, hirpino influencia de Lucania, pentro influencia de  Apulia, y caudino. Autor Giuseppe
Rava

Los samnitas habían comenzado a introducirse hacia Campania, donde ellos se habían
vuelto, hacia una vida más civilizada, y, se habían vuelto también menos bélicos, y
menos equipados (militarmente), para hacer frente a sus parientes de las colinas.

La primera oportunidad se le presentó a Roma por una especie de guerra civil entre las
tribus samnitas del mismo Samnio y los samnitas de la Campania. Estos últimos
solicitaron ayuda a los romanos, que muy gustosamente se la proporcionaron.

Batalla del monte Gaurus 343 AC

En el 343 AC, los samnitas comenzaron a presionar a los sidicinos de la ciudad de


Calès, quienes buscaron la ayuda de Capua. Ésta era la ciudad más importante de
Campania y respondió a la llamada, pero su ejército fue derrotado en territorio sidicino.
Los samnitas avanzaron entonces hacia el sur a Campania, vencieron a los campanos
por segunda vez a las afueras de Capua, y después sitiaron la ciudad. Capua apeló
entonces a Roma mediante la fórmula de la deditio: una fórmula legal que suponía la
entrega de la ciudad en lugar de un simple pacto, y por tanto un lazo legal más fuerte
que el reciente foedus entre romanos y samnitas, los romanos firmaron una alianza con
la ciudad de Capua.

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Guerreros campanos: a la izquierda infante, a la derecha jinete. Los campanos tenían fama de ser
buenos jinetes.

Los dos cónsules de ese año se dirigieron contra los samnitas. Marco Valerio Corvo fue
enviado a Campania, mientras que Cornelio Arvina invadió el Samnio.

Valerio fue el primero en atacar los samnitas. Avanzó hacia el sur en Campania,
llegando finalmente a monte Gaurus, al oeste de Nápoles y de alguna manera al sur de
Capua. Se produjo la batalla del monte Gaurus que duró hasta caer la noche. Los
samnitas se retiraron del campo de batalla, y se dirigieron a Capua levantando el
campamento definitivamente, los romanos les persiguieron ganando una segunda
victoria en Arienzo.

Cornelio Arvina condujo a su ejército al otro lado de la frontera en el Samnio. A medida


que avanzaba desde Saticula se dirigía a una trampa samnita en un estrecho valle. Se
salvó de un desastre por P. Decio Mus, un tribuno militar, que dirigió parte del ejército a
un pico alto con vistas al valle. Esto causó confusión suficiente para que el ejército
principal pudiera escapar de la trampa, y al día siguiente los samnitas sufrieron una
derrota.

En el 342 AC, los cónsules de ese año fueron el plebeyo C. Marcio Rutilo y el patricio
Q. Servilio Ahala. Marcio dirigió al valle del Volturno y el monte Trebulani; y Servilio
en el Lacio. Algunas guarniciones romanas en Campania se rebelaron en el año 342 AC,
impidiendo a la República tomar cualquier acción ofensiva. Los motines que fueron
reprimidos por Valerio Corvo con comprensión hacia sus soldados.

Batalla de Sátricum 341 AC

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En el 341 AC, los cónsules fueron el patricio Lucio Aemilio Mamerco y plebeyo C.
Plautio Venno. Plautio evitó un ejército volsco acampado en Sátricum a su oeste y se
dirigió al sur, por el monte Lepini. Después de aliviar las colonias amenazadas, llegó a
las inmediaciones de Privernum, una ciudad volsca bien situada sobre una colina en un
pequeño valle situado en las montañas. Los habitantes salieron y presentaron batalla
estaba siendo derrotados. La ciudad fue conquistada y dos tercios de las tierras fueron
confiscadas, es probable que se adjuntase a la colonia de Setia sólo 10 km al noroeste.
Además de este castigo, la ciudad fue guarnecida para prevenir nuevos brotes. Después
Plautio se dirigió contra el ejército volsco situado en Sátricum. Se libró gran batalla con
grandes pérdidas en ambos lados. Livio afirma la batalla terminó con una tormenta,
(recurso que se empleó a menudo en la edad antigua para expresar que acabó en tablas).
Al día siguiente, los romanos descubrieron que los volscos habían huido a la cercana
Antium (Anzio), otorgándose la victoria.

Samnita contra romano (ni caso a la armadura del romano). Autor Óscar Bermejo.

El cónsul Lucio Emilio Mamerco dirigió un ejército al Samnio, tras varias operaciones
de saqueo, al ver su territorio devastado, y con el espartano Arquídamo operando cerca
de sus fronteras meridionales, los samnitas pidieron la paz. Pidieron poner fin a la
guerra y el derecho de continuar su ataque a los sidicianos. Los romanos estuvieron de
acuerdo con estos términos, a cambio de una indemnización equivalente a un año de
salario por el ejército.

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Segunda Guerra Latina (340 – 338 AC)
Edad Antigua La República Romana Segunda Guerra Latina (340 – 338 AC)

Introducción

La Segunda Guerra de Latina fue un paso importante en el camino de roma para el


control de la península italiana, y que produjo un cambio importante en la relación entre
la república Romana y sus antiguos aliados latinos.

La Primera Guerra Latina (498-493 AC), había terminado con un tratado en el que
Roma y la Liga Latina fueron tratados como iguales. No sirvió para la paz perpetua
entre ambas partes, tampoco sirvió para ayudar o dejar el paso libre contra los enemigos
de la otra, y in para dividir el botín de cualquier campaña conjunta. Con el tiempo la
Liga Latina se convirtió cada vez más insatisfecha con la forma en que los romanos
estaban interpretando este tratado, y llegó a sentir que estaban siendo tratados como
sujetos en lugar de aliados. Aun así, la mayor parte del siglo y medio entre las dos
guerras Latina la Liga Latina suministró la mitad de la fuerza de la mayoría de los
ejércitos romanos, y ejércitos romanos y latinos se hicieron cada vez más similares.

La guerra de Latina se superpuso con la primera guerra samnita. En 343 AC, los
romanos habían ganado una serie de victorias, pero en el año 342 AC se distrajeron por
un motín del propio ejército. Esto pudo haber estimulado a la Liga Latina para operar de
forma independiente, ya que ase mismo año atacaron a los peliginianos. También alentó
a los volscos, que controlaban un área grande al este del Lazio. En 341 una fuerza
volsca, atacó a las colonias romanas de Setia y Norba, mientras que otro ejército,
dirigido por los volscos de Antium, se reunió a Sátrico.

Los romanos se vieron obligados a dividir sus ejércitos. El cónsul C. Plaucio fue
enviado contra los volscos, venciendo a ambos de sus ejércitos, aunque no fue capaz de
conquistar Anztium. Su colega Emilio Mamerco dirigió el ejército en el Samnio, donde
fue recibido por los enviados de paz. Los romanos estuvieron de acuerdo para poner fin
a la guerra de ida y vuelta si pagaban una indemnización equivalente a un año de paga
de sus ejércitos, mientras que los samnitas se les dio una mano libre contra los
sidicianos.

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Guerrero oscano siglo IV. Procede de las tierras altas de Italia Central. Hablaban el oscano y se
dividían en tres estados distintos: los sidicianos con capital en Teanum, los auruncios y los ausones con
capital en Cales. Llevan un casco tipo ilirio con cresta, pectoral de disco, ceñidor, espada larga colgada
del pectoral y dos jabalinas.

Los samnitas enviaron un ejército contra el sidicianos, que ahora pidieron ayuda a
Roma. Los romanos les rechazaron, por lo que los sidicianos se dirigieron a la Liga
Latina. Los latinos estuvieron de acuerdo en ayudarles, y un ejército combinado de
latinos y campanos sidicianos invadieron el Samnio. Los samnitas se dirigieron a Roma
en busca de ayuda, pero solo obtuvieron una respuesta vaga. El Senado estaba dispuesto
a ordenar los a los campanos que cesaran la lucha, pero no había nada en su tratado con
la Liga Latina para evitar que ésta pudiese hacer la guerra con el que quisieran.

A estas alturas estaba claro en Roma que la Liga Latina se prepara para la guerra, por lo
que el Senado decidió pedir a diez jefes de la Liga para fuesen a Roma para presentar
sus demandas. La Liga propuso la creación de una república en paridad entre Roma y el
Lacio, en lugar de estar este último subordinado a Roma, y que se aceptara en el Senado
a representantes latinos incluido uno de los cónsules. Roma rehusó la propuesta, por lo
que los latinos se alzaron en armas y se declaró la guerra.

Batalla del Monte Vesubio 340 AC

Roma se alió con los samnitas para sofocar la rebelión de la renovada Liga Latina, que
contaba con el apoyo de los volscos de Anzio (Antium), los ecuos, los campanos y los
sidicinos traicionados por Roma. Sólo los laurentes del Lacio y los equites de Campania
permanecieron fieles a Roma, así como los pelignos.

En el 340 AC, las fuerzas romanas estaban mandadas por los cónsules Publio Decio
Mus y Tito Manlio Torcuato, cada uno con dos legiones, pero por supuesto sin sus
aliados latinos habituales. El ejército romano avanzaba por uno de dos posibles rutas en
Campania. Uno tomó un largo recorrido a través de las tierras de los marsos y pelignos
en Samnio antes de emerger en Campania. llegando finalmente a Capua; el otro por el
51
país de los volscos para someterlo y repartirse el territorio con los samnitas, cuyas
tropas se unieron a las romanas en Campania acampando a unos 7 km de la ciudad,
donde los latinos y los campanos estaban asentados.

Ambos ejércitos, uno frente al otro, cerca al Monte Vesubio, en el camino hacia el río
Veseris, 35 km al sur de Capua. Livio registra la batalla resultante como la batalla de
Veseris como un choque entre ejércitos romanos y latinos que estaban equipados, se
organizaron para luchar de la misma manera. Se ignora en gran medida y el papel
jugado por los samnitas o campanos.

La noche antes de la batalla, ambos cónsules tuvieron un sueño, anunciando que el


ejército cuyo general muriera en combate junto a sus hombres, alcanzaría la victoria. Se
acordó entonces que el que Mus mandara el ala izquierda y Manlio la derecha, y que
aquel que comenzara a flaquear en combate debía consagrarse a sí mismo y al ejército
rival a los dioses Manes y a la Madre Tierra, para alcanzar la victoria.

Ambas fuerzas desplegaron y cuando las tropas de Decio, que mandaba el ala izquierda,
empezaron a ceder, decidió cumplir su promesa, llamó al pontífice máximo, Marco
Valerio, y repitió después de él las palabras por las que se dedicaba él y el enemigo a los
dioses de la muerte, con su toga envuelta alrededor de su cabeza, saltó sobre su caballo,
y llevando el vestido de sacrificio, se precipitó en la parte más gruesa del enemigo,
donde fue muerto. Tal es la historia más común sobre su muerte, pero otros relatos la
cuentan de un modo diferente. Zonaras, dice que fue muerto como una víctima de
sacrificio por un soldado romano.

Finalmente, el ala derecha romana, mandada por Manlio, contuvo a la reserva latina, y
el ala izquierda, ya recuperada, junto con los samnitas foederati destrozaron a las
huestes enemigas, de manera que tan sólo una cuarta parte de los latinos pudo escapar.

El cónsul Manlio Torcuato se dice que había restaurado la disciplina del ejército
ejecutando a su propio hijo tras un acto de desobediencia involuntaria.

Los latinos se retiraron hacía el norte, y Manlio posteriormente les volvió a derrotar de
forma decisiva en la batalla de Trifano o Trifanum, cerca de la desembocadura del río
Liris. Esto puso fin a los combates en Campania. Los latinos y los campanos perdieron
grandes extensiones de su territorio, que se convirtió en parte del ager Romanus y fue
distribuido entre la plebe. De los estados latinos solamente Lavinium no fue castigado,
ya que había elegido no unirse a la revuelta.

Más cerca Roma se enfrentó a la amenaza de Antium (Anzio), y los anciates incluso
allanaron Ostia, el puerto de Roma. Tito Manlio ahora estaba en mal estado de salud, y
así que el senado nombró a Lucio Papirio Craso como dictador, pero él no pudo hacer
ningún impacto real, a pesar de pasar varios meses acampado en territorio anciate.

Batalla de la Llanura de Fenectane (339 AC)

En el 339 AC, los estados latinos decidieron luchar en lugar de aceptar la pérdida de sus
tierras. El centro de la revuelta fue la pequeña ciudad de Pedum, poco más de 25 km al
este de Roma. Las ciudades latinas de Tibur, Palestrina, Lanuvium y Velitrae, así como
la ciudad volsca de Antium proporcionaron tropas, y el cónsul romano Tiberio Emilio

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Mamercino fue incapaz de capturar la ciudad. Su colega Quinto Publilio Filo obtuvo
una victoria en la desconocida llanura de Fenectane, derrotando a un conjunto
indeterminado de ciudades latinas, y de acuerdo con Livio, Mamercino abandonó el
sitio de Pedum cuando su colega fue galardonado con un triunfo.

Batalla de Astura (338 AC)

Después de los fracasos del 339 AC, romanos consiguieron capturar Pedum su objetivo
principal. Los latinos, conscientes de que eran demasiado débiles para una batalla
abierta con los romanos, decidieron no arriesgarse y centrarse en la defensa de sus
ciudades, por lo que cuando los romanos amenazaron Pedum los ejércitos de Tibur y
Praeneste marcharon para defender la ciudad. Un segundo ejército latino, con
contingentes de Aricia, Lanuvio y Velitrae, se trasladó al sur para unirse a los volscos
de Antium (Anzio).

También los romanos dividieron sus fuerzas. El cónsul Cayo Menio Nepo se trasladó al
sur, y derrotó al ejército aliado en la batalla de Astura. Antium cayó poco después. Su
colega Lucio Furio Camilo movió contra Pedum, donde derrotó a los ejércitos de Tibur
y Praeneste. Durante la batalla los defensores de Pedum hicieron una salida que resultó
desastroso, y Camilo fue capaz de asaltar la ciudad.

El cónsul naval Cayo Manlio entabló una batalla naval contra los volscos frente a
Antium. Lograron la victoria y Manlio, decidió llevarse a Roma como trofeo los
espolones de las naves vencidas. Otra versión de la historia omite la batalla naval, y
asigna la captura de los espolones a la capitulación de Actium, último bastión latino,
tras una batalla terrestre previa (la de Trifano) y la consiguiente captura de la flota. Sea
como fure, Manlio volvió a Roma cargado con las “rostras”. Una vez allí, se colocaron
al frente de la tribuna de oradores sita en el foro. Con el tiempo, “Rostra” adquirió un
nuevo significado, pasando a nombrar la mentada tribuna (y con más tiempo, a toda
tribuna de oradores).

A raíz de estas dos victorias los cónsules se movieron a través de Lazio, capturando
cada ciudad latina. Luego regresaron a Roma para celebrar sus triunfos y para ayudar a
organizar un nuevo asentamiento para Lazio. La vieja Liga Latina desapareció, y la
mayoría de las ciudades latinas perdieron los derechos de los matrimonios mixtos, el
libre comercio y el consejo común. Algunas ciudades fueron seleccionados para un
tratamiento especial. Pedum, Lanuvio, Nomentum y Aricia se les dio la ciudadanía
romana. Tusculum retuvo su estado anterior. Otras fueron elevadas al rango de colonias,
como Ostia, Antium y Terracina.

53
Segunda Guerra o Gran Guerra Samnita
(326 – 304 AC)
Avance romano (326-322 AC)

Tras la Guerra Latina, los romanos continuaron su expansión. Tomaron la ciudad volsca
de Privernum en el 329 AC, y los volscos, antiguamente enemigos acérrimos de Roma,
desaparecieron como nación. El incremento del poder romano empezaba a inquietar a
los samnitas.

Las dos ciudades griegas de Palaeopolis y Neapolis (Nápoles) estaban divididas en dos
facciones, una prerromana y otra prosamnita. Los samnitas actuaron primero y
establecieron guarniciones en ambas ciudades. Roma les declaró la guerra a ambas.

En el 327 AC mandaron al cónsul patricio L. Cornelio Lentulo a Samnio al valle del río
Liris, y al cónsul plebeyo Q. Publilio Filo a Campania. Lentulo acampó a medio camino
de Palaeopolis y Neapolis. A principios del año siguiente, Palaeopolis fue tomada tras
dos años de asedio y Neapolis sólo se salvó firmando una alianza con Roma,
expulsando entonces a la guarnición samnita. Los samnitas declararon la guerra a Roma.
La estrategia de ambas partes, al tener una inestabilidad fronteriza, iba a ser conseguir
aliados en la retaguardia contraria. En el caso de Roma sería Apulia y Lucania; en el
caso samnita, Etruria y las tribus Sabelias del Apenino Central.

Segunda Guerra Samnita. Campañas 327 – 323 AC

54
En el 326 AC, fueron nombrado cónsules el patricio L. Papirio Cursor el plebeyo C.
Petelio Libolas, realizando operaciones a lo largo del río Volturno y conquistando las
ciudades de Alife, Callifae, y Rufrium pasaron a manos de los romanos, y después
devastaron el resto del territorio a lo largo y a lo ancho.

En el 325 AC fueron nombrados cónsules el patricio L. Furio Camilo y el plebeyo D.


Junio Bruto. Bruto atacó a los vestinos, aliados de los samnitas, conquistado las
ciudades de Cutina y Cingilia.

En el 324 AC, se nombró dictador L. Papirio Cursor y a Q. Fabio Ruliano como


magister equitum, realizaron operaciones en el lago Fucino y se dirigieron a la ciudad
de Fragelae que estaba amenazada por un gran ejército samnita.

En el 323 AC, se nombró cónsul patricio C. Sulpicio Longo que fue enviado a las
inmediaciones de Fragelae y al plebeyo Q. Aulio Cerretano que fue enviado a Apulia,
alcanzando por primera vez el mar Adrático, ocupando Arpi donde acamparon para
pasar el invierno.

En el 322 AC, los samnitas piden la paz, las condiciones romanas son muy duras, pero
consiguen un año de tregua.

Contraataque samnita (321-315 AC)

No había acabado aún la tregua cuando los samnitas retomaron las armas, y durante los
siguientes 7 años (321-315 AC) la balanza del conflicto se inclinó de su lado. Parece ser
que esto fue principalmente por la habilidad militar del meddix tuticus Cayo Pontio del
Telesino, que mereció ser ascendido entre los jefes más antiguos. En su primer año
como comandante infligió a los romanos una de las más severas derrotas de toda su
historia.

Batalla de las Horcas Caudinas (321 AC)

En el año 321 AC, los dos cónsules, el patricio Espurio Postumio Albino y el plebayo
Tito Veturio Calvino, marcharon, tras reunirse en Calatia, hacia el Samnio por el
camino de Capua a Beneventum para ir en ayuda de Luceria, que gracias a un engaño
samnita, creían que estaba cercada. Cerca del territorio de los caudinos entraron en el
célebre paso de Furculae Caudinae (Horcas Caudinas). Consistía en dos estrechos
desfiladeros, entre los que había una considerable llanura, pero cerrado por ambas
entradas por las montañas. Los romanos, pensando que los samnitas estaban distantes y
siendo este el camino más corto para llegar al socorro de Luceria, marcharon por el
primer paso y la llanura, pero cuando iban por el segundo vieron que estaba bloqueado
por troncos de árbol, de tal manera que era infranqueable y además estaba fuertemente
defendido Los romanos pensaban que los samnitas se encontraban lejos, y siendo este el
camino más corto para llegar a Lucania,se internaron en el primer desfiladero, pasaron
por la llanura y entraron el el segundo desfiladero. Al llegar al final, se encontraron la
salida bloqueada por árboles derribados, y a los samnitas ocupando las laderas de las
colinas. Presa del pánico, los cónsules ordenaron la retirada, pero cuando los romanos

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llegaron a la entrada, se la encontraron también bloqueada. Los romanos estaban
totalmente atrapados, y sin esperanza alguna de poder escapar.

El líder samnita Cayo Pontio Telesino, preparándose con sus oficiales para dar batalla a los romanos en
el 321 AC, todos llevan la coraza samnita de tres discos, en los jefes el disco inferior es una cara del dios
de la guerra.

Los dos cónsules y cuatro legiones romanas estaban en manos samnitas. Los samnitas
podrían haber exterminado al ejército romano hasta el último hombre, pero tal victoria
les hubiese costado bajas, así que decidieron esperar y dejar que los romanos se
muriesen de hambre.

Batalla de los Horcas Caudinas 321 AC, los romanos son atrapados en un valle y los samnitas le cierran
las salidas. Autor Ángel Todaro

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Batalla de los Horcas Caudinas 321 AC, los samnitas atacando a los romanos las laderas del valle.
Autor Mitec Jacubiec

El ejército romano consumió todos sus alimentos, y se vio obligado a pedir condiciones
para su rendición.

Cayo Pontio hizo un uso piadoso de su victoria, aceptando dejarlos marchar a salvo a
cambio de la promesa de restablecer la antigua alianza en igualdad de condiciones para
ambas naciones, a entregar todos los territorios conquistados durante la guerra, que se
retiraran los colonos de Fregellae y que el ejército romano pasase por el yugo. Los
cónsules y los otros oficiales superiores juraron el acuerdo en nombre de la República, y
600 romanos fueron entregados como rehenes. Todo el ejército romano fue libre para
partir, y cada soldado salió pasando bajo el yugo, una humillación que nunca olvidarían.
Cuando las noticias del desastre se conocieron en Roma, el Senado rehusó ratificar la
paz y envió a los dos cónsules al enemigo.

57
Batalla de los Horcas Caudinas 321 AC, los romanos pasando por las horcas. Autor Ángel García Pinto

Batalla de los Horcas Caudinas 321 AC, los romanos pasando por las horcas. Autor Ángel Todaro

58
Batalla de los Horcas Caudinas 321 AC (4), los romanos pasando por las horcas. Autor Peter Connolly

59
Batalla de las Horcas Caudinas 321 AC (5). Los romanos pasando por las horcas. Autor Seán
Ó’Brógáin

Los samnitas se enfurecieron, y comprendieron que habían perdido una oportunidad


única de derrotar gravemente a los romanos al aceptar su palabra.

El desastre de Caudium hizo sacudirse la influencia romana en muchos de sus aliados, y


la suerte de la guerra estuvo a favor de los samnitas durante algunos años. Los volscos
se revelaron, y tomaron Sátricum. Los ejércitos romanos durante ese año estuvieron
empleados suprimiendo rebeliones internas.

En el 319 AC, son nombrados cónsules el patricio Papirio Cursor y el plebeyo Q. Aulio
Cerretano. Papirio se dirigió a Satricum sofocando la rebelión. Cerretano se dirigió a
Apulia contra los fretanos a los que sometió. Los romanos hicieron pasar a los samnitas

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bajo tres lanzas en recuerdo de las Horcas Caudinas. Este mismo año cae Luceria y los
samnitas vuelven a ser pasados bajo el yugo.

En el 318 AC, son nombrados cónsules Lucio Plaucio Venno y M. Folio Flaccinator.
Folio se dirigió a Samnia, donde varios pueblos samnitas pretenden establecer un nuevo
tratado con Roma. Envían legados ante el senado y obtienen una tregua de 2 años.

En Apulia, las ciudades de Teano y Canusium se rindieron al cónsul Lucio Plaucio. Los
romanos, aprovecharon la tregua, tomaron posiciones en la retaguardia del Samnio. Este
año se nombraron por primera vez prefectos para Capua.

Avance romano (317-305 AC)

En el 317 AC, se nombraron cósules a C. Junio Bubulco y Quinto Emilio Barbula.


Ambos ejércitos se dirigen a Apulia conquistando la ciudad de Forentum; y en una
incursión en Lucania, el cónsul Barbula tomó la ciudad de Nérulo.

El orden introducido en Capua mediante la adopción de las instituciones romanas había


adquirido notoriedad general entre los estados en alianza con Roma, y los antiates
solicitaron el mismo privilegio, pues carecían de código fijo de leyes y de magistrados
ordinarios propios. El Senado comisionó a los patronos de la colonia para establecer un
sistema de derecho. No sólo las armas de Roma, sino también sus leyes, se estaban
extendiendo por todas partes.

En 316 AC, finalizó la tregua firmada en 318, Roma reabrió las hostilidades, aduciendo
que los cónsules no tenían la capacidad para firmar tratados. Se pusieron en marcha tres
ejércitos, uno operaría en Campania, otro en el valle del Liris y el tercero marcharía
hacia el Adriático para encaminarse luego al Sur y unirse a los apulios contra los
samnitas del lugar.

Los samnitas reaccionaron con rapidez. Mientras fijaban a los ejércitos de Abulia y del
valle del Liris, destrozaron al ejército de Campania. Los romanos nombraron dictador a
Lucio Papirio Cursor, que había sido cinco veces cónsul y dos veces dictador, reunió
todas las fuerzas disponibles y marchó al Sur. Mandó a la mitad del ejército al mando de
su magíster equitum Marco Fulvio a cubrir el camino de la costa (luego Vía Apia),
mientras el avanzaba por la vía Latina, entre las colinas.

El ejército samnita, que había seguido la Vía Latina, cambió entonces de dirección y,
atravesando las colinas, atacó por sorpresa al Marco Fulvio jefe de caballería cerca de
Terracita. El ejército romano cayó al completo. El terror hizo que los aliados
meridionales de Roma se rebelaran. Los samnitas entraron en el Lacio, destruyendo las
cosechas y saqueando la región hacia el Norte hasta Ardea, a tan sólo 30 km de Roma.

El Senado se vio obligado a llamar a parte del ejército que operaba en el valle del Liris.
Los samnitas aprovecharon esto para cruzar el río y atacar a la pequeña fuerza allí
dejada, poniéndola en fuga. Ahora, también los aliados romanos del Norte estaban
vacilantes, estando el ejército de Abulia en peligro de quedarse aislado.

Batalla de Lautulae (315 AC)

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Este año se nombre dictador a Quinto Fabio (Quintus Fabius Maximus Rullianus ) y
como magister equitum a Quinto Aulio Cerretano.

Los combates en el Samnio se sucedían sin que la balanza se inclinara por ninguna de
las dos partes. Los romanos habían recuperado Satícula, cedida a los samnitas tras las
Horcas Caudinas, mientras que estos habían conquistado Plistica, previamente tomada
por los romanos.

Quinto Fabio retira a las legiones de Samnio y Apulia y se dirige hacia Sora. Este lugar
se había rebelado, pasándose a los samnitas, después de dar muerte a los colonos
romanos. El ejército romano marchó allí a toda velocidad para vengar la muerte de sus
compatriotas y para restablecer la colonia.

Durante la marcha a Fabio le llegan noticias de que los samnitas le siguen de cerca; giró
su ejército y se preparó para entablar batalla en las cercanías de Lautulae.

En el primer encuentro

La batalla terminó, no con la derrota o fuga de una parte, sino con la noche que
sorprendió a los combatientes mientras aún estaba por decidir el resultado de la batalla,
y ambos se retiraron para pasar la noche. A pesar de quedar en tablas, la batalla fue
desfavorable a los romanos ya que Quinto Aulio, el jefe de la caballería (magister
equitum), cayó allí. Roma tuvo que enviar refuerzos al mando del nuevo magister
equitum Cayo Fabio lo atestiguan.

Cayo Fabio al acercarse envió mensajeros para consultar al dictador sobre dónde debía
asentar su posición y sobre el momento y manera de atacar al enemigo. Después de
ponerse al tanto de los planes del dictador, detuvo su ejército en un lugar donde quedó
bien oculto.

Quinto Fabio ordenó que los refuerzos no entrasen en la zona y que permanecieran
ocultos, no quería arriesgarse a un enfrentamiento precipitado.

Segundo encuentro

El dictador mantuvo a sus hombres durante varios días confinados en su campamento.


Por fin, de repente, dio orden de formar para la batalla. Había ocultado a sus soldados la
llegada del jefe de la caballería y el ejército de refresco.

Una vez desplegados mandó hacer señales de fuego a su jefe de caballería. Y atacó al
enemigo. Cuando todas las fuerzas estaban empeñadas en el combate, atacó por la
retaguardia el jefe de caballería. Así acorralados, los samnitas huyeron en todas
direcciones, cada uno lo mejor que pudo. Un gran número, que en su miedo se había
agrupado y estaban tan cerca unos de otros que no podían utilizar sus armas, fueron
muertos entre los dos ejércitos. El campamento del enemigo fue capturado y saqueado,
y los soldados, cargados con el botín, se marcharon de vuelta a su propio campamento
en Sora para seguir con el asedio.

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Guerreros samnitas finales siglo IV: 1 jinete campano, 2 infante samnita, 3 infante lucano. Autor
Richard Hook

En el 314 AC, los cónsules Marco Petelio y Cayo Sulpicio reciben el ejército de manos
del dictador Quinto Fabio, después que gran parte de los veteranos fuesen enviados a
casa y que llegaran nuevas tropas para completar los efectivos. Cae Sora y, tras castigar
a los responsables de la muerte de los colonos, se dejó una guarnición romana en la
ciudad.

Los cónsules trasladan el teatro de la guerra a las tierras de los ausones. Después de la
batalla de Lautulae se habían alzado algunas poblaciones lindantes con la Campania,
hasta la misma Capua fue sospechosa de intento de rebelión. Los ausones acabaron por
capitular y entregaron a los romanos sus ciudades: Ausona, Minturnae y Vescia. “El
pueblo de los ausones fue aniquilado como si hubiese combatido en una guerra sin
cuartel por un delito de rebelión del que no había demasiada certeza”.

En el frente de Apulia, Luceria entregó la guarnición romana a los samnitas, pero fue
recuperada: “Lucerinos y samnitas fueron exterminados por completo y la cólera llegó
a tal extremo que también en Roma, cuando se sometió a debate en el senado el envío
de colonos a Luceria, muchos fueron del parecer de que la ciudad debía ser destruida”.
Se enviaron 2.500 colonos.

Cayo Menio es nombrado dictador junto a Marco Folio como magister equitum. Su
misión era investigar los rumores de posibles intentos de rebelión en Capua y otros
lugares, incluso en la misma Roma. Aquí hay un trasfondo político que muestra que en
Roma existían rivalidades entre facciones; Livio las denominaba “coaliciones ilícitas
formadas para conseguir los cargos públicos”. Los patricios, por medio de una fórmula
legal, usaron un arma de los plebeyos: el derecho de apelación y el veto de los tribunos
para no tener que defenderse en juicio. Cayo Menio terminó por dimitir.
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Estas disensiones internas fueron aprovechadas por el ejército samnita que se desplazó
hacia Caudium para, desde allí, intentar tomar Capua. Los cónsules se dirigieron
rápidamente a la zona y se entablan combates esporádicos. Los samnitas veían que sus
fuerzas se erosionaban y debían arriesgarse a una confrontación en toda regla.

Batalla de Terracina (314 AC)

Finalmente se celebró la batalla, los samnitas situaron la caballería en las alas y la


infantería en el centro. En cuanto a los cónsules romanos, Sulpicio se sitúa en el ala
derecha, Petelio en la izquierda.

Sulpicio, al ver el frente samnita extendido, alargó sus líneas para evitar ser envuelto;
Petelio, con una formación más cerrada, envió a primera línea a las cohortes de reserva,
las cuales tenían el cometido de intervenir sólo si la lucha se prolongaba.

Se inicia la batalla con el ataque de Petelio hizo retroceder el flanco derecho de la


infantería samnita atrayendo a la caballería enemiga, la cual tiene que mezclarse entre la
infantería en fuga; fue entonces cuando Petelio ordenó a la caballería romana que
cargase contra infantes y jinetes samnitas poniendo en fuga a toda el ala derecha. El
cónsul Sulpicio, al ver que en su zona no se entablaba batalla se había dirigido hacia allí
con 1.200 hombres.

El ala derecha romana logró mantener sus filas ante el ataque samnita mientras Sulpicio
regresó una vez hundido el flanco derecho samnita.

“Poco después los romanos vencían ya en toda la línea y, ya sin combatir, los samnitas
eran muertos o hechos prisioneros, a excepción de los que huyeron a Maleventum” (la
actual Benevento). Según las fuentes murieron o fueron apresados unos 30.000
samnitas.

Tras la batalla, los cónsules se dirigieron rápidamente hacia Bovianum, capital del
grupo samnita de los pentri; una vez montado el asedio pasan allí el invierno.

En el 313 AC, nombran dictador a Caio Petelio junto al jefe de caballería Marco Folio,
haciéndose cargo del ejército. Al parecer se abandona el asedio de Bovianum para
recuperar Fregelae, se reconquistó Nola, se tomaron las ciudades de Atina y Calatia y se
fundaronn las colonias de Suessa y Pontias.

En el 312 AC, el senado elaboró un decreto para llevar colonos a Interamna Sucasina,
los cónsulesenviaron a 4.000 colonos. Para este año de relativa paz el censor de Apio
Claudio comenzó la construcción de la Vía Appia y el Aqua Appia (un acueducto) que
llevan su nombre.

Los rumores de que la diplomacia samnita estaba consiguiendo sus frutos en Etruria
empezaron a extenderse.

En el 311 AC, a guerra con los samnitas estaba casi finalizada, pero la intervención de
los etruscos en vino a terminar los anteriores, cuarenta años de paz. Fueron nombrados
cónsules Cayo Junio Bubulco y Quinto Emilio Bárbula. Por primera vez se dio acceso al
pueblo a la elección de uno de los cónsules y a los tribunos militares, que hasta entonces

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habían sido nombrados por los dictadores y cónsules, nombrando 16 para 4 legiones.
Tambien se creó el cargo de duunviro naval; el pueblo debía nombrarlos para supervisar
el equipamiento y mantenimiento de la flota. El cargo de los duoviri navales, era para
supervisar la incipiente flota que Roma empezaba a formar tras asegurar su posición a lo
largo de la costa.

Tras arreglar unos asuntos concernientes a la elección de nuevos miembros para el


senado los cónsules se echaron a suertes sus destinos: los samnitas correspondieron a
Junio y el nuevo teatro de operaciones en Etruria a Emilio.

Las hostilidades las iniciaron los samnitas atacando y masacrando a la guarnición


romana de Cluviae, crucial para el control del corredor central hacia el Adriático. El
cónsul Junio la recuperó en un solo día y emprendió una operación punitiva para
saquear la comarca de Bovianum, capital de los pentri. Livio nos habla de una
emboscada y un combate en el cual murieron 20.000 samnitas.

En Etruria dio comienzo con una conjura de todos los etruscos (menos la ciudad de
Arretium) que pusieron asedio a Sutri (Sutrium), al igual que en el anterior conflicto, ya
que era la llamada “Puerta de Etruria”, esta ciudad era aliada de Roma, y servía a
modo de cierre de la Etruria, El cónsul Emilio marchó allí para levantar el sitio, y
escogió un lugar delante de la ciudad para establecer su campamento fortificado. Los
etruscos discutieron que hacer y acordaron atacar el día siguiente. Al día siguiente
ambos ejércitos desplegaron y estuvieron uno frente a otro hasta mediodía. Los etruscos
impacientes decidieron atacar a los romanos, dado que sus fuerzas eran muy superiores
en número. La batalla estuvo igualada durante un buen rato hasta que los romanos
ordenadamente relevaron las fuerzas de primera línea, mientras que los etruscos no. El
cansancio hizo que sufrieran muchas bajas. Al atardecer se dio la señal de retirada y
ambos ejércitos regresaron para pasar la noche a sus respectivos campamentos. Con
muchas bajas.

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Segunda Guerra Samnita, guerra entre romanos y etruscos del 311 al 308 AC

En el 310 AC, fueron elegidos cónsules Quinto Fabio Máximo Ruliano y Cayo Marcio
Rútulo Censorino. Fabio se encargó de la guerra en Sutri y partió hacia allí con
refuerzos; también se alistó un ejército en Etruria.

Fabio comienza tanteando la línea de fortificaciones de los asediantes hasta que los
etruscos reúnen sus tropas y le salen al encuentro, pero esta vez, al contrario de lo que
hizo el año anterior Quinto Emilio Bárbula, Fabio va a rehuir combatir en llano al verse
superado en número por lo que se desvía hasta unas elevaciones para paliar la
inferioridad numérica con una posición ventajosa.

Los etruscos, sin pensar en nada más que en su número, en el que únicamente se
basaban, cargaron con tan ávida impetuosidad que arrojaron sus jabalinas, para poder
llegar más rápidamente al combate cuerpo a cuerpo, y se precipitaron sobre sus
enemigos con las espadas desenvainadas. Los vélites romanos, por su parte, lanzaron
primeramente sobre ellos sus dardos y después las piedras que abundantemente les
proporcionaba el terreno. Escudos y cascos fueron alcanzados por igual, y los que no
resultaron heridos quedaron confundidos y desconcertados, cuando se retiraron los
vélites fueron recibidos por una lluvia de pilum de los astados y príncipes. Los astados
seguidos de los príncipes romanos lanzaron nuevamente su grito de guerras y cargaron
cuesta abajo sobre ellos con las espadas desenvainadas.

Los etruscos no esperaran la carga y emprenden la huida. La caballería romana salió tras
los fugitivos, cortándoles el camino hacia su campamento. Los etruscos no vieron otra
opción que la de dirigirse a las montañas. Desde allí, en columna, maltrechos y casi
desarmados se internaron en la vegetación del monte Cimino.

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Los romanos, tras dar muerte a varios miles de enemigos y tomar 38 enseñas militares,
se apoderan del campamento etrusco.

La derrota en el monte Cimino no puso fin a la guerra, solo la extendió. Todo el


territorio que se extendía bajo el monte Címino sintió los efectos de sus estragos, y éstos
levantaron la indignación de los distritos etruscos y territorios vecinos de la Umbría, que
jugaron un importante papel a partir de entonces.

En el 309 AC, las ciudades etruscas de Perusia, Cortona y Arretium enviaron


embajadores a Roma para pedir la paz y se les concedió una tregua de 30 años.

Por su parte el otro cónsul, Cayo Marcio Rútulo Censorino, capturó la ciudad de Allifae
a los samnitas. A partir de ahora se van a ver implicados los pueblos de la parte central
de la península italiana: umbros, marsos, sabinos.

En el 308 AC, Quinto Fabio Máximo Ruliano, vencedor sobre los etruscos, somete las
comunidades sabinas del Apenino central: marsos, ecuos y pelignos. Estos nuevos
aliados de los samnitas hacían peligrar el corredor central hacia el Adriático que había
sido usado por los romanos para llegar hasta Apulia, en la retaguardia del Samnio.

En el 307, y al igual que se hizo con la Via Appia, el censor M. Valerio Maximo inició
la construcción de una vía militar que atravesaba los territorios de ecuos, pelignos y
marrucinos hasta el Adriático: la Via Valeria. Ésta vía permitió someter a los hérnicos
sen poco tiempo, en cincuenta días son derrotados los ecuos siendo destruidas todas sus
ciudades y sus poblaciones pasadas a cuchillo.

Batalla de Bovianum (305 AC)

En el 305 AC, fueron cónsules Lucio Postumio Megelo y Tiberio Minucio Augurino.
Mientras los samnitas hacían una incursión en la llanura de Estela (en la Campania,
entre Cales y Casilino) los dos cónsules se dirigieron al Samnio; Postumio en dirección
a Tiferno y Minucio a Bovianum.

Los samnitas se enfrentaron a Postumio en Tiferno, la batalla tuvo un resultado indeciso


y Postumio, con el fin de dar la impresión de que tenía miedo del enemigo, se retiró por
la noche hacia las montañas. Buscó un lugar seguro donde levantar un campamento, y lo
fortificó. Después dejó un fuerte destacamento para guarnecerlo, hacia la tercera guardia
condujo sus legiones sin bagajes, por la ruta más corta posible, hasta donde estaba su
colega, quien también estaba acampado en Bovianum frente a otro ejército samnita.

Postimio sabiendo que se acercaba Municio, presentó batalla a los samnitas, el combate
se prolongó sin decantarse hasta muy avanzado el día, y entonces Postumio con sus
legiones apareció de repente y cargó de improviso contra el ejército enemigo, ya
agotado.

El resultado fue que la mayoría del ejército samnita fue exterminado, capturándose
veintiuna enseñas. A continuación, los dos cónsules reunieron sus fuerzas y se
dirigieron contra el otro ejército samnita que estaba en las inmediaciones, que estaban
desmoralizados por las noticias de la batalla anterior. Los samnitas pronto se dieron a la
fuga, se capturaron 26 estandartes, y el mismo jefe samnita (meddix), Estacio Gelio fue

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hecho prisionero junto a muchos de sus hombres y ambos campamentos. Al día
siguiente atacaron Bovianum, que pronto fue tomada y los cónsules celebraron un
triunfo conjunto tras sus brillantes éxitos.

Batalla de Bovianum 305 AC. Durante la segunda Guerra Samnita. Autor Igor Dzis

Durante ese año, Sora, Arpino y Cesennia fueron recuperadas de los samnitas. También
se erigió la gran estatua de Hércules, que se dedicó en el Capitolio.

En el 304 AC, los samnitas enviaron una embajada a Roma para pedir la paz. Una vez
firmada solo quedaba a los romanos consolidar el poder en el centro de la península
itálica: En un lapso de dos semanas asediaron y capturaron 31 ciudades fortificadas. La
mayoría fue saqueada y quemada, y la nación de los ecuos fue casi exterminada. Se
celebró un triunfo sobre ellos y, advertidos por su ejemplo, los marrucinos, los marsios,
los pelignos y los ferentinos enviaron mensajeros a Roma para pedir la paz y su amistad.
Estas tribus consiguieron un tratado con Roma.

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Sacrificio para establecer la paz entre romanos y samnitas. Con espadas los generales samnita y
romano, en el medio los sacerdotes con varas. Autor Richard Hook

Secuelas de la Segunda Guerra Samnita

Roma impuso a los samnitas renunciar a cualquier expansión territorial y a no poder


hacer ninguna alianza sin su consentimiento, además debían cederles el control del valle
del Liris. Los marsi, peligni, marrucini y sabelin fueron obligados a aliarse con Roma.
El territorio de los ecuos fue incorporado al de la República, fundándose otras seis
tribus rústicas en territorio conquistado.

Tras el conflicto, Roma emprendió una gran campaña de colonización en Campania y el


valle del río Liris fundando 13 colonias. Además, afianzó su soberanía en Etruria y
Umbria.

Roma quedaba como la mayor potencia de Italia, sin ningún enemigo capaz de
disputarle su supremacía.

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Tercera Guerra Samnita (298 – 290 AC)
Antecedentes

Los romanos veían claro que los samnitas aún no habían sido conquistados. Y durante
los años de paz aprovecharon para fortalecerse en todas direcciones. Se anexiono el
territorio situado al este del Lazio y al norte del Samnio, llegando al mar Adriático por
primera vez. De esta manera, tenía una franja de territorio romano entre los samnitas en
el sudoeste y los galos del noroeste. Fundaron colonias en los Apeninos para que
sirvieran como centros de fuerza en la ofensiva y de resistencia en la defensiva.

Enviados de Lucania llegaron a Roma en el 298 AC, quejándose de que los samnitas
habían comenzado de nuevo a hostigarlos. Este pretexto era todo lo que Roma
necesitaba. Rápidamente invadieron el Samnio y dio comienzo la Tercera Guerra
Samnita, que fue el último desesperado intento de los samnitas, para mantenerse
independientes. Persuadieron a los etruscos, umbrios, y galos, para unirse a ellos, con el
fin de aplastar a la naciente potencia que era una amenaza para todos.

Guerreros itálicos: izquierda infante samnita, centro celta, derecha lucano detrás jinete campano. A la
derecha izquierda oscano, centro etrusco con coraza metálica, derecha etrusco con linothorax

La guerra comenzó de nuevo en 298 AC, en las llanuras cercanas a Neapolis. Cuando
los romanos vieron a los etruscos y los galos en el norte de Italia, uniéndose a los
samnitas, se alarmaron, hasta entonces se habían beneficiado, de la falta de
coordinación entre sus enemigos, pero ahora Roma encaraba a todos ellos a la vez.

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Batalla de Camerinum 298 AC

Mientras los romanos el Samnio, los sammitas invadieron Campania, Umbria y Gelio
Egnacio llegó hasta el territorio de los senones, donde reunió un ejército de sammitas,
etruscos, galos y umbrios para acabar de una vez por todas con Roma. Los Lucio
Escipión Barbato y fue mandado a interceptarlos e impedir que esta fuerza cruzase los
Apeninos.

Se dirigió con sus fuerzas a ocupar un territorio elevado para cerrar el paso, pero se
encontró con la sorpresa de que la posición estaba ocupada por los enemigos, Gelio
Egnato les atacó, y los romanos resultaron totalmente derrotados.

Batalla de Tiferno 297 AC

En el 297 AC, Roma, aprovechándose de la paz con los etruscos, envió dos ejércitos
consulares al Samnio liderados por Quinto Fabio Máximo Ruliano y Publio Decio Mus,
cada uno compuesto por aproximadamente 20.000 hombres. Ambos ejércitos deberían
arrasar la zona central de la península itálica avanzando separados, pero paralelamente.
Así un ejército podía asistir al otro en caso de problemas. El ejército samnita, con
25.000 guerreros bajo el mando de Estacio, basaba toda su estrategia en emboscar a uno
de los ejércitos romanos en el estrecho valle de Tiferno, para luego enfrentarse con el
otro. Por ello dispuso una pequeña fuerza visible que actuara de cebo dentro del valle, y
ocultó toda su fuerza principal en las colinas circundantes. Pero Ruliano, comandante
precavido, envió por adelantado a sus exploradores y éstos descubrieron la trampa, por
lo que no entraron al valle.

Estacio, temeroso de que el segundo ejército romano, de Decio Mus, se uniera a


Ruliano, optó por presentar batalla a campo abierto, aunque conservando la
considerable ventaja de estar colina arriba. Cuando ambos ejércitos estuvieron
enfrentados, y comenzaban las escaramuzas, un pequeño destacamento de astados
(hastati) liderados por Lucio Cornelio Escipión Barbado apareció en la retaguardia de
los samnitas.

Ruliano era consciente de su inferioridad numérica frente a los samnitas, además de


estar en peor posición estratégica, pues sus legionarios deberían de luchar cuesta arriba.
En esa situación no conseguiría una batalla de enfrentamiento de líneas, que tanto
dominaban los romanos. Así que decidió enviar a su legado Lucio Cornelio Escipión
Barbado con los asteros (hastati) de la primera legión, que deberían rodear al enemigo y
caer sigilosamente retaguardia enemiga justo en el momento en que la caballería romana
cargara contra la primera línea samnita. Si el plan tenía éxito, conseguirían romper el
frente de batalla enemigo de un solo golpe y conseguirían una victoria aplastante. Sin
embargo, la carga de caballería partió demasiado pronto y se estrelló estrepitosamente
contra el muro de escudos samnita. Éstos, envalentonados por el fracaso romano,
contraatacaron las líneas romanas, hasta que Barbado y sus asteros aparecieron a sus
espaldas. Estacio creyó aquellos hombres eran la avanzadilla del ejército de Decio Mus,
con lo que la moral de los romanos subió enormemente; al contrario que la de los
samnitas, que temían verse rodeados y se dio la orden de retirarse.

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A pesar de la derrota, los samnitas tuvieron relativamente pocas bajas, unos 3.000
muertos y 800 prisioneros, lo que les permitió continuar la guerra en otros escenarios.
Los romanos sufrieron 2.000 bajas.

Los ejércitos consulares estuvieron cinco meses, devastando y asolando el país. Decio lo
hizo en 45 lugares distintos y Fabio el otro cónsul lo hizo en 86, capturando la ciudad de
Cimetra, donde los samnitas perecieron 900 y 2.900 fueron hechos prisioneros durante
el asalto.

Tercera Guerra Samnita. El general romano Quinto Fabio Máximo Ruliano (derecha) habla con un
representante samnita (izquierda).

Batalla de Sentino o Sentium 295 AC

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En el 296 AC, las ciudades de la periferia del Samnio siguieron cayendo mientras una
amenaza más grave contra Roma se estaba organizando en Etruria, en la que iban a
tomar parte muchas naciones. El principal organizador fue Gelio Egnacio, un samnita.
Casi todos los pueblos etruscos se habían decidido por la guerra, llevando el contagio a
los pueblos vecinos de la Umbría y habiendo solicitado ayuda de los galos.

Cuando las noticias de este repentino levantamiento llegaron a Roma, el cónsul Lucio
Volumnio ya había marchado hacia el Samnio con las legiones segunda y tercera y
quince mil tropas aliadas; se decidió, por consiguiente, que Apio Claudio debía dirigirse
a la mayor brevedad posible en Etruria. Dos legiones romanas le seguirían, la primera y
la cuarta, y 12.000 aliados.

En el 295 AC, entraron en funciones los cónsules Quinto Fabio Máximo Ruliano y
Publio Decio Mus. Nada más comenzar surgió un desacuerdo entre ambos. Asi que en
echaron a suertes, a Fabio le tocó Etruria y las tropas de Apio Claudio, más las tropas de
refuerzo que el cónsul considerase iba a necesitar. A Decio le tocó el Samnio.

Apio Claudio envió despachos alarmantes sobre el estado de cosas en Etruria, a su


juicio, un general con un solo ejército era muy insuficiente para hacer frente a cuatro
naciones, aconsejaba dos ejércitos consulares.

Al final el Senado decidió fuera el otro cónsul, Publio Decio Mus, el que acompañara a
Quinto Fabio Máximo Ruliano.

La coalición contra Roma estaría, más o menos, al oeste de Sentinum, en Umbría, ya


que era un lugar intermedio para la unión de los ejércitos etrusco, galo, umbro y
samnita.
Apio Claudio Ceco permanecía frente al enemigo en Etruria con dos legiones y doce mil
aliados, y estaba siguiendo los movimientos del ejército enemigo y enviando despachos
a Roma.

Los cónsules Quinto Fabio y Publio Decio parten al encuentro de las fuerzas enemigas y
llegan a territorio de Sentinum (actual Sassoferrato), en Umbría y sitúan allí el
campamento a 6 km del enemigo.

Los cuatro ejércitos aliados celebran un consejo y decidieron establecer campamentos


separados y no formar todos a la vez en el campo de batalla. Los galos se unieron a los
samnitas, los umbros a los etruscos. Una vez fijado día para la batalla se acuerda que
samnitas y galos se enfrentarían al grueso del ejército romano mientras que umbros y
etruscos atacarían el campamento y a las tropas de reserva en el transcurso del combate.
Pero estos planes llegaron a conocimiento de los romanos, ya que tres desertores de la
ciudad de Clusium, durante la noche establecieron contacto con Quinto Fabio,
desvelando

los planes del enemigo, siendo generosamente recompensados, con el fin de que
comunicasen cualquier cambio de planes que pudiera haber volvieron a su lugar.

Los romanos celebran un consejo y deciden mandar órdenes a los propretores Cneo
Fulvio y Lucio Postumio Megelo para que trasladen rápidamente sus ejércitos desde los

73
campos del Vaticano y territorio falisco en dirección a Clusium, y procediesen a
devastar todo lo que encontrasen a su paso.

Los etruscos al enterarse de que sus tierras estaban siendo atacadas, junto a los umbros,
se retiraron para defender sus fronteras. Los cónsules intentaron por todos los medios
entrar en combate mientras los etruscos y umbríos estaban ausentes, durante dos días
enviaron tropas ligeras para provocarles, pero no consiguieron que se entablase una
batalla.

Al tercer día formaron los dos ejércitos en el campo de batalla con todas las tropas.

Despliegue inicial

El ejército romano estaba compuesto por 2 ejércitos consulares, cada uno con 2 legiones
romanas y 2 aliadas y numerosa caballería reforzada con 1.000 jinetes campanos.
Desplegaron a la manera tradicional la caballería en las alas, las legiones romanas en el
centro y las legiones aliadas en los flancos. Decio mandaba la izquierda y Fabio la
derechaEn total serían unos 40.000 efectivos.

Los samnitas se situaron a la izquierda frente a fabio y los galos a la derecha frente a
Decio, Situaron también la caballería en las alas, pero los galos situaron a su retaguardia
carros de guerra. En total serían unos 50.000 efectivos.

Batalla de Sentium 295 AC. Despliegue inicial. Autor Marco Astracedi

Primera fase

Ambos ejércitos desplegados no se movieron de sus posiciones en un primer momento,


contemplándose mutuamente.

Fabio prefirió mantener una postura defensiva, atacando a los samnitas con sus vélites
en pequeños ataques no concluyentes. Por el contrario, Decio Mus, quien según Livio
era más vehemente debido a una edad más temprana, atacó con todos sus medios. Como
el combate de infantería le parecía poco decisivo mandó cargar a la caballería.

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Batalla de Sentium 295 AC. Primera fase. Decio ataca a los galos. Autor Marco Astracedi
Segunda fase

Por dos veces Decio rechazó a la caballería gala que le había salido al encuentro, pero al
envolver las filas de la infantería enemiga, se vieron atacados por los carros de guerra
galos, cuyos tripulantes iban armados de pie sobre los carros, se presentaron con enorme
estrépito, espantando a los caballos romanos. La caballería romana emprendió la
retirada sembrando el temor en las filas de su infantería, siendo arrollados algunos
soldados de las primeras filas.

En ese momento la infantería gala, envalentonada por el colapso romano, se abalanzó


contra las legiones de Decio que comenzaron a ceder.

Decio consiguió reagrupar a algunos jinetes y lanzarse contra el enemigo, pero a costa
de su propia vida. Sin embargo, su arrojo sirvió para inspirar a sus hombres y éstos
consiguieron aguantar con muchas bajas.

Mientras, el cónsul Fabio, al observar lo que ocurría en el ala izquierda, ordenó a Lucio
Cornelio Escipión y a Caio Marcio que tomasen sus tropas que mantenía en reserva y se
dirigiesen allí para restablecer el combate. Se enteró entonces de la muerte de su colega
se mantuvo a la defensiva.

Batalla de Sentium 295 AC. Segunda fase. Los carros galos derrotan a la caballeria de Decio y cargan
contra las legiones de éste. Fabio envia contiene a los samnitas y envia refuerzos del otro ejército para
mantener la posición. Autor Marco Astracedi
Tercera fase

El cónsul dejó que transcurra el día y cuando se percató de que las fuerzas del enemigo
iban mermando, ordenó a los prefectos de la caballería que, en un movimiento
envolvente, atacasen el flanco samnita mientras la infantería abandonó su actitud
75
defensiva y comenzó a avanzar. Cuando vio que no había resistencia lanzó a todas las
tropas auxiliares y al resto de las tropas que le quedaban de reserva. Los samnitas,
incapaces de aguantar la acometida, emprendieron la huida.

Batalla de Sentium295 AC. Al finalizar el día los romanos de Fabio atacan a los samnitas y les ponen en
fuga. Autor Marco Astracedi

Los galos se mantuvieron firmes en formación cerrada. Fabio ordenó entonces que 500
jinetes campanos rodeasen y atacasen por retaguardia la formación gala y que a
continuación la segunda línea de la legión III les persiguiese. Él se dirigió mientras
tanto hacia el campamento samnita que, tras un breve combate, es capturado.

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Batalla de Sentium 295 AC. Final. Los sammitas son derrotados y los galos que resisten. Son atacados
por la caballería por retaguardia. Autor Marco Astracedi

Batalla de Sentium 295 AC. La caballería romana atacando a los galos por retaguardia. Autor Marco
Astracedi

Finalmente, los galos, al ser rodeados, no ofrecieron resistencia.

Las pérdidas romanas fueron de alrededor de 8.200, mientras que los galos y samnitas
perdieron 25.000 muertos incluyendo al propio Estacio, y 8.000 prisioneros

Batalla de Aquilonia 293 AC

En el 294 AC, fueron elegidos cónsules Lucio Postumio Megelo y Marco Atilio Régulo
siéndoles encomendado a los dos el Samnio. Tras una larga serie de combates contra los
samnitas. Postumio, sin encontrar nada que pudieran hacer sus tropas entre los samnitas,
las llevó a Etruria y empezó a arrasar el territorio volsonio. Tras rechazar a un ejército

77
de volsinio infligiéndole dos mil ochocientas bajas, Lucio Postumio se interna más al
noroeste, en territorio de la ciudad de Rusellae. Allí, no solo asoló los campos, sino que
capturó la misma ciudad con un balance de unos 2.000 enemigos muertos y otros tantos
prisioneros.

Al año siguiente, fueron nombrados cónsules Lucio Papirio Cursor y Espurio Carvilio
Máximo.

Los samnitas estaban desesperadamente faltos de hombres, por lo que llamaron a un


reclutamiento general en Aquilonia, en la cual todos los hombres del Samnio estaban
obligados a acudir. Allí, tomaron estricto juramento religioso de servir a su país, y
fueron forzados a unirse al ejército ante un altar dedicado a los dioses. Al principio hubo
algunos que se negaron a prestar este juramento; se les dio muerte junto al altar y sus
cuerpos yacientes entre los restos de las víctimas resultaron una clara indicación para
que el resto.

Una vez acabado, el general nombró especialmente a diez y les dijo a cada uno que
escogiese un compañero de armas, y a estos, de nuevo, que eligiesen a otros hasta
alcanzar el número de 16.000. A estos se les llamó Legio Linteata (legión del Lino), por
el tejido con que se había cubierto el lugar donde juraron. Se les proporcionó una
resplandeciente armadura y cascos emplumados para distinguirlos de los demás. El resto
del ejército se componía de algo menos de 20.000, pero eran algo inferiores.

Guerreros samnitas 293 AC durante la batalla de Aquilonia: 1 Legio Linteata o legion del Lino con
armamento plateado lleva casco tipo calcídico, coraza de triple disco, greba y scutum; 2 lancero con
yelmo montefortino y coraza de triple disco; 3, lancero yelmo tipo ático y pectoral cuadrado; 4
jabalinero con yelmo tipo ático y coraza musculada. Autor Richar Hook

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Espurio Carvilio Máximo se hizo cargo de las legiones de Marco Atilio, el cónsul del
año anterior, y se dirigió hacia el Samnio. Tomó la ciudad de Amiterno, matando a
2.800 y haciendo 4.200 prisioneros.

Lucio Papirio Cursor, con un ejército recién alistado, atacó con éxito la ciudad de
Duronia. Hizo menos prisioneros que su colega, pero mató a un número algo mayor.

A continuación, los cónsules atravesaron el Samnio en diferentes direcciones; Carvilio,


después de devastar el territorio atinate, llegó hasta Cominio; Papirio llegó hasta
Aquilonia, donde estaba situado el grueso del ejército samnita. Durante algún tiempo,
sus tropas, aunque no completamente inactivas, se abstuvieron de cualquier
enfrentamiento serio. El tiempo transcurrió acosando al enemigo cuando estaba
tranquilo y retirándose cuando mostraba resistencia, amenazándole más que presentando
batalla.

El otro campamento romano estaba a unos 30 km, Lucio Papirio, estaba preparado para
entrar en combate al día siguiente, le comunica a Espurio Carvilio que ataque Cominio
con todo su ejército para evitar que desde allí se mandasen refuerzos a Aquilonia.
Carvilio estaba de acuerdo con el plan. Sabía perfectamente que el grueso del ejército
samnita estaba en Aquilonia.

Lucio Papirio dio la señal para la batalla. Justo mientras formaban en sus posiciones,
llegó un desertor con la noticia de que 20 cohortes samnitas, de 400 hombres cada una,
habían llegado a Cominio. Inmediatamente el cónsul envió un mensajero para advertir a
su colega de este movimiento.

Tras asignar puestos a las legiones auxiliares, puso el mando del flanco derecho a Lucio
Volumnio, el izquierdo a Lucio Escipión. El mando de la caballería recayó sobre los
legados Caio Cedicio y Tito Trebonio; a Espurio Naucio le ordenó que cogiese tres
cohortes de auxiliares y reuniese todas las mulas de carga con el fin de alcanzar una
elevación cercana para que, desde allí, aparecer en pleno combate levantando la mayor
polvareda posible.

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Samnita contra romano 295 AC. A la izquierda samnita a la derecha príncipe romano. Autor Graham
Sumner

Se dio la señal de ataque y las legiones presionaron por los flancos y el centro cuando
de repente aparece una polvareda parecida a la provocada por la llegada de un ejército;
eran Espurio Naucio y las tres cohortes de auxiliares con las mulas. Esto engañó de
igual modo a samnitas y a romanos que no habían sido advertidos. Acto seguido ordenó
que se abriesen pasillos por los que Trebonio y Cedicio lanzaran a toda la caballería
contra el enemigo. La caballería rompió las filas samnitas al primer embiste mientras
Volumnio y Escipión, aprovechando el desconcierto, atacaron desde las dos alas con la
infantería. El ejército samnita huyó al completo, unos en dirección a su campamento,
otros a refugiarse tras los muros de Aquilonia; la nobleza y la caballería tomaron el
camino hacia Bovianum.

Volumnio tomó el campamento samnita rápidamente mientras que Escipión, consciente


de que, si duda, el enemigo puede atrincherarse tras las murallas, se dirigió hacia las
puertas seguido por sus hombres en formación de tortuga. Tras entrar en la ciudad
despejó las murallas pero al contar con muy pocos hombres no se aventuró en el
interior.

Lucio Papirio cuando se dio cuenta que sus hombres habían tomado las murallas, dio
orden a las tropas que tenía libres de que entrasen en la ciudad. Entraron por el punto

80
más cercano y se detuvieron porque la noche ya había llegado. Al día siguiente tomaron
la ciudad.

Aquel día murieron 20.340 samnitas y fueron apresados 3.870 junto con 97 enseñas
militares.

Conquista de Cominio

Ese mismo día tal y como habían acordado, en el momento que Lucio Papirio atacaba al
grueso de las fuerzas samnitas, su colega Espurio Carvilio dieron la señal de presionar
con todas sus tropas la ciudad de Cominio para evitar que desde allí se mandaran
refuerzos a Aquilonia.

Sitúa a todos sus hombres al pie de las murallas creando un cordón que rodeaba la
ciudad y estableciendo delante de las puertas fuertes retenes en previsión de una salida
inesperada. En este momento llega el mensajero enviado por Papirio para advertirle de
que hacía él. Carvilio se ve obligado a retrasar el ataque y a ordenar al legado Decimo
Bruto Esceva que tomara una legión, diez cohortes auxiliares y la caballería para partir
al encuentro de los refuerzos samnitas que se aproximaban. Éstas ni siquiera entraron en
combate ya que se detuvieron a 12 km de Cominio y no entraron en ninguna de las
batallas.

Carvilio inició el asalto a Cominio llevando escalas por todo el contorno de los muros y
efectuando un ataque contra las puertas de la ciudad.

De forma coordinada se echaban abajo las puertas y se asaltaban las murallas desde
todas partes. Los samnitas, tras una primera defensa, observaron que los romanos
estabán combatiendo y tomando varias partes de la muralla; abandonaron sus posiciones
y se agrupan todos en la plaza para una última defensa desesperada. Aunque tras una
breve resistencia acabaron arrojando las armas y rindiéndose. Murieron 4.880 samnitas
y 11.400 fueron hechos prisioneros.

Los cónsules entregaron las dos ciudades al saqueo y al fuego. El mismo día ardieron
Aquilonia y Cominio.

Tras los combates los cónsules se dedicaron al asalto a las ciudades, Papirio asaltó
Sepino y Carvilio tomó Velia, Palumbino y Herculáneo (las tres de ubicación
desconocida). En estas tres ciudades fueron muertos o apresados unos 10.000 hombres,
resultando ligeramente superior el número de prisioneros.

Desde que se empezó la campaña de ese año se produjeron varios levantamientos en


Etruria, y Carvilio recibió la orden de partir hacia Roma.

En el 290 AC, Los samnitas firmaron la paz con Roma, toda la Campania quedó bajo el
poder de Roma y Samnio quedó rodeada por colonias romanas.

81
Italia en el 290 AC

82
Guerra contra galos, etruscos y ligures
(285 – 172 AC)
Batalla de Arrentium 285 AC

Roma intentó dar su merecido a los senones por el apoyo brindado a Samnio, pero
fueron ayudados por los bóyos, insubros, lingones, y gesatas, reuniendo un ejército
compuesto por una infantería de 50.000 hombres y una caballería de 20.000 jinetes, y
pusieron sitio a Arrentium. En cónsul Lucio Cecilio Metelo Denter fue enviado con un
ejército consular (20.000 efectivos) para aliviar la ciudad, los galos salieron a hacerle
frente con unos 30.000 para hacerle frente y le derrotaron, siendo masacrado, murió el
propio Cecilio así como 7 tribunos militares, y unos 13.5000, las bajas galas se estiman
en 5.500 hay muy pocos datos de la batalla, pero es muy probable que los galos les
tendiesen una trampa.

Batalla del lago Vadimon 283 AC

Como su sucesor los romanos nombraron a Manio Curio Dentato, que envió una
embajada a los galos para negociar el regreso de los prisioneros romanos. Cuando los
enviados fueron asesinados, Dentato se enfureció tanto que inmediatamente con un
nuevo ejército partió hacia el territorio de los galos sanones. Éstas presentaron batalla y
fueron derrotados y expulsados de su tierra, en la que los romanos establecieron la
colonia de Sena Gallica, la primera que se fundó en territorio galo. Esta victoria alarmó
tanto a los boyos, que temían compartir el mismo destino de los senones e invitaron a
los etruscos a unirse a ellos.

83
Romanos contra etruscos siglo IV-III. Centurión romano a la derecha atacando a un centurión etrusco
de Volterra, al fondo príncipe romano atacando a infante etrusco. Autor Giuseppe Rava

Sus fuerzas combinadas marcharon en masa contra los romanos, y fueron derrotados
aplastantemente en la batalla del lago Vadimon (hoy Bassano) a unos 55 km al norte de
Roma por el nuevo cónsul Publio Cornelio Dolabella. Los boyos y etruscos, sin
embargo, conseguirían levantar otra fuerza en el año siguiente, presionando a los
jóvenes para que se movilizasen. Pero cuando fueron derrotados nuevamente por los
romanos, los galos pidieron un acuerdo de paz, que les fue concedido.

Batalla de Populonia 282 AC

La batalla de Populonia se celebró en el año 282 AC, entre Roma y los etruscos y tuvo
lugar cerca del mar Adrático. Los romanos resultaron dirigidos por el cónsul Neo
Domicio Calvino Maximo resultaron victoriosos, y la amenaza etrusca sobre Roma
disminuyó de manera brusca después de esta batalla. Los etruscos firmaron la paz, pero
siguieron siendo una amenaza. Dos años después se produciría la invasión de Pirro.

Batalla de Fiesole o Faesulae 225 AC

Roma había estado en paz con las tribus de la Galia Cisalpina durante muchos años. En
236 AC, los boyos amenazaron la colonia romana de Ariminum, invitando a los aliados
de la Galia Transalpina para ayudar, amenazando una paz que había durado 45 años. La
amenaza se disipó cuando los aliados galos cayeron y se enfrentaron entre sí. Los
terribles castigos impuestos por los romanos 45 años anteriores estaban ahora olvidados
entre las generaciones más recientes de galos.

En el 232 AC, Cayo Flaminio, un tribuno plebeyo, se saltó la ley aprobada por el
Senado y dividió el Ager Gallicus en pequeños lotes para los ciudadanos romanos, con
84
gran disgusto de los aliados, porque la tierra pública realmente pertenecía a la
Federación y los magnates senatoriales romanos la utilizaron para el arrendamiento de
grandes porciones de la misma. Los galos sobre todo los boyos e insubros, también, se
dieron cuenta de la pérdida permanente de tierras, y temía aún más la invasión, pero se
tomaron su tiempo, trabajando en alianzas y una vez más la negociación con los
hermanos transalpinos. Sin embargo, el hecho de que los romanos dividieran el
territorio anteriormente galo de Picenum en 234 AC, generó un fuerte resentimiento
entre sus vecinos, los boyos y los ínsubros.

Cuando una fuerza de galos transalpinos cruzó los Alpes en 230 AC, los romanos
movilizaron un ejército, pero no tuvieron que intervenir porque los boyos de la Galia
Cisalpina se ocuparon de repeler a los invasores.

Se formó una liga de la mayoría de las tribus cisalpinas: la insubros, el boyos, el


lingones, y los taurinos (llamado tauriscos por Polibio). Se enviaron emisarios a través
de los Alpes para obtener aliados trasalpinos, pagaron grandes sumas de dinero a los
gesatos “gaesatae” (literalmente, “lanceros“) dirigidos por Aneroëstes y Concolitanus,
para que se unieran a ellos en la lucha contra Roma. Los romanos, alarmados por esta
movilización celta, pactaron un tratado con el cartaginés Asdrúbal dándole el control sin
restricciones de Hispania para así poder concentrarse en la amenaza más cercana.

Mientras tanto, los romanos no habían estado inactivos, eran conscientes de la alianza
gala, que había tardado varios años para preparar y organizar. Estaban alarmados,
recolectaron maíz, cereales y otros suministros, reunieron las legiones, llamaron a los
aliados e incluso marcharon a las fronteras ante los los rumores de la inminente
invasión. Reclutaron dos ejércitos consulares dobles (8 legiones), más ejércitos aliados
no soccii para conjurar la amenaza.

Los romanos nada más tener noticias de que los gesatos habían superado los Alpes
despacharonn al cónsul Lucio Emilio Papo con un ejército consular doble (cuatro
legiones romanas con 20.000 infantes y 1.500 jinetes, además de 30.000 infantes y
2.000 jinetes de los aliados o socii), estacionado mayoritariamente en Ariminum para
vigilas la ruta costera del mar Adrático. Situaron además a 45.000 infantes y 4.000
jinetes sabinos y etruscos en la frontera etrusca bajo el mando de un pretor, y enviaron a
los aliados etrusco-sabino con 20.000 efectivos junto con los galos aliados vénetos y
cenómanos con otros 20.000 efectivos para atacar el territorio de origen de los boyos y
distraerlos de la batalla. El otro cónsul, Cayo Atilio Régulo, tenía un ejército del mismo
tamaño que el de Lucio Papo, pero estaba estacionado en Cerdeña y la flota a su
disposición para cortar la retaguardia gala. En Roma había una reserva de 21.500
ciudadanos y 3.000 aliados, y dos legiones de reserva en Sicilia y Tarento.

85
Fiesole o Faesulae 225 AC, movimientos previos a la batalla

En 225 AC, los galos evitando enfrentarse con el ejército de Papo en Ariminum, giraron
hacia el sur y cruzaron los Apeninos, burlando las fuerzas etruscas que estaban
custodiando la frontera. En algún lugar cerca de Florencia, cruzaron el río Arno y se
encontraron en Etruria, sin ningún enemigo a la vista.

Poco a poco se dirigieron hacia el sur, dispersándose en el campo saqueándolo todo a su


paso, llevándose a personas y animales como botín y junto con las carretas de bueyes
con el producto del saqueo. Mientras tanto, el pretor reunió a su ejército etrusco-sabino
que estaba cerrando los pasos y partió en su persecución. Unos cuatro días más tarde,
alcanzó a los galos cerca Clusium, a sólo 136 kilómetros al norte de Roma. Al enterarse
de esto, los galos reunieron a sus dispersas fuerzas y volvieron de nuevo hacia el norte,
para hacerles frente. Los dos ejércitos se encontraron al atardecer, no había mucha
distancia de separación. Como era tarde ambos ejércitos acamparon y encendieron sus
fuegos.

Los galos idearon una estratagema. Abandonaron el campamento en silencio durante la


noche, dejando sus fuegos encendidos y su caballería que tenía la orden de esperar hasta
el amanecer, y después, cuando fueran visibles para el enemigo, atraerles hacia el sur.
Mientras tanto, el resto del ejército tomaba posiciones en los bosques y colinas cubiertas
de matorrales cerca de una ciudad llamada Fiesole o Faesulae.

Al amanecer, los romanos viendo que los galos se habían marchado y que había una
retaguardia de caballería, dedujeron que el grueso no estaba lejos y se apresuraron a
levantar el campamento y perseguirles siguiendo el rastro dejado por miles de caballos.
Cuando entraron en la trampa, la caballería gala dio media-vuelta y contraatacó, al
mismo tiempo las fuerzas galas ocultas atacaron a los romanos desde los flancos. El
ejército etrusco-sabino se rompió y huyó y se refugiaron en una colina en el valle, donde
permanecieron a la espera. Unos 6.000 habían muerto, incluyendo los heridos
incapacitado para escapar. Los galos rodearon la colina, pero estaban demasiados
cansados para asaltarla, decidieron dejar a grupos de caballería para vigilarla a la espera
de reanudar el ataque al día siguiente.

86
Lucio Emilio Papo llegó en el momento oportuno para socorrer a las tropas del pretor.
Acampó cerca de los galos de manera que los refugiados en la colina, al ver los fuegos,
recobraron el ánimo. Al caer la noche algunos hombres desarmados se infiltraron entre
las tropas galas y consiguen llegar al campamento del cónsul para informarle de la
situación. Enterado de todo, Lucio Emilio ordenó a los tribunos que se preparen para
sacar a la infantería cuando comenzase a amanecer mientras él mismo se haría cargo de
la caballería para intentar unir los dos ejércitos.

Aneroëstes persuadió a los galos para que se retirasen a lo largo de la costa etrusca con
su botín para retomar la guerra más adelante, cuando el botín hubiera sido puesto en
lugar seguro.

Antes del amanecer los galos levantaron el campamento y enfilaron el camino que
recorre la costa de Etruria (la Vía Aurelia).

A su vez, Lucio Emilio Papo recogió las tropas del pretor, pero desestimó librar de
momento una batalla campal. Decidió seguir al ejército galo para aprovechar alguna
zona favorable, les persiguió y acosó por retaguardia, pero sin arriesgarse a entablar
batalla.

Cayo Atilio desembarcó sus tropas en Pisa y tomó la dirección sur para cortar el paso a
la que pretendían seguir los galos.

Batalla de Telamón 225 AC

Cayo Atilio se dirigió al sur a marchas forzadas, cubriendo una distancia de 150 km en
tres días.

Cuando los galos se encontraban en las cercanías de Telamón sus forrajeadores se topan
con los batidores de Cayo Atilio y fueron capturados.

Llevados ante el cónsul y a preguntas de éste explican lo sucedido y comunican la


presencia cercana de los dos campamentos, el de ellos y el de Lucio Emilio. Es entonces
cuando Atilio cae en la cuenta que acaba de cortar la retirada de los galos a la vez que
los tiene cercados pues no había tenido contactos anteriores con Emilio. Ordenó a los
tribunos que formasen las legiones y marchasen en la medida en que la zona permitiera
el avance con el frente desplegado. Él mismo se dirigió con la caballería hacia una
colina situada sobre el camino por el que tenían que pasar los galos para cubrir el
despliegue.

Los galos, desconocedores de la presencia de Atilio, supusieron en un principio que


algunas tropas de Lucio Emilio, tras superarlos de noche con la caballería, habían
ocupado la colina. Por lo tanto, rápidamente despacharon destacamentos de caballería y
tropas ligeras para despejar la elevación. Tras algunas escaramuzas se enteraron por un
prisionero que las tropas eran de Atilio.

Papo, aunque enterado del desembarco de las legiones en Pisa, ignoraba que estuvieran
tan cerca. El combate que se había entablado en la colina le dio la certeza de que se
hallaban muy próximas. Ante lo cual envió de inmediato a su caballería para apoyar a la

87
de Cayo Atilio, mientras él, tras ordenar formar a la infantería avanzó contra el grueso
del ejército galo.

Batalla de Telamón 225 AC. 1 lucha en la colina entre la caballería gala y romana; 2 ejército del cónsul
Atilio (8 legiones) unos 50.000 efectivos; 3 Ejército de taurinos y boyos unos 25.000 efectivos; 4 botín y
bagajes de los galos en una colina; 5 ejército de insubres y gesatos unos 30.000 efectivos; 6 ejército del
cónsul Papo (10 legiones) unos 60.000 efectivos.

Los galos, viéndose rodeados desplegaron frente a Papo a los gesatos e imsubres,
mientras que frente a Atilio quedan los taurinos y los boyos. Los carros de guerra se
colocaron en los flancos. El botín se trasladó a una elevación cercana bajo fuerte
protección de tropas. El frente de batalla tenía 2,5 km de frente.

Formando de esta manera un doble frente, entre las primeras filas galas los gesatos se
despojan de sus ropas pues pensaban que así tendrían mayor maniobrabilidad en ciertas
zonas en las que las zarzas se prendían a los vestidos y dificultaban el manejo de las
armas.

88
Batalla de Telamon 225 AC. Los guerreros gesatos o gaesataese despojan de sus ropas antes de la
batalla. Autor Wayne Reynolds para Osprey

En un principio, el único combate que se desarrolla es el de la colina. El cónsul Atilio


cayó abatido siendo su cabeza llevada ante los reyes galos. La caballería romana, tras
duros combates, se adueñó al fin de la elevación.

Lo que tuvo lugar a continuación, cuando ya las tropas de a pie se acercaron la una a la
otra, es descrito por Polibio: “Era incalculable el número de cornetas y bocineros,
cuyos sones, confundidos con los gritos de guerra lanzados a la par por las tropas,
redundaban en un estruendo de tal altura e intensidad que el griterío parecía emanar
no sólo de las trompetas y las huestes, sino de los parajes del entorno que les hacían
eco” Pol. II, 29.

89
Galos cargando contra romanos. Autor Angus McBride para Osprey

De repente, la infantería ligera romana inicia el lanzamiento de proyectiles


desconcertando totalmente a los galos. Los gesatos fueron los peor parados al ir
desnudos sin ningún tipo de vestimenta que amortiguara los impactos. Algunos,
dejándose llevar por un ardor irracional, se abalanzaron sin concierto sobre las primeras
filas romanas entregándose a la muerte. Otros, en cambio, retrocedieron atemorizados
sembrando el desorden de los que estaban detrás. “Fue así como los proyectiles
romanos liquidaron el arrojo de los gesatos”.

Respecto a las huestes de insubres, taurinos y boyos, tan pronto los romanos retiraron a
la infantería ligera, avanzaron contra ellos lanzando primero sus pilum y recibiendo la
carga romana bien formados. Se entabla una feroz lucha cuerpo a cuerpo en la que los
galos logran resistir en un principio. Sólo el aparejo de sus armas hace que empiecen a
ser superados tanto en conjunto como individualmente.

“Porque a la considerable ventaja del escudo para la defensa, y de la espada para el


ataque …en cambio la de la espada gala se limita al tajo” II, 30.

90
Batalla de Telamón 225 AC. Autor José Daniel Cabrera Peña.

Es entonces cuando la caballería romana carga desde la colina sobre las alas. Los galos
de a pie son masacrados sin tan siquiera abandonar sus posiciones, mientras la caballería
se dio a la fuga.

Concolitano y 10.000 galos fueron rodeados y capturados. Polibio asume que los
restantes 40.000 fueron masacrados, pero en realidad muchos miles probablemente se
escabulleron por las laderas boscosas a uno y otro lado.

Aneroestes se escapó con sus guerreros para el hogar, pero a partir de la vergüenza de la
derrota, cometió suicidio. El botín rescatado fue devuelto a los etruscos, el botín
recogido a los galos fue enviado a Roma, y Papo marchó hacia el norte y adentró sus
legiones en territorio de los boyos, saqueando durante varios días antes de regresar a
Roma, donde Emilio celebró un triunfo. La invasión gala más grave jamás había sido
completamente desbaratada y la propia Roma salvada.

Batalla de Clastidio o Clastidium 222 AC

La aplastante victoria en la batalla de Telamón, hizo que los romanos decidieron a


expulsar a las tribus galas del valle del Po. El siguiente año, los dos cónsules
combinarían sus ejércitos de tamaño normal e invadieron el territorio de los boyos,
obligándoles a someterse a Roma a pesar de los reveses debidos a las severas lluvias y
las consiguientes epidemias.

Entran en funciones los cónsules Marco Claudio Marcelo y Cneo Cornelio Escipión
Calvo. Los insubres despacharon una embajada con propuestas de paz y la promesa de

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acatar lo que se les impusiera. Los cónsules insisten ante el senado para que bajo ningún
concepto se les concediese la paz.

Los galos, resueltos a poner en juego sus últimas esperanzas, recurren a sus vecinos del
Po entre los que logran reclutar unos 30.000 mercenarios principalmente gesatos.
Reforzadas de esta manera sus filas esperaron el ataque romano.

Al inicio de la primavera los cónsules condujeron sus tropas al país de los insubres. Una
vez allí acamparon junto a la ciudad de Acerrae a la que pusieron cerco.

Los insubres, incapaces de socorrer a la población asediada por encontrarse previamente


ocupados por los romanos los puntos estratégicos, hacen que parte de sus tropas
atraviesen el Po en dirección al territorio de los anares, aliados de Roma, en donde
ponen cerco a Clastidium con la intención de desviar la atención sobre Acerrae.

Al tener noticia los cónsules del cerco de Clastidium, Marco Claudio Marcelo marchó a
toda prisa con 3.200 equites (2/3 de la caballería combinada de ambos ejércitos) y 600
velites, decidido a llevar socorro a los sitiados. Informados de la presencia de los
romanos, los insubres levantaron el cerco y avanzaron a su encuentro en formación de
combate para enfrentarse a los romanos con cerca de 10.000 galos de infantería y
caballería.

Caballería romana siglos III-II, aún sigue sin unificar, llevan escudos redondo (parma) como escudos
largos (scutum), la mayoría llevan yelmo montefortino y algunos tipo ático, todos llevan cota de malla y
la montura es de cuernos de origen celta . Autor Giuseppe Rava

Cuando ambos ejércitos se desplegaron y antes de empezar la batalla tuvo lugar un


homérico duelo entre el rey gesato Britomarus y el propio Marcelo, del que el cónsul
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salió vencedor tras atravesar con su lanza la armadura del galo, ganando así la
legendaria spolia opimavi, máxima distinción romana en combate.

Plutarco, Vidas Paralelas, Marcelo VII describe el combate: ”En esto lo vio el rey
(Virdumaro), y conjeturando por las insignias que aquel era el general, picó a su
caballo y se adelantó mucho a los demás, provocándole a grandes voces y, blandiendo
su lanza; era superior a los demás galos y sobresalía entre ellos por su talla y por toda
su armadura, en que brillaban el oro, la plata y la variedad de los colores, con lo que
venía a ser como rayo de luz entre nubes. Llevaba Marcelo su vista por toda la hueste
enemiga, y como al descubrir aquellas armas le pareciesen las más hermosas de todas
y se le ofreciese que con ellas había de cumplir su voto, arremetiendo contra su dueño
le atravesó con la lanza la coraza y con el encuentro del caballo le hizo perder la silla
y caer al suelo todavía con vida; pero repitiéndole segundo y tercer golpe acabó luego
con él. Apeóse en seguida, y luego que tomó en la mano las armas del caído, alzando
los ojos al cielo, exclamó: “¡Oh Júpiter Feretrio, tú que registras los designios y las
grandes hazañas de los generales en las guerras y en las batallas, tú eres testigo de que
con mi propia mano he traspasado y dado muerte a este enemigo, siendo general, a
otro general, y siendo cónsul, a un rey; conságrote, pues, estos primeros y
excelentísimos despojos; tú concédeme para lo que resta una ventura igual a estos
principios!”

A continuación, la caballería romana cargó contra la desmoralizada línea gala cuyo


centro al parecer aguantó la embestida, pero no así sus flancos que cedieron. Pronto
tanto la caballería como la infantería gala huían de los equites romanos que infligieron
una grave derrota a los galos. Según Plutarco, la de Marcelo fue una victoria reseñable y
extraña: Pues nunca antes o después, según se nos ha contado, tan pocos jinetes habían
vencido a tantos juntos de a caballo y a pievii. Muchos cayeron al río y murieron
arrastrados por la corriente, pero la mayoría fue masacrada por la caballería romana.

Cneo Cornelio Escipión consiguió hacerse con Acerrae, la cual rebosaba de trigo, al
tiempo que los insubres que quedaban en la zona huyeron hacia Mediolanum (actual
Milán), el enclave más importante de su país. El cónsul los persiguió y se plantó ante
Mediolanum. En un principio los insubres no reaccionan, pero cuando Cneo Cornelio se
dió la vuelta para regresar a Acerrae lanzaron un ataque contra su retaguardia
causándole numerosas bajas e incluso fuerzaron la huida de algunas unidades. De
repente Cornelio insta a la vanguardia a detenerse y ordenó girarse contra los galos. Se
entabla un combate con los perseguidores. Los insubres, animados por su momentáneo
triunfo sobre la retaguardia romana, aguantaron cierto tiempo, pero al final se
desbandaron hacia los montes cercanos. Cneo Cornelio los persiguió arrasando y
saqueando en su camino todos los campos por donde pasaba.

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Jinetes galos siglos III-II AC: 1 lleva escudo alargado, yelmo con carrileras y un jabalí como insignia; 2
lleva un yelmo etrusco-corintio, escudo redondo, varias javalinas y lanza; 3 va sin armamento y está
tocando un carnix; todos llevan silla de cuernos que posteriormente sería copiada por los romanos.
Autor Angus Mcbride

Mediolanum acabó capitulando una vez perdida toda esperanza de salvación. Con la
caída de su enclave principal los insubres se rindieron a los romanos.

Hacia el año 220 AC, los romanos eran dueños del valle del Po y comenzaron la
fundación de las colonias de Placentia y Cremona, frente a territorio insubre. Dos años
más tarde, Aníbal llegaría y levantaría a los galos contra Roma una vez más. Los
taurinos se negaron a unirse. Tan sólo con 8.000 soldados de infantería y 4.000 de
caballería, en su mayoría insubros, se unieron a Aníbal antes de la batalla del Trebia.
Después de la liberación del valle del Po, los galos de Aníbal aumentaron a 20.000
soldados de infantería y 4.000 de caballería, pero esto no era más que una fracción de la
potencia gala antes de la batalla de Telamón y sus secuelas, que había roto su poder
militar galo para siempre.

Batalla de Cremona 200 AC

El año 200 AC, un general cartaginés de nombre Amílcar que al parecer había sido
lugateniente de Asdrúbal Magón y que se había quedado en la zona trás la derrota de
éste, solibiantando a las tríbus locales contra Roma, consiguió levantar a los galos
ínsubros, cenomanos y boyos, así como a los ligures celinos, ilvates, y otras tribus
asaltaron y saquearon la colonia romana Plasentia. Los romanos en esos momentos
estaban ocupados con la Segunda Guerra Macédonica, obligaronn a Roma a dirigir su
atención al norte de Italia una vez más.

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Situación en el norte de Italia en el 200 AC. Las principales vías romanas eran la via Flaminia de Roma
a Rimini, vía Emilia de Rimini a Placencia, Via Cassia de rama a Arretium y Pisa; vía Aurelia de Roma
a Pisa, y la vía Emilia Scaura de Pisa a Génova

Tras el éxito de esta acción los galos cruzaron el río Po, y avanzaron con la intención de
saquear Cremona, la otra colonia romana en la Galia Padana. Al enterarse de la suerte
que habían corrido Plasentia, los habitantes de Cremona tuvieron tiempo de preparar las
defensas para soportar un asedio y enviar un mensaje al pretor romano antes de que
llegasen los galos. Éstos no obtuvieron la sorpresa, por lo que la ciudad no pudo ser
tomada al asalto, así es que decidieron someterla a un asedio.

El gobernador de la provincia era el pretor Lucio Furio Purpúreo que se encontraba


acampando con su reducido ejército en las inmediaciones de Rímini. Frente a los 40.000
efectivos galos, el pretor solo contaba con 5.000 efectivos romanos y aliados o socii.

El ejército consular de Etruria estaba esperando a su nuevo comandante, el cónsul electo


Cayo Aurelio Cota, por lo que el Senado ordenó al ejército se dirigiera directamente a
Rímini y que el relevo del mando se realizara allí. Al mismo tiempo el senado envió una
embajada a Cartago para reclamar que le entregasen a Amílcar.

El gobierno cartaginés respondió de que lo único que podían hacer era condenarlo al
destierro y confiscar sus bienes, ya que no le obedecían y estaba actuando por cuenta
propia, y que estaban cumpliendo escrupulosamente todos los puntos del tratado
(entrega de refugiados y desertores) además de abastecer a Roma y al ejército romano
de Macedonia con trigo.

El ejército consular llegó a Rimini y el pretor Lucio Furio, decidió no esperar al cónsul
Cayo Aurelio y partió con las tropas a marchas forzadas hacia Cremona. Al llegar a los
alrededores de la ciudad, decidió dar descanso sus tropas en lugar de atacar
inmediatamente a los sitiadores galos, que estaban desprevenidos y desperdigados con
su campamento desprotegido. Al advertir la presencia romana, reunieron todas las

95
tropas galas y ligures en su campamento. Al día siguiente, ofrecieron batalla a los
romanos.

Guerreros galos cisalpinos. A la izquierda se ve que llevan las torques alrededor del cuello, algunos
llevan dos, costumbre que sería adoptada por los romanos. A la derecha de puede ver el famosa carnix
que era una especie de trompeta de bronce, llevada verticalmente y con la campana en forma de cabeza
de un animal que tocaban los galos con el fin de asustar a los enemigos. Autor Johnny Shumate

Lucio Furio decidió aceptar la batalla, contra la costumbre de situar las legiones
romanas en el centro y las aliadas en los flancos, decidió que las legiones aliadas
desplegasen a la derecha bajo el mando del legado Marco Furio, mientras que las
legiones romanas desplegarían a la izquierda bajo el mando del legado Marco Cecilio.
Salieron del campamento primero Marco Furio con las legiones aliadas y cuando
estaban terminando de desplegar, toda la masa de guerreros galos y ligures se dejó caer
sobre estas tropas chocando furiosamente, a la vez que, en razón de su mayor numero,
comenzaron a desbordarlas las por ambos flancos.

Rápidamente, Lucio Furio ordenó a Marco Cecilio, marchaba detrás con las dos
legiones romanas que desplegasen a ambos flancos de las legiones aliadas, para evitar
que fuesen desbordadas.

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Batalla de Cremona 200 AC. Despliegue de fuerzas

Las legiones aliadas al ver la aproximación de las romanas, aguantaron y Lucio Furio
consiguió restablecer la línea de batalla, produciéndose la lucha cuerpo a cuerpo que era
favorable a los romanos.

Amilcar con su superioridad numérica, ordenó el desbordamiento por ambos flancos,


este nuevo intento de desbordamiento fue desbaratado por Lucio Furio al enviar la
caballería romana, al mando del legado Lucio Valerio Flaco que les atacó de flanco.

Como estaban siendo destrozados en todos los sectores del campo de batalla, los galos
se dieron la vuelta y en medio de una salvaje huida buscaron refugio en su campamento.
La caballería les persiguió, llegando a continuación la infantería que atacó el
campamento.

Solo unos 6.000 galos consiguieron escapar, más de 35.000 fueron muertos o hechos
prisioneros; según Livio se capturaron 70 estandartes, junto a 200 carros galos cargados
de botín. 2.000 hombres que los galos habían capturado en Plasencia, fueron puestos en
libertad y devueltos a sus hogares. El general cartaginés Amílcar cayó en esa batalla, así
como tres nobles generales galos.

Tras la victoria, llegó el cónsul Cayo Aurelio Cota y se hace cargo del ejército,
encontrándose con que la guerra había terminado, furioso envió al pretor a Etruria, para
luego llevar sus legiones a territorio enemigo para saquearlo.

Al año siguiente, un ejército bajo el mando del pretor Cneo Bebio Tánfilo, que había
asumido el mando de estas tropas de las manos de Cayo Aurelio, en esa provincia.
Sufrió una derrota a manos de los galos, sufriendo 6.000 bajas y a punto estuvo de
perder todo el ejército.

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Batalla del río Mincio 197 AC

En el 196 AC, se produce un levantamiento en la Galaia Padana, al mismo tiempo


estaban empeñados en la Segunda Guerra Macedónica. Los cónsules electos para el año
siguiente fueron Cayo Cornelio Cetego y Quinto Minucio Rufo, se comprometieran a
aceptar la decisión del Senado, el cual emitió un decreto para que Italia fuera
administrada por ambos cónsules y que Tito Quincio Flaminio (vencedor en
Cinocéfalos este mismo año) viera confirmado su mando en Macedonia hasta el
momento en que el Senado designara a su sucesor con el cargo de procónsul. A cada
uno de los cónsules se les asignarían dos legiones; con ellas deberían dirigir la guerra
contra los galos cisalpinos, que se habían rebelado contra Roma.

El plan consensuado por ambos cónsules era avanzar independientemente con ambos
ejércitos, convergiendo sobre el centro de la Galia Padana.

El cónsul Quinto Minucio avanzaría por Liguria, embarco sus fuerzas en Pisa y
desembarcó en Genoa (Génova) y se internó en Liguria, rindiendo las fortificaciones de
Clastidio (Casteggio) y Litubio, sometiendo a los celeyates y a los cerdiciates. En
territorio de los ilvates, se rindieron 15 ciudades fortificadas y 20.000 hombres. Desde
aquí, llevó sus legiones al país de los boyos, cuyo ejército, había cruzado el Po para
reunirse con ínsubros y cenomanos.

Guerreros galos siglos II-I AC: 1 guerrero gesato o gaesatae, que luchaban desnudos; 2 infante vestido;
3 jinete con un yelmo cuya cimera es un águila ciyas alas se mueven al galopar, lleva cota de malla y
probablemente sea un noble. Autor Angus McBride

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El cónsul Cornelio Cetego partió de Rimini y se dirigió al país de los boyos para unirse
a Minucio. Al recibir noticias de la invasión de su territorio, los boyos exigieron que
todos debieran apoyar a quienes sufrían la mayor presión, mientras que los ínsubros
declararon que no dejarían indefenso su propio país. Así pues, dividieron sus fuerzas;
los boyos marcharon a proteger su país y los ínsubros y cenomanos tomaron posiciones
a orillas del río Mincio. En el mismo río, 3 km más abajo, fijó Cornelio su campamento.
Desde allí, se enviaron emisarios a diferentes aldeas de los cenomanos y a Brixia, su
capital, que dieron garantías de que no tomarían parte en los combates. Ignorantes de
este pacto, los ínsubros ofrecieron batalla a los romanos. Sin embargo, algo debieron
sospechar ya que fueron situados en retaguardia, como reserva.

Ambos ejércitos desplegaron y los romanos cargaron. Livio informa que los ínsubros
”no resistieron el primer choque” y fueron derrotados, algunos autores dicen que los
cenomanos los atacaron por retaguardia cuando la batalla estaba en marcha. Lo que está
claro es que los romanos fueron los vencedores.

Quinto Minucio, el otro cónsul, solo pudo contentarse con saquear la tierra de los boyos
puesto que estos, al enterarse de la derrota de los ínsubros, desistieron de todo intento de
lucha. Los guerreros abandonaron a sus líderes en su campamento y retornaron a sus
hogares para defender sus propiedades y familias de la codicia romana. A su regreso a
Roma, ambos cónsules celebraron un triunfo cada uno.

La batalla de Mutina o de Placencia 193 AC

Los boyos volvieron a levantarse en el 194 AC, se enfrentaron cerca de la ciudad de


Mutina (actual Módena).

El cónsul Lucio Cornelio Merula condujo las legiones al territorio de los boyos, el
ejército romano se dedicó al saqueo y provocar estragos para provocarles a una batalla
campal, los boyos no querían enfrentarse en campo abierto, esperando una oportunidad
para tenderles una emboscada.

Mientras que el cónsul condujo a sus tropas hacia Mutina (Módena), los boyos le
siguieron, y por la noche, más allá del campo romano, ocuparon un barranco que era un
paso necesario para los romanos, pero no actuaron de forma diligente y en silencio, los
romanos se dieron cuenta de tal movimiento, y el cónsul, decidió levantar el
campamento en plena luz del día, a pesar de que no era la costumbre. Como precaución
adicional, envió por delante exploradores, quienes le informaron sobre el número de
enemigos que tendrían que hacer frente. Antes de la batalla reunió los bagages y
encargo su defensa a los triarios. A continuación, se dirigió con el resto del ejército
hacia los galos. Los galos desplegaron al descubrir que la emboscada había sido
descubierta y que tendrían que luchar en campo abierto. El frente era estrecho y los
romanos desplegaron en dos líneas delante las legiones aliadas y detrás las romanas.

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Ataque de galos. Autor Giuseppe Rava

El choque comenzó temprano. La batalla fue larga y de desgaste, a medio día el sol era
muy fuerte, y los aliados pidieron el relevo, renovándose la lucha con nuevo ímpetu.
Mérula se dio cuenta que los boyos empezaban a flaquear y ordenó a Cayo Livio
Salnore, comandante de la caballería auxiliar, que cargase contra la formación enemiga
lanzando jinetes al galope, manteniendo en reserva la caballería de las legiones. Al
parecer consiguió romper la formación enemiga y empezaron a darse a la fuga.
Enviando a los jinetes romanos en su persecución.

Según Tito Livio perecieron 14.000 guerreros, se capturaron 721 equites y 3 duces, con
212 insignias y 73 carromatos, los romanos sufrieron 5.000 soldados, 23 centuriones, 4
comandantes auxiliares y los tribunos de la segunda legión Marco Genucio y Quinto
Marcio y Marcus. Esta batalla marcó el fin de la campaña gala en Italia. La mayoría de
la aristocracia boya murió y los sobrevivientes se dividieron entre aquellos que querían
resistir a toda costa y los partidarios de rendirse. Finalmente, en 192 AC. los romanos
lanzaron una gran ofensiva contra ellos. Un año más tarde el cónsul Publio Cornelio
Escipión Nasica les venció definitivamente.

Campaña contra los ligures

Antecedentes

Los ligures eran un pueblo de origen íbero que habitaba al norte del mar de Liguria
actual golfo de Génova, vivían entre el Ródano y el Arno, estaban muy influenciados
por los pueblos pueblos que les rodeaban, un grupo al que podemos denominar etrusco-
ligur que estaban en contacto con los etruscos de los cuales copiaron el armamento y las

100
formas de combatir entre estos se encuentran los apuanos, tígulos y vagienos que
realizaban incursiones en Etruria atacando las ciudades de Pisa y Bolonia. Otro grupo lo
formaban los galo-ligures que tenían influencia de los galos como los libicios, taurinos,
briviates, salesios, orumbos e ilvates. Había otro grupo que habitaba en la costa y se
dedicaban a la piratería entre los que destacamos los montanios, inguanos, intimilios,
deciates, oxibienos y salubios.

Al final de la Segunda Guerra Púnica, los romanos estaban casi seguro de que
conservarían la franja costera hasta Portus Lunae, que se unió a Roma con una carretera
llamada Aurelia Nova, construyendo a continuación la ciudad de Pisa, alrededor del 200
AC.

En el 194 AC, Escipión el Africano después de un levantamiento ligur, saqueó toda


Liguria excepto las aldeas remotas y de difícil acceso, que ocultas en los bosques y en
los pantanos, hacía difícil y peligroso el acceso para los romanos.

Al año siguiente, los ligures se reunieron en asamblea y atacaron en masa a la ciudad


costera de Pisa y el estuario del río Arno. Según Livio, unos 40.000 guerreros atacaron
la ciudad, a los que se sumaban diariamente más atraidos por el botín. El consul Quinto
Municio Termo llegó al sudeste de Pisa desde Arretium , formó sus tropas y se dirigió a
Pisa. Su llegada salvó a la ciudad, cruzó el río Arno y acampó a un kilómetro del
enemigo. En un principio se limitó solamente a escaramuzas, bloqueando al ejército
principal ligur, pero no se atreve a enfrentarse a los ligures en campo abierto. no pudo
impedir que los ligures recorriesen la zona y volviesen con el botín y ganado de los
pueblos saqueados. Incluso el propio Municio cayó en una emboscada y fue salvado por
la caballería númida. Finalmente, satisfechos con el botín conseguido, los ligures
levantaron el asedio y se retiraron a sus hogares reinando la paz hasta final del año
siguiente.

En el 193 AC, un ejército romano que marchaba por un desfiladero, se encontró con que
la salida había sido bloqueada por los ligures. El cónsul al mando ordenó hacer alto y
dar media vuelta con el fin de evitar una batalla en una zona tan estrecha. Al volver se
encontraron con que la otra salida también había sido bloqueada. Los romanos estaban
atrapados igual que ocurrió en las Horcas Caudinas. En ese momento, el comandante de
la caballería númida prometió que con sus 800 jinetes abrirían el paso. Primero
incendiarían los poblados fortificados que estaban en el valle y después rompería el
bloqueo. El cónsul estuvo de acuerdo y le prometió una recompensa si lo conseguía.

101
Tribus ligures

Los númidas se acercaron al poblado como si estuviesen borrachos haciendo tonterías,


los defensores divertidos con el espectáculo, bajaron la guardia, de repente los númidas
espolearon a sus caballos y cogiendo a sus enemigos desprevenidos e incendiando el
poblado, Los hombres, mujeres y niños huyeron despavoridos hacia el bloqueo para
salvar sus vidas. Los númidas aprovecharon la confusión y rompieron el bloqueo, y el
ejército romano se salvó de la destrucción.

La guerra continuó y en el 191 AC, un ejército ligur realizó un ataque nocturno contra el
campamento del proconsul Quinto Minucio. Desde la empalizada los legionarios
romanos mantuvieron a raya a los atacantes. Cuando se hizo de día, salieron por dos
puertas a la vez desde el interior del campamento, y cargaron contra los desperdigados
atacantes que debido al cansancio y falta de sueño abandonaron el campo, dejando
4.000 muertos frente a las 300 bajas romanas. Con refuerzos Minucio podía haber
finalizado la guerra, pero otro ejército bajo el mando del cónsul Publio Cornelio
Escipión Nasica estaba empeñado combatiendo a los boyos.

Después de tres años de guerra en 190 AC, Minucio Termo volvió a Roma, pero no
consiguió el triunfo ya que sus campañas no han logrado poner fin a la agresión de los
ligures. Pisa estaba segura, pero se interrumpieron las comunicaciones por tierra con el
Portus Lunae porque los apuanos que ocupaban la franja costera y amenazan el norte de
Etruria, apoyado por sus aliados friniates que habían descendido de los Apeninos.

Campaña contra los inguanos y apuanos (189- 180 AC)

En el 189 AC, Quinto Bebio fue emboscado en su camino hacía Hispania cerca de
Marsella. Para frenar estas incursiones, en 188 AC el Senado envió contra los ligures al
cónsul Marco Valerio Mesala que, organizó el año siguiente, una operación a gran
escala, utilizando ambos ejércitos consulares: a Cayo Flaminio persiguió, a lo largo de
los valles de los Apeninos que descendían hacia el Arno, y derrotó a los friniates
primero y después a los apuanos, que habían causado estragos en el campo, cerca de
Pisa y Bolonia. El otro ejército bajo el mando de Marco Emilio, avanzó por el valle del
Serchio saqueando de la tierra de los apuanos y obligándolos a retirarse a las altas
montañas, para despues continuar la campaña contra otros grupos friniates, llegando a
Bolonia, desde donde se inicia la construcción de la vía Emilia.

102
Emboscada de los ligures al ejército romano. Los ligures tendieron numerosas emboscadas al ejército
romano en estrechos valles.

Aunque derrotados, los apuanos no permanecieron con los brazos cruzado, obligando a
los romanos a organizar otra expedición militar, esta vez confiada al cónsul Quinto
Marcio Filippo, quien al mando de sólo 3.000 infantes y 150 jinetes romanos y 5.000
infantes y 200 jinetes aliados o socii, avanzaron hacia el Val di Magra, sus legionarios
se internaron imprudentemente a través de bosques impenetrables, siendo rodeados en
una garganta, y masacrados, sufriendo la peor derrota de todas las guerras con los
ligures. En el campo quedaron 4.000 hombres y 3 insignias de las legiones y 11 insignia
de los aliados, mientras que el resto del ejército se retiró. El lugar de la batalla, pasó a la
historia como Saltus Marcio (Salto de Marcio), que no ha sido identificado con certeza.

Para poner fin a las continuas incursiones en las costas y mantener las comunicaciones
seguras, los romanos organizaron dos expediciones en 185 AC: Una mandada por Apio
Claudio Pulcro, dirigida contra los ingaunos; la otra, bajo el cónsul Marco Sempronio
Tuditano, en contra de la apuanos, este arrasó territorio de la apuano y llegó al río
Magra y al puerto de Luni, obligando a los ligures a huir a las montañas. Sin embargo,
los éxitos son efímeros, de manera que ninguno de los dos cónsules obtuvo el triunfo.

En 182 AC Lucio Emilio Paolo se dirigió contra los pueblos de Liguria que vivían entre
Génova y Alberga. Al llegar a la frontera con los ingaunos, su campamento atrincherado
fue asediado y puesto en serios problemas, viéndose obligarlo a pedir ayuda a la flota
anclada en Pisa. Antes de que llegaran los refuerzos, sin embargo, realizó una salida
exitosa que logró derrotar ingauni que se dejaron 15.000 muertos y 2.500 prisioneros en
el terreno. Tres días después la capital de los inguanos rindió. Al mismo tiempo la flota
romana estacionada en Pisa al mando de duunviro Cayo Matieno infligió una dura
derrota a la flota ingauna, capturando 32 grandes barcos piratas.

103
Los ingaunos solamente se ven obligados a destruir las murallas de la ciudad y
renunciar a la flota de buques de gran tamaño; pero, al año siguiente, concluido un
nuevo foedus con los romanos, por el contrario será capaz de ampliar
considerablemente su territorio a expensas de montanos, sus enemigos ancestrales,
derrotados por el cónsul Postumio.

En el este de Liguria, los romanos estaban listos para una acción decisiva contra la
apuanos y reclutaron cuatro nuevas legiones, que con los socii alcanzando así 35.800
efectivos. Tres ejércitos consulares estaban sobre el suelo de Liguria desde la costa de
los ingaunos a los Alpes Apuanos.

En la primavera del 180 AC dos de estos ejércitos comandados por Publio Cornelio
Cetego y el procónsul Marco Bebio Panfilo marchó contra los apuanos con el fin de
resolver definitivamente el “problema apuano”. Los ligures están completamente
sorprendidos por la acción de los romanos, que entraron en el país antes habitual, es
decir, antes de que tomaran el mando de los nuevos cónsules Aulo Postumio Albino y
Quinto Fulvio Flacco y se vieron obligados a rendirse, entregándose 12.000 guerreros.
Consultado el Senado, tomó la decisión de deportar a 40.000 cabezas de familia con
esposas e hijos a Sannio, a un ager publicus que pertenecía a los taurasinos cerca de
Benevento.

Deportación de ligures desde el Puerto de Luna a Beneventum (Sannio) en el 180 AC

Los cónsules del año, mientras tanto, había llegado a Pisa con las legiones que se les
habían asignado, y continuaron las operaciones militares: Quinto Fulvio Flacco rastrilló
el territorio de la apuanos y capturó de otros 7.000 cabezas de familia que también son
deportados al Sannio. Aulo Postumio atacó a su vez friniates cerca del monte Ballista y
Suismontium, obligándolos a rendirse. A continuación, batió el Montani al oeste,
solamente sobrevivieron en valles aislados unos pocos millares de apuanos que, después
de muchos años de paz, en 155 AC se revelaron de nuevo, pero fueron finalmente
derrotados por los legionarios romanos mandados por el cónsul Marco Claudio
Marcelo.

104
Campaña contra los friniates (179-175 AC)

Toda la costa de Liguria desde Pisa a Mónaco estaba ya bajo el control de Roma, solo
quedaban libres al sur de Piamonte y al oeste de Tortona los bagienos y los estatielos) y
muchos otros al norte de los Apeninos que se unieron en una confederación llamada
“Confederación de los Friniates”.

Frente a éstos en el 179 AC, Quinto Fulvio Flacco consola; después de cruzar
“Montañas sin caminos y los yugos de la ballesta (quizás Monte Valestra)” se las
arregló para enfrentarse al enemigo a campo abierto, donde una vez más los legionarios
eran muy superiores, se capturaron 3.200 ligures que fueron transferidos
inmediatamente a la llanura.

Sin embargo, sólo dos años después (177 aC) la revuelta tuvo lugar justo cuando la
guerra llega a su fin con los histrios. El cónsul Cayo Claudio Pulcro marchó contra los
Friniates que acampaban en una explanada junto al río Scultenna., se enfrentaron en una
batalla campal en la que los ligures pierden a 15.000 hombres entre muertos y heridos,
700 prisioneros y 51 insignias, mientras que los supervivientes se refugian en las
montañas. Pulcro obtuvoel triunfo para la doble victoria contra el histrios y los friniates.
La paz, sin embargo, no fuemuy duradero. Justo cuando Claudio estaba celebrando su
triunfo, llegaron las noticias de una revuelta aún más extensa, ya que los friniates, los
garulos, y los hergates se habían aliado estaban realizando incursiones en Luna y Pisa.,
mientras que en el otro lado de los Apeninos mientras los lapicidos y los apuanos habían
conquistado y saqueado Módena.

Fueron elegidos cónsules Cneo Cornelio y Quinto Ispalo Petilio Spurino: al primero se
le asignó el territorio de Liguria. Se alistaron dos legiones y 10.000 de infantería y 600
de caballería de la socii. A Cayo Claudio, ahora procónsul, se le asignó la Galia
Cisalpina. Al comienzo de las operaciones murió Cneo Cornelio y se dedicaron a las
prácticas religiosas. Mientras tanto, sin embargo, Cayo Claudio condujo a su ejército en
Módena, que se recuperó después de los tres días de asedio: masacraron a 8.000 ligures.
Finalmente, el 13 de julio fue elegido el nuevo cónsul Cayo Valerio Levino en
sustitución Gneus Cornelio. El Senado ordenó unir los ejércitos con la flota para atacar
la costa de Pisa y el mar de Liguria.

Los ligures se habían refugiado en la montaña y se alza entre el monte Leto (de los
cuales se ignora la posición actual) y el monte Ballista (Valestra) a la izquierda de la
Secchia les rodea con una pared. El cónsul Petilio se unió a Cayo Claudio en los campos
Magri (al sureste de Módena, a la izquierda de Secchia). En el mismo lugar también
llegaron las tropas del cónsul Cayo Valerio. Petilio levantó su campamento frente al
macizo Ballista y Leto y desde allí comenzó la marcha hacia las fortificaciones de
Liguria, dividió el ejército en dos columnas: mientras la primera avanzó sin encontrar
dificultades, la segunda se vio obligada primero a detenerse y luego a retroceder. Petilio,
dándose cuenta de la dificultad de sus hombres, se apresuró a caballo, pero, tras lograr
detener la retirada, fue mortalmente herido por una flecha. Su muerte se mantuvo en
secreto a los legionarios, se reanudó el avance, y probablemente ayudado por las otras
legiones del cónsul Valerio, vencieron a los ligures que se dejaron 5.000 muertos en el
campo frente a sólo 52 romanos. En el otro frente Publio Mucio Escévola se enfrentó y
derrotó a los apuanos, que habían saqueado toda la llanura de Luna y Pisa, obligándoles
a la sumisión y la entrega de las armas en el 175 AC.

105
Campaña contra los estatielos (173-2 AC)

Los estatielos vivían al norte de Génova, entre los ríos Tanaro y Odubria, en la zona
actual de Acqui. Este pueblo siempre se había mantenido neutral en las guerras romano-
ligures, tal vez porque estaban ligados por vínculos comerciales con la pro-romana
Génova. Pero el cónsul Marco Popilius Lenate, un miembro de la corriente nacionalista
romana, innecesariamente hizo que los ligures que se vieran obligados a tomar
finalmente armas.
Las fuerzas romanas se presentaron frente a su capital, la ciudadela Caristo (de situación
desconocida), En cuyo interior se habían reunido un gran ejército de ligures. Los
estatielos decidieron hacer frente al enemigo en campo abierto. Comenzó la lucha que
tuvo un resultado incierto durante más de tres horas, hasta que el cónsul ordenó a la
caballería atacar simultáneamente por ambas alas. La maniobra provoca la derrota y la
huida precipitada de los ligures, dejando en el campo de batalla 10.000 hombres y 700
prisioneros, las pérdidas romanas fueron altas., unos 3.000 hombres. Posteriormente la
ciudad se rindió incondicionalmente junto con los 10.000 sobrevivientes. La ciudadela
fue arrasada y los ligures vendidos como esclavos. No obstante, el comportamiento el
cónsul fue considerado como una vergüenza por el Senado, que ordenó devolverles la
libertad.

Asalto romano de un poblador ligur.

Al año siguiente se asignan los dos cónsules (Gayo Popilius y Publio Elio Lenate
Ligure) el territorio de Liguria. El resultado es un conflicto con el Senado y los tribunos
del pueblo, ya que ambos cónsules quieren ser asignados a Macedonia. La situación
empeoró cuando llegó la noticia de que el procónsul Marco Popilius había atacado por
segunda vez por los estatielos, exterminando a 6.000. El juez de Cayo Licinio fue
eligido para llevar a cabo una investigación sobre los hechos: los ligures fueron
liberados y se transferidos al valle del Po, donde se les asignarán otros territorios.

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107
El ejército de la República Romana
La legión Manipular de Camilo

Marco Furio Camilo, el vencedor de Veyes, después de la derrota de los galos, realizó la
reestructuración del ejercito romano, empleando como unidad táctica el manipulo, cuyo
nombre tuvo su origen en un puñado de heno atado a la punta de una lanza y alzado en
el campo de batalla como enseña para agrupaciones de 100 hombres de cada clase, que
formaban las acies o grupos de filas de la falange, con el fin de poder evolucionar.

Al recibir los soldados una paga, se pierden en importancia las clases de soldados y
adquiere mayor importancia la veteranía, con estas condiciones y buscando un ejército
mucho más flexible se creó la legión manipular.

A partir de ahora la legión quedará formada por manípulos cada uno formado por dos
cuadros de 12 soldados de frente por 5 de fondo, con excepción de los últimos o triarios
que eran de 10 x 3, estaban compuestos de soldados de la misma clase, denominados
velites, astados o hastati, príncipes y triarios o triari:

 Vélites que eran infantería ligera (sustituyeron a los accenti y leves), seguían
siendo 1.200 cubrían todo el frente de la legión en 20 cuadros de 12 x 5, estos
soldados procedían de las clases sociales más bajas y de los soldados más
jóvenes. Como armamento principal llevaban un haz de venablos (hastae
velitares) de 90 cm de largo que arrojaban al enemigo a distancia; tenían una
punta metálica de unos 25 cm de largo, para el cuerpo a cuerpo llevaban una
espada de larga de unos 75 cm, como protección llevaban un escudo circular
(rodela) de unos 40 cm; se les proporcionaba un yelmo acolchado (galea)
aunque algunos preferían protegerse con una piel de lobo u otro animal. Su
empleo era acabar con los escaramuzadores rivales antes de comenzar el
combate. En batalla, estaban destinados a hostigar a las tropas enemigas
mediante escaramuzas, para minar su moral y romper la formación. También
cubrían el avance de los astados o hastati. Tras arrojar sus jabalinas, se retiraban
a través de los huecos abiertos entre las líneas de hastati, hasta retaguardia.
 Astados o hastati, eran jóvenes de menos de 24 años, formaban en 10 manípulos
de 12×10, divididos en 2 cuadros de 12×5, estaban armados con dos lanzas
cortas, o hastae, (de aquí recibieron su nombre) de hasta 1,8 metros de longitud,
posteriormente evolucionaron en las pilum, para el cuerpo a cuerpo, usaban la
espada que se acortó hasta imponer la gladius hispaniensis de 40 a 50 cm de
largo, que se llevaba en el lado derecho. Como protección llevaban el escudo
ovalado o scutum, casco de bronce, a menudo con un número de plumas o
penacho de color blanco fijados en la parte superior para aumentar la estatura.
Llevaban armadura ligera, la forma más común eran pequeñas placas
rectangulares, llamados “protectores del corazón”. Posteriormente fueron
adquiriendo mayor protección. Eran los más jóvenes de la infantería pesada, y
podían acometer acciones de ataque y repliegue rápidos mejor que los soldados
de más edad y menos condiciones físicas. Su forma de ataque cuando el enemigo
se encontraba a unos 20 m era lanzar primero la hasta o pilum ligera y a
continuación la más pesada y a la carrera acometían la formación enemiga.

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 Principes, tenían entre 24 y 35 años formaban en 10 manípulos de 12×10, en
dos cuadros de 12×5, estaban armados con dos lanzas o pilum y una gladius,
constituían el punto fuerte de la legión, sustituían a los antiguos falangistas, y
como protección llevaban casco de bronce, cota de malla, un equipo muy
superior al de sus enemigos. Llevaban sobre el yelmo plumas o penachos de
color rojo.
 Triarios o triari, eran los más veteranos, formaban 10 manípulos de 10×6, en
dos cuadros de 10×3, eran los más veteranos y su equipo eran parecidos al de los
príncipes, llevaban una lanza o hastae y una gladius. Llevaban sobre el yelmo
plumas o penachos de color negro. Tito Livio los describe: “con la pierna
izquierda adelantada, los escudos apoyados en el hombro y las astas clavadas
en tierra y apuntando en diagonal hacia delante, de manera que formaran una
densa empalizada para protegerse”.

Primeras legiones romanas: los triarios llevan un yelmo etrusco-corintio, coraza, greba en el pie
izquierdo y escudo redondo metálico o clipeus, los astados y príncipes llevan yelmo montefortino,
pectoral redondo y una greba, con un escudo alargado o escutum, los vélites llevan casco
acolchado, escudo redondo o rodela y varios venablos o hastae velitares. Los jinetes llevan coraza,
escudo redondo y yelmo tipo samnita. Autor Marco Astracedi

Legión romana Segunda Guerra Púnica. El triario lleva scutum, yelmo montefortino, cota de malla,
lanza y espada larga (aún no se ha introducido la gladius hipaniensis), los hastati/príncipes llevan
scutum, yelmo etrusco-corintio, pectoral cuadrado, pilum y espada, greba en el pie izquierdo, los vélites
llevan piel de lobo en la cabeza, varios venablos, espada y un escudo redondo. Autor Peter Connolly

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Cada manipulo estaba mandado por un centurión prior que mandaba la derecha o la
vanguardia, ayudado por un segundo centurión elegido por el prior y que mandaba la
izquierda o la retaguardia, cada uno estaba ayudado así mismo por un ayudante
denominado optio, un signifer que llevaba la enseña, un cornicen y un tesserario
(encargado de la tessera o contraseña para la seguridad).

Manípulo de la legión romana en tiempos de la República

El armamento sufrió importantes cambios, copiando lo que les interesaba de sus


enemigos, de los galos copiaron el escudo alargado (scutum), las carrilleras del casco, y
sobre todo la cota de malla. De los hispánicos copiaron la espada corta o gladius
hispana, las armas arrojadizas como el soliferrum y la falárica se deformaban al chocar
con el objetivo, impidiendo volver a ser utilizada, con las que desarrollando la pilum,
también copiaron el cuchillo pequeño al que llamaron pugio.

La legión estuvo en constante evolución, aunque en un principio tenía 4.200 infantes,


después de Cannas fueron 5.000, Escipíon en África 5.200 y Emilio Paulo en
Macedonia 6.000.

El mando de la legión correspondía a 6 tribunos militares organizados en parejas que


uno hacía de jefe y el otro de segundo jefe, rotando las parejas y el resto hacía de estado
mayor. En un principio eran elegidos por los cónsules, posteriormente las curias elegían
la mitad.

Funcionamiento de los manípulos

Es muy posible que la legión formase inicialmente en las tres líneas (triplex acies) las
centurias unas junto a las otras para que las distancias entre las centurias fuesen las
correctas, a continuación las centurias de los prior se quedaría en su lugar, mientras que
las segunda centuria retrocederían a retaguardia, las hastati quedarían a tresbolillo para
permitir el repliegue de los vélites, mientras que las de los príncipes y triarios situarían
una detrás de la otra una de tras de la otra , la anterior o situada más a vanguardia sería
la prior.

El combate lo iniciaban los vélites contra la infantería ligera adversaria, cuando se les
daba la orden, se replegaban por entre los huecos dejados por las centurias priors, estos
una vez que hubiesen pasado, retrocedían hasta alcanzar a la centuria posterior cerrando
la línea.

Una vez cerrada la línea, cargaban contra el enemigo, mientras los vélites se dirigían a
retaguardia, algunos eran empleados para replegar a los heridos y suministrar a los
legionarios con agua y comida.

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Funcionamiento de los manípulos en una legión romana de la República

Cuando los astados o hastati tenían dificultades o tenían que ser relevados por el
cansancio, retrocedían hasta los príncipes, que estaban a tresbolillo, las centurias priors
hastati que estaban frente a los huecos de los príncipes, se mantenían en sus posiciones
para permitir el repliegue de la otra centuria, una vez que ésta se replegaba, los prior
retrocedían ocupando el hueco y replegándose a continuación a retaguardia, donde
volvían a formar a retaguardia de los triarios, organizando de nuevo los manípulos.

Una vez replegados las centurias priors príncipes retrocedían para cerrar la línea, una
vez cerrada cargaban todos a la vez contra el enemigo. Cuando estaban en dificultades o
estaban cansados, y tenían que replegarse se repetía el proceso sobre los triarios.

Caballería

En el 403 durante el asedio de Veyes se instituyó por primera vez en Roma que los
ciudadanos que servían como soldados recibieran un salario (tanto infantes como
jinetes), siendo el sueldo de los equites más alto que el de los pedites, casi el el triple, un
denario por día.

A partir de entonces dentro de la caballería legionaria podía haber tanto individuos con
caballo pagado por el Estado (equites equo publico) como individuos que se costeaban
el caballo (equites equis suis). Sin embargo, no hay razones para creer que el tipo de
origen implicaba algo a efectos militares. Eventualmente se haría un censo con todos

111
ciudadanos los romanos que podían ser reclutados como jinetes en función de su nivel
de renta.
El servicio en la caballería era altamente prestigioso. Además del honor de pertenecer a
la caballería y el hecho de ser un primer paso para poder desarrollar después una carrera
política, los equites se veían favorecidos por un periodo obligatorio de servicio más
limitado que el de la infantería: estaban obligados a servir un máximo de 10 años (en
diferentes campañas) frente a los 16 de la infantería; siendo el tramo de edad de entre
los 17 a los 46 años.

Asignada a cada legión, había un destacamento de caballería llamada ala mandada por
un prefecto (praefecti equitum), compuesta por  casi 400 jinetes divididos en 10 turmas
de 40 jinetes cada una mandadas por un centurión asistido por un tesserarius (oficial de
seguridad, encargado de la tessera o contraseña) y un duplicarius (lugarteniente, el
nombre viene porque cobraba el doble de un jinete) y un signifer (porta estandarte o
vexillum), que se dividían a su vez en tres decurias compuestas de 10 jinetes más el
decurión y el optio que actuaba como segundo jefe.

Composición de una turma o turmae de caballería

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Equite romano siglo III AC. Lleva cota de malla o lorica hamata, yelmo tipo ático con crinera y
carrillera, escudo redondo o parma equestris, lanza de acometida o contus y espada larga o spatha.
Autora Marcella Mattesini

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Caballería de la República Romana. Se observa que llevan diferentes uniformidades yelmos tipo etrusco-
corintio, montefortino, ático, en cuanto a la protección llevan cotas de malla, linotorax, y corazas, en
cuanto al armamento llevan jabalinas, lanzas de acometida o contus y espadas largas. Autor Andrey
Karashchuk

Jinetes romanos Segunda guerra Macedónica. Se ve dos jinetes con un vélite en Tesalia. Autor Angus
McBride

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Caballería mediados República Romana, se observa que el jefe lleva coraza y linothorax con casco ático,
mientras que la tropa lleva cotas de malla, y casco montefortino, llevan la silla de montar de antenas
copiada de los celtas, Giuseppe Rava

Los jinetes no tenían al principio nada más protección que un casco, un escudo de cuero
de buey y por arma ofensiva solo una lanza o azagaya. El encuentro con las tropas de
Pirro rey de Epiro les hizo comprender su utilización y valía en el campo de batalla
aprendiendo a conocer las ventajas que se pueden obtenerse de una buena caballería
como elemento decisorio de las batallas. A partir de entonces copiaron el material de la
caballería tesaliana, usando el mismo casco, la misma lanza de acometida o kontos con
doble punta a la que denominaron contus, en caso de romperse, usaban el otro extremo,
usaron una espada tipo celta larga (espatha) apropiada para atacar con el filo en vez de
la punta, cota de malla (lorica hamata) y un escudo circular convexo (parma equestris).

Bajorrelieves de jinetes romanos

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En su forma más simple, la caballería se usaba en el ejército consular para proteger los
flancos, la caballería romana en el flanco derecho y la aliada en el flanco izquierdo.
Escipión consiguió la victoria da Zama gracias a la superioridad en Caballería.

Formaciones de una turma en tiempos de la república romana: columna y línea

Aliados o socii

A parte de las legiones los romanos disponían de aliados o socii, estos eran de dos tipos
latinos e itálicos,

Latinos procedían de 30 colonias situadas estratégicamente en la península (Cremona,


Placencia, Brindisi, etc.) eran capaces de proporcionar 80.000 infantes y 5.000 jinetes.

Itálicos procedían de pueblos que ocupaban la península (etruscos, sabinos, umbríos,


samnitas, etc.) eran capaces de proporcionar hasta 260.000 infantes y 34.000 jinetes,
proporcionaban hombres en función de la fórmula togatorum, es decir la lista hombres
adultos.

Ambos pueblos actuaban bajo sus propios jefes y empleaban unidades tipo legión con
unos efectivos en torno a los 5.000 efectivos divididas en cohortes empleándolas antes
que los romanos, eran unidades de 450, 500 o 600 infantes, divididas en 3 manípulos
cada una. Cada unidad era de un mismo pueblo o cantón.

La caballería aliada era el doble o el triple que la romana, estaban formados en turmas y
decurias, normalmente desplegaban en el ala izquierda a las órdenes de un prefecti
equitum romano.

Existía una unidad llamada extraordinari que eran un tercio de caballería y un quinto de
la infantería elegidos entre las mejores tropas aliadas que acampaban cerca del cónsul
(pretorium) y estaban a su inmediata disposición.

Auxiliares o auxilia

Eran tropas no itálicas que apoyaban a la legión y suplían el defecto de ésta en armas
especiales, de las más conocidas son la caballería númida, los honderos baleares y los
arqueros cretenses. Mantienen la estructura propia del país de origen y se agrupan en
cohortes. Eran, en su mayoría, tropas de carácter mercenario, bien por alistamiento
individual o por medio de un príncipe o jefe de los lugares de origen.

Ejército consular
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El ejército consular estaba mandado por tribunos consulares nombrados por en Senado,
posteriormente por uno de los dos cónsules que se elegían anualmente, uno era
representante de los patricios y otro era representante de los plebeyos, al cónsul le
ayudaban 6 prefectos militares. El ejército consular normalmente se componía de dos
legiones romanas que se situaban en el centro y dos alas sociorum o legiones aliadas
mandadas por un prefecto sociorum que se situaban a los flancos. En las alas del ejército
se situaba la caballería romana mandada por un prefecto equitum tenía 800 jinetes se
situaba en el ala derecha, en el ala derecha también mandada por un prefecto equitum
romano se situaba la caballería aliada que era mucho más numerosa, llegando a ser el
triple.

Cuando existía un gran peligro o cuando había desavenencias entre los cónsules, se
nombraba un dictador ayudado por un magister equitum que hacía de lugarteniente.
Normalmente tenía una duración de seis meses.

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