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INTRODUCCIÓN

En el presente trabajo se desarrollará el período de la monarquía romana (753 a.C –


509 a.C). Roma comenzó con una modesta aldea en el centro de Italia,
convirtiéndose luego en una poderosa ciudad-Estado, inició una expedición territorial
que, con el correr del tiempo, le permitió dominar más allá de la cuenca del Mar
Mediterráneo.

A lo largo de varios siglos de historia, Roma atravesó por diferentes gobiernos y sus
dirigentes se enfrentaron con diversos problemas políticos, económicos y sociales.
Sus leyes, su idioma, sus magníficas obras de arquitectura e ingeniería permitieron
crear y unificar un Imperio cuya influencia es clave en la cultura Occidental.

El periodo monárquico de Roma está marcado del mismo modo que su fundación
por el mito y la leyenda. Historiadores romanos como Tito Livio y Plutarco escriben
las historias que han pasado de generación en generación sobre los reyes romanos,
pero es difícil distinguir entre la realidad y ficción de los hechos que estos
documentos recogen.

Existen evidencias históricas y arqueológicas de la existencia de un periodo


monárquico en Roma, sin embargo, los reyes, las fechas y los eventos que tenían
lugar en esa época se encuentran entre el mito y la realidad.

Roma fue reinada por un total de 7 reyes divididos en dos grupos. Los reyes latinos
y sabinos o reyes legendarios, de procedencia agraria o pastoril que impulsaron
Roma hasta convertirse en una ciudad digna. Y los reyes etruscos o reyes históricos
de la familia de los Tarquinios, provenientes de una civilización (etruscos) más
avanzada que mostró a los romanos las ventajas del comercio y la industria.
MONARQUÍA ROMANA

Se conoce como monarquía romana al régimen que precedió a la República de


Roma, y aunque no es posible contar con información fehaciente, los historiadores
coinciden en que esta se inició tras la fundación de Roma, a orillas del río Tíber
en el año 753 antes de Cristo.

El período de la monarquía romana abarca hasta el año 509 a. de C., momento en


que es expulsado el rey Tarquinio el Soberbio.  
FUNDACIÓN DE ROMA

La fundación de Roma se asocia a un origen mitológico: la leyenda de Rómulo


y Remo, gemelos nacidos de la unión del dios Marte y Rhea Silvia. Aunque según
la leyenda estos gemelos fueron arrojados al río Tíber por orden del usurpador
Amulio, sobrevivieron amamantados por una loba.

Luego, los protegió la familia de un campesino, hasta que, ya adultos y de vuelta en


Alba Longa, destronaron a Amulio y le devolvieron el poder a su abuelo Numitor.
Este les encargó fundar una ciudad y los gemelos decidieron hacerlo cerca del lugar
donde la loba los había hallado, junto al Monte Palatino.

Según relata la leyenda durante la fundación, Rómulo trazó en el suelo los límites de
la ciudad y proclamó que nadie entraría a Roma con armas. Por broma o por
desafío, Remo saltó el surco con su espada en mano y Rómulo lo asesinó,
convirtiéndose, así, en el primer rey de la nueva ciudad que se llamó Roma en su
honor.

Segundo origen: Los Etruscos.

Los etruscos fueron los creadores de la primera cultura de la península Itálica antes
de la fundación de Roma. Alrededor del siglo VIII. a.C ya estaban organizados en
una confederación de doce ciudades-Estado fortificadas, unidas por lazos culturales
y religiosos. Cada ciudad-Estado tenía su propio gobierno, por lo general estaba en
manos de las familias mas aristocráticas o de un rey. Solo en épocas de guerras
estas ciudades coordinaban sus esfuerzos y elegían una autoridad común.

Aliados con los cartagineses, los etruscos rivalizaron con los griegos por el dominio
del mar. Sin embargo, a pensar de la continua lucha, los etruscos mantuvieron un
intenso intercambio cultural con los griegos. De hecho, los etruscos poseían una
escritura basada en un alfabeto parecido al griego.

Construyeron edificios de piedras, calles pavimentadas, cloacas y acueductos, y


fueron muy hábiles en la metalurgia del hierro. Elementos claves en su construcción
fueron el arco de medio punto, en forma de semicircunferencia, para sostener pesos,
y la cúpula, que los romanos luego adoptaron. También sanearon pantanos,
activaron el comercio terrestre y marítimo, cobraron impuestos en los cruces de
camino del Lacio, y explotaron los bancos de sal del Tíber.

Lo que hoy se sabe de los etruscos se debe, sobre todo, al medio millón de tumbas,
cuyos restos llegaron hasta nuestros días.

La Roma monárquica

Según algunas fuentes el período monárquico vendría a conformarse por dos


dinastías, la latina y la etrusca. A la primera corresponden los reyes Rómulo, Numa
Pompilio, Tulio Hostilio y Anco Marcio y a la etrusca Tarquino el Antiguo, Servio Tulio
y Tarquino el Soberbio
Numa Pompilio

El primer sucesor de Rómulo fue Numa Pompilio, de origen sabino. Hombre


severo y piadoso, fue el fundador de la religión romana. Numa
Pompilio enseñó a los romanos la forma en la que debían rendir culto a sus
dioses, estableció el calendario sagrado e instituyó las principales ceremonias
religiosas, siguiendo las instrucciones que –según decía- cada noche le dictaba
una ninfa llegada desde el Olimpo.

Fue, además, un rey pacífico. Durante todo su reinado el templo de Jano -que


sólo se abría en tiempos de guerra- permaneció cerrado, algo que sólo ocurriría
otras dos veces en la historia de Roma.

Tulio Hostilio

Por el contrario, el recuerdo de su sucesor, Tulio Hostilio, ha quedado asociado


al de un gran guerrero, que organizó militarmente a los romanos y les enseñó a
pelear. Conquistó Alba Longa, la ciudad más importante del Lacio, mediante un
duelo singular entre Horacios y Curiacios, dos tríos de hermanos gemelos, que
se decantó a favor de los primeros y amplió considerablemente el territorio de
Roma.

Anco Marcio

Tulio Hostilio murió a manos de Anco Marcio (nieto de Numa), que le sucedió en


el trono. Anco Marcio incorporó a Roma a los habitantes de varias ciudades
latinas y amplió los límites de la ciudad. Construyó el puerto de Ostia e hizo que
por vez primera Roma llegara al mar. Suyo es el primer puente de madera sobre
el Tíber y la primera cárcel, consecuencia inevitable del crecimiento progresivo
de la ciudad y con él, de sus problemas.

REYES ETRUSCOS

Un siglo después de su fundación, el primitivo núcleo de pastores había ido


creciendo hasta convertirse en una ciudad digna de tenerse en cuenta. A los
cuatro primeros reyes, originarios de Roma, les sucedieron tres monarcas
etruscos, de la poderosa familia de los Tarquinios. Por contraste con sus rústicos
predecesores latinos y sabinos, los reyes etruscos provenían de una cultura
mucho más avanzada, y mostraron a los romanos las ventajas del comercio y la
industria.

Tarquinio Prisco

El primero de ellos, Tarquinio Prisco, culto e inteligente, se ganó la voluntad de


los romanos mediante regalos y, dicen que fue el primero en dirigir un discurso al
pueblo pidiéndole su nombramiento. Para celebrar su triunfo y contentar a la
plebe, organizó los primeros juegos en el actual emplazamiento del Circo
Máximo, inaugurando una costumbre que no se interrumpió desde entonces.

Con el fin de reforzar su autoridad se hizo construir un palacio, en el que se


mostraba, ante nobles y plebeyos, rodeado de un fastuoso ceremonial.
Tarquinio Prisco convirtió Roma en una auténtica ciudad, con calles bien
trazadas y barrios delimitados, cuyos desechos se arrojaban al Tíber a través de
la Cloaca Máxima.

Servio Tulio

Su sucesor, Servio Tulio, era de origen humilde, pues había nacido de una


esclava. Sin embargo, se educó en el palacio de Tarquinio el Viejo y acabó
casándose con su hija. Fue un rey querido y respetado, que llevó a cabo
importantes obras en la ciudad. Cuando más tarde los romanos llegaron a
aborrecer la memoria de los reyes, guardaron siempre el recuerdo de Servio
Tulio como un rey bienhechor.

Él construyó la primera muralla de Roma, llamada por ello muralla serviana, de


la cual asoman todavía aquí abundantes vestigios. Y reorganizó completamente
el ordenamiento político de la ciudad, agrupando a sus ciudadanos no por su
domicilio, sino en función de su riqueza. De este modo, impulsó la industria y el
comercio, al abrir la carrera política a todos aquellos que, aun siendo de
orígenes humildes, hubieran conseguido enriquecerse por sus propios méritos.

Tarquinio el Soberbio

El último de los reyes que tuvo Roma, Tarquinio el soberbio, encarnó como ningún
otro la figura del tirano oriental que tanto acabarían odiando los romanos. Después
de haber alcanzado el poder asesinando a su suegro (Servio Tulio), Tarquinio fue el
primer monarca que se rodeó de una guardia personal para protegerse.

Ansioso de gloria, llevó a cabo importantes campañas militares en territorio etrusco,


y también realizó obras de gran envergadura en la ciudad, entre las que destaca la
construcción del majestuoso Templo de Júpiter en la cima del Capitolio, que sería
durante siglos el más importante de Roma. A él se deben también el servicio
personal obligatorio en la milicia, y el reparto gratuito de trigo a la población,
llamado annona. Pero sus victorias y sus construcciones no disimulaban su
crueldad. Cansado de su despiadada arbitrariedad, el pueblo buscaba el modo de
desembarazarse de su tiranía. El desencadenante de su caída fue la muerte de la
joven Lucrecia. Esta honesta esposa había sido forzada por un hijo de Tarquinio, y
tras confesar su desgracia a su padre y su marido, se suicidó delante de ellos
atravesándose el corazón. La ciudadanía, encolerizada al enterarse del suceso,
decidió expulsar al rey y a toda su familia.
Organización Política

El gobierno del periodo monárquico tenía como autoridad al Rey, a la Asamblea


Popular y al Senado.

El Rey

Constituía la autoridad máxima, con poder absoluto. Era al mismo tiempo sacerdote
supremo, juez y jefe militar. El rey elegido por la Asamblea Popular propuesta por el
Senado.

La asamblea Popular

Estaba integrada por los ciudadanos libres con edad militar. Dicha Asamblea era
convocada por el rey, al pie del Capitolio, donde aprobaban o rechazaban las leyes,
por aclamación unánime.

El Senado

Estaba conformado por 300 ancianos patricios, padres de familia. Su función era
aconsejar al rey y presentar los candidatos para la sucesión al trono real. El cargo de
senador era vitalicio.

Organización Social

La familia era la base de la organización social. Estaba conformada por el padre, la


madre y los hijos.
El padre era la máxima autoridad del hogar, jefe, juez y sacerdote familiar. Tenía
derecho a la vida o muerte de su esposa y de sus hijos, pudiéndolos vender en
ciertas ocasiones como esclavos.

La madre, se dedicaba exclusivamente a los quehaceres del yoga. Las mujeres


romanas contaban con más libertad que las mujeres griegas, pues acompañaban a
sus esposos a las grandes ceremonias y actos públicos.

Los hijos no tenían libertad, aunque fuesen casados. A esta dependencia se


les llamo patria potestad. Los matrimonios podían adoptar un hijo cuando no
tenían descendencia.

LAS CLASES SOCIALES

Patricios: Eran los que formaban la clase aristocrática y constituían el verdadero


pueblo, con plenos derechos ciudadanos. Se creían descendientes de los
fundadores de Roma.
Clientes: Eran hombres libres, pero de condición pobre. Se encontraban bajo el
amparo del padre de familia quien les daba vivienda y tierras para el cultivo.

Plebeyos: Conformaban la clase social más numerosa, integrada por ciudadanos de


origen diverso, tales como extranjeros, libertos, vagabundos y habitantes de las
ciudades dominadas. Inicialmente aumentaron sus derechos políticos, sociales,
militares y religiosos. Posteriormente en forma gradual fueron ganando el derecho a
la ciudadanía romana. Se dedicaban a la agricultura, el comercio, la industria y
pagaban impuestos al Estado.

Esclavos: Esta clase estaba constituida por los prisioneros de guerra y los hombres
comprados en los mercados. Eran considerados como animales o cosas, sin
derecho ni siquiera a la vida. Trabajaban en obras de construcción, en la agricultura
y el servicio doméstico.

ORGANIZACIÓN ECONÓMICA: EL AGER PUBLICUS

Agricultura

El ciudadano romano era propietario de tierras para poder cultivar. Las tierras
constituían la base de su economía. Cultivaban trigo, uvas, higos y olivos.

Ganadería

En las llanuras y las montañas desarrollaban abundante pasto natural, lo que hizo
posible el desarrollo de la ganadería vacuna, ovina, porcina y caprina.

Comercio

Era la actividad dirigida por los ricos, quienes comercializaban con los pueblos
vecinos como cereales, metales, esclavos, cerámicas, armas y joyas.

El Ager Publicus
Eran las tierras arrebatadas a los enemigos vencidos. Estas tierras eran distribuidas
preferentemente entre los patricios, quienes así incrementaron sus propiedades
dando lugar a la formación de latifundios (inmensas extensiones de tierra), en manos
de una familia.

De la monarquía a la República

Los reyes etruscos cambiaron los aspectos de la vida política en Roma. Trataron de
que el poder del rey fuera hereditario, no electivo, y por lo tanto les impidieron a los
patricios latinos y sabinos ocupar el trono. Como los reyes etruscos sabían que los
patricios no los querían en el poder, buscaron el apoyo de los plebeyos,
prometiéndoles participación política. Esto alarmó a los patricios que provocaron una
revuelta en el año 559 a.C. Destruyeron al rey etrusco, Tarquino el Soberbio, e
iniciaron la etapa Republicana, que se prolongó hasta el 27 a.C.
La República fue un tipo de gobierno en los que los poderes del Rey se dividieron
entre varios magistrados, que dirigían la ciudad junto con el Senado y tres
asambleas o comicios.
CONCLUSIÓN

La monarquía romana fue la primera forma política de gobierno de la ciudad estado


de Roma, desde el momento legendario de su fundación el 21 de abril del 753 a. C.,
hasta el final de la monarquía en el 509 a. C., cuando el último rey, Tarquinio el
Soberbio, fue expulsado, instaurándose la República romana.
Los orígenes de la monarquía son imprecisos, si bien parece claro que fue la
primera forma de gobierno de la ciudad y dio paso a la República, y posteriormente
al Imperio.

La civilización romana marcó un antes y un después en la época de la Antigüedad


Clásica y que significó además la unión de una gran cantidad de culturas, a medida
que sus fronteras iban expandiéndose y adoptando las costumbres de los nuevos
pueblos. El eje de su crecimiento giraba en torno a la ciudad de Roma, famosa por
su maravilla del Coliseo Romano y sumándose una gran cantidad de edificaciones y
edificaciones que hoy en día son parte de las Visitas Guiadas y museos que reciben
turistas en todas partes del mundo.
BIBLIOGRAFÍA:

- Santillana S.A. “Roma y el control del Mediterráneo” Pág 152-162.

- https://www.bing.com/images/search?
q=imagenes+de+roma+monarquica&FORM=HDRSC2

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