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Linson Andrés Borja Viasus

Maestría en Literatura
Promoción de lectura y Pedagogía de la Literatura
Uptc 2017

EL JUGAR IMAGINARIO

En mis palabras, la educación es un gran árbol, la pedagogía son las ramas, las hojas son
los procesos didácticos y las raíces de éste son la comunidad. Parte fundamental de las
raíces es la niñez de la comunidad, ella es el nicho donde se forja el mañana de una
sociedad. Para que el gran árbol de la educación sea un gigante invencible, y sus ramas y
hojas sean frondosas y del verde más colorido, las raíces deben ser cuidadas y
alimentadas: por la familia, educadores, gobernantes y docentes que deben ser como el
agua pura y la tierra fértil, esta la única forma que el árbol crezca sano.

La infancia de una sociedad es un pilar crucial para que ésta tenga los mejores frutos. Un
fruto importante para la sociedad son las obras artísticas y sus creadores. Este texto
reflexiona sobre el aspecto artístico literario, del escritor y de una de las principales
razones para que se dé su creación: su obra.

Una de las principales fuentes de la creación literaria está relacionada con lo fantasioso
(Freud 1807-1808, El escritor y lo fantasioso). El elemento fantasioso como lo plantea
Freud, es la puesta en acto de la imaginación. Siguiendo el orden de ideas planteadas por
Freud, señala que la fantasía traduce por una parte a la fuerza de la imaginación. En este
orden de ideas, la imaginación se sostiene de las fantasías del ser humano y una gran
analogía que se aprecia en el texto de Freud, es la imaginación que posee el niño para
crear un mundo aparte del mundo real a través de sus fantasías. Este fundamento lo pone
en contraste con la capacidad que posee el artista literario, en relación con la capacidad
que tiene el niño para crear nuevas realidades fantásticas, que se inscriben a lo real. El
poeta o el creador literario se asemeja al poder imaginativo que posee el infante, ya que
en sus creaciones están presente la fantasía y la imaginación. Estás realidades que crean
los poetas y los niños, se manifiestan a partir de los juegos. El niño en su juego pone la
fantasía, la vive en su imaginación y posteriormente la inserta en lo real, y lo que
aparentemente para e adulto es algo imaginario, para el niño es algo que corresponde a
algo verdadero, ya que mucho de su fantaseo tiene que ver con las actividades que
desarrollan los adultos. En este sentido, el misterio de la creación literaria está asociada
en cierta manera con la infancia del ser humano.
Lo anterior en el contexto social es de suma importancia, y sobre todo en los contextos
académicos. En estos ámbitos el fantaseo y la imaginación del niño, que se manifiesta a
través del juego no son tomadas como elementos indispensables para los procesos
creativos. Los infantes la mayor parte de sus vidas escolares están sometidos a procesos
rigurosos donde se apremia lo sistemático; el juego está mal visto por partes de os
agentes educativos, ya que para ellos no equivale a la aprehensión del conocimiento, es
decir, se premia la adquisición de un saber establecido socialmente. En este orde, el juego
no es tomado seriamente como factor importante para la creación y para el desarrollo de
la capacidad artística.

El niño al entrar en contacto con lo escolar, en algunos casos se ve imposibilitado al juego,


al ocurrir esto, sucede una suerte de negación; está circunstancia pueden crear sujetos
neuróticos en la vida adulta; individuos que sufren la imposición de ciertas cosas, por este
motivo les cuesta enfrentarse a un mundo simbólico. Por otra parte, al imposibilitar al
niño al juego dentro de los contextos educativos, pueden aparecer impulsos instintivos
que el sujeto debe cambiar en hechos socialmente aceptados. Es aquí donde aparecen
sujetos sublimados.

Finalmente, el gran árbol educativo puede dar frutos provechosos en todos los campos de
la sociedad (campos artísticos y científicos), siempre y cuando los agentes sociales
fortalezcan las fantasías imaginarias de los infantes a través de juegos lúdicos que
promuevan esas realidades. En cierto orden, el misterio de la creación literaria es un
enigma, pero un elemento que nos acerca a revelar ese misterio se encuentra en la
infancia, y es en ella donde la fantasía abarca la imaginación.

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