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1. Registros de pensamiento
Los registros de pensamiento nos permiten aplicar la lógica a
muchos de nuestros procesos mentales. Por ejemplo, pensemos en
un empleado que teme perder su puesto de trabajo. De la noche a la
mañana, empieza a obsesionarse con que sus supervisores, sus jefes
o el equipo de dirección opinan que cada cosa que hace está mal, es
errónea o carece de calidad.
Entrar en este ciclo de pensamiento puede acabar provocando una
profecía autocumplida. Es decir, a fuerza de pensar que cada cosa que
hace está mal, tarde o temprano lo acabará haciendo (por ejemplo, por
caer en un estado de ánimo muy negativo). Así, y para tener una
mayor sensación de control, equilibrio y coherencia, nada mejor
que hacer registros de los pensamientos que nos atenazan.
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Para ello, basta con registrar cada idea negativa que aparezca en
nuestra mente e intentar razonar su veracidad.
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Un primer paso para controlar ese foco de pensamientos,
sensaciones y angustias es clarificar. ¿Y cómo clarificamos?
Haciendo una jerarquía de problemas, una escala de preocupaciones
que irá de menor a mayor.
Empezaremos escribiendo en una hoja todo aquello que nos
preocupa, es decir, «visualizaremos» todo el caos que hay en nuestro
interior a modo de tormenta de ideas.
A continuación, haremos una jerarquía empezando por lo que
consideramos problemas pequeños, hasta llegar al más
paralizante. Ese que en apariencia, nos supera.
4. Razonamiento emocional
El razonamiento emocional es un tipo de distorsión muy
frecuente. Por ejemplo, si hoy he tenido un mal día y me siento
frustrado es que la vida, sencillamente, es poco más que un túnel sin
salida. Otra idea común es pensar que si alguien me decepciona, me
defrauda o me abandona, es que no merezco ser amado.
Esta es otra de las técnicas cognitivo-conductuales más útiles que
debemos aprender a desarrollar en el día a día. No podemos olvidar
que nuestras emociones puntuales no son siempre indicativas de
una verdad objetiva, son solo estados de ánimo momentáneos que
comprender y gestionar.
“Si nuestro pensamiento queda empantanado por significados
simbólicos distorsionados, razonamientos ilógicos e interpretaciones
erróneas, nos volvemos, en verdad, ciegos y sordos”.
-Aaron Beck-
5. Prevención de pensamientos intrusivos
Lo queramos o no, siempre hay situaciones que nos provocan caer de
nuevo en el abismo de los pensamientos intrusivos. Un modo de estar
atentos a estas circunstancias es llevando un diario personal para
hacer registros.
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Algo tan simple como escribir nuestros sentimientos cada día,
qué pasa por nuestra mente y en qué momento acontecen estos
estados y dinámicas internas, nos permitirá tomar conciencia de
ciertas cosas. Tal vez hay personas, costumbres o escenarios que
nos hacen perder el control, que nos provoca sentirnos indefensos,
preocupados o enfadados.