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Por: Juan Cleofas Villarruel Salcido

GREGORIO DE NISA

1. Aciertos y límites de la siguiente frase: La naturaleza humana en confrontación con


la divina es «como una gota de aceite en el mar».
Considero que, por una parte, el acierto de esta frase está en hacer ver que nuestra naturaleza
humana no es para nada igual que la naturaleza divina. Nuestra naturaleza es limitada,
temporal, contingente, no conoce las cosas en forma espontánea, etc. En cambio, la
naturaleza divina es eterna, omnipotente, omnipresente, omnisciente, no cambia, etc. En este
sentido, las naturalezas humana y divina son como el agua y el aceite: muy distintas entre sí.
Por otra parte, el límite que le encuentro a esa frase es la imagen que representa, al hacer ver
que la naturaleza humana jamás podrá juntarse con la naturaleza divina, de manera que se
excluye la posibilidad humana de divinizarse o siquiera de poder tener una relación con Dios.
Como sabemos, somos hijos de Dios en virtud de Cristo: somos hijos en el Hijo, siendo el
Espíritu Santo el que nos posibilita este hermoso don. Por lo tanto, Dios ha dado al hombre
la capacidad y el don de relacionarse con Él y, no sólo de eso, sino de ser partícipe, ya desde
ahora, de las realidades celestiales.
2. Motivos filosóficos que subyacen en su Diálogo sobre la resurrección y el alma.
1. Podemos considerar este diálogo como el Fedón cristiano. En la obra de Gregorio
está la idea del alma como principio inmaterial, diverso del cuerpo, eterno,
indestructible, inmortal. b) La muerte del cuerpo no debe dar miedo, en cuanto el alma
de origen divino será inmoral e incorruptible, no podrá perecer.
2. De los estoicos, comparte que el hombre es un microcosmos paralelo al
macrocosmos.
3. De los gnósticos, la doctrina de la naturaleza de las pasiones.
4. La doctrina del valor catártico de las penas, que purifican al hombre caído en el
pecado para restituirlo a su estado original, de origen platónico.
5. Doctrina de la imagen, que se encuentra en Orígenes pero que Gregorio desarrolla
posteriormente.
6. Mística que deriva del neoplatonismo de Plotino: El alma se une a Dios y
prácticamente se confunde con él, pierde su identidad.
7. Doctrina de lejana ascendencia aristotélica: lo que viene primero es lo que es más
perfecto, el hombre absolutamente perfecto, es anterior al hombre imperfecto,
pecador.
8. Doctrina de la reminiscencia aristotélica: En el mismo sujeto no pueden coexistir
dos estados, condiciones opuestas.

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3. Gregorio de Nisa es considerado el Padre de la teología mística, desde su doctrina
espiritual, ¿por qué?
Porque Gregorio de Nisa es un gran maestro en la vida espiritual. Él considera que la
vida espiritual es tender a la perfección, que se da progresivamente con una incesante
transformación, en tender a ir siempre hacia adelante. Gregorio manifiesta que este progreso
del alma no tiene término y que su participación en la naturaleza divina no es posible sino en
los límites propios de la criatura. Esto no quiere decir que el deseo del alma permanezca
insatisfecho, pues Dios, a medida en que se comunica, dilata las posibilidades del alma para
hacerla capaz de más grandes bienes. Así pues, el alma se hace «domicilio de Dios». La unión
del alma con el divino es real, vivida como participación. No se trata de conocer algo de Dios
sino de tener en sí a Dios. La visión mística de Dios al interno del alma es anticipación de la
visión beatífica.
4. En 10 frases concretas describe la teología de la imagen de Gregorio de Nisa
1. La humanidad sola está entre los seres semejantes a Dios.
2. La imagen divina se refleja en el alma como en un espejo.
3. El alma, abandonando su morada corporal, alcanza su morada natural.
4. En esta vida el hombre es capaz de intuir a Dios y de experimentarlo en la virtud.
5. El conocimiento de Dios se da entre la purificación y la apatheia (impasibilidad de
frente a las pasiones)
6. El esfuerzo ascético es fundamental para que el hombre pueda conocer su imagen
creativa y a Dios mismo.
7. El mal que se ha presentado en la huella divina ha hecho inutilizable en el hombre
la cualidad que permanece escondida bajo indignos revestimientos.
8. Si el hombre con el celo de su conducta cancela la suciedad que se dispersó en su
corazón, retornará a brillar en él la belleza creada a imagen de Dios.
9. El hombre es imagen del Verbo.
10. La divinidad es pureza, rechazo de las pasiones y remoción de todo mal.

5. Síntesis de la cuarta prédica de cuaresma del padre Cantalamessa sobre San


Gregorio de Nisa y el camino para el conocimiento de Dios:
La prédica inicia hablando sobre las dos dimensiones de la fe: la fe objetiva y la fe
subjetiva. En cuanto a la primera, se enfoca en la importancia del intelecto para creer. La
segunda hace hincapié en la importancia de la voluntad y el afecto. La teología católica
contemporánea se esfuerza precisamente por encontrar el equilibrio adecuado entre las dos
dimensiones de la fe y, en lugar de aprovechar la fuerza de los argumentos externos a la
persona, se busca de ayudarla a encontrar en sí misma la confirmación de la fe.
En un segundo apartado habla sobre la fe, cuya etapa final se manifiesta en creer en
Dios, que es uno y trino. Para esto es necesario, primeramente, la fe en un solo Dios.
Cantalamessa menciona cómo es que en el tiempo en que vivieron los padres no tuvieron que
probar la existencia de Dios, sino la unicidad de Dios; no lucharon contra el ateísmo sino

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contra el politeísmo. Por otra parte, los griegos y los latinos expresaban de manera diferente
el misterio de la Trinidad, que se mueve en lados opuestos: los griegos parten de las personas
divinas, es decir, de la pluralidad, para llegar a la unidad de la naturaleza; los latinos, a la
inversa, parten de la unidad de la naturaleza divina, para llegar a las tres personas. Tanto el
latino como el griego parten desde la unidad de Dios. Sólo que esta unidad para los latinos
está concebida como impersonal o pre-personal. Para los griegos, sin embargo, se trata de
una unidad ya personalizada. San Gregorio de Nisa concibe la unidad de Dios en esta forma:
La unidad de las tres personas divinas es dada, por él, en el hecho de que el Hijo es
perfectamente (sustancialmente) «unido» al Padre, como lo es también el Espíritu Santo por
medio del Hijo. ¡Dios es uno, pero no solitario!
El tercer apartado nos presenta a San Gregorio de Nisa como un guía para el
conocimiento de Dios a través del comentario que él hace del texto bíblico de Ex 24, 15-18
acerca de la manifestación de Dios a Moisés en sus diferentes etapas: en la luz, en la nube y,
finalmente, en la oscuridad. El verdadero conocimiento y la visión de Dios consiste en ver
que él es invisible, porque lo que el alma busca trasciende todo conocimiento, separado en
cada parte de su incomprensibilidad como por una oscuridad.
Finalmente, en la cuarta parte se menciona acerca de la novedad que introduce
Gregorio de Nisa en el pensamiento cristiano: para encontrar a Dios hay que ir más allá de
los límites de la razón. La parte más alta de la persona, la razón, no se excluye de la búsqueda
de Dios; no se está obligado a elegir entre la fe y el seguir a la inteligencia. En el mismo
instante que la razón reconoce su límite, lo fractura y lo supera. Entiende que no puede
entender, «ve que no puede ver», decía el Niceno, pero también entiende que un Dios que se
entiende no sería más Dios. Es una tarea del conocimiento humano entender que hay cosas
que no puede entender. El mundo de la fe es oscuro para los que miran desde el exterior, pero
es brillante para los que entran en ella. El niceno, sobre la incognoscibilidad de Dios nos
asegura que lejos del humillarse y privarse de algo, esta incognoscibilidad se hace para llenar
al hombre de entusiasmo y de alegría; nos dice que Dios es infinitamente más grande, más
hermoso, más bueno, de lo que seremos capaces de pensar, y que todo esto es para nosotros,
para que nuestro gozo sea completo.

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