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HORA SANTA DE REPARACIÓN

CANTO DE EXPOSICIÓN: Cantemos al amor de los amores.

MONICIÓN:
Oh dulcísimo Jesús nos postramos ante tu divina majestad y en
nombre de toda la familia humana, pasada, presente y futura, queremos
adorarte, alabarte y bendecirte.

NOTA: Puede ser opcional, se deja un momento de silencio para que cada quien diga en
voz alta por lo que quiera reparar al Sagrado Corazón de Jesús. También damos unas
ideas para que se repartan y se haga en forma participada con los ahí presentes.

l.-En el santo Sacrificio de la Misa, por los que asisten a ella indevotamente, con
fastidio o distraídos voluntariamente.

2.-Oculto en el Sagrario, donde le dejamos abandonado y en tanta soledad.

3.-En la profanación de los días de fiesta.

4.-En las falta de cumplimiento en sus respectivos deberes.

5.-En la falta de acción de gracias por todos los beneficios, que de Dios recibimos.

6.-Por la profanación en los templos.

7.-En el apego desordenado a los bienes temporales y demasiado amor así mismo y al

lujo.

GUIA: Tú, oh mi Jesús, dulce vida mía, sella con tu bendición esta reparación, y haz
que cada acto que yo cumpla, se repita, se multiplique y llegue hasta ti para llevar a tu
trono en nombre de todos, amor, gloria y divina reparación.

ESTACIÓN:
Oh prisionero de amor, te amo, me arrepiento de mis pecados y te adoro en
todas las iglesias del mundo, especialmente en aquellas donde estás abandonado, solo y
despreciado. Haz que mi corazón sea una lámpara ardiente, que brille siempre delante de
tu presencia en cada día, a cada hora, a cada instante y por la eternidad.

Padre Nuestro, Ave María, gloria.

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CANTO
Mi Jesús sacramentado
yo te adoro y te bendigo
porque oculto en el sagrario
te has querido estar conmigo.

Oh prisionero de amor aquí estás, cansado y oprimido por tantos sacrilegios,


que se cometen al celebrar el Divino Sacrificio especialmente cuando estás obligado a
entrar en tantos corazones sacrílegos oh Jesús, quiero hacerte tantos actos de
reparación, como respuesta a tu amor misericordioso.
Padre nuestro, Ave María, Gloria.

CANTO

Jesús hostia Santa


Jesús Rey de amor
abraza nuestra alma
en santo amor.

Oh prisionero de amor, Tú estás abandonado y solo, y yo quiero hacerte


compañía y estar pronto para darte reparación de cualquier ofensa, cualquier ultraje
que te hayan hecho. Al acompañarte como lo estoy haciendo, quiero también amarte
por quien no te ama, alabarte por quien te desprecia, bendecirte por quien te blasfema,
pedirte perdón por quien te ofende, arrodillarme ante tu presencia por quien no se
arrodilla y pasa indiferente.

Padre nuestro, Ave María, Gloria

CANTO
En el altar, misterio impenetrable
festín de amor banquete celestial
Jesús amable, Rey sin igual
se nos va dar en hostia divinal
venid, venid, al Dios incomparable
venid, venid, al Dios incomparable.

ACTO DE FE

Avivemos nuestra fe y confianza a los pies de Jesús Sacramentado, adoremos a


nuestro Dios tan grande, tan bueno, pero tan olvidado y solitario en muchos sagrarios.
¡El está aquí presente! Felices nosotros que tenemos la dicha de conocerle, de
verle en la Santa Hostia con la fe.
¡Adorémosle! En unión de las almas eucarísticas. Adorémosle por aquellos
que no le adoran. Agradezcamos sus beneficios infinitos, desagraviémosle y
pidámosle perdón por nuestros pecados y los del mundo entero.

2
Digámosle: Corazón de Jesús, que por amor a los hombres estás noche y día en
el Santísimo Sacramento, esperando, llamando, recibiendo a cuantos vienen a
visitarte. Adoro ahora y siempre a tu Santísimo Corazón, te adoro con amor y
reparación, lo adoro con acción de gracias

por este insigne beneficio, quiero desagraviarle por todas las injusticias y desprecios que
cometemos al no amar a nuestros hermanos como nos amas Tú.
Amadísimo Salvador, uno todos mis afectos y deseos a los de tu Corazón
amorosísimo, así unidos los afectos, los ofrezco a tu Eterno Padre y le suplico en nombre
tuyo, que por tu amor los acepte y los escuche. Amén.

LECTURA PARA MEDITAR:

SOLAMENTE EL AMOR ES CAPAZ DE REPARAR

Habiendo considerado cuánto nos ha amado el Señor y qué desagradecida ha sido la


respuesta de nuestra parte, ya es oportuno hablar de reparación, que en la devoción formal
al Sagrado Corazón de Jesús desempeña un trascendente papel. Pero, por variados motivos
muchas personas jamás llegan a este nivel. Algunas, desconociendo el fin fundamental de
la reparación, la consideran una mortificación cruel y excesiva. Otros sin más rechazan la
devoción por semejantes o diversas mal interpretaciones.

Al inicio de su conversión, muchas personas santas, incluido el Beato Enrique


Suso, el gran propagador de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, se impusieron
severos castigos, hasta con daño de salud; pero en un momento dado, el Señor le dio a
entender que no desea ese tipo de reparación,. Entonces Enrique Suso aprendió a reparar
con un amor cordial. Una ilimitada confianza y una total conformidad con la amorosa
voluntad del Señor. De modo parecido llegó Santa Margarita María de Alacoque a esa
misma comprensión.

Por consiguiente, el primer punto acerca de la reparación, nunca debe ser qué tipo
de sufrimiento debemos infligirnos a nosotros mismo. No nos tenemos que atormentar con
penas. Inútiles. Más bien se trata de cómo perfeccionar aquel amor grande que repare
nuestra pasada falta de amor, y por el rechazo de su amor, por el que tantos y tantos han
ofendido a Dios. Tendríamos que anhelar y orar por este amor, ya que es un don
inmerecido de Dios, y entonces, aceptar todos los sacrificios necesarios para manifestar ese
amor en el servicio a nuestros hermanos.

El que Jesús haya reparado en nombre de la humanidad no dispensa a sus


seguidores de la reparación. Más bien nos capacita y obliga para realizar en nuestra propia
vida aquello que a Jesucristo ha ofendido en nuestro nombre, en nombre del género
humano. Y es este amor, reparar nuestro lo que está haciendo falta y se desea para gloria
del Padre, para bien nuestro y el bien común de todos los redimidos. Este modo de
considerar nuestra vocación reparadora es parte integrante de las experiencias religiosas de
Santa Margarita María. Es también la oficial interpretación de esta devoción en el
Magisterio eclesiástico y en la liturgia.

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Jesucristo dio testimonio hasta la evidencia de su amor reparador a lo largo de su
vida, pasión y muerte. Es tan grande su amor que todas sus manifestaciones de amor por
su Padre tienen valor absoluto e infinito. Llegó hasta el fin de la suprema prueba de la
cruz. Y como Cristo actuó en cuanto cabeza de la Iglesia, nada dejó pendiente. Pero, lo
que sí falta por completar es la apropiación de este mismo amor por parte de sus
seguidores, atestiguada por su disponibilidad para cargar con Él la cruz. Su amor reparador
hecho en nombre de la Iglesia, tiene que llegar a integrarse en la Iglesia, para bien de la
humanidad.
En vista de la sobreabundante redención en Cristo, cada miembro de la Iglesia
debería concentrarse en el amor reparador. Quien recibe la redención y rehúsa ser un
miembro activo, responsable del Cuerpo Místico de Cristo, se priva así mismo de los
dinamismos de la redención y priva también a la Iglesia y al mundo de su solidaridad
redentora. Cosa que toca la doctrina misma que dice: "EN EL ESTÁ LA REDENCIÓN
PLENA"

Y debe quedar completamente claro que la reparación es meritoria no por la


cantidad de mortificaciones, sino por lo limpio y amplio de nuestro amor. El mensaje de
Apocalipsis al ángel de Éfeso reconoce, sí, que la comunidad ha soportado muchas
turbulencias por causa de Cristo, pero le reprocha: "Has dejado la caridad primera".

Bernard Háring, C.S.S.R.

PETICIONES

NOTA: Pueden ser repartidas y al final un momento de silencio para participar.

GUIA: Después de haber profundizado más en el corazón de Jesús que nos invita a
repararlo con amor cordial, una ilimitada confianza y una total conformidad a su voluntad
y comprendiendo nada más que el amor es el único capaz de reparar su corazón. Digamos
nuestras súplicas con toda confianza:

SE CONTESTA: Perdón Señor, perdón.

l.-Por todas las blasfemias, profanaciones de fiesta y sacrilegios contra el Santísimo


Sacramento.

2.-Por todos los ataques y odios contra el Papa, las persecuciones contra la Iglesia y la
propaganda del ateísmo.

3.-Por todos los pecados contra la santidad de la familia y contra el amor fraterno.

4.-Por todas aquellas veces que no hemos aceptados con amor y paciencia todos los
sufrimientos que tenemos aquí en la tierra.

5.-Por cada uno de los que estamos aquí reunidos, por las veces que por nuestra
negligencia y soberbia no hemos dejado que el amor de Jesús actúe en nuestra persona.

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GUIA: Confiados de que el Corazón de Jesús nos ha escuchado digamos de lo más
profundo de nuestro corazón la oración que nos dejó, Padre nuestro...

Que la gracia de Nuestro Señor Jesucristo nos ayude a que cada día vivamos la
mortificación en lo más limpio, profundo y amplio de nuestro amor. Amén.

CANTO DE RESERVA: Altísimo Señor.

ALABADO SEA JESUCRISTO

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