Está en la página 1de 8

CAPILLA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR

HORA SANTA
16
“LA SAGRADA ESCRITURA”

GUÍA: Estamos reunidos como comunidad cristiana porque queremos celebrar el encuentro con
Cristo Eucaristía y con la Biblia, la Palabra que Dios nos dice. Vamos a adorar a Cristo y venerar
las Sagradas Escrituras, porque ahí encontramos claramente el plan de Dios sobre todos y cada
uno de nosotros.
El Concilio vaticano II nos dice: “La Iglesia siempre ha venerado la Sagrada Escritura como lo ha
hecho con el Cuerpo de Cristo. Sobre todo, en la liturgia, nunca ha cesado de tomar y repartir a
sus fieles el pan de la vida que ofrece la mesa de la Palabra y del Cuerpo de Cristo” (Dei Verbum
21).
Hoy que iniciamos el mes de septiembre llamado “Mes de la Biblia” queremos hacer un gesto
especial de veneración del libro que nos presenta el mensaje de Dios a la humanidad. Con
profundo amor, respeto y veneración, comencemos esta celebración. En el nombre del Padre, y el
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Nos ponemos de rodillas para realizar en silencio de manera personal e interior nuestro acto de
adoración inicial.

CANTO

GUÍA: Que la Palabra de Dios, hecha carne en Jesús, habite siempre en sus corazones, para que
sea luz y fortaleza en su camino hacia la Patria eterna, por los siglos de los siglos. Amén.
Supliquemos al Señor perdón, porque no hemos apreciado, ni acogido, ni venerado muchas veces
su Palabra.

GUÍA: Porque no escuchamos con atención tu Palabra Jesús como el mensaje de amor que el
Padre nos da a cada uno de nosotros. 
TODOS: Jesús Eucaristía, perdón y ten piedad ten piedad.

GUÍA: Porque en nuestras familias no fomentamos la lectura y el estudio de tu Palabra, ni nos


reunimos en comunidad para reflexionarla. 
TODOS: Jesús Eucaristía, perdón y ten piedad ten piedad.

GUÍA: Porque no vivimos orientados por tu Palabra de Dios, y no dejamos que anime nuestra vida
de familia, barrio y sociedad. 
TODOS: Jesús Eucaristía, perdón y ten piedad ten piedad.

GUÍA: En silencio miramos a Jesús. El silencio es la mejor manera de escuchar, porque nos
permite llevar hasta el corazón las cosas que vemos, que oímos, que sentimos y pedimos perdón.

TODOS: Padre, que te has dignado comunicarte con los hombres y mujeres, por medio de tu
Palabra hecha carne en tu Hijo Jesús, haz que tengamos más aprecio por la Sagrada Escritura y
nos empeñemos en ponerla en práctica, todos los momentos de nuestra vida. Amén.

CANTO PENITENCIAL
GUÍA: El mismo Jesús nos explica qué hace la Palabra en nuestra vida. La parábola del
sembrador nos presenta al mismo Dios que siembra su Palabra en el corazón de cada persona.
De cada uno depende el fruto que la palabra produzca. Nos ponemos de pie para escuchar la
Palabra del Señor.
PARTICIPANTE: Proclamación del Santo Evangelio según San Marcos (4, 1-9).
En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar a la orilla del lago. Acudían a Él tanta gente, que tuvo
que subir a una barca que había en el lago y se sentó en ella, mientras toda la gente permanecía
en tierra, a la orilla. Les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas. Les decía,
enseñándoles: “¡escuchen!, salió el sembrador a sembrar”.
Y sucedió que, al sembrar, parte de la semilla cayó al borde del camino. Vinieron los pájaros y se
la comieron.
Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra; brotó enseguida, pero la
tierra era poco profunda y en cuanto salió el sol, se marchitó y se secó, porque no tenía raíz.
Otra parte cayó entre la maleza, y cuando la maleza creció, asfixió la semilla que no dio fruto.
Otra parte cayó en tierra buena y creció, se desarrolló y dio fruto: el treinta, el sesenta y hasta el
ciento por uno. Y añadió ¡quien tenga oídos para oír que oiga! Palabra del Señor.
TODOS: Gloria a Ti, Señor Jesús. 

PARTICIPANTE: Un sembrador:
GUÍA: El sembrador es el mismo Dios, que sembró en la tierra humana la mejor de las semillas:
su Hijo Jesús, convertido en el Verbo, en su Palabra.
Jesús fue enviado a sembrar el reino, la salvación, con su generosa entrega. Es el Buen Pastor, el
sembrador. El hortelano, que, con extraordinaria paciencia, sigue sembrando en el surco de
nuestra historia. Sin descanso, Jesús es la semilla definitiva y total del Padre. El mismo, con su
Espíritu, está fecundando el mejor fruto. La palabra divina ahondada en los corazones.

PARTICIPANTE: Unas semillas:


GUÍA: Las semillas del verbo han sido sembradas en la conciencia de cada persona, de cada
pueblo, de cada cultura. Para que vayan germinando en frutos de buenas obras. Es la acción de
Dios y de la colaboración del hombre. La palabra produce fruto. Cuando Dios pronuncia su
palabra, hace lo que dice.
La semilla sembrada en el amplio camino de la historia humana, parece perdida. Es la imagen de
Jesús, enterrado en la oscuridad de la muerte y de la tumba. Pero Jesús resucitado emerge de las
entrañas de la tierra, de lo más hondo de la condición humana. Salió a sembrar. Y con él se abrió
la era de la siembra y de la cosecha espléndida.
 
PARTICIPANTE: Un campo:
GUÍA: La acción de Dios resplandece, pero está limitada a las condiciones del terreno, de la
libertad humana. La palabra debe ser acogida en buena tierra para producir fruto. Pero la tierra
está condicionada a la apertura del terreno, a su bondad o a su maldad. Nada puede Dios ante un
corazón endurecido. Mientras sea el tiempo de la siembra, Dios sigue sembrando generosamente.
Al final de la historia, está la plenitud del reino, donde Dios será todo en todo.
La actitud de cada cristiano, de cada persona, ha de ser la de María Virgen, que conservaba todos
estos recuerdos y los meditaba en su corazón.
Vamos a recibir, de pie, la Biblia, el libro sagrado, que contiene la palabra de Dios. Nuestra actitud
ha de ser: Venerar la Palabra de Dios, acogerla en nuestro corazón con terreno dispuesto a
meditarla, al menos un día a la semana.

Pongámonos de pie y recibamos la Sagrada Escritura, la Biblia, la Palabra de Dios, acompañada


de dos velas encendidas, hará un recorrido entre nosotros y posteriormente ser colocada con
veneración en el atril.

CANTO
(mientras se realiza el recorrido)

GUÍA: Ahora hagamos con entusiasmo y con sinceridad nuestro compromiso con la Palabra.
Hoy proclamemos nuestra fe en la Palabra de Dios, que es viva y eficaz, como fue viva y eficaz al
crear los cielos y la tierra. Con gozo y decisión afirmemos nuestra fe en la Palabra de Dios.
¿Creemos en Dios Padre, cuya Palabra sostiene la vida de los hombres y mujeres, y su
trabajo creador? 
TODOS: Si, creemos.

¿Creemos en el Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, ¿la Palabra total, que el Padre pronuncia
para nuestra salvación? 
TODOS: Si, creemos.

¿Creemos en el Espíritu Santo, que nos da la vida de Dios y que pone en nuestros labios la
mejor oración para invocar a Dios como Padre? 
TODOS: Si, creemos.

¿Creemos en la Iglesia, puesta al servicio de los hombres, mensajera viva de la Palabra


que salva y libera a los hombres y mujeres? 
TODOS: Si, creemos.

TODOS: Esta es nuestra fe que se sustenta en la palabra de Dios, que es veraz y creadora. Esta
es nuestra fe, que nos hace renacer a la vida verdadera. Esta es nuestra fe, que nos manifiesta la
vida del Padre, con el Hijo y el Espíritu Santo. Esta es nuestra fe, que nos anima y nos sostiene en
nuestro peregrinar hacia la Patria eterna. Esta es nuestra fe, que nos da en Jesucristo, Palabra del
Padre, la salvación para siempre. Amén. 

GUÍA: Existió un anciano que vivía con su nieto en una hermosa granja en las montañas de un
hermoso pueblo. Cada mañana, el abuelo se levantaba muy temprano y sentándose en la mesa
de la cocina, comenzaba a leer su vieja y estropeada Biblia.
Su nieto quería ser igual que su abuelo y por un tiempo trató de imitarlo, sentándose con él a leer
la Biblia. Pero un día, el joven preguntó:

– “Abuelo, yo intento leer la Biblia, me gusta, pero yo no la entiendo, y cuando logro entender algo,
se me olvida en cuanto cierro el libro. ¿Qué hay de bueno en leer la Biblia?”
El abuelo, calladamente, dejó de echar carbón en la estufa y entregándole el viejo canasto de
carbón a su nieto, le dijo:
– “Baja con el canasto de carbón al río y tráeme el canasto lleno de agua.”
El muchacho hizo tal y como su abuelo le dijo, pero toda el agua se salió antes de que él pudiera
volver a la casa. El abuelo se rió y le dijo:
– “Tendrás que moverte un poco más rápido la próxima vez”, y lo envió nuevamente al río con el
canasto de carbón.
Esta vez, el muchacho corrió más rápidamente, pero de nuevo el canasto estaba vacío antes de
que llegara de vuelta a la casa. Ya sin respiración, le dijo a su abuelo que era “imposible llevar
agua en un canasto”, y fue a conseguir una cubeta a cambio.

Pero el anciano le respondió:


– “Yo no quiero una cubeta llena de agua… ¡yo quiero un canasto lleno de agua!… Tú puedes
hacer esto, simplemente no estás intentando lo suficiente, así que ve de nuevo al río e inténtalo
una vez más.”
A estas alturas el muchacho sabía que era imposible, pero quería mostrarle a su abuelo que aún
cuando corriese tan rápido como podía, el agua se saldría del canasto antes que llegase a la casa.

Así que el muchacho sacó el agua del río y corrió tan rápido como pudo, pero cuando llegó donde
su abuelo el canasto estaba de nuevo vacío. Ya sin poder respirar, dijo:
– “¡Mira abuelo, esto es inútil!”
– “¿Por qué piensas que es inútil?”, le dijo el anciano, “mira dentro del canasto.”
El muchacho miró y por primera vez comprendió que el canasto parecía diferente… en lugar de un
sucio canasto carbonero, había un canasto limpio y resplandeciente.

– “Hijo”, dijo el abuelo, “esto es lo que pasa cuando tú lees la Biblia… tal vez no puedes entender
o recordar todo lo que has leído, pero cuando la lees, te irá cambiando el interior. Esa es la obra
de Dios en nuestras vidas. Él quiere cambiarnos desde adentro hacia fuera… y lentamente
transformarnos en la imagen de su amado Hijo.”

CANTO

TODOS: Jesús, yo te adoro. Creo en Ti, con fe viva y te amo con un amor ardiente. Tú estás aquí
presente. Te hayas envuelto en tu divino silencio; sin embargo, yo sé que Tú me quieres hablar.
Háblame de tal manera para que mi corazón pueda oírte y entenderte. Deseo ahora encontrarte
como el amo que me recibe con gozo y continuamente me invita. Llego ahora con todo lo que soy
y como soy. Deseo adorarte, creer en Ti y amarte porque Tú eres Dios, el testigo creíble, digno de
todo agradecimiento y amor.
Jesús, te adoro, creo en Ti y te amo, Tú eres la palabra del Padre.

PARTICIPANTE: Hebreos 4-12


Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos
filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga
los pensamientos y las intenciones del corazón. Palabra de Dios.
TODOS: Te alabamos Señor.

TODOS: Jesús, Tú eres la palabra eterna del Padre. Todo ha sido creado por Ti. Tú tienes
palabras de vida eterna. Tú eres la palabra todopoderosa del Padre. Tu palabra es todopoderosa.
Te bendigo y alabo, te adoro y te doy gracias porque el Padre me habló a través tuyo. Ahora
deseo escucharte y oírte. Jesús, háblale a mi corazón, ahora deseo oírte.
PARTICIPANTE: Hebreos 15-7
Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les
concederá. Palabra del Señor.
TODOS: Gloria a ti Señor Jesús.
TODOS: Haz que tu Espíritu, el que le habló a los Padres y Profetas, ahora y en mí sea eficaz.
Haz que El actúe en mí como actuó desde el principio de la creación del mundo. Yo sé Señor que
muchas

veces he sido sordo y ni siguiera escuché tu palabra. Yo sé que muchas veces escuché pero no
entendí. A veces mi corazón ha sido como aquella semilla que cayó en terreno pedregoso. En mi
corazón tu palabra comenzaba a dar frutos pero las preocupaciones terrenas la destruían.
Perdóname, Señor. Jesús, ahora deseo realmente escuchar Tu palabra. Deseo que ella dé fruto
abundante. Envíame Tú Santo Espíritu para que El limpie el terreno de mi corazón para que le
quite las piedras, las espinas, toda raíz del mal, las cuales ahogan el crecimiento y desarrollo de tu
palabra. Limpia mi corazón para que reciba tu palabra.

PARTICIPANTE: Apocalipsis 3:8


`Yo conozco tus obras. Mira, he puesto delante de ti una puerta abierta que nadie puede cerrar,
porque tienes un poco de poder, has guardado mi palabra y no has negado mi nombre.
TODOS: Te alabamos Señor.

CANTO

TODOS: Deseo ser el auditor de tu palabra como María, tu Madre. Oh, que atenta estuvo ella a
las palabras de la Sagrada Escritura; las escuchaba en su niñez y juventud. Ella absorbía la
palabra y se alegraba en ella, encontraba la luz y el camino. Hallaba la respuesta a sus preguntas.
Deseo escucharte como ella te escuchó en el momento en que el ángel le anunció que sería Tu
Madre. Con cuanta humildad y apertura de corazón pronunció aquellas palabras: “Hágase en mí
según tu palabra”. María, gracias porque ahora tú estás adorando conmigo, porque oras conmigo,
porque me ayudas a escuchar la palabra de Tú Hijo y porque me enseñas a guardarla en mi
corazón como a un valioso diamante. Vela tú, María, sobre la palabra de tu Hijo en mi corazón.
María, enséñame a escuchar e invocar la palabra de Jesús. Porque tú deseas que yo ame la
palabra como Tú la amaste.

PARTICIPANTE: Lucas 1:38


Hágase en mí según tu palabra. Palabra de Dios.
TODOS: Te alabamos Señor.

TODOS: Señor Jesús, ahora te pido que hables a los padres y a los mayores de las familias para
que ellos queden prendados de tu palabra. Haz que la cuiden en su corazón y ayuden a sus hijos
para que la escuchen y la oigan. Haz que a nuestras familias les suceda lo que les sucedió a Elí y
Samuel. En el Primer libro de Samuel está escrito: Servía el niño Samuel a Yahveh, a las órdenes
de Elí; en aquel tiempo era rara la palabra de Yahveh, y no eran corrientes las visiones. Cierto día,
estaba Elí acostado en su habitación - sus ojos iban debilitándose y ya no podía ver -,no estaba
aún apagada la lámpara de Dios, y Samuel estaba acostado en el Santuario de Yahveh, donde se
encontraba el arca de Dios. Llamó Yahveh: «¡Samuel, Samuel!» El respondió: «¡Aquí estoy!», y
corrió donde Elí diciendo: «¡Aquí estoy, porque me has llamado.» Pero Elí le contestó: «Yo no te
he llamado; vuélvete a acostar.» El se fue y se acostó. Volvió a llamar Yahveh: «¡Samuel!» Se
levantó Samuel y se fue donde Elí diciendo: «Aquí estoy, porque me has llamado.» Elí le
respondió: «Yo no te he llamado, hijo mío, vuélvete a acostar.» Aún no conocía Samuel a Yahveh,
pues no le había sido revelada la palabra de Yahveh. Tercera vez llamó Yahveh a Samuel y él se
levantó y se fue donde Elí diciendo: «Aquí estoy, porque me has llamado.» Comprendió entonces
Elí que era Yahveh quien llamaba al niño, y dijo a Samuel: «Vete y acuéstate, y si te llaman, dirás:
Habla, Yahveh, que tu siervo escucha.» Samuel se fue y se acostó en su sitio. Vino Yahveh, se
paró y llamó como las veces anteriores «Samuel, Samuel!» Respondió Samuel: «¡Habla, que tu
siervo escucha.» I Sam.3,1-10.
Jesús, habla a nuestras familias para que se abran a tu palabra.

PARTICIPANTE: Amós 8:11


He aquí, vienen días --declara el Señor Dios-- en que enviaré hambre sobre la tierra, no hambre
de pan, ni sed de agua, sino de oír las palabras del Señor. Palabra de Dios.
TODOS: Te alabamos Señor.

CANTO

TODOS: Jesús, Tú confiaste tu palabra a los apóstoles y a través de ellos a tu Iglesia, para que la
anuncien hasta los confines de la tierra. Mientras te estoy adorando deseo escuchar tu palabra y
pongo delante de ti al Papa, obispos, sacerdotes, catequistas y, de una manera especial, a mi
párroco y sus ayudantes: envíales tu Espíritu Santo para que siempre estén dispuestos, ante todo,
a escuchar solo tu palabra. Haz que sus corazones sean instruidos con tu palabra. Purifícalos de
todo lo que los perturba a escuchar y entender tu palabra, y con la fuerza de tu Espíritu la
anuncien al mundo, así como tú quisiste.
GUÍA: (En silencio ora por tu párroco, ayudantes y catequistas.)

PARTICIPANTE: 1 Tesalonicenses 2:13


Por esto también nosotros sin cesar damos gracias a Dios de que cuando recibimos la palabra de
Dios, que oyeron de nosotros la aceptaron no como la palabra de hombres, sino como lo que
realmente es, la palabra de Dios, la cual también hace su obra en ustedes los que creen. Palabra
de Dios.
TODOS: Te alabamos Señor.

TODOS: Jesús, Tú deseas que tu palabra llegue hasta los confines de la tierra, a todos los
hombres y pueblos, porque tu palabra es luz y verdad. Muchos pueblos viven en la oscuridad del
error porque aún no oyeron tu palabra. Ella no llegó hasta ellos porque adoran a falsos dioses y
los escuchan. Jesús, hoy invita y llama a muchos jóvenes para que lleven tu palabra, como
misioneros incansables, a los pueblos paganos. Concede tu gracia a todos los pueblos para que
oigan y reciban con alegría tu palabra. Que la fuerza de tu Espíritu conduzca a los misioneros para
que su palabra, acompañada con señales, abra los corazones hacia Ti.
GUÍA: (En silencio ora por los misioneros y por los pueblos paganos.)

PARTICIPANTE: Romanos 10:17


Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de
Cristo.
1 Corintios 15:1-2
Ahora, hermanos, quiero recordarles el evangelio que les prediqué, el mismo que recibieron y en
el cual se mantienen firmes. Mediante este evangelio son salvos, si se aferran a la palabra que les
prediqué. De otro modo, habrán creído en vano. Palabra de Dios.
TODOS: Te alabamos Señor.

TODOS: Jesús, en el mundo de hoy se habla mucho. La radio, la televisión, los diarios, cines y un
sin fin de medios de comunicación están a disposición para difundir la palabra. Por eso hoy deseo
poner ante Ti todas las personas que tienen en sus manos los medios de comunicación: todos los
periodistas, todaS las agencias de noticias y todos los canales de televisión para que sean
bendecidos, todos aquellos que se valen de medios técnicos para difundir la verdad. Haz que
inviten a amar y a perdonar, haz que se valgan de ellos los que hacen el bien y tienen fines
nobles. Acompaña su actuar para que traiga frutos en el corazón de los hombres y mujeres. Te
ruego por todos los que utilizan maliciosamente los medios de información difundiendo la mentira,
el espíritu de violencia, de desenfreno y toda inmoralidad. Haz que se conviertan, haz que
escuchen tu palabra de verdad, de amor, de justicia, de paz y la pongan a Tú servicio.
GUÍA: En silencio haz un compromiso para difundir por algún medio de comunicación la palabra
de Dios durante esta semana. (Mensajes en Facebook, whats app, televisión, radio, volantes,
carta a los cristianos, folletos, etc...)

PARTICIPANTE: 2 Samuel 23:2


El Espíritu del Señor habló por mí, y su palabra en mi lengua.
Lucas 9:26
Porque el que se avergüence de mí y de mis palabras, de éste se avergonzará el Hijo del Hombre
cuando venga en su gloria. Palabra de Dios.
TODOS: Te alabamos Señor.

TODOS: Jesús, hoy de una manera especial los jóvenes se encuentran agredidos con muchas
palabras, información e imágenes. Pero los jóvenes buscan la palabra justa, la verdadera palabra,
el amor y la paz. Háblales Tú, ilumínalos y ayuda a los padres y catequistas para que les anuncien
tu palabra, haz que se entusiasmen con tu palabra para que crezca en ellos y traiga fruto
abundante.
GUÍA: En silencio ora por los jóvenes, en tu familia, en tu comunidad, en tu parroquia y de una
manera especial nombra a aquellos que sabes que se han apartado de la palabra de Dios.

PARTICIPANTE: 2 Juan 2:14


Les he escrito a ustedes, jóvenes, porque son fuertes y la palabra de Dios permanece en ustedes
y han vencido al maligno. Palabra de Dios.
TODOS: Te alabamos Señor.

TODOS: Jesús, Santísimo Señor, ahora di tu palabra y sana mi alma para que acepte tu palabra.
Purifica mi familia y capacita a todos los corazones de los hombres y mujeres para que escuchen
y cumplan tu palabra. Líbrame y guárdame del espíritu de la mentira. Quita de mí y de este mundo
al maligno, el causante de la palabra mentirosa. Concédeme la gracia para que siempre este
abierto a tu palabra, especialmente cuando estoy en dificultad. Bendice a aquellos que esperan
ahora la verdadera palabra de sus sacerdotes, madres, padres, hermanos, amigos y educadores.
Di tu divina palabra para que se sanen espiritualmente y corporalmente. Manifiéstate en mí y
hazme testigo de tu palabra, Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

GUÍA: (En silencio toma la determinación sobre en qué lugar de tu casa pondrás la Biblia, para
que sea visible y leer por lo menos un versículo diariamente).

TODOS: En los cielos y en la tierra sea para siempre alabado, el corazón amoroso de Jesús
Sacramentado.

LADO IZQUERDO LADO DERECHO TODOS

Señor, ayúdanos a abrir el Enséñanos a discernir Danos la luz de tu Verdad


corazón a tu voz viva en la desde la mirada del Evangelio para que tu mensaje eche
Biblia. la realidad que nos toca vivir, raíces en nuestro interior y de
Infunde en nosotros la y aquello que hay que frutos abundantes de
presencia de tu Espíritu. denunciar solidaridad a los hermanos
Abre nuestro entendimiento, porque se opone al Reino.
TODOS: En los cielos y en la tierra sea para siempre alabado, el corazón amoroso de Jesús
Sacramentado.

También podría gustarte