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El Tejido pedagógico multidimensional:

Jeanette Alezones Padrón

podemos visualizar al ser humano como un todo complejo y plural, actor dinamizante y
constructor de su entorno en permanente transformación.

en síntesis, concede sentido a un maestro que, al reflexionar diariamente sobre su propio


quehacer educativo, indaga, interpreta y reajusta su acción, sus estrategias, el sentido o curso
planificado, en función de las necesidades e intereses encontrados, a fin de favorecer el desarrollo
integral de sus educandos

Palabras clave: labor pedagógica, reflexión, racionalidad, efectividad, acompañamiento

Es decir, la verdadera racionalidad a través de la cual podemos enfrentar nuestras ideas,


concepciones, tal y como lo señala Morin (2000), conoce los límites de la lógica, del determinismo,
sabe que la mente humana no podría ser omnisciente, que en realidad comporta misterio, ella
negocia con lo irracionalizado, lo oscuro, no solo es crítica sino autocrítica. De allí la capacidad de
reconocer nuestros errores o nuestras insuficiencias, sin que por ello nos amarguemos o
sumerjamos en un mar de prohibiciones y deslices con tendencias contrarias a las que pensamos.

El docente, cuyo rol se redimensiona atendiendo a los pilares educativos del ser, hacer, conocer y
convivir, planteados por la Unesco (2001) y por las consideraciones curriculares actuales, deja de
ser aquel que impone, para convertirse en el líder que maneja el consenso, se aleja de la visión
parcial de la realidad educativa, para enfocar el todo, sus vertientes y vicisitudes. Cautiva el poder
de sus alumnos para mediar y facilitar nuevos aprendizajes, se convierte en la fuente que emana
confianza, aun cuando las ganas o el saber no se precisen de entrada en el educando.

Define, entonces, la pertinencia del manejo de la racionalidad, cual horizonte que se extiende en la
comprensión de lo global y multidimensional, de lo dialógico y dinámico, de la sinergia y eclosión,
todo lo cual favorece relaciones e interacciones entre los pares y permite a su vez, integrar ideas,
acciones, pensamientos, opiniones.

Fracasar y reflexionar enamorado de su labor


el docente debe proveerse de un espacio que promueva su desarrollo personal, porque a partir de
allí, podrá construir, integrar, comprender, asimilar, aceptar, acompañar.

se trata de la comprensión humana intersubjetiva, aquella que sobrepasa a la explicación


intelectual y se dirige al conocimiento de sujeto a sujeto, todo lo cual impera un proceso de
empatía, identificación y proyección.

en este momento cuando el sentir se apropia con características de retos, metas, pasos que
emergen de esa reflexión permanente

dos elementos indispensables para abordar con efectividad los procesos de enseñanza y
aprendizaje; es decir, su sentir y su pensar

Entonces, el querer hacer, sin duda, transita por el ser y el convivir, pero a su vez, todo ello tiene
sentido cuando desde la racionalidad, se retoman posturas, se sincretizan premisas, se unifican
opiniones y se valida la labor pedagógica cada día, a la luz de la mirada de los alumnos, de la
participación y expresión imperantes en el aula, de la manifestación empírica que origina el
principio de la ciencia, de la discusión proactiva surgida desde el respeto al otro

un camino obligante hacia la verdadera comprensión del alumno, quien en definitiva, funge como
principal fuente de inspiración para quienes conocen y creen en su labor

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