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En La danza de los maestros del Wu-Li, Gary Zukav (1) se refiere a la realidad de
la siguiente manera:
2. Nuestros paradigmas
Entonces, de pronto, entraron al vagón un hombre y sus hijos. Los niños eran
tan alborotadores e ingobernables que de inmediato se modificó todo el clima.
Resultaba difícil no sentirse irritado. Yo no podía creer que fuera tan insensible
como para permitir que los chicos corrieran salvajemente, sin impedirlo ni asumir
ninguna responsabilidad. Se veía que las otras personas que estaban allí se sentían
igualmente irritadas. De modo que, finalmente, con lo que me parecía una paciencia
y contención inusuales, me volví hacia él y le dije: "Señor, sus hijos están molestando a
muchas personas. ¿No puede controlarlos un poco más?".
El hombre alzó los ojos como si sólo entonces hubiera tomado conciencia de
la situación, y dijo con suavidad: "Oh, tiene razón. Supongo que yo tendría que hacer
algo. Volvemos del hospital donde su madre ha muerto hace más o menos una hora.
No sé qué pensar, y supongo que ellos tampoco saben cómo reaccionar.”
3. Autoconciencia
4. Responsabilidad
5. Hechos y significados
Bill O' Hanlon y Pat Hudson, en un hermoso libro titulado Amor es amar cada
día (5) , proponen diferenciar el nivel de las cosas y los hechos, y el nivel de los
significados que se les atribuyen.
Dice Krishnamurti: "Todas las creencias son ilusiones, pero a causa de que creo
tan fuertemente en ellas, son reales para mí".
Actuamos en concordancia con los motivos que atribuimos a las acciones de
los otros y también en concordancia con nuestros propios proyectos. Esto es válido con
respecto al modo como experimentamos las acciones de nuestra pareja, de nuestros
hijos, de nuestros parientes y amigos. Una multitud de factores gravita en el modo en
que interpretamos esas acciones, especialmente el grado de desarrollo de nuestras
relaciones familiares y matrimoniales, los condicionamientos y mandatos sobre la
naturaleza del matrimonio y lo que se puede esperar de él, y sobre el lugar de los hijos
y los imperativos sociales y estereotipos respecto de los sexos.
La realidad de una familia no será más que uno de los modos de dar sentido a
las cosas y hechos que los miembros de esa familia experimentan, y la forma en que
responden a los mismos.
Czeslaw Milosz
Cada persona tiene su propio punto de vista sobre lo que sucede en sus
relaciones. Llamamos historia a estas explicaciones para enfatizar el hecho de que
nuestros puntos de vista no constituyen "la Verdad". Todos recurrimos a historias que
explican lo que nos pasa.
La mayoría de nosotros nos vemos afectados por historias que creemos sobre
nosotros mismos, sobre otras personas y sobre las relaciones que mantenemos con
ellas. Pero nos olvidamos que son sólo historias que hemos inventado. Entonces,
terminamos creyendo que ésa es la verdad, y en la pelea por ver cuál es la verdad
más verdadera, todos perdemos.
Historias que imputan culpas: Culpar implica atribuir malas intenciones o malas
cualidades a alguien, e incluye la acusación "Tú eres el problema". La gente que se
siente culpada por los problemas de su matrimonio suele ponerse a la defensiva y
atacar a su vez a su pareja.
Arnold Lazarus.
Lo cierto es que demasiado a menudo la pareja inicia su vida marital sin haberse
puesto plenamente de acuerdo sobre los múltiples aspectos de su existencia futura.
Poco se ha dicho sobre la división de tareas en el hogar o sobre el uso que darán
uno y otra al espacio habitacional, al dinero, a los bienes gananciales; apenas han
rozado el tema de la responsabilidad de marido y mujer en la crianza de los hijos, y tal
vez ni hayan mencionado el problema de la fidelidad sexual, las relaciones que se
juzgarán aceptables o inaceptables con otras personas, la dedicación profesional de
cada uno y el uso del tiempo libre. Los integrantes de la pareja no han negociado un
contrato; cada uno actúa como si su propio programa matrimonial fuera un pacto
convenido y firmado por ambos, y está convencido de que recibirá lo que él quiere, a
cambio de lo que piensa dar al otro; pero como procede basado en sus propias
cláusulas contractuales inexpresadas, e ignora las del compañero, y como además
esas cláusulas van cambiando con el tiempo según las diferentes etapas del ciclo vital,
suele ocurrir que uno de los esposos, cuando no ambos, modifique las reglas del juego
sin discutirlas, y ciertamente, sin el consentimiento del otro.
Platón (La República, Libro II) comenta que los sofistas habían desarrollado una
teoría contractualista de la sociedad. Sostenían que para evitar las injusticias y daños
que unos hombres se infligían a otros, decidieron que era más provechoso entenderse,
y de ahí nacieron los pactos.
Quizás sea relativamente fácil conocer algunos de los deseos profundos propios,
pero dificilmente se conozcan las expectativas implícitas del cónyuge.
Muchas personas con las que hemos conversado han supuesto la existencia de
un acuerdo mutuo donde no lo hubo. En estos casos, el individuo actúa como si
hubiera un contrato real a cuyo cumplimiento estuvieran obligados por igual ambos
cónyuges. Al no cumplirse pautas importantes del supuesto acuerdo, especialmente
cuando éstas escapan a su propia conciencia, uno de los cónyuges puede
reaccionar con ira, ofensa, depresión, retraimiento, violencia, etc. Esto ocurre
especialmente cuando uno de los dos cree que ha respetado sus obligaciones y el
otro no.
En la práctica, Sager propone que pacientes y terapeutas elaboren en forma
conjunta el contenido del contrato matrimonial individual, teniendo en cuenta: a)las
expectativas del matrimonio; b)los determinantes intrapsíquicos de las necesidades de
cada individuo y c)las áreas de conflicto.
1. Un compañero que sea fiel, amante y exclusivo, alguien con quien crecer y
desarrollarse.
Hector D. Klurfan