Explora Libros electrónicos
Categorías
Explora Audiolibros
Categorías
Explora Revistas
Categorías
Explora Documentos
Categorías
¿Cómo resolvemos el problema de que tú no veas el mundo igual a como lo veo yo?
Cada persona ve el mundo de una manera distinta a todas las demás personas, cada
persona ve al mundo de una manera distinta, sin embargo pensamos como si los demás
vieran de la misma forma lo que nosotros observamos.
“No vemos las cosas como son, sino de acuerdo a como somos” ─Talmud─
Podemos decir que todo ser humano hace sentido de lo que acontece de una
determinada manera y, por tanto, interpreta el mundo a su manera. Su comportamiento
está determinado por el sentido que le confiere al acontecer. Dado cómo interpretas lo
que está pasando, vas a actuar de una y otra manera.
II. DESARROLLO
Lo que planteamos entonces es que en vez de centrar nuestra atención en las Acciones,
la fijemos en el Observador. Porque si producimos un cambio a nivel del Observador,
van a aparecer Acciones que no estaban disponibles para el Observador que éramos
antes. Esto es lo que llamamos Aprendizaje de Segundo Nivel.
Albert Einstein dijo que “Los problemas creados con un novel de pensamiento no podrán ser resueltos
con ese mismo nivel de pensamiento”.
Para trabajar en esto tenemos que ver qué hace que yo observe el mundo de una
cierta manera y cómo se constituye el Observador que yo soy. Vivimos en
mundos interpretativos.
Para mejor entendimiento del observador compartiré una historia relacionada al tema
que encontré en Youtube:
Cuenta una antigua leyenda que había un hombre muy insatisfecho con su hogar, con
su esposa y con sus hijos, en una mínima oportunidad él quería huir. Una vez
casualmente encontró un mapa que apuntaba al paraíso y siempre apuntaba hacia la
dirección del norte. Este hombre tomó rumbo hacia el paraíso, dejó atrás su hogar e
incluso caminó todo el día hasta cruzar la frontera de sus país, en ese momento era de
noche y se acostó dejando sus zapatos en dirección al norte para acordarse al día
siguiente. Cuenta la leyenda que un demonio de la noche volteó sus zapatos en dirección
contraria. Así cuando despertó el hombre y tomar su rumbo sin darse cuenta regresó a
su antiguo hogar. Cuando llego dijo:
─ Esta ciudad es muy parecida a mi antigua ciudad, pero ahora estoy en el paraíso, se
nota la categoría de este nuevo lugar.
Llego a su casa y dijo:
─ Es muy parecida a mi antigua casa, pero se nota que es una casa del paraíso y aquí lo
puedo disfrutar y sentir mucho mejor.
Encontró a su mujer y a sus dos hijos y dijo:
─ Caray se parece a mí antigua esposa y mis dos antiguos hijos pero se nota que tienen
más humanidad y más respeto, me gusta mucho más esto.
Empezó a relacionarse mucho más con su familia a pesar de ser la misma. Así esta
historia nos explica que la belleza está en nuestros ojos, pero hace falta tener los ojos
adecuados para poder apreciarla.
Entre estos tres territorios de los que estoy hablando —el emocional, el lingüístico y el
corporal— se crea una coherencia. De manera tal que cuando tenemos ciertas
interpretaciones a nivel del lenguaje sobre un determinado asunto, tenemos emociones
que son coherentes con esas interpretaciones y el cuerpo a su vez se moldea a esas
interpretaciones y emociones.
El lenguaje
Hay una gran diferencia entre el viejo pensamiento que señala que el mundo está ahí y
yo hablo para decir lo que veo y eso es todo, a un pensamiento que señala que “al
hablar nosotros construimos realidad”.
Cuando tengo rabia mi predisposición podría ser a castigar al otro; cuando siento
agradecimiento mi predisposición podría ser a servir; cuando estoy resignado mi
predisposición podría llevarme a no actuar; cuando estoy entusiasmado mi
predisposición es a actuar; cuando siento tristeza mi predisposición podría ser a
recogerme; cuando siento miedo mi predisposición puede llevarme a ocultarme o a salir
corriendo… Es decir, cada emoción que sentimos los seres humanos nos pone en una
predisposición diferente. Todo ser humano siempre es emocional pero nosotros lo
hemos negado por décadas o siglos.
El estado anímico es algo diferente, es cuando nos quedamos pegados en una emoción
y vivimos en la tristeza o vivimos en la rabia, o vivimos en la resignación o vivimos en
el resentimiento… Es decir, no importa lo que esté pasando, mi reacción siempre es la
misma, me he quedado asentado en una forma de responder, yo tengo una sola
predisposición a la acción en la vida.
nosotros: los estados de ánimo se adelantan a nosotros, pues una vez que los
observamos ya estamos sumergidos en ellos.
El cuerpo
El autor sostiene que todo aprendizaje ocurre como una transformación corporal de
algún tipo. Si aprendemos pesimismo, nuestros cuerpos se comienzan a formar
consistentemente con esa emoción: los hombros se encorvan, el pecho se desinfla, la
cabeza se inclina hacia abajo y los músculos pierden tensión. Muchas veces la mayor
dificultad de aprender algo radica en que el cuerpo está moldeado en contra de esa
posibilidad.
III. CONCLUSIONES
- La interpretación es afectada por el modelo mental del observador. El modelo
mental está formado por las creencias, historias personales, la biología del individuo,
la cultura y el lenguaje. El observador tiene varios dominios: Lenguaje, cuerpo,
emociones y un cuarto que es transversal a todos, que es el espiritual. Como nosotros
somos un todo, cuerpo, lenguaje y emociones existe una congruencia entre esos
dominios y por lo tanto interviniendo en uno de ellos se puede afectar a los otros.
Por ejemplo interviniendo en el lenguaje y la corporalidad se puede afectar al estado
de ánimo de la persona. Una falta de congruencia entre estos dominios da un indicio
de algo que se puede trabajar para mejorar.