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La familia, a pesar de todo Lo dversidod de experianisprotaonzades por ls sees humans, que krone sigs so agruparon gin una moda que se denoiné fii, eso sufonemente cpl cme para estar desde miles perspecivs echo osama y cp porls dna, ya stra sai que se conierbala tational vg dl oma oy ose nt ala reclecn dedatasy ocumenns ue propanen evden, sino qu explora el urinienoy eh mod de procs esos difrons. La irupcn dels deren des poblacones exis, ‘osi como {a presencia active de las mujeres en situaciones y orgonizaciones ‘conics tess esudads dese mara dela comple incrpran ‘esa intermitencia que ahora conducea registrar ofa historia: la que actuolimente se trans oprando sentides tues y deconstuyendo fas inrrtaones deb cprenio, Eva Giberti tantea los horizontes que, invsibles, acompation « ‘os fomilios rina ase consayonacmland expres, neesiades y proydos. Los horizontes, como fronteras entre lo deseado y lo posible, siompre estén rosnics, aunque slo existen pra quienes ls cnavocan con la mod o a relfora. Esa irda que srg de una dina pag y de una épce atopellodray cambio serine enluasameie sje. Las orgnizcones foes son suas dol enumido y sts de la unin, ee objet nas xg tomar ston poradjlmente, smyinos nls exprincas props de personas canes. En est volume sé opel ala conpledad del pensoniena, capa de cadjurr no slo en lo ceadn de conocinanas, sa ela ceain del eo que br deforulae. ead yc t leu Renee Tata ee ed Ber ukcL Ly PMc eee cra La familia, a pesar de todo | noveduc Eva Giberti La familia, a pesar de todo Ediciones NOVEDADES EDUCATIVAS, Buenos Aires ® México i — Coleccion Famitiaie Disctora de colon: Eva Gert ise yatogramacéa’ Ana Kagian Comezcion ae tis: Sucana Pardo ‘1 edieién, mayo de 2005 1 reimpresién, octubre de 2007 © Eéiciones Novedades Educativas el Conia co Publicaciones Eevcntvas y Matrial DidSctioo SRL. ‘8, Conlentes 4048 »(CIT05AAC) Bunes Aires - Argentina Tel: (64 11) 4867-2020 - Fax: (54 11) 4867-0220 E-mail: novoduenoveduecom -wnt:novecis com Ediciones Novedades Educativas de México $A. de CY. Erma: novernex@infosel net ime! novemexe@nevadoe.com LS, N'978-957-528-108-5 (Queda necho el depésito que estabiace la Ley 11.729 Impreso en Argontina - Printed in Argentine No s parm a epcduccén pad oa el anasenami, ar a ransren Itsslamecion do ot eo ch ug on ot cualqu hso, om olecOnce@ ce ‘cn melon acpi, digtatzucin u ots dios, hl pomiea pe exes deo to Su rans est pata por a yee 1723 28 406 Prologo por Mario C. Costantino Introduccién. PRIMERA PARTE CaptruLo I. Los tlempos de los historiadores, de os antropélogos, de los socidlogos y de las incertidumbres Captruto IL. Las perspectivas tedricas en las organizaciones familiares Captruto IML. Registro de algunos cambios sociales Captruto IV. Vinculaciones intralamiliares ‘SEGUNDA PARTE CapiruLo V, La violencia antigua y la actual. Parecidas, pero ahora acompaiiadas por especialistas que las nombran y las tratan como entidades con vida propia. Cariruvo VI. El género, los géneros Captruto VIL. Adolescencia us 1 163 8 Lassies tian oe Pal Las organizaciones familiares en transformacién = 09° permanente, Sacuiidas y S0rpF68@ au 183 CaptruLo VIB, Crisis, globalizact6n, rlesgo y flYided sen I87 Cartnuto IX. Modificaciones en los posicionamientos pacentales 217 Caehtuio X, Adolesceneia: algunas modifieaciones en su estatuto al compararla con décadas anteriores (partir de los aios 70) 235 Las onganizaciones familiares se presentan como un entreteido Castruto XI, Las nuevas técnicas reproductivas en las de visiones,deseos, roles, en los que se establecenrelactones de in nuevas orsanizactones familiares. 277 tercambio, cooperacién y confleto. En cuanto institucl6n social, en Cariu.o XIl. La presencia de los transgéneros en vestida de multiples funclones, se espera que satisfaga las necesida- Jas nuevas organizaciones familiares, des biolégicas, psicol6gicas y sociales de sus miembros, en un mar- cove alecta, democratic, etd, eprnd etn conten ‘Captruto XIIL. Primero fue la tevé, despues le a la digitalizacton y ahora Internet eo... 299 ign y limites. También, en otro plano, se le demanda asegurar la re- producelén blol6gica de la poblacién, y la soclalizacion y educacion eee ee eae de ls nin@s y adolescentes para posibilitarles su particlpacién ¢ in- a ae tegracién en la sociedad. Asi, se espera que la familia, ambito de con- vivencia de diferentes generaciones, asuma como misién el desarro- Apénpices lo integral de quienes la componen. Pero la realidad de las familias El sufrimiento en familia . : Seer muestra que tanto pueden constituirse en un “lugar” intimo y contia- : , de amor, compastén, felicidad y crecimiento de sus sujetos, co Cartoneros y asambleistas 331 ee ia ae ; imo de miedo e inseguridad, de infelicidad y dolor profundo, hasta maa peligroso para la salud mental y isica de quienes las integran. Puede GPor qué la familia a pesar de 1000? soreness 339 cen ella expresarse lo mejor y lo peor de los sentimientos humanos. La caracterizacién de la realidad familiar, tanto en sentido hist6rl- co como en un anélisis horizontal de la actualidad, exige reconocer Ja convivencia de pluralidad de situaclones y formas familiares. Los ‘cambios acaecidos en las tiltimas décadas -en e1 mercado laboral, en Io cient ficotecnoldgico, en el sistema politico, en los valores y creencias, asf como la presencia cada vez mayor de las nuevas tec ologias de la informacién y comunicack impactan en las familias y dan lugar a dificultades de acomodacién a las nuevas circunstan- clas, creando en ellas estados de tensién variables y crisis de mayor (© menor magnitud. En parte, referencian estas transformaciones: la ostergacién de la edad para contraer matrimonio, las uniones con- sensuales, la dificultad de equilibrar el trabajo y las responsabilidae des familiares, el aumento de las separaciones, los divorcios, la in corporacion de la mujer al mercado de trabajo, los hijos que viven solos y los que no pueden incependizarse, la convivencia de hijos de distintas uniones, la concepeién igualitaria de derechos y debe- res entre los géneros. A éstas se deben agregar problematicas de mayor complejidad, como la violencia doméstica, las innovadoras ‘t6enicas reproductivas que plantean nuevas formas de procreacion, y la diversidad de problemas asociaclos a la pobreza y la margina- cion social. Teniendo en cuenta la relevancla y las problemiéticas de las orgax nizaciones familiares, cabe preguntarse sobre Ia responsabilidad de los diferontes actores sociales en el fortalecimiento de la capacidad de las familias para atender sus propias necesidades. Como asf, tame bién, cuales son las politicas ptblicas més adecuadas en los distin: 10 subsistemas de la sociedad para garantizar el porvenir de las znuevas generaciones, en particular en aquellas familias que no pue- den ofrecerles a 1@s nin@s que nacen y crecen condiciones minimas de bienestar y contencién, Este libro forma parte de un conjunto de publieactones, basadas en la temétlea de las orgonizactonesfailires, sollctadas or Eal- clones Novedades Edueatlvas evando me descmpehaba junto a a 1a familia, a pear de todo profesora Eva Gibert! como director de la Maestrfa en Clenclas de la Familia de la Escuela de Posgrado de la Universidad de San Martin, cargo al que renuncié en octubre de 2004, como asi también al de coordinador del Programa Familia y Sociedad, de la misma Escuela de Posgrado. Entiendo que esta coleclon diigda por Eva Giver, destacada profesional de acumulado conocimiento y experencla, ena que par tleipan ealiteados profesores de la Maestia en Ciencias dela Fam} lia, se constiuiré en un medio para mejorar la comprension de las actuales realdades famiares y los condicionantes evitorales, eco nmicos, psical6gleos, sociales, politica y unidicos de las condi: tas familiares. Mario C. Costantino Codirector de la Maestria en Ciencias de la Familia Escuela de Posgrado - Universidad Nacional de San Martin, Introduccion | Advertencia Comencé a escribir este libro por invitactén det editor, Daniel. Ka- plan, Se trataba de reproducir las clases que yo dictaba en la asigna tura Organizaciones Familiares, que formaba parte del curriculo de Ja Maestrfa en Clencias de la Familia, creada en la Universidad Nacio- nal de General San Martin, en 1996. Conjuntamente con el profesor Mario Constantino entre ambos di- riglamos la Maestria- confecelonamos un programa que progresiva- mente se fue adecuando a las novedades que los avances clentificos y las realidades epocales sugerian. De este modo, legamos hasta oct bre de 2004, fecha en que presenté mi renuncia a los cargos que de- sempenaba en dicha Maestria por diferencias éticas incompatibles ‘con la dlreccién de la Escuela de Posgrado de la cual dependia y con las autoridades de la Universidad. En esa oportunidad, conté con la ridad del profesor Constantino, Por lo tanto, la finalizzeién de este volumen ya no se concret6 dem tro del marco institucional de la UNSAM, si bien incluye numerosos in- tereses de lo/as alumnds / coleyas que, mediante sus interpetaciones einterrogantes, me permitieron revisar y agendar problemas y realida- des que las organizaciones familiares abarcan. [eee citer Presentacién 1a diversidad de experiencias protagonizadas por los seres huma- nos, que durante siglos se agruparon segtin una modalidad que se de- omin6 familia, es lo suficientemente compleja como para estudiarla desde maltiples perspectivas. El hecho es conocido y aceptado por las distintas disciplinas, y la historia social, que se consideraba la tradicional vigla del tema, hoy no se limita a la recoleccién de datos y documentos que proponen evidencias, sino que explora el surge Iniento y el modo de procesar esas diferencias. Vivimos y estudia- ‘mos una historia que se caracteriza por su intermitencia y sus arrit- tmias, si se la compara con los anilisis ales y direccionales que caracterizaban la metodologia que en épocas anterlores se utilizaba para recorrerla e interpretarla. Los cambios en los que se considera- ban los sentidos de la historia han fragmentado la orientacién de los analisis, particularmente en Io que remite al surgimiento de temas ue habian sido omitidos, invisibilizados por los textos qute los his. toriadores prepararon. La irrupeién de los derechos de las poblacio- nes excluldas debido a su etnia y/o a su pobreza, asi como la presen- cla activa de las mujeres en situaciones y organleaciones econémti cas (marginada en los documentos que se pretendieron reflejos de la realidad), temas lefdos y estudiados desde e! marco de la complejt- dad, Incorporan esa intermitencla que ahora conduce a registrar otta historia: la que actualmente se transita apurando sentidos nue- vvos y deconstruyendo las interpretaciones de lo aprendido. Lo cual genera malestares y oposiciones que nos conducen a rechazar aque. Ho que otrora se dictamind como aceptable, repudio que actualinen- te parte desde nuestros propios otros sentidos. Fos otros sentidos estan cercanos a las asignaciones politicas de donde emergen y nie- diante los cuales pretendemos transformar el mundo. O sea, caminar Is alld de lo propuesto y de lo ya transitado. 1a fami, a posar de todo ff La creciente complejidad social del panorama argentino sugiere un anélisis, deseripciones ¢ interpretaciones, que incluyan los inte- reses expresados por los alumnos de la Maestrfa. Esta autorreferen- cia fue imprescindible en la selecel6n de los temas que se desarro- llan en este volumen, Seré a partir de esos intereses entramados con las dreas disciplinares de la Maestria y con mis conviectones, dudes y teflexiones, que se disefiaron los conocimientos que este libro ex: de una realidad representada pone, y que implican la construcc por quienes, mediante significaciones, discursos y dispositivos téc nico-teéricos, formamos parte de las organizaciones familiares que deseribimos. Practica compleja si se tlene en cuenta que el conoci- tmlento apunta al objeto de estudio, del cual provenimos y formaliza- ‘mos en Ia propia familla, Sujetos del enunciado y sujetos de la enun- clacién, este objeto que se conceptualiza como organizaciones fami- liares nos exige tomar distancia y, paradojalmente, sumergimos en Jas experiencias propias y de personas cercanas. En paralelo, los sujetos que construyen conocimientos forman illares de- parte de los entornos en los que las organizaciones fat senvuelven sus opciones y sus proyectos, de manera que esos suje- tos precisan contar con su autonomfa intelectual para crear e inven- tar sus proplas conclustones y sus tesis y 2 resignificar lo aprendi- do, En este volumen se apela reiteradamente a la complejidad del pensamiento, capaz de coadyuvar no s6lo en la creacién de conocl- ientos, sino en la creactén del sujeto que habré de formularto, El texto arviesgara gencralizar (como si fuese posible referirse a cambios, modificaciones en los comportamientos de los miembros de las organizaciones familiares), sin discernir si se trata de familias uurhanas o rurales, 0 cualquier otra identificact61 [Apelaré a la efieacia de una creencia popular: "cuando se habla de familia, todo el mundo entiende de qué se trata", asumiendo el riesgo, puesto que no sabemos qué quiere decir “todo el mundo" 3 expresion Jo suficientemente abarcativa como para carecer de con- sistencia; ademés, desconocemos el sentido que se le otorga a “en- tionde”. Dicha ambigiedad es la que le imprime fuerza a esa creen- cia que se jerarquiza como una suposicion aceptada de consuno, Los documentos informan acerca de modelos de convivencia que ¢limaginario social de las clases medias urbanas suponia adscriptos a cambios inaugurales protagonizados recientemente en cl dmbito de las relaciones intrafamiliares. Tal creencia resultaba del descono- celmiento de otras formas de vida o estilos familiares mantenidos en Penumbra por la informacién periodistice. El narcisismo de clase, que tlende a centralizar en las propias experiencias los codigos que se supone deben regir in omnia mundi, condujo a eludlr el conock lento de las variedades convivenciales que pueblan, no dirfa el pla- neta, pero si las vecindades. La cronicidad del pensamiento indife- rente acerca de lo que otros seres humanos hacen con sus organiza- clones familiares, como parte de la vida social compartida, podria depender de la consideracion hacia esas personas / otras clasifica- das come inferlores, se narcisismo, soclalizado por las pulsiones de apropiacién que conducen a incorporar ~lo més veloamente posible- las corrientes culturales que emergen desde Estados Unidos o Europa, autoriza a Jos diversos sectores de las diferentes clases sociales a *modernizar- se", a “estar de onda’, coplando modas y costumbres cuya inspira: cl6n no provenia de las pautas convencionales aprendidas en sus ropias familias. Pero esas corrientes culturales trajeron consigo las informaciones rovenientes de los nuevos movimientos soctales, de las minorias sexuales, de los movimlentos de mujeres y de los grupos indigenas ‘que jaquearon y jaquean constantemente la realidad conocida, En la Argentina, ademés de la vistbilizacion de estas presencias, existentes de antaio y omitidas por las lecturas del pensamiento hegeménico, Mu re familia, pear de todo se sumaron las novedades de las asambleas barriales, de las fabricas recuperadas asociadas con los organismos de derechos humanos, asi como la expansidn de los agrupamientos piqueteros y de trabaja- dores desocupados. Todos estos surgimientos indican el incremento de la capacidad reflexiva y autonutriente de estas presencias paula- ‘tinamente organizadas. Procuré tantear los horizontes que, invisibles, acompanan a las, {amnilias mientras ellas se construyen acumulando experiencias, ne- cesidades y proyectos. Los horizontes, como fronteras entre lo de- seado y lo posible, siempre estin presentes, aunque sélo existen para quienes los convocan con la mirada o la metéfora, En este I bro, In mirada que surge de una disciplina psicologica y de una épo- ca atropelladora y cambiante ser4 inevitable y venturosamente subjetiva. Diferentes de los horizontes invisibles, las cronologias que constl- tuyen un referente metodoKigicamente obligado ordenan los hechos, hilvanando un recorride que no garantiza la certeza acerca de como transcurrieron las historias de quienes se conglomeraron en las or- sganizaciones familiares, El tiempo cronolégico, estricto, material, po- Iiticamente correeto én todas las épocas, debe detenerse para que resulte posible atrapar el segmento ordenador que permita interpre- tar las historias, Tal como lo escribi6 Shakespeare: “El pensamiento, siervo de la vida, y la vida, jaguete del tiempo, y el tiempo, que rige et ‘mundo entero, deben detenerse" £1 pensamiento, la vida y el tiempo deben detenerse, coagulados ‘en documentos y testimonios que nos conduzcan a recrear lo que se tom6 antiguo y memorioso. A partir de estas pausas, compaginamos nuestros horizontes con los relatos de aquellos que construyeron sus vidas, sus pensamientos y la dimensi6n relativa de su tiempo, mientras preparaban, sin saberlo, su relacién con nosotros, “sobre el borde de estarencomtin"? 1 En cuanto al encuadre metodolégico Dicho encuadre podria asemejarse a los disefos deseriptivos-in- terpretativos aplicados a organizaciones familiares segin los datos y experiencias recogidos en América latina y en la Argentina, La lect ra de materiales provenientes de provincias y de otros paises lati >hoamericanos nos advierte que los cambios en el estilo de conviven- ia familiar que se considera generalizado surgieron entre la década del 70 y la actualidad. Las metodologias -aun respetando y manteniendo las clésteas, ne- cesariamente ordenadoras segtin el modelo de las logicas formales-, en tanto instrumentos que también debleron haber sido orlentados hacia al registro e interpretacién de las categorias como descripto- ras y clasificadoras de realidades propias del continente latinoame- ricano, fueron desaparecidas por la colonlzacién del pensamiento académico que postery 0 impidi6 su reconocimiento, O bien, como sucede con el estudio de los adolescentes y de los jévenes, las pre- slones que éstos significan en las cartografias sociales y en las con- sultas psicolégicas reclaman interpretaciones que 2afen de los en- ‘cuadres psicopatolégicos y/o que se levanten como anticipos apoca- lipticos, y que se estudien sus intervenciones y sus propuestas sin tomarnos a nosotros mismos, los adultos, somo unidad de medida con la cual niftos y jévenes deban compararse, Estamos lonces ante la necesidad de crear otra yenealogia que sin desbaratar y negar todos y cada uno de los aportes que hasta ahora conocimos: pueda dar cuenta de las organizaciones familiares deseriptas, analizadas y narradas por quienes alternan coti¢iana- mente con ellas en la topografia de nuestro pafs, sin recurrir obliga- toria y sisteméticamente a los marcos ordenadores propuestos por pensadores de otras latitudes. La tarea en clernes reside en gestar hnuestras condiciones dle verdad, eludir y superar las ideas que regu- 6 1a familia, por devodo Jaron ~como correctas, naturales y deseables- el estudio de realida- des que no responden necesariamente a las perspectivas del ordena- miento social sacralizado por el derecho canénico y por las acade- mlas. Quienes producimos tesis e Ideas desde la perspectiva de los studios de género hemos transitado los territorios inquietantes que proven otras condiciones de verdad silenciadas en los laberintos aceltados de lo que se supone saber y conocer. Esos territories son Jos que incorporan la reflexion de que “pensar es un acto politico en tanto contleva a formutlar opciones en todo el proceso reflexivo: desde el momento de definir el problema de investigacién hasta ta seleccién de categorias, teortas, metodologias y técnicas que se utilizardn en et andlisis, Asimismo, pensar es un acto moral, dado que es una actividad que construye una determinada conceptualizacién de procesos socia- les que experimentan y significan sujetos dotados de emociones con vt vvencias y formas de entender sus propias experiencias y el entomo en que éstas ocurren”® El reconocimiento y aplicacion de estas convicciones en la refor- mulacién de los pensamientos acerca de las organizaciones familia- reg evidencla su complejidad en una sociedad que acaba de ser des- cripta coma sociedad de contro!: "Una sociedad en ta cual el orden y el control social son consiruidos mediante una difusa red de disposit- vos 0 aparatos que producen y regulan las costumbres y las précticas productivas”* Una sociedad en la cual “los mecanismos de control es- tan distribuidos a través de las mentes y los cuerpos de los ciudiada- ros”, slendo el mercado la clave reguladora de estos mecanismos de control. La conceptualizacion que aportan Negri y Hardt al Incorpo- rar la idea de biopoder, reconocible en el anilisis refinado que es po- sible realizar cuando recortamos areas 0 citcuitos determinados de las organizaciones familiares (relaciOn con la escuela de los hijos, con las préeticas en salud, con el trabajo y con las intervenciones en Instituciones © practicas sociales comunitarlas, por ejemplo), de- vi [Loe citer ‘manda otro andlisis, cuando ese biopoder apunta a una funcién inte- ral, vital, que cada uno incorpora y reactiva con su consentiniento. Es decir, cuando abrimos alternativas enfrentadas con la sociedad de control. A partir de ellas, podemos pensar que las comunidades no estén compuestas por la acumulactén de sujetos; para que ellas exis- tan es preetso “un clinamen, una inelinacién del uno hacia et otre, det uno por el ov 0 del uno al otro” Esta inclinaci6n fuera de si, de ellos mismos y de nosotros mismos, sablendo que también formaremos parte de la comunidad que otros ~como nosotros- procurarin cono- cr, ¢s la que nos autoriza a tantear aquellos horizontes que hacen frontera con los deseos y los impostbles de todas las épocas. Entonces, la producctén de otra genealogia acuia demandas a los métodos y a las metodologias con las que se disefan Investigaciones y se concluye acerca de sus resultados, También reclama la reformmu- lacién de aquello que entenderemos por conceptos, recordando la Idea propuesta por Deleuze y Guattari: “Los componentes que se red- nen pare formar un nuevo concepto no encajan entre st como en un rompecabe2as, sino que se superponen, dejan fisuras 0 intersicios ext tre ellos, 0 se interseccionan...” Es el acontecimiento, que Deleuze y Guattari identifican con el propio concepto, el que tos unifica, no tan- to desde Ia l6gica 0 el sentido comin, como desde el deseo, ‘Hemos Intentado bosquejar algunos puntos de tales demandas, apenas sugerides, Con ellos pretendemos sostener los contenidos de los eapitulos siguientes. Loe La familia pear de todo Nons Shakespeare, W, Enrique IV, en Obras completas, Madd, Agullr, 1972. Nancy, 5b El sentido del mundo, Buenos Aires, La Marca, 2003. Medina, G.,Potenctalidades del espacio vacio",en J. A. Pérez [slas, Mf. Vab ‘dez Gonzsles, M, Gauthier P| Grevel (comps ), Nuevas eniradas sabre los ‘venes, México, Instituto Mexicano de Juventud y Dice Quebec-Amer ‘ques pour la Jeunesse, 2003, Negri, y Hardt, M., Zperlo, Barcelona, Paidés, 2002, Nancy, J Ly ob. citada, Deleuze, G. y Guattarl F, Mil mesetas, Valencia, Pretextos, 1988 [ee cites Aclaracién semantica En este libro utilizo la palabra nifo, asi como otras que adhieren ala identificacién con “lo masculino”, por razones editoriales, es de- No obstante, debo dejar constancia que dicho modelo, la utiliza- clin del masculino en higar de dlscerir entre nia y ni, y otros tanto del nero masculino sustantivos que reclaman la aplica: cuanto del correspondiente a las mujeres, forma parte del sexismo del lenguaje. Serfa posible resolver el conflicto entre ambas categorias utilizan- do la arroba, osea, @ que es el c6digo que internacionalmente ha co- ‘menzado a aplicarse para evitar la repeticlén (hombre / mujer; abo- ‘gado/abogada, y asi sucesivamente). Pero dado que en nuestro me- dio ain no se ha conelentizado dicha préctica, remito a los lectores Inietal Bl genérico hombre como equivalente de la especie humana y sus derivaciones que privilegian la unifieacién de los giros idiométicos ‘en masculino, anulando de ese modo la existencia nominal del géne- +o mujer, constituyen una evidencla de prepotencia intelectual, En la actualldad, son innumerables los aportes de las clenclas del yalas lectoras a esta advertenci lenguaje y de las ciencias politicas que avalan esta revision y sostic- nen la necesiad de este ajuste en el lenguale, en el habla y en la es- ceritura. Eca Giberti Primera Parte | Los tiempos de los historiadores, de los antropdlogos, de los socidlogos y de las incertidumbres' Los agrupamientos humanos que fueron hist6ricamente conocidos: como familias posteriormente se nominaron organizaciones familiar res, Diversos estudios ¢ Investigaciones de socidloyos, historiadores ¥y antropélogos permitieron confirmar que utilizar el vocablo familia para engolfar en él la dea de un grupo humano natural, cuya modal dad de reunién permanecia inamovible en el tiempo y que podria con- siderarse un modelo Gnico distribuldo como tal en las distintas eultu- xas, constitufa un error, cuyo principal riesgo residia en la pretension deinstalar un modelo monolitico y ahist6rico, que se constituyese en referente obligado de normalidad y bondad. Asi se exclulrfan todas aquellas modalidades de agrupaciéon familiar cuyas caracteristicas no respondicran a ese modelo. Al mismo tlempo, la famosa expresi6n “la familia es la célula basica de la sociedad” desconocia la revision del concepto de sociedad, asf como la dinmica fundacional de las orga- nizaciones sociales ajenas y paralelas a la familia, D La distinci6n sociedad y Estado, que socidlogos y politélogos in- trodujeron, permitlé distinguir Ia sociedad civil formada por relacio- nes familiares, econémicas, asoclativas y culturales recorténdola det Estado. En la sociedad civil se generan {uerzas econémicas y socla- les que modifican las relaciones de poder en el Estado. 28 [eve iter Por su parte, se advierte que una de las dimensiones usuales “en {as estudios sobre historia de ta familia concieme @ los cambios que se roducen en la duracién y asignaciGn del tiempo a medida que se mo- difican determinadas variables sociates y demogrdficas" Es decir, de acuerdo con la duractén del ciclo vital, cuando se alarga la duracién probable de la vida en pareja por efectos de Ia esperanza en el au- mento de vida. Alo que debe afiadirse la revision de Ia dea de edad “como una realidad bioldgica objettva simple e inmutable; por el con- ‘nario, es una construccién sociohistérica compleja que instituye cate- sgorias (...) como lo festimonian los cambiantes umbrales de las nocio- nes “clases de edad” (cohortes escolares) y “edad thnite minima o mé- xima’, aceptabitidad para clertos espectéculos, inimputabilidad legal, mayorfa de edad, jubilacién obligatoria”. La autora advierte que su- bordinar la obtencién o la pérdida de ciertos derechos a una edad definida por la ley, ritualiza y dramatiza el paso individual del tlem- po al imponer continuidades y rupturas en su flutr al Imponer su seg. mentacign en el curso de una misma vida. I) Recardamos que existieron familias monogémicas basadas en el matrimonio entre un hombre y una mujer, poligimicas (poligini- cas, un hombre con més de uma esposa y poliéndricas, una mujer con mis de un marido), asi como familias extensas y familias nuclea- res, ademas de otras modalidades. El tipo de familia formada por pa- dre, madre € hijos no se desarroll6 del mismo modo en las distintas clases sociales: en los estratos mas pobres, es frecuente encontrar mujeres a cargo de sus hijos debido al alejamlento del padre en bus: a de trabajo, fen6meno que se complementa, en algunas oportuni- dades con la Inclusion de otra pareja dela madre, con la que a su vez se gestan otros hijos. De este modo, y en caso de ausencia de la nue: vva pareja, la mujer asume la conducctén de la familia formada por ella. como jefa de familia e hijos de padres distintos. baw 1a family a peste de todo Las organizaciones familiares se asientan en procesos de estruc- turacién® y procesos de configuracién,’ cuya dinamica permite la incorporacién de conceptos y vocablos tracclonados desde otras clencias y disciplinas, La utilidad de esta prdctica reclama, no obs- tante, clerta prudencia: la advertencia de G. Durandl* es concisa al afirmar: “No se trata de generalizar el concepto de “relaciones de in- certidumbre” a fa libertad humana, sino por to menos de constatar que ese concepto de estricta microfisica legitima el indeterminisme, fo admite como ‘pensable” en otras escalas distintas de la del objeto fsico" Entonces, lo imprevisto, cl azar, la Incertidumbre, las eatastrofes topologicas (R. Thom), las condiciones de emergencla y la Idea de desorden como forma de otro orden, segiin las Teorias de la Comple: jidad lo postulan, pueden ilustrar algunos de los ejemplos que se utl- lizan en el estudio de las organizaciones familiares y también para in- tervenir en ellas en caso de consultas. Sabemos que las conclusions a las que podemos llegar en nuestro estudio dependen tanto de nuestra formacién como de nuestros posicionamientos filoséticos y politicos; 0 sea, acordamos con el rechazo de la tesis que sostiene la posibilidad de contar con una objetividad total por parte del profe- sional interviniente, y del sistema que maniffesta o evidencia al obje- to de estudio, Es decir, la inclusién de este nuevo pardmetto es con ducente a la necesaria humildad que precisamos, después de que Helsemberg planted la relactén de incerti mbre. Modificar la perspectiva mediante la cual se focalizaban los andl sis acerca de las familias -ya fuese sociol6gica, hist6rica y/o psicolé- ssica- encontré dificultades. Lo habitual era la referencia a los miem- bros de la familia por separado 0 en pareja 0 como grupos humanos, ai sndo los diagnésticos propios de la psicopatologia ola psiquia- Ufa o el andlisis social. Proceder desde lo que se evaluaba como lo comtin aislaba en el dmbito de lo anormal o inclasificable aquellos 28 ‘comportamientos que no encajaban en los ordenamientos reconoci- dos. La aparicién de lo que estaba por fuera de lo modelar, de ta fk gurabilidad reconocida, generaba desconciertos y rechazos; esto contintia del mismo modo para quienes no incorporaron en su mun- do el campo de la complejidad como resguardo para comprender los ‘caminos que conducen a quienes “hacen sus cosas”, o viven sus vi- das, “de otra manera’. Las relaciones entre estas formas de agrupamiento -ahora deno- minadas onganizaciones familiares- y los modelos econémicos, las préctlcas demograticas, los mecanisinos proteccionales 0 destructi- ‘vos jugados entre sus miembros (es decir, las dinamicas intrafamilia- res), y las proyecciones culturales de sus juegos y creaciones han constituido en los ditimos decenios un motivo dle andlisis histérico, distingulgndose de otros abordajes destinados a producir una histo- ria univoca y monolitica de “Ia familia”, Actualmente, no pensamos priorttariamente en desentrafar los hechos que se constituyeron en historia, sino en encontrar la manera de acoplar nuevos sentidos Io acaecido. ‘También hay se propone el anilisis de la logica de los psiquismos de los sujetos que conforman esas familias, sus respectivos posiclo- namientos en ellas y en sus practicas sociales y la producci6n dis- cursiva con que recortan sus subjetividades, Asimismo, incorpora- mos la coneepeién de estilos de vida de las familias y de eapital cul- tural, ambos involuerando las actividades de las familias en la cons- truceién de pautas sociales y culturales. Veamos algunos ejemplos provistos por los historiadores cuando se ocuparon de estudiar © interpretar las familias -las que conoctan y las que descubrian en sus investigaclones- de acuerdo con los parémetros propios de ca- da época. 26 La familia, a pear de todo Seleccién de fragmentos histéricos significativos en relacién con las organizaciones familiares* Solamente los textos de Charles Morgan acerca de la so- cledad antigua que posteriormente utillz6 Engels, ademas de tos aportes de Marx, para eseribir El ovigen de la familia, de la propie: dad privada y det Estado, editada en 1884. Autores que intentaban, junto con Bachofen, rastrear las formas de vida famlllar en los tiem pos considerados primitivos, precediendo a la organizacién pax triarcal y religiosa que hasta el momento se conocia. Cuando durante la primera década del 1900 se produjo la polémi- ‘ca entre Mare Bloch y Lucien Febvre,’ se Intentaba modiffcar la lec- tura de la historia regulada por los hechos politicos relacionados ‘con guerras, monarquias, presidentes, gobiernos en general, apun- tando a abrir perspectivas multidisciptinarias. ‘Tanto Bloch cuanto Febvre inauguraron la que se llamé historia de las mentalidades, que posteriormente fue criticada por otros espe cialistas. Fernand Braudel, en Ia década del 50, introdujo una idea acerca del tiempo, que se conocié como de “larga duracién” (tiempo geo- {gréfico), que rescataba los espacios ocupados por las grandes civil zaciones y que privilegiaba la evaluacién de lo permanente en los es- tudios histérleos, con mayor énfasis que el registro e interpretacién de los cambios. ‘Complementaba esta idea con el que considers “tiempo social", {que se dedicaba a los estudios de la historia econémica y social, y ‘otro tiempo, breve, el tiempo individual, que reflejaria los hechos rotagonizados por los seres humanos, segiin las perspectivas trad- clonales de los enfoques hist6ricos. Con la legada de la tercera generacién de Annales en la década del 70, los tiempos o el tiempo de la historia “se inmoviliz6” y la po- Fo [ee cites sici6n del “hombre” en los relates hist6ricos perdié su centralidad y se promovié el estudio de series de documentos de un mismo es- tilo, cuantitativamente desarrollados, merced a la precisién que los ordenadores incorporaban, intentando apelar a la objetividad eten- tifica, Por la posibilidad de comunicaciones entre los especialistas, y con el piiblico interesado en general, los Annales dlrigieron sus intereses hacia otras dimensiones de la vida humana: comenzaron * de André Burguidre, F Lebrub* yy de otros historiadores, que incorporaron la historia de los estilos de vida de las familias analizados desde las sexualidades, la demo- ‘a aparecer los escritos de Flandri agralfa ylos aportes antropol6gicos que Ilegaban con los aportes de Jack Goody*y Alan MacFarlane, Los estuerzos del tluminismo condujeron a describir y tal ver a propiciar una nueva estructura familiar, imaginada como moderna y nuclear: “En sentido estricto, estd compuesta tnicamente: 1) por el pa- dre de familia; 2) por ta madre de familia, quien, segtin la idea recibi- da casi en todas partes, pasa a la famitia det marido; 3) os hijos, que, si se puede hablar asf, al estar formados de la sustancia del padre y de la madre, pertenecen necesariamente a la familia. Pero cuando se to- ‘ma la famitia en sentido mas amplio, se incluyen en ella todos fos pa- rientes; pues aun cuando, después de la muerte del padre de farnttia, cada hijo establezca una familia particular, a todos los que descienden de un mismo tronco y que derivan por tanto de una misma sangre, se (aucourt, citar los considera como miembros de una misma familia” do por Flandrin)." En la Enciclopedia Francesa que se edité en 1670, Ja idea de familia era lo suficientemente abarcativa como para incluir a todos los parientes cercanos y lejanos, asf como a los eriados, de manera que la enunciacién anterlor significaba una reduccién de sus integrantes, es decir, un cambio en la concepcién de la familia que ademas inclufa dos ideas que resignificaban la definicién primera se- tin lo expuesto en Ja Enciclopedia. Leamos nuevamente a Flandri 28 La fami, psa de td “AI mismo tiempo que se operaba esta reduuccién de los miembros de 1 familia, e agregaban dos ideas, la de parentesco y la de comesiden: cia, que hasta mediados det siglo XVII habian permanecide disociar das. En lugar de pasar revista a tos diferentes sentidos de la palabra ‘Yamilia’, el caballero de Jaucourt, en la Enciclopedia, se esforz6 por reunirlos. Para él, ta familia es una sociedad domeéstica que constituye cl primero de los estados accesorios y naturales del hombre. En efecto, tuna familia ‘es una sociedad civil establecida por una naturaleza: esta sociedad es la més natural y la mds antigua de todas, sirve de funda- ‘mento a ta sociedad nacional; pues un pueblo o una naciGn solo es un compuesto de varias familias, Las familias comienzan por et matrimo- rio, unién a ta que la propia naturaleza invita a los hombres, y de la ‘cual nacen los hijos, que, al perpetuar las familias, mantienen ta socie- dad humana y reparan las pérdidas que fa muerte le produce todos tos dias". £1 dltimo pirrafo, que reproduce las ideas de Jaucourt, man: tlene su vigencia en su concepcién de familia como un dato de la na- turaleza, criterio que hoy insiste en perpetuarse. Los textos de Flandrin son particularmente esclarecedores, No me reflero espeefficamente a sus andlisis historicos sino a la filosofia que en ellos subyace: “A mi entender, no cualquier forma de hablar del pasado es buena. ¥ pienso que ta historia funciona demasiado a ‘menudo como tna memoria enferma que sélo conserva lo que nos ha: ce dao -viejos adios, recelos de generaciones precedentes, fdelidades intempestivas- y que desarvolla clerta tendencia a ver en el presente una simple repeticion del pasado. En cambio, cuando et pasado nos ine bade por senderos que no son los de la historia por el lenguaje, la lite- ratura, la moral, el derecho, etc-, como sucede entre otros casos, en ‘materia sexualidad, entonces ta historia podria cumplir una furncién te- rapéutica”.* Toda su obra transparenta un kicido interés por lo que Namariamos las vertientes humanas de quienes protagonizaron los ssucesos y los ciclos histéricos, no solamente profundizando en las wll [Le citers corientes temidas de Jas sexualidades -que no habfan constitulde tema de Investigaclin hist6rlca, sino inguirlendo que comian” aque- tos antepasado, c6mo se vestian y como se embellecian;* aquello ‘que mostraba la importanela de ser una persona descripta a partir de la lectura de sus domesticidades. Los textos de Flandirin acercan alas vidas en familia mediante una 6ptica que resignifica el modo de estar en el mundo. La aparicién de Philipe Ariés en la década del 69, con su obra L’en- fant et la vie familiale sous "Ancien Régie,” produjo clerto desorden cen los historladores profesionales que formaban parte de la Acade- iia, al revisar la historia de las mentalidades y los criterios cuanti- tativos que se habian privilegiado, Ademds, se lo consideraba tn his- torlador dilewante Fue Ariés quien, al analizar la historia europea desde el siglo XV hasta el XVill, introdujo Ta idea de sentimlento de fa Infancia, Soste- vvo que se transitarfa “desde un sentimiento medieval de ta infancia hacia el sentimiento actual”, Sus textos se convirtieron en tin clésico para abordar los estudios de la infancia, a pesar de lo cual -0 quizés justamente por ese motivo, que pareceria transformar su tesis en in- ‘tocable- conviene revisarla tal como lo hizo Pontalis en un reportaje. Le planted, como interrogante: “Me gustaria que precisara el status de ese sentiméento, ya que hay una coloracién subjetiva de una nocién que se desea que sea objetiva” “Aris contest6: “Me pone en un aprieto. Yonno sé si utilizarfa ese vo- cablo hoy. Pero ;cudl elegiria? (.) He llamado sentimiento de ta tnfan- ‘cla a la actitud de los adaltos ante et niio (..) gPodria ser que hoy yo hablara de ‘modeto’?” ‘Ante esta duda, la respuesta de Pontalis cuestioné duramente ta utilizacién de *sentimiento”. Ariés no lo aclar6 de manera convincen- te, y entonces se generé un vacfo en la entrevista que dej6 pendiente Ja formalizacién de Ia idea del historiador. La expresion sentimlento itil ieee 1a familia por de todo de Ja infaneia no responde a una fundamentaclén que Justifique la persistencia de su uso sin revisar sus alcances, ya que él mismo reeo- znoce su imprecision. Es posible admitir la existencia de un universo simbdlico (nifez), totalizado y compartido por culturas que estan fragmentadas segin edades, estlos de vida, creencias, status, rei gin, lugar de residencia,ete.? La polémica se clerne alrededor de un repertorio de simbolos, aceptados 0 no en su totalidad por quienes forman esos fragmentos." Lloyd De Maus y Bremner no coincidieron con las ideas de Aris, a tebe Bane aoe bo: Tr dation, pute ome Une Fc ss nh bes abn, ats Pasene 1 Gon, nndetry oboe Teas as om aoe epee Fat P98, 28 2% Maemo rs Pe yee uate Pate artnet 2s Mra fig ss Ps neces rates 3, var bontc testes atgmincnrsteeey'o Bors ce ae arround ccs engine gu cis gad ea ts werent percents sen pe tay neem sh iat uo Aetna Registro de algunos cambios sociales EI surgimiento del Estado moderno, en cuya gestacion intervinie- ron estas agrupaciones familiares, evidenci6 sus matrices soclopolF teas y su relacién con los diversas modelos econ6micos. Los inten- tos de deseribir, explicar y estudiar la denominada familia recurrie- ron ala lectura religiosa, miftica, politica, jurfdica, antropologica, de- mografica, econémica, y compaginaron un campo fecundo en apor- tes miltiples, imposibles de unificar. Pero podemos considerar que los desarrollos propios de Tas distintas disciplinas cuentan con ine- udibles conexiones éntre ellas y con los estilos de vida ensayados por las generaciones humanas que se constituyeron como organiza- ciones familiares. Los estilos de vida evidencian la articulaci6n de los respectivos efectos entre la sociedad, la cultura, las relaciones y los vinculos in- ‘rafamiliares: la modificacién de las funclones, responsabilidades y ‘ocupaciones de cada miembro de la familia, acordes con los diteren- tes estilos de vida, es notoria. Norberto Flias fue quien se introdujo ‘en el tejido social de su época (década del 30) para analizar los c6- digos de las costumbres, y la aparici6n del consumismo a posteriori de la segunda pasguerra “catapult6 a los estilos de vida como cate- ‘gorfa de andlisis”. ws [ee citer Actualmente, la que denominaremos familia est4 cefilda por la po- lisemia, la misma que atraviesa a cualquier \dentidad discursiva, te niendo en cuenta que dicha instituei6n esta compuesta por sujetos ‘que a su ver forman parte de comunidades, poblaciones, habitan re glones geogréficas y transitan por 6pocas diversas. La subjetividad ligne: lisemia que resultan de la identidad politica, econdmica y psicologi- de sus miembros est extricablemente ala precariedad y po- ca de sus miembros. Si seleccionamos la variable correspondiente al campo de la eco- nomia que temite a la participacién econémica de los integrantes de la familia, por ejemplo, al incremento de los sectores industriales, al ‘empleo y a la informatizacion econémica, debemos hacernos cargo de la progresiva inclusién de las mujeres en el trabajo extradomésti- co, que actualmente excede la tradicional referencia a la docencia, la cenfermeria o el secretariado como actividades consideradas “feme- nlnas", También se incrementé la inestabilidad laboral. Surgieron nuevas pautas de consumo que se expresaron en el aumento del ac- ceso de las familias al consumo de bienes y servicios, situacién dela ‘que cabe excluir, justamente, a los marginados, empobrecidos, 4 segiin las estadisticas de los organismos internacionales cubren un porcentaje mayoritario de la poblacién mundial La microsoctologia que estudia historias de familias, estrategias reproductivas y de sobrevivencia, redes sociales y comunitarlas, ine corporé otra varlable no habitual en los primeros estudios acerca de las organizaciones familiares, Asi como se produjo un acceso masivo ‘al campo de la educacién, de la salud y de los seguros sociales, éste fue irregularmente distribuido en los diversos estratos sociales. En estas dreas, como fendmeno caracteristico de las organizaciones fa tiliares de América Latina, se profundizaron y se potenciaron las de: siqualdades sociales en cuanto a la calidad de los beneficios que re- La familia a pesar de todo ff cibieronzeciben- los segmentos constituidos por sectores margina les y excluidos. Si relevamos la demograffa y sus herramientas, tales como los ccensos y encuestas que estudiaron el tamaho y la composicion de los hogares, la disminueion de los nacimientos, el aumento de ta es peranza de vida, la dinémica de las uniones y las dlsoluciones matt rmoniales, modalidades que se complementan con procesos de urba- nizacién y acelerada reduecién del tamafo de la familia, desemboca- remos en cambios en la pirémide de edades de la poblacién y en la estructura familiar. Surgirén notorias diferencias con Tas que se cone sideraron “demografias proplas de la familia tradicional” que, por ejemplo, no inclufan divorcios y nuevos matrimonias. En el campo de a salud, los andlisis psicol6gicos y sociol6gicos in- corporaron sus aportes como resultado de las terapias de las orga- hizaciones familiares y del seguimiento de aquellas que conviven con miembros que demandan permanente atencién, debido a la cro- nicidad de su patologia 0 a su condicion de pacientes denominados especiales (pérdidas y dsm iclones sensoriales, motrices y otras), Por su parte, Ia antropologfa, que abri6 nuevas perspectivas te6rl- cas en su campo, revis6 sus clasificaciones acerca del parentesco, los linajes y las filiactones, del mismo modo que, en el Ambito del dere- cho, las legislaclones acataron las précticas que los miembros de las organizaciones familiares incorporaban € introdujeron cambios y no- vvedades que hublesen resultado impensables en décadas anter Mis allé de esta escucta enunciacién, cabe reconocer que las ca racteristicas del Estado moderno coadyuvaron, mediante varias de ‘sus instituciones y modelos politicos, en la potenciacién de las capa- cidades y competencias personales, al mismo tiempo que surgieron demandas a favor de libertades individuales, muchas de ellas rela- cionadas con el conocimiento y disfrute de derechos que eran abso- [ee cites lutamente nuevos para las mujeres, en oposicién a los imperatives patriarcales de nuestras culturas. La insistencia en focalizar y consa- Bgrar Ios derechos de los 108 y adolescentes derivados de la Con- vvencién Internacional, adquiri6 progresiva vigencia, buséando desa- tarse de la tutela de los patronatos, Jo cual fue faclitado por la seeu- larizacion de las pricticas gue se ocupaban de ellos, habitualmente religiosas. También como desarrollo de las paulas que la modernidad promovia se comprendi6 el valor de la diversidad (étnica, religiosa, social, sexual) y se comenz6 a avanzar en Ja fundamentaciOn de las diferentes formas y estilos de Gtica aplicables en la convivencia nacio- nal e internacional, incluyendo en las familias discusiones de diversa jole, Interesa subrayar que dichos intercambios intrafamlliares, cu- ‘yo horizonte ético fue ti dose con las turbulencias que las nuevas autas propontan, versaban alrededor de las relaciones sexuales, in- troduciendo la infecei6n por VIH en las conversaciones cotidianas y en la informacion escolar, mas tarde por la fertilizacién asistida y los denominados “cambios de sexo” (adecuaclén de género en transe- xuales), es decir, comprometiendo los niveles de participactén perso- nal en los derechos sexuales y los derechos reproductivos, La inserei6n de la bloética en el campo de las organizaciones fami- liares coadyuvé en la creacién de criterios que comenzaron a formar parte de lo habitual; no obstante la novedad histérica que encerra- ban: el transplante de Organos acompaé ala idea de donacién de los ‘rganos de familiares muertos, tema inquietante para algunas organi zaciones familiares, cuyos principios religiosos no facilitaban la acep- taci6n de ninguna de las dos instancias. La prolongacién artificial de lavida y el concepto de encarnizamiento médico se incorporaron ¢o- ‘mo temas nuevos en Ta discusion familiar, ast como el derecho de los pacientes al que se denomina consentimiento asistido. La publicidad acerea de la anencefalia y los temas asociados conila discriminacién piiblica y se convirtieron en or sexo y religion adquirieron vige 1a familia, a pear deeato f parte de las conversaciones entre los miembros de las familias (Gh Derti, 2001)? Los medios de comuntcactén facllitaron este fenmeno de quiebre ‘en relacién con las ideas y las practicas tradicionales, ya que las re- laciones entre diversas culturas permitieron que las poblaciones se conocieran entre ellas y se interpretasen a sf mismas tomando como referente los procedimientos y costumbres de otras latitudes: ésta es Ja denominada condicién global que Mijall Batjin denominé hetero- glosia, al afirmar que la diversidad humana no puede encerrarst en determinadas culturas independientes unas de otras. Las transmisio- nes culturales incorporan lenguajes mediante los cuales nos comunl- camos y no se excluyen los unos a los otros; se produce interseccién entre ellos, de modo que nuestro lenguaje cotidiano, el espanol, se mezcla con el lenguaje de los adolescentes que contintamente n- ventan modismos, y con el lenguaje de quienes disponen de determi nada especialidad, como sucede con la aplicacién de palabras pro- pias de las téenicas computacionales: “quedarse tildado”, por ejem- plo, que con frecuencia sustituye a la idea de alguien distratdo, Los lenguajes propios de las artes, la miisica, la plastica, la escri tura, el teatro, retvoslimentazon no s6lo las expresiones verbales de Jos miembros de las familias, sino sus elecciones culturales: se incre- menté la decisién de formar parte de grupos de teatro organizados cn los barrios par instituciones filantr6pleas, de ineorporarse en ta- Heres dedicados a la ensehtanza de cerémica 0 de escritura, 0 acep- tar Iainclustén de conjuntos musicales organizados por los hijos ado- lescentes dentro de la vivienda familiar. Fueron modalidades paulati namente ingresadas en las costumbres que pueden rastrearse a par: lir de la década del 50 y del 60, tanto en Areas urbanas como conur- banas, con diferentes matices. Los cambios culturales, sociales y econémicos, sustentados politi camente, pusieron en evidencia la significativa relacién, el engaret pe [ee cite discutible entre los procesos de modernizacién, la modernidad y la re- formulacidn de los discursos y de los dispositivos que, como précti- cas de convivencia, inciden en estas organizaciones, En paralelo con las modificaciones enuncladas, correspond tener en cuenta los cambios que cada unidad familiar protagoniz6 y conti. na haciéndolo: la evolucién de una misma familia en el tiempo, re- lativa a las etapas del ciclo de vida familiar, puede incorporar fluide- ‘ces y rupturas con las pautas previamente avaladas, por ejemplo, la aparieién de divorcios y posteriores unlones consensuales y Ia con- figuracién de familias “complejas”, denominadas de este modo por- ‘que incorporaron modalidades que hasta ese momento no habian st- do previstas, tales como parejas homosexuales o eleceién de téeni- cas de fertilizacién asistida incluyendo donante anénimo, es decit, ‘que suscitan una neta interrupcién de la consanguinidad en el linaje como el familiar, Lejanas y ajenas de la concepcién del matrimoni “mecanismo social y econémico de alianzas familiares (en) las elites muy préximas”, como destaca Ceerchia’ Fstas dimenstones raramente pueden captarse mediante la infor- macién estadistica, que suele mostrar a las diversas familias segan luye un corte temporal cronologico y que entre sus categorias n la que hoy denominariamos (solamente para distingulrla de anterio- res caracterizaciones) familia compleja. Es fundamental tener en cuenta las novedades que formalizaron lstintas inscripciones mentales, tanto en el psiquismo humano cuanto en los dispositivos sociales, Inscrlpeiones que derivaron de las nuevas complejidades. Se origin6 entonces una secuencta de pre- guntas y respuestas, las cuales se incorporan en Ia cotidianidad ya sea formando parte de los discursos familiares 0 como interrogantes cen las producciones técnico / te6ricas #80 a familia, a pea de todo Inseripcién de dudas y complementariedad de tiempos ligicos y cronolégicos. Instalar Agenda: un nuevo planteo El recorrido a través de las obras de dif sremtes historiadores y de los textos de distintas disciplinas impulsa su interpretacin segtin la formacion de quien los estudia, y se opone al saber que se pretende hermético que propician algunos campos disciplinares.* Al mismo tiempo que -sin desconocer los referentes proplos de cada discipli zna-nos mantenemos abiertos a los apoyos heurfsticos que otras dis. ciplinas cuentan entre sus teorfas. La evidencla, sila evaluamos des- de las intervenciones en Ia clinica que atiende consultas de indole fa- miliar, y en las modificaciones de la educaci6n (bias entre noso- ‘y0s),' exhibe la eficac las practicas profesionales: si se habla de desencuentros generacio. de introducir ciertos grados de libertad en nales entre padres e hijos, precisamos analizar la tensi6n entre esos roles y funciones (utilizando una nomenclatura arcaica) en lugar de sancionar las desobediencias juveniles de acuerdo con lo que consi- dera “la verdad”, el respeto tradicionalmente entendido y el saberlo todo, Las posiciones de los hijos, de los padres y de los abuelos con- vvocan tres dimensiones epocales cuya actualidad esta representada por Ios tres miembros de la familia (padres e hijo) en sus respectivas acumulaciones de experiencias, saberes, esperanzas y desesperos. Es inevitable reconocer, entonces, que los proyectos libertatios 0 en- ‘caminados hacia lo que se llamé justicia social o la reproducci6n de Jas grandes narrativas de la modernidad (libertad, justicia para to- dos, privilegio de Ia ractonalidad entre otras), soRadas por los abue- Jos y por los padres, constituyen extrafas ideas para los hijos y nie- tos. No obstante, la moderna pedagogla continia reproduciendo aquello en lo que nitios, adolescentes y j6venes no creen o apenas ereen, Cuando tm ninito en situacién de calle abre la puerta del au- a [ee cies tomovil en el cual viajan jovenes padres,con sus hijos preescolares vy, harapiento o desealzo, espera la moneda que le corresponde por ese trabajo, gcémo explicarles a los més pequenos que ese nifio, se mejantes a ellos, necesita ganarse la vida mendigando? Porque no tiene familia, o porque la que tiene espera su regreso para confiscar- le las monedas, o cualquiera sea la descripcién del hecho. Por cier- to, estos nifitos mendicantes no son nuevos en Ia historia de las cl- vilizaciones, pero lo que es actual y demandante es la comprensién de los mas pequefios acerca de lo que sucede a su alrededor cuando de injusticias se trata, No aleanza ya, para los nifios y nifias actuales, Ja simplificacién consentida: “siempre hubo pobres”. La presencia de los cartoneros’ en las calles de las zonas urbanas, asi como Tos cor- tes de rutas organizados por los piqueteros,’ han abierto una doble vertiente en las inscripciones mentales de la nifiez que cuenta con bienes para la supervivencia: familla, casa, comida, educaci6n, salud yy espacios para jugar sin riesgos. Esa ner aprendi6 que existen ‘quienes viven “de otra manera”; personas a las que no se encuentra por casualidad en el borde de una ruta transitada en el automévil de la familia, sino que irrumpen en las calles de la ciudad, se apropian de los espacios urbanos acampando en ellos y dependen de la soli daridad comunitaria para dormir y comer. La doble vertiente: 1o que ‘yo tengo y quién yo soy, por una parte, y por otra, esas personas que estén diariamente a mi lado y que viven de otra manera. En paralelo, los hijos de los cartoneros y de los piqueteros reproducen, en senti- do Inverso, la mistna mecéinica de la Lectura con contenidos opues- yen en el psiquismo y posteriormente tos, Esas evidencias se inser serdn gestoras de los posicionamientos sociopoliticos de quienes ahora son nilios y nifias, asi como se inscriben hechos de la vida real capltalizados como parte de lo que a determinadas personas les st: cede: en décadas anteriores, desde el jardin de infantes, nifios y nk fas crecieron oyendo hablar de Eva Pern, Hoy, otros y otras, en la te La family apo de todo ff sala de cinco afios, hablan de los piqueteros y dibujan al policia que ‘mat6 a uno de sus lideres, Maximiliano Santillan’ Algunas de esas crise turas exp ‘mentaron personalmente esa indole de realidades y sus respuestas oseilan entre las vivencias y la representaci6n de las esce- nas vividas, en espera de las transformaciones que derivarén en testi 'monios organizadores de las narrativas incluidas en la construcei6n de sus subjetividaces. Omito enunciar la pléyace de ejemplos que po- drfan iustrar los rogistros del orden de las violencias cotidianas que nlfos y niias protagonizan como acompafantes de sus fat es pie queteros, cartoneros, desocupados 0 como piiblico de la television, {Como desagregar del corpus holistico del sujeto esa dimensién fundadora de !a construccién de la subjetividad que notoda-es en- sgendrada por el reconocimiento y calificacién que realizan los pro- pios procesos psiquicos?” Ese sujeto demanda pardmetros fijadores (Gemejantes y diferentes de los points d“ancrage y de los points de ca- piton; entonces, corresponde advertir a quienes estudian e intervie- ‘nen en el campo de las organizactones familiares ignorando los efec- tos de los hechos reales como inscriptores en los procesos psiqui cos, que lateralizar ese entorno sociopolitico funcionaré como una falla en los procedimiéntos destinados a a creacién de diagnésticos y de evaluaciones, puesto que dicho entorno impregna los testimo- nos de pacientes, consultantes y alumnos. Cuando se produce ese intento de asepsia profesional, la calidad de conciencia que es pro- pla de la vitalidad antmica resulta alslada de los necesarlos registros del entomo indisociable det sujeto. Qu sel escaso protagonismo de los datos sociohist6ricos en la construccién de historiales y pre- sentacion de trabajos tedricos y Lécnicos no sea ajeno a la eficacia de una coraza con entidad propla, del orden de la pertenencla profe- sional (particularmente psicoterapéutica © psicoanalitica), utilizado como antiestimulo frente a todo aquetlo que no avale la aplicacién dogmatica de las teorias preferidas.” [Lee ites ea Las organizaciones familiares precisan que sus miembros adul- tos encuentren respuestas 6 sostengan la capacidad de reconocer ‘que no disponen de ellas, y que seré preciso construirlas con los j6- venes, asi como quienes estudiamos el tema revisamos nuestros enfogues. Por su parte, las dudas de los adolescentes suelen revertir alrede- dor de un interrogante: *Cémo es posible que ustedes todavia no hayan podido arreglar estas cosas?” Es decir, insertan una apelacién al tiempo histérico, cronolégicamente leido para compaginar esa pregunta, pero que contradice la version que del tiempo suclen po- ner en préctica. La concepeién y las vivencias inherentes al tiempo cronolégico y al tiempo logico (propio de los procesos psiquicos) se entrelazaban ‘en las distintas épocas analizadas por los especialistas. Los estilos de vida’ y las evaluaciones referidas al tiempo y a los tiempos de las familias estudiadas en los Annales eran notorlamente diferentes de Jo que actualmente podria deseribir Virilio acerca de la campeoniza- ci6n de la velocidad y del vertigo durante las Gitimas décadas. Esta voracidad con la que se arrebatan minutos y segundos de la cotidiar nidad para transformarlos en produccién responde a una concep- ci6n del tiempo como parte de la propla vida en su dimensi6n tras- cendente. Las premuras y las prisas que, inflltradas en tas vidas de familia se constituyen en impaciencias, es decir, se tramitan psiqui- camente como perfil de la intolerancia y la vivencia de robo o de pér- ida en caso de “no aprovechar el tiempo", inclusive para evaluar la eficacia del ocio (capitalizada como rendimiento en busca de la sa ud mental o del antiestrés), nos demanda incorporar una nueva ‘Agenda en nuestros analisis de la vida psiquica de quienes confor- ‘man las organizaciones familiares. La fama, 2 pee de todo zor qué instalar Agenda? La Agenda, concepto desarrollado por las ciencias sociales," destaca la importaneia de revisar las lecturas de los suecsos y de las précticas sociales incorporando temas y enfoques vinculados con el poder, las medidas con las que se lo eferce y las agrupacto. nes y/o grupos que intervienen; asi como las contradieciones y en- frentamientos que se suscitan entre los nuevos puntos que se ans- lizan (por ejemplo, et contraste entre la categoria competicién ya categoria cooperacion). La categorfa competicion podria ejemplif: carse con el pueblo reunido en la Plaza de Mayo gritando “que se vayan todos”, compitiendo, desde la autoridad que le otorgaba la propia presencia multitudinaria, contra la auitoridad de un gobler- no legal aunque descalificado. La categoria cooperacién surgié sis- tematizada por las reuniones de las asambleas barrlales, produ- clendo nuevos ordenamientos politicos y/o solidarios. La misma gente que compitié con el Poder Ejecutivo y “le gan6” (se fueron “és0s” que estaban del otro lado de la Plaza, en la casa de Gobier- no), procedié a organizar su “estar juntos para...” ¢ introdujo fines destinados a reclamar, protestar, y también a cooperar en otra di mensi n.* no s6lo para corregir pautas existentes y demandar el ‘cumplimiento de otras sino cooperando para construir aportes so. lidarios. Esta contradicel6n, propia de las democracias pluralistas, se conace como zero-sum principle. La introduecion de una Agenda depende del sur sociales, del valor que social y com itarlamente se les otorgue a las précticas que ensayen inclultla, de Ia estima y respeto hacia quienes la promueven y de las dificultades en Ia comuntcacién entre aquellos Involucrados en la discusi6n. Las estrateglas para asumir la Inclu- si6n de una Agenda distinguen entre la formacién e informacion de los profesionales en politica y economia y la aplicaci6n de tales con- [zee cioes : tenidos en las intervenciones con quienes consultan, se analizan © estudian, Los vinculos posibles entre los promotores de la Agenda y {quienes la desdenan han comenzado a evidenciarse mediante corto- circuitos te6ricos prometedores Un problema que se linpuso, al tado por la docencia, es el que lrrumpir en los consultorios o bien ag posiciona a nifios y ninas “en Ia crisis", que hoy es imprescindible in- ‘corporar como Agenda, La discusién téenico / teGrica conduce a las dudas acerca de la le- sitimidad que la introduccién de estos temas podria garantizar en Jos estudios que focalizan el psiquismo o las relaciones vineulares de somo acerca de la incorporacién de Jos miembros de las familias, 2 estos temas, estan asociados con los sucesos y acontecimientos $o- ciopoliticos y econémicos que se producen en un pais, durante un ‘momento historico, en las précticas docentes, asistenciales, preven- tivas, psicoanaliticas y psicoterapéuticas. Mis allé de las argumentaciones a favor de tal inchuston, si recor- damos el interrogante de los adolescentes “todavia ustedes, los adul- tos, no pudieron cambiar las cosas para mejorarlas”, ese “todavia” indica una referencia temporal cronol6gica, al mismo tiempo que des- ‘grana la impaciencia del tiempo légico gue el psiquismo demanda, Una Agenda que actualice en los dislogos cotidianos con alunos, pa- cientes y consultantes las caracteristicas del entomo posicions al sx jeto en las repercustones que la realldad inscribe en su mente y en su ‘mundo emocional. Mecanica que también se activa en la experiencia personal de los profesionales. La Agenda apela a los tiempos como variables inamovibles en lo que a su pertinencia se refiere, € impide que los enfoques de las si- ‘uaciones familiares queden sumergidos en lecturas incompletas y distorsionantes. Por su parte, padres, hijos y abuelos, atravesados por el tiempo cronolégico, oscilan entre frases paradigméticas. “Antes los hijos 86 nnn eee eee eee cere cee 1a fails, «pra de todo eran respetuosos con sus padres”, en boca de los padres; “alos vie- Jos antes los trataban de otro modo”, en boca de los abuelos; y “aho- ra las cosas son distintas", respuesta emitida por los jovenes y ado- lescentes, Las convicciones etarlas de las tres generaciones —que co- rresponden a lo que Durand denomina “cuenca seméntica”s bre si mismas, recortadas, merced a la eficacia de sus proplos tem- pos l6gicos, en diversas evaluaciones de los contenidos asociados con los mpos cronol6gicos que transcurrian cuando ellos eran jé- venes, es decir, cuando eran otros La Agenda permite ordenar y posicionar los temas desde los sact- dimientos producidos por la obra de Freud hasta “la familia en de- sorden*, al decir de Roudinesco."' Me reffero a la producei6n que puede rastrearse en las tres iltimas décadas. Sin embargo, cuando cen los finales de la década det 50 y durante la década del 60 desarro- Ié los articulos de Escuela para Padres, habfan comenzado a plan- tearse alertas acerca de la “crisis de la familia’ El modelo freudiano habia sido la Inspiracl6n para la hermenéuti- ca que condujo buena parte de mis interpretaciones en ese sentido, al amparo de una ilusién que, paradojalmente, dada ml formacién en el campo del trabajo social” y mi préctica hospitalaria durante mu- cchos aos, no me autorizaba a imaginar tales venturosos resultados, si bien no me faltaron, iniclalmente, ilusiones al respecto. Los sacudimientos que Freud produjo en la concepeién de [a familia tradicional y contribuyeron a resignificar las teorias que la estudiaban Fueton miltiples las alteraciones que el pensamiento freudiano in- trodujo en las que hasta ese momento habian sido consideradas ver: dades y normas inamovibles acerca de la vida en familia. No solamen- a [ee cites te su avance en los estudios y afirmaciones referidos a Ja sexualidad en nifos y nifias, sino sus concepclones referidas a la sexualidad en general, a las pulsiones, y a sus opiniones acerca de instituciones co- mo la Iglesia y las fuerzas armadas, que hasta el momento no habian sido jaqueadas desde una perspectiva como la que Freud propuso, Los historiadores mencionan la disminuci6n de la natalidad en la 1pa de aquella época, que Indicaba un cambio en las précticas sexuales, signado por la distineién que desimplicaba sexualidad y reproducetn, Esta distinci6n se constituyé en una clave de la or- ganizacién familiar que al mismo tiempo, y dada la conceptualiza- cin de la libido como energéa sexual, dejaba abierto el camino pa- ra.el registro del deseo sexual més alld de la aspiracién de engen- rar. No obstante, Freud mantuvo la tesis reterida a la genitalldad como parte de la sexualidad, en la que aquella siempre quedabe li- gada a la reproducci6n, lo que conduce a unificar nuevamente se- ualidad con reproducci6n. La contradiecién es interesante, dado ‘que el psicoanslists coadyuv6 significativamente en dicha desim- plicacién. Al mismo tiempo, la teoria valorizé los afectos entre quienes compontan los grupos de familias. Freud mantuvo una posieién acerca de las cuidadosamente revisada y reconstruida debido a los deslizamien- Jjeres que ha sido tos metodolégicos y epistemolégicos que impiden mantener la tota- lidad de sus aflrmaciones acerca de lo que 1 mismo denoming la fe- minidad yo femenino.” Es decir, sostuvo las ideas fundamentales de su época acerca dela distribuclén de papeles y de responsabilidades en el Ambito doméstico, pero sus tesis esclarecieron el origen pulsio- nal de la familia asociado con la pulsién sexual. Al mismo tiempo, su descubrimiento del inconsciente introdujo dudas acerca de las cer- tezas que provienen de las decisiones conscientes, asi como los ac- tos falidos y los olvidos adquirieron eficacia en el intercambio de las relaciones farniliares. ee: =| 1 familia, a pes de todo Las leyes de la allanza, segtin Ia tradicional idea que las inclufa en las pautas sobrentendidas de “alianzas entre familias", se enlaz6 con In idea de ternura como procesamiento de la pulsién sexual, modil: cada en su meta, La aparicion de los complejos, cl de Edipo prioritarlamente, intro- dujo nuevas posibilidades diagndsticas en los cuadros de desorden mental y emocional Freud sostuvo la estricta necesidad de familia como soporte del desarrollo de los hijos y como micleo organizador de las elviizacio- nes del mundo, apuntalada en el trabajo y en el amor. La estructura patriarcal que manltiene ya no aparece regida exclu- sivamente por la autoridad, sino por la efectiviciad del deseo, al que se intenta legitimar mediante la instauracion de las normas, acota- das por las funciones superyoicas, Una tesis basica de la teoria freudiana coloca al sujeto en situa- in de hacerse responsable por sus deseos y por los castigos que de sus actos provinieran, es decir, ya no un sujeto gobernado por sus instintos, por las presiones orgénicas y biol6gicas o limitado por los riesgos legales, sino responsable en la direccién y orlentacién de su deseo. Sus descubrimientos acerca de la represi constituyeron un punto de inflexion entre las pautas dogmaticas, religiosas, tradicio- nales, persecutorias y los mnecanismos inconsclentes del sujeto. EI modelo freudiano, al proponer sus tesis, sienta las bases para un tipo de familia contrastante con el que hasta ese momento habia constituldo el modelo de lo sano y recomendable; sin embargo, es preciso tener en cuenta que recien durante los iiltimos treinta atias, ‘quizas cuarenta, los psteoanalistas comenzaron a configurar cons- trucciones teGricas acerca de la familia, Jo que no equivale a la preo- ‘cupacidn del psicoanalisis por las relaclones familiares del sujeto, a Jas que desde un primer momento es dedie6 atencién mediante sus andlisis de las series complementarias. En ellas se acentiia el papel 9 8 [Ee citer de las fijactones de la infancla y de las frustractones que puede pade- ccer el sujeto: la familia constituye una de tales fuentes. Las experlen- cias infantiles, convalldadas como una clave de dichas series, com- prometen el tipo de educacin y de contencién emocional durante Jos primeros aos de vida. Cabe a este concepto Ia responsabilidad de Ia difusi6n acerca de la importancia de Tes padres, en particular de la madre, durante la primera infancia. También la idea acerca de la sexualidad infantil derivé del pensamiento freudiano y constituy® uno de los ejes de ese gran sacudimlento que la teoria impuso en Ia cultura de Occidente, Entre los conceptos que Freud desarrollé, cabe destacar uno que este autor esboz6 desde sus primeros trabajos: la vulnerabilidad de los sujetos, Este reconocimiento de las fragilidades posibles de los ujetos es fundamental para llustrar modalidades de accién persona- les, intersubjetivas e intrafamiliares, 1 90 Le familia,» psa de todo Roras 1. Rocchi, F, “Estilos de vida’, en Altamirano,C,, Términos ertcos de socio: (ogi de ta cultura, México, Paid6s, 2003 2, Giberti, ., *Anencefalia y dano psiquico en a madre", revista Derecho de Familia N° 21, Buenos Alres, 2001, 3. Cleerchia, R, “Familia: la historia de una idea", en Wainerman y otros, Vi vir en familia, Buenos Aires, UNICEF/Losada, 1994, 4. Gibert, &, *Psicoanlsis y divulgacl6n", en revista Actualidad Psicolgt ca, Cl también *Pstcoandlisis y edueacin",en el volumen Los lunes de Dsicoandisis en la Biblioteca Nacional, Bones Altes, Lugar Edltoral y Secretaria de Cultura dela Nacin, 1996. 45, Fllmus, D, *ZPara qué-nos prepara la escuela?, en datio Clarin, Buenos Aires, 10/1/95, “El vertiginoso avance de fos conoctimentos clenttficos y la fenitud en la transformacién de los contenidos escotares han provocado ‘que una porcién importante de las informaciones transmitidas (por la es ceuela) se tomen absolets,(.) Une buena parte de los conocimientos que se difunden en esta escuela slo tienen vigencia dentro de ela (.) Aue: ra existe otra realidad en la que un conjunto de procesos naturales, tecno- (gicos y soctates Uama poderosamente la atencién de ninos y jévenes y les despiertainerrogantes a los que muchas veces la escuela tradicional no puede responder.” 6. Cartoneros: en la Argentina se denominan as las personas que, exclu- {das del sistema tradicional del trabajo, para sobrevivir recogen, en las calles, cartones y papeles. 7. Sellama “piqueteros” alos desocupados que, para manifestar su protes- ta contra el sistema, cortan ealles y rutas, formando “piquetes” (Arger= tina). Ver glosaro, 8, Diario Péigina 12, Buenos Aires, 7 de julio 2002 9. Para Freud, la conclencla es la forma més elemental del desarrolio de la ssubjetividad. Actualmente consideramos que el contacto con ol entorne ¥ Tn coneiancia que Incorpora dicho contacto, ast como registros no ‘consclentes de tl conexién, son constituyentes de los procesos de st {etivaciéa del sujeto, mediante la caliieacton que de los hechos del mun- do extero hace el psiquism. a [Ler ibert 10, Gilbert E, “Generactones de psicoanalistas: politica e historia’, en revis- 1a Actualided Psicoligic, marzo 2002. 11. Bilas, N. El proceso de la civiltzacién Madd, FCE, 1987) fue quien apor- 1 el sentido historico de esta expresién,inicialmente utilizada en aso-

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