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FERNANDO CASTILLO CADENA

Magistrado ponente

SL2548-2019
Radicación n.° 69150
Acta 23

Bogotá, D.C., diez (10) de julio de dos mil diecinueve


(2019)

Decide la Sala el recurso de casación interpuesto por


ALEXANDER JARAMILLO BERNAL, contra la sentencia
proferida por la Sala de Descongestión Laboral del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Cali, el 19 de diciembre de
2012, en el proceso que el recurrente instauró en contra de
las sociedades ACCIÓN S.A. y SERVIENTREGA S.A.

I. ANTECEDENTES

SCLAJPT-10 V.00
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El actor demandó a las personas jurídicas que


conforman la pasiva, inicialmente con el propósito de
que ACCIÓN S.A. fuera condenada a reintegrarlo al
mismo cargo y pagarle la suma de $8.351.052 por
concepto de indemnización por despido injusto,
debidamente indexado, o el mayor valor que resultara
probado; al cumplir la orden del juzgado tendiente a
aclarar la demanda, propuso como pretensión
subsidiaria el pago de la indemnización por despido
injusto; posteriormente la reformó para precisar que
solicitaba la condena solidaria de las dos entidades
demandadas frente al reintegro, y agregó como
pretensión principal, el pago de $57.165.000 por
concepto de perjuicios morales, y como subsidiaria
buscó el pago de $2.922.634,80 por concepto de la
indemnización de que trata la Ley 361 de 1997 y de
$22.468.000 por perjuicios materiales.

Para dar soporte a sus súplicas dijo haberse vinculado


con la empresa ACCIÓN S.A «desde el día 15 de mayo de
2004, mediante contrato de trabajo a término indefinido, el
cual se mantuvo sin solución de continuidad desde el 10 de
marzo de 2005 hasta el 01 de marzo de 2006; del 07 de
marzo de 2006 hasta el 14 de julio de 2006 y desde el 30 de
julio de 2006 hasta el 15 de mayo de 2007, contrato que se
prorrogó automáticamente por el mismo término pactado en
el último contrato, puesto que la demandada no aviso (sic) al
demandante su deseo de no querer su prórroga, dándose la
continuidad del contrato»; añadió que a pesar de encontrarse
en estado de debilidad manifiesta y con orden de ser

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reubicado, fue despedido el 22 de mayo de 2007 mediante


comunicación que le cursó la directora administrativa de la
entidad empleadora, documento en el que se le adujo una
«supuesta justa causa consistente en una supuesta
falsificación de un documento de reporte de accidente de
trabajo a la ARP, falsificación que nunca existió según lo
afirmado por mi mandante, el cual se negó a firmar»; y que
desempeñó el cargo de motorista «de los vehículos de
SERVIENTREGA S.A. puesto que mi mandante trabajaba por
cuenta de ACCION (sic) S.A y en misión para empresa
SERVIENTREGA S.A.». Al corregir la demanda adicionó como
hechos, el haber sufrido un accidente de trabajo el 18 de
abril de 2005 sin que ninguna de las entidades
demandadas hubiera adoptado las medidas de seguridad
industrial a efecto de evitarlo, que la culpa derivada de esas
omisiones las hace responsables de «asumir los costos de
dichas actitudes» puesto que como consecuencia de ello
«quedó cojo de por vida lo cual ocasiona en su ser un grave
perjuicio psicológico que le impide adaptarse a su ambiente
social, ocasionándole además traumas severos en su
desempeño frente a la sociedad»; que ninguna empresa lo ha
vuelto a contratar por su defecto y que ha sufrido perjuicios
morales y materiales como el lucro cesante; y finalmente
indicó que ACCIÓN S.A. no solicitó permiso al inspector de
trabajo para desvincularlo.

Al contestar la demanda inicial ACCIÓN S.A. destacó


haber sido la única empleadora y aceptó haber despedido al
actor aunque aclaró que ello obedeció a la falta disciplinaria
que cometió al hacer un reporte de un accidente de trabajo

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que nunca ocurrió, y por el que obtuvo una incapacidad de


3 días; los restantes hechos los negó; se opuso al éxito de
las pretensiones y a su favor propuso las excepciones de
cobro de lo no debido, compensación y prescripción.

Por su parte SERVIENTREGA S.A. desconoció todos


los soportes fácticos de la demanda, aclaró que el actor fue
trabajador en misión de la empresa ACCIÓN S.A, directa
empleadora, igualmente se opuso a que el petitum
prosperara y formuló las excepciones de carencia de la
acción para demandarla como pasiva, falta de legitimación
en la causa por pasiva, cobro de lo no debido, inexistencia
de la obligación imputable a ella, falta de objeto y causa, y
buena fe.

Ninguna de las entidades accionadas dio respuesta a


la corrección de la demanda.

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Catorce Laboral del Circuito de Cali


mediante fallo del 26 de octubre de 2011, declaró la
existencia de varios contratos de trabajo del actor con la
sociedad ACCIÓN S.A., todos ellos por duración de la obra,
así mismo precisó que el último vínculo terminó por justa
causa, aun cuando la demandada no dio cumplimiento al
procedimiento establecido en el artículo 26 de la Ley 362 de
1997 ya que no solicitó permiso para despido; declaró
probada la excepción de prescripción de la reclamación de
perjuicios por accidente de trabajo; condenó al reintegro del

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trabajador atendiendo la discapacidad que presenta, así


mismo al pago de salarios y prestaciones dejados de
percibir, debidamente indexados; de igual forma impuso la
obligación de pagarle a Jaramillo Bernal $2.610.000 a título
de la indemnización prevista en la Ley 361 de 1997, la
absolvió de las demás pretensiones e impuso costas a la
entidad ya referida; frente a SERVIENTREGA guardó
mutismo.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

Por apelación interpuesta por la demandada ACCIÓN


S.A. la Sala de Descongestión Laboral del Tribunal Superior
del Distrito Judicial de Cali, con sentencia del 19 de
diciembre de 2012 revocó los numerales 4, 5 y 6 de la de
primer grado. En su lugar declaró que no hubo relación de
causalidad entre el despido y la discapacidad del actor, ni
violación al principio de estabilidad reforzada; en su lugar
absolvió del reintegro y las consecuencias económicas de
éste ordenadas por la juez, al igual que de la indemnización
correspondiente a 180 días de salarios, y aunque dijo que
no impondría costas en esa instancia ni en la de primera,
condenó a ACCIÓN S.A. al pago de $50.000 como agencias
en derecho; en lo demás confirmó la providencia de primer
grado.

En lo que interesa al recurso extraordinario el


Tribunal precisó que no había discusión sobre la existencia
de 3 contratos de trabajo acordado por la duración de la

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obra o labor determinada celebrados entre ACCIÓN S.A y


Jaramillo Bernal, el primero de ellos firmado el 10 de marzo
de 2005, el segundo el 7 de marzo de 2006 y el último el 30
de julio también de 2006, según se observaba de folios 57 a
64, así mismo que el tercero fue terminado por justa causa
imputada al demandante a partir del 22 de mayo de 2007
como se reportaba a folio 68; de igual forma predicó la
firmeza de la declaratoria de prescripción respecto de la
culpa patronal en el accidente acaecido tiempo atrás y su
consecuente obligación de indemnización de perjuicios, ya
que entre la fecha en que ello ocurrió y la presentación de la
demanda transcurrieron más de 5 años sin que se hubiere
interrumpido dicho fenómeno.

Dijo que para ajustarse al principio de consonancia se


limitaría a dilucidar si resultaban pertinentes el reintegro y
sus consecuencias económicas al igual que el pago de la
indemnización de que trata la Ley Clopatosky a las que
había fulminado el juez de primer grado, «teniendo en
cuenta que se trató de varios contratos y la discapacidad y el
accidente se produjeron en el primero de ellos, habiendo
terminado el tercer contrato por justa causa comprobada y
en este momento ejecutoriada y en firme, lo cual en criterio
del apelante desvirtúa que se tratase de un despido por
causa de la discapacidad o incapacidad y
consecuencialmente también la necesidad de pedir la
autorización al Ministerio de la Protección Social».

Concluyó que el problema jurídico se contraía a


establecer si el despido obedeció a la «incapacidad» del

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demandante y por tanto si había lugar a la indemnización


de 180 días de salario por no haber contado la entidad con
el permiso del Ministerio del ramo.

Señaló que el fundamento legal de las pretensiones era


la Ley 361 de 1997, de la que transcribió su artículo 1º para
a renglón seguido precisar que si bien el actor el 18 de abril
de 2005 había sufrido un accidente de trabajo que le generó
la pérdida de la capacidad laboral permanente parcial en un
8.25%, según se infería del folio 233, porcentaje que en la
comunicación de 26 de febrero de 2008 se incrementó al
14.06%, lo que le otorgó derecho al trabajador de una
indemnización de 6.53 ingresos base de liquidación,
también lo era que en la documental de folio 234 se
consignó que al ARP COLMENA acordó pagarle al
trabajador un total de $5.733.277 por dicho concepto.

Agregó que aunque de la historia clínica se


evidenciaba los diferentes tratamientos que se aplicaron al
subalterno, también lo era que al momento de la
terminación del contrato por justa causa, aquel había sido
«reinsertado a su trabajo, de lo cual da fe entre otras el folio
166 en el que se observa que ello había sucedido desde
antes de diciembre 5 de 2006»; así mismo precisó que la
empresa prestó «todos los medios a su alcance para la
recuperación de la enfermedad, el trabajador recibió la
atención del sistema general de Seguridad social, asistió a
todas las citas médicas y recibió atención de la ARP
COLMENA».

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Añadió que con posterioridad a dicho accidente, entre


las partes se surtieron 2 contratos más «de modo que para
esta Sala no existió relación causal entre la incapacidad ni la
discapacidad del demandante y su despido, rompiéndose
dicho nexo causal, no hay lugar ni a la solicitud de
autorización para la terminación del contrato por un
accidente acaecido más de 2 años atrás, ni se genera la
obligación de la indemnización de los 180 días de salario»,
razón ésta por la que revocó la decisión del inferior.

Recordó que según esa Sala «la protección especial


frente a la no terminación de los trabajadores en estado de
discapacidad, consagrada en el artículo 26 de la Ley 361 de
1997, exige dos condiciones, a saber: Que el empleador
conozca de la discapacidad y que exista una relación de
causa efecto entre tal discapacidad y la terminación del
vínculo laboral».

Culminó diciendo que si bien el empleador conocía de


los accidentes que sufrió el actor, también era cierto que el
que había dado lugar a la pérdida de capacidad laboral
había sido tratado por ser «un caso con criterio positivo de
recuperación y orden de reintegro de viejísima data, además
el actor no estaba incapacitado al momento del despido y se
probó que el mismo se debió a una justa causa imputable al
trabajador, rompiéndose así el nexo causal entre la
terminación del contrato (22 de mayo de 2007) y aquel
accidente de trabajo que sufriere más de 2 años atrás (18 de
abril de 2005)», en otras palabras acuñó que el contrato de
trabajo no terminó por la discapacidad del demandante, y

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que por ende, no había relación de causalidad entre estos


dos hechos. Así entendió que tampoco podía darse las
consecuencias económicas de un reintegro puesto que
aquel no procedía.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por el demandante, concedido por el


Tribunal y admitido por la Corte, se procede a resolver.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende el recurrente que la Corte case la sentencia


recurrida, para que, en sede de instancia, confirme la de
primer grado.

Con tal propósito formula un cargo que título «primer»,


por la causal primera de casación, el cual fue objeto de
réplica.

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VI. CARGO ÚNICO

Acusa la sentencia, por la vía directa en la


modalidad de interpretación errónea de los artículos
26 de la Ley 361 de 1997, 13, 47, 54 y 68 de la
Constitución Política.

Para dar desarrollo a la acusación textualmente


dice el censor:

la violación denunciada, es consecuencia de la errada


interpretación que hace el TRIBUNAL de las normas citadas,
puesto que aceptando, como lo hizo, que mi mandante tiene una
discapacidad laboral del 14.06% no considera que esta situación
lo coloque en la situación de DEBILIDAD MANIFESTA que
precisamente ampara esa norma, cuando claramente, con la
alusión que hace al porcentaje de falta de capacidad laboral, la
cual obtuvo al servicio de la demandada, inmediatamente está
inscribiendo a mi mandante en aquel grupo de personas
amparadas por estar en el mencionado estado de DEBILIDAD
MANIFIESTA y por lo tanto es derechoso a la ESTABILIDAD
REFORZADA, y era imperativo para la empresa empleadora
ACCION (sic) S.A en la obligación de pedir permiso al entonces
MINISTERIO DE LA PROTECCION SOCIAL, para proceder a
despedir al actor.

VII. RÉPLICA

La oposición afirma que el Tribunal se ajustó a la ley;


que la demanda adolece de fallas de técnica además de ser
confusa desde su proposición jurídica, pues acude
simultáneamente a la infracción directa y a la
interpretación errónea como modalidades de violación,
acusa una disposición de rango constitucional y contiene
contradicciones dada las declaraciones consagradas en la
sentencia de primer grado y lo pretendido en casación.

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De otra parte considera que según pronunciamiento de


esta Sala los porcentajes de pérdida de capacidad laboral
que merecen protección legal son aquellos consagrados en
el artículo 5º de la Ley 361 de 1997, como se precisó entre
otras en las sentencias de radicación 35606 del 25 de
marzo de 2009, 36115 de 16 de marzo de 2010, 37235 de
24 de marzo de 2010 y 39207 del 28 de agosto de 2012,
ésta última en la que se razonó de acuerdo a lo antes dicho,
sin que el porcentaje de pérdida de capacidad laboral que
padece el actor se ubique en alguno de ellos. Así mismo
recabó en que en la sentencia del juez se dejó claro que el
contrato de trabajo terminó por justa causa consistente en
la falsedad en el reporte de un accidente de trabajo que
nunca ocurrió, por lo que está demostrado que la causa de
la terminación laboral no fue la deficiencia física del
demandante.

VIII. CONSIDERACIONES

El sentenciador de segundo grado destacó que la


reclamación de indemnización de perjuicios por un
accidente de trabajo acaecido el 18 de abril de 2005, en
vigencia de un primer contrato, estaba prescrita, pero
además deslindó la ocurrencia de ese suceso de la causa de
terminación del tercer y último vínculo laboral sostenido
entre las partes procesales, y como se percató de que la
empresa para adoptar dicha postura se fundó en hechos

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totalmente diferentes a la existencia de la falta de capacidad


laboral que pregonó el actor, destacó la ausencia de
causalidad entre uno y otro fundamento fáctico, por lo que
revocó la declaratoria de protección legal e indemnización
fulminada por la juez de primer grado.

El censor por su parte se duele de que el Tribunal no


hubiera activado los mecanismos de salvaguardia legal a su
favor no obstante haber reconocido la pérdida de un
14,06% de su capacidad laboral, lo cual lo ubica dentro de
la población amparada por el fuero de estabilidad reforzada
de que trata la Ley Clopatosky.

La réplica alega, además de algunas deficiencias de


orden técnico de la demanda, que el juzgador plural acertó
en la decisión por cuanto el porcentaje de pérdida de
capacidad laboral que sufre el demandante no es de las que
genera el beneficio de la figura jurídica que aquel invoca.

Tal y como lo advierte la oposición, la demanda


extraordinaria no es ningún modelo, pues a pesar de que
expresamente solo acusa la interpretación errónea de las
disposiciones enlistadas en la proposición jurídica, en la
exigua argumentación esgrimida para dar desarrollo al
cargo, alude a la infracción directa de éstas, lo cual resulta
un contrasentido; de otra parte, como el recurrente escogió
para su ataque la vía jurídica, los soportes de hecho en que
el Tribunal ancló su determinación, quedan incólumes,
entre ellos, que entre el despido ocurrido el 22 de mayo de
2007 y el accidente acaecido el 18 de abril de 2005, no

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medió causalidad alguna, toda vez que la decisión de


prescindir de los servicios del actor se fundó en una justa
causa, tesis que valga la pena destacar, el recurrente
soslayó, dejando la sentencia indemne.

Ahora bien, si con extremada laxitud la Sala pasara


por alto las referidas deficiencias de orden técnico, habría
que decir que el sentenciador no incurrió en la
interpretación errónea ni en la infracción directa del
artículo 26 de la Ley 361 de 1997, puesto que no
desconoció el accidente de trabajo que sufrió el trabajador
en desarrollo de un primer contrato laboral, ni el porcentaje
de pérdida de capacidad laboral que aquel le provocó, ni
tampoco las consecuencias de ello, como equivocadamente
lo pregona el recurrente; por el contrario el Tribunal advirtió
que después de ello, la demandada contrató nuevamente a
Jaramillo Bernal en dos oportunidades; la decisión
absolutoria, ha de insistirse, se basó en que la ruptura
contractual en el tercer y último contrato obedeció a
motivos ajenos a la discapacidad del trabajador.

Es que con la expedición de la norma cuya


transgresión pregona el censor, el legislador no pretendió
evitar que los asalariados que padecieran algún tipo de
pérdida de capacidad laboral fueran despedidos, o en otros
términos, que por esa particular circunstancia el empleador
estuviera obligado per secula seculorum a mantener vigente
los vínculos labores pactados con ese tipo de población; esa
regla, así entendida, lejos de garantizar la protección que se

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pretende, generaría la consecuencia lógica de que los


empleadores jamás se atrevieran a vincularlos.

No, el propósito de la disposición que contiene el


artículo 26 de la Ley 361 de 1997 fue la de impedir que las
personas en las condiciones ya anotadas, fueran despedidos
en virtud y específicamente por esa razón, es decir, que su
limitación fuera la causa de la ruptura laboral; pero no que
ante la existencia de otro tipo de causas, el empleador no
pudiera desvincularlos.

Así las cosas, si el trabajador con el objeto de que la


decisión del empleador sea declarada ineficaz, demuestra
que fue despedido y que estaba discapacitado, emerge a su
favor la protección legal que revierte la carga de la prueba
en el empleador a quien le corresponderá probar que las
razones invocadas para prescindir de los servicios del
asalariado no fueron las concernientes a su estado de salud
y, que por ende, se hallaba exonerado de agotar los
mecanismos legales protectores de dicho sector de la
población, como sería la existencia del permiso ministerial.

Sobre el tema en particular la Sala en sentencia SL


260 – 2019, 30 ene.2019, rad.71395, precisó:

Además, debe reiterarse que en el sub lite, el vínculo laboral cesó


por el incumplimiento de las obligaciones del trabajador, razón
por la cual, bajo ninguna circunstancia, se requería de la
autorización del Ministerio del Trabajo para proceder al despido.

En efecto, en reciente pronunciamiento sobre la protección


establecida en el artículo 26 de la Ley 361 de 1997 (CSJ SL1360-
2018), la Corte Suprema de Justicia señaló que: (i) la prohibición
establecida en dicho precepto se refiere a despidos motivados en

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razones discriminatorias, lo que significa que es legítima la


extinción del vínculo laboral soportada en una justa
causa; (ii) si en un proceso laboral, el trabajador acredita su
situación de discapacidad, el despido se presume
discriminatorio, lo que impone al empleador la carga de
demostrar las justas causas alegadas, so pena de que el acto se
declare ineficaz y se ordene el reintegro del trabajador, junto con
el pago de los salarios y prestaciones insolutos, y la sanción de
180 días de salario, y (ii) la autorización del inspector del trabajo
se circunscribe a aquellos eventos en que el desarrollo de las
actividades sea incompatible e insuperable con el cargo
desempeñado o con otro existente en la empresa, de modo que la
omisión de dicha obligación implica la ineficacia del despido y el
pago de los salarios, prestaciones y sanciones establecidas en la
ley.

En consecuencia debe señalarse que la exégesis


normativa que realizó el colegiado cuando afirmó «es
menester destacar que con posterioridad al accidente
referido, las partes celebraron 2 contratos más, terminando
el tercero de ellos el 22 de mayo de 2007 por justa causa
imputable al trabajador y debidamente comprobada, de
modo que para esta Sala no existió relación causal entre la
incapacidad ni la discapacidad del demandante y su
despido, rompiéndose dicho nexo causal, no hay lugar ni a la
solicitud de autorización para la terminación del contrato por
un accidente acaecido más de 2 años atrás, ni se genera la
obligación de la indemnización de los 180 días de salario…»
resulta correcta y acorde a los lineamientos
jurisprudenciales que la Sala ha impartido, en la medida
que a pesar de la discapacidad que sufrió el demandante, el
sentenciador se percató de que el empleador volvió a
contratar al trabajador a pesar de su discapacidad,
evidenciando que tal circunstancia no fue la razón para
poner punto final a la relación laboral.

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Por lo anterior el cargo no prospera.

Las costas en el recurso extraordinario estarán a cargo


de la parte recurrente, por cuanto su acusación no salió
avante y hubo réplica. Como agencias en derecho se fija la
suma de $4.000.000,oo que se incluirán en la liquidación
que haga el juez de primer grado, con arreglo en lo
dispuesto en el artículo 366 del C.G.P.

IX. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley, NO
CASA la sentencia dictada por la Sala Laboral de
Descongestión del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Cali, el 19 de diciembre de 2012, en el proceso que
ALEXANDER JARAMILLO BERNAL, instauró en contra de
las sociedades ACCIÓN S.A. y SERVIENTREGA S.A.

Costas como se dijo.


Cópiese, notifíquese, publíquese, cúmplase y
devuélvase el expediente al tribunal de origen.

RIGOBERTO ECHEVERRI BUENO


Presidente de Sala

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GERARDO BOTERO ZULUAGA

FERNANDO CASTILLO CADENA

CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO

JORGE LUIS QUIROZ ALEMÁN

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