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CECILIA MARGARITA DURÁN UJUETA

Magistrada ponente

SL2382-2019
Radicación n.° 64962
Acta Extraordinaria 2

Bogotá, D. C., dos (02) de julio de dos mil diecinueve


(2019).

Decide la Sala el recurso de casación apelación


interpuesto por SANDRA PATRICIA ALFONSO OSPINA
contra la sentencia proferida por la Sala Laboral del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, el
dieciocho (18) de marzo de dos mil trece (2013) en el
proceso que le adelantó a la sociedad JHM LIMITADA.

I. ANTECEDENTES

SANDRA PATRICIA ALFONSO OSPINA presentó


demanda ordinaria contra la sociedad JHM LTDA., con el
fin de que se ordenara disponer su reintegro a un cargo
igual o semejante al que tenía antes de su despido, el cual
se hizo sin mediar justa causa y encontrándose en estado
de embarazo. En consecuencia, pidió condenar al

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empleador al pago de la indemnización consagrada en el


artículo 239 del CST por haber sido desvinculada sin justa
causa y en la condición prevista en la norma; los salarios y
prestaciones dejados de cancelar y que se declarara que no
hubo solución de continuidad

En subsidio de las anteriores pretensiones, solicitó


condenar a la demandada a pagar: i) la reliquidación de las
cesantías causadas en el año 2008, con las diferencias
resultantes, por haber sido saldadas en sumas inferiores a
las que legalmente correspondía, así como los intereses
sobre dicho concepto y sus diferencias, junto con la multa
correspondiente por el no pago oportuno; ii) las primas de
servicios causadas en el mismo año, las vacaciones
suscitadas por el período comprendido entre el 22 de
febrero de 2007 y el 25 de enero de 2008, con el pago de las
diferencias a su favor, en ambos casos; iii) al sistema de
seguridad social en pensiones los aportes que ha dejado de
realizar; iv) la indemnización moratoria de que trata el
artículo 65 del Código Sustantivo de Trabajo, por el no pago
oportuno de los salarios y prestaciones sociales a la
finalización del contrato de trabajo; v) la indemnización de
que trata el artículo 99 de la Ley 50 de 1990, por la no
consignación puntual de las cesantías del año 2007, en un
fondo; vi) los perjuicios irrogados con el incumplimiento de
las obligaciones patronales atendiendo para ellos lo reglado
en el artículo 16 de la Ley 446 de 1998 y cualquier derecho
basado en las facultades ultra y extra petita, así como las
costas.

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Como fundamento de las anteriores peticiones,


informó que laboró para la demandada, desde el 22 de
febrero de 2006 hasta el 25 enero de 2008 en el «Casino
Joker» de Chía Cundinamarca, en el cargo de cajera, con un
salario mensual durante el 2006, equivalente a $452.300,
en 2007 a $433.700 y para 2008, la suma de $461.500
mensuales; que el 9 de enero de 2008 se verificó su estado
de embarazo; que el 25 de enero de 2008 sufrió molestias
de salud por cuadro clínico de hiperventilación y fue
remitida de inmediato a un centro médico particular, donde
fue atendida; que luego de lo sucedido, la empresa dio por
terminado unilateralmente y sin justa causa el contrato de
trabajo ese mismo día (25 de enero de 2008), a pesar de
conocer su estado de gestación, porque lo comunicó el 9 de
enero de 2008; que su embarazo fue la causa de la
desvinculación y a esta fecha estaba incapacitada por
dolencias derivadas del mismo, ya que, como se dijo, fue el
mismo día en que fue atendida medicamente por el cuadro
clínico de hiperventilación que presentaba.

Afirmó, que el 29 de enero 2008, presentó reclamación


laboral con número 75.756 ante la Inspección Quinta de
Trabajo de Bogotá; que dicha autoridad citó al
representante legal de la demandada a fin de resolver el
conflicto, pero no se hizo presente, ni justificó su
inasistencia, pese a que fue notificada previamente, razón
por la cual no se realizó la audiencia;  que la mencionada
inspección de trabajo, mediante acta del 15 de mayo 2008,
le dio fin a las diligencias de reclamación y dispuso que las

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partes podían acudir ante la justicia ordinaria en procura


de que le fueran reconocidos los derechos a la demandante.

Sobre el régimen de cesantías, manifestó que era el


contemplado en la Ley 50 de 1990, pero no fue afiliada a
ningún fondo por cuenta del empleador, ni se le
consignaron las que le debían en el año 2007; que las
correspondientes a 2008, entre el 1° y el 25 enero, las pagó
tardíamente el empleador, pero estuvieron mal liquidadas;
que los intereses de las cesantías fueron saldados con
salario base inferior al devengado y los del año 2008, se
pagaron de forma posterior; que la empleadora consignó a
órdenes del Juzgado laboral las prestaciones finales, pero
no le informó; que no siguió el procedimiento legal del pago
por consignación y, en consecuencia, no configuró  los
efectos liberatorios; que por la entrega tardía e indebida de
las cesantías, se generó la indemnización del artículo 65 del
CST y que la no consignación de las mismas, en un fondo,
genera el pago de la indemnización del artículo 99 de la Ley
50 de 1990.

De las primas de servicios, repitió que fueron


liquidadas deficitariamente y, las de 2008, se consignaron
también sin el procedimiento de pago por consignación, lo
que impidió liberarse de la obligación; que no le concedió
vacaciones en el último periodo ni las compensó en dinero;
que no le reconoció valor alguno por esa obligación y,
posteriormente, incluyó su monto en la irregular
consignación al Juzgado sin el procedimiento antes
mencionado; que las anteriores conductas no pueden ser

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calificadas de buena fe, porque, a pesar de haber tenido la


oportunidad de cumplir sus obligaciones en legal forma,
para lo cual fue citado ante la inspección de trabajo, no
asistió.

Aseguró, que sufragó de su peculio los gastos


ocasionados por su estado, dado que el empleador la
desafilió de la EPS y nunca le pagó las incapacidades
médicas generadas, tanto en el periodo de embarazo como
en el de lactancia y jamás pudo, por estas razones, cobrar
ante la entidad de seguridad social el valor equivalente a la
licencia de maternidad.

Indicó, que tramitó una acción de tutela en la cual se


ordenó a la aquí demandada el reintegro y pago de los
gastos en que incurrió durante el periodo de maternidad,
junto con la indemnización prevista en el artículo 239 del
CST, lo cual cumplió parcialmente; que presentó incidente
en desacato y que su despido es nulo (f.° 60 a 72, cuaderno
del Juzgado).

La demandada fue emplazada y notificada a través de


curador ad litem, quien se opuso a las pretensiones y
manifestó que no le constaban los hechos que le sirvieron
de soporte. No propuso excepciones (f.° 89 a 93, ibídem).

II. SENTENCIA DE PRIMERA


INSTANCIA

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El Juzgado Dieciséis Laboral del Circuito de Bogotá,


mediante sentencia de fecha 25 de noviembre de 2011,
absolvió a la sociedad accionada de las pretensiones de la
demanda y condenó en costas a la parte demandante (f.°
112 a 119, ibídem).
III. SENTENCIA DE SEGUNDA
INSTANCIA

Al resolver el recurso de apelación interpuesto por la


parte demandante, la Sala Laboral del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Bogotá, confirmó el fallo de primer
grado y se abstuvo de condenar en costas (f.° 6 a 11,
cuaderno del Tribunal).

En lo que interesa al recurso extraordinario, consideró


que debía establecer si el despido de la demandante fue sin
justa causa por estar en estado de embarazo. Para ello,
transcribió el artículo 239 del CST y luego de revisar el
caudal probatorio, afirmó que solo existe un informe del
gerente de la sociedad demandada sobre la forma de
despido, según el cual, la demandante renunció por motivos
personales y, a pesar de haber pactado que el contrato iría
hasta el 30 de enero de 2008, no volvió después del 25 de
ese mismo mes, anunciando una incapacidad médica que
no allegó.

Con lo anterior, concluye el ad quem que la


demandante fue quien ocasionó su retiro y no el empleador,
luego por haber presentado una renuncia libre y

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espontánea, ésta surte todos los efectos, lo que consideró


suficiente para confirmar el fallo apelado.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por la demandante, concedido por el


Tribunal y admitido por la Corte, se procede a resolver.

V. ALCANCE DE LA
IMPUGNACIÓN

Pretende la recurrente (f.° 15, cuaderno del Tribunal),

[…] el quebrantamiento total de la sentencia proferida en


segunda instancia por la Sala Laboral de Descongestión del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, en el proceso
ordinario de SANDRA PATRICIA ALFONSO OSPINA contra la
empresa J.H.M. LTDA., para que, en sede de instancia, se
revoque la sentencia de primera instancia (sic) y en su lugar se
acojan las pretensiones principales del escrito de demanda.

Con tal propósito, formula cuatro cargos, por la causal


primera de casación, los cuales no fueron replicados y se
resuelven de manera conjunta, pues, a pesar de que se
encaminan por diferentes vías, tienen el mismo propósito,
identidad temática y comparten similar argumentación.

VI. CARGO PRIMERO

Acusa la sentencia impugnada, de «violar la ley


sustancial del orden nacional, por la vía directa, en la
modalidad de interpretación errónea del numeral segundo
del artículo 239 del Código Sustantivo del Trabajo […] que

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establece la prohibición de despedir a una trabajadora en


estado de embarazo y la presunción legal de que el despido
es consecuencia» de ese estado.

En la demostración del cargo, dice que el ad quem


incurrió en la infracción directa por falta de aplicación del
numeral 2º, artículo 239 del Código Sustantivo del Trabajo
porque interpretó erróneamente la presunción legal que
establece que el despido de una mujer embarazada lo es por
causa de esa condición, al concluir que la terminación de
su contrato de trabajo fue por voluntad propia «sin soporte
ni argumento jurídico válido»; que en esa situación era
necesario analizar sobre la obligación de pedir permiso al
inspector de trabajo previo a darlo por acabado (f.° 15 a 17
ibídem).

VII. CARGO SEGUNDO

Acusa la sentencia «por la vía directa, en la modalidad


de infracción directa del numeral segundo del artículo 240
del Código Sustantivo del Trabajo, que regula lo relacionado
con el permiso que debe obtener el empleador para poder
despedir a una trabajadora embarazada».

Recuerda, que en las consideraciones del fallo objeto


de censura, el Tribunal solo se refirió al artículo 239 del
Código Sustantivo del Trabajo y no hizo mención al 240,
referente a la necesidad de pedir permiso para despedir a la
trabajadora embarazada o dentro de los tres meses
posteriores al parto, siendo su obligación legal aplicarla.

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Critica, que el ad quem haya basado su decisión en el


informe presentado por la empresa, al Ministerio de
Trabajo, en el cual comunica la decisión de la accionante de
retirarse de la empresa.

Para cerrar esta alegación, dijo que el fallador de


segundo grado incurrió en la infracción directa de los
numerales primero y segundo del artículo 240 del CST, a
pesar de que se adecuaba al caso concreto, pues no tuvo en
cuenta que el empleador se abstuvo de pedir permiso para
despedirla, encontrándose en estado de gravidez, lo cual se
tornaba imperioso para desvincularla, máxime que, cuando
se tomó esa decisión, estaba incapacitada médicamente con
ocasión del mismo estado (f.° 17 a 19, ibídem).

VIII. CARGO TERCERO

Señala que la sentencia viola la ley sustancial del


orden nacional, «por la vía directa, en la modalidad de
infracción directa del numeral segundo del artículo 241 del
Código Sustantivo del Trabajo, modificado por el Decreto 13
de 1967 artículo 8, que regula la nulidad del despido de las
trabajadoras que se encuentran haciendo uso de los
descansos o de las licencias derivadas del estado de
embarazo o de maternidad».

Repite, como en el cargo segundo, que el Juez


colegiado se refirió únicamente al artículo 239 del CST,
para señalar que fue quien ocasionó la terminación del
contrato de trabajo y en ninguna de sus consideraciones

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hizo mención a los supuestos del artículo 241, que


establece la nulidad del despido cuando la trabajadora se
halla en descanso remunerado o licencia por enfermedad
motivada por el embarazo o el parto.

Alega, que en este caso se dan los presupuestos de la


norma, pues fue despedida cuando estaba en incapacidad
médica, generada por su estado de embarazo; que, si se
aceptara la tesis del Tribunal, en cuanto a que presentó
carta de renuncia y de común acuerdo con su empleadora
trabajaría hasta el 30 de enero de 2008, de todas formas se
da la misma situación prevista en la norma, pues habría
que entender que el preaviso culminó en vigencia de la
incapacidad (f.° 19 a 21 ibídem).

IX. CARGO CUARTO

Manifiesta la recurrente:

[…] acuso la sentencia del Tribunal de incurrir en la causal


primera de casación por la vía indirecta, en la modalidad de
error de hecho por indebida apreciación de algunas pruebas o
por falta de apreciación de otras, lo que conduce a la vulneración
de las siguientes normas: artículos 239, 240 y 241 del Código
Sustantivo del Trabajo, en relación con los artículos 13, 43 y 53
de la Constitución Política de Colombia. Los arts. 41, 51, 52, 55,
60, 61 y 145 del C. P. L.; artículos 175, 251, 252, 253, 254, 256
y 258 del Código de Procedimiento Civil a causa de evidentes
errores de hecho.

Señala, que las pruebas mal apreciadas son la carta


de renuncia y los certificados de incapacidad de la
demandante, que se observan en los folios 3, 9 y 10,
respectivamente, del cuaderno del Juzgado. Y como no

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apreciada, el documento del folio 47 ibídem que contiene


copias de una consignación y un comprobante de egreso de
la sociedad, a favor de la accionante.

Como errores de hecho en los que incurrió el ad quem,


los siguientes:

En dar por cierto que la terminación del contrato de trabajo


terminó (sic) por renuncia de la trabajadora.

En no dar por probado, siendo que sí lo está dentro del


expediente, que el verdadero móvil para la terminación del
contrato de trabajo de la demandante, fue el hecho de estar en
estado de embarazo.
No tener en cuenta que se presumía (por disposición legal) que la
terminación del contrato de trabajo tuvo como causa el estado de
embarazo o maternidad de la demandante.

No tener por cierto, siendo que era obligatorio hacerlo, que el


demandado no desvirtuó la presunción legal de haber despedido
en estado de embarazo a la demandante.

No tener por cierto, siendo que era obligación legal, que la


terminación del contrato de trabajo de la demandante,
independientemente de la forma en que se diera, no producía
efecto alguno por cuanto la terminación del contrato ocurrió
mientras la trabajadora demandante, estando embarazada se
encontraba en licencia por enfermedad motivada por el embarazo
tal como se evidencia con las incapacidades de folios 9 y 10 del
cuaderno principal.

En la demostración del cargo, alega que si bien


presentó una carta de renuncia el 23 de noviembre de
2007, la misma no fue aceptada, porque el contrato
continuó hasta el 25 de enero de 2008, sin que se haya
aportado prueba de haberse prorrogado; que si el ad quem
hubiera apreciado correctamente la citada misiva, habría
entendido tal circunstancia, pues la empleadora no le
expidió documento alguno de aceptación o modificación y

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que la continuación del servicio evidencia un desistimiento


tácito de la mencionada renuncia.

También, alega la indebida apreciación de los


«certificados de incapacidad otorgados a la demandante»,
que se observan en los folios 9 y 10 del cuaderno del
Juzgado, toda vez que en la parte considerativa de la
sentencia afirma: «revisado el caudal probatorio se observa
que la demandante se encontraba en estado de gravidez
[…]», mientras que una debida valoración de esa prueba lo
habría llevado a concluir que la terminación del contrato se
produjo cuando la actora se hallaba en incapacidad médica
motivada por el embarazo, generando la nulidad del despido
injustificado.

Finalmente, alega que por la no apreciación del


documento que se avista en el folio 47 del Juzgado, en el
que se distingue un recibo de consignación y un
comprobante de egreso por valor de $3.679.600, por
concepto de «liquidación de maternidad y indemnización (sic)
por despido injustificado» a favor de SANDRA PATRICIA
ALFONSO OSPINA, no observó el Tribunal que, en efecto, la
relación laboral terminó por despido sin justa causa y la
parte demandada no hizo ningún esfuerzo por desvirtuar la
presunción del artículo 239 del CST (f.° 22 a 25, cuaderno
del Juzgado).

X. CONSIDERACIONES

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Las consideraciones tenidas en cuenta por el Tribunal


para confirmar la absolución que el Juez de primera
instancia imprimió a favor de la sociedad demandada, están
plasmadas en los siguientes apartes:

Revisado el caudal probatorio se observa que la demandante se


encontraba en estado de gravidez, (fl 4 c- 1), pero en cuanto a la
forma de despido, solo se tiene un informe enviado por el gerente
de la demandada dirigido al Ministerio de la Protección Social, (fl
13 c- 1), en donde indica lo siguiente:

“Por medio del presente manifiesto que la empresa Sociedad


JHM Ltda., tenía un contrato verbal a término indefinido con l
señora SANDRA PATRICIA ALFONSO OSPINA […], la señora
SANDRA presentó la carta de renuncia el día 23 de noviembre de
2007, por motivos personales, a mediados del mes de diciembre
de 2007, en conversación que sostuve con ella acordamos que
trabajaría hasta el día 30 de enero de 2008, pero el día 25 de
enero manifestó que tenía una incapacidad de cinco (5) días pero
a la fecha no se ha presentado a llevar la incapacidad ni
trabajar o manifestar alguna inquietud.

Por lo anterior dejo constancia ante ustedes que han pasado 19


días sin tener alguna comunicación por parte de ella”.

Obsérvese que la demandante fue la que ocasionó el retiro del


trabajo desempeñado ante la demandada y no el empleador.

La renuncia espontánea y libre de la trabajadora embarazada


surte todos los efectos, por cuanto las normas que consagran el
fuero especial de maternidad solo hacen referencia a la
imposibilidad de despedir a la trabajadora durante el embarazo
o durante los tres meses posteriores al parto.

En los primeros tres cargos, la censura alega: i) que el


ad quem interpretó erróneamente el numeral 2º, artículo
239 del Código Sustantivo del Trabajo, norma que establece
la presunción legal de que el despido de la mujer
embarazada obedece a ese estado (cargo primero), porque,
sin soporte alguno, acudió al argumento de la voluntad
propia de la trabajadora, ii) que sólo se refirió al artículo
239 antes mencionado y no lo hizo respecto del 240, sobre

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la exigencia de solicitar permiso para despedir a la


trabajadora en estado de gestación o de lactancia (cargo
segundo) y que iii) tampoco aplicó el artículo 241 que
establece la nulidad del despido sin ese permiso (cargo
tercero).

Y en el cuarto cargo, por la vía indirecta, dice que


incurrió en errores de hecho por indebida apreciación de
unas pruebas y no haber observado otra; que los errores
endilgados consistieron en que dio por cierto que la
terminación del contrato se dio por renuncia de la
trabajadora, sin tener en cuenta que el verdadero móvil de
la desvinculación fue su estado de embarazo, dada la
presunción legal del artículo 239, la cual no fue
desvirtuada, razón por la cual no producía efecto alguno.

En primer lugar, frente a los tres primeros cargos,


corresponde precisar que el fallador colegiado no pudo
incurrir en la errónea interpretación del artículo 239 del
Código Sustantivo del Trabajo, ni en la infracción directa de
las normas 240 y 241 de la misma codificación, porque la
presunción de que la terminación del contrato se hizo
motivado por el embarazo, así como la solicitud del permiso
previo para el efecto y la nulidad del mismo en ausencia de
este, son circunstancias que operan solo en caso de despido
y su existencia fue precisamente la que no encontraron
demostrada los falladores en las instancias.

La primera de las normas, esto es, el numeral 2º del


artículo 239 mencionado, lo que protege es la estabilidad

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laboral de la trabajadora embarazada o en estado de


lactancia, por el periodo de tres meses posteriores al parto,
si pretende ser despedida en esas circunstancias, pero en
manera alguna tiene la capacidad jurídica de mutar la
voluntad de la trabajadora cuando decide separarse
voluntariamente del cargo.

En ese mismo orden, inane resultaba para el ad quem,


quien concluyó que el vínculo expiró por renuncia
voluntaria y no por despido, pronunciarse sobre aspectos
que solo procedían en el segundo de los eventos. Luego
tampoco incurrió en la infracción directa de los artículos
240 y 241 del CST, lo cual conduce al fracaso de tales
acusaciones.
Por su parte, debió la demandante demostrar que fue
despedida y sólo en tal evento podría entrar a discutir la
presunción de que ello obedeció a su estado de gestación.
En tal caso, se impondría para el empleador la obligación de
solicitar permiso para hacerlo, demostrando una justa
causa (artículo 241) o asumir las consecuencias nulitantes
del despido (artículo 241). En consecuencia, que el Juez
colegiado no haya tenido en cuenta estas normas, no
constituye la interpretación errónea, ni la infracción directa,
alegadas.

La discusión en torno a establecer si la expiración del


vínculo contractual de la demandante obedeció a su propia
voluntad o a decisión de la empleadora, sí la planteó en el
cuarto cargo en el que disiente de la conclusión del
Tribunal, y manifiesta que si bien presentó la carta de

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renuncia, la cual se haría efectiva el 23 de diciembre de


2007, la empleadora no la aceptó, porque el contrato
continuó después de esa fecha, ya que prestó servicios
hasta el 25 de enero de 2008 y no hay prueba de su
prórroga; que si el ad quem hubiera apreciado de manera
correcta esta carta, habría concluido que no fue aceptada
por el empleador, porque «jamás se expidió documento
alguno» por su parte, «que aceptara dicha renuncia o que
modificara la fecha en que debía haberse hecho efectiva» y
agregó, a renglón seguido, que «la prestación de servicios
subordinados de la demandante [y], recibidos dichos
servicios por la empresa demandada, evidencian un
desistimiento tácito de la renuncia».

Pues bien, esta argumentación, además de


contradictoria porque aduce que presentada la renuncia no
le fue aceptada, pero que, como siguió trabajando se
configuró un desistimiento tácito de esa dimisión, luce
incoherente y busca desvirtuar su propia manifestación de
voluntad que surtió plenos efectos, ya que la continuidad
posterior de la prestación de servicios puede provenir de
varias causas, como, por ejemplo, un acuerdo ínter partes,
que fue precisamente lo que informó la demandada al
Ministerio de Trabajo, lo cual riñe con el núcleo central de
su acción, que fue el despido injustificado del cual no se
tiene probanza alguna, al punto que la misma actora no
informa el medio por el cual fue supuestamente despedida.

De modo que no se equivocó el Tribunal al derivar de


los hechos y las pruebas que la demandante fue quien

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voluntariamente decidió terminar el vínculo laboral, pues la


renuncia presentada por ella además que surtió sus efectos,
no estuvo viciada, aspecto que ni siquiera fue mencionado.

Es preciso señalar en este punto que, si bien los


artículos 239 y 240 del Código Sustantivo del Trabajo
establecen una protección especial a la maternidad,
consistente en la prohibición de despedir a la trabajadora
por motivo de su estado de gestación o en la lactancia, sin
el trámite previo de permiso para ello, cuando es ella, quien
en forma libre y voluntaria resuelve finiquitar su contrato
de trabajo y presenta renuncia al mismo, tal dimisión
produce todos sus efectos, sin necesidad de esperar la
aquiescencia de su empleador, para entender que el acto ha
sido perfeccionado jurídicamente. Al respecto, la Corte se
pronunció en la sentencia CSJ SL, 31 may. 1960, GJ XCII,
n.° 2221–2224, pág. 1119-1126, en los siguientes términos:

Considera esta sala que para que la renuncia de un trabajador


pueda tenerse como auténtica decisión unilateral de terminar el
contrato, debe obedecer a un espontáneo acto de su voluntad. La
exigencia de que la presente, formulada por el patrono, así esté
revestida de aparente cortesía, implica coacción, dada la
desigual condición económica de las partes, y por esta
circunstancia el verdadero causante de la terminación del
contrato, en un caso como éste, es el patrono que haya
promovido la renuncia, y sobre él recae entonces la
responsabilidad de los perjuicios que el retiro del trabajador,
ocasione a éste.

Como no hay prueba en este caso de una coacción así


fuere sutil, para que presentara la renuncia pues ni
siquiera lo alega la actora, quien por el contrario reconoce
su propio acto, resulta claro que si tomo tal decisión en
forma libre, espontánea y voluntaria, surtió todos sus

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efectos independientemente de su estado materno, en el


entendido que la disposiciones en comento no consagran
prohibición alguna para la empleada, sino que establecen,
para el empleador, la imposibilidad de despedirla durante el
embarazo o 3 meses posteriores al parto.

No existe entonces la indebida apreciación que se le


endilga al fallador, respecto de la carta de renuncia.

Tampoco se puede hablar de que se hubiera incurrido


en ese error en cuanto a los documentos de los folios 9 y 10
del cuaderno del Juzgado, que contienen una
recomendación médica de reposo y la incapacidad de cinco
días, a partir del 26 de enero de 2008, porque esas pruebas
no fueron analizadas en la sentencia impugnada, ya que
solamente se mencionaron los folios, para señalar que la
accionante estaba embarazada, aspecto que no informa
nada del supuesto despido y que nunca fue discutido en las
instancias.

Ahora, en cuanto a que no examinó la prueba


documental que obra en el folio 47 ibídem, copias de una
consignación y un comprobante de egreso, se deduce que a
la demandante se le consignó el 10 de febrero de 2009, la
suma de $3.679.600 por concepto de liquidación de
maternidad e indemnización por despido y con ellas
pretende establecer confesión de la demandada respecto de
ese hecho.

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No obstante, el mencionado valor corresponde al


reclamado por la misma demandante para el cumplimiento
de la acción de tutela en la que se dispuso el reintegro y el
pago de esos conceptos (así lo muestra la carta recibida por
la empresa el 12 de diciembre de 2008, folio 45 del
cuaderno del Juzgado), porque tal decisión se dio como un
mecanismo transitorio mientras la jurisdicción ordinaria
resolvía el litigio, como ya ocurrió.

Entonces, esos documentos no son una confesión del


despido, sino el obedecimiento a una sentencia de amparo
constitucional, que dicho sea de paso no tiene los efectos de
condicionar la decisión en el proceso ordinario.

Por lo expuesto, los cargos no prosperan.

No hay condena en costas, por no haberse presentado


oposición.
XI. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley, NO
CASA la sentencia proferida por la Sala Laboral del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, el
dieciocho (18) de marzo de dos mil trece (2013) en el
proceso que le adelantó SANDRA PATRICIA ALFONSO
OSPINA a la sociedad JHM LIMITADA.

Costas como se dijo en la parte motiva.

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Cópiese, notifíquese, publíquese, cúmplase y


devuélvase el expediente al tribunal de origen.

SANTANDER RAFAEL BRITO CUADRADO

CECILIA MARGARITA DURÁN UJUETA

CARLOS ARTURO GUARÍN JURADO

SCLAJPT-10 V.00
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