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DOLLY AMPARO CAGUASANGO VILLOTA

Magistrada ponente

SL3265-2020
Radicación n.° 75243
Acta 32

Estudiado, discutido y aprobado en sala virtual

Bogotá, D. C., primero (1) de septiembre de dos mil


veinte (2020).

La Corte decide el recurso de casación interpuesto por


MARÍA FERNANDA GONZÁLEZ BAQUERO contra la
sentencia proferida por la Sala Laboral del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Bogotá, el 16 de febrero de
2016 en el proceso ordinario laboral que instauró la
recurrente contra el ., trámite al cual fue convocada
Seguros del Estado S.A. como llamada en garantía.

I. ANTECEDENTES

María Fernanda González Baquero llamó a juicio a las


accionadas con el fin de que se declare que entre ella y el
Banco Popular S.A. existió un contrato de trabajo, el cual se

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ejecutó entre el 17 de octubre de 2007 y el 4 de septiembre


de 2012; que el último salario devengado fue la suma de
$1.079.176; que entre el banco y el sindicato UNEB existe
una convención colectiva de trabajo que le es aplicable y
que los contratos celebrados con la empresa de servicios
temporales Aservit y Cía. S. en C. excedió el límite temporal
dispuesto para el efecto.

Como consecuencia de tales declaraciones, pidió que


se condene al banco accionado y solidariamente a Aservit y
Cía. S. en C. al pago de los conceptos previstos en el
«artículo 9, parágrafo segundo» (f.º 2) de la convención
colectiva de trabajo, causados en vigencia de la relación
laboral; la reliquidación de los salarios por ella recibidos, de
las cesantías y su respectivo auxilio, de las primas de
servicios y de vacaciones «incluyendo los conceptos
convencionales señalados en el numeral anterior, los cuales
no fueron tenidos en cuenta» (f.º 2); la sanción por la no
consignación oportuna de las cesantías; la indemnización
moratoria consagrada en el artículo 65 del CST, la
indemnización por despido sin justa causa; la indexación de
las condenas; lo ultra o extra petita y las costas del proceso.

De manera subsidiaria, solicitó que se declare la


existencia de una relación laboral, por el periodo que se
encuentre acreditado en el proceso, si éste resultara ser
distinto al referido en precedencia; el reintegro al cargo que
ejercía al momento de su desvinculación o a uno de iguales
o mejores condiciones, al no habérsele informado dentro de
los 60 días siguientes, el estado de pago de las cotizaciones

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al sistema de seguridad social y parafiscales, tal como lo


dispone el artículo 65 del CST y a los salarios, al auxilio de
cesantías, sus intereses y la prima de servicios dejados de
percibir desde su retiro y hasta cuando se disponga su
reincorporación a la empresa.

Como soporte de sus peticiones, informó que el 17 de


octubre de 2017, celebró un contrato de trabajo de obra o
por labor contratada con Aservit y Cía. S en C.; que, en
virtud de dicha vinculación, fue enviada a laborar al Banco
Popular S.A., como trabajadora en misión; que durante el
periodo en que prestó sus servicios en dicho
establecimiento, laboró sin solución de continuidad, del 17
de octubre de 2007 al 4 de septiembre de 2012.

En consecuencia, precisó que lo que en realidad existió


fue una relación de trabajo con el banco accionado, no sólo
porque se superó el término legal que le permitía
desempeñarse como trabajadora en misión, sino porque se
trató de una forma de vinculación diseñada para
desconocer las acreencias laborales a las que tiene derecho.
Resaltó que las actividades por ella realizadas eran las
mismas ejercidas por un trabajador de planta, pero
recibiendo una remuneración inferior y sin el
reconocimiento de los beneficios previstos en la convención
colectiva de trabajo. Agregó que el último cargo en el que
laboró fue el de analista técnico I y que los artículos 9, 11 y
14 de la CCT contemplan un aumento de sueldo y unos
auxilios de educación y transporte que no le fueron
otorgados.

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Al dar contestación a la demanda, Aservit y Cía. S en


C. se opuso a las pretensiones incoadas en su contra.
Frente a los hechos, sólo aceptó la celebración y finalización
del contrato de obra con la demandante; los demás, los
negó o dijo que eran improcedentes. Indicó que la actora
desconoce la diferencia entre un contrato de trabajo y aquel
suscrito con una empresa de servicios temporales, aclaró
que el Banco Popular S.A. actuó como simple usuario y que
la relación celebrada con ella se terminó por la culminación
de la labor contratada.

Propuso las excepciones que denominó «mi poderdante


en ningún momento ha incumplido la ley» y «se desconoce en
la demanda, cuándo un trabajador puede pertenecer o no a
una convención colectiva de trabajo» (f.º 131 y 132).

El Banco Popular S.A. también se opuso a las


pretensiones de la demanda. En relación con los hechos,
aceptó aquellos concernientes al contrato de obra celebrado
entre la actora y la empresa de servicios temporales, pero
negó que dicho establecimiento bancario tuviera la
condición de empleador, toda vez que la trabajadora en
misión fue enviada para atender precisas actividades y en
momentos concretos, de acuerdo con los «eventos
contratados y con los requerimientos que demandaban las
necesidades del banco» (f.º 165); los demás, dijo que no eran
ciertos.

Insistió en que el banco celebró un contrato comercial


con la empresa de servicios temporales Aservit y Cía. S. en

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C. con el fin de que ésta última le suministrara personal


que cubriera ocasionalmente sus necesidades a nivel
nacional y que fue vinculado directamente por dicha EST.

En su defensa, invocó las excepciones de llamamiento


de garantía de Seguros del Estado S.A., prescripción, falta
de causa, pago, buena fe, inexistencia de la obligación
reclamada, compensación, prescripción de la acción de
reintegro, oportunidad en la decisión de despido y la
genérica.

Seguros del Estado S.A. al dar respuesta al


llamamiento realizado por el banco, se opuso a la
prosperidad de las pretensiones dirigidas en su contra.
Frente a los hechos, aceptó aquellos que encontraban
respaldo probatorio en el expediente, como los que tienen
que ver con el vínculo laboral existente entre la demandante
y la empresa de servicios temporales.

En su defensa, explicó que no hay prueba de la


existencia de un contrato de trabajo entre la actora y el
banco accionado; que el dolo, la culpa grave y la eventual
mala fe que se derive del incumplimiento de las obligaciones
laborales del asegurado, no se encuentran cubiertas por la
póliza contratada y que su responsabilidad se circunscribe
al resarcimiento de los perjuicios que sufra el asegurado o
beneficiario, como consecuencia «del incumplimiento de las
que le corresponden al tomador de la póliza, en virtud del
contrato garantizado, únicamente» (f.º 474).

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Formuló las excepciones de falta de competencia del


juez laboral, límite de responsabilidad y la genérica.

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Treinta y Seis Laboral del Circuito de


Bogotá, mediante fallo del 24 de julio de 2015, absolvió a
las accionadas de las pretensiones dirigidas en su contra e
impuso costas a la parte actora. Dispuso que, en caso de no
ser apelada dicha determinación, debía surtirse el grado
jurisdiccional de consulta.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

Por apelación de la parte actora, la Sala Laboral del


Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, mediante
fallo del 16 de febrero de 2016, resolvió:

PRIMERO: REVOCAR PARCIALMENTE la sentencia proferida


el 24 de julio de 2015, por el Juzgado Treinta y Seis Laboral del
Circuito de Bogotá, en el entendido que el Banco Popular en
realidad ostentó la calidad de verdadera y directa empleadora,
siendo la empresa de servicios temporales simple intermediaria,
en los siguientes contratos:

Entre el 13 de enero de 2009 y el 1 de marzo de 2010.


Desde el 1 de agosto de 2010 y el 12 de agosto de 2011.
Y desde el 1 de septiembre hasta el 4 de septiembre de 2012.

SEGUNDO: CONFIRMAR en lo demás la sentencia recurrida.

TERCERO: SIN COSTAS en esta instancia.

En lo que interesa al recurso extraordinario, el


Tribunal precisó que el problema jurídico que debía resolver
consistía en determinar si el verdadero empleador de la

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actora fue el Banco Popular S.A. y no, la empresa de


servicios temporales Aservit y Cía. S en C.

Sobre el particular, precisó que los usuarios de las


empresas de servicios temporales sólo pueden contratar con
éstas, en tres casos concretos: i) cuando se trate de labores
ocasionales, accidentales o transitorias; ii) cuando se
pretenda reemplazar personal en vacaciones, en uso de
licencia, en incapacidad por enfermedad o maternidad y; iii)
para atender incrementos en la producción, el transporte,
las ventas de productos o mercancías, por un término de
seis meses prorrogables otro tanto. Si tales empresas
utilizan dicha modalidad contractual para ocultar
vinculaciones laborales y defraudar los derechos de los
trabajadores, aquellas se convierten en meras
intermediarias, mientras que las empresas usuarias se
consideran directos empleadores.

Dijo que, descendiendo al caso concreto, era posible


advertir que la demandante suscribió siete contratos de
trabajo por obra o labor contratada con Aservit y Cía. S en
C., así: el primero, del 17 de octubre al 19 de diciembre de
2007 (63 días, en el cargo de auxiliar varios, f. 89, 187 y
196); el segundo, entre el 27 de diciembre de 2007 y el 15
de febrero de 2008 (49 días, como secretaria, f. 89, 185 y
195); el tercero, desde el 16 de febrero hasta el 23 de
diciembre de 2008 (308 días, en el cargo de auxiliar varios,
f. 89 y 183); el cuarto, del 13 de enero de 2009 al 1º de
marzo de 2010 (409 días, desempeñándose como
tramitadora, f. 89, 182 y 197); el quinto, entre el 17 de

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marzo y el 31 de julio de 2010 (tramitadora, f.º 86, 89 y


181); el sexto, desde el 1º de agosto de 2010 hasta el 14 de
agosto de 2011 (374 días, en el cargo de analista, fº. 87, 89
y a 180); el séptimo, del 1º de septiembre al 4 de septiembre
de 2012 (89 días), (sic) analista, f.º 88 y 89).

De lo anterior, estimó que no era posible declarar un


único contrato de trabajo como lo pretendía la demandante,
ya que si bien se acreditó que suscribió diversos contratos
con Aservit y Cía. S en C. y que las actividades las
desempeñó como trabajadora en misión en el Banco
Popular S.A., lo cierto es que hubo solución de continuidad
entre el tercero y cuarto contrato; entre el cuarto y el
quinto; y entre el sexto y séptimo; interrupciones que se
prolongaron durante más de 15 días y «en actividades
diferentes». Por tanto, al existir cortes de continuidad entre
los distintos contratos, era a la parte demandante a quien le
correspondía probar que la relación se ejecutó sin solución,
si su pretensión era que se declarara un único vínculo.

Aparte de lo anterior, aseveró que en este evento no se


presentaron prórrogas contractuales, sino que se
suscribieron siete contratos y que cada uno de ellos
contaba con fecha de inicio y finalización, resaltando que
las actividades que desempeñó la demandante no siempre
fueron las mismas, ya que ejerció los cargos de auxiliar
varios, tramitadora, secretaria y analista, lo que descartaba
la unicidad reclamada. En consecuencia, concluyó que no
era procedente acceder a las condenas principales.

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Frente a las pretensiones subsidiarias, explicó que


esta Sala de Casación ha precisado que un factor
determinante para declarar la existencia de un contrato de
trabajo con una empresa usuaria es la prolongación de los
servicios prestados durante más de 360 días. En ese orden,
al analizar los contratos, estimó que el cuarto, sexto y
séptimo sí tuvieron vigencia más allá de lo previsto en el
artículo 57 de la Ley 50 de 1990, de modo que era posible
concluir que, en esas tres relaciones, el verdadero
empleador fue el Banco Popular S.A., sin que fuese posible
declarar una sola relación «por cuanto los acuerdos que
excedieron el término legal se presentaron en diversas
fechas existiendo como se enunció, solución de continuidad
entre una y otra» (f.º 562).

En consecuencia, anunció que declararía que en esos


tres eventos, el Banco Popular S.A. fungió como verdadero
empleador, precisando que, en todo caso, no eran
procedentes los derechos consecuenciales derivados de
dicha declaratoria, porque no era viable el reintegro en los
términos del parágrafo 65 del CST (sic), toda vez que esta
Sala de Casación ha precisado que esa norma consagra un
mecanismo de coacción contra los empleadores para que
cumplan con sus deberes de efectuar los respectivos
aportes al sistema de seguridad social integral, pero sin que
ello suponga dicho reintegro, sino la imposición de la
sanción prevista en dicho estatuto, la cual, en todo caso, no
opera de forma automática.

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Añadió que la omisión en el pago de los aportes al


sistema de seguridad social fue un hecho que no fue objeto
de inconformidad por la actora en el escrito de la demanda
inicial, quien nunca refirió que su empleador hubiere
omitido el cumplimiento de ese deber de cotizar a los
riesgos de IVM, por lo que no era posible acceder a las
condenas pretendidas.

Agregó que las partes tenían el convencimiento de que


el verdadero empleador era la empresa de servicios
temporales y que, por ende, a ella le asistía el deber de
realizar los aportes al sistema. En consecuencia, consideró
que no era viable ni el reintegro ni la sanción prevista en la
norma citada.

Mediante providencia del 11 de abril de 2016, dicha


corporación negó la solicitud de aclaración y
complementación de la sentencia de segundo grado, elevada
por la parte actora, mediante la cual pedía que se hiciera
pronunciamiento expreso sobre las pretensiones
condenatorias principales enlistadas en los numerales 8 a
19 del escrito de demanda inaugural. Para el Tribunal, al
despacharse de manera desfavorable la petición declarativa
principal, las súplicas consecuenciales corrían la misma
suerte, esto es, las que denominó como principales
condenatorias «pues nótese que en las mismas solicitó el
reconocimiento o reliquidación de ciertas acreencias
laborales de toda la relación laboral».

Expuso que:

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De esta forma, se procedió a estudiar las pretensiones


subsidiarias tanto declarativas como condenatorias,
encontrándose que el BANCO POPULAR, había figurado como
verdadero empleador en tres de los siete contratos de trabajo
que suscribió la demandante con la empresa de servicios
temporales, empero negándose las súplicas condenatorias por
no cumplir con los presupuestos legales para su prosperidad (f.º
578).

IV. RECURSO DE CASACIÓN

El recurso fue interpuesto por la demandante,


concedido por el Tribunal y admitido por la Corte, por lo
que se procede a resolver.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

La recurrente pretende que la Corte case la sentencia


impugnada, para que, en sede de instancia, revoque la
emitida por el juez de primer grado y, en su lugar, declare
que entre ella y el banco accionado existió un sólo contrato
de trabajo, que se ejecutó sin solución de continuidad,
entre el 17 de octubre de 2007 y el 4 de septiembre de
2012. Pide que no se case en lo demás.

De forma subsidiaria, solicita que se case parcialmente


la decisión del Tribunal, en tanto se abstuvo de resolver las
pretensiones condenatorias dirigidas contra el Banco
Popular S.A. y, en sede de instancia, revoque la providencia
del a quo y se acceda a sus súplicas. Solicita que no se case
en lo demás, esto es, mantenga incólume la declaratoria de

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una relación de trabajo en los términos declarados por el ad


quem.

Con tal propósito formula tres cargos por la causal


primera de casación, indicando que el primero es principal
y los restantes subsidiarios, debidamente replicados por el
Banco Popular S.A.

VI. PRIMER CARGO

Denuncia el fallo de ser violatorio de la ley sustancial,


por la senda indirecta, en la modalidad de aplicación
indebida del artículo 24 del CST (modificado por el artículo
2 de la Ley 50 de 1990), en relación con los artículos 77 y
99 de la Ley 50 de 1990; 13, 22, 23, 35, 36, 43, 47, 64, 65,
127, 189, 249, 254, 306, 467 a 471 del CST; 2 y 5 del
Decreto 4369 de 2006; 25, 60, 61 y 66A del CPTSS; 167,
176 y 281 de la Ley 1564 de 2011; 311 del CPC (aplicable
por analogía en virtud del artículo 145 del CPTSS); 11 del
Decreto 1748 de 1995 y 13, 48, 53 y 230 de la Constitución
Política.

Expone que el Tribunal incurrió en los siguientes


defectos fácticos:

Dar por demostrado, sin ser ello cierto, que al existir


interrupciones entre los contratos de trabajo suscritos por la
demandante con ASERVIT Y CIA S EN C “no es posible declarar
un único contrato de trabajo como lo pretende la parte
accionante”.

No dar por demostrado, estándolo, que el BANCO POPULAR


S.A. “ostentó la calidad de verdadera y directa empleadora” de

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la señora MARÍA FERNANDA GONZÁLEZ BAQUERO, bajo un


único contrato de trabajo, el cual se mantuvo sin solución de
continuidad del 17 de octubre de 2007 al 4 de septiembre de
2012.

No dar por demostrado, siendo ello tan evidente, que los lapsos
transcurridos entre la celebración de uno y otro contrato de
obra o labor contratada desde el 17 de octubre de 2007 al 4 de
septiembre de 2012, son tan irrisorios que no puede
desprenderse de ellos una solución de continuidad entre el
desarrollo de la relación laboral.

A efectos de demostrar tales errores, denuncia como


elementos mal apreciados por el juez de segundo grado, los
siete contratos de obra celebrados con Aservit y Cía. S en C.
y la certificación que expidió esta última empresa, obrante a
folio 89 del plenario.

Considera que el Tribunal se equivocó al concluir que


la relación entre la demandante y el banco se desarrolló en
vigencia de varios contratos de trabajo y no, que todas sus
labores se enmarcaron en una única relación, la cual se
ejecutó entre el 17 de octubre de 2007 y el 4 de septiembre
de 2012, sin solución de continuidad.

Así, precisa que los contratos de obra o labor


contratada fueron celebrados de manera continua, sin que
en ellos se hubieran presentado interrupciones superiores a
19 días, las cuales, en todo caso, resultan irrelevantes a
efectos de quebrar la no-solución de continuidad de tal
vínculo laboral, de modo que, en realidad, se trató de uno
sólo. Agrega que ese tiempo de suspensión ni siquiera
alcanza a comprender un periodo anual de vacaciones y,
por ende, no tiene la entidad de desvirtuar la unidad

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contractual, puesto que ello puede predicarse de relaciones


que tuvieron rupturas por interregnos superiores a un mes,
lo que no acontece en el caso bajo estudio «porque el lapso
más significativo que existió no ascendió a más de 19 días»
(f.º 22).
Por lo anterior, manifiesta que de haberse valorado
acertadamente las pruebas denunciadas en esta acusación,
el Tribunal habría concluido que entre el banco y ella
existió una relación laboral, bajo un único contrato de
trabajo, que se mantuvo vigente, sin solución de
continuidad, entre el 17 de octubre de 2007 y el 4 de
septiembre de 2012. Añade que siempre prestó sus
servicios al Banco Popular S.A. y que los cargos que
desempeñaba tuvieron funciones afines y estaban
catalogados dentro de la planta del banco, lo que evidencia
la real y directa vinculación con quien fungía como empresa
usuaria de sus servicios.

VII. RÉPLICA

El Banco Popular S.A. estima que el Tribunal no le dio


una lectura errada a los medios de convicción denunciados,
los cuales evidencian que sí hubo solución de continuidad
entre los contratos suscritos por la demandante y que,
además, existió diferencia entre las actividades convenidas.
Considera que la demanda de casación no cuestionó tales
fundamentos, ya que no explica en qué consistieron los
supuestos errores en los que incurrió el fallo impugnado,
por lo que el mismo debe permanecer incólume.

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VIII. CONSIDERACIONES

Con el fin de resolver el presente cargo, resulta


oportuno recordar que el Tribunal estimó que no era posible
declarar en este caso, la existencia de una única relación
laboral entre la demandante y el Banco Popular S.A., dado
que existían interrupciones relevantes entre los siete
contratos de obra o labor contratada, que evidenciaban la
solución de continuidad de dicho vínculo.

Para la censura, en realidad, se está ante un único


contrato de trabajo, dada la irrelevancia de las
interrupciones que se presentaron en vigencia de la relación
a través de la cual prestó servicios al banco accionado y la
similitud de las labores desempeñadas. Con el fin de
demostrarlo, denuncia varios medios de convicción de cuyo
estudio se ocupa la Corte.

Al respecto, a continuación se relaciona el contenido


de las pruebas calificadas que denunció la casacionista,
estas son, los contratos laborales de obra que celebró con
Aservit y Cía. S en C., obrantes a folios 88 y ss. del plenario,
junto con la constancia emitida por dicha empresa de
servicios temporales (f.º 89). Para el efecto, es necesario
indicar que el vínculo entre las partes se desarrolló a través
de siete contratos de trabajo a término fijo, en los siguientes
periodos:

Fecha de inicio Fecha de terminación Cargo


17 de octubre de 2007 19 de diciembre de 2007 Auxiliar varios
(f.º 187 y 196)

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27 de diciembre de 2007 15 de febrero de 2008 Secretaria


(f.º 185 y 195)
16 de febrero de 2008 23 de diciembre de 2008 Auxiliar varios
(f.º 183)
13 de enero de 2009 1º de marzo de 2010 Tramitador -Secretaria
(f.º 182 y 197)
17 de marzo de 2010 31 de julio de 2010 Mensajero tramitador
(f.º 86 y 181)
1º de agosto de 2010 14 de agosto de 2011 Analista cobranza
jurídica
(f.º 87 y 180)
1º de septiembre de 4 septiembre de 2012 Analista cobranza
2011 jurídica
(f.º 88)
Ahora, al revisar objetivamente los periodos de
ejecución de dichos contratos, se tiene que entre uno y otro
hubo solución de continuidad, así:

Fecha inicial Fecha final solución de Total solución


solución de continuidad continuidad de continuidad
20 de diciembre de 2007 26 de diciembre de 2007 7 días
16 de febrero de 2008 16 de febrero de 2008 -
24 de diciembre de 2008 12 de enero de 2009 19 días
2 de marzo de 2010 16 de marzo de 2010 14 días
1º de agosto de 2010 1º de agosto de 2010 -
15 de agosto de 2011 31 de agosto de 2011 16 días

A folio 89, obra una constancia emitida por el


departamento de recursos humanos de Aservit y Cía. S en
C. en la que se certifica que María Fernanda González
Baquero laboró como empleada en misión, bajo un contrato
de obra o labor contratada, devengado un salario mensual
básico de $1.011.376, desempeñando el cargo de analista
en el área de cobranza jurídica; identificando los mismos
periodos referidos en precedencia como extremos de dicha
relación.

Luego, se observa que la mayor interrupción que


existió entre dichos acuerdos se presentó durante 19 días,
ocurrida en el tercer contrato, en el periodo comprendido
entre el 24 de diciembre de 2008 y el 12 de enero de 2009.

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En los demás casos, o no hubo solución de continuidad o


las interrupciones que se presentaron fueron mínimas
durante 7, 4 y 16 días, respectivamente.

En torno al desarrollo lineal y la unidad del contrato


de trabajo, resulta pertinente recordar que cuando entre la
celebración de uno y otro contrato median interrupciones
breves, como podrían ser aquellas inferiores a un mes,
éstas deben ser consideradas como aparentes o meramente
formales, sobre todo cuando en el expediente se advierte la
intención real de las partes de dar continuidad al vínculo
laboral. Así lo ha sostenido la Corte, entre otras, en
sentencia CSJ SL4816-2015, reiterada en decisión CSJ
SL981-2019:

(…) esta Sala de la Corte ha expresado que las interrupciones


que no sean amplias, relevantes o de gran envergadura, no
desvirtúan la unidad contractual, ello ha sido bajo otros
supuestos, en los que se ha estimado que «las interrupciones
por 1, 2 o 3 días, e incluso la mayor de apenas 6 días, no
conducen a inferir una solución de continuidad del contrato de
trabajo real […]» (CSJ SL, 15 feb. 2011, rad. 40273). Sin
embargo, ese análisis no puede hacerse extensivo a este caso en
donde lo que está probado es que la relación tuvo rupturas por
interregnos superiores a un mes, que, lejos de ser aparentes o
formales se aduce, son reales, en tanto que ponen en evidencia
que durante esos periodos no hubo una prestación del servicio;
sin que, además, exista prueba eficiente de la intención de la
demandada desde o con el demandante en esos periodos.

En decisión CSJ SL2736 -2020 sostuvo lo siguiente:

Argumenta la recurrente que entre la terminación de un


contrato y el comienzo de otro, existieron interrupciones en la
prestación del servicio por parte de la demandante, por lo que
hubo solución de continuidad en sus vinculaciones.

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Al respecto se observa que conforme a la certificación expedida


por el Instituto demandado, obrante a folios 130 y 131, de los
45 contratos de «de prestación de servicios» que suscribieron las
partes, 32 no tuvieron ninguna interrupción, en 11 las hubo
por tres o menos días y en una ocasión 8 días, lo que deja sin
fuerza el argumento de la recurrente en cuanto a que en cada
contrato hubo solución de continuidad, de allí que no se pudo
equivocar el ad quem cuando, no obstante admitir la presencia
de interrupciones entre uno y otro contrato que no superaron
los ocho días, concluyó que ello no impedía la declaración de la
existencia de un único contrato, con fundamento en lo
adoctrinado por esta Sala.

En ese orden, es preciso señalar que la Corte ha considerado


que en casos como el aquí examinado, esos baches o períodos
de tiempo tan cortos, entre uno y otro contrato, no pasan de ser
interrupciones aparentes que no dan al traste con la existencia
de una sola relación laboral (…)

Así las cosas, el Tribunal erró al concluir que no era


posible la declaratoria de una relación laboral única o lineal
en el tiempo para el período comprendido entre el 17 de
octubre de 2007 y el 4 de septiembre de 2012, puesto que,
como se evidencia del análisis de los contratos que
suscribió la actora, en dicho lapso no hubo interrupciones
significativas que rompieran la solución de continuidad.

Además, no es cierto, como lo expuso el Tribunal, que


la vinculación de la actora hubiera obedecido a actividades
tan disímiles que supusieran un quiebre a la unicidad del
contrato de trabajo pues, aparte de que en el plenario no
obra prueba que identifique cuáles fueron las funciones que
le encargó el banco durante todo el tiempo en que la
requirió «en misión», lo cierto es que las diferentes
denominaciones hechas a los cargos en los que fue
nombrada, no permiten pensar que se tratase de labores
tan distintas que justificaran su vinculación, durante más

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de cuatro años, en actividades simplemente ocasionales,


carga que en todo caso, le correspondía asumir al
empleador.

En efecto, nótese que, entre octubre de 2007 y julio de


2010, todas las labores que ejerció la demandante se
dirigieron a auxiliar y a apoyar el área de cobranza jurídica,
cuando se desempeñó como secretaria, auxiliar varios y
tramitador, confundiéndose incluso, en dos oportunidades,
las funciones de tramitador y secretaria y las de mensajero
y tramitador al momento de identificar su cargo en los
contratos de trabajo; de modo que no es razonable pensar
que se estuviera ante actividades tan diversas que
desnaturalizaran la relación que sostuvo con el banco,
precisamente apoyando la gestión que allí se desarrollaba.
Ahora, el hecho de que desde agosto de 2010 hasta
septiembre de 2012 se hubiera desempeñado como analista
en el área de cobranza jurídica no significa la ruptura de
ese nexo, máxime si continuó vinculada en el área a la que
siempre había pertenecido.

De esa manera, es evidente que el Tribunal incurrió en


los yerros fácticos que le endilga la censura, al no haber
advertido, de las pruebas obrantes en el plenario, la
irrelevancia de los periodos durante los cuales se
interrumpió la prestación de los servicios por parte de la
accionante, en favor del Banco Popular S.A., los cuales no
tenían la suficiente entidad para romper la unidad
contractual. En ese sentido, el ad quem se equivocó al
declarar, únicamente, tres relaciones laborales, sólo en

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Radicación n.° 75243

aquellos eventos en los que su duración, superó el límite


máximo previsto en la ley para vincular a personal en
misión.

Sobre este punto en particular, resulta relevante


advertir que, contrario a lo que sostuvo el juez de segundo
grado, no es de recibo considerar que las empresas
temporales tienen un margen legal para vincular
trabajadores en misión en cualquier circunstancia, por un
año, sin consecuencias legales, esto es, seis meses
prorrogables hasta por seis meses más, en tanto que si se
evidencia una realidad distinta a la apariencia que surge de
un contrato con una empresa de servicios temporales, así
debe declararlo, con independencia del periodo estipulado
en ese convenio simulado o ficto. Por esta razón, es
inadmisible el argumento de dicha corporación referente a
que sólo los vínculos que excedieron al año resultaban
irregulares, más no así, de los demás contratos que no
superaban ese tiempo, supuestamente porque éstos se
encontraban amparados por la presunción legal que les
confería la ley (sentencia CSJ SL, 14 ag. 2012, rad. 36518).
En decisión CSJ SL3520 -2018, la Sala puntualizó:

(…) la Sala considera que la circunstancia de que en la última


empresa de servicios temporales la vinculación no hubiese
desbordado el término de 1 año, es incapaz de liberar de
responsabilidad a Labor Empresarial S.A., dado que esta
empresa era consciente de que, anteriormente, el accionante
venía laborando en el cargo de instrumentista con Unibol S.A.
En efecto, a folio 151 milita «solicitud de ingreso» a Labor
Empresarial S.A., en la cual en un título denominado «última
vinculación laboral», el actor escribió que a través de la EST
Tempocosta Ltda. desempeñó el cargo de Instrumentista en la
compañía Unibol S.A., desde el 31 de enero de 2008 hasta el 14
de junio de 2009.

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Radicación n.° 75243

Luego, la EST accionada deliberadamente participó en este


esquema de contratación irregular, al aceptar prestar unos
servicios temporales por fuera de los límites consagrados en el
artículo 77 de la Ley 50 de 1990 y 6.º del Decreto 4369 de
2006. Además, si así no estuviese probado, para la Sala es claro
que las empresas de servicios temporales, en el marco de su
responsabilidad social y empresarial, deben requerir la
información necesaria para corroborar si sus clientes están
actuando con apego en la ley.

Por todo lo anterior, el cargo prospera.

Dada la prosperidad de la presente acusación y, como


quiera que los cargos segundo y tercero se formularon de
manera subsidiaria, esto es, sólo en el evento de que éste
no saliera avante, la Corte se releva de su estudio.

Con todo, debe señalarse que las pretensiones


subsidiarias, relativas al reintegro en tanto no se le notificó
oportunamente del estado de pagos en el sistema de
seguridad social integral, sólo se propuso en el evento en
que se considerara que la relación laboral tuvo unos
extremos distintos a los solicitados en la demanda
inaugural, por lo que no hay lugar a analizarlos, máxime si
se tiene en cuenta que la determinación que sobre esta
temática adoptó el juez de segundo grado, no fue objeto de
cuestionamiento en sede de casación y, por ende,
permanece incólume.

Sin costas en el recurso extraordinario.

IX. SENTENCIA DE INSTANCIA

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El juez de primera instancia absolvió a las


demandadas de las pretensiones incoadas en su contra,
determinación que fue apelada por la parte actora.

Según la recurrente, no es verdad que en este caso no


estuviera demostrada la unidad del contrato de trabajo
pues, si bien existieron pequeños saltos de continuidad
entre uno y otro vínculo, lo cierto es que los mismos
obedecieron a las maniobras realizadas por las accionadas
para disfrazar la relación laboral que subyacía tras esas
formalidades. Dice que no se trató de un simple reemplazo
de personal o de prestación temporal de servicios, sino de
un requerimiento permanente de sus actividades como
trabajadora.
Agrega que, en todo caso, al menos debió declararse la
existencia de una única relación laboral, frente a los
contratos 5, 6 y 7, tal como se pidió, de forma subsidiaria,
en la demanda inaugural, con el consecuente
reconocimiento de los derechos que se derivaban de esa
circunstancia, sin reparar en esas pequeñas interrupciones
que se presentaron.

Pues bien, teniendo cuenta que, en el recurso de


alzada, la parte actora pretende que se declare la existencia
de la unidad del contrato de trabajo, desde el 17 de octubre
de 2007 hasta el 4 de septiembre de 2012 -aspecto que
quedó establecido en sede extraordinaria- la Sala se remite
a las consideraciones que sobre el particular se hicieron en
precedencia.

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Por lo demás, resulta oportuno poner de presente que,


conforme al artículo 77 de la Ley 50 de 1990, las empresas
de servicios temporales (EST) «son aquellas que contratan la
prestación de servicios con terceros beneficiarios para
colaborar temporalmente en el desarrollo de sus actividades,
mediante la labor desarrollada por personas naturales,
contratadas directamente por la empresa de servicios
temporales, la cual tiene con respecto de éstas (sic) el
carácter de empleador».

Tal como lo ha definido la jurisprudencia de esta Sala,


se trata de empresas encargadas del suministro de mano de
obra con el fin de ponerla a disposición de una tercera
persona, natural o jurídica (empresa usuaria), quien
determina sus tareas y supervisa su ejecución. De esta
forma, los empleados en misión son considerados como
trabajadores de la empresa de servicio temporal, pero por
delegación de esta, quien ejerce la subordinación material
es la usuaria (sentencia CSJ SL3520 -2018).

Según el artículo 77 ibidem, el servicio a cargo de las


EST solo puede ser prestado para: i) la ejecución de las
labores ocasionales, transitorias o accidentales de las que
trata el artículo 6.º del Código Sustantivo del Trabajo; ii)
para reemplazar personal en vacaciones, en uso de licencia,
en incapacidad por enfermedad o maternidad, y iii) para
atender incrementos en la producción, el transporte, las
ventas de productos o mercancías, los períodos estacionales
de cosechas y en la prestación de servicios, por un término
de seis (6) meses prorrogable hasta por un periodo igual.

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Conforme a lo anterior, las EST tienen a su cargo la


prestación de servicios transitorios en la empresa cliente,
en actividades propias o ajenas al giro habitual de la misma
por tiempo limitado. Suele pensarse que las usuarias
pueden contratar con las EST cualquier actividad
permanente siempre que no exceda el lapso de 1 año; sin
embargo, esta visión es equivocada dado que solo puede
acudirse a esta figura de intermediación laboral para el
desarrollo de labores netamente temporales, sean o no del
giro ordinario de la empresa, determinadas por
circunstancias excepcionales tales como trabajos
ocasionales, reemplazos de personal ausente o incrementos
en la producción o en los servicios tal como se precisó en
sentencias CSJ SL17025-2016 y CSJ SL3520 -2018.
Al respecto, esta Sala en la primer sentencia citada
adujo que las empresas usuarias no pueden «encubrir una
necesidad indefinida en el desarrollo de sus actividades bajo
la apariencia de una necesidad temporal, con el objeto de
aprovecharse ilimitadamente de los servicios personales» de
los trabajadores en misión, tal como ocurriría cuando la
contratación no encuadra en ninguna de las causales del
artículo 77 de la Ley 50 de 1990 o cuando exceden el
término máximo previsto en el numeral tercero del precepto
citado.

Así las cosas, es evidente que las actividades auxiliares


que el banco accionado le demandó a la actora durante casi
cuatro años no correspondían a labores temporales
determinadas por circunstancias específicas, debido a un

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Radicación n.° 75243

incremento ocasional del trabajo o a reemplazo de personal,


sino que se trataba de un requerimiento permanente de la
empresa usuaria que debía ser atendido con trabajadores
directamente vinculados por ella.

Lo anterior en virtud de que, aunque formalmente la


actora estaba vinculada como trabajadora en misión, es
claro que los términos máximos de contratación bajo esa
modalidad fueron superados, por lo que la conclusión no
puede ser diferente a entender que el Banco Popular S.A.
debe ser reputado como verdadero empleador en el marco
de la relación laboral (sentencia CSJ SL2710 -2019) y la
EST en simple intermediaria del vínculo contractual,
solidariamente responsable.

Queda entonces por definir lo relativo a la prescripción


de los derechos.

Al respecto, se tiene que la demandante se desvinculó


del banco accionado, el 4 de septiembre de 2012 y la
demanda inaugural fue presentada el 16 de julio de 2013,
sin que exista prueba de que hubiera elevado reclamación
ante su empleador. Por ese motivo, se declarará probada la
excepción de prescripción respecto de los derechos
laborales causados con anterioridad al 16 de julio de 2010,
teniendo en cuenta que al auto admisorio de la demanda se
notificó dentro del año siguiente a su presentación,
conforme lo establece los artículos 488 del CST y 151 del
CPTSS.

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Radicación n.° 75243

En relación con los demás medios exceptivos


planteados por las convocadas a juicio, no se tendrán como
probados, dado el resultado del proceso y lo expuesto en
precedencia.

Así las cosas, procede la Corte a revisar el


cumplimiento de las obligaciones laborales reclamadas por
la demandante.

a. Conceptos convencionales señalados en el


artículo 9, parágrafo segundo de la Convención Colectiva
de Trabajo 2012 -2014.

En primer lugar, debe precisarse que, en virtud de la


declaratoria de un único contrato de trabajo, suscrito entre
la actora y el Banco Popular S.A., una de las consecuencias
es precisamente que se le extiendan los beneficios
consagrados en la convención colectiva de trabajo 2012 -
2014, la cual, según lo establecido en el artículo 1º, rige las
relaciones entre el banco y sus trabajadores, sin que se
hubiera hecho exclusión alguna respecto de los destinatarios
de dicho pacto (f.º 18). En consecuencia, se entiende que a la
actora le son aplicables las disposiciones contenidas en dicho
acuerdo convencional.

Al plenario fueron aportadas las convenciones colectivas


de trabajo 2011 (f.º 58 a 85) y 2012-2014 (f.º 16 a 33)
suscritas entre el Banco Popular S.A. y la Unión Nacional de
Empleados Bancarios «UNEB». En el numeral octavo de la
demanda inaugural, se solicita, como pretensión

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condenatoria principal «el pago de los conceptos


convencionales señalados en el artículo 9º PARÁGRAFO 2º de
Convención Colectiva de Trabajo» (f.º 2).

No obstante, la Sala debe poner de presente que


ninguno de los textos convencionales contiene un segundo
parágrafo en el artículo 9 que consagre unos conceptos
laborales sobre los cuales se pueda hacer alguna declaración,
de modo que se desconoce la fuente de los derechos
reclamados, lo que impide acceder a tales peticiones. En
efecto, dicha disposición prevé lo siguiente:

Artículo 9. Aumento de sueldos.

El Banco Popular incrementará por cada año de vigencia, el


salario ordinario mensual de sus trabajadores que esté
vinculados efectivamente al Banco Popular a la fecha en que
inicie su vigencia la presente Convención Colectiva de Trabajo y
que no se encuentren en periodo de prueba ni tengan celebrados
contratos de aprendizaje a esa misma fecha así:

a) A partir del 1º de enero del 2012 en el siete por ciento (7%).

b) A partir del 1º de enero de 2013 en un porcentaje equivalente


al índice de precios al consumidor certificado por el DANE
para el año 2012 más uno punto cincuenta y cinco (IPC+1.55).

c) A partir del 1º de enero de 2014, en un porcentaje equivalente


al índice de precios al consumidor certificado por el DANE
para el año 2012 más dos (IPC+2).

PARÁGRAFO. Quedan excluidos los incrementos salariales


previstos en este artículo, los trabajadores que desempeñen
cualquiera de los siguientes cargos: Presidente, Vicepresidente,
Representante del Presidente, Secretario General, Revisor Fiscal,
Asistente de Presidencia, Asistente de Vicepresidencia, Asistente
y Asesor de: Casa Matriz, Zona, Regional y Banca, Gerente de
Casa Matriz, Oficial de Cumplimiento, Gerente de Zona,
Subgerente de Zona, Gerente de Banca, Gerente Regional,
Director de Casa Matriz, Subcontralor, Director de Contraloría,
Director Regional, Gerente y Subgerente de Oficina, Gerente
Supernumerario, Auditor de Zona de Revisoría Fiscal, Jefe
Departamento Casa Matriz, Gerente Auxiliar, Gerente de Cuenta,

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Jefe Departamento de Zona, Delegado Jurídico, Jefe de División


Casa Matriz, Jefe de División Zona, Jefe de División Oficinas
Principal, Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla, Bucaramanga y
Cartagena, Médico Odontólogo, Profesional, Programador, Jefes
de Visita, Visitadores y Revisores Delegados de la Revisoría
Fiscal, Auditor de Sistemas, Auditor Nacional, Auditor Regional,
Auditores y Visitadores de Contraloría, Pagador, Secretaría de
Presidencia y de Vicepresidencia.

Queda derogado el artículo 8º de la Convención Colectiva de


Trabajo del 31 de octubre de 2008 (f.º 21).

Así mismo, dado que en los numerales 9 a 13 de la


demanda inaugural, la accionante reclama la reliquidación
del salario, del auxilio de cesantías y sus respectivos
intereses, de las primas de servicios y de vacaciones
«teniendo en cuenta los conceptos convencionales aludidos,
que no fueron tenidos en cuenta al momento de su
liquidación«, en la medida en que no se acreditó el origen de
los mismos, no sólo no habrá lugar a su reconocimiento, sino
tampoco al reajuste de los salarios y prestaciones sociales
que se derivarían de tales derechos convencionales cuya
fuente, en los términos expuestos por la censura, es incierta.

Por lo demás, debe indicarse que, aunque la accionante


relacionó en el acápite de los hechos, que no le habían sido
pagados unos conceptos convencionales, tales circunstancias
no formaron parte de las pretensiones contenidas en la
demanda inaugural, ni las de carácter principal ni
subsidiario, por lo que no es posible imponer condena alguna
sobre las mismas, concretamente, porque de conformidad
con el artículo 24 del CPTSS la demanda deberá contener lo
que se pretenda, expresado con precisión y claridad, en

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forma individualizada, sin que aquellos supuestos hayan sido


parte de sus peticiones.

b. Indemnización moratoria y sanción por no


consignación oportuna de cesantías.

Como consecuencia de lo anterior, la Sala descarta la


procedencia de la indemnización moratoria por el no pago
de salarios y prestaciones sociales o la sanción por la no
consignación oportuna de cesantías. En efecto, dado que
está demostrado que la empresa de servicios temporales
demandada liquidó cada uno de los contratos de obra
celebrados con la actora y efectuó el pago de los derechos
laborales respectivos y, teniendo en cuenta que el reajuste
aquí pretendido, se funda únicamente en el reconocimiento
de conceptos convencionales cuyo origen no fue
demostrado, es claro que no se evidencia ningún
incumplimiento o pago incompleto de acreencias que haga
procedente tales condenas.

c. Indemnización por despido sin justa causa.

Sobre este asunto, es preciso indicar que la prueba del


despido corresponde al trabajador y la justeza del mismo la
debe acreditar el empleador, de modo que, si tal
circunstancia no ocurre, se entenderá que la terminación
del contrato de trabajo fue sin justa causa y este último
deberá asumir la indemnización contemplada en la ley, la
convención colectiva, o en cualquier otro documento que
regule la relación entre las partes.

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Pues bien, en el certificado obrante a folio 89 del


plenario, obra una constancia del departamento de recursos
humanos de Aservit y Cía. S en C., en la que certifica que el
retiro de la demandante se produjo «por terminación de la
labor contratada», circunstancia que se corrobora con el
escrito de contestación de la demanda en la que se indica
que dicha relación finalizó al haber terminado la función
por la que fue vinculada (f.º 173).

No obstante, siendo el contrato de trabajo uno solo y a


término indefinido, como producto de la contratación
fraudulenta, conclusión que, valga decirlo, además de no
ser discutida, ha sido refrendada por la Sala (sentencia CSJ
SL3520-2018), no es dable admitir como justa causa de
despido la «…terminación de la obra o labor contratada…»,
pues esta causa no fue demostrada, de donde debe
entenderse acreditado el despido sin justa causa.

Entonces, como quiera que la demandada, para poner


fin al vínculo con la demandante se abstuvo de invocar y
demostrar alguna de las causas legales que para ello exige
el artículo 62 del CST, modificado por el artículo 7 del
Decreto 2351 de 1965, o que sean justas, además de que
quien resultó ser la verdadera empleadora fue la empresa
usuaria, la terminación del contrato de trabajo se torna
injusta, teniendo derecho a la indemnización respectiva
(artículo 28 de la Ley 789 de 2002).

Desde Hasta Días

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17/10/2007 16/10/2008 30
17/10/2008 16/10/2009 20
17/10/2009 16/10/2010 20
17/10/2010 16/10/2011 20
17/10/2011 04/09/2012 17,66
Total días indemnización 107,66

Salario mensual $ 1.011.376,00


Salario diario $ 33.712,53
Total indemnización $ 33.712,53 x 107,66
= $ 3.629.491,34

Por lo demás, aunque en la sustentación del recurso


de apelación, la accionante solicita que se reconozca la
nivelación salarial, teniendo en cuenta que ejerció el cargo
de analista técnico I, perteneciente al escalafón de la
entidad, lo cierto es que los distintos contratos de trabajo
examinados en precedencia no dieron cuenta de que aquella
se hubiera desempeñado en dicho cargo, pues fue
nombrada como secretaria, auxiliar varios, tramitador y
analista en cobranza jurídica, sin que se evidencie la
equivalencia de estos con aquel cuya nivelación pretende en
esta ocasión.

En consecuencia, la Sala niega la procedencia de esa


pretensión.

Así las cosas, actuando la Corte como Tribunal de


instancia, revocará el fallo del a quo y, en su lugar,
declarará la existencia del contrato de trabajo en los
términos antedichos e impartirá la respectiva condena a
título de indemnización por despido injusto, de la manera
en la que quedó definido en precedencia.

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Las costas de primera instancia estarán a cargo de las


demandadas. Sin costas en la alzada.

X. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley, CASA
la sentencia proferida por la Sala Laboral del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Bogotá, el 16 de febrero de
2016, en el proceso ordinario laboral que instauró MARÍA
FERNANDA GONZÁLEZ BAQUERO contra el BANCO
POPULAR S.A. y ASERVIT Y CÍA S. EN C., trámite al cual
fue convocada Seguros del Estado S.A. como llamada en
garantía.

Costas como se indicó en precedencia.

En sede de instancia, RESUELVE:

PRIMERO: REVOCAR la sentencia proferida el 24 de


julio de 2015, por el Juzgado Treinta y Seis Laboral del
Circuito de Bogotá. En su lugar, DECLARAR la existencia
de una verdadera relación laboral entre la demandante
María Fernanda González Baquero y el Banco Popular S.A.,
desde el 17 de octubre de 2007 hasta el 4 de septiembre de
2012, en la que la EST Aservit y Cía. S. en C. actuó como
simple intermediaria, solidariamente responsable de las
respectivas acreencias.

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SEGUNDO: CONDENAR al Banco Popular S.A. y a


Aservit y Cía. S en C., a reconocer y cancelar a la actora la
suma de TRES MILLONES SEISCIENTOS VEINTINUEVE
MIL CUATROCIENTOS NOVENTA Y UN PESOS
($3.629.491) a título de indemnización por el despido
injusto.

TERCERO: DECLARAR probada parcialmente la


excepción de prescripción, respecto de los derechos
laborales causados con anterioridad al 16 de julio de 2010.

CUARTO: ABSOLVER a las demandadas de las demás


pretensiones.

QUINTO: Costas como quedó dicho en la parte motiva


de este proveído.

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al tribunal de origen.

MARTÍN EMILIO BELTRÁN QUINTERO

DOLLY AMPARO CAGUASANGO VILLOTA

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