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OMAR ÁNGEL MEJÍA AMADOR

Magistrado ponente

SL3225-2020
Radicación n.° 68381
Acta 27

Bogotá, D. C., veintinueve (29) de julio de dos mil veinte


(2020).

Decide la Sala el recurso de casación interpuesto por


EMPRESA ANDINA DE HERRAMIENTAS S.A., hoy APEX
TOOL GROUP S.A.S., contra la sentencia proferida por la
Sala de Descongestión Laboral del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Cali de 31 de octubre de 2013, en el
proceso que HORACIO VILLAMOR GUTIÉRREZ instauró en
su contra.

I. ANTECEDENTES

El actor llamó a juicio a la entidad mencionada, con el


fin de que se ordene su reintegro al mismo cargo que tenía o
a otro de igual categoría, con el consecuente pago de los
salarios teniendo en cuenta sus respectivos incrementos y
prestaciones sociales de carácter legal y extralegal dejados de

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percibir, junto con el pago de la seguridad social integral,


desde la fecha de terminación del contrato de trabajo, 19 de
diciembre de 2008, hasta la fecha en que se haga efectivo el
reintegro. Más la sanción de que trata el art. 26 de la Ley 361
de 1997 correspondiente a 180 días de salario.

De forma subsidiaria, solicitó la indemnización por


despido injusto correspondiente al término que hacía falta
para dar por terminado el contrato de trabajo, es decir, por
el término de 11 meses y 16 días o el tiempo que se llegare a
probar; la sanción de que trata el art. 26 de la Ley 361 de
1997 correspondiente a 180 días de salario por terminación
del contrato estando el trabajador enfermo e incapacitado y
no existir autorización del Ministerio de la Protección Social;
perjuicios morales e indexación o corrección monetaria.

El demandante fundamentó sus peticiones,


básicamente, en que fue vinculado mediante contrato de
trabajo a término fijo inferior a un año, desde el 3 de enero
de 2008 hasta el 19 de diciembre de 2008. El último cargo
desempeñado fue el de operario de inyección, salario básico
mensual de $660.000 y promedio mensual de $884.409.30.

Relató que, el 1° de noviembre de 2008, cuando estaba


jugando un torneo de futbol organizado por la pasiva y dentro
de las áreas deportivas de esta, él sufrió un accidente que fue
reportado por la empresa y calificado por la ARL como
accidente de trabajo. Por este accidente, fue sometido a una
intervención quirúrgica que le generó la incapacidad por
varios meses desde el 1° de noviembre de 2008. La

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demandada le preavisó la terminación del contrato de trabajo


el 20 de noviembre de 2008 y recibió la comunicación el 21
del mismo mes y año, cuando ya el contrato se había
prorrogado por el término inicialmente pactado.

Según el demandante, al momento de la terminación del


contrato de trabajo sin justa causa, él se encontraba enfermo
e incapacitado, y todavía no se había recuperado de la lesión
sufrida, y la demandada no solicitó la autorización
administrativa correspondiente para finalizar el vínculo. El
14 de octubre de 2009, la ARL Colpatria le comunicó la
pérdida de capacidad laboral en el 9,16%, producto de un
accidente de trabajo. Él apeló esta calificación y la Junta
Nacional de Calificación de Invalidez le dictaminó el 10.42%.

Por último, manifestó que es beneficiario de la


convención colectiva de trabajo del Sindicato de Trabajadores
de la Empresa Andina de Herramientas S.A., con vigencia de
1 de enero de 2008 hasta el 31 de diciembre de 2009.

Al dar respuesta a la demanda, la parte accionada se


opuso a las pretensiones y, en cuanto a los hechos, aclaró
que fueron tres los contratos que suscribió el actor para con
ella, y todos finalizaron por el cumplimiento del pazo
pactado. Dijo que los periodos contratados fueron:

INICIO TERMINACIÓN
Enero 2/2006 Diciembre 20/2006
Enero 9/2007 Diciembre 21/2007

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Enero 3/2008 Diciembre 19/2008

No aceptó el salario que dijo el actor. Admitió que el


pactado fue $600.000 mensuales, según consta en el
contrato de trabajo. A partir de junio, las partes decidieron
aumentar a $660.000 mensuales y que no hubo un promedio
diferente, pues, si el actor no iba a trabajar por su caída
jugando futbol, mal podría pensarse que este cumplía horas
extras o recargos nocturnos y/o dominicales.

Por otra parte, la pasiva aceptó que el actor estuvo


incapacitado hasta que terminó su contrato de trabajo a
término fijo por cumplimiento del plazo convenido, poco
tiempo después. Agregó que, mientras estuvo vigente la
relación, la ARL jamás dijo que el actor estaba en condición
de discapacidad ni se habló de pérdida de capacidad laboral,
ni tampoco se expresó que el origen del accidente era
profesional.

La demandada negó que el contrato de trabajo se


hubiese prorrogado y afirmó que el preaviso fue enviado con
antelación al domicilio del trabajador, y el contrato finalizó
por vencimiento del plazo pactado. Justificó la no solicitud
del permiso administrativo en que dicha autorización solo
opera para los trabajadores en condiciones de discapacidad
que son despedidos y no, para aquellos que están en
incapacidad cuyo contrato de trabajo a término fijo expira.

La pasiva dijo no estar de acuerdo con que, por el hecho


de tener algunas incapacidades, exista una presunción de

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discriminación.

En su defensa, propuso las excepciones de


improcedencia por falta de respaldo legal; improcedencia e
ilegalidad de las pretensiones; cobro de lo no debido, falta de
título y causa para pedir, pago y buena fe; prescripción y/o
caducidad; innominada; compensación y/o pago.

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Quinto Laboral de Descongestión del


Circuito de Cali, al que correspondió el trámite de la primera
instancia, mediante fallo de 26 de abril de 2013 (fs.° 278 y
ss), declaró que la demandada dio por terminado el contrato
de trabajo a término fijo inferior a un año, «a partir del 20 de
diciembre de 2008 al 5 de diciembre de 2009». Condenó a la
pasiva a reconocerle y pagarle al actor la suma de $7.612.000
por concepto de indemnización por despido sin justa causa
establecida en el art. 64 del CST. Y la absolvió de las demás
pretensiones. Ambas partes apelaron.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

La Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito


Judicial de Cali, mediante fallo de 31 de octubre de 2013,
revocó la decisión de primera instancia. En su lugar, declaró
ineficaz la terminación del contrato de trabajo del actor a
partir del 19 de diciembre de 2008 que hizo la pasiva.
Ordenó el reintegro del actor al cargo que venía
desempeñando o a uno semejante, de acuerdo con su

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condición, en las instalaciones de la empresa. Condenó a la


pasiva a reconocer y pagar al actor los salarios y prestaciones
sociales legales y extralegales dejadas de percibir desde el 19
de diciembre de 2008, día en que cesó la relación laboral, y
hasta cuando efectivamente se cumpla el reintegro. Condenó
a la pasiva a pagar los aportes al sistema de seguridad social
integral (salud, pensión y riesgos laborales) desde la fecha de
la terminación del contrato, 19 de diciembre de 2008, hasta
la fecha en que se haga efectivo el reintegro, conforme a lo
expuesto en la parte motiva de esta providencia. Condenó al
reconocimiento de la sanción de que trata el inciso 2° del art.
26 de la Ley 361 de 1997, en cuantía de $5.306.454. Por
último, absolvió a la pasiva del reconocimiento y pago de la
indemnización establecida en el art. 64 del CST.

En lo que interesa al recurso extraordinario, el tribunal


consideró, como fundamento de su decisión, que el recurso
de la parte demandada tenía el objeto de que se revocara la
condena de primera instancia, para que, en su lugar, fuera
absuelta, pues, en su criterio, el cómputo del preaviso para
que no operara la prórroga automática del contrato a término
fijo sí se hizo de conformidad con la ley.

Por otra parte, el juez colegiado observó que el recurso


de la parte actora perseguía la revocatoria de la decisión de
primera instancia, para que, en su lugar, se condenara a la
pasiva por todas las pretensiones principales.

Enseguida, el ad quem hizo recordación del principio de


la consonancia contenido en el art. 66 A del CPTSS. Procedió

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a definir que el objeto de la segunda instancia se centraba a


determinar si el actor tenía derecho al reintegro y,
consecuencialmente, al pago de la sanción de que trata el inc.
2° del art. 26 de la Ley 361 de 1997; si el preaviso fue
realizado conforme a la ley; cuál fue el salario probado y si
era procedente la indemnización del art. 64 del CST.

De los argumentos de la apelación de la parte actora, el


tribunal sintetizó que lo que esta defendía era que la
terminación del contrato de trabajo a término fijo inferior a
un año celebrado entre las partes constituyó un
desconocimiento del art. 26 de la Ley 361 de 1997.

El ad quem se refirió, en primer lugar, a que la Corte


Constitucional ha reconocido la especial protección a los
trabajadores con discapacidad, aplicando las cláusulas
constitucionales que garantizan a esta población la
realización de sus derechos fundamentales en igualdad de
condiciones. De igual manera, mencionó que esa sala ha
reconocido la situación de marginación social en que ha
permanecido la población con discapacidad a lo largo de la
historia y ha señalado que tal reconocimiento impone la toma
de decisiones con el fin de remover los obstáculos que
impiden su adecuada integración social en igualdad de
condiciones reales y efectivas.

También aludió a que el art. 26 de la Ley 361 de 1997


estableció la prohibición para el despido de los trabajadores
con «limitaciones». Dedujo que, en el caso de los trabajadores
con discapacidad, este precepto establece una indemnización

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más alta en el caso de que el empleador no solicite el permiso


administrativo correspondiente. Citó la sentencia CC C-531
de 2000, donde esa corporación dispuso que la
indemnización de 180 días no era suficiente para garantizar
los derechos laborales de los discapacitados, ya que, frente a
la posibilidad del despido sin la debida autorización, el
apremio al pago de los 180 días de salario no garantiza la
protección especial para este grupo de trabajadores. En ese
orden, recordó que la Corte Constitucional declaró la
exequibilidad condicionada de ese precepto bajo el entendido
que el despido que se realice sin la autorización
administrativa carece de todo efecto jurídico, y la
indemnización de 180 días de salario a favor del trabajador
discapacitado no es de carácter indemnizatorio, sino
sancionatorio.

Interpretó que, en la sentencia CC C-531 de 2000, la


Corte precisó que la autorización administrativa para que
proceda el despido o terminación del contrato de trabajo debe
entenderse como una intervención de la autoridad encargada
de promover y garantizar el derecho al trabajo, según el
ordenamiento jurídico nacional e internacional vigente sobre
esta materia, para corroborar la situación fáctica que
describe dicha causa legal de despido y proteger así al
trabajador discapacitado.

Sostuvo que la Corte Constitucional declaró exequible


el art. 26 de la Ley 361 de 1997 de manera condicionada,
toda vez que la Corte estimó que, en todo despido por razón
de la limitación de la persona, deberían concurrir dos

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factores: la autorización de la oficina del trabajo y el pago de


180 días de trabajo.

Tras el anterior análisis jurídico, el juez colegiado


manifestó que el centro del debate era resolver si la
demandada conocía o no tal situación especial del actor, con
el fin de determinar si proceden o no las pretensiones
principales de la demanda. Con este fin, relacionó los
hallazgos probatorios así:

1. Contrato individual de trabajo a término fijo por la


duración de 11 meses y 16 días, hasta el 19 de
diciembre de 2008, fs.°16-18.
2. Reporte de accidente del actor, el 1 de noviembre
de 2008.
3. Historia clínica del actor.
4. Incapacidad del demandante por 90 días desde el
1 de noviembre de 2008.
5. Preaviso al demandante de no renovar el contrato
de trabajo a término fijo, notificado el 21 de noviembre
de 2008, f.°49.

Las precitadas pruebas llevaron al juzgador de segundo


nivel a concluir que, al momento de terminación del contrato
de trabajo, el demandante acreditaba el estado de debilidad
manifiesta. Estimó que la prueba era la incapacidad que le
había sido otorgada desde el 01/11/08, por tanto, conforme
a la presunción referida en la jurisprudencia, la decisión de
la demandada más allá de estar motivada en la expiración
del plazo fijo pactado se fundamentó en la incapacidad

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padecida por el actor, toda vez que, al 21 de noviembre de


2008, cuando le notificaron la terminación del contrato
(f.°48, 49, 121, 122 y 123), se encontraba incapacitado, al
igual que en la fecha de terminación del contrato el 19 de
diciembre de 2008, por lo que, afirmó, se omitió en un todo
la debilidad manifiesta y limitación del demandante.

El ad quem precisó que, en el presente caso, no se puede


recurrir a la calificación de pérdida de capacidad laboral del
actor efectuada por la Junta Regional de Calificación de
Invalidez que obra en el expediente, pues dicho dictamen fue
de fecha 30 de noviembre de 2009 y con fecha de
estructuración 1 de mayo de ese año, originado en accidente
de trabajo. Como ambas fechas son posteriores a la
terminación de la relación laboral, el tribunal determinó que
no era posible colegir que dicha calificación fuera aplicable
en el presente caso y mucho menos a la demandada.

Igualmente, el juez de segundo grado advirtió que no


reposaba en el expediente documento o mención alguna que
indicara que la pasiva hubiese cumplido con la exigencia
legal de la autorización previa administrativa para despedir
a un trabajador en estado de debilidad manifiesta. Lo que
debe generar las consecuencias de ley.

A lo anterior, el tribunal agregó que, en la carta donde


se le comunicó al accionante la decisión de extinguir el
vínculo contractual (f.°48, 49, 121, 122 y 123) y en las
manifestaciones efectuadas por el demandante, no se
evidencia la existencia de una razón objetiva que motivara la

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decisión de terminar el contrato. Además, si la intención de


la pasiva era la de no prorrogar el contrato de trabajo, ella
habría actuado con mayor rigurosidad en la observancia del
plazo que establece la ley para comunicar su propósito al
trabajador, pues estableció que, al dar el preaviso, esta no
cumplió con el término estipulado en la ley, y, por tanto, el
contrato que venía rigiendo se prorrogó automáticamente.
Asentó que el contrato de trabajo suscrito terminaba el 19 de
diciembre de 2008 y la demandada le notificó al actor la
decisión de no prorrogar el contrato el 21 de noviembre de
2008. Citó el pasaje de la sentencia CSJ SL de 28 de feb. De
1990, n.°3613, donde se enseña que, para que se entienda
efectivamente preavisada la intención de no prorrogar el
contrato, se debe hacer la manifestación por escrito antes de
que trascurran los 30 días previos a la fecha en que vence el
contrato.

Con base en lo anterior, el juez de la alzada concluyó


que eran insuficientes los argumentos expuestos por la
pasiva, cuando ella manifestó que su decisión de terminar el
vínculo se debió a la terminación del plazo pactado.

El tribunal estimó que el actor fue despedido en


situación de debilidad manifiesta y la pasiva desconoció lo
consagrado en la Ley 361 de 1997, es decir, despidió al
trabajador sin previa autorización del Ministerio de Trabajo.
Por tanto, determinó, con base en lo dicho por la Corte
Constitucional, que la causa del despido del accionante fue
la situación de debilidad manifiesta por las diversas
incapacidades y la limitación del demandante. Por esta

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razón, declaró ineficaz el despido, ordenó el reintegro del


trabajador junto con el pago de los salarios, prestaciones y
aportes en seguridad social correspondientes al tiempo en
que el actor estuvo retirado del servicio hasta que
efectivamente sea reintegrado.

Adicionalmente, modificó el salario para tener en


cuenta en las condenas, con base en el documento de f.°19.
Lo estableció en la suma de $884.409, correspondiente al
último salario promedio, y condenó al pago de la
indemnización de los 180 días del art. 26 de la Ley 361 de
1997 en la suma de $5.306.454.

Consecuencialmente, dijo que no era procedente el


estudio de las pretensiones subsidiarias ni la condena por
indemnización por despido establecida en el art. 64 del CST.

Posteriormente, mediante sentencia complementaria de


fecha 31 de marzo de 2014, absolvió a la demandada del pago
de cualquier suma de dinero por concepto de incremento
sobre los salarios que se causan entre el 19 de diciembre de
2008 y la fecha en que se haga efectivo el reintegro, fs.°39 a
45.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Fue interpuesto por la demandada, concedido por el


tribunal y admitido por la Corte. Se procede a resolver.

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V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende la entidad recurrente que la Corte case


totalmente la sentencia proferida por el Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Cali - Sala Laboral de Descongestión- de
fecha 31 de octubre de 2013, y, en sede de instancia, revoque
la sentencia proferida por el Juzgado Quinto Laboral de
Descongestión del Circuito de Cali el 26 de abril de 2013 en
cuanto condenó al pago de la indemnización por despido sin
justa causa, para, en su lugar, absuelva a la pasiva de todas
las pretensiones.

Con tal propósito, la recurrente formula un solo cargo,


por la causal contenida en el numeral 1° del artículo 87 del
C.P.T., modificado por el artículo 60 del Decreto 528 de 1964,
y este, a su vez, por el artículo 23 de la ley 16 de 1968.

VI. CARGO ÚNICO

La impugnante acusa la sentencia de ser violatoria por


la vía indirecta, en la modalidad de aplicación indebida del
artículo 26 de la Ley 361 de 1997, en relación con los
artículos 1 y 5 de la misma codificación, 7 del Decreto 2463
de 2001, 46, 61 y 64 del CST subrogados los dos primeros
por los artículos 3 y 5 de la Ley 50 de 1990 y el último
modificado por el 28 de la Ley 789 de 2002, así como el
artículo 10 de la Ley 153 de 1887 modificado por el artículo
4 de la Ley 169 de 1896. Este último como violación de
medio.

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La censura sostiene que la violación de las normas


sustanciales enunciadas se produjo como consecuencia de
los siguientes errores evidentes de hecho:

1. No dar por demostrado, estándolo, que el contrato


de trabajo del actor finalizó por vencimiento del
plazo fijo pactado.
2. Dar por demostrado, sin estarlo, que el contrato de
trabajo del actor se dio por terminado en razón a
la condición de salud que lo aquejaba.
3. No dar por demostrado, estándolo, que, para la
fecha de terminación del contrato de trabajo, el
accionante no se encontraba amparado por
ninguna garantía de estabilidad laboral reforzada
al no acreditarse los presupuestos establecidos
legalmente para ello.
4. Dar por demostrado contra la evidencia que el
demandante, para la fecha de terminación de la
relación laboral, se encontraba amparado por la
garantía de estabilidad laboral reforzada.
5. No dar por demostrado, estándolo, que la pasiva
dio cumplimiento a lo normado en el art. 46 del
CST, subrogado por el 30 de la Ley 50 de 1990,
para efectos de dar por terminado el contrato de
trabajo del actor por vencimiento del plazo fijo
pactado.
6. Dar por demostrado, sin estarlo, que el contrato de
trabajo del accionante finalizó sin soporte en una
causa objetiva

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La apoderada de la pasiva afirma que los errores de


hecho antes singularizados se originaron en la apreciación
errónea de las siguientes pruebas:

1. Comunicación de fecha 10 de noviembre de 2008,


mediante la cual la entidad demandada preavisó al
demandante la no prorroga de su contrato de trabajo
(folio 48).
2. Dictamen de pérdida de capacidad laboral del
demandante expedido por la Junta Regional de
Calificación de Invalidez de fecha 13 de octubre de 2009
(folios 78 a 80).
3. Guía No. 00025694210 de la empresa Coordinadora
Mercantil S.A., por medio de la cual se hizo entrega al
demandante de la comunicación de fecha 10 de
noviembre de 2008, en la que se le dio aviso de no
prorroga de su contrato de trabajo (folio 49).
4. Certificación de la sociedad Coordinadora Mercantil
S.A., de fecha 16 de enero de 2012 (folio 234)

Y por no apreciar las siguientes:

1. Comunicación de remisión de la historia clínica donde


aparecen todas las incapacidades otorgadas al actor,
con la correspondiente solicitud realizada al respecto
por el juzgado y certificación remitida por Colpatria
(folios 204, 205 y 206).
2. Confesión del accionante contenida en el acta de
audiencia de fecha 4 de octubre de 2012 (folios 249 a
252).

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Luego de trascribir las razones del tribunal que lo


llevaron a declarar la ineficacia del despido, la censura
considera que es un error garrafal en el que incurrió el
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cali -Sala de
Descongestión Laboral- al omitir que el presupuesto
fáctico sobre el que se construye la protección consagrada
en el art. 26 de la Ley 361 de 1997, de conformidad con
los artículos 1 y 5 de la misma ley y en el artículo 7 del
Decreto 2463 de 2001, es que el trabajador tenga una
limitación severa o profunda en su condición de salud,
limitación que de acuerdo con las mismas disposiciones y
con los derroteros trazados por esta corporación,
únicamente se deriva de una calificación de PCL superior
al 15%, la cual es inexistente en el caso del demandante.

Refiere que, tal como consta en el dictamen de


pérdida de capacidad laboral del demandante expedido
por la Junta Regional de Calificación de Invalidez de fecha
13 de octubre de 2009, obrante a folios 78 a 80 del
plenario, el porcentaje de PCL del actor asciende
únicamente a 10.42%, de donde colige que ningún
presupuesto de estabilidad reforzada lo cobijaba para la
fecha de terminación de la relación laboral, en tanto,
reitera, de acuerdo con las disposiciones nombradas,
únicamente gozan de esa protección las personas cuya
pérdida de capacidad laboral se haya calificado en un
porcentaje no inferior al 15%.

La apoderada impugnante invoca la sentencia de la CSJ


SL de 25 de mar. de 2009, Rad. 35.606, reiterada, entre

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otras, en las sentencias No. 37.514 del 27 de enero de 2010,


y de 28 de ago. de 2012, No. 39.207, sobre el mismo tema
aquí debatido. De esta última, destaca lo que dijo esta Corte
sobre que la sola circunstancia de que el trabajador sufra
alguna enfermedad que lo haya incapacitado temporalmente
para laborar, no lo hace merecedor a esa especial garantía de
la estabilidad laboral reforzada.

Según la censura, conforme al mencionado precedente


jurisprudencial que constituye doctrina probable, se tiene
que, para la fecha de terminación de la relación laboral, el
actor no era sujeto de ninguna garantía de estabilidad laboral
reforzada por no darse los presupuestos legalmente
establecidos para ello, pues, como se verificó en el
expediente, la pérdida de capacidad laboral fue calificada en
un porcentaje inferior al 11%. A esto se suma que la
protección especial a favor de las personas cuyo estado de
salud se encuentra afectado no deriva de cualquier
disminución en el mismo, sino que se requiere una reducción
de la capacidad física de tal forma que le impida a la persona
en el desarrollo de su actividad productiva con normalidad.
Considera evidente el yerro en que incurrió el tribunal al
extender al actor las garantías para los trabajadores con
disminuciones severas o profundas. Que los fs.° 48, 49 y 234
acreditan que la terminación del contrato obedeció al
vencimiento del plazo fijo pactado, situación de desvirtúa la
presunción que adoptó el ad quem. Alega que, si no se
aceptase la fecha del envío del preaviso, sino la fecha del
recibido, teniendo en cuenta que el contrato de trabajo vencía
el 19 de diciembre, en todo caso, tal circunstancia no

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aparejaría el reintegro sino exclusivamente el pago de una


indemnización, por lo que procedería la casación total del
fallo del tribunal y la confirmación de la decisión de primera
instancia.

VII. RÉPLICA

La contraparte considera que el recurso no debe


prosperar, por cuanto el tribunal no incurrió en violación
alguna en la aplicación del art. 26 de la Ley 361 de 1997.
Que al actor no se le dio la oportunidad de recuperarse de
dicha lesión y menos que pudiera entrar nuevamente al
mundo laboral para obtener la subsistencia económica y la
de su familia.

VIII. CONSIDERACIONES

No se discute en sede casación que el actor celebró con


la empresa un contrato de trabajo a término fijo inferior a un
año, esto es, por 11 meses 16 días, y vencía el 19 de
diciembre de 2008.

El tribunal reconoció la estabilidad laboral reforzada del


actor con base en las siguientes premisas:

1) En el momento de la terminación unilateral del contrato


de trabajo, el actor se encontraba en estado de debilidad
manifiesta según la constancia de incapacidad médica
que le había sido otorgada desde el 01/11/08.
2) Por lo anterior, conforme a la presunción de la

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jurisprudencia de la Corte Constitucional que citó,


determinó que la decisión de la pasiva, más allá de estar
motivada en la expiración del plazo fijo pactado, se
fundamentó en la incapacidad padecida por el actor, ya
que, al 21 de noviembre (cuando le notificaron la
terminación del contrato de trabajo), este se encontraba
en incapacidad médica, al igual que a la fecha de
terminación del contrato el 19 de diciembre de 2008.
3) En el presente caso, no se puede recurrir a la
calificación de la pérdida de capacidad laboral del
accionante que obra en el expediente por la Junta
Regional de Calificación de Invalidez, pues dicho
dictamen es de fecha 30 de noviembre de 2009 y
estableció el 1 de mayo del mismo año como fecha de
estructuración, con origen en el accidente de trabajo.
Como ambas fechas son muy posteriores a la
terminación de la relación laboral, el juez colegiado
concluyó que no se podía colegir que dicha calificación
fuera aplicable al presente caso y muchos menos a la
demandada.
4) No había prueba de la autorización administrativa para
realizar el despido.
5) La misiva de terminación del contrato no daba evidencia
de las razones objetivas para despedir.
6) Si la intención de la pasiva era la de no prorrogar el
contrato de trabajo, habría observado el plazo que
establece la ley para hacerlo, pero ella no cumplió con
el término previsto en la ley y, por tanto, el contrato se
prorrogó de forma automática. El contrato del actor
terminaba el 19 de diciembre de 2008 y el preaviso de

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no prorrogar el vínculo fue notificado al actor el 21 de


noviembre de 2008.
7) Por lo anterior, el tribunal no aceptó el argumento de la
empresa sobre que su decisión de terminar el contrato
se debió al cumplimiento del plazo pactado.
8) En consecuencia, concluyó que el accionante fue
despedido en situación de debilidad manifiesta y que la
pasiva desconoció lo consagrado en la Ley 361 de 1997,
es decir, lo despidió sin previa la autorización previa del
Ministerio de Trabajo.
9) Por último, siguiendo el precedente de la Corte
Constitucional, declaró ineficaz el despido, ordenó el
reintegro junto con el pago de los salarios, prestaciones
y aportes a la seguridad social.

Visto lo anterior, la Sala considera que el presente


recurso no está llamado a prosperar, porque no ataca todos
los pilares del fallo. La decisión del ad quem estuvo
sustentada en argumentos tanto de orden fáctico como
jurídico, y la demanda trae un solo cargo por la vía indirecta.
Esto significa que la Sala no puede entrar a examinar los
razonamientos de orden jurídico que llevaron al juez de la
alzada a reconocer la estabilidad laboral reforzada y, por
tanto, estos conservan intacta su presunción de legalidad y
le siguen sirviendo de soporte a la decisión impugnada.

Por otra parte, la censura no atina en el señalamiento


de los yerros fácticos. Acusa al juez de la alzada de errada
apreciación del dictamen de calificación de pérdida de
capacidad laboral visible a fs.° 78 a 80, pues dice que él no

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tuvo en cuenta que el porcentaje de pérdida de capacidad


laboral únicamente asciende a 10.42%, de donde, en su
criterio, se colige que ningún presupuesto de estabilidad
laboral reforzada lo cobijaba para la fecha de terminación del
contrato, en tanto que, conforme a los arts. 1, 5 y 26 de la
Ley 361 de 1997 y el art. 7 del D. 2463 de 2001, únicamente
gozan de esa protección las personas cuya pérdida de
capacidad laboral se haya calificado en un porcentaje no
inferior al 15%.

De cara a este yerro, lo puramente fáctico está edificado


sobre un dictamen pericial. Así, corresponde reiterar lo que
de vieja data tiene asentado la doctrina probable de esta Sala
e impide su estudio de fondo. Para ello, se cita textualmente
lo siguiente:

[…] la recurrente centra su discurso en atacar el entendimiento


que le dio el Tribunal al dictamen pericial. Frente a este elemento
probatorio conviene precisar que no es calificado en casación,
pues, conforme lo establece el artículo 7.° de la Ley 16 de 1969,
solamente puede refutarse en el recurso extraordinario por la vía
de errores de hecho, la falta de valoración o apreciación errónea
de documentos auténticos, la confesión judicial y la inspección
judicial, salvo que se demuestre error con prueba calificada, lo
que no ocurre en este asunto. SL5066 de 2019.

Por tanto, se desestima tal yerro fáctico por estar


sustentado en prueba no calificada.

La censura acusa que el juez de la alzada apreció


erróneamente la comunicación de fecha 10 de noviembre de
2008, mediante la cual la entidad demandada preavisó al
actor la no prórroga de su contrato de trabajo, f.°48, así como

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la guía n.° 0002569210 de la empresa Coordinadora


Mercantil S.A., por medio de la cual hizo entrega al actor de
la citada comunicación, la certificación de esta misma
empresa de correos, de 16 de enero de 2012, f.°234, y la
confesión del actor visible a fs.°249 a 252.

Lo que primero advierte la Sala frente a esta acusación


es que la censura no especifica en qué consistió el error de
apreciación de las citadas pruebas. Ella no dice qué dejó de
apreciar el juzgador, o qué dedujo él de tales pruebas y era
contrario a su contenido.

Teniendo en cuenta el primer yerro denunciado por la


recurrente, referente a que el tribunal no dio por demostrado,
estándolo, que el contrato del actor finalizó por el
vencimiento del plazo, la Sala entiende que, con los
precitados señalamientos, la impugnante persigue
controvertir la conclusión del fallador que dice que el
preaviso de no seguir con el contrato fue extemporáneo y, por
tanto, el contrato se había prorrogado automáticamente por
el periodo inicial, y, por esto, la terminación del vínculo no
fue por el vencimiento del plazo pactado.

Puestas las cosas así, la Sala considera que la censura


tampoco acierta en la acusación de este error. En la
sustentación brevísima del citado yerro, la apoderada de la
pasiva afirma que la comunicación en la que se dio aviso al
actor sobre la no prórroga de su contrato fue remitida dentro
del término legalmente establecido en el art. 46 del CST,
subrogado por el art. 3° de la Ley 50 de 1990, según su decir,

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dentro de los 30 días anteriores a la fecha de terminación


acordada por las partes, dado que esta se hizo el 20 de
noviembre de 2008 y la fecha de vencimiento del contrato era
la estipulada para el 19 de diciembre de 2008.

Ante esta acusación, la Sala no aprecia la ocurrencia de


un yerro fáctico de parte del ad quem, sino uno proveniente
de la misma recurrente, pues no se entiende cómo es que ella
afirma que el preaviso se envió dentro del término legal,
dentro de los 30 días anteriores a la terminación del contrato
que ordena la ley, el 20 de noviembre de 2008, cuando este
finalizaba el 19 de diciembre siguiente. Para que el contrato
a término fijo no sea prorrogado, el artículo 46 del CST prevé
que el preaviso debe hacerse con una antelación no inferior
a 30 días. Lo que dicho argumento demuestra de inmediato
es que el preaviso no fue oportuno como ella lo sostiene. Por
tanto, el tribunal no pudo incurrir en yerro fáctico alguno
sobre este punto.

Por otra parte, la impugnante acusa al juez de la alzada


de no haber apreciado la confesión del actor que obra a
fs.°249 a 252. Tampoco la censura indica cuál fue la
mencionada confesión que el juzgador no atendió, si no que
alude a toda la diligencia de interrogatorio de parte que no es
prueba calificada. Además, en la lectura del interrogatorio de
parte, lo que la Sala encuentra es la versión del actor de que
recibió el preaviso de no prórroga el 21 de noviembre de 2008,
información que concuerda con la certificación de f.°234 de
la empresa de correos que indica que el sobre fue entregado
el 21 de noviembre de 2008, prueba esta que fue señalada,

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sin razón, como prueba erróneamente apreciada.

En consecuencia, no se equivocó el juez colegiado


cuando estableció que el preaviso de no prórroga efectuado
al actor se hizo el 21 de noviembre de 2008 y que, por esta
situación, el contrato fue prorrogado, y la relación no finalizó
por vencimiento del plazo.

Por otra parte, la propia apoderada de la pasiva deja ver


que esta es realmente la fecha de la entrega del preaviso,
cuando, en la sustentación del cargo, dice que, si se llegara
a considerar que la fecha del preaviso es la de la entrega y no
la de la remisión, en todo caso, esa circunstancia en
momento alguno aparejaría el reintegro, sino solamente el
pago de la indemnización por despido.

Este último argumento no se trata de un yerro fáctico,


sino de un razonamiento jurídico no viable por la vía
indirecta. Además, es un razonamiento irrelevante si se tiene
en cuenta que el fallador reconoció la estabilidad laboral
reforzada sobre el supuesto de la debilidad manifiesta por
incapacidad médica en el que se encontraba el actor al
momento del despido. Esta es una fundamentación de la
sentencia que no se puede examinar en un cargo por la vía
indirecta y, por tanto, se itera, está al margen de cualquier
análisis de la Corte en esta oportunidad.

Por último, desde la perspectiva de los hechos, hay que


decir que la censura no controvirtió que el actor estuviera en
estado de incapacidad médica al momento de la terminación

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del contrato de trabajo. Supuesto fáctico que conserva


indemne su presunción de legalidad.

Por lo anterior, se desestima el cargo.

Las costas en el recurso extraordinario estarán a cargo


de la parte recurrente, dado el resultado del recurso y que
hubo réplica. Como agencias en derecho se fija la suma de
ocho millones cuatrocientos ochenta mil de pesos
($8.480.000), que se incluirán en la liquidación que el juez
de primera instancia haga, con arreglo a lo dispuesto en el
artículo 366 del Código General del Proceso.

IX. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


Sala de Casación Laboral, administrando justicia en nombre
de la República y por autoridad de la ley, NO CASA la
sentencia proferida por la Sala de Descongestión Laboral del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cali de 31 de
octubre de 2013, en el proceso que HORACIO VILLAMOR
GUTIÉRREZ instauró en contra de EMPRESA ANDINA DE
HERRAMIENTAS S.A., hoy APEX TOOL GROUP S.A.S.

Costas como se indicó en la parte motiva.

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al tribunal de origen.

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EDICTO
La Secretaría de la Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de
Justicia,

HACE SABER:
Que se ha proferido sentencia en el proceso que a continuación se
relaciona:

CÓDIGO ÚNICO DE IDENTIFICACIÓN


760013105007201000023-01
DEL PROCESO CUIP
RADICADO INTERNO: 68381
TIPO RECURSO: Extraordinario de Casación
EMPRESA ANDINA DE
RECURRENTE:
HERRAMIENTAS SA
OPOSITOR: HORACIO VILLAMOR GUTIERREZ
FECHA SENTENCIA: 29 DE JULIO DE 2020
IDENTIFICACIÓN SENTENCIA: SL3225-2020
NO CASA - LAS COSTAS EN EL
RECURSO EXTRAORDINARIO
DECISIÓN:
ESTARÁN A CARGO DE LA PARTE
RECURRENTE.
Dr. OMAR ANGEL MEJIA
MAGISTRADO PONENTE:
AMADOR

El presente edicto se fija en la página web institucional


www.cortesuprema.gov.co/corte/index.php/notificacioneslaboral2020/ por un (1)
día hábil, hoy 15/09/2020, a las 8:00 a.m., con fundamento en lo
previsto en el artículo 41 del CPTSS, en concordancia con el artículo 40
ibidem. La notificación se entenderá surtida al vencimiento del término
de fijación del edicto.

FANNY ESPERANZA VELÁSQUEZ CAMACHO


Secretaria

El presente edicto se desfija hoy 15/09/2020, a las 5:00 p.m.

FANNY ESPERANZA VELÁSQUEZ CAMACHO


Secretaria

SCLTJPT-05 V.01
Secretaría Sala de Casación Laboral
Corte Suprema de Justicia
CONSTANCIA DE EJECUTORIA

En la fecha 18 DE SEPTIEMBRE DE 2020 y hora


5:00 p.m., queda ejecutoriada la providencia
proferida el 29 DE JULIO DE 2020.

SECRETARIA____________________________________
____

SCLTJPT-05 V.01

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