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Por
Andrew W. Walter
, MS, MD, Sidney Kimmel Medical College at Thomas Jefferson University
NOTA: Esta es la versión para el público general. MÉDICOS: Hacer clic aquí para
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La anemia es un trastorno en el que la cantidad de glóbulos rojos
(eritrocitos) en la sangre es demasiado baja.
La anemia puede ser causada por una rápida descomposición de glóbulos rojos, una
gran pérdida de sangre o porque la médula ósea no produce suficientes eritrocitos.
Si los glóbulos rojos se descomponen con una rapidez excesiva puede aparecer
anemia y los niveles de bilirrubina (un pigmento amarillo que se produce durante la
descomposición normal de los glóbulos rojos) aumentan, de manera que la piel y el
blanco del ojo del recién nacido se vuelven amarillos (ictericia).
Si se pierde muy rápidamente una gran cantidad de sangre, el recién nacido puede
enfermar gravemente y entrar en choque (shock), tener un aspecto pálido, frecuencia
cardíaca acelerada e hipotensión arterial; además, respira de forma rápida y
superficial.
Otro ejemplo ocurre en los bebés a los que les falta una enzima de los glóbulos rojos
denomidada glucosa-6-fosfato-deshidrogenasa (G6PD). En estos niños, la exposición de la
madre y el feto a determinados fármacos usados durante el embarazo (como tintes de
anilina, fármacos sulfamidas y otros muchos) provoca una rápida descomposición de los
glóbulos rojos (eritrocitos).
Pérdida de sangre
Otra causa de anemia es la pérdida de sangre. La pérdida de sangre en un recién nacido
puede producirse de varias formas. Por ejemplo, se pierde sangre si hay un gran
movimiento de la sangre del feto a través de la placenta (el órgano que conecta el feto al
útero y le suministra nutrición) y hacia el sistema circulatorio de la madre (lo que se
denomina transfusión feto-madre). La sangre también puede perderse si queda atrapada
demasiada sangre en la placenta en el momento del alumbramiento, lo que puede suceder
cuando el recién nacido se mantiene sobre el abdomen de la madre durante demasiado
tiempo antes de cortar el cordón umbilical.
Las transfusiones de gemelo a gemelo, en las que la sangre fluye de un feto al otro, pueden
producir anemia en un gemelo y demasiada sangre (policitemia ) en el otro.
La placenta puede separarse del útero antes del parto (desprendimiento de placenta ) o
puede adherirse en el lugar equivocado (placenta previa), lo que conduce a una pérdida de
sangre del feto.
La pérdida de sangre se puede producir cuando se le realizan al feto determinados
procedimientos invasivos para detectar trastornos genéticos y cromosómicos. Los
procedimientos invasivos son aquellos que requieren la inserción de un instrumento en el
cuerpo de la madre. Estos procedimientos son: amniocentesis , biopsia de vellosidades
coriónicas y toma de muestras de sangre umbilical .
A veces, la pérdida de sangre ocurre cuando el recién nacido se lesiona durante el parto.
Por ejemplo, la rotura del hígado o del bazo durante el parto puede causar hemorragia
interna. En muy pocos casos, la hemorragia se puede producir dentro del cráneo del recién
nacido cuando se emplean ventosa o fórceps durante el parto.
La pérdida de sangre también puede ocurrir en recién nacidos que sufren una carencia de
vitamina K. La vitamina K es una sustancia que ayuda al organismo a formar coágulos
sanguíneos y contribuye a controlar la hemorragia. La carencia de vitamina K puede causar
la enfermedad hemorrágica del recién nacido, que se caracteriza por una tendencia a
sangrar. Los recién nacidos normalmente tienen bajos niveles de vitamina K al nacer. Para
prevenir la hemorragia, a los recién nacidos se les administra una inyección de vitamina K al
nacer.
Antes del nacimiento, los médicos pueden indicar una ecografía y a veces pueden detectar
signos de anemia en el feto.
Después del nacimiento, el diagnóstico de anemia se basa en los síntomas y se confirma
con pruebas realizadas sobre una muestra de sangre del recién nacido.
Tratamiento
Para la anemia causada por la pérdida rápida de sangre, fluidos por vena y una
transfusión de sangre
Los recién nacidos que han perdido rápidamente grandes cantidades de sangre, a menudo
durante las contracciones y en el parto, se tratan con líquidos administrados por vena
(intravenosos) seguidos de una transfusión sanguínea .
Una anemia muy grave causada por una enfermedad hemolítica también puede requerir una
transfusión sanguínea, pero la anemia se trata de forma habitual mediante
una exanguinotransfusión , que reduce el nivel de bilirrubina al tiempo que aumenta el
número de glóbulos rojos (eritrocitos). En una exanguinotransfusión, se extrae gradualmente
una pequeña cantidad de sangre del recién nacido y se reemplaza con volúmenes
equivalentes de sangre fresca de donante.
Los recién nacidos que sufren ictericia pueden tratarse con fototerapia o "luces bili" , que
ayudan a reducir el nivel de bilirrubina.
A algunos niños se les administran complementos de hierro para ayudarles a aumentar de
forma más rápida el recuento de glóbulos rojos.
https://www.msdmanuals.com/es/hogar/salud-infantil/problemas-sangu%C3%ADneos-en-el-reci
%C3%A9n-nacido/anemia-en-el-reci%C3%A9n-nacido