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Corporación: Corte Suprema de Justicia - Sala de Casación Laboral

Número de sentencia o radicación: 51272


Fecha: 21 de junio de 2017
MP: Fernando Castillo Cadena
Tema: presunción de la relación laboral

Actor: Carlos Morales Gaitán


Demandado: Iglesia Pentecostal Dios es Amor, Colombia

Pretensiones: que se declare un contrato verbal indefinido, terminado por causas imputables al
empleador, y el consecuente pago de las cesantías y sus intereses, primas de servicio, vacaciones
compensadas en dinero, salarios, dotaciones, aportes a la seguridad social, indemnización por no
consignación del auxilio de cesantías, causadas a 31 de diciembre de 2007, la sanción moratoria, la
indemnización por terminación unilateral e injusta, la pensión de jubilación plena, los intereses
moratorios, la devolución de salarios retenidos ilegalmente, aportes parafiscales, auxilio de transporte,
lo ultra y extra petita y las costas procesales.

Hechos relevantes:
- El actor afirma que fue contratado de manera verbal para ejercer como dirigente de la iglesia en
diferentes lugares del país, y se desempeñó como Diácono y Presbítero en diferentes ciudades.
- La labor la ejecutó entre agosto 6 de 1991 y julio 7 de 2007, el último salario mensual
percibido fue de $1.700.000, su horario era de domingo a domingo de 6 a.m.-10 p.m., y en todo el
periodo no se le cancelaron las prestaciones y demás acreencias laborales a las que tenía derecho.
- Cuando la iglesia contestó, rechazó las exigencias al negar la existencia de un contrato de trabajo.
Afirmó que el diaconado y presbiterado no son cargos, sino misiones que ejercen de manera
voluntaria algunos miembros de la iglesia, cuando han alcanzado el grado de preparación necesaria y
vocación para hacerlo, y que así se consagra en los correspondientes estatutos; que no existió
subordinación y las ayudas obedecían exclusivamente a quienes las requirieran.
- Primera instancia: absolvió a la demandada de lo pretendido, con costas a cargo del actor.
- Segunda instancia: confirmó el fallo absolutorio sin gravar con costas. Resolvió el problema de si
entre las partes existía o no una relación laboral bajo el argumento de que si bien algunas
certificaciones allegadas indican la existencia de una relación laboral, el resto del material probatorio
indica que los servicios prestados por el actor no se encuentran dentro del parámetro de un contrato de
trabajo pues se fundamentan en un sentido vocacional, altruista y no remunerativo, y que las sumas
que pudo haber recibido por parte de la iglesia, no tuvieron connotación salarial sino que
correspondían a una ayuda económica que dependía, entre otras cosas, de la situación de la misma.
Así, no existe prueba de que esos pagos se hayan hecho a favor del actor -pese a que así lo sostenga-,
y menos que se hayan hecho con la intención de retribuir sus servicios. Por último, indica que no hay
pruebas que demuestren que el actor haya prestado otro tipo de servicios diferentes a los religiosos, y
la carga probatoria recae sobre él.

Recurso de casación: el actor pide que la Corte case la sentencia recurrida, para que, en sede de
instancia, se revoque el fallo de primer grado y se acceda a las súplicas de la demanda.
- Cargo: se denuncia que la sentencia viola la ley sustancial por la indebida aplicación de una serie de
normas y se le endilgan al tribunal algunos errores de hecho. Afirma que la negativa del tribunal se
soportó en que la relación no fue de carácter laboral sino vocacional, y que por ello no podía declarar
los derechos pretendidos, pero ello desconoció las certificaciones que denuncia la acusación, en las
que se expresa su tiempo de servicio y su salario en los cargos que desempeñó por más de 15 años, y
que eso no puede equipararse a una ayuda económica. También afirma que el verdadero análisis de
las certificaciones aportadas demuestran la existencia de un contrato de trabajo, entonces el tribunal
debió concluir que no se desvirtúa la presunción de existencia de contrato al darle una connotación
espiritual. Adicionalmente, resalta que los documentos presentados en la denuncia no admiten ningún
tipo de confusión y no debería hacerles decir algo distinto a lo que claramente contienen, que es una
inequívoca relación de trabajo, por ello, lo que debió aplicarse fue el principio de primacía de la
realidad sobre las formas.
Problema jurídico: ¿existió, en efecto, una relación laboral entre el actor y la iglesia pentecostal
“Dios es Amor” y por lo tanto deben reconocerse los derechos pretendidos? (la pregunta no está en la
sentencia, pero esta es la idea para que puedan replantearla)

Ratio decidendi
- Analizadas las pruebas, la corte estima que no existió transgresión al ordenamiento jurídico por parte
de Tribunal al calificar la relación a partir de su contenido, pues es claro que derivó del tipo de tarea
pastoral. Un fenómeno que se concreta en las denominadas organizaciones de tendencia, y por el cual
algunos oficios no tienen la identidad para regularse por el derecho laboral.
- Las organizaciones de tendencia tienen un fin específico que es la difusión de su ideología o
creencia, y se concretan, por ejemplo, en ordenaciones religiosas como las iglesias. En estas, no puede
hablarse jurídicamente de un contrato de trabajo pues la actividad realizada es en beneficio de un
propósito común, está arraigada en el impulso de la gratuidad o sujeta a un sentido espiritual y todo
esto es ajeno a las relaciones jurídicamente reguladas.
- En las ordenaciones religiosas no puede hablarse estrictamente de la presunción de la relación
laboral (art. 24 CST) entre el clérigo y su superior jerárquico pues el primero no es empleado del
segundo sino que actúa en función de su creencia. Este nexo solo podría volverse jurídico si este
desarrolla una actividad que no está anclada exclusivamente con la religiosidad o que se encuentre
fuera de las disposiciones a las que se adhirió inicialmente, cosa que en este caso no se identifica,
pues lo que se dedujo fue que el actor ejerció únicamente como Ministro de Culto de la Iglesia.
- Ahora bien, a pesar de que, en efecto, el tribunal no puede declarar un contrato de trabajo, tampoco
puede negarle efectos a los derechos de la seguridad social de quienes integran las organizaciones de
tendencia y aunque el actor no estaba sujeto a una relación laboral, si le corresponde advertir si cabía
alguno de los derechos pensionales reclamados.
- El derecho del trabajo y el de la seguridad social tienen una estrecha relación derivada de las
vinculaciones subordinadas, sin embargo, el primero regula y resuelve diferencias que se enmarcan en
un nexo subordinado mientras que el segundo no se limita a este, sino que cobija todo tipo de
relaciones en las que se expresa la condición de ciudadano. Esto tiene una repercusión en las
organizaciones de tendencia porque si bien se admite que fuera de ellas quede la regulación del C.S.T,
pues son una excepción al derecho laboral, no se les exime de la obligación de asumir la seguridad
social de quienes las integran, pues la autonomía que se les otorga, derivada de la libertad religiosa
consagrada en la CP, no es de carácter absoluto y tiene un límite claro que emana del contenido de los
derechos fundamentales y del principio de laicidad del Estado ( C 350/1994). No se les puede privar a
los individuos de garantías que están en el núcleo de protección, como el derecho a la seguridad
social, por razones de sentimientos religiosos o ideológicos.
- El sistema de seguridad social está planteado desde unos principios como el de la universalidad, y
desde este se entiende que cobija a todos los ciudadanos, al ,margen del trabajo que realicen, pues es
el Estado quien lo asume como un servicio público esencial y específicamente el 48 CP como un
derecho irrenunciable. Es así que el derecho a la seguridad social no niega a las asociaciones
religiosas, su posibilidad de autorregularse, solo que impone, ante la naturaleza de ese tipo de oficios
asumir la manera en la que se compagine su ideario religioso con el concepto y realización de los
derechos humanos fundamentales.
- Los miembros de comunidades religiosas, equiparados a independientes por el decreto 3615 de 2005
(12 de octubre), se entienden como afiliados obligatorios al Sistema General de Pensiones, sin que
ello pueda significar la existencia de una relación de carácter laboral (art. 15 ley 100 1993,
modificado por la ley 797 de 2003), de manera que no se podía simplemente considerar que, aunque
prestara una labor carismática exclusiva a la comunidad, no remunerada en términos del derecho del
trabajo, se le podía excluir de la garantía de la seguridad social, menos, existiendo una disposición que
hacía forzosa su vinculación al Sistema General de Pensiones.

Obiter dicta:
- El trabajo tiene un contenido más amplio que el que abarca el derecho laboral, pues en él están
inmersas actividades humanas que no son subordinadas o que no tienen un ánimo de contraprestación.
Por eso no se puede hacer una lectura rígida y limitada sin comprender el fenómeno extrajurídico de
actividades que se encuentran fuera del contrato de trabajo.
- Ya existían unos antecedentes en los que las organizaciones con tendencias religiosas se habían
interesado por garantizar la protección social en sus comunidades. Entre estos se encuentran: el
sistema beneficial del clero, en el que a través de concesiones de tierras, que hacían los Obispos a los
Sacerdotes, estos gestionaban su mantenimiento con bienes eclesiásticos, por razón de su oficio, y
además, existían las pensiones eclesiásticas para quienes se encontraban enfermos o llegaban a la
ancianidad, o para los que reclamaban desigualdad de frutos; y, un sistema de asistencia social similar
al que se conoce en la disciplina general, solo que adaptado a las particularidades del colectivo, en el
que se buscaba la protección de las contingencias de invalidez, vejez y muerte, aportando para
garantizar un sustento digno y una remuneración.

Decisión
La corte decide casar la sentencia dictada el 18 de noviembre de 2017 por el Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Bogotá, en cuanto absolvió de las obligaciones pensionales a la demandada por el
periodo en que se omitió el deber de afiliación a la seguridad social comprendido entre el 12 de
octubre de 2005 y el 7 de julio de 2007.

Para decidir en instancia, y con el fin de determinar el vehículo financiero que debe soportar la
condena, se hace necesario previamente dictar auto para mejor proveer, en el sentido de oficiar al
Ministerio de Salud y de Protección Social, para que con base en la información que reposa en el
Registro Único de Afiliados, dentro de los quince (15) días siguientes al recibo de la comunicación,
certifique el régimen del sistema general de pensiones y fondo al cual se encuentra vinculado el
demandante.

Salvamento de voto por Clara Cecilia Dueñas Quevedo


- Está de acuerdo con la decisión pero considera que el hecho de supeditar la decisión de instancia a la
respuesta del oficio que se ordenó remitir al Ministerio de Salud y Protección Social, no era
imprescindible para adoptar la decisión correspondiente pues la orden de pago se impuso al
demandado, y en este sentido bastaba con ordenar el direccionamiento del valor de las cotizaciones
adeudadas a la Administradora de Fondos de Pensiones a la que se encuentre afiliado el demandante
y, en caso de que no lo estuviera, a la que él escoja conforme lo establece la ley. Entregados a entera
satisfacción de la AFP que corresponda.
- Como se demostró que el actor tenía derecho al reconocimiento del derecho mínimo e irrenunciable
a la seguridad social, la sala debió considerar la viabilidad de imponer el pago a los aportes de salud a
cargo de la demandada, pues como se sabe, tal componente también hace parte de la seguridad social,

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