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PRESENTADO POR
La ética propuesta por Aristóteles a través de la literatura sobre el tema de los principales elementos
contenidos en la del autor se considera los conceptos éticos fundamentales de la felicidad y la
virtud. La felicidad es descripta por Aristóteles como una actividad del alma del ser humano en
consonancia con las virtudes. Estas son las acciones humanas que instruidas por la prudencia
conducen el hombre a la contemplación del bien de una vida feliz. La virtud es identificada por
Aristóteles como siendo lo que orienta hacia la búsqueda de lo que es absoluto para la práctica del
bien que conduce a la calidad moral de los actos verdaderamente buenos y justos, a la felicidad de
una vida ética. Por fin se presentan algunas consideraciones sobre la distinción entre la ética y la
moral, los valores y virtudes para que el ser humano pueda repensar la manera como estas acciones
puedan contribuir a la elevación de una vida mejor, a través de la educación por el amor y respeto
entre otros. Seremos vigilantes y protectores de la virtud y principalmente de las soluciones éticas
con el propósito de disminuir los males sociales del ser humano.
CONTENIDO
La Ética es la rama de la Filosofía que tiene como objeto la moral, uno de los aspectos del
comportamiento humano. La ética se configura como la ciencia de la conducta de los hombres en
la sociedad, así, este estudio tiene como objetivo presentar la propuesta de ética desarrollada por
Aristóteles a través de una investigación bibliográfica en obras que abordan el tema, destacando
puntos importantes a la temática. Todavía se pretende destacar los principales conceptos éticos
fundamentales de la virtud y felicidad, así como la ética y la moral.
SENTIDO DE PERTENENCIA EN COLOMBIA
La falta de sentido de pertenencia en este país (Colombia) es otro de las resultados de la falta de
valores en nuestra sociedad; además de la indiferencia y el cuidado hacia lo “lo externo” lo que
creemos que no es nuestro o simplemente nos hacemos los de la vista gorda, pero ¿por qué pasa?
¿Qué hacer para corregir esto?
Cuando el problema radica u empieza desde los hogares donde hoy en día cada quien hace lo que
quiera así como hace falta el ejemplo del cuidado o de pertenencia sobre la nación ya que, crecen
sin valorar todo lo que nuestro país ofrece; cosas que si no se les hace daño a gran escala nadie lo
toma en cuenta como la biodiversidad de flora y fauna, el mejor clima o los recursos. Así mismo
dejamos a un lado los derechos y deberes que tenemos como colombianos y esperamos que los
demás hagan.
De ahí depende que nos quejamos por escoger personas que nos representen mal pero de todos
modos se sigue eligiendo al que gasta la cerveza y el tamal en la campaña para que después no
hagan nada bien para la población teniendo que pedirles el favor a aquellos pocos que “gobiernan”
haciéndoles venia, rindiéndoles pleitesía a estos que quieren llenarse más los bolsillos.
En conclusión, es entender que la solución está en nuestras manos que la clave está en la conciencia
y la educación, en ponernos bien los pantalones, tomar la decisión de votar por alguien según sus
propuestas (el bien que nos puedan hacer) no esperando que otros elijan por mi bienestar también
apropiarnos de nuestros derechos, de dejar el quizás las instituciones educativas ya que, nadie
quiere vivir en un país donde todo pasa y nadie mueve un dedo para cambiarlo.
De esta manera se apoya con el empoderamiento tanto de lo ético como lo político, dentro de un
contexto educativo que desafortunadamente a lo largo de su historia, no los ha asumido como
saberes fundamentales en la formación de sus ciudadanos, facilitando así abrir espacios que
lamentablemente han propiciado que la violencia y la corrupción ganen fuerza, fenómenos que
atacan, ignoran y destruyen la existencia de un espacio público en el que Oriol Farrs concibe que
“el ser humano como tal puede erguirse y construir un escenario digno de seres capaces de acciones
y palabras, digno también de una vida de calidad, excelencia y virtud, y digno, por decirlo de una
vez, de ciudadanía”.
Este tipo de escenarios lleva a repensar y actualizar permanentemente tanto el sentido de la política
como de la ética, en su trascendencia y efectividad relacionada con la realidad histórica, social y
cultural en que se encuentran las comunidades educativas, las cuales deben tener presente en los
procesos de formación, que esta realidad es la esencia del existir y permanencia de la humanidad.
Por este motivo es necesario entender hoy en día que en Aristóteles, lo ético y político constituyen
unidad, en la búsqueda de un fin que es entendido como “el mejor bien, y la política pone el mayor
cuidado en hacer a los ciudadanos de una cierta cualidad, esto es, buenos y capaces de acciones
nobles” (Aristóteles).
La ética y la política pueden ayudar de forma notable para redefinir el norte que tiene la educación
hoy en día, la cual se ha proyectado desafortunadamente en estrategias que han propiciado que el
“ethos” político y ético de los ciudadanos fortalezca cada vez más un individualismo liberal, el
cual da relevancia y sentido más a una ética del deber que de la virtud, La categoría central de la
ética ya no es la virtud, sino el deber”. Este es uno de los hechos que ha facilitado el debilitamiento
de los pilares éticos y políticos de la democracia en el que los ciudadanos actúan principalmente
para obtener sus propios beneficios en ausencia de un fin común.
Al cumplimiento de una ética trascendental y del deber. Este ha sido uno de los principales factores
que ha alejado dentro del contexto de lo humano a la virtud, como posibilidad para la formación
de actitudes que deberían ser parte esencial del carácter. La situación de dar preeminencia a la
virtud sobre el valor surgió gracias a la concepción de Aristóteles, quien consideró que “lo que hay
que hacer después de haber aprendido lo aprendemos haciéndolo de ahí la necesidad de efectuar
cierta clase de actividades así el modo de ser de tal o cual manera desde la juventud tiene no poca
importancia, sino muchísima, o mejor, total”. Esta condición exige la capacidad de juicio, en el
cual el ejercicio de las virtudes se instituye como la mejor posibilidad, comprendida para hacer lo
correcto, en el lugar correcto, en el momento correcto y de la forma correcta. Una razón más para
entender la mayor eficacia de las virtudes respecto a los valores que “no son actitudes. Las virtudes
sí lo son; pero no todas las actitudes son virtudes. Los valores se conocen, las virtudes se
practican”.
BIBLIOGRAFÍA
ARISTOTELES (1985). Ética a Nicômaco. Tradução Pietro Nassetti. São Paulo: ed.
Martins Claret, 2007
NUSSBAUM, M. (2010). Sin fines de lucro: por qué la democracia necesita de las
humanidades. Buenos Aires: Katz.
MOROSMANSON (2011)