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Adolescencias: psicoanálisis y épocas

Ines Seoane Toimil


Antes de comenzar aclaro que adjunto el libro entero donde se encuentra este capítulo.
Ustedes tienen que leer de la página 81 (en donde comienza el capítulo) a la 92 (es antes
de que termine el capítulo, pero el ultimo subtitulo no entra)
Comencemos con la palabra “adolescencia” ¿Qué significa?
La palabra adolescente deriva del verbo latino adolescere: crecer, desarrollarse.
Adolescente es el que está creciendo y adulto (que también proviene del latín) el que ya
ha crecido. Es decir, el adolescente es un joven que se encuentra entre la pubertad y el
completo desarrollo del cuerpo (adulto).
Aunque la palabra adolescente simplemente significa “el que está creciendo” muchos
caen en la trampa de creer que adolescente tiene una raíz en adolecer (padecer) y suele
pensarse que significa dolor, sufrimiento, “crecer duele” y no precisamente se hace
referencia a un dolor físico. Caemos en esa trampa de asociar el significado de la
palabra adolescente a estos significantes porque tienen mucho que ver con lo que sucede
en esta etapa.
Lo que llamamos adolescencia es una categoría social, una invención social para
describir e interpretar el pasaje de la infancia al mundo adulto. Piensen a la adolescencia
como esa transición de la niñez a la adultez.
El texto plantea que Freud nunca hablo de adolescencia sino de pubertad,
“metamorfosis de la pubertad” (metamorfosis hace referencia a transformación, cambio
en la forma) Es decir con el advenimiento de la pubertad sufrimos un cambio y
transformación tanto a nivel del cuerpo como de nuestro aparato psíquico (se termina de
estructurar).
Uno de los resultados más sorprendentes de la investigación psicoanalítica es que el
curso de la vida sexual humana tiene dos momentos: un primer florecimiento durante la
infancia que va a ser importante en la posterior organización sexual definitiva (fase oral,
anal, fálica, es decir la sexualidad infantil que estudiamos en esquema de psicoanálisis)
este primer momento será interrumpido por el periodo de latencia para abrirse en la
pubertad a un segundo florecimiento marcado por dos transformaciones: la
subordinación de las pulsiones sexuales bajo la primacía de la genitalidad y el proceso
definitivo de hallazgo de objeto. Es decir que la vida sexual infantil llega hacia su
definitiva constitución (fase genital, implica el encuentro sexual con otro por fuera de la
familia, la exogamia)
Freud nombra a la pubertad como un segundo florecimiento, un despertar dando cuenta
de un nuevo tiempo de la sexualidad luego de un periodo de latencia. Desata un tiempo
de despertar en el que el cuerpo empuja una nueva búsqueda (¿Qué es lo que despierta?
Las pulsiones sexuales reprimidas en el periodo de latencia, florece la sexualidad) Pero
el acontecimiento de los cambios corporales marcan un tiempo fundacional que
inaugura la posibilidad de gestación de un nuevo ser (¿Qué implica la sexualidad
adulta? La posibilidad de procrear. Los cambios corporales van en dirección a esa nueva
posibilidad. El adolescente tiene que saber, se hace consciente de que la sexualidad, esa
búsqueda de placer, también acarrea la posibilidad de procrear)
Esto implica para el adolescente vérselas con algo que no sabe, tener que arreglárselas
con el sexo. La experiencia de encuentro, en los seres humanos, se ignora, no se conoce
con anticipación y es imposible cubrir todo ese saber por la vía de la transmisión
pedagógica. (Uno pude enseñar acerca de algunas cuestiones sobre la sexualidad pero
eso no significa que cada adolecente tenga que atravesar por la incertidumbre y la
angustia de lo que implica el encuentro con el otro en esa experiencia) No traemos
como el animal la respuesta instintiva que diga cómo hacer con el sexo (Un animal no
tiene conflicto con su sexualidad, no hay nada que definir, nadie le enseña nada, no
necesita información y tiene un fin reproductivo, en la cultura no ocurre lo mismo). Este
no saber hacer con la sexualidad que aún no está definida resulta inquietante, no solo
para los adolescentes sino también para los padres, docentes y adultos en general.
En el texto se establece una diferencia entre pubertad y adolescencia, no son lo mismo,
no los vamos a utilizar como sinónimos. La pubertad alude al cambio corporal a nivel
biológico y fisiológico, a los cambios hormonales y el desarrollo de los caracteres
sexuales secundarios. La adolescencia se refiere al trabajo psíquico que ese cambio del
cuerpo le impone y que implica un reordenamiento afectivo y representacional centrado
en el proceso de duelo.
¿A qué edad comienza la adolescencia? es complejo establecer una edad cronológica, la
pubertad es más sencillo de establecer, comienza a partir de que se manifiestan los
cambios corporales. La adolescencia es el trabajo psíquico que hacemos para asimilar
esos cambios. Es decir, la adolescencia es un nombre, un tiempo que la sociedad ha
encontrado e inventado para nombrar lo que ocurre en ese momento. El adolecente debe
enfrentarse a cambios en el cuerpo, en la imagen y en la relación con los otros.
Arminda Aberastury, reconocida psicoanalista de niños argentina, menciona la
elaboración de tres duelos en la adolescencia. (El duelo es un trabajo psíquico que
implica nuevos anudamientos, elaboraciones y tramitaciones subjetivas que implican
inevitablemente angustia y dolor, siempre se relaciona con una perdida ya sea por la
muerte como por un cambio de etapa)
Los tres duelos del adolescente, ¿Qué es lo que pierde? ¿Cuáles son esos cambios y
transformaciones que le obligan a hacer un trabajo de duelo?:
Duelo por el cuerpo infantil: El cuerpo se le manifiesta como extraño. Hay
modificaciones biológicas, la aparición de los caracteres sexuales secundarios, ante las
cuales el adolescente siente impotencia ya que no puede hacer nada para frenar esos
cambios, no los puede frenar, simplemente suceden y aparecen. Siente la
desidentificación, es decir, se halla incómodo con su cuerpo, torpe, pierde noción de su
esquema (por ejemplo cierta torpeza en sus movimientos). Los otros le devuelven una
imagen desarticulada que interpela los puntos de referencia del yo. (Que grande estas,
como te cambio la voz, es decir, ese cuerpo que el reconocía, empieza a cambiar y
muchas veces los que lo rodean se dan cuenta antes de esos cambios y le devuelven una
imagen que le cuesta reconocer) estos cambios fragmentan la imagen unificada que fue
posible construir en su infancia. Pero no se trata solo de transformaciones de la imagen,
hay un cambio en lo real del cuerpo, una nueva forma de placer genital y la posibilidad
de la capacidad reproductiva. Los jóvenes enfrentan una experiencia inédita con la
aparición de un cuerpo sexuado susceptible de procrear. El adolescente experimenta una
gran tensión entre su cuerpo sexuado y su mente infantil (por ejemplo cuando empiezan
a ver cambios en el cuerpo, comienzan a fijarse en sus pares, se gustan pero no quieren
dejar algunos juegos de la infancia)
La llamada educación sexual es muy importante pero no impide que el adolescente
tenga que arreglárselas para transitar una experiencia que solo a él/ella le pertenece: el
encuentro con el otro y su posición sexual.
El duelo por la identidad el rol de la infancia: El niño/a en su infancia necesita a otras
personas que cumplan sus funciones yoicas (El niño por lo general no quiere sufrir
frustraciones, nada es suficiente y busca satisfacción inmediata, no se responsabiliza de
sus actos, el otro es el que tiene que resolver (asócienlo al momento en que el aparato
psíquico es puro ELLO). El adolescente reclama un lugar como adulto y al mismo
tiempo no ser responsable de las consecuencias de sus actos. Por lo general el
adolescente solo quiere derechos y nada de responsabilidades. Muchas veces no sabe
cómo debe actuar, no es un niño pero tampoco un adulto. Es lo suficientemente grande
para ser un niño, no puede mantener la dependencia infantil, pero tampoco puede
asumir la independencia adulta. El adolescente tiene que dejar atrás al niño para pasar a
inscribirse dentro de la cadena generacional (más abajo desarrollo un poco más esta
idea) La adolescencia es un pasaje de lo familiar a lo social.
Duelo por los padres de la infancia: El adolescente comienza a separarse de sus padres,
lo que marcara el fin de la relación de dependencia, aunque siga dependiendo de ellos,
por más que suene contradictorio. Aparece la necesidad de identificarse fuera de la
familia. Freud menciona que para el niño los padres son al comienzo la única autoridad
y fuente de saber. En la adolescencia se produce la caída de los padres de este lugar. La
relación a los ideales parentales vacilan, los padres se vuelven adultos que no tienen
respuesta para todo. Suelen ser sustituidos por nuevas figuras de autoridad y saber.
Freud señala que en la pubertad se da uno de los logros psíquicos más importantes
pero también más dolorosos: el desasimiento de la autoridad de los padres. Es un
momento necesario, hay quienes nunca pueden con esto, eso significa un fracaso en la
confrontación generacional. ¿Qué es esto de la confrontación generacional? Crecer es en
algún sentido ocupar el lugar del adulto, el crecimiento es un acto agresivo y la función
paterna (esa que también hablamos en el tema anterior) será la de afrontar la
confrontación con el hijo para permitirle representarse como integrante de la cadena
generacional, que puedan darle un lugar de hijo adulto, que lo saquen de ese lugar
infantil. Es una confrontación tanto del hijo como de los padres, un trabajo de ambas
partes. El padre de la ley (función paterna) no es solo el que dice que NO, que prohíbe y
ordena (por ejemplo cuando establece el corte con la función materna en la infancia),
también dice SI, habilita y reconoce a ese joven como tal (en la confrontación
generacional con ese hijo/a adolescente). A los adultos les cuesta ver a los adolescentes
como seres deseantes, suelen ser subestimados. Este debe hacer el trabajo de ser hijo
pero no con una actitud infantil. (es decir, nunca vamos a dejar de ser hijos pero hay que
hacer el pasaje de dejar de ser hijos infantiles para poder posicionarnos como adultos)
Es importante que los adolescentes no respondan a las expectativas e ideales de la
generación anterior y se vuelvan extraños ya que pone en duda esas identificaciones
infantiles y abre espacio para la conquista de nuevas posiciones y elecciones.
Es una etapa conflictiva, tanto para el adolescente como para los padres. Esto se debe a
que el niño, en un momento de su vida en que se sentía cómodo consigo, con su relación
de dependencia y sin ninguna responsabilidad (no hay nada más cómodo que la posición
infantil), en un corto tiempo se despierta con un cuerpo diferente y con un montón de
responsabilidades y expectativas de sus padres hacia él/ella. De pronto ya no es un niño
y su comportamiento debe cambiar.
El lugar del adulto es el que acompaña al adolescente en este crecimiento para llegar a
ser adulto, esto no quiere decir ser amigo, se trata de hacer valer la autoridad que da la
adultez, que no significa sabérselas todas, sino en haber vivido ciertas experiencias,
poder escuchar y saber decir no en algunas ocasiones. Decimos que a un adolescente
hay que acompañar y no criar, eso ya termino y sucedió en la infancia.
Podríamos decir que hay un quiebre entre la condición de niño y adulto y sus
modalidades están anudadas a la época (no es lo mismo ser adolescente hoy en día que
hace 30 años atrás por ejemplo, la época va marcando estos distintos modos)
En las sociedades tradicionales aparecen rituales de pasaje asociados a los signos de
maduración física. La sociedad es la que decide sobre esta época de iniciación y sobre la
edad a partir de la cual podrían adquirirse los atributos de virilidad y fertilidad (ejemplo:
la maternidad en la adolescencia, hoy en dia se trata de evitar, consideramos como
sociedad que un adolescente puede afrontar el hecho de ser padre/madre. En otra época,
incluso en otras culturas actuales esto no era ni es concebido, las mujeres se casaban a
partir de la pubertad, es decir, se asociaba la aparición de la menstruación con la
posibilidad de ser madres, si bien actualmente una adolescente menstrua no se lo asocia
con la posibilidad de que sea madre.)
Mediante distintas ceremonias queda registrada esta ruptura determinando un nuevo tipo
de inserción social para el sujeto que tiene que ver con la separación de la familia y el
acceso a las relaciones sexuales (La adolescencia es una nueva inserción social,
tomamos otro rol y lugar en la sociedad). Es el pasaje de lo endogámico a lo exogámico.
Estas prácticas de iniciación requieren de un acompañamiento (instituciones, familias y
grupos sociales) Es decir, la cultura indica cuando comienza y termina la adolescencia,
ahora se habla de adolescencia extendida, de adolescentes de 30 años!!!!! En otros
momentos casi ni existía la adolescencia, de la infancia se pasaba a la adultez de un
tirón.
Los rituales de iniciación mas formalizados son:
 La jura a la bandera, en donde los niños dejan de ocupar un lugar único en la
familia y pasan a ser hijos de la patria, estableciendo vínculos de respeto,
cuidado ligados a los ideales regidos por la cultura.
 La confirmación o Bar Mitzvah: padrinos garantes del adolescente en la cultura
religiosa.
 Cumpleaños de 15: ¿saben cuál era el sentido de este evento? Presentar a esa
mujer que deja de ser niña en sociedad, tiene que ver con la entrada de la mujer
en sociedad, el permiso exogámico del padre (el padre baila el vals y luego
habilita a otro hombre por fuera de la familia que baile con su hija).
 En otra época era muy marcada la diferencia entre niño/hombre en la ropa. Los
niños usaban pantalones cortos y cuando ya eran considerados hombres se les
dejaba usar pantalón largo.
La eficacia de estos pasajes solo se da cuando genera un efecto de creencia sostenido
desde la autoridad. El otro social debe reconocer en ese sujeto algo nuevo. Todos estos
rituales tienen que ver con que los adultos reconocen que ese sujeto ya no es un niño y
acompañan mediante esas prácticas el camino hacia la adultez.

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