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China adelantados a su
tiempo
Inventos de la antigua China como el papel y la imprenta, la
porcelana, la pólvora, la brújula o la fabricación de la seda se
anticiparon en muchos siglos a creaciones occidentales similares.
Pero en algunos casos, el tradicional aislamiento de China hacia
el mundo exterior hizo que pasaran desapercibidos para el resto
del mundo.
Dos mil años antes de que los ingleses mecanizaran su agricultura los chinos ya
usaban los arados de hierro de porte liviano y las máquinas sembradoras, así
como trilladoras y cosechadoras. Además, inventaron la brújula mil cien años
antes de que los barcos europeos empezaran a usarla. Descubrieron que los
molinos de agua podían producir energía limpia para sus hornos de hierro y de
acero mil años antes que los alemanes descubrieran dicha tecnología. Hace mil
doscientos años inventaron la pólvora, y un siglo después el cañón.
Hace novecientos años, crearon máquinas de hilar seda con bobinas movidas a
pedal, que los italianos copiaron con dos siglos de atraso. También inventaron el
timón, la rueca, la acupuntura, la porcelana, el fútbol, los naipes, la linterna
mágica, la pirotecnia, la cometa, el papel moneda, el reloj mecánico, el
sismógrafo, la laca, la pintura fosforescente, los carretes de pescar, el puente
colgante, la carretilla, el paraguas, el abanico, el estribo, la herradura, la llave, el
cepillo de dientes y otros utensilios que ahora utilizamos con total normalidad sin
saber su verdadero origen chino.
Piedra tallada para ser usada como sello. A la derecha, tabla tallada para xilografía.
Hace más de mil novecientos años, los chinos inventaron el papel e imprimieron
libros seis siglos antes que el herrero alemán Johannes Gutenberg (1398-1468) y
dos siglos antes que él usaron tipos móviles de metal y porcelana en sus
imprentas.
Antes de la invención del papel -cerca de 3.000 años después de que los antiguos
egipcios utilizaran el papiro para escribir-, los chinos escribían ya sobre los
caparazones de las tortugas, en los huesos de los animales, en trozos de bambú o
sobre seda. Las corazas de las tortugas y los huesos pesaban tanto, eran tan poco
fáciles de usar y caros que únicamente los ricos pertenecientes a la nobleza
podían utilizarlos. Durante la dinastía Han del Este (202 a.C-220 d.C.), el eunuco y
consejero imperial Cai Lun (50-121) perfeccionó la técnica de la fabricación del
papel tras miles de intentos fallidos y mucha perseverancia utilizando corteza de
morera y fibras de bambú con agua, escurriendo y secando la mezcla en un
marco plano de bambú. Esta tecnología se hizo rápidamente muy popular debido
a que ofrecía un material sobre el que escribir que no sólo era muy barato, sino
que también era muy práctico, por lo que fue llamado Papel del Mandarín Cai (en
chino, Cai Hou Zhi o 蔡侯纸).
Proceso tradicional de fabricación del papel.
Otros materiales usados durante las dinastías Tang (618-907) y Song (960-1279)
en la elaboración del papel incluían cortezas de diversos árboles, el cáñamo, el
lino y hasta las redes de pesca, con lo que el papel fue adquiriendo cada vez más
protagonismo en la vida diaria del pueblo chino, logro que sirvió además para el
desarrollo de la caligrafía y sus técnicas con tinta negra.
El artesano Bi Sheng (990-1051) inventó la imprenta a base de piezas móviles de porcelana china .
El uso de piezas móviles supuso un gran avance al acelerar el proceso de impresión y permitir la
reutilización en diferentes composiciones.
A
finales de la dinastía Tang, los fuegos de artificio empezaron a utilizarse armas. A la derecha, los primeros
cañones usados por el ejercito que causaban gran número de bajas en el enemigo.
Invención de la brújula
Uno de los primeros modelos de brújula, inventada durante el Periodo de los Estados Combatientes (450-
221 a.C.)
Jarra de doble caño en forma de ave fénix datada a finales de las Cinco Dinastías, en la segunda mitad del siglo XX.
La seda tiene una consistencia muy fina y una apariencia brillosa, que proviene
de la estructura triangular de tipo prisma que refracta la luz. Según la tradición
china, la historia de la seda empieza en el siglo XXVII a.C. y prosigue durante tres
milenios de exclusividad durante los que China exporta este tejido precioso sin
revelar jamás el secreto de su fabricación. El arte de fabricar seda se transmitió
después a otras civilizaciones gracias a mercaderes, ladrones y espías de todo
tipo, como monjes o diplomáticos. Una vez llega a Europa occidental a finales de
la Edad Media, la producción de seda alcanza la fase de la industrialización a
partir del siglo XIX.
Se cree que los chinos fueron los primeros en confeccionar la seda alrededor del
2.700 a.C. La leyenda cuenta que en el siglo XVII a.C. Lei Zu, una concubina del
emperador Xuanyuan, descubrió la seda cuando un capullo de la polilla del
gusano cayó desde un árbol de moras dentro de su taza de té. Al intentar sacarlo,
empezó a devanar el hilo del capullo y tuvo entonces la idea de tejerlo al darse
cuenta que parecía no tener fin. Luego de varios experimentos, finalmente logró
entretejer el filamento de seda en un trozo de tela. Desde ese momento, la joven
permanece en la mitología china como la Diosa de la Seda.
El proceso tradicional de fabricación de la seda sigue manteniéndose en muchos
lugares de China.
Aún hoy, el proceso de entretejer la seda sigue siendo el mismo y no ha variado
con el paso del tiempo. Conocido como sericicultura, los capullos son colocados
en agua caliente para liberar los filamentos de seda y matar la larva del gusano.
Las fibras son combinadas para formar un hilado, se enrollan y finalmente se
secan. Con cada capullo se pueden producir alrededor de 460 a 1100 metros de
seda.
Numerosos descubrimientos muestran que la seda se convirtió pronto en un
material de lujo apreciado en los países extranjeros. Este tejido suave y brillante
era considerado el artículo de comercio más valioso de China, dando por
resultado la famosa Ruta de la Seda. Su producción fue un secreto gubernamental
celosamente custodiado hasta el año 300 d.C., cuando se divulgó hacia la India y
Japón. Hasta ese momento su monopolio estaba defendido con una ley imperial
que condenaba a muerte a cualquiera que tratara de exportar gusanos de seda o
sus huevos fuera de China.