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La administración territorial
Debido a la extensión del imperio, en el siglo XIV se impuso la formación de
provincias, regidas por gobernadores llamados pachás, delegados del poder central
que eran a su vez jefes militares.
Un ejército poderoso
El Imperio Otomano tenía un poderoso ejército permanente compuesto por centenares
de unidades de infantería y caballería que estaban bajo las órdenes directas del
sultán. Desde el 1400 los turcos reclutaron a artesanos húngaros y germanos
expertos en la fundición y construcción de cañones. A partir de entonces la artillería
jugó un papel decisivo haciendo aun más temibles a las fuerzas otomanas.
La economía
El poder del Imperio se basaba también en una sólida prosperidad económica. Cada
año los turcos organizaban imponentes caravanas que transportaban desde La Meca
especias de la India, seda, pedrerías y perlas de Persia. El imperio fue hasta 1453 el
principal proveedor de Occidente de productos elaborados y materias primas, como
alumbre, maderas, especias, alquitrán, fruta, seda, tapices, vajilla de cobre y algodón.
Junto con el comercio, la actividad agrícola y la pesca eran muy importantes.
La religión
El sultán controlaba todas las formas de la vida religiosa islámica, y llegó a imponer
una especie de Iglesia del Estado. En todas partes se construyeron mezquitas y
madrazas, escuelas de religión para la formación de sacerdotes. Las distintas
tendencias del Islam, hasta entonces enfrentadas, fueron reunificadas para un mejor
servicio del sultán y de la Guerra Santa (Yihad).
Un avance imparable
A principios del siglo XIV los otomanos comenzaron su oleada de conquistas tomando
zonas vitales del imperio Bizantino como Nicea y Brusa, plazas estratégicas y
encrucijadas comerciales entre Oriente y Occidente. En Brusa instalaron su capital en
1326 y desde allí avanzaron hacia el Oriente.
Imperio Mongol
El Imperio mongol fue un Estado imperial de Asia Central, fundado en 1206 por Gengis Kan,
quien logró imponer su autoridad sobre todas las tribus mongolas.
Es el segundo imperio más extenso de la historia, luego del Imperio británico, ya que llegó a
abarcar unos 24.000.000 km². Incluía los actuales territorios de Mongolia, China, Corea, Irán,
Irak, Afganistán, Kirguistán, Uzbekistán, Turkmenistán, Kazajistán y partes de Turquía y
Rusia. Se extendía desde el río Danubio, en Europa, hasta la península de Corea, en Asia.
La clave de su rápida expansión fueron sus resistentes caballos y sus hábiles y
disciplinados jinetes, que podían cabalgar al mismo tiempo que tensar el arco y disparar
flechas a 500 metros de distancia.
El Imperio mongol se desintegró en 1368, debido a las dificultades para mantener unido un
territorio tan extenso, y a conflictos internos y crisis sucesorias.
Organización política
La forma de gobierno del Imperio mongol fue la monarquía electiva. El gran kan era elegido
por todos los kanes en una asamblea llamada kurultai. El primer gran kan fue Temuyín quien,
luego de su elección, adoptó el nombre de Gengis Kan.
Los funcionarios del imperio eran elegidos por el gran kan en base a criterios como la lealtad,
el valor y la habilidad. Sus cargos no eran ni vitalicios ni hereditarios ya que el emperador
podía despedirlos e incluso ordenar su muerte cuando lo creyera necesario.
Esos funcionarios se encargaban de recaudar impuestos y tributos, reclutar soldados,
mantener abastecidas las postas para los mensajeros imperiales, llevar un registro de las
actividades oficiales y entablar relaciones con los gobiernos vecinos.
Organización social
A principios del siglo XIII, los mongoles eran jinetes nómades que estaban agrupados
en clanes. Cada uno de ellos era liderado por un kan o jefe.
Dentro de cada clan había dos tipos de personas, las libres y los sirvientes. Entre los libres,
había diferencias sociales entre los hombres y mujeres comunes y los de origen aristocrático.
Los mongoles basaban su convivencia en un código de leyes llamado Yassa, que estaba
escrito en pergaminos. El código prohibía el secuestro y la venta de mujeres y eximía del pago
de impuestos a médicos, líderes religiosos y sepultureros. Delitos como el robo de ganado, el
engaño y la traición eran castigados con la pena de muerte.
Economía del Imperio mongol
A principios del siglo XIII, la economía del Imperio mongol se basaba en la cría de caballos,
el pastoreo de cabras y ovejas y la caza de animales salvajes, como jabalíes, ciervos y
conejos.
Posteriormente, empezaron a producir cereales, seda y té. También comenzaron a
usar monedas y papel moneda, que utilizaron para comprar alfombras, especias y piedras
preciosas a comerciantes árabes, indios y persas, entre otros.
Los kanes exigían a los comerciantes extranjeros que les proporcionaran información sobre
las culturas de los pueblos vecinos. A cambio, les entregaban credenciales que los protegían
mientras viajaban por sus dominios. Esta protección intensificó el comercio terrestre y
las relaciones entre Oriente y Occidente, en especial a lo largo de la Ruta de la Seda, por la
cual transitaron misioneros y mercaderes europeos, como el veneciano Marco Polo.
Religión del Imperio mongol
Originalmente, los mongoles eran animistas, ya que adoraban la tierra, el cielo, el agua, las
piedras y el fuego, y realizaban rituales mágicos. También veneraban a sus antepasados, a
los que ofrecían en sacrificio algunas de las presas que cazaban.
A partir de 1246 adoptaron el budismo tibetano, que pronto se transformó en su principal
religión. Sin embargo, toleraban otras religiones como el cristianismo, el islam y el hinduismo.
Un dicho mongol decía que: «Todas las religiones son como los dedos de una misma mano».
En 1368, la toma de esta ciudad por las fuerzas chinas de la dinastía Ming marcó el fin del
predominio de los mongoles y su expulsión de China.
Las principales razones por la cuales se desintegró el Imperio mongol son las siguientes:
Los conflictos internos entre miembros de distintos clanes que luchaban entre sí por el poder.
Estas rivalidades se acentuaban cada vez que moría un gran kan y había que elegir a otro,
provocando crisis sucesorias.
El cambio de estilo de vida, de nómades a sedentarios, y el gusto adquirido por los lujos y
comodidades de la vida urbana. Esto hizo que los mongoles se asimilaran a los pueblos
sedentarios que conquistaban, como sucedió con Kublai Kan y sus sucesores, de quienes se
decía que parecían más chinos que mongoles.
La utilización de la pólvora en armas de fuego volvió anticuado el modo de combate mongol,
basado en el ataque en masa de la caballería y el uso de arqueros.
La difusión de la peste negra, que se originó en territorios dominados por los mongoles hacia
1340. Las muertes provocadas por la peste disminuyeron la cantidad de guerreros disponibles
para los ejércitos del Gran Kan.
Los mongoles tenían una organización tribal y nómade: cuando el abastecimiento natural del
lugar se terminaba, levantaban sus tiendas y partían hacia tierras más fructíferas.
Por esta razón, preferían y respetaban a los pueblos nómades que conquistaban. Gracias a
un ejército nómade fuerte en caballería y arqueros expertos, lograron su gran poder.
Alimentación en el imperio mongol
El imperio mongol se caracterizó por alimentarse con carne de caballos, de perro o de zorro y,
si era necesario, practicaban el canibalismo. No se alimentaban de panificados, verduras o
legumbres.
En cuanto a la bebida, fabricaban un tipo de bebida alcohólica con la fermentación de leche
equina. Además, procuraban beber mucha leche de cabra o de camello y cuando escaseaba,
cocían mijo en agua y la bebían tibia o fría.
Economía del imperio mongol
La economía del imperio mongol se basó en el pastoreo de ganado, particularmente de
caballos, que eran sustituidos por camellos en zonas más áridas. Además, producían
cereales, té y tejidos e intercambiaban metales con China.
Imperio Chino
Por Imperio Chino se entiende un extenso período de la historia de la nación china bajo el
gobierno de un emperador. Este imperio se extiende cronológicamente desde la dinastía Qin
(221 a.C.) hasta la dinastía Qing (1912 d.C.), interrumpido únicamente por guerras civiles o la
eventual división del territorio del Imperio en diversos reinos.
También se conoce como Imperio Chino a un estado chino monárquico de muy breve
existencia, creado por el general Yuan Shikai entre finales de 1915 y comienzos de 1916 con
el propósito de restaurar la tradición imperial de dicho país, interrumpida por el advenimiento
de la República de China en 1912.
El Imperio Chino varió enormemente sus fronteras en el tiempo, dependiendo de las dinastías
que lo gobernaban, que no eran más que familias de la nobleza que ocupaban el rol político
protagónico de la monarquía.
Algunos de estos períodos abarcaron pequeñas parcelas del territorio actual de China,
mientras que otros lo superaron y se hicieron con Mongolia y partes de Rusia y Japón, como
las dinastías Yuan (1294) y Qing (1892).
La primera etapa del Imperio Chino inicia, pues, con la dinastía Qin, gobierno que puso fin a
cinco siglos de lucha feudal mediante una monarquía central absoluta, a la cabeza de la cual
estaba el primer Emperador de China.
Hacia el año 206 a.C. los Qin fueron derrotados y reemplazados por los Han, quienes
gobernaron por cuatro siglos e introdujeron el confucianismo al Estado.
Este período también culminó en el año 220 d.C., cuando el Imperio se dividió en tres reinos
distintos: Wei, Shu y Wu. Se trató del primer paso hacia la era de las Seis Dinastías, un
prolongado período de división y guerras intestinas que vio su fin hacia el año 589, cuando la
dinastía Sui derrotó a todos sus rivales.
La dinastía Sui gobernó durante poco tiempo, pero reunificó a los reinos en disputa. Fueron
propensos a las grandes obras públicas como el Gran Canal y la renovación de estructuras
del Estado chino que perdurarían por siglos.
Eventualmente fueron derrotados en 618 por la dinastía Tang, quienes gobernaron por tres
siglos y cayeron en 907, sumergiendo al reino en un periodo de agitación que se denominó
“Las cinco dinastías y los diez reinos”.
Las tribus del norte se unificaron en las Dinastías del Norte y el interior de China fue
reunificado por la dinastía Song en 960, inaugurando un período de avances
en tecnología, economía y cultura, escenario del surgimiento del neoconfucianismo. A este
período se le conoce como la Edad de Oro de China.
En 1279 China fue conquistada por el Imperio Mongol, en manos de los sucesores de Gengis
Khan. Este pueblo controló el total de la nación, reunificó su gobierno, llamó a la región
“Manzi” y la dejó en manos de una dinastía creada por ellos, los Yuan.
Imperio Tardío (1368-1912)
El Imperio Tardío inició con la caída del Imperio Mongol y el retorno de las dinastías chinas,
que fueron la Ming y la Qing, la última. Este período culminó con numerosas derrotas del
Imperio a manos de potencias extranjeras como el Imperio Británico (en las Guerras del Opio)
y una situación de malestar e inestabilidad que forzó a los Qing a una serie de reformas
institucionales.
Sin embargo, la desastrosa guerra sino-japonesa que culminó en 1895 arrebatándole a China
el control de la península de Corea y de la isla de Taiwan, causó el suficiente malestar en
la población para atreverse a reformas más sustanciales. Sun Yaet-sen lideró las fuerzas
republicanas hasta desencadenar la Revolución de Xinhai (o Revolución Japonesa de 1911)
en la que se produjo un levantamiento militar que puso formalmente fin al Imperio Chino.
El Imperio Chino, así como la actual República Comunista China, presentaba una enorme
variedad cultural y lingüística, herencia de los reinos distintos y ancestrales que fueron
forzosamente unificados para dar origen al Imperio.
Sin embargo, la cultura unificada tuvo enormes momentos de desarrollo cultural, de manos de
las doctrinas filosóficas y burocráticas del confucianismo y neoconfucianismo, y de influencias
religiosas como el taoísmo.
La dinastía Ming es célebre por sus 50 años de brillantez económica, comercial y artística, de
la que numerosos jarrones, reliquias imperiales y otros artefactos preciosos evidencian la
abundancia de recursos minerales y el esmero de los artesanos de la época.
El Imperio Chino cultivó una religión propia del pueblo chino, de tipo politeísta y chamánica,
animista, que cuenta entre sus raíces profundas al budismo, el confucianismo y el taoísmo.
Se trata de una religión sincrética, difícil de definir y separar de otras vertientes vecinas, que
contempla el culto a los astros, a los ancestros y algunas formas de brujería, así como ocho
deidades primarias llamadas “Los ocho inmortales”.
Economía del Imperio Chino
El Imperio Chino tuvo grandes épocas de esplendor comercial y financiero, sobre todo durante
sus momentos de sosiego y gestión organizada y centralizadora.
Sus grandes obras de infraestructura, su poderoso ejército y su influencia sobre las regiones
vecinas lo constituyeron como un importante centro de intercambio de mercancías.
El músculo más robusto del Imperio era la agricultura, dirigida en base a las necesidades
imperiales, sobre todo el té, la caña de azúcar, el arroz, el trigo y la cebada. Otra área
importante era la minería, abundante en cobre, oro, hierro y plomo.
El Imperio Chino de 1915-1916 fue el intento fracasado del militar Yuan Shikai de retornar la
República de China a su tradición imperial, en un brevísimo gobierno de corte dictatorial y
luego monárquico constitucional, que tuvo numerosos opositores. El fin de este fugaz imperio
sumergió a China en la era de los Señores de la Guerra (1916-1928).