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UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA

Rectorado
Dirección de Investigaciones y Postgrado
Coordinación – Centro Local Lara

ASPECTOS TEÓRICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS

Participante: Abg. Dulmary Rodríguez.


C.I. V- 20.017.578
Programa: Derechos Humanos

Barquisimeto, Abril de 2020.


Índice
1. Introducción.
2. Conceptualización teórica y crítica de los Derechos Humanos.
3. Declaración de los Derechos Humanos.
4. Fundamentos históricos de los Derechos Humanos.
5. Valores intrínsecos de los Derechos Humanos.
6. Universalidad de los Derechos Humanos y su importancia en la
conformación de las leyes de los países miembros.
7. Enumeración y descripción breve de los organismos internacionales
encargados de la vigilancia, resguardo, promoción, defensa y protección de los
Derechos Humanos.
8. Conclusión.
9. Referencias bibliografías.
Introducción.
Durante mucho tiempo se consideró que el desarrollo teórico de los derechos
humanos necesariamente se daba en el ámbito jurídico. Hoy es muy claro para
varios centros de investigación y para las y los académicos que los fenómenos y
las problemáticas de los derechos humanos rebasan la lógica jurídica. En la
medida en que los derechos humanos son también un discurso que genera
relaciones de poder, los análisis de la teoría y la ciencia política, así como de la
sociología política son bienvenidos. Y si se toma en cuenta que los derechos
humanos generan procesos identitarios, también la sociología y antropología
jurídica han aportado varios elementos; al igual que las explicaciones que se
buscan y encuentran desde las relaciones internacionales para entender las
interacciones interestatales. Es decir, no hay sólo uno sino múltiples fundamentos
teóricos de los derechos humanos, dependiendo de la pregunta que se esté
formulando o el objetivo que queramos investigar.
Sin embargo, cabe preguntarse: ¿hay un andamiaje teórico propio de los
derechos humanos que tenga incluso autonomía de la teoría jurídica? Lo más
cercano y no tan alejado de la teoría jurídica necesariamente pasa por los
siguientes puntos: ¿Qué son los derechos humanos? ¿Cuáles son sus principales
características?, ¿Cuál es el fundamento de los derechos humanos?, ¿Cómo se
puede armonizar el conjunto de herramientas provenientes de los derechos
humanos? La primera pregunta Se iniciará por caracterizar a los derechos
humanos como derechos subjetivos y se derivarán con mucha cercanía a la teoría
política, las características de los derechos humanos a partir de sus pretensiones
morales y de su objetivo común: la dignidad humana. Al abordar las
características de los derechos se hará una rápida revisión a los conceptos de
universalidad, indivisibilidad, interdependencia, integralidad, carácter de
absoluto, imprescriptibilidad e inalienabilidad.
También se analizará cuáles son las propuestas de naturaleza o fundamento
de los derechos humanos, sus pros y sus contras: derechos naturales, morales,
positivos o históricos. El principal objetivo es lograr que los derechos humanos se
conviertan en una herramienta analítica, práctica y útil para ser aplicada a
diversos ejercicios como: la identificación de la violación a derechos humanos, el
diagnóstico de algún derecho, el análisis de alguna política pública, etc. Sin más,
vamos adelante.
CONCEPTUALIZACIÓN TEÓRICA Y CRÍTICA DE LOS
DERECHOS HUMANOS.
Los Derechos Humanos son controversiales y para nada autoevidentes. Así lo
enuncia la teoría crítica en clara contraposición a la afirmación que el discurso
dominante juridicista (naturalista y/o liberal) ha planteado, que los Derechos
Humanos son universales y obvios, existentes en los individuos por el hecho de
ser personas humanas; derivados de la razón, racionales en sentido fuerte y, por
tanto, que no son ambiguos, ni objeto de controversia. Estas pretensiones
universalizantes y la generalidad relativamente sin límites de sus contenidos
posibles, convierte cualquier indagación o conversación acerca de los Derechos
Humanos en un conjunto práctico y discursivo inabarcable; lo que origina, tanto
en la experiencia práctica como teórica, una ausencia de acuerdo respecto de lo
que los Derechos Humanos son en realidad.
En la producción teórica y académica contemporánea se distinguen cuatro
conceptualizaciones principales (Dembour, 2006; Dembour, Cowan, Wilson,
2001) sobre lo que son los Derechos Humanos en realidad, tales "escuelas" típico
ideales serían: naturalista (ortodoxia tradicional); deliberativa (nueva ortodoxia);
protesta (de resistencia) y discursiva-contestataria (disidente, nihilista). De
manera básica se explica que el modelo y/o tipo ideal de la escuela o tendencia
naturalista concibe los Derechos Humanos como "dados o inherentes"; la
deliberativa como "acordados o socialmente consensados"; la disidente como
"resultado de las luchas sociales y políticas"; en tanto, la contestataria como un
"hecho de lenguaje, meros discursos" referidos a los Derechos Humanos.
Conviene, aunque sea indicativamente, señalar algunos de los autores más
representativos del mapa de las diferentes tendencias que componen el universo
del debate contemporáneo acerca de los Derechos Humanos. Para la escuela
naturalista y su concepción de que los Derechos Humanos están basados en la
naturaleza misma o, eventualmente, en términos de un ser sobrenatural, los
Derechos Humanos son entendidos definitivamente como universales, en tanto
que son parte de la estructura del universo, si bien pueden ser traducidos
prácticamente de diversas formas. Entre los autores contemporáneos más
representativos de la escuela "naturalista", estarían Jack Donnelly (1994) (con
fuerte acento consensual y "sentimentalista"), Alan Gewirth (1996) y, en nuestro
medio, destacaría la obra de Mauricio Beuchot.
Por lo que toca a la escuela "deliberativa", el basamento de los Derechos
Humanos consiste en la construcción de consensos sobre cómo la política de la
sociedad debe de ser orientada; consecuentemente, la universalidad de los
Derechos Humanos es potencial y depende de la capacidad que se tenga para
ampliar el consenso acerca de los mismos. La figura más destacada de esta
corriente deliberativa es, sin duda, Jürgen Habermas (1998); en la misma línea
destaca como referente John Rawls, así como Michael Ignattieff (2001), Sally
Engle Merry (2009) y, en el ambiente doméstico, Fernando Salmerón (1996) y
León Olivé (1993).
La escuela de protesta o de resistencia en el debate actual de los Derechos
Humanos encuentra en Ettienne Balibar (1991), Costas Douzinas (2000),
Upendra Baxi (2008) y Neil Stammers (2009) sus mejores representantes; en el
medio local destacan los trabajos de Luis Villoro (2007). Para la escuela de
protesta, los Derechos Humanos están arraigados a la tradición histórica de las
luchas sociales, si bien mantienen un sentido de apertura hacia valores de carácter
trascendental (en contraposición al estricto laicismo de la perspectiva deliberativa
liberal). Por ello consideran universales a los Derechos Humanos en cuanto a su
fuente, toda vez que la condición de sufrimiento y la potencial victimización de
los sujetos tiene carácter universal.
Por último, la escuela discursiva o disidente sostiene que el fundamento
mismo de los Derechos Humanos no es otro que un hecho de lenguaje, la
cuestión irrebatible de que en los tiempos contemporáneos se habla
constantemente acerca de ellos y que tienen un carácter referencial; por supuesto
no le atribuyen ningún carácter de universalidad, de modo que son un elemento
táctico sumamente aprovechable, puesto que los contenidos se pueden establecer
discrecionalmente en ellos. De esa escuela discursiva destacan Alasdair
MacIntyre (2001), Jacques Derrida (2001), Makau Mutua (2002), Wendy Brown
(2004), y Shannon Speed (2008); en el ambiente local ha reflexionado en
términos análogos, entre otros, Cesáreo Morales (2008).
las diferentes tesis mencionadas buscan inscribirse en el horizonte de una
contribución a una teoría crítica de los Derechos Humanos que, en las
condiciones contemporáneas, ha de entenderse como un proceso en construcción
(work in progress), una pretensión que habría de combinar elementos teóricos
propiamente críticos y orientaciones políticas de emancipación en
correspondencia con las condiciones socio-económicas, políticas y culturales del
momento histórico para "ajustar cuentas" de modo sistemático con la versión
juridicista, de corte naturalista y raigambre liberal y cristiana que conforma la
perspectiva dominante del discurso contemporáneo de los Derechos Humanos.

 DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS.


 La historia universal más reciente está marcada por la Primera Guerra
Mundial (IGM: 1914-1919) y la Segunda Guerra Mundial (IIGM: 1940-1945).
Estos dos conflictos cambiaron el mapa mundial y las relaciones de poder entre
los países. A pesar de la destrucción provocada por la Gran Guerra, las grandes
potencias fueron incapaces de evitar la Segunda Guerra Mundial. Por eso, tras la
2GM los gobiernos se unieron para impedir un nuevo conflicto global: ese fue el
origen de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). El 10 de diciembre de
1948, los países que formaban la ONU aprobaron la Declaración Universal de los
Derechos Humanos (DUDH), un acuerdo no vinculante (no era obligatorio
cumplirlo) que establecía los derechos universales de cualquier persona.

La DUDH consta de 30 artículos que recogen los derechos humanos


básicos para cualquier hombre o mujer: el derecho a la libertad de expresión,
al bienestar económico, a la asistencia médica, a una educación, etc. De los 58
países que eran Estados miembro de la Asamblea General de Naciones Unidas en
1948, hubo 48 votos a favor de la Declaración, 8 abstenciones y dos países
ausentes durante el debate.

Entre los países que se abstuvieron estaban Arabia Saudí (en contra del


derecho a la libertad de religión y de matrimonio) o Sudáfrica, que en aquel
momento estaba gobernada por el sistema apartheid (segregación entre blancos y
negros).

La Declaración Universal de los Derechos Humanos no fue el primer tratado


que pretendía regular los derechos de los ciudadanos. Tras la Revolución
Francesa de 1789, el nuevo gobierno republicano redactó la Declaración de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano. Y en 1926, los países miembro de la
Sociedad de Naciones (precursora de las Naciones Unidas) firmaron
la Convención sobre la Esclavitud. Sin embargo, la DUDH supuso un hito en la
historia de la humanidad porque, por primera vez, el mundo acordaba en un
mismo documento los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y
culturales de toda la población mundial, sin discriminar por motivo de
nacionalidad, raza, origen o creencias.

Pese a que los países no están obligados a cumplir los artículos o garantizar
estos derechos, la Declaración sirve como documento de trabajo para garantizar
que todas las personas pueden vivir con dignidad y en condiciones de igualdad y
libertad. Hoy en día, la violencia provocada por las guerras, la pobreza y la
situación de desamparo que afecta a migrantes y refugiados nos recuerdan la
grave situación en la que se encuentran millones de personas en todo el mundo.
Por eso, la defensa de los derechos humanos sigue siendo totalmente necesaria.

FUNDAMENTOS HISTÓRICOS Y FILOSÓFICOS DE LOS


DERECHOS HUMANOS.

En el desarrollo histórico de los Derechos Humanos, las raíces más lejanas


las hallamos en el humanismo, en sus versiones occidentales, grecorromano y en
visiones humanistas hindúes, china e islámica. Una particular forma de
protección de los Derechos Humanos a partir de su concepción valorativa las
podemos encontrar en las leyes de Hamurabi y los Diez Mandamientos. Pero es
en el aporte del estoicismo griego y romano el que resalta el concepto de
"derecho natural" y el desarrollo de iusnaturalismo fundamentado en la
racionalidad y cosmopolitismo, que acercaría a los hombres entre sí.
Posteriormente, es en los albores de las grandes nacionalidades europeas, y el
consecuente abandono de la estructura económica y social de la Edad media
marcada por el dominio de las filosofías cristianas -Escolástica y Patrística- que
encontramos la positivización de algunos Derechos Humanos en forma aislada y
más que individuales, con carácter comunitario. Sin duda, los grandes textos del
pasado son la "Magna Charta" de 1215 y el "Sill of Rights" de 1689, las
Declaraciones estadounidenses de 1776-1789 y la francesa de 17891 que
proclamaron con fuerza un concepto del hombre y la sociedad. Este carácter
perentorio y totalizante de estas Declaraciones, especialmente la francesa al
referirse que el hombre y la sociedad han de ser como ellas establecen, no se
admite alternativa alguna, el único criterio de valoración para juzgarlos es el
respeto de los derechos del hombre. Otro rasgo importante es el elevado número
de mitos políticos y construcciones ideológicas que los grupos sociales elaboran
para tratar de entender las relaciones sociales y ofrecer una justificación a sus
propias acciones y guiar sus impulsos, entretejidos por los "derechos naturales e
imprescriptibles del hombre" y "soberanía de la nación". Ambas Declaraciones2,
la estadounidense y francesa, "reconocen que los hombres nacen y permanecen
libres e iguales en derechos y que las distinciones sociales no pueden estar
fundadas, sino en la utilidad común. Es de esta forma que el tema de los derechos
humanos, más específica mente el de los derechos individuales y las libertades
públicas, ingresó al Derecho constitucional". (Nikken Pedro; 1994: 13) Sin
embargo, estos textos procedentes de las declaraciones estadounidense y francesa
fueron altamente manipulables por ofrecer una serie de escapatorias al poder
político; la única barrera que interpone a posibles abusos está constituida por la
Ley sin especificar como la Ley ha de hacerse. Las filiaciones entre estos textos
son básicamente dos: la primera gran matriz la encontramos en las instituciones
políticas de la época y la necesidad de suprimirlas, la otra es el pensamiento de
algunos filósofos que desarrollaron los conceptos de estado de naturaleza, estado
de sociedad, contrato social, naturaleza humana y derechos indescriptibles,
separación de poderes y dignidad humana. Estos documentos, sin embargo no se
fundan en derechos inherentes a la persona sino en conquistas de la sociedad. En
lugar de proclamar derechos de cada persona, se enuncian más bien derechos del
pueblo, más que el reconocimiento de derechos intangibles de las personas son
deberes para el gobierno. (Nikken Pedro; 1994: 13). Sin embargo, estas
declaraciones constituyen los arquetipos de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos, indican el camino a seguir para las diversas comunidades
estatales modernas funcionen de tal modo que combinen el respeto a la
personalidad del individuo con el pleno despliegue de las potencialidades de la
sociedad en su conjunto. En concordancia con los cambios socioeconómicos que
ocurren en los Siglos XVII y XVIII, "la creencia en el origen divino de los
derechos naturales se traslada al hombre mismo, en su naturaleza racional. El
cambio de su mentalidad implica el desplazamiento de Dios como centro del
universo para convertir al hombre mismo, en el eje del pensamiento filosófico,"
(Picado Sonia; 1986:29). En el ordenamiento tradicional de la comunidad
internacional entre la paz de Westfalia (1648) y finales del siglo XIX los
individuos y pueblos no tenían papel alguno, difícilmente se hallaba sitio para
entidades que no sean los Estado soberanos e independientes. Las relaciones
internacionales eran sustancialmente relaciones entre entidades del gobierno, y
los individuos aparecen como sujetos pasivos de derecho internacional, es decir,
titulares de obligaciones internacionales como mero objeto. Para el
iusnaturalismo clásico, la colonización de América representó un reto para la
cultura de la época sobre el computo científico de los nuevos hallazgos
geográficos y la condición ética, jurídica y política de sus moradores. Las
lecciones de Francisco de Vitoria en la Universidad de Salamanca fueron el
detonante de un amplio debate doctrinal de los pensadores de este periodo y sus
respectivas implicaciones culturales y políticas que tuvieron como protagonistas a
Juan Ginés de Sepúlveda y Sartolomé de las Casas. Sepúlveda fue el portavoz de
quienes defendían la tesis tradicional del imperialismo cristiano que justificó la
conquista y la sumisión de los indios sobre la base de la doctrina aristotélica de la
servidumbre natural. Sartolomé por su parte sostuvo la teoría de la igualdad de
todos los hombres y pueblos fundada en el Derecho natural. Entonces lo que
había sido una preocupación general expresada individualmente se convirtió en
un programa de investigación colectiva, que comprendía como objetivos
prioritarios a) Analizar y revisar en profundidad los títulos aducidos para
justificar la presencia española en las Indias, rechazando las guerras de conquista,
b) Condenar toda forma de política de conquista referidas a la esclavitud de los
indios, usurpación de sus bienes y la ocupación de sus tierras, e) Ejercer una
presión moral frente al poder dirigida a la reforma de la política colonial, con la
humanización de sus instituciones y establecimiento de una convivencia entre
españoles e indios basados en la ética cristiana. Estas inquietudes y discusiones
tuvieron incidencia en el Derecho, ya que en la España universitaria la polémica
sobre los sucesos de América genera una profunda crisis de la conciencia
nacional en los juristas, funcionarios, consejeros de estado y sobre la propia
Corona, para establecer normas humanitarias para las Indias. La denuncia de la
violencia generada por la Conquista fue de las inquietudes recurrentes en los
clásicos hispanos implicados en la problemática de las Indias, como así lo refleja
la obra de las Casas Las Leyes de Surgos, las Leyes Nuevas de 1542 y las
ordenanzas generales sobre las Indias en 1573, fueron fruto de esa obsesión
temática americana de los iusnaturalistas clásicos españoles, que no lograron una
eficacia real de sus preceptos a pesar de que la doctrina iusnaturalista fue amplia
y profunda. La difusión del estudio de los derechos naturales y la soberanía, la
experiencia de una legislación inspirada en esos valores y el reflejo de esos
principios en la vida social, fomentaron una concepción de la libertad y
conciencia de la fraternidad e igualdad humanas que permeó no solo a minorías
ilustradas, sino a amplios sectores populares en la lucha por la emancipación de
América. 4 Es importante destacar que los siglos XVIII y XIX se encuentran
caracterizados, en el ámbito filosófico, por la presencia del Iluminismo Francés,
especialmente con Rousseau y Montesquieu. Se inician las grandes Declaraciones
de Derechos, centradas en el problema de los Derechos Humanos, con el carácter
de universales, y época de grandes positivizaciones de Derechos Humanos, sobre
todo por medio de su incorporación a las constituciones nacionales, justificados
en parte por la presencia del romanticismo filosófico y la creciente extensión de
la forma democrática - liberal de gobierno. El posterior desarrollo por parte de
Emmanuel Kant, del concepto de "dignidad de la persona humana" es importante
por cuanto postula la existencia del hombre como un fin en sí mismo. El Siglo
XIX "se caracteriza por la progresiva constitucionalización de los derechos
humanos. Inspirados en la Constitución norteamericana, los países de reciente
independencia agregan todos un capítulo sobre derechos humanos a sus cartas
magnas. Sin embargo, estas cartas recogen fundamentalmente las garantías
individuales, o sea, los derechos de cada individuo frente a la autoridad pública".
(Picado Sonia; 1986:33) La grieta a este ordenamiento tradicional aparece hacia
la mitad del Siglo XIX con la teoría de las nacionalidades, el concepto de
naciones como agrupaciones humana unidas por una lengua, cultura, tradiciones
y cultura comunes, por ello, las naciones y no los estados debían ser los
verdaderos sujetos de la comunidad internacional, pero los verdaderos cambios se
produjeron entre 1917 y 1945 al concluir la Primera y Segunda Guerra Mundial,
quedando en evidencia que los seres humanos necesitamos de grandes
conmociones para replantear las estructuras sociales y modelos de vida. En este
periodo se llevaron a cabo dos intentos fallidos de proclamar a nivel internacional
el principio de igualdad entre los individuos. El primero se produjo en 1919
cuando se elaboró el Pacto de la Sociedad de las Naciones como un tratado
internacional que sentaba las bases de una nueva comunidad internacional tras los
desastres de la guerra, y fue rechazado principalmente por Occidente. 5 El otro
intento de proclamar a nivel internacional el rechazo de la discriminación racial
se da en 1933, esta vez el punto de vista bajo el que se consideró la cuestión ya
no era el tradicional, sobre el trato de los extranjeros, sino el moderno referido al
respeto por los valores de la persona humana como tal; en parte, debido a una
queja presentada ante el Consejo de la Sociedad de Naciones por el alemán de
origen hebreo Franz Bernheim contra las violaciones de Alemania al tratado
germano-polaco sobre protección de la minorías.

Pero, como concluye Nikken, "lo que en definitiva desencadenó la


internacionalización de los derechos humanos fue la conmoción histórica de la
Segunda Guerra Mundial y la creación de las Naciones Unidas". (Nikken Pedro;
1994: 14). En la segunda posguerra se da también el segundo gran fenómeno
revolucionario de la comunidad internacional; se lanza la doctrina jusnaturalista
de los derechos humanos a fin de que su contenido se tenga en cuenta en las
relaciones entre cada Estado y sus ciudadanos. Entre 1946 y 1948 la ONU estaba
integrada por 58 miembros y el mundo estaba dividido en tres grandes
agrupaciones: occidentales, socialistas y tercer mundo. El conflicto en realidad no
se dio entre Occidente y Oriente o entre el mundo industrializado y capitalista y
los países pobres, sino entre las grandes democracias occidentales y los países de
la Europa socialista. En la lucha por los derechos humanos se formaron cuatro
alineaciones: a) Países occidentales que asumen elliderazgo EUA, Francia e
Inglaterra b) Latinoamérica que en ocasiones fueron mas valientes y firmes que el
primer grupo. e) Europa socialista que ejerció gran oposición. d) Países Asiáticos,
salvo los musulmanes, tuvieron poco peso ya que no se opusieron a Occidente ni
compartieron las objeciones socialistas. La discusión sobre derechos humanos en
realidad fue un fragmento de la guerra fría. Occidente propugnó firmemente la
idea democrático-parlamentaria de su 6 tradición esforzándose por proyectarla
sobre el escenario mundial. Los socialistas interpretaron eso como un intento de
exportar esos valores y utilizarlos contra su bloque; por lo que reaccionaron
instrumentalizando los derechos humanos y rebajándolos a medio de lucha
político -ideológica. Los occidentales propusieron proclamar a nivel mundial tan
sólo los derechos civiles y políticos y únicamente en la connotación
sustancialmente individualista de los siglos XVIII y XIX. Tan solo
posteriormente ante la hostilidad con la Europa socialista y la fuerte presión de
los países latinoamericanos aceptaron incluir en la Declaración Universal una
serie de derechos económicos y sociales desconocidos en los sagrados textos de
occidente. La Declaración Universal de Derechos Humanos, es el primer
instrumento jurídico relativo a los derechos humanos elaborado por una
Organización Internacional Universal preparada en el seno de la Comisión de
Derechos Humanos de las Naciones Unidas y que tuvo como protagonistas a
Eleanor Roosevele, Dr. Chang, los profesores Charles H. Malik, René Cassin y
John P. Humphrey, de la Secretaria de las Naciones Unidas y la acción de
numerosas organizaciones No Gubernamentales, además de la influencia del
proyecto elaborado por American Law Institute. Ante este panorama, la
Comisión optó por elaborar un único documento jurídico que proclamara los
derechos humanos de mayor relevancia por lo que se postuló una Declaración. El
proceso de adopción estuvo plagado de escollos y dificultades, ya que se
enfrentaron diferentes posiciones, entra ellas: la concepción iusnaturalista de los
derechos humanos frente a una visión positivista de los mismos; la concepción
Marxista que comprendía derechos económicos sociales y políticos, frente a la
liberal que los restringía a derechos de carácter civil y político y la fuerte
impronta de la cultura occidental frente a la exigencia de universalismo.

Este choque entre las cosmovisiones marxista y occidental centrado en los


intereses del individuo y los estados, hizo posible el énfasis en los derechos
económicos y sociales así como la necesidad de tener en cuenta los deberes del
individuo respecto del estado; la universalidad de los derechos humanos de los
que también eran titulares los habitantes de los territorios no autónomos y en la
necesidad de tomar en consideración el principio de no intervención en los
asuntos internos de los Estados y el hincapié en los derechos civiles y políticos
por parte del bloque occidental. Pero el principal problema al que se enfrento la
Comisión en la preparación de la Declaración de Derechos, fue el gran conflicto
ideológico-político que se vivía en esos momentos en la sociedad internacional;
el conflicto Este - Oeste, pugna ideológica, política y económica entre Estados
Unidos y sus aliados occidentales contra el bloque socialista comandado por la
Unión Soviética que no consideraban la Declaración Universal de los Derechos
Humanos un objetivo fundamental si no se garantizaban los derechos económicos
y sociales. Algunos derechos no fueron reconocidos, a pesar de que en los
trabajos preparatorios se hicieron propuestas al respecto, como el derecho de
petición, los derechos de las minorías y asilo que fueron formulados con mucha
ambigüedad e imprecisión. Tampoco quedaron reconocidos, el derecho a la
rebelión contra la tiranía y la opresión. Finalmente se llegó a un cierto consenso
entre las diversas culturas enfrentadas y la Declaración Universal de Derechos
Humanos en 1948, más que un triunfo de uno u otro bloque, supuso una victoria
de la humanidad entera. Así el derecho a la propiedad, uno de los mas discutidos
fue finalmente reconocido, la aplicación de la Declaración a los habitantes de los
territorios no autónomos, fue aceptada; igualmente la Declaración expresa otro
punto de consenso con relación a los deberes del individuo respecto de la
comunidad. La Declaración Universal de Derechos Humanos en su preámbulo,
parte de la idea de que los derechos humanos tienen su raíz en la dignidad y el
valor de la persona humana. Su contenido ha sido presentado por el profesor
René Cassin, con 8 cuatro columnas: en primer lugar, los derechos y libertades de
orden personal como el derecho a la vida, a la seguridad, dignidad de la persona
entre otros; la segunda esta formada por los derechos del individuo en sus
relaciones con los grupos de los que forma parte y las cosas del mundo exterior
como el derecho a circular libremente, a no ser objeto de ataques a la honra o la
reputación; la tercera columna esta formada por las facultades del espíritu como
libertades políticas y los derechos políticos fundamentales que comprenden la
libertad de pensamiento, de creencias, de reunión, entre otros; y el cuarto se
refiere a los derechos económicos, sociales y culturales que comprenden entre
otros el derecho al trabajo, y a la educación. Además en los artículos del N° 28 al
N° 30 de dicha declaración, se refieren al derecho de toda persona a que se
establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades
proclamados en la Declaración Universal de Derechos, se hagan plenamente
efectivos, comprendiendo cinco grandes valores: la dignidad de la persona, la
libertad, la igualdad y no discriminación, la solidaridad y la justicia social, y
finalmente la paz ya que el verdadero fundamento de una genuina paz es el
respeto efectivo de los derechos fundamentales de todo ser humano.

VALORES INTRÍNSECOS DE LOS DERECHOS HUMANOS.

Respetar: Constituye la obligación más inmediata y básica de los derechos


humanos, en tanto implica no interferir con/o poner en peligro los derechos. Se
trata de una obligación que tiende a mantener el goce del derecho, y su
cumplimiento es inmediatamente exigible cualquiera que sea la naturaleza del
derecho. Ninguno de los órganos pertenecientes al Estado, en cualquiera de sus
niveles federal, local o municipal e independientemente de sus funciones
ejecutivo, legislativo y judicial– debe violentar los derechos humanos, ni por sus
acciones ni por sus omisiones. Aunque la obligación está dirigida
fundamentalmente a los agentes estatales, también alcanza la conducta de los
particulares, pues tanto Estado como privados deben abstenerse de interferir en
los derechos.
Proteger: Es una obligación de los agentes estatales en el marco de sus
respectivas funciones para crear el marco jurídico y la maquinaria institucional
necesaria para prevenir las violaciones a los derechos humanos. Se está frente a
una conducta positiva del Estado, el cual debe desplegar múltiples acciones con
el objetivo de proteger a las personas de las interferencias provenientes de sus
propios agentes y de particulares. Por ejemplo, la creación de las leyes penales
que sancionen la violación del derecho, el procedimiento penal específico que
debe seguirse, las políticas de supervisión a la acción de particulares en relación
con los derechos humanos, las fuerzas de la policía que protejan a las personas en
sus derechos, los órganos judiciales que sancionen las conductas, etc. Especial
mención merece la existencia de recursos efectivos para la protección de los
derechos fundamentales. Esta obligación puede caracterizarse como de
cumplimiento inmediato, sin embargo, algunas particularidades de las
instituciones creadas para la prevención pueden tener una naturaleza progresiva.
En un primer nivel, la protección conlleva tanto una conducta de vigilancia hacia
los particulares78 y los propios agentes estatales, como el establecimiento de un
aparato que permita llevar a cabo tal vigilancia y reaccionar ante los riesgos con
la finalidad de prevenir violaciones. Cada derecho humano implicará una
incidencia específica en cada mecanismo, de tal forma que el código penal deberá
sancionar aquellas conductas que afecten los derechos fundamentales, de
conformidad con los propios principios del derecho penal. En efecto, los derechos
humanos79 deben ser el bien jurídico protegido en los tipos penales; así que si no
existe un delito que sancione la tortura, el Estado incumple su obligación de
proteger. Por otra parte, en un segundo nivel, implica el accionar del Estado
cuando una persona se encuentra en un riesgo real e inminente de ver vulnerados
sus derechos por un particular. Esto no es más que la frontera de la obligación de
proteger, donde los mecanismos preventivos de primer orden han fallado y las
personas sufren ese riesgo. Debido a que se trata de las obligaciones del Estado
por acciones de particulares, su responsabilidad surge hasta el momento en que el
riesgo adquiere las características mencionadas, y además ese riesgo es conocido
o debiera serlo por el Estado. El Estado incumpliría su obligación y, por tanto,
caería en responsabilidad sólo si una vez iniciado el riesgo conocido no realizara
las acciones necesarias para impedir la consumación de la violación. Un ejemplo
de la violación a esta obligación se encuentra en el caso Campo Algodonero vs.
México,80 donde la responsabilidad se gesta una vez que el Estado tiene la
primera noticia de la desaparición de tres mujeres y no actúa de forma adecuada
para investigar los hechos y encontrar a las mujeres desaparecidas, en especial
por el contexto de violencia de género en Ciudad Juárez, Chihuahua. En el caso
de agentes estatales, la obligación del Estado de proteger a las personas frente a
sus acciones no está supeditada a los requisitos señalados, sino que frente a
cualquier interferencia existe responsabilidad directa pero ya no por la falta de
protección, sino por una afectación a la obligación de respeto o de garantía. La
diferencia con el caso de los particulares consiste en que mientras en el caso de
estos últimos el Estado no está obligado a saber todo lo que hacen, tratándose de
sus agentes sí lo está.
Garantizar: A diferencia de las anteriores, esta obligación no sólo tiene el
objetivo de mantener el disfrute del derecho, sino también el de mejorarlo y
restituirlo en caso de violación. Fundamentalmente se trata de una obligación que
exige la conducta positiva del Estado para asegurar la realización del derecho. En
este sentido, la obligación de garantizar implica, en palabras de la Corte idh, “el
deber de los Estados Partes de organizar todo el aparato gubernamental y, en
general, todas las estructuras a través de las cuales se manifiesta el ejercicio del
poder público, de manera tal que sean capaces de asegurar jurídicamente el libre
y pleno ejercicio de los derechos humanos”.
Promover: También se refiere a la adopción de medidas para la realización
del derecho pero de más largo alcance, que tienden no a asegurar el efectivo
ejercicio del derecho sino a ampliar la base de su realización. Así, se trata de una
obligación de carácter verdaderamente progresivo para lograr cambios en la
conciencia pública, en la percepción o en el entendimiento de un determinado
problema.

UNIVERSALIDAD DE LOS DERECHOS HUMANOS Y SU


IMPORTANCIA EN LA CONFORMACIÓN DE LAS LEYES DE LOS
PAÍSES MIEMBROS.
La libertad para vivir con dignidad tiene su base en el marco internacional de
derechos humanos, junto con el derecho internacional humanitario, el derecho
penal internacional y el derecho internacional de los refugiados. Estos cimientos
del marco normativo constituyen corpus jurídicos complementarios que
comparten un objetivo común: la protección de la vida, la salud y la dignidad de
las personas. El estado de derecho es el medio para la promoción y protección del
marco normativo común. Proporciona una estructura a través de la cual el
ejercicio del poder se somete a normas convenidas, garantizando la protección de
todos los derechos humanos.

Como definió el Secretario General, el estado de derecho exige que los


procesos jurídicos, las instituciones y las normas sustantivas sean compatibles
con las normas de derechos humanos, incluidos los principios básicos de igualdad
ante la ley, rendición de cuentas ante la ley y equidad en la protección y
reclamación de los derechos. No puede existir estado de derecho en las
sociedades si no se protegen los derechos humanos y viceversa; los derechos
humanos no pueden protegerse en las sociedades sin un sólido estado de derecho.
El estado de derecho es el mecanismo de aplicación de los derechos humanos,
convirtiéndolos de un principio en una realidad.

El estado de derecho ha desempeñado una función integral en el arraigo de


los derechos económicos, sociales y culturales en las constituciones, las leyes y
los reglamentos nacionales. En los casos en que esos derechos son justiciables o
su protección jurídica se asegura de otro modo, el estado de derecho proporciona
medios de reparación cuando no se respeten esos derechos o se utilicen
indebidamente recursos públicos.

Si bien las reglas y las normas de derechos humanos convenidas


universalmente le sirven de base normativa, el estado de derecho debe cimentarse
en un contexto nacional, e incluir la cultura, la historia y la política del país. Cada
Estado, por tanto, experimenta el desarrollo nacional de su sistema de estado de
derecho de manera diferente. No obstante, como afirmó la Asamblea General en
su resolución, comparten características fundadas en reglas y normas
internacionales.

El estado de derecho y los derechos humanos son las dos caras del mismo
principio: la libertad para vivir con dignidad. El estado de derecho y los derechos
humanos, por tanto, guardan una relación indivisible e intrínseca. Los Estados
Miembros han reconocido plenamente esa relación intrínseca desde la aprobación
de la Declaración Universal de Derechos Humanos, en la cual se afirma que es
esencial que «los derechos humanos sean protegidos por un régimen de derecho,
a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión
contra la tiranía y la opresión». En la Declaración del Milenio , los Estados
Miembros se comprometieron a no escatimar esfuerzo alguno por fortalecer el
estado el derecho y el respeto de todos los derechos humanos y las libertades
fundamentales internacionalmente reconocidos. En el Documento Final de la
Cumbre Mundial 2005 , los Estados Miembros reconocieron que el estado de
derecho y los derechos humanos se encontraban entre los valores y principios
fundamentales, universales e indivisibles de las Naciones Unidas. En
la Declaración de la Reunión de Alto Nivel sobre el Estado de Derecho, los
Estados Miembros hicieron hincapié en que los derechos humanos y el estado de
derecho estaban vinculados entre sí y se reforzaban mutuamente.

El Consejo de Derechos Humanos ha promovido activamente el estado de


derecho. El Consejo ha aprobado una serie de resoluciones que se relacionan
directamente con los derechos humanos y el estado de derecho, entre otras cosas,
sobre la administración de justicia; la integridad del sistema judicial; y los
derechos humanos, la democracia y el estado de derecho. El Consejo de Derechos
Humanos ha establecido varios mecanismos de procedimientos especiales
directamente relacionados con el estado de derecho, como el Relator Especial
sobre la independencia de los magistrados y abogados, el Relator Especial sobre
la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no
repetición, el Experto Independiente sobre la promoción de un orden
internacional democrático y equitativo  y el Relator Especial sobre la promoción
y protección de los derechos humanos en la lucha contra el terrorismo..
 ORGANISMOS INTERNACIONALES ENCARGADOS DE LA
VIGILANCIA, RESGUARDO, PROMOCIÓN, DEFENSA Y
PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS.
La Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (OACDH) se
esfuerza por ofrecer el mejor asesoramiento experto y apoyo a los diversos
mecanismos de supervisión de derechos humanos en el sistema de las Naciones
Unidas: los órganos basados en la Carta de la ONU, incluido el Consejo de
Derechos Humanos, y los órganos creados en virtud de tratados internacionales
de derechos humanos, y compuestos por expertos independientes con el mandato
de supervisar que los Estados partes en los tratados cumplan sus obligaciones. La
mayoría de estos órganos recibe apoyo de secretaría de la Subdivisión de
Tratados y del Consejo de la OACDH.

Los órganos basados en la Carta de las Naciones Unidas

 El Consejo de Derechos Humanos


 Examen Periódico Universal
 La Comisión de Derechos Humanos (substituido por el Consejo de
Derechos Humanos)
 Los Procedimientos especiales de la Comisión de Derechos Humanos
 Procedimiento de reclamación del Consejo de Derechos Humanos

Los órganos de tratados

Hay nueve órganos creados en virtud de tratados de derechos humanos que


supervisan la aplicación de los principales tratados internacionales de derechos
humanos:

 Comité de Derechos Humanos (CCPR)


 Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CESCR)
 Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD)
 Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer
(CEDAW)
 Comité contra la Tortura (CAT)
 Subcomité para la Prevención de la Tortura (SPT)
 Comité de los Derechos del Niño (CRC)
 Comité para la Protección de los Derechos de todos los Trabajadores
Migratorios y de sus Familiares (CMW)
 Comité sobre los derechos de las personas con discapacidad (CRPD)
 Comité contra las Desapariciones Forzadas (CED)

Los órganos basados en la Carta de las Naciones Unidas


Los órganos basados en la Carta incluyen la antigua Comisión de Derechos
Humanos, el Consejo de Derechos Humanos y los Procedimientos Especiales. La
Comisión fue reemplazada por el Consejo, cuya primera reunión se celebró el 19
de junio de 2006. Este órgano intergubernamental, que se reúne en Ginebra
durante 10 semanas al año, está compuesto por 47 Estados miembros de las
Naciones Unidas elegidos por un periodo inicial de tres años, y no pueden ser
elegidos por más de dos periodos consecutivos. El Consejo de Derechos
Humanos es un foro que tiene la facultad de prevenir los abusos, la desigualdad y
la discriminación, proteger a los más vulnerables y denunciar a los perpetradores.

El Consejo de Derechos Humanos es una entidad separada de la OACDH.


Esta distinción se deriva de los diferentes mandatos otorgados por la Asamblea
General. Sin embargo, la OACDH presta apoyo sustantivo a las reuniones del
Consejo de Derechos Humanos, y da seguimiento a las deliberaciones que tienen
lugar allí. 

Los Procedimientos Especiales se refieren de manera general a los


mecanismos establecidos por la Comisión de Derechos Humanos y asumidos por
el Consejo de Derechos Humanos para abordar bien sea situaciones específicas
en los países o cuestiones temáticas en todo el mundo. Los Procedimientos
Especiales pueden estar compuestos de un individuo o de un grupo de trabajo.
Son destacados expertos independientes que trabajan a título voluntario,
nombrados por el Consejo de Derechos Humanos.

En los mandatos de los Procedimientos Especiales por lo general se encarga a


los titulares de dichos mandatos que examinen, supervisen, asesoren e informen
públicamente acerca de situaciones de derechos humanos en países o territorios
específicos, en lo que se conoce como mandatos de país, o sobre los principales
casos de violaciones de derechos humanos en todo el mundo, en lo que se
denomina mandatos temáticos. Todos informan al Consejo de Derechos
Humanos sobre sus conclusiones y recomendaciones y muchos de ellos presentan
informes a la Asamblea General. En algunas ocasiones son el único mecanismo
capaz de alertar a la comunidad internacional sobre determinados problemas
relativos a los derechos humanos, porque pueden abordar esas situaciones en
cualquier lugar del mundo, sin necesidad de que los países interesados hayan
ratificado un instrumento de derechos humanos.

El 1 de agosto de 2017 había en vigor 44 mandatos temáticos y 12 mandatos


de país.El ACNUDH facilita la labor de los relatores, expertos independientes y
grupos de trabajo a través de su División de Procedimientos Especiales (SPB, por
sus siglas en inglés), que presta servicios a todos los mandatos temáticos excepto
a uno y que proporciona apoyo centralizado al conjunto de los Procedimientos
Especiales. La División de Operaciones sobre el Terreno y Cooperación Técnica
(FOTCD) presta apoyo a los mandatos de país.

Los órganos de tratados


Hay nueve principales tratados internacionales de derechos humanos, el más
reciente de los cuales –sobre la desaparición forzada- entró en vigor el 23 de
diciembre de 2010.Desde que en 1948 se aprobó la Declaración Universal de
Derechos Humanos, todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas han
ratificado al menos uno de los principales tratados internacionales de derechos
humanos y el 80 por ciento ha ratificado cuatro o más. En la actualidad hay diez
órganos creados en virtud de tratados de derechos humanos, que son comités de
expertos independientes.

Nueve de estos órganos supervisan la aplicación de los principales tratados


internacionales de derechos humanos, mientras que el décimo órgano, el
Subcomité para la Prevención de la Tortura, creado en virtud del Protocolo
Facultativo de la Convención contra la Tortura, supervisa los centros de
detención en los Estados Partes del Protocolo Facultativo. Los órganos de
tratados se crean de conformidad con las cláusulas del tratado que han de
supervisar. El ACNUDH apoya la labor de los órganos de tratados con miras a
armonizar sus métodos de trabajo y los requisitos en materia de presentación de
informes a través de sus secretarías. Hay otros órganos y entidades de las Nac
iones Unidas que participan en la promoción y protección de los derechos
humanos.
Conclusion.
Construir una cultura de los derechos humanos que reconozca las diferencias
y la diversidad. Aprender que la diferencia es fuente de riqueza en las relaciones
entre las personas y entre las sociedades. Elaborar un proyecto socializador que
reconozca la diferencia, que valore el conflicto y que posibilite interiorizarlos
como parte de una existencia humana que se puede vivir con dignidad. Deben ser
una aspiración permanente. La década de los noventa se encuentra marcada a
nivel internacional por una reflexión de las bases de la sociedad internacional y
por tanto a nivel nacional. Así lo plantean la gran cantidad de Conferencias y
Cumbres Mundiales que abordan los temas del desarrollo, la satisfacción de
necesidades humanas básicas, la capacitación a las personas y la búsqueda de una
protección más eficaz de los derechos económicos, sociales y culturales y que en
alguna forma preocupante siguen en espera en las agendas internacionales y
nacionales. Durante la mayor parte de la historia, el poder podía ejercerse con
escasos límites frente a los gobernado. El ejercicio del poder no debe menoscabar
de manera arbitraria el efectivo goce de los derechos humanos. La tutela de la
libertad, la seguridad y la integridad física y moral de la persona, así como su
derecho a participar en la vida pública, emanan de la protección y garantía que el
Estado provea, por su parte, está obligado no sólo a respetarlos -civiles y
políticos- sino también a garantizarlos, por medio de un orden jurídico que los
reconozca, garantice y asegure la efectividad del goce de dichos derechos. Los
derechos económicos, sociales y culturales, se refieren a la existencia de
condiciones de vida y de acceso a los bienes materiales y culturales en términos
adecuados a la dignidad inherente a la familia humana y su realización depende,
en general, de la sola instauración de un orden jurídico ni de la mera decisión
política de los órganos gubernamentales, sino de la conquista de un orden social
donde impere la justa distribución de los bienes, lo cual sólo puede alcanzarse
progresivamente. 52 Son exigibles en la medida en que el Estado disponga de los
recursos para satisfacerlos. El problema no es su no realización, sino la adopción
de políticas orientadas a la supresión de los mismos. En Costa Rica la brecha de
las desigualdades aumentó significativa mente, en los últimos dos años, situación
que nos debe conducir a profundizar las reflexiones en este campo. El efectivo
cumplimiento de los Derechos Humanos se encuentra determinado por la calidad
de la democracia como requisito, único, sistema político compatible con la
expansión de las libertades y el respeto pleno a la dignidad humana, asociado con
la tolerancia a la diferencia y la necesidad de contar con una elevada capacidad
social para canalizar los conflictos por vías institucionales y consecuentes con los
Derechos Humanos. Un Estado democrático supone que con la respuesta jurídica
a los problemas de vulnerabilidad, invisibilización, incumplimiento de derechos,
asegura la plena vigencia de los Derechos Humanos y una protección amplia a las
libertades individuales, sin embargo las posibilidades de transformación y avance
se encuentran en no invisibilizar las situaciones que señalan los diferentes
órganos evaluadores del cumplimiento de los Derechos Humanos, como lo son,
para el caso nuestro, el Instituto sobre Derechos Humanos, Defensoría de los
Habitantes, observatorio del Desarrollo, organizaciones no gubernamentales y
más específica mente ONGs, informes Estado de la Nación, entre otros. En Costa
Rica hemos interiorizado un imaginario social construido alrededor de la idea de
que en el país los Derechos Humanos no se violan, imaginario construido y
reforzado desde un discurso oficial que en términos generales contiene una visión
restringida de los Derechos Humanos. Es oportuno señalar los avances en el
reconocimiento formal de los derechos humanos en general desde el ámbito
jurídico-legal, sin embargo es también desde la legislación que no se reconoce las
particularidades de algunos grupos, invisibilizando y desatendiendo sus
necesidades específicas de sectores sociales de 53 afrodescendientes, mujeres,
migrantes, personas con discapacidad, personas que viven con VIH I SIDA,
niños, niñas y adolescentes, indígenas, trabajadores, privados de libertad, adultos
mayores, activistas políticos de oposición, gays, lesbianas, bisexuales y
transgénero.
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imperativo contemporáneo" en Revista de Derechos Humanos México, n.12.
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