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1. Introducción
Todos los días, luego de volver del colegio, Roberto coge su balón y juega en la sala de su casa.
Es una costumbre que ha ido practicando desde que empezó el año. Para mala fortuna de
Roberto, por una jugada fuera de control, rompió el foco de la sala. Rápidamente, buscó sus
ahorros y se apresuró a ir a comprar un foco nuevo a la ferretería más cercana. Al regreso,
limpió y recogió los restos del foco quebrado e instaló el nuevo, justo antes de que su mamá y
abuela volvieran a casa.
¿A qué viene esta historia? En realidad, es una anécdota que ilustra de un modo sencillo los
efectos prácticos de la figura de la subsanación voluntaria consagrada en el Inciso f), Numeral 1
del Artículo 236-A° del Decreto Legislativo N° 1272[1] – Decreto Legislativo que modifica la Ley
N° 27444[2] (en adelante, el DL 1272).
1. Antecedentes
La subsanación voluntaria es una figura que, inicialmente, fue propuesta como un supuesto de
atenuación de la responsabilidad. Así fue contemplada en la redacción del Anteproyecto de
modificación de la Ley N° 27444, el antecedente más próximo al DL 1272.
Sin embargo, a propósito de la promulgación del DL 1272 podemos advertir que aquella
propuesta sufrió una reubicación, ya que, se decidió que la subsanación voluntaria constituya
una condición eximente de responsabilidad.
Ahora bien, los fundamentos que sustentaron esta variación, desafortunadamente, no son
conocidos en la medida que la Exposición de Motivos del DL 1272 solo hace una referencia
escueta sobre esta figura. No obstante, compartimos la opinión de la doctrina autorizada de
que esta variación obedece a una decisión de política punitiva que antepone la protección real
de los bienes jurídicos protegidos, a través de acciones reparadoras, antes que realizar
diligencias preliminares e iniciar el procedimiento sancionador con todos los costos que ello
involucra[4].
De ahí que en muchos casos los administrados decidan actuar propositivamente para remediar
su error no resulte necesario la aplicación de una sanción administrativa puesto que la
inconducta que generó el ilícito administrativo ya fue subsanada; ofreciendo de esta manera,
inclusive, mayores ventajas y beneficios para los que asumieron los daños y sus efectos.
“hasta antes de la entrada en vigencia de la LPAG, salvo que se estuviese frente a una
legislación especial, se hacía simplemente una aplicación mecánica de los supuestos de
responsabilidad administrativa, sin apreciar las particularidades de cada situación en
particular, que hubiesen podido atenuar e incluso eximir de responsabilidad a quien
inicialmente pareciera haber incurrido en ella”.
III.1. La subsanación
La subsanación[5] es una derivación del verbo subsanar, el cual implica tener que reparar un
defecto o resarcir un daño causado a la Administración Pública o a un tercero; pero no debe
tratarse únicamente de un pasivo arrepentimiento, sino que será necesario que el infractor
lleve a cabo dicha reparación de forma espontánea[6].
Finalmente, cabe señalar que tanto la subsanación como el carácter voluntario son elementos
concurrentes que deben producirse de manera conjunta por lo que la ausencia de uno de ellos
desestimaría el pedido de exoneración (ver Gráfico 1[10]).
Llegado a este punto, sabemos que la subsanación es un acto realizado por el administrado en
el que, simultáneamente, concurren el cese de la conducta y la reversión de los efectos
derivados de la misma; actuación que debe llevarse a cabo sin requerimiento o instigación de
la Autoridad.
Entonces, ¿la acreditación de lo anterior es suficiente para que opere la eximente de
responsabilidad? De acuerdo al DL 1272, para que opere este beneficio, la subsanación
voluntaria tiene que efectuarse antes que se dé inicio al procedimiento sancionador, vale
decir, antes de que el administrado sea notificado con la imputación de cargos.
Ahora bien, si bien ya sabemos que solo la Autoridad tiene potestad de iniciar un
procedimiento sancionador, aún no sabemos cómo se configura este inicio o, dicho de otro
modo, en qué momento y con qué formalidad se materializa el inicio del procedimiento
mencionado.
1. Reflexión personal
A manera de reflexión, solo cabría señalar que, a la luz de las modificaciones concebidas a
través del DL 1272, las Administraciones Públicas tienen la tarea de impulsar estas reformas;
evitando, de ese modo, imponer condiciones menos favorables que las dispuestas por la Ley.
MORÓN, J.C. (2009). Comentarios a la Ley del Procedimiento Administrativo General.
Lima: Gaceta Jurídica.