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LA POESÍA NO TIENE SEXO

Blanca Varela
SER POETA EN EL PERÚ
Para mí no tiene ningún significado especial ni ser poetisa ni ser peruana. Soy o padezco ser ambas, no las puedo
disociar: es mi identidad y es a través de la cual mal o bien vivo. Estoy en el mundo y me expreso.

UN TÚNEL HECHO DE UNA MIRADA VACÍA


El túnel existe. La mirada existe. El vacío es evidente, y creo que eso nos ha tocado vivir. Pues bien, yo lo acepto
y mientras tenga energías, me parece que me daré el placer y el dolor de explorar ese túnel y ese vacío hasta la
saciedad. Me parece que mi destino es ser esa mirada crítica y apasionada y amar como si se tratara de la propia
eternidad, que no deseo ni aceptaría que exista, la vida triste, oscura y desesperanzada que me rodea. Esa vida que
asumo y que escribo.

EL OFICIO DE LAS PALABRAS


Todo el tiempo lleno cuartillas, pero sólo escribo cuando algo realmente me ha tocado. Yo creo en la inspiración,
en la emoción. Me es imposible escribir un poema en frío, planificándolo. A mí el poema me sorprende, me
viene, y es a partir de eso que lo trabajo y lo elaboro. La coherencia del poema se da a posteriori. Por otro lado, hay
un elemento plástico en mi poesía: siento que las palabras tienen una textura, un color, un peso.

POESÍA PURA
Francamente creo que no existe la “poesía pura”. Hay poetas más formales que otros, pero no poetas puros. Para
decirlo en otros términos, creo que el poeta vive primero un enamoramiento de la palabra. Creo que eso fue lo que
sentí; una enorme necesidad de decirme, de entablar un monólogo permanente. Todo esto es muy complejo y está
mezclado con otras cosas.

LA POESÍA NO TIENE SEXO


No tengo esa obsesión que generalmente tienen los escritores hombres en relación a su obra, esa idea de hacer de la
creación la totalidad de su vida. La parte doméstica, los hijos y el matrimonio, forman también parte
importante de mi vida y de alguna manera definen el tipo de poesía que puedo hacer. Atención: con esto no estoy
diciendo que no pueda tocar otros temas, porque soy una persona que lee, que piensa, que se interesa por lo que
ocurre a su alrededor. Además, pienso que la poesía no tiene sexo. Aunque, claro, corre a través de ciertos
transmisores que pueden ser un hombre o una mujer.

DE LO RACIONAL Y LO IRRACIONAL
Creo que hay dos tipos de escritores: los que escriben desde la conciencia y los que escriben desde el otro lado,
desde una zona muy próxima a la locura. Creo que soy alguien que al trabajar con esta materia tan delgada de la
literatura trata de rescatar algunas cosas, algunas evidencias de ese otro lado irracional (pero no necesariamente
inconsciente) desde el cual escribo.

LOS SURREALISTAS
El surrealismo me ha interesado. He leído mucha de su poesía y conocido a André Bretón, a Benjamín Peret, a
muchos poetas del movimiento. Pero no siento una influencia en sentido directo: olvido mis lecturas y quedan en el
inconsciente, desde donde afloran en una nueva forma. Soy freudianana en ese aspecto.
La primera vez que vi a estos surrealistas fue en la Place Blance, a donde nos llevó Octavio Paz. Como grupo me
pareció debilitado, desarmado. La segunda vez que vi a Breton, en mi segunda estancia en París, lo vi muy
fatigado, no tenía ya la vitalidad de antes. Hay un surrealista que he adorado y es César Moro.

LA MUJER PERUANA
La mujer peruana ya no es más lo que era. La vemos trabajando eficientemente en las fábricas, en la televisión, en
los periódicos. Hace, igual que los hombres, arte, ciencia, negocios, política y hasta terrorismo. Nuestras
compatriotas se piensan en sí mismas de otra manera y pueden llegar a ser mucho más apasionadas y
heroicas en sus aventuras que sus padres, maridos y hasta hijos. Supongo que esto se debe a su inocencia,
juventud y osadía con que se atreven a actuar (no importa cuál sea su edad) en esos campos de la actividad humana
que les había estado vedados desde siempre, y en los cuales se muestran mucho más honestas y capaces que
muchos hombres.

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