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“VIVIR ES UN SALTO MORTAL”: HUGO MOLINA Y LA POESÍA

Hugo Molina (Puebla, Puebla; 1986) es un joven poeta. Estudió la licenciatura en Lenguas
Modernas en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Su primera publicación fue en la
antología El lugar donde ocurrió la huida” (2014), producto de un taller literario con Mario
Bojórquez. Publicó When I stop I continue (Tiempo-que-resta, 2016). Fue Becario del Festival de
Literatura Interfaz del ISSTE. Ha publicado en la revista Círculo de poesía, la cual se solidarizó
con él cuando sufrió en 2016 un infarto cerebral que le provocó un traumatismo importante, lo
que no impidió que continuara escribiendo y dedicándose con entereza a su pasión: la poesía y
las letras.
Su poesía mezcla el arrebato de la semiconsciencia con destellos de melancolía, ardor y
ausencia. Son un salto mortal de la palabra por caminos extrañados de lenguaje: versos libres
como la anarquía, en el que el sentido humano, cuando aparece, se encentra pleno y sincero: “por
mucho que lo intento no / no creo en mí...”, “la vida no es llenar de carcelazos el alma”,
“concluyo que vivir es dar un salto mortal”. Su lenguaje es crudo, lúdico, a veces una mueca
sórdida y mordaz: “vine a pasear a mi mente como se pasea a un perro” o estampas perversas de
un conocimiento irregular: “soy el blanco que tira contra sí”, “la realidad me sabe a una torta de
miel bañada en sangre”, “todos somos puercos de granja”, “soy un fantasma breve en el ocaso de
la historia”. Y con todo eso, el poema que revela oscureciendo y erige su propia patria de
palabras:

No es el infierno
es el sonido incomprensible de una luz descarnada
de una luz que choca con otra luz para oscurecerlo todo.

REMODELACIONES

tiempo
no dejes que se acerque el mañana,
petrifica la felicidad,
incentiva más risas ahora que la vieja casa se renueva
-sin ser víctima de la conspiración del sentido
incentiva más risas ahora
no porque las mentes más claras lo revelen
sino porque el presente conciliador no se moverá de aquí

.
Presentamos una emotiva entrevista en la que el poeta nos platica sobre su vida, su trayectoria, su
estética, su pensamiento, sus lecturas preferidas y como la poesía ha constituido la salvación de
su existencia.

1.- ¿Cómo relacionas tu poesía con tu vida?


La poesía es salvadora para mí. En distintas etapas de mi existencia lo ha sido. Sobre todo, en mi
última crisis de salud, donde quedé sin habla debido a un infarto cerebral, y desde los primeros
momentos de saberme afásico, recitar algunos de mis versos favoritos que quedaron en mi
memoria fueron cruciales para recuperar una parte importante del habla que perdí casi por
completo. También ha sido una terapia hacia mis conflictos existenciales, por un lado y por otro,
el arte de la palabra me ha llevado a interesarme en mis procesos cognitivos y hacer conciencia
de ellos. Aunado a lo anterior, adquirir una lengua o saber explicar cómo funciona una parte del
lenguaje es imperativo para mí porque mi profesión me así me lo requiere. Estudié Lenguas
Modernas en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y tuve la fortuna de que desde
muy pequeño descubrí que las lenguas me interesaban, mas nunca mi sueño fue escribir poesía
hasta a la mitad de mi carrera universitaria, a mis 22 años, cuando decidí ocuparme de mi
formación poética más seriamente.

2.- ¿Cómo es tu proceso creativo al momento de escribir poesía?


Como bien es sabido, es un misterio, imposible de desentrañar del todo. Es entrar en una
disposición anímica superior a ti, donde toda tu agudeza mental, tu espíritu , tu voluntad creadora
y límites lingüísticos entran en juego y uno tiene el rol de simple conductor-mediador- calibrador
de dichos dominios, pero no con afán de controlarlos, más bien ellos te rebasan y tú quedas al
servicio de ellos; es un esfuerzo inenarrable, doloroso y maravilloso a la vez, donde entregas
todo tu ser para perder, para no quedar satisfecho e ir por más intentos con el fin de retratar esas
emociones que te superan y uno es fiel siervo inconforme al dar su ofrenda a ellas, un poema en
este caso. Es un juego donde sabes que vas a perder, pero desahogando aquello que te
congestiona, e inconscientemente sabes que si no atiendes esa necesidad expresiva te mueres:
“vivir es dar un salto mortal”.

3.- ¿Qué es lo que más disfrutas de hacer poesía?


Lo más agradable para mí es la conciencia que adquiero al sumergirme en el proceso creador,
que a veces es inmediato; no lleva mucho tiempo forjar un verso y el mismo verso te indica por
dónde ir y cómo desembocar al final. Otros poemas, como decía Jaime García Terrés, llevan
años de estudio minucioso sobre un tema deseado a tratar o si el poema es sólo un boceto mental,
el cual que se revela a tus sentidos llegado el momento, y tú sólo eres una especie de médium al
redactarlo; ambos procesos los disfruto, en los dos trabajo mecanismos distintos: la inmediatez y
la paciencia. Uno tiene, por supuesto, sus obsesiones, temas, y uno se nutre de los maestros de la
poesía en su lengua para que con métodos introspectivos se dilucide o se intente conseguir
resultados, como aquellos maestros que llegaron a apropiarse de esos mecanismos, que poco a
poco, con clara intención, se van haciendo menos abstractos. En sus distintas fases, lo disfruto y
no me cierro a otras posibilidades de creación que vayan de acuerdo a mi persona. Decía Octavio
Paz que el ejercicio poético se parece al ejercicio matemático, ambos requieren de mucha
intuición. Eso disfruto.

4.- ¿Cómo visualizas el panorama de la escritura en tu ciudad y cómo te relacionas con esa
comunidad?
Tuve la fortuna de coincidir con algunos de los jóvenes más talentosos de la ciudad de Puebla.
Una veintena de ellos. Me gustaría mencionar algunos nombres, pero lo considero de muy mal
gusto. Puedo mencionar algunos maestros que han estado a cargo de talleres y han sido claves en
la formación propia y de dichos talentos. La querida poeta y amiga Gaby Puente fue la encargada
de mi iniciación, allá por el 2009 en el IMACP. Todavía estoy en contacto con compañeros que
en ese taller conocí y hemos participado en lecturas de poesía en Puebla y Cholula. Participé en
el taller que impartió Mario Bojórquez, por tres años, entre 2012 y 2014. El resultado fue una
antológica propuesta por él, El lugar donde ocurrió la huida, donde tuve el honor de aparecer
junto a poetas talentosos que admiro. En el mismo año fui becario en el encuentro Interfaz Los
signos en rotación del ISSTE donde me relacioné con jóvenes escritores de mi ciudad y de otras
ciudades del centro-sur de México. Junto a Joel David Jiménez y Javier Chavelas, colegas, fundé
la editorial Tiempo-que-resta, participación que interrumpí por motivos de salud.

5.- ¿Qué has publicado?


Mi primera publicación, la cual me enorgullece mencionar, fue en la antología en El lugar donde
ocurrió la huida” (2014), esfuerzo de compañeros y el poeta Mario Bojórquez, que impartió el
taller de poesía en la Casa del Caballero Aguila, en Cholula, Puebla. Más tarde tuve el honor de
ser publicado en la revista electrónica Círculo de poesía, en 2015. El año que tuve mi accidente
cerebral, mis colegas de la editorial independiente Tiempo-que-resta me honraron con el primer
número de sus publicaciones, poemario que llevó por nombre When I Stop I Continue. Material
formado por ellos, con los poemas encontrados en mis dispositivos electrónicos. Debido a mi
infarto cerebral no puede estar al tanto del cuidado del libro, desde sus inicios; una vez
consciente, autoricé su publicación, aunque por motivos propios de mi estado de salud no tuve la
minucia de revisar enteramente los textos. En 2016, también, fui antologado en la muestra de
poesía escrita desde Puebla Antilogía, a cargo de la misma editorial.

6.- ¿Cómo vives creación de poesía después de tu infarto?


A partir de allí y desde antes, es un estar en caída libre, por tiempo indefinido. El susto de haber
perdido mis sentidos, no acabó cuando mi vena cerebral se dispuso a explotar, más bien, fue un
génesis total a mis 29 años. Hoy, palpo la realidad más densamente y con una ansiedad de no
poder concebirla como anteriormente. Después de haber perdido el habla, casi por completo, me
frustré en el principio, y tuve la impresión de no poder desarrollar la escritura nuevamente.
¿Cómo algo por lo que había luchado por alcanzar tan deseosamente se esfumó tan de un día
para el otro? No hay respuesta. Lo que sí hay es un eterno resistir ante esa ansiedad, poner a la
poesía en la justa dimensión que ha ocupado en mi vida y rehacer los rituales necesarios para que
cuando ella llegue, aún con daño neuronal y todo, me disponga a dar las mejores ofrendas, que
broten desde las vísceras, aunque sea, ya no desde el corazón.

7.- ¿Qué es lo que más disfrutas de escribir?


Versos: mi prosa está muy desatendida. Me emociona mucho ir tejiendo versos con una
sonoridad inesperada y sorpresiva, y que el poema se haga solo y yo sea un mero conducto
consciente, un vehículo. El poema se ofrece, no se busca. Disfruto tratarlo desde que se asoma a
mis sentidos hasta sus versiones “finales”. El verso es, para mí, un espacio que todavía tengo
mucho que explorar. A diferencia de la prosa poética, de la cual no me he atrevido a explorar sus
posibilidades lúdicas y llevarla a mis inquietudes personales. Me gusta estar consciente de lo que
hago: no sólo un florecer burdo, y sin sentido. El verso es lo que más se adapta a mis necesidades
expresivas. Por el momento.

8.- ¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?


Estoy trabajando en la composición de un poemario de flores que hay en mi jardín. Mi estadía en
casa me orilló a este proyecto que surgió de la curiosidad y la necesidad de encontrar un soporte
donde desahogar mi inquietud poética, después de haber pensado no escribir nunca más.
Además, reviso los poemas de un libro anterior que fragüé, cuyos versos intentan traducir a
signos verbales las emociones percibidas en mi proceso de rehabilitación. Son 70 páginas, que
junto a colegas reviso y, pronto, espero, se imprima (bienvenidos lectores y sugerencias de casas
editoriales). Por último, en mis ratos de ocio, trabajo en traducciones de Fernando Pessoa, desde
el inglés. Muchos tachan esta tarea como descabellada, sin embargo, hay dos motivos que la
justifican: el primero, no sé portugués; el segundo Richard Zenith afirma que la poesía de Pessoa
es tan universal que es adaptable a cualquier lengua, en términos de sentido y métrica. Lo cual
corrobora la perdurabilidad e inestimabilidad de la obra del autor.

9.- ¿Cómo te definirías como poeta?


Muy difícil dar respuesta. Recuerdo una anécdota de Rubén Darío en su primera visita a México.
Un grupo de conocedores de su obra, entre ellos un sacerdote, bien acomodado, se entrevistó con
él, y ante la pregunta “¿A qué escuela pertenece, maestro? Darío respondió, “yo no tengo
escuela, viejo (...)” Irónico, pues, se sabe que a Darío se le liga con la fundación del modernismo
en Hispanoamérica. Yo nunca me compararé con Darío. Ilustro aquí, con su ejemplo, lo difícil
que es para uno mismo definirse. Ni siquiera acepto con mucha buena gana cuando se refieren a
mí como poeta; puedo definir mi personalidad, y eso engloba todo, hasta ese posible apelativo:
como inconforme, crudo e introspectivo. Me gusta adentrarme a los rincones más negros de mi
ser y no tener miedo a relatarlos en versos. Describir cómo este modo de vida caótico me afecta
y a la par es un gozo incomparable encontrar a alguien que se identifique o emocione con
cualquier cosa que pueda leerse desde mi perspectiva.

10.- ¿A qué poetas admiras?


A todos mis maestros, pero recuerdo al poeta que me marcó desde mis primeros intentos de
escribir poesía. Con el cual me identifico, también. Manuel Pacheco. Poeta de Badajoz, suroeste
de España. Su historia es muy particular. Aprendió a escribir y a leer a edad adulta, su insistencia
y constancia lo llevaron a ser uno de los más grandes poetas españoles del siglo XX. Su historia
se contrapone a la de los más altos genios de la literatura. Para mí es un símbolo de resistencia,
paciencia y personalidad. Un tanto parecida su historia a la mía, en cuanto a la tardía formación
literaria que recibí.

11.- ¿Cómo concibes la poesía joven actual?


Con mucho peso, personalidad, ímpetu. La lengua española, y su poesía, como afirma mi
maestro Mario Bojórquez, se mueve en México, como en ningún lado. Somos el país que más
hablantes del español tiene, y una tradición poética respaldada en siglos. Incontables son los
galardones, editoriales, eventos, lecturas de poesía. Mucho presente tiene la poesía en español
escrita en México y por ende futuro. Lo que sí es necesario es saber navegar entre tanta
información a la que uno está inmerso para discernir lo que es valioso; otras estrategias
cognitivas de discernimiento se necesitan desarrollar actualmente. Como dice el maestro
Eduardo Lizalde, se necesita brújula para navegar.

12.- ¿Qué es lo que más te gusta leer?


Entre mis textos favoritos hay, por supuesto, poesía, lingüística, manuales de retórica y filosofía
del arte, historia del arte, historia de México, algunas biografías no sólo de poetas sino artistas en
general, psicología, y una que otra novela, aunque no me considero muy sensible a la narrativa.

13.- ¿Quiénes son tus autores favoritos?


Mencionaré a los que más recurro: Octavio Paz, Fernando Pessoa, Alfonso Reyes, Miguel
Hernández, Francisco Cervantes, Eduardo Lizalde, Ali Chumacero, Sergio Mondragón, Manuel
Maples Arce, José Juan Tablada, José Carlos Becerra, Sor Juana, Rubén Bonifaz Nuño, Jaime
García Terrés, Max Rojas, Efraín Huerta, Rubén Dario, Ramón López Velarde, Lope de Vega,
Mario Bojórquez, Jorge Fernández Granados, Antonio Plaza, Xavier Villarrutia, Vicente
Huidobro, Daniel Carpinteyro…

14.- ¿Qué lugar ocupa la lectura en tu vida?


Preponderante, hoy más que nunca, por cuestiones terapéuticas y de gozo personal. Habiendo
estado en recuperación dos años y casi aislado por obvias razones, la lectura es mi pan de cada
día, mi plataforma donde encuentro sentido al mundo y mi instrumento de trabajo. Mi perdición
y rescate espiritual cuyos símbolos reflejan quién soy o mejor dicho quién no soy.

15.- ¿A qué te dedicas actualmente?


La mayor parte de tiempo a rehabilitarme. Tomo clases de Teoría musical en línea, con algunos
amigos y por mi cuenta reviso textos de amigos que piden mi opinión sobre sus versos, escribo,
traduzco y me preparo para el año que viene, si la vida lo permite, entre a una maestría, en
Literatura o Lingüística.

16.- ¿Cómo visualizas el futuro de México y qué te gustaría de él para los próximos años?
En general, soy optimista. Confío en que el hartazgo de nuestros hermanos se manifieste y se
pueda administrar concienzudamente, de un modo tal que nos atrevamos juntos a dar un paso
gigante rumbo a un modelo no de igualdad, sino de reconocimiento humano y seamos valientes
para arrojar nuestros prejuicios al basurero de la historia en pro de la vida de este planeta. No
hablo tanto de modelos económicos que nos han esclavizado durante siglos. Se necesita ser muy
valiente y estamos a punto dar un gran paso hacia esa maravilla que será la ruptura, al menos
parcial, con ese modelo asesino y usurpador que ha despojado a generaciones de un mínimo gajo
de esperanza. Me emociona el momento histórico en que vivo. Nunca dudé de este pueblo
aguerrido y me enaltece hoy más nunca ser mexicano. Mi lucha se la dedico a todas esas
personas que murieron sin atestiguar este insólito momento y hoy menos que nunca tengo
permitido rendirme. Por ellos y por los que vienen.

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