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Valdovinos González Luisa Fernanda.

YO NO SOY YO
Yo no soy yo
Soy este
que va a mi lado sin yo verlo,
que, a veces, voy a ver,
y que, a veces olvido.
El que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasea por donde no estoy,
el que quedará en pie cuando yo muera.

Juan Ramón Jiménez.

Significado de palabras:
Sereno: que una persona está tranquila.

Paráfrasis:
Se enuncia la verdadera esencia del ser humano como eterna, invisible, bondadosa e inteligente.
En otras palabras: el verdadero yo del poeta no es su imagen física conocida, sino otra más
inteligente, oculta e imperecedera.

Apartados temáticos:
El poema es muy unitario, fluido y trabado en la disposición del contenido. No se pueden apreciar
modulaciones temáticas significativas. Todo él se centra de modo compacto y firme en la
indagación sobre la esencia del yo poético; es un discurso ontológico asertivo y sin titubeos. Este
soy yo, y se los voy a decir. En este sentido, el poema se presenta como un razonamiento
deductivo de lógica implacable. En el primer verso se enuncia la tesis y en todos los demás se
ofrecen argumentos de por qué eso es así y no de otra manera.
Valdovinos González Luisa Fernanda.
Aspectos métricos, de la rima y estróficos:
Es un poema en verso libre porque la medida de los versos es irregular (oscila de cuatro sílabas,
el primero, a doce, del último) y no se aprecia una rima reconocible con ninguna estrofa. Es cierto
que una cierta rima asonante en é y ó se puede rastrear en todos los versos, excepto en el quinto.
Este tipo de combinación métrica es muy común en la poesía moderna. Había comenzado con el
Romanticismo una tendencia a la versificación fuera de los moldes clásicos.

Análisis:
El poema es un ejemplo perfecto de paradoja continuada. El primer verso comprime muy bien
todo el contenido posterior: el yo poético no es el que él mismo se percibe y nosotros percibimos
por los sentidos. Entonces, ¿quién es? Los siguientes versos nos dan la respuesta: alguien que
va a su lado pero que no lo ve, que visita o se olvida de él; hasta aquí las acciones del yo poético
sobre su auténtico yo. Luego nos ofrece, en una serie de antítesis (cuatro exactamente)
expuestas en perfectos paralelismos y anáforas, sobre la esencia del yo verdadero.
Son notas positivas y laudatorias, frente al polo más bien negativo del yo poético que nos habla.
Que es así lo muestra muy bien los adjetivos “sereno” (v. 6) y “dulce” (v. 7) aplicados a ese yo
oculto. Además, en el último verso del poema, nos desvela la cualidad esencial: la eternidad,
bellamente expresada con la metonimia metaforizada “el que quedará en pie” (v. 9). El juego de
las personas verbales “él / yo” marca la dinámica del poema; los verbos en primera persona
aparecen al final de los versos, y tienen significación negativa; son los aplicados al yo poético. Los
verbos en tercera persona aparecen al principio de cada verso y tienen significación positiva; son
los aplicados al yo auténtico y escurridizo del emisor poético.
Las antítesis de los versos 4 y 5 expresan muy bien la inconstancia o la inconsciencia del yo
poético, que se olvida hasta de sí mismo. La repetición de “a veces” expresa muy bien lo
tornadizo del yo poético. Pero al comenzar el verso 6, el poema adquiere

Comentario:
Nos presenta una reflexión intimista sobre la naturaleza del ser humano. Juan Ramón fusiona la
razón y la poesía, los elementos sensitivos con los intelectuales para intentar aprehender tan
escurridizo sentimiento. Ya en los primeros versos advierte que el auténtico yo va a nuestro lado
sin ser visto. Para poder reconocerlo, hay que pensar y sentir con hondura y sensibilidad.
Entonces sí podemos ver nuestro auténtico yo: calla, perdona, pasea y vive para siempre, acaso
más allá de nuestra propia consciencia. A nosotros nos presenta el resultado de una indagación
filosófica. El primer verso establece una tesis firme y clara, aunque a través de una hermosa
paradoja: “Yo no soy yo”; luego nos explica quién es en realidad, con razonamientos más que
convincentes.
El poeta explora su esencia íntima e invariable. Encuentra su yo auténtico, lejos y a la vez cerca
del superficial, dotado de rasgos éticos positivos y bondadosos. Quizá por saberse eterno, quizá
Valdovinos González Luisa Fernanda.
por la sabiduría que le hace comprender que las apariencias no son nada, sólo humo que se
desvanece en su instante.
El yo poético intenta verbalizar la naturaleza del ser, de su ser, exactamente. Para ello, se vale de
percepciones y emociones analizadas a través de la contemplación poética, es decir,
transcendidas. Indaga en su propio interior y nos descubre su verdadero ser, el donador de
sentido a su vida. El enunciado es grave y serio: se trata de transmitir un pensamiento
transcendente.
En muy pocos versos, la mitad muy breves, Juan Ramón enseña la pureza del sentido de su vida,
seguramente válido para todos los demás, aunque el poeta, humilde, sólo habla en primera
persona, de él mismo. Es nuestra responsabilidad aplicarnos la oportunidad que el poeta nos
brinda para contestar a la pregunta: y yo, en realidad, ¿quién soy?

Resumen
El poema expone toda una teoría ontológica sobre el ser humano, pero no de cualquiera, sino del
yo poético en particular. Presenta la certeza de que él no él, sino otro que lo acompaña sin ser
visto. Ocasionalmente, el yo poético conocido lo visita, aunque también lo olvida. Pronto establece
su naturaleza a base de cuatro antítesis respecto del sujeto hablante en el poema: calla, perdona,
pasea y se mantiene para siempre en el mundo, más allá de la muerte del poeta.

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