1.La salud según la definición que la OMS hace del
término, es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. . Por tanto, no solamente cuenta nuestro buen estado físico o fisiológico, sino también nuestros aspectos psicológicos y cómo nos influye nuestro entorno (socioeconómico, familiar, laboral, emocional, medioambiental). Se puede definir la enfermedad como un trastorno del normal funcionamiento de nuestro organismo, tanto a nivel físico como mental. Según su origen (etiología), podemos clasificar las enfermedades como: Infecciosas. Se deben a la invasión de algún tipo de microorganismo patógeno (causante de enfermedad), que pueden ser virus, bacterias, hongos, protozoos o incluso algunos invertebrados parásitos (como las lombrices intestinales o la tenia). Al poder pasar estos microorganismos de una persona infectada a otra sana, las enfermedades infecciosas pueden transmitirse, bien directamente (contacto físico, por saliva, sangre…) o bien a través de algún “vector de transmisión”, que puede ser el propio aire o el agua, o bien ciertos animales (mosquitos, piojos, garrapatas, pulgas, etc.) que actúan como “vehículos de transmisión” facilitando el traspaso del patógeno. No infecciosas. No se deben a microorganismos patógenos, sino a otras causas: o Relacionadas con los factores biológicos. Edad: Procesos degenerativos, como artrosis, demencia senil, pérdidas sensoriales, fallos renales, etc. Genéticos: Enfermedades debidas a fallos genéticos, como el síndrome de Down, la hemofilia, etc. Enfermedades congénitas: Son las que se desarrollan desde el parto, o incluso antes, debidas a problemas de desarrollo del feto durante la gestación. Trastornos inmunitarios: Se dan cuando nuestro propio sistema inmunitario falla, de forma que nos hace exageradamente sensibles a ciertas sustancias inocuas (alergias).
2. El lenguaje de la enfermedad nace cuando nace
el ser humano. La enfermedad y la muerte son compañeros añejos, perpetuos e imprescindibles. Junto a la invención del lenguaje fue necesario crear términos que explicaran lo que las personas sentían cuando padecían o enfermaban. No siempre es fácil explicar lo que se siente cuando claudica la vida o duele el estómago. Los enfermos crean metáforas e inventan un lenguaje, su lenguaje. Quienes dicen que existe una poética de la enfermedad tienen razón. “Mi piel es como un vestido que se encoge”, comentó una enferma con esclerodermia generalizada. “Me rechinan mis zapatos”, expresó un campesino con diabetes. Una enferma con lupus eritematoso generalizado que tenía afectación neurológica en una extremidad anotó: “Mi pie se divorció de mí.” Interpretar esas sensaciones es un arte. Leer lo que escriben algunos autores acerca de sus padeceres y entremezclarlo con lo que dicen los enfermos deviene lenguaje de la enfermedad. Algunas patologías, sobre todo las contagiosas, estigmatizan a las personas y a sus seres cercanos. La sífilis, la tuberculosis y la lepra eran, en el pasado, algo más que enfermedades. Eran una especie de tatuaje que laceraba y marcaba a los afectados. En ocasiones el rumor puede dañar tanto o más que la enfermedad. La estigmatización plantea un problema sociológico complejo. El síndrome de inmunodeficiencia adquirida es un brete actual similar al de la sífilis, que afectó a algunos de los escritores franceses más famosos del siglo XIX, entre ellos Baudelaire, Flaubert y Maupassant. Muchos infectados eran, y son, señalados y maltratados. Incluso hoy en algunos países del primer mundo se denuesta en las escuelas a los hijos de personas enfermas de sida.
3. Cuadro clínico es un concepto propio de la
medicina, que consiste en una evaluación del profesional médico sobre el estado de salud del paciente tomando en consideración sus síntomas y signos clínicos (los signos que se detectan al revisar al paciente) lo que puede inducir a un diagnóstico certero o presuntivo, el que deberá corroborarse en algunos casos con otros estudios (análisis, radiografías, resonancias magnéticas, ecografías, etcétera según el caso). Las enfermedades presentan ciertos síntomas y signos generales, que se revelan al relatarlos el paciente en el interrogatorio o ser observados por el médico, y le permiten a éste realizar un diagnóstico presuntivo. Existen síntomas específicos que pueden variar entre un enfermo y otro.
4. Es recomendable redactar el caso clínico en un
estilo impersonal (evitando utilizar, sobre todo, la primera persona), y en tiempo pasado. El lenguaje debe ser claro y adecuado, con un estilo correcto gramaticalmente y un léxico médico para describir con precisión el caso clínico.
Anamnesis
Datos completos: es fundamental ofrecer todos
los datos: sexo del paciente, edad, lugar de residencia (si es relevante para el caso), profesión (si es relevante o tiene alguna influencia sobre el origen del cuadro clínico o su desarrollo y evolución), etc. Antecedentes personales: incluir todos los datos de enfermedades, alteraciones, problemas anteriores, cirugías previas, tratamientos, etc. Antecedentes familiares de interés. Enfermedad actual: describir la historia del proceso con detalle, ya que es el punto de partida del caso clínico. Importante: no ofrecer datos concretos que puedan servir para identificar al paciente.
Exploración física
Se debe realizar una descripción detallada de la
exploración física que incluya los datos fundamentales o aquellos que resulten pertinentes para el caso. Se han de describir los hallazgos de la exploración física con detalle, y evitando utilizar las siglas que tan habituales son en la historia clínica. Ha de redactarse en forma narrativa.
Pruebas complementarias
Es recomendable ofrecer todos los datos de una
manera ordenada y sistemática, y para ello resulta muy útil describir los hallazgos de cada prueba en un párrafo aparte con viñetas. Deben citarse todas las pruebas realizadas, aunque si los resultados están dentro de los parámetros normales, no es necesario reproducirlos, y bastará con consignar este extremo. Sin embargo, cuando los resultados son diferentes o anormales, es preciso describirlos con detalle y, si es posible, incluir alguna imagen (hallazgos en un electrocardiograma, en una prueba de imagen, etc.). No se deben utilizar siglas poco habituales que pueden confundir al lector o hacer del caso un texto farragoso y de difícil comprensión. IMPORTANTE: todos los valores deben ir acompañados de su unidad de medida correspondiente (fundamental en todos los resultados de analíticas, pruebas de función respiratoria, etc.).
Diagnóstico
Diagnóstico de sospecha: es el primero en
formularse, y se basa en los datos iniciales o la evolución del proceso. Diagnóstico diferencial: en muchos casos será preciso estudiar cuáles son las enfermedades posibles y descartarlas basándose en diversos parámetros. Final o definitivo: es importante razonar y explicar cómo se ha llegado a ese diagnóstico, basándose en los síntomas, la evolución, la eficacia o ineficacia del tratamiento, etc.
Tratamiento y evolución
Esta parte es el núcleo principal del caso, y
debe ser un relato cronológico del proceso o enfermedad, del tratamiento instaurado y de la evolución y respuesta del paciente a dicho tratamiento. Es importante describir pormenorizadamente el tratamiento, citando los principios activos utilizados (intentaremos evitar mencionar marcas comerciales), sus dosis (incluir la unidad de medida), el modo de administración, la posología y la duración del tratamiento. Si es preciso, se pueden incluir los resultados de las nuevas pruebas complementarias realizadas al paciente que sean pertinentes para ilustrar la evolución o el resultado del tratamiento. Si se ha realizado una interconsulta con otro servicio o departamento, también debe mencionarse. Finalmente, y si ello es posible, cabe relatar la evolución posterior, las revisiones y el estado actual del paciente.
Discusión
Al contrario que el resto del caso clínico, la
discusión se redactará en presente, y puede dividirse en dos apartados fundamentales: descripción general de la enfermedad o alteración descrita, y justificación del interés del caso clínico presentado. La parte dedicada a la descripción de la enfermedad debe hacer un recorrido rápido pero muy preciso de esta, ofreciendo los datos más relevantes y característicos. En cuanto a la justificación del caso clínico, debe argumentarse con datos concretos su interés (caso con síntomas inusuales, excepcionalidad de la enfermedad, respuesta atípica al tratamiento, etc.).