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Introducción

Desde tiempos muy remotos el ser humano ha tratado de integrarse a la sociedad,


ha tratado de interactuar con su entorno y ha buscado la manera de desenvolverse
dentro de este ambiente de una manera más efectiva; todo esto lo ha logrado
por medios de herramientas que le han permitido sobrevivir en este mundo que día
a día a sufrido cambios y transformaciones de las cuales el ser humano tiene que
adaptarse

La familia es la primera unidad social donde el niño se desarrolla y donde tienen


lugar las primeras experiencias sociales y familiares. Y luego le sigue la escuela,
ella se encarga de complementar su educación y los prepara junto con la familia
para que se enfrente con la sociedad. Por eso es esencial que tanto la familia como
la escuela tengan una interacción positiva y mutua. 

La intervención del estado es primordial ya que facilita por medio de herramientas


y estrategias el fortalecimiento y complementación de estos pilares. El sistema
educativo busca es garantizar una efectiva educación que constituya un pilar
fundamental para el desarrollo integral del nuevo ser social, humanista y
ambientalista.
Conclusión
La sociedad le ha encargado a la Escuela la tarea de apoyar a la familia en la
socialización de los niños, adolescentes y jóvenes. El vertiginoso desarrollo de la
sociedad contemporánea exige de una preparación calificada de los jóvenes para
insertarse socialmente, la familia no puede responder a tal demanda por si sola y es
la escuela quien complementa esta tarea con la colaboración de otros agentes de la
comunidad y de la sociedad en general.

La educación es demasiado importante para dejarla sólo en manos de los maestros.


Por lo que los padres deben ser agentes más activos ante el proceso educativo de
sus hijos. Comprender que la dinámica educativa nos incluye a todos, es una
actividad permanente que integra a los hijos, a los maestros, a los padres y a la
comunidad en su conjunto. Hablar de la familia y la escuela es hablar, en primer
lugar, de la responsabilidad de los padres en la educación de sus hijos, y, en
segundo lugar, de la necesidad de una colaboración estrecha entre los padres y los
educadores. La participación de los padres en la educación de los hijos debe ser
considerada esencial y fundamental, pues son ellos los que ponen la primera piedra
de ese importante edificio que marcará el futuro de cada ser humano.

Con el propio desarrollo social de la humanidad, la Escuela no solo es una


necesidad sino que materializa un derecho de hombres y mujeres de acceder a la
educación escolarizada como se refrenda en los Derechos Universales del Hombre,
en la Convención de los Derechos del Niño y en la propia Constitución.

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