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Licenciatura en nutrición
6to. Semestre
R. Sí es muy importante debido a que el cambio climático es una realidad que afecta a todos
los ámbitos de nuestra vida, entre ellos a la alimentación y viceversa. Esta variación de las
temperaturas tiene un impacto negativo en campos y huertos de todo el mundo y obliga a los
agricultores a tomar medidas drásticas y costosas para enfrentarse a las sequías, las altas
temperaturas y las heladas (zonas frías). Tal como lo menciona Tárraga, Y. (2016) “el cambio
climático (variación global del clima) afecta negativamente a la agricultura y la agricultura
contribuye al cambio climático: una relación bidireccional a la que deberíamos temer”
(pág.1) (Figura I).
Figura I. Emisiones de CO2 por tipo de fuente: América Latina y el Caribe y el resto del mundo (1990-2013).
El cambio climático, en particular el aumento de las temperaturas en el planeta, afecta a la
agricultura de diversas formas y por lo tanto a la seguridad alimentaria de las personas debido
a que los cultivos necesitan tierra, agua, luz solar y calor adecuados para crecer (Figura II),
esto no es posible debido a que el calentamiento global altera el desarrollo y el ciclo
reproductivo de las plantas, adelantando las
épocas de floración y cosecha y
disminuyendo el rendimiento de los cultivos.
Así mismo, la agricultura no solo es víctima
del calentamiento de la tierra, sino que
también es un factor que contribuye a ello,
principalmente por la producción y liberación
de gases de efecto invernadero y por la
Figura II. Tendencias de la temperatura anual en
alteración de la superficie del planeta.
México.
Desde el punto de vista de Maleta, H. (2011) “muchos de los problemas ecológicos más
importantes se asocian directamente a las prácticas vigentes de producción agrícola como la
reducción en la diversidad genética, la erosión del suelo, la salinización del suelo por
irrigación, la desertificación, el uso excesivo de fertilizantes o la deforestación y la pérdida
de hábitats” (pág.120). Por último, se puede recalcar que las consecuencias del cambio
climático están afectando a los cultivos y los alimentos que consumimos y esto repercute
directamente en nuestra alimentación y en consecuencia afecta nuestra salud (Figura III).
R. Las posibles soluciones empiezan en el día a día de cada uno y acaban por implantar
políticas pública alimentarias o modificar las existentes para que sean totalmente empáticos
con las personas y con el medio ambiente. Es posible un consumo de alimentos diferente al
asentado en nuestras sociedades. Para constuir un sistema alimentario más sostenible se
puede primero empezar en consultar los ingredientes de los productos que vamos a comprar,
si disponen de ecoetiquetas, indagar sobre las marcas, compararlos con otros o dejar de
consumir (o al menos reducir) alimentos insostenibles y desde mi profesión, al momento de
realizar la dieta de los pacientes, seleccionar aquellos alimentos cuyo impacto ambiental sea
mínimo o sí es necesario agregar un alimento que genere más emisiones de carbono es
necesario ajustar su frecuencia de consumo que no impacte tan drasticamente a la
problemática. Por último, cada vez tenemos mejor acceso a los productos ecológicos, pero
aún necesitamos que aumente la demanda para que los precios se estandaricen y para que
podamos encontrar estos alimentos en cualquier supermercado.
Tárraga, Y. (2016). El cambio climático y los alimentos: una relación de ida y vuelta.
Recuperado de https://www.vidasostenible.org/el-cambio-climatico-y-los-alimentos-una-
relacion-de-ida-y-vuelta/
Por una parte, se ha localizado el gen asociado a la obesidad, por otra parte, se han promovido
estilos de vida saludables y establecido medidas preventivas. En contraste con algunas
iniciativas gubernamentales, como la cruzada nacional contra el hambre, México es el país
con más personas obesas en el mundo, el 70% de los mexicanos padece sobrepeso y una
tercera parte sufre obesidad. Tomando en cuenta la magnitud, el ritmo de crecimiento y las
presiones que la obesidad y las ECNT ejercen sobre el Sistema Nacional de Salud, en el 2013
se publicó la Estrategia Nacional para la Prevención y el Control del Sobrepeso, la Obesidad
y la Diabetes fue con el propósito de que la ciudadanía y su entorno interactuaran en
congruencia con la cultura de la prevención y protección frente a riesgos sanitarios, así como
lograr el reconocimiento de los determinantes sociales de la salud y la contención de factores
que definen y distribuyen socialmente la carga social y económica de las enfermedades
relacionadas con los estilos de vida no saludables.
Referencia bibliográfica:
Rodríguez, A. & Casas, D. (2018). Determinantes sociales de la obesidad en México. Revista
de Enfermería del Instituto Mexicano del Seguro Social, 26(4), 281-290. Recuperado de
https://www.medigraphic.com/pdfs/enfermeriaimss/eim-2018/eim184h.pdf
Dado que el número de personas con malnutrición asciende a 3000 millones en todo el mundo
y contamos con un sistema de producción de alimentos que daña al planeta, la publicación
del Informe de la Comisión EAT-Lancet sobre dietas saludables a partir de sistemas
alimentarios sostenibles no podría haber sido más oportuna. La buena noticia es que la
transformación de los hábitos alimentarios mundiales, la mejora de los sistemas de
producción de alimentos y la reducción de los desperdicios alimentarios pueden permitir que
una población de 10 000 millones de personas lleve una dieta saludable y sostenible para
2050.
Resultados:
En el informe se describe lo que constituye una dieta sostenible: una dieta principalmente
integrada por alimentos de origen vegetal con bajas cantidades de alimentos de origen animal,
cereales refinados, alimentos sumamente procesados o azúcares añadidos. Para lograr este
objetivo, será preciso reducir el consumo mundial de alimentos, como las carnes rojas y el
azúcar, en un 50 % y duplicar la ingesta de frutos secos, frutas, verduras y legumbres. Los
rangos de consumo en la tabla de arriba pretenden representar las variaciones en los tipos de
alimentos, los sistemas agrícolas, las tradiciones culturales y las preferencias alimentarias
individuales, es decir, dietas vegetarianas o veganas (Figura I).
Si bien se trazaron como objetivos mundiales, estos objetivos científicos puede que varíen
en el plano local a modo de representar los hábitos alimentarios, los sistemas de producción
de alimentos y la generación de desperdicios de cada país.. En este sentido, en los países se
deberán aplicar una medida distinta para crear una dieta saludable a partir de sistemas de
producción de alimentos sostenibles.
En lo que respecta a la nutrición, el patrón alimentario especificado aumentaría el consumo
de la mayoría de los nutrientes y micronutrientes. Al mismo tiempo, este sistema de
producción de alimentos a favor de una dieta saludable puede darse dentro de límites
planetarios en lo que respecta al uso de la tierra, los nutrientes, el agua dulce, la pérdida de
la biodiversidad y el cambio climático y se puede intensificar de manera sostenible para
alimentar a la creciente población mundial (Figura II).
Referencia bibliográfica:
Comisión EAT-Lancet. Informe Resumido de la Comisión EAT-Lancet. Dietas Saludables a
partir de Sistemas Alimentarios Sostenibles. Recuperado de
https://scalingupnutrition.org/es/news/informe-alimentos-en-el-antropoceno-la-comision-
eat-lancet-sobre-dietas-saludables-a-partir-de-sistemas-alimentarios-sostenibles/
Como sistema productivo amplio, la milpa incluye y ordena otras actividades asociadas como
la cacería, la agricultura de otras especies, la recolección de otras plantas y frutos comestibles,
medicinales e insectos, así como la ganadería de monte. La milpa se vuelve el eje
organizador de la producción, que también puede complementarse con el cultivo de
hortalizas, árboles frutales y hierbas medicinales en el solar, y actividades artesanales y
servicios varios como el pequeño comercio o la atención tradicional de la salud, actividades
que giran alrededor de la producción de la milpa.
Disponibilidad originada primero por la escasa cantidad de tierra que ahora tienen los
campesinos para dedicar a la milpa como fuente de autoconsumo. En muchos casos se se
orientan a monocultivos para el mercado, descuidando la producción de alimentos que les
proporciona su autosustento. Esto influye en su depauperización en conjunto con otros
elementos.
Estos elementos han sido el origen de muchas artesanías. En múltiples poblaciones indígenas
y rurales, todavía son muy importantes las celebraciones y rituales para dar agradecimiento
por la cosecha de la milpa, lo cual se realiza con festejos comunitarios, fuente de muchas
prácticas culturales, que aglutinan a la población y dan sentido e identidad.
Hoy es necesario, más que nunca, trabajar en equipos interdisciplinarios problemas que son
de suyo complejos y que tienen múltiples aristas, como el de la obesidad. Ante semejantes
problemas se necesitan equipos capaces de poder trabajar coordinados desde el
levantamiento de datos al levantamiento de conceptos que nos permitan poder llegar
efectivamente a soluciones reales. Pero todo esto puede perderse en el desierto de la
indiferencia si no logramos comprometer a cada uno de nosotros en el problema, pues de esta
forma nosotros mismos nos veremos como “obesos” que necesitamos decir ¡no! a las
políticas públicas ancladas en motivaciones capitalistas de ciertos holdings que han
capturado a la democracia en estas últimas décadas, no solamente en Chile, sino en el mundo
entero.
Referencia bibliográfica:
Espinoza, R., Moreno, A., & Gómez, F. (2019). El problema de la obesidad en tiempos de
capitalismo tardío: de la economía neoliberal a las políticas públicas colaborativas basadas
en el buen vivir. Revista Saúde e Sociedade São Paulo, 28(2), 239-248. Recuperado de
http://www.scielo.br/pdf/sausoc/v28n2/1984-0470-sausoc-28-02-239.pdf