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MEDICIÓN DE LA AUDICIÓN.

La sordera debe ser diagnosticada tanto cualitativa como cuantitativamente,


siendo muy importante el diagnóstico precoz de cara a la pronta intervención.
Cuanto antes se empiece a intervenir mejor será la integración educativa,
social y laboral.

El diagnóstico puede ser de tres tipos:

1. Técnico: se refiere a las audiprótesis.


2. Médico quirúrgico: Referido a las posibles operaciones y medicación del
sujeto.
3. Lopgopédico: Cuyo objetivo es la restitución funcional de la audición,
especialmente en lo referido al desarrollo cognitivo y vebal.

Las pruebas audiométricas pueden ser objetivas (no requieren la


colaboración voluntaria del sujeto) o subjetivas (requieren la colaboración
voluntaria del sujeto). Por otro lado, todas las pruebas se pueden clasificar en
liminares (determinan el nivel inferior del campo auditivo) y supraliminares
(determinan el umbral superior del campo auditivo).

A. Pruebas objetivas:

Los potenciales evocados: Se les conoce también como audiometrías de


respuesta eléctrica, de respuesta evocada y de respuesta inducida. Pueden
ser de dos tipos: BERA (potenciales del tronco cerebral) y CERA
(potenciales de la corteza cerebral). Se puede utilizar en niños con escasa
colaboración y en ancianos.

La electrocoleografía: Es indicada para determinar la conveniencia o no de


realizar implante coclear, ya que puede determinar si el daño afecta a los
terminales aferentes del nervio coclear o a las células ciliadas.

La impedanciometría o impanometría: Pueden determinar si la hipoacusia


es de conducción o de transmisión. Existen la Prueba de Metz (estudia el
gardo de reclutamiento mediante el reflejo acústico) y la Prueba de
Anderson (mide la adaptación de los músculos del oído interno).

Las pruebas objetivas no son concluyentes, es decir si dan positivas se


presupone la lesión, pero si dan negativas no se puede descartar que exista
lesión. Así pues, son complementarias.

B. Pruebas subjetivas:

Audiometrías: Es la más conocida. Se sirve, principalmente (aunque no


exclusivamente), del audiómetro, que es un aparato de precisión para
estimular el oído en una gama de frecuencias (desde 125 hasta 8000 Hz) y
de intensidades (desde menos 10 dB hasta 120 dB). Permite determinar si
la lesión se sitúa en el oído interno o en el medio, es decir si nos
encontramos con una hipoacusia de conducción o de transmisión.

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 Audiometría tonal: Llamada por Lafon “Test del órgano acústico”.
Sirve para detectar hipoacusias de transmisión (aquellas que por
vía ósea se conserva la audición a niveles entre 20 y 60 dB por
encima de la vía aérea).

 Audiometría vocal o Test de Función: Los estímulos son palabras


o frases. Valora cualitativamente la audición. Pretende determinar
el nivel de inteligibilidad del lenguaje.

 Audiometría verbotonal: Usa logotomas (segmentos de habla sin


significado equivalentes a sílabas). Es muy útil de cara a la
implantación de prótesis y posterior rehabilitación del habla, ya
que busca el campo óptimo de audición. Para ello utiliza el
aparato Suvag (Guberina, 1984).

Acumetrías: Es una técnica sencilla que no requiere de instrumentos. Está


basada en la observación. Orienta en la conveniencia de hacer una
audiometría más completa y es muy útil para diferenciar distintos tipos de
hipoacusias cualitativas. Puede realizarse en un espacio cerrado, tranquilo,
amplio y reverberante. Se ensordece el oído contrario, taponando y rotando
un dedo en el conducto auditivo externo. Se dicen cifras de cuatro sílabas
cada vez a mayor distancia y a intensidad constante hasta que el sujeto sea
incapaz de repetirlas.

Acumetría: Procedimiento y clasificación (Torres, 1995)

Clasificación de FELDMAN Clasificación de LÜSCHE


Grado de Audición Distancia de discriminación Distancia de discriminación
con voz normal (60 dB) con voz baja (40 dB)
Normal >6m >6m
Hipoac. Discreta >4m >4my>6m
Hipoac. Mediana <4my>1m> <4my>1m>
Hipoac. Intensa < 1 m y > 25 cm < 1 m y a nivel de la concha
Hipoac. total < 25 cm Pérdida de la comprensión
verbal con voz normal

C. Técnicas de audiometría infantil:

Cuanto más pequeño es el niño más se recurre a pruebas objetivas.

Entre los 0 y los 3 meses durante el sueño profundo es cuando mejor se


puede comprobar la audición del bebé. Este tipo de sueño se produce unos 45
minutos antes de la toma de alimentos. Si ponemos el dedo índice sobre el
párpado y el niño no se inmuta, es que está en sueño profundo. En esta fase
del sueño es cuando se realiza la audiometría.

A los 6 meses de edad la audiometría suele realizarse mediante reflejos


condicionados.

A partir de los dos años el niño es capaz de localizar sonidos en el eje


vertical y el horizontal.

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Entre los 3 y los 7 años se pueden utilizar audiometrías lúdicas como el
Peep- Show, juguete mecánico que funciona cuando el niño presiona un botón
y, sólo, cuando previamente se ha emitido un sonido.

A partir de los 4 años un niño normal con entrenamiento adecuado es capaz


de ofrecer resultados fiables con audiometrías subjetivas, tanto tonales como
vocales.

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