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Respecto a la ubicación original de los pueblos indoeuropeos muchos sostienen que proceden del
nordeste del Mar Negro, lo que facilitó su adentramiento en los Balcanes y en Anatolia hacia el
oeste y luego a Irán y la India hacia el este y el sur, hacia mediados del primer milenio a. C. No
obstante, se han propuesto otras zonas de origen como la Europa central, los Balcanes y la
Europa septentrional e incluso el círculo polar. Posteriormente se ha hablado de la región del
Cáucaso como cuna de los indoeuropeos.
En los tiempos prehistóricos la mayor parte de las ramas indoeuropeas fueron traídas a territorios
ocupados por hablantes de lenguas no indoeuropeas, siendo razonable pensar que esas lengua
tuvieron que ejercer alguna influencia en los recién llegados. En cuanto al léxico esto es
demostrable en hitita y griego, por lo menos. Lo que no está tan claro es si esas lenguas no
indoeuropeas modificaron los sonidos y la gramática de las lenguas indoeuropeas que las
reemplazaron. Tal vez el mejor caso es la India, donde ciertas características gramaticales
compartidas por las lenguas indoeuropeas y dravídicas indican que la influencia fue de las
dravídicas a las indoeuropeas en vez de al contrario. Pero para la mayoría de las ramas de lenguas
indoeuropeas es casi imposible demostrar una conexión de sonidos y gramática a causa de la
ignorancia que tenemos de las lenguas no indoeuropeas con las que estuvieron en contacto.
No hay acuerdo sobre la manera y fecha en la que la lengua indoeuropea comenzó a ramificarse.
Lo más que se puede hacer es estimar el grado de diferencia entre las lenguas en cuestión
teniendo en cuenta todo lo que sabemos sobre ellas y después comparar esta estimación con los
niveles de diferencia dentro de familias de lenguas, como la romance, cuyo actual tiempo de
divergencia es aproximadamente conocido. Usando este método se puede concluir que las
lenguas indoeuropeas más antiguas, anatolia, indo-irania y griega, se deben haber desgajado,
como lenguas separadas de la lengua madre, antes del 3.000 a. C. pero la primera separación no
debe haber sido antes del 4.500 a. C.
Una vez que los dialectos se diferenciaron lo suficiente para ser lenguas separadas, hacia el 2.500
a. C. en la mayoría de los casos, cada uno siguió su propio camino y si hay armonía en sus
desarrollos ello se debe a los préstamos a través de las fronteras lingüísticas. Este es el caso de la
notable convergencia entre el griego moderno, el albanés, el rumano y las lenguas eslavas
meridionales.
Según el orden cronológico a las distintas ramas de las lenguas indoeuropeas podríamos
clasificarlas de esta manera:
Segundo milenio antes de Cristo:
1. Anatolia
2. Indo-irania
3. Helénica
Primer milenio antes de Cristo:
1. Itálica
2. Céltica
Primer milenio después de Cristo:
1. Germánica
2. Armenia
3. Tocaria
4. Báltica
5. Eslava
6. Albanesa
Aunque la anterior es una clasificación ampliamente aceptada por los lingüistas, existe, no
obstante, otra clasificación según la cual la familia sería en realidad la indo-hitita, con dos ramas:
la anatolia y la indoeuropea, constando la indoeuropea de 10 ramas a su vez: armenia, tocaria,
indo-irania, albanesa o ilírica, griega o helénica, itálica, céltica, germánica, báltica y eslava.
Escritura
Gramática
La lingüística comparada estableció una serie de principios básicos al trabajar sobre el antiguo
indoeuropeo. Entre los más importantes están las leyes de Grimm y Verner que establecieron la
correspondencia fonética entre los fonemas de las lenguas que se relacionan entre sí, lo que
supone que un determinado sonido se comporta siempre de la misma manera bajo idénticas
condiciones en cualquier lengua del mismo grupo. De acuerdo con ello, en ciertas familias
indoeuropeas (albana, armenia, indoirania, eslava y en parte de la báltica) un fonema que se
presupone perteneciente al proto-indoeuropeo /k/ se convierte en la sibilante /s/.
El ejemplo más divulgado de esta regla es el del cambio que se observa de la palabra 'ciento' que
en latín se escribe centum y se pronuncia (kentum), mientras que en el avéstico la palabra es
satem, lo que atestigua el paso de k a s. Por eso las lenguas indoeuropeas se han clasificado bien
por pertenecer a la rama occidental (del centum), o bien a la oriental (del satem). No obstante,
muchos lingüistas no aceptaron ese criterio para dividir la familia en dos ramas porque ello
significaba que la fragmentación se había producido en épocas muy tempranas y además, porque,
aun siendo un rasgo de gran interés, no es el único elemento decisivo que diferencia en dos ramas
el grupo indoeuropeo.
La principal razón para agrupar las lenguas indoeuropeas juntas es que comparten un número de
características de vocabulario básico, incluyendo afijos gramaticales, que se relacionan en las
diferentes lenguas por reglas fonéticas estables. Sobre todo son importantes las pautas
compartidas de alteración de sonidos, como la armonía del sánscrito ás-ti, con el latín es-t y el
gótico -t, que significan en las tres 'es' y que concuerda por una reducción idéntica de la raíz a s-
en el plural en las tres lenguas: sánscrito s-ánti, latín s-unt, gótico s-ind, que significa en todas
'son'.
Lengua cielo padre
Sánscrito dyaus pita
Griego zeu pater
Latín ju piter
Umbro iuve patre
Ilírico dei patyros
D
Hitita Sius
Proto-indoeuropeo dyeus paeter
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