Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
TribunalConstitucionalRC PDF
TribunalConstitucionalRC PDF
reescribe el Derecho
Estudios sobre la incidencia
de la jurisprudencia constitucional
en las diferentes especialidades del Derecho
G A C E TA
constitucional
EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
REESCRIBE EL DERECHO
Estudios sobre la incidencia de
la jurisprudencia constitucional
en las diferentes especialidades
del Derecho
PRIMERA EDICIÓN
DICIEMBRE 2011
2,530 ejemplares
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN
TOTAL O PARCIAL
DERECHOS RESERVADOS
D.LEG. Nº 822
DIAGRAMACIÓN DE CARÁTULA
Carlos Hidalgo De La Cruz
DIAGRAMACIÓN DE INTERIORES
Miguel Salinas Arica
7
EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL REESCRIBE EL DERECHO
8
Teoría de la Constitución
y Teoría de los derechos
fundamentales
en la jurisprudencia
del Tribunal Constitucional
Teoría de la Constitución y
Teoría de los derechos
fundamentales en la
jurisprudencia del
Tribunal Constitucional
I. Teoría de la Constitución
1. Constitución
A) Noción de Constitución
Dentro del interminable debate teórico sobre sus diversas concepciones
políticas y jurídicas que subyacen en torno a la Constitución, abordaremos aquí
la noción que ha señalado el Tribunal Constitucional (TC) peruano:
11
DERECHO CONSTITUCIONAL
“La Constitución es, pues, norma jurídica y, como tal, vincula. De ahí
que, con acierto, pueda hacerse referencia a ella aludiendo al ‘Derecho
de la Constitución’, esto es, al conjunto de valores, derechos y prin-
cipios que, por pertenecer a ella, limitan y delimitan jurídicamente los
actos de los poderes públicos.
Bajo tal perspectiva, la supremacía normativa de la Constitución de
1993 se encuentra recogida en sus dos vertientes: tanto aquella obje-
tiva, conforme a la cual la Constitución preside el ordenamiento jurídico
(artículo 51), como aquella subjetiva, en cuyo mérito ningún acto de los
poderes públicos (artículo 45) o de la colectividad en general (artículo
38) puede vulnerarla válidamente”2.
“La Constitución es la expresión jurídica de un hecho político democrá-
tico, pues es la postulación jurídica de la voluntad del Poder Constitu-
yente, como un totus social en el que subyace la igualdad”3.
Por otro lado, el Tribunal Constitucional ha penetrado en su escapelo juris-
prudencial encarando la doble naturaleza de lo que hoy es una Constitución, no
solo como norma política y que constituye el viejo concepto político de Consti-
tución, sino también el reconocimiento de que ella es norma jurídica fundamen-
tal y fundamentadora de un sistema jurídico. Veamos:
12
GERARDO ETO CRUZ
13
DERECHO CONSTITUCIONAL
14
GERARDO ETO CRUZ
15
DERECHO CONSTITUCIONAL
16
GERARDO ETO CRUZ
de Viena11, hoy por hoy no se concibe a un sistema jurídico sin una estructura
jerárquica, ni tampoco sin la idea básica de lo que es el orden jurídico y el or-
denamiento jurídico. Este último concepto es acaso fruto de la existencia ya de
los Estados modernos, y mucho más evidente en la estructuración jerárquica,
a partir de la aparición de las Constituciones modernas. Con todo, el TC ha
enfilado reflexiones propias de los tópicos de la filosofía jurídica. Y si bien es
cierto que el concepto del Derecho depende del concepto de sistema jurídico,
en los hechos y casos concretos, los jueces se enfrentan intermitentemente
con problemas relativos a lagunas, antinomias y una red infinita de complejos
temas que, como razonamiento previo, el TC vía obiter dicta, desarrolla dichos
conceptos para luego definir –decisum– el caso en particular. Veamos, algo en
extenso, algunos de estos ítems.
11 KELSEN, Hans. Problemas capitales de la Teoría Jurídica del Estado (desarrollados con base
en la doctrina de la proposición jurídica). Traducción de la segunda edición del alemán por
Wenceslao Roces, Porrúa, México, 1987; y del mismo autor Teoría General del Derecho y
del Estado. Segunda edición, quinta reimpresión, UNAM, México, 1995. Vid. también PÉ-
REZ BERMEJO, Juan Manuel. Coherencia y sistema jurídico. Marcial Pons, Barcelona, 2006,
pp. 19 y ss.
17
DERECHO CONSTITUCIONAL
Hans Kelsen (Teoría Pura del Derecho. Buenos Aires: Eudeba, 1987)
precisa que un orden normativo sistémico es unitario, porque todas sus
normas convergen en una norma fundamental, de la cual derivan direc-
ta o indirectamente, en sucesión, grado o escalera, hasta llegar a las
normas más concretas.
Toda norma encuentra su fundamento de validez en otra superior, y así
sucesivamente, hasta llegar a la norma fundamental. Tal concepto de
validez no solo alude a la necesidad de que una norma se adecue for-
malmente a otra superior, sino también a su compatibilidad material.
Esta normativa está sujeta al criterio de coherencia, pues la normativi-
dad sistémica es una totalidad armónicamente ordenada, en la que las
normas que la conforman guardan una relación de compatibilidad entre
sí, lo que excluye cualquier posibilidad de contradicción permanente.
Esta vocación por la coherencia exige la exclusión de cualquier situa-
ción en que dos normas que se contradicen en sus consecuencias ju-
rídicas, pertenezcan o sigan perteneciendo a un mismo ordenamiento
legal.
En consonancia con todo lo expuesto, puede señalarse que la nor-
matividad sistémica del orden jurídico descansa en los siguientes
principios: la coherencia normativa y el principio de jerarquía de las
normas”12.
– El principio de coherencia normativa
18
GERARDO ETO CRUZ
19
DERECHO CONSTITUCIONAL
Con ello se postula una prelación normativa con arreglo a la cual, las
normas se diversifican en una pluralidad de categorías que se escalo-
nan en consideración a su rango jerárquico.
Dicha estructuración se debe a un escalonamiento sucesivo tanto en la
producción como en la aplicación de las normas jurídicas.
Esta jerarquía se fundamenta en el principio de subordinación esca-
lonada. Así, la norma inferior encuentra en la superior la razón de su
validez: y, además, obtiene ese rasgo siempre que hubiese sido creada
por el órgano competente y mediante el procedimiento previamente es-
tablecido en la norma superior.
Como señala Francisco Fernández Segado [El sistema Constitucional
Español, Madrid: Dykinson, 1992], la pirámide jurídica ‘(...) implica la
existencia de una diversidad de normas entre las que se establece una
jerarquización, de conformidad con la cual una norma situada en un
rango inferior no puede oponerse a otra de superior rango. Ello, a su
vez, implica que el ordenamiento adopte una estructura jerarquizada,
en cuya cúspide obviamente se sitúa la Constitución’. Un sistema jurídi-
co no está constituido por normas yuxtapuestas y coordinadas, sino por
normas jerárquicas y superpuestas.
Ello presupone una clara correlación entre la fuente de la que emana
una norma, la forma que esta ha de adoptar y la fuerza jurídica de la
misma. El precepto que regula la producción normativa es, prima facie,
una norma superior; mientras que la producida conforme a esa regula-
ción es una la norma inferior.
En toda estructura jerárquica existen tres tipos de normas, a saber, las
productoras, las ejecutoras y las ejecutoras-productoras:
- Las normas productoras, en un sentido amplio, son las que revelan la
expresión y ejercicio de un poder legislativo (originario o derivado), por
el que se promueve y condiciona la expedición de otras normas, a las
cuales se les asigna una jerarquía inferior. Es el caso de la Constitu-
ción y de buena parte de las leyes.
- Las normas ejecutoras son aquellas que dan cumplimiento a lo dispuesto
o establecido en una norma productora. Tal el caso de las resoluciones.
- Las normas ejecutoras-productoras son aquellas que realizan ambas
tareas simultáneamente. Tal el caso de una buena parte de las leyes y
los decretos.
La producción de normas deja constancia del inseparable binomio
poder-deber.
El poder del legislador consiste en la facultad de crear, modificar, abro-
gar, etc., normas dentro de un Estado, siempre que se respeten las re-
glas de elaboración.
20
GERARDO ETO CRUZ
21
DERECHO CONSTITUCIONAL
22
GERARDO ETO CRUZ
Cabe precisar que, respecto a las últimas categorías, no todas ellas tie-
nen el mismo grado. Entre ellas existen grados. Los grados son los que
exponen una jerarquía existente entre las normas pertenecientes a una
misma categoría. Esta prelación interna se establece por la utilización
de los principios de formalidad extraordinaria y jerarquía del órgano
que la expide. Tal es el caso de las resoluciones (en cuyo orden decre-
ciente aparecen las resoluciones supremas, las resoluciones ministe-
riales, las resoluciones viceministeriales, etc.)”16.
23
DERECHO CONSTITUCIONAL
“[El criterio de unidad exige] resolver toda aparente tensión entre sus
disposiciones ‘optimizando’ su contenido normativo en conjunto, tenien-
do presente que, en última instancia, todo precepto constitucional se
encuentra orientado a proteger los derechos fundamentales como ma-
nifestaciones del principio-derecho de dignidad humana”22.
19 Ibídem, f. j. 13.
20 STC Exp. N° 05854-2005-PA/TC, f. j. 12 e.
21 STC Exp. N° 05854-2005-PA/TC, f. j. 12 a.
22 Ibídem, f. j. 6.
24
GERARDO ETO CRUZ
25
DERECHO CONSTITUCIONAL
2. Poder constituyente
2.1. Introducción
No se puede tener una concepción mínima de la Constitución, si no se
parte del órgano excepcional que lo crea. En efecto, toda Constitución supone
la presencia de un poder constituyente. En buena cuenta, para que exista una
Constitución, es necesario que se haya producido en el mundo del ser un poder
social que crea una normatividad fundante. Estas ideas, en algún momento,
fueron pergüeñadas por Sieyès. Del mismo modo, el Tribunal Constitucional, en
alguna oportunidad, ha utilizado bajo la técnica del obiter dicta la definición de
lo que es el poder constituyente. En lo que sigue, pues, se aludirá al complejo
archipiélago conceptual que entraña la Teoría del Poder Constituyente.
A) Definición
“En términos generales, suele considerarse como Poder Constituyente
a la facultad por la cual el pueblo, en cuanto titular de la soberanía, de-
cide instituir un orden constitucional. Como expresa Ernst Bockenforde,
el Poder Constituyente ‘es aquella fuerza y autoridad (política) capaz de
crear, de sustentar y de cancelar la Constitución en su pretensión nor-
mativa de validez. No es idéntico al poder establecido del Estado, sino
que lo precede’ (…) Esta última (la Constitución), por consiguiente, es su
creación, a la par que la norma jurídica fundamental, por ser la deposita-
ria objetiva de las intenciones del Poder Constituyente, sea para dotar de
organización al Estado, sea para reconocer derechos de la persona”25.
26
GERARDO ETO CRUZ
27
DERECHO CONSTITUCIONAL
E) Función constituyente
“[C]uando el artículo 32, inciso 1), alude a la posibilidad de que se
pueda practicar una reforma total de la Constitución, en realidad, ha
constitucionalizado la función constituyente, siguiendo en ello lo que,
en su momento, estableciera el artículo 28 de la Constitución france-
sa de 1793 (‘Un pueblo tiene siempre el derecho de revisar, reformar y
cambiar su Constitución. Una generación no puede sujetar a sus pro-
pias leyes a las generaciones futuras’) (…)
[N]o es lo mismo hablar de la constitucionalización de la función cons-
tituyente, prevista en el artículo 32 de la Constitución de 1993, a que
se haya constitucionalizado el poder constituyente. La primera alude a
una capacidad, la de reformar totalmente la Constitución o, lo que es
lo mismo, la autorización de instaurar un nuevo orden constitucional.
La segunda, en cambio, al sujeto u al órgano titular de esa función,
esto es, al Poder que está autorizado a llevarla a cabo [Néstor Pedro
Sagués. Teoría de la Constitución. Editorial Astrea, Buenos Aires 2001,
p. 284 y ss.]”31.
28
GERARDO ETO CRUZ
29
DERECHO CONSTITUCIONAL
C)
Poder constituyente derivado y límites materiales de la Constitución
“[E]l Congreso tampoco puede variar algunas cuestiones de fondo de
la Constitución. A ellas se les denomina ‘límites materiales’, e imposibi-
litan ejercer el poder constituyente derivado a los órganos constituidos,
con el fin de modificar las cláusulas que el texto fundamental ha esta-
blecido como ‘intangibles’ (…)
Precisamente, para evitar que los órganos constituidos en ejercicio del
poder constituyente derivado que le ha sido acordado constitucional-
mente, produzcan cualquier modificación de esos principios sustancia-
les, estos han quedado fuera del alcance del constituyente derivado.
Los derechos fundamentales son consustanciales al Estado social y
democrático de derecho”35.
30
GERARDO ETO CRUZ
Por las mismas razones, tampoco puede ser objeto de una evaluación
de validez material, pues no existe una norma superior sobre ella, que
determine sus contenidos mínimos. Lo anterior, desde luego, no signifi-
ca que cualquier documento pueda ser considerado como una Consti-
tución. Ésta debe ser obra del Poder Constituyente y, en su texto, como
expresa el artículo 16 de la Declaración Francesa de los Derechos del
Hombre y del Ciudadano, debe mínimamente reconocerse y garanti-
zarse los derechos esenciales del hombre, así como la separación de
poderes, que son los valores primarios del Estado Constitucional”36.
31
DERECHO CONSTITUCIONAL
A) Origen y legitimidad
“De las características atribuidas al Poder Constituyente, queda claro
que aquel, en cuanto poder creador, es único en su género, y que de él
derivan a través de la Constitución, los llamados poderes constituidos o
creados, es decir, los órganos ejecutivo, legislativo, judicial y los demás
de naturaleza constitucional. Los poderes constituidos, por consiguien-
te, deben su origen, su fundamento y el ejercicio de sus competencias
a la obra del poder constituyente, esto es, a la Constitución.
En caso que los poderes constituidos pretendieran distorsionar el
marco de las atribuciones que les ha conferido la Constitución, estarían
desconociendo la voluntad del poder creador e invadiendo competen-
cias que, por principio, se encuentran totalmente vedadas. Consecuen-
temente, que el Poder Constituyente no pueda ser desconocido por los
poderes constituidos, depende, en buena medida, de que la Constitu-
ción haya establecido sobre aquellos un sistema de limitaciones explí-
citas en su ejercicio y un adecuado sistema de control que asegure el
cumplimiento de tales límites.
Como afirma Manuel Aragón [Constitución y control del poder. Introduc-
ción a una teoría constitucional del control, Ediciones Ciudad Argentina,
Buenos Aires 1995, p. 15 y ss.] el control es un elemento inseparable
del concepto de Constitución. De allí que el Tribunal Constitucional
considere que “no es concebible una Ley Fundamental en la que desa-
pareciera el Tribunal Constitucional con sus amplias competencias, sin
que ella sufriera una reforma en su esencia” [Helmut Simon, “La juris-
dicción constitucional”, en Benda, Maihoffer, Vogel, Hesse y Heyde.
Manual de Derecho Constitucional. Marcial Pons librero, Madrid 1996,
p. 823].
32
GERARDO ETO CRUZ
33
DERECHO CONSTITUCIONAL
3. Control constitucional
Una de las consecuencias naturales del carácter normativo de la Consti-
tución es el tema del control constitucional; el que a su vez se refleja en uno
de los aspectos medulares en la construcción de la jurisdicción constitucional,
consistente en el axioma de que no existe ningún órgano exento del control
constitucional. Así, en esta perspectiva el TC peruano ha señalado que:
34
GERARDO ETO CRUZ
– Noción
“El Estado social y democrático de derecho, como alternativa política
frente al Estado liberal, asume los fundamentos de este, pero además
le imprime funciones de carácter social. Pretende que los principios
35
DERECHO CONSTITUCIONAL
36
GERARDO ETO CRUZ
37
DERECHO CONSTITUCIONAL
38
GERARDO ETO CRUZ
39
DERECHO CONSTITUCIONAL
40
GERARDO ETO CRUZ
41
DERECHO CONSTITUCIONAL
Bien puede decirse que hemos ingresado –hace tiempo ya– a un es-
cenario de “democratización de la sociedad” en el que, si bien cobran
singular protagonismo los mecanismos de democracia directa, un pri-
mer peligro consistiría en creer que lo hacen como si fueran la antítesis
de la democracia representativa, cuando no son más que su natural
complemento.
No puede olvidarse que la defensa cerrada de los mecanismos de de-
mocracia directa en contraposición a los supuestos perjuicios genera-
dos por la democracia representativa, ha sido, finalmente, el recurrente
argumento de las dictaduras para pretender fundamentar la supuesta
validez de sus organizaciones totalitarias de partido único, en las que
por vía de la argucia de una aparente mayor participación ciudadana
en los asuntos públicos, en los hechos y las decisiones terminan sien-
do monopolio del dictador, en la mejor muestra recreada de la fórmu-
la hobbesiana: Auctoritas, non veritas facit legem (La autoridad –no la
verdad– hace la ley).
Siendo el pluralismo ideológico y social una constatación fáctica de
las libertades políticas y de expresión, es sencillo advertir que no se
trata de un pluralismo institucional, sino atomizado o fragmentario. En
su estado puro, dicho pluralismo no es más que la suma de intereses
particulares urgidos por traducir el margen de control social alcanza-
do en control político. De ahí que los partidos y movimientos políticos
tengan la obligación de ser organizaciones que “concurran en la for-
mación y manifestación de la voluntad popular”, tal como lo exige el
artículo 35 de la Constitución. Es decir, tienen la obligación de ser un
primer estadío de institucionalización en el que la fragmentación resulte
sustancialmente aminorada y encausada, a afectos de generar centros
de decisión que puedan proyectar una voluntad institucionalizada de la
sociedad al interior del Parlamento, que, aunada a otras, permita con-
currir en el consenso, asegurando la gobernabilidad y racionalidad en
la composición, organización y decisiones parlamentarias.
Los partidos políticos, tienen por función, entre otras, evitar que la legí-
tima pero atomizada existencia de intereses, al interior de la sociedad,
se proyecte en igual grado de fragmentación al interior Congreso de la
República, pues, si ello ocurre, resultará minada la capacidad delibera-
tiva y, con ella, la posibilidad de adoptar oportuna y consensuadamen-
te decisiones para afrontar los distintos problemas políticos, sociales y
económicos del país.
De esta manera, siendo el pluralismo y la democracia dos valores inhe-
rentes y consustanciales del Estado Social y Democrático de Derecho,
es imprescindible que sean debidamente articulados, pues de ello de-
pende la gobernabilidad en el sistema representativo (…).
42
GERARDO ETO CRUZ
43
DERECHO CONSTITUCIONAL
44
GERARDO ETO CRUZ
45
DERECHO CONSTITUCIONAL
46
GERARDO ETO CRUZ
47
DERECHO CONSTITUCIONAL
48
GERARDO ETO CRUZ
49
DERECHO CONSTITUCIONAL
50
GERARDO ETO CRUZ
51
DERECHO CONSTITUCIONAL
52
GERARDO ETO CRUZ
53
DERECHO CONSTITUCIONAL
1. Dignidad humana
Señalados los criterios jurisprudenciales más relevantes emitidos por
nuestro Tribunal Constitucional en torno a la Teoría de la Constitución, eche-
mos ahora una mirada panorámica a una disciplina jurídica vinculada íntima-
mente: nos referimos a la Teoría General de los Derechos Fundamentales. En
el quehacer reflexivo de su tutela, a partir de lo que Cappelletti denominara la
jurisdicción constitucional de la libertad, el TC peruano ha abocetado una serie
de conceptualizaciones de suyo importantes y que aquí apenas se presenta un
brochazo panorámico de este.
A) Noción
No cabe duda, como lo ha indicado Jesús González Pérez, que la dignidad
de la persona constituye uno de los valores superiores que el derecho positivo
no puede desconocer, como no puede desconocer los derechos inherentes a la
persona humana63. Así, el TC ha definido a la dignidad humana como:
54
GERARDO ETO CRUZ
55
DERECHO CONSTITUCIONAL
C)
Su valor normativo. La dignidad humana como derecho fundamental
El Colegiado Constitucional ha dispuesto que la dignidad humana debe
entenderse no solo como el sustrato ético-filosófico que sustenta y da sentido
a los derechos fundamentales, sino que también debe comprender un reducto
valorativo directamente invocable ante los tribunales; es decir, que se reconoce
en la dignidad no solo su carácter de principio o valor, sino también de derecho
fundamental directamente aplicable. Veamos:
56
GERARDO ETO CRUZ
57
DERECHO CONSTITUCIONAL
2. Derechos humanos
Derivados de la dignidad del ser humano, aparecen como condición de
la existencia de la ciencia del Derecho Constitucional y del Derecho Procesal
Constitucional, los derechos humanos, cuyo nomen iuris es utilizado en el ám-
bito del Derecho Internacional y denota, como ha dicho el Tribunal Constitucio-
nal, la obligación de parte de los Estados que han suscrito los pactos y tratados
internacionales sobre derechos humanos, de proteger al ser humano frente al
accionar arbitrario del Estado. El Tribunal ha expresado esta concepción de los
derechos humanos no solo como declaraciones retóricas, sino como obligacio-
nes vinculantes para los Estados en estos términos:
58
GERARDO ETO CRUZ
59
DERECHO CONSTITUCIONAL
3. Derechos fundamentales
A) Noción
Como es sabido, los derechos fundamentales representan la concreción
en el ámbito nacional de los derechos humanos. Como parte consustancial del
concepto actual de Constitución que no solo representa un límite formal a la ac-
tuación de los poderes públicos, sino principalmente un límite de carácter mate-
rial a estos, los derechos fundamentales, según ha precisado el Tribunal Cons-
titucional, son parte central del ordenamiento jurídico del país y su dimensión
no es solo subjetiva, es decir como atributos subjetivos de las personas, sino
también objetiva como normas de fundamentación de todo el sistema jurídico.
Veamos como ha expresado esta idea el Tribunal:
60
GERARDO ETO CRUZ
61
DERECHO CONSTITUCIONAL
C) Doble naturaleza
Sin entrar en una pluralidad de lenguajes y técnicas de clasificación sobre
las concepciones que entrañan los derechos fundamentales, tarea ardua que
pertenece a los predios de la teoría general de los derechos humanos, el TC
62
GERARDO ETO CRUZ
D) Titularidad
Toda manifestación concreta de algún derecho fundametal supone que al-
guien lo ejerce, lo disfruta y lo detenta; y, por consiguiente, que lo haga valer
frente a una violación a amenaza de violación, fruto de un acto lesivo prove-
niente de particular, funcionario o persona. Nos encontramos, entonces, con un
sujeto titular del derecho fundamental. Así, el TC ha establecido que un proce-
so constitucional solo procede cuando se acredite la titularidad del derecho que
se reclama. Así, ha sostenido:
63
DERECHO CONSTITUCIONAL
64
GERARDO ETO CRUZ
incisos 13, 15, 71, 89, 163, entre otros) sino que, además, varios de
esos derechos pueden ser, por su naturaleza, efectivamente titulari-
zados por las personas morales, tanto de manera compartida (con las
personas naturales) como de manera exclusiva.
Y así, podemos afirmar que derechos tales como a la igualdad (artículo
2, inciso 2), a la libertad de información, opinión y expresión (artículo
2, inciso 4), a la buena reputación (artículo 2, inciso 7), a la libertad de
contratar y de contratación (artículo 2, inciso 14), a trabajar libremente
(artículo 2, inciso 15), a formular peticiones (artículo 2, inciso 20), a la
nacionalidad (artículo 2, inciso 21), a la libertad de empresa (artículo
59), a la tutela jurisdiccional efectiva y al debido proceso (artículo 139),
entre otros, pueden ser ejercidos de manera compartida por personas
naturales y personas jurídicas; y derechos tales como a participar en
forma asociada en la vida económica, social y cultural de la Nación
(artículo 2, inciso 17), a la autonomía universitaria (artículo 18), a la
inafectación de todo impuesto que afecte bienes, actividades o servi-
cios propios en el caso de universidades, institutos superiores y demás
centros educativos (artículo 19) y a la negociación colectiva (artículo
28), son ejercidos de manera exclusiva por las personas jurídicas”82.
Pese a lo dicho, el Tribunal no desatiende el hecho de que entre las perso-
nas naturales y las personas jurídicas existen importantes diferencias que afec-
tan inevitablemente al contenido de los derechos atribuidos a estas últimas, y
en ese sentido, ha interpretado que:
82 STC Exp. N° 00898-2008-PA/TC, Fundamento de voto del Magistrado Eto Cruz, párrafos 7 y 8.
83 STC Exp. N° 1567-2006-PA/TC, f. j. 7.
65
DERECHO CONSTITUCIONAL
66
GERARDO ETO CRUZ
67
DERECHO CONSTITUCIONAL
68
GERARDO ETO CRUZ
69
DERECHO CONSTITUCIONAL
70
GERARDO ETO CRUZ
71
DERECHO CONSTITUCIONAL
72
GERARDO ETO CRUZ
73
DERECHO CONSTITUCIONAL
74
GERARDO ETO CRUZ
“De esta manera, la distinta eficacia que presentan los derechos fun-
damentales entre sí, no solo reposa en cuestiones teóricas de carácter
histórico, sino que estas diferencias revisten significativas repercusio-
nes prácticas. En tal sentido, cabe distinguir los derechos de precepti-
vidad inmediata o autoaplicativos, de aquellos otros denominados pres-
tacionales, de preceptividad diferida, progresivos o programáticos (STC
Exp. Nº 0011-2002-AI, Fundamento 9).
A esta última categoría pertenecen los derechos fundamentales econó-
micos, sociales y culturales (DESC) que, en tanto derechos subjetivos
de los particulares y obligaciones mediatas del Estado, necesitan de
un proceso de ejecución de políticas sociales para que el ciudadano
pueda gozar de ellos o ejercitarlos de manera plena. Tal es el sentido
de la Undécima Disposición Final y Transitoria (UDFT) de la Constitu-
ción, al establecer que ‘[l]as disposiciones de la Constitución que exijan
nuevos y mayores gastos públicos se aplican progresivamente’.
Si bien los DESC son derechos fundamentales, tienen la naturaleza
propia de un derecho público subjetivo, antes que la de un derecho de
aplicación directa. Lo cual no significa que sean ‘creación’ del legisla-
dor. En tanto derechos fundamentales, son derechos de la persona re-
conocidos por el Estado y no otorgados por este.
Sin embargo, su reconocimiento constitucional no es suficiente para
dotarlos de eficacia plena, pues su vinculación jurídica solo queda con-
figurada a partir de su regulación legal, la que los convierte en judicial-
mente exigibles. Por ello, en la Constitución mantienen la condición de
una declaración jurídica formal, mientras que la ley los convierte en un
mandato jurídico aprobatorio de un derecho social.
Lo expuesto significa que en determinadas circunstancias los DESC no
pueden ser objeto de una pretensión susceptible de estimación al inte-
rior del proceso de amparo (v. gr. la exigencia judicial al Estado de un
puesto de trabajo o una prestación de vivienda). Ello, sin embargo, no
puede ser considerado como una regla absoluta.
En efecto, tal como se ha precisado en otro momento, el principio de
progresividad en el gasto a que hace alusión la UDFT de la Constitu-
ción, ‘no puede ser entendido con carácter indeterminado y, de este
modo, servir de alegato frecuente ante la inacción del Estado, pues
para este Colegiado la progresividad del gasto no está exenta de ob-
servar el establecimiento de plazos razonables, ni de acciones concre-
tas y constantes del Estado para la implementación de políticas públi-
cas’. (STC Exp. Nº 2945-2003-AA, Fundamento 36).
En esa perspectiva, entre los deberes del Estado previstos en el
artículo 44 de la Constitución, no solo se encuentra el garantizar la
plena vigencia de los derechos fundamentales, sino también ‘promover
75
DERECHO CONSTITUCIONAL
76
GERARDO ETO CRUZ
efectos de asegurar las condiciones mínimas para una vida acorde con
el principio-derecho de dignidad humana”95.
77
DERECHO CONSTITUCIONAL
78
GERARDO ETO CRUZ
79
DERECHO CONSTITUCIONAL
por imperio del artículo 200 de la Constitución y del artículo 38 del CP-
Const., a los procesos constitucionales de la libertad es privativa la pro-
tección de los derechos de sustento constitucional directo.
Lo expuesto no podría ser interpretado en el sentido de que los dere-
chos fundamentales de configuración legal, carezcan de protección a
través del amparo constitucional, pues resulta claro, en virtud de lo ex-
puesto en el Fundamento 11 y ss. supra, que las posiciones subjetivas
previstas en la ley que concretizan el contenido esencial de los dere-
chos fundamentales, o los ámbitos a él directamente vinculados, no tie-
nen sustento directo en la fuente legal, sino, justamente, en la disposi-
ción constitucional que reconoce el respectivo derecho fundamental.
Sin embargo, es preciso tener presente que prima facie las posiciones
jurídicas que se deriven válidamente de la ley y no directamente del
contenido esencial de un derecho fundamental, no son susceptibles de
ser estimadas en el proceso de amparo constitucional, pues ello impli-
caría pretender otorgar protección mediante los procesos constitucio-
nales a derechos que carecen de un sustento constitucional directo, lo
que conllevaría su desnaturalización.
Y si bien la distinción concreta entre aquello regulado por la ley que
forma parte de la delimitación del contenido directamente protegido
por un derecho fundamental y aquello que carece de relevancia cons-
titucional directa no es una tarea sencilla, los criterios de interpretación
que sirvan a tal cometido deberán encontrarse inspirados, en última
instancia, en el principio-derecho de dignidad humana, pues, como ha
señalado Ingo Von Münch, si bien resulta sumamente difícil determinar
de modo satisfactorio qué es la dignidad humana, ‘manifiestamente sí
es posible fijar cuándo se la está vulnerando’ (Von Münch, Ingo. La dig-
nidad del hombre en el derecho constitucional. En: Revista Española
de Derecho Constitucional. Madrid: Centro de Estudios Constituciona-
les. Año 2, Nro. 5, mayo - agosto, 1982, p. 21)”98.
80
GERARDO ETO CRUZ
“Tal como refiere Manuel Medina Guerrero, ‘en cuanto integrantes del
contenido constitucionalmente protegido, cabría distinguir, de un lado,
un contenido no esencial, esto es, claudicante ante los límites propor-
cionados que el legislador establezca a fin de proteger otros derechos o
bienes constitucionalmente garantizados, y, de otra parte, el contenido
esencial, absolutamente intangible para el legislador; y, extramuros del
contenido constitucionalmente protegido, un contenido adicional forma-
do por aquellas facultades y derechos concretos que el legislador quiera
crear impulsado por el mandato genérico de asegurar la plena eficacia
de los derechos fundamentales’ (La vinculación negativa del legislador a
los derechos fundamentales. Madrid: McGraw-Hill, 1996, p. 41).
Así las cosas, todo ámbito constitucionalmente protegido de un dere-
cho fundamental se reconduce en mayor o menor grado a su contenido
esencial, pues todo límite al derecho fundamental solo resulta válido en
la medida de que el contenido esencial se mantenga incólume. Este
Tribunal Constitucional considera que la determinación del contenido
81
DERECHO CONSTITUCIONAL
82
GERARDO ETO CRUZ
83
DERECHO CONSTITUCIONAL
84
GERARDO ETO CRUZ
85
DERECHO CONSTITUCIONAL
86
GERARDO ETO CRUZ
87
DERECHO CONSTITUCIONAL
109 STC Exp. N° 01209-2006-PA/TC, ff. jj. 24 y 26, ver RTC Exp. N° 1209-2006-PA, Aclaración de
fecha 27 de octubre de 2006.
88
GERARDO ETO CRUZ
89
DERECHO CONSTITUCIONAL
4. Derechos constitucionales
El Tribunal ha sostenido que en nuestro ordenamiento jurídico, los dere-
chos fundamentales son todos a la vez derechos constitucionales, en tanto la
90
GERARDO ETO CRUZ
91
DERECHO CONSTITUCIONAL
6. Garantía institucional
Este concepto fue acuñado por Carl Schmitt y constituye aquel conjunto
de ámbitos y atribuciones que tienen los diversos órganos constitucionales, y
que no pueden ser desconocidas o suprimidas, sin dejar a dicho órgano sus-
tancialmente disminuido en el ejercicio de las funciones conferidas. Aunque en
términos parcos y con discreta jurisprudencia, ha sido abordado también por el
TC peruano, el cual ha delineado al respecto lo siguiente:
92
Las sentencias
del Tribunal Constitucional
que más han "impactado"
al Derecho Civil peruano
Las sentencias del Tribunal
Constitucional que más
han “impactado” al
Derecho Civil peruano
Sumario: I. Crítica preliminar. II. Derecho de las personas. III. Derecho de fa-
milia. IV. Derechos reales. V. Derecho de contratos. VI. Derecho de
sucesiones.
I. Crítica preliminar
Cuando se pretende analizar un tema como el propuesto, surgen algunas
interrogantes preliminares. En efecto, algunas sentencias del Tribunal Constitu-
cional en los hechos han impactado y reorientado algunos ámbitos del Derecho
Civil, como en el caso particular del Derecho de Familia y es lo que vamos a
analizar luego. Otros ámbitos ordinarios del Derecho, por cierto, han pasado
por lo mismo1. Pero ¿debe el Tribunal Constitucional determinar las directrices
generales, y en algún caso específicas, sobre la forma de aplicación de las
ramas especiales del Derecho? ¿No compete al Congreso el desarrollo legis-
lativo de los derechos regulados en la Constitución, y el desarrollo de los al-
cances de las normativas especiales, y al Tribunal Constitucional solo controlar
la no violación del llamado (y verdadero) “contenido constitucional” de dichos
derechos? ¿No es una labor y competencia de la judicatura, concretamente de
la Corte Suprema, hacer las interpretaciones correspondientes de las normas
ordinarias o las integraciones que se requieran? ¿Por qué entonces los fallos
del Tribunal dan vuelta a todo y reorientan gravemente la aplicación normativa,
como ha sucedido en varios casos?
95
DERECHO CIVIL
2 También inconstitucional, porque el numeral 3 del artículo 139 de la Constitución señala que:
“Ninguna persona puede ser desviada de la jurisdicción predeterminada por la ley, ni someti-
da a procedimiento distinto de los previamente establecidos (…)”.
3 En la STC Exp. Nº 03179-2004-AA/TC, el Tribunal Constitucional estableció la regla general
de que las acciones constitucionales contra resoluciones judiciales no solo deben proceder
ante la vulneración del derecho a la tutela procesal efectiva o al debido proceso, como decía
la ley, sino también cuando se vulneren otros derechos fundamentales. En otras palabras,
contra legem se dio vía libre para la revisión de fondo, in iudicando, de las sentencias judicia-
les, verificándose si se vulneran o no derechos fundamentales.
96
FEDERICO G. MESINAS MONTERO
En cuanto a lo tercero, decir que todo puede ser objeto de control cons-
titucional no significa que siempre exista la posibilidad de que intervenga el
Tribunal o la justicia constitucionales, aun contra las normas de competencia
fijadas5, y respecto de temas ordinarios o judiciales. Se pierde de vista que hay
un orden competencial constitucional y legal preestablecido a respetarse y que
la judicatura en general tiene también la obligación de aplicar la Constitución
(un fallo del Tribunal Constitucional extendió el deber a los tribunales adminis-
trativos), por lo que también ella ejerce, aun difusamente, alguna forma de con-
trol constitucional. Incluso, de ser requerido en un proceso ordinario concreto,
los alcances constitucionales de un derecho –como el de propiedad, por ejem-
plo– los puede determinar la Corte Suprema, tomando en consideración, por
supuesto, la legislación de desarrollo existente.
4 Inconstitucional también, porque el artículo 146 de la Constitucional señala que: “El Estado
garantiza a los magistrados judiciales: 1. Su independencia. Solo están sometidos a la Cons-
titución y la ley”.
5 Penoso ejemplo de ello es la STC Exp. N°0007-2007-PI/TC del 22/06/2007, en la que, contra
el texto expreso de la Constitución, el Tribunal Constitucional dijo que tenía competencia para
controlar constitucionalmente los fallos del Jurado Nacional del Elecciones.
97
DERECHO CIVIL
“(…) surgiendo la disyuntiva de tener que optar por uno de los princi-
pios de interpretación constitucional desarrollados (…) respecto a la
constitución del concebido; este Colegiado se decanta por considerar
que la concepción de un nuevo ser humano se produce con la fusión
de las células materna y paterna con lo cual se da origen a una nueva
célula que, de acuerdo al estado actual de la ciencia, constituye el ini-
cio de la vida de un nuevo ser. Un ser único e irrepetible, con su con-
figuración e individualidad genética completa y que podrá, de no inte-
rrumpirse su proceso vital, seguir su curso hacia su vida independiente.
La anidación o implantación, en consecuencia, forma parte del desa-
rrollo del proceso vital, mas no constituye su inicio. Por lo demás, aun
cuando hay un vínculo inescindible entre concebido-madre y concep-
ción-embarazo, se trata de individuos y situaciones diferentes, respecti-
vamente; pues es la concepción la que condiciona el embarazo y no el
embarazo a la concepción, y es el concebido el que origina la condición
de mujer embarazada, y no la mujer embarazada la que origina la con-
dición de concebido” (f. j. 38).
Es interesante que tomando en cuenta las diversas posiciones sobre la
concepción y el inicio de la vida humana, el Tribunal Constitucional opta expre-
samente por una de ellas: la concepción humana se produce con la fecunda-
ción del óvulo y no con su anidación en el útero materno. Pero esta opción no
es adoptada azarosamente sino a partir de diversos principios que, a su crite-
rio, debían ser tomados en cuenta respecto de un tema como este. Particular-
mente nos parece relevante la alusión al principio precautorio, lo que significa
que ante la duda de que se pueda estar afectando la vida humana, y en tanto
no se pueda establecer con certeza que ello no es así, es mejor proscribir la
conducta posiblemente transgresora. El Tribunal desarrolla en el fallo los ele-
mentos de configuración de este principio:
98
FEDERICO G. MESINAS MONTERO
Pero sucedió también que algunos fallos a nivel de Corte Superior, por
haberlo solicitado el recurrente, llegaron a admitir que en virtud de la transfor-
mación producida se cambiara en el DNI no solo el nombre del agente, sino
también la referencia del sexo (de femenino a masculino, o viceversa), e in-
cluso, más grave todavía, que el “nuevo” sexo conste también en la partida
de nacimiento6. Vale decir, que a todos los efectos se considere al transexual
como perteneciente al nuevo sexo aparente constituido, como si hubiera naci-
do de esa forma, criterio que magnifica el error de atribuirle a una persona un
sexo que biológicamente no es el suyo. Ello además abre la posibilidad de que
estos agentes puedan, entre otros derechos, casarse con una persona del sexo
legalmente opuesto, aunque ningún fallo judicial visto lo haya reconocido aún
expresamente7.
6 Sucedió, por ejemplo, en una sentencia de la Corte Superior de Justicia de Lima Norte, Exp.
N° 803-2005-0, Corte Superior de Lima Norte. Se dijo allí que debe ser reconocido el nue-
vo estatus de mujer de un agente, decisión que implicaba el respeto a la plena libertad del
justiciable de vivir su sexualidad tal como lo quiere y siente; y de esta forma desarrollar su
personalidad obteniendo un equilibrio y bienestar psicológicos, con lo que se afirma su propia
identidad personal en el sexo vivido, de forma tal que esta pueda llevar su vida de social y
familiar sin mayores complicaciones y satisfaga sus hondas expectativas existenciales. En
consecuencia se procedió a rectificar la partida de nacimiento en el extremo que decía: “ma-
nifiesto un varón”, debiendo decir: “condición es de mujer”.
7 La propia sentencia Exp. N° 803-2005-0 de la Corte Superior de Lima Norte era contradic-
toria en este aspecto, pues si bien le reconoció a un transexual su nueva sexualidad desde
el nacimiento (en la partida de nacimiento) le negó la posibilidad matrimonial, señalando que
“la familia (…) no es propiamente una creación jurídica, sino más bien una institución que se
sustenta en datos y lazos biológicos; de allí que existen limitaciones de orden constitucional
99
DERECHO CIVIL
y legal que impiden que los transexuales puedan contraer matrimonio, por lo menos en el
territorio de nuestra República”. Saludamos que la Corte referida haya defendido aquí la ins-
titución tradicional de la familia, proveniente siempre de una unión heterosexual, pero indu-
dablemente existía una contradicción, pues si judicial y legamente para el tribunal la persona
siempre fue de un sexo (el nuevo, pues así lo dice ya la partida de nacimiento) ¿qué norma
concreta violaría de casarse con una persona del nuevo sexo opuesto? ¿Qué impedimento
matrimonial se aplicaría allí?
100
FEDERICO G. MESINAS MONTERO
Dos fallos son paradigmáticos sobre este tema. El primero, es la STC Exp.
N° 06572-2006-PA/TC, referida a los derechos de los concubinos. Allí se señala
que la familia no puede concebirse, únicamente, como una institución en cuyo
seno se materialice la dimensión generativa o de procreación únicamente, con
lo cual, por supuesto, se varían algunos de los fundamentos que cimentaron la
fuerte protección de la institución matrimonial en las constituciones de 1979 y
de 1993. Para el Tribunal, en los hechos, estas constituciones no establecen un
modelo único de familia. Así señala que:
101
DERECHO CIVIL
En suma, los convivientes gozan hoy de cada vez más derechos similares
a los de los cónyuges, aun cuando la asimilación no sea todavía total. Pero el
fundamento jurídico para una futura asimilación integral con el matrimonio ya
está dado: las uniones de hecho también forman una familia, por lo que deben
ser (analógicamente) igualmente protegidas, según el Tribunal Constitucional.
102
FEDERICO G. MESINAS MONTERO
fue el de una hijastra que fue asimilada (se entiende, por razones afectivas) al
núcleo de una familia “ensamblada” y luego su padrastro pretendió su inscrip-
ción como hija de socio en un club, siendo rechazado el pedido, pues el club
había fijado una regla estatutaria por la cual solo se otorgaba el carné familiar
de socio a los hijos del titular y no a los hijastros (a quienes se consideraba
“invitados especiales”). Analizado el caso, y en aplicación expresa del artículo
6 de la Constitución –en virtud del cual todos los hijos tiene iguales deberes y
derechos– el Tribunal Constitucional consideró discriminatoria la regla del club,
pues “en contextos en donde el hijastro o la hijastra se han asimilado debida-
mente al nuevo núcleo familiar, tal diferenciación [hijo–hijastro] deviene en arbi-
traria y contraria a los postulados constitucionales que obligan al Estado y a la
comunidad a proteger a la familia” (texto entre corchetes nuestro).
103
DERECHO CIVIL
104
FEDERICO G. MESINAS MONTERO
9 GONZALES BARRÓN, Günther Hernán. “Crítica a la tendencia neoliberal del Tribunal Cons-
titucional en materia de propiedad y expropiación”. En: Gaceta Constitucional. Tomo 43, Ga-
ceta Jurídica, julio de 2011, p. 21 y ss.
105
DERECHO CIVIL
Pero este panorama fue variando con las últimas conformaciones del Tri-
bunal Constitucional10 y corolario de ello, nos parece, han sido, entre otros, los
criterios fijados por dicho órgano sobre la doctrinalmente denominada “expro-
piación indirecta”. Son los casos en los que el Estado no priva de modo absolu-
to al propietario de su derecho, por lo que no existe una expropiación explícita,
pero sí establece limitaciones al ejercicio de las facultades esenciales por razo-
nes de interés público a dicho derecho, de tal magnitud que afectan gravemen-
te el ejercicio de este último.
106
FEDERICO G. MESINAS MONTERO
Este criterio, por supuesto, dará pie además para que se inicien un sin-
número de procesos indemnizatorios contra el Estado, pues de ordinario las
regulaciones administrativas de zonificación (u otras sobre temas prediales)
inciden sobre el valor de los inmuebles, a veces en sentido positivo pero en
muchas ocasiones en negativo. Y sin embargo no por ello debería proceder un
pago indemnizatorio, en tanto la limitación responda a objetivos sociales rele-
vantes, conforme a lo que el mismo tribunal había defendido con anterioridad.
V. Derecho de contratos
En materia de contratos, un fallo muy relevante es la ya mencionada STC
Exp. N° 05311-2007-PA/TC, en la que se efectuó un control de una cláusula
penal excesiva, tema que ya ha sido explicado en cuanto a sus alcances en
materia de propiedad. Pero con dicho fallo se perfilaron además algunos de
los límites a la autonomía de la voluntad12 según el Tribunal Constitucional,
107
DERECHO CIVIL
Los demandantes del caso referido alegaron que la Ley Nº 28258 que creó
la obligación de pago de las regalías mineras vulneraba, entre otros derechos,
los artículos 2, inciso 14), y 62 de la Constitución Política del Perú– llamada también libertad
de conclusión, que es la facultad de decidir cómo, cuándo y con quién se contrata; y 2) la
libertad contractual, también conocida como libertad de configuración interna, que es la de
determinar el contenido del contrato (STC Exp. Nº 2185-2002-AA).
13 “Artículo 62.- La libertad de contratar garantiza que las partes pueden pactar válidamente
según las normas vigentes al tiempo del contrato. Los términos contractuales no pueden ser
modificados por leyes u otras disposiciones de cualquier clase. Los conflictos derivados de la
relación contractual solo se solucionan en la vía arbitral o en la judicial, según los mecanismos
de protección previstos en el contrato o contemplados en la ley.
Mediante contratos-ley, el Estado puede establecer garantías y otorgar seguridades. No pue-
den ser modificados legislativamente, sin perjuicio de la protección a que se refiere el párrafo
precedente”.
108
FEDERICO G. MESINAS MONTERO
109
DERECHO CIVIL
110
FEDERICO G. MESINAS MONTERO
como en sus efectos (si acarrean derechos y deberes para todas las partes)19.
Un contrato administrativo se distingue, por lo tanto, de un acto administrativo
porque aquel implica un acuerdo de voluntades (o la declaración conjunta de
una voluntad común, como también suele explicarse), mientras que este su-
pone, como se ha dicho, una decisión o declaración unilateral de la adminis-
tración, aun cuando provenga de una solicitud previa del particular (voluntad
concurrente o coadyuvante de un agente privado).
19 Ídem.
111
DERECHO CIVIL
20 Lo más razonable en este caso hubiera sido declarar la improcedencia de la pretensión cons-
titucional en este aspecto, como lo señaló el doctor Beaumont Callirgos en su voto singular,
pues no correspondía al Tribunal Constitucional un análisis probatorio tan específico sobre la
afectación al derecho de propiedad de los bienes de la PUCP. Como cuestiones adicionales,
cabe recordar que la sentencia constitucional referida no se pronunció sobre una eventual
afectación a la autonomía universitaria, alegada también por la PUCP, y negó relevancia
constitucional a los problemas suscitados al momento de votarse el caso en la Sala Superior
(instancia anterior), pues aparentemente de inicio ya existían tres votos conformes a favor de
la PUCP y, sin embargo, se llamaron a otros vocales dirimentes que finalmente revertieron el
sentido del fallo.
112
FEDERICO G. MESINAS MONTERO
113
DERECHO CIVIL
114
Impacto de la jurisprudencia
del Tribunal Constitucional
en el Derecho Procesal
Impacto de la jurisprudencia
del Tribunal Constitucional
en el Derecho Procesal
Sumario: I. Presentación. II. Principios procesales desarrollados por el TC. III. Figu-
ras procesales desarrolladas en recursos de amparo contra resoluciones
judiciales.
I. Presentación
Es más que conocido que el Tribunal Constitucional (en adelante TC) ha
tenido una actividad muy fructífera en materia procesal. Aunque algunas de
sus resoluciones han generado más de un cuestionamiento, en líneas gene-
rales su labor ha significado un claro aporte al Derecho Procesal, ello porque
muchas de las normas procesales tienen carácter constitucional y, por eso, ha
correspondido al TC pronunciarse sobre la interpretación y aplicación de dichas
normas.
Por ello, este trabajo tiene como finalidad exponer las principales senten-
cias del TC en materia procesal y arbitral, en primer término siguiendo el desa-
rrollo de los principios procesales, y posteriormente analizando el desarrollo del
proceso judicial según el TC.
117
DERECHO PROCESAL Y PROCESAL CIVIL
necesario recalcar que los principios procesales no son absolutos, es decir vá-
lidos para todos los tiempos y lugares, sino que justamente su aceptación y
aplicación dependerá de los tiempos y circunstancias históricas que lo rodean.
Por eso es importante analizar qué sostiene el TC respecto a los principios pro-
cesales durante los últimos años, pues eso nos permitirá saber cuál es su con-
cepción sobre estos y nos permitirá no solo su correcta aplicación, sino también
interpretar correctamente la generalidad de las normas procesales.
118
KARLA VILELA CARBAJAL
119
DERECHO PROCESAL Y PROCESAL CIVIL
120
KARLA VILELA CARBAJAL
2. Derecho a la defensa
Este derecho es importante porque se configura como una garantía del de-
bido proceso. Y es que en realidad esta garantía se convierte en el resumen en
el que se puede sintetizar la existencia del debido proceso.
121
DERECHO PROCESAL Y PROCESAL CIVIL
122
KARLA VILELA CARBAJAL
123
DERECHO PROCESAL Y PROCESAL CIVIL
124
KARLA VILELA CARBAJAL
125
DERECHO PROCESAL Y PROCESAL CIVIL
5. Principio de congruencia
126
KARLA VILELA CARBAJAL
6. Pluralidad de instancias
a) El derecho de acceso a los recursos es un derecho derivado del derecho
a la pluralidad de instancias, así lo ha establecido el TC en la STC Exp.
Nº 01243-2008-HC/TC, f. j. 2:
127
DERECHO PROCESAL Y PROCESAL CIVIL
128
KARLA VILELA CARBAJAL
7. Cosa juzgada
a) Concepto de cosa juzgada. El TC ha definido la cosa juzgada en sus efec-
tos negativo y positivo en la STC Exp. N° 01179-2011-PA/TC, en sus ff. jj. 2,
3 y 4:
“2. Sobre el particular el Tribunal Constitucional ha sostenido que ‘me-
diante el derecho a que se respete una resolución que ha adquirido la
autoridad de cosa juzgada se garantiza el derecho de todo justiciable,
en primer lugar, a que las resoluciones que hayan puesto fin al proceso
judicial no puedan ser recurridas mediante medios impugnatorios, ya
sea porque estos han sido agotados o porque ha transcurrido el plazo
para impugnarla; y, en segundo lugar, a que el contenido de las resolu-
ciones que hayan adquirido tal condición, no pueda ser dejado sin efec-
to ni modificado, sea por actos de otros poderes públicos, de terceros
o, incluso, de los mismos órganos jurisdiccionales que resolvieron el
caso en el que se dictó’ (Exp. Nº 04587-2004-AA/TC, fundamento 38).
3. En el presente caso, de la revisión de autos este Colegiado conside-
ra que carece de sustento la alegada afectación al derecho a la cosa
juzgada, toda vez que la resolución que, según el actor, habría sido
desconocida y que supuestamente es definitiva e inmutable, es la de
fecha 4 de setiembre de 1995 (fojas 10), expedida por la Sala Supe-
rior de Justicia de Puno, que confirma la sentencia que declara fundada
en parte la demanda sobre exclusión de nombre en la partida de na-
cimiento de la menor NN y negación de paternidad extramatrimonial,
la misma que fue expedida en sus términos debido a que se acreditó
que el recurrente no intervino mediante consentimiento expreso como
declarante en la partida de nacimiento de la menor ante el registro civil;
es decir, se verificaron las formalidades para el reconocimiento de la
menor según las normas pertinentes tanto del Código Civil como del
Reglamento de Inscripciones de los Registros Civiles, y se concluyó
que no habían sido cumplidas; situación distinta a la que expresa en la
Resolución Nº 05-2008 de fecha 4 de noviembre de 2008, que declara
fundada la demanda de filiación judicial de paternidad extramatrimonial
respecto de la menor NN, pues esta decisión fue debidamente funda-
mentada en una verdad biológica, ya que mediante la prueba genética
del ADN se comprobó que el padre de la menor referida era realmente
el recurrente.
4. Por lo tanto no existe la triple identidad requerida para acreditarse
la afectación del derecho a la cosa juzgada, puesto que en el primer
proceso sobre exclusión de nombre y negación de paternidad, la norma
cuyo cumplimiento se invocaba era la señalada en el artículo 28 del
Código Civil referida a la usurpación de nombre, lo cual fue acredita-
do, pues no se verificó declaración alguna de reconocimiento por parte
del recurrente en la partida de nacimiento de la menor, declarándose
129
DERECHO PROCESAL Y PROCESAL CIVIL
130
KARLA VILELA CARBAJAL
131
DERECHO PROCESAL Y PROCESAL CIVIL
132
KARLA VILELA CARBAJAL
133
DERECHO PROCESAL Y PROCESAL CIVIL
134
KARLA VILELA CARBAJAL
135
DERECHO PROCESAL Y PROCESAL CIVIL
136
KARLA VILELA CARBAJAL
137
DERECHO PROCESAL Y PROCESAL CIVIL
138
KARLA VILELA CARBAJAL
139
DERECHO PROCESAL Y PROCESAL CIVIL
140
KARLA VILELA CARBAJAL
141
DERECHO PROCESAL Y PROCESAL CIVIL
142
KARLA VILELA CARBAJAL
143
DERECHO PROCESAL Y PROCESAL CIVIL
“Otro de los principios que contribuyen con la postura que asume este
Colegiado es el de economía procesal el mismo que ha de estar pre-
sente en todos los procesos judiciales modernos y se reduce al axioma
de que debe de tratarse de obtener el mayor resultado posible con el
mínimo de empleo de actividad procesal y que en el caso de los pro-
cesos constitucionales cobra mayor preponderancia por ser procesos
de tutela urgente de derechos fundamentales. En efecto, si se parte de
la premisa, sobre la cual se sustenta la presente resolución, es decir
los fines que informan a los procesos constitucionales, los mismos no
deben estar supeditados por una serie de ritualismos procesales que, a
la postre, los afecten con dilaciones innecesarias”.
144
KARLA VILELA CARBAJAL
145
DERECHO PROCESAL Y PROCESAL CIVIL
146
KARLA VILELA CARBAJAL
147
DERECHO PROCESAL Y PROCESAL CIVIL
148
KARLA VILELA CARBAJAL
149
DERECHO PROCESAL Y PROCESAL CIVIL
150
KARLA VILELA CARBAJAL
151
DERECHO PROCESAL Y PROCESAL CIVIL
152
KARLA VILELA CARBAJAL
153
DERECHO PROCESAL Y PROCESAL CIVIL
los dispositivos legales, son atribuciones del juez ordinario siendo que
tales facultades –valoración, interpretación, aplicación, entre otras– son
ejercidas con criterio de conciencia, exponente este de la independen-
cia en el ejercicio de la función jurisdiccional que la Norma Fundamen-
tal reconoce a dicho poder del Estado, no siendo de competencia ra-
tione materiae de los procesos constitucionales evaluarlas, salvo que
estas y sus efectos contravengan los principios que informan la función
encomendada, o que los pronunciamientos superen el nivel de razo-
nabilidad y proporcionalidad que toda decisión judicial debe suponer,
afectando con ello de modo manifiesto y grave cualquier derecho fun-
damental, lo que no ha ocurrido en el presente caso.
Más aún, cabe precisar ‘[q]ue el amparo contra resoluciones judiciales
no supone como tantas veces lo hemos afirmado, un mecanismo de
revisión de las cuestiones discutidas en el proceso que lo origina, por lo
que las violaciones a los derechos de las partes de un proceso deben
expresarse con autonomía de dichas pretensiones. Es decir, debe tra-
tarse de afectaciones del Juez o Tribunal producidas en el marco de su
actuación jurisdiccional que la Constitución les confiere y que distorsio-
nan o desnaturalizan tales competencias al punto de volverlas contra-
rias a los derechos constitucionales reconocidos y por tanto inválidas’
(Cfr. N° 1209-2006-PA/TC. Caso Compañía Cervecera Ambev Perú
S.A.)”.
Lo mismo en la STC Exp. N° 05726-2009-PA/TC, ff. jj. 3 y 4:
154
KARLA VILELA CARBAJAL
“3. Que del análisis de la demanda así como de sus recaudos, este Co-
legiado encuentra que en el presente caso la pretensión de la recurren-
te no está referida al ámbito constitucionalmente protegido de los dere-
chos que invoca. En primer lugar porque como es de advertirse tanto la
interpretación de los alcances del artículo del 728 del Código Procesal
Civil –tasación de los bienes materia de remate– como la comprensión
del Título Preliminar del Texto Único Ordenado del Reglamento General
de los Registros Públicos –Principio de Fe Pública Registral– es atribu-
ción del juez ordinario, quien en todo caso debe orientarse por las re-
glas procesales establecidas para tal propósito, así como por los prin-
cipios constitucionales que informan la función jurisdiccional, no siendo
de competencia ratione materiae de los procesos constitucionales
evaluar el entendimiento que de dichas normas realice la judicatura, a
menos que pueda constatarse una arbitrariedad manifiesta que ponga
en evidencia la violación de otros derechos de naturaleza constitucio-
nal, lo que no ha ocurrido en el presente caso.
4. Que en segundo lugar y respecto a la afectación de derechos ge-
nerada por la aplicación o inaplicación de normas conforme al criterio
de los justiciables, es de subrayar que forma parte de la discreciona-
lidad e independencia que la Norma Fundamental reconoce a este
poder del Estado, el determinar el dispositivo a aplicarse en cada caso
concreto, debiendo sujetarse únicamente a la Constitución y orientarse
por las reglas sustantivas y procesales establecidas para tal propósito,
así como por los principios y garantías que informan toda solución de
controversias, no siendo de competencia ratione materiae de los pro-
cesos constitucionales evaluar los pronunciamientos de la judicatura
ordinaria, salvo que estos y sus efectos superen el nivel de razonabi-
lidad y proporcionalidad que toda decisión debe suponer, afectando
–con ello– de modo manifiesto y grave cualquier derecho fundamental,
155
DERECHO PROCESAL Y PROCESAL CIVIL
156
KARLA VILELA CARBAJAL
157
Neoconstitucionalismo,
la constitucionalización
del ordenamiento jurídico
y el impacto de las sentencias
del Tribunal Constitucional
en el Derecho Penal
y Procesal Penal peruano
Neoconstitucionalismo, la
constitucionalización del
ordenamiento jurídico y el
impacto de las sentencias
del Tribunal Constitucional
en el Derecho Penal y
Procesal Penal peruano
Introducción
Nuestro Tribunal Constitucional (en adelante TC), máximo garante de lo
que Guastini denomina la constitucionalización del ordenamiento jurídico, no se
ha limitado a las tradicionales funciones kelsenianas, propias de un legislador
negativo, sino que sus sentencias interpretativas e integrativas permiten hablar
de un rol positivo en el control de la constitucionalidad de las normas.
161
DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL
162
HESBERT BENAVENTE CHORRES
del punto de vista interno (Alexy, Nino y Dworkin), bien un peculiar positivismo
crítico (Ferrajoli).
Según Guastini, existen siete condiciones para poder sostener que un or-
denamiento jurídico está constitucionalizado:
1. Constitución rígida.
2. Garantía jurisdiccional de la Constitución.
3. Fuerza vinculante de la Constitución.
4. Sobreinterpretación.
5. Aplicación directa de las normas constitucionales.
6. La interpretación conforme (constitucional) de las leyes.
7. Influencia de la Constitución sobre las relaciones políticas.
Ahora bien, se acepte o se discrepe que Perú presenta una constituciona-
lización de su ordenamiento jurídico, es de consenso en señalar que, en virtud
de que la Constitución –como toda norma jurídica– es susceptible de ser con-
travenida3, es necesaria la existencia de instrumentos que aseguran su efica-
cia, ya que resulta inexcusable la desobediencia a los postulados que contiene
y que estructuran al Estado ideológica y orgánicamente. Por ello, se habla de
una defensa de la Constitución.
163
DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL
4 La regla non bis in ídem aparece formulada en el diccionario compilado por Liebs como ne
bis in idem (crimen iudicetur), cuya traducción literal es como sigue: “que no se sentencie dos
veces por un mismo delito”. Cfr. LÓPEZ BARJA DE QUIROGA, Jacobo. El principio Non Bis
In Ídem. Editorial Dykinson, Madrid, 2004, p. 14.
5 STC Exp. N° 00014-2006-AI/TC, f. j. 19.
164
HESBERT BENAVENTE CHORRES
por un delito por el cual ya ha sido condenado o absuelto por una sentencia
firme de acuerdo con la ley y el procedimiento de cada país”.
Por otro lado, agrega el TC: “En la referida sentencia se sostuvo que el
principio ne bis in idem ostenta una doble configuración: una de carácter mate-
rial y otra de carácter sustantivo. La primera de ellas alude a la proscripción de
que sobre un mismo sujeto recaigan dos sanciones respecto a un mismo hecho
o conducta sancionable; mientras que la segunda alude a la prohibición de
que se una persona sea objeto de dos procesos distintos respecto a un mismo
hecho. Siendo que la reincidencia prevé la posibilidad de agravar la pena por la
comisión de un delito en caso de que existan antecedentes de su anterior con-
sumación, corresponde centrar la atención en la primera configuración del prin-
cipio materia de este apartado; esto es, la prohibición de la doble sanción res-
pecto a un mismo hecho. Este Tribunal la ha desarrollado en el fundamento 3.a
de la sentencia recaída en el Exp. Nº 2050-2002-AA/TC antes mencionada, en
los siguientes términos: En su formulación material, el enunciado según el cual
‘nadie puede ser castigado dos veces por un mismo hecho’, expresa la imposi-
bilidad de que recaigan dos sanciones sobre el mismo sujeto por una misma in-
fracción, puesto que tal proceder constituiría un exceso del poder sancionador,
contrario a las garantías propias del Estado de derecho. Su aplicación, pues,
impide que una persona sea sancionada o castigada dos (o más veces) por
una misma infracción cuando exista identidad de sujeto, hecho y fundamen-
to. El principio del ne bis in idem material tiene conexión con los principios de
legalidad y proporcionalidad, ya que si la exigencia de lex praevia y lex certa
que impone el artículo 2, inciso 24, ordinal d), de la Constitución obedece,
entre otros motivos –como lo ha expresado este Tribunal en el caso encues-
tas a boca de urna, Exp. N° 0002-2001-AI/TC, fundamento 6– a la necesidad
de garantizar a los ciudadanos un conocimiento anticipado del contenido de la
6 Cfr. BARRENA ALCARÁZ, Adriana, et. ál. Diccionario Jurídico mexicano. Suprema Corte de
Justicia de la Nación, México, 1994, p. 2988.
7 Cfr. DE LEÓN VILLALBA, Francisco Javier. Acumulación de sanciones penales y adminis-
trativas. Sentido y alcance del principio Ne Bis In Idem, Editorial Bosch, Barcelona, 1998,
p. 388.
165
DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL
Ahora bien, la vertiente material del non bis in ídem implica la interdicción
de la sanción múltiple por estos, y a juicio de la doctrina mayoritaria rige cuan-
do concurre la llamada triple identidad; sujeto, hecho y fundamento10.
166
HESBERT BENAVENTE CHORRES
jurídica, pero también como garantía de que la norma primaria debe satisfacer
funciones de determinación.
Por otro lado, la vertiente procesal del non bis in ídem implica la imposibili-
dad de iniciar un proceso penal basado en la imputación de un injusto respecto
del cual, en un proceso anterior, existe cosa juzgada. Sin embargo, y para fines
del presente estudio, el TC ha señalado que el tema de la reincidencia está vin-
culado con el aspecto material de este principio constitucional; por lo que, nos
centraremos en este aspecto sustantivo del non bis in ídem.
167
DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL
168
HESBERT BENAVENTE CHORRES
Hasta este punto habrá quedado claro que los antecedentes (TC), el bole-
tín de condena, la hoja carcelaria o la copia certificada de la sentencia (Poder
Judicial), son los instrumentos tomados en cuenta para agravar la pena al res-
ponsable de un acto delictivo reincidente; siendo la pregunta: ¿Qué información
o delitos repetidos, ello no significa, desde luego, que los hechos anteriores vuelvan a casti-
garse, sino tan solo que han sido tenidos en cuenta por el legislador penal para el segundo o
posteriores delitos, según los casos, bien (según la perspectiva que se adopte) para valorar
el contenido de justo y su consiguiente castigo, bien para fijar y determinar la extensión de la
pena a imponer la agravante de reincidencia”.
169
DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL
revela esos documentos?: la condena por un delito doloso anterior, ¿qué hará
el juez con dicha información?: le dará valor de agravante de pena, ¿a cuál le
dará valor?: al delito doloso anteriormente cometido y condenado.
Ahora bien, para que esta premisa nos conduzca a demostrar la violación
al non bis in ídem material, debemos establecer la actualización de la triple
identidad que se hizo referencia anteriormente. En esa inteligencia, no hay ob-
jeción alguna en torno a la configuración de la identidad personal o subjetiva,
dado que, el reincidente es al mismo tiempo el sujeto que fue condenado por
el anterior delito; la situación se complica en cuanto a la identidad fáctica y de
fundamento, debido que, el acto ilícito reincidente, por lo usual, es diferente, en
tiempo, espacio y valoración jurídico-penal al primer delito cometido, máxime
en una reincidencia genérica como es el adoptado en nuestro país.
170
HESBERT BENAVENTE CHORRES
Todo ello, nos permite inferir una segunda premisa: que la agravante del
acto ilícito reincidente se funda en la revaloración de un delito doloso ya cas-
tigado, dándose en este juicio de revaloración la triple identidad subjetiva, fác-
tica y de fundamentación entre el hecho castigado en la primera condena y el
hecho materia de la agravación de la pena al reincidente.
171
DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL
Por lo tanto, el efecto del non bis in ídem se despliega sobre la pluralidad
de sanciones individualizadas y de los efectos jurídicos derivados de la plural
consideración de algún hecho o parte de este. En consecuencia, la agravante
por reincidencia supone el castigo del hecho o los hechos anteriores, pues ella
confiere una mayor gravedad a la entidad del injusto culpable de la posterior in-
fracción o delito, con lo que se vulnera el non bis in ídem material o sustantivo.
18 De seguridad de orientación o certeza del orden, solo puede hablarse cuando los destinata-
rios de las normas de un sistema jurídico tienen un conocimiento adecuado de los contenidos
de tales normas y, por ende, están en condiciones de orientar su conducta de acuerdo con
ellas.
19 En síntesis, en un Estado de Derecho, las funciones de orientación y realización de la segu-
ridad jurídica presupone el cumplimiento de: a) certeza jurídica, b) eficacia del derecho, y,
c) ausencia de arbitrariedad.
172
HESBERT BENAVENTE CHORRES
173
DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL
25 Cfr. ROXIN, Claus. “El principio de culpabilidad y sus cambios”. En: Dogmática Penal y Políti-
ca Criminal. Idemsa, Lima, 1998, pp. 174-177.
26 STC Exp. N° 00014-2006-AI/TC, f. j. 26.
27 Cfr. GARCÍA RIVAS, Nicolás. El poder punitivo en el Estado Democrático. Universidad de
Castilla-La Mancha, Toledo, 1996, pp. 58-64.
174
HESBERT BENAVENTE CHORRES
175
DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL
176
HESBERT BENAVENTE CHORRES
177
DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL
conducta descrita en el tipo penal, como podrían ser otros delitos anteriormente
perpetrados”34.
Este fundamento es vital para entender el razonamiento del TC, y ello de-
bido a dos razones. En primer lugar, al indicar que la reincidencia es la com-
probación de la forma de vida del procesado; si bien, no es un concepto que
literalmente el TC señala asumir, su tan sola indicación respalda la afirmación
que la reincidencia implica la intromisión en la interioridad de la persona, es
decir a su personalidad y el etiquetamiento de quien ha cometido un delito con
anterioridad y ha sido condenado como consecuencia de ello y que habilitaría
al Estado a punir con mayor severidad cuando delinque nuevamente.
178
HESBERT BENAVENTE CHORRES
36 Cfr. PARMA, Carlos. Culpabilidad. Lineamientos para su estudio. Jurídicas Cuyo, Mendoza,
2000, p. 112.
37 Ibídem, p. 115.
38 Ibídem, p. 116.
39 En la actualidad, lo que se discute es la sustitución del principio de culpabilidad por el de
proporcionalidad como límite a la injerencia estatal (Ellscheid, Hassemer); o bien, que se
puede renunciar al citado principio, pues se llega a idénticos resultados con razonables con-
sideraciones político-criminales de signo general preventivo (Gimbernat). Siendo falso que se
hable de una dicotomía del principio de culpabilidad, la cual sería reflejo de algo inaceptable:
la escisión del Derecho Penal con lo constitucional.
40 STC Exp. N° 00014-2006-AI/TC, f. j. 39.
179
DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL
41 Cfr. MAIER, Julio B. J. “Inadmisibilidad de la persecución penal múltiple”. En: Doctrina Penal.
Año 9, N° 35, Depalma, Buenos Aires, 1986, p. 458.
42 Cfr. DONNA, Edgardo. Ob. cit., p. 32.
180
HESBERT BENAVENTE CHORRES
se quiere, un C.P. especial, con penas más graves que las normales según la
valoración del hecho”43.
A luz del principio de culpabilidad por el acto es que se erigen las críticas
más contundentes a la reincidencia. Así, tanto las nociones peligrosistas que
estigmatizan al sujeto que ha reincidido, y que en definitiva se ocupan de la
personalidad del autor o de su conducción de vida; tanto como las doctrinas
que se fundan en una mayor culpabilidad, en función de un mayor desprecio
o insensibilidad por la condena sufrida, al no guardar relación alguna con la
gravedad de la acción descrita en la norma prohibitiva, vulneran el citado princi-
pio. Lo propio ocurre, respecto de los argumentos de tipo preventivo, dado que
aquellos al asentarse sobre elementos ajenos a la acción tipificada y por ende,
no susceptibles de reprochabilidad, al menos en la medida en que excedan la
culpabilidad por el acto, resultan ilegítimos y colisionan con la garantía erigida
en el artículo 2.24.d de la Constitución.
181
DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL
182
HESBERT BENAVENTE CHORRES
183
DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL
los tratamientos dados por otras cortes constitucionales; trabajo, que como se
aprecia a lo largo de este apartado, no realizó nuestro Tribunal Constitucional.
184
HESBERT BENAVENTE CHORRES
185
DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL
51 Cfr. LUZÓN PEÑA, Diego. Curso de Derecho Penal. Parte general. Tomo I, Editorial Universi-
tas, Madrid, 1996., p. 85.
52 Cfr. SILVA SÁNCHEZ, Jesús María. Aproximación al Derecho Penal contemporáneo. Bosch,
Barcelona, 1992, p. 260.
53 Cfr. ZAFFARONI, Eugenio Raúl; ALAGIA, Alejandro y SLOKAR, Alejandro. Ob. cit., p. 123.
54 Cfr. PÉREZ DAZA, Alfonso. Derecho Penal. Introducción. S/e, México, 2002, p. 106.
186
HESBERT BENAVENTE CHORRES
55 Cfr. CASTILLO ALVA, José Luis. Principios de Derecho Penal. Parte general. Gaceta Jurídica,
Lima, 2002, p. 300.
56 Cfr. FERRAJOLI, Luigi. Derecho y razón… Ob. cit., p. 398.
57 Cfr. CASTILLO ALVA, José Luís. Ob. cit., p. 281.
187
DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL
conducta. Por lo tanto, toda pena que sea desproporcional, ya sea por ser muy
dura o muy suave, es sencillamente una pena injusta.
188
HESBERT BENAVENTE CHORRES
61 Ibídem, p. 17.
189
DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL
190
HESBERT BENAVENTE CHORRES
191
DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL
Frente a tal marco, si se examina la Ley N° 28726, así como, las demás
normas legales conexas, se desprende que lo que se busca es castigar con
mayor severidad al que reincide en la comisión de un delito doloso o falta dolo-
sa, debido a una falta de respeto a los valores ético-sociales que rigen nuestras
convivencias, así como, por la peligrosidad que el reincidente revele para con
la seguridad y bienestar de los ciudadanos. En efecto, es un mensaje para el
reincidente, de que el ordenamiento jurídico cualifica el castigo en aquellos que
no se han motivado en el respeto a las normas, despreciando toda condena
previa que hayan sufrido. Por lo tanto, la finalidad inmediata de la norma es
aumentar la estancia en la cárcel de aquellos sujetos que revelan una peligrosi-
dad delictiva, como es el caso de los reincidentes.
192
HESBERT BENAVENTE CHORRES
193
DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL
En esa inteligencia, ¿el aumento de la pena para los reincidentes está ge-
nerando un clima de seguridad a la población? Empíricamente hablando será
cuestionable afirmar que la ciudadanía se siente más segura o protegida con la
agravación de la sanción para los reincidentes; por el contrario, los índices de
desconfianza e inseguridad si es que no se han mantenido en su misma tasa,
habrán aumentado; ello, también se revela en los discursos de los aspirantes
a la Presidencia del país, cuyo tema recurrente es la inseguridad ciudadana
frente a la delincuencia.
194
HESBERT BENAVENTE CHORRES
195
DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL
196
HESBERT BENAVENTE CHORRES
Por otro lado, el TC ha puntualizado que: “En ese sentido, cabe señalar
que [d]os aspectos o exigencias hay que distinguir en el principio de proporcio-
nalidad de las penas. Por una parte, la necesidad misma de que la pena sea
proporcional al delito. Por otra parte, la exigencia de que la medida de la pro-
porcionalidad se establezca con base en la importancia social del hecho (a su
‘nocividad social’). (...) un Derecho Penal democrático debe ajustar la gravedad
de las penas a la trascendencia que para la sociedad tienen los hechos a que
se asignan, según el grado de ‘nocividad social’ del ataque al bien jurídico.
197
DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL
198
HESBERT BENAVENTE CHORRES
En efecto, esta diligencia es entendida como aquella que, limitando las ga-
rantías de libertad individual respecto de los lugares cerrados, tiene por obje-
to la búsqueda de instrumentos y objetos del delito, o el hallazgo del propio
delincuente.
199
DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL
Por otro lado, esta diligencia, cuando no opera algún supuesto de flagran-
cia, requiere de solicitud del Ministerio Público al juez; al respecto, el artículo
214 del Código Procesal Penal precisa que, fuera de los casos de flagrante de-
lito o de peligro inminente de su perpetración, y siempre que existan motivos
razonables para considerar que se oculta el imputado o alguna persona evadi-
da, o que se encuentran bienes delictivos o cosas relevantes para la investiga-
ción, el Fiscal solicitará el allanamiento y registro domiciliario de una casa habi-
tación, casa de negocio, en sus dependencias cerradas, o en recinto habitado
temporalmente, y de cualquier otro lugar cerrado, siempre que sea previsible
que le será negado el ingreso en acto de función a un determinado recinto.
200
HESBERT BENAVENTE CHORRES
201
DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL
“a) Concreción del hecho investigado, para lo cual será preciso atender
a la gravedad del delito cualitativa y cuantitativamente. La infracción
debe ser de tal entidad que se convierta per se en título suficiente que
aconseje limitar el derecho fundamental a la inviolabilidad domiciliaria.
b) Necesidad de su práctica, es decir, lo que se pretende obtener no debe
ser alcanzable por ningún medio menos lesivo que el que se propone,
ya que si así fuere deberá realizarse por aquella otra vía.
c) Identificación de la persona sospechosa, con indicación cierta del domi-
cilio donde habita.
d) Indicios racionales que han inducido a tal solicitud”78.
Por otro lado, y de acuerdo con el artículo 216 del Código Procesal Penal,
al iniciarse la diligencia se entregará una copia de la autorización al imputado
siempre que se encuentre presente o a quien tenga la disponibilidad actual del
lugar, comunicándole la facultad que tiene de hacerse representar o asistir por
una persona de su confianza. Si no se encuentran las personas arriba indica-
das, la copia se entregará y el aviso se dirigirá a un vecino, a una persona que
conviva con él, y a falta de ellos, solo de ser posible, al portero o a quien haga
sus veces. La diligencia se circunscribirá a lo autorizado, redactándose acta.
Durante su desarrollo se adoptarán las precauciones necesarias para preservar
la reputación y el pudor de las personas que se encuentren en el local allanado.
77 MARTÍNEZ PÉREZ, Roberto. Policía judicial y Constitución. Aranzadi, Madrid, 2001, p. 391.
78 MARCHAL ESCALONA, Antonio Nicolás. El atestado. Inicio del proceso penal. Cuarta edi-
ción, Aranzadi, Madrid, 2003, pp. 157-158.
202
HESBERT BENAVENTE CHORRES
1. Que sea dentro de uno de los supuestos que señale la ley.- El primer
paso gira en torno al hecho de que una de las partes solicite el desahogo,
como prueba documentada, de alguno de los casos o supuestos señalados
en la ley.
Ello porque el valorar como prueba aquello realizado con anterioridad al
juicio oral es una flexibilidad que el sistema acusatorio brinda –para hallar
la verdad histórica–; pero es una concesión excepcional y debe ser la ley
que establezca –bajo un sistema cerrado o númerus clausus– los casos
en que procede la lectura o reproducción de tales diligencias como prueba
documentada.
2. Que sea solicitada por alguna de las partes y admitida por el Juez
o Tribunal del Juicio Oral, o bien por la iniciativa de oficio que la ley
permite al juzgador.- La prueba documentada surge, no porque las actas,
registros, dictámenes o declaraciones obren en un expediente o carpeta,
sino porque a solicitud de las partes o de oficio por el juzgador se admitan
los tales en calidad de prueba.
3. Una vez admitida, la prueba documentada será leída o reproducida
en la audiencia del juicio oral, observándose los principios de inme-
diación, contradicción y publicidad.- El desahogo de estas se dará a tra-
vés de la lectura o reproducción de tales diligencias admitidas como prueba
documentada. En primer lugar, la lectura denota la expresión a viva voz y
en plena audiencia aquella acta que registra una determinada declaración
previa. En segundo lugar, la reproducción consiste en la visualización de
un determinado registro (auditivo o visual). Todo ello, en presencia de las
partes, el juzgador, así como, del público asistente en la audiencia del juicio
oral.
Ahora bien, este proceder asegura la observancia de los siguientes princi-
pios procesales:
203
DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL
Por otro lado, el artículo 217 del Código Procesal Penal, acota que cuando
sea el caso, el Fiscal solicitará que el allanamiento comprenda la detención de
personas y también la incautación de bienes que puedan servir como prueba
o ser objeto de decomiso. En este caso se hará un inventario en varios ejem-
plares, uno de los cuales se dejará al responsable del recinto allanado. El alla-
namiento, si el Fiscal lo decide, podrá comprender el registro personal de las
personas presentes o que lleguen, cuando considere que estas pueden ocul-
tar bienes delictivos o que se relacionen con este. El Fiscal, asimismo, podrá
disponer, consignando los motivos en el acta, que determinada persona no se
aleje antes de que la diligencia haya concluido. El trasgresor será retenido y
conducido nuevamente y en forma coactiva al lugar.
204
HESBERT BENAVENTE CHORRES
79 STC Exp. Nº 1257-1997-AA/TC, f. j. 3c. Se debe resaltar que los demandantes, entonces
Congresistas, imputaban la intervención telefónica al Servicio de Inteligencia Nacional, con-
trolada por el entonces asesor Vladimiro Montesinos, pero, a pesar de las denuncias periodís-
ticas que sustentaban la presente demanda de amparo, los entonces miembros del Tribunal
Constitucional lo declararon improcedente.
205
DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL
206
HESBERT BENAVENTE CHORRES
207
DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL
les– distinguen el cauce tecnológico por el que se tengan que establecer las
comunicaciones telefónicas.
208
HESBERT BENAVENTE CHORRES
209
DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL
210
HESBERT BENAVENTE CHORRES
211
DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL
1. Detención
“Sobre la detención personal, el artículo 2, inciso 24, literal f, de la Consti-
tución prevé, taxativamente, la ocurrencia de dos supuestos para que esta
sea legítima: a) el mandato escrito y motivado del juez, y b) el flagrante
delito. La norma constitucional precitada precisa que ambos supuestos no
son concurrentes y que el plazo para que el detenido sea puesto a dispo-
sición de la autoridad pertinente es de 24 horas, con la excepción de los
delitos de terrorismo, espionaje y tráfico ilícito de drogas, en cuyo caso la
detención preventiva puede extenderse por 15 días. En el caso de autos,
la detención responde al supuesto de flagrancia, pues el jefe de la Dirove
consideró que la conducta del beneficiario se ajustaba a tal condición en el
momento de los hechos”90.
212
HESBERT BENAVENTE CHORRES
2. Prisión preventiva
“En ese sentido, este Tribunal considera que si bien la detención judicial
preventiva constituye una medida que limita la libertad física, por sí misma,
no es inconstitucional. Esto es así porque, en esencia, la detención judi-
cial preventiva es una medida cautelar, dado que se dicta para asegurar la
efectividad de la sentencia condenatoria a dictarse en el futuro.
Del análisis de la cuestionada resolución que en copia certificada obra en
autos, de fojas 27 a 33, se desprende que el juez penal no solo ha consi-
derado relevante que en el proceso penal existen suficientes elementos de
prueba que incriminan al demandante como partícipe del delito imputado,
sino también la posibilidad de que fugue o perturbe la actividad probatoria.
Tales hechos justifican el dictado del mandato de detención, no existien-
do, por ende, arbitrariedad del juzgador. La Sala Penal emplazada confirmó
esta resolución por las mismas consideraciones.
Por consiguiente, existe una base objetiva y razonable en la decisión de
los órganos judiciales emplazados para mantener el mandato de deten-
ción dictado contra el demandante. Más aún, el peligro procesal que estas
instancias han advertido en el presente caso (obstrucción de la actividad
probatoria e intento de fuga) hace innecesario que el juzgador busque una
alternativa menos gravosa respecto a la restricción de la libertad física del
demandante. Siendo así, la detención dictada contra el accionante está
arreglada a derecho, no siendo de aplicación el artículo 2 del Código Pro-
cesal Constitucional”92.
“Al respecto, este Tribunal ha sostenido en reiterada jurisprudencia que la
detención judicial preventiva es una medida provisional que limita la liber-
tad física, pero no por ello es, per se, inconstitucional, en tanto no compor-
ta una medida punitiva, ni afecta la presunción de inocencia que asiste a
todo procesado y, legalmente, se justifica siempre y cuando existan motivos
razonables y proporcionales para su dictado. En tal sentido, tanto la reso-
lución que decreta el mandato de detención como su confirmatoria deben
cumplir con la exigencia constitucional de la motivación de las resoluciones
judiciales.
213
DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL
El artículo 135 del Código Procesal Penal establece que para el dictado de
la medida cautelar de detención es necesaria la concurrencia simultánea
de tres presupuestos: a) que existan suficientes elementos probatorios de
la comisión de un delito doloso que vincule al imputado como autor o par-
tícipe de este (...); b) que la sanción a imponerse o la suma de ellas sea
superior a un año de pena privativa de libertad (...), y c) que existan su-
ficientes elementos probatorios para concluir que el imputado intenta elu-
dir la acción de la justicia o perturbar la actividad probatoria. Al respecto,
el Tribunal Constitucional ha señalado en la sentencia recaída en el Exp.
N° 1091-2002-HC/TC, caso Vicente Ignacio Silva Checa, que la justicia
constitucional no es la competente para determinar la configuración de
cada presupuesto legal que legitima la adopción de la detención judicial
preventiva, lo cual es tarea que compete a la justicia penal ordinaria; sin
embargo, sí es su atribución el verificar si estos presupuestos concurren de
manera simultánea y que su imposición sea acorde a los fines y al carácter
subsidiario y proporcional de dicha institución; lo que debe estar motivado
en las resoluciones que se cuestiona.
En el presente caso, examinada la resolución cuestionada (fojas 2) se
aprecia de esta que no cumple con la exigencia constitucional de la moti-
vación de las resoluciones judiciales adecuada a las condiciones legales de
la materia, puesto que no expresa en sus fundamentos una suficiente jus-
tificación, descrita de manera objetiva y razonada a efectos de confirmar el
mandato de detención en contra del recurrente, limitándose a señalar que
‘las pruebas actuadas (...) no [han] desvirtuado lo señalado anteriormen-
te en la referencial de la menor’. En consecuencia, la demanda debe ser
estimada al haberse acreditado la vulneración del derecho a la motivación
resolutoria, resultando de aplicación el artículo 2 del Código Procesal Cons-
titucional, lo que no implica la libertad del demandante en tanto subsiste la
medida cautelar de la libertad decretada en el auto de apertura de instruc-
ción, pronunciamiento judicial que no ha sido materia de cuestionamiento ni
de análisis constitucional”93.
3. Arresto domiciliario
“El Tribunal Constitucional en reiterada jurisprudencia ha señalado que la
detención domiciliaria y la prisión preventiva responden a medidas de dife-
rente naturaleza jurídica, en razón al distinto grado de incidencia que gene-
ran sobre la libertad personal del individuo.
No cabe duda, que la detención domiciliaria supone una intromisión a la
libertad menos gravosa, pues resulta una menor carga psicológica, debido
a que no es lo mismo, permanecer por disposición judicial en el domicilio
214
HESBERT BENAVENTE CHORRES
215
DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL
216
HESBERT BENAVENTE CHORRES
5. Impedimento de salida
“La medida provisional personal de impedimento de salida del país no tiene
una regulación propia en el Código de Procedimientos Penales de 1940,
pero sí en el Nuevo Código Procesal Penal conforme lo establecen los
artículos 295 y 296 respectivamente. De igual modo se encuentra regulada
por el artículo 2, inciso 2 de la Ley N° 27379 que señala que esta medi-
da coercitiva se adoptará en tanto resulte indispensable para los fines del
proceso y siempre que no sea necesaria una limitación más intensa de la
libertad personal. Cabe precisar que con esta intervención no se afecta
en estricto a la libertad personal, sino, como dijimos supra, a la libertad de
tránsito, ambas conformantes de la libertad individual. De ahí que cualquier
persona nacional o extranjera, no estando detenida, esto es, gozando ple-
namente de su derecho a la libertad personal, se vea impedida de transitar
libremente por el territorio nacional y a salir de él y entrar en él.
Conviene puntualizar que no toda intervención a un derecho fundamental
per se resulta inconstitucional, pero sí puede resultarlo cuando la misma
no se ajuste plenamente al principio de proporcionalidad. Y es que si bien,
es atribución del juez penal dictar las medidas coercitivas pertinentes a fin
de asegurar el normal desarrollo y fines del proceso, y por tanto, puede
imponer el impedimento de salida del país, dicha medida coercitiva –con
independencia de la nueva normativa procesal penal– debe reunir, por lo
menos, los siguientes requisitos:
a) Debe ser ordenada, dirigida y controlada por autoridad judicial. Lo que
significa que solo mediante decisión judicial se puede imponer la medi-
da provisional personal de impedimento de salida del país.
b) La decisión judicial debe contener los datos necesarios de la persona
afectada. Lo que supone que dicha decisión mínimamente debe con-
tener los nombres y apellidos completos de la persona afectada; el nú-
mero de su Documento Nacional de Identidad; el órgano jurisdiccional
que lo dispone; el número o identificación del expediente y el delito por
el cual se le investiga o procesa. Estos mismos requisitos deben ser
registrados por la autoridad administrativa competente.
c) Debe estar debidamente fundamentada y motivada. Lo que significa
que deben señalarse las razones o motivos que supuestamente justifi-
can la imposición de dicha medida, y en su caso, de la prolongación de
su mantenimiento mientras dure el proceso.
217
DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL
218
El Derecho del Trabajo
construido sobre la base
de la jurisprudencia
del Tribunal Constitucional
El Derecho del Trabajo
construido sobre la base
de la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional
I. Presentación
La jurisprudencia, como fuente de Derecho, se constituye actualmen-
te como la piedra angular del Derecho del Trabajo, pues es básicamente ella
la que ha permitido su desarrollo y evolución “y en algunos casos involución”,
incluso ha dado lugar a que se expidan ciertas normas en materia laboral y
previsional dando cuenta de los vacíos e imperfecciones legales; en virtud de
ella muchas instituciones laborales han tomado mayor relevancia y otras la han
perdido, pues han ido siendo adecuadas a los cambiantes contextos sociales,
políticos y económicos.
* Abogado por la Universidad de Lima. Especialista en Derecho del Trabajo, Seguridad Social y
Derecho Empresarial. Con estudios completos de maestría con mención en Derecho del Tra-
bajo y de la Seguridad Social en la Escuela de Posgrado de la Universidad Nacional Mayor de
San Marcos. Socio del Estudio Ávalos Jara, Abogados & Asociados. Miembro de la Comisión
de Derecho Laboral del Ilustre Colegio de Abogados de Lima. Director Académico de De Iure,
Escuela de Ciencias Jurídicas y Desarrollo Integral.
221
DERECHO DEL TRABAJO
En concreto, “los principios del Derecho del Trabajo poseen sus propias
características y funciones dentro del Derecho Laboral: sustantividad propia en
razón de su generalidad y obedecen a la inspiración de justicia social, que es la
razón de ser desde su nacimiento; de ahí que busquen favorecer al trabajador.
Y se vinculan con cada institución procesal en una determinada realidad social,
en donde actúan o deben actuar, ampliando o restringiendo el criterio de su
aplicación”2.
1 ALONSO GARCÍA, Manuel. Derecho del trabajo. Tomo I, Bosch, Barcelona, 1960, p. 247.
2 GAMARRA VÍLCHEZ, Leopoldo. “Los principios del Derecho Procesal del Trabajo”.
En: Aportes para la reforma del proceso laboral peruano. SPDTSS, Lima, 2005, p. 26.
222
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
223
DERECHO DEL TRABAJO
6 Como por ejemplo ocurría con el ya derogado artículo 3 del Decreto Legislativo Nº 910, que
mencionaba a este principio –no lo definía–, pero solo lo adscribía al ámbito de la inspección
del trabajo. Actualmente la Ley Nº 28806, Ley General de Inspección del Trabajo, que derogó
al Decreto Legislativo Nº 910, regula y menciona a este principio, pero nuevamente para el
ámbito de la inspección del trabajo. Finalmente, la Ley Nº 26636, Ley Procesal del Trabajo,
que ponto será derogada totalmente, hace referencia al “principio de veracidad” al que algu-
nos erróneamente han confundido con el de primacía de la realidad, lo cual evidentemente
no es correcto, pues ambos principios tienen fines distintos, siendo el primero de ellos uno
que determina una presunción, mientras que el segundo determina un hecho concreto no
rebatible.
7 STC Exp. N° 3710-2005-PA/TC, f. j. 4.
8 STC Exp. N° 0008-2005-PI/TC, f. j. 24.
9 STC Exp. N° 0008-2008-PI/TC, f. j. 97.
224
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
225
DERECHO DEL TRABAJO
Si se trata del primer supuesto, en virtud del principio in dubio pro operario
el juez laboral deberá preferir la interpretación que le sea más favorable al tra-
bajador, favorabilidad de que debe atender a buscar un beneficio en el tiempo
y no uno mediato o inmediato, evidentemente ello a la luz de cada caso en
concreto. Si nos encontramos en el segundo supuesto, el juez deberá preferir
la interpretación que le resulte menos perjudicial al trabajador. Finalmente, y en
lo que constituye el caso más común, si existen varios sentidos de una misma
norma, al menos una en favor del trabajador y otra en favor del empleador, el
juez laboral necesariamente deberá decidirse por la que le beneficia al primero.
En esta misma línea, se ha precisado que “el principio in dubio pro opera-
rio será aplicable cuando exista un problema de asignación de significado de
los alcances y contenido de una norma. Ergo, nace de un conflicto de inter-
pretación, mas no de integración normativa. La noción de ‘norma’ abarca a la
misma Constitución, los tratados, leyes, los reglamentos, los convenios colecti-
vos de trabajo, los contratos de trabajo, etc.”.
226
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
227
DERECHO DEL TRABAJO
Asimismo, ha indicado que “la primera condición para que un trato des-
igual sea constitutivo de una diferenciación admisible, es la desigualdad de
los supuestos de hecho. Es decir, implica la existencia de sucesos espacial y
temporalmente localizados que poseen rasgos específicos e intransferibles que
hacen que una relación jurídica sea de un determinado tipo y no de otro. (...),
la existencia de una diferenciación debe perseguir una intencionalidad legítima,
determinada, concreta y específica, debiendo asentarse en una justificación
objetiva y razonable, de acuerdo con juicios de valor generalmente aceptados.
[En consecuencia], se trata pues de un tema que, en la doctrina, se conoce con
el nombre de ‘discriminación inversa’, esto es, un caso en el cual se debe rea-
lizar un tratamiento diferenciado precisamente para promover la igualdad. Para
ello se incita a que el Estado adopte una labor legislativa positiva y diligente, ya
sea para corregir las disparidades en el goce de los derechos fundamentales o
para alcanzar su integral realización”18.
228
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
229
DERECHO DEL TRABAJO
Con respecto al segundo caso, son diversos los supuestos que pueden
presentarse. En este caso, lo que se busca no es evitar la privación discrimi-
natoria de acceso al empleo, sino proscribir que, ya en el seno de una rela-
ción laboral, un trabajador o un grupo de empleados se vean disminuidos en
el pleno ejercicio de sus derechos laborales con relación a otro u otros, o sean
apartados de ciertos derechos de forma injustificada, arbitraria y subjetiva, de
tal modo que en condiciones de total respeto a sus derechos reconocidos por la
Constitución y la ley sí les correspondiesen tales derechos.
23 ÁVALOS JARA, Oxal Víctor. “¿El principio de inmediatez constituye una formalidad no esen-
cial del despido?”. En: Jus Doctrina & Práctica. Nº 7, Lima, 2007, p. 370.
24 Se trata de la sentencia recaída en el Exp. Nº 04922-2007-PA/TC.
230
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
231
DERECHO DEL TRABAJO
232
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
28 ÁVALOS JARA, Oxal Víctor. “Las remuneraciones dejadas a percibir a consecuencia del
cese, ¿deben ser concedidas vía proceso de amparo cuando se dispone la reposición?”. En:
Actualidad Laboral. Nº 240, Lima, 2011, p. VI-4 y ss.
233
DERECHO DEL TRABAJO
234
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
235
DERECHO DEL TRABAJO
236
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
aforismo del Derecho Civil enuncia que las cosas son lo que la naturaleza y
no lo que su denominación determina. Sobre esta base, el Derecho del Tra-
bajo ha construido el llamado principio de primacía la realidad”31. Por nuestra
parte, nosotros hemos señalado que “el principio de primacía de realidad viene
a constituir una de las máximas expresiones del carácter tuitivo del Derecho
del Trabajo, no solo porque va a suponer la protección y el reconocimiento de
derechos legítimos sobre la base hechos realmente ciertos, sino porque con él
se busca erradicar todas las conductas fraudulentas que tiendan a recortar y
menoscabar derechos, y, en muchos casos, un aprovechamiento ilegítimo de la
fuerza de trabajo del empleado”32.
Pese a ello “es decir, que desde el inicio se configuró una relación laboral
de carácter indeterminada”, se suscribe un Contrato Administrativo de Servicios
por imposición del empleador. De esta forma, mediante dichos contratos la de-
mandada pretende sustituir el contrato de Servicios No Personales, que en rea-
lidad se trataba de un contrato de trabajo, por el aludido Contrato Administrativo
de Servicios.
31 NEVES MUJICA, Javier. Introducción al Derecho del Trabajo. ARA, Lima, 2001, p. 41.
32 ÁVALOS JARA, Oxal Víctor. Precedentes de observancia obligatoria y vinculantes en materia
laboral. Análisis, comentarios y crítica a la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de
la República y del Tribunal Constitucional. Jurista Editores, Lima, 2009.
33 Así, en la STC Exp. Nº 01162-2005-PA/TC señala lo siguiente: “En el presente caso, con
los contratos obrantes de fojas 2 a 5, se acredita que el demandante suscribió contratos de
locación de servicios no personales para que preste sus servicios desde el 1 de agosto de
2002 hasta el 30 de junio de 2003; esto es, para que preste servicios sin estar subordinado,
por cierto tiempo o para un trabajado determinado, a cambio de una retribución; sin embargo,
con el Memorándum Nº 431-2002-A-CSJAP/PJ, de fecha 2 de setiembre de 2002, (…), se
acredita que el Poder Judicial le impartía órdenes, ya que mediante este documento se le
ordenó que asuma el cargo de Asistente Judicial del Segundo Juzgado de Paz Letrado de
Justicia de Andahuaylas; es decir, para que ejerza funciones públicas de carácter permanente
y subordinadas, ya que las funciones de los asistentes judiciales se desenvuelven dentro del
237
DERECHO DEL TRABAJO
ámbito de la organización y dirección del Poder Judicial, por lo que, en aplicación del princi-
pio de primacía de la realidad, debe prevalecer la realidad de los hechos sobre las formas y
apariencias de los contratos civiles suscritos por el demandante, con lo que se pretendería
esconder una relación laboral”.
34 NEVES MUJICA, Javier. “Principales objeciones al Contrato Administrativo de Servicios”. En:
Laborem. N° 9, SPDTSS-Grijley, Lima, 2009.
35 Loc. cit.
238
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
36 PLÁ RODRÍGUEZ, Américo. Los principios del Derecho del Trabajo. Ob. cit., p. 108.
37 PUNTRIANO ROSAS, César. “El régimen de contratación administrativa de servicios: de la
rigidez del unilateralismo a la deslaboralización”. En: Laborem. Nº 9, SPDTSS-Grijley, Lima,
2009.
239
DERECHO DEL TRABAJO
240
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
a que quien tiene una relación laboral de plazo indefinido tiene todos los dere-
chos que la Constitución y la ley le garantizan, y ello no pueden ser suprimidos,
pues se estaría convalidando la regla de la prohibición de la reformatio in peius
y lesionando abiertamente el principio de la condición menos beneficiosa. En-
tender una posición contraria implicaría darle validez y legitimar el permanente
abuso que el Estado ha ejercido sobre las personas que prestaban sus servi-
cios en virtud de un Contrato de Servicios No Personales, lo de que ninguna
manera es acorde con nuestra Constitución, ni con su carácter tuitivo.
241
DERECHO DEL TRABAJO
Lo primero que se deja en claro es que los servidores del Estado, sean
civiles, militares o policías, están obligados, conforme el artículo 44 de la Cons-
titución, por los deberes primordiales de defender la soberanía nacional, garan-
tizar la plena vigencia de los derechos humanos, proteger a la población de las
amenazas contra su seguridad y promover el bienestar general que se funda-
menta en la justicia y en el desarrollo integral y equilibrado de la Nación.
242
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
Ahora, si bien se parte de esta concepción para dejar en claro los dere-
chos que emanan de uno u otro régimen, es pertinente señalar que los princi-
pios del Derecho del Trabajo existen y son de aplicación para uno u otro régi-
men sin diferencia alguna, sin distinción, por lo que no puede hablarse que a
uno les asiste mayor derecho que a otros.
243
DERECHO DEL TRABAJO
En el caso del Perú, dentro de las condiciones nacionales a que hace re-
ferencia el Convenio 151 de la OIT, la Constitución establece determinadas
normas relativas al presupuesto público; en concreto, los artículos 77 y 78 de
la Norma Suprema establecen que el presupuesto asigna equitativamente los
recursos públicos y su proyecto debe estar efectivamente equilibrado.
244
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
245
DERECHO DEL TRABAJO
a la igualdad; por lo tanto, la ley que regula el régimen laboral especial para el
agro no es discriminatoria. Entonces, para el Tribunal Constitucional el régimen
especial laboral agrario que otorga menores beneficios que los del régimen la-
boral común se trata de una medida legislativa diferenciadora mas no discrimi-
nadora, y que por tanto, no vulnera el principio-derecho a la igualdad.
246
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
regulación particular o no genérica. Es decir, una ley especial –de por sí regla
excepcional en el ordenamiento jurídico nacional– se ampara en las específicas
características, propiedades, exigencias o calidades de determinados asuntos
no generales en el seno de la sociedad. Las leyes especiales hacen referencia
específica a lo particular, singular o privativo de una materia. Su denominación
se ampara en lo sui géneris de su contenido y en su apartamiento de las reglas
genéricas. En puridad, surgen por la necesidad de establecer regulaciones ju-
rídicas esencialmente distintas a aquellas que contemplan las relaciones o si-
tuaciones indiferenciadas, comunes o genéricas. Consecuencia derivada de la
regla anteriormente anotada es que la ley especial prima sobre la de carácter
general’”.
247
DERECHO DEL TRABAJO
248
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
249
DERECHO DEL TRABAJO
planteada contra diversos artículos e incisos de la Ley Nº 29062, Ley que modi-
fico la Ley del Profesorado, y que establece que la educación básica regular es
un servicio público esencial.
Por ello, concluye que el articulo 3 de la Ley N° 29062, que dispone que
los profesores prestan un servicio público esencial, no afecta el contenido
esencial del derecho a la huelga; debiéndose, en todo caso, determinar las le-
siones concretas de este derecho casuísticamente, en mérito a los criterios de
razonabilidad y proporcionalidad.
Por otra parte, el Tribunal Constitucional dispuso que los profesores que
hayan sido destituidos por maltratar física o psicológicamente al estudiante,
realizar hostigamiento sexual o actos contra la libertad sexual no podrán retor-
nar al servicio público en general. De igual modo, determinó que los docentes
destituidos por causar perjuicio grave al estudiante, concurrir al centro de traba-
jo en estado de ebriedad o bajo efectos de drogas, abandonar injustificadamen-
te el cargo, haber sido condenado por delito doloso, falsificar documentos o
reincidir en faltas por las que recibió la sanción, podrán retornar luego de cinco
años al servicio publico en cualquier entidad del Estado, pero no podrán dedi-
carse a la función docente.
Con esto dejó en claro que no se trata de una lesión al derecho al trabajo
de los involucrados, pues lo que se busca es proteger y promover el referido
derecho a la educación, lo que exige no volver a situar en riesgo la estabilidad
250
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
3. La contratación laboral
Hasta allí nada nuevo, sin embargo, estimamos que el aporte del Tribunal
Constitucional ha sido importante cuando se trata de desentrañar la existencia
de una relación laboral, principalmente para saber cuándo estamos frente a la
realización de labores subordinadas.
251
DERECHO DEL TRABAJO
252
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
253
DERECHO DEL TRABAJO
254
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
42 Este criterio también es compartido por la Tercera Sala Laboral de la Corte Superior de Justi-
cia de Lima, quien al resolver el Exp. Nº 4060-97-BS(S), del 15 de setiembre de 1997, señaló
que: “El hecho de que [la demandada] tenga la condición de empresa sujeta al régimen de
exportaciones no tradicionales solo le favorece en cuanto puede celebrar contratos sujetos a
modalidad de acuerdo con sus requerimientos de producción, pero no constituye una autori-
zación para resolver unilateralmente los contratos de trabajo, ni para pretender desconocer
derechos de los trabajadores que tienen carácter de irrenunciables”.
255
DERECHO DEL TRABAJO
Como es fácil advertir de esta norma los contratos a tiempo parcial pueden
ser celebrados sin ninguna limitación pero con observancia de las normas im-
perativas, el orden público y las buenas costumbres; ello en buena cuenta quie-
re decir, entre otras cosas, que el contrato a tiempo parcial puede ser de plazo
indefinido o de plazo determinado, no existiendo a nuestro juicio la necesidad
de justificar una u otra forma de contratación, es decir, de acreditar una causa
objetiva.
Esto no quiere decir otra cosa que a criterio del Tribunal Constitucional los
contratos a tiempo parcial solo pueden ser celebrados a plazo fijo, a pesar de
que el artículo 4 de la Ley de Productividad y Competitividad Laboral, que se-
ñala que estos pueden realizarse sin limitación alguna.
256
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
43 ÁVALOS JARA, Oxal Víctor. Contratos de trabajo temporal. Un estudio práctico sobre los
contratos de trabajo sujetos a modalidad. Grijley, Lima, 2009, p. 34.
257
DERECHO DEL TRABAJO
a seis meses como condición para la renovación del contrato, frente a lo cual
las partes, “de manera libre y espontánea”, celebran una ampliación por tres
meses más, dentro del cual el trabajador fue despedido. Ante ello, el trabajador
afectado demanda la reposición por haberse producido un despido fraudulento.
258
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
Ello encuentra razón en que ambos regímenes laborales tienen como sus-
tento o como fundamento de su contratación a la confianza, entendida como la
esperanza firme que se tiene de alguien46.
44 Texto Único Ordenado del Decreto Legislativo Nº 728, Ley de Productividad y Competitividad
Laboral, aprobado por Decreto Supremo Nº 003-97-TR.
“Artículo 43.- Personal de dirección es aquel que ejerce la representación general del em-
pleador frente a otros trabajadores o a terceros, o que lo sustituye, o que comparte con
aquellas funciones de administración y control o de cuya actividad y grado de responsabilidad
depende el resultado de la actividad empresarial.
(…)”.
45 Texto Único Ordenado del Decreto Legislativo Nº 728, Ley de Productividad y Competitividad
Laboral, aprobado por Decreto Supremo Nº 003-97-TR.
“Artículo 43.-
(…)
Trabajadores de confianza son aquellos que laboran en contacto personal y directo con el em-
pleador o con el personal de dirección, teniendo acceso a secretos industriales, comerciales
o profesionales y, en general, a información de carácter reservado. Asimismo, aquellos cuyas
opiniones o informes son presentados directamente al personal de dirección, contribuyendo a
la formación de las decisiones empresariales”.
46 Definición que establece la Real Academia de la Lengua Española, en <www.rae.es>.
47 Ello se señala en f. j. 13 de la presente sentencia.
259
DERECHO DEL TRABAJO
Ello puede apreciarse con claridad en las sentencias del Tribunal Constitu-
cional recaídas en los Exps. Nºs 0746-2003-AA/TC, 4492-2004-AA/TC, 1651-
2005-AA/TC, 2358-2005-PA/TC y 00078-2006-PA/TC.
260
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
261
DERECHO DEL TRABAJO
despidos por causa grave, que son objetivos, esta en cambio es de naturaleza
subjetiva”49.
Ahora bien, volviendo al tema que nos ocupa, debemos señalar que dis-
crepamos con la afirmación que el Tribunal Constitucional ha realizado respec-
to a la causalidad del despido de un trabajador de dirección o de confianza,
cuando establece que la pérdida de la confianza tiene naturaleza subjetiva,
toda vez que ello podría conllevar a abrir el margen de disposición para que el
empleador determine sin mayores parámetros los supuestos de desaparición
del vínculo “de confianza”, lo que evidentemente se traduciría en un abuso de
derecho. Es decir, el Tribunal Constitucional estaría legitimando al empleador
para que abuse de su derecho a extinguir una relación laboral.
262
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
Queda claro que por mandato del artículo 5 del Texto Único Ordenado del
Decreto Legislativo Nº 85451, aprobado por el Decreto Supremo Nº 007-2002-
TR, no tienen derecho al pago de trabajo en sobretiempo los trabajadores de
dirección y los trabajadores no sujetos a fiscalización inmediata.
Ahora bien, pero el Tribunal Constitucional también señala que los trabaja-
dores de dirección y de confianza no se encuentran en la obligación de cumplir
con las disposiciones del registro de control de asistencia y salida que se en-
cuentra regulado por el Decreto Supremo Nº 004-2006-TR.
51
Texto Único Ordenado de la Ley de Jornada de Trabajo, Horario y Trabajo en Sobretiempo,
aprobado por el Decreto Supremo Nº 007-2002-TR.
“Artículo 5.- No se encuentran comprendidos en la jornada máxima los trabajadores de di-
rección, los que no se encuentran sujetos a fiscalización inmediata y los que prestan servicios
intermitentes de espera, vigilancia o custodia” (la cursiva es nuestra).
263
DERECHO DEL TRABAJO
264
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
265
DERECHO DEL TRABAJO
266
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
Pues bien, siendo que los artículos 209 al 212 del Reglamento del Texto
Único Ordenado de la Ley General de Minería establecen disposiciones con-
trarias a lo señalado por las señaladas normas constitucionales, estos artículos
son inconstitucionales, por lo tanto, a partir de la publicación de la sentencia
recaída en el Exp. Nº 4635-2004-PA/TC (9 de mayo de 2006), dichas normas
carecen de efecto legal.
Por su parte, el artículo 210 señalaba que “el régimen especial de trabajo
está dirigido a cualquier titular de actividad minera, sea que inicie sus activida-
des a partir de la fecha de entrada en vigencia del Decreto Ley Nº 26121, rea-
licen ampliaciones de su capacidad productiva en proyectos existentes, inicien
nuevos proyectos de inversión minera o aquellas que se adecúen al régimen
previsto en este reglamento”. Además, indica que “tratándose de trabajadores
con contrato vigente a la fecha de entrada en vigencia de este reglamento, los
titulares de actividad minera que se encuentren proporcionando las facilidades
previstas en el artículo 206 de la ley observando la jornada normal de trabajo,
podrán continuar con el mismo sistema respecto a tales trabajadores, o susti-
tuirlo por el previsto en el presente reglamento, celebrando acuerdos directos
con sus trabajadores. A falta de estos se podrá solicitar a la autoridad admi-
nistrativa de trabajo que resuelva de acuerdo con lo previsto en el artículo 2
del Decreto Legislativo Nº 692, previo informe técnico favorable emitido por el
Ministerio de Energía y Minas”. Igualmente, esta norma faculta al empleador
para que pueda fijar jornadas atípicas superiores a las permitidas por el solo
hecho de realizar actividades mineras. Teniendo la misma naturaleza y razón
legal que la del artículo 209, es obvio que esta disposición también resulta
inconstitucional.
El artículo 211 indicaba que “los titulares de actividad minera que se acojan
al régimen especial de Trabajo deberán comunicar tal decisión al Ministerio de
Energía y Minas, informando sobre el número de trabajadores comprendidos
267
DERECHO DEL TRABAJO
Finalmente, el artículo 212 estipula que “en estos casos, la jornada de tra-
bajo será establecida por el titular de actividad minera teniendo en cuenta lo
dispuesto en el Decreto Legislativo Nº 713, el Decreto Ley Nº 26136, sus regla-
mentos, normas modificatorias y lo establecido en la presente sección:
268
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
269
DERECHO DEL TRABAJO
270
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
Así, se señala que como quiera que nuestra legislación ha establecido que
el plazo mínimo para que el trabajador efectúe sus descargos es de seis días
hábiles, cualquier acto del empleador que contravenga ello y que, en concreto,
establezca un plazo menor, atenta contra los derechos fundamentales al debido
proceso y de defensa del trabajado, pues lo somete a un estado de indefen-
sión. Asimismo, en lo que respecta a las cartas de preaviso y de despido, el
Tribunal Constitucional precisa que estas no pueden tener una descripción de
los hechos presuntamente imputados, sin indicar cómo y en qué circunstancias
se habría producido la falta, y mucho menos sin mencionar los elementos pro-
batorios que acreditarían la comisión de la falta.
271
DERECHO DEL TRABAJO
272
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
273
DERECHO DEL TRABAJO
274
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
275
DERECHO DEL TRABAJO
276
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
277
DERECHO DEL TRABAJO
278
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
Así, deja en claro que la forma de aplicación de esta disposición por la em-
presa demandada evidencia los extremos de absoluta disparidad de la relación
empleador/trabajador en la determinación de la culminación de la relación la-
boral. Ese desequilibrio absoluto resulta contrario al principio tuitivo de nuestra
Constitución del trabajo que se infiere de las propias normas constitucionales
tuitivas del trabajador (irrenunciabilidad de derechos, pro operario y los conte-
nidos en el artículo 23 de la Constitución) y, por lo demás, como consecuen-
cia inexorable del principio de Estado Social y Democrático de Derecho que
se desprende de los artículos 43 (“República” “social”) y 3 de la Constitución,
respectivamente. El constante recurso de la demandada a este dispositivo legal
es la evidencia de cómo este principio tuitivo desaparece con la disparidad em-
pleador/trabajador respecto a la determinación de la conclusión de la relación
laboral.
Pues bien, esta sentencia se constituye como la base para el posterior de-
sarrollo jurisprudencial de la protección frente al despido.
279
DERECHO DEL TRABAJO
280
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
Ahora bien, es importante precisar que la gran novedad que trajo consigo
la interpretación constitucional sobre la adecuada protección contra un despido
arbitrario en el caso Eusebio Llanos Huasco fue la inclusión de dos nuevas ca-
tegorías de despidos: el despido incausado y el despido fraudulento. El primer
caso es el denominado despido ad nútum, mediante el cual se despide a un
trabajador de forma intempestiva, sin imputación de alguna causa, ni mucho
menos con el respecto a un debido procedimiento de despido. El despido frau-
dulento, por otro lado, se establece como consecuencia del despido incau-
sado, y se produce “cuando se despide a un trabajador con ánimo perverso
y auspiciado por el engaño, de manera contrario a la verdad y rectitud de las
relaciones laborales; aun cuando se cumpla, formalmente, con la imputación
de una causal y los cánones procedimentales, como sucede cuando se imputa
al trabajador hechos notoriamente inexistentes, falsos o imaginarios o, asimis-
mo, se le atribuye una falta no prevista legalmente, vulnerando el principio de
tipicidad”56.
281
DERECHO DEL TRABAJO
Hay que dejar en claro que el despido arbitrario, tal como lo concibe el ar-
tículo 34 de la Ley de Productividad y Competitividad Laboral, es decir, aquel
despido que se produce cuando “no se ha expresado causa o no puede de-
mostrarse esta en juicio”, contiene, por así decirlo, a dos clases de despido:
a) al despido incausado o ad nútum, es decir, cuando no se ha expresado
causa de despido, y b) al despido injustificado, esto es, aquel cuya causa de
despido no pueda demostrarse en juicio.
282
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
57 Al respecto, sugerimos revisar: ÁVALOS JARA, Oxal Víctor. “Si se despide a un trabajador
imputándole el incumplimiento de labores que no le correspondían, ¿se configura un despido
fraudulento?”. En: Jus Jurisprudencia. Nº 1, Lima, 2007.
58 Sobre este tema sugerimos revisar: GONZALES HUNT, César y JIMÉNEZ LLERENA, Alicia.
“La discriminación en el empleo por razones de sexo: la maternidad como caso emblemático”;
MARTÍNEZ CUEVAS, María Dolores. “Obstáculos para alcanzar una auténtica democracia
paritaria. Una perspectiva española tomando en consideración una reciente sentencia del
Tribunal Constitucional peruano”; y GARCÍA MERINO, Fabiola. “Aproximaciones al concepto
de igualdad. A propósito de la sentencia del Exp. Nº 05652-2007-PA/TC”, todos ellos en Jus
Doctrina & Práctica. Nº 11, Lima, 2008.
283
DERECHO DEL TRABAJO
De esta forma, debe precisarse que al ser este caso uno reconocido por
nuestra legislación como un supuesto de despido nulo, la mujer agraviada ten-
drá el derecho a recurrir, a su elección, al proceso de amparo o al proceso ordi-
nario laboral para la protección de sus derechos.
Las consecuencias de ir por una u otra vía son similares, pero no iguales.
Así, si la trabajadora decide ir por la vía constitucional, solo tendrá el derecho
a ser restituida en el puesto que venía ocupando antes de la violación de sus
derechos fundamentales, siendo que, –conforme a la jurisprudencia actual del
Tribunal Constitucional– posteriormente a que su demanda ha sido declarada
fundada, deberá iniciar un proceso en la vía ordinaria laboral con la finalidad de
que se disponga el pago de las remuneraciones y beneficios laborales que dejó
de percibir por y con ocasión de su cese ilegítimo.
284
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
59 Al respecto, ver VILLAVICENCIO RÍOS, Alfredo. “El principio de autonomía colectiva”. En:
285
DERECHO DEL TRABAJO
Sin embargo, el mismo tribunal señala que “solo en defecto de tal posibi-
lidad o atendiendo a la urgencia o a la demostración objetiva y fehaciente por
parte del demandante de que la vía laboral ordinaria no es la idónea, corres-
ponderá admitir el amparo”, podrá declarar la procedencia de la demanda.
En este caso dejó en claro que para saber qué pretensiones referidas a la
vulneración de derechos laborales-constitucionales pueden ser ventiladas en el
proceso de amparo, primero es necesario determinar el régimen al cual se en-
cuentra adscrito el trabajador, descartando de plano las pretensiones referidas
a conflictos laborales del régimen laboral público. Solo podrán verse vía proce-
so de amparo las causas provenientes del régimen laboral privado en donde
exista una flagrante amenaza o violación de algún derecho constitucional.
Los principios del Derecho del Trabajo en el Derecho peruano. Libro homenaje al profesor
Américo Plá Rodríguez. SPDTSS, Lima, 2004, pp. 47-59.
286
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
Pues bien, en este extremo diremos que lo señalado por el Tribunal Cons-
titucional resulta contradictorio, pues primero afirma que el proceso conten-
cioso-administrativo es igualmente satisfactorio que el proceso de amparo,
pero luego señala que cuando se requiera urgencia para proteger el derecho
amenazado o vulnerado –es decir, cuando la dilación del proceso contencioso-
administrativo afecte o ponga en riesgo los derechos del agraviado– se podría
recurrir al proceso de amparo. Entonces, ¿son igualmente satisfactorios o no?
287
DERECHO DEL TRABAJO
Entonces, desde nuestro punto de vista, los conflictos derivados del régi-
men laboral público sí deberían ser ventilados en el proceso de amparo, pues
la gravedad de las violaciones de derechos constitucionales pueden ser iguales
o peores que las acaecidas en el régimen laboral privado. Además, no es posi-
ble asumir ab initio que las vías son igualmente satisfactorias, pues es evidente
que no lo son (por la naturaleza sumarísima del proceso de amparo y por la es-
pecialidad del juez constitucional para la protección de los derechos fundamen-
tales). Consideramos que debe partirse por asumir que no lo son, y solo ante la
evidencia de que lo son, entonces el proceso de amparo no será la vía idónea
para la protección del derecho amenazado y vulnerado. Asumir una posición en
contrario implicaría complicar la protección de derechos fundamentales, compli-
cación que puede conllevar a agravarlos o, en muchos casos, a que el daño se
vuelva irreparable.
Y ello tiene un sustento legal, pues de acuerdo con el artículo 9 del Código
Procesal Constitucional “en los procesos constitucionales no existe etapa pro-
batoria. Solo son procedentes los medios probatorios que no requieren actua-
ción, lo que no impide la realización de las actuaciones probatorias que el juez
considere indispensables, sin afectar la duración del proceso. En este último
caso no se requerirá notificación previa”.
288
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
prueba, es menester indicar que para este fin solo podrán ser de utilidad una
clase de pruebas: las que no requieren de una valoración compleja.
60 ÁVALOS JARA, Oxal Víctor. “Las actas de inspección laboral como medios de prueba feha-
cientes en los procesos de amparo”. En: Jus Jurisprudencia. Nº 3, Lima, 2008, p. 411.
289
DERECHO DEL TRABAJO
290
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
291
DERECHO DEL TRABAJO
292
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
61 Al respecto, VILLAVICENCIO RÍOS, Carlos Alberto. La libertad sindical en las normas y pro-
nunciamientos de la OIT: sindicación, negociación colectiva y huelga. Ob. cit., p. 19.
293
DERECHO DEL TRABAJO
Esto quiere decir que las partes que componen la negociación colectiva
pueden establecer, entre otros, una serie de derechos y beneficios distintos a
los contenidos inicialmente en el contrato de trabajo; empero, esta facultad no
es desmedida, se encuentra limitada por una serie de principios, derechos y
obligaciones que no pueden ser trastocados por el acuerdo colectivo. Así, por
ejemplo, no sería factible un convenio colectivo que establezca disposiciones
contrarias al orden público ni a las buenas costumbres; tampoco sería válido
aquel convenio colectivo que limite el ejercicio del derecho a la tutela jurisdic-
cional de los trabajadores sindicalizados o los prive de derechos irrenunciables;
igualmente, será inválido aquel convenio colectivo que vulnere los estándares
mínimos de los derechos reconocidos por la Constitución y la ley, así, imagi-
nemos que se establece una remuneración inferior a la remuneración mínima
vital, o una jornada mayor a la legalmente establecida, o que se pacten gra-
tificaciones en un monto menor del que corresponde, o se fije una periodo
62 PALOMEQUE LÓPEZ, Manuel Carlos y ÁLVAREZ DE LA ROSA, Manuel. Derecho del Traba-
jo. Quinta edición, Centro de Estudio Ramón Aceres, Madrid, 1997, p. 228.
63 OJEDA AVILÉS, Antonio. Derecho sindical. Quinta edición, Tecnos, Madrid, 1990, p. 667.
64 Al respecto, CORNAGLIA, Ricardo. Derecho colectivo del trabajo. Derecho de la negociación
colectiva. La Ley, Buenos Aires, 2007, p. 1 y ss.
65 Ibídem, p. 717.
294
OXAL VÍCTOR ÁVALOS JARA
Conclusiones
A lo largo del presente trabajo hemos querido dar a conocer las sentencias
del Tribunal Constitucional más relevantes y que sustancialmente han encami-
nado y orientado ciertas instituciones del Derecho del Trabajo.
295
DERECHO DEL TRABAJO
296
La defensa del consumidor
en la Constitución
y la jurisprudencia
del Tribunal Constitucional
La defensa del consumidor
en la Constitución y la
jurisprudencia del
Tribunal Constitucional*
Introducción
La protección del consumidor ha merecido bastante atención en los últi-
mos años. En efecto, en las dos últimas décadas se ha creado un instituto para
su defensa, asociaciones de consumidores y hasta un código específicamente
destinado a su protección. Incluso la Constitución señala, en su artículo 65, el
deber especial que tiene el Estado de proteger a los usuarios y consumidores.
* Este artículo es una versión de otro más extenso, denominado “Una mirada constitucional a
la defensa del consumidor, con especial referencia a la jurisprudencia del Tribunal Constitu-
cional”. En: Ensayos sobre protección al consumidor en el Perú. Óscar Súmar (Coordinador).
Fondo Editorial de la Universidad del Pacífico, Lima, 2011.
** Graduado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, con estudios de maestría en
Derecho Constitucional por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Miembro de Constitu-
cionalismo Crítico. Coordinador general de Gaceta Constitucional.
299
DERECHO DE PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR
Por ahora basta con precisar que, por las consideraciones expuestas, se
trata de un asunto de relevancia constitucional, que felizmente ha sido expre-
samente incluido en nuestra Carta de 1993. Siendo así, a diferencia de lo que
ocurre en otros contextos, nuestro Tribunal Constitucional ha tenido diversas
ocasiones para pronunciarse sobre las relaciones del consumo y la tutela de
los consumidores y usuarios, haciendo a veces acotaciones interesantes pero
otras más bien afirmaciones polémicas o desinformadas.
1 Cfr. STC Exp. N° 0858-2003-AA/TC. En este caso el Tribunal utilizó la doctrina alemana de “la
protección de la persona ante sí misma” (der Schutz des Menschen vor sich selbst), o “deber
especial de protección de los derechos fundamentales contra el propio actuar” (Grundrechts
schutz gegen sich selbst), que en suma implica la posibilidad de que el Tribunal Constitucional
puede conocer el contenido de los contratos y examinarlos directamente a la luz de los derechos
fundamentales, atendiendo a que a veces la libertad en el tráfico jurídico se ve limitada por la
preponderancia de la otra parte contractual, con poder para estipular las cláusulas de modo uni-
lateral, originándose en el contratante sin poder una pérdida de su autonomía privada (situación
de heteronomía), por lo que el particular no se encontraría en capacidad de velar de manera
autorresponsable por la defensa de sus derechos fundamentales, ya que su libertad contractual
está gravemente afectada, o porque los presupuestos funcionales de la autonomía privada no
se encuentran garantizados. Vide JULIO ESTRADA, Alexei. “Los tribunales constitucionales y la
eficacia entre particulares de los derechos fundamentales” en: AA. VV. Teoría Constitucional y
derechos fundamentales. Comisión Nacional de Derechos Humanos, México, 2002, p. 234 y ss.
300
JUAN MANUEL SOSA SACIO
301
DERECHO DE PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR
tienen poder. Esto puede constatarse con respecto a todo tipo de derechos,
desde el derecho a la libertad e integridad personal frente a posibles arbitrarie-
dades del monarca (por ejemplo, protegido con el añejo writ of habeas corpus),
pasando por los derechos sociales y emblemáticamente los derechos labora-
les (ante posibles abusos del empleador, considerando que la relación laboral
es de desventaja para una de las partes), hasta los derechos culturales de las
minorías étnicas y los pueblos originarios (así, ante imposiciones de culturas e
idiosincrasias mayoritarias).
302
JUAN MANUEL SOSA SACIO
12 Cfr. LANDA ARROYO, César. “La mundialización de la justicia constitucional”. En: Constitu-
ción y fuentes del Derecho. Palestra, Lima, 2006, p. 514.
13 STC Exp. N° 0008-2003-AI/TC, f. j. 28.
14 STC Exp. N° 3315-2004-AA/TC, f. j. 9.
15 Como explicaremos mejor luego, el artículo 65 de la Constitución contiene básicamente prin-
cipios y mandatos para el Estado, mas no alude a quién es consumidor ni a cuáles son sus
derechos.
303
DERECHO DE PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR
304
JUAN MANUEL SOSA SACIO
24 AMAYA AYALA, Raúl. “El sujeto llamado consumidor. Entre el hommo oeconomicus y el hom-
mo sociologicus” En: Actualidad Jurídica. Tomo 124, Gaceta Jurídica, Lima, marzo de 2004.
25 STC Exp. N° 3315-2004-AA/TC, f. j. 21.
26 STC Exp. N° 1006-2002-AA/TC, f. j. 2, d y e.
27 ROJAS LEO, Juan Francisco. “¿Protección al consumidor o dignidad de la persona que con-
sume?”. En: Actualidad Jurídica. Tomo 186, Gaceta Jurídica, Lima, mayo de 2009, p. 42.
28 Ibídem, p. 41: “[H]emos perdido de vista que el consumidor es –primero– persona y que,
como tal, es el centro de todo proceso económico, social o político que discurra en nuestra
305
DERECHO DE PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR
sociedad. La persona es la que consume y es ella el fin de toda acción de la sociedad y del
Estado; la preservación de su dignidad es una tarea que no debe conocer de limitación o
menoscabo alguno”.
29 STC Exp. N° 02005-2009-PA/TC, f. j. 56.
30 STC Exp. N° 3315-2004-AA/TC, ff. jj. 20-21.
31 STC Exp. N° 1036-2002-AA/TC, f. j. 2, f.
306
JUAN MANUEL SOSA SACIO
mandatos constitucionales. Por ello entendería, por ejemplo, que no basta solo
con el cumplimiento “formal” de un servicio legalmente regulado, sino que es
necesario que este “haya sido ejercida de una forma eficiente o idónea, con-
forme lo impone la Constitución”32. E incluso que “el trato a dispensarse [a los
consumidores y usuarios] no puede reducirse a un simple esquema de relacio-
nes contractuales o económicas, donde lo que importa es el cumplimiento de
obligaciones por lo que estas numéricamente representan”33.
307
DERECHO DE PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR
Ahora bien, respecto a esto último, debe tenerse en cuenta que sí es cons-
titucionalmente posible y hasta deseable la formación en valores y virtudes cívi-
co-constitucionales40 (entre los cuales la “responsabilidad en el consumo” no es
puede crear un cisma entre los peruanos”. En: Derecho y sociedad. Año XIX, N° 31, Lima,
2008, p. 327 y ss.
36 KRESALJA, Baldo y OCHOA, César. Derecho Constitucional Económico. Fondo Editorial de
la PUCP, Lima, 2009, pp. 313 y 314.
37 GUTIÉRREZ CAMACHO, Walter. “Derecho de consumo y Constitución: el contratante débil”.
Ob. cit., p. 113.
38 Res. N° 001-2001-LIN-CPC/INDECOPI: “El fundamento de este criterio de interpretación [so-
bre el ‘consumidor razonable’] radica en formar consumidores cuidadosos y responsables,
que se informen y tomen las precauciones adecuadas antes de hacer una decisión de consu-
mo. Lo contrario llevaría a formar consumidores irresponsables y poco diligentes a los que la
Ley protegería aun en situaciones producidas por su propia irresponsabilidad”.
39 BULLARD GONZÁLEZ, Alfredo. “El derecho a equivocarse. La contratación masiva y la pro-
tección del consumidor”. En: Derecho y Economía. Segunda edición, Palestra, Lima, 2006,
p. 608: “Muchas veces se critica que el estándar de consumidor razonable puede ser irreal. La
afirmación puede ser correcta, pero equivoca la función del estándar. No se protege a los con-
sumidores razonables porque se considere que la mayoría de los consumidores lo sean. Se
les protege porque es un estándar diseñado a incentivar conductas consideradas adecuadas”.
40 Constitución Política del Perú
Artículo 14.- “(…) La formación ética y cívica y la enseñanza de la Constitución y de los
308
JUAN MANUEL SOSA SACIO
309
DERECHO DE PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR
Ahora bien, como ocurre con los diversos derechos constitucionales, los
derechos de los consumidores implican tanto “un principio rector para la actua-
ción del Estado” como “un derecho personal y subjetivo”46.
310
JUAN MANUEL SOSA SACIO
311
DERECHO DE PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR
312
JUAN MANUEL SOSA SACIO
313
DERECHO DE PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR
314
JUAN MANUEL SOSA SACIO
315
DERECHO DE PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR
316
JUAN MANUEL SOSA SACIO
mercado, inaudita parte y de manera arbitraria. Por ello algunos autores consi-
deran a los organismos reguladores como autoridades imparciales73, “una suer-
te de árbitro o juez, que busca la solución más justa y ecuánime que permita el
desarrollo de las acciones de los agentes del mercado”74.
317
DERECHO DE PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR
78 Ídem.
79 STC Exp. N° 0008-2003- AA/TC, f. j. 43.
80 Inclusive si en apariencia ello acarrea el incumplimiento de negocios celebrados, pues al ser
contrarios al ordenamiento carecerían de protección. Vide STC Exp. N° 1963-2006-PA/TC,
ff. jj. 22-25.
81 STC Exp. N° 0008-2003- AA/TC, f. j. 43.
82 Ibídem, f. j. 42.
83 STC Exp. N° 0005-2003-AI/TC, f. j. 41.
84 STC Exp. N° 0858-2003-AA/TC, f. j. 15.
85 Ídem.
86 STC Exp. N° 2939-2004-AA/TC, f. j. 9
87 STC Exp. N° 0858-2003-AA/TC, f. j. 15; STC Exp. N° 0435-2005-AC/TC, f. j. 3, e.
318
JUAN MANUEL SOSA SACIO
el daño causado en las relaciones de consumo88. Ello implica, qué duda cabe,
que el consumidor sea reparado de manera proporcional al daño infringido; es
más, que esta reparación signifique una sanción real que desincentive infrac-
ciones contra los consumidores89.
88 STC Exp. N° 3315-2004-AA/TC, f. j. 9 (principio restitutio in integrum) y 10; STC Exp. N° 0008-
2003-AI/TC, f. j. 32.
89 Cfr. SÁENZ DÁVALOS, Luis. Ob. cit., pp. 123 y 124.
90 Como venimos viendo, el Tribunal en diferentes ocasiones ha tutelado derechos e intereses
de consumidores y usuarios; no obstante, solo conocemos este único fallo en que se pronun-
cia sobre su habilitación procesal para realizar tal protección.
91 STC Exp. N° 3298-2004-AA/TC, f. j. 2.
92 Ídem.
93 STC Exp. N° 0018-2003-AI/TC, f. j. 2; STC Exp. N° 0518-2004-AA/TC, ff. jj. 16 y 17.
319
DERECHO DE PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR
por lo que la defensa del contratante débil involucrará atender a todos aque-
llos derechos que puedan verse amenazados o vulnerados, y no solo el de
información.
Sobre los obligados por este derecho, es claro que se encuentra en primer
lugar a los proveedores, y más específicamente los anunciantes102. En ellos no
solo recae el deber de informar bien, sino que queda proscrita la inducción a
error, sea porque la información es ocultada o no es adecuada, por la forma en
que se presenta la información o incluso por aprovecharse de la ignorancia de
los consumidores103.
320
JUAN MANUEL SOSA SACIO
104 STC Exp. N° 02005-2009-PA/TC, ff. jj. 60-62; STC Exp. N° 07281-2006-PA/TC, f. j. 10.
105 STC Exp. N° 1776-2004-AA/TC, f. j. 41.
106 “Artículo 7.- Todos tienen derecho a la protección de su salud, la del medio familiar y la de la
comunidad así como el deber de contribuir a su promoción y defensa. La persona incapacita-
da para velar por sí misma a causa de una deficiencia física o mental tiene derecho al respeto
de su dignidad y a un régimen legal de protección, atención, readaptación y seguridad”.
107 Sobre todo el artículo 44, pero también los artículos 2, inciso 12; 58, 59, 70 y 72.
108 STC Exp. N° 0518-2004-AA/TC, f. j. 18; STC Exp. N° 0008-2003-AI/TC, f. j. 32.
109 STC Exp. N° 3315-2004-AA/TC, f. j. 9.
110 STC Exp. N° 1535-2006-PA/TC, ff. jj. 82-87 o STC Exp. N° 7320-2005-PA/TC, ff. jj. 69-74.
321
DERECHO DE PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR
322
JUAN MANUEL SOSA SACIO
323
DERECHO DE PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR
324
JUAN MANUEL SOSA SACIO
325
DERECHO DE PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR
326
JUAN MANUEL SOSA SACIO
327
DERECHO DE PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR
Al igual que en estos casos, el principio “pro consumidor” debería ser en-
tendido como un criterio de interpretación, de manera cercana al contenido que
el Tribunal dio al que denomina principio “in dubio pro consumidor”, el que aca-
rrearía que “los operadores administrativos o jurisdiccionales del Estado reali-
cen una interpretación de las normas legales en términos favorables al consu-
midor o usuarios en caso de duda insalvable sobre el sentido de las mismas”141.
Recuento y conclusiones
Hemos explicado que al ser el consumo una actividad extendida y nece-
saria en la vida cotidiana para la satisfacción de necesidades varias, y al ser
los consumidores y usuarios sujetos débiles de las relaciones de consumo, han
merecido protección constitucional.
140 Cfr. GALDÓS, Jorge Mario. “El principio favor debilis en materia contractual. Algunas aproxi-
maciones en el Derecho argentino” p. 111 y ss.
141 STC Exp. N° 3315-2004-AA/TC, f. j. 9, g.
328
JUAN MANUEL SOSA SACIO
Tras ello, señalamos qué ámbitos del Tribunal Constitucional considera ga-
rantizados por la Carta, refiriéndonos entonces a los derechos a la protección
genérica del interés de los consumidores y usuarios, a exigir tutela estatal y
a accionar contra proveedores y prestadores, a la información sobre los bie-
nes y servicios que se encuentran a su disposición en el mercado, a la salud
y seguridad, a recibir servicios públicos de calidad, a la igualdad de trato y no
discriminación, a acceder a un mercado competitivo de bienes y servicios, y a
la asociación para la defensa corporativa de los consumidores y usuarios. Fi-
nalmente, nos referimos brevemente al principio pro consumidor, precisando
sus alcances.
329
La "relectura"
de nuestro Derecho Administrativo
desde las sentencias
del Tribunal Constitucional peruano
La “relectura” de
nuestro Derecho
Administrativo desde las
sentencias del Tribunal
Constitucional peruano
* Abogado por la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo (Lambayeque, Perú). Especialista en Derecho
Administrativo, Derecho Laboral y Proceso Contencioso Administrativo, con estudios de Especializa-
ción en Administración de Recursos Humanos en el Instituto Peruano de Administración de Empresas
(IPAE). Miembro del Círculo de Formación Jurídico Administrativo (CFJA), asociación civil fundada por
estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo (USAT).
333
DERECHO ADMINISTRATIVO
334
L. ALBERTO HUAMÁN ORDÓÑEZ
como la consideración del acto mismo como voluntad de los entes públicos,
la competencia, los requisitos de validez de las decisiones administrativas, las
fuentes procedimentales y otras sino que, ahora, es posible invocar líneas de
ponderabilidad (técnica constitucional) desde la cual se examine el proceder
gubernativo.
En tal sentido, por invitación del reconocido sello editorial Gaceta Jurídi-
ca para la publicación de El Tribunal Constitucional reescribe el Derecho. Es-
tudios sobre la incidencia de la jurisprudencia constitucional en las diferentes
especialidades del Derecho tenemos por conveniente emitir algunas notas de
importancia sobre el impacto de las decisiones del Tribunal Constitucional cuyo
obvio contenido en Derecho Administrativo rebasa el puro aspecto procedimen-
tal para adentrarnos, con justeza, en los alcances constitucionales de ella en
lo relativo, como el propio nombre del presente estudio así lo reconoce, a la
reestructuración de dicha rama del Derecho; para tal fin, a diferencia del esque-
ma habitual, hemos considerado alejarnos de los clásicamente invocados pre-
cedentes vinculantes de dicho ente supralegal para centrarnos en fallos que,
no siendo controversiales o de gravitante importancia pública, también recogen
importantes aspectos del Derecho Administrativo que bien viene al caso tratar.
335
DERECHO ADMINISTRATIVO
diferencias en razón de las personas, a menos que exista una causa de corte
objetivo, ya que la Constitución impone el tratar iguales a los que son iguales y
diferentes a los que son diferentes, enunciado principista que se extiende, en
cuanto inexorable deber, inclusive al sujeto Administración Pública. Respecto al
aludido punto, se halla la determinación en el citado artículo supralegal desde
el cual toda persona tiene derecho a la igualdad ante la ley, por consiguiente
nadie debe ser discriminado por motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión,
opinión, condición económica o de cualquiera otra índole; dispositivo constitu-
cional que encierra un mandato general, como se pasa explicar, dirigido a los
principales actores del poder: el legislador, la judicatura y a la Administración.
336
L. ALBERTO HUAMÁN ORDÓÑEZ
2 STC Exp. N° 0004-2006-PI/TC, f. j. 124 (Fiscal de la Nación vs. Congreso de la República por
determinados extremos de la Ley Nº 28665, Ley de Organización, Funciones y Competencia
de la Jurisdicción Especializada en materia Penal Militar Policial). El texto en cursivas nos
corresponde.
3 STC Exp. N° 1279-2002-AA/TC, ff. jj. 2 y 3 (Instituto Superior Tecnológico No Estatal Peruano
de Sistemas, SISE vs. Sala de Propiedad Intelectual del Indecopi). El texto en cursivas es
nuestro.
337
DERECHO ADMINISTRATIVO
Por lo dicho con los antes glosados fallos del Tribunal Constitucional, cabe
indicar que un accionar público idóneo es aquel que garantiza decisiones ads-
critas al Derecho Administrativo en unión del respeto de altos valores y princi-
pios constitucionales. Así, cuando la Curia peruana señala la no discriminación
en lo administrativo, salvo excepciones razonablemente fundamentadas, exige
no solo exponer razones sino exponer el por qué de estas. De no hacerlo,
podrá verificarse que la Administración ha obrado en arbitrariedad. La faz de la
igualdad destinada a la Administración Pública es la igualdad en la aplicación
de la ley; al aplicar el clásico producto legislativo se exponen las considera-
ciones de los entes de la Administración, que laboran para asegurar el interés
común en delegatio ex lege, en delegación del mandato del Parlamento a tra-
vés de la ley formal o de los órganos que también producen esta, bajo la forma
de ley material.
338
L. ALBERTO HUAMÁN ORDÓÑEZ
individual o colectivamente ante la autoridad llamada por ley, la cual, por escri-
to, se encuentra constreñida a dar una respuesta pública bajo responsabilidad
dentro de los términos de ley, a tono con la regulación de la respuesta a ser
otorgada, determinada en la norma de la materia.
339
DERECHO ADMINISTRATIVO
Bajo lo expuesto, dado que por intermedio del derecho de petición se posi-
bilita la materialización de otro derecho también constitucional referido a la par-
ticipación en los asuntos de la Nación, el contenido esencial de este derecho se
establece en dos aspectos:
340
L. ALBERTO HUAMÁN ORDÓÑEZ
341
DERECHO ADMINISTRATIVO
10 Ídem.
342
L. ALBERTO HUAMÁN ORDÓÑEZ
343
DERECHO ADMINISTRATIVO
13 STC Exp. N° 2235-2004-AA/TC, f. j. 8 (Chong Vásquez vs. Espinoza Gordillo y otra) del Pleno
del Tribunal Constitucional.
14 FERNANDES DE OLIVEIRA, Regís. “Técnicas de defensa y participación de los adminis-
trados en Brasil”, traducción del portugués de Luis Miguel ARROYO YANES. En: Revista de
Administración Pública. Nº 131, Centro de Estudios Político Constitucionales, Madrid, mayo-
agosto de 1993, p. 496.
344
L. ALBERTO HUAMÁN ORDÓÑEZ
“En ese sentido, dicho control no deberá obrar por vía de limitación
o de imposición de deberes o cargas para que dicha actividad pueda
15 STC Exp. N° 0009-2007-PI/TC, ff. jj. 97, 99 al 101 (Sirumbal Ramos y 8438 ciudadanos y
congresistas de la República).
345
DERECHO ADMINISTRATIVO
Así, todos los peruanos tienen el deber de honrar al Perú y de proteger los
intereses nacionales, así como de respetar, cumplir y defender la Constitución
y el ordenamiento jurídico de la Nación, precepto cuya redacción, para que no
quepan dudas, aconseja su obligatoriedad erga omnes. Pero su generalidad no
la hace un texto lírico, sino una construcción que atiende a la consideración
de la Constitución como una entera y completa norma jurídica y no más como
norma política, anteriormente encargada de esbozar el proyecto constructivo
de organización estatal; sino que ahora establece un esquema orgánico, que
tiene a los derechos fundamentales de la persona como elementos fundantes
de la convivencia social. En el plano ius administrativo, el deber de defender
la Constitución determina que, para la expedición de un acto, no se supere el
clásico examen de validez desde el cual se entiende como presuntamente vá-
lido un acto administrativo hasta que las autoridades gubernativas o judiciales
determinen lo contrario sino que se proceda a avanzar aún más allá; al punto
tal que el actuar formal como material de la Administración se vea cubierto de
una presunción de constitucionalidad. En la resolución aclaratoria de la STC
N° 3741-2004-AA/TC se sostiene que el constitucional artículo 38, amén de
otros sean de raíz constitucional como no, otorgan firmeza a la primacía de la
Carta Fundamental, siendo dicho razonamiento el que sigue:
16 Ibídem, f. j. 22.
346
L. ALBERTO HUAMÁN ORDÓÑEZ
347
DERECHO ADMINISTRATIVO
348
L. ALBERTO HUAMÁN ORDÓÑEZ
349
DERECHO ADMINISTRATIVO
350
L. ALBERTO HUAMÁN ORDÓÑEZ
20 STC Exp. N° 0090-2004-AA/TC, ff. jj. 22 al 25 (Calleghari Herazo vs. Ministerio de Defen-
sa). Los textos señalados con cursivas se encuentran subrayados en el original del fallo
constitucional.
351
DERECHO ADMINISTRATIVO
352
L. ALBERTO HUAMÁN ORDÓÑEZ
353
DERECHO ADMINISTRATIVO
22 STC Exp. N° 0294-2005-PA/TC, f. j. 4 (Balarezo Contratistas Generales S.A. vs. Cuarta Sala
del Tribunal Fiscal).
23 Sobre el proceso de la justicia administrativa remitimos al lector a HUAMÁN ORDÓÑEZ, L.
Alberto. El proceso contencioso-administrativo. Control jurídico de la Administración Pública y
354
L. ALBERTO HUAMÁN ORDÓÑEZ
355
DERECHO ADMINISTRATIVO
25 STC Exp. N° 0747-2006-PA/TC, f. j. 5 (Cine Comercial S.A. vs. Tribunal Fiscal y la Sunat).
356
L. ALBERTO HUAMÁN ORDÓÑEZ
26 STC Exp. N° 3741-2005-AA/TC, ff. jj. 18 al 20 (Salazar Yarlenque vs. Municipalidad Distri-
tal de Surquillo). Los textos precisados en cursivas en todo el veredicto constitucional son
nuestros.
357
DERECHO ADMINISTRATIVO
358
Índice general
Í NDICE GENERAL
Introducción............................................................................................................................. 7
I. Teoría de la Constitución................................................................................................ 11
1. Constitución............................................................................................................ 11
A) Noción de Constitución................................................................................... 11
B) La Constitución como norma fundamentadora del sistema jurídico y del
sistema político............................................................................................... 13
C) La Constitución como emotio ......................................................................... 13
D) La Constitución como norma jurídica.............................................................. 14
E) La Constitución y la estructura jerárquica del orden jurídico.......................... 16
F) La garantía jurisdiccional de la Constitución................................................... 23
G) Principio de fuerza normativa de la Constitución............................................ 24
H) Principio de unidad de la Constitución............................................................ 24
I) El principio de supremacía constitucional....................................................... 24
J) Las cláusulas de intangibilidad de la Constitución.......................................... 25
2. Poder constituyente................................................................................................ 26
2.1. Introducción............................................................................................................. 26
A) Definición........................................................................................................ 26
B) Características: único, extraordinario e ilimitado............................................ 26
C) Poder constituyente y Constitución................................................................. 27
D) Poder constituyente y promulgación de la Constitución................................. 28
E) Función constituyente..................................................................................... 28
F) Congreso de la República no simboliza al Poder Constituyente.................... 28
2.2. Formas de poder constituyente: poder constituyente originario - poder constituyente
derivado.................................................................................................................. 29
A) Poder constituyente originario......................................................................... 29
B) Poder constituyente derivado.......................................................................... 30
C) Poder constituyente derivado y límites materiales de la Constitución.............. 30
D) Poder constituyente como poder ilimitado...................................................... 30
E) Su relación con el Tribunal Constitucional...................................................... 31
F) Enjuiciamiento constitucional de la reforma ................................................... 31
2.3 Poder constituido.................................................................................................... 32
A) Origen y legitimidad........................................................................................ 32
B) Poder de reforma constitucional como poder constituido............................... 33
C) Los poderes constituidos encargados de la reforma constitucional................ 33
3. Control constitucional.............................................................................................. 34
4. Estado Social y Democrático de Derecho............................................................... 35
5. El principio de seguridad jurídica como componente esencial del Estado Consti-
tucional de Derecho................................................................................................ 52
361
EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL REESCRIBE EL DERECHO
I. Crítica preliminar............................................................................................................ 95
II. Derecho de las personas................................................................................................ 97
III. Derecho de familia.......................................................................................................... 101
IV. Derechos reales............................................................................................................. 103
V. Derecho de contratos..................................................................................................... 107
VI. Derecho de sucesiones.................................................................................................. 111
I. Presentación................................................................................................................... 117
II. Principios procesales desarrollados por el TC............................................................... 117
1. Debido proceso y tutela judicial efectiva................................................................. 118
2. Derecho a la defensa.............................................................................................. 121
3. Gratuidad de la administración de justicia y auxilio judicial.................................... 123
4. Iura novit curia ........................................................................................................ 124
5. Principio de congruencia......................................................................................... 126
6. Pluralidad de instancias.......................................................................................... 127
362
ÍNDICE GENERAL
Neoconstitucionalismo, la constitucionalización
del ordenamiento jurídico y el impacto de las
sentencias del Tribunal Constitucional en el
Derecho Penal y Procesal Penal peruano Hesbert Benavente Chorres
Introducción............................................................................................................................. 161
I. El neoconstitucionalismo y la constitucionalización del ordenamiento jurídico.............. 162
II. El principio non bis in ídem............................................................................................. 164
III. El principio de culpabilidad............................................................................................. 173
IV. El principio de proporcionalidad..................................................................................... 184
V. La diligencia de entrada y registro en un domicilio......................................................... 198
VI. Intervención de las comunicaciones telefónicas............................................................ 205
VII. Las restricciones al derecho a la libertad personal........................................................ 212
1. Detención................................................................................................................ 212
2. Prisión preventiva.................................................................................................... 213
3. Arresto domiciliario.................................................................................................. 214
4. Internamiento en un centro psiquiátrico.................................................................. 215
5. Impedimento de salida............................................................................................ 217
I. Presentación................................................................................................................... 221
II. El Derecho del Trabajo en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional........................ 222
1. Los principios del Derecho del Trabajo.................................................................. 222
1.1. El principio de primacía de la realidad............................................................ 223
1.2. El principio de irrenunciabilidad...................................................................... 224
1.3. El principio in dubio pro operario .................................................................... 225
1.4. El principio de igualdad de trato y no discriminación...................................... 227
1.5. El principio de continuidad.............................................................................. 231
1.6. El principio de causalidad................................................................................ 233
2. Los regímenes laborales......................................................................................... 235
2.1. Un nuevo régimen laboral en el Perú.............................................................. 235
2.2. Sobre la función pública.................................................................................. 242
2.3. El régimen laboral agrario............................................................................... 245
2.4. La carrera pública magisterial......................................................................... 249
3. La contratación laboral............................................................................................ 251
3.1. El contrato de trabajo...................................................................................... 251
363
EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL REESCRIBE EL DERECHO
Introducción............................................................................................................................. 299
I. Relaciones de consumo y estatus de consumidor en el constitucionalismo contem-
poráneo.......................................................................................................................... 301
1. Constitucionalismo contemporáneo y relaciones de consumo............................... 301
2. Noción constitucional de consumidor...................................................................... 303
2.1. El consumidor como parte débil de la relación de consumo........................... 304
2.2. El estándar de consumidor como consumidor promedio................................ 307
II. Los consumidores y sus derechos fundamentales......................................................... 310
1. Reconocimiento de derechos fundamentales específicos para los consumidores
y usuarios................................................................................................................ 310
2. Contenido protegido del derecho a la protección del interés de los consumidores
y usuarios................................................................................................................ 312
2.1. Derecho a la protección genérica del interés de los consumidores y usua-
rios ................................................................................................................. 312
2.2. Derecho a exigir tutela estatal y a accionar contra proveedores y presta-
dores............................................................................................................... 314
A. Tutela administrativa de los consumidores............................................... 315
B. Acciones contra proveedores y prestadores............................................. 318
2.3. Derecho a la información sobre los bienes y servicios que se encuentran a
364
ÍNDICE GENERAL
365