Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La Hora Del Cuento
La Hora Del Cuento
COEDUCATIVOS: LA
HORA DEL CUENTO
“EQUIPO ÁGORA”
ASESORÍA EN GÉNERO, COEDUCACIÓN Y POLÍTICAS DE IGUALDAD
Formación- Investigación, Dinamización Social, Jornadas y Congresos.
Avda. de la Bahía, 1-7ºD.
11012 - CADIZ.
Tlf: 956 277546 / 637 520696
“LA HORA DEL CUENTO”
INTRODUCCIÓN
OBJETIVOS GENERALES
OBJETIVOS DIDÁCTICOS
CONTENIDOS
1. CONCEPTUALES
2. PROCEDIMENTALES
3. ACTITUDINALES
ACTIVIDADES:
Se divide la clase en dos grupos. Cada grupo, con una colchoneta fina. Un
componente de cada equipo se tumba en la colchoneta y debe ser arrastrado por
sus compañeros hasta el extremo de la pista, relevándose hasta pasar por encima
todos los miembros del grupo.
(10) Construir con material reciclado una pista de voley-ball con tapones,
cajas de zapatos, chapas,...
(11) Recortable de Ceniciento, con muñeco móvil de cartón proyecto y
chinchetas con patas o encuadernadores metálicos y la ropa de la equipación del
Palacio Club de Voley. (*)
(12) Educación para la salud. Una alimentación equilibrada:
EL LOBITO CAPERUCITO
Lectura del cuento: ( Versión adaptada del cuento del mismo título de
Laurence Anholt, publicado en la Colección Historias de Siempre Contadas
como Nunca de Editorial Altea)
(1)
En lo más profundo del oscuro bosque estaba la Gran Niña Mala.
La Gran Niña Mala era todo lo MALA que puede ser una niña, y todos los
animales del bosque le tenían miedo.
Se entretenía grabando su nombre en los árboles y gritándoles a los animalitos que
pasaban cerca de ella.
-¡Venga, orejudos, largaos de aquí!
La gran Niña Mala les ponía la zancadilla a los cervatillos y les robaba las piñas a
las ardillas para lanzárselas a los pobres erizos. Los pajaritos del bosque no se
atrevían ni a cantar cuando la Gran Niña Mala estaba por los alrededores.
Pero a quién más le gustaba fastidiar a la Gran Niña Mala era a un encantador
lobito que a menudo cruzaba el bosque para ir a ver a su abuela loba.
El lobito era el más dulce, suave y educado cachorro que uno pudiera imaginar.
Iba por el sendero con una cesta llena de golosinas para su abuela loba, cantando
sin parar...
“Soy un lobito bueno y amable, siempre tan limpio, siempre impecable.
Voy a ver a mi abuelita y le llevo esta cestita”.
-¿Qué llevas hoy en la cesta, lobito debilucho?,.Gruño la Gran Niña Mala
saliéndole al paso .-Mmmm, tarta de manzana. Me la quedo. Y emparedados,
¡Qué ricos!-
-¡Oh, no ¡ No me ha dejado nada para mi abuelita, aulló el lobito, mientras sus
lágrimas lobinas caían en la cesta vacía.
Sin embargo el padre de la Gran Niña Mala no era ni grande, ni malo. Era un
amable sombrerero al que le encantaban los sombreros de todas las formas y
tamaños, y pensaba que todos deberían llevar puesto un sombrero de noche y de
día.
Pero la triste realidad era que sus sombreros eran tan feos que nadie los compraba.
Sólo había vendido un gorro en toda su vida, y era muy desgraciado.
-No puedo entenderlo, -se lamentaba –hago estos maravillosos sombreros durante
todo el día, hasta despellejarme las manos, y ni siquiera mi propia hija se lo quiere
poner.
- Por favor, querida, ponte éste, hazlo por mí.
-Padre, antes me pondría en la cabeza uno de tus calcetines rotos que este
sombrero. ¿Por qué no haces un trabajo decente? nadie se dedica a hacer
sombreros hoy día.
¿No podrías ser leñador como los padres de otros niñ@s?
La Gran Niña Mala odiaba los sombreros de tal forma que en cuanto su padre le
daba uno, iba al bosque a buscar una ardilla o un tejón para encasquetárselo a la
fuerza.
Luego para desesperación de su padre, volvía a casa y decía que había perdido el
sombrero en el bosque.
Un día el padre de la Gran Niña Mala le hizo un sombrero que era más ridículo
que todo lo que había hecho hasta entonces. Era realmente monstruoso: de color
rojo chillón, con un gran pompón en la punta, orejeras y cintas para sujetarlo
debajo de la barbilla.
Incluso llevaba una capa roja por detrás. El sombrerero estaba encantado con su
nueva creación.
-Seguro que a mi hija le encantará este sombrero, exclamó saltando de alegría.
Pero la Gran Niña Mala le dijo:
-Padre, has hecho cosas horribles en esta vida, pero esta es la PEOR.
Antes me pondría en la cabeza uno de tus calzoncillos viejos. ¡Tienes el mismo
sentido de la moda que un escarabajo pelotero!
Mientras su pobre padre se quedaba llorando en la tienda, La Gran Niña Mala fue
al bosque en busca de algún animalito al que encasquetarle el rojo gorro con
capa.
Pero era tan terrible que todos los animales se escondieron espantados.
La Gran Niña Mala se sentó junto al sendero y pensó:
-Seguro que hay algún animal tan estúpido como para ponerse esto.
Y entonces oyó un suave y agradable sonido...
-“Soy un lobito muy dulce y bueno, siempre tranquilo siempre sereno. Hola,
abejitas, hola flores, hermosas flores de mil colores”.
Y quién venía cantando por el camino no era otro que el lobito.
-Ja, ja, rió la Gran Niña Mala, aquí llega ese estúpido cachorro. Mi caperuza roja
le sentará estupendamente, voy a liarlo para que se la ponga, ¿Cómo me voy a
reír?-
-¿A dónde vas, cara peluda?, gruño la Gran Niña Mala.
-Voy a ver a mi abuelita, contesto el lobito educadamente.
-Pues yo acabo de ver a tu abuela loba, mintió la niña. -Hoy no puedes verla
porque está enferma y podría contagiarte sus lobunos gérmenes-
-Oh, pobre abuelita, gimió el lobito muy triste.
-Pero me ha dado esto para ti, continuó la malvada niña. Me ha pedido por favor
que te diga que nunca te lo quites, aunque se rían de ti.
El lobito estaba muy contento...hasta que vio la horrible caperuza roja. Entonces
hasta él tuvo alguna duda.
Pero como era muy bueno y quería complacer a su abuelita, se puso la caperuza
sobre su peluda cabeza.
La Gran Niña Mala se desternillaba de risa.
-¿Cómo puede ser tan estúpido este lobezno?,- pensó. -
El lobito le dio las gracias educadamente y se fue hacia su casa, diciendo para sí:
-Qué contento estoy con el gorro rojo que mi abuelita ha hecho para mí. De ahora
en adelante me llamaré Lobito Caperucito, para complacer a mi abuela loba.
La gran Niña Mala se retorcía de risa.
-¡Qué barbaridad! ¡LOBITO CAPERUCITO! ¡Menudo nombre! Un lobo debería
llamarse Aullador Peludo o Quebrantahuesos, o Viejo Ojos Amarillos.... ¡Lobito
Caperucito ,ja, ja, ja!
Durante todo el día el lobito llevó su gorro rojo e intentó no hacer caso de los que
se reían de él.
A la mañana siguiente pensó: -Seguro que mi abuelita estará ya mejor. Voy a ir a
verla para decirle lo contento que estoy con mi sombrero nuevo. Y echó a andar
cantando alegremente....
-“Soy un lobito bien educado, siempre tan limpio, siempre aseado.
Por mi sombrero rojo y bonito, ahora me llamo Caperucito”.
Pero, justo en el camino, en lo más profundo y oscuro del bosque, haciendo globos
con su chicle, algo realmente terrible le estaba esperando....
-¡Hola cabeza de Tomate!
-No soy Cabeza de Tomate, replicó el pequeño lobo conteniendo las lágrimas, soy
el lobito Caperucito.
-¿Adonde vas Gorra de Ketchup?, preguntó la Gran Niña Mala limpiándose la
narizota con el dorso de la mano.
-Voy a casa de mi abuelita para ver si está mejor y darle las gracias por el bonito
sombrero que me ha regalado. Y ahora discúlpame, tengo que llenar mi cesta de
flores para llevárselas.
Mientras el Lobito Caperucito recogía flores, la Gran Niña Mala, hurgándose la
nariz pensó:-La abuela loba va a estropear mi broma. Iré a su casa por un atajo. Si
se pone tonta, la encerraré en un armario y luego me haré pasar por ella. Seguro
que es aún más enclenque y debilucha que este pequeño Cabeza de Fresa.
Así la Gran Niña Mala corrió a casa de la abuela loba. Era una casa muy grande
para una pobre abuelita.
Pero la Abuela loba había ido al bosque a buscar leña.
La Gran Niña Mala se coló en la casa por una ventana, justo en el momento en
que el Lobito Caperucito llamaba a la puerta.
-Abuelita, abuelita, soy yo, el Lobito Caperucito, con mi sombrero nuevo.
-¡Qué rápido ha venido el condenado!, -dijo la Gran Niña Mala. Corrió escaleras
arriba y buscó un sitio donde esconderse. Vio una gran cama, pero ¿cómo podía
hacerse pasar por la abuela loba?
En un colgador detrás de la puerta, la Gran Niña Mala vio el gorro de dormir de la
abuela loba. El lobito se lo había regalado por su cumpleaños, pero en realidad ella
no lo usaba nunca.
Por supuesto, la Gran Niña Mala odiaba los sombreros, y este era casi peor que el
rojo del lobito.
Pero la Gran Niña Mala no tenía elección. Se colocó hasta los ojos el terrible
gorro de dormir y se metió en la cama, justo cuando el Lobito Caperucito subía las
escaleras.
-¡Dónde estás, abuelita?, preguntó.
-Esto...estoy aquí, Cabeza Engorrada, contestó la Gran Niña Mala.
-Oh, abuelita, muchas gracias por el bonito gorro que me has hecho ¿A qué me
queda bien?
-Esto...., sí, claro, Pequeño Cerebro de Mosquito..., realmente precioso, contestó la
Gran Niña Mala.
-Pero.... abuelita,¡qué voz tan fina tienes, y que dientes tan pequeños ¡A lo mejor
todavía estás enferma. Estás tan pálida y desmejorada....
-Oye cabeza de Mermelada, no deberías hacer comentarios personales, gruñó la
Gran Niña Mala.
-Pero abuelita, ¡qué orejas tan pequeñas tienes¡ En realidad ....no creo que seas
mi abuelita. Ella es mucho más grande que tú.
En ese preciso momento la abuelita abrió la puerta...
La abuela loba era ENORME. Tenía grandes ojos amarillos, grandes colmillos
afilados y una larga y húmeda lengua. Y llevaba al hombro un hacha muy grande
y afilada.
-¡Ah, lobito, qué agradable sorpresa!, - dijo la abuela.- Llegas justo a tiempo para
tomar el té. ¿Pero por qué llevas ese ridículo gorro? ¿Y quién es esa que está en mi
cama? Parece una Gran Niña Mala...Una sabrosa Gran Niña Mala, justo a tiempo
para mi GRAN TË.
La Gran Niña Mala saltó de la cama, voló escaleras abajo, corrió por el bosque
todo lo deprisa que le permitían sus piernas y aporreó la puerta de la tienda de su
padre.
-¡Padre, padre, gritó la Gran Niña Mala.¡Déjame entrar, déjame entrar!¡Seré
buena, haré todo lo que me digas!
El padre miró por la ventana. No podía creer lo que estaba viendo. Era su hija con
un precioso gorro de dormir en la cabeza. Le recordaba a uno que él había hecho
hacía mucho tiempo... Lo recordaba bien porque era el único que había
conseguido vender.
-Te dejaré entrar, dijo, -pero tienes que prometerme que llevarás siempre
sombrero...El que llevas ahora te queda precioso.
Y así desde aquel día la Gran Niña Mala se convirtió en una Gran Niña Buena (la
mayor parte del tiempo).Encontró trabajo como leñadora, y su jefa la vigilaba
cuidadosamente.
La gran Niña Buena cumplió su promesa de llevar siempre sombrero, aunque
normalmente era un casco de obrer@.
Y la caperuza roja resultó muy útil cuando tenía que llevar mucha leña.
AZUL Y ROSA
1) Lectura del cuento( versión del cuento de l mismo título de Paco Capdevilla,
edt Gaviota)
- Hola, Nene, precisamente te andaba buscando -¡me dijo Pepe, un compañero del
cole!
-¿Qué te parece ser miembro del Club de Chicos?
-¿Qué club es ese? Nunca he oído hablar de él.
Es que acabo de fundarlo. Se lo he propuesto a Juan y a Nando y han dicho que
sí.
-¿Y para que vale ese club?
-¡Puf, para muchas cosas...!tenemos un local para reunirnos y jugar. ¿Qué, te
animas?
-Bueno, podéis contar conmigo-le dije.
Al día siguiente acudí al club. Estaba en una cabaña y nos pusimos a decorarlo con
póster y banderines que cada uno había traído de su casa.
-¿Podemos ayudar?-dijeron Nena y Tina, asomando por la puerta.
-¿Qué estáis haciendo aquí? Protesto Pepe-
Este es el Club de los Chicos y no se admiten niñas.
-¿Cómo? se escandalizó Tina -¿No podemos entrar en el club?
-¡Claro que no! Así es que ya os estáis largando.
-¡Sois unos machistas¡ - gritó Nena, mientras se marchaba.-Podéis iros todos a la
porra con vuestro club.
-Adió, niñas. Id a jugar con vuestras muñecas.-Y cuando os canséis, podéis hacer
calceta.
-De acuerdo - respondió Tina – os haremos unos gorros a ver si se os calientan las
ideas...
Oímos martillazos en otra cabaña. Las chicas colocaban un letrero sobre la puerta
que decía: CLUB DE CHICAS:
-¡Qué copionas! - exclamó Pepe.
-No somos copionas. Nuestro club es mejor que el vuestro.
¡La guerra entre los chicos y las chicas estaba declarada!.
De regreso a casa, Nena y yo no paramos de discutir.
-No digas tonterías – dime – A ver ¿quiénes juegan mejor al fútbol, los chicos o
las chicas?
-Hay más chicos que le dan patadas al balón; pero en el cole cuando Cristina coge
la pelota, os vuelve locos.
¿Y quién os hace la comida? ¡Las chicas!
-¿Y vosotras qué? Sin nosotros estarías perdida. ¿Quién os arreglaría la tele
cuando se estropea? ¿Y el coche?
-Nene, por favor, ¿podrías alcanzarme la llave del doce?-pidió mamá –No, esa
no, es la del al lado...Gracias.
Continuamos discutiendo no se hasta cuándo y no prestamos atención a mamá
cuando le dijo a papá que ya había arreglado los inyectores del motor del coche.
Ni a papá, cuando dijo que el besugo al horno que había preparado para comer le
había salido extraordinario.
Días después, tras explicarnos muchas cosas acerca de la Naturaleza, la seño nos
dijo:
-Quiero que hagáis un trabajo muy bonito: por equipos, tenéis que salir al campo y
recoger hojas, flores, insectos, etc; haced fotografías a los animales que encontréis
para presentar un cuaderno que titularemos _ “Así hemos visto la Naturaleza “_
Habrá un premio estupendo para los ganador@s.
-¿Sabéis como se formaron los equipos? Como estaban las cosas, los chicos por un
lado y las chicas por otro. Quedaron fuera Loles y Tino, que, por ser más
pequeños, nadie les invitó.
-¡Os vamos a demostrar que las chicas somos mejores!
-¡Eso habrá que verlo! ¡Las chicas vamos a ganar!
-¡¡¡Cursis!!!
-¡¡¡Tuercebotas!!!
Cuando nos cansamos de dedicarnos “piropos”, cada grupo se marchó en distintas
direcciones.
-Los chicos no me han dejado entrar en su club-dijo Tino.
-A mí las chicas tampoco. Y se ríen de mi forma de hablar.
-Pues a mí me parece graciosa, pero no me da risa. Me gusta.
-Muchas gracias, ere muy simpática.
-Oye, ¿qué te parece si formamos equipo? Propuso Tino.
-¡Estupendo! Vamos a prepáralo todo – respondió Loles.
Mientras el equipo de las chicas recogía hojas y flores y tomaban notas del grupo
al que pertenecía los chicos, las espiaban.
-¿Qué os parece si le gastamos una broma? – propuso Pepe.
-¡Estupendo! – respondieron los demás.
Loles y Tino observaban a unos pájaros en su nido. Mientras Tino tomaba unas
fotos desde debajo del árbol, Loles había trepado al árbol para poder estudiarlos
más cerca.
Arrastrándose sigilosamente, Nando cambió la mochila con las plantas recogidas
por las chicas, por otra con un tarugo de madera.-
-¡Vamos, chicos, menuda faena les hemos hecho!
Nos alejamos a la carrera riéndonos, mientras escuchábamos los gritos de las
chicas, que había descubierto la broma.
-¡Ya os cogeremos, gamberros!! – gritó Mamen-¡Lo pagaréis!.
Lole y Tino hacían su trabajo sin meterse con nadie.
-Nene ha descubierto un nido de golondrinas y vamos a hacer unas fotos -Dijo
Pepe y Juan –Quédate aquí vigilando.
Pero Juan es tan distraído...., que no vio a Tina apoderarse de nuestra mochila.
-¡Deja eso!- gritó agarrando un asa de la mochila.
-¡Antes nos habéis quitado la nuestra! – respondió Tina, tirando de ella con todas
sus fuerzas.
Tirón va, tirón viene, la mochila se rompió y el trabajo de todo el día acabó por los
suelos, completamente destrozado.
-¿Ves lo que has hecho?, se lamentó Juan –Lo has roto todo.
-La culpa ha sido tuya. Si no hubieras tirado....
Cuando acudimos al lugar del desastre, nos cruzamos con Loles y Tino, que
regresaban a casa charlando alegremente.
Ya no quedaba tiempo para volver a empezar, así que cada equipo recuperó lo que
pudo, aunque todo estaba destrozado.
Cuando presentamos los trabajos estábamos rojos de vergüenza. Sabíamos que
eran unas chapuzas.
Loles y Tino hicieron un trabajo precioso. Reconocimos que era mucho mejor que
el nuestro.
-No cabe duda de quién son los ganadores – dijo la seño – haciendo que nuestras
caras se pusieran más coloradas todavía.
Después entregó a Loles y a Tino unos diplomas muy bonitos y un libro de
Ciencias Naturales a cada uno.
-¡Enhorabuena, chicos!, habéis hecho un trabajo precioso.
Cuando los peques se retiraron con sus trofeos, la seño dejó escapar un profundo
suspiro antes de continuar hablando.
-Hace días que vengo observando esa tonta rivalidad entre chicos y chicas.-
Cuando os puse el trabajo, imaginaba lo que iba a ocurrir, pero si os lo hubiera
encargado y aún no hubierais empezado con esas diferencias, estoy segura de que
todos habrías hecho un trabajo tan bueno como el de Loles y Tino.
Nos quedamos callados, sin saber qué decir, pero reconociendo que la seño tenía
razón.
-Yo me borro del Club de Chicos- dije, -es una tontería.
-Estoy de acuerdo-replicó Nena.- Yo también me borro.
Al poco rato tanto el club de los chicos como el de las chicas se había disuelto por
falta de socios. Entonces decidimos fundar el Club de Chicos y Chicas; pero como
el nombre resultaba demasiado largo, lo dejamos en el CLUB DE LA
AMISTAD.
El domingo siguiente celebramos la primera fiesta, donde, por supuesto, estaban
Loles y Tino.
Dice el refrán que “no hay mal que por bien no venga”. Nos ha servido a tod@s
para comprender que no debe haber diferencias entre los chicos y las chicas.
Y Loles y Tino, que estaban solos, ahora son inseparables.
TARZANA
En lo más profundo de la jungla, cerca de una catarata, vivía Tarzán con su hija
Tarzana.
Un día Tarzán reunió a todos los animales y jefes de las tribus porque tenía que
decirles algo muy importante .Tarzán les dijo:
TARZÁN: Ya es hora de que alguien me sustituya. Me estoy haciendo mayor,
estoy perdiendo fuerza y me resbalo en las lianas. Además no puedo gritar como
antes (Tarzán lanza un grito... Tose) ¿veis?
ANIMALES: ¿Qué pasará ahora?, ¿Quién se encargará de protegernos? La
tradición manda que sea tu hijo quién ocupe tu lugar, y tú solo tienes una hija.
TARZAN: ¿Y qué hay de malo en ello? ¿Acaso Tarzana no puede hacer lo mismo
que yo?
Ella mejor que nadie conoce la selva porque siempre me ha acompañado allá
donde he ido.
ANIMALES: Pero entiéndelo ... es una niña ... y las niñas...tú me entiendes!.
Tras discutir mucho el Consejo de la Jungla decidió, que sería mejor hacer un
concurso y quién superara todas las pruebas, sería el nuevo Tarzán, además de
poner su nombre a las cataratas de la Jungla.
ANIMALES: Por supuesto, Tarzana puede presentarse... le dice Mandrilo. Ya
veremos si es tan buena como dices.
Cuando Tarzán llegó casa, le contó lo sucedido a su hijaTarzana.
Tarzana se sorprendió mucho cuando su padre le contó lo sucedido:
TARZANA: ¿Cómo?, ¿Qué tendré que superar unas pruebas para poder proteger
la Jungla?
Papá, no lo entiendo. Llevo toda la vida protegiendo la Jungla, y es algo que se
hacer mejor que nadie.¡Y todo porque soy chica!, ¿Pues se van a enterar de quién
es Tarzana!
Mientras tanto, el consejo de la Jungla se reunió para poder preparar las pruebas...
pruebas que según ellos nunca podría pasar Tarzana.
Y llegó el día del concurso. La primera Prueba consistía en conseguir el fruto más
exótico del árbol más alto de la Jungla. El rey de los monos pensaba que esa
prueba sólo la pasaría Mandrilo, el mono más ágil.
Tarzana dio un brinco y para sorpresa de todos fue más ágil que Mandrilo, además
conocía mejor los árboles de la selva a pesar de las zancadillas y empujones que
este le dió, fue ganadora indiscutible de la prueba.
En la segunda prueba tenía que nadar cruzando El Lago del Príncipe Ceniciento.
Los favoritos eran: el cocodrilo Dientes Largos, El piraña Muerdetodo y Aitor el
castor.
¡Tarzana no podría superar esta prueba! Eso es lo que pensaba la mayoría de los
animales, e incluso algunos jefes de las tribus vecinas.
Todos los animales que participaban vivían en el agua, y estaban acostumbrados a
nadar. Como Tarzana conocía muy bien a todos los animales y era bastante lista,
usó dos grandes hojas que se colocó en los pies (como los buzos o los
submarinistas) y así pudo nadar más rápido.
A pesar de los intentos del cocodrilo, Dientes Largos, y el Piraña Muerdetodo, por
morderla, aún habiendo perdido una de las hojas, consiguió cruzar el río la
primera.
Todos comentaban que había sido cuestión de suerte.
La tercera prueba era una de las más duras, porque deberían demostrar fuerza y
rapidez, ya que tenían que conseguir el trozo de hielo más grande de las montañas
de la Maga Kapura.
ANIMALES. Esta prueba no podrá superarla casi nadie. Hay que ser tan fuerte
como un elefante y tan rápido como el guepardo. No existe nadie así.
Pero se equivocaban. Tarzana estaba acostumbrada a subir a la montaña para
recoger hielo para que su padre preparara ese granizado de papaya que tan bien
le salía.
Os podéis imaginar la cara de todos, cuando bajó con el trozo más grande de
hielo que jamás habían visto. Tan grande era que Tarzana pudo preparar granizado
de papaya para casi toda la Jungla. (Excepto para la tortuga que era diabética).
Y aunque os parezca que aquí acabó todo, no es así ¡Todavía a Tarzana le
quedaba la Gran Prueba Final!
¡TENÍA QUE HACER LLOVER!
Mandrilo, bailó durante 5 minutos, e inmediatamente comenzó a llover... Pero
resultó ser su amigo el chimpancé Francés con una regadera el que echaba agua
desde el árbol más alto de la jungla.
El cocodrilo Dienteslargos también lo intentó, pero el jefe del Consejo descubrió
que lo que hacía era golear un gran charco con su cola y salpicar agua a todos.
Koki Bongui, el hijo del jefe de la Tribu de la Llanura verde, realizó una danza
para llamar a la lluvia, pero en lugar de decir LLIN BE (que quería decir agua)
dijo LLIN BO (que significaba sol en su idioma) y durante 2 días no se pudo salir
a la Jungla del calor que hacía.
Y así llegó el turno a Tarzana, que tan sólo cantó, pero lo hizo tan mal, tan mal,
tan mal... que no paró de llover en 3 días. Hasta las ranas tuvieron que usar
flotadores para no ahogarse.
Y esta es la historia de Tarzana, de cómo una niña consiguió ser la protectora de la
Jungla y de cómo las cataratas llevan su nombre.
A partir de ese día todos /as tendrán las mismas oportunidades.
¡Ah se me olvidaba! Desde aquel día, Tarzana recibe clases de canto del Profesor
Ruiseñor.
Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado....
ANEXOS
EL CONEJITO MARCELO:
Hace ya muchos, muchos años, mas bien siglos, en nuestro
planeta aun no existía la igualdad e incluso había en los bosques
animales que vivían en las mejores zonas del mismo, donde crecían
abundantes frutos y que acumulaban frutos, cogiendo de la
naturaleza más de lo que necesitaban, sin ningún respeto por ella,
consumían tanto que estaban perjudicándola.
Uno de estos conejos era el conejito Marcelo, él era aún una cría,
y sus padres lo mimaban consiguiendo para él todo lo que deseaba,
tenía miles de juguetes fabricados con la mejor madera del bosque
par lo que habían talado algunos de los árboles más ancianos.
LA MARIPOSA LOLA.
Paseaba yo por el bosque y de pronto me encontré con una mariposa muy, muy
bella era la mariposa Lola, una de las más bellas del reino de las Marías Posadas
que era como se llamaba el suyo.
Sus alas eran de una de cada color, una amarilla y otra roja.
Ella me contó que, cuando nació, era un estupendo gusano, no era tan bello pero
tenía muchos amigos/as, eran simpáticos/as y amigables. Se divertía recordando
sus aventuras con el gusano GUSANON y sus locuras con GUSANIN el gusano
más divertido del reino.
Pero pronto se convirtió en mariposa para ello estuvo metida durante mucho
tiempo en un capullo, estaba aburrida y muy apretada, se decía que hago yo
aquí, poco a poco le salieron sus alas y unas antenitas que pesaban sobre su
cabeza. El gusano se sentía engañado, ¡se había convertido en una mariposa!.
Así, que un día, la mariposa Lola me pidió que le ayudase a perfeccionar su
belleza y unificase el color de sus alas, para que pereciesen un manto de seda.
Yo como maga buena que soy dije las palabras mágicas: DUBI DIBU DIBI
DIBA que cambien sus colores ya, de modo que sus alas se convirtiendo en una
naranja tornasolado del color de los atardeceres de verano.
La mariposa estaba aún más bella pero aún así no se acabaron sus problemas
sabía que siempre iban a exigirle más y más belleza.
Entonces yo le dije: a ver Lola, recuerdas como era tu vida de gusano:
-si yo no era bello pero no me preocupaba, vivía feliz, me arrastraba por las
hojas verdes de los árboles y podía jugar con mis amigos/as los gusanitos/as sin
temor a mancharme o perder mis colores.
Ahora que soy mariposa me miro al espejo y digo soy más bella pero tengo que
volar con cuidado, incluso temo que me atrapen los niños/as que pasean por el
bosque porque puedo perder mis polvitos me vuelvo más fea.
Por ello utilice uno de mi conjuros y al instante la mariposa Lola pudo ver a sus
lado a un grupo de mariposa que volaban felices sin preocupase por perder sus
colores, ella jugaban, cuando Lola se acercó una de ellas le dijo, tú la llevas y
desde entonces Lola juega con sus amigas sin preocupase por su belleza ya que
ha aprendido a vivir y aceptarse tal y como es.
Colocamos sobre la plantilla de la mariposa una pintura amarilla y otra roja la
juntamos y obtenemos el amarillo.
Hacemos que por parejas los niños/as se unten pintura de dedos unos en rojo y otros en
amarillo junten sus manos y obtenemos en naranja , posteriormente , grabamos nuestras
manos en una mural de papel continuo como una orla con los
Antes de mí nunca hubo una mujer pirata, después son muchas las mujeres
piratillas que conocí, como la pirata mala pata o la pirata colmillo azul, también
la pirata de barba amarilla y la pirata caperucita verde... formule las palabras
mágicas que son
Pero no encontramos la isla, así que todos/as los/as tripulantes del barco lo
abandonaron y es que pasaron mucha hambre, tanta que un día comieron
spaghetti, pero hechos con los cordones de las botas de los marineros/as, que
incluso olían a queso y es porque hicieron un caldo con los calcetines sucios y
apestosos, que asco!
Un día volvimos al puerto, para buscar nuevos marineros/as para nuestro barco,
íbamos en busca de una isla de chocolates, si ustedes queréis podéis venir con
nosotros/as pero tendréis que superar las tres pruebas:
VIAJE A AFRÍCA
HIPIÓ ES UN NIÑO
QUE LE GUSTA IMITA
IMITAR A UN TIGRE
A LAESTRELA DE MAR
HIPIO , HIPI HIPIO
,HIUPIO, HIPI HIPIO
, HIPIO HIPI, HIPIO.
Como veis amigos y amigas hemos viajado por muchos lugares, donde hemos
encontrado muchos personajes, mujeres piratas, cowboys, niños y niñas
valientes, que hacen las mimas cosas, cuando sellas mayores, podréis hacer
todos y todas lo que más os guste, cualquier profesión ( medico, arquitecto,
barrendero, fontanera, amo de casa, maestro) siempre que lo deseéis con mucha
fuerza, podéis jugar todos y todas a las mismas cosas y siempre recordar que
existen las brujas y magas buenas , y no os olvidéis de esta maga que se lo pasó
tan bien con vosotros/as y para despedirme eme gustaría que cantáramos juntos
la canción de la Maga Kapura.
Tan, tan, tan bien se había escondido Nuba que pasaron los
años y ésta seguía escondida, seguía sin aparecer como si se la hubiese
tragado la tierra y, en cierta forma, así era. Nuba había salido
corriendo al oír a su amigo contar, con tan mala suerte que tropezó y
cayó en un túnel subterráneo que existía debajo de la cueva y del cual,
no hubiese podido nunca salir si no hubiese sido por unos topos
amigos que pasaban por aquel lugar.
Tras salir del túnel, llegó a casa de Nubo, pero todo, todo era
muy distinto a como ella lo había dejado aquel día en el que ambos
salieron a jugar. Tras abrazar a su amigo le contó todo lo que le había
sucedido, cómo se las había ingeniado para poder sobrevivir y todo el
tiempo que había tenido para poder inventar cosas sorprendentes.
- Seguro que esto no está inventado (Nuba). Es un aparato que sirve para
comunicarse con personas que no están presentes en el mismo lugar.
Así fue como Nuba hizo entender a Nubo que es muy importante que
todas y todos colaboremos incluso en las tareas que parecen más
sencillas para conseguir que todo salga bien y un mundo mejor.
El lugar que se eligió para la fiesta era el rincón más oscuro del
bosque, junto a la casa del ogro Hurco. Los duendes y las duendas
adornaron la fiesta con las flores más hermosas del bosque y, entre
flores y flores, consiguieron montar la primera discoteca para los
habitantes del reino. Así, como en las discotecas de la Tierra, pusieron
un portero en la puerta para que, según las indicaciones que le habían
dado los duendes/as, debía aceptar o negar la entrada a los animales
que, ilusionados, se habían puesto sus mejores trajes para ir a la gran
fiesta. Muchos de ellos pudieron entrar pero otros, precisamente los
más divertidos del lugar, no pudieron entrar, por eso pasó lo que pasó.
En la parte más tranquila, del río más tranquilo de nuestro bosque se encontraba
anclado en sus aguas cristalinas un grandioso y hermoso barco marinero, el cual,
necesitaba de uno de los duendes de color añil, ya sabéis, los duendes encargados
del agua, para ocupar el puesto de capitán en el mismo debido a que ellos son los
que mejor conocen el agua, los mares, los ríos... y el cual lo capitaneara por todos y
cada uno de los lugares y rincones mas maravillosos y hermosos jamás visitados por
los habitantes de aquel peculiar bosque.
Debido a que en ese momento era otoño, igual que ahora, los duendes y duendas de
color añil, se encontraban en pleno ajetreo, ya que era el momento idóneo para hacer
llorar a las nubes y recoger esas preciadas primeras gotas que el bosque tanto
necesitaba, por ello, al estar todos tan ocupados, sólo se presentaron para el trabajo un
duende valiente, atrevido, aventurero, arrojado, intrépido,... llamado Goto y una
pequeña duenda llamada Gota la cual reunía las mismas características que su
compañero.
Pero había un problema, los duendes ancianos eran los encargados de tomar la
decisión de quien sería la capitana o capitana del barco pensando que Gota nunca lo
sería por el simple hecho de ser mujer. Gota se enfadó tanto, tanto, tanto, que los
ancianos decidieron que aquel de los dos que tras realizar un viaje en solitario contase la
aventura más apasionante y visitara los lugares más insólitos sería el capitán o capitana
del barco ya que reuniría las cualidades que un “buen capitán” debe tener.
De este modo Goto inició su viaje pero no llegó más allá de los claros del bosque
mientras que Gota contó la siguiente historia:
Tras caminar por todo el bosque llegué a una gran ciudad, llena de altos edificios,
con unos vehículos muy extraños, tan extraños que incluso algunos volaban y tenían un
nombre muy raro, ¿cómo era? Avi... (enseñamos el avión). Más tarde, tras descubrir
esto, seguí viajando y llegué a un país muy extraño, lleno de arena y donde hacía
mucho, mucho pero que mucho calor. Allí los edificios eran distintos aunque, también
eran altos tenían una forma diferente, eran como triángulos, eran unas... ¡PIRÁMIDES!
Como hacía tanta calor en el desierto, me tuve que poner un sombrero, un sombrero
como este (se enseña el sombrero). Tras todo esto, decidí volver al bosque para
contarles a todos y a todas mi aventura, con mis propias manos y materiales que había
por allí construí mi propio barco, uno como éste ( se enseña el barco ).
Una vez que estaba llegando al bosque no me di cuenta que en la orilla había unas
enormes rocas y choque con ellas estrepitosamente, con tan mala suerte que mi barco se
hundió. Y ahora, ¿cómo podía demostrarles que había estado en esos lugares?.
¡Ya está! Para poder demostrarlo les enseñaré un regalo que compré durante mi viaje
¿sabéis lo que era? Pues era una camiseta como ésta ( se enseña camiseta ).
Y así fue como Gota fue capitana y demostró que ser chica no esta reñido con
desempeñar algunas tareas o profesiones y tener ciertas cualidades, ya que todos y todas
podemos hacer todo aquello que nos propongamos.
Hace muchos, muchos años la mayoría de las mujeres eran amas de casa:
barrían, fregaban, lavaban. Cuidaban a los niños/as, los animales domésticos, hacían las
camas, cocinaban para toda la familia. En cambio, los hombres salían de casa para ganar
dinero trabajaban en distintos oficios: médicos, pescadores, pastores, leñadores.
Pues bien en esa época vivía con su mujer y sus tres hijos/as, un hombre muy
bueno, pero muy protestón.
El hombre se llamaba Rafael y era pescador, su mujer Juana, era ama de casa.
Un día llegó Rafael, se sentó en la mesa para cenar y empezó a protestar que si
el pollo estaba malo, que si no hay quien se lo coma, gritó y le dijo a su mujer:
-Llévatelo y tíralo a la basura.
Ella contestó y le dijo a Rafael que el pollo estaba muy bueno, él ni siquiera lo
había aprobado.
-¿Qué lo pruebe? llévatelo y también la ensalada que tiene un litro de vinagre.
Juana que se estaba acostumbrando al mal genio de su marido, se sentó a cenar
y le dijo a sus hijos:
-No os preocupéis, vuestro padre está cansado y habrá tenido un mal día, no os
preocupéis.
Juana espero hasta que llegó su marido del trabajo al día siguiente y él propuso
un cambio
-Rafael ¿qué te parece si mañana cambiamos nuestras faenas ¿ yo me iré a
pescar y tú te quedarás al cuidado de la casa y de nuestros hijos/as, así harás las cosas a
tu gusto.
-¡De acuerdo! pensando Rafael que se iba a tomar por fin un día de descanso.
Al día siguiente, Juana se fue a pescar, al principio los demás pescadores se
quedaron asombrados pero pronto la aceptaron con agrado, porque supo hacer muy bien
su trabajo.
Rafael se levanto tarde y corrió a despertar s sus dos hijos mayores, que tenían
que ir al colegio.
¡Vamos fuera de la cama! En la cocina tenéis leche y pan para desayunar, los
niños no estaban acostumbrados a prepararse el desayuno, así que derramaron todo, les
dio una manzana a cada uno y corrieron para el colegio.
Rafael se quedó en casa tranquilo y respiró, porque la más pequeña aún dormía,
así que en 5 minutos prepararía la casa y haría una exquisita comida él solito.
Rafael salió al jardín, soltó al perro, sin saber que su mujer primero le daba de
comer y después lo dejaba suelto. El perro que estaba muerto de hambre corrió a la
cocina y se puso a rebuscar dentro en la despensa y allí se quedó.
En esto Rafael oyó llorar a su hija, subió corriendo a sacarla de la cuna, el
hombre se quedó de una pieza al encontrar al gato que estaba escondido bajo las
sábanas de la cuna, el pobre animal, al ver al perro en la casa, huyó.
El amo de casa, con la niña en brazos y las sábanas a cuesta bajó al lavadero y
dejó en remojo la ropa sucia, pero por más que buscó el jabón no lo encontró.
Paciencia, tengo tiempo, se decía, ahora voy a ir a la despensa a reponer fuerzas
pero... cuando abrió la puerta se encontró al perro que se había comido, el jamón, el
chorizo.
Cuando vio aquello empezaron a aflojársele las piernas, el perro se había comido
el conejo que tenía Juana preparado para que su marido lo cocinara.
Deseó darle un escarmiento al perro.
Trató de tranquilizarse y pensó en hacer una ensalada con huevos duros, lechuga
y tomate.
¡Ah la niña!, se acordó que la había dejado gateando, fue a buscarla y
contempló un espectáculo, la niña era una croqueta rebozada en barro.
El bueno de Rafael la lavó y se la llevó a la tienda a comprar el jabón para lavar
la ropa. Las horas volaban y los niños estaban a punto de llegar.
Cuando regresó a su casa, un olor asqueroso salía de la cocina, los huevos
habían salido despedidos y uno se estrelló junto en el reloj de la cocina, otro en la
pared, el tercero alcanzó un bote de aceite y el otro había explotado en el suelo.
Antes de lo previsto Juana volvió de pescar, con el cesto lleno de boquerones y
pensaba como le habría ido el día a su marido.
Juana se encontró la puerta abierta, entró en la cocina y no pudo evitar una
carcajada al ver a su marido en el suelo con la niña y el perro.
Juana, estoy molido, y cuando vio la cara de su mujer se echo a reír también.
Los dos se pusieron a limpiar y ordenar la casa, él puso la mesa y la madre frió
unos boquerones.
Comieron tranquilamente y Rafael repetía lo bueno que estaban los boquerones,
así fue perdiendo la costumbre de protestar y Juana por su parte, acompañaba a su
marido al mar de vez en cuando.
ARTURO Y CLEMENTINA
ARTURO.- ¿TÚ? ¿Tocar la flauta tú? ¡Si ni siquiera distingues las notas! Eres incapaz
de aprender. No tienes oído.
CLEMENTINA.- Gracias.
NARRADOR/A.- Pero aquella noche, antes de dormirse, estuvo pensando por qué tenía
que llevar a cuestas aquel tocadiscos tan pesado en lugar de una flauta ligera, y si era
verdad que no hubiera llegado a aprender las notas y que era distraída. Pero después,
avergonzada, decidió que tenía que ser así, puesto que Arturo, tan inteligente, lo decía.
Suspiró resignada y se durmió.
Durante unos días, Clementina escuchó el tocadiscos. Después se cansó. Era, de todos
modos, un objeto bonito y se entretuvo limpiándolo y sacándole brillo; pero al poco
tiempo volvió a aburrirse.
Un atardecer, mientras contemplaban las estrellas a orillas del estanque silencioso...
CLEMENTINA.- Sabes, Arturo, algunas veces veo unas flores tan bonitas, de colores
tan extraños, que me dan ganas de llorar... Me gustaría tener una caja de acuarelas y
poder pintarlas.
ARTURO.- (Riéndose) ¡Vaya idea ridícula! ¿Es que te crees una artista? ¡Qué bobada!
CLEMENTINA.- (Aparte) Vaya, ya he vuelto a decir una tontería. Tendré que andar con
mucho cuidado o Arturo va a cansarse de tener una mujer tan estúpida...
NARRADOR/A.- Pero debía sentirse un poco culpable y, a los pocos días, se presentó
con un paquetón.
ARTURO.-¿No decías que te gustaba Venecia? Tuyo es. Átalo bien para que no se te
caiga. ¡Eres tan descuidada!
NARRADOR/A.- Otro día llegó una colección de pipas austriacas dentro de una vitrina.
Después una enciclopedia...
NARRADOR.- Llegó un momento en que fue necesario añadir un segundo piso. Con la
casa de dos pisos a sus espaldas, ya no podía ni moverse. Arturo le llevaba la comida y
esto le hacía sentirse importante.
NARRADOR/A.- Poco a poco la casa de dos pisos quedó también completamente llena.
Pero ya casi tenían la solución: tres pisos más se añadieron ahora a la casa de
Clementina que hacía ya mucho tiempo que se había convertido en un rascacielos.
Una mañana de primavera decidió que aquella vida no podía seguir más tiempo.
Salió sigilosamente de la casa y se dio un paseo: fue muy hermoso, pero muy corto.
Arturo volvía a casa para el almuerzo y debía encontrarla esperándole. Como siempre.
Pero, poco a poco el paseíto se convirtió enana costumbre y Clementina se sentía cada
vez más satisfecha de su nueva vida. Arturo no sabía nada, pero sospechaba que ocurría
algo.
ROSA CARAMELO
En el país de los elefantes, había una manada en la que las elefantas tenían la
piel de color rosa caramelo y los ojos grandes y brillantes. Las elefantitas,
desde el día de su nacimiento permanecían encerradas en un jardín vallado
comiendo anémonas y peonías. Estas flores sabían fatal y no les gustaban
nada, pero era la única manera de conseguir ese bonito color de piel.
De 6 a 8 AÑOS
ANA BANANA Y YO
L. Blegvad, Ed. AlFaguara
ARCA DE NOEMÍ; EL
Ann Cartwirght,, Ed. Harlequín Ibérica
ARTURO Y CLEMENTINA
A: Turín..Ed. Lumen
BRUJA ABURRIDA; LA
FIESTA MAYOR
LAS MEMORIAS
Y LA MONA
Y LA BODA
. A: R. Capdevilla, Ed. Galera
BROMISTAS; LOS
A: James Marshall, Ed. Espasa Calpe
BRUJA HERMOSA; LA
A: J. A. Goytisolo, Ed. Laia
CAÑONES Y MANZANAS
A: A.Turín, Ed. Lumen
LUCAS Y VIRGINIA
A: R. Wells, Ed. Altea
PRINCIPE CENICIENTO, EL
A: M. Reesink, Ed. Lumen
ROJO INOPORTUNO
A: M. Martinez i Vendrell, Ed. Destino
ROSA CARAMELO
A: A. Turin, Ed. Lumen
SOY MAYOR
A: M. Viza, Ed. Galera
TRES MELLIZAS Y:
LAS BARBAZUL
CAPERUCITA ROJA
BLANCANIEVES
CENICIENTA
PULGARCITO
FLAUTISTA HAMELÍN
TRAJE NUEVO
EMPERADOR
ALI BABA
PRINCESA Y EL GUISANTE
A: M. Company, Ed. Timun Más
VIOLETA; QUERIDA
A: A. Turín, Ed. Lumen