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JURISPRUDENCIA INTERDICTOS POSESORIOS

En relación al procedimiento a seguir en los juicios de Interdictos Posesorios la Sala de Casación Civil del
Tribunal Supremo de Justicia, en sentencia dictada en fecha veintidós ( 22 ) de mayo de dos mil uno
(2001), estableció lo siguiente:
“Para decidir, la Sala observa:
Los interdictos, cuya regulación se encuentra establecida en el Código Civil así como en la Ley Adjetiva
Civil, constituyen el medio de protección al poseedor de un bien o derecho, frente a quien pretenda
despojarlo, y también ante una obra nueva o vetusta, según el caso, que amenace su derecho a poseer.
Ahora bien, los procedimientos se caracterizan por ser ágiles y especiales, infiriéndose de las normas
que prescriben las pautas de su regulación, la brevedad de los lapsos para la resolución de los mismos.
En relación al interdicto de amparo o restitutorio, una vez propuesta la querella acompañada de los
hechos demostrativos de la perturbación o del despojo y capaces de llevar al Juez a la convicción
preliminar de que efectivamente se ha producido la perturbación o el despojo, éste deberá dictar el
decreto restitutorio o amparando la posesión alterada. Luego ordenará la citación del querellado y
practicada ésta, por mandato del artículo 701 del Código de Procedimiento Civil, la causa quedará abierta
a pruebas por diez días y una vez transcurridos, las partes presentarán, dentro de los tres días
siguientes, los alegatos que consideren pertinentes a sus intereses y derechos y dentro de los ocho días
siguientes se dictará la sentencia.
Cabe destacar, que en el precitado procedimiento no se prevé acto de contestación de la demanda,
oportunidad procesal en la cual pudieran promoverse cuestiones previas, para decidirlas en forma
incidental; otorgándosele al querellante la oportunidad para rebatirlas o subsanarlas, siendo la ocasión
para que el querellado haga uso de todas las defensas, alegatos y consideraciones que juzgue oportunas
a los efectos de desvirtuar las pretensiones del querellante, incluyendo en estas omisiones o deficiencias
de las cuales adolezca el escrito de la querella. No obstante, estas alegaciones no podrán ser
consideradas como cuestiones previas, pues la pertinencia para ser esgrimidas, es posterior al lapso de
pruebas y deberán ser resueltas como punto preliminar en la sentencia. Así lo ha recogido la doctrina
autoral patria, cuando señala:

En el caso bajo decisión, advierte la Sala, que el recurrente argumenta el menoscabo de su derecho a la
defensa, con fundamento a que, el jurisdicente superior no ordenó la reposición de la causa al estado de
abrir el correspondiente lapso, que le permitiría subsanar los errores cometidos en la elaboración del
escrito contentivo de la querella.
Ahora bien, la Sala estima, que antes de cualquier otra consideración debe proceder a examinar el
recurso de casación propuesto, a la luz de las disposiciones establecidas en los artículos 7 y 334 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, cuyos textos, rezan:
“Artículo 7: La Constitución es la norma suprema y fundamento del ordenamiento jurídico. Todas las
personas y los órganos que ejercen el Poder Público están sujetos a esta Constitución”.

“Artículo 334: Todos los jueces o juezas de la República, en el ámbito de sus competencias y conforme a
lo previsto en esta Constitución y en la ley, están en la obligación de asegurar la integridad de la
Constitución.

En caso de incompatibilidad entre esta Constitución y una ley u otra norma jurídica, se aplicará las
disposiciones constitucionales, correspondiendo a los tribunales en cualquier causa, aún de oficio, decidir
lo conducente.

Corresponde exclusivamente a la Sala Constitucional de Tribunal Supremo de Justicia como jurisdicción


constitucional, declarar la nulidad de las leyes y demás actos de los órganos que ejercen el Poder
Público dictados en ejecución directa e inmediata de la Constitución o que tengan rango de ley”.

Las normas transcritas, entre otras, determinan el carácter de preeminente aplicación que sobre
cualesquiera otras, tienen las de rango constitucional, así como también la obligatoriedad para los
administradores de la justicia, en caso de colisión de otras de inferior jerarquía con las de la Carta
Magna, de aplicar éstas, efectividad avalada por el llamado sistema de justicia constitucional que la
garantiza. Este principio desarrollado en la Constitución por el artículo 7 supra señalado, estaba ya
consagrado en el artículo 20 del Código de Procedimiento Civil, que establece el deber insoslayable para
los jueces de aplicar preferentemente las disposiciones constitucionales, en el supuesto de que alguna
de rango inferior cuya aplicación se pida, colida con aquéllas.
Por otra parte, consagra así mismo, el texto constitucional en los artículos 26, 49 y 257, la garantía a los
justiciables, del debido proceso y la protección del sagrado derecho a la defensa.
El Código Adjetivo Civil reserva una ubicación separada para el procedimiento referido a los interdictos,
concretamente en el Libro cuarto, Primera Parte, Capítulo II, Sección 2ª., procedimiento que se inicia con
la llamada querella interdictal, la cual deberá llevar al juez a la convicción de la ocurrencia del hecho
perturbador o de despojo contra el cual se ejerce la acción en cuestión, y de ser así se dictará el decreto
respectivo. A posteriori, reza el artículo 701 del Código de Procedimiento Civil, la causa quedará abierta a
pruebas por un lapso de diez días, concluido éste se otorga otro de tres días, a fin de que las partes
consignen los alegatos que consideren pertinentes, para que dentro de los siguientes ocho, se proceda a
dictar la sentencia. Se evidencia de lo señalado, que en el procedimiento reseñado, los alegatos de las
partes tienen lugar después del periodo probatorio, hecho este que impide a los litigantes, de cierta
manera, desvirtuar las pruebas de la contraparte o, de ser el caso, subsanar defectos u omisiones que
hubiese opuesto el querellado contra el escrito de la querella intentada.
Ante la situación observada, la Sala considera necesario analizar la situación planteada y, en resguardo
al debido proceso y al derecho a la defensa, hace las siguientes reflexiones: el procedimiento interdictal
anotado, aún cuando especial, impide a los justiciables el establecimiento de un efectivo contradictorio, lo
cual deviene claramente en un menoscabo a los derechos fundamentales supra mencionados. La
especialidad procesal en cuestión, no puede constituir óbice para la aplicación en la sustanciación de los
interdictos, de aquellos trámites de carácter procedimental que resguarden la potestad de las partes para
esgrimir a su favor, alegatos y probanzas que coadyuven a garantizar el respeto al debido proceso y al
derecho fundamental a la defensa consagrado, se reitera, en los artículos de la Constitución
precedentemente señalados. De lo expuesto se colige que al producir el especial procedimiento
interdictal, el manifiesto menoscabo de los derechos mencionados, se configura un palmario supuesto de
inconstitucionalidad, derivándose de él múltiples y negativas consecuencias en el orden jurídico, lo cual
hace impretermitible y procedente, la aplicación de mecanismos que el Derecho Positivo contempla en
relación al debido resguardo y respeto del ordenamiento Constitucional, derivándose en la necesidad de
un rechazo ante la norma de inferior rango, que no supera la compatibilidad con las disposiciones
constitucionales aludidas.
Los razonamientos expuestos supra, conducen a evidenciar la necesidad de que todo proceso judicial,
acepte, como mínimo, un trámite que les asegure a los justiciables la utilización de los medios legales
pertinentes para el ejercicio de los derechos fundamentales al debido proceso y a la defensa, entre éllos,
destaca en orden de importancia, la oportunidad de aportar pruebas que sustenten sus alegatos, y
oportuno es aquel que se realiza en el momento conveniente. La conveniencia en el tiempo de la
realización de los actos procesales que configuren el contradictorio, debe establecerse de manera tal que
permita el ejercicio efectivo del derecho a la defensa, tantas veces invocado, para así patentizar las
garantías constitucionales a las cuales se ha hecho referencia.
Limitar en un procedimiento la posibilidad de contradicción, implica fulminar la oportunidad de formular
defensas y promover pruebas, impidiendo de esta manera el efectivo ejercicio de los derechos
mencionados.
Los referidos considerandos conducen a este Alto Tribunal a afirmar, que el debido proceso impone la
garantía del contradictorio, configurado legalmente, asegurando así a los ciudadanos que no se verán
desprotegidos y sometidos al arbitrio, cuando les sea necesario acudir ante los órganos administradores
de justicia, a reclamarla, lo contrario implicaría una grave restricción al contenido esencial del derecho a
la defensa.
Como corolario de lo precedentemente expuesto, concluye este Tribunal Supremo de Justicia que resulta
manifiestamente contrario a las disposiciones Constitucionales tantas veces invocadas, artículos 26, 49 y
257, la previsión normativa contenida en el artículo 701 del Código de Procedimiento Civil, ya que impide
a los justiciables el ejercicio efectivo del contradictorio, con evidente violación al debido proceso y al
derecho a la defensa, razón por la cual, en acatamiento a lo señalado en los artículos 7 de la
Constitución y 20 de la Ley Adjetiva Civil, que configura el llamado control difuso de la constitucionalidad
de las leyes, lo jurídicamente procedente es aplicar en los procedimientos interdictales posesorios, el
item procedimental que, conforme lo permite el artículo 7 del Código de Procedimiento Civil, esta
jurisdicción considere más idóneo para lograr la protección del derecho de defensa en los juicios
interdictales, mediante la prevención del contradictorio.
En este sentido, percatándose esta Sala que los procedimientos interdictales posesorios están
enmarcados dentro del principio de la especialidad, la celeridad y la brevedad de las actuaciones, luego
de un detenido análisis de la situación, y con fundamento en el precitado artículo 7 del Código de
Procedimiento Civil, a los fines de contemplar la apertura efectiva del contradictorio, la Sala establece,
una vez citado el querellado, éste quedará emplazado para el segundo día siguiente a la citación, a fin de
que exponga los alegatos que considere pertinentes en defensa de sus derechos, permitiéndose así, que
ambas partes, en entera igualdad de condiciones, formulen alegatos y promuevan pruebas
oportunamente, (las cuales deberán ser admitidas siguiendo para ello la previsión establecida en el
artículo 398 del Código de Procedimiento Civil), pudiendo seguir el procedimiento pautado en el artículo
701 del Código Adjetivo Civil, en lo relativo a período probatorio y decisión, garantizándose de esta
manera el cumplimiento de los artículos 26, 49 y 257 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela.
Lo expuesto significa que la parte contra quien obre el procedimiento interdictal de carácter posesorio,
podrá realizar sus alegatos para dar contestación a la querella interdictal, incluyendo en estos la
oposición de cuestiones preliminatorias, las cuales deberán ser resueltas, se insiste, por el principio de
brevedad que abraza a los procedimientos interdictales posesorios, de conformidad con las previsiones
de los artículos 884 y siguientes del Código de Procedimiento Civil, otorgando así la viabilidad de
contradecirlas o subsanarlas.

A efectos de puntualizar la ejecución del procedimiento especial aquí establecido a la materia interdictal,
esta Sala de Casación Civil, lo aplica al presente caso, y disponer que se aplique a los demás procesos
interdictales a partir de la publicación de esta sentencia; exhortando a los Jueces de instancia a
observarla, para mantener la integridad de la legislación y la uniformidad de la jurisprudencia. Así queda
establecido.”
En el caso bajo estudio, se observa que al folio 95 del expediente, riela inserto auto de admisión del
Tribunal de fecha 10-08-1999 y que el procedimiento subsiguiente fue tramitado de conformidad con lo
establecido en el artículo 701 del Código de Procedimiento Civil, menoscabándose el derecho a la
defensa y el principio procesal del debido proceso al no darse oportunidad a la parte querellada de
argumentar sus defensas para luego proceder a demostrarlas en el lapso probatorio.

En ejecución del contenido de la sentencia parcialmente transcrita ut supra, para mantener la integridad
de la legislación y la uniformidad de la jurisprudencia y por haber resultado vulnerados los principios
constitucionales contenidos en los artículos 26, 49 y 257 de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela, en uso de la atribución conferida por los artículos 7 y 20 del Código de Procedimiento
Civil, lo lógico y procedente en cuanto a derecho será reponer la presente causa al estado de admisión
de la demanda, declarando nulas todas las actuaciones subsiguientes, tal como se hará de manera
expresa, positiva y precisa en la parte dispositiva de la presente sentencia.
SALA CONSTITUCIONAL
Magistrado Ponente: PEDRO RAFAEL RONDÓN HAAZ
Consta en autos que, el 13 de febrero de 2002, MIGUEL ANGEL UREÑA ROJAS, RUFINO
RAMÍREZ, CARMEN BELÉN MALDONADO JAIMES, TERESA DE JESÚS JAIMES GONZÁLEZ,
EVELYN GRANADOS HERNÁNDEZ, AMANDA MARÍA SANTIAGO SARMIENTO, DELIA MARÍA
SALAZAR QUINA, JOHANA SALAZAR, CÁNDIDA JAIMES SILVA, MARÍA ZULY JAIMES
ROMERO, GERSON RICARDO ESCAMILLA, GAUDIS YAMILE MALDONADO DE MORALES,
BLANCA HAYDE JAIMES ROMERO, CARMEN CECILIA ALVIAREZ HERNÁNDEZ, NELLY MARÍA
REYES DE OCHOA, EDILSA CALDERÓN DEMORALES, SIXTA TULIA VALENZUELA DE
MONCANDA, FRANCISCO ANTONIO BECERRA PUENTES, YUSETH ALÍ VANEGAS, MARTA
BELÉN ORTÍZ DE URIBE, CARLOS ALEXIS ABREU, GLENDA FABIOLA JAIMES GRANADOS,
BELÉN LEAL DE IBARRA, GLORIA ELSA RAVELO DE ROJAS, ELDA MARÍA DUEÑES DE
RANGEL, LUCRECIA FUENTES DE RAMÍREZ, ALIX COROMOTO RAMÍREZ CONTRERAS,
ELIZABETH ASUNCIÓN RUBIO HERRERA, SUGEY ISNABETH MOLINA CANCHICA, MARCO
ANTONIO VALENCIA, MARÍA ESTER RUBIO HERRERA, JOSÉ GREGORIO COLMENARES
GUERRERO, JOSÉ ALEXANDER GONZÁLEZ LEAL, WILLIAM ANTONIO FUENTES CASADIEGO,
YAMILE GÓMEZ VILLAMIZAR, BLANCA ESTELLA SAAVEDRA, NANCY MARISOL ZAMBRANO
CONTRERAS, KATIUSCA ALEXANDRA MENESES NIETO, DEIVI ANDERSSON ZAMBRAMO
VALENZUELA, JULIA JAIMES SILVA DE JAIMES, MARÍA DOMITILA SÁNCHEZ, BELKIS
XIOMARA SANDOVAL DE RAMÍREZ, TATIANA SHIRLEY PINTO ARGÜELLO, JOSEFINA
ZAMBRANO, CARMEN JOSEFINA REYES DE CANCHICA, JESÚS ALEXIS JAIMES JAIMES, ANA
F. CANCHICA ROMERO, ISAÍAS VARGAS MENDOZA, titulares de las cédulas de identidad nos E-
81.730.684, 9.109.295, 10.146.613, 9.206.055, 16.540.997, 13.170.647, E-81.861.156, 16.124.368,
5.659.411, 10.174.157, 13.708.651, 10.177.445, 10.145.167, 5.668.446, 10.149.462, 17.369.890,
13.037.557, 10.146.873, 14.100.949, 4.634.779, 4.576.343, 9.230.629, E-81.863.441, 12.916.545,
12.974.565, 5.688.215, 16.228.840, 9.240.325, 10.161.770, 16.981.539, 13.148.163, 13.467.520,
10.194.724, 9.233.879, 9.240.656, 14.784.299, 15.242.279, 5.686.400, 16.612.939, 9.194.653,
15.231.892, 9.209.681, 6.149.508, 12.630.589, 9.230.180 y 5.642.364, respectivamente, mediante la
representación del abogado Marino José Silva Barrueta, con inscripción en el Inpreabogado bajo el
n° 44.185, intentaron, ante el Juzgado Superior Tercero en lo Civil, Mercantil, Tránsito, Trabajo,
Estabilidad Laboral y Menores de la Circunscripción Judicial del Estado Táchira, amparo
constitucional contra el auto de admisión de la querella interdictal restitutoria de la posesión que
dictó el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Tránsito de esa misma
circunscripción judicial el 25 de octubre de 2001, para cuya fundamentación denunciaron la violación
de sus derechos a la defensa y al debido proceso que acogió el artículo 49 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela. Fundamentaron, además, su demanda en los artículos 22, 26 y
257 eiusdem, en concordancia con lo que establecen los artículos 14 y 26 de la Ley Aprobatoria del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y los artículos 1, 2 y 4 de la Ley Orgánica de
Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales.

El 21 de febrero de 2002, el Juzgado Superior Tercero en lo Civil, Mercantil, Tránsito, Trabajo,


Estabilidad Laboral y Menores de la Circunscripción Judicial del Estado Táchira declaró sin lugar la
demanda de amparo, y, el 28 de ese mismo mes y año, remitió el expediente a esta Sala para la
decisión de la consulta de ley.

Luego de la recepción del expediente de la causa, se dio cuenta en Sala por auto del 12 de marzo
de 2002 y se designó ponente al Magistrado Pedro Rafael Rondón Haaz.

I
DE LA CAUSA

El 14 de febrero de 2002, el Juzgado Superior Tercero en lo Civil, Mercantil, Tránsito, Trabajo,


Estabilidad Laboral y Menores de la Circunscripción Judicial del Estado Táchira admitió la demanda
de amparo y ordenó las notificaciones correspondientes.
El 19 de ese mismo mes y año se realizó la audiencia oral y pública de la que se levantó acta en la
que se dejó constancia de la asistencia del apoderado judicial de los quejosos, del ciudadano Jesús
Eduardo Medina García, Alcalde encargado del Municipio San Cristóbal del Estado Táchira, con la
asistencia del abogado Gerardo Alberto Patiño Vásquez, y de la ausencia tanto del Ministerio
Público como del Juzgado supuesto agraviante.

El 21 de febrero de 2002, ese mismo Juzgado declaró sin lugar la demanda de amparo.

El 28 de febrero de 2002, el Juzgado Superior Tercero en lo Civil, Mercantil, Tránsito, Trabajo,


Estabilidad Laboral y Menores de la Circunscripción Judicial del Estado Táchira remitió el expediente
a esta Sala para la decisión de la consulta de ley.

II
DE LA PRETENSIÓN DE LA PARTE ACTORA

1. Alegaron:

1.1 Que, el 25 de octubre de 2001, el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y
Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Táchira admitió una querella interdictal que había
sido interpuesta en su contra por el ciudadano Gerardo William Méndez Guerrero, Alcalde del
Municipio San Cristóbal del Estado Táchira.

1.2 Que, en esa misma oportunidad, se decretó la restitución provisional de un inmueble “...ubicado
en la ciudad de San Cristóbal, entre carrera 7 y 8 con la calle 8, jurisdicción del Municipio, San
Sebastián, Distrito San Cristóbal de (sic) Estado Táchira...”, para lo cual se exigió la constitución de
una caución (fianza) hasta por trece millones de bolívares (Bs. 13.000.000,oo).

1.3 Que para la práctica del decreto provisional de restitución se comisionó al Juzgado Ejecutor de
Medidas de los Municipios San Cristóbal, Torbes, Cárdenas, Guasimo, Fernández Feo, Libertador y
Andrés Bello de la Circunscripción Judicial del Estado Táchira.

1.4 Que:

“...la ciudadana juez Primero de Primera Instancia, admitió una demanda, cuando en realidad debía
declararla inadmisible, por el siguiente razonamiento: a) De los recaudos traídos al expediente por la
querellante (...) no presenta un medio de prueba, en cuanto a que tenía posesión, presupuesto éste
necesario para que se de el despojo, (...) el propio querellante confiesa que para el momento del
supuesto despojo, no tenía la posesión del bien. B) En la demanda el querellante, confunde los
términos de la pretensión, Parque ocurre al Órgano Jurisdiccional, interponiendo querella interdictal
por amparo a la posesión y también habla de despojo (...) infringiendo de esta manera a que el
querellado se confunda y enredar el juicio (...)”. (sic)

1.5 Que “...interpone la presente acción de Amparo Constitucional (sic), por cuanto el auto de
admisión es inapelable...”.

2. Denunció:

La violación de sus derechos a la defensa y al debido proceso que acogió el artículo 49 de la


Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, por cuanto:

2.1 “...la parte querellante acudió al órgano jurisdiccional interponiendo querella interdictal por
amparo a la posesión y la ciudadana juez Primero de Primera Instancia (...) decreta una Querella
Interdictal de Restitución por Despojo (...) incurriendo así en una extralimitación de funciones, porque
ella tiene que limitarse al libelo de demanda y ver si cumple con los presupuestos procesales del
interdicto posesorio solicitado por el querellante y no decretar otro interdicto ya que incurre en una
EXTRAPETITA, que es de orden público”. (sic)
2.2 “...hace caso omiso de la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia, Sala de Casación Civil de
fecha 22 de mayo de 2.001, (...) en la cual se establece el nuevo procedimiento a seguir en los
juicios interdictales a partir de la publicación de esta sentencia...” ya que “...el querellado en el auto
de admisión, no fue emplazado, a fin de que se exponga los alegatos que considere pertinentes en
defensa de sus intereses, permitiéndose así, que ambas partes, en entera igualdad de condiciones,
formulen alegatos y promuevan pruebas oportunamente...”.

3. Pidió:

“...se suspenda la comisión del auto de fecha 10 de enero de 2.002; expediente que ya fue remitido,
al juzgado Primero Ejecutor de Medidas de los Municipios San Cristóbal y Torbes; Car5denas, (sic)
Guasimos, Fernández Feo, Libertador y Andrés Bello de esta Circunscripción judicial del Estado
Táchira, (...) porque de favorecer la presente acción a los quejosos, el juez Constitucional debe
ordenar restablecer inmediatamente la situación jurídica infringida, como lo pauta el artículo 1 de la
Ley de Amparo; la cual es que Declare la inadmisión de la querella interdictal o la reposición de la
causa hasta el estado de admisión, quedando sin efecto las actuaciones posteriores”. (sic)

III
DE LA COMPETENCIA DE LA SALA

Por cuanto, con fundamento en los artículos 266, cardinal 1, 335 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela y 35 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, esta Sala declaró su competencia para el conocimiento de las apelaciones y
consultas respecto de las sentencias que, en materia de amparo constitucional, dicten los Juzgados
Superiores de la República, salvo el caso de las que pronuncien los Juzgados Superiores en lo
Contencioso Administrativo. Y por cuanto, en el caso de autos, la consulta se elevó respecto del fallo
que dictó, en materia de amparo constitucional, el Juzgado Superior Tercero en lo Civil, Mercantil,
Tránsito, Trabajo, Estabilidad Laboral y Menores de la Circunscripción Judicial del Estado Táchira,
esta Sala se declara competente para la decisión de la consulta en referencia. Así se decide.

IV
DE LA SENTENCIA OBJETO DE CONSULTA

La juez de la sentencia que se elevó en consulta declaró sin lugar la pretensión de amparo en los
términos siguientes:

“...una decisión judicial que admita una demanda o una solicitud, aún de confuso contenido, no viola
el derecho a la defensa ni al debido proceso, habida cuenta que tal situación tiene prevista una
solución dentro de las vías ordinarias procesales, concretadas en las cuestiones previas que pueden
ser alegadas por la demandada. Incluye, tal situación, los errores en que se pueda incurrir en el auto
de admisión porque no se indique expresamente la admisión. Sin embargo, un pronunciamiento
sobre la violación al derecho a la defensa o al derecho al debido proceso como consecuencia de la
admisión de la acción, implicaría un análisis de carácter legal, lo cual llevaría a una decisión que
inevitablemente tocaría el problema de fondo referido a la posesión, asunto que no corresponde al
procedimiento de amparo constitucional. Por lo tanto en lo que respecta a esta denuncia el amparo
es improcedente y, ASÍ SE DECIDE”.

Para dicha Juzgadora, “...la decisión accionada se ajusta en un todo al procedimiento vigente, toda
vez que en el nuevo procedimiento, [se refería al que estableció la Sala de Casación Civil de este
Tribunal Supremo de Justicia en sentencia n° 132/22.05.01, caso: Jorge Villasmil Dávila vs. Meruvi
de Venezuela C.A.], (...) no se ordena citar primero y luego practicar el decreto restitutorio. En razón
de lo expuesto debe concluirse que no se violó el debido proceso y, ASÍ SE DECIDE”.

V
MOTIVACIÓN PARA LA DECISIÓN

Los supuestos agraviados denunciaron, como lesivo de sus derechos constitucionales a la defensa y
al debido proceso, el auto de admisión de la querella interdictal restitutoria de la posesión que
expidió el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Tránsito de la
Circunscripción Judicial de la Circunscripción Judicial del Estado Táchira el 25 de octubre de 2001,
en el juicio que incoó en su contra el ciudadano Gerardo William Méndez Guerrero, Alcalde del
Municipio San Cristóbal del Estado Táchira.

La controversia constitucional tiene, como hechos primarios, supuestos vicios en la expedición del
auto de admisión objeto de impugnación; específicamente: i) la inexistencia de elementos
probatorios suficientes para que se decretara la restitución provisional de la posesión; ii) la
indeterminación de la pretensión posesoria por parte del querellante; y iii) la ausencia de
emplazamiento para la contestación de la querella interdictal, en supuesta contravención al
procedimiento interdictal que estableció la Sala de Casación Civil de este Máximo Tribunal en
sentencia n° 132/22.05.01, caso: Jorge Villasmil Dávila vs. Meruvi de Venezuela C.A.

El Juzgado a quo declaró sin lugar la pretensión de amparo por cuanto consideró que, con la
admisión de la querella interdictal restitutoria, no se le causó agravio constitucional alguno a los
quejosos ni se contravino la jurisprudencia de la Sala de Casación Civil.

En un caso análogo al que aquí se decide, esta Sala Constitucional se pronunció en los siguientes
términos:

“El articulado que rige el procedimiento aplicable a los interdictos (entendido éste como un medio de
protección al poseedor de un bien o derecho, frente a quien pretenda despojarlo), exige que el juez
que conoce del procedimiento verifique la ocurrencia del despojo -en el caso del interdicto
restitutorio- estando obligado a examinar la suficiencia de las pruebas presentadas, y a exigir del
querellante la constitución de una garantía para responder de los daños y perjuicios que pudiera
causar si su solicitud fuese declarada sin lugar, en cuyo caso decretaría la restitución de la posesión,
o el secuestro de la cosa o derecho objeto de posesión, si la parte querellante no constituyera la
garantía exigida.

De allí que, entre los requisitos que deben producirse con el libelo, aparecen la producción de
pruebas suficientes que demuestren la presunción grave a favor del querellante y que permitan la
aplicación de dicho procedimiento. Se trata entonces, de pruebas que demuestren la posesión y la
perturbación de que fue objeto (en virtud de ser este el hecho jurídico que se discute en los juicios
interdictales y no la propiedad), en aras de garantizar el derecho que posee a que se respete su
posesión, sin poder, en teoría, ser perturbado o alterado en su posesión por un tercero extraño, en la
situación jurídicamente aparente que posee; hasta el punto que sin ser oído el presunto perturbador,
se dicta una medida restitutoria o de secuestro según sea el caso, a favor del querellante.

La presencia de esta clase de pruebas, que crean la convicción preliminar en el juez de que
efectivamente se ha producido la perturbación o el despojo del querellante, se convierte en una
garantía formal, y su ausencia puede alegarse y probarse por el querellado en el procedimiento
previsto en el artículo 701 del Código de Procedimiento Civil.

En dicho procedimiento interdictal restitutorio, la causa queda abierta a pruebas por diez (10) días, a
cuya finalización las partes presentarán dentro de los tres (3) días siguientes, los alegatos que
consideren pertinentes a sus intereses y derechos, debiéndose producir la sentencia respectiva
dentro de los ocho (8) días siguientes. Pudiéndose observar, que no se prevén en el referido
procedimiento, acto de contestación a la demanda, ni oportunidad procesal en la cual pudieran
promoverse cuestiones previas, para decidirlas en forma incidental, siendo ésta la ocasión para que
el querellado haga uso de todas las defensas, alegatos y consideraciones que juzgue oportunas a
los efectos de desvirtuar las pretensiones del querellante, incluyendo en estas omisiones o
deficiencias de las cuales adolezca el escrito de la querella; por lo que dichas alegaciones tendrán
que ser esgrimidas en el lapso probatorio o posterior a él si se trata de normativas de derecho, y
deberán ser resueltas como punto preliminar en la sentencia.
Con relación al procedimiento aplicable, la Sala de Casación Civil de este Tribunal Supremo de
Justicia, en sentencia dictada el 22 de mayo de 2001 (Caso: Jorge Villasmil Dávila vs. Meruvi de
Venezuela C.A.), consideró necesario analizar el mismo, con miras a garantizar el respeto al debido
proceso y al derecho a la defensa, debido a que, en la sustanciación de los interdictos no existe un
trámite que les asegure a los justiciables la utilización de los medios legales pertinentes para el
ejercicio de los derechos fundamentales, señalando que:

‘concluye este Tribunal Supremo de Justicia que resulta manifiestamente contrario a las
disposiciones Constitucionales tantas veces invocadas, artículos 26, 49 y 257, la previsión normativa
contenida en el artículo 701 del Código de Procedimiento Civil, ya que impide a los justiciables el
ejercicio efectivo del contradictorio, con evidente violación al debido proceso y al derecho a la
defensa, razón por la cual, en acatamiento a lo señalado en los artículos 7 de la Constitución y 20 de
la Ley Adjetiva Civil, que configura el llamado control difuso de la constitucionalidad de las leyes, lo
jurídicamente procedente es aplicar en los procedimientos interdictales posesorios, el item
procedimental que, conforme lo permite el artículo 7 del Código de Procedimiento Civil, esta
jurisdicción considere más idóneo para lograr la protección del derecho de defensa en los juicios
interdictales, mediante la prevención del contradictorio.

En este sentido, percatándose esta Sala que los procedimientos interdictales posesorios están
enmarcados dentro del principio de la especialidad, la celeridad y la brevedad de las actuaciones,
luego de un detenido análisis de la situación, y con fundamento en el precitado artículo 7 del Código
de Procedimiento Civil, a los fines de contemplar la apertura efectiva del contradictorio, la Sala
establece, una vez citado el querellado, éste quedará emplazado para el segundo día siguiente a la
citación, a fin de que exponga los alegatos que considere pertinentes en defensa de sus derechos,
permitiéndose así, que ambas partes, en entera igualdad de condiciones, formulen alegatos y
promuevan pruebas oportunamente, (las cuales deberán ser admitidas siguiendo para ello la
previsión establecida en el artículo 398 del Código de Procedimiento Civil), pudiendo seguir el
procedimiento pautado en el artículo 701 del Código Adjetivo Civil, en lo relativo a período probatorio
y decisión, garantizándose de esta manera el cumplimiento de los artículos 26, 49 y 257 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Lo expuesto significa que la parte contra quien obre el procedimiento interdictal de carácter
posesorio, podrá realizar sus alegatos para dar contestación a la querella interdictal, incluyendo en
estos la oposición de cuestiones preliminatorias, las cuales deberán ser resueltas, se insiste, por el
principio de brevedad que abraza a los procedimientos interdictales posesorios, de conformidad con
las previsiones de los artículos 884 y siguientes del Código de Procedimiento Civil, otorgando así la
viabilidad de contradecirlas o subsanarlas’.

De allí, que la Sala de Casación Civil, al considerar que el artículo 701 del Código de Procedimiento
Civil impedía a las partes el ejercicio efectivo del contradictorio y en consecuencia del ejercicio por
las partes del derecho a la defensa y al debido proceso; en la sentencia parcialmente transcrita
consideró, que la referida norma menoscaba las garantías fundamentales, al permitirse únicamente
que las partes presenten sus alegatos con posterioridad a la culminación del lapso probatorio.

Al respecto, esta Sala Constitucional en decisión del 26 de julio de 2002 (Caso: Importadora y
Exportadora Chipendele C.A.), señaló que en el referido fallo (21 de mayo de 2001), la Sala de
Casación Civil de este Tribunal Supremo de Justicia, en ejercicio de la facultad del control difuso de
la constitucionalidad, que establecen los artículos 334 de la Constitución y 20 del Código de
Procedimiento Civil, desaplicó en ese caso en concreto el artículo 701 eiusdem, al considerar que
resultaba contraria a los preceptos de la Constitución; indicando al respecto esta Sala, que dicha
consideración no ocasionaba consecuencias inmediatas, más allá de las contenidas en el caso en
que el control difuso se produjo, habida consideración de que el juez no se estaría pronunciando
sobre la validez de la norma en cuestión con carácter erga omnes. Así, esta Sala señaló
expresamente que quedaba a criterio de los demás jueces de instancia la aplicación o no de ese
procedimiento, para el supuesto que estimaran, al igual que la Sala Civil que su aplicación
contrastaba con la Constitución, ya que la Sala de Casación Civil en el fallo del 21 de mayo de 2001,
sólo exhortó a los juzgados de instancia a seguir el criterio adoptado, sin afirmar que el mismo fuese
vinculante, aunque lo recomendable sería que los tribunales de instancia acogieran los criterios de la
Sala de Casación Civil, a fin de lograr una uniformidad en la jurisprudencia.

De esta forma, las alegaciones que tuviere que hacer el querellado, no podrán realizarse al momento
que se admite la querella interdictal restitutoria, por cuanto en dicha oportunidad, no pueden argüirse
ni las defensas antes indicadas, ni las que sostuvo el accionante en amparo en el presente caso,
referidas a que esa no era vía procesal aplicable, ya que, como se expuso ut supra contra el auto de
admisión de la demanda no procede por el querellado o los terceros recurso legalmente previsto. Por
lo cual, las defensas de que quiere valerse el presunto perturbador, deberán alegarse en otra
oportunidad, antes o después del término probatorio y serán decididas por el juzgador en el fallo que
sobre el fondo profiera, una vez constatadas las mismas. Siendo lo natural que si se van a probar
hechos, estos sean afirmados antes que fenezca el lapso probatorio.

Ante tal realidad, considera la Sala, que el auto de admisión del procedimiento de interdicto
restitutorio objeto del presente amparo, viene a ser un acto esencial para la instauración del juicio, a
lo largo del cual, las partes tendrán las oportunidades, para advertir la existencia de un vicio en el
auto de admisión (al no estarle dado al juzgador suplir las faltas de las partes, en el sentido de
indicarles si el procedimiento por el cual han intentado una acción que no exija el cumplimiento de
requisitos impretermitibles para su admisión, es el idóneo o no), y que será decidido como punto
previo por la sentencia, que sobre el mérito de la causa se dicte, y así se establece”. (s.S.C. n°
3650/19.12.03, caso: Dismenia González y otros) (Subrayado añadido)

La aplicación del criterio que se reprodujo al caso sub examine conduce a esta Sala a la conclusión
de que el Juzgado a quo debió declarar inadmisible el amparo con fundamento en el artículo 6,
cardinal 5, de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, ya que los
supuestos vicios de los que adolecía el auto de admisión podían enervarse en el propio
procedimiento interdictal, bien en la oportunidad para la contestación de la demanda, mediante la
oposición de cuestiones, en caso de que el Juzgado de la causa acogiera la doctrina que sentó la
Sala de Casación Civil en sentencia en sentencia n° 132/22.05.01, caso: Jorge Villasmil Dávila vs.
Meruvi de Venezuela C.A o durante el lapso probatorio, conforme al criterio de esta Sala
Constitucional.

VI
DECISIÓN

Por las razones que anteceden, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala Constitucional,
administrando justicia en nombre de la República por autoridad de la Ley, REVOCA la sentencia
objeto de consulta, que dictó el Juzgado Superior Tercero en lo Civil, Mercantil, Tránsito, Trabajo,
Estabilidad Laboral y Menores de la Circunscripción Judicial del Estado Táchira el 21 de febrero de
2002, que declaró SIN LUGAR, la pretensión de amparo que interpusieron los querellantes
identificados supra contra el auto de admisión de la querella interdictal restitutoria de la posesión que
dictó el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Tránsito de esa misma
circunscripción judicial el 25 de octubre de 2001 y se declara INADMISIBLE dicha pretensión.

Se exonera de costas a los quejosos por la naturaleza de la decisión.

Publíquese y regístrese. Remítase el expediente al tribunal de origen.

Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, en Caracas, a los 22 días del mes de marzo de dos mil cuatro. Años: 193º de la
Independencia y 145º de la Federación.

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