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Uria define el fletamento ordinario como "aquel contrato por el cual un naviero (fletante) cede
a otra persona (fletador) la utilización de todo o parte de un buque para la carga de
mercancías, obligándose, a cambio de un precio (flete), a transportar la carga de un puerto a
otro". Gabaldón/Ruiz Soroa lo definen como el contrato mediante el que "una de las partes (a
la que usualmente se denomina naviero o armador, pues el término de fletante es de escasa
utilización) se compromete a poner su buque a disposición de la otra, denominada fletador, a
cambio de un precio llamado flete y con objeto de transportar las mercancías pactadas en un
determinado viaje".
El fletamento por viaje se regulaba en la sección 1ª del Título III del libro III, en los artículos
652 y siguientes del Código de Comercio, en otros preceptos del mismo texto legal, y si el
conocimiento de embarque había sido transferido a una persona distinta del fletador, el régimen
de responsabilidad se regía por las Reglas de la Haya, recogidas en la Ley española de 22 de
diciembre de 1949, sobre Unificación de Reglas para los conocimientos de embarque en los
buques mercantes. También resultaba de frecuente aplicación voluntaria de las Reglas de La
Haya-Visby a los contratos de fletamento por viaje, mediante la inclusión de la "cláusula
paramount".
Con la entrada en vigor de la Ley 14/2014, de Navegación Marítima (en lo sucesivo, LNM), el
contrato pasa a ser regulado, de manera sistemática y exhaustiva en sus arts. 203 a 286 LNM, y
se denomina de fletamento, o de transporte marítimo de mercancías. El art. 203 LNM lo define
como aquel contrato en el cual el porteador se obliga, a cambio del pago de un flete, a
transportar por mar mercancías y entregarlas al destinatario en el puerto o lugar de destino.