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LÓGICA JURÍDICA
(TEMARIO)
OBJETIVO GENERAL DE LA ASIGNATURA. UBICARÁ EL DERECHO EN
EL CONJUNTO DE LAS CIENCIAS Y DE SUS METODOLOGÍAS,
RECONOCIENDO LA CIENCIA DEL DERECHO Y SUS METODOLOGÍAS
BAJO ESTRUCTURAS RACIONALES. COMPRENDERÁ EL ESQUEMA
LÓGICO DEL PENSAMIENTO JURÍDICO Y APLICARÁ SUS
CONOCIMIENTOS AL ANÁLISIS ONTOLÓGICO DEL MISMO.

UNIDAD 1
LÓGICA

Objetivo particular. Conocer el significado de la lógica como la vía de


conocimiento.

1.1. CONCEPTO DE LÓGICA

1.1.1 ELEMENTOS DISTINTIVOS DE LA LÓGICA

En el universo de la Lógica, se reconocen cuatro elementos en el


proceso de conocimiento, los cuales no necesariamente deben coincidir con los
propuestos por otras disciplinas encargadas de estudiarlo, como la teoría del
conocimiento o la neurobiología. Como se ha enfatizado, el pensamiento se
analiza desde el punto de vista de una serie de reglas que permiten construirlo
de manera “correcta”, sin necesidad de cotejar sus postulados con la realidad.
Los elementos del proceso de conocimiento son:

 Sujeto. Es quien conoce.


 Objeto. Es la cosa objeto o persona que se conoce.
 Representación. Contenido que se construye en la mente, respecto del
objeto conocido.
 Operación. Se define como “el acto de conocer”. Es el proceso a partir del
cual se capta un objeto a través de los sentidos y se convierte en una
representación.

No deben confundirse la operación, que es un proceso o un acto a


través del cual y la representación, que es el producto de dicho proceso o acto.

Desde el punto de vista de la lógica, la operación no debe confundirse,


aunque sea paralela, con la percepción. Trasciende a ésta porque se efectúa
en la mente y, si bien se apoya en los sentidos, puede considerarse como la
siguiente facultad sensitiva. Otra razón por la cual no debe identificarse con lo
percibido a través de los sentidos, es que no todas las fases del conocimiento
requieren forzosamente la intervención de los sentidos, por ejemplo cuando el
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sujeto se vincula con objetos que no tiene consistencia material, como las
ideas.

En el supuesto anterior, el proceso del conocimiento se da en el nivel


mental, en apariencia sin el apoyo de los sentidos, sólo a través del uso de las
capacidades de abstracción o evocación, que permiten enlazar conceptos sin
ningún referente concreto a la mano. Esta última reflexión queda ya en el
terreno de la psicología cognitiva, más que en el de la lógica.

Reitero, a la lógica no le interesa el proceso real a partir del cual se


construye el pensamiento; le interesa, solamente, la validez formal del
conocimiento a partir del uso de determinadas reglas.

(Fuente de consulta: Rosalío López Durán, Metodología Jurídica, Iure Editores,


México, 2002, páginas 57 y 58).

1.1.2 DEFINICIÓN DE LÓGICA

 Guillermo Cabanellas de Torres: “Ciencia de las leyes, modos y formas


del pensamiento humano y del conocimiento científico. Evidencia.
Naturalidad en los acontecimientos”.
 Enciclopedia Jurídica Mexicana: “…uso particular del entendimiento que
‘encierra las reglas para pensar rectamente sobre una cierta especie de
objetos”.
 Antonio Piccato Rodríguez. “…es la disciplina que se ocupa de establecer
las reglas y bases para el razonamiento formalmente correcto o válido…
Ciencia o doctrina del pensar…”.
 Juan Palomar de Miguel. “Parte de la filosofía que estudia los contenidos
del pensamiento, según su forma (idea, juicio, raciocinio) y sus relaciones
(leyes lógicas)…”.

(Fuentes de consulta: Guillermo Cabanellas de Torres, Diccionario Jurídico


Elemental, Editorial Heliasta, Buenos Aires, 1993, página 240; Instituto de
Investigaciones Jurídicas, Enciclopedia Jurídica Mexicana, Tomo IV,
Universidad Nacional Autónoma de México-Editorial Porrúa, México, 2004,
página 1061; Antonio Piccato Rodríguez, Teoría del Derecho, Iure Editores,
México, 2006, página 172, y Juan Palomar de Miguel, Diccionario para Juristas,
Tomo II, Editorial Porrúa, México, 2000, página 933).

1.2 DISTINCIÓN ENTRE CREENCIA, OPINIÓN Y CIENCIA

Creencia
 Firme asentimiento y conformidad con algo.
 Completo crédito que se presta a un hecho o noticia como seguros o ciertos.
 Religión, doctrina.
 Mensaje o embajada.
(Fuente de consulta: Real Academia Española, Diccionario de la Lengua Española, Editorial
Espasa, Madrid, 2001, página 460).
Opinión
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 Parecer, concepto, juicio, dictamen acerca de alguna cosa o asunto.


 Fama, idea que merece algo o alguien.
 Parecer público predominante en un núcleo social homogéneo, organización o clase.
 Sentir general que se manifiesta coincidente acerca de muy diversos asuntos y por muy
distintos medios: el comentario en los círculos particulares, en las reuniones,
manifestaciones, en la prensa, la radio y demás órganos de publicidad y de la relación
social.
(Fuente de consulta: Guillermo Cabanellas de Torres, Diccionario Jurídico Elemental, Editorial
Heliasta, Buenos Aires, 1993, páginas 281 y 282).
Ciencia
 Es un proceso cognoscitivo por medio del cual el hombre obtiene los datos necesarios
para poder explicar y de ser posible, predecir la realidad.
 Es el conjunto de conocimientos sistematizados y comprobados acerca de la realidad.
 Es un desarrollo histórico de conocimientos que se aumentan, precisan, profundizan, se
corrigen, desechan o se cambian por otros según avanza la capacidad y la técnica
humana para conocer la realidad.
 Es el conjunto de conocimientos demostrables, autocorrectibles y sistematizados, que
explican racional y objetivamente el desarrollo y transformación de la naturaleza, la
sociedad y el pensamiento humano.
(Fuente de consulta: Alfredo García Avilés, Introducción a la Metodología de la Investigación
Jurídica, Editorial Plaza y Valdés, México, 2002, páginas 48 y 50, respectivamente).

1.3 CLASIFICACIÓN DEL PENSAMIENTO LÓGICO

1.3.1 LÓGICA FORMAL

Que la lógica formal clásica, la moderna y la contemporánea, es decir, la


lógica pura de lo racional, la lógica que .ha sido llamada físico-matemática, no
es el instrumento apto ni para el planteamiento ni para la solución de los
problemas humanos prácticos, como son por ejemplo, los problemas políticos y
jurídicos. El empleo de esa lógica formal para el tratamiento de los problemas
jurídicos, cuando no resulta perjudicial y lleva a resultados insensatos y
monstruosos, por lo menos resulta inútil, con la mera excepción de lo relativo a
las cuestiones marginales que puedan darse en esos asuntos humanos en la
medida en que en los mismos intervengan factores de la naturaleza material,
del cálculo matemático o de las leyes formales de todo pensamiento. Pero ésas
son cuestiones marginales o adyacentes, las cuales, aunque pueden a veces
tener importancia, no afectan a la entraña medular de los problemas humanos,
en tanto que cuestiones de conducta práctica.

Quizá la limitación de la lógica formal no sea exclusiva para el campo de


los asuntos humanos, y pueda decirse algo semejante con respecto a las
ciencias de la Naturaleza.

Al fin y al cabo, la lógica formal es una disciplina rigorosa que analiza y


desarrolla la estructura de la inferencia correcta; pero la lógica formal no es el
método para búsqueda y la investigación de nuevos hechos cuyo conocimiento
desean adquirir los científicos de la Naturaleza.

Incluso en el campo de la matemática, en lo que atañe a los primeros


fundamentos de la misma, sigue viva la controversia sobre hasta qué punto hay
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bases intuitivas, previas a toda inferencia, y condicionantes de la validez de las


premisas de la deducción. Pero este problema, que ya no es de lógica, antes
bien de epistemología o. de teoría del conocimiento, no es asunto que interese
al tema que estoy tratando. Si mencioné este punto, fue para mostrar otras de
las posibles limitaciones de la lógica formalista pura.

La lógica formal, desde sus orígenes hasta nuestros días, no agota ni


remotamente la totalidad del logos, de la razón, sino que es sólo una provincia
o un sector de ese logos o razón. Aparte y además de la lógica de lo racional,
aparte y además de la lógica formal de la inferencia, hay otras regiones que
pertenecen igualmente a la lógica, pero que son de índole muy diversa de la de
aquella lógica de lo racional en sentido estricto. Entre esas otras zonas o
regiones del logos o de la razón, hay el ámbito del logos de los problemas
humanos de conducta práctica, del logos de lo razonable. Incluso los
especialistas en lógica formal mencionan y reconocen ese ámbito, cuando
aluden a las expresiones: "plan lógico", "paso lógico", "idea lógica", "persona
lógica", en contraste con "plan concebido deficientemente", "paso precipitado",
"idea con base inadecuada", o "persona no razonable". En tales frases el
adjetivo lógico significa razonable, bien fundado, pensado satisfactoriamente
de un modo concienzudo.

Ni remotamente pretendo yo aquí entablar un concurso o una


competencia sobre cuál de las zonas de la lógica sea la más importante. Esta
cuestión no tendría sentido en el contexto del tema que estoy tratando. Sin
embargo, parece oportuno mencionar el hecho de que algunos eminentes
lógicos contemporáneos sostienen que la lógica pura de la inferencia requiere
para su fundamentación una metalógica, la cual a su vez tiene que apoyarse en
argumentos retóricos.

Lo racional puro de la lógica de la inferencia es meramente explicativo,


explicativo de conexiones entre ideas, explicativo de nexos entre causas y
efectos, etc.

En cambio, el logos de lo razonable, concerniente a los problemas


humanos -y, por tanto, a los problemas políticos y jurídicos- intenta
"comprender o entender" sentidos y nexos entre significaciones, así como
también realiza operaciones de valoración, y establece finalidades o propósitos.

Es obvio que en nada, en absoluto, la lógica formal no nos suministra


ninguna iluminación en la tarea de descubrir los valores pertinentes, ni tampoco
en la labor de escoger los fines justificados'. La lógica formal es neutral en lo
que atañe a los valores éticos, políticos, jurídicos, etc. Por el contrario, las
normas jurídicas tienen una dimensión intensiva, imperativa, valoradora,
normativa, la cual es totalmente desconocida por las leyes de la inferencia.

Se ha mostrado y demostrado hasta la saciedad, con pruebas y


argumentos de abrumadora convicción, que es de todo punto imposible
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construir el Derecho como un sistema lógico puro: ni la ciencia del Derecho


positivo, ni tampoco la doctrina de un supuesto Derecho natural.

Siendo así las cosas, resulta que el juez que ha de decidir sobre todos
los problemas que se le presenten, necesariamente tiene que crear o descubrir
las normas pertinentes para la solución de los nuevos casos que surjan, y para
llenar las lagunas o vacíos que siempre hay inevitablemente en las reglas
legisladas.

Los jueces y los funcionarios administrativos tienen que estar


constantemente reconfigurando y desenvolviendo el Derecho. Esto hace
totalmente imposible la construcción de un sistema puramente teórico en
términos de una construcción estrictamente racional de tipo matemático.

Las reglas legisladas, ni siquiera cuando éstas aparecen con el máximo


grado de calidad y de predicción posibles, nunca expresan la auténtica
totalidad del Derecho con respecto a las conductas que ellas regulan. Es así,
por lo que tantas veces se ha dicho, sobre lo cual yo he insistido
reiteradamente de modo muy enfático, que las reglas legisladas emplean el
único lenguaje que pueden usar: un lenguaje genérico y abstracto. Por el
contrario, la realidad de la vida humana y, por lo tanto, de la existencia social,
es siempre concreta y particular. Por eso, lo que una ley apunta jamás
adquiere plenitud de sentido antes de haber sido relacionado con los hechos
efectivos. O, diciendo lo mismo con otras palabras: Derecho perfecto, en el
sentido de concluso o terminado, lo es tan sólo el de las normas
individualizadas de la sentencia judicial y de la resolución administrativa.

A esto hay que añadir el punto ya muchas veces mencionado, de que las
reglas formuladas del Derecho presentan muy a menudo no sólo lagunas o
vacíos, sino también contradicciones. Con muchísima frecuencia acontece que
el órgano jurisdiccional se encuentra ante dos o más reglas legales de igual
rango formal, cada una de las cuales a primera vista podría parecer la
pertinente para resolver el caso planteado. Al órgano jurisdiccional le compete
elegir, entre esas dos o varias reglas, aquella que considere la adecuada para
resolver de modo justo el caso que tiene ante sí. Pues bien, como es sabido, la
lógica formal no puede proporcionar en absoluto ninguna ayuda al juez para
llevar a cabo esta elección. Tal elección puede fundarse sólo sobre un juicio de
valor.

Se debe sepultar definitivamente la errónea idea, hoy ya descartada,


pero que prevaleció durante más de dos siglos, de la mal llamada "aplicación
del Derecho". El Derecho positivo no es lo que está contenido en la
Constitución, .las reglas legisladas, los reglamentos, como algo ya
preconfigurado, concluso, listo para ser "aplicado". El proceso de creación o
producción del Derecho va desde el acto constituyente, a través de la
Constitución, de las leyes, de los reglamentos, de los contratos y demás
negocios jurídicos, hasta la norma individualizada en la sentencia judicial o en
la decisión administrativa, sin solución de continuidad.
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Tampoco se puede pretender la concepción de la estimativa jurídica o


del Derecho natural como un sistema lógico deductivo. Desacreditada ya
definitivamente la "Escuela Clásica Racionalista del Derecho Natural" de los
siglos XVII y XVIII, ninguna de las construcciones del Derecho natural que se
desarrollaron o se están desenvolviendo en nuestros días ni remotamente han
caído en la insensatez de concebir el Derecho natural como un sistema
deductivo.

Por el contrario, todas las nuevas doctrinas de Derecho natural, a pesar


de las diferencias que las distinguen entre sí, concuerdan en concebir el
Derecho natural como unos criterios de valor o como una fuente de inspiración,
para escoger entre las posibilidades actuales o potenciales de una cierta
situación histórico-social; para elegir la más plausible; o para reconfigurar,
hasta dónde esto sea viable, unas determinadas realidades colectivas; y para
resolver -al nivel legislativo, al reglamentario, y al judicial- los conflictos latentes
o producidos entre unos hechos humanos, dados en una cierta coyuntura
histórica.

(Fuente de consulta: Luis Recaséns Siches, Introducción al Estudio del


Derecho, Editorial Porrúa, México, 2000, páginas 251 a 254).

1.3.2 LÓGICA FACTUAL

La palabra factual o fáctica proviene del latín que significa “hecho o


acontecimiento”. La lógica ciencia factual es la encargada de estudiar los
acontecimientos a partir de la experimentación y la observación. Podemos ver
algunos ejemplos en las ciencias como la física y la psicología, ya que se
supone que son acontecimientos reales, y como consecuencia debe de haber
una evidencia de como comprobar aquellos hechos.

Estas ciencias están basadas en buscar un poco de coherencia entre lo


que pasa en un fenómeno y la forma de expresarlos mentalmente. Pero como
dijimos anteriormente es necesaria la experimentación, ya que por ejemplo
nadie compraría un medicamento, sin antes haber sido sometido a pruebas
necesarias para poder ver realmente que funciona.

Así que el principal motivo del estudio de estas ciencias está basado en
los acontecimientos, y la comprobación se basa en aprobar el test de
verificación de hechos. Además las ciencias fácticas, van muy de la mano con
los experimentos de cosas que existen en el mundo real.

Todas las ciencias fácticas como lo son la química, la fisiología y la


biología, etc., investigan los hechos muy de cerca y están basadas en
experiencias sensoriales que con el paso del tiempo y la investigación se
pueden llegar a convertir en hechos claros y concisos.
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Según el filósofo Mario Bunge la clasificación de las ciencias se da en


función del enfoque al cual este orientado el conocimiento científico, sobre el
estudio de los procesos sociales o naturales, o bien el proceso de los
acontecimientos matemáticos o psicológicos.

Ejemplo de ciencia factual: Una ejemplo de ciencia factual es la bilogía,


ya que se basa en el estudio de los hechos y fenómenos que ocurren en el
medio ambiente, esta ciencia observa y experimenta los acontecimientos para
mostrar que son reales.

(Fuente de consulta: Información proveniente del artículo “Ejemplo de ciencia


factual”, la cual se encuentra disponible en línea electrónica, concretamente en
la siguiente direcciónhttps://www.ejemplode.com/13-ciencia/2709-
ejemplo_de_ciencia_factual.html, la cual fue consultada el día martes 9 de abril
de 2019).

1.3.3 LÓGICA DIALÉCTICA

Constituye una concepción específica del universo, dentro de éste y


como una parte importante se encuentra la humanidad, cuya evolución se trata
de explicar con el materialismo histórico, luego se hace un análisis del sistema
capitalista, utilizándose la teoría del valor y la de la plusvalía y finalmente
vaticinando cuál será su futuro. Los pensadores alemanes Karl Marx y Friedrich
Engels constituyeron el materialismo dialéctico del que manifestaban tenía tres
leyes: La lucha de los opuestos, la negación de la negación y los cambios de
cantidad a calidad.

(Fuente de consulta: Alfredo García Avilés, Introducción a la metodología de la


investigación científica, Plaza y Valdés Editores, México, 2002, página 80).

UNIDAD 2
LA CIENCIA COMO PRODUCTO DE LA LÓGICA

Objetivo particular Conocer el significado, los elementos y la clasificación


de la ciencia.

2.1 CONCEPTO DE CIENCIA

La ciencia (del latín scientia 'conocimiento') es el conjunto de


conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento,
sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes
generales.

Es el conocimiento sistematizado, elaborado a partir de observaciones y


el reconocimiento de patrones regulares, sobre los que se pueden aplicar
razonamientos, construir hipótesis y construir esquemas metódicamente
organizados. La ciencia utiliza diferentes métodos y técnicas para la
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adquisición y organización de conocimientos sobre la estructura de un conjunto


de hechos objetivos y accesibles a varios observadores, además de estar
basada en un criterio de verdad y una corrección permanente. La aplicación de
esos métodos y conocimientos conduce a la generación de más conocimiento
objetivo en forma de predicciones concretas, cuantitativas y comprobables
referidas a hechos observables pasados, presentes y futuros. Con frecuencia
esas predicciones pueden formularse mediante razonamientos y estructurarse
como reglas o leyes generales, que dan cuenta del comportamiento de un
sistema y predicen cómo actuará dicho sistema en determinadas
circunstancias.

Es un término que en su sentido más amplio se emplea para referirse al


conocimiento sistematizado en cualquier campo, pero que suele aplicarse
sobre todo a la organización de la experiencia sensorial objetivamente
verificable. La búsqueda de conocimiento en ese contexto se conoce como
‘ciencia pura’, para distinguirla de la ‘ciencia aplicada’ —la búsqueda de usos
prácticos del conocimiento científico— y de la tecnología, a través de la cual se
llevan a cabo las aplicaciones. (Para más información, véanse los artículos
individuales sobre la mayoría de las ciencias mencionadas a lo largo de este
artículo.)

Originalmente el conocimiento de la naturaleza era en gran medida la


observación e interrelación de todas las experiencias, sin establecer divisiones.
Los eruditos pitagóricos sólo distinguían cuatro ciencias: aritmética, geometría,
música y astronomía. En la época de Aristóteles, sin embargo, ya se
reconocían otros campos: mecánica, óptica, física, meteorología, zoología y
botánica. La química permaneció fuera de la corriente principal de la ciencia
hasta la época de Robert Boyle, en el siglo XVII, y la geología sólo alcanzó la
categoría de ciencia en el siglo XVIII. Para entonces el estudio del calor, el
magnetismo y la electricidad se había convertido en una parte de la física.
Durante el siglo XIX los científicos reconocieron que las matemáticas puras se
distinguían de las otras ciencias por ser una lógica de relaciones cuya
estructura no depende de las leyes de la naturaleza. Sin embargo, su
aplicación a la elaboración de teorías científicas ha hecho que se las siga
clasificando como ciencia.

Las ciencias naturales puras suelen dividirse en ciencias físicas y


químicas, y ciencias de la vida y de la Tierra. Las principales ramas del primer
grupo son la física, la astronomía y la química, que a su vez se pueden
subdividir en campos como la mecánica o la cosmología. Entre las ciencias de
la vida se encuentran la botánica y la zoología; algunas subdivisiones de estas
ciencias son la fisiología, la anatomía o la microbiología. La geología es una
rama de las ciencias de la Tierra.

Sin embargo, todas las clasificaciones de las ciencias puras son


arbitrarias. En las formulaciones de leyes científicas generales se reconocen
vínculos entre las distintas ciencias. Se considera que estas relaciones son
responsables de gran parte del progreso actual en varios campos de
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investigación especializados, como la biología molecular y la genética. Han


surgido varias ciencias interdisciplinares, como la bioquímica, la biofísica, las
biomatemáticas o la bioingeniería, en las que se explican los procesos vitales a
partir de principios físico-químicos. Los bioquímicos, por ejemplo, sintetizaron el
ácido desoxirribonucleico (ADN); la cooperación de biólogos y físicos llevó a la
invención del microscopio electrónico, que permite el estudio de estructuras
poco mayores que un átomo. Se prevé que la aplicación de estos métodos
interdisciplinares produzca también resultados significativos en el terreno de las
ciencias sociales y las ciencias de la conducta.

Las ciencias aplicadas incluyen campos como la aeronáutica, la


electrónica, la ingeniería y la metalurgia —ciencias físicas aplicadas— o la
agronomía y la medicina —ciencias biológicas aplicadas. También en este caso
existe un solapamiento entre las ramas. Por ejemplo, la cooperación entre la
iatrofísica (una rama de la investigación médica basada en principios de la
física) y la bioingeniería llevó al desarrollo de la bomba corazón-pulmón
empleada en la cirugía a corazón abierto y al diseño de órganos artificiales
como cavidades y válvulas cardiacas, riñones, vasos sanguíneos o la cadena
de huesecillos del oído interno. Este tipo de avances suele deberse a las
investigaciones de especialistas procedentes de diversas ciencias, tanto puras
como aplicadas. La relación entre teoría y práctica es tan importante para el
avance de la ciencia en nuestros días como en la época de Galileo.

(Fuente de consulta: F. Larroyo, Lógica y metodología de las ciencias penales,


Editorial Porrúa, México, 1994, páginas 46 a 48).

2.2 ELEMENTOS DE LA CIENCIA

Desde un punto de vista estructural reconocemos cuatro elementos


presentes en toda ciencia: sujeto, objeto, medio y fin.

 Se entiende por sujeto el que desarrolla la actividad, el investigador.


 Por objeto, lo que se indaga, esto es, la materia o el tema.
 Por medio, lo que se requiere para llevar a cabo la actividad, es decir, el
conjunto de métodos y técnicas adecuados.
 Por fin, lo que se persigue, los propósitos de la actividad de búsqueda,
que radica en la solución de una problemática detectada.

La ciencia recoge conocimientos o datos de fuentes primarias y los


sistematiza para el logro de nuevos conocimientos. No es investigación
confirmar o recopilar lo que ya es conocido o ha sido escrito o investigado por
otros. La característica fundamental de la ciencia es el descubrimiento de
principios generales.

El científico parte de resultados anteriores, planteamientos,


proposiciones o respuestas en torno al problema que le ocupa. Para ello debe:

 Planear cuidadosamente una metodología.


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 Recoger, registrar y analizar los datos obtenidos.


 De no existir estos instrumentos, debe crearlos.

La ciencia debe ser objetiva, es decir, elimina en el investigador


preferencias y sentimientos personales, y se resiste a buscar únicamente
aquellos datos que le confirmen su hipótesis; de ahí que emplea todas las
pruebas posibles para el control crítico de los datos recogidos y los
procedimientos empleados.

Finalmente, una vez sistematizados los datos son registrados y


expresados mediante un informe o documento de investigación, en el cual se
indican la metodología utilizada y los procedimientos empleados para llegar a
las conclusiones presentadas, las cuales se sustentan por la misma
investigación realizada.

En la investigación deben darse una serie de características para que


sea en realidad científica:

 Estar planificada, es decir, tener una previa organización, establecimiento


de objetivos, formas de recolección y elaboración de datos y de
realización de informe.
 Contar con los instrumentos de recolección de datos que respondan a los
criterios de validez, confiabilidad y discriminación, como mínimos
requisitos para lograr un informe científicamente valido.
 Ser original, esto es, apuntar a un conocimiento que no se posee o que
este en duda y sea necesario verificar y no a una repetición
reorganización de conocimientos que ya posean.
 Ser objetiva, vale decir que el investigador debe tratar de eliminar las
preferencias personales y los sentimientos que podrían desempeñar o
enmascarar el resultado del trabajo de investigación.
 Disponer de tiempo necesario a los efectos de no apresurar una
información que no responda, objetivamente, al análisis de los datos que
se dispone.
 Apuntar a medidas numéricas, en el informe tratando de transformar los
resultados en datos cuantitativos más fácilmente representables y
comprensibles y más objetivos en la valoración final.
 Ofrecer resultados comprobables y verificarles en las mismas
circunstancias en las se realizó la investigación.
 Apuntar a principios generales trascendiendo los grupos o situaciones
particulares investigados, para los que se requiere una técnica de
muestreo con el necesario rigor científico, tanto en el método de selección
como en la cantidad de la muestra, en relación con la población de que se
trate.

(Fuente de consulta: Alfredo García Avilés, Introducción a la Metodología de la


Investigación Jurídica, Editorial Plaza y Valdés, México, 2002, páginas 41 a 43).

2.2.1 OBJETIVIDAD
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La objetividad es el conocimiento científico que se basa en objetos o


hechos concretos a los que se les va a dar una explicación racional, es decir,
que la razón humana empieza a teorizar sobre hechos de la realidad que
pueden ser observables, detectables por medio de instrumentos técnicos,
experimentables y que se puedan comprobar. La objetividad en el conocimiento
se da cuando el pensamiento corresponde a objetos, fenómenos o hechos que
existen, de por sí, fuera de la conciencia y la voluntad de los hombres.

(Fuente de consulta: Alfredo García Avilés, Introducción a la Metodología de la


Investigación Científica, Editorial Plaza y Valdés, México, 2002, página 56).

2.2.2 GENERALIDAD/UNIVERSALIDAD

La universalidad se refiere a que los conocimientos científicos adquiridos


deben comprobarse de tal manera, por medios lógicos y experimentales, que
nos expliquen los hechos específicamente, es decir, que esa explicación sea
válida para todos y comprobable por cualquiera. La expresión científica de
estos conocimientos universales, comprobados, es la ley científica que nos
indica que los fenómenos investigados siempre van a ocurrir, dadas ciertas
condiciones constantes de la forma en que los explicamos. Esta regularidad en
la actividad de los diversos fenómenos, expresada en la ley científica, es lo que
nos permite, en algunos casos, predecir el comportamiento futuro de estos
fenómenos para fines prácticos.

(Fuente de consulta: Alfredo García Avilés, Introducción a la Metodología de la


Investigación Científica, Editorial Plaza y Valdés, México, 2002, página 57).

2.2.3 RACIONALIDAD

En sentido amplio, se entiende por razonamiento la facultad humana que


permite resolver problemas.

En un sentido más restringido, se llama razonamiento al proceso mental


de realizar una inferencia de una conclusión a partir de un conjunto de
premisas. La conclusión puede no ser una consecuencia lógica de las premisas
y aún así dar lugar a un razonamiento, ya que un mal razonamiento aún es un
razonamiento.

El razonamiento en tanto actividad mental se corresponde con la


actividad lingüística de argumentar. En otras palabras, un argumento es la
expresión lingüística de un razonamiento. El estudio de los argumentos
corresponde a la lógica, de modo que a ella también le corresponde
indirectamente el estudio del razonamiento.

Es posible distinguir entre varios tipos de razonamiento. Por ejemplo el


razonamiento deductivo, el razonamiento inductivo y razonamiento abductivo,
entre otros.
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 Razonamiento lógico. Los razonamientos pueden ser válidos (correctos)


o no válidos (incorrectos). En general, se considera válido un
razonamiento cuando sus premisas ofrecen soporte suficiente a su
conclusión. Puede discutirse el significado de "soporte suficiente", aunque
cuando se trata de un razonamiento no deductivo, el razonamiento es
válido si la verdad de las premisas hace probable la verdad de la
conclusión. En el caso del razonamiento deductivo, el razonamiento es
válido cuando la verdad de las premisas implica necesariamente la verdad
de la conclusión. Los razonamientos no válidos que, sin embargo, parecen
serlo, se denominan falacias. El razonamiento nos permite ampliar
nuestros conocimientos sin tener que apelar a la experiencia. También
sirve para justificar o aportar razones en favor de lo que conocemos o
creemos conocer. En algunos casos, como en las matemáticas, el
razonamiento nos permite demostrar lo que sabemos; es que aquí hace
falta el razonamiento cuantitativo. El término razonamiento es el punto de
separación entre el instinto y el pensamiento, el instinto es la reacción de
cualquier ser vivo. Por otro lado el razonar nos hace analizar,y desarrollar
un criterio propio, el razonar es a su vez la separación entre un ser vivo y
el hombre.
 Razonamiento no-lógico. Existe otro tipo de razonamiento denominado
razonamiento no-lógico o informal, el cual no sólo se basa en premisas
con una única alternativa correcta (razonamiento lógico-formal, el descrito
anteriormente), sino que es más amplio en cuanto a soluciones,
basándose en la experiencia y en el contexto. Los niveles educativos más
altos suelen usar el razonamiento lógico, aunque no es excluyente.
Algunos autores llaman a este tipo de razonamiento argumentación.
Como ejemplo para ilustrar estos dos tipos de razonamiento, podemos
situarnos en el caso de una clasificación de alimentos, el de tipo lógico-
formal los ordenará por verduras, carnes, pescados, fruta, etc. en cambio
el tipo informal lo hará según lo ordene en el frigorífico, según lo vaya
cogiendo de la tienda, etc. En este razonamiento se generaliza para todos
los elementos de un conjunto la propiedad observada en un número finito
de casos. Ahora bien, la verdad de las premisas (10.000 observaciones
favorables) no convierte en verdadera la conclusión, ya que en cualquier
momento podría aparecer una excepción. De ahí que la conclusión de un
razonamiento inductivo sólo pueda considerarse probable y, de hecho, la
información que obtenemos por medio de esta modalidad de
razonamiento es siempre una información incierta y discutible. El
razonamiento sólo es una síntesis incompleta de todas las premisas. En
un razonamiento inductivo válido, por tanto, es posible afirmar las
premisas y, simultáneamente, negar la conclusión sin contradecirse.
Acertar en la conclusión será una cuestión de probabilidades.

La racionalidad se entiende como la capacidad adquirida por el hombre


de pensar lógicamente en base a ciertas estructuras del pensamiento con las
cuales se forman sistemas de conocimientos y explicaciones de la realidad que
en la ciencia se denominan teorías
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(Fuentes de consulta: Alfredo García Avilés, Introducción a la Metodología de la


Investigación Científica, Editorial Plaza y Valdés, México, 2002, página 56, y W.
Van Orman Quine, Los métodos de la lógica, Editorial Planeta-Agostini, Madrid,
1992, páginas 121 y 122).

2.3 CLASIFICACIÓN DE LAS CIENCIAS

La ciencia (del latín scientia 'conocimiento') es el conjunto de


conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento,
sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes
generales.

Es el conocimiento sistematizado, elaborado a partir de observaciones y


el reconocimiento de patrones regulares, sobre los que se pueden aplicar
razonamientos, construir hipótesis y construir esquemas metódicamente
organizados. La ciencia utiliza diferentes métodos y técnicas para la
adquisición y organización de conocimientos sobre la estructura de un conjunto
de hechos objetivos y accesibles a varios observadores, además de estar
basada en un criterio de verdad y una corrección permanente. La aplicación de
esos métodos y conocimientos conduce a la generación de más conocimiento
objetivo en forma de predicciones concretas, cuantitativas y comprobables
referidas a hechos observables pasados, presentes y futuros. Con frecuencia
esas predicciones pueden formularse mediante razonamientos y estructurarse
como reglas o leyes generales, que dan cuenta del comportamiento de un
sistema y predicen cómo actuará dicho sistema en determinadas
circunstancias.

Es conveniente señalar que en la realidad la investigación no se puede


clasificar exclusivamente en alguno de los tipos que se señalaran, sino que
generalmente en toda investigación se persigue un propósito señalado, se
busca un determinado nivel de conocimiento y se basa en una estrategia
particular o combinada.

Por el propósito o finalidades perseguidas: básica o aplicada.

 Investigación básica: También recibe el nombre de investigación pura,


teórica o dogmática. Se caracteriza porque parte de un marco teórico y
permanece en él; la finalidad radica en formular nuevas teorías o modificar
las existentes, en incrementar los conocimientos científicos o filosóficos,
pero sin contrastarlos con ningún aspecto práctico.
 Investigación aplicada: Este tipo de investigación también recibe el
nombre de práctica o empírica. Se caracteriza porque busca la aplicación
o utilización de los conocimientos que se adquieren. La investigación
aplicada se encuentra estrechamente vinculada con la investigación
básica, pues depende de los resultados y avances de esta última; esto
queda aclarado si nos percatamos de que toda investigación aplicada
requiere de un marco teórico. Sin embargo, en una investigación empírica,
14

lo que le interesa al investigador, primordialmente, son las consecuencias


prácticas.
 Investigación mixta. Si una investigación involucra problemas tanto
teóricos como prácticos, recibe el nombre de mixta. En realidad, un gran
número de investigaciones participa de la naturaleza de las
investigaciones básicas y de las aplicadas.

Por la clase de medios utilizados para obtener los datos: documental, de


campo o experimental.

 Investigación documental: Este tipo de investigación es la que se


realiza, como su nombre lo indica, apoyándose en fuentes de carácter
documental, esto es, en documentos de cualquier especie. Como subtipos
de esta investigación encontramos la investigación bibliográfica, la
hemerográfica y la archivística; la primera se basa en la consulta de libros,
la segunda en artículos o ensayos de revistas y periódicos, y la tercera en
documentos que se encuentran en los archivos, como cartas, oficios,
circulares, expedientes, etcétera.
 Investigación de campo: Este tipo de investigación se apoya en
informaciones que provienen entre otras, de entrevistas, cuestionarios,
encuestas y observaciones. Como es compatible desarrollar este tipo de
investigación junto a la investigación de carácter documental, se
recomienda que primero se consulten las fuentes de la de carácter
documental, a fin de evitar una duplicidad de trabajos.
Investigación experimental: Recibe este nombre la investigación que
obtiene su información de la actividad intencional realizada por el
investigador y que se encuentra dirigida a modificar la realidad con el
propósito de crear el fenómeno mismo que se indaga, y así poder
observarlo.

Por el nivel de conocimientos que se adquieren: exploratoria, descriptiva


o explicativa.

 Investigación exploratoria: Recibe este nombre la investigación que se


realiza con el propósito de destacar los aspectos fundamentales de una
problemática determinada y encontrar los procedimientos adecuados para
elaborar una investigación posterior. Es útil desarrollar este tipo de
investigación porque, al contar con sus resultados, se simplifica abrir
líneas de investigación y proceder a su consecuente comprobación.
 Investigación descriptiva: Mediante este tipo de investigación, que
utiliza el método de análisis, se logra caracterizar un objeto de estudio o
una situación concreta, señalar sus características y propiedades.
Combinada con ciertos criterios de clasificación sirve para ordenar,
agrupar o sistematizar los objetos involucrados en el trabajo indagatorio.
Al igual que la investigación que hemos descrito anteriormente, puede
servir de base para investigaciones que requieran un mayor nivel de
profundidad.
15

 Investigación explicativa: Mediante este tipo de investigación, que


requiere la combinación de los métodos analítico y sintético, en
conjugación con el deductivo y el inductivo, se trata de responder o dar
cuenta de los porqué del objeto que se investiga.

(Fuente de consulta: Alfredo García Avilés, Introducción a la Metodología de la


Investigación Jurídica, Editorial Plaza y Valdés, México, 2002, páginas 50 a 55).

2.3.1 CIENCIAS FORMALES

Son aquellas que se establecen en el razonamiento lógico y trabajan con


ideas creadas por la mente humana, su método de trabajo es el método lógico
inductivo, con todas sus variantes. Ciencias con conocimientos formales son
las Matemáticas, la Sociología, la Antropología, la Psicología, la Economía y la
Filosofía, cada una con todas sus ramas que las componen.

(Fuente de consulta: Fausto Vallado Berrón, Introducción al Estudio del


Derecho Editorial Herrero, México, 2002, página 29).

2.3.2 CIENCIAS FACTUALES

Las ciencias fácticas o factuales son aquellas que se ocupan de los


procesos y de los hechos y sus relaciones. Sus proposiciones, al referirse a la
realidad empírica, son a posteriori porque dependen de lo que diga la
experiencia. Se subdividen en ciencias naturales y ciencias sociales. Estas
últimas se ocupan del estudio de las formas que adopta la particularidad del
hombre de conformar sociedades con multifacéticos vínculos. De los hechos
que ocurren en el universo se ocupan las ciencias naturales

Las ciencias factuales tienen por objeto de estudio aspectos o partes de


una entidad (ens: ser) pluriforme y concreta, que incluye diferentes tipos de
hechos (factum): objetos cósicos, acontecimientos, procesos, instituciones. Por
eso sus enunciados informan directamente sobre la realidad empírica. La
entidad formal extensa distingue dos universos: el natural y el social, distinción
que establece la división en ciencias naturales y ciencias humanas. Sus
proposiciones se comprueban por procedimientos de verificación o
contrastación. Toda verificación es siempre probabilística y no definitiva, lo que
significa que la verdad de sus proposiciones es aproximativa y no
absolutamente concluyente.

(Fuente de consulta: Rubén Mesía Maraví, “Algunas reflexiones acerca de la


epistemología de las ciencias fácticas naturales”, En: Investigación Educativa,
Número 30, Volumen 16, México, Julio-Diciembre de 2012, página 124;
información disponible en línea electrónica, en la siguiente dirección:
http://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtual/publicaciones/inv_educativa/2012_n30/pd
f/a11v16n30.pdf, consultada el miércoles 6 de marzo de 2019).

2.3.3 OTRAS
16

En la doctrina de la materia, existen una infinidad de clasificaciones


sobre las ciencias; de las cuales retomamos, para esta ocasión la que
establece el autor Raúl Gutiérrez Sáenz, quien refiere lo siguiente, a saber:

Clasificación de las ciencias según Augusto Comte


Para este sociólogo francés, las ciencias son fundamentalmente seis, y están ordenadas de la
siguiente manera:

1. Matemáticas.
2. Astronomía.
3. Física.
4. Química.
5. Biología.
6. Sociología.

El orden aquí establecido obedece, según Comte, a motivos no sólo históricos (orden
cronológico de su aparición), sino también lógicos: las primeras ciencias tienen mayor
extensión y menor complejidad. Pero, a medida que se desciende, disminuye la extensión de
su aplicación y aumenta la complejidad de sus nociones. Independientemente del orden que
siguen estas ciencias, tenemos, una vez más, el rechazo de la Filosofía, que no aparece en la
clasificación comtiana de las ciencias. Igualmente, es notoria la falta de la Psicología (que
debería estar colocada entre la Biología y la Sociología), a la cual tampoco dio Comte
categoría científica. Y, por último, el lugar de la Astronomía parecería mejor ocupado por una
ciencia general, como es la mecánica. Con estas correcciones la clasificación de Comte
parece más aceptable.
Clasificación de Aristóteles
Es famosa también la antigua clasificación de las ciencias según este pensador griego:

 Ciencias teóricas (Física, Matemáticas y Metafísica).


 Ciencias prácticas (Ética, Economía y Política).
 Ciencias poéticas (Poética y Retórica).

Las ciencias teóricas tienden al saber por sí mismo. Las tres ciencias aquí comprendidas
difieren por su grado de abstracción formal. Las ciencias prácticas van encaminadas a la
acción. Las ciencias poéticas se refieren a la creación humana. Por supuesto, la clasificación
aristotélica difícilmente se puede conservar ahora que hay superabundancia de especialidades
científicas. En realidad, se aplica mejor al terreno de las materias filosóficas, revela, por eso,
el espíritu de aquella época.

(Fuente de consulta: Raúl Gutiérrez Sáenz, Introducción a la Lógica, Editorial


Porrúa, México, 1985, páginas 269 y 270).

UNIDAD 3
APORTACIONES HISTÓRICAS RELEVANTES AL
PENSAMIENTO LÓGICO

Objetivo particular. Conocer el marco histórico de reflexión para lña


construcción del conocimiento.
17

3.1 LÓGICA CLÁSICA

3.2 LÓGICA MECÁNICA

Por explicación mecanicista se entiende la que se sirve exclusivamente


del movimiento de los cuerpos, entendido en el sentido restringido de
movimiento espacial. En este sentido, una teoría mecanicista de la naturaleza
es la que no admite más explicación posible de los hechos naturales, sea cual
fuere el dominio al que pertenezca, que la que los considera como movimientos
o combinaciones de movimientos de cuerpos en el espacio. El mecanicismo
puede ser considerada:

1. Como concepción filosófica del mundo, la lógica mecanicista se ha


presentado, desde la Antigüedad, como atomismo. La concepción del mundo
como un sistema de cuerpos en movimiento, esto es, como una gran máquina,
es propia del atomismo antiguo. El materialismo de los siglos XVIII y XIX
adoptó esta concepción, que se distingue por las siguientes características:

 La negación de todo orden finalista. La polémica entre lógica mecanicista


y finalismo comenzó, a partir del siglo XVII, en cuanto el mecanicismo se
afirmó con el surgimiento de la ciencia moderna. También actualmente, a
menudo, se entiende por mecanicismo la mera negación del finalismo;
 El determinismo riguroso, es decir, el concepto de una causalidad
necesaria que inviste todos los fenómenos de la naturaleza. Actualmente
se considera como no mecanicista toda concepción del mundo que niega
el determinismo riguroso.

Los dos rasgos precedentes son expresados en forma característica por


la filosofía de Thomas Hobbes, que constituye una de las mejores expresiones
del mecanicismo. Por otro lado, la teoría más sagaz que las filosofías
antimecanicistas del siglo XIX adoptaron frente al mecanicista fue la sostenida
por Lotze en el Microcosmos (1856), que afirma que: “la tarea que aguarda al
mecanicismo en el ordenamiento del universo es universal sin excepciones en
cuanto a su extensión, pero, en el tiempo mismo, de efecto secundario en
cuanto a su importancia” o, en otros términos, que le mecanicismo no es más
que el instrumento del que se ha válido el principio racional o divino del
universo para lograr sus finalidades. Este punto de vista se ha entrecruzado, en
la filosofía espiritualista contemporánea, con la crítica ab extrínseco de los
principios científicos del mecanicismo.

2. La lógica mecanicista puede ser considerada también en otras


ciencias. El mecanicismo no ha sido solamente un principio rector de la física;
a partir de la mitad del siglo XVIII ha sido también el principio rector de todas
las otras ciencias naturales, incluidas la biología, la psicología y la sociología.
Obviamente, fuera de la física, la lógica mecanicista ha tenido un carácter
mucho menos riguroso: nunca ha logrado, no en la explicación de los más
simples fenómenos biológicos, psicológicos o sociológicos, la exactitud
cuantitativa de los modelos mecánicos empleados para explicar. Fuera de la
18

física, por lo tanto, la lógica que nos ocupa ha sido más una aspiración
genérica, una tesis filosófica o, en la mejor de las hipótesis, una exigencia
genérica de método, que un efectivo instrumento de explicación.
Polémicamente ha hecho valer la instancia de la necesidad causal contra el
finalismo y ha afirmado positivamente en todos los campos la exigencia del
análisis cuantitativa. Además de esto, las tesis del mecanicismo en los
diferentes campos de la ciencia son tesis de reducción:

 El mecanicismo de la biología consiste en reducir las leyes biológicas a


leyes físicoquímicas;
 El mecanicismo de la psicología consiste en reducir las leyes psicológicas
a lees biológicas, y así
 El mecanicismo en la sociología consiste en reducir las leyes sociológicas
a leyes biológicas y psicológicos.

Estas tendencias reduccionistas han tenido su utilidad para eliminar


impedimentos conceptuales anticuados y supuestos metafísicos o teológicos
del campo de las respectivas ciencias que dificultaban la busca o, incluso, la
detenían

La ciencia del siglo XX, a partir sobre todo de su tercer decenio, ha


abandonado, sin embargo, el planteamiento reduccionista y, por lo tanto, la
lógica mecanicista sin volver a las posiciones a las cuales se oponía éste. La
biología, por ejemplo, ha abandonado el supuesto de que los fenómenos vitales
se rigen sólo por leyes físicoquímicas sin admitir, no obstante, una forma
cualquiera de vitalismo.

Se puede decir, por lo tanto, que la lógica mecanicista ha sido


abandonado, pero es necesario agregar que con ella también se han
abandonado las direcciones conceptuales a las cuales se oponía el
mecanismo, y cuya corrección representaba.

(Fuente de consulta: Nicola Abbagnano, Diccionario de Filosofía, Editorial


Fondo de Cultura Económica, México, 2000, páginas 697 y 698).

3.3 LÓGICA DIALÉCTICA

La dialéctica, en filosofía, es el método que investiga la naturaleza de la


verdad mediante el análisis crítico de conceptos e hipótesis. Uno de los
primeros ejemplos de método dialéctico lo ofrecen los Diálogos del filósofo
griego Platón, en los que el autor acomete el estudio de la verdad a través de la
discusión en forma de preguntas y respuestas. El más famoso alumno de
Platón, Aristóteles, entiende la dialéctica como la búsqueda de la base filosófica
de la ciencia, y utiliza a menudo el término como sinónimo de ciencia de la
lógica.

El filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel aplica el término


dialéctica su sistema filosófico. Hegel pensaba que la evolució-n de las ideas
19

se produce a través de un proceso dialéctico, es decir, un concepto se enfrenta


a su opuesto y como resultado de este conflicto, se alza un tercero, la síntesis.
La síntesis se encuentra más cargada de verdad que los dos anteriores
opuestos. La obra de Hegel se basa en la concepción idealista de una mente
universal que, a través de la evolución, aspira a llegar al más alto límite de
autoconciencia y de libertad.

El filósofo alemán Karl Marx aplicaba el concepto de dialéctica a los


procesos sociales y económicos. El llamado materialismo dialéctico de Marx,
con frecuencia considerado como una revisión del sistema hegeliano, afirma
que las ideas sólo son el resultado del determinismo de las condiciones
materiales dadas.

(Fuente de consulta: Georges Kalinowski, Introducción a la lógica jurídica,


Editorial Fondo de Cultura Económica, México, 1990, páginas 54 y 55).

3.4 LÓGICA DE CONJUNTOS

La lógica de conjuntos es una rama de las matemáticas a la que el


matemático alemán Georg Cantor dio su primer tratamiento formal en el siglo
XIX. El concepto de conjunto es uno de los más fundamentales en
matemáticas, incluso más que la operación de contar, pues se puede encontrar,
implícita o explícitamente, en todas las ramas de las matemáticas puras y
aplicadas. En su forma explícita, los principios y terminología de los conjuntos
se utilizan para construir proposiciones matemáticas más claras y precisas y
para explicar conceptos abstractos como el de infinito.

Un conjunto es una agrupación, clase o colección de objetos


denominados elementos del conjunto: utilizando símbolos a e S representa que
el elemento a está contenido en el conjunto S, o lo que es lo mismo, el conjunto
S contiene al elemento a. Un conjunto S está definido si dado un objeto a, se
sabe con certeza que o a e S o a  S (esto es, a no pertenece a S).

Un conjunto se representa frecuentemente mediante llaves que


contienen sus elementos, ya sea de forma explícita, escribiendo todos y cada
uno de los elementos, o dando una fórmula, regla o proposición que los
describa. Por ejemplo, S1 = {2, 4}; S2 = {2, 4, 6, ..., 2n, ...} = {todos los enteros
pares}; S3 = {x | x2- 6x + 11 ≥ 3}; S4 = {todos los varones vivos llamados Juan}.
S3 se describe como el conjunto de todas las x tales que x2- 6x + 11 ≥ 3.

I. Subconjuntos y superconjuntos. Si todo elemento de un conjunto R


pertenece también al conjunto S, R es un subconjunto de S, y S es un
superconjunto de R; utilizando símbolos, R Ì S, o S É R. Todo conjunto es un
subconjunto y un superconjunto de sí mismo. Si R Ì S, y al menos un elemento
de S no pertenece a R, se dice que R es un subconjunto propio de S, y S es un
superconjunto propio de R. Si R Ì S y S É R, es decir, todo elemento de un
conjunto pertenece también al otro, entonces R y S son dos conjuntos iguales,
20

lo que se escribe R = S. En los ejemplos del apartado anterior, S1 es un


subconjunto propio de S2.

II. Unión e intersección. Si A y B son dos subconjuntos de un conjunto S,


los elementos que pertenecen a A, a B o a ambos forman otro subconjunto de
S llamado unión de A y B, escrito A È B. Los elementos comunes a A y B
forman un subconjunto de S denominado intersección de A y B, escrito A Ç B.
Si A y B no tienen ningún elemento común, su intersección no tiene ningún
elemento, y siendo conveniente representar esta intersección como otro
conjunto, éste se denomina conjunto vacío o nulo y se representa con el
símbolo Æ. Por ejemplo, si A = {2, 4, 6}, B = {4, 6, 8, 10} y C = {10, 14, 16, 26},
entonces A È B = {2, 4, 6, 8, 10}, A È C = {2, 4, 6, 10, 14, 16, 26}, A Ç B = {4, 6}
y A Ç C = Æ.

III. Diferencia y complementario. El conjunto de elementos que


pertenecen a A pero no a B se denomina conjunto diferencia entre A y B,
escrito A - B (y a veces A\B). Así, siguiendo con el ejemplo anterior, A - B = {2},
B - A = {8, 10}. Si A es un subconjunto del conjunto l, el conjunto de los
elementos que pertenecen a l pero no a A, es decir, l - A, se denomina conjunto
complementario de A (con respecto a l), lo que se escribe l - A = A′ (que
también puede aparecer como Ā, Ã o ~A).

(Fuente de consulta: Enciclopedia Encarta 2006, información disponible en


disco compacto).

3.5 LÓGICA DE SISTEMAS

La Teoría de Sistemas surgió con los trabajos del alemán Ludwig von
Bertalanffy, publicados entre 1950 y 1968. La teoría en cuestión, no busca
solucionar problemas o intentar soluciones prácticas, pero sí producir teorías y
formulaciones conceptuales que pueden crear condiciones de aplicación en la
realidad empírica. Desde un punto de vista histórico, se tiene que:

 Las teorías de la administración científica usaron el concepto de sistema


hombre-máquina, pero se limitó al nivel de trabajo fabril.
 La teoría de las relaciones humanas amplió el enfoque hombre-máquina a
las relaciones entre las personas dentro de la organización, lo cual
provocó una profunda revisión de criterios y técnicas gerenciales.

Por ejemplo, la teoría estructuralista concibe la empresa como un


sistema social, reconociendo que hay tanto un sistema formal como uno
informal dentro de un sistema total integrado.

A su vez, la teoría del comportamiento trajo la teoría de la decisión,


donde la empresa se ve como un sistema de decisiones, ya que todos los
participantes de la empresa toman decisiones dentro de una maraña de
relaciones de intercambio, que caracterizan al comportamiento organizacional.
21

En tanto que la teoría de colas fue profundizada y se formularon


modelos para situaciones típicas de prestación de servicios, en los que es
necesario programar la cantidad óptima de servidores para una esperada
afluencia de clientes.

Hasta aquí podemos percatarnos que las teorías tradicionales han visto
la organización humana como un sistema cerrado. Eso a llevado a no tener en
cuenta el ambiente, provocando poco desarrollo y comprensión de la
retroalimentación, básica para sobrevivir. El enfoque teórico-administrativo
antiguo tuvo sus deficiencias debido a que trató con superficialidad las
variables significantes de la situación total y muchas veces se sustentó con
variables impropias.

Lo anterior trajo consigo que el concepto de sistemas no se apoyara en


una tecnología en sí, aunque si fue la resultante de ella. El análisis de las
organizaciones vivas revela lo general en lo particular y muestra, las
propiedades generales de las especies que son capaces de adaptarse y
sobrevivir en un ambiente típico. Los sistemas vivos sean individuos o
organizaciones, son analizados como sistemas abiertos, que mantienen un
continuo intercambio de materia/energía/información con el ambiente. Ante
tales circunstancias, la Teoría de los Sistemas ha permitido reconceptuar los
fenómenos dentro de un enfoque global, para integrar asuntos que son, en la
mayoría de las veces de naturaleza completamente diferente.

Desde su aparición, la Teoría de Sistemas transformó los enfoques


administrativos. Este sistema surge en base a un trabajo realizado por el
biólogo Ludwig von Bertalanffy. Esta corriente considera a las empresas como
unidades que están en constante movimiento y que se interrelacionan con el
medio ambiente partiendo de la base que todo entero pertenece a uno mayor.

La Teoría de Sistemas considera que cuando se piensa en un sistema se


deben tomar en cuenta las siguientes premisas:

 Las funciones de un sistema dependen de su estructura; según como esté


estructurado el sistema éste realizará sus funciones.
 Los sistemas siempre pertenecen a otro mayor, es decir, siempre están
dentro de otro sistema.
 Los sistemas son abiertos y siempre reciben información de otros
sistemas.

Un sistema se define como un conjunto de elementos interrelacionados


que pertenecen a uno mayor. También se dice que es una combinación de
partes que forman un todo. En cualquier sistema encontramos como mínimo
los siguientes elementos: insumos (abastecimiento de lo necesario), proceso
(transformación de los insumos), producto (resultado del proceso) y
retroalimentación (respuesta).
22

Se considera un sistema abierto al que está en constante interrelación


con el medio ambiente. A las empresas, generalmente se les considera
sistemas abiertos porque tienen constante entrada y salida de información y
reaccionan ante el medio ambiente, ajustándose a los cambios necesarios que
se denotan en el mercado, en los precios, en la competencia, etc. Cada vez
son más las organizaciones que utilizan los sistemas abiertos. Esto les permite
que funcionen más y adecuadamente, debido a que por medio de los sistemas
abiertos, las tareas se facilitan y se permite que se tenga un mejor
conocimiento empresarial.

 La teoría de sistemas en la actualidad ha superado las expectativas que


tenía uno de sus principales creadores: Ludwig Von Bertalanfy, dado que
el término “sistema” se utiliza en los más variados medios, desde su
aplicación en el terreno de las ciencias “puras” o duras, hasta las sociales,
pasando por el ámbito de la cibernética y la computación.
 Bertalanfy habla de tres aspectos principales de su teoría, que no se
pueden separar en cuanto a su contenido, pero sí en lo referente a su
intención:
a) Como ciencia de los sistemas. Se refiere a la explicación científica
de los sistemas que se dan en varias disciplinas (física, biología,
psicología, ciencias sociales, etc.), y que trata de encontrar los
principios comunes a todos los métodos. En este caso, según
Berralanfy, se habla de la teoría general de los sistemas y el
concepto básico, además del de “sistema”, es el de “isomorfismo”.
b) Tecnología de los sistemas. Se encarga de estudiar y trata de
resolver los problemas que surgen en la tecnología moderna y que
comprenden el hardware y software de las computadores o de
cualquier tipo de maquinaria autorregulada.
c) Filosofía de los sistemas. Tiene como objeto reorientar el
pensamiento y la visión del mundo a partir de introducir el sistema
como un nuevo paradigma científico, contrario al modelo analítico,
mecanicista y causal de la ciencia clásica.
 La noción inmediata que proporciona Bertalanfy sobre el término “sistema”
es el siguiente: es un conjunto de elementos en interacción. La aparente
vaguedad de la definición se justifica en razón de que en ella pueden
incluirse un gran número de fenómenos y procesos que acontecen en los
ámbitos de la naturaleza y la cultura, en los cuales se pueden encontrar
las más diversas similitudes.
 Cuando Bertalanfy habla de sistemas de cualquier género se refiere a los
de la naturaleza más diversa: físicos, biológicos o sociológicos, dado que
todos manifestarán ciertas “similitudes estructurales”, a las cuales
denomina el autor como “isomorfismos”.
 Bertalanfy menciona dos tipos de sistemas: los cerrados, que se
encuentran aislados del medio circundante; y los abiertos, en los cuales
hay una constante “comunicación” o intercambio de elementos entre el
sistema y el medio que los rodea.
 Se mencionó anteriormente que la teoría de sistemas quedaba inscrita
dentro de los positivismos filosóficos, aunque para Bullesbach comparte
23

con el marxismo la pretensión totalizadora; es decir, considera el estudio


de la sociedad como una totalidad y trata de comprenderla en la misma
forma, a diferencia de la visión fragmentada que ofrecen las sociologías
particulares. Sin embargo, el mismo autor admite que esta coincidencia es
solo en los modos de pensamiento, pero no en una actuación práctica
coincidente. A las ciencias sociales les ha interesado la teoría de sistemas
porque, además de ser un intento de explicación global y totalizadora,
trata de solventar las cuestiones sociopolíticas particularmente al derecho
le incumbe para superar la concepción estrecha de las relaciones
jurídicas, en razón de los elementos que aporta la teoría de referencia
para atender el desarrollo de los cambios estructurales de la sociedad.
 Uno de los principales postulados del enfoque de sistemas es que
ninguna ciencia puede actualmente solucionar los problemas donde se
encuentran involucrados seres humanos o sociedades: la criminalidad, la
pobreza, la alfabetización, los alimentos o la contaminación, son conflictos
urgentes que deben ser atacados desde distintos ángulos pero unificados
a través de una disciplina que considere la globalidad del problema; es
decir, deben ser considerados también como “sistemas”.
 Las dificultades del Derecho en las sociedades contemporáneas están
dejando de ser consideradas de manera aislada, los juristas están
abandonando la pretensión de que su disciplina rige la conducta del ser
humano y que por tanto, cualquier problema en sociedad debe o puede
ser solucionado a través de la reforma de las normas jurídicas. Se
considera que el derecho es una de las tantas variables que intervienen
en el sistema social global.

(Fuentes de consulta: Rosalío López Durán, Metodología Jurídica, 2ª


reimpresión, Iure Editores, México, 2002, páginas 233 a 244 y Ludwig von
Bertalanffy, Teoría General de los Sistemas, traducción Juan Almeda, Editorial
Fondo de Cultura Económica, México, 2006, páginas 1 a 11).

3.6 LÓGICA DE PROBABILIDADES

En la Antigüedad, se llamaba con frecuencia probable, a lo que según


las apariencias, puede ser declarado verdadero o cierto. La lógica de las
probabilidades es de índole gnoseológica y es la que se ha ejercido mayor
influencia hasta época relativamente reciente, dentro de su marco se origina el
probabilismo, defendido por los escépticos moderados.

Junto a la misma puede formularse una doctrina ontológica, que consiste


en considerar la probabilidad como un concepto aplicable a las cosas mismas.
En el primer caso se dice que un juicio es probable; en el segundo se dice que
un acontecimiento es probable. La concepción gnoseológica es llamada
también subjetiva; la concepción ontológica, objetiva. Aunque la primera ha
predominado hasta tal punto que una de las definiciones más habituales de
probabilidad en la literatura filosófica de todos los tiempos ha sido ‘grado de
certidumbre’; la segunda no ha sido totalmente olvidada. A veces, inclusive, se
ha mantenido la primera porque se daba por supuesta, consciente o
24

inconscientemente, la segunda. Se ha argüido, sin embargo, que al noción de


lógica de la probabilidad no puede ser enteramente subjetiva (o interna) ni
enteramente objetiva (o externa). En efecto, si fuese sólo lo primero, la
probabilidad consistiría en una falla del conocimiento. Si fuese, en cambio, sólo
lo segundo, el juicio sobre lo probable, no podría ser un juicio cierto. Por tal
motivo se ha propuesto en algunas ocasiones una concepción de la noción de
lógica de probabilidad que oscilara entre el concepto interno y el concepto
externo: la probabilidad sería en tal caso un grado mayor o menor de
certidumbre sobre un acontecimiento o un grupo de acontecimientos afectado
por un índice de probabilidad.

El examen de la lógica de probabilidades ha entrado en un más seguro


camino de las investigaciones llevadas a cabo por matemáticas y filósofos
durante los últimos doscientos cincuenta años. Aunque ya en el siglo XVI
comenzó a estudiarse la cuestión de la probabilidad en relación con la teoría
del juego, solamente en el siglo XVII (Fermat, Pascal y sus trabajos sobre la
ruleta) y a comienzos del siglo XVIII, con la publicación del tratado de Jacob
Bernoulli titulado Ars Conjectandi (1713), se atacó en forma rigurosa la cuestión
aquí planteada. Tanto la citada obra como los escritos posteriores de Pierre
Simon Laplace (1749-1827: Théorie analytique des probabilitiés, 1812), tenían
una característica común: la de considerar la doctrina de la probabilidad como
el arte de juzgar sobre la mayor o menor admisibilidad de ciertas hipótesis a
base de los datos poseídos.

La doctrina ha presentado varias clasificaciones de teorías de la lógica


de la probabilidad, entre las que destacan las siguientes:

 Teorías según las cuales la probabilidad se define como una medida o


grado relativo de creencias en hechos o enunciados. Se trata de una
consideración análoga a la que se ha llamado subjetiva o interna, pero
que, cuando es tratada matemáticamente, puede dar origen a las
investigaciones antes referidas bajo el nombre de probabilidad inductiva.
 Teorías según las cuales la probabilidad es definida como la relativa
frecuencia de los acontecimientos. Se tratad de una consideración
análoga a la que se ha dado por llamar objetiva o externa.
 Teorías según las cuales la probabilidad es definida como la frecuencia es
definida como la frecuencia en valor de verdad de tipos de argumentos.
Se trata de la probabilidad cuando es referida a las proposiciones
 Teorías según las cuales la probabilidad se define como el enlace entre
una noción primitiva y su evidencia.
 Teorías según las cuales la noción de probabilidad es una noción
operacional. No son compatibles con varias de las anteriormente
mencionadas.
 Teorías según las cuales la probabilidad es definida como un límite de
frecuencias, de tal manera que al probabilidad de un acontecimiento es
igual a su frecuencia total.
 Teorías según las cuales la probabilidad es definida como una magnitud
física determinada por axiomas.
25

(Fuente de consulta: José Ferrater Mora, Diccionario de Filosofía, Tomo 3,


Alianza Editorial, Madrid, 2005, páginas 2693 y 2694).

UNIDAD 4
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA MODERNA

Objetivo particular. Comprender las tendencias, mecanismos y formas de


la lógica en el pensamiento contemporáneo.

4.1 LÓGICA PREPOSICIONAL Y LAS FALACIAS FORMALES

a) Lógica proposicional. Lógica (del griego, logos, 'palabra',


'proposición', 'razón') es la disciplina y rama de la filosofía que estudia los
principios formales del conocimiento humano. Su principal análisis se centra en
la validez de los razonamientos y argumentos, por lo que se esfuerza por
determinar las condiciones que justifican que el individuo, a partir de
proposiciones dadas, llamadas premisas, alcance una conclusión derivada de
aquéllas. La validez lógica depende de la adecuada relación entre las premisas
y la conclusión, de tal forma que si las premisas son verdaderas la conclusión
también lo será. Por ello, la lógica se encarga de analizar la estructura y el
valor de verdad de las proposiciones, y su clasificación.

La validez de una proposición se tomará de la veracidad de la


conclusión. Si una de las premisas, o más, es falsa, la conclusión de una
proposición válida será falsa. Por ejemplo: “Todos los mamíferos son animales
de cuatro patas, todos los hombres son mamíferos, por lo tanto, todos los
hombres son animales de cuatro patas” es una proposición válida que conduce
a una conclusión falsa. Por otro lado, una proposición nula puede, por
casualidad, llegar a una conclusión verdadera: “Algunos animales tienen dos
patas; todos los hombres son animales, por lo tanto todos los hombres tienen
dos patas” representa una conclusión verdadera, pero la proposición no lo es.
Por lo tanto, la validez lógica depende de la forma que adopta la
argumentación, no su contenido. Si la argumentación fuera válida, cualquier
otro término podría sustituir a cualquiera de los casos utilizados y la validez no
se vería afectada. Al sustituir “cuatro patas” por “dos patas” se comprueba que
ambas premisas pueden ser verdaderas y la conclusión falsa. Por lo tanto, la
proposición no es correcta aunque posea una conclusión verdadera.

A mediados del siglo XIX, los matemáticos británicos George Boole y


Augustus De Morgan abrieron un nuevo campo a la lógica, hoy conocido como
lógica simbólica (o moderna), que más tarde fue desarrollada por el matemático
alemán Gottlob Frege y de un modo especial por los matemáticos británicos
Bertrand Russell y Alfred North Whitehead en Principia Mathematica.

El sistema lógico de Russell y Whitehead cubre un espectro mayor de


posibles argumentaciones que las que se pueden encontrar en la lógica
26

silogística. Introduce símbolos para frases enteras y para las conjunciones que
las unen, como “o”, “y”, “si... entonces...”. Cuenta con símbolos diferentes para
el sujeto lógico y el predicado lógico de una frase; y adjudica símbolos para
distinguir las clases, para los miembros de las clases y para las relaciones de la
pertenencia a una clase y la inclusión en una clase. También se aleja de la
lógica clásica en sus suposiciones de la existencia respecto a las cosas
aludidas en sus afirmaciones universales. La afirmación “Todo A es B” significa
en lógica moderna que “Si algo es A, entonces es B”; lo que, a diferencia de la
lógica tradicional, no significa que todo A existe. El primer manual de lógica
formal publicado en español fue la obra de Juan David García Bacca titulada
Introducción a la lógica moderna (1936).

Tanto la rama clásica como la moderna implican métodos de lógica


deductiva. En cierto sentido, las premisas de una proposición válida contienen
la conclusión, y la verdad de la conclusión se deriva de la verdad de las
premisas.

También se han hecho esfuerzos para desarrollar métodos de lógica


inductiva como las que sostienen que las premisas conllevan una evidencia
para la conclusión, pero la verdad de la conclusión se deduce, sólo con un
margen relativo de probabilidad, de la verdad de la evidencia. La contribución
más importante a la lógica inductiva fue la aportada por el filósofo británico
John Stuart Mill, quien en Sistema de Lógica (1843) estructuró los métodos de
prueba que, según su interpretación, iban a caracterizar la ciencia empírica.
Este estudio ha desembocado, en el siglo XX, en el campo conocido como
filosofía de la ciencia. Muy relacionada con ésta se encuentra la rama de las
matemáticas llamada teoría de la probabilidad. Tanto la lógica moderna como la
clásica asumen en sus formas más corrientes que cualquier proposición bien
elaborada puede ser o verdadera o falsa.

En años recientes se han desarrollado sistemas de la denominada lógica


combinatoria: una afirmación puede tener un valor distinto a verdadero o falso.
En algunos supuestos es sólo un tercer valor neutro, en otros es un valor de
probabilidad expresado como una fracción que oscila entre 0 y 1 o entre -1 y
+1. También se han llevado a cabo serios trabajos para desarrollar sistemas de
lógica modal, con el objeto de representar las relaciones lógicas entre las
afirmaciones de posibilidad e imposibilidad, de necesidad y contingencia. Otra
vía es la que propone la lógica deóntica: la investigación de las relaciones
lógicas entre órdenes o entre afirmaciones de obligación.

Muy relacionadas con la lógica se encuentran la semántica o filosofía del


lenguaje, que trata acerca del significado de las palabras y de las frases; la
epistemología, o teoría del conocimiento, que se ocupa de las condiciones bajo
las cuales las afirmaciones son verdaderas; y la psicología del razonamiento,
que se refiere a los procesos mentales que se siguen en el curso de un
razonamiento. Algunos tratados sobre lógica incluyen estas materias, pero lo
esencial de ese interés se ciñe a las relaciones lógicas entre diversas
afirmaciones contrapuestas.
27

Así entonces, la lógica proposicional, se refiere a una forma de


razonamiento donde se infiere una conclusión a partir de una o varias
premisas. En la argumentación deductiva válida la conclusión debe ser
verdadera si todas las premisas son asimismo verdaderas. Así por ejemplo, si
se afirma que todos los seres humanos cuentan con una cabeza y dos brazos y
que Carla es un ser humano, en buena lógica entonces se puede concluir que
Carla debe tener una cabeza y dos brazos. Es éste un ejemplo de silogismo, un
juicio en el que se exponen dos premisas de las que debe deducirse una
conclusión lógica. La deducción se expresa casi siempre bajo la forma del
silogismo.

b) Falacias formales.

 Una falacia es simplemente un error de razonamiento, que surge en el


discurso ordinario e invalida los argumentos en que aparece.
 Falacia, en lógica, es un error en el razonamiento, o con mayor precisión,
un fallo cometido en el proceso que arranca desde las premisas de un
argumento a su conclusión. Como consecuencia de esta falacia, las
premisas dejan de justificar la conclusión.

Falacia, en lógica, es un error en el razonamiento, o con mayor


precisión, un fallo cometido en el proceso que arranca desde las premisas de
un argumento a su conclusión. Como consecuencia de esta falacia, las
premisas dejan de justificar la conclusión. Cabe señalar en lógica una distinción
entre falacias formales e informales. Una falacia formal es aquella en que el
argumento viola una norma del sistema lógico del que el argumento es parte.
Las falacias formales pueden producirse por distintos motivos. En argumentos
donde la primera premisa es una proposición hipotética puede darse la falacia
de afirmar el consecuente. Por ejemplo, puede decirse que si una persona es
astronauta es que esa persona está entonces muy bien entrenada. No
obstante, si se dijera que porque Fernando entrena muy a conciencia ha de
seguirse de ello que es un astronauta, entonces se incurriría en la falacia de
afirmar el argumento consecuente.

En aquellos juicios en los que la primera premisa es una disyuntiva (del


tipo o esto o aquello), se puede cometer la falacia de afirmar la disyunción. Por
ejemplo, supongamos que se dice que o bien Carla o bien Berta acudirán a la
cita. Carla irá (con lo que afirmamos una de las partes de la disyunción de la
premisa inicial). Por tanto, Berta no irá. (Si se procediera de este modo y para
que fuera válido el argumento, la premisa mayor debería haber dicho: "o una o
la otra; pero no ambas", eliminando así la ambigüedad de la proposición
disyuntiva al sustituirla con otra proposición más contundente que
denominamos disyunción exclusiva.

La lógica tradicional aristotélica se centra en los razonamientos


silogísticos. Son éstos una forma de argumentos deductivos que constan de
una premisa mayor, otra premisa menor y una conclusión. Un ejemplo de
28

silogismo es el siguiente: todas las virtudes son dignas de elogio; la


generosidad es una virtud, luego la generosidad es digna de elogio. Son varias
las reglas que rigen las inferencias del silogismo correcto; si se viola se comete
una falacia formal.

Las falacias informales no son en la práctica errores en la estructura


formal de un argumento. Con todo, se basan o bien en un fallo evidente que
resulta relevante en la conclusión o bien en alguna ambigüedad lingüística.
Entre las falacias informales cabe mencionar las que defienden la validez de
una conclusión apelando a la fuerza, a la piedad, a la autoridad o a las
creencias populares. Inquirir por lo que se pregunta o asumir en las premisas lo
que ha de ser demostrado es también una de las falacias informales que deben
destacarse.

Las falacias de ambigüedad incluyen conclusiones erróneas basadas en


un uso equívoco del lenguaje. Considérese el siguiente argumento: todas las
leyes son el resultado de una actividad legislativa; Newton descubrió algunas
leyes; por tanto, Newton descubrió algunos resultados de la actividad
legislativa. Esta conclusión errónea está basada en el uso equívoco de la
palabra ley que aparece en las dos premisas.

(Fuentes de consulta: Rosalío López Durán, Metodología Jurídica, 2ª


reimpresión, Iure Editores, México, 2002, página 96; José Ferrater Mora,
Diccionario de Filosofía, Tomo I, A-K, Editorial Sudamericana, Buenos Aires,
Argentina, 1985, página 81; R. Schrelber, Lógica del Derecho, Editorial
Fontamara, México, 2000, página 52, e Irving M. Copy, Introducción a la
Lógica, Editorial Limusa, México, 2001, páginas 61 y 62).

4.2 LÓGICA SIMBÓLICA

Una de las figuras más destacadas del Círculo de Viena, el filósofo


alemán Rudolf Carnap, realizó su más importante contribución a la semántica
filosófica cuando desarrolló la lógica simbólica: sistema formal que analiza los
signos y lo que designan. El positivismo lógico entiende que el significado es la
relación que existe entre las palabras y las cosas, y su estudio tiene un
fundamento empírico: puesto que el lenguaje, idealmente, es un reflejo de la
realidad, sus signos se vinculan con cosas y hechos. Ahora bien, la lógica
simbólica usa una notación matemática para establecer lo que designan los
signos, y lo hace de forma más precisa y clara que la lengua también
constituye por sí misma un lenguaje, concretamente un metalenguaje (lenguaje
técnico formal) que se emplea para hablar de la lengua como si de otro objeto
se tratara: la lengua es objeto de un determinado estudio semántico.

Una lengua objeto tiene un hablante (por ejemplo una francesa) que
emplea expresiones (como por ejemplo la plume rouge) para designar un
significado, (en este caso para indicar una determinada pluma —plume— de
color rojo —rouge—. La descripción completa de una lengua objeto se
denomina semiótica de esa lengua. La semiótica presenta los siguientes
29

aspectos: 1) un aspecto semántico, en el que reciben designaciones


específicas los signos (palabras, expresiones y oraciones); 2) un aspecto
pragmático, en el que se indican las relaciones contextuales entre los hablantes
y los signos; 3) un aspecto sintáctico, en el que se indican las relaciones
formales que existen entre los elementos que conforman un signo (por ejemplo,
entre los sonidos que forman una oración).

Cualquier lengua interpretada según la lógica simbólica es una lengua


objeto que tiene unas reglas que vinculan los signos a sus designaciones.
Cada signo que se interpreta tiene una condición de verdad —una condición
que hay que encontrar para que el signo sea verdadero—. El significado de un
signo es lo que designa cuando se satisface su condición de verdad. Por
ejemplo la expresión o signo la luna es una esfera la comprende cualquiera que
sepa español; sin embargo, aunque se comprenda, puede o no ser verdad. La
expresión es verdadera si la cosa a la que la expresión o signo se vincula —la
luna— es de verdad una esfera. Para determinar los valores de verdad del
signo cada cual tendrá que comprobarlo mirando la luna.

(Fuente de consulta: Irving M. Copy, Introducción a la Lógica, Editorial Limusa,


México, 2001, página 18).

4.3 LA RELACIÓN ENTRE LÓGICA Y DERECHO Y LA LÓGICA DEÓNTICA

a) Relación entre lógica y Derecho. Es correcto afirmar con Ulrich Klug


que la palabra ''lógica'' suele usarse en diversas significaciones,
frecuentemente divergentes unas de otras. Sin embargo, desde antiguo hay un
consenso en lo que debe entenderse por ''lógica formal''. A ésta la llamaba Kant
''lógica del uso general del entendimiento'' y la describía diciendo que ''encierra
las reglas del pensar, absolutamente necesarias, sin las cuales no hay uso
alguno del entendimiento, y se dirige, pues, a él sin tener en cuenta la
diferencia entre los objetos a que pueda referirse''.

En distinción con lo anterior, Kant señala que es posible una lógica del
uso particular del entendimiento que ''encierra las reglas para pensar
rectamente sobre una cierta especie de objetos''. Esta distinción permite
calificar a la lógica jurídica como una disciplina que encierra las reglas para
pensar rectamente sobre las normas de derecho, si empleamos la misma
terminología usada por Kant. Con este concepto coincide Klug, para quien:
''cuando se habla de lógica jurídica no se trata de una lógica para la que rijan
leyes especiales, sino que sencillamente se designa la parte de la lógica que
tiene aplicación a la ciencia jurídica''.

Sin embargo, debe hacerse una distinción ulterior pues lo dicho no


delimita sin ambigüedad a la disciplina que nos ocupa. La lógica jurídica ha
sido caracterizada como la disciplina de la lógica en un campo específico de
conocimiento: en la ciencia jurídica. Es decir es la lógica formal en su
aplicación en la ciencia jurídica. Como tal no tiene una peculiaridad que la
30

distinga como una lógica independiente, distinta de aquella que pudiera


aplicarse a otros dominios de conocimiento.

Obsérvese, sin embargo, que el objeto de aplicación de esta lógica es


una disciplina teórica: la ciencia del derecho. Sería una afirmación
completamente diferente aquella que dijera que el campo de aplicación de la
lógica fuera, no la ciencia del derecho, sino el derecho mismo, el conjunto de
normas jurídicas. Dice Kelsen: ''Es una opinión ampliamente difundida por los
juristas que entre el derecho y la lógica -es decir, la lógica tradicional bivalente
de verdadero y falso- existe una relación especialmente estrecha; que es una
cualidad específica del derecho la de ser lógico; es decir, que las normas del
derecho en sus relaciones recíprocas concuerdan con los principios de la
lógica. Esto supone que estos principios, ante todo el principio de no-
contradicción y la regla de inferencia, son aplicables a las normas en general, y
en especial, a las normas jurídicas''.

En este ensayo Kelsen llega a la conclusión negativa de que no existe ni


puede existir válidamente una lógica-jurídica, entendido como un conjunto de
principios lógicos específicos válidos para las normas del derecho. No existe
una lógica normativa, una lógica por virtud de la cual pueda decidirse si ciertas
normas son válidas o inválidas, de manera tal que constituyan su fundamento
de validez. Esto no implica la afirmación de que entre las normas del derecho
no se den relaciones lógicas. Tales relaciones se presentan entre las normas
del derecho, de lo cual no puede deducirse la tesis de que una norma es válida
o inválida por razones puramente lógicas. La validez o invalidez de una norma
no depende de las relaciones lógicas que tenga con otras normas, sino de la
relación de fundamentación, que no tiene carácter lógico.

Sin embargo, el campo de la lógica jurídica ha experimentado cambios y


progresos muy importantes en los últimos tiempos, a partir del importantísimo
ensayo de G. H. von Wright de 1951 titulado Deontic Logic. Este ensayo fue
una semilla que ha crecido gigantescamente en lo que ahora se conoce como
''lógica deóntica'', es decir, la lógica que se da entre expresiones en las que
ocurren esencialmente palabras normativas como obligaciones permisión,
prohibición, etc.

La observación de von Wright que desencadenó todo este desarrollo fue


el paralelismo existente entre las nociones de obligación y permisión y las
nociones de necesidad y posibilidad. La obligación y la permisión se comportan
respectivamente de la misma manera qué la necesidad y la posibilidad: un
enunciado es necesario si y sólo si su negación no es posible; análogamente,
un hecho o un acto p es obligatorio si y sólo si no-p no está permitido. Para
presentar gráficamente la analogía observada conviene hacerlo de la siguiente
manera:

M posible
P permitido
-M imposible
31

-P prohibido
-M- necesario
-P- obligatorio (''M'' es el símbolo para representar la posibilidad: ''-M'' la
imposibilidad; ''-M-'' la necesidad, etc. Es claro que ''-'' representa la negación).

En el sistema de von Wright la permisión es una noción deóntica


primitiva. ''Pp'' esta por ''p está permitido''. En consecuencia, la noción de
obligación se define en términos de la noción de permisión de la siguiente
manera:

Op = -P-pes decir, que p sea obligatorio significa que no está permitida la


omisión de p. La prohibición de la p la podemos simbolizar por ''Vp'' y definirla
así:

Vp = -Ppes decir, p está prohibido si y sólo si p no está permitido.

De acuerdo con von Wright los operadores deónticos pueden ser


prefijados a nombres de actos, no a descripciones de estados de cosas o
situaciones. En otros sistemas, como el de Ross Anderson, los operadores
deónticos preceden a proposiciones que describen estados de cosas o
situaciones.

No es el caso presentar en este lugar el señalar que acepta o construye


su sistema con axiomas que permiten romper la analogía con la lógica modal
alética en el punto preciso que distingue a la posibilidad de la permisión. Este
punto es el principio ''ab esse ad posse'', o sea, si p es verdadero, p es posible.
Este principio vale para la lógica modal alética, pero no debe valer para una
lógica deóntica, pues no es valido afirmar que porque un acto exista esta
permitido, pues puede realizarse y, sin embargo, no estar permitido. Si usamos
la notación polaca, en especial, ''C'' para el condicional o implicación material,
diríamos que para la lógica modal alética vale CpMp, mientras que para la
lógica modal no vale CpPp (en realidad, CpPp no es una fórmula bien formada
en el sistema primitivo de von Wright).

b) Lógica deóntica. En el sistema de von Wright la noción de permisión


es una de carácter primitivo y en relación con ella se definen las nociones de
prohibición y obligación, como ya tuvimos oportunidad de mostrar. En
contraposición a esto, A. Ross Anderson pudo construir un sistema de lógica
deóntica en el cual ninguno de los operadores deónticos fuera uno primitivo,
sino que todos ellos se definieran a partir de la lógica modal alética. Este es un
paso en verdad revolucionario. En el sistema de von Wright y en otros análogos
por sistema de von Wright y explicarlo. Baste cuanto toman algún operador
deóntico como primitivo, la lógica modal alética no es parte integrante de ellos.
En el sistema de Ross Anderson sí lo es, con la excepción del principio
deóntico equivalente a ab esse ad posee. Esto permite hacer una reducción de
la lógica deóntica a la lógica modal alética, o mejor, hacer una lógica deóntica
como extensión de la lógica modal alética. Esto lo logra hacer mediante la
inclusión de un axioma a cualquiera de los sistemas modales que afirme de
32

una constante proposicional S que su negación es posible. Usando ''N'' para la


negación, ''K para la conjunción, ''C'' para el condicional, el axioma mencionado
dice:

MNS.-no S es posible

La constante proposición al S es interpretada como una penalidad o una


sanción. Así se expresa Ross Anderson: ''La última relación existente en los
sistemas normativos entre las obligaciones y las sanciones sugiere la
posibilidad de poder comenzar tomando en consideración una pena o sanción
S y definir las nociones deónticas o normativas de obligación, etc., de la
siguiente manera: un estado de cosas p es obligatorio si la falsedad de p
implica a la sanción S; p está prohibido si implica la sanción S; y p esta
permitido si es posible que p sea verdadero sin que sea verdad la sanción S''.

Adicionalmente a estos intentos hay otros acercamientos a la lógica


deóntica que tienen carácter semántico y no sintáctico o axiomático. Estos
acercamientos tienen su origen en estudios de Stig Kanger, Saul A. Kripke,
Jaako Hintikka, Richard Montague y W. H. Hanson.

Todos los intentos de lógica deóntica hechos hasta la fecha, pueden


considerarse muy fructíferos, por lo que respecta al establecimiento de las
condiciones que deben llenarse para tener o una descripción consistente de
normas o un conjunto consistente de normas. Sin embargo, permanece el
problema de que los derechos positivos no son conjuntos normativos que
satisfagan las condiciones de consistencia establecidas por las diversas lógicas
deónticas. Por lo tanto, sus funciones, su utilidad y la necesidad teórica de su
existencia son temas abiertos a discusión.

(Fuentes de consulta: Instituto de Investigaciones Jurídicas, Enciclopedia


Jurídica Mexicana, tomo IV, Universidad Nacional Autónoma de México-
Editorial Porrúa, México, 2004, páginas 1061 a 1063, y Chaim Perelman,
Retórica y lógica, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1995,
página 72).

UNIDAD 5
LÓGICA EN LA APLICACIÓN DEL DERECHO

Objetivo particular. Comprender la lógica deóntica deductiva tomando en


consideración, sus analogía y diferencias, demostrar su utilidad para
detectar algunas falacias usuales en el razonamiento normativo.
Asimismo, analizar algunos argumentos no deductivos frecuentes en la
argumentación jurídica y su fundamento o falta de ella.

5.1 EL USO DE LA LÓGICA DEDUCTIVA EN EL RAZONAMIENTO JUDICIAL


Y SUS LÍMITES
33

La lógica deductiva se ocupa de aplicar la lógica al campo del Derecho,


con sus peculiares características y principios esenciales. La forma de
pensamiento occidental se basa en los principios lógicos dictados desde la
antigüedad, principalmente por Aristóteles; por ello, la lógica como forma de
organización correcta y verdadera del pensamiento es un medio útil en el
análisis y revisión de las definiciones y discurso jurídico propio del Derecho.

Lamentablemente se ha llegado a un abuso, en el aspecto formal, de los


lineamientos de esta disciplina, lo cual no es motivo para erradicarla, sino para
equilibrarla en las necesidades propias de la ciencia jurídica.

Cuando el sujeto examina una cosa en sus diversos aspectos y


relaciones no solo pone de manifiesto y registra las propiedades de tal
objeto, sino que también revela que algunas de estas propiedades son
inherentes a muchas cosas; en tanto que otras únicamente son propias de
esa cosa concreta, es decir, que toma conciencia de unas propiedades
como lo singular y de otras como lo general.

El hombre, al entrar en relación con algún objeto lo capta como lo


singular, como algo único. Si estos objetos que descubre como lo singular
satisfacen alguna necesidad productiva, los recuerda. Después, en la
medida que va descubriendo otros objetos que satisfacen esa misma
necesidad, se efectúa el paso, en la práctica y en la conciencia, de un
objeto (lo singular) a varios objetos (lo general) captando, también, su
semejanza.

Sobre la base de esta identidad o semejanza descubierta en un


grupo de objetos, éstos se van destacando de los otros objetos del mundo
circundante y uniéndose en grupos que comienzan a diferenciarse y
distinguirse en la conciencia del hombre. De esta manera surgen
representaciones generales, aún vagas, llamadas nociones y luego
también conceptos con los que el hombre establece la identidad que la
práctica ha revelado.

Descubrir el rasgo general, común a todos los objetos fenómenos


que se investigan, que constituye el procedimiento Inductivo, es la primera
etapa en el proceso del conocimiento. Para algunos filósofos y científicos tal
procedimiento es el único camino verdadero para penetrar en la esencia de los
fenómenos.

En cambio, otros filósofos y científicos estiman que el único


procedimiento eficaz para encontrar la esencia del objeto que se investiga es el
movimiento inverso, es decir, el método del paso de lo general a lo particular o
deducción.

La deducción garantiza el carácter necesario de las conclusiones, la


conexión necesaria de las proposiciones generales precedentes con las
subsiguientes hasta llegar a las cosas singulares.
34

El conocimiento de lo general a lo particular, fundado en la conclusión


deductiva, efectivamente puede asegurar la obtención de un conocimiento
verdadero. Pero solamente puede realizarse ese tránsito de lo general a lo
particular en el conocimiento cuando se ha dado el paso que va de lo singular a
lo general.

Esto quiere decir que el movimiento del conocimiento de lo general a lo


singular supone necesariamente el movimiento de lo singular a lo general y que
sin este último sencillamente es imposible.

Por consiguiente, en el proceso del conocimiento del objeto es preciso


determinar las propiedades y conexiones que le son inherentes mediante la
ascención de lo singular a lo general y de lo general a lo singular. Sólo
entendido de esta manera da un conocimiento objetivo verdadero.

La unidad entre la inducción y la deducción se establece, además de


su carácter independiente, en que mientras la inducción descubre las
propiedades generales de los objetos singulares investigados, la deducción
demuestra la validez lógica de tales conocimientos generales encontrados.

Aunque inducción y deducción son formas independientes del


pensamiento, que se encuentran en vinculación orgánica, se presuponen
mutuamente y al margen de esta unidad no pueden asegurar el desarrollo
del proceso cognoscitivo.

Al generalizar el material acumulado empíricamente, la inducción


prepara el terreno a las conjeturas e hipótesis sobre la causa de los
fenómenos que se investigan, a fin de verificar la veracidad de estas
hipótesis.

Por su parte, la deducción, al fundamentar teóricamente las


conclusiones obtenidas por vía inductiva, elimina su carácter problemático
y probable y las transforma en conocimiento cierto.

Veamos lo que al respecto dice Federico Engels: “La inducción y la


deducción van por fuerza juntas, lo mismo que el análisis y la síntesis. En
lugar de elogiar unilateral mente a la una a expensas de la otra,
podríamos tratar de aplicarla, cada una en su lugar, y ello sólo puede ser
si se tiene en cuenta que van juntas, que se complementan”.

(Fuente de consulta: H. Fiedler, Derecho, lógica, matemática, Editorial


Fontamara, México, 2002, páginas 114 y 115).

5.2 ALGUNOS CASOS DE LA LÓGICA DEDUCTIVA

5.2.1 NORMAS DERIVADAS


35

También conocidas como normas jurídicas fragmentarias. Adviértase que


no todo artículo de una ley o de un código constituye un precepto jurídico
completo. Hay una serie de reglas jurídicas que representan tan sólo
fragmentos de una norma jurídica, partes de ésta, como por ejemplo, el artículo
de un código civil que fija la mayor edad. Tal artículo por sí solo no establece
deber alguno, ni constituye un precepto jurídico completo: es una condición
común y parte integrante de los supuestos previstos por una copiosa serie de
preceptos jurídicos, por ejemplo, de aquellos que, para la realización de unas
ciertas consecuencias (por ejemplo, la validez de determinado contrato)
requieren la mayor edad de los contratantes.

También hay artículos de códigos o de leyes que constituyen una parte o


un fragmento de otras varias normas jurídicas específicas. He aquí, pues,
algunos pocos ejemplos, entre el sinnúmero de los que podrían ser
presentados. Los artículos que en un código penal determinan cuáles son las
circunstancias eximentes de incriminación, cuáles son las circunstancias
agravantes de la responsabilidad penal y cuáles son las circunstancias
atenuantes de esa responsabilidad, esos artículos, por sí solos, no constituyen
preceptos jurídicos, antes bien miembros componentes de otras normas
jurídicas. El artículo 644 del Código de Comercio reza:

"En la venta de la nave se entienden siempre comprendidos, aunque no se


exprese, todos los aparejos pertenecientes a ella, salvo pacto expreso en
contrario."

Este artículo, por sí solo, no constituye un precepto jurídico, pero


delimita la definición de un elemento del supuesto o hipótesis de una norma
jurídica, supuesto que comprende varios elementos, a saber: 1) una nave; 2)
dicha nave tiene aparejos; 3) la compra-venta de la nave, y 4) la no mención
expresa de los aparejos en el contrato de compra-venta. Además,
implícitamente, el artículo mencionado se refiere a estos otros supuestos: 5) el
propietario de la nave, vendedor de la misma; 6) un comprador de la nave; 7) la
obligación del vendedor de entregar al comprador la cosa vendida, y 8) el
vendedor debe entregar la cosa vendida en el estado en que se hallaba al
perfeccionarse el contrato.

La estructura lógica del precepto jurídico es común a todos los modos


posibles del Derecho. A primera vista, podría tal vez parecer que expresa sólo
la esencia de los preceptos referentes a los súbditos, pero no la esencia de las
disposiciones que ordenan a los órganos del Estado una actividad
administrativa. Pero toda objeción se desvanecerá al percatamos de que
también los actos de dichos órganos se encuentran sometidos, en caso de
incumplimiento, a una sanción especial, al castigo disciplinario. La ley que
determina la construcción de un ferrocarril tiene la siguiente estructura lógica: el
Estado castigará disciplinariamente a ciertos funcionarios, en caso de que ellos
no realicen determinados actos necesarios para la construcción de un
ferrocarril.
36

En términos genéricos se puede decir que la relación jurídica es la que


se da entre el supuesto o hipótesis y la consecuencia.

(Fuente de consulta: Luis Recaséns Siches, Introducción al Estudio del


Derecho, Editorial Porrúa, México, 2000, páginas 126 y 127).

5.2.2 EL LLAMADO “SILOGISMO JUDICIAL”

El razonamiento de aplicación de los preceptos del Derecho es


de tipo silogístico. La premisa mayor está constituida por la norma
genérica; la menor por el juicio que declara realizado el supuesto de
aquélla, y la conclusión por el que imputa a los sujetos implicados en el
caso las consecuencias de Derecho. Pongamos un par de ejemplos:

 Premisa mayor: Al que cometa el delito de falsificación de moneda,


se le aplicarán de seis meses a cinco años de prisión, y multa de
cien a tres mil pesos.
 Premisa menor: X ha cometido el delito de falsificación de moneda;
luego, conclusión: deben aplicarse a X de seis meses a cinco años
de prisión y multa de cien a tres mil pesos.

Segundo ejemplo:

 Premisa mayor: El que siembre, plante o edifique en finca propia,


con semillas, plantas o materiales ajenos, adquiere la propiedad de
unos y otros, pero con la obligación de pagarlos en todo caso y de
resarcir daños y perjuicios si ha procedido de mala fe.
 Premisa menor: Z ha sembrado en su finca, con semillas de Y,
pero sin proceder de mala fe; luego, conclusión: Z tiene la
obligación de pagar a Y el importe de sus semillas, sin que éste
pueda exigirle una indemnización por los daños y perjuicios
sufridos.

En el primer caso, se quiere demostrar que el proceso de


aplicación no siempre se reduce a un solo silogismo. La aplicación
silogística de la norma contenida en tal hipótesis conduce a la
conclusión de que al falsificador debe condenársele a prisión de seis
meses a cinco años, y al pago de una multa de cien a tres mil pesos;
pero ello no resuelve de modo cabal el caso concreto de X, porque la
ley obliga al juez a fijar la pena dentro de ciertos límites, de acuerdo
con las circunstancias especiales del hecho. La sentencia que se dicte
en contra del sujeto del ejemplo no podrá, pues, fundarse simplemente
en un solo artículo, sino que habrá de aplicar otras disposiciones del
mismo ordenamiento.

(Fuente de consulta: Eduardo García Maynez, Introducción al Estudio del


Derecho, Editorial Porrúa, México, 2009, páginas 321 y 322).
37

5.3 LOS LÍMITES DE LA LÓGICA DEDUCTIVA

La interpretación del Derecho y la argumentación jurídica


frecuentemente hacen uso de las herramientas proporcionados por la lógica en
general, entre ellas, las de la lógica deductiva; aunque ello no significa que el
Derecho esté construido lógicamente ni mucho menos. El Derecho es producto
de la voluntad de quienes lo elaboran, quienes en realidad muy pocas veces
toman en cuenta a la lógica deductiva como punto de partida para elaborar las
normas que dictan, por la sencilla razón de que no están obligados a hacerlo.
Sin embargo, los juristas suelen preocuparse por tratar al Derecho como si éste
tuviera una consistencia lógica o fuera posible hallarla a través de la
interpretación y la argumentación. Por ello hemos considerado oportuno ofrecer
un panorama breve y general de algunas nociones de lógica.

A manera de caracterización general, podemos decir que la lógica


deductiva es la disciplina que se ocupa de establecer las reglas y bases para el
razonamiento formalmente correcto o válido. Decimos que se trata de una
disciplina formal ya que no ofrece ninguna información sobre el universo; no
dice nada ni se ocupa acerca del contenido de los pensamientos, sino
simplemente de cómo puede estructurarse para dar origen así a razonamientos
correctos, sin importar si el contenido es verdadero o falso (empíricamente, se
entiende).

El nombre lógica deductiva, nos dice Johannes Hessen, significa ciencia


o doctrina del pensar. En el pensar debemos distinguir tres aspectos: el
proceso psíquico o acto de pensar; el contenido, y por último el objeto a que se
refieren el pensamiento o los pensamientos. De estos tres aspectos, el
segundo interesa a la lógica; primero pertenece a la psicología, y el tercero es
el que brinda su objeto particular a cada una de las ciencias. Hessen explica
que el objeto de la lógica tiene que ver exclusivamente con el contenido del
pensar o pensamiento; la lógica será la ciencia del pensamiento, se refiere al
contenido lógico o contenido significativo del pensar (es decir, a la norma
correcta del pensamiento).

Señalan Morris Cohen y Ernest Nagel: “Puede decirse que la lógica


deductiva se ocupa de la cuestión del peso o valor probatorio de diferentes
tipos de elementos de juicio. Tradicionalmente, sin embargo, se ha dedicado
sobre todo al estudio de lo que constituye una prueba, es decir, al estudio de
los elementos de juicio completos o concluyentes; pues, como veremos, estos
últimos deben por fuerza intervenir en la determinación del peso de los
elementos de juicio parciales y en la obtención de conclusiones que se juzgan
más o menos probables”.

(Fuente de consulta: Antonio Piccato Rodríguez, Teoría del Derecho, Iure


Editores, México, 2006, página 172).

5.4 RAZONAMIENTOS DEDUCTIVOS EN LA ARGUMENTACIÓN JURÍDICA


38

Respecto a la noción de razonamiento, puede decirse que es la noción


más importante dentro del campo de la lógica, porque representa su principal
objeto de estudio.

Generalmente se consideran como sinónimos de razonamiento a


argumento, raciocinio, derivación e inferencia.

Razonamiento deductivo significa el obtener una proposición con base


en otra u otras proposiciones, o, en otro sentido, la determinación de la o las
proposiciones que justifican a otra proposición. Se denomina conclusión a la
proposición obtenida o justificada en otras, y premisas a las proposiciones que
sirven de base para obtener o justificar la conclusión.

Existe una diversidad de razonamientos, entre los que se encuentran los


inductivos, analógicos, reductivos, estadísticos, deductivos, etc. De ellos, la
lógica formal estudia el deductivo. De los demás, algunos tienen importancia
dentro del campo de la lógica jurídica, en su parte de lógica de la
argumentación.

A diferencia de la gran mayoría de los otros razonamientos, el deductivo


tiene como particularidad Ia certidumbre o necesidad de su conclusión. Es
decir, si existe atingencia entre las premisas y Ia conclusión, y si aceptamos las
premisas, entonces necesariamente tenemos que aceptar la conclusión.

Se denomina validez a la relación objetiva de correspondencia entre las


premisas y la conclusión. Un razonamiento es válido si efectivamente la
conclusión se puede obtener de las premisas o, si efectivamente, las premisas
justifican, sin duda, a la conclusión. Esta validez del razonamiento es
independiente de la verdad o falsedad empírica de las premisas, o sea, puede
existir un razonamiento válido con premisas falsas.

En este sentido, a la lógica, como ciencia formal, no le interesa la verdad


o falsedad fáctica de las premisas concretas, o las condiciones para que lo
sean, ni de ninguna otra proposición; eso le compete a las correspondientes
ciencias empíricas o a la metodología de la ciencia. Pero sí le interesa las
condiciones generales de la validez del razonamiento, que forma parte de lo
que se denomina verdad formal o verdad lógica.

Las dos grandes especies del razonamiento o inferencia son las


inferencias inmediatas y las inferencias mediatas.

(Fuente de consulta: Jorge Witker y Rogelio Larios, Metodología Jurídica,


Editoria Mc Graw Hill, México, 2007, página 17).

5.5 LOS RAZONAMIENTOS LÓGICOS Y CASI LÓGICOS UTILIZADOS EN


EL DERECHO
39

Reconocer que la lógica de lo racional es impertinente, inútil, y muchas


veces perjudicial en el campo de la jurisprudencia; y que, para la
jurisprudencia, la lógica que viene en cuestión es la de lo razonable, el
reconocer todo eso no impide admitir que la lógica tradicional de lo racional
puede ser empleada por el jurista dentro de zonas, angostas, perfectamente
delimitadas y circunscritas. Veamos algunas de esas zonas o franjas limitadas o
circunscritas en las que puede ser válida la lógica de lo racional.

El jurista debe servirse de la lógica tradicional cuando trate de sacar


consecuencias de las formas jurídicas puras a priori, por ejemplo: no puede
haber un derecho subjetivo sin un deber jurídico correlativo.

El jurista debe servirse de la lógica tradicional también cuando se trate


de sacar consecuencias de la identidad de dos situaciones: tendrá entonces
necesariamente que regirse por el principio de identidad y no contradicción.

Tiene que emplear asimismo la lógica tradicional cuando haya de


proceder a la mensura material o la cuantificación de realidades físicas o de
expresiones de tipo matemático, verbigracia: cuando tenga que medir la
extensión de un predio, o cuando tenga que contar cabezas de ganado o
dinero.

La lógica tradicional de lo racional tiene también empleo, aunque


limitado, al tratamiento de otros aspectos parciales en los problemas jurídicos
prácticos.

Cuando el jurista, dentro de un campo limitado, tenga que proceder a


una inferencia, entonces es obvio que las leyes de la inferencia son las mismas
cuando nos dediquemos al estudio de los fenómenos de la naturaleza, que
cuando contemplemos conexiones entre ideas, que cuando nos ocupemos de
problemas jurídicos prácticos. Pero los primeros axiomas o los postulados
sobre hechos serán diferentes de los que operan en el estudio de la naturaleza
o en el análisis de las ideas puras. Mientras que en el caso de la física ésta
parte de datos de la experiencia y a la vez de ideas matemáticas, por el
contrario, en el campo del Derecho se arranca de juicios estimativa a los cuales
se fundan sobre diversos valores de rango diferente; y esos valores están
referidos siempre a hechos concretos de la vida humana.

Así, resulta que el uso limitado de la lógica deductiva tradicional, en el


campo de la interpretación y de la individualización de los contenidos jurídicos,
está condicionado esencialmente por puntos de vista y por jerarquías de
carácter estimativo o valorador. Estas características dimensiones de lo
humano limitan considerablemente la posibilidad de inferencias formales de
tipo silogístico, las cuales pueden resultar admisibles sólo eventualmente y sólo
dentro de zonas muy restringidas. Por eso, las más de las veces, las leyes de
la deducción silogística quiebran por completo en el Derecho, porque se
interfieren razonamientos de índole valoradora o estimativa, que originan lo
razonable, que es diferente de lo racional puro y abstracto. Y otro factor que se
40

interfiere con lo racional puro es el conjunto de lecciones sacadas de las


experiencias vividas por los hombres individual y colectivamente.

Por eso, aparte de esos casos, que son muy limitadas excepciones, la
lógica tradicional formalista de lo deductivo no le sirve al jurisconsulto para
comprender e interpretar de manera justa los contenidos de las disposiciones
jurídicas; no le sirve para crear la norma individualizada de la sentencia judicial
o de la decisión administrativa; como no le sirve tampoco al legislador para su
tarea de establecer reglas generales.

Esos menesteres tratan de los contenidos de las normas jurídicas, sea


para elaborar esos contenidos en términos generales mediante la legislación,
sea para interpretar e individualizar las leyes en relación con los casos
concretos y singulares. Para todo esto es necesario ejercitar el logos de lo
humano, la lógica de lo razonable, y de la razón vital e histórica.

Al delimitar correctamente de un modo riguroso las diversas funciones


en los respectivos campos, de la lógica de tipo matemático (lógica de lo
racional), y del logos de lo humano (lógica de lo razonable), se suministra al
abogado y al juez la posibilidad de una conciencia limpia, de una pulcra manera
de operar, y se les exime de tener que andar a la búsqueda de disfraces y
artilugios que presenten externamente sus opiniones y sus justas decisiones
(ya de hecho elaboradas por certero presentimiento conforme al logos de lo
humano) como si fuesen resultados de una construcción de lógica tradicional
--que en realidad no era tal, sino que era tan sólo una pseudoconstrucción de
pseudológica.

(Fuente de consulta: Luis Recaséns Siches, Introducción al Estudio del


Derecho, Editorial Porrúa, México, 2000, páginas 248 a 250).

UNIDAD 6
APLICACIÓN DE LA LÓGICA
EN EL ÁMBITO LEGISLATIVO

Objetivo particular. Reconocer la relación próxima entre la disciplina


lógica y la elaboración de normas jurídicas.

6.1 EL USO DE LA LÓGICA COMO HERRAMIENTA DE CONSTRUCCIÓN


DEL LENGUAJE LEGISLATIVO

6.1.1 EL PAPEL DEL MÉTODO INDUCTIVO EN EL DEBATE DE


PROYECTOS DE NORMAS

Para este asunto, tenemos que el autor Carlos Manuel Villabella


Armengol señala que el proceso de inducción recorre el camino de lo particular
a lo general, ya que a partir de situaciones específicas induce regularidades
válidas o aplicables a casos semejantes, obviando lo relativo o cambiante, y
41

buscando las formas estables. Ésta es la manera de establecer conclusiones


desde el estudio de casos y la forma de razonar en las investigaciones
cualitativas.

En la ciencia jurídica –en donde las investigaciones cualitativas tienen


presencia- la inducción, como forma de razonamiento, posibilita construir
teoremas desde situaciones particulares y casos concretos, establecer
regularidades, generalizar y pautar conclusiones.

¿Cuál es la naturaleza lógica de la operación mediante la cual el jurista


transforma una pluralidad de normas en una norma de mayor generalidad
(normativamente) equivalente a las normas primitivas? El examen de esta
cuestión puede arrojar alguna luz sobre los métodos y el carácter de la ciencia
jurídica.

El autor Sebastián Soler, tras de señalar que: “el trabajo principal de la


reconstrucción propiamente técnica de un sistema jurídico no es... una pura
serie deductiva”, sostiene que la generalización consistente en la extracción de
las “reglas y principios generales de los preceptos concretos y aislados del
derecho positivo” es una operación inductiva. Pero Soler opone esta “inducción
jurídica”, en la que la conclusión está plenamente garantizada por las premisas,
a la “inducción por enumeración”, que se practica en las ciencias fácticas y
cuyo resultado es meramente probable. Al mismo tiempo, Soler subraya, al
polemizar con Kantorowicz, que la inducción jurídica no es un silogismo y que
el silogismo no es “la única manera posible de llegar a conclusiones
lógicamente válidas”.

Que el silogismo no es la única forma de razonamiento lógicamente


válido es una verdad ampliamente demostrada por la lógica contemporánea. La
observación de Soler no deja de tener, sin embargo, su importancia, porque no
pocos juristas -aun de aquellos que escriben sobre temas de lógica- ignoran,
curiosamente, muchos adelantos de la teoría lógica. Más interesante, empero,
es la cuestión de saber si la operación calificada por Soler como “inducción
jurídica” es -lógicamente hablando- una inducción o una deducción.

Aristóteles define la inducción como el “paso de los particulares a los


universales”. Siguiendo esta definición, la tradición aristotélica caracteriza la
diferencia entre el razonamiento deductivo y el razonamiento inductivo en los
siguientes términos: el razonamiento deductivo es una conclusión de lo
universal a lo particular o lo singular, el razonamiento inductivo es una
conclusión de lo particular a lo universal. Esta caracterización es
manifiestamente insuficiente; la conclusión de un razonamiento deductivo no
tiene por qué ser particular, ni es necesario que sus premisas sean generales.
Por eso, en la lógica moderna se adopta otro criterio de diferenciación:
deductivo es todo razonamiento lógicamente válido, es decir, un razonamiento
en el cual la verdad de las premisas garantiza la verdad de la conclusión, esto
es, no puede darse el caso de que las premisas sean verdaderas y la
conclusión falsa. Otra manera de expresar la misma idea es decir que las
42

premisas implican lógicamente la conclusión. En un razonamiento inductivo, en


cambio, no se da tal relación de implicación lógica; las premisas no garantizan
la verdad de la conclusión, sino que se limitan a indicar tan sólo su grado de
probabilidad o confirmación.

Frente a la distinción formulada en estos términos, resulta evidente que


la operación que Soler llama inducción jurídica es una inferencia deductiva, si
es verdad que conduce, como afirma Soler, a conclusiones lógicamente válidas
y que las premisas garantizan plenamente la verdad de la conclusión.

Sin embargo, es interesante observar que la terminología de Soler


-aunque no esté de acuerdo con la terminología usada en la lógica moderna-
tiene antecedentes muy ilustres. Fue nada menos que Aristóteles el que por
primera vez examinó esta forma de inferencia, que consiste en una
generalización a partir de todos los casos de un género.

Aristóteles llama inducción a este razonamiento y señala que en cierto


modo esa inducción -que manifiestamente es distinta de la inducción que
Aristóteles caracteriza en Tópica puede oponerse al silogismo, aunque también
puede ser considerada como un caso especial de este último, e insiste en que
esta inducción procede a través de una enumeración de todos los casos. El
ejemplo mencionado por Aristóteles es, como lo señala Prior, poco feliz, ya que
es extraído de la ciencia natural, donde justamente no se presenta la
posibilidad de examinar todos los casos de una generalización. Sin embargo,
añade Prior, la inducción aristotélica tiene múltiples usos en ciencias más
abstractas (como la lógica y la matemática) y proporciona un ejemplo tomado
de la lógica. Prior analiza los intentos de Aristóteles y de De Morgan de reducir
esta forma de inferencia a una de las figuras del silogismo. No tenemos por qué
entrar en estos tecnicismos; lo cierto es que la inducción aristotélica es una
forma de inferencia lógicamente válida, aunque no sea reducible sin más a
figuras silogísticas, y es, por consiguiente, una inferencia deductiva. Este tipo
de inferencia es muy usado en matemáticas y -según parece, si tiene razón
Soler- también en la ciencia jurídica.

Para decidir si la inducción jurídica es efectivamente una inferencia


lógicamente válida del mismo tipo que la inducción aristotélica y el
razonamiento por casos de los matemáticos, tenemos que analizar sus
supuestos. Hemos visto ya que la validez de la inducción aristotélica depende
esencialmente de la posibilidad de inspeccionar todos los casos de un género.
La diferencia con el silogismo común puede expresarse -como lo subraya Prior-
en un lenguaje kantiano, diciendo que en vez de probar un caso por la regla, en
la inducción se prueba la regla observando el resultado en todos los casos.

Una posibilidad de inspeccionar todos los casos se da cuando su


número es finito. Si el número de los casos posibles es infinito, no se pueden
revisar todos ellos. Soler insiste en que la inducción jurídica es una inferencia
lógicamente válida porque se cumple en ella esta condición: el material que
maneja el jurista es limitado, ya que el número de reglas de las que el jurista
43

extrae el principio general es finito. La inducción jurídica es legítima solamente


en la medida en que el principio general es extraído de la totalidad de los
preceptos inferiores, y la operación es posible, porque la serie de estos últimos
es siempre limitada. Esta tesis parece implicar que el conjunto de enunciados
válidos es necesariamente finito, propiedad a la que Soler alude bajo el nombre
de finitud lógica del sistema.

La tesis del finitismo es verdadera para el derecho positivo. Si el derecho


positivo es el derecho creado por los hombres, entonces el número de los
enunciados válidos no puede ser infinito, ya que éstos han sido formulados
mediante pasos sucesivos y finitos.

Si se acepta la posición positivista según la cual todo derecho es


derecho positivo, entonces la tesis finitista es válida sin restricciones. Pero para
una posición jusnaturalista esto no es necesariamente así. Un sistema de
derecho natural puede estar formado (aunque no necesariamente) por un
infinito número de enunciados creados por Dios (que, como ser infinito, bien
puede crear un número infinito de enunciados). En este caso la tarea de la
sistematización (o mejor, de la axiomatización) consistiría en hallar una base
finita equivalente al sistema de derecho natural. Pero también es posible que el
conjunto de los enunciados del derecho natural de este tipo no sea
axiomatizable.

Desde el punto de vista práctico, es indudable que la ciencia del derecho


de los últimos 150 años opera casi exclusivamente con el derecho positivo.
Muy rara vez se admiten en la base enunciados que no sean de derecho
positivo. Esto vale incluso para los juristas dogmáticos que en el plano filosófico
o ético son partidarios declarados de la doctrina del Derecho Natural.

Por consiguiente, en el ámbito jurídico se cumple -por lo menos para el


derecho positivo- la condición de finitud, necesaria para la validez lógica del
razonamiento por casos. La inducción jurídica es, por lo tanto, una inferencia
deductiva (lógicamente válida) del mismo tipo que la que se usa en las ciencias
formales: la lógica y la matemática.

(Fuentes de consulta: Carlos Manuel Villabella Armengol, “Los métodos en la


investigación jurídica, algunas precisiones”, Universidad Nacional Autónoma de
México, México, sin precisar el año de la publicación, página 938; información
disponible en línea electrónica, concretamente en la página oficial de la
institución educativa arriba enunciada, cuya dirección es la siguiente:
https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/8/3983/46.pdf, consultada el
día viernes 12 de abril de 2019. Por otra parte, también se utilizó la información
contenida en el artículo titulado: “5. La llamada ‘inducción jurídica’”, proveniente
de la página electrónica de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, contenida
en la siguiente dirección: http://www.cervantesvirtual.com/obra-
visor/introduccion-a-la-metodologia-de-las-ciencias-juridicas-y-sociales--
0/html/ff1ec610-82b1-11df-acc7-002185ce6064_24.html, consultada el día
viernes 12 de abril de 2019).
44

6.1.2 EL PAPEL DE LA DIALÉCTICA EN LA CONSTRUCCIÓN DEL


ORDENAMEINTO JURÍDICO

La dialéctica, en filosofía, es el método que investiga la naturaleza de la


verdad mediante el análisis crítico de conceptos e hipótesis.

 Uno de los primeros ejemplos de método dialéctico lo ofrecen los Diálogos


del filósofo griego Platón, en los que el autor acomete el estudio de la
verdad a través de la discusión en forma de preguntas y respuestas. El
más famoso alumno de Platón, Aristóteles, entiende la dialéctica como la
búsqueda de la base filosófica de la ciencia, y utiliza a menudo el término
como sinónimo de ciencia de la lógica.
 El filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel aplica el término
dialéctica su sistema filosófico. Hegel pensaba que la evolución de las
ideas se produce a través de un proceso dialéctico, es decir, un concepto
se enfrenta a su opuesto y como resultado de este conflicto, se alza un
tercero, la síntesis. La síntesis se encuentra más cargada de verdad que
los dos anteriores opuestos. La obra de Hegel se basa en la concepción
idealista de una mente universal que, a través de la evolución, aspira a
llegar al más alto límite de autoconciencia y de libertad.
 El filósofo alemán Karl Marx aplicaba el concepto de dialéctica a los
procesos sociales y económicos. El llamado materialismo dialéctico de
Marx, con frecuencia considerado como una revisión del sistema
hegeliano, afirma que las ideas sólo son el resultado del determinismo de
las condiciones materiales dadas.

Así entonces, tenemos que para la dialéctica en la construcción del


ordenamiento jurídico, son fundamentales los conceptos y las hipótesis. Los
conceptos jurídicos fundamentales son nociones de carácter formal que se
encuentran en la base de todo derecho posible y que constituyen el
fundamento teórico de éste. La importancia de tales conceptos reside en que al
ser identificados nos permiten revisar cualquier sistema jurídico, al ser nociones
irreductibles sabemos que podemos encontrarlas en el campo jurídico y que
serán nuestra base para construir conceptos derivados o contingentes.

Para el jurista mexicano Eduardo García Máynez, los conceptos jurídicos


fundamentales son las categorías o nociones irreductibles, en cuya ausencia
resultaría imposible entender un orden jurídico cualquiera, a saber:

 Supuesto jurídico: hecho que produce un efecto jurídico. Hipótesis de


cuya realización dependen las consecuencias establecidas por la norma.
 Derecho subjetivo: posibilidad de acción de acuerdo con un precepto, o
autorización concedida a una persona.
 Deber jurídico: restricción de la libertad exterior de una persona, derivada
de la facultad, concedida a otras u otras, de exigir de la primera cierta
conducta, positiva o negativa.
45

 Sujeto o persona de derecho: todo ente capaz de tener facultades y


deberes.
 Sanción: Consecuencia jurídica que el incumplimiento de un deber
produce en relación con el obligado.

A su vez, el maestro Rafael Rojina Villegas afirma que los conceptos


jurídicos fundamentales son aquellos que intervienen como elementos
constantes y necesarios en toda relación jurídica, es decir, en toda forma de
conducta jurídica que se produce por la aplicación de la norma de derecho a
los casos concretos. Comprendemos en ellos tanto las manifestaciones de
conducta jurídica lícita como aquellas de conducta jurídica ilícita.

Los conceptos jurídicos fundamentales se convierten en las categorías


esenciales de todo derecho, presente o pasado, positivo o natural, justo o
injusto, legislado o consuetudinario, de tal manera que son los instrumentos
imprescindibles del jurista y del legislador para pensar y resolver cualquier
problema jurídico.

(Fuentes de consulta: Perla Gómez Gallardo, Filosofía del Derecho, Editorial


Iure, México, 2005, páginas 142 y 143 y, Rigel Bolaños Linares, Curso de
Derecho, Editorial Porrúa, México, 2000, página 72).

6.2 LAS NORMAS JURÍDICAS Y SUS CLASES

TIPOS DE NORMAS OBJETIVO CARACTERÍSTICAS METAS


Morales Regulan la conducta  Autónomas. Se busca la
interna del individuo.  Unilaterales. perfección.
 Incoercibles.
Religiosas Regulan la conducta  Heterónomas. Se busca la pureza,
interna y externa del  Bilaterales. la santidad, la
individuo.  Incoercibles. humildad, etc.
Jurídicas Regulan la conducta  Heterónomas. Se busca el bien
externa del individuo.  Bilaterales. común, la justicia y
 Coercibles. dar seguridad jurídica
al gobernado.

a) Normas jurídicas. Es la regla dictada por legítimo poder para


determinar la conducta humana Son aquellas disposiciones que el poder
público por medio de sus órganos legislativos señala como obligatorias a la
obediencia general y en caso de inobservancia las hace cumplir de acuerdo
con los órganos judiciales. Es una regla de conducta humana a cuya
observación puede constreñirnos el Estado mediante una presión externa de
mayor o menor intensidad.

b) Normas morales. En las normas morales o éticas, el hombre es libre


interiormente, esto es, está investido de ser él mismo la causa primera de sus
acciones. A pesar de esa independencia, está sometido por su naturaleza a
ciertos deberes, es decir, a la necesidad moral de hacer o no hacer una cosa, o
dicho de otro modo, la moral está formada por el conjunto de principios rectores
46

internos de la conducta humana que indican cuáles son las acciones buenas o
malas para hacerlas o evitarlas. La moral sólo regula los actos internos, la
causa psicológica que produce la conducta humana. Estos deberes interiores o
morales, no tienen más sanción en caso de incumplimiento que en el futuro
interno, en la conciencia del individuo. Como no produce la facultad o el
derecho de exigir su cumplimiento algunos autores han afirmado que la moral
es imperfecta, sólo existirá un remordimiento, un reproche, un malestar en la
conciencia del sujeto infractor. La moral implica un grado de perfección
psíquica que rara o muy difícilmente se alcanza, por ejemplo los deberes de
asistencia y sacrificio. La moral valora las acciones en sí mismas. Su campo es
el de la conciencia; su orden es el interior, la intención, el propósito del obrar
del individuo; regula la paz interior, las convicciones del ser, se ocupa del
comportamiento sólo cuando enjuicia la conducta humana en relación con los
valores supremos hacia los que debe enfilarse la vida.

c) Normas religiosas. Éstas participan en gran parte de los rasgos de


las normas morales, ya que el contenido de ambas tiene como fin los aspectos
interiores de los individuos. Así tenemos que estas normas, al igual que las
morales, se diferencias de las normas jurídicas en su unilateralidad, interioridad
e incoercibilidad, y sólo se identifican con el Derecho en su heteronomía

(Fuentes de consulta: Rigel Bolaños Linares, Curso de Derecho, Editorial


Porrúa, México, 2000, página 7; Fernando Floresgómez González, Introducción
al Estudio del Derecho y Derecho Civil, 9ª edición, Editorial Porrúa, México,
2000, páginas 6 a 8 y, Luis Humberto Delgadillo Gutiérrez, Introducción al
Derecho Positivo Mexicano, Editorial Limusa-Noriega, México, 2004, páginas
47 y 48).

6.3 LA APLICACIÓN DE LA LÓGICA EN EL DISCURSO Y ELABORACIÓN


DE LA LEGISLACIÓN ACTUAL

La norma jurídica existe para ser aplicada, para que regule la


conducta humana, no para que sea objeto de elaboraciones
académicas. Es la aplicación la piedra angular del complejo sistema
jurídico.

La aplicación de las leyes es por demás variable, pues existen


preceptos que apenas se observan, otras que no se aplican en
absoluto, mientras que otras, las más numerosas, están en un grado
considerable de observancia. Precisamente el objeto de la regla jurídica
es que regule las relaciones sociales, ya que de ocurrir que no alcancen
un grado considerable de aplicación, no justifican su creación.

El hecho de que todo sistema jurídico para que sea considerado


como existente, debe tener un índice elevado de aplicación en su
conjunto, es algo que reconocen la mayoría de los tratadistas.
47

La aplicación de las normas jurídicas en relación con el espacio,


en nuestro país puede apreciarse desde dos puntos de vista en virtud
de la organización política del mismo, ya que, como es sabido, México
es una República representativa, democrática federal, compuesta de
Estados libres y soberanos. Es decir, pueden presentarse problemas de
aplicación de leyes en el espacio desde el punto de vista internacional y
desde el punto de vista interestatal. La controversia legal puede ser entre
leyes mexicanas y extranjeras, o bien entre leyes de los diversos
Estados que integran nuestro territorio.

La Constitución Política, y el Código Civil para el Distrito Federal,


establecen respecto al sistema a seguir con relación: al conflicto de
leyes en nuestro país lo siguiente: En cada Estado de la Federación se
dará entera fe y crédito a los actos públicos registrados y
procedimientos judiciales de todos los otros. El Congreso de la Unión,
por medio de leyes generales, prescribirá la manera de probar dichos
actos, registros y procedimientos, y el efecto de ellos, sujetándose a las
bases siguientes: I. Las leyes de un Estado sólo tendrán efecto en su
propio territorio, y por consiguiente, no podrán ser obligatorias fuera de
él; II. Los bienes muebles e inmuebles se regirán por la ley del lugar de
su ubicación; III. Las sentencias pronunciadas por los tribunales de un
Estado sobre derechos reales o bienes inmuebles ubicados en otros
Estados, sólo tendrán fuerza ejecutoria en éste, cuando así lo
dispongan sus propias leyes. Las sentencias sobre derechos personales
sólo serán ejecutadas en otro Estado, cuando la persona condenada se
haya sometido expresamente, o por razón de domicilio, a la justicia que
los pronunció y siempre que haya sido citada personalmente para ocurrir
al juicio; IV. Los actos del estado civil ajustados a las leyes de un Estado
tendrán validez en los otros, y los títulos profesionales expedidos por las
autoridades de un Estado, con sujeción a sus leyes, serán respetados en
los otros (artículo 121 constitucional).

El Código Civil mencionado dispone lo siguiente: Las leyes


mexicanas, incluyendo las que se refieren al estado y capacidad de las
personas, se aplican a todos los habitantes de la República, ya sean
nacionales o extranjeros, estén domiciliados en ella o sean transeúntes.

Los efectos jurídicos de actos y contratos celebrados en el


extranjero, que deban ser ejecutados en el territorio de la República, se
regirán por las disposiciones que establece el Código Civil.

Los bienes inmuebles, sitos en el Distrito Federal, y los bienes


muebles que en' el mismo se encuentren, se regirán por las
disposiciones del Código Civil que hemos citado, aun cuando los dueños
sean extranjeros.

Los actos jurídicos, en todo lo relativo a su forma, se regirán por


las leyes del lugar donde pasen. Sin embargo, los mexicanos y
48

extranjeros residentes fuera del Distrito Federal quedan en libertad para


sujetarse a las formas prescritas por el mencionado Código, cuando el
acto haya de tener ejecución en las mencionadas demarcaciones.

(Fuente de consulta: Fernando Floresgómez González, Introducción al Estudio


del Derecho y Derecho Civil, Editorial Porrúa, México, 2009, páginas 35 y 36).

UNIDAD 7
ANÁLISIS DE LOS DIVERSOS SISTEMAS LÓGICOS DE
RAZONAMIENTO Y APLICACIÓN DEL DERECHO

Objetivo particular. Conocer los razonamientos de los diversos sistema


lógicos de razonamiento jurídico internacionales para la solución de
casos en conflicto con México.

7.1 EL ALCANCE LÓGICO DE TRATADO Y DE AGREEMENT

Previamente a la expedición de la Ley sobre la Celebración de Tratados


en 1992, la figura del acuerdo ejecutivo no se encontraba regulada en México,
a pesar de haber sido ampliamente utilizada.

En México, así como en otros países, los acuerdos ejecutivos han sido
cuestionados tanto por tratadistas como por legisladores, argumentando que en
realidad constituyen tratados internacionales que se adoptan con esta
modalidad de acuerdos ejecutivos para evitar la sanción legislativa. En este
sentido, en México hay un gran número de precedentes que se formalizaron
previo a la expedición de la Ley antes referida y que, como lo señala el
embajador Jorge Palacios Treviño, contaron incluso con la aceptación del
propio Senado de la República, como consta en la obra Tratados ratificados y
convenios ejecutivos celebrados por México, editada desde 1972 por el órgano
legislativo.

Por tradición, los acuerdos ejecutivos fueron celebrados directamente


por la Secretaría de Relaciones Exteriores, como el órgano del Poder Ejecutivo
responsable de las relaciones internacionales de México, conforme a lo
dispuesto en el artículo 28, fracción I, de la Ley Orgánica de la Administración
Pública Federal. Estos instrumentos se formalizan en nombre y representación
del Estado mexicano, en competencias exclusivas del Ejecutivo federal, que no
requieren de sanción legislativa alguna. Los ejemplos más comunes han sido
los acuerdos en materia de supresión de visas, que, anteriormente, se
formalizaban acorde con la Ley General de Población, en la que, claramente,
se establecía que su aplicación recaía en el Ejecutivo federal, por medio de la
Secretaría de Gobernación.

A partir de la expedición de la Ley sobre la Celebración de Tratados, se


incorporó en su artículo 2, fracción II, la figura de acuerdo interinstitucional, que
pretende reglamentar el “acuerdo ejecutivo”; sin embargo, debe destacarse que
49

esta denominación es, como tal, única de México y ningún otro país en el
mundo la utiliza.

La Ley en cita define el acuerdo interinstitucional como “el convenio


regido por el derecho internacional público, celebrado por escrito entre
cualquier dependencia u organismo descentralizado de la administración
pública federal, estatal o municipal, y uno o varios órganos gubernamentales
extranjeros u organismos internacionales”

Lo que realmente hace la Ley en cuestión es crear una nueva categoría


de instrumento internacional, en la cual se abra la posibilidad de que los
organismos descentralizados y las distintas dependencias de la administración
pública en todos los niveles de gobierno, incluso el municipal, puedan celebrar
acuerdos interinstitucionales; son ellos directamente los titulares de los
derechos y obligaciones incorporados, sin que su cumplimiento recaiga en el
Estado mexicano como tal.

Los acuerdos ejecutivos y ahora también los interinstitucionales


presentan un ágil proceso de negociación y formalización, que permite
identificar áreas en las que resulta necesario promover actividades de
cooperación. La ejecución de los mismos conlleva la implementación de
actividades específicas; además, promueven el desarrollo y, en el caso de los
acuerdos interinstitucionales, mejoran las capacidades de las instituciones
mexicanas que los celebran.

Es importante destacar que, en la práctica mexicana, dependiendo del


contenido del instrumento en sí mismo, tanto los acuerdos ejecutivos como los
interinstitucionales pueden tener vida autónoma, o bien, tener como marco
jurídico de referencia un tratado previamente aprobado por el Senado de la
República.

En el caso de Estados Unidos, como ya se ha mencionado, la única


fuente legal en materia de tratados es su propia Constitución, sobre la cual los
presidentes han asumido la facultad discrecional para decidir cuándo un
instrumento internacional debe tener el carácter de un tratado o, simplemente,
de un acuerdo ejecutivo, a pesar de que el texto de la propia Constitución sea
omiso a esta figura.

A pesar de que no existe un fundamento jurídico como tal que sustente


la celebración de acuerdos ejecutivos, los presidentes han argumentado tener
autoridad constitucional independiente para celebrarlos, criterio que ha sido
sostenido por el Poder Judicial.

Los presidentes estadunidenses cuentan con cuatro fuentes de


autoridad constitucional: a) el deber del presidente, en su calidad de jefe del
Ejecutivo, de representar a la nación en asuntos de relaciones exteriores; b) su
autoridad para recibir a embajadores y a otros funcionarios públicos; c) su
50

autoridad como comandante en jefe, y d) su deber de asegurar que las leyes


sean cumplidas a cabalidad.

Acorde con el Departamento de Estado, los acuerdos ejecutivos, o


acuerdos internacionales distintos a los tratados, son constitucionalmente
vinculantes, en tanto no sean inconsistentes con la legislación emitida por el
Congreso en ejercicio de su autoridad constitucional, criterio que también ha
pasado el escrutinio del poder judicial.

De conformidad con la práctica estadunidense hay tres categorías de acuerdos


ejecutivos:

 Congressional executive agreements. Se trata de instrumentos que, a


diferencia de los tratados en que sólo son aprobados por el Senado, se
celebran por la autoridad ejecutiva del presidente, pero requieren ser
aprobados por el Congreso, es decir, que también interviene la Cámara
de Representantes, ya que son emitidos como Ley Suprema de toda la
Unión. Por ejemplo, el antes llamado Tratado de Libre Comercio para
América del Norte no siguió el procedimiento habitual para ser un tratado
internacional, sino que fue negociado directamente por el ejecutivo y
aprobado por la mayoría de ambas cámaras del Congreso, antes de ser
firmado como ley.
 Agreements pursuant to treaties. Se trata de acuerdos ejecutivos que
tienen como marco jurídico de referencia a otros tratados internacionales
que sí fueron aprobados por el Senado. Los ejemplos más comunes
tienen que ver con acuerdos en materia de seguridad, como podrían ser
aquellos celebrados para instrumentar la Organización del Tratado del
Atlántico Norte (OTAN).
 Presidential or sole executive agreements. Son acuerdos que no cuentan
con marco jurídico de referencia alguno, y que se celebran simplemente
atendiendo a las cuatro fuentes de autoridad constitucional anteriormente
descritas. Un ejemplo de este tipo de acuerdos es aquel que pudiera
suscribir el presidente en su calidad de jefe del ejecutivo y de
representante de la nación en asuntos de relaciones exteriores para
reconocer con fines diplomáticos a un determinado Estado.

Como ha quedado claramente establecido, las facultades del presidente


de Estados Unidos en materia de acuerdos ejecutivos son muy amplias e,
incluso, en ocasiones, ilimitadas. Fue por ello que en 1972, con el ánimo de
limitar esta autoridad tan amplia y con el principal objetivo de evitar que se
celebraran acuerdos “secretos”, el Congreso aprobó la Case Zablocki Act (1 U.
S. C. 112B) o Case Act de 1972, en la que se requiere al secretario de Estado
que envíe al Congreso, dentro de los 60 días siguientes a su firma, cualquier
acuerdo internacional, que sea distinto a un tratado.

(Fuente de consulta: Gerardo Guerrero Gómez, “Derecho y práctica en materia


de tratados internacionales y acuerdos ejecutivos en México y Estados Unidos”,
En: Revista Mexicana de Política Exterior, México: Número 109, Enero-Abril de
51

2017, páginas 55 a 59; información recopilada en línea electrónica, en la


siguiente dirección:
https://revistadigital.sre.gob.mx/images/stories/numeros/n109/guerrerogomez.p
df, consultada el día viernes 12 de abril de 2019).

7.2 ANÁLISIS LÓGICO DE LAW Y RIGHT

Law
El sustantivo inglés law “ley” y su adjetivo lawful “legal” no están emparentados -pese a las
apariencias- con el latín lēx. El sustantivo procede del anglosajón lagu (plural laga). Se
atestiguan también el derivado unlagu “injusticia, abuso de ley” y el compuesto folc-lagu
“derecho público”. Pero la voz lagu no pertenece al germánico occidental que hablaban las
tribus (anglos, sajones y jutos) asentadas en Inglaterra a la caída del Imperio Romano sino al
germánico septentrional hablado por los nórdicos que más tarde colonizaron las costas
(daneses en el siglo IX y noruegos en el X). Se trata, en efecto, de un préstamo escandinavo.

Así entonces, el término en cuestión significa ley, y la legislación como fuente de Derecho ha
cobrado cada vez importantes en los Estados Unidos de América, tan es así que en muchas
áreas constituye la principal fuerza creativa. La legislación existe tanto en el nivel federal como
en el estatal.

En los Estados Unidos existe un sistema doble de gobierno el federal y el local; el federal rige
para toda la nación y el local su jurisdicción se suscribe al territorio de cada uno de los
cincuenta estados.

Existe una jerarquía entre las normas jurídicas, las del estado federal y las de cada estado
miembro. El texto constitucional en el artículo VI afirma la supremacía de la Constitución.

 Constitución Política. Es el instrumento básico del gobierno estadounidense y la ley


suprema de la república. Durante dos siglos ha guiado y vigilado la evolución de las
instituciones gubernamentales, proporcionando las bases para la estabilidad política,
económica y social del país.
 Tratados internacionales. Si son firmados por los Estados Unidos tienen igual jerarquía
que las leyes federales, y están supeditados solamente a la Constitución. Los tratados
son firmados por el Presidente de la República, con la aprobación del Senado por
mayoría de dos tercios de los votos. Los tratados internacionales formalmente
celebrados y promulgados surten efectos plenos, sin necesidad de ley especial que los
ponga en vigor, en atención a que la propia Constitución les atribuye fuerza de la ley
positiva. Sin embargo, cierto tipo de tratados requieren, para su debido cumplimiento de
leyes auxiliares del Congreso que hagan posible su ejecución completa.
 Leyes federales. Las leyes del Congreso, como los tratados, están supeditadas sólo a la
Constitución; las leyes federales son expeditadas por el Congreso por disposición de la
Constitución.
 Constituciones estatales. Las constituciones estatales en los Estados Unidos fueron
creadas en una forma semejante, pues las posteriores han seguido los lineamientos y
estilo de las anteriores, en todas ellas se establecen los tres poderes y un plan de
gobierno igual. Las constituciones estatales son más amplias y detalladas que la federal,
por lo que requieren enmiendas con más frecuencia; todas tiene una Declaración de
Derechos (Bill of rights).
 Leyes estatales. Las leyes aprobadas por las legislaturas, aunque supeditadas a la
legislación federal y a las constituciones estatales, son de importancia fundamental en
las numerosas áreas del Derecho. De acuerdo a la enmienda X de la Constitución
federal “los poderes no delegados a los Estados Unidos por la constitución, y que ella
no prohíbe a los estados quedan reservados a los respectivos estados o al pueblo”.
Para la elaboración de las leyes de los estados se sigue un procedimiento similar al de
la legislación federal. En la mayoría de los estados la legislatura se reúne cada dos
52

años, aunque en algunos es anualmente.


(Fuente de consulta: Jesús Bogarín Díaz, “De nuevo sobre el concepto etimológico de
Derecho”, Universidad de Huelva, sin referencia del año de la publicación, página 326;
información disponible en línea electrónica, contenida en la siguiente dirección:
http://rabida.uhu.es/dspace/bitstream/handle/10272/1550/b1205755.pdf?sequence=1,
consultada el día viernes 12 de abril de 2019; así también sirvió de apoyo para resolver este
inciso, la información contenida en la siguiente obra: Consuelo Sirvent Gutiérrez, Sistemas
Jurídicos Contemporáneos, Editorial Porrúa, México, 2006, páginas 123 a 129).
Right
Según las fuentes consultadas para la resolución de este tema, este término significa Derecho.
Así entonces, el sistema de Derecho angloamericano se denomina Common Law, que es el
sistema de derecho, distinto del sistema neorromanista, que se originó en Inglaterra y que
actualmente se aplica en el Reino Unido y en la mayoría de países con antecedentes
anglosajones, principalmente los países que fueron colonias inglesas. También, dentro de tal
sistema el término common law significa el cuerpo jurídico que proviene de sentencias
dictadas por los jueces, en contraste con el cuerpo jurídico formulado por leyes, decretos o
reglamentos expedidos por el poder legislativo o por el poder ejecutivo.

El sistema del common law se formó en Inglaterra desde el siglo XII en adelante,
correspondiendo con la centralización del poder en manos del rey, efectuada después de la
conquista normanda. En la segunda mitad del siglo XII, Enrique II estableció los primeros
tribunales reales de justicia, con jueces profesionales y un método racional de procedimientos,
que aplican reglas fijas y comunes a todo el territorio (de donde viene el término common law).

Las reglas del common law se entendían como un cuerpo jurídico no escrito, basado en la
costumbre, la lógica o la tradición; estas reglas fueron reconocidas y aplicadas en las
sentencias escritas por los jueces de tribunal. Para el siglo XV, tanto las reglas como el
procedimiento se habían vuelto tan rígidas que no siempre daban resultados justos, y el
Canciller, en reacción estableció un sistema adicional de tribunales -courts of equity (tribunales
de equidad)- que aplicaban reglas y procedimientos más flexibles para dar resultados justos
cuando no había remedio en los tribunales de common law. Así, compitieron durante varios
siglos dos sistemas paralelos de tribunales y dos cuerpos de jurisprudencia hasta la unificación
de ambos sistemas en el siglo XIX, tanto en Inglaterra como en los Estados Unidos de
América. Todavía, en algunas jurisdicciones se reconocen distinciones entre reglas de law y
reglas de equity, pero en la mayoría de los casos las reglas de equity han sido incorporadas en
la jurisprudencia del common law en general.

Los principios de common law -tanto las reglas sustantivas como las procedimentales- se
pasaron a aplicar en las colonias inglesas. Sin embargo, desde el comienzo de la
administración colonial, el common law aplicado en las colonias norteamericanas fue distinto
de las reglas y procedimientos seguidos en Inglaterra, por varias razones: el reconocimiento
de que las nuevas condiciones que se presentaban en las colonias diferían de la situación
relativamente estática de Inglaterra; la falta de profesionales -abogados y jueces capacitados-
que conocieran y supieran aplicar el common law; y un cierto desdén por las reglas inglesas
que sentían los grupos disidentes que fueron importantes en algunas de las colonias. Al
independizarse, trece colonias, que luego se unieron en los Estados Unidos de América,
aceptaron que el common law siguiera aplicándose, tal como se aplicaba en ellas al momento
de su independencia, pero aclararon que el desarrollo de las reglas del common law
provendría desde entonces de la jurisprudencia independiente de sus propios jueces. La
independencia de otras colonias dio resultado similar, de manera que actualmente no se
puede hablar de un sistema de common law, sino de varios sistemas que provinieron de la
misma fuente.

En los sistemas de common law, se destacan varias características que los distinguen de los
otros grandes sistemas legales, como el neorromanista, el socialista, el canónico, etc. La
primera, y más importante, es que una gran parte, si no la mayoría de las reglas que se
aplican en los países de common law provienen de la jurisprudencia de casos litigados, y no
de leyes o decretos. Cuando los jueces dictan sentencias, ponen por escrito, crean reglas que,
53

a causa de la tradición de stare decisis, tienen vigencia dentro de la misma jurisdicción. Por
esta razón, el abogado de common law tiene que consultar toda la jurisprudencia judicial
aplicable (que normalmente se publica en colecciones oficiales) para saber las reglas
específicas conforme a las cuales se resolverá el caso. Aun cuando se trate de un caso regido
por alguna ley, será necesario consultar la jurisprudencia para conocer la interpretación que se
ha dado a la ley, ya que tal interpretación es obligatoria conforme al stare decisis.

La regla de stare decisis (stare decisis et non quieta movere, acatar decisiones y no abrogar
reglas establecidas) existe sólo por tradición en el sistema de common law y es la base del
gran poder judicial que caracteriza estos sistemas. La regla de stare decisis se desarrolló junto
con las cortes de common law en Inglaterra, y ha sido preservada, con más o menos fuerza,
en todas las jurisdicciones. Según la regla, una vez que una corte dicta una sentencia final en
un caso litigado, esa sentencia establece reglas que requieren aplicación igual en casos
futuros que presenten las mismas circunstancias dispositivas. La regla ha sido aplicada con
una rigidez variable según la jurisdicción y la época. Por ejemplo, de acuerdo con la teoría de
stare decisis, una vez que una corte dicta una regla, esa regla regirá los casos análogos
presentados ante la misma corte o ante cortes y tribunales inferiores. Sin embargo, las cortes
en algunas jurisdicciones (por ejemplo: las cortes federales de los Estados Unidos) no temen
reconsiderar una regla establecida anteriormente por ellas, y pueden anularla o reformarla de
acuerdo con el cambio de circunstancias, ocurrido entre el lapso del caso anterior y el actual.
Hasta que se anula o se revisa una regla, las cortes inferiores a las que establecieron la regla
tienen la obligación de seguirla sin variación.

Otra característica del sistema de common law es el papel que desempeñan los jueces
durante los litigios civiles criminales o administrativos. Se considera que la solución justa de un
conflicto se producirá después de un riguroso debate y desahogo de las pruebas presentadas
por las partes contendientes. El papel del juez es el de un mero árbitro que aplica las reglas
sobre el procedimiento y sobre la cuestión debatida, y no actúa inquisitivamente, como en
otros sistemas, interrogando a los testigos o a quienes confiesan ni allegándose medios de
prueba distintos de los que las partes le ofrecen.

De igual importancia en el sistema de litigios es la utilización del jurado -un grupo de


ciudadanos (tradicionalmente doce)- que presencian el juicio y deciden sobre responsabilidad,
culpabilidad, etc. El jurado también tiene su origen en la Inglaterra medieval, y se utiliza con
frecuencia en los sistemas de common law (en los Estados Unidos, hay garantías
constitucionales de acceso a jurado en casos civiles y criminales). Cuando se trata de un caso
sometido a un jurado, el juez se limita a decidir cuestiones de procedimientos y de pruebas, o
cuestiones sobre la aplicación de otras leyes o reglas al caso. Los hechos decisivos, como la
culpabilidad o responsabilidad de una persona, pertenecen a la decisión del jurado. Por esto,
se dice que el juez decide cuestiones de derecho, y el jurado decide cuestiones de hechos
litigados. Cuando se trata de un juicio sin jurado, el juez decidirá cuestiones de derecho y de
hechos.
(Fuente de consulta: Peter Hay, Una introducción al Derecho de los Estados Unidos, Editorial
Butterworth, Estados Unidos, 1996, páginas 8 y 9).

7.3 DIFERENCIA LÓGICA DEL HABEAS CORPUS Y EL AMPARO

El hábeas corpus es un procedimiento destinado a la protección del


derecho a la libertad personal, por el que se trata de impedir que la autoridad o
alguno de sus agentes puedan prolongar de forma arbitraria la detención o la
prisión de un ciudadano. A través del hábeas corpus, una persona privada de
libertad puede obtener su inmediata puesta a disposición de la autoridad
judicial competente, que resolverá acerca de la legalidad o no de la detención.
54

El hábeas corpus tiene origen anglosajón y se caracteriza por ser un


procedimiento sumario y rápido que debe finalizar en un periodo breve de
tiempo. Es también un proceso sencillo y carente de formalismos que no
precisa la presencia de abogado ni de procurador. El hábeas corpus procede
no sólo en los casos en que, en principio, se ha producido una detención ilegal,
sino también en aquellos otros en los que la detención ha sido conforme a la
ley.

Dado que el procedimiento de hábeas corpus tiende a la protección de


un derecho fundamental como es el derecho a la libertad personal, las
legislaciones permiten que pueda instarlo no sólo la persona privada de
libertad, sino también su cónyuge, ascendientes, descendientes y hermanos e
incluso puede iniciarse de oficio por la autoridad judicial competente. Si
concurren los requisitos para su tramitación, el juez inicia el procedimiento
ordenando a la policía que lleve a su presencia a la persona detenida. La
autoridad judicial, una vez que ha escuchado al detenido y a las personas
implicadas en el arresto, decide acerca de la legalidad o no de la misma, y
decreta, en caso de apreciar irregularidades, el rápido enjuiciamiento del
detenido (si es que la detención ha devenido ilegal por haber transcurrido el
plazo establecido por la ley), o bien su libertad.

(Fuente de consulta: Mariano Azuela, Introducción al Estudio del Amparo,


Universidad de Nuevo León, México, 1976, página 43).

7.4 FIGURAS JURÍDICAS DE APLICACIÓN RELEVANTES DE MÉXICO Y


LOS ESTADOS UNIDOS Y SU SOLUCIÓN

Conforme a lo dispuesto en el artículo 38 del Estatuto de la Corte


Internacional de Justicia (CIJ), una de las fuentes por excelencia del Derecho
Internacional Público son las convenciones internacionales. En este sentido, el
principal instrumento que rige su elaboración es la Convención de Viena sobre
el Derecho de los Tratados de 1969; sin embargo, cada país,
independientemente de que sea o no Estado Parte de la Convención, a nivel
interno tiene su propia legislación y políticas que definen su práctica en lo que a
tratados se refiere.

A pesar de las diferencias que se tienen en las respectivas prácticas en


materia de celebración de tratados internacionales y acuerdos ejecutivos, entre
los Estados Unidos de América y México, también existe una gran similitud, no
obstante que ambos Estados tienen sistemas jurídicos totalmente distintos.

En México, la celebración de tratados internacionales se encuentra


regida por diversas disposiciones normativas; a saber: a) la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM); b) la Convención de
Viena sobre el Derecho de los Tratados (en adelante “la Convención”); c) la Ley
Orgánica de la Administración Pública Federal (LOAPF); d) la Ley sobre la
Celebración de Tratados (en adelante “la Ley”), y e) la Ley sobre la Celebración
55

de Tratados en Materia Económica, amén de otras disposiciones


reglamentarias.

En el caso de Estados Unidos, la normativa es más escasa y menos


exhaustiva, ya que la celebración de tratados internacionales se fundamenta
únicamente en el artículo II, sección 2, cláusula 2, de su Constitución;
posteriormente y con el ánimo de tratar de limitar la facultad del presidente en
cuanto a la celebración de los acuerdos ejecutivos, en 1972 se expidió la Case
Zablocki Act (1 U. S. C. 112 b) o Case Act de 1972.

Hasta 1992, año en que se publicó en el Diario Oficial de la Federación


la Ley vigente, la celebración de tratados se encontraba regida únicamente por
lo dispuesto en los artículos 89, fracción X, 76, fracción I, y 133 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como en el artículo
28, fracción I, de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal y en la
Convención, a la que México se vinculó el 27 de enero de 1980.

La Ley ha sido ampliamente debatida, por considerar que es insuficiente


y vaga, que lo que realmente hace es retomar conceptos que se encontraban
en la Convención y que, por ende, formaban parte de la legislación nacional. Lo
novedoso fue la incorporación del concepto acuerdo interinstitucional, que
pretendía regular la figura de acuerdo ejecutivo; sin embargo, lo más
importante fue la posibilidad de que el Estado mexicano pudiera formar parte
de tratados internacionales en los que se incluyeran disposiciones relativas a
mecanismos de solución de controversias, tal como se vio reflejado en la
exposición de motivos de la Ley, a la luz de que en ese momento se estaba
negociando el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en
cuyo contenido se incorpora precisamente un capítulo sobre solución de
controversias y otras disposiciones que se ocupan del mismo tema, en áreas
específicas como lo es, por ejemplo, el sector financiero y de inversión. En este
sentido, en la Ley se incorporaron, en los artículos 8, 9, 10 y 11, disposiciones
relativas a este tema.

La determinación en cuanto a qué instrumentos constituyen un tratado y


cuáles no, la dan los propios ordenamientos y prácticas internas de cada país.
En el caso de México, la práctica ha sido en el sentido de que constituyen
tratados, en los términos a que se refieren los artículos 76, fracción I, 89,
fracción X, y 133 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y
el artículo 2, fracción I, de la Ley, aquellos instrumentos que cumplen con
cualquiera de las siguientes características: que la materia del tratado se
encuentre regulada por el artículo 73 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos; que involucre a la nación como a un todo y, por lo tanto, su
aplicación tenga lugar en todo el territorio nacional; que afecte la esfera jurídica
de los particulares; que amplíe o modifique la legislación existente, o que en
virtud del tratado se contraigan obligaciones financieras que comprometan el
crédito de la nación.
56

En la práctica, la negociación de los tratados la llevan directamente las


distintas dependencias de la administración pública federal, o la Procuraduría
General de la República, según sus respectivos ámbitos de competencia,
conforme a lo dispuesto en la Ley Orgánica de la Administración Pública
Federal o la Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República,
respectivamente; sin embargo, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE),
en cumplimiento de las atribuciones que le otorgan la LOAPF, el Reglamento
Interior de la Secretaría de Relaciones Exteriores y la Ley sobre la Celebración
de Tratados, “sin afectar el ejercicio de las atribuciones de las dependencias y
entidades de la administración pública federal, coordinará las acciones
necesarias para la celebración de cualquier tratado y formulará una opinión
acerca de la procedencia de suscribirlo y, cuando haya sido suscrito, lo
inscribirá en el registro correspondiente”.

De conformidad con lo dispuesto por el artículo 133 de la Constitución


Política de los Estados Unidos Mexicanos, la propia Constitución, las leyes del
Congreso de la Unión “que emanen de ella y todos los tratados que estén de
acuerdo con la misma, celebrados y que se celebren por el presidente de la
República, con aprobación del Senado, serán la ley suprema de toda la Unión”.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha emitido diversas


interpretaciones con respecto a la jerarquía de los tratados internacionales en
relación con el orden jurídico nacional; la última en el sentido de que los
tratados se encuentran por debajo de la Constitución, pero por encima de las
leyes generales, federales y locales. Sólo los tratados sobre derechos humanos
se encuentran al mismo nivel jerárquico de la Constitución.

En el caso de Estados Unidos, hay dos procedimientos por los cuales


este país puede llegar a formar parte de un acuerdo internacional,
independientemente de su denominación.

 Primero, conforme a lo dispuesto en el artículo II, sección 2, cláusula 2, de


su Constitución, el presidente tiene la facultad, por consejo y aprobación
del Senado, para celebrar tratados, los cuales deberán ser aprobados por
las dos terceras partes de los senadores presentes.
 La segunda forma, según se ha establecido en la práctica y como lo
explica el Departamento de Estado, hay acuerdos internacionales a los
que Estados Unidos se vincula sobre una base constitucional distinta a la
anteriormente descrita, es decir, sin que se requiera la aprobación del
Senado. Éstos son “acuerdos internacionales distintos a los tratados” a
los que con frecuencia se les denomina acuerdos ejecutivos.

El procedimiento en Estados Unidos para la celebración de un tratado


internacional, aunque con más variantes, en esencia guarda similitud con la
práctica mexicana, debiendo subrayarse que, al igual que lo establece la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, para efectos internos,
los tratados de los cuales Estados Unidos forma parte, jerárquicamente son
equivalentes a la legislación federal y forman parte de lo que su propia
57

constitución denomina the Supreme Law of the Land o Ley Suprema de toda la
Unión.

A diferencia del procedimiento en México, en el cual el Senado, en


ejercicio de la facultad que le confiere el artículo 76, fracción I, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, únicamente aprueba o
no un tratado, en Estados Unidos, el Senado ejerce diversas facultades al
momento de analizar un tratado, dentro de las cuales se encuentran: aprobarlo
lisa y llanamente; aprobarlo de una manera condicionada; rechazarlo y
devolverlo al presidente, o evitar su entrada en vigor para Estados Unidos,
reteniendo la aprobación de manera indefinida.

Como se ha mencionado anteriormente, de conformidad con la


Constitución de Estados Unidos, al igual que en México, una vez que entran en
vigor, los tratados son la Ley Suprema de toda la Unión; sin embargo, a
diferencia de México, para que un tratado sea the Supreme Law of the Land
hay diferentes variantes, a saber:

 Tratados autoejecutivos: aquellos que no requieren de la expedición de


una ley específica para su implementación y que por su sola entrada en
vigor pasan a ser legislación interna;
 Tratados que requieren de la expedición de determinada legislación para
su implementación, antes de que puedan formar parte del orden jurídico
interno, y
 Cuando el tratado se incorpora en la legislación necesaria para su
implementación, siendo ésta, la ley secundaria, la Ley Suprema de toda la
Unión y no el tratado per se.

En algunas ocasiones, las propias disposiciones del tratado requieren de


la emisión de una ley específica para su implementación; sin embargo, en un
gran número de ocasiones, ello se determina por medio de la interpretación
que del propio tratado realiza el poder ejecutivo, o bien las cortes, al momento
de dirimir un caso relacionado con la aplicación del tratado en cuestión.

Al igual que en el caso de México, la celebración de tratados


internacionales en Estados Unidos es una facultad exclusiva del presidente; sin
embargo, en ocasiones, el Senado o el Congreso pueden proponer la
negociación de tratados internacionales en determinadas materias o influir de
alguna manera en ciertos procesos de la negociación.

Otra variable importante respecto a la práctica en México es que en


Estados Unidos, si bien la designación de los negociadores es hecha por el
presidente, en ocasiones, dependiendo de la importancia y trascendencia de la
materia a negociar, los negociadores requieren de la aprobación del Senado.

Una diferencia importante que debe destacarse es que en México, de


conformidad con lo dispuesto por los artículos 76, fracción I, y 89, fracción X,
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la terminación,
58

denuncia o suspensión de un tratado requiere de la aprobación del Senado,


para lo cual se sigue el mismo trámite constitucional que se siguió para su
aprobación y ratificación, caso contrario al de Estados Unidos, en donde el
tema ha sido objeto de gran controversia, ya que su Constitución es omisa al
respecto y no se ha seguido un criterio uniforme para dar por terminados o
denunciar los tratados; así, en ocasiones, se ha dado como un acto ejecutivo
del presidente, mientras que en otras, como un acto del presidente con la
subsecuente aprobación del Senado o del Congreso y en otras más a través de
una resolución conjunta del presidente y el Congreso.

En la práctica, la tendencia de Estados Unidos ha sido en el sentido de


adquirir más compromisos internacionales con la figura de acuerdos ejecutivos
en lugar de la de tratados, con lo cual se evita que éstos sean aprobados por el
Senado. Ello ha sido posible debido a las lagunas en su Constitución, al no
establecer específicamente qué materias deberían ser objeto de tratados. En
este sentido, el Departamento de Estado ha establecido ocho criterios, algunos
de ellos, como se podrá ver, subjetivos, para determinar cuándo un instrumento
debe adoptar la figura de tratado internacional y, por ende, ser sometido a la
consideración del Senado y contar con la aprobación de al menos dos terceras
partes de los miembros presentes: a) el grado de compromiso o de riesgo para
la nación en su conjunto; b) cuando el acuerdo pueda afectar las legislaciones
estatales; c) cuando para la implementación del acuerdo se requiera la
expedición de legislación específica; d) precedentes en la práctica de Estados
Unidos; e) la preferencia del Congreso; f) el grado de formalidad deseado; g) la
vigencia propuesta, y h) la práctica general internacional en instrumentos
similares.

Hasta aquí, se ha hecho una descripción muy general tanto de la


legislación como de la práctica de ambos países para la celebración de
tratados internacionales. Si bien se trata de sistemas jurídicos totalmente
distintos, se observa, por una parte, que jerárquicamente a los tratados se les
otorga el mismo rango que se les da en México, al ser considerados como Ley
Suprema de toda la Unión y que el procedimiento para obligarse por un tratado
internacional es muy similar, con algunas variantes que, en ocasiones, son
importantes; sin embargo, la gran diferencia estriba en determinar cuándo un
instrumento debe asumir la figura de un tratado, con todas las formalidades que
ello requiere.

En el caso de México, como ya se ha visto, existen disposiciones y


criterios bien establecidos por la propia Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, caso contrario al de Estados Unidos, en que la definición no
es clara y deja lugar a interpretaciones por parte del poder ejecutivo para su
determinación.

(Fuente de consulta: Gerardo Guerrero Gómez, “Derecho y práctica en materia


de tratados internacionales y acuerdos ejecutivos en México y Estados Unidos”,
En: Revista Mexicana de Política Exterior, México: Número 109, Enero-Abril de
2017, páginas 47 a 55; información recopilada en línea electrónica, en la
59

siguiente dirección:
https://revistadigital.sre.gob.mx/images/stories/numeros/n109/guerrerogomez.p
df, consultada el día viernes 12 de abril de 2019).

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