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Sentimiento de pérdida del Viejo París, cuando “la metrópoli francesa era la cuna del genio y del
carácter galo”.
Y opina que la prosperidad creciente y la exhibición pública de París eran un disfraz dictatorial de
Luis Napoleón.
Para el historiador del impresionismo, es importante mirar este París transformado porque sus
nuevas calles y plazas, sus exposiciones, cafés, restaurantes y teatros son las imágenes que vemos
en los cuadros de Manet, Degas, Morisot, Cassatt, Monet, Caillebote y Renoir.
Manet: nos muestra a hombres y mujeres en las nuevas brasseries y cafés de moda; pinta las
cercanías de los terrenos de la exposición de 1867 y las calles de los barrios renovados en el que
vive cerca de La Gare Saint Lazare.
Degas: nos muestra a hombres saliendo de la bolsa o de las carreras; muestra a mujeres de la
clase media en sombrererías de moda y a prostitutas sentadas en las terrazas de los cafés.
Monet: representa los grands-boulevards , centros resplandecientes del comercio y del turismo.
Caillebote: nos lleva por el nuevo puente que se alza sobre las vías de la Gare Saint-Lazare.
En cuanto a la postura política de los impresionistas, en esta época, varía mucho. No intiman con
el emperador ni con el gobierno que le precedió.
Los suburbios también, seremos testigos de los efectos que producen en las aldeas antaño
tranquilas, los domingueros y otros que buscan entretenimiento fuera de la ciudad. Iremos más
allá hasta los puertos de mar y veremos como la pintura impresionista revela la conversión de
puertos de pesca en avanzadillas de la sociedad parisina.
París transformado
Las alteraciones edilicias de París se hicieron a un precio muy alto, cuyo aspecto menos
significativo es el monetario (…) sólo en la isla de la Cité fueron desahuciadas casi 14.000 personas
, que fueron empujadas al extrarradio de la ciudad.
Algunos escritores se hicieron portavoces del dolor por la destrucción del París histórico. A
Haussman (el prefecto encargado de la nueva París) se lo acusó de vandalismo.
El enfrentamiento entre lo viejo y lo nuevo, quedó muy patente en la enorme Exposición Universal
de 1867 ideada por Napoleón III, como muestra de que Francia había llegado a ocupar un lugar
destacado en la industria y las artes.
La industria estaba representada por las máquinas más modernas y las artes por una sección de
bellas artes y de manera más numerosa, por reproducciones e imitaciones del arte anterior
hechas con ayuda de modernas máquinas.
La Exposición dedicada al progreso y a la paz, fue erigida en el Champ de Mars, terreno dedicado a
desfiles militares…una ironía que no pasó desapercibida para Tuckerman y otros contemporáneos:
el hecho de que la nueva industria y el progreso, estaba ligada al poder armado.
Manet, en su cuadro “La exposición universal de París” 1867, nos muestra la omnipresencia de los
soldados, su cuadro, es tanto un enfrentamiento
con el Imperio como un homenaje al mismo.
Descripción del cuadro (algunos aspectos): En primer plano Manet dispuso un panorama de la
sociedad parisina de 1867: jardinero, dos mujeres con ropas de clase baja, dos mujeres más
elegantes, una pareja bien ataviada, él mirando con el prismático hacia el globo de Nadar, en el
centro una amazona, dos niños de la calle sentados en la hierba, en contraste con el elegante
muchacho del primer plano derecho, dos guardias, dos caballeros vestidos a la moda, todos en
posturas artificiosas.
Su Vista de la Exposición Universal de París, no fue del agrado del gobierno, además quedó inconclusa
y nunca se expuso. Además ese mismo año realizó 4 cuadros y una litografía sobre el fusilamiento
del emperador Maximiliano de Méjico, ejecutado por los nacionalistas mejicanos. Los cuadros no
fueron bienvenidos y la impresión de su litografía fue prohibida por el gobierno.
No gozar del favor del gobierno fue también el destino de Renoir, Monet y los otros
impresionistas.
La religión, la historia y la mitología, los pilares de la pintura francesa hasta 1848, fueron barridos
por los impresionistas. Este rechazo a la historia había sido iniciado por Courbet, Millet y otros
artistas de la época del 1850, pero el proceso fue completado y urbanizado, por los impresionistas.
Al oponerse a gran parte del arte tradicional, los impresionistas ayudaron a destruir el arte
académico.
Fue en 1867 Monet hizo sus tres cuadros importantes de París:
Está claro que el interés de Monet no es el del artista topográfico, cuyo propósito es proporcionar
el máximo de información.
El artístico cuidado con que Monet construyó esta estimulante vista de París, aunque sus partes
puedan parecer elegidas al azar, viene señalado por las simetrías en eco. La cúpula del Pantheón
está flanqueada por la torre de Saint –Etienne du Mont y la cúpula de la capilla de la Sorbonne.
(etc.)
El cuadro de Monet (se refiere al Jardín de la Infanta), como los de Renoir y Manet, se caracteriza
por el orden, la simetría, la naturaleza puesta al servicio del gobierno, así como por el propósito
artístico, multitudes canalizadas en modelos prescritos, la luz clara y natural difundiéndose por
todo el escenario. ¿Qué es sino esto un homenaje al París de 1867, a la ciudad, que le gustara o
no, estaba siendo dotada de luz y aire purificadores por los nuevos planificadores de la sociedad?
Siguiendo las observaciones de Tuckerman respecto del París de 1867, este comenta que el
gobierno de Luis Napoleón invertía en la clase trabajadora, para mantenerla ocupada y evitar
nuevas rebeliones. La crisis se produjo en 1871, el levantamiento obrero, la Comuna y luego su
sangrienta represión.
En 1870 Francia declaró la guerra a Prusia y fue derrotada en Sedan. La ciudad fue asediada y
bombardeada, la población sufrió hambre y el gobierno tuvo que firmar un armisticio humillante
con el nuevo imperio alemán.
Ante este hecho que los parisinos consideraron traición e incompetencia, establecieron un
gobierno radical, la Comuna de París y tomaron la ciudad. Siguió una
breve guerra civil y luego una represión, millares de comuneros
fueron ejecutados y se perdió el Palacio de las Tullerías.
El barrio más próspero del centro de París, entre 1850 y 1880, estaba constituido por los grands
boulevards cercanos a la Opera.
Eran el centro social de París, donde iban los aristócratas a callejear y el extranjero a mirar. El
comercio intervenía para gratificar el lujo.
En el cuadro de Renoir, no existe ese fuerte cañón de espacio tan utilizado por los fotógrafos
contemporáneos (que gustaban captar las perspectivas largas y regulares que caracterizaron a la
planificación del Segundo Imperio).
Renoir disemina personajes (mujer sentada leyendo un libro cerca de un quisco, dos hombres con
chistera, una mujer y dos niños muy bien vestidos, un carruaje, otro hombre y una mujer con
sombrilla. Estas figuras caracterizan a los ricos patronos de los Grands boulevards, y como el
quiosco, constituyen puntos de color y vida y realzan la animación del barrio. También se ve follaje
que ocupa gran parte del cuadro y el fuerte juego de luz y sombra del sol del mediodía.
La famosa impresión, el término impresionista había sido acuñado un año antes del cuadro de
Renoir, es el:
Efecto de inmediatez que el artista buscaba, un efecto conseguido por los colores fuertes y las
pinceladas onduladas, que sustituyen a las formas más
vigorosas resultantes del modelado convencional.
El boulevard des Capucines de Monet (imagen en página anterior) fue pintado en 1873, precediendo
a la primera exposición del grupo impresionista. Se ven las edificaciones, pero las ramas de los
árboles esconden parte de esos edificios y contribuyen a suavizar el resto. Su efecto de pantalla
queda realzado al añadir Monet, tonos de naranjas amarillentos y naranjas marrones.
Lo que Monet y Renoir consiguieron fue reajustar el nuevo París según las convenciones de su
nuevo arte. Dieron a la ciudad, en palabras de Gautier, su “indumentaria civilizada”.
Ambos pintores vieron con optimismo las modificaciones de Haussmann. Reorientaron sus
espacios, sus aperturas, sus salidas, interpretaron su luz y su aire desde el punto de vista de la
intensa coloración de su nueva paleta, reprodujeron sus árboles con pinceladas flameantes que
esconden la trivialidad de los edificios y manzanas de casas en sus perspectivas autoritarias.
El punto de mira de Monet era desde el segundo piso de la esquina del boulevard del Capucines y
la rue Daunou, el antiguo estudio de Nadar.
En 1873, el grupo se registra como “Sociedad anónima de artistas, escultores grabadores”, etc.
El grupo estaba conformado por: Monet, Pissarro, Renoir, Degas, Berthe Morisot, Sisley y otros.
Se vieron obligados a buscar su propia clientela y lo hicieron en el boulevard des Capucines, lugar
de moda.
Riviére publicó su artículo en L´Impresionist, un periódico de corta vida que creó con la ayuda de
Renoir.
Caillebote se unió a los impresionistas en 1876, en la segunda exposición. Este pintor era
además coleccionista de las obras impresionistas.
En la exposición de 1876, presentó: “Los acuchilladores” (1875),
cuadro que fue relacionado con los cuadros de lavanderas de
Degas de la misma exposición, como muestra del realismo
contemporáneo, pero sin precedentes en la pintura francesa
reciente.
La figura de espaldas es la del observador pensativo, la persona urbana característica que aparece
en tanta literatura naturalista de la época.
La gare Saint-Lazare
Edmond Duranty, uno de los principales escritores naturalistas, en su panfleto La nueva pintura,
hace una defensa de los impresionistas.
El año después de la aparición de este panfleto, que había relacionado al impresionismo con las
ideas naturalistas ya en boga en literatura, se realiza la tercera exposición del grupo impresionista.
Entre los cuadros más originales expuestos en 1877 había tres escenas callejeras de Caillebote y
siete vistas de la Gare Saint Lazare de Monet.
Cada una de las vistas de Caillebote tiene una perspectiva sorprendente, como de embudo, que
inmortaliza las grandes vistas de la ciudad.
Al situar los cuadros de Caillebote en su perspectiva histórica, el espectador del SXX debe recordar
bien la anterior oposición a la destrucción de la vieja ciudad (…) la avenida larga y recta era el
símbolo del poder arbitrario y del triunfo de lo útil frente a la historia.
El París de la memoria de Hugo (Víctor Hugo, el escritor) no habría podido aguantar el tráfico de
vehículos y peatonal de las cercanías de Saint-Lázare.
Nos encontramos lejos de los grands boulevards de Monet y Renoir, cuya activa prosperidad era la
visión más optimista posible que se podría adoptar de la ciudad renovada.
El autor afirma que Monet sigue los lineamientos que inspiraron a Flashar (ingeniero que intervino
en la modernización de París) santsimoniano, socialista utópico, su propósito de introducir luz y
aire en la ciudad. La luz del sol puesta al servicio del hombre.
Las fuerzas sociales progresistas de Francia habían exigido durante tiempo que París se librara de
la oscuridad, de las calles y los patios fétidos, de las fábricas y los suburbios húmedos y sin
ventilación. Luis Napoleón sabía cómo llevar estas convicciones auténticas a las redes del poder
autocrático.
En síntesis: el cuadro “El Puente de Europa” de Monet (1877) está visto desde abajo y adentro de la
estación de ferrocarril, tiene algo de amenazador (por su ambiente de vapor y humo que oculta al
monstruo- el tren- ), la ciudad parece más distante.
Monet, menos retratista que Manet y Caillbotte, se basa más en los amplios efectos de sus activos
espacios industriales. Expuso varios cuadros de la Gare Saint-Lázare, con los impresionistas en
1877 y volvió al año siguiente con tres cuadros de la rue Mosnier.
La rue Mosnier con empedradores: se centra en un signo igualmente claro de la constante
metamorfosis de París.
La rue Mosnier engalanada con banderas: para la fiesta nacional del 30 de junio de 1878,
celebración de la nueva Exposición Internacional, proyectada para marcar la recuperación
de Francia de los desastres de 1870-1871.En este cuadro se ve una inmensa bandera roja,
que tapa ese lado de la calle.
La rue Mosnier engalanada : es una composición menos atrevida, pero más acabada e
interesante. El análisis se centra sobre todo en el hombre con una sola pierna, que
descubre la realidad bajo la ostentosa exhibición del gobierno de MacMahon.
En estos tres cuadros se ven tres momentos de la festividad, antes, durante y después.
más naturalismo.
paleta más ligera.
superficies traslúcidas, soleadas.
aspecto casual y cotidiano de las cosas.
Un año después de pintar esta serie de cuadros, Manet propuso al sucesor de Haussmann una
serie de pinturas para el reconstruido Hotel de Ville, con el tema “el vientre de París”, pero los
hombres que gobernaban París en 1878 debieron considerar que había más de una espina clavada
en ese ramo de flores y naturalmente no contestaron.
Afortunadamente los cuadros que Manet había pintado ya sobre estos temas se conservan y
constituyen una rica compensación de la pérdida de su propuesta serie. Junto con los cuadros de
Monet, Caillebote, Renoir, Cassatt, Morisot y otros, forman un registro artístico de la
transformación de París, un registro cuyos numerosos elementos aún esperan ser examinados.