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HISTORIA DEL ARTE

ARTE S.XIX

Tema 22: LA PINTURA DEL S. XIX.: del Romanticismo al Impresionismo

Las guerras napoleónicas que azotan Europa, la crisis interna de los sistemas de Antiguo
Régimen y las revoluciones burguesas, a las que se suma el surgimiento de los
movimientos nacionales, provocan la pérdida de la fe en la Razón. Como reacción,
aparece una nueva sensibilidad que se caracteriza por conceder un valor primordial al
sentimiento, la exaltación de las pasiones, la intuición, la libertad imaginativa y al
individuo. El romanticismo es, ante todo, una manera de sentir

ROMANTICISMO

La pintura es uno de los campos en los que mejor se expresa el espíritu romántico. Sus
valores estéticos se oponen al Neoclasicismo:

 El color adquiere más importancia que el dibujo y tiene un carácter expresivo.


Gran riqueza cromática
 La luz es importante. Los fuertes contrastes lumínicos se usan con carácter
efectista y teatral.
 Las composiciones son dinámicas, con predominio de líneas oblicuas y curvas, y
desordenadas, figuras en posiciones forzadas con gestos dramáticos. Algunos
artistas (Friedrich) se muestran más reposados y prefieren esquemas
geométricos.
 La forma de expresión es figurativa, realista, pero llena de subjetivismo y con
gran preferencia por los valores expresivos.
 Se inspiran en los pintores barrocos, como Rubens, Rembrandt y Velázquez
porque en éstos encuentran los rasgos anteriores.
 Las técnicas más utilizadas son el óleo sobre lienzo, la acuarela y el grabado.
 La temática es variada y con temas nuevos. Destacan los aspectos trágicos e
inusitados de la vida (enfermedades, cementerios, tempestades…); los temas de
evasión, exóticos o medievales; los temas contemporáneos de contenido
político;  y el paisaje. El paisaje refleja una naturaleza hostil, no dominada por el
hombre, como aludes, torrentes, naufragios, etc.
 El género histórico es uno de los más cultivados, debido al interés por el pasado
y las tradiciones de los pueblos, con preferencia por la Edad Media o lo oriental
que recrean a través de fuentes literarias.; también es el de más prestigio  por la
dificultad que entraña para el artista hacer comprensible la acción y conseguir
una ambientación adecuada. El paisaje se convierte en un género muy apreciado
porque la contemplación de la naturaleza es una de las más genuinas
experiencias románticas al producir una emoción subjetiva. En el paisaje  se
producirán las mayores innovaciones: los paisajistas ingleses anteceden al
impresionismo. El retrato es demandado por clientes burgueses dando
importancia a la psicología y a la indumentaria que refleja su categoría social.

Francia

 THÉODORE GÉRICAULT (1791-1824).

Aunque contemporáneo de Jacques Louis David, se aleja totalmente de éste, y se le


considera el iniciador del Romanticismo gracias a su obra La balsa de la Medusa. Es un
destacado colorista que da a sus obras una gran expresividad con escenas dramáticas y
desesperadas, protagonizadas por gente anónima. Se inspira en hechos reales de gran
repercusión, como los trágicos naufragios,  y se documentaba en las hemerotecas y en
los testimonios de los testigos presentes. También estuvo interesado por los temas
orientales y por los caballos.

Sus grandes cuadros se caracterizan por el movimiento y la tensión que nacen de la


observación directa de la realidad.

Destacan Oficial de húsares a caballo y La carrera de caballos libres en Roma.

En su serie litográfica sobre la vida en Londres refleja los aspectos negativos de la


sociedad industrial.

La balsa de Medusa (1819). Museo del Louvre. Óleo sobre lienzo. Se expuso por vez
primera en el Salón de 1819, el certamen donde se daban a conocer periódicamente las
novedades pictóricas, sin que tuviera mucho éxito por su carácter tan novedoso. La obra
fue pintada después de una estancia en Roma donde recogió la influencia de Miguel
Ángel y Caravaggio. Para ella, se documentó con relatos de la prensa y de los
protagonistas sobre el tema.

El tema elegido es un suceso que conmovió a la sociedad francesa tres años antes. En
las costas africanas se había producido un naufragio de un barco francés con 150
soldados, que el capitán y otros aristócratas –para salvarse ellos-  dejaron abandonados.
Los marineros estuvieron durante 13 días en una balsa a la deriva sufriendo terribles
penalidades y,  de ellos, sólo sobrevivieron 15. Los relatos de los supervivientes
impactaron al público porque contaron que –presos del pánico, el hambre y la sed- se
produjeron casos de locura y canibalismo.

El cuadro representa el momento en que los náufragos finalmente divisan un barco.


Se trata de un tema típicamente romántico: una tragedia, en medio de una naturaleza
hostil, producida por la injusticia de los poderosos. Por tanto, además de un tema de
actualidad, es una denuncia social y política, que acusa al gobierno de la Restauración.
Se ha interpretado como una gran alegoría de toda la sociedad, embarcada en un último
esfuerzo por sobrevivir.
            La recuperación de elementos típicos del barroco – la composición a base de
diagonales, el dinamismo, los fuertes escorzos de las figuras, los contrastes lumínicos y
la fuerte expresividad-  que contribuyen a emocionar al espectador y la introducción de
una nueva temática de denuncia social y compromiso político hacen que esta obra se
convierta en un modelo a seguir por la pintura romántica:

 EUGÈNE DELACROIX (1798-1863)

Es el principal pintor romántico francés. Es un hombre brillante, culto y famoso. Su


pintura es colorista, de gran luminosidad, fuertes contrastes y de gran sensualidad.  Está
muy influido por Rubens y los venecianos y, como ellos, pinta a base de manchas de
color. Esto le lleva a enfrentarse con Ingres, pintor neoclásico muy preocupado por el
dibujo.

 En 1832 viaja a Marruecos, en misión diplomática, donde quedó fascinado por un
mundo exótico lleno de luz y color.

Antes de viaje a Marruecos ya había pintado sus mejores obras como Dante y Virgilio o
La barca de Dante (1822), con un tema tomado de la Divina Comedia – la visita de
Dante al Infierno acompañado por Virgilio-,  utilizado para mostrar la desesperación
humana en sus límites a través de los cuerpos desnudos de los condenados que intentan
huir agarrándose  a la barca de Caronte.

La matanza de Quíos (1824), en la que cultiva la pintura histórica. Hace referencia a un


acontecimiento destacado de la época: la masacre sufrida allí por los griegos. Es una
representación cruda del horror pero también un canto a la libertad de un pueblo que
está luchando por su independencia frente a los turcos.

Su obra maestra, de gran colorido, dinamismo, exotismo y sensualidad es La muerte de


Sardanápalo (1828), inspirada en un relato de Byron, representa un hecho dramático y
exótico: un monarca asirio al ver su palacio cercado y sin posibilidad de resistir ordena
matar a sus mujeres, caballos y perros, mientras que él y su favorita, la esclava que
aparece en la cama, se arrojaran a una inmensa hoguera con todas sus pertenencias.

Su obra más conocida es La libertad guiando al pueblo, la primera obra política de la


pintura moderna que conmemora la revolución de 1830 en Francia (Ver comentario)

Después del viaje a Marruecos, pinta escenas de temas orientales de gran luminosidad y
riqueza cromática (retratos del sultán, escenas de cacerías de leones, etc.). De ellas,
destaca Mujeres de Argel en su habitación, una escena interior de gran colorido.

 Inglaterra
La pintura inglesa tiene una fuerte originalidad. Aquí encontramos las primeras
manifestaciones de la pintura romántica en la segunda mitad del S. XVIII, con
pintores visionarios o prerrománticos. Se oponen al arte oficial (los retratistas
ingleses); eligen una temática fantástica, onírica o surrealista, que escapa a la razón. Los
temas son propios del Romanticismo pero los pintores ingleses se interesan por el
dibujo.
 Johann Heinrich Füssli (1774-1840). Trata temas relacionados con la muerte,
lo sobrenatural o lo truculento como Las pesadillas donde explora el mundo de
los sueños de los que emergen monstruos demoníacos. Interesado por  la
literatura, se inspiró en el “Sueño de una noche de verano” para Titania.
 William Blake,  famoso en la historia del arte por su actividad como ilustrador
de composiciones propias o ajenas como el  Paraíso perdido de Milton. Sus
temas son fantásticos, el dibujo es potente por su formación de grabador, los
colores estridentes e irreales y la luz de amanecer o crepúsculo o artificial y
transmiten un mensaje religioso. Tiene influencia de Miguel Ángel y de los
manieristas.

En el S. XIX  destacaron los paisajistas que trasladaron al cuadro la emoción subjetiva


que produce la contemplación de la naturaleza. Los pintores románticos ingleses son los
primeros en abandonar el taller y pintar directamente del natural; se interesan por
reflejar un momento concreto y especialmente las condiciones lumínicas. Emplearon
mucho la acuarela porque permite pintar con rapidez. Por todo ello, anuncian el
impresionismo.

 William Turner (1775-1851). Representa el asombroso poder de la naturaleza


sobre el hombre. Sus paisajes iniciales son muy academicistas pero evoluciona
hacia un estilo personal de pincelada suelta. Su principal preocupación es la luz
y como consigue ésta penetrar en los objetos hasta disolver sus formas. Sus
obras  más destacadas son El naufragio, El temerario remolcado a dique seco,
Lluvia, vapor y ferrocarril.
 John Constable (1776-1837). Presenta la vida campesina tal como la veía, sin
idealizar, centrándose en los aspectos sencillos que producen una emoción
agradable (prados, colinas,..). Destaca el estudio del cielo y la luz que se refleja
en los objetos. La atmósfera –casi siempre cubierta de nubes-  es típicamente
inglesa. Entre sus obras destacan  La carreta de heno, La catedral de Salisbury,
y  La casa de Willy Lot´s.

 Alemania
Los artistas e intelectuales alemanes desempeñaron un importante papel en el
Romanticismo. Muchos, entre ellos Kant, reflexionaron sobre lo “sublime”: aquello que
por su grandeza produce una emoción sobrecogedora que nos produce temor y nos atrae
a la vez.

El paisajista Caspar David Friedrich (1774-1840). Tiene un estilo peculiar en el que


los paisajes reflejan el concepto de lo “sublime”: amaneceres o atardeceres en
escenarios naturales grandiosos en los que el ser humano se vuelve insignificante. La
naturaleza es interpretada desde un punto de vista religioso, como una manifestación de
lo divino. Su pintura también es político- nacionalista: nos da a conocer la belleza del
mundo germánico. Entre sus obras destacan Abadía en el encinar, Mar glacial,
Amanecer en los Montes Gigantes.
REALISMO

El realismo es una corriente literaria y artística, que se impone a partir de 1850 y su


objetivo es representar la realidad de forma objetiva y sin prejuicios. Es la
manifestación artística del positivismo y, en muchos artistas, del socialismo. Esta
influida por una nueva técnica: la fotografía. Los artistas más significativos de esta
corriente utilizan el arte como instrumento de crítica de la sociedad burguesa o de
expresión de las condiciones de las clases inferiores.

 El realismo parte del romanticismo, que le ha abierto el camino con  la contemplación
de aspectos de la vida real como lo popular o el paisaje,  pero elimina los prejuicios
subjetivos con los que contemplaba la realidad el romanticismo.
 El artista centra su interés en los temas que reflejan la realidad presente (“lo que está
allí”). Muchos temas serán “polémicos” por representar  la gente corriente o por su
gran carga crítica.

 La técnica pictórica no aporta ninguna novedad.

La transición del Romanticismo al Realismo

 Un nuevo paisaje: Corot y la Escuela de Barbizon

La influencia que ejerció en París la exposición de  pintura inglesa, sobre todo Turner y
Constable, provoca el interés por encontrar formas nuevas con qué enfrentarse a la
naturaleza. En este ambiente se forma en el pueblecito de Barbizon, una aldea cercana a
París y al bosque de Fontainebleau, donde trabajaban, una escuela paisajística. Los
pintores más representativos son Theodore Rousseau, Díaz de la Peña, Charles
Daubigny, Jules Dupré y Constant Troyon.

Su objetivo es la observación directa de la naturaleza, a la que solo se puede interpretar


correctamente si se vive en contacto con ella. En cierto sentido, ello implica el rechazo
de la sociedad burguesa, industrial y urbana. Una sociedad llena de tensiones que ha
roto el equilibrio entre hombre y naturaleza.

Transformaron el género paisajístico al ir desprendiéndose de los perjuicios románticos.


Aunque todavía mantienen alguno,  ya que eligen algún elemento atractivo del paisaje,
empiezan a poner el interés en la captación de lo concreto y a pintar directamente del
natural por lo que pueden ser calificados de realistas.

 Camille Corot (1796-1875) Se mantiene toda su vida como pintor independiente, sin
adherirse a ninguna escuela, sin embargo, durante su formación absorbe la influencia
de las distintas corrientes de su época: neoclasicismo y romanticismo.Admirador de
Claudio de Lorena, viaja a Italia y, a su vuelta, asume algunos de los presupuestos del
romanticismo. Sus cuadros se llenan de la fragilidad de los momentos irrepetibles y se
cubren de una atmósfera fluida, móvil y vaporosa, como en “El bosque de
Fontainebleau” de 1850.No se deja llevar, sin embargo, por la visión de la naturaleza
de los románticos, sino que la ve tal cual es, no como se la imagina. Opta por la unión
del hombre con la naturaleza.
Sus paisajes captan el instante, la luz huidiza, la atmósfera que cambia según las
horas. Descubre el el color cambia según las horas y las condiciones
atmosféricas.

Es uno de los primeros pintores preocupados por pintar al aire libre, quiere
captar la luz, las calidades del aire. Obras como “La catedral de Chartres” de
1830 transmiten la sensación de una atmósfera real. Los colores se convierten en
planos, en materia luminosa, que de alguna manera, anticipan el
postimpresionismo y a Cezanne.

 Théodore Roosseau (1812-1867) es el director del grupo. Siente debilidad por los
árboles aislados de grandes proporciones.

Inglaterra. La Hermandad prerrafaelita

En 1848 aparecen en Inglaterra una serie de pintores que denuncian  la destrucción que
la industria está causando en la naturaleza y defienden la vuelta a un estado de pureza
que se encuentra en la Edad Media y en el trabajo artesanal. Rechazan la pintura
academicista por considerarla vacía de contenido trascendente. Los temas preferidos se
mueven entre la leyenda y la religiosidad, en ambientes de ensueño,  que remiten al
mundo mágico medieval. Siguen el ejemplo de artistas anteriores a Rafael.

Este grupo tiene relación con el movimiento de Arts &Crafts, encabezado por William
Morris, que pretendía el resurgimiento de los oficios artesanales.

 Dante Gabriel Rossetti (1828-1882) es el principal representante de esta corriente. Su


obra más conocida es Ecce Ancilla Domini que representa a la Anunciación. Sus
mujeres, siempre del mismo aspecto, son  jóvenes con sugerentes cabelleras rojizas.

 Los pintores realistas franceses


  GUSTAVE COURBET (1819-1877)

Nacido en el seno de una familia terrateniente, adopta una ideología socialista y


revolucionaria aunque su ideología no condiciona la pintura. Es el pintor realista por
excelencia: afronta la realidad prescindiendo de cualquier prejuicio. Considera que la
realidad no es para el artista nada distinto de lo que es para los demás: un conjunto de
imágenes que capta el ojo. Su preocupación constante es el tema. Es acusado de buscar
temas extravagantes y feos que se apartan del ideal convencional de elegancia y
distinción. No aporta ninguna novedad a la técnica pictórica. Su fuente de inspiración
son los pintores del S. XVII como Caravaggio o la pintura española.

En 1850 hizo una presentación espectacular en el Salón de París, con varias obras, entre
las que destaca Entierro en Ornans. Representa una escena cotidiana, tal como él la ve,
revelando las actitudes de hipocresía de los asistentes (la rutina con que el cura
desempeña su oficio, los monaguillos ajenos a la ceremonia, la ausencia de dolor en la
familia y amigos que parecen estar allí por compromiso). El realismo también aparece
en los retratos de los personajes rurales cuyos rostros parecen de la misma materia que
la tierra.
El  cuadro causó impresión por el tema y por la crudeza con que representa a los
personajes.

En Los picapedreros representa la dura realidad de la clase trabajadora. El ambiente del


cuadro,  negro y angustioso,  y  los personajes que aparecen sin rostro, lo convierten en
símbolo de la explotación.

Rechazado en los Salones por su carácter polémico y revolucionario, con ocasión de la


Exposición Universal de 1855 en París, montó un barracón con sus principales obras,
entre otras El estudio del pintor, en la que se representa a sí mismo junto a su musa y
una nutrida representación de los personajes de su tiempo. Es una proclama de sus
intereses estéticos: el pintor debe revelar al mundo la verdad.

 JEAN-FRANÇOIS MILLET (1814-1875)

Representa el mundo campesino dignificando su trabajo. Los  personajes no aparecen


idealizados: van vestido con ropas humildes y sufren por  el esfuerzo físico, pero se
resignan. Sus obras principales son: Las espigadoras y El Ángelus

 HONORÉ DAUMIER (1808-1879)

Muy comprometido socialmente puso al arte al servicio de la revolución y fue el pintor


más crítico con la sociedad de su tiempo. Destaca como caricaturista en la prensa de la
época y es un excepcional dibujante. En su pintura mostró la miseria que las gentes,
retratadas con gran humanidad, padecían en las ciudades. El dibujo lo sustituye por
manchas de color. Sus obras principales son: El vagón de tercera; La Lavandera y El
Motín

IMPRESIONISMO

El impresionismo se desarrolló como movimiento artístico en el último cuarto del siglo


XIX y con su aparición da sus primeros pasos el llamado “arte moderno”, pues a partir
de él las tendencias artísticas o “ismos” se sucederán con una gran rapidez. Quizá una
de las principales aportaciones del impresionismo radica en la dinámica de cambio y
renovación que imprimió en el arte occidental.

A partir de estos momentos se habla de “ismos” y no de estilos, estribando la diferencia


entre ambos en que los estilos surgen como expresión de una cultura, mientras que el
“ismo” es el resultado de una voluntad expresamente orientada hacia una finalidad.

Al igual que el realismo se basaba en el positivismo de Comte, el impresionismo lo hace


en la teoría de las sensaciones de Locke: la sensación es la fuente de nuestro
conocimiento, alimenta la vista que es la puerta de nuestra experiencia. De ahí que se
desdeñe la forma; todo debe partir de lo que el ojo ve sin ningún tipo de prevención.
El punto de partida del Impresionismo se suele situar en 1874 en la Exposición de
Artistas Jóvenes de la Galería Nadar. Entre los cuadros expuestos había uno, debido a
Monet, titulado “Impresión, sol naciente”. Este cuadro fue duramente criticado por el
crítico de arte Leroy, siendo él mismo quien,  peyorativamente, calificó con el nombre
de “impresionistas” a estos pintores; el grupo rechazó en un primer momento el nombre
porque preferían llamarse “independientes”. Su última exposición como grupo
impresionista se celebraría en el año 1886.

La sensibilidad social fue reacia a este tipo de pintura, surgida del como rechazo de la
pintura academicista y de estudio de carácter clasicista, que durante mucho tiempo tuvo
que soportar las críticas más adversas.

Sin embargo, como movimiento pictórico no tuvo una gran cohesión como grupo, pues
aunque compartían ciertos intereses pictóricos y estéticos, carecían de un manifiesto
teórico e incluso una línea de acción unitaria.

Antecedentes inmediatos fueron la tradición lumínica española de Velázquez y Goya,


los paisajistas románticos ingleses Constable y Turner y los paisajistas franceses del
siglo XIX o pintores de la naturaleza como Corot, la escuela de Barbizón, Millet,
Courbet y, sobre todo, Manet.

Características.

El principio básico del Impresionismo es que la realidad que captamos no es única sino
múltiple; no es permanente sino cambiante. La realidad es la apariencia de las cosas en
el momento de ser contempladas. Los pintores impresionistas vivían un mundo móvil,
cambiante e inestable que querían reflejar en sus cuadros.

Algunos de los factores que influyen en su desarrollo fueron:

 El descubrimiento de la fotografía que les permitía realizar composiciones con nuevos


encuadres (perspectivas cortadas, superación del concepto de punto de fuga único,
etc.). El fotógrafo tiene una visión instantánea de la realidad al igual que el pintor, pero
éste busca lo fugaz y lo inacabado frente al detallismo del fotógrafo.
 Las nuevas teorías científicas, especialmente las nuevas leyes ópticas y del color
establecidas por Chevreul, quien descubrió “la ley de contrastes simultáneos”: el color
no depende exclusivamente de él mismo, sino de los otros colores que le rodean,
exaltándose o amortiguándose con ellos.

 La divulgación de las estampas japonesas, especialmente por su brillo y colorido y por


la presentación de nuevos encuadres.

Con todo, lo más novedoso del impresionismo fue su técnica abocetada a base de
pinceladas cortas y visibles, con colores estridentes entre los que no se encontraba el
negro, que había sido sustituido por tonalidades azuladas o violáceas. Estos colores ya
se adquirían en tubos de estaño gracias a la fabricación a nivel industrial, lo que
permitía la práctica de la pintura al aire libre llevando el caballete al lugar donde
estuviera el objeto que se quisiera representar.

Sobre estas bases, la teoría empírica de la sensación como única fuente válida de
conocimiento se convierte en el principio rector de la pintura impresionista, sin que
existan ni formas ni colores permanentes sino mudables en función de la luz que
reciban.

La luz es, pues, la auténtica protagonista del cuadro, pues los objetos sólo se ven en la
medida en que la luz incide sobre ellos. Por eso se prefiere la pintura al aire libre ya que
permite captar la visión momentánea y fugaz de los efectos producidos por la luz.

Al ser los cuadros un simple efecto de luz, un mismo tema se puede representar varias
veces y siempre de forma distinta con tan sólo cambiar la luz (su intensidad, su ángulo
de incidencia, etc.).

En cuanto al color, utilizaban la técnica de la división de colores por lo que aplicaban


los pigmentos en estado puro, sin mezclarlos en la paleta, para que fuera la retina del
espectador la que los mezcle. Así pues, la gama de colores resultaba muy reducida con
lo que los cuadros adquieren una extraordinaria luminosidad y claridad. No empleaban
colores oscuros, desapareciendo las sombras negras que ahora se conseguían mediante
espacios coloreados con colores complementarios. En consecuencia, desaparecen los
contrastes de claroscuro y el dibujo se suprime o queda reducido a trazos disueltos entre
el color.

Los colores se aplicaban en pequeñas pinceladas, cortas y yuxtapuestas, y para captar


mejor las vibraciones de la atmósfera rehuían de cualquier retoque, prefiriendo las
manchas pastosas y gruesas, las pinceladas sueltas aplicadas con pincel, espátula, los
dedos, o con el mismo tubo. Los toques yuxtapuestos de colores claros que serán
distintos en cada pintor: en forma de comas en Monet, netos en Cézanne, en puntos en
Seurat y Signac, largos y llameantes en Van Gogh.

Los temas en el Impresionismo serán irrelevantes, pues se trata de una pintura


puramente sensitiva, con lo que el tema se convierte en algo accesorio, que sirve sólo de
soporte para el color. Se representan paisajes (tanto rurales como urbanos) escenas
tomadas de la vida bohemia y burguesa, retratos, rechazándose la pintura histórica,
mitológica o religiosa.

Artistas impresionistas

Eduard Manet (1832-1883) no es estrictamente impresionista, si bien es su precursor


más claro y cercano, ya que tuvo contactos con ellos aunque no llegar a integrarse en el
grupo. A él le correspondió la ruptura y así, tras una etapa en la que respetó los cánones
académicos, provocó el escándalo en el “Salón de los Rechazados” con su Almuerzo
sobre la hierba en 1863, considerado obsceno, aún cuando estaba construido a partir de
motivos de museo (Giorgione, Tiziano, Rafael), ocurriendo lo mismo con Olimpia en el
Salón de 1865.

Sin embargo, la verdadera revolución no estaba en los temas sino en las formas, pues su
pintura se construye a base de manchas, simples y enérgicas, que definen los objetos,
sin el ilusionismo que deriva del modelado, mostrando gran influencia de pintores
españoles como Velázquez y Goya en el aclaramiento de su paleta y en la liberación de
su pincelada.
Manet fue visto por los impresionistas como un maestro y un guía, y él, a su vez,
aprendió de ellos su pasión por la pintura al aire libre y su interés por los aspectos
puramente lumínicos de la misma.

Claude Monet (1840-1926) es el que mejor encarna la esencia del Impresionismo,


siendo no sólo el pintor más representativo del impresionismo y el más poético, sino el
vertebrador del grupo y el que marcó su evolución. De hecho, fue un cuadro suyo
-Impresión, sol naciente- quien dio nombre al grupo.

Pintaba la luz al aire libre y se interesó especialmente por los cambios de luz durante el
día y por las variaciones atmosféricas y acuáticas. En este sentido realiza series como la
de las escenas de la Catedral de Rouen y en su época final, la de las Ninfeas. Su técnica
se basa en pequeños y rápidos toques de colores puros que dan un aspecto inacabado al
cuadro.

Pinta, sobre todo, paisajes, marinas, escenas fluviales, etc., aunque a veces pinta
paisajes urbanos mostrando como son modificados por la industrialización (“La
Estación de Saint Lazare“).

Camille Pisarro (1830-1903) era el mayor del grupo y jugó un papel de cohesionador,
de fortalecedor de los lazos de amistad entre los pintores, dada su bondad personal.

Partiendo de lo aprendido con Corot y Courbet, evolucionó rápidamente hacia la típica


técnica de factura suelta de colores claros propia de los impresionistas. Sus pinceladas,
cortísimas, y sus superposiciones abruptas de color, inspiraron a los neoimpresionistas.

Vivía en Pontoise, donde pintaba sobre todo paisajes rurales y urbanos (Tejados Rojos,
1877) a través de los cuáles busca la luz de los árboles, caminos o tejados de las casas.
Utiliza puntos de vista muy altos para conseguir una mayor sensación de espacio.

Alfred Sisley (1839-1899) fue un impresionista puro, que dotaba a sus cuadros de un
gran lirismo, al igual que Monet, que fue su maestro. Pinta preferentemente temas de
nieve e inundaciones, caracterizándose por ser un pintor de paisajes apacibles, con una
pincelada deshecha y luminosa. Alejándose de Manet, prefirió la luminosidad de la
pintura al aire libre y se instala en Moret-sur-Loing, en las cercanías de Fontainebleau,
donde pintaría hasta su muerte los paisajes de la región. Entre sus obras destaca
Inundación en Port-Marly (1886).

Auguste Renoir (1841-1919) resulta clásico dentro del impresionismo, ya que aplicó la
visión impresionista a la figura humana, con una pincelada pequeña, corta y vibrante, y
un acabado oleoso; se ha dicho que sus inicios como pintor de porcelanas en su
Limoges natal,  influyeron en su técnica. Mostraba gran preocupación por los efectos de
la luz sobre la piel, las variaciones tonales que se creaban, así como los brillos que
podían resultar. Alejado en un principio del dibujo, creaba por medio de las manchas de
color, que se mezclaban en el ojo del vidente, y creaban las formas, lo que le convierte
en un precedente del Fauvismo y de las tendencias cromáticas del siglo XX.

Utilizó el tema de los jardines para captar la luz, como chispazos centelleantes, según se
filtren los rayos de sol a través de los árboles, pero lo que centra su atención es la figura
humana, principalmente en el desnudo femenino, que recuerdan, en cierto modo a
Rubens. También realizó escenas de la vida bohemia parisina. En sus últimos años, sin
embargo, volvió al dibujo academicista, disminuyendo la importancia del color en la
composición.

Fue al mismo tiempo un revolucionario y un artista con fuerte peso de la tradición.


Entre sus obras están El palco (1874), Le Moulin de la Galette (1876), Las bañistas
(1918).

Edgar Degas (1834-1917) recibió una formación académica por lo que siempre dio
gran importancia al dibujo. Era más conservador que sus compañeros, ya que enlazó su
obra con la tradición de la pintura occidental. Asimismo, preparaba concienzudamente
sus composiciones, lo que no fue óbice para que adoptara encuadres y movimientos
originales inspirados en la fotografía.

Prefería la luz de interiores, especialmente, la de las candilejas. Su preocupación era


captar el movimiento, un instante en la acción: por eso es el pintor de las bailarinas y de
las carreras de caballos, logrando en sus obras dar la sensación de fugacidad.

No se limita al mundo elegante del ballet sino que muestra los esfuerzos de los ensayos;
pinta también el cansancio de los trabajadores e incluso escenas íntimas de mujeres pero
tratadas de forma nueva.

Estas escenas de la vida cotidiana pueden ser calificadas de expresionismo social. Crea
un tipo de primer plano en el que se secciona la cabeza de uno de los personajes, lo cual
sitúa bruscamente al espectador ante el cuadro. Es un recurso para desencadenar la idea
de proximidad que será aprovechado después por el cine.

Entre sus obras más destacadas destacan obras como Carreras de Caballos (1866),
Bailarinas en la ópera antigua (1877) o Mujer peinándose (1885).

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