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Universidad Nacional Autónoma de México

Instituto de Investigaciones Economicas


Historia Económica de México Siglo XX
Profesores: Georgina Naufal, Arturo Valencia y Ana Luisa González
Primer Ensayo

Alumno: Alan Fer Nazul Peraza González


Email. nazul.peraza@gmail.com

8 de septiembre del 2019


ENSAYO SOBRE LA REVOLUCIÓN MEXICANA, 1910-1930 ANTECEDENTES Y
CONSECUENCIAS

SEGÚN LAS OPINIONES DE JHON WOMACK 1, ENRIQUE CARDENAS 2


Y
ALAN KNIGHT 3

El presente trabajo es una síntesis de tres autores que han realizado importantes
investigaciones desde tres puntos de vista, que a veces coinciden, discrepan o establecen
dudas, para la compresión de este periodo que vamos a abordar el Porfiriato y la
Revolución, sus antecedentes y su consecuencia de desarrollo del país como producto de la
lucha armada de 1910-1930 para denotar la postura ideológica-teórica que comparto con
cada uno de los autores, inicio con John Womack, que más que una tesis histórica, presenta
una bibliografía amplia sobre el tema, comentando brevemente a cada uno de sus autores
pero que no acaba de digerir e interpretar lo suficiente como para presentar una postura
coherente, que resuelva sus dudas y esclarezca el momento histórico que pretende
analizar .aunque estoy cierto que lo va a lograr.

Después continuó con Enrique Cárdenas, Capitulo IV titulado: El Porfiriato.


Integración del mercado y expansión económica,1880-1910 de su libro El Largo Curso de
la Economía Mexicana Que en una amplia y documentada narrativa ,de estos 30 años,
revela como de 1890 a 1910, y sobre todo en estos últimos 20 años, el país se capitaliza a
través de un burguesía pro imperialista , de la inversión extranjera y en lo nacional de las
leyes Juaristas que se aplicaron a modo para dejar las tierras de los individuos y prohibir las
tierras de las personas morales, así como el despojo que junto a lo anterior hicieron las
compañías deslindadoras. Junto con el fomento a la industrialización y la construcción de
obra púbica que realizó Porfirio Díaz. Recogiendo la nostalgia de este historiador por
dignificar el sentido humano del porfiriato, tratando de establecer a base de anécdotas
sensibleras la bondad personal de Díaz.

1 WOMACK, "La economía de la revolución mexicana (1910-1920)", Nexos, noviembre, 1978.


2 CARDENAS Enrique, “Cap. IV: El Porfiriato. Integración del mercado y expansión económica, 1880-
1910”, en El largo curso de la economía mexicana. De 1780 a nuestros días Op. Cit., pp. 188-291. TALLER:
Documental: Los tiempos de don Porfirio.
3 KNIGHT, Alan, “La Revolución Mexicana: su dimensión económica, 1900-1930”, en Sandra Kuntz,
Coord., Historia económica general de México: de la colonia a nuestros días Op. Cit. Pp. 473-499.
Y por último con Alan KNIGHT, con quien concuerdo totalmente en “La Revolución
Mexicana: su dimensión económica, 1900-1930”, en Sandra Kuntz, Coord., Historia
Económica General… Op. Cit. Pp. 473-499.

Sobre su tesis de que fue una revolución campesina que destruyó un sistema feudal ,
esclavista ,donde el 96 por ciento dela tierra pertenecía a los latifundios, aunque estos
latifundistas, en algunos casos solos y mayormente asociados con capitalistas extranjeros
habían iniciado en algunos sectores un proceso capitalista de producción como en el
petróleo, con la franja del golfo explotada por compañías norteamericanas e inglesas que
aumentaron su producción notablemente en 1900-1910,sobre todo por la demanda de la
primera guerra mundial ,lo mismo ocurrió en la minería, protegida por los
revolucionarios, porque no la destruían se financiaban con ella poniendo impuestos, y que
por las mismas razones de la primera guerra creció la demanda de henequén (cuerdas
para el velamen de los barcos, y anclas)cuerdas para jalar cañones con mulas y otros
materiales de guerra y

JHON WOMACK

Según el autor, no existe una propuesta aceptable, completa y verídica, que describa
el estado de la economía de nuestro país durante la revolución mexicana de 1910 a 1920.
Refiere que la mayoría de los autores, pecando de ligereza, consideran que esta década de
la lucha armada, una década perdida para la economía, en que no se produjo nada, al
contrario de otros, que demuestran que crecieron justamente en el periodo revolucionario la
minería y el henequén, aumentando sus volúmenes de exportación.

Al interrogar el misterio Jhon Womack, se pregunta qué ocurrió en esos años: ¿fue
el imperialismo la contradicción principal? Y en ese caso agrega, ¿Como construyó las
divisiones de clase que se enfrentaron, como iniciaron estos enfrentamientos y como el
imperialismo les puso término? ¿O las clases escondidas, como el las menciona, dentro del
país fueron las que generaron la violencia? Y en ese supuesto, dice ¿cuáles clases? ¿cómo
llego esa lucha a convertirse en guerra civil? ¿Cuáles eran los intereses y demandas de los
grupos en pugna y donde actuaron de manera crucial? ¿O era sólo una lucha de estatus de
intereses y ambiciones personales o de grupo?
Y termina el párrafo diciendo: “Por último, cualquiera que haya sido la naturaleza del
conflicto, ¿qué carácter tuvo el nuevo régimen revolucionario?”.

Se queja de que de una amplia relación de historiadores y economistas, que han


analizado el tema, sólo hay siete estudios que tienen más o menos bien perfilado el tema,
cita a Frank Tannenbaum: The Mexican Agrarian Revolución(1920),quien estudió los
cambios de la tenencia de la tierra entre 1910 y 1920 y logró resumir en tablas, las
principales diferencias regionales, explicando asimismo las nuevas normas que generó la
constitución y que teóricamente deberían regir los cambios a partir de 1917, señalando en
la práctica no se habían aplicado sino hasta después de 1920.

A este respecto, debo opinar que a mi juicio hubo un tímido reparto de tierras, desde
1920, hasta la llegada al gobierno de Lázaro Cárdenas, que es quien realmente, cumple la
demanda agraria de la revolución al entregar buenas tierras de labor, con aguas incluidas, a
miles de campesinos. Se entregaron en el periodo de Cárdenas, en su sexenio, 20 millones
de hectáreas, que constituyeron la espina dorsal de la entrega de la tierra a quienes hicieron
la revolución, los campesinos de México.

Volviendo al autor John Womack, éste dice de Friedrich Katz, Díaz; Deutschland
una die mexicanische Revolution (1964) que analiza los principales intereses financieros y
comerciales que tenían en México Inglaterra, Estados Unidos, Francia, y Alemania durante
la revolución, así como sus enclaves en inmuebles, transportes, minería, petróleo,
agricultura y ganadería. Mostrando Katz claramente la distribución geográfica de sus
negocios y como a veces condicionaban más que sufrir los acontecimientos, siendo el
primero en establecer lo que llamamos las diferencias geoeconómicas entre las bases
sociales de las diversas facciones revolucionarias, que modulaba sus distintas políticas
hacia el exterior del país.

Cita a Lorenzo Meyer, en su libro: México y los Estados Unidos en el conflicto


petrolero, 1917-1942 (1968), recordando entre otras cosas, la expansión de las compañías
petroleras en el golfo de México tanto las norteamericanas como las inglesas durante la
época de oro de la industria, y lo poco que había afectado a estas compañías el Plan de San
Luis y el Plan de agua Prieta.
Menciona un sin número de autores, estudios de corte histórico sobre el sexenio
revolucionario, artículos económicos, muchos los juzga ingenuos, exceptuando a
Warman: Y venimos a contradecir y en resumen considera que no constituyen una
gran cosecha para contestar las interrogantes primarias y secundarias que establecen
el principio de su propuesta, a pesar de lo cual dice que, a partir de aquellas, se
pueden sugerir seis tesis generales:

Dice John Womack: “Al promulgarse la nueva constitución, con los Estados Unidos
envueltos en la guerra mundial, la economía mexicana inicia una recuperación más
dependiente que nunca de los acontecimientos en el país del norte.”.

El desarrollo de la economía era ya desigual entre 1910 y 1920 sin embargo esa
década no fue de caos absoluto y a pesar de la violencia la inmensa mayoría de los
mexicanos permaneció unida en la producción, casi todos trabajando para sobrevivir.

Finanzas en 1914 el sistema bancario se había derrumbado y en 1915-1916 no había


autoridad financiera, lo cual obligó improvisar en materia de crédito.

Finalmente, se queja de que los trabajos históricos y los económicos disponibles


sobre la década de 1910 a 1920, durante la revolución no aporta las bases suficientes para
una síntesis histórica de la economía durante esta década.

Lo anterior, a pesar de que haya autores que, si ofrecen cumplimiento a esta meta
como son Adolfo Gilly, Jean Meyer y Leopoldo Solís, entre los más destacados y a los que
me voy a referir brevemente, tomándolos de los comentarios que sobre ellos hizo John
Womack.

Adolfo Gilly, en su libro: La revolución Interrumpida. México ,1972. En el cual


señala los cambios impuestos por las fuerzas populares a las relaciones de producción: “La
lucha de 1910-1911, no fue una revolución sino una escaramuza entre facciones capitalista
rivales, aunque una de ellas se autoproclamó revolucionaria. Entre 1912 y 1915, un
movimiento de masas cuyo impulso estratégico era terminar las bases del capitalismo, es el
inicio de la revolución, : campesinos que pugnaban por restaurar la economía
precapitalistas y obreros que luchaban por realizar el sueño de la sociedad post capitalista.”.
En 1915-1916, se impuso una facción, que batió, corrompió y arrinconó a sus enemigos. La
cual entre 1917 y 1920 interrumpió la revolución, dando paso al Termidor. Agrega Gilly,
que la lucha de masas había ido tan lejos que alcanzó triunfos irreversibles, como el
sindicalismo y abrió históricamente en México la alternativa al socialismo. para John
Womack este análisis es el primer análisis general que exhibió la función de la guerra civil
en el desarrollo económico del México revolucionario. También destaca otros dos análisis
que reproduzco sintéticamente como son el de Jean Meyer

La Revolution Mexicaine (parís 1973) Donde Meyer distingue las disparidades


regionales y sectoriales y las ventajas que camarillas revolucionarias obtenían de ellas y
una consideración muy importante donde sustenta que la curva de crecimiento de la historia
económica de México en este periodo no es distinta de la de Brasil y Argentina en la misma
época.

Meyer no abordó la violencia y la destrucción como un contexto sino como tema


específico de análisis.

Leopoldo Solís hizo análisis estadísticos sobre ramas de producción, que indican un
descenso absoluto en la producción agrícola, ganadera, minera, industrial y comercial, así
como en el Producto Interno Bruto; sin embargo sus tablas estadísticas indican, para todo el
decenio, crecimientos en petróleo que triplicó sus exportaciones, producción silvícola,
construcción, energía eléctrica, transportes, gobierno y agrega Womack el comentario
además, de una pobremente descrita sección de “otros”, que no se detalla.

Por último, John Womack menciona a Clark W. Reynolds, como un economista que
intentó una visión de conjunto de México, analizando el decenio revolucionario, en su
libro:The Mexican Economy.Twenthieth-Century Strucrure and Growth (New Haven,1970).
Aunque no se propuso hacer nada nuevo interpretó la información disponible y entre sus
conclusiones más importantes, la notable expansión económica de 1900 a 1910, propia del
porfiriato, que ésta se detuvo entre 1910 y 1914 y probablemente sufrió una contracción en
1915-1916, pero recobró sus niveles de 1910 hacia 1920. Según el, aumento la proporción
de mano de obra dedicada a la agricultura y la industria y la minería salieron de sus crisis
con menos trabajadores que antes, el porcentaje del ingreso nacional generado en el campo
disminuyó considerablemente a pesar de la variedad de las regiones agrícolas y sus
circunstancias diferentes (lo que se explica por la devastación que dejó la guerra en este
decenio). El producto per cápita se elevó en el Noroeste, aumentó notablemente en el
Norte, y descendió en forma estrepitosa en el resto del país sobre todo en el centro (área
donde se dieron las grandes batallas de la revolución, y se destruyeron y desaparecieron
cientos de poblados.).

Reynols también comenta que las industrias manejadas por norteamericanos e


ingleses, crecieron trecientos por ciento, mientras que las empresarias españolas, franceses
y otros, apenas tuvieron crecimiento o este fue nulo

En mi opinión, esto es falso el incremento se debe al incremento de la demanda de


estos refinados por la segunda guerra mundial de 1914-1919, y no a la nacionalidad de sus
dueños, y a la naturaleza propia de estos aceites y otros derivados de los mismos que ya se
utilizaban en Europa y también crecían vertiginosamente demandados por los Estados
Unidos de Norteamérica, así como a la nula destrucción de sus plantas industriales ubicadas
en el golfo de México, preservadas por ejércitos particulares y por generosos regalos a los
grupos revolucionarios que los merodeaban y no los atac

Para Womack, hay una gran coincidencia entre Leopoldo Solís y Reynolds respecto
a que sin la revolución y las reformas anteriores a 1940 no se hubiera desatado el
crecimiento espectacular de México. Ambos autores consideran que la destrucción
revolucionaria fue una inversión social. Para el periodo de 1921 a 1940 Leopoldo Solís
calculó un crecimiento real per cápita de 1.7 por ciento al año mientras que el aumento per-
cápita la producción industrial es de cerca de 3.4 por ciento, esto significa que el Producto
Interno Bruto real aumentó más del doble, generando en los dos decenios de 1921 a 1940,
un crecimiento per cápita real de 2.4 por ciento al año y paralelamente la producción
industrial real aumentó una tasa promedio per-cápita de 4.4 por ciento anual .Para
Reynolds, que exterioriza de una manera diferente en el mismo periodo el calcula un
crecimiento real per cápita de 1.7 por ciento al año y el aumento per-cápita en la producción
industrial de cerca de 3.4 por ciento.

Womack encuentra un gran consenso en que todas las corrientes económicas e


historicistas coinciden en que: “En el largo plazo, se dice, la revolución mexicana fue
económicamente decisiva porque subvirtió la dependencia exterior del país, destruyó un
sistema congestionado en la interno e hizo posible la reorganización de la tierra el capital y
la mano de obra; en un sistema más dinámico. Para el especialista de la historia social y/o
política esto significaría el reemplazo de una burguesía oligárquica dependiente del exterior
por una burguesía auténtica, el viraje de una dictadura neocolonial a un partido nacionalista
que no se mantiene en el poder sólo por una dominación primaria sino también por el
asentamiento popular afianzado culturalmente…”

Mi opinión se suma a este consenso

ENRIQUE CARDENAS

Según Enrique Cárdenas, la economía del porfiriato estuvo ligada


fundamentalmente a las exportaciones del exterior, que se llevaba los metales y el petróleo
a través de una via férrea amplia que se construyó en México en estos años, a los Estados
Unidos de Norteamérica. Alfonso Teja Zabre, en su libro Historia de México, pública los
telegramas que le enviaba el embajador mexicano en Estados Unidos a Porfirio Díaz,
urgiéndolo a aceptar la presión del gobierno yanqui para autorizar la construcción de los
ferrocarriles del sur al norte del país, para que se pudieran explotar las minas y el petróleo y
llevar estas mercancías a Norteamérica, indicándole el embajador mexicano al Presidente
que de no autorizar e iniciar la construcción de sur a norte de dichas vías férreas, podrían
entrar las tropas norteamericanas a México, ya que de ese tamaño era la presión del
gobierno estadounidense para la construcción de ese ferrocarril. Sabido es que Diaz se
resistía a la construcción de ferrocarril de sur a norte, ya que los intereses del comercio
nacional priorizaban la construcción del ferrocarril del Golfo al pacífico, de los puertos de
Veracruz a Acapulco, y no de sur a norte, donde finalmente, fluyeron nuestras materias
primas para beneficio de los norteamericanos. además, los capitalistas norteamericanos
adquirieron enormes extensiones latifundarias en el país y se beneficiaron con los
ferrocarriles de una gran industria extractiva de minerales de oro plata y otras materias
primas, así como de la extracción de los petrolíferos. Contra estos latifundios manejados
por extranjeros, y las industrias que también se crearon por ellos, en Veracruz en Sonora,
además de la industria nacional azucarera y de plantaciones que empezaba a crecer en
nuestro país, con el sistema clásico de crear áreas compactas de cientos y miles de
hectáreas, para tener asegurada la molienda que podría ser la maquinaria entonces moderna
de estas agroindustrias, derivadas esas tierras del despojo que hicieron los a soldados
industriales, con el apoyo de los gobernadores políticos de Porfirio días, todo esto fue el
caldo de cultivo que permitió la revolución, ante el asombro de aquellos que no comprendía
cómo se quebraba el progreso, por el abuso constante a las clases desposeídas y la represión
despótica a las mismas como se puso de manifiesto en Río Blanco y Cananea

ALAN KNIGHT

Vamos a continuar con el autor británico Alan Knight (Londres, 1946), quien, tras
confrontar polémicamente a los historiadores revisionistas, postuló que la nuestra fue una
revolución “en esencia popular y agraria

Alan Knight postuló en “La revolución mexicana: su dimensión económica 1900-


1930”, que la revolución mexicana fue un fenómeno nacional, y que por ello mismo
merecía una historia nacional. Es por esto que, muy seguramente, y a mí parece su libro sea
la última gran síntesis de ese proceso histórico que definió al México moderno.

Doctor en historia por el Nuffield College de Oxford, Inglaterra; Knight ha sido


profesor en la Universidad de Oxford, donde también fue director del Centro de Estudios
Latinoamericanos. Con su libro La Revolución mexicana ganó los premios Albert
Beveridge, otorgado por la Asociación Histórica Americana, y Bolton, galardón de la
Conferencia sobre Historia Americana. En 2010 el gobierno mexicano le otorgó la Orden
del Águila Azteca, y en 2012 recibió el doctorado honoris causa por la Universidad
Veracruzana.

“Con razón los historiadores enfatizan que hay ´muchos México´, por tanto
´muchas revoluciones´ y, por así decirlo, ´muchas economías’.” Alan Knight
(Londres, 1946)

La Revolución mexicana sí alcanza el grado de proceso y tuvo las consecuencias


necesarias para considerarse revolución; no cambió el modo de producción totalmente,
porque, además, no se puede decir que México fuera feudal, después capitalista y luego
socialista, sino que fue un proceso mucho más complicado y variable. Si tomamos la
revolución francesa, por ejemplo, no hubo un cambio de modo de producción, aunque sí
aceleró ciertos cambios en el mundo político: obviamente, derrocó una monarquía para
instaurar una República. En México había República antes y después, pero hubo un cambio
en la formación política, su modo de hacer la política, en la cultura política, en la
propiedad, en la estructura de tenencia de la tierra, en los sindicatos (que apenas existían y
tuvieron un papel importante).

Durante los años diez más bien hubo la destrucción del Ejército federal, el
debilitamiento de la clase terrateniente, la expulsión de Porfirio Díaz, los científicos y
varios caciques porfiristas. Entonces hubo una obra de destrucción quizás necesaria para
después comenzar a forjar un nuevo régimen con muchas dificultades.

Todas estas acciones, en su conjunto, son suficientes para decir que eso sí fue una
revolución, porque cambió el modo de producción mayoritario en el país, que paso de un
sistema feudal, semi esclavista, capitalista a un sistema de producción social en los ejidos y
comunidades agrarias y un sistema capitalista en las pequeñas medianas y grandes
explotaciones agrícolas e industriales.

Incluso en la economía la destrucción de la hacienda nunca fue total, pero hubo un


cambio estructural muy importante en el que los grandes latifundios porfiristas
desaparecieron cada vez más. Eso también no es solamente un producto de leyes agrarias
sino también tiene que ver con la destrucción, con tomas de tierras por los campesinos, falta
de mercados y los exilios de los propios terratenientes. Entonces hubo un proceso de
destrucción informal que abrió las puertas y permitió el nacimiento de la Reforma Agraria.
Se denota que principalmente en los conflictos agrarios y laborales en relación a lo
ejecutado por el Presidente Cárdenas, que en relación con lo que se conoce a plenitud como
el camino que recorrió el proceso de ejecución de las Leyes del trabajo (Expropiación
petrolera) y Agrarias y de la transformación completa del sector campesino.

En el gobierno de Calles, cito a Alan Knight: “No obstante su reputación radical,


Calles era un estadista serio, dedicado a "forjar patria", en palabras de Gamio, y al mismo
tiempo "forjar-Estado". Estableció nuevas instituciones: el Banco de México, el Banco de
Crédito Ejidal y la Comisión Nacional de Riego y la de Caminos. Las Juntas de
Conciliación y Arbitraje -aunque todavía afectaron solamente a una minoría de obreros-
dieron al Estado una voz determinan te en las relaciones laborales, y en el caso de la
industria textil, el Estado patrocinó un contrato-ley diseñado para fomentar la productividad
y la paz industrial. En cuanto a las políticas fiscales y arancelarias, el gobierno introdujo
reformas, pero de manera incremental y moderada: los impuestos directos.”

“…en parte a los logros del régimen revolucionario después de 1917: la formación de un
Estado más firme, con más penetración social; la creación de nuevas instituciones como el
Banco de México, con potencial intervencionista; la movilización de organizaciones
masivas, políticamente controladas, pero al mismo tiempo capaces de influir en la política;
la domesticación del ejército; y la aparición de un cuadro de técnicos que compartían el
compromiso oficial con el desarrollo nacional. Si la Revolución reveló los eslabones
débiles del proyecto porfiriano, también avanzó hacia un nuevo proyecto socioeconómico
que, no obstante, sus muchas imperfecciones, resultaría más duradero que el que tan
dramática mente había derrocado.”.

Edmundo Flores en su libro de Economía Agrícola (1980)4 explica claramente cómo


al deshacer el sistema feudal de las haciendas, la revolución, entrega a los campesinos la
tierra, básicamente el reparto de 20 millones de hectáreas de buenas tierras y aguas,
acompañadas de crédito, junto con rifles y municiones a los ejidos, para que defiendan las
tierras que entrega el Presidente Cárdenas, que es quien verdaderamente realiza el reparto
agrario y cumple la promesa de la revolución, a los campesinos. las entregas anteriores
fueron realmente emblemáticas y pequeñas, para cumplir el artículo 27 constitucional,
vetado y cuestionado por el gobierno norteamericano y por el clero nacional y el Papa que
apoyaba el sistema latifundario del país.

Edmundo Flores explica como al entregarse la tierra en pequeñas parcelas para su


explotación colectiva o individual, los industriales tienen acceso a las materias primas que
requieren para la naciente industria nacional, lo que en la época anterior, les estaba vedado,
ya que no tenían acceso a las grandes propiedades de los latifundistas, que vivían
prácticamente en el extranjero y que aquí quienes decidían sobre la producción y enviaban
las utilidades a sus patrones, eran sus mayordomos o administradores de las haciendas.

De ahí que el reparto agrario del gobierno cardenista, a partir de que éste se realizó,
da frutos a partir de 1940 en adelante, donde aumenta la producción agrícola y de la mano
con ella el desarrollo de la industria, que crecen cada vez más, con el fomento del gobierno

4 FLORES, Edmundo, “Tratado de Economía Agrícola” Fondo de Cultura Económica, México, 1961, pp. 242
a través en los recursos que le entrega la nación por conducto de la propiedad del petróleo,
que también expropió, reivindicando la propiedad de la nación sobre el mismo, el propio
presidente Lázaro Cárdenas.

Así Cárdenas deja las bases del desarrollo del país, gracias a una reforma agraria, y
a un capital manejado por el Estado que son los recursos petroleros y los recursos eléctricos
y ferroviarios que también son del Estado, aunque después otro presidente (Ernesto Zedillo)
entrega los ferrocarrileros por mezquinas razones personales de nuevo a la propiedad de
intereses extranjeros, para convertirse en un de los directores de esta trasnacional.

CONCLUSIONES

La revolución mexicana de 1910 fue una revolución agraria, aunque lucharon por
ella obreros obregonistas de la Casa del Obrero mundial, democrático burguesa y
antiimperialista. Democrática por las masas campesinas que se levantan en su apoyo sobre
todo en 1914-1916, sus líderes campesinos Francisco Villa y Zapata, Mújica, etc., y las
demandas de ambos sobre la tierra. Burguesa, por los líderes que la iniciaron como Madero,
y a su muerte Carranza y Obregón, entre los más destacados, que son quien la culminan.
Antiimperialista por el enfrentamiento con los extranjeros dueños de grandes latifundios y
empresas que manejaban a sus obreros asalariados como mano de obra asalariada casi
esclava.

Sus consecuencias, una nueva estructura económica, social que acaba las viejas
estructuras feudales terrateniente-esclavistas (Oaxaca y Yucatán) entre otros muchos para
dar paso a la reforma agraria de pequeñas propiedades ejidales y particulares y al trabajo
asalariado en el campo y sindicalizado con derechos sociales en las ciudades que abre la
puerta al desarrollo económico capitalista del país, de entonces a la fecha.

Bibliografía.
- WOMACK, "La economía de la revolución mexicana (1910-1920)", Nexos,
noviembre, 1978.
- CARDENAS Enrique, “Cap. IV: El Porfiriato. Integración del mercado y expansión
económica, 1880-1910”, en El largo curso de la economía mexicana. De 1780 a
nuestros días Op. Cit., pp. 188-291. TALLER: Documental: Los tiempos de don
Porfirio.
- KNIGHT, Alan, “La Revolución Mexicana: su dimensión económica, 1900-1930”,
en Sandra Kuntz, Coord., Historia económica general de México: de la colonia a
nuestros días Op. Cit. Pp. 473-499.
- FLORES, Edmundo, “Tratado de Economía Agrícola” Fondo de Cultura
Económica, México, 1961, pp. 242
- TAIBO, Paco Ignacio, “Pancho Villa una biografía narrativa” 2006, HIJOS La red
mundial de los hijos de la revolución social.

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