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Capítulo 1
Hoy las demandas al sistema educativos adquieren dimensiones diferentes a las del tiempo
pasado, pero no abandonan por ello su tradicional papel en cuanto a la socialización de los
alumnos, la transmisión de la cultura y la preservación de la cohesión social.
Si como adultos definimos al medio como cambiantes, duro, difícil, competitivo, deberán
nuestros hijos y alumnos adaptarse a él o valdrá la pena intentar un modelo más sano, y
ayudar a construir un mundo posible, aún en un medio enfermo.
Repensar las interacciones con los medios masivos de comunicación cuyas sobredosis de
conocimientos son fenómenos cuyos efectos sobre la conducta no han sido totalmente
evaluados, pero nos conmueven a diario.
Si es el modelo democrático es la forma que elegimos y es la escuela un contexto más
prioritario, donde este modelo se incorpora, por qué no superar este modelo hacia un
modelo biocrático, en que las decisiones políticas, educativa, económicas se tomen
basadas en nuestra relación con la tierra/planeta.
En otras palabras, lograr una articulación de las personas y la naturaleza.
Si caminamos hacia una sociedad del conocimiento, una era del saber (Drucker Toffer), también
vamos hacia una sociedad del aprendizaje (Husen). Una sociedad en la que sus miembros han
de aprender durante toda la vida y para la cual han de tener los instrumentos para dirigir sus
propios aprendizajes.
Somos los docentes – de cualquier nivel- quienes en gran parte proveemos – o no – esos
instrumentos a nuestros alumnos.
Padres y/o tutores que han perdido su autoridad o no la ejercen, delegan sobre la escuela cada
vez más funciones primarias.
La escuela sutilmente las asume y los docentes pasan a ocupar roles paternos, terapéuticos y de
trabajadores sociales. La escuela complejiza así su función específica de enseñanza haciéndose
cargo de aspectos emocionales y culturales de los alumnos.
Algunos docentes, también participes de esa cultura social, actúan estos mismos modelos de
adultos abdicantes, lo que da como resultado una forma opuesta al autoritarismo: el
permisivismo y el facilismo.
¿Actividad o Hiperactividad?
En esta forma de facilismo que se cultiva desde hace unos años, la tradicional pasividad y
receptividad del alumno (la idea de tábula rasa de John Locke) ha cedido el paso a su opuesto: la
actividad, más bien hiperactividad o impulsividad del alumno.
Jacobo Levy Moreno define a la espontaneidad como “una respuesta adecuada a una nueva
situación o una respuesta nueva a una situación conocida”.
Hoy una creatividad que está sólidamente establecida en nuestra escuela y en su nombre
actividades a veces erráticas, facilistas, sin esfuerzo alguno del alumno, conducen a fenómenos
de “expresión libre”, vacíos de contenidos.
La creatividad en el niño, joven, o en el ser humano en general, debe estimularse para ser
desplegadas y aplicadas de toda forma posible.
Contar, copiar, repetir, medir en unidades, privilegiar un tipo de inteligencia sobre otros, evaluar lo
adquirido y no lo potencial, responden a modelos de viejas teorías (ley de ejercicio, del efecto, de
la disposición, etc.).
Enseñar a nuestros alumnos a utilizar nuevas e innovadoras formas de pensamiento más acordes
al paradigma de la complejidad, implica lanzarlos hacia una forma de pensamiento estratégico y
aplicador.
Arriesgado, pues implica que no hay un solo camino, y dependiendo de la decisión se llega a uno
u otro lugar descubriendo varias posibilidades y construyendo a partir de los errores o fracasos
que no resultaron adecuados.
Personas que aprendan a aprender, a continuar aprendiendo, con la necesaria motivación para
hacerlo y docentes con el suficiente estímulo para pensar, en el aprender, éstas son las
herramientas básicas de una posible transformación educativa.
El equilibrio entre cambio y transformación requiere flexibilidad y etapas de estabilidad para que
no tiemble toda la organización y la participación de todos o por lo menos la mayoría de sus
miembros.
MITOS NACIONALES
“NOSOTROS LOS ARGENTINOS”, como miembros de la cultura nacional, estamos impregnados
de creencias, mitos y valores que hacemos propios, desde que nacemos. Son modelos o modos
mentales que determinan el modo de interpretar y de actuar en el mundo.
A pesar de luchar para actuar en contra de muchos de estos mitos, éstos se filtran bajo la forma
de conductas o teorías en uso.
Aun haciendo serios intentos de ser coherente descubrimos contradicciones (ser coherente no
significa no tener contradicciones).
En la organización educativa, circulan buena dosis de estas creencias, limitan las posibilidades de
cambio.
Veamos algunas de estas “frases asesinas”, que un grupo de directivos neuquinos, se dedicó a
“cazarlas” en sus respectivas organizaciones durante un periodo de tiempo.
El verdadero dilema del cambio consiste en pensar y comprender que pasaría si lo disfuncional es
eliminado.
REFLEXIONAR antes estos interrogantes, abre espacios para transitar nuevos caminos posibles,
aceptando la sensación de amenaza o incertidumbre cuando se proponen nuevas creencias que
reemplazarían las anteriores.
Dentro del campo educativo, el núcleo de la organización giraba en torno del planeamiento y sus
formas de planificación.
Este concepto, era definido como la selección de objetivos, metas y estrategias políticas,
programas y procedimientos para alcanzar objetivos.
No se trata de trabajar más duro, sino diferente. Esta cultura educativa, que fue en sus
orígenes construida por personas, puede ser reconstruidas y modificadas nuevamente por sus
integrantes actuales.
Organizar como parte del planificar incluye trabajar sobre el organigrama, la descripción de
tareas, la autoridad y responsabilidad de cada área y la información que circula.
Las cinco funciones básicas, de Estrategizar, planificar, organizar, liderar y evaluar, son
dimensiones que deben ser comprendidas en conjunto, como ejes que se entrecruzan integrando
un sistema con vida propia y diferente que cada una de sus partes.
Considerar a los estudiantes, sus padres y la comunidad como “clientes”, permite concebir el
producto que reciben – la educación – como un producto al que es susceptible aplicarse
conceptos de valor, calidad, utilidad que no minimiza ni desjerarquiza criterios de atención
personalizada ni satisfacción por lo recibido, en una relación de cercanía y confianza.
Considerar a los estudiantes como co-participes y/o socios en su propio proceso de educación,
los coloca como responsables, activos, en el mejoramiento de sus procesos personales y aptos
para que en el largo plazo se transformen en colegas valiosos.
Los conceptos de eficiencia (hacer correctamente las cosas) y efectividad (hacer las cosas
correctamente), podrían ser reformulados con un rico y útil contenido educativo, relacionándolo
con el concepto de competencia.
Los maestros y profesores por su lado, como expertos en su área pueden trabajar para mejorar
su producto y el proceso mismo en conjunto con sus estudiantes, adecuándolo a necesidades
cambiantes y transformando sus productos en “altamente deseables y de valor”.
Si queremos operar sobre la cultura organizacional, es necesario un serio debate sobre los
valores fundamentales diferenciándolo de los hábitos.
Los valores, se refieren al futuro que se va manifestando en el presente, muy distinto de los
hábitos que son reglas y pautas de comportamiento diario, es decir como las cosas son, el
pasado en el presente y con proyección al futuro.
La educación, como la mayoría de los otros sistemas sociales, se ve en las últimas décadas,
convulsionada por impactos y cambios tan veloces que no siempre es fácil procesarlos.
Estas dos últimas décadas, asistimos a una conmoción casi explosiva en el campo educativo, en
todos sus niveles. La escuela como institución recibe el impacto de cambios sociales, culturales,
tecnológicos, económicos, quienes trabajamos en este ámbito, menciona la autora, no debemos
sustraernos a la observación y reflexión, intentando nuevas formas de aproximación a la realidad
que se nos presenta.
La familia:
La familia, como institución primaria, ha sufrido cambios importantes en los últimos 20
años.
El concepto de familia y los roles que dentro de ella juega cada uno de sus miembros se
ha modificado significativamente a los largo de la historia, en especial en estas últimas
décadas.
Desde la familia extensa, en la que vivían varias generaciones, llegamos hoy a la familia
nuclear, de padres e hijos. Aquella convivencia con varias generaciones y otros familiares
(tíos, primos) permitía al niño crecer dentro de un sistema de igualdad y jerarquía
compleja y crear relaciones afectivas diversas muy ricas.
En la actualidad, sin embargo, nos encontramos a diario con otras formas de
agrupamientos familiares, diferentes de la pauta histórica anterior. Estos distintos
modelos se dan en todas las clases sociales y toman diversas configuraciones: Familias
uniparentales, familias reorganizadas, hijos que no conviven con sus padres, convivencia
de miembros que no poseen lazos consanguíneos, etc.
Aún hoy encontramos en legajos, informes y otra documentación escolar el rotulo de
“familias mal constituidas”, consideradas como origen de dificultades escolares- sociales y
valoradas desde lo ético y moral como un alejamiento de la “normalidad” en la
constitución familiar.
La familia es el medio a través del cual los sujetos en formación reciben informaciones,
aprenden modos y actitudes de percibir la realidad y van socializándose dentro de un
sistema social determinado, teñido por ideas y valores de la sociedad y el tiempo y
espacio en que viven.
Hoy la forma de desempeñar los roles y la interacción de cada miembro de la familia se
ha modificado significativamente, la abrupta ruptura de usos y costumbres sostenidos
durante milenios produce cambios significativos en la organización familiar y social. Los
roles asignados a cada sexo, deben adecuarse a necesidades y proyectos nuevos.
Rol de la mujer:
Respecto del rol femenino asistimos a cambios importantes en la condición social de la
mujer. En nuestro país, a partir de la sanción de la ley 1420 (1886), el acceso masivo de
la mujer a la educación gracias a la obligatoriedad gratuita de la enseñanza – modificó el
ingreso de la mujer al mundo del trabajo.
La mujer accede a roles que no hubieran podido ocupar o cumplir sus madres, estos
cambios se acompañan, más lentamente, de la ruptura de estereotipos femeninos: “la
mujer, reina del hogar, procreadora y cuidadora de sus hijos…”, “la casa: mundo de la
mujer…”, son modelos aunque actuales menos vigentes.
La mujer hoy, presionada por factores económicos, además de los socios – afectivos, ha
roto con esas pautas en su conducta, aunque en ella coexisten viejas pautas y mandatos.
Las nuevas pautas culturales que se van gestando, son demasiado lentas en relación con
los cambios en la vida cotidiana y los hijos son testigos de las contradicciones y
ambivalencias del rol femenino y materno.
La mujer – madre ejerce sobre ellos (hijos) una influencia directa, no solo se limita a
transmitir pasivamente las normas del sistema patriarcal sino que también transmite sus
peleas invisibles con las normas tradicionales, creando en el ámbito familiar un espacio
de contradicciones.
Los hijos, son hijos de modelos en crisis. (Crianza de antes o de ahora).
Rol del Hombre:
El rol masculino – paterno también, ha variado, no siempre en sintonía con los cambios
en el rol femenino- materno.
Lombardi menciona que “el padre está incluido en la dinámica familiar como proveedor de
sustento por el poco compromiso emocional en relación a las necesidades primarias de
los hijos; era una persona distante, durante casi todo el día ausente, su entrada en la
casa era para poner orden o brindar una cuota de afectividad medida… La figura del
padre fue idealizada por la presencia constante de la madre, el mundo del conflicto y la
hostilidad, se fijaba con ella. Fue una modalidad de crianza que fomentó la disociación
entre un personaje desvalorizado (femenino) y otro idealizado (masculino)”.
Hoy aquel rol de autoridad incuestionable, regido, la toma de decisiones centrada en él,
manejo de dinero, se ven fuertemente cuestionados. La conocida pauta familiar “vas a ver
cuando llegue tu padre” o “lo que te diga tu padre”, tampoco tienen el peso de antes.
La escuela:
Grupo secundario, heredero de la familia.
La escuela consiente o inconscientemente, ha empezado a asumir cada vez más
funciones primarias que antes eran asumidas y defendidas por la figura materna (madre o
abuela) y/o figura paterna (padre o abuelo).
Está dejando de ser considerada un bien para transformarse en un servicio, ocupando
funciones y roles que la familia, y en especial el de la mujer – madre necesitan o desea
depositar/ compartir sobre alguna Institución, aquello que no puede desarrollar
íntegramente como antaño en el seno del grupo familia.
Ejemplo:
Me recibe la maestra a cargo del grupo, y con alegría, me comenta que dos de los
niños de sus salas hoy “pidieron pis”, se sentaron en el inodoro, en ambos casos
(ella – la maestra) “pudo sacarle los pañales”… ¿Es la maestra quién debe
asumir la enseñanza del control de esfínteres?.
La copa de leche, merienda, té, que sigue teniendo en algunos lugares una
connotación primariamente alimentaria y en otros casos excede la necesidad
básica, abre todo un campo de hábitos de higiene, de educación social, que
también era antes del dominio absoluto de la familia.
La autora afirma, que es necesario un tiempo y espacio de reflexión entre los mismos
comprometidos (directivos, docentes, psicopedagogos, asistentes educacionales y padres), para
consensuar cuales funciones son comunes, cuales privativas de uno u otro sistema, sin culpa,
eligiendo y optando por consenso.
El conflicto es un hecho básico constitutivo de nuestra vida y una oportunidad constante para
aprender.
Los conflictos obviamente se hacen más complejos a medida que las personas maduran. Con el
tiempo nos peleamos menos por juguetes y más por influencias, poder y control de los unos sobre
los otros.
“La experiencia en un medio escolar que aporta ejemplos diarios y modelos de relaciones
operativas, y la resolución constructiva de conflictos, combinada con la educación en los
conceptos y principios del trabajo cooperativo, permite a los estudiantes desarrollar actitudes y
capacidades generalizables. Estas le permitirán cuando sean adultos, cooperar con los demás en
la resolución de los inevitables conflictos, que se dan entre y dentro de las naciones, grupos
étnicos, comunidades y familias”. (Morton Deutsch).
La conciliación: Es una negociación voluntaria que se lleva a cabo con la ayuda de un tercero,
sirve para reunir a las partes, que hablen entre sí, o se transmiten mutuamente información.
a) Las posiciones: Representan la postura que adoptan las partes en conflictos. Definen lo
que las partes creen que quieren. Puede ser cuestionadas y confrontadas.
b) Los intereses: Representan el contexto en el que puede existir una posición. Estos están
menos sujetos a debates y pueden converger.
c) Las necesidades: Representan el contexto más amplio dentro del que existen los
intereses. Aun cuando las necesidades no se expresen abiertamente, su satisfacción
puede resultar esencial para la plena y definitiva resolución de un conflicto.
La clara comprensión de estos aspectos, requiere entonces:
Que los interesados comprendan las necesidades.
Que se explores los intereses de todos.
Que sean los intereses y no las posiciones en foco de discusión y de respuesta, etc.
Cultura y Conflicto:
Cada cultura se caracteriza por rasgos típicos. A su vez los elementos culturales están
jerarquizados en cada persona.
Para unos la religión es decisiva, a otros le puede resultar indiferente. A muchos les apasiona la
política, otros consideran que la profesión es más importante.
El gran tema a considerar en ámbitos educativos, radica en reconocer la dignidad de cada cual,
con sus valores, su origen, su familia, cuanto es y constituye su vida.
Desde esta perspectiva toma relevancia el concepto de educación multicultural, el reconocimiento
del derecho de cada cual a su propia cultura y que esta actitud sea incluida en los
establecimientos de enseñanza con valoración y respeto de las minorías culturales.
El hábito de la violencia, hoy nos enfrenta con varias formas de violencia, entre las cuales
preocupa seriamente en el contexto educacional, el referido a la violencia entre compañeros, “el
Bullying”. Éste fenómeno, es entendido como una situación de intimidación de unos o varios
alumnos hacia otro u otros, en el cual siempre existe un desequilibrio de fuerzas (física o
psicológica). Hace referencia a burlas groseras, amenazas, golpes, patadas, pellizcones, e
impedimento del paso, gestos obscenos, exclusión de un grupo a alguien adrede, muecas, etc.
El Bullying, se caracteriza por ser un tipo concreto de violencia interpersonal, que tiene lugar en el
vínculo social que une a los iguales, se asocia con crueldad moral por sobre respuestas
imperativas ante necesidades naturales.
Éste fenómeno casi (naturalizado), está instalado en nuestros polimodales y escuelas
secundarias y está haciéndose visible en los niveles de EGB.
Ya es motivo de deserciones docentes y de un aumento (importante) en el malestar general
docente.
Es más frecuente entre los 13 y los 18 años. Es en esta franja que se producen los mayores
episodios de violencia entre escolares, con una franja de riesgo mayor entre los 10 a los 14 años,
periodo en que las agresiones parecen ser más crueles y las victimas sufrir efectos más
dramáticos. Lo sorprendente es que los padres, y aún los docentes u otros adultos no parecen
saber demasiado al respecto, sea porque tienen poca conciencia del problema; o solo hablan de
ellos con sus hijos en pocas ocasiones o una vez ocurrido un episodio en que el niño ha sido
protagonista o espectador cercano.
Estas acciones agresivas, tampoco pueden ser el inicio de las conductas delictivas, ya que se van
generando lentamente sobre – valoraciones del acto violento como forma de dominio, para
obtener poder, recompensas y valoraciones sociales. Las “victimas” son, en general los más
débiles, se encuentran en riesgos físicos y progresivamente puede sufrir episodios cada vez más
intensos de ansiedad y otros trastornos más o menos severos de personalidad, que suelen
acompañarse de “caídas en el rendimiento escolar”.
Fracaso escolar, bajo rendimiento académico, debido a la desconcentración el ausentismo, la
sensación de enfermedad psicosomática, el stress que provoca la ida o vuelta a la escuela, son
algunas de las consecuencias que alertan a los docentes.