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HISTORIA DE LA OBSTETRICIA

La palabra viene del latín Obstetrix; que significa comadrona.


También Significa "estar a la Espera", se ocupa de la filosofía de la mujer en el
embarazo, parto y puerperio.
En aquellas épocas prehistóricas el parto ocurría de manera solitaria, en sus
propias casas, sin acompañamiento, es por ello que es considerada la época
pre obstétrica. En ciertas culturas, esta forma de parto aún persiste,
convirtiéndose en la forma de parto de muchas nativas que siguen las prácticas
de sus antepasados.

La mujer primitiva para dar a luz, en su trance de parto, se alejaba de los suyos
para aislarse y no tener a nadie en frente, estando sola, en las orillas de los
ríos o también de las lagunas, o según la circunstancia y lugar donde se
encuentre, en la soledad del bosque, en la oscuridad de la caverna,
padeciendo de fuertes dolores sin gritos ya que las fieras merodeaban muchas
veces a su alrededor.

La posición que adoptaban era de manera instintiva (cuclillas), pues así le era
más fácil y productivo pujar. La mujer primitiva igualmente de manera instintiva
sabía que tenía que separar la placenta de su hijo, eso lo hacía trozando el
Cordón umbilical con el filo de una piedra o también por machucamiento. El
agua, que en muchas tribus era denominado como elemento purificador o una
deidad, se encargaba de limpiar la sangre del cuerpo del recién nacido y
también de la exploración ginecológica de la recién parida.

Grecia y Roma 500 a. C. - 500 d. C

En la antigua Grecia como posteriormente en Roma, ya existían


manifestaciones claras de participación en el tema de cesárea post mortem,
llegando a ser práctica obligatoria en el 715 a. C. entre los romanos. Allí se
obligaba a extraer el feto a toda mujer que muriese durante la gestación o
durante el parto, antes de darle sepultura.
Hacia el año 400 a. C. se inició el estudio de la Anatomía del hombre y
animales, base de la medicina científica. Los médicos comenzaron a dejar de
mirar hacia el más allá como solicitud de ayuda a su desconocimiento. En
aquellos tiempos en Roma (130–150 d. C.), cuando las parteras solicitaban
ayuda, la acción de los médicos sólo se concretaba a mutilar los fetos dentro
del vientre materno y a extraerlos, utilizando pinzas, ganchos y cuchillos;
instrumentos ya descritos también en la cultura India en el Ayurveda, en el
1500 a. C.

Sorano de Éfeso (98–138 d. C.), considerado el padre de la Ginecología y


Obstetricia, escribió su obra maestra “Sobre las enfermedades de las mujeres”,
en el que incluyó un tratado sobre el parto y que se usó como guía por más de
quince siglos. Fue el primer obstetra reconocido de la historia. En su obra
describió maniobras para la atención del parto en podálica, cómo cambiar la
posición del feto hacia cefálica y el desprendimiento de los hombros. Escribió
sobre distocias, cómo proteger periné en el parto semejante a lo actual, así
como también sobre siete instrumentos para destruir los fetos muertos y
extraerlos del vientre materno. No hizo referencia alguna sobre instrumentos
para el extraer el feto vivo. Si bien realizó una de las primeras disecciones
completas del útero, tenía rechazo hacia la disección por su supuesta inutilidad,
lo que probablemente frenó la evolución de la Obstetricia hasta el tiempo de
Vesalio. En épocas en que en Roma era frecuente la práctica del aborto
criminal, fundó las indicaciones de la interrupción del embarazo.

Obstetricia en la edad media

En la Edad Media el parto era un momento extremadamente peligroso para las


mujeres, la muerte acechaba y en muchas ocasiones el fallecimiento de la
madre coincidía con el nacimiento del hijo. Ésta se trataba de una muerte
aceptada para la sociedad de la época, cuya amenaza estaba indisolublemente
unida al parto.

Para que la mujer no muriera se rezaban oraciones donde se colocaban


reliquias sobre el vientre para que la protegiera y se apelaba a la intercesión de
los santos para así poder salir con bien del trance. El alumbramiento se llevaba
a cabo en un entorno femenino.

La Ginecología y Obstetricia en la edad media eran dos campos del saber


eminentemente femenino, incluso profesionalizado en muchos casos.

Durante la Edad Media, con la desintegración del Imperio Romano, fueron


olvidados lo fórceps y otras prácticas obstétricas, es hasta el Renacimiento
donde no se informa sobre cesáreas practicadas en mujeres vivas. El primer
registro de cesárea es en el año 1500, en Suiza. La embarazada tras varios
días de parto, fue intervenida por su esposo, de oficio de carnicero.

La mujer y el bebé sobrevivieron, sin embargo, algunos historiadores


consideran que la primera cesárea médica fue en 1600.

Según François Russet, quien publicó el primer manual escrito sobre la


cesárea en 1581 (Paris), recomendaba realizar la cesárea con bebés
demasiado corpulentos, gemelos, muerte del bebé en el útero y cuando había
presencia de estrechez en las vías de parto.

Las mujeres que se dedicaban a ayudar a dar a luz estaban bien preparadas,
pero no recibían una formación oficial. El oficio era aprendido como otros
trabajos artesanales, por medio de la repetición, la observación y la adquisición
de responsabilidades cada vez mayores.

Una característica que debía de poseer una comadrona era el ingenio, para
poder resolver situaciones complicadas, y por último ser moderada y tener
buenas costumbres.

Renacimiento de la Obstetricia
El siglo XVI es testigo del renacimiento de la obstetricia, o también llamado
advenimiento de la obstetricia moderna, donde Francia es la cuna. Aquí las
mujeres seguían a cargo del oficio, pero los hombres (cirujanos) eran los
encargados de subsanar sus fracasos. Ambos, parteras y cirujanos pertenecían
a la Cofradía de San Cosme. El padre de la cirugía, Ambrosio Paré tuvo un
papel destacado en el desarrollo de la Obstetricia, mostrando que era posible
dar la vuelta al niño antes del parto cuando se presentaban complicaciones
debidas a su posición.

El médico francés, Francois Mouriceau propuso la idea de que la mujer diera a


luz en una cama ginecológica, publicando en 1668 su tratado “Las
enfermedades de las mujeres en el embarazo y el parto” siendo considerada
como la obra obstétrica más sobresaliente del siglo XVII.

En 1701, Deventer publicó su famoso libro titulado “Nueva luz para las
parteras”, en lo cual, se convirtió en el primer estudio completo de la anatomía
de la pelvis y sus deformaciones, así como la relación entre éstas y el
desarrollo del parto. Su publicación tuvo una inmensa influencia en el ejercicio
obstétrico durante 150 años.

La primera cesárea vaginal (episiotomía) fue hecha por Alfred Dúhrssen en


1896, que viene a ser para la época un valioso recurso para sortear con éxito
las dificultades del parto.

En 1897 W. Zoege von Manteuffel (Dorpat, Livonia), aporta a la cirugía los


guantes de goma. Siendo éste un objeto más que significativo en el ejercicio
obstétrico y ginecológico.

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