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Creditos
Moderadoras
Axcia y Mona

3 Traductoras
Nelly Vanessa Diana Gtz Feña Miau
Niki26 Fmaryd Loby Gamez
a_mac Kyda Any Diaz
ChiviSil Né Farrow Crys
Pachi15 Abby Galines Annabrch
Axcia Jane Boom
Meme pistols bluedelacour Agus901
Valalele sunset Malu_12

Correctoras
Kuami Mona
Viriviri PepitaCPollo
Just Jen Bibliotecaria70
Loby Gamez Meli Eli

Diseño
Aria
Indice
Sinopsis Ky
Prólogo Eden
Ky Ky
Eden Eden
Ky Ky
4 Eden Eden
Ky Ky
Eden Eden
Ky Ky
Eden Eden
Ky Ky
Eden Eden
Ky Ky
Eden Eden
Ky Ky
Eden Eden
Ky Ky
Eden Eden
Ky Ky
Eden Eden
Ky Ky
Eden Eden
Ky Epílogo
Eden Próximamente
Ky Sobre la autora
Eden
Sinopsis

S
abía el momento exacto en que me había convertido una chica
“sí”.
16 de diciembre, la noche de un invierno frío, hace cuatro
años.
La noche en que mi inocencia fue robada, la noche en que cometí el
error de decir que no —un error que nunca haré de nuevo.
El sueño de un 'felices para siempre' ahora era un mito bajo llave. Me
5 prometí a mí misma que nunca volvería al lugar de mi peor pesadilla, que
nunca dejaría que nadie se acerque, pero por otra parte, nunca pensé que
conocería a alguien como él.
El intenso, seguro y hermoso Ky Crawford.
Yo no tenía planes de convertirme en el príncipe azul alguien.
No podía serlo. Me negaba a serlo. Mi plan era simple—hacer lo que sea
necesario para corregir mi error más grande, mi único pesar que ahora
controla mi vida.
Estaba en el camino. Tenía planes, pero luego todo cambió cuando la
vi, la chica de la chaqueta roja, la chica que me dijeron que no podía decir
no.
La reservada pero impresionante Eden Rivers.
Una chica que no puede decir no.
Un tipo que anhela la redención.
¿Un encuentro casual?
Todo se reduce a esto.
Una pregunta.
Un mes.
¿Se mi diciembre?
Prologo
Cuatro años antes…

—¡D tembloroso
ije que no Jeremy!
El sonido débil y suplicante de mi voz no ofrecía a mi
cuerpo una sola pieza de la anhelada
desesperadamente fuerza. La piel de mi brazo quemaba
6 bajo su dominante agarre y apenas podía seguir el ritmo de sus amplios
pasos a través de los terrenos vacíos de la universidad. En un momento juro
que mis pies ni siquiera tocaban el suelo de grava.
—Hombre, ¿a dónde vas?
La voz de un salvador resonó a través del aire helado y dejamos de
movernos. Seguridad estaba cerca. Un rayo de esperanza me golpeó
mientras mis ojos se movían alrededor de la oscuridad tratando de distinguir
quién venía en mi ayuda.
—Ayúdenme —Me atraganté, mi voz se perdió en la severa frialdad a
mi alrededor.
—Cierra la boca —gruñó Jeremy Davis y apretó su amenazante agarre
en mi brazo—. Solo nos dirigimos a la residencia de estudiantes para tomar
un poco más de alcohol, estaremos de regreso en la fiesta pronto —dijo en
voz alta, su voz tranquila y demasiado convincente.
Nos quedamos quietos, esperando el próximo movimiento de mi
salvador. Recé a todos los dioses que había, que él se ofrecería a ayudar,
que iba a acercarse y ser capaz de hacer que me fuera, pero permaneció en
las sombras, simplemente una voz lejana.
—Por favor, déjame ir —le rogué y mi corazón se hundió mientras mi
salvador desapareció en el oscuro cielo nocturno.
La temperatura decreciente de diciembre en Nueva York era la menor
de mis preocupaciones mientras el viento se arremolinaba alrededor de mis
hombros desnudos, ferozmente cortando mi carne. Cada palabra que
farfullé con los dientes apretados estaba mezclada con el miedo puro.
¿Dónde estaba la terca, fuerte y muy resistente Eden Rivers quien había
entrado por las puertas de su primera fiesta de la cerveza hace solo unas
horas?
Me tropecé con el tacón de la bota mientras manos posesivas
empujaban bruscamente mi espalda cuando empezamos a movernos. Subí
las escaleras hacia los dormitorios con tal intensidad que mi cabello largo y
oscuro azotaba fuertemente alrededor de mi cara. En el momento en que me
empujaron por la puerta, mis ojos se desesperaron por adaptarse a la
oscuridad de la habitación, rebotaron alrededor de las cuatro paredes que
me rodeaban. El resplandor de la luz de la calle iluminaba brevemente la
habitación, pero me hubiera gustado que no hubiera luz en absoluto. Mi
respiración superficial y los gruñidos del hombre que se dirigió hacia mí
como un animal poseído rompieron el silencio. Un escalofrío aterrador cayó
7 en cascadas por mi espalda mientras la realidad me golpeó en el pecho y
pronto estaba de espaldas contra la pared del fondo sin escapatoria. Su
rostro era brutal, sangre fría y maldad. Mis ojos se cerraron mientras sus
manos me maltrataron, corriendo sobre mis pechos, por mis costados y
pronto hurgando en los confines de mi ropa interior. Empujé contra su
amplio pecho con toda la fuerza que pude reunir, pero fue inútil y apenas
se movió.
—¡No! ¡No! ¡No! —grité una y otra vez, tan fuerte que mi voz se hizo
ronca y apenas audible. El instinto de supervivencia se hizo presente y mis
uñas rasguñaron su cara y mi cuerpo daba golpes en lucha pura.
Un feroz golpe a mi mejilla izquierda robó el aire de mis pulmones y mi
boca fue invadida por el sabor metálico de la sangre. Mi visión al instante
fue borrosa y me balanceaba de pie.
—¡Ese va a ser el mayor error de tu puta vida Edén! Un gran puto error
—dijo Jeremy entre dientes, su saliva golpea mi cara y me trae de vuelta a
la realidad.
En los minutos que siguieron, mientras el mundo perfecto que conocía
fue destruido, dejé de existir como Eden Rivers. Con el desgarro cruel de mi
ropa interior quitada de mi cuerpo y el dolor de un millar de cuchillos
clavándose en la parte más sagrada de mi cuerpo, el único lugar que nadie
había estado antes, todo desapareció a mí alrededor y desaparecí en la
oscuridad mientras un golpe tras otro rompió dentro de mí.
A partir de ese momento, me convertiría en una “chica sí”, diciéndome
que no parecía ser la peor decisión que había tomado.
KY
—T
endré taaaaaaaaaan húmedo mi pene esta noche.
¿Qué carajos?
Puse los ojos en blanco con exageración por la
admisión de la obsesión de vaginas de mi hermano
mientras entraba en mi apartamento como si malditamente poseyera el
lugar. Los cagados viernes por la tarde estaban sucediendo por todo el lugar
8 en el trabajo por lo que a las dos había salido de la oficina y decidido escapar
a mi apartamento para conseguir hacer un poco de trabajo muy necesario,
bueno, hasta que Josh decidió aparecer. Mi asistente se había ido a casa
enferma al principio del día, el departamento de marketing había jodido los
anuncios para el próximo número, y había un montaje con el tema de Los
Ángeles en la oficina que tendría que ordenar y ahora estaba tratando con
mi obsesionado hermano.
—¿Sueltas líneas como esa sin embargo y todavía te preguntas por qué
mamá te cuestiona el que estés solo? —le disparé mientras me ponía de pie
del sillón y me dirigía hacia la cocina.
—Amigo, tú y yo sabemos que solo es lo que mejor sabemos hacer.
Mi profunda risa rebotó en las paredes de color crema de mi
apartamento en el decimotercer piso, con las paredes alineadas con
fotografías abstractas en blanco y negro de las principales ciudades de todo
el mundo incluyendo París, Sydney, Nueva York y Londres. Mi trabajo en
Publicaciones Anderson me permitía deleitarme con el escapismo, viajando
y trabajando obscenamente largas horas. Me proporcionaba la distracción
que necesitaba y le permitía a mi jodida cabeza un momento de paz de las
lamentaciones que constantemente me perseguían.
Mi vida había sido un torbellino desde que empecé a trabajar en
Publicaciones Anderson.
Publicaciones Anderson era una editorial de renombre internacional,
fundada por el mejor amigo de mi padre, Roger Anderson, un hombre que,
sin duda, me había salvado más veces de las que nunca sabría.

Durante la universidad, desde que me doble especialicé en Negocios y


Mercadotecnia, él me tomó bajo su ala y se convirtió en mi mentor, lo que
deleitó mucho a mis padres. Mis años universitarios fueron todo sobre
baloncesto con los chicos, acostándome con numerosas chicas, saliendo de
fiesta con mis hermanos de la fraternidad, y muchas más chicas. Viví el
sueño de universidad hasta mi último año. Fue entonces cuando todo se fue
a la mierda. Cuando la vida que conocía, la vida que había planeado, se vino
9 abajo a causa de un jodido error que cambió mi vida, un error que me
perseguiría desde entonces.
Ese fue el momento en que cambié. El estudio se convirtió en mi vida;
rehuí a mi multitud de costumbre, y dejé de ir a fiestas, lo que era inaudito
en un chico que tenía mi estatus.
Mis padres y Josh estaban en un estado constante de preocupación,
mientras yo fingía como si la vida se moviera perfectamente bien.
Afortunadamente fue durante ese tiempo que Roger Anderson vio mi rápida
desaparición y mi abatimiento. No estaba seguro de si fueron mamá y papá
quienes influyeron en su decisión, pero estaría eternamente agradecido por
su intrusión en mi vida en mi momento de necesidad. Su brutal honestidad
me puso en el camino correcto, y en un par de semanas empecé a trabajar
en su compañía.
Seguro como el infierno que no conseguiría que mi trabajo me fuera
entregado en bandeja de oro. En todo caso, me hizo trabajar el doble de duro
para llegar a donde estaba. Ahora, después de seis años y medio bajo su
vigilante ojo, dirigía al equipo de mercadotecnia de Bangs y Beats. Tenía un
trabajo bien pagado que me proporcionaba una vida muy cómoda; había
invertido mi dinero sabiamente cuando empecé a trabajar, y ahora era el
dueño del edificio en el que Josh y yo vivíamos, todo a la edad de veintiséis
años.
—Así que dime hermano mayor, ¿cuánto tiempo ha pasado desde que
estuviste entre algunos dulces muslos?
La diversión en la voz de Josh no se perdió en su pregunta. Puse los
ojos en blanco ante su burla y asentí cuando levantó una Corona que
acababa de sacar de mi refrigerador y tomaba asiento en la barra de
desayuno.
Él se movió por el espacio blanco brillante con electrodomésticos
cromados y accesorios negros medianoche como el arrogante gilipollas que
era porque sabía exactamente cuánto tiempo había pasado.
Después de agarrar una lima fresca del frutero, la cortó y pasó una
pieza por el cuello de la Corona. Cuando finalmente me encontré con su
mirada, me miraba expectante mientras arrebataba la cerveza de sus
manos.
—Ha pasado jodidamente mucho —gruñí en respuesta antes de tomar
un largo trago de cerveza.
10 ¿Por qué diablos teníamos que hablar de eso? Enseguida, mi cabeza y
mi pene comenzaron a reaccionar al pensamiento de la última mujer con la
que había estado. La animada y de piernas largas Samantha, una modelo
británica que había sido contratada para ser la modelo de portada de la
edición del mes pasado de la revista. Mi mejor amiga Ashlyn, asistente
estilista de la revista, me había obligado a asistir a la fiesta de revelación de
la portada y después de demasiadas cervezas gratis de celebración, yo
estaba cogiendo profundamente a la británica en el armario de suministros
de uno de los bares más elegantes de cocteles en la ciudad de Nueva York,
follándola como si mi vida dependiera de ello.
—Vamos a ir a tomar una copa. ¿Tú, yo, en el nuevo bar de deportes,
con strippers y coños?
Le lancé una mirada de pura indignación. —Strippers y coños nunca
deben mencionarse en la misma frase.
Él se movió alrededor de la isla de la cocina y sacó un taburete,
tomando asiento frente a mí mientras una mirada de complicidad invadía
su petulante rostro. —¿Estás diciendo que nunca has jodido a una stripper?
—Su pregunta goteaba diversión, y sabía que me tenía por las pelotas.
—¡Vete a la mierda! Ella era bailarina. Es una gran puta diferencia.
Un gemido ahogado se derramó desde lo profundo de mi pecho y supe
que no iba a ganar esta batalla. Por supuesto que él sugeriría salir. Era
viernes por la noche y por las pasadas tres semanas había puesto todas las
excusas imaginables para no ir a tomar un trago. Él había aceptado, pero
sabía que era solo cuestión de tiempo antes de que me rechazara. La cosa
con Josh y yo era que teníamos una relación que no podía ser igualada. Sí,
era mi hermano menor, pero también era mi mejor amigo. Hemos estado
juntos en las buenas y en las malas, visto lo mejor y lo peor de lo que la vida
podía ofrecer, y no habíamos llegado al otro lado sin alguna pequeña
dificultad en el camino. Hubo muchas veces en que me molestó como la
mierda al punto de querer golpear su cara, pero recibiría una bala por él sin
lugar a dudas, o un par de huesos rotos en una pelea de bar cuando trató
de levantar a la mujer equivocada. Él era mi sangre. Era tan simple como
eso.
—¿Entonces tú y tu pequeño individuo van a salir esta noche o qué? —
Josh alzó una ceja en mi dirección.
Yo estaba cansado. Estaba más allá de agotado, y dejar salir un poco
de vapor parecía una perspectiva tentadora cuando pensaba en ello.
11 Sinceramente, un club de striptease sería exactamente el mismo problema,
pero también podría significar un polvo fácil. Esto era un círculo vicioso.
—Solo salir. Un par de copas y algunos pechos. ¿Qué es lo peor que
podría suceder? —continuó acosando.
—Eres un pendejo persistente. Recógeme a las nueve.

La agresión punzante de mi dolor de cabeza que había estado


molestándome por un par de días surgió a la vida en el momento en que
Josh y yo entramos en Delights. Luces bajas, suave vibrante música, y una
gruesa atmósfera de sexo y codicia me golpearon con toda su fuerza.
Todo acerca de este lugar emanaba exceso, tentación, y la promesa
susurrada de sexo.
En cuestión de segundos, dos mujeres con poca ropa hicieron línea
recta hacia nosotros, y ahora mi cita para la noche parecía ser una pequeña
apretada rubia llamada Lyndsey que estaba pendiente de cada palabra y
mirándome con expectación.
Ahora no me malinterpreten, era un hombre y putamente me
encantaban las mujeres. Pero ciertamente, no tenía ningún plan para
asegurar cualquier cosa a largo plazo, para gran disgusto de mi mamá. A
sus ojos, debería tener una casa en los suburbios con al menos dos niños
corriendo para ahora. Ciertamente no debería tener un departamento de
soltero en un piso trece y trabajar quince horas al día. Por supuesto que
tenía necesidades sexuales, y le daba de comer a esas necesidades cuando
era necesario, pero mis necesidades no incluían una relación. Y ciertamente
no incluían un maldito felices—para—siempre. Ese tipo de felicidad era
extraña para mí y las razones de porqué seguían apretándose y burlándose
de mí, carcomían mi ser totalmente en un intento de destruirlo.
Era algo con lo que tenía que vivir. Era algo que se mantenía tan
firmemente atado a mi pecho que solo unos pocos lo sabían. Mientras seguía
haciéndome daño y mientras todavía odiaba todo lo que era, nunca me daría
la oportunidad de la felicidad o de la satisfacción. No lo merecía; era tan
simple como eso.
—Te das cuenta de que soy una apuesta segura. —Lindsey atrajo mi
atención y se lamió los labios antes de frotarse enérgicamente contra mí.
Cualquier impulso de llevar a esta mujer a una habitación de motel se
12 desvaneció en el momento en que dijo esas palabras. Me gustaba la emoción
de la caza, del juego, de la anticipación. Esta mujer delante de mí me habría
permitido follarla en medio de la habitación si se lo hubiera pedido. Gemí
internamente y sacudí ese pensamiento de mi cabeza.
Estaba contento con hacer lo que quería, cuando quería, con quien
quería y eso incluía a las mujeres. No era un macho mujeriego, no saltaba
de cama en cama, de vagina en vagina, de mujer en mujer, pero sabía a
dónde ir cuando quería, y sabía qué hacer o decir para garantizarme no
quedar insatisfecho. Le dejaba la etiqueta de mujeriego a mi hermano que
ahora estaba de pie a mi lado.
—Entonces, ¿quién será la chica con la mala suerte de que mojes tu
polla esta noche?—le pregunté y luego incliné la cabeza hacia atrás para
permitir que la cerveza cayera en cascada por mi garganta, ignorando
descaradamente los avances de Lindsey, para mucha de su molestia.
—Ky y Joshua Crawford, era hora que mostraran sus pequeños guapos
rostros.
Josh no tuvo la oportunidad de responder mientras el sonido de la voz
sensual de mi mejor amiga llenaba el espacio detrás de mí. Los ojos
divertidos de Ashlyn Hart se encontraron con los míos en el momento en
que me di la vuelta para encararla.
—¿Quién es? —Ashlyn asintió hacia Lindsey, quien seguía de pie cerca
de mí y se tenía a sí misma unida a mi brazo.
—Lindsey —dije—. Y ya se iba.
—No puedo creer que pudiste hacerlo salir de la oficina. —Ashlyn lanzó
un guiño en dirección de Josh, algo de lo que elegí no hacer caso, yse volvió
de nuevo a mí—. Es bueno verte fuera, incluso si tienes algo colgando de ti.
—¿Estamos fuera de aquí o qué? —Lindsey me lanzó una última
suplicante mirada, claramente haciendo caso omiso de mi declaración
anterior y del insulto de Ashlyn y empujando sus senos con más fuerza en
mi costado.
Negué con desdén. Pasé mis manos por el cabello grueso oscuro y gemí
mientras la opresión inundaba mis pantalones. Era casi como si mi polla
me estuviera diciendo lo idiota que era al decirle que no a un polvo fácil. Con
un resoplido, Lindsey se apartó de mí y fue a través de la multitud y fuera
de mi vista. Me sentí como un idiota porque estuve agradecido por la paz
que su salida me ofreció.

13 —¿Qué demonios fue eso? —Ashlyn disparó con diversión, sus ojos se
encontraron con los míos—. Sé que ha pasado un tiempo entre folladas pero
mierda, esa era desesperación si alguna vez la había visto. Estoy orgullosa
de ti por mantener tu pene en tus pantalones.
—Podemos al menos tener una copa en nuestros sistemas antes de
comenzar a discutir la falta de acción que mi pene ha tenido últimamente.
—Me reí cuando me volví a la barra para hablarle al camarero que nos
atendía.
Mientras esperaba las bebidas, toqué la barra con los dedos y tarareé
junto a unas cuarenta personas una canción al azar que vibraba a través
del lugar.
Mi paciencia flaqueó. Justo cuando estaba a punto de cancelar la orden
y volver a casa, un destello de color rojo captó fuertemente mi atención. A
través del mar de hombres y mujeres vestidos en ropa interior, mis ojos
siguieron a cada paso a la impresionante morena. El reconocimiento
instantáneo brilló dentro de mí, y respiré inestablemente y aguda en el
momento en que se dio la vuelta y vi su rostro.
No podía ser.
Me di la vuelta y apoyé mi espalda contra la barra dejándome perder
en la visión ante mí. Mis ojos, llenos de intriga y lujuria, corrieron a lo largo
de su cuerpo varias veces; ella estaba vestida con vaqueros ajustados que
abrazaban sus curvas como una segunda piel y que me hizo doler en mis
pantalones y la chaqueta roja que llevaba puesta se abría tan sutilmente
que permitía una visión de sus tentadores senos. Me quedé completamente
cautivado cuando tomé todo lo relacionado con la chica de la chaqueta roja.
Mientras ella esquivaba y tejía su camino a través de la multitud, sus
grandes ojos miraron por la habitación. Rizos sueltos cayeron sobre su
hombro y se balancearon sobre la mitad de su espalda. Se veía tan fuera de
lugar entre las mujeres en ropa interior que me rodeaban, sin embargo, ella
era la única que sostenía mi atención.
—Eden Rivers.
El sonido de la admisión de Ashlyn, rompió mi atención de mi nueva
obsesión para la noche y levanté una ceja en pregunta. —¿Qué dijiste?
—La chica que estás mirando es Eden Rivers. —La sonrisa que
adornaba el rostro de Ashlyn era magnífica, y me tomó un momento darme
cuenta de que estaba sosteniendo mi cerveza. Agarré la cerveza y la llevé a
14 mis labios desesperado por algo que me calmara.
Eden Rivers.
—Mierda.
Sabía exactamente quién era.
Edem

D
urante los últimos cuatro años he pensado en mí como una
contradicción andante. Un enigma de la creencia de la
sociedad de lo que una mujer de veinticuatro años debe
ser. Soy Eden Rivers; hija, mejor amiga, superviviente y esta noche, una
15 noche de noviembre fría en la ciudad de Nueva York, me puse mi mejor
máscara y me había convertido en la chica de la fiesta con quién todo el
mundo debería estar en su cumpleaños veinticuatro.
Mi mejor amiga Tori y yo acabábamos de pasar cuatro días
conduciendo a través del país, deteniéndonos en todas las paradas cliché de
la carretera, tomando fotos delante de señales inadecuadas y puntos de
referencia, cantando fuera de tono éxitos de los años ochenta y comiendo
demasiada basura, pero la diversión casi se había disuelto en un pozo
ardiente de tormento no deseado en el momento en que cruzamos la frontera
del estado de Nueva York. Ahora estaba de vuelta en la ciudad que me había
prometido nunca volver a pisar.
Durante los últimos cuatro años, había creado una manta de seguridad
en San Francisco. Mi vida giraba en torno a tomar fotos y a perderme en el
escape que me proporcionaba. La mayoría de mis horas conscientes las
pasaba escondida detrás de una lente o sentada en mi escritorio con vista a
la bahía de San Francisco editando esas fotos. Lo que más me gustaba era
que la fotografía podía crear un mundo diferente, un escenario distinto, con
solo unos pocos clics de un botón. Era mi consuelo y las cientos de fotos
que tomaba eran mi terapia. Esconderme detrás de mi portátil y de una
cámara me permitía apagar el temor de ser empujada a una situación sobre
la que no tenía control. El control era ahora todo para mí, era como el aire
en mis pulmones, el latido de mi corazón, y lo necesitaba para sobrevivir.
Controlaba mi vida y a la gente le permitía estar cerca de mí con un escudo
tan fuerte. Lo necesitaba. Era crucial para mi capacidad de funcionar y me
permitía crear un mundo que me dejaba encontrar un propósito. Se me
permitía ser quienquiera que quisiera ser, cuando tenía que ser otra
persona. La parte más aterradora de mi nueva vida era que no tenía
absolutamente ninguna idea de quién era exactamente. ¿Quién era Eden
Rivers?
Fingir ser otra persona era cómo sobrevivía, y parecía estar
funcionando por ahora. La mejor parte era que me permitía ir por la vida
como un lienzo en blanco, transformando lo que quería ser cuando surgía
la necesidad y esta noche tengo que sacar la artillería pesada, esta noche
estaba de vuelta en la ciudad de Nueva York, estaba de vuelta en el territorio
de las pesadillas y tenía que dar la impresión de que estaba teniendo un
maldito buen momento.
Entramos por las puertas dobles de Delights, que era descrito en línea
como un club de caballeros con strippers de clase alta y chicas vestidas
como en Victoria Secret’s a tu entera disposición y llamada. Sería el lugar
16 perfecto para escapar por unas horas, porque qué hombre me prestaría
atención cuando había rubias de grandes pechos y morenas sensuales
vestidas de lencería cara justo a su alcance.
—¿No estás contenta de haber venido esta noche? —preguntó Tori
emocionada, golpeando su cadera contra la mía en el proceso—. ¡Tenemos
mucho que celebrar Eden! Mi chica tiene veinticuatro y hay muchas
posibilidades de que estés rodeada de atractivas estrellas de rock por las
próximas semanas. Tengo la sensación de que alguien echará un polvo.
Ahh sí, la misma razón por la que había vuelto y no, no tenía nada que
ver con la promesa de echar un polvo, para gran frustración de Tori.
Ocurrió hace tres semanas, cuando estaba en mi carrera de la mañana
a lo largo de Pier 39. El frío y despejado aire otoñal de San Francisco cubrió
mi cuerpo y mi mente estaba planeando afanosamente mi día por delante
que incluía dos sesiones de fotos para un diseñador de moda local. Mientras
me detenía, encorvada, jadeando por aire, recibí un correo electrónico. Con
el asunto: Solicitud de reunión. En el momento en que lo abrí, la burbuja
que había creado para mí en San Francisco rápidamente comenzó a
desinflarse a mí alrededor. Había leído el correo electrónico más veces de las
que podría contar. Las palabras: queremos que usted; talento increíble;
bandas de rock; nuestra revista, eran palabras que sobresalían, palabras
que se apoderaron de mi atención. Era una oferta que era tan poco realista
que no creía que fuera real. Este tipo de oportunidad tenía el potencial para
cambiar mi vida. Todavía no entendía cómo habían llegado a ver mi trabajo,
pero sabía que el boca a boca era moneda corriente en esta industria, así
que supuse que era de alguien que había trabajado conmigo en el pasado.
Entonces, ¿era la oportunidad de cambio de vida que me ofrecía la razón
por la cual había ido en contra de todo lo que me había prometido y vuelto
a mi pesadilla? Bueno, era la oportunidad de tomar fotos para la portada y
editorial de una revista de música líder que llevaría mi fotografía a nivel
mundial.
Publicaciones Anderson era conocida en todas partes. Demonios, había
sido fan de muchas de sus revistas y había pasado mucho tiempo
relajándome en la bañera con un vaso de vino y su último número, el hecho
de que me quisieran era inimaginable. La revista para la que ellos me
quisieron era Bangs and Beats, qué sorpresa, sorpresa, estaba ubicada en
Nueva York… en el lugar que prometí que nunca volvería.
Así que aquí estaba yo, en medio de un club de caballeros en las
entrañas de la ciudad de Nueva York con una reunión reservada para la
17 semana siguiente porque no podía decir que no y tenía a mi mejor amiga
que me había dicho que sería estúpido rechazar la oferta que se me había
dado.
La historia de mi vida.
Me quedé con ansiedad junto a Tori, encerrada por la seguridad de las
mujeres que hacían alarde de los cuerpos con los que habían sido
bendecidas y de los hombres cuyos hambrientos ojos estaban fijos en todas
las demás mujeres excepto nosotras. Suspiré con alivio. La tensión en mis
hombros se escapó. Dos cosas sobre este lugar ofrecían la seguridad que
necesitaba. La primera, saber que era la mujer más vestida del lugar y la
segunda, que los hombres con este tipo de dinero solo notaban a las mujeres
que agitaban sus mercancías en sus rostros. Sí, esta era mi red de
seguridad, y era la razón por la que nosotras frecuentábamos clubs muy
exclusivos o de strippers cuando queríamos una noche en la ciudad. Este
tipo de establecimientos me ofrecía la oportunidad de desaparecer en las
sombras y no me permitía entrar en una situación en la que no pudiera
controlar el resultado. Gracias a Dios que tenía una mejor amiga a la que le
gustaba ir de fiesta sin importar dónde estuviera.
—¿Sabes qué? Creo que es hora de dejar mi cabello suelto. —Incluso
oír que dejé salir esas palabras de mis labios me hizo estremecer en estado
de shock. Era mi maldito cumpleaños y se me debería permitir celebrar. Sí,
era mi noche—. Sin embargo, eso sin duda no dice que estoy buscando sexo.
Sabes que no lo hago.
—¡Qué! —gritó lo suficientemente alto como para ser escuchada sobre
el golpe fuerte del bajo saliendo de los altavoces que nos rodeaban—. ¿Eden
Rivers se dejará el cabello suelto?
—¡Vete a la mierda! —Me reí profundamente, dándole gracias a mi
buena estrella de que no mencionara nada sobre que no me acostaba con
nadie. Envolví mi brazo alrededor de la chica que sabía cada secreto oscuro
y profundo que había en la vida de Eden Rivers y fui en dirección a la barra
principal.
Mis ojos revisaron el lugar, sobre todo centrándome en los clientes que
me rodeaban. Hombres en trajes con su riqueza mostrada con claridad
ocupaban las mesas de caoba y sillas profundas mientras sus labios
tomaban el sabor del whisky caro y sus ojos se oscurecían con lujuria.
Las mujeres me rodeaban, vestidas con ropa interior de alta clase,
18 maquillaje impecable y cabello perfectamente cuidado, dándoles a los
hombres exactamente lo que querían; eran la presa perfecta para los leones
esperando entre bastidores. Este era sin duda el lugar perfecto para celebrar
mi cumpleaños. Otro año, otra oportunidad de tratar de averiguar quién
diablos era.
Luchaba todos los días con la idea de ser la chica que pensaba que
tenía que ser y la chica que ahora era. La vida que he vivido nunca se
compararía a la vida que creía que tendría a la edad de veinticuatro. ¿No
debería tener un título universitario, estar abierta a una relación de amor y
vivir una vida sin pánico o restricciones constantes? No. Esa vida me fue
arrancada hace cuatro años. 16 de diciembre. La noche en que Jeremy Davis
decidió que no merecía una opción, que era puramente un pedazo de carne
que asumió que podía devorar en una habitación de residencia universitaria
con poca luz. Fue esa noche que arrancó mi inocencia lejos de mí sin mi
consentimiento ni consideración.
Hoy vivía la vida de Eden Rivers, la chica con una sonrisa plasmada en
su rostro mientras su corazón moría con un recuerdo a la vez, la chica que
decía que sí a todo pedido por temor a las consecuencias de decir no, la que
se hacía pasar por otra persona en cada oportunidad que tenía. No sentía
ningún orgullo de ser una chica sí, pero no había absolutamente nada que
pudiera hacer al respecto. Decir sí me mantenía a salvo, me conservaba en
un capullo apretado en el que podía apagar todas las emociones que me
estaban ahogando. Era una simple palabra que ni siquiera significaba algo
para mí.
—¿Quién eres esta noche? —preguntó a mi lado la voz inquisitiva de
Tori, levantando una de sus cejas perfectamente arregladas en mi dirección.
Me conocía demasiado bien. Esta era la pregunta que sabía que haría, era
una pregunta que hacía cada vez que dejábamos nuestro apartamento para
salir de noche. Di otra mirada alrededor de la barra, lo que permitió que mi
cerebro se desplazara a través de los muchos rostros de Eden Rivers.
Me volví hacia ella, con una sonrisa del tamaño del Gran Cañón
extendida sobre mi rostro. En el personaje con el que iría. —Soy Kellie,
profesora de Chicago y estoy en la ciudad por el fin de semana con mi mejor
amiga para celebrar mi cumpleaños.
—Kellie será.
—Ahora que discutimos mi alter—ego, ¿vamos a ir a buscar la bebida
alcohólica más colorida y estúpida que podamos ordenar y a empujar
19 billetes de un dólar en las bragas de mujeres dispuestas? —Me guiñó un ojo
sugestivamente—. Kellie quiere tener un poco de diversión.
La risa contagiosa de Tori sonó a nuestro alrededor, proporcionándome
el estímulo que necesitaba y matando los nervios que pululaban en mi
interior. Podía hacer eso. Ella pasó un brazo alrededor de mi cintura
mientras caminábamos a través de la palpitante multitud y nos dirigíamos
hacia la esquina del bar donde las luces estaban bajas y la música era suave.
Saqué uno de los taburetes vacíos de la barra y tomamos asiento, de
inmediato acaparando la carta de cocteles.
El aire a mi alrededor se llenó de sonido, la música resonaba en el bar
cuando el primer show de la noche comenzaba. El profundo latido del bajo
palpitaba a través de mi cuerpo, haciendo sonar todos mis huesos. Miré
rápidamente hacia el escenario cómo una sensual pelirroja vestida con
lencería color morado oscuro se pavoneaba en el escenario. Magnífica
lencería, incluso si me permites decirlo. Era una tonta para la ropa interior
sexy, era casi una pena que nadie llegara a verla. Las pequeñas bragas de
color rosa y el sistema del sujetador adornando mi cuerpo esta noche
habrían sido, sin duda, buenos para mostrárselos a alguien. Me burlé de
mis pensamientos, sabiendo muy bien que la única persona que estaría
viéndolos sería Tori cuando regresáramos al hotel. Y eso solo sería porque
estaría borracha y tendría falta de modestia.
Mi amistad con Tori era tan poco convencional. Comenzó en el
momento en que abrió su casa para mí cuando llegué por primera vez a San
Francisco después de encontrar por internet un anuncio de compañera de
piso. Lo que creo que no se dio cuenta fue que me salvó ese día,
convirtiéndose en mi manta de seguridad, en mi confidente mientras trataba
de recuperar lo poco que quedaba de mí.
—Puedes pedir dos cosmopolitas, dos folladas rápidas y dos Jager
bombs1. Eso debería ser suficiente. —Le guiñó un ojo mientras me deslizó
del taburete—. Necesito ir al baño de señoritas.
—¿Quieres que vaya contigo?
—Estoy bien. Volveré pronto.
Me fui, abriéndome paso a través de la multitud. Aparté los ojos de la
pareja de hombres que reconocieron mi existencia y apreté mi embrague,
aumentando mi ritmo. Abrí la puerta del baño con mi cadera y respiré hondo
mientras la soledad del glamuroso baño inspirado en 1800 me dejaba
inmersa. Agarrando la parte superior del lavabo de mármol, miré mi reflejo
despeinado devolviéndome la mirada y una sonrisa se repartió en mi cara.
20 El calor del club había causado que el maquillaje de mis ojos, en el que pasé
una hora trabajando, se derritiera y comenzara su descenso desde el
contorno de mis ojos azules mar; mis labios no tenían el brillo con el que
había entrado y el color rosado de mis mejillas mostraba el calor que
circulaba a través de mi cuerpo. Estaba en el camino rápido para lucir como
un atractivo desastre y por alguna loca razón no podría estar más feliz.
—¿Estás bien?
Giré sobre mis talones al sonido de una voz sensual gutural todavía
detrás de mí. Aspiré bruscamente hacia la impresionante mujer, con cabello
rubio platino brillante alrededor de los hombros y grandes ojos verdes
esmeralda mirando hacia mí. Recorrí su rostro con su maquillaje impecable,
su cabello perfectamente peinado y la forma en que llevaba los pantalones
ajustados, blusa negra con escote barco y tacones turquesa asesinos que la
hacían parecer una bomba absoluta.
—Sí, lo siento, no quise quedarme en el baño. —Me di la vuelta
rápidamente y me incliné sobre el lavabo y pinté mis labios de rojo sangre
brillante, cerré y abrí mis labios para distribuir el labial antes de sonreírle a
mi reflejo y luego volverme hacia ella.
—¿Eden Rivers? —Ella se quedó sin aliento mientras el reconocimiento
brillaba en su rostro—. Soy Ashlyn Hart.

1
Jager bombs: es una combinación de Jagermeister, un licor de hierbas, y una bebida
energética, tradicionalmente Red Bull.
Mi mandíbula golpeó el suelo mientras asimilaba la belleza ante mí.
Esta mujer no era la Ashlyn Hart que me acordaba de la universidad. Atrás
quedaron los gruesos lentes, los braquets y las grandes camisas que
ocultaban su cuerpo.
Mi silencio y mi obvia mirada embobada la hicieron reír.
—Sí, he cambiado un poco en los últimos años. A mi molesto hermano
mayor le gusta decir que soy el patito feo que se transformó en cisne.
—Te ves hermosa. —Finalmente encontré mi voz y le di una nerviosa y
amable sonrisa. No estaba pensando en reencontrarme con alguien de mi
pasado mientras estaba aquí, pero ahora, en mi primera noche estaba
corriendo a mi pasado y a alguien con la que fui a la universidad.
Ashlyn Hart había estado en algunas de mis clases y había vivido en el
mismo dormitorio. Hablamos de pasada, pero ella siempre era tan tímida y
21 se mantenía tan para sí misma, que era exactamente como si fuera ahora.
Esa Ashlyn era completamente diferente a la que se encontraba de pie ante
mí, ahora tenía confianza y carisma saliendo de ella.
Ashlyn frunció el ceño mientras se movía hacia el tocador y comenzaba
a aplicarse su propio brillo de labios. —Nunca pensé que te vería de nuevo.
¡Mierda! Esta no era la conversación que quería tener en el baño de un
club de caballeros en extremo pesado, sobre todo, no en mi cumpleaños.
Dejé caer mis ojos al suelo y empecé a retorcer mis manos mientras los
primeros signos de pánico burbujeaban a la superficie.
Ella se había percatado de mi cambio de estado de ánimo y por suerte
cambió de tema diciendo:
—Para que lo sepas, eres conocida oficialmente como la chica de la
chaqueta roja para un tipo por ahí.
—Eh, bueno, eso es interesante. —Me reí nerviosamente y sacudí la
cabeza.
—Hay alguien por ahí está mostrando más interés en ti que en
cualquier persona en solo Dios sabe cuántos años. —Sus ojos color
esmeralda brillaron mientras mis mejillas se sonrojaban de un profundo
carmesí.
—¿Cómo se llama?
—K…
—¡Eden Rivers, tenemos un bar lleno de bebidas y estoy lista para
celebrar tu cumpleaños con estilo así que ponte tu sombrero de Kellie Carter
y lárgate de ahí! —Tori se pavoneó a través del cuarto de baño, con las
manos en las caderas y una mirada de pura determinación establecida en
su cara; ignoraba completamente que no estábamos en el baño solas.
—Jesús, no hagas de tus bragas un nudo. —Me reí, poniendo los ojos
en blanco hacia mi excitable amiga. Me volví hacia Ashlyn encontrándola
deslizando su brillo de labios en su bolso y mirándome. ¡Mierda! Tori había
mencionado a Kellie Carter—. Yo, eh, utilizo un nombre de ficción cuando
salgo. Es una cosa que hago.
Contuve la respiración mientras esperaba su respuesta. Sonaba tan
patética. Era una mujer crecida que fingía que era alguien diferente cuando
salía. Dios, iba a pensar que era una completa idiota.

22 —¿Quién soy para juzgarte? Kellie será. —La sonrisa de Ashlyn era
contagiosa y me encontré sonriendo también.
—¿Y qué tal solo ser Eden esta noche? —sugirió Tori mientras miraba
ansiosamente a Ashlyn, una mirada que no me perdí—. ¿Qué tal si lo
intentas? Estaré a tu lado.
¿Hablaba en serio? ¿De dónde demonios había salido eso?
—Tori, no puedo —susurré al instante y mis defensas se dispararon a
la vida.
—Nena, sí puedes, pero no lo harás.
—Tory, este no es el lugar para discutir eso. Soy Kellie esta noche y esa
es la única manera en que volveremos allí. Es tu elección. ¿Me quedaré o
me iré?
—Solo confía en mí Eden. Este no es el lug…
—¿Me quedaré o me iré? —repetí y la mirada de derrota que inundó su
rostro me dio mi respuesta.
Tori movió sus ojos de los míos y aterrizó en Ashlyn.
—Ashlyn, Tori.... Tori, Ashlyn. Fui a la universidad con Ashlyn —
anuncié y miré a las chicas. No pude ignorar la mirada en los ojos de Ashlyn
mientras me observaba. Ni siquiera quería pensar acerca de los rumores,
los comentarios y las risitas de mí después de que huí de la universidad
hace cuatro años.
Aparté el pensamiento de mi mente y me moví hacia la puerta. Me
detuve cuando tomé el mango y me volví para mirar a Ashlyn.
—¿Cómo te sientes acerca de tomar una copa con nosotras por mi
cumpleaños? Como oíste, ya llegaron las bebidas y hay mujeres esperando
desnudarse por mi cumpleaños.
—¿Cómo podría rechazar una oferta como esa?
—¿Lista? —le pregunté con una sonrisa falsa mientras miraba entre
Tori y Ashlyn mientras mi interior estaba nervioso.
—Claro —murmuró Tori y su enérgica necesidad de conseguir que
volviera al club parecía haber desaparecido más rápido de lo que podía decir
buu.
—Nena, por favor, solo déjame hacer esto. Te prometo que la próxima
vez que salgamos en casa solo seré conocida como Eden.
23
Tori cruzó la habitación hasta que estuvo a mi lado y pasó un brazo
alrededor de mi cintura, tirando de mí estrechamente. —¿Qué pasa si hay
alguien por ahí, qué pasa si hay un chico que puede hacer que creas en ellos
de nuevo?
—Eso es muy poco probable nena. —Resopló.
—Pero ¿qué si lo hay? —continuó molestando—. ¿Al menos le darás a
los chicos una oportunidad? —La voz de Tori desprendía un tono maternal.
En serio, ¿ella realmente estaba tratándome como si tuviera trece años?
La frustración rugió como un toro salvaje dentro de mí. Mis puños se
cerraron con fuerza y mis uñas se clavaron en mis palmas, como una hoja
afilada. Tori era la única persona que sabía de mi incapacidad de decir una
palabra tan simple como no, pero allí estaba, descaradamente frotando mi
rostro y empujándome hasta que estaba en precario equilibrio sobre el borde
de perderme por completo. De repente, la sensación de rebelión rugió a la
vida y levanté mis ojos del piso para encontrarme con los suyos.
—Sí.
Puse la sonrisa más grande que pude reunir en mis labios y miré
nuevamente hacia el espejo para darme a mí misma más tiempo en silencio
deseando que la confianza reventara a la vida dentro de mí. Mi mirada fija
en la chica se reflejó de nuevo a mí. Mis ojos azules estaban muy abiertos y
nadaban con reticencia, y mis labios pintados de rojo estaban apretados con
inculcada terquedad. Era muy consciente de cuál era esta chica y sabía que
no había manera en el mundo que pudiera estar alrededor esta noche.
Tragué y solo di un par de frenéticos parpadeos para presenciar cuando la
chica que conocía como Eden Rivers desaparecía justo ante mis ojos
mientras mi mirada se volvía resistente. Era la chica de la chaqueta roja,
era Kellie Carter y estaría perdida si no iba a interpretar el papel. Había
estado fingiendo durante cuatro años, ¿cuánto daño podrían causar otras
pocas horas con mentiras destruyendo almas?
—Vamos —le disparé.
No esperé su respuesta. Empujé la pesada puerta y al instante mi
cuerpo fue intoxicado por la música procedente del escenario. Mi envidiada
ropa interior resurgió mientras me centraba con una pavoneada rubia vivaz
alrededor en un juego negro de encaje. Nota mental: poner la visita a Victoria
Secret en mi agenda. Mis tacones vibraron contra el suelo de madera
mientras caminaba con falsa confianza hacia la barra. Me deslicé en el
taburete de la barra que había dejado abandonado y me tomé el primer trago
24 que vi.
El taburete a mi lado raspó el piso, Ashlyn se deslizó y se unió a mí en
la barra. Nos sentamos en un cómodo silencio aún sin poder evitar notar
sus ojos cayendo hacia mí en más de una ocasión o la sutil sonrisa
constantemente adornando sus labios. Ashlyn y Tori pronto comenzaron el
coqueteo excesivamente con el muy guapo camarero que parecía estar
pegado al espacio frente a nosotras mientras yo continuaba girando el
Cosmopolitan delante de mí.
Mis ojos fueron atraídos a la barra mientras la sensación de ser
observada pasaba a través de mí como un torrente. No se me escapó que
Ashlyn no tan sutilmente miraba por encima del hombro del camarero
mientras él coqueteaba con ella, parecía estar distraída por algo o por
alguien. Mis ojos se clavaron en el culpable cuyos ojos estaban fijos en mí.
Sentí mi estómago saltar ante la vista del hombre a través de la barra.
Parecía ser unos pocos años mayor que yo y estaba vestido con una camisa
negra de botones que se aferraba a su pecho; las mangas arremangadas
hasta los codos mostraban brazos fuertes. Mis curiosos ojos lo tomaron;
grueso cabello castaño, una mandíbula fuerte cubierta de barba incipiente
y ojos intensos. Y en el momento en que sus labios se curvaron en una
sonrisa cuando se dio cuenta que lo habían capturado, un hoyuelo apareció.
Oh dios.
Sus ojos se alejaron rápidamente de los míos y volteó su cuerpo fuera
de la barra y se inclinó sin esfuerzo con su espalda hacia mí. Una mujer con
el cabello rubio platinado, maquillaje pesado y un trozo de encaje rojo que
cubría su cuerpo mejorado quirúrgicamente se acercó y procedió a poner
sus manos sobre él. Se puso rígido bajo su toque y su cabeza se sacudió de
lado a lado mientras se inclinaba para decirle algo.
No podía apartar los ojos de él.
Mi instinto para comerme con la mirada a un hombre atractivo se hizo
cargo y no pude apartar mis ojos de él. No importa la cerradura que había
colocado en mi cuerpo y corazón, todavía era una mujer y ahí estaba un
hombre hermoso y mis ojos no escuchaban mientras mi cabeza me decía
que mirara hacia otro lado.
De repente y sin previo aviso, él ladeó la cabeza hacia un lado y dirigió
su mirada hacia mí y ahora fui atrapada mirando. Un atisbo de sonrisa brilló
sobre sus labios, dándome la oportunidad de saborear el hoyuelo
perfectamente colocado en su mejilla derecha una vez más.
25 Me sentí nerviosa devolviendo su sonrisa, algo que nunca hacía. ¿Qué
tan fuerte eran estas bebidas? La sonrisa que colgaba de sus labios de
repente cayó y sus ojos se estrecharon a algo que sucedía detrás de mí.
—Voy a llevarte a casa esta noche.
Una respiración gruesa y caliente azotó mi cuello desnudo mientras
que dedos no deseados corrieron a lo largo de mi espalda. Mi garganta se
tensó inmediatamente, jalando hasta la última gota de aire que pude reunir
y mis ojos se ampliaron con miedo al oír esas palabras. Mierda. Poco a poco,
por propio acuerdo, mi cuerpo se retorció en el taburete de la barra para
encontrarse cara a cara con el intruso. En el momento en que lo miré, sentí
a la arrogancia que retrataba dándome una dura bofetada. La mirada de
suficiencia en su cara mientras sus pequeños, brillantes e imponentes ojos
vagaban sobre mi rostro y luego se centraban exclusivamente en mi pecho,
causaron que mi bilis subiera desde el fondo de mi estómago. ¿Dónde
diablos estaba Tori? ¿Ashlyn? ¿Cuándo desaparecieron? Mis ojos finalmente
se pegaron a Ashlyn caminando hacia el otro lado del bar y Tori no estaba
en ninguna parte.
Estaba sola.
—¿Vienes a tomar una copa conmigo?
¡No!
Mi mente se apagó completamente. Me sentí flotando lejos de la
realidad. Mi cuerpo reaccionó antes de que pudiera comprender lo que
estaba haciendo, antes de que pudiera detenerme. El tono de amenaza en
su voz y la quemazón de sus dedos en mi piel me hicieron cambiar a modo
supervivencia y sabía que tenía que protegerme al no permitir que mi cuerpo
dijera que sí. Justo como había hecho en los últimos cuatro años. Me levanté
con pies temblorosos, su mano agarró con fuerza mi brazo causando que un
tiro de dolor rugiera a través de mi cuerpo y me apartó de la barra.
Nos alejamos de la barra principal y las tenues luces que tenían la
intención de crear un ambiente estaban proporcionando ahora como la
cubierta perfecta para ser llevada a las sombras. Me llevó hacia un sofá libre
y procedió a empujarme hacia abajo hasta que estuve prácticamente
sentada en su regazo. Tuve que dejar que mi mente se apagara, que me
llevara a un lugar de soledad y felicidad, lejos de la realidad apremiante en
la forma de sus manos ansiosas sobre mí. Mis ojos se lanzaron a través del
club y cayeron en el hombre al otro lado de la barra.
—¿Qué demonios estás haciendo?
26 Salté ante la dura declaración que amenazó delante de mí. La voz era
gruesa con un tono aterciopelado que rezumaba confianza e intimidación y
los matices de un gruñido que no me perdí. Si una voz pudiera provocar que
un escalofrío corriera por tu columna encendiendo cada parte de tu cuerpo,
entonces, su voz era exactamente eso. La seguridad había llegado. La
seguridad era el hombre al otro lado de la barra.
ky
E
n el momento en que Eden se volvió para a entrar en el bar la
vi sin reticencias. Era un perfecto ejemplo de singularidad;
una visión de nerviosismo mientras la desesperación se
dejaba flotar fuera de ella. Observé con creciente interés, como volvía a
través del bar con… Ashlyn. No me jodas.
Me senté en el bar completamente absorto en esa chica. En el momento
27 en que nuestros ojos primero se conectaron inmediatamente me convertí en
un maldito perro en celo. Josh había desaparecido, solo dios sabía dónde y
cómo después de que una cerveza pasó mis labios, mi mirada no vaciló.
Mi cuerpo se puso rígido, y miré con completo horror mientras Chris
Edwards se deslizaba detrás de Eden justo después de que me dio la más
dulce de las sonrisas. Se sentía como si hubiera ocurrido en cámara lenta.
Eden estaba parada detrás del taburete de la barra y dejó que la condujera
a la esquina del club sin lugar a dudas, su mano sosteniendo su brazo con
fuerza. Su otra mano estaba toda sobre ella; adulando su cuerpo como un
pedazo de carne follable. Sus ojos se movieron furiosamente alrededor del
bar en busca de algo o alguien a quién aferrarse. El pánico llenaba su rostro.
No quería estar allí. Mis piernas se movieron antes de que mi cerebro me
diera una patada. Creo que oí la voz de Ashlyn detrás de mí y creo que estaba
gritándole a Josh, pero no pude estar seguro. Caminé por la pista como un
poseído hombre de las cavernas o algo igual de jodido. Mis ojos no se
movieron de ella. Nadie merecía estar en la presencia del maldito Chris
Edwards.
—¡No lo hagas! —Ashlyn apareció a mi lado y tomó mi brazo
desesperada por detenerme y a mis maníacos pensamientos. Fue inútil, era
como un toro de carga, con el rojo en mi vista. Lo que era exacto teniendo
en cuenta que estaba asaltando a la chica de la chaqueta roja.
—Déjala —espeté y continué hacia la chica que parecía rígida y
congelada de miedo.
Los ojos de ella se levantaron del suelo y se encontraron con los míos
entre la multitud y por un breve momento la esperanza brilló ante mí
mientras conectaba con mi mirada. Me estremecí al pensar que esta sería
nuestra presentación, pero no podía dejar que eso me detuviera. Sentí la
bilis haciendo hoyos en mi estómago mientras la mano de Chris bordeaba
la longitud de su muslo. Cuando sus labios cayeron a su cuello y sus dedos
rozaron su entrepierna, sentí una furia pulsar a través de mí que nunca
había sabido que existía. ¡A la mierda esto! Aumenté mi ritmo hasta que
estaba casi corriendo.
He llegado a creer que tu pasado da forma a tu presente y tu presente
es influenciado por tu futuro, y en ese momento me estaba golpeando en la
cara. Mi pasado me había moldeado en la persona que era hoy; un hombre
cuyos defectos, pesares y peores errores nadaban por sus venas y estaban
tan arraigados en sus recuerdos que no había ninguna posibilidad de
28 esconderlos. Pero también me hacía el tipo de hombre que se negaba a
retroceder; provocó que me importara un carajo; me hacía ir como una
tormenta a través de una habitación llena de gente para salvar a una chica
que no sabía quién diablos era yo.
En el momento en que me puse delante de ellos exploté.
—¿Qué demonios estás haciendo? —rugí con tal intensidad febril que
incluso la stripper en el escenario se quedó inmóvil por un momento—. ¿Te
doy la espalda por dos putos minutos y simplemente es tiempo suficiente
para que puedas desaparecer y dejar que este chico te manosee? Eres mía.
Levántate. —La miré mientras que mis dientes se apretaban y cerraban.
Los ojos de Eden se ampliaron y el color se fue de su rostro mientras
entendía mis palabras. Me encontraba gritando en la cara de esta pobre
chica. Oí a Ashlyn inhalar bruscamente detrás de mí y por el rabillo de mi
ojo vi a Josh de pie con la mujer que al principio había visto con Eden.
Chris puso su sucia mano en el trasero de Eden mientras ella intentaba
ponerse de pie y la tiraba a su regazo. —Vete a la mierda Crawford. Esta es
mía. Vuelve a tu pequeña oficina y déjanos solos.
Vi rojo. —Quita. Tus. Malditas. Manos. De. Ella.
—Ella lo desea y ciertamente no ha dicho que no. Mira este diminuto
cuerpo apretado, la pequeña zorra estaba rogando por esto. —Sus manos
recorrieron burlonamente arriba y abajo de sus muslos, yendo más alto de
lo que deberían mientras una mirada de suficiencia se hacía cargo de su
rostro. Alcancé y retiré la mano de ella apartándola con todas mis fuerzas
hasta que se estrelló contra mi pecho.
—Quédate aquí —gruñí en su oído, arrastrándola cerca de mi cuerpo
lo que me permitió sentir su corazón palpitante contra mi pecho. Envolví
mis brazos alrededor de su cintura, volteándola y luego mi atención fue
nuevamente hacia Chris—. Lárgate de aquí Edwards y mantente lejos de mi
puta novia.
Una risa arrogante salió de él. —No es tu novia. —Miró a sabiendas
entre nosotros—. Sé lo que es esto. Lo único que quieres es sumergirte en
esa dulce vagina tú mismo, ¿no Crawford?
Solté a Eden de mi abrazo y la moví para que estuviera de pie detrás de
mí.
Con un paso estuve pecho a pecho con Chris. No lo dudé. —No solo me
sumergiré en su vagina, Edwards. Sino que la follaré, saboreando cada
centímetro y cada estremecimiento que tenga. Esa vagina es mía, así que
29 recuerda eso cuando estés follando a una pequeña prostituta de tres dólares
esta noche.
No me quedó a escuchar nada más que Chris decidiera escupir.
Tomando la mano de Eden, entrelacé nuestros dedos como alguna medida
de protección que no pude poner en palabras. Tiré de nuestras manos
unidas e inmediatamente me siguió a través de la multitud hacia el extremo,
a la esquina del bar donde estábamos todavía lo suficientemente cerca de la
acción, pero capaz de estar ocultos del tarado de Chris. Mi mente corría con
lo que posiblemente podría decir para explicar mis irracionales acciones.
¿Desde cuándo me había convertido en un caballero de brillante armadura?
Cuando llegamos a un sofá desocupado, me detuve y rápidamente solté su
mano. Dando un paso atrás, choqué con la dura pared del cuerpo de Josh
y por encima de mi hombro lo encontré mirándome con ojos curiosos. Pasé
las manos por mi rebelde cabello y gemí de frustración.
—Haz algo imbécil. Todos los ojos están puestos en ti después de esa
pequeña exhibición. Tú no te pones como un hombre de las cavernas, te
apoderas de tu mujer y luego te quedas junto a ella como si fuera una
extraña —arrojó hacia mí, sus ojos se movieron entre Eden y yo.
Estaba en lo cierto. Miré de nuevo hacia la esquina fea de la barra y no
me sorprendí de encontrar a Chris y a su equipo viéndonos con sabedoras
sonrisas en sus rostros. Tenía dos opciones. Podría irme ahora mismo, dejar
el bar sabiendo que había hecho una buena obra y con la esperanza en
Cristo de que Eden pudiera cuidar de sí misma, o podría ser hombre de una
puta vez y acabar lo que había comenzado.
En un segundo, Eden estaba contra mi pecho y mis brazos envueltos
con fuerza alrededor de su cintura para que su espalda estuviera contra mi
pecho. Descansando mi barbilla en la parte superior de su cabeza, no pude
evitar notar lo bien que su cuerpo se moldeaba contra el mío. Ella todavía
no había hablado, pero su cuerpo rugía cada palabra no dicha. Estaba rígida
en mis brazos, congelada de miedo y lo que estaba seguro era confusión, y
después la oí inhalar bruscamente, ahora estaba conteniendo la respiración.
Me incliné hacia abajo hasta que mi boca estuvo al lado de su oreja y
susurré:
—Tienes que respirar.
Simplemente asintió mientras temblaba como una hoja en un huracán
en mi contra. Sus manos se aferraron a mis antebrazos desnudos que
descansaban sobre su estómago para salvar su vida y sus afiladas uñas se
30 clavaban en mi piel, enviando un puntazo de dolor a través de mis brazos,
pero no dije nada.
Su cuerpo seguía temblando y mi puño apretado, tirando de su cuerpo
más cerca del mío. Se estaba rompiendo por completo en mis brazos y no
sabía qué diablos hacer así que hice lo que esperaba que la calmara. Traté
de darle comodidad y tranquilidad mientras la multitud que nos rodeaba
continuaba con su noche completamente ajena a lo que estaba sucediendo.
—Necesito un trago. —Apenas escuché su voz.
—¿Entramos de nuevo?
Giró su rostro hasta que me miró, con los ojos temblando de pánico. —
Necesito una copa —repitió más fuerte.
—Vamos entonces. —Liberé mi apretón y mi mano cayó a la parte baja
de su espalda, mientras la movía hacia el sofá de cuero negro.
Saltó y susurró:
—Lo siento.
Dos palabras que ninguna mujer debería alguna vez decir cuando se
trataba de lo que acababa de presenciar. Se dio la vuelta lentamente solo
para que encontrara sus ojos llenos de lágrimas listos para derramarse
sobre sus mejillas. Inhaló bruscamente al ver la expresión de pura
indignación que sabía que estaba en mi agraciado rostro.
—Mírame —exigí y cuidadosamente esperé a que sus ojos azules se
encontraran con los míos.
Finalmente, me miró y soltó un suspiro. —No tienes nada que sentir.
Me oyes. Nada.
—¿Quién eres? —preguntó tímidamente mientras sus ojos bailaban
sobre mi rostro.
¿Quién era? ¿Cómo podría responder a esa pregunta?
—Soy el tipo que va a salvarte de pendejos como Chris. Ese es quién
soy.

31
Eden

E
ché de menos su seguridad en el momento de su partida.
Me confundió como el infierno.
Me retorcí las manos y mis ojos se movieron alrededor del

32 bar mientras el miedo me volvía a visitar, miré a todo el mundo


como si fuera una amenaza. Esta era la parte que odiaba; la paranoia, el
miedo de nunca acabar, los pensamientos locos que inundaban mi mente.
—¿Puede alguien decirme qué pasó? —pregunté, finalmente
encontrando mi voz mientras movía mi mirada y veía al hombre con las
manos muy suaves ir hacia la barra. Podía sentir mi cuerpo tembloroso
contra el cuero negro del sofá en el que estaba sentada, y mi corazón latía
de forma errática en mi pecho. Si no me ponía bajo control dentro del
próximo par de minutos colapsaría en una ola de pánico y eso era algo de lo
que no quería que ninguna persona fuera testigo.
—Parece que mi hermano está jugando la carta de caballero de brillante
armadura esta noche.
Una voz profunda retumbó detrás del sofá y las palabras entrelazadas
con diversión e intriga captaron mi atención. Me moví en el sofá y encontré
al tipo que tenía un gran parecido con el que hace pocos minutos me había
gritado en mi cara y luego me había salvado de las garras malvadas de quien
ahora conocía como Chris.
—Este es Josh. Josh, esta es, uh… Kellie. —Tori nos presentó, su voz
temblaba mientras hablaba.
Ante el sonido de mi nombre, los ojos de Josh brillaron rápidamente
hacia Ashlyn quien veía con una mirada completamente ilegible en su
rostro, antes de encontrar sus ojos nuevamente. —Encantado de conocerte
Kellie.
Estreché la mano que tendió y luego él y Ashlyn se desplomaron en el
sofá frente a mí y cayeron en una conversación tranquila. Me apoyé hacia
atrás en el cuero lujoso y aproveché la oportunidad para ver al tipo que me
había ofrecido protección de una manera muy polémica. Estaba rígido en la
barra; con los hombros caídos mientras miraba su teléfono. Era una
imponente figura de fuerza e intimidación, una verdadera visión que merecía
respeto. Alto, masculino con sensualidad goteando de él, rezumaba
confianza.
—¿Estás bien? —Tori me tomó la mano mientras se sentaba a mi lado.
Cuando me volteé hacia ella, enfrenté la preocupación que estaba grabada
en su rostro y que me ofrecía un único tipo de comodidad.
—No estoy segura —admití la verdad.
Estaba a salvo; estaba lejos de la amenaza, pero mi corazón continuaba
33 latiendo furiosamente en mi pecho y me sentía saltar cada vez que alguien
se acercaba mucho a mí. No había estado en una situación como esa desde
aquel fatídico día. Por lo general era tan cuidadosa. Por lo general tenía a
Colby conmigo. Mi incapacidad para decir una palabra tan simple como no
me frustraba, era un obstáculo, era una invitación abierta para la gente
equivocada, tal como había sucedido esta noche. Pero mi miedo a las
consecuencias era tan abrumador que eclipsaba todas las demás opciones.
—Siento mucho no haber estado allí. —Su voz tembló bajo sus
palabras.
—¡Detente! No fue tu culpa. Míralo de esta manera, conseguiste tu
deseo. Ahora estoy esperando una bebida comprada por un chico guapo. —
Asentí hacia la barra y una vez más miré a mi salvador.
—¿Sabes quién es? —preguntó, mientras sus ojos recorrían su cuerpo.
—No tengo idea.
—A la mierda, sin embargo es sexy y no puede apartar los ojos de ti.
Sentí mis mejillas ruborizarse con sus palabras y, como si fuera
magnético, me sentí atraída a mirarlo una vez más. Inhalé bruscamente
cuando me encontré con sus ojos fijos en mí. Estaba de pie en la barra,
recostándose contra ella con una botella de cerveza en la mano. Parecía que
estaba contemplando algo. ¿Estaba planeando escapar? No tenía ninguna
razón para quedarse, pero sabía que tenía que darle las gracias y que tenía
que hacerlo un millón de veces más.
Cuando no pude soportar estar bajo su mirada por más tiempo me moví
en el sofá y me centré en todas partes, excepto en él. Conté el número de
luces que iluminaba la araña de arriba, escudriñé la ropa interior que
llevaban las chicas, e hice una nota mental de la ropa interior que quería
ver cuando visitara Victoria Secret; estaba en medio de determinar si la linda
rubia llevaba bragas violeta o azules medianoche cuando el sofá de mi lado
se sumergió y mis sentidos fueron superados por el olor familiar que había
respirado, mientras había sido aplastada contra el ancho pecho de quien
conocía como Crawford.

34
ky
S
entado en la sección VIP, parecía que yo pendía entre la locura
y la euforia, listo para estrellarme o elevarme. A mi lado estaba
sentada la maldita chica de la chaqueta roja, la misma chica que
acababa de lidiar con mis gritos en su cara. Estaba congelada y rígida contra
mí, sus manos estrechadas con fuerza en su regazo y sus ojos fijos en el
piso. Me negaba a permitir que saliera de mi vista. Sentía como que ahora
era mi responsabilidad y me negaba a dejar que Chris estuviera en alguna
35 parte cerca de ella. Él era la maldita escoria de la tierra, un pedazo
minúsculo de tierra que se encontraba en los rincones más solitarios de la
vida. Era un parásito, y ninguna mujer se merecía estar cerca de tipos como
él.
Era oficial, mi noche de viernes estaba jodida por completo, y ella no
era consciente de exactamente quién era.
—¿Cuál es tu nombre? —le pregunté, diciendo lo primero que se me
ocurrió para romper la tensión. Cambié mi mirada y me concentré
totalmente en ella.
—Kellie.
Kellie
—¿Tu nombre es Kellie? —repetí su respuesta todo el tiempo tratando
de cubrir la confusión manchando mi voz.
¿Por qué había mentido acerca de su nombre?
Sus ojos se movieron rápidamente de los míos, rompiendo la intensa
conexión en la que parecíamos estar encerrados. Me quedé mirándola de
cerca.
—Gracias por lo que hiciste antes. Ni siquiera quiero pensar… —
Sacudió la cabeza mientras sus pensamientos la golpeaban—. No tienes que
quedarte conmigo.
—Me quedaré de todas formas. —Crucé los brazos sobre mi pecho y
cerré los ojos momentáneamente mientras el agotamiento se extendía por
mí. No había nada en esta noche que incluso el mejor psíquico en el mundo
pudiera haber predicho. Un par de copas y algunas conversaciones
inapropiadas con Josh era lo que esperaba.
Desde luego, no me esperaba a Eden Rivers.
Sentí su movimiento a mi lado y mis ojos se abrieron mientras los
pensamientos de ella se escapaban y se remontaban a la multitud y la
atrocidad de Chris me inundó.
Su cuerpo se había retorcido y ahora me enfrentaba de tal manera que
sus rodillas se apretaron al lado de mi muslo. Instintivamente, me moví a
una pose similar hasta mis rodillas se presionaron una contra la otra. Me
quedé inmóvil bajo su penetrante mirada. Se me hizo un nudo en la garganta
36 mientras sus ojos azules curiosos, parpadeaban con intensidad, flotando
sobre mi cara, tomándome por completo. Cada centímetro de mi cara estaba
bajo su escrutinio y nunca me había sentido tan expuesto o vulnerable como
en ese momento. Era como que estaba leyendo cada uno de mis jodidos
pensamientos y era una cosa era que no quería que hiciera.
—¿Qué estás buscando? —le susurré con voz ronca, mi tono sonó
demasiado fuerte.
—Estoy tratando de trabajar esto. —Su tono cayó en la seriedad
mientras sus ojos se estrechaban, oscureciéndose a un tono de azul
medianoche—. No sé por qué quieres sentarte aquí como mi niñera cuando
la mujer con el cabello rubio en la barra está esperando para abalanzarse
sobre ti en el momento en que te vayas. Estoy bastante segura de que es de
mala educación dejar a tu cita.
Sentí el cambio más cerca de ella, y no pude evitar el tirón. Sus ojos se
abrieron en el momento en que mi voz bajó para que solo ella pudiera
escuchar. —En primer lugar, no hay nada que necesites trabajar conmigo.
En segundo lugar, estoy cuidando a ti, y en tercer lugar, ella definitivamente
no es mi cita. Si aún no lo has trabajado, prefiero claramente la compañía
de morenas que me invitan con los ojos peligrosamente, y que me dan un
nombre falso y pretenden tener actitud mientras puedo sentirlas temblando
como una maldita hoja a mi lado.
Nuestros ojos se pegaron a los de los otros a través de una feroz
intensidad que me confundió como la mierda. Mi protección de la verdad se
estaba agrietando lentamente bajo su atenta mirada. Cuando me senté
frente a ella, ahora fue mi turno de mirarla, de empujar toda la fuerza de mi
mirada hacia ella y en última instancia, de jalarla a la superficie. Su
compostura vaciló y el más pequeño de los ceños fruncidos barrió sobre sus
pintados labios rojos antes de que rompiera de nuevo para lanzar su falsa
actitud en mi dirección. No me la compré. Su debilidad se acercaba a la
superficie a un ritmo rápido, tragándose la falsa confianza que estaba
tratando desesperadamente de retratar.
—Mi nombre es Kellie —murmuró y su voz tembló ligeramente.
Finalmente sus ojos se apartaron de los míos y se centraron en Ashlyn quien
estaba haciendo su camino de regreso hacia nosotros.
Ashlyn se deslizó a través de la multitud con una bandeja de bebidas
en equilibrado precario en sus manos. La amiga de Eden caminaba detrás
de ella con su mano estrechada fuertemente en Josh. Le di una mirada
exasperada a Josh cuyas cejas se movieron mientras una sonrisa de
37 complicidad llegaba a sus labios.
—Traje bebidas. Kellie, vodka naranja para ti. Te la pedí doble. —La
mirada doble de Ashlyn bailó interrogante entre Eden y yo. Sentí que mi
nivel de frustración crecía hacia Ashlyn llamándola Kellie.
—Eh, sí, gracias. —Eden tomó el vaso de la bandeja e inmediatamente
bebió la mitad del vaso de un trago rápido. Cayó en un vórtice de silencio
mientras la conversación en torno nos dejaba entrar mientras tras bebida
era derribada. Cuanto más bebía Eden más parecía relajarse y su cercanía
a mí, no vaciló.
Tori se movió del regazo de Josh y tropezó hacia el sofá y se dejó caer a
sí misma junto a Eden, obligándola a moverse aún más cerca de mí.
—Follaré como la mierda mis sesos esta noche —Tori asintió en
dirección a Josh—. Y tú debes hacer lo mismo con su hermano. Aferrarte a
él y montarlo como un maldito semental. ¿Viste lo que hizo ahí por ti? —Sus
intentos fueron frustrados por su estado de embriaguez, y escuché cada
maldita palabra que dijo.
—Jesús Tori, baja la voz —gimió Eden. Me lanzó una mirada de
disculpa.
—Nadie va a montarme —gruñí y me quedé en el sofá. Josh puso sus
ojos en los míos, y supe que me seguiría en el momento en que me fuera.
Irrumpí través de la multitud de nuevo hacia la barra principal y me estrellé
al llegar y pedí otra ronda de bebidas para el grupo más agua helada para
mí. Sabía a ciencia cierta que Chris seguía husmeando y que saltaría en el
momento en que bajara la guardia por lo que las cervezas tenían que parar.
—Así que es bastante obvio que llevaré a Tori a casa. ¿Está bien si te
llevas a Eden y a Ashlyn contigo? —Josh habló desde detrás de mí.
Cambié mi mirada hacia los sofás donde Eden estaba sentada con
Ashlyn y Tori. Tori y Ashlyn rieron juntos mientras Eden miraba
distraídamente hacia la pista de baile, una mirada estoica estaba plasmada
en su rostro.
—¿Por qué diablos está fingiendo que su nombre es Kellie?
—Tu conjetura es tan buena como la mía. —Negó mientras sus ojos se
centraban en ella—. Ella no tiene absolutamente ni idea que sabemos quién
es.
Tori se tambaleó hacia nosotros, sus rizos rebotando alrededor de su
38 rostro mientras sus ojos se clavaban fuertemente en mí, en última instancia,
dispersando la conversación de Josh y yo. Se aferró a mi brazo de apoyo
mientras su cuerpo se balanceaba bajo los efectos de demasiado alcohol.
¿Qué tan fuerte eran esos vodkas que Ashlyn estaba comprando?
—Sé que tu nombre es Ky —arrastró las palabras y me dio un codazo
en el pecho. No era un hecho oculto cuál era mi nombre, simplemente no lo
habían preguntado, y no iba por ahí diciendo “A propósito, mi nombre es
Ky”.
—Y sé que tu nombre es Tori —le respondí.
—Ella no puede decir que no, mi mejor amiga no puede decir que no.
Ni siquiera puede ser ella misma en su cumpleaños —anunció con un
profundo suspiro, ferozmente llamando mi atención en el proceso.
Su voz nadó con frustración, dolor y angustia cuando miró hacia la
mesa.
—Es por eso que se fue con ese tipo. Venimos a lugares como éste,
porque generalmente es seguro. Por lo general tenemos el mejor momento
porque nadie nos presta atención a nosotras. Pero esta noche no fue así. Si
no hubieras ido, no sé qué hubiera pasado.
—¿Qué quieres decir? —preguntó Josh afortunadamente mientras mi
capacidad de hablar se desvanecía mientras la ira se despedía dentro de mí.
—Durante el tiempo que la conozco, siempre dice que sí, porque tiene
miedo de decir que no.
—¿Por qué está diciendo que su nombre es Kellie? —gruñí mientras mi
sangre hervía oyendo las admisiones de Tori.
—Porque se esconde detrás de estas máscaras que pone. Lo hace cada
vez que salimos. Traté de convencerla de que no lo hiciera esta noche, pero
no quiso escucharme. Nunca es Eden.
Necesitaba salir de aquí antes de que dijera algo de lo que me
arrepintiera o hiciera algo que me hiciera ver como una herramienta
completa. —Me tengo que ir. Josh, lleva a Tori y a Ashlyn contigo.
—¿Qué?
—Josh, por favor —le disparé una mirada suplicante a mi hermano, y
asintió. Sabía que mi tiempo aquí había terminado. Me sentí como si
estuviera tambalea al borde de soplar mi mierda completamente, y tenía que
irme, pero primero necesitaba verla por mí mismo. Me dirigí de nuevo a la
39 mesa, mis ojos se centraron en Eden quien me miró con ojos de Bambi,
antes de cambiar mi atención a Ashlyn.
—Ya terminé por la noche. Ash, te veré el lunes. —Me incliné y la besé
en las mejillas suavemente y luego volvió mi atención a una Eden embobada.
—Kellie, ven conmigo.
Eden

D
ebería haber entrado en pánico.
Debería haber estado aterrada.

40 Debería haber estado alarmada.


Pero no lo estaba.
Me pare sobre la acera, el aire fresco de Nueva York arremolinándose a
mí alrededor de una manera burlona y esperé su próximo movimiento. Me
mordí el labio y jale ajustadamente mi chaqueta hacia mi cuerpo. ¡Qué
noche tan loca! En el momento en que me pidió que me fuera con él, estuve
acabada. No tuve otra opción más que seguirlo fuera del bar, hacia la
inseguridad de la ciudad. Sus ojos se abrieron demasiado cuando me
levanté del sofá y me dirigí hacia él, como si no hubiera esperado que yo
accediera tan rápido. ¿Qué otra opción tenía? El me lo pidió y yo lo seguí.
Dije que sí. En ese momento mi debilidad lo abarcaba todo, toda la
seguridad que intenté mostrar fue aplastada por una simple pregunta y
como de costumbre, no pude decir que no. La máscara que tan
desesperadamente trataba de usar cayó rápidamente al piso en un montón
de mentiras y nervios.
―¿Qué estamos haciendo? ―pregunté cuando por fin pude hablar y
desesperada por calmar la torpeza que emanaba de mí.
Se movió lentamente, dando pasos decididos y movió su imponente
cuerpo de tal manera que cubriera totalmente el mío. Metió sus manos en
lo más profundo de los bolsillos de sus pantalones mientras sus ojos
absorbían mis facciones, llevándose con él cualquier inseguridad con una
mirada perdurable. Sus ojos avellana destellaron en los míos, después bajo
su mirada y la mantuvo en mis labios por un momento demasiado largo, un
momento que ambos notamos. Arrancando su mirada de mi boca, me miro
directamente a los ojos.
—No lo sé, no pensé que vendrías conmigo.
—No tuve otra opción.
—Siempre tienes otra opción.
Sus ojos se oscurecieron, el delicioso color avellana disuelto en un tono
marrón turbio, después su mandíbula se tensó como si yo hubiera dicho la
cosa más impactante del mundo. Ni siquiera sé porque dije eso. Se hizo el
silencio entre nosotros mientras permanecíamos en la acera en una noche
fría de noviembre. Me estremecí por el aire de la noche y por suerte un taxi
se detuvo pronto junto a la acera. Él se acercó al taxi, abriendo la puerta
para mí. No lo mire cuando me escabullí bajo su brazo y me desplomé en el
asiento de cuero. La calidez del aire me reconfortó y sentí como mi cuerpo
41 empezó a relajarse.
Seguía sin sentir miedo.
El asiento se hundió cuando él se deslizo a mi lado y el aire se espesó
inmediatamente.
—Hacia la isla —le ordeno al taxista mientras se desplazaba en su
asiento para mirar por la ventana a su lado—. Diríjase hacia City Towers.
Me recargue en el asiento mullido y cerré mis ojos, muchos escenarios
empezaron a crearse en mi mente. Un tipo como el, obviamente, siempre ha
conseguido lo que ha querido. Solamente su confianza podría hacer añicos
la Tierra, por no hablar de la mirada con la que el cielo le había bendecido.
Me senté junto a esta figura de completo misterio en silencio. Las luces
brillantes y la abundancia de gente apretada en la acera se desvanecieron
detrás de nosotros a medida que serpenteamos nuestro camino a través de
la ciudad que nunca duerme dirigiéndonos a través del rio. Un millón de
pensamientos cruzaron mi cabeza a un ritmo alarmante. Supe que me
estaba metiendo en un territorio peligroso una vez más. Estaba en un taxi,
con un extraño, dirigiéndonos a su apartamento. Esta no es la manera en
que mi noche estaba destinada a terminar pero, ¿por qué carajo no estaba
aterrada?
Nos detuvimos frente a un imponente edificio que destellaba en el cielo
nocturno. El abrió la puerta y se deslizó fuera, momentos después la puerta
a mi lado se abrió y salí hacia el aire fresco.
—¿Estas lista? —preguntó en voz baja.
—Sí.
Caminé a su lado en silencio, concentrándome en mi respiración.
Mientras más nos acercábamos a la puerta, mi ritmo cardíaco aumentaba.
La conmoción y la confusión chocaron dentro de mí, a medida que
avanzábamos más allá de la entrada. Me detuve y miré alrededor. Miré a
través de las puertas dobles de cristal en el hall junto a lo que parecía un
café bar en un extremo y una pizzería en el otro, ambos repletos de
juerguistas nocturnos.
—¿No vamos hacia allá? —le pregunté con sorpresa escondida en mis
palabras mientras clavaba mis ojos en la pizzería.
Se detuvo y volteó hacia mí, con una mirada de incredulidad en su
demasiado perfecto rostro. —¿Pensaste que íbamos a mi departamento?
—Sí. —le susurré honestamente, con una voz peligrosamente baja.
42 Cautelosamente permití que mis ojos encontraran los suyos. Me miró como
si fuera la cosa más preciada en el mundo, una mirada que envió un millón
de mariposas hacia mi estómago.
Una mirada que finalmente me aterro.
—No todo hombre es un completo idiota. Si, eres hermosa y sí, me
encantaría tenerte en mi cama. Créeme, me causaría un enorme placer
adorar tu cuerpo, pero no voy a tocarte, ni siquiera voy a intentar tocarte
cuando claramente estás petrificada incluso por estar aquí conmigo. —Su
honestidad fue brutal pero refrescante.
—Tienes que saber que no estoy petrificada por ti.
Su ceja se levantó de una manera curiosa.
—Claaaro. —Exageración emanaba de sus palabras—. Es por eso que
apenas me has dicho dos palabras. —Dobló la esquina y desapareció de mi
vista.
¿Qué demonios?
Mi terquedad y mi deseo de probarle que estaba equivocado se
dispararon como un cañón. Puedo tener una conversación con este chico.
¿O no?, Me dejó tan claro como el cielo, que no iba a llevarme a su
departamento esta noche, así que eso era de algo de lo que no tenía que
preocuparme. Murmuré obscenidades en voz baja y corrí para encontrar
hacia donde había corrido este molesto pero intrigante extraño.
Inhalé bruscamente en el momento en el que apareció ante mis ojos
cuando doble la esquina. Se había apoyado en la pared de ladrillos rojos con
los brazos cruzados fuertemente sobre su pecho, sus ojos se centraron
únicamente en mí y por donde podría aparecer. Se veía como un maldito
estereotipo de buena apariencia y malas intenciones.
Mis ojos viajaron hacia el letrero de neón que parpadeaba arriba de
nosotros, Joe’s Place. Le dirigí una mirada y él señaló con su cabeza hacia
la puerta que conducía a la cafetería inspirada en los años 50´s. Bien, esta
no es la manera en la que pensé que mi noche terminaría, me tragué mi
frustración y entré por las puertas dirigiéndome hacia la esquina,
deslizándome en una de las cabinas vacías. Cuando me di cuenta que no
me seguía, busque a través del lugar y encontré a mi extraño inclinado sobre
el mostrador hablando muy de cerca con una mujer de mediana edad con
el cabello casi negro y un lindo vestido rosa con volantes cubriendo su
43 cuerpo. Parecía haber salido de Happy Days2.
Revolví mi bolso de mano, en busca de mi celular. Estaba en una
necesidad desesperada de distracción, algo, cualquier cosa que evitará que
yo mirará fijamente a través del lugar como tonta a un hombre del que no
tenía la más mínima idea. Después de sacar un par de tickets de compra de
20 dólares, pañuelos desechables y mi brillo labial, mis dedos finalmente
agarraron mi teléfono. Los iconos de tres mensajes no leídos parpadearon
delante de mí.
Tori: Estoy muy orgullosa de ti por irte con el Sr. Métete en
mis bragas. ¡¡¡Feliz Cumpleaños!!!
Negué ante la obvia falta de habilidades interpersonales de mi mejor
amiga.
Segundo mensaje.
Tori: Me encanta esta ciudad. Me encantan los clubs nudistas. Me
encanta el hombre con el que voy a coger esta noche. Te
amooooooooooooooooooo.
Tercer mensaje.
Número desconocido: Diría que es grandioso verte de nuevo en la
ciudad, pero entonces estaría mintiendo.

2
Happy Days: Serie estadounidense, ambientada en la década de 1950, cuya trama gira
en torno a una familia de Wisconsin, los Cunningham.
Jadeé ruidosamente, mi cuerpo se estremeció mientras un sentimiento
familiar me incapacitaba. Mis ojos rebotaban sobre las palabras que me
atormentaban desde los confines de mi teléfono. Con una punzada dolorosa
mi corazón se detuvo con cada letra, cada palabra que me revolvía el
estómago estaba frente a mí. Leí el mensaje una y otra vez, en una loca y
retorcida necesidad de que me consumiera aún más. No lo entendía, mi
número era número privado. Nadie sabía que yo estaba de regreso en la
ciudad. Me recosté contra el cuero de la cabina. De pronto sentí como si el
mundo me observara, me escrutara, esperando en la oscuridad para
llevarme. Mis ojos se movieron alrededor del lugar, buscando a través de la
cafetería repleta. No podía hacer esto. No podía tener un colapso. No aquí.
No con él caminando hacia mí, mirándome de esa manera completamente
devastadora.
—¿Qué va mal? —Sacó su cartera y su teléfono de su bolsillo y los
44 colocó en la mesa entre nosotros y se deslizo en el asiento del otro lado.
—Este lugar parece genail. —Esquivé su pregunta, desesperada por
cambiar el tema y esperando que él hiciera lo mismo. El agotamiento me
golpeaba a un ritmo alarmante y yo anhelaba la seguridad que mi habitación
de hotel y mi cama me proporcionarían. El simple pensamiento de tener una
conversación con este hombre me agotaba pero parecía algo necesario—. No
sabía que este lugar existía.
Fuimos interrumpidos por la misma mujer del mostrador. Ella nos miró
a mí y a Crawford, en serio, ¿qué clase de nombre es Crawford? y sonrió
ampliamente, con sus mejillas ruborizándose. Juró que incluso la escuche
suspirar. Ella se inclinó en mi dirección y puso un plato frente a mí, que
contenía una clase de exuberante pastel de chocolate con montañas
imponentes de crema batida blanca. Mi boca se derritió solo de verlo. Mi
cabeza no podía decidir entre ver la maravilla frente a mí, a la encantadora
señora cuya etiqueta me indico que su nombre era Carol o al chico sonriente
que tenía frente a mí. Hablando de confusiones. Carol giró sobre sus pies y
cruzó la cafetería mientras nos daba una última mirada por encima de su
hombro.
—¿Qué es esto? —pregunté sin aliento.
—Necesitas comer pastel en tu cumpleaños.
—¿Tú me compraste pastel? —le pregunté increíblemente asombrada.
—Eso parece. —Lanzó un guiño en mi dirección antes de cavar en el
pastel que estaba en la mesa frente a él, un gemido de placer escapó de sus
labios. Lo miré fijamente, completamente abrumada y sin palabras. Sus ojos
dejaron el pastel y se encontraron con los míos mientras una sonrisa
perfecta revoloteaba en sus labios.
—Realmente necesitas levantar el tenedor, tomar pastel y luego
comerlo. Es delicioso, mi tía realmente sabe cómo hornear un verdadero
pastel.
Levanté el tenedor, lo hundí en el delicioso pastel y me lo llevé a los
labios. Tan solo el olor me hizo suspirar. Sentí sus ojos en mí. Mis ojos se
cerraron por la maravillosa sensación del chocolate en mis papilas
gustativas, rompiendo el vacío de mi estómago con delicia pura y un suave
gemido se me escapó. Este fue sin lugar a dudas el mejor pastel que haya
comido jamás.
—¿Por qué hiciste esto? —le pregunté entre bocado y bocado de pastel.
45 —¿Por qué hice qué?
—Umm, en el club, con uhh, ese chico —tartamudeé, arrepintiéndome
inmediatamente de haber sacado el tema.
Colocó su tenedor en el plato y me dirigió su completa atención.
—Nunca había visto a nadie tan aterrado como tú te veías. Sabía que
no querías estar ahí y tuve que hacer algo, tuve que detener a ese idiota
antes de que pusiera sus manos sobre ti.
—Pero, ¿por qué yo?
—No pude quitar mis ojos de ti, desde el momento en que te vi, así que
sí, note cuando un jodido imbécil fue hacia ti, queriendo llevarte y me negué
a quedarme sentado y ver eso.
¿No podía apartar sus ojos de mí? Traté de dejar que sus palabras se
asentarán en mi interior, pero para ser honesta toda esta situación me
estaba volviendo loca. ¿Qué se supone que tenía que responder a eso?
—¿No es eso lo que querías escuchar? —Se inclinó hacia mí y sus ojos
brillaron con diversión.
Sentí mis labios curvarse un poco.
—No estoy segura.
—¿Qué te parece si solamente comemos nuestro pastel? —me propuso
y bajo sus ojos hasta el pastel a medio comer que estaba frente a mí.
Asentí y tome mi tenedor. El silencio reino en nuestra mesa mientras
nos perdíamos en el delicioso chocolate y pronto olvidé donde estaba y con
quien estaba.
—Esto es tan delicioso —farfullé entre bocado y bocado de pastel,
perdiendo mis sentidos de todas las maneras posibles. Su risa inundó mis
oídos y mis mejillas se tornaron color carmesí. Buena esa Eden, muy buena
manera de jugar tu carta de sofisticación—. Muchísimas gracias por
traerme aquí. Lo que parecía una noche de mierda, terminó de una manera
bastante increíble.
—Esta noche aún no termina —me dijo, con una cara seria.
Su tenedor chocó contra el plato, cuando termino su montaña de
pastel, juntó sus manos y se quedó sentado, mirándome. Con cada bocado
que yo tomaba, sus ojos seguían el tenedor hasta mis labios. Mis manos
46 temblaban de nervios, por la intensidad de su mirada y los bocados que
normalmente serían enormes, se transformaron en pequeños bocados,
pequeños y delicados bocados mientras estaba sentada enfrente de este
guapo extraño. En mi cabeza palpitaba su declaración, ¿La noche aún no
ha terminado? ¿Qué demonios significa eso? Había dicho que no íbamos a
ir a su departamento.
Lamí el tenedor antes de que la crema batida se cayera y el sonido de
una respiración brusca llamo mi atención, mis ojos se encontraron los
suyos.
—Nunca pensé que vería a alguien lograr que comer pastel de chocolate
se viera tan sexy. —Su voz era peligrosamente baja, llena de intenciones y
seducción—. Carajo, estoy jodidamente celoso de ese tenedor.
El calor inundo mi rostro y supe que me veía como una cartelera
brillante, por la manera en que sus palabras me estaban afectando. Baje
despacio el tenedor, porque de pronto sentí que no podía comer ni un bocado
más, quería terminarme el pastel pero no quería animar aún más a este
chico.
—Al parecer nuestra noche acaba de llegar a un abrupto final. —Su
expresión divertida se enfocaba en algo que se encontraba por arriba de mis
hombros al mismo tiempo que un sonido fuerte se produjo en la puerta.
Salté de mi asiento y volteé hacia la puerta para averiguar que estaba
sucediendo. Escuché una risa profunda. Josh entró a la cafetería con Tori
en un brazo y Ashlyn en el otro, ambas se veían como un desastre. Los ojos
de Ashlyn se enfocaron en el lugar donde nos encontrábamos y se soltó del
abrazo de Josh dirigiéndose en nuestra dirección, tambaleándose a través
de la cafetería.
—¡Los encontramos! —chilló en una exagerada voz melosa y se sentó
en el asiento frente a mí. Entrecerró sus ojos para ver con más claridad—.
Le compraste pastel. ¡Oh por Dios!, realmente tienes un corazón latiendo
ahí dentro.
Crawford rodó sus ojos y resopló. —Ahora que he escuchado eso, es
hora de que me vaya.
—Vámonos todos —sugirió Josh, ganándose una mirada exasperada
de Crawford.
Ashlyn se salió fuera de su asiento con la misma rapidez que se deslizo
en él. Mi mano pronto fue jalada por las suyas para ponerme de pie.
Caminamos hacia afuera de la cafetería mientras ella enganchaba su brazo
47 con el mío. ¿Qué demonios estaba pasando? Escuché voces bajas murmurar
detrás de mí, pero no logré entender lo que decían. A los cinco minutos,
entramos de nuevo en el luminoso vestíbulo de City Towers, el cual aún
estaba repleto.
—¿Qué estamos haciendo Tori? —le pregunté cuando todos habíamos
entrado en el vestíbulo. Todo lo que yo quería hacer era ir de regreso al hotel,
tomar un baño hasta que el agua caliente se terminara y después dormir.
—Bueno, yo voy a acostarme con él —me susurró, señalando borracha
en dirección a Josh—. ¿Tú qué quieres hacer?
—Voy a llamar un taxi e iré de regreso al hotel —le dije rápidamente.
Tori agarró mis manos. —¿Estás segura? Puedo irme contigo.
—Tú quédate. Diviértete. Yo estaré bien. Solo quiero ir a la cama. Ha
sido una noche muy loca —admití.
El agudo ding que el elevador hace al llegar, sonó. Josh, Ashlyn y Tori
se metieron en él. Crawford seguía sin dirigirme otra palabra. Finalmente
me atreví a mirarlo y sorprendentemente, muy sorprendentemente estaba
fijando toda su atención en mí. El color de sus ojos me intrigó. Había visto
tantos matices en ellos esta noche. Cuanto más tiempo pasaba con él, más
nerviosa me ponía, más inquieta, más desesperada por escapar.
—¿Podemos hablar un momento, Kellie? —Asentí y él se acercó a mí,
yo sabía que estábamos bajo la inquisitiva mirada de Tori, Ashlyn y Josh.
Todo pasó demasiado rápido.
Con dos pasos confiados colocó su cuerpo, como una pared
impenetrable, frente a mí. Sus manos cálidas acunaron mi rostro, la calidez
chocó fuerte contra la frialdad del aire invernal de Nueva York en mis
mejillas. Sus ojos se movieron con los míos. Contuve la respiración.
Eso no podía pasar.
Yo no podía.
Él no podía.
Con un rápido movimiento, sus labios besaron mi oreja, la suave caricia
de su aliento causo que mis emociones despertaran salvajemente.
—Feliz cumpleaños —me susurró al oído—. Hasta que nos veamos de
nuevo.
Sus labios colocaron un beso en mi mejilla, dejándome con la sensación
48 de una profunda quemadura ardiendo muy dentro de mi piel. Sin otra
palabra se volteó, metiéndose en el elevador. Sus ojos pegados a los míos
hasta que la puerta del elevador cerró, rompiendo la intensidad de nuestra
mirada.
ky
E
l lunes por la mañana fue como un cañón en mi vida mientras
un tren de carga me catapultaba. Mi cuerpo se sentía débil, mi
cerebro se sentía frito y mi mente se compactaba de manera
estrecha con los recuerdos de la noche del viernes mientras mi fin de
semana se pasaba en un refrito de conversaciones, de miradas, y de
recuerdos—todos girando en torno a la chica en la chaqueta roja.

49 El sábado lo había pasado encerrado en mi apartamento trabajando


hasta que no pude soportar mirar mi ordenador portátil por más tiempo y
luego me detuve brevemente para ir a visitar a mis padres para una muy
atrasada visita. Las conversaciones habituales pasaron; ¿cómo estaba el
trabajo? ¿Cómo estaba Ashlyn? ¿Me había conseguido una chica? ¿Cuándo
les daría nietos? Solo los temas habituales de la discusión con los que
mamá decidía empezar cuando los visitaba. Papá se rió en la esquina y dejó
a mamá seguir su curso. Cuando les informé que seguiría soltero por el resto
del año recibí una mirada de advertencia que asustaría incluso al más duro
de los hombres. El domingo, pasé tres horas en el gimnasio con Josh;
boxeando, corriendo y haciendo pesas hasta que apenas pude mantenerme
en pie. Fue jodidamente fantástico y esas tres horas me distrajeron de
pensar en ella.
Pero ahora que era lunes una vez más ella invadía mis pensamientos.
Gemí en alto y tiré las sábanas de mi cuerpo. Tiré mis piernas por el borde
de la cama y me levanté, estirándome alto hasta que escuché cada rígido
hueso de mi cuerpo volver a la vida. Tropezando de mi dormitorio y a las
entrañas de mi apartamento, me dirigí a la cocina en expansión mientras la
promesa de café hacía que la mañana pareciera un poco más fácil de
enfrentar. Mi rutina de la mañana era sencilla; café, encender mi iPod,
comprobar mi teléfono, y prepararme para enfrentar otro día en la oficina.
Funcionaba, era un ritual, y no había necesidad de cambiarla.
Cuando llegué a la oficina, tomé el ascensor hasta el último piso. El
silencio de la oficina era inquietante, y solo sirvió para acentuar los latidos
de mi dolor de cabeza. Hice mi camino por los pasillos con poca luz,
iluminados por las luces de la noche encima. Como siempre era el segundo
en llegar para el día. Deteniéndome en el tranquilo escritorio de mi asistente
ejecutiva, ella levantó la vista y me saludó con una sonrisa que era
demasiado fácil para las seis y media de la mañana.
Por qué se quedaba conmigo era una incógnita.
—¿Cómo se ve mi día Lauren? —Me senté en el borde de su escritorio,
entregándole un humeante chocolate caliente, como hacía cada mañana.
Lauren había estado conmigo desde mi primer día así que nuestra amistad
había crecido a una de confianza y comprensión y su novio se había
convertido en un buen amigo con el que Josh y yo a menudo íbamos a
jugar—. ¿Y por qué estás aquí tan temprano?
—Junta a las diez de la mañana con el equipo de producción, almuerzo
con Josh, y esta tarde debería estar recibiendo los contratos definitivos para
50 tu reunión del jueves. —Ella sonrió brillantemente y luego tomó un sorbo
de su chocolate caliente antes de decir—. Y estoy aquí porque tienes un
montón de trabajo por lo que alguien tiene que mantenerse en línea. No me
pagas un dineral por nada sabes.
—Eres demasiado buena para mí Lauren. —Me reí de la brutal
honestidad de mi asistente.
—Voy a ir a encerrarme lejos por el día. Ven a por mí si necesitas algo
y dime cuanto lleguen esos contratos.
—Lo haré.
Dejé a Lauren tecleando en su ordenador y me metí en mi oficina. El
blues del lunes por la mañana me estaban golpeando a un ritmo alarmante
y mi motivación para el trabajo estaba corriendo por las colinas y jodiendo
mi cerebro con eso. Me desplomé en mi silla con un uf y abrí mis correos
electrónicos, digitalizando cualquier cosa urgente, pero fui atraído a
Facebook y antes de que pudiera controlar lo que estaba escribiendo en la
barra de búsqueda, el perfil de Eden Rivers fue evidente para mí.
Lo que había elegido omitir la noche del viernes era que ya la conocía,
y seguro como el diablo sabía que su nombre no era malditamente Kellie
Carter. Al diablo con eso que me molestaba. Eden Rivers había estado en mi
radar durante más tiempo de lo que la mayoría de la gente se daba cuenta
y me tomó todo lo que era no llamarla, pero también sabía que posiblemente
se asustaría como la mierda y no quería eso.
Me recosté en mi silla y miré por encima de la ciudad. ¿Cómo iba a
explicarle esto? El hecho de que estaba en la ciudad era en parte culpa mía,
sin embargo ella no tenía la intención de quedarse aquí todavía. Por lo que
sabía llegaría el miércoles. La comprensión de eso llegó en un conjunto
desordenado, pero no había manera de que pudiera dar marcha atrás ahora,
no después de que fue un cañón en mi vida.
Hice clic en la X que brillaba intensamente y Facebook desapareció ante
mí.
Antes de que me diera cuenta la mañana se convirtió en tarde y la tarde
en noche. Esta era mi vida. Publicaciones Anderson. Pasaba demasiado
tiempo en esta posición exacta; sentado en mi odiosa silla grande detrás de
mi escritorio demasiado engreído en mi gran oficina. Era un adicto al
trabajo, y era el primero en admitirlo. El zumbido de un texto entrante vibró
en mi escritorio, y sonreí cuando vi el nombre de Ashlyn brillando delante
51 de mí.
Ashlyn: Vamos a cenar. Quiero ir por pizza a Joey.
Miré mi reloj y el pensamiento de hundirme en una pizza hizo que mi
estómago rugiera a la vida.
Ky: Nos encontraremos allí a las ocho.
Ashlyn: Míranos a los dos saliendo del trabajo antes de la media
noche.
Ky: ¿Qué nos está pasando?
Una hora más tarde entré por las puertas de Joey y saludé a un
parloteo ruidoso y la saliva me inundó con el olor de pizza fresca y ajo.
Recorrí la habitación, finalmente encontrando a Ashlyn sentada en una
cabina en la esquina, tecleando en su teléfono, sin duda trabajando
mientras esperaba. Ashlyn levantó la vista cuando llegué a la mesa y me
saludó con una sonrisa asesina que le devolví antes de besarla en la mejilla
y arrastrarme en la cabina frente a ella.
—No pensé que vendrías —bromeó, girando su teléfono para no ser
interrumpida.
—¿Qué y dejarte desesperada y sin cita? Por favor. Soy un caballero.
—Bueno, eso es cierto; tus cualidades caballero estuvieron en plena
exhibición la noche del viernes —se burló con un guiño.
Entonces, iríamos directamente a ello.
Puse los ojos en blanco mientras mi espalda se ponía rígida. Era una
conversación que no quería tener en medio de un restaurante. Agarré el
menú, pero fue arrancado de mis dedos. Levanté la vista para ser recibido
por Ashlyn sonriendo frente a mí. —En serio Ash, acabo de llegar. ¿De
verdad haremos esto ahora?
Ella se inclinó sobre la mesa, bajando la voz. —¿De qué fue todo eso
del viernes por la noche?
Entrecerré los ojos y supe que esa conversación sucedería aquí mismo,
ahora. Estábamos igualmente incrustados, como dos toros chocando los
cuernos, y sabía que ninguno de nosotros daría marcha atrás. Los
argumentos que los dos teníamos eran explosivos e impredecibles lo que a
menudo conducía a días de ningún contacto, pero era fundamental para la
estructura de lo que estaba hecha nuestra relación. Era lo que permitía que
nuestra amistad funcionara. Nos poníamos a prueba constantemente entre
52 sí, y nos negábamos a aceptar una mierda de los demás. Para ser honesto,
era un soplo de aire fresco.
A través de dientes apretados, la miré, lanzando cada onza de mi
frustración en su dirección. Tenía hambre, estaba irritado, y cansado. ¡A la
mierda! le haría bromas... Solo por esta vez.
—Tenía que hacer algo. Es un maldito idiota. —La idea de Chris
tocando a Eden hizo mis manos el puño sobre la mesa. La reacción no se
perdió para Ashlyn.
—¿Así que tenías que golpearte el pecho como un hombre de las
cavernas y salvar a la chica?
—Ashlyn, sabes por qué hice lo que hice. No podía quedarme allí y… —
Tragué mientras la ira, rugía a la vida dentro de mí, y tuve que recuperar el
control—. ¿Podemos ordenar una maldita pizza y hablar de otra cosa?
—No vayas allí Ky. Nada fue tu culpa y necesitas dejar de vivir con esa
mentalidad de héroe. Está jodiéndote la cabeza. —Me agarró la mano sobre
la mesa y la apretó con fuerza.
—¿Pepperoni o setas? —gruñí, lanzándole una mirada de advertencia.
Esta conversación había terminado.
Con un resoplido, Ashlyn me soltó la mano y cruzó los brazos sobre su
pecho. Nuestros tormentosos ojos lucharon entre sí. La mujer sentada frente
a mí me conocía mejor de lo que me conocía a mí mismo. Sabía todo sobre
mí, y eso me asustaba como la mierda. Ella conocía cada pieza de mi
irregular rompecabezas, todas las razones por las que era lo que
amorosamente llamaba el chico del 'No'. Más importante aún, todavía más
aterrador, era que sabía cosas que podrían dejar todo sin pegar. ¿Tenía
miedo de que divulgara la información que tenía sobre mí? No. ¿Tenía miedo
de hacer algo para arruinar todo? Absolutamente.
Una vez que nuestro pedido fue colocado, llamamos a una tregua y
hablamos de nuestros días. Escuché como Ashlyn divulgaba los secretos de
la última futura estrella del pop por la que había sido contratada para
peinar, y escuché mientras comentaba sobre la próxima sesión de fotos de
la cubierta y del especial con algunas de las bandas más interesantes en
EE.UU.
—Mierda —murmuró Ashlyn de repente, sus ojos lanzándose hacia la
puerta. Me moví en mi asiento, mirando por encima de mi hombro y casi me
atraganté con mi refresco. Eden casualmente entró en el restaurante, con el
53 cabello marrón chocolate cayendo por su espalda bajo un gorro crema. Su
risa fue la única cosa que oí. Su brazo estaba unido a Tori mientras se abrían
camino hacia el mostrador. Me encontraba totalmente absorto. Sus ojos
recorrieron todo el restaurante, y en el momento en que nuestros ojos se
encontraron, la más débil de las sonrisas se filtró sobre su puchero
perfectamente rosa.
—¡Kellie! —La excitada voz de Ashlyn rompió mis pensamientos, y la
miré como si fuera la mujer más loca con gracia de la tierra—. Por aquí.
—¿Qué demonios estás haciendo? —le susurré con dientes apretados.
Eden se movió a través de la pizzería llena de gente hacia Ashlyn y yo.
¿Qué demonios estaba pensando Ashlyn y por qué carajos le seguía gritando
a Kellie? Hice mi mejor esfuerzo para evitar mirarla, pero no pude
detenerme. Estaba nadando en territorio peligroso, pero no había manera
en el infierno de que quisiera salir de esa corriente. Eden caminaba con
gracia, elegancia y confianza. Esta chica haciendo su camino hacia nosotros
era tan diferente de la que dejé la noche del viernes. Me confundía como el
infierno. Sus ojos nunca me dejaron, y tragué bajo su mirada. ¿Qué mierda
fue eso?
—Hola Ashlyn. —Ella le sonrió dulcemente a Ashlyn y luego se volvió
hacia mí—. Hola.
—Hola. —Mi voz era áspera. Tanto Ashlyn como Eden se volvieron hacia
mí. Kentucky Crawford nunca se puso nervioso ante la mirada de las
mujeres, pero ahora me sentía como que estaba sudando balas—. Tengo que
irme y hacer una llamada.
Salí de la cabina y me dirigí hacia la esquina de la habitación, lejos de
la perforación de la mirada de Eden Rivers o de Kellie, joder esto era confuso.
Solo quería agarrarla por los hombros y sacudirla y decirle, sé que eres Eden
Rivers y sé que estarás sentada en mi oficina dentro de unos días. Me
desplomé en un asiento vacante y saqué mi teléfono.
Moviéndome a través de mis mensajes de correo electrónico, fui a mi
carpeta de borradores y vi el correo electrónico exacto que había estado
jugando en mi mente todo el día. Abriendo la cuenta de e—mail, mis ojos se
lanzaron sobre las palabras mientras la batalla del deseo contra la
consciencia comenzaba. Si enviaba este correo electrónico no habría vuelta
atrás, si no enviaba este correo entonces nunca sabría quién era Eden
Rivers.
54 De: ky@andersonpublications.com
Para: edenriversphotography@gmail.com
Hora: 20.25pm
Asunto: Solicitud de reunión Eden, este es un correo electrónico para
confirmar tu asistencia el jueves 16 de noviembre a las 15:00.
Recibe un cordial saludo de Ky.
Eden

—¿Q
ué está pasando por esa cabeza tuya? —cuestionó Tori,
dándome la mirada de preocupación veo que había
presenciado tantas veces antes.
Después de cinco días en la Costa Este, Tori se dirigió de vuelta a casa,
55 en última instancia, dejándome con mis propios medios. Sabía que este
momento llegaría rápidamente, pero no quería creer que estuviera aquí. Me
había vuelto tan dependiente de ella. Tori y yo estábamos sentadas en el
borde del muelle, con las piernas colgando sobre el borde, nuestros hombros
envueltos en una manta mientras el aire frío se arremolinaba alrededor de
nosotras.
Se hizo el silencio, y supe en el momento en que hablé, que mis
emociones burbujeaban.
—No quiero que te vayas —admití finalmente, mi voz estaba quebrada.
—Nena, me verás en poco más de cinco semanas. Honestamente, creo
que esto será grandioso para ti. Esta oportunidad se está volviendo
locamente increíble, y has estado trabajando en esto durante años. Este es
tu sueño por el cual vivir.
La cabeza de Tori cayó a mi hombro, y nos sentamos en silencio
mientras mirábamos sobre el blanco de olas con cresta del océano. El frío
en el aire me conmocionaba a la vida; me golpeaba en la cara y hacía hizo
sentir despertando al mundo que giraba alrededor de mí.
La idea de estar lejos de Tori me petrificaba. Ella era como el pegamento
que me mantenía junta, me mantenía en movimiento hacia adelante, y el
pensamiento de ella no estando conmigo me hacía temerosa de disolverme
en un pozo de desesperación y que diera dos pasos atrás.
Tori suspiró suavemente a mi lado. —¿Recuerdas a ese chico Josh,
amigo de Ashlyn? Es indiscutiblemente el mejor gallo que he tenido. Todavía
lo estoy sintiendo. Esa es la señal de una buena follada.
E igual que el de Tori eso iluminó mi estado de ánimo.
Estaría mintiendo si dijera que no me gustaría a menudo poder ser tan
despreocupada, tan abierta, y tan honesta. La idea de poder abrirme a mí
misma a la idea de tener a un hombre que pudiera, como Tori diría, ser el
mejor polvo que jamás tendría era algo que había pasado por mi cabeza pero
había aplastado la idea inmediatamente. Hacer el amor era un mito; ser
apreciada era todo lo contrario de lo que me permitía en mi vida. En los
últimos cuatro años solo había habido un tipo que se había acercado, y era
porque tenía absoluta confianza en él. Era mi mejor amigo y se metía en el
papel de ser mi novio de mentira cuando salíamos. Colby Andrews era mi
protector, mi conciencia, y el único chico al que le había permitido tocarme.
56 En mi desesperación cuando me deslizaba en un estado de completa
devastación, él se envolvía en mis brazos, sacudiéndome hasta que me
calmaba, y luego pasaba la noche mostrándome exactamente que no estaba
completamente destruida.
—¿Puedo decirte algo? —le susurré e inmediatamente la cabeza de Tori
se disparó de mi hombro y me miró expectante—. Me gustaría poder dejarme
suelta. No quiero estar paralizada por el miedo más, y me gustaría poder
dejar de tener miedo con la idea de estar con un chico.
—Hay alguien por ahí que va a tocarte por completo en el trasero, y
será todo lo necesario y más. Te tratará como la princesa que eres, atesorará
cada segundo que esté contigo y cuando no esté contigo, estará pensando
en ti. Sé que está ahí fuera y cuando venga por ti, espero que tomes la
oportunidad.

Traje tras traje saludó a mi cuerpo. Mi maleta estaba abierta sobre mi


cama del hotel, con todas las prendas de ropa que traía derramando por
todo el lugar. Jeans, faldas, vestidos, camisetas y zapatos cubrían cada la
superficie y después de dos horas y numerosas llamadas de enfrentamiento
con Tori, finalmente me puse una falda lápiz, una blusa blanca, y mis firmes
tacones rojo sangre. En una hora era mi cita con Publicaciones Anderson
para mi primer encuentro con un hombre al que solo conocía como Ky para
hablar de mi trabajo independiente con ellos.
Era una masa andante de nervios cuando di mi primer paso en el
prístino vestíbulo. Mis ojos se lanzaron frenéticamente, desesperada porque
mis recuerdos no fueran desbordados por la magnitud de la perfección de la
exhibición frente a mí. Desde los pisos de mármol a las paredes blancas
inmaculadas mostrando el trabajo de arte de Andy Warhol, que estaba
experimentando lo que solo podía imaginar sería como el cielo. Quitando
mis ojos de una pieza ecléctica de arte mostrando Central Park en una
ambientación futurista, me deslicé hacia el área de recepción, el sonido de
mis tacones al hacer clic en el piso de abajo captaron la atención de una
mujer joven de aspecto muy pulido.
—Hola, tengo una reunión a las 15:00. Mi nombre es Eden Rivers. —
57 Sonreí nerviosamente y vi mientras ella levantaba el teléfono a su oreja y
anunciaba mi llegada.
—El señor Crawford bajará en unos minutos, si desea tomar asiento.
Asintiendo en respuesta, me hundí en la silla de cuero y comencé a
rebotar mi pierna nerviosamente. La enormidad de la reunión a la que
estaba a punto de asistir de repente me golpeó. Esta revista era enorme, y
el hecho de que quisieran a Eden Rivers para tomar las fotos no solo para
la cubierta sino también para un artículo de editorial, era simplemente
demasiado para comprender. Esta era la revista que Tori y yo leíamos en
nuestros domingos perezosos. Esta era la revista que siempre tenía las
cubiertas más bellas. ¡Mierda! Iba a enfermarme. Mi estómago rodó dentro
de mí y el deseo de correr y nunca mirar hacia atrás cayó sobre mí, pero
algo fuera de mi control me detuvo.
Una voz masculina fuerte me saludó, mi nombre salió de su lengua con
una facilidad y una certeza. La familiaridad me llamó la atención. —Eden
gracias por venir, ¿por qué no vamos a mi oficina?
Giré en mi silla y bajo la sombra de Josh Crawford sentí mi mundo
detenerse.
El reconocimiento pasó ante mí, y sus ojos se estrecharon. La mirada
que estaba recibiendo me hizo sentir como en mi sueño y que esta
oportunidad estaba encendiéndose en llamas ante mis ojos.
—Mierda —murmuré y me quedé sobre pies tambaleantes. Mi boca se
abrió en estado de shock y su mirada divertida no me ofreció ninguna
comodidad.
—¿Lista? —preguntó y simplemente asentí en respuesta.
Seguí a Josh a través del espacio abierto de la planta baja
maldiciéndome a mí misma por usar mis tacones ruidosos. Las paredes que
recubrían el plomo del pasillo hacia los ascensores ofrecían copias
enmarcadas de ediciones anteriores que no pude evitar admirar. Al entrar
en el ascensor, me acerqué a la parte de atrás y vi como las figuras
aumentaban con cada piso que pasaba. Pude sentir los inquisitivos ojos de
Josh mirándome. Me mordí el labio inferior, y mi pie sonó nerviosamente
mientras agarraba poderosamente mi bolsa.
—Casi ahí —anunció Josh mientras me miraba con ansiedad
58 moviéndonos del piso siete al piso ocho.
El piso quince finalmente llegó y con un rápido movimiento Josh estaba
fuera del ascensor. Lo seguí de cerca detrás mientras hacíamos nuestro
camino a través de una oficina de espacio plano y abierto. Cubículo tras
cubículo estaba lleno de gente de aspecto profesional tocando el ordenador
o hablando por teléfono y ocasionalmente alguien miraba hacia arriba y me
daba una mirada.
Josh se detuvo frente a una puerta cerrada y se volvió hacia mí. —Te
ves petrificada.
—Lo estoy. Estoy esperando que me digas que me vaya.
Su risa una vez más no me consoló.
Josh abrió la puerta de su despacho y me hizo señas para que pasara.
Su oficina no era lo que esperaba. Era de un blanco resplandeciente.
Escritorio blanco, estantería blanca, y una gran silla de oficina blanca. Arte
adornaba las paredes, mostrando de todo, desde retratos a paisajes, pero
un denominador común eran lo abstracto y la fogosidad de los colores que
se mostraban.
Eso me llamó la atención de inmediato.
Me senté frente al escritorio y puse mis manos nerviosamente en mi
regazo. Cuanto más tiempo se tomara para hablar más mi ansiedad me
picaría.
—No te voy a entretener por mucho tiempo. Primero, no me importa
que eligieras no decirme tu nombre real cuando nos conocimos. Estoy
seguro de que tienes tus razones, y no puedo juzgarte por lo que vamos a
quitarlo de la mesa. ¿Cómo funciona eso para ti?
Asentí en silencio.
—Así que esto es lo que es. Mi hermano, a quien conociste la otra
noche, primero me hizo consciente de ti y de tu trabajo, y estamos muy
interesados en que hagas las tomas para la portada y el artículo de editorial
para el próximo número. —Juntó las manos, apoyándolas en el inmaculado
escritorio blanco y me miró con anticipación por mi respuesta.
¡Su hermano!
Crawford. Pastel de chocolate. Ojos perfectos. Quien vino a mi rescate.
¡Oh, Dios! Me iba a desmayar.
—¿Esta una especie de broma? —Mis palabras fueron breves y
59 entrecortadas mientras mis defensas se disparaban alto en el cielo. Cosas
como esta no me pasaban a mí. No simplemente aterrizaban en mi regazo
sin consecuencias. Sus ojos se clavaron en los míos mientras medía mi
brutal interrogatorio—. ¡Tu hermano me compró el pastel de chocolate!
Sin decir una palabra, Josh se levantó desde detrás de su escritorio y
sin esfuerzo se dirigió hacia mí, sus ojos nunca dejaron los míos. De pie a
su encuentro, me quedé parada con confianza, desesperada porque la fuerza
apareciera mientras por dentro estaba temblando.
—Queremos tus habilidades de fotografía Eden. Mi hermano estuvo
muy sorprendido de encontrarte delante de sus narices. —Dio un paso hacia
mí, y me quedé helada—. Y sí que lo hizo. Jamás le ha comprado un pastel
de chocolate a una chica antes Eden y nunca he visto que se ponga todo
alfa—maldito—macho por una chica antes de que pienses en eso.
La respiración que no sabía que estaba conteniendo se escapó en un
apuro alto, y parpadeé frenéticamente. —Solo estaré aquí hasta el 5 de
enero.
—Eso debería estar bien. La única cosa que puedo pensar es que podría
haber una fiesta de lanzamiento el 16 de diciembre a la que requerirás
asistir pero Ky tendrá todos los detalles con respecto a tu horario.
Escuchar esa fecha envió miedo rugiendo a través de mi cuerpo. Odiaba
esa fecha. Todo sobre esa fecha era el infierno para mí. Durante los últimos
cuatro años había pasado ese día encerrada en mi apartamento, enterrada
tan profundo en los confines de mi cama lejos del mundo, ahogándome en
una mezcla de vodka barato y Xanax hasta que perdía el conocimiento y
escapaba de la realidad. Era una forma patética de esconderse de la verdad,
pero era lo único que podía hacer. Podía escuchar a Josh hablando, pero
no podía entender nada de lo que estaba diciendo. Había sido lanzada de
regreso a cuatro años antes, al momento en que estaba golpeada, rota, y
cuando era una mujer joven y temerosa. Sentí que mi corazón golpeaba
peligrosamente rápido en mi pecho, mis manos sudaban, y mis pulmones
me dolían mientras trataba desesperadamente de jalar un respiro. Mis ojos
se regresaron al rostro preocupado de Josh.
—Eden…
—Gracias por la oportunidad. Saldré yo misma.
Me apresuré a tomar mi bolso del suelo y corrí hacia la puerta con Josh
cerca en mis talones. Sentí un familiar ataque de pánico venir brutalmente
a la vida y lo último que quería era que Josh Crawford presenciara mi
60 desenredado pozo de ansiedad y mis pesadillas congelándose desatando su
ataque. Necesitaba mi soledad y el alivio que solo yo misma me podía dar,
lejos del bloqueo que el mundo podría proporcionarme. Apreté el botón una
y otra vez cuando llegué al ascensor. Podía sentir la presencia de Josh a mi
lado, lo suficientemente cerca como para saber que estaba preocupado por
mi reacción, pero aún lo suficiente lejos como para darme el espacio que
necesitaba. Debo haber parecido completamente ridícula. Me acababan de
dar la mejor oportunidad de mi vida y en lugar de decir:
—¿Dónde firmo? —Estaba huyendo del edificio como una loca de atar.
En el momento en la puerta del ascensor se abrió y me apresuré dentro,
Josh me siguió en cercana persecución.
Apretó el botón planta baja y se puso de pie contra la pared, un
incómodo silencio cayó entre nosotros. Afortunadamente no nos detuvimos
hasta que llegamos a la planta baja.
En el momento en que la puerta del ascensor se abrió, corrí hacia las
puertas de cristal con la promesa de escapar de su alcance. Mis ansiosos
pasos se detuvieron y me congelé en el acto mientras una voz me envolvía y
acariciaba mi alma. Flotaba en el aire como la perfecta canción y era una
voz que no podía olvidar.
Mis ojos se movieron a través del vestíbulo mientras la necesidad de
encontrar al dueño de la voz me golpeaba.
Mi necesidad de escapar se desvaneció mientras mi mirada se fijaba en
un hombre con hombros anchos, de cintura delgada, y con el cabello marrón
chocolate. Cubierto con una camisa blanca y apropiados pantalones gris
carbón, se paseaba frente a la obra de arte de Andy Warhol de Marilyn
Monroe que me había fascinado antes.
Su teléfono estaba pegado a su oído y su voz suave de terciopelo se
levantaba y desvanecía cuando la conversación obviamente se calentaba y
luego se calmaba. Mis ojos vagaron sin vergüenza sobre su cuerpo. Él era el
epítome de la confianza y del carisma. Su postura mostraba propiedad y
mientras la determinación detrás de sus hombros indicaba frustración y
fatiga. Cuando mis ojos lo tomaron, me puse rígida mientras algo tan
inusual golpeaba mi cuerpo, algo que me había negado a aceptar y a
experimentar en tantos años; un deseo, una necesidad asaltaron mis
sentidos y me aterrorizaron y regocijaron todo en un latido.
Josh rió a mi lado y el hombre bajo la mirada vigilante se dio la vuelta
rápidamente.
61 ¡Mierda!
Familiares ojos color avellana rebotaron furiosamente entre Josh y yo
y un nuevo deseo de correr me golpeó. Su mandíbula se movió y dejó de
hablar en el teléfono sostenido en su oreja y estrechó sus ojos hacia mí con
una intensidad oscura que robó mi capacidad de respirar. Mientras me
miraba, sentí como el mundo alrededor fallaba en existir y que él veía tan
profundo dentro de mí que todos mis secretos se presentaban a él en una
bandeja. Observé su boca mientras hablaba rápidamente antes de finalizar
la llamada abruptamente. Con amplias zancadas cruzó la habitación hacia
donde Josh estaba junto a mí con una torcida sonrisa en sus labios.
—Se suponía que debíamos encontrarnos a las tres y media —murmuró
y apartó la mirada de la mía y miró a Josh con una fuerza que transformó
su mirada de un hermoso color avellana a oscuro color chocolate que hacía
juego con Josh.
—Eden Rivers, me gustaría presentarte oficialmente a Ky Crawford. —
Josh movió su mano sin esfuerzo entre el hombre antes conocido como
Crawford y yo. Mi cuerpo se tensó y perdí la capacidad de hablar. Los ojos
de Ky se suavizaron momentáneamente con mi expresión de sorpresa
mientras su boca perfecta hacía un puchero que se tensó en una línea
apretada—. Ky es el Gerente de Mercadotecnia de Publicaciones Anderson,
mi menos que frío hermano mayor y como todos sabemos, el caballero de
brillante armadura.
¡Mierda! ¡Mierda! ¡Maldita sea!
Encontrando mi voz y exigiéndole en silencio a mi confianza para que
regresara le tendí la mano con cautela. —No tenía idea.
Ky me estrechó la mano con firmeza y cuando habló, sus palabras
estuvieron atadas por la animosidad.
—Lo supe desde el principio.
Dejó caer mi mano con desdén y salió a través del espacio abierto del
vestíbulo.
Mis ojos estaban pegados a su figura que se alejaba y sin importar
cuánto lo intentara no pude arrancar la mirada de él. Mi cabeza se
arremolinó con incredulidad. ¿Cómo no puse dos y dos juntos? ¿Quién iba
a llamar a su hijo Crawford de todos modos? La mirada de su rostro cuando
grité estaría arraigada dentro de mí durante mucho tiempo. Él miró por
encima del hombro hacia mí rápidamente antes de caer en conversación en
62 voz baja con la joven que me había saludado antes. Mi corazón latía tan
erráticamente en mi pecho que estaba segura de que Josh podía oír el ruido
sordo.
—Te enviaré un texto más adelante Edén —dijo en voz baja con un
movimiento sutil de cabeza—. Conseguiré tu número de Lauren.
Apenas había logrado salir del edificio y en la locura de la ciudad de
Nueva York antes de que el zumbido constante de mi teléfono desde dentro
de mi bolsa me llamara la atención.
El nombre de Tori apareció en la pantalla y su emocionada voz destrozó
mi oído cuando hice clic para aceptar la llamada. —Eden, dime todo. ¿Qué
te ofrecieron?
Apoyada en las paredes de cristal del edificio, el aire de la ciudad de
Nueva York era a toda prisa glacial a mí alrededor. Finales de noviembre
había golpeado y era solo cuestión de tiempo antes de que el aire que
respiraba destrozara tus pulmones y la hermosa vista espectacular de
diciembre en la ciudad de Nueva York llegara, algo que había echado mucho
de menos durante mi tiempo libre. Escuché como mi mejor amigaba recitaba
un millón de preguntas, sin nunca permitirme la oportunidad de responder.
Volví a mirar las grandes puertas dobles, y mis latidos volvieron a la
normalidad, aunque mi sensación de incomodidad estaba por las nubes.
Mis nervios habían desaparecido y habían sido reemplazados por
frustración. Una confianza que había anhelado tener ahora me agarraba con
fuerza. —Me siento como si debiera volver allí y pedir disculpas por salir
precipitadamente y averiguar si Ky Crawford en realidad quiere que trabaje
para ellos. Dios probablemente jodí esto completamente.
Escuché a Tori inhalar bruscamente antes de que respondiera. —Si
fuera yo, volvería como una en tormenta allí y exigiría saber qué diablos
estaba pasando, pero tú no eres yo Eden. Haz lo que sientas que debas
hacer.

63
ky
L
a presencia de Josh se burló de mí mientras estábamos uno
al lado del otro en el vestíbulo. Los ojos de nuestra
recepcionista estaban abiertos mientras nos miraba con
nerviosismo. Un enfrentamiento con Crawford estaba a pocos minutos de
distancia, y ella había estado en primera fila en muchos en el pasado. Quería
a mi hermano a muerte, pero en serio que me molestaba como la mierda en
algunas ocasiones. Brutal silencio cayó alrededor de nosotros mientras
64 palabras no dichas volaban entre nosotros. Esta no era la forma en que
estaba destinado a suceder. Josh no estaba destinado a encontrarse con
Eden, sino yo. Era el que estaba destinado a calmarla, no mi cobarde
hermano obsesionado.
—¿Qué demonios fue eso? —Las amargas palabras de Josh, finalmente
rompieron el silencio.
Mi cabeza se giró violentamente hacia la puerta, con la esperanza de
Cristo de que Eden se hubiera ido y no fuera testigo de esto.
Afortunadamente mis ojos se encontraron con un espacio vacío, y ella no
podía ser encontrada. Me volví hacia Josh para encontrarlo esperando
ansiosamente mi respuesta.
—No es de tu incumbencia. —Suspiré profundamente en señal de
frustración.
—Esto va a estallar en tu puta cara. —La frustración cayó de sus
palabras. Despegó hacia el ascensor. Le di a la recepcionista una cálida
sonrisa y seguí de cerca a mi hermano echando humo.
—Solo déjame hacer esto Josh, sé lo que estoy haciendo —le exigí,
mientras entrábamos en el ascensor y nos dirigíamos al piso 15. El espacio
que nos rodeaba se llenó de caliente testosterona y de frustración.
En el momento en que la puerta del ascensor se abrió, salí. Ojos
curiosos me acogieron mientras irrumpía a través de la oficina de planta
abierta hacia mi oficina de la esquina que daba a la ciudad.
—Necesitas pedir disculpas por la forma en que actuaste.
Josh irrumpió por la puerta de mi oficina cerrándola ruidosamente
detrás de él. Podría ser como una perra a veces. Aceché hacia él.
—Lo sé. —Suspiré—. Estaba sorprendido de verla. ¿Por qué estaba
aquí?
Estaba en mi calendario a las tres y media.
—Acabo de recibir el mensaje en mi teléfono que tenía una reunión a
las tres de la tarde de hoy y luego me llamaron de abajo diciendo que Eden
Rivers estaba aquí para una reunión conmigo. Estoy adivinando que
nuestras citas se mezclaron. No es gran cosa. —Josh cruzó la habitación y
abrió el mueble bar escondido al lado de mi cuarto de baño privado.
Tomando una botella de vodka y dos vasos, vertió el líquido claro—. Le dije
la esencia de las cosas, pero tendrás que informarle los detalles. Solo puedes
65 improvisar eso.
Tomé un vaso de Josh y crucé mi oficina hacia la ventana y miré sobre
la ciudad de Nueva York. Me encantaba la enormidad de esta ciudad. Había
desaparecido en los rincones y esquinas cuando necesitaba escapar muchas
veces.
El repiqueteo del intercomunicador de mi escritorio aplastó el silencio.
—Ky, a la señorita River le gustaría hablar contigo si tienes un momento.
Miré a Josh quien se encogió de hombros con confusión. Pensé que se
había ido.
—Claro Lauren, envíala aquí.
Muy pronto, un golpe suave penetró el aire antes de que la puerta se
deslizara abriéndose. Ella no esperó a ser invitada. Muy interesante. La
cabeza de Eden se asomó por la puerta y sus ojos se conectaron con los
míos.
—Entre señorita Rivers —le di instrucciones. La vacilación saludó sus
pasos, entró y se paró al lado de mi escritorio. Josh tosió y la cabeza de Eden
voló hacia el bar donde Josh miraba divertido.
—¿Vodka? —preguntó Josh levantando su copa con la sugerencia. La
miré como un maldito sabueso. No escondí el hecho de que mis ojos
necesitaban ver el sol en su cuerpo, de pie delante de mí bien envuelto en
una falda gris ceñida que hacía que sus curvas sobresalieran. Su cuerpo era
perfección; femenina, voluptuosa y atractiva. Joder, la encontraba hermosa
en vaqueros y chaqueta roja pero verla vestida así, en traje de negocios,
causaba que mis bolas se endurecieran y mi mente tuviera flashes de
imágenes de ella vistiendo esos tacones rojos y solo esos tacones rojos. Su
cuerpo rezumaba sexualidad, pero era como si estuviera desesperada por
mantenerlo encerrado.
—No, gracias —respondió, y luego se volvió de nuevo hacia mí. Una
mirada exasperada se extendió por su rostro mientras me tomaba. Eden
Rivers era sorprendente y hermosa; sus facciones se complementaban entre
sí de manera tan perfecta, como la lluvia al final de un día de calor
humeante. Sus ojos azul mar volvieron a la vida mientras la miraba y ella
sostuvo mi mirada. Pasaron unos segundos, pero se sintieron como horas
en que me encerré en la tranquilidad de sus ojos. Su labio inferior, salpicado
con una fina capa de
pintura rosa, estaba tirado entre sus dientes y finalmente rompió nuestro
trance.
66 —Quería disculparme por salir corriendo de Josh —dijo en voz baja y
le disparó a Josh una sonrisa dulce antes de volverse hacia mí y la dulce
sonrisa desapareció—. Y quería preguntarte si en realidad me querían para
este trabajo. Tu reacción al verme me hace creer que no.
—¿Estoy hablando con Eden o con Kellie? —le pregunté y di un paso
hacia ella.
Mi sangre hervía de lujuria. Su agresión y la mirada de frustración
completa que empujaba hacia mí lanzaron mi cuerpo a la vida. El aire en mi
oficina era grueso, arremolinándose con una necesidad incontrolable que
solo ella podía provocar. Estaba perdiendo todo sentido de la realidad,
porque ella llevaba una falda estrecha, tacones y actitud.
El sonido de la risa suave de Josh me llamó la atención. De mala gana
saqué mis ojos de Eden y le disparé puñales. Estaba buscando a tientas y
perdiendo mi mierda por esta mujer, y a Josh le encantaba.
—Le dejaré eso a él. —Josh caminó a través de mi oficina y se puso
delante de Eden. Se la bebió y eso me molestó hasta el fin—. Fue genial
volver a verte Eden. Tienes mi número si alguna vez me necesitas. Llámame
de día o de noche.
Se inclinó y la besó en la mejilla. Bastardo arrogante.
Josh salió riendo mientras cerraba la puerta detrás de él. Estaba solo
en mi oficina con Eden. Me tomó un minuto mirarla. Ella estaba junto al
ventanal que veía a lo largo de la ciudad, con los hombros ligeramente
caídos, y los sonidos de sus suspiros penetraban profundamente el aire. Me
tomé un momento para poner mis pensamientos en orden. Mi
profesionalidad había volado por la ventana, y necesitaba conseguir un
fuerte control sobre ella.
Eden se volvió lentamente y me miró. Parecía petrificada, pero con las
señales de que estaba tratando desesperadamente de parecer confiada. Solo
tienes que ir al grano Ky. Me senté en mi escritorio y señalé la silla vacía
enfrente. Sin decir una palabra, Eden se movió con gracia a través de mi
oficina y se sentó tranquilamente en la silla que le había ofrecido.
—¿Por qué no me dijiste tu nombre? —me cuestionó.
—No lo preguntaste Eden. Aunque, te pregunté específicamente cuál
era tu nombre y todavía descaradamente mentiste en mi cara.
—Lo siento. Fue una cosa de mierda por hacer, pero por una noche
solo quería ser alguien más.
67 —Solo quiero hablar con Eden —dije con dureza. Sus ojos se abrieron
e inmediatamente me arrepentí de mi tono—. Todo lo que quiero es a Eden
Rivers. —¡Demonios!—. Todo lo que queremos es a Eden Rivers —me corregí
mí rápidamente.
—¿Por qué? No entiendo. Ni siquiera me conoces todavía y me estás
ofreciendo el mundo.
—Definitivamente no te ofrezco el mundo.
Ella se levantó de su silla y caminó hacia la ventana. Su mano se apretó
tan delicadamente contra el cristal, y vi como sus hombros se levantaban
mientras respiraba profundamente. Di tres pasos y me detuve justo detrás
de ella. Mis sentidos fueron superados por su dulce aroma.
Estaba de pie demasiado cerca, pero no podía alejarme.
—Si estás dispuesta a seguir trabajando con nosotros, entonces estaría
muy feliz de tenerte a bordo. ¿Qué dice señorita Rivers?
—Sí —susurró ella sin vacilar, sus palabras salieron en una respiración
ronca. Se volvió lentamente y apenas hubo unos pocos centímetros entre
nosotros. Mi mirada se profundizó mientras miraba fijamente a esta mujer
de pie delante de mí. No había consideración en su respuesta, ni respiración,
ninguna deliberación intermitente dentro de sus ojos azules. Las palabras
de Tori al instante volvieron a mí. No podía decir que no—. Debería irme.
Tengo que volver a la isla —habló con más confianza, dando un paso lejos
de mí. Una acción que no perdí.
—Te llevaré —solté, ahora era el que escupía cosas sin consideración—
. Estoy a punto de salir.
Aceché hacia mi escritorio sin esperar su respuesta, empacando mi
portátil y tirando las llaves del cajón de mi escritorio mientras esperaba en
silencio. Sabía que sus ojos estaban puestos en mí. ¿Qué demonios estaba
haciendo? Eran las cuatro y media de la tarde del jueves. Me quedaría en el
trabajo por lo menos otras ocho horas. No le di la oportunidad de responder,
saqué mi chaqueta del respaldo de la silla y la puse en mis brazos,
finalmente mirándola. Me miró fijamente con los ojos abiertos y confusión.
—¿Lista? —Me puse delante de ella—. Debemos llegar a conocernos
uno al otro teniendo en cuenta que vamos a trabajar juntos.
Salí de mi oficina sin decir nada más. Mi respiración se mantuvo hasta
que ella alcanzó el paso a mi lado. No creí que me seguiría. Estaba esperando
68 que se riera en mi cara, que me dijera que me fuera a la mierda, y que sacara
nuestro show completo. Me sorprendió todavía confirmando mis peores
miedos. Sí. En silencio caminamos hacia el ascensor y nos dirigimos a la
planta baja. No era raro encontrar a Josh descaradamente coqueteando con
la nueva recepcionista, para ser honesto, estaba sorprendido de que no la
hubiera tenido ya. La mirada de asombro en su rostro fue casi demasiado
para tomar. Verme empacar por el día tan temprano era confuso para
cualquiera.
—¿Te vas? —Se quedó sin aliento, sus ojos muy abiertos.
Tosí para ocultar la risa que se filtró fuera. —Sí, me voy a casa.
—¿Estás enfermo? —Su voz se elevó con pregunta.
—No Josh, estoy a punto de salir.
—Pero tú… Bueno, iré más adelante.
Eden

M is ojos estaban decididos a bloquearse en el hombre que


estaba sentado a mi lado. Él había sido un caballero
completo al abrir la puerta del copiloto para mí y
asegurándose de que me agachara antes de caminar alrededor de la parte
69 delantera del auto con la confianza exudando a cada paso. Su cuerpo
doblado tan perfectamente contra el cuero de los asientos, con las manos
agarrando con fuerza el volante, y su fuerte mandíbula cerrada firmemente.
Mis ojos vagaron indirectamente sobre él, y no tuve control para detenerlo.
Al verlo vestido con pantalones de vestir a medida y una blanca reluciente
camisa estaba causando que mi corazón corriera frenéticamente.
—¿A dónde? —preguntó, mientras salía del estacionamiento
subterráneo e iba al flujo constante de tráfico.
—Me estoy alojando en el Hotel De Luca.
—¿Te hospedas en un hotel? Pensé que tu familia vivía en la isla.
Le lancé una mirada curiosa. ¿Cómo demonios sabía de mi familia?
Sabía a ciencia cierta que no había divulgado ese tipo de información la otra
noche. La más débil de las sonrisas adornó sus labios mientras tomaba mi
reacción, leyéndome como un libro abierto.
—Facebook Eden. Puedes encontrar todo en Facebook.
—Bueno, parece que tengo que cambiar la configuración de privacidad.
—Me reí y doblé mis brazos sobre mi pecho. Él me hacía reír... ¿Qué
demonios fue eso?
—Pero lo hiciste, cómo podría haber descubierto que vives en San
Francisco, que tú y Tori tienen una tendencia a tomar una cantidad infernal
de selfies en el baño, y que comen muchísima pizza.
Mi boca se abrió. Sin duda había hecho su investigación. —Bueno, no
eres solo un moderno Sherlock Holmes.
Su profunda risa me atravesó, relajando cada centímetro de mi cuerpo
rígido. No me había dado cuenta de lo tensa que estaba. Quité mis brazos
de mi pecho y dejé que mis manos cayeran a mi regazo mientras trataba de
calmarme. Estar en un auto con un hombre debería haberme enviado en un
pánico salvaje, debería haber estado superada por el miedo, pero no lo
estaba. Los nervios barrieron a través de mí. Era tan confuso como la
mierda.
Él me lanzó una mirada rápida; la conversación había terminado y el
bullicio del tráfico de la ciudad de Nueva York pronto estuvo detrás de
nosotros. Tomé la manija de la puerta y dejé caer mi cabeza contra la
ventana mientras veía el sol desapareciendo. La ciudad era tan hermosa en
esta época del año.
Los colores, el cambio en el paisaje, la luz que caía tan temprano en la
tarde la hacían como una verdadera perfección, y era una de las pocas cosas
70 que extrañaba de vivir en esta ciudad.
—Solo para que sepas que estoy aquí solo hasta el cinco de enero y
luego volaré de vuelta a la soleada California para continuar tomándome
selfies con Tori y comer en la pizzería de Sammy.
—Así que eso significa que serás mi mes de diciembre —susurró tan
delicadamente que me golpeó con toda su fuerza.
Nos detuvimos en un semáforo en rojo, y me moví en mi asiento para
mirarlo. ¿Qué quiso decir con eso? ¿Sé mi diciembre? Sus ojos brillaban con
propósito y su rostro se mantenía completamente ilegible. El hoyuelo en su
mejilla derecha llegó a la vida mientras la más leve de las sonrisas se hacía
cargo de sus labios. Abrí la boca para preguntarle lo que quiso decir, pero
el sonido estridente de un celular se filtró a través de los altavoces y después
de un par de clics el sonido de la voz profunda de Josh llenó el espacio del
auto, al instante llevándome lejos de declaración absurda de Ky. Ky me lanzó
una mirada mientras Josh comenzaba a divagar acerca de un problema en
la oficina. Las vibraciones de los golpes del auto en la carretera abajo barrió
la calma que flotaba a través de mi tenso cuerpo. Mis ojos se cerraron bajo
los rumores, y sentí mi cuerpo caer en la dicha cómoda.
—¿Así que estás llevando a la encantadora señorita Rivers a una cita?
¿Vas a utilizar alguno de esos encantos Ky Crawford? Mierda hace tiempo
se veía venir.
Mis ojos se abrieron de golpe y mi cabeza cayó hacia un lado justo a
tiempo para ver los hombros de Ky tensarse y sus nudillos volverse
brutalmente blancos mientras agarraba el volante. La pregunta obviamente
había puesto el dedo en la llaga. El ambiente en el auto se aceleró fuera de
control. El aire se engrosó y no pude sacar mis ojos de él. Estaba anticipando
su respuesta tan desesperadamente.
¿Por qué? No tenía ni puta idea.
—Estás en altavoz, y Eden está en el auto.
—Hola Eden, espero que mi querido hermano esté conduciendo de
manera segura. ¿Entonces qué harán esta tarde chicos? No es frecuente que
mi querido hermano salga de la oficina cuando el sol todavía está arriba.
Joder Eden, eres buena para él.
Mi mente se expandió drásticamente tratando de abarcar todas las
palabras de Josh Crawford. ¿No era esto simplemente una vuelta a la isla?
Mis manos se enredaron en mi regazo y me moví en mi asiento para que mi
71 cuerpo estuviera de frente completamente a Ky. Todavía se negaba a
mirarme y cuanto más brillaba su renuencia, más mi confianza rugía a la
vida.
—Bueno, me está ignorando por el momento Josh. Esta tarde voy a
volver a mi hotel y luego me pondré al día con Ashlyn en su apartamento.
—¿Así que te veré, entonces?
—Si tu nombre es Ashlyn entonces supongo que lo harás.
Me moví contra el asiento de cuero mientras el auto hacía una parada
brutal. Miré hacia arriba y me centré en el rostro ilegible de Ky mientras
miraba hacia mí. ¿Qué diablos había hecho que mereciera que me mirara?
Por una vez no sentía miedo estar tan cerca de un hombre. No sentía la
necesidad de correr gritando a los confines de mi cama. No sentía nada.
—Josh te llamaré cuando esté en casa —declaró Ky con poca emoción.
Con un fuerte chasquido, la llamada terminó sin permitir que Josh
dijera una palabra más. La mirada de Ky nunca vaciló, y fue entonces
cuando me di cuenta de que ya no estábamos en el tráfico. La gran forma
de Ky se inclinó desde el asiento del conductor hacia mí, y sus ojos, que
rápidamente aprendí tenían la capacidad de cambiar justo ante mí,
continuaron penetrando tan profundamente en mi alma que era casi como
si estuvieran devorándose completamente todos mis pensamientos más
íntimos. Su mirada intrigada, un pozo sin fin de emociones, bailaba sobre
cada centímetro de mi rostro; mis ojos azules, mi nariz de botón, la peca que
estaba en medio de mi mejilla, y finalmente en el color de mi brillo de labios.
No sé lo que haría si conseguía llegar más cerca. Sentía el zumbido de una
inyección de pánico inundando a través de mis venas. No me gustaba ser
tan vulnerable. Los sentimientos de estar atrapada como un animal
enjaulado deformaron mi mente y mis ojos se cerraron de golpe y mi cuerpo
se congeló por completo.
—Eden. —La suave voz de Ky llenó mis oídos, y finalmente abrí los ojos
para encontrarlo mirándome completamente sorprendido—. Estaba a punto
de sacar una tarjeta con mi número de la guantera.
Fue un movimiento inocente de su parte pero lo tomé como una
amenaza. ¿Qué creía honestamente que iba a hacer? Me desabroché el
cinturón de seguridad y abrí la puerta y me quedé inmóvil. Me volví para
mirarlo solo para encontrando sus ojos aún centrados únicamente en mí.
Agarré la tarjeta de negocios que tendió hacia mí y le di la más breve de las
sonrisas.
72 —Gracias por el paseo. Te veré cuando me necesites.

Dos días después.

—Fuiste creada para ser follada. Te he estado observando durante


mucho tiempo y he querido tener una idea de esta vagina y ahora aquí
estamos. Súbete en esa cama y ábrete de par en par porque mi lengua quiere
tus dulces jugos.
Me desperté con un sobresalto, las sábanas debajo de mí empapadas
de sudor. Mi cuerpo se estremeció con terror, mi respiración era apresurada
y entrando en pánico. Me repetí una y otra vez que era solo un sueño, pero
todavía encendí mi luz y salté de la cama. Pensé que las pesadillas habían
terminado pero ésta había sido tan real. Juro que él podía oler mi cuerpo,
que estaba sobre mi piel y reclamaba su propiedad una vez más. Jalé de mi
pijama en medio de mi habitación, rasgando la tela que parecía
estrangularme, permitiendo que su olor me penetrara. Necesitaba esto fuera
de mí. Corrí a la ducha y abrí solo el agua caliente. Necesitaba la sensación
de ardor, sentir como si estuviera siendo completamente destruida por el
calor y el vapor que le daban sensación a mi cuerpo. Froté mi cuerpo en
crudo, utilizando una botella entera de mi gel de baño favorita en el proceso
y concentrándome en el área entre mis piernas. Necesitaba que se fuera. Mi
mente no podía comprender que había pasado hace cuatro años, que el
sueño no era real. Mi cuerpo se deslizó por la pared de azulejos hasta que
me senté en el suelo y puse mis rodillas en mi pecho, esto era tan
increíblemente real y ahí estaba yo, sola.
Me senté bajo el chorro del agua hasta que se volvió helada y provocó
que un escalofrío corriera por mi espina. El tiempo se perdió para mí. Salí
de la ducha y envolví mi cuerpo con una toalla y me arriesgué y me miré en
el espejo. La chica que me miró parecía asustada, como si estuviera
empezando a retirarse del mundo. Odiaba estar sola durante tanto tiempo.
Siempre tenía a Tori a solo una habitación pero aquí estaba en una
habitación de un hotel, en la localidad que más temía, y no tenía nada a que
73 agarrarme.
Mi celular sonó de golpe en la mesita al lado de mi cama, haciendo que
apartara la mirada de la chica en que me estaba convirtiendo. Era casi
medianoche y aunque me había ido a la cama relativamente temprano,
estaría fresca para mi primera reunión de la mañana, sabía que el sueño
ahora me evadiría. Miré la cama y supe que no estaría durmiendo allí. Las
sábanas estaban empapadas, y no podía pensar en nada peor que estar de
vuelta en la cama. Agarré mi celular y me moví hacia la silla de salón que
estaba cerca de la puerta de cristal que daba al balcón. Supongo que sería
mi refugio para pasar la noche.
Una sonrisa sorprendida se filtró sobre mis labios mientras miraba la
pantalla y vi el nombre de Ky. Habían pasado dos días desde que huí de su
auto y esta era la primera vez que había oído de él.
Ky: ¿Estás lista para mañana?
Eden: Estoy tan nerviosa que no puedo dormir.
Bien técnicamente no era una mentira.
Ky: ¿Te habría contratado si no pensara que eras la mejor?
Eden: Vamos a ver lo que piensas después de la junta.
Ky: Voy a tomar eso como un reto.
Eden: ¿Quién estará allí mañana?
Ky: ¿Qué? ¿No soy lo suficientemente bueno?
¡Oh, Dios!
Eden: No quise decir eso. Está bien. Lo siento.
Ky: Estaba bromeando Eden. Mañana te reunirás conmigo y
Simon Davenport que ahora dirige la oficina de Los Ángeles de
Publicaciones Anderson.
Eden: Mierda.
Puse mi teléfono en mi regazo. Estaba ampliamente despierta, y sabía
que el sueño seguiría eludiéndome. Me confundía cómo un simple par de
textos de Ky me habían proporcionado el sentido de calma y paz que
necesitaba.
Miré por la ventana al cielo de medianoche y me pregunté cuando
terminarían todas las pesadillas y constante el pánico. Quería olvidar lo que
pasó, pero sabía que siempre estarían conmigo. De alguna manera tenía que
74 encontrar una manera de detener los horribles recuerdos de que acabaran
con mi vida.
Estar de vuelta aquí definitivamente no ayudaba. Tenía seis semanas
que necesitaba para sobrevivir y entonces me iría.
Para siempre.
Ky
V
agué por mi apartamento antes de la salida del sol. Hoy era día
de reuniones. Simon Davenport sobrevolaba desde Los Ángeles
para discutir la editorial que Eden haría. Se esperaba que la
banda llegara dentro de dos semanas. Me encontraba en la cocina en mi
estado somnoliento y encendí mi cafetera, desesperado porque un poco de
cafeína corriera a través de mis venas y me trajera a la vida. Mi noche no
había salido como esperaba, y estaba seguro que no había esperado los
75 mensajes de texto Eden a la medianoche; Me sentía como un puto
adolescente.
Ella estaba haciéndome uno a un ritmo malditamente rápido, y me
traía cerca de la locura.
Había pasado los últimos dos días pensando en su reacción en el auto.
Me había sorprendido, confundido y preocupado. La parte más impactante
era que la necesidad de protegerla que sentí en Delight había vuelto a un
ritmo rápido. Cuando la vi congelada en el auto quise nada más que envolver
mis brazos alrededor de ella hasta que el miedo que era evidente en su rostro
se hubiera disuelto.
Regresé a mi habitación mientras el café hervía en la distancia y agarré
mi teléfono de la mesita de noche. Inmediatamente me moví hasta que llegué
a mis mensajes. Volví a leer el último mensaje que había recibido de ella.
Eden: Mierda.
No había respondido. El mensaje había llegado justo después de que
finalmente me había dormido.
El reloj de mi mesita de noche mostraba que eran las cinco y media de
la mañana cuando por fin le escribí en un texto rápido que sabía que leería
cuando se despertara.
Ky: Siento haberme dormido. No tienes ninguna necesidad de
estar nerviosa. Estarás bien.
Cerré mi teléfono y me dirigí de nuevo a través de mi apartamento y me
serví una taza de café.
El timbre de un mensaje entrante me impactó. ¿Quién demonios se
despertaba a esta hora?
Eden: Gracias :)
¿Qué demonios estaba haciendo despierta?
Ky: ¿Por qué estás despierta tan temprano? Pensé que era el único
loco despierto a estas horas.
Eden: No me dormí. No pude cerrar mi cabeza.
Leí su mensaje de nuevo y suspiré fuertemente. Durante la mayor parte
de la noche también tuve el mismo problema, pero era por razones
completamente diferentes. Golpeé el mostrador mientras trataba de pensar
76 en lo que posiblemente podría decirle en el mensaje. Pasó un minuto, luego
cinco, y luego ¡a la mierda!
Ky: Te voy a comprar un Red Bull y a llevártelo a la oficina.
Esa fue bonita Ky, que puta gran remontada. Gemí y mentalmente me
di un puñetazo en el estómago y me ocupé en cocinar el desayuno.

—Eden llegó.
La cabeza de Lauren hurgó desde la puerta de mi oficina, y sonrió con
complicidad hacia mí mientras anunciaba la llegada de Eden. Asentí y me
volví para mirar mi portátil y vi la hora.
Había llegado temprano.
El sonido de su voz resonando mientras le agradecía a Lauren me llamó
la atención.
Jalé una respiración profunda mientras el sonido cesaba. Ella estaba
en mi puerta. ¿Por qué diablos estaba nervioso? La puerta se abrió
lentamente y la cabeza de Eden se asomó. Una vez más, no se molestó en
llamar. Eso me gustó.
—¿Está bien si paso? —preguntó en voz baja. Simplemente asentí.
Vi como Eden daba un tímido paso por la puerta de mi oficina.
Aproveché el momento para ahogarme con la vista de ella. Llevaba un
sencillo vestido negro que abrazaba sus curvas con tanta fuerza aún tan
perfectamente, mostrando solo lo suficiente para hacer que el escote me
centrara por un segundo demasiado largo. Mis ojos recorrieron su cuerpo y
aterrizaron sobre sus tacones. Púrpura, altos, y pecaminosamente sexys.
No me jodas.
Tenía las mejillas sonrojadas bajo la intensidad de mi mirada oscura y
mi ego se disparó. Había conseguido esa reacción de ella, con solo mirarla.
—¿Por qué me miras así? —preguntó en voz baja, sus ojos cayendo por
un momento al piso de abajo—. ¿Hay algo de malo en lo que estoy usando?
No podía estar hablando en serio. —No tienes absolutamente ni idea,
¿verdad?
77 —¿Sobre? —El tono azulado en sus ojos me cautivó con su realización.
Ella hablaba en serio.
Realmente no tenía ni idea.
—Qué…
El suave golpe en la puerta puso un alto a nuestra conversación.
Probablemente fue lo mejor, porque me impidió derramar mis pensamientos
por todo el lugar. Eden se movió sobre sus tacones y se volvió hacia la
ventana y miró hacia fuera a la ciudad. Cerré mis ojos con fuerza e inhalé
dos respiraciones profundas, rezando para que la calma se hiciera cargo de
mi cuerpo y mente altamente impredecibles.
—Adelante.
Lauren abrió la puerta de mi oficina lentamente y en el momento en
que entró sus ojos se movieron entre Eden y yo en lo que solo podría
describirse como expectativa. ¿Qué esperaba realmente que estuviera
sucediendo? Tosió discretamente para ganarse la atención del Eden, quien
entonces se volvió bruscamente.
—Simon Davenport llegó. —Sus mejillas sonrojadas instante—.
También trae a otra persona con él. —Lauren volvió su atención a Eden, y
no me perdí el brillo en sus ojos o la pequeña sonrisa que revoloteó sobre
sus labios. Juro que empezaron comunicarse sin decirse ni una palabra una
con la otra. Las miré como si hubieran usado algún código de chicas raro.
Estaba confundido como la mierda.
—Gracias Lauren. Envíalo aquí.
Lauren se deslizó por la puerta dejándonos a Eden y a mí solos.
Comencé a poner en orden mi escritorio, y no pude evitar notar que Eden
jugueteaba con sus manos mientras estaba de pie torpemente en medio de
mi oficina, con los ojos bajos al suelo de mármol. Crucé la habitación hasta
que estuve de pie justo delante de ella. Sus ojos azules se levantaron y me
miraron con tanta inocencia, con tanto nerviosismo, tan intrigados.
Agarrando sus manos en las mías, las sentí tensarse ligeramente sin
embargo, ella no se alejó. En todo caso, juré que se acercó a mí.
—Es necesario que te calmes. Eres brillante en lo que haces. ¿Te habría
contratado de otra manera? —La más pequeña de las sonrisas nadó sobre
sus labios y sus manos apretó la mía siempre tan ligeramente. Lo tomaría—
. Triunfarás en esta reunión, ¿de acuerdo?

78 Ella asintió.
La conduje hacia el asiento vacante en el lado opuesto de mi escritorio.
Ella me soltó la mano y se sentó, cruzando las piernas sobre sus rodillas.
Sí, el borde de su vestido se levantó en el proceso.
De mala gana y cuidadosamente alejé mis ojos de su parte superior del
muslo y miré hacia la puerta mientras se abría.
Simon Davenport cruzó la puerta con una presencia que merecía
respeto. Era un australiano loco que no tomaba mierda de nadie. Era famoso
por ser brutal en la sala de juntas, y me asustaba como la mierda en el
mejor de los momentos, pero también era alguien con quien sin duda
disfrutaba trabajando. Era un hombre de pocas palabras, pero
recientemente cada correspondencia en la había participado me hablaba de
su nieto Max, de Savannah, de la chica australiana hermosa con la boca
llena de descaro que era lo más cercano a su hija como nadie y de su yerno,
Tate quien era dueño de los bares Red Velvet.
Simon me saludó con un apretón de manos y una palmada en la
espalda. De pie junto a él estaba un tipo que parecía similar a mi edad y de
inmediato lo reconocí como el hombre frente a la banda que estaría siendo
presentado en la siguiente edición.
—Tú debes ser Eden Rivers. —El acento de Simon era todavía grueso
incluso después de vivir en los Estados durante unos años.
Eden se levantó de su asiento y se movió hasta que estuvo de pie a mi
lado. Exudaba confianza, y a mí, como la mierda me encantó. La sonrisa en
su rostro, la forma en que sus hombros estaban hacia atrás, y el brillo en
sus ojos me mostró que sabía exactamente lo que estaba haciendo. Esta era
la Eden Rivers que quería ver.
—¿Qué diablos? —El hombre tatuado cuestionó con asombro y la
siguiente cosa que supe es que Eden estaba en sus brazos y no había
absolutamente ningún miedo en su rostro. Ella estaba muy emocionada.
—Muñeca ¿qué estás haciendo aquí? —continuó.
Muñeca.
Él tomó su rostro y dejó caer sus labios en su frente, mientras de
inmediato la más dulce de las sonrisas aparecía en su rostro. Estaba
perdido. Total y absolutamente perdido.
—Asumo que se conocen entre sí.

79 Mi declaración salió más dura de lo que pensé y de repente estaba bajo


el escrutinio de todos en la sala. Simon me lanzó una sonrisa mientras el
chico que todavía tenía sus brazos alrededor de Eden finalmente daba un
paso atrás y sus ojos se movían entre Eden y yo sospechosamente.
—Blake y yo somos amigos de siempre —dijo Eden con una enorme
sonrisa en su rostro.
—Ky, este es Blake Ryan, representante de The Fallen. Ellos serán la
banda característica de la sesión. También es un molesto dolor en mi trasero
casi todos los días. —Simon se presentó y Blake tendió su mano que
estreché con firmeza.
—Bueno, ¡esto solo hace que estar aquí valga mucho más la pena! —La
emoción contaminando la voz de Eden no se perdió.
Bueno, eso fue una patada en el estómago, y no pude ignorar el giro en
mi corazón y el punzón a mi ego. No podía dejar que se mostrara sin
embargo. Era simplemente el tipo que estaba pagándole a Eden por un
trabajo mientras el hombre al que le estaba sonriendo era alguien con quien
parecía muy amable.
Me sacudí el sentimiento de derrota y me volví en Ky modo Crawford —
en el Ky Crawford que trabajaba horas obscenas, que no permitía que las
mujeres llegaran a él, y que con seguridad no dejaba que los celos nublaran
sus pensamientos.
—Bueno, basta de ponerse al día. ¿Podemos todos tomar asiento y
ordenar los detalles?
Eden se apartó de Blake y regresó al asiento frente a mí. Necesitaba
tener mis emociones bajo control y ya era hora de poner esta reunión en
curso. Finalmente levanté mis ojos desde mi portátil y caí en sus ojos azules.
Ella me miraba con aprensión y podía ver que los nervios estaban
comenzando a reaparecer. Me estiré sobre el escritorio y cubrí su mano con
la mía, dándole un rápido apretón de ánimo. Sus labios se torcieron en una
sonrisa perfecta y ante mí vi encenderse el interruptor de confianza de Eden
Rivers.
—Eden, si pudieras empezar por decirnos lo que prevés para la sesión
y después lo que vas a requerir de nosotros con el fin de llevarlo a cabo —
sugerí y fuera de la esquina de mi ojo vi a Simon sonriéndome como un tonto
completo.
Eden me sorprendió. Oírla hablar de sus ideas y de su visión para el
rodaje fue increíble. Tenía ideas para todos los disparos que estaría
80 haciendo, nos informó de sus requisitos, del marco de tiempo que iba a
necesitar y nos dio ejemplos de diferentes técnicas y estilos que quería
incorporar. Ella estaba en su elemento.
Finalmente conseguí involucrarme en la reunión y entré en modo
negocios. Di mis direcciones y expectativas, y Eden las analizó
estrechamente con la más pequeña de las sonrisas jugando en sus labios.
Para ser honestos, fue un giro mostrarle lo que hacía, cómo lo hacía, y lo
que esperaba. Estaba en mi elemento. Cuando la reunión llegaba a su fin,
el teléfono de Blake sonó y él dio un salto y se excusó. Había decidido que
la sesión principal tendría lugar en dos semanas y que Eden acompañaría
a la banda al estudio donde estaban
grabando su último disco y donde la sesión también se haría.
—Si terminamos, creo que debería regresar al hotel y tratar de poner
mi cabeza alrededor de esta reunión y comenzar a explorar algunas
localidades. Fue realmente genial conocerte y gracias de nuevo por esta
oportunidad. —Eden sonrió agradecida hacia Simon y le estrechó la mano
con confianza después de que se puso de pie.
—El placer ha sido todo mío. Este tipo no ha parado de exaltarte. —
Simon hizo un gesto hacia mí, y apreté los dientes. Ella no necesitaba saber
que cada conversación reciente que había tenido con Simon la involucraba
de alguna manera, pero era verdad, y claramente le estaba encantando cada
minuto de divulgarlo.
Los ojos de Eden se encontraron con los míos, y sentí mis labios
temblar en una sonrisa sutil. —Te acompañaré afuera.
Sabía que todavía tenía más para discutir con Simon, pero quería un
momento con Eden antes de que desapareciera. Tras sacarla de mi oficina
e ir por el pasillo hacia los ascensores, me quedé en silencio. Tenía mil
millones y de cosas que quería preguntarle, y tantas cosas que le quería
sugerir, pero parecía que había perdido mis bolas en algún lugar durante
esa reunión.
—Así que vas a decirme hoy… —empecé a preguntar.
—¡Eden! ¡Espera!
Ambos nos volvimos al oír el sonido de la voz de Blake y vimos mientras
corría por el pasillo con una enorme sonrisa plasmada en su rostro.
—Tú, Colby y yo tenemos que cenar mientras estamos aquí. A él le
encantaría ver a su chica.
Las facciones de Eden se suavizaron cuando lo miró. —¿Colby está
81 aquí? —preguntó sin aliento.
Bien, ahora ¿quién diablos era Colby? ¿Y por qué el sonido de su
nombre la hacía ruborizar?, y lo más importante, ¿qué diablos había en el
significado detrás de su chica?
—Mierda, me tengo que ir, pero te llamaré cuando estamos todos aquí
y organizaremos algo. ¡Estoy tan jodidamente feliz de verte! —Blake se
inclinó y le dio un beso en la mejilla y me dio un guiño sólido antes de correr
por el pasillo y desaparecer en el ascensor, dejando a Eden sonrojada y a mí
en algún estado de confusión.
Después de que vio a Blake desaparecer en el ascensor, Eden se volvió
hacia mí. Con una sonrisa, levantó la mano a su cabello y procedió a desatar
su trenza y con el dedo comenzó a deshacer su cabello hasta que rizos
sueltos colgaron sobre los hombros. No creo que respiré todo el tiempo que
lo hizo. Ese simple movimiento se disparó directamente a mi pene que
disfrutó de él tanto como mis ojos. No tenía ni puta idea de nada.
—Ky, Eden, acabo de ver que faltó una firma en el contrato. —El acento
australiano grueso de Simon sonó en la puerta de mi oficina abierta. Eden
y yo nos dirigimos de nuevo a mi oficina, su huida se frustró.
—Lo entendiste mal —murmuró Simon en voz baja mientras lo pasaba.
Le lancé una mirada que gritaba “enojado” y fui directamente a mi escritorio,
mientras Eden se quedaba en la puerta. Mierda.
¿Ella lo habría oído? Sus mejillas no estaban rojas, así que asumí que
era ajena a la ridícula declaración de Simon.
Garabateé mi firma en la hoja de papel frente a mí y luego me deslicé a
través de la mesa hacia Eden.
—Bueno voy a irme. Ustedes chicos pórtense bien —sugirió Simon con
una sonrisa.
La puerta se detrás de él sonó y Eden y yo nos quedamos solos en mi
oficina. Eden había cruzado la habitación y ahora se quedó mirando una
obra de arte que había encargado de un artista emergente local. Mi cabeza
me gritaba que me fuera, que desapareciera y que me fuera a comprobar
algo, sin embargo, mi cuerpo se negaba a escapar de la tentación delante de
mí.
—Te dije que no tenías nada de qué preocuparte. —Mi voz la sobresaltó,
y se dio la vuelta para mirarme a la cara.
—Estaba muy nerviosa. Juro que tartamudeé en un punto. —Su risa
82 suave llenó mis oídos.
Me aparté del escritorio y crucé la oficina hasta que me puse de pie a
su lado. Su mirada cambió de nuevo a la pintura, y permanecimos en
silencio mientras nos perdíamos en nuestros pensamientos. Mi mente
regresó al comentario de Blake sobre Colby, y eso se sentó precariamente
en mis pensamientos, colgando y haciéndome bromas.
—No sabía que eras la chica de alguien.
Ella se volvió hacia mí y sus ojos dijeron mil palabras antes de que
finalmente hablara.
—No soy la chica de nadie.
No sé qué me pasó. Todo sentido de la realidad de repente se escapó en
mi oficina y perdí el control. Di un paso hacia ella y metí suavemente su
cabello detrás de su oreja y uno de mis brazos rodeó su cintura. Mis sentidos
fueron superados por su perfume y el olor de su champú. Sus ojos se
abrieron y el momento en que cayeron a mis labios no pude detener el deseo
rugiendo a la vida. Metí la cara cerca de la ella, apreté mis manos en su
cintura, y entonces sentí su afilada exhalación de aliento en mis labios con
antojo.
—No. ¡No! —suplicó ella, levantando sus manos a mi pecho y
alejándose.
Tropecé de nuevo sabiendo que estaba completa y totalmente jodido.
—Mira Eden…
No tenía otra palabra. En cuestión de segundos ella estaba corriendo
de mi oficina abandonándome hundido en un pozo de confusión y ansiedad
al mismo tiempo que estaba siendo tragado por la necesidad cruda de esta
mujer.

83
Eden

U
n minuto había estado flotando en las nubes, perdida en la
presencia de Ky Crawford, y al siguiente estaba huyendo del
edificio, respirando con dificultad, como si estuviera en llamas.
La reunión salió mejor de lo que jamás hubiera imaginado. Mi confianza
84 se encendió en el momento en que empecé a hablar y ambos Ky y Simon
habían caído en un trance de silencio mientras absorbían mis ideas y
visiones para el rodaje. No podría haber pedido nada más. Entonces hubo
un momento cuando cerré los ojos con Blake Ryan, uno de mis amigos más
cercanos que parecía haber olvidado hablarme de esta pequeña reunión. Me
sentí como si hubiera caído en un universo suplente viéndolo de pie delante
de mí, pero no podía ignorar la sensación de calma que nadó a través de mí
en el instante en que me sostuvo en sus brazos. Luego de descubrir que
Colby estaría en la
ciudad, era casi demasiado para comprender.
Y luego estaba Ky.
El confundido pero intrigante Ky Crawford.
Corrí por la acera tan rápido como mis estúpidos tacones altos me lo
permitieron. Mi mente se mantenía reproduciendo la sensación de aliento
de Ky bailando en mis labios y el peso de su mano, tan delicadamente pero
con tanta propiedad, en mi cintura mientras me detenía en la firmeza de su
pecho. Fue tan inesperado, tan aterrador, sin embargo, tan emocionante y
eso fue lo que me asustó.
Le había dicho que no.
Dije la única palabra que me prometí que nunca diría. ¿Qué demonios
había estado pensando? No había medido las consecuencias, eso significaba
dolor, significaba tormento, significaba ramificaciones, y era solo cuestión
de tiempo antes de que se desataran en mí. Ky vendría por mí porque le dije
que no.
En el momento en que el taxi se detuvo frente al hotel, me di cuenta
que tenía un mar de gente en el vestíbulo para atravesar antes de llegar al
santuario de mi habitación. Afortunadamente mi habitación estaba en la
planta baja, así que no me enfrenté con el torpe ascensor lleno de extraños
mientras me venía abajo. Le pagué al taxista, salí disparada del taxi y con
la cabeza agachada, me moví a través del vestíbulo, por el pasillo hasta que
mis ojos finalmente encontraron la puerta que me llevaría a la seguridad.
Fue solo después de que la había cerrado la puerta detrás de mí que
finalmente admití todo con un suspiro tembloroso. Mi exhausto cuerpo se
deslizó por la parte de atrás de la puerta de madera pulida y caí en un
montón en el suelo mientras mi seguridad en la soledad llegaba. Una
cascada de lágrimas se deslizó sobre mis mejillas mientras llevaba mis
85 rodillas a mi pecho. Esta era mi vida. Esto era con lo que había estado
viviendo. Eran esos momentos de intenso pánico que se apoderaban de mí,
la confusión y la pelea de mi corazón contra mi cabeza y la batalla constante
de si alguna vez podría tener una relación normal, con sentimientos
normales, con reacciones normales hacia un hombre. Esta era la realidad
que me había impuesto y el miedo que adornaba cada respiración.
El miedo era algo devastador. Te agarraba hasta el punto de dejarte
completamente incapacitada y de tragarse todo pensamiento racional que te
era dado. La parte más aterradora del miedo era que tenía el potencial de
destruirte por completo si se lo permitías.
No sé cuánto tiempo me quedé allí sentada. Mi cuerpo apretado hasta
que estuve rígida y congelada jadeando por el aire que podía reunir. Jeremy
decidió aparecer detrás de mis ojos y una y otra vez me mostró todo lo que
me hizo quien era hoy. Cada vez aparecía en esa pesadilla, revivía el dolor,
la agonía, el brutal dolor que me entregó. Probé todos y cada uno de esos
asquerosos besos con sabor a whisky que plantó en mi boca y mi cuerpo me
dolió mientras sentía cada insoportable forzada entrada, tomando mi cuerpo
sin mi consentimiento. Cerré mis ojos, orando por algo, cualquier cosa que
me llevara lejos de esto.
El sonido familiar de una llamada entrante, finalmente me ofreció mi
deseado consuelo, alejándome de mi dominado miedo desapareciendo. Dejé
caer mis manos alrededor de mis rodillas y me deslicé desde el suelo para
agarrar mi bolso que había arrojado a la cama. Busqué mi teléfono y saqué
el artefacto vibrando. El nombre Ky apareció en la pantalla. Su acción me
había llevado allí, pero ahora me estaba salvando de la pesadilla de Jeremy.
Miré su palpitante nombre delante de mí, y por un momento me pregunté si
debía contestar. Apreté mi dedo en el botón de rechazar y su nombre
desapareció de mí.
Puse mi teléfono en silencio y lo metí en lo profundo del agujero negro
de mi bolsa. Todavía era temprano, apenas medio día, pero lo único que
quería hacer era olvidar. Estaba dando tumbos por el conocido camino de
la autodestrucción y en el momento en que mis ojos se clavaron en el mini
bar mis oraciones silenciosas fueron contestadas.
Vodka.
El vodka resolvería todos mis problemas. Mis codiciosas manos
pidieron abrir la nevera y recoger seis botellas. Las acuné fuertemente
contra mi pecho como si fueran mi apreciada posesión y me dirigí a través
86 de la habitación hasta la cama poco atractiva, colapsando en la colcha floral
con un suspiro.
Tiré mi cabeza hacia atrás y la botella entera de vodka desapareció. La
quemadura de su espíritu cayó en cascada por mi garganta, finalmente, me
hizo sentir algo normal, haciéndome sentir viva, y de alguna manera loca
por sentir en control. Esta era la razón que tenía una peligrosa y seductora
relación con el vodka. Me daba todo lo que necesitaba y cuando mis
pensamientos llegaban a ser demasiados, me permitía desaparecer. Una
botella se convirtieron en dos y dos botellas se convirtieron en tres antes de
que mi cabeza empezara a llenarse de niebla; mis ojos comenzaron a vagar
con la embriaguez, y sentí las olas de la inconsciencia llenarme. Mi cuerpo
se moldeó en el incómodo colchón, todavía con el vestido negro que había
llevado a la oficina, y en el momento en que estuve a punto de caer en los
hoyos de un coma inducido por el vodka, Ky me vino a la cabeza.
Una única lágrima escapó de mi ojo y goteó sobre mi mejilla mientras
su maravillosamente guapo rostro y esos cautivadores ojos nadaban a través
de mis pensamientos. Estaba tan confundida. Por una fracción de segundo,
cuando sus labios deliciosamente regordetes se movieron cerca de los míos,
imaginé que tendría un sabor similar, cómo hubiera sido entregarme
completamente a mí misma a él. Había olvidado quién era. Me había
permitido olvidarme de todo lo que se cernía sobre mí.
Pero sabía que no podía dejarlo.
Golpe, golpe, golpe.
En el momento en que mis ojos pidieron abrirse, mi cabeza comenzó a
gritar asesinato hacia mí.
El vodka había salido victorioso una vez más. El cuchillo torciéndome
en mi cabeza no cesó cuando lentamente me senté en la cama y miré para
ver la salida del sol lentamente en el horizonte.
—Eden, por favor abre la puerta.
La profunda voz de Ky penetró la puerta del hotel. Desesperadamente
miré alrededor del espacio por un escape, pero no había ningún lugar para
87 correr. Bajé con cautela de la cama, tiré del dobladillo del vestido que se
había levantado a mis caderas sobre mis muslos, y tropecé hacia la puerta.
Ni siquiera tuve que mirar en el espejo para saber que me veía como un lío
colgado y trágico. Con manos temblorosas abrí la cerradura de la cadena y
luego la cerradura principal.
Di un paso de la puerta, sin abrirla.
—Está abierta —dije lo suficiente fuerte para ser escuchada. En menos
de dos segundos la puerta voló abierta y Ky se precipitó dentro. Todavía
tenía la misma ropa que llevaba puesta el día anterior, y parecía que no
había pegado el ojo.
Lo observé de cerca. Sus ojos buscaron en la habitación que nos
rodeaba y en el momento en que aterrizaron en las botellas vacías de vodka
suspiró y se pasó las manos por el rostro. Grandioso, no solo pensaría que
era una loca por huir, ahora pensaba que era una borracha.
Dio dos pasos hacia mí y retrocedí, mi mano fue tras de mí por algo a
que aferrarse y mis ojos cayeron a la alfombra azul brillante en el piso de
abajo. Mi mano encontró la tela de la silla de la esquina, y estuve atrapada.
—Mírame. —Su voz salió calmada, ni un gramo de fuerza detrás de
ella—. Eden, por favor.
Mis ojos recorrieron su cuerpo mientras las levantaba del piso y las
dirigía a su rostro. La tristeza, confusión y desconfianza me encontraron
cuando caí en sus ojos.
—¿Por qué huiste? —susurró con pregunta.
—Te dije que no. No quiero que me duela decirte que no. No debería
haber dicho que no.
El color desapareció inmediatamente de su rostro, y dio un paso lejos
de mí. Lo observé de cerca sin saber qué esperar. Su presencia me
confundió, intimidándome, sin embargo, me cautivó drásticamente. La idea
de él lastimándome me dejó en el momento en que me miró con ojos que
estaban erizados de preocupación, como si estuviera temeroso y
arrepentido.
—¿Pensaste que te iba a lastimar? —Sus palabras fueron apenas un
susurro y me miró esperando mi respuesta—. Eden, respóndeme. ¿Creías
que te haría daño?
—Sí. No sé. —Me atraganté, y por primera vez, estaba usando un sí
honesto.
88 Su rostro palideció y se tambaleó sobre sus pies como si hubiera sacado
el aire de sus pulmones.
Se dejó caer al borde de la cama y su cabeza cayó a sus manos. No
tenía ni idea de qué hacer así que me quedé de pie, mirando a un hombre
que exigía respeto y que tenía una fuerte presencia desmoronándose ante
mis ojos.
—Nunca te haría daño Eden. Nunca. Nunca debí haber pensado
besarte.
—¿Así que no quieres besarme? —espeté antes de tener la oportunidad
de detenerme.
Cerré los ojos ante la estupidez de mi pregunta. Ahí estaba yo con el
hombre del que hui, pero ahora no podía ignorar la punzada de decepción
que sentí cuando me dijo que no quería besarme.
Ky levantó la cabeza de sus manos y sus ojos estaban oscuros mientras
me miraba. Dudó por un breve momento antes de levantarse de la cama y
dar un paso hasta que su pecho estuvo a pocos centímetros del mío. Podía
sentir el calor que salía de su cuerpo, y estaba segura de que podía escuchar
mi corazón latir con fuerza en mi pecho.
—No quiero nada más que degustar tus labios, pero sé que no debería.
Joder quiero besarte Eden, pero también tengo que aprender a comportarme
cuando se trata de ti. —Cruzó los brazos sobre el pecho, como si estuviera
tratando de detenerse a sí mismo de estirarse y tocarme.
—Me interesas Eden. Hay algo en ti que quiero tener. Tienes esta
inocencia en ti, pero luego veo un destello en tus ojos que me dice que hay
una descarada mujer encerrada que necesita ser desatada, que necesita la
oportunidad de libertad. Me llamaste la atención la primera vez que te vi, y
no te me has perdido desde entonces.
—Nunca te di las gracias por lo que hiciste —admití tímidamente—. Por
salvarme de ese tipo.
—No tienes que darme las gracias por protegerte. Debería haberlo
hecho antes, y por siempre lamentaré eso. —Su voz se quebró con sus
palabras, y movió la cabeza ligeramente—. Debo irme.
Ky se movió a la puerta con pasos fuertes y se detuvo cuando llegó a la
manija. Me miró por encima del hombro, y sus ojos me suplicaron. —Nunca
tengas miedo de decirme que no Eden. Sé que habrá un momento en que
89 necesitaré que digas no.
Ky
E
lla pensaba que iba a hacerle daño.
Pensaba que tenía el potencial de putamente lastimarla.
Salí corriendo de la habitación momentos antes de que
las manos retorcidas de ira se apoderaran de mí.
Todo lo que había admitido conmigo fue como un recordatorio de cuán
90 atormentada y jodida vida podría tener. Había cruzado una línea muy
nebulosa ayer cuando me había movido para besarla. ¿Qué diablos estaba
pensando? No estaba pensando, y ese era el maldito problema. Eden Rivers
hacía que rápidamente perdiera todo sentido de la realidad.
Dejarla en esa habitación de hotel era la cosa más inteligente que pude
haber hecho. Si me hubiera quedado un minuto más, me habría roto. Le
hubiera pedido besarla y con las palabras de Tori constantemente rondando
“ella no puede decir que no”' Sabía que era solo cuestión de tiempo antes de
que se rompiera.
Con frustración filtrándose por todos mis poros, me apresuré a mi
apartamento. Necesitaba una distracción, tenía que satisfacer y hacer buen
uso de las endorfinas aumentando sin parar a través de mi cuerpo. No podía
dejar de pensar en ella y mi mente continuamente se burlaba con recuerdos
de su rostro cuando había admitido su miedo.
Tiré mis llaves a la isla de la cocina y con fuerza saqué mi teléfono de
mi bolsillo y marqué el número de Josh. Después de dos timbres contestó y
no le di la oportunidad de hablar.
—Josh necesito hacer ejercicio —rugí en el teléfono mientras entraba
en mi habitación y me dirigía hacia mi tocador.
—Y dile hola a tu hermano demasiado grande.
—¿Estarás trabajando conmigo o no? —No tenía tiempo para sus
observaciones listillas.
—Te veré en tu casa en diez minutos.
No me molesté en contestar. Colgué el teléfono y lo tiré a la cama y lo
vi rebotar en el colchón y caer al suelo. Mi cabeza se levantó hacia el techo
y un profundo suspiro hizo erupción de mi pecho mientras mis emociones
burbujeaban encima. No podía entender su miedo hacia mí. Ella estaba más
allá de lo injustificable. Estaba injustificada. Fuera de lugar. Lo único que
no sabía de mí era que era un pinchazo terco y que ahora estaba más
decidido que nunca a estar dentro de su cabeza. A torcer mi camino a sus
pensamientos, a sus miedos, a su aparentemente peligroso hábito de decir
que sí a todo. Me gustaría hacerme decir que no y que lo diga con razón y
ver que no debería tener miedo de hacerlo.
—¿Dónde está el hijo de puta de mal humor? —Josh cuestionó desde
la sala de estar.
—En el dormitorio.

91 Momentos más tarde él llenó la puerta y me dio una mirada inquisitiva.


—Entonces, ¿qué te hizo arrastrar el trasero y morir?
—Vamos a ir al gimnasio.
Dos horas más tarde había golpeado, corrido, remado, y dado una
patada hasta expulsar la última gota de frustración sobrante de mi cuerpo.
El sudor goteaba de mi cuerpo y mis pulmones me dolían mientras ansiaba
el aire que había sido robado. Finalmente la calma me llenó. Josh me miraba
de cerca, esperando que me abriera y le dijera lo que había causado mi
estado de ánimo súbito y enojado. Los dos tomamos una ducha y luego nos
dirigimos al bar más cercano que pudimos encontrar.
—Entonces, escúpelo —exigió, sentado a mi lado en el bar después de
ordenarnos a los dos una cerveza.
Una cosa acerca de mi hermano era que nunca se rendía en averiguar
qué estaba molestándome. Sabía todo lo que había qué decir y qué hacer
para conseguir que me abriera, incluso si era de la manera más brutal.
Estuvo allí durante mis más oscuros días, cuando su pesar rasgó a través
de mí, cuando creía que no me merecía la vida que se me daba y me mantuvo
a salvo del abismo más veces de las que me gustaría admitir.
—Casi besé a Eden ayer, y ella se asustó completamente. Así que fui a
verla el día de hoy y estaba tan asustada, tan aterrada de mí. Pensó que le
haría daño porque me dijo que no.
—¿Qué carajos? —exclamó con los ojos muy abiertos.
—Ella me está haciendo cosas hombre. Pensé que podría resistirme.
Joder, tengo que resistirme a ella, pero desde esa primera noche solo tengo
que tenerla en mi vista. Me siento atraído por ella como una maldita polilla
a la luz.
—¿Ella lo sabe? —preguntó él en voz baja.
Me volví a Josh y suspiré antes de responder. —No sabe nada.
—Estás pisando aguas peligrosas hermano.
Sabía que estaba en lo cierto.

92
Habían pasado dos días desde que había visto a Eden. No había tenido
contacto con ella, y ella no se había puesto en contacto conmigo. Nuestra
conversación y todo lo que siguió ocurriendo llenó mis pensamientos.
Estaba tan jodido, porque cuanto más tiempo estaba lejos de ella, más
pensaba acerca de ella. Me zambullí en el trabajo, trabajando desde el
amanecer hasta después del anochecer sin embargo todo todavía me venía
a la memoria. Veía su nombre aparecer en los correos electrónicos, me
enteré de que había venido a recoger las cosas de Josh o Lauren, y juro que
incluso olí su perfume en el ascensor una vez. Estaba total y completamente
arruinado.
La puerta de mi oficina se abrió y Ashlyn se pavoneó en ella como la
mujer de una misión. Alcé los ojos de mi ordenador portátil mientras ella se
obligaba a ir a la esquina de mi escritorio. Eran cerca de las 5:00, así que
sabía que todavía tenía una larga noche delante de mí.
—Te vas —afirmó de hecho.
—¿Y por qué habría de hacerlo? —resoplé en respuesta.
—Porque estoy harta de verte en esta maldita rutina en la que te
encajaste tú mismo. Vendrás a mi casa por cerveza y comida china.
—No tengo ninguna rutina.
—Lo que tú digas Ky. Mueve tu trasero hacia arriba y fuera de esta
oficina. Estoy estacionada enfrente, te quiero allí en cinco minutos.
Me desplomé en el sofá de Ashlyn y tiré mi cabeza hacia atrás contra
los cojines de felpa.
Ella había ganado. Había salido de la oficina. Mis ojos se cerraron, y
sentí las primeras oleadas de agotamiento dentro de mí.
—Te ves como una mierda.
Abrí los ojos pesadamente ante el sonido de la voz de Ashlyn y la vi en
el sofá a mi lado. Agarré la cerveza que extendió hacia mí y casi me la devoré
de un solo trago.
—¿Hablaste con Eden últimamente? —preguntó sin pensar.
93 Demasiado para la sutileza de Ky.
Los ojos de Ashlyn se abrieron, una reacción que no me perdí. Ella se
volvió hacia mí y bajé la botella de cerveza mientras esperaba su respuesta.
Cuanto más tiempo se tomaba más frustrado me volvía. Claramente no era
un hombre paciente.
—Sí, desayuné con ella esta mañana y luego trabajé en algunas ideas
para su primera sesión.
Ashlyn cayó contra el sofá y se centró de lleno en mí, de tal manera que
me sentí increíblemente en el borde. Era conocida por leerme como si fuera
en el mundo más que un libro abierto. No tenía que decir mierda, ella sabía
lo que estaba pensando. Eso no era bueno. Había visto esa mirada antes.
Ella estaba tomándolo todo, estaba clasificando mis pensamientos, mis
palabras, mis preocupaciones, mis miedos, y en última instancia, llegaría a
una conclusión.
—Ella está llegando a ti —susurró—. ¡No espera! Ya llegó a ti. Ky, esto
está haciendo un número en ti. Tienes que parar. Dar un paso atrás.
—No sé cómo.
En algún lugar entre sentarse en el sofá de Ashlyn y voltear mi teléfono
otra vez en mi mano por enésima vez, tuve una epifanía. No podía ignorar
que Eden estaba llegando a mí por más tiempo. Joder, si era honesto, sabía
que llegó a mí aquella primera noche, cuando decidí ser como un caballero
en armadura de mierda. Aquí era donde residía el problema. Las mujeres
nunca llegaban a mí, porque nunca lo permitía. Me cerraba. Ponía mis
paredes. A veces era un imbécil. Pero ahora Eden estaba llegando a mí. Le
había permitido llegar a mí. No había posibilidad de que esto terminara así
porque tenía el potencial para destruirnos a los dos.
Necesitaba encontrar una distracción, y sabía que tendría una
solución.
Me desplacé al nombre de Josh en mi teléfono y mi rodilla rebotó
mientras apretaba la pantalla.

94 Ky: Necesito salir esta noche.


Josh: Espera un minuto. ¿Este es realmente Ky Crawford?
Ky: Eres un tarado.
Josh: ¿Qué te pasa o debería decir que ha llegado a ti?
Ky: Nadie.
Josh: Tos Eden Tos. Ven a mi casa a las nueve.
Ky: Nos vemos entonces.

Mi idea de salir fue aplastada cuando llegué al apartamento de Josh


para encontrar que claramente no tenía planes de ir a ninguna parte.
Escuché la música en el momento en que salí de los ascensores y cuando
abrí la puerta principal estuve abrumado por todo volumen de las guitarras
y de los tambores que se mezclaban con los sonidos de risa y charla. Josh
levantó la barbilla para saludarme frente a todo su apartamento. Saludé a
un par de personas que conocía, repasando quién estaba aquí y después fui
directamente a la nevera y tomé una cerveza.
—Escuché un rumor de que estarías dando la vuelta esta noche.
Me di la vuelta para encontrar a Anna, una chica que parecía destinada
a entrar en mis pantalones en la universidad. Sus ojos estaban ardiendo de
deseo, y sus senos se derramaban fuera de su increíblemente apretado
vestido. ¿No sabía que era puto invierno?
—Sí. Estoy aquí para emborracharme. Eso es todo —la despedí y salí
de la cocina.
Mi fuga se detuvo cuando su mano se aferró a mi brazo. Me volví hacia
ella, solo para descubrir que había puesto sus ojos de cachorro y que tenía
torcidos los labios. —Anna, no va a suceder.
—Así que me estás rechazando. Una vez más. —Su voz estaba sin
aliento, y su rostro tronó de rabia, como si no pudiera creer lo que estaba
sucediendo. No era la primera vez, así que no debería ser una sorpresa.
Gemí y arranqué el brazo del de ella. —No es rechazo Anna, es evitarte.
95 La dejé de pie con la boca abierta, con las manos en las caderas, la
furia inundaba su rostro y se movió al sofá.
Muy pronto estaba abriendo mi quinta cerveza y un zumbido estaba
nadando a través de mis venas. Afortunadamente Anna me había dejado
como la mierda solo, y estaba disfrutando de la paz y de la tranquilidad.
Torcí mi cuerpo mientras el sofá se sumía a mi lado y con la botella en los
labios y a través de ojos brumosos encontré a Eden mirándome con una
sonrisa tímida.
—¿Me estás ignorando? —preguntó inocentemente, su frente se levantó
en el proceso.
Se veía fenomenal como la mierda en sus vaqueros ajustados y top
negro que se aferraba a su cuerpo, y su cabello fluía sobre sus hombros en
una apariencia de “acabo de acostarme”. Estaba en problemas. La cerveza
había disuelto mi resistencia y ahora no había una posibilidad de que mi
pene y mi cerebro se comunicaran porque mi pene se movió solo con la vista
de ella.
Me tomé el resto de mi cerveza, mirándola sobre la botella. Su rostro
estaba pasivo e ilegible, pero me encantó el tinte rosado barriendo sus
mejillas. La fiesta se arremolinó alrededor de mí, pero justo ahí en el sofá
podríamos haber estado solo Eden y yo y no me hubiera importado ni por
un segundo. Ella jaló de su pierna por lo que quedó bajo ella y se echó hacia
atrás, su rostro descansando en su mano, con la mejilla en su palma
mientras continuaba mirándome. Era como si estuviéramos leyéndonos
entre sí, a la espera del otro próximo movimiento. Bajé la botella vacía de
mis labios y la dejé caer al suelo debajo de mí.
—No sabía que estabas aquí, así que no podía ignorarte. —Su rostro
cayó e inmediatamente me sentí como un idiota—. Deberías haberme dicho
algo cuando me viste —ofrecí con una sonrisa.
—Tenías a una chica contigo. No quiero interrumpir tu cita de nuevo.
Ya hice eso una vez —afirmó, su comentario me tiró de nuevo a nuestro
encuentro en Delights cuando me acusó de estar en una cita con una de las
chicas locales allí.
Negué y sonreí. —Te lo dije antes. Esa chica en Delights no era mi cita,
y la chica con la que me viste hablando esta noche simplemente quería un
buen momento. Era rubia de todos modos, y estoy bastante seguro de que
dejé bien claro que estoy más con las morenas.
96 —¿Así que discriminas a las rubias? —Me devolvió la sonrisa y sus
dedos fueron a través de su cabello en una acción que no podía estar seguro
de que sabía que estaba haciendo.
—Bueno digamos que si te tiñeras el cabello de rubio, no te
discriminaría.
¡Mierda! Estaba coqueteando con ella. Sus ojos se abrieron fugazmente
bajo las palabras sugerentes que había escupido, no tenía claramente
absolutamente ninguna consideración de si había corrido hacia la puerta de
salida o se quedaría aquí. La más breve de las sonrisas tocó sus labios
intensificando aún más la inadecuación de mis pensamientos. Necesitaba
volver al carril. No podía coquetear con ella, no como con cualquier otra
chica que hubiera conocido antes, y sería tan jodidamente fácil enloquecerla
por completo, igual que casi haberla besado.
—Entonces, ¿cómo va toda la preparación para las sesiones de fotos?
Estoy deseando ver lo que te ocurrió. Sin duda hay mucho trabajo delante
de ti —murmuré en forma patética cambiando de tema. Gemí internamente
por la estupidez de mi pregunta.
Ella entrecerró los ojos y sacudió la cabeza ante mi absurda afirmación.
—Um, sí. Va de maravilla. Tengo un montón de ideas y de hecho estaré
trabajando en ello bastante sólidamente la próxima semana.
—Muchacha bonita, ¡tu bebida está lista! —La voz de Josh sonó desde
el otro lado del apartamento.
Eden se volvió y la mayor de las sonrisas se repartió en sus labios
cuando miró a mi hermano.
—Supongo que te veré por ahí —murmuró en voz baja mientras se
levantaba a sí misma del sofá. Nuestros ojos se encontraron el uno con el
otro, y supe que estaba siendo absorbido. Me estaba perdiendo.
A la mierda las cervezas. ¿Por qué creía que la bebida sería una buena
idea?
Eden se fue rápidamente, cruzando el salón lleno de gente y cada chico
soltero en la habitación se volvió y se la folló—con los ojos al pasar,
bebiéndose las curvas de su cuerpo y la forma en que sus caderas se
balanceaban con cada paso que daba. Estaba seguro como la mierda que
todos estaban imaginando lo que estaba bajo los pantalones vaqueros de
color púrpura. Se puso al lado de Josh y su brazo cayó sobre sus hombros
97 y él le entregó una bebida de color rojo.
Tomó toda mi fuerza no correr y arrojarme hacia ella y gritar:
—Soy yo. —Pero eso era algo que no podía hacer. Ahora no. Nunca.
Rompí mis ojos de Eden y me concentré en la pantalla en negro de la
televisión mientras mi mente comenzaba a parpadear por cada único
escenario que tenía. Este era el karma volviéndose para golpearme en la
garganta y hacerme recordar por qué no me merecía la felicidad o el perdón
o una segunda oportunidad.
El Karma era la vocecita que me mantenía despierto hasta tarde en la
noche, el recordatorio de que estaba sentado en mi hombro y que me
susurraba verdades, la diminuta puñalada en mi corazón cuando me estaba
empezando a sentir a gusto. Pero ahora el karma era una perra rugiente que
estaba haciéndose a sí misma muy conocida.
—¿Por qué estás sentado aquí como un paria social?
El sonido de la voz de Ashlyn me hizo esbozar una sonrisa. Mis brazos
se dispararon y ella gritó cuando tiré de ella a mi regazo, e inmediatamente
le eché los brazos al cuello y cayó en mi pecho. Para un extraño
pareceríamos una pareja simplemente acurrucándose en el sofá juntos,
pero éramos solo nosotros. La cercanía que compartíamos era lo que nos
mantenía juntos, que tenía la fuerza de nuestra amistad con vida, una
amistad que se había construido en la angustia que ambos sufríamos y la
angustia nos ayudaría uno a otro a atravesar esto.
—Estoy tratando de mantenerme alejado de Eden —admití
tímidamente.
—¿No está funcionando sin embargo?
—Solo le dije que prefería a las morenas y que si se teñía el cabello de
rubio, me gustaría hacer una puta excepción con ella —gemí ante la
estupidez de mi declaración.
La risa de Ashlyn giró a nuestro alrededor atrayendo la atención de
todos. Mis ojos al instante huyeron a la cocina, donde Josh e Eden ambos
se quedaron mirándonos. Josh sabía todo sobre mi amistad con Ashlyn y
simplemente sacudió la cabeza con desdén a la escena y volvió a su
conversación con un chico que conocía de la universidad mientras Eden
continuaba viéndonos a Ashlyn y a mí muy de cerca.
—Nunca pensé que estaría en esta posición otra vez —admití todavía
98 encerrando los ojos con Eden.
Ella rompió el contacto y se volvió hacia Josh y su amigo y me volví de
nuevo a Ashlyn.
—Me está matando Ash. Las palabras están en la punta de mi lengua,
pero no puedo arriesgarme a decir todo lo que quiero porque sé lo que
pasaría.
El rostro de Ashlyn cayó con mis palabras, y fue golpeada por una
tormenta de sus propias emociones mientras miraba a Eden. —Odio
malditamente los secretos.
—Yo también Ash, yo también —le contesté con toda sinceridad.
Ashlyn se bajó de mi regazo, me besó en la frente y desapareció de
nuevo en la cocina. Seguí, hablando con los que venían a mí, pero deseando
sentarme solo mientras fiesta continuaba a mi alrededor. Más tarde esa
noche, me quedé en el baño mirando mi reflejo en el espejo. Acababa de
escapar de la locura de la fiesta por un par de minutos de paz y ahora
mientras me miraba de nuevo a mí mismo traté de pensar en un escenario
que me permitiera desaparecer a mi apartamento.
La puerta se abrió de golpe rompiendo mi paz. Lancé una mirada
furiosa al espejo dirigida de lleno al intruso que se atrevió a romper mi
soledad, pero en el momento en que mis ojos se encontraron con el rostro
bañado en pánico de Ashlyn en el espejo, mi furia voló lejos, solo para ser
reemplazada por malestar. Supe inmediatamente que algo no estaba bien, y
el pánico se desató dentro de mí.
Ella entró precipitadamente a la habitación completamente ajena a lo
que en realidad podría ser caminar y agarró mi brazo, tirando hacia la
puerta con desesperación. —Chris acaba de aparecer sin ser invitado, y
encontró a Eden.
Escuchar su nombre caer de los labios de Ashlyn me molestó. ¿Por qué
diablos estaba él aquí?
En realidad, sabía por qué estaba allí, y no tenía nada que ver con Eden
y todo que ver con la follada en mi cabeza. No dudé ni un segundo. Salí
furioso del cuarto de baño con Ashlyn a cuestas y me precipité a través del
apartamento de Josh en busca de Eden.
Chris tenía su cuerpo atrapado contra la barra por el suyo y sus manos
estaban tomando su rostro, obligándola a mirarlo. Los ojos de Eden se
encontraron con los míos por encima de su hombro mientras corría a través
99 de la habitación hacia ella y la seguridad brilló dentro de ellos. En el
momento que lo alcancé, mi instinto de protección se hizo cargo. Arranqué
la parte posterior de su camisa, rasgando su cuerpo del de ella.
Mi mano se cerró en su garganta cuando lo empujé violentamente
contra la pared, con tal fuerza que una de las piezas de arte de Josh tembló
contra la pared gris y cayó al suelo.
—¿Cuántas veces como la mierda tengo que advertírtelo? Permanece
malditamente lejos de ella y mantén las manos quietas. ¿Cuándo vas a
entender que es mía? —susurré en advertencia, empujando con más fuerza
su garganta hasta que su rostro comenzó a ser de un rojo llameante y sus
intentos de respiración se cortaron.
La sonrisa que cruzó su rostro no se perdió. Sus ojos se deslizaron entre
Eden y yo con tanta intriga como para tener intención de impactar y
destruir. Fui testigo del momento exacto en que la realización lo golpeó. Si
maldad tenía un rostro ahora estaba provocándome y amé cada puta parte
única de ella. —¿Ella lo sabe? —Chris se atragantó con una lengua
rencorosa.
Mi cuerpo se congeló, pero la presión de mi mano en su garganta no
disminuyó. Él y yo éramos conscientes de que estaba sosteniendo todo el
poder en la palma de sus manos, pero me negué a darle la oportunidad de
hablar más.
—Cierra la puta boca —advirtió Josh a mi lado—. ¿Quién carajos te
invitó aquí? No eres bienvenido aquí o en ningún lugar cerca de mí, Ky,
Eden, o Ashlyn, ¿Putamente me oyes? Lárgate de aquí antes de que te
arrepientas de poner un pie en mi casa.
—Ky. —La suave voz suplicante de Eden golpeó mis oídos con toda su
fuerza. Me había olvidado completamente de que había alguien más en la
habitación. Aparté los ojos del rostro enrojecido de Chris y encontré la
mirada aprensiva de Eden viéndome.
Solté mis manos de su garganta, y él tomó el aire que tanto necesitaba.
Mi brazo se encontró con la cintura de Eden, y la atraje hacia mi cuerpo, y
ella vino de buena gana. —Ven conmigo —le susurré al oído.
La aparté de Chris quien seguía escupiendo insultos y con mi brazo
todavía firmemente colocado alrededor de su cintura me dirigí hacia el lado
opuesto del apartamento de Josh. Sabía que había llamado la atención de
cada persona con mi arrebato, pero en este momento no me importaba una
100 mierda. Mi atención estaba completamente en la chica que ahora estaba
frente a mí, con la espalda pegada contra las paredes pintadas de gris. Sus
ojos se abrieron mientras entraba en su espacio y envolvía mis brazos
alrededor de su cintura descansando mis manos en su espalda baja.
—Estamos actuando recuerdas. Este es simplemente el capítulo dos de
mí siendo un caballero de brillante armadura.
—Bien Ky. —Ella inhaló bruscamente y sus manos agarraron la parte
delantera de mi camisa.
Me incliné hacia ella hasta que mi frente descansó contra la de ella.
Mis brazos se apretaron para que cayera contra mi pecho, mis brazos
envolviéndola con fuerza. Nuestra respiración rebotaba de los labios de cada
uno y a pesar de que nuestros labios no se tocaban, fue el momento más
intenso que había compartido con alguien y sabíamos que todos los ojos
estaban sobre nosotros.
—Nunca me imaginé que nuestro primer beso sería porque teníamos
que fingir —le susurré con voz ronca—. No hay nada perfecto, espectacular,
o espontáneo acerca de esto, y como la mierda odio eso.
Ella abrió los ojos azules y me miró directamente, sin una pizca de
miedo ante mí. Me hizo dar un suspiro de alivio, pero también desató un
torrente de confusión.
—Esta es la segunda vez que te aparto como un cavernícola para que
sepan que eres mía, así que necesito que sea realista Eden. Tienes unos diez
segundos para decir no antes de que te bese.
—Yo… Sí.
—Ven conmigo —le dije, por segunda vez en el espacio de cinco
minutos. Mis manos cayeron de su cintura y agarraron su mano. Ella no
vaciló. Caímos en silencio mientras aferraba su mano obsesivamente y me
dirigía hacia la gran puerta corrediza que daba al balcón de Josh. Hacía
mucho frío, pero no quería que nuestro primer beso fuera contra una pared
en el apartamento de mi hermano mientras los extraños miraban con ojos
embobados. Sabía que ahora solo éramos vigilados por tres personas; Josh,
Ashlyn, y Chris. Abrí la puerta y asentí hacia el suelo de baldosas que
albergaba una barbacoa, dos sillas de descanso, y una mesa de cristal.
—Hace mucho frío —siseó castañeando los dientes y sus brazos fueron
protectoramente alrededor de su cintura para tratar de ganar un poco de
calidez muy necesaria mientras la seguía y cerraba la puerta de cristal
detrás de nosotros.
101 La atraje hacia mí, y ella gritó ante lo repentino de mis movimientos. El
aire helado estaba inundado con la evidencia de nuestra dura ingesta de
aliento, mientras ambos luchábamos nuestras propias batallas internas. Su
cuerpo se estrelló contra el mío, mientras perdía el equilibrio y sus brazos
rodeaban mi cintura por el instinto y la apretaba duro. Mierda. Podía sentir
su corazón latir rápidamente en contra de mi pecho, y eso desató la bestia
dentro de mí. Estaba haciéndole eso a ella y si era por miedo o por emoción
no me importaba. Mis manos tomaron su rostro, mi pulgar trazó la longitud
de su labio inferior mientras sus ojos me miraban, no quería o no podía
mirar hacia otro lado.
—¿Cuándo fue la última vez que besaste a un hombre? —susurré,
sabiendo que estaba oficialmente cruzando cada frontera que había estado
desesperada por poner arriba.
—Hace dos años. —Su aliento acarició mi pulgar mientras hablaba.
Me empujé contra su cuerpo para que diera un paso hacia atrás hasta
que la pared al lado de la puerta de vidrio la detuvo. La sensación de sus
curvas, sus pechos, y su latido en mi contra, mientras me movía era algo
que no podía explicar, pero sabía que mi corazón, mi cabeza, y mi pene
estaban disfrutándolo a tope. —Estoy emocionado de probarte Eden Rivers.
A la luz de la luna que estaba sombreando el balcón, sus ojos cayeron
a mis labios y eso fue todo el estímulo que necesitaba. Mi boca cayó a la de
ella y mi corazón brincó en mi pecho. Si solo ella supiera realmente lo que
esto significaba. Sentí la fuerte entrada de aire que ella tomó bajo la
sensación de nosotros chocando como uno solo y mi aliento se convirtió en
el de ella y sus temores se convirtieron en los míos.
En el momento en que Eden se dejó ir completamente, cayó en el beso
y su cuerpo se quedó quieto. Mis necesitadas manos estaban bien envueltas
alrededor de su cintura, tomando todo su peso. El impulso de tocar su piel
me abrumó, y no pude resistirme. Mis dedos se deslizaron bajo su camisa y
reposaron en su espalda justo por encima de la cintura de sus pantalones
vaqueros.
Mi ansiosa lengua remontó su labio inferior regordete, barriendo hacia
atrás y adelante, saboreando la fresa del brillo de sus labios. Ella gimió
suavemente contra mi boca mientras un gruñido surgía de la mía. ¿Podría
realmente estar disfrutando esto tanto como yo? El pensamiento solo
profundizó mi necesidad.

102 Mi lengua bailó en su boca, chocando con la de ella con tanta ansiedad.
Con flagrante completo deseo, ella correspondiendo a todo lo que le ofrecía.
Sabía a bayas y a ginebra, mejor de lo que nunca hubiera imaginado, y el
calor arremolinándose dentro de su cuerpo inundó el mío.
Sus manos entusiastas se juntaron al lado de mi camisa, acercándome
más mientras ella se deshacía en la intensidad del momento. Esta no era la
chica que había huido de mi oficina cuando por primera vez intenté besarla,
y sin duda no era la chica que exudaba nerviosismo solo por estar en mi
presencia. Eden Rivers se estaba transformando en una zorra delante de
mis ojos. Ahora, mientras me besaba, Eden me mostró que sabía lo que
quería y que no se estaba frenando. Se sentía como que esto era tan natural,
tan único y tan querido y me confundía como la mierda.
—Um, ustedes dos, Chris se fue.
Eden jadeó contra mis labios con el sonido de la divertida voz de Josh.
Yo había estado tan perdido en Eden Rivers que ni siquiera había escuchado
la puerta abrirse. Su cuerpo se apartó ligeramente, pero su agarre no
disminuyó en mi camisa.
—Mierda —gemí en el aire, y apenas oí la puerta cerrarse mientras Josh
nos dejaba en un torrente de pesadas, respiraciones entrecortadas. Mis ojos
se encontraron con los de ella todavía nadando con desesperada intensidad
a lo que acabábamos de tener uno con el otro. Sonreí mientras me apoyaba,
mi aliento caliente golpeando la sensible piel justo debajo de su oreja—. Por
cierto, no besas como una mujer que no ha besado a un hombre en dos
años.
El cuerpo de Eden retrocedió del mío como si una fuerza magnética
hiciera señas entre nosotros. Su cuerpo se tensó debajo de mis palabras y
su respiración se detuvo. La zorra se había ido y la insegura Eden había
vuelto, sin embargo, todavía me estaba destruyendo por completo.
—Parece que somos buenos fingiendo —susurró ella en el aire de la
noche.
—Yo no estaba fingiendo Eden. —Mis manos tomaron su rostro, y
estaba desesperado por mostrarle la verdad en mis palabras—. Nunca
podría fingir contigo.
—Pero dijiste…
—¿Hubo algo en ese beso que te indicara que estaba fingiendo?
Sus ojos se apartaron de los míos y cayeron al suelo. No había manera
de que estuviera fingiendo, y sabía a ciencia cierta que ella no estaba
103 haciéndolo tampoco. La forma en que su cuerpo se moldeó contra el mío, la
forma en que el calor de su cuerpo golpeó el mío. ¿Cómo podría nunca
querer eso otra vez? Era un idiota por pensar una vez sería suficiente.
Las palabras que se arremolinaban en mi cabeza, suplicando por salir,
tenían el potencial de destruir todo. Sería el comienzo de una prueba que
esperaba que los dos falláramos, una prueba en la que quería demostrar
que estaba equivocado. No creo que podría haber manejado su respuesta,
pero la pregunta se había quedado en la punta de mi lengua desde el
momento en que Tori hizo la cruda admisión y ahora después del alucinante
beso que compartimos no pude detenerme por más tiempo.
Metí un mechón de cabello detrás de su oreja y mis labios cayeron de
nuevo en los suyos para un íntimo beso, un solo roce de mis labios contra
los suyos.
—No puedes decir que no. —Dejé caer la bomba, y sus ojos se abrieron
de tal manera que respondió a mi pregunta sin una palabra hablada—. Ese
es un hábito jodidamente peligroso para tener Eden. No lo creí cuando Tori
me lo dijo, pero ahora estoy viendo eso cada vez que estoy a tu alrededor.
¿Acabas de estar de acuerdo en besarme porque no pensaste tener otra
opción?
—No es como si pudiera evitarlo. No pedí qué fuera así Ky —escupió
ella con rabia, con los ojos lanzándose lejos de mí y su agarre en mi camisa
se aflojó—. Y no quiero hablar de esto.
—¿Quieres besarme? —Empujé, rompiendo la distancia que había
puesto entre nosotros.
—Dijiste que estabas fingiendo, que querías que Chris se alejara de mí.
—¿Querías besarme? —repetí.
Sus ojos se movieron de los míos y su rostro se puso como una piedra.
Literalmente pude verla disparando. —Sí, —dijo finalmente—.
De repente no te creo.
—¿Qué quieres que diga? No soy como otras chicas Ky. No voy por ahí
saliendo con chicos al azar, no dejo que un chico me sostenga como acabas
de hacer. No me dejo entrar en posiciones de este tipo, y eso me está
asustando como la mierda porque realmente quería besarte. Así que sí,
quería besarte, y ahora que terminó estás haciendo que me arrepienta.
Su honestidad era refrescante. Finalmente estaba viendo a Eden Rivers
104 y no solo a su falsa persona.
—Solo tengo una pregunta para ti Eden.
¡Qué diablos estaba haciendo! Detente Ky, cierra la boca. Eden me miró
expectante, sus ojos todavía intermitentes con señales de ira. Estaba
perdiendo el control a un maldito ritmo rápido y en espiral en un mundo del
que no podría salirme. ¿Esta sería mi penitencia entregada en bandeja? ¿Un
plato que tendría que devolver después de un mes? Quería ponerla a prueba,
poner a descansar la jodida declaración de Tori para siempre.
Quería que dijera que no.
Le haría decir que no.
—Dame diciembre, sé mía por un mes. Créeme cuando te digo que no
te arrepentirás un segundo. Tus sí y tus no serán míos y por las razones
correctas por una vez.
Sus ojos se cerraron de golpe bajo mi pregunta. —Haré que te des
cuenta de que decir no es tu derecho dado y que decir sí todavía puede ser
una cosa hermosa.
Estaba esperando que me gritara. Estaba esperando que me dijera que
no y que era un imbécil. Pero se mantuvo en silencio. Finalmente abrió los
ojos y me miró con los ojos más increíblemente claros que jamás había visto.
Sentí mi respiración obstaculizarse mientras la observaba.
Mi mano tomó su mejilla y mi pulgar recorrió su suave piel mientras
su mirada bailaba junta. —Piensa en lo que te pedí Eden.
Dejé caer mi mano y rápidamente me dirigí hacia la puerta. No quería
su respuesta entonces, para ser honesto, no estaba seguro de que podría
manejarla si decía sí o no.

105
Eden

E
l olor de la comida grasosa, la comodidad me dio la
bienvenida el momento en que puse un pie en el comedor que
había visitado con Ky, el mismo lugar donde su tía trabajaba
y donde me había dado cuenta que el mejor amigo de mi primo trabajaba.
106 ¿Cuáles eran las probabilidades? Tommy me miró con reconocimiento del
momento en que entramos por la puerta y pronto sus brazos me engulleron
en un fuerte abrazo. No lo había visto desde que tenía catorce años y
comenzaba a notar a las chicas, pero ahora era alto, guapo y libre. Él y mi
primo Andy habían sido tan protectores conmigo cuando estaban creciendo,
a pesar de que era seis años mayor. Nunca tuve hermanos que fueran como
mis hermanos pequeños. Regularmente me visitaron cuando estuve en el
hospital después de la violación, a pesar de que no quería que nadie me
viera de esa manera. Sus obstinados traseros no me escucharon. Me
llevaban mi leche con chocolate favorito y revistas sucias, que me hacían
compañía cuando no podía dormir, y no salían de la habitación cuando la
policía me actualizaba en lo que estaba pasando con el caso. Aunque mis
padres se desmoronaron ante la noticia de que su niña había sido
contaminada de por vida, mis pequeños hermanos honoríficos se
intensificaron y por eso estaría eternamente agradecida con los dos.
—¡Eden! —La baja voz de Tommy cuestionó con incredulidad.
—Hola Tommy —suspiré con felicidad.
—¡No puedo creer que estés de vuelta! Andy ni siquiera me lo dijo, el
imbécil.
—No creo que ni siquiera lo sepa, está demasiado ocupado viajando por
Europa para preocuparse de que su prima favorita esté de vuelta en la
ciudad.
Saqué uno de los taburetes en la barra y pasé quince minutos
poniéndome al día con Tommy. Él habló con entusiasmo acerca de la
universidad, de su vida de soltero, de su continuo amor por el surf, y
entonces una buena medida, cayó en lo ladino. —Todavía estoy esperando
a que aceptes mi propuesta de matrimonio. —Mis hombros se sacudieron
de risa. La conversación de repente dio un giro serio y toda la risa cesó
cuando él se inclinó sobre el mostrador y comenzó a disparar preguntas
sobre lo que estaba haciendo de regreso aquí y lo que había estado haciendo.
Pero sabía que estaba dando vueltas para preguntarme cómo estaba.
—Estoy bien Tommy —admití calmadamente, respondiendo a su
pregunta no formulada. Él asintió y se mantuvo agarrado de mi mano
dándole un apretón amistoso. Ojos inseguros y preocupados se lanzaron
sobre mi rostro en un intento de creer lo que estaba diciendo y lo único que
pude hacer fue darle una sonrisa alentadora, era todo lo que podría
conseguir. Cuando estuvo satisfecho de mi respuesta, Tommy se apartó y le
sirvió a un cliente esperando.
107 Era más que increíble ver un rostro familiar en una ciudad que
despreciaba. Golpeé ligeramente en el mostrador y tarareé la música
inundando el aire desde los altavoces de sonido envolvente y mi mente se
cruzó automáticamente a anoche.
Apenas había pegado ojo.
Mis labios estaban todavía encendidos por la sensación de los labios de
Ky en los míos. No pude evitar tocarlos e incluso ahora mis dedos corrieron
sobre mi puchero hinchado. Él me había besado, me había devorado, y me
poseyó completamente en esos pocos momentos.
¿Me arrepentía? No.
¿Ese hecho me asustaba? Sí.
No solo estaba tratando con la idea de besar a un chico que también
estaría firmando mis cheques de pago por las próximas seis semanas, estaba
tratando ahora con la pregunta de Ky y su poco realista sugerencia. Sus
palabras —dame diciembre, sé mía por un mes— seguían arremolinándose
alrededor de mi cabeza y me dejó en un charco completo de emociones y no
había sabido nada de él desde entonces.
—Estás siendo jodidamente observada —anunció Tommy.
Me atraganté con la Coca—Cola que acababa de colocar en frente de
mí y lo miré con los ojos muy abiertos. Es bueno ver que su sutileza se había
desarrollado a lo largo de los años. Él me miró con diversión en su rostro y
sus ojos dejaron los míos y miraron por encima de mi hombro. Ni siquiera
quería saberlo. Negué y me concentré en el vaso delante de mí, pero ahora
la sensación de ser observada me inundó. Maldito seas Tommy. Cómo podía
estar siendo jodidamente observada, como Tommy me llamó, me hizo
cuestionar la desesperación de esta persona. Había dejado el hotel en mis
vaqueros más antiguos, la sudadera con capucha que solía llevar a la cama,
y mi cabello estaba cubierto con una de mis gorras favoritas, así como mi
rostro estaba libre de cualquier maquillaje.
—Él vendrá —advirtió Tommy, y me puse rígida en mi asiento. Tommy
vio la ansiedad saludando mi cara, y se quedó de pie frente a mí detrás del
mostrador.
El embriagador aroma de sándalo y almizcle me golpeó como una brisa
de verano. Me apoderé de mi copa y me la llevé a los labios y tomé de la
reconfortante bebida.

108 —Tommy, estoy listo para ordenar. —La voz de Ky golpeó mis oídos
como piel tocando seda. Suave, tentadora y peligrosamente coqueta—.
También voy a pagar por lo que quiera Eden. —Sus palabras captaron mi
atención, y me balanceé de vuelta para mirarlo. Él me miró como era de
esperar con ojos inquisitivos y rastrojos que adornaban su fuerte
mandíbula.
—Estoy feliz de pagar por la mía —tartamudeé en respuesta.
Vi su mente brincar y luego el más pequeño de los ceños barrió su
rostro.
—Ponlo en mi cuenta —se dirigió a Tommy con un gruñido tiñendo su
voz y luego se volvió hacia mí—. Ven y siéntate conmigo cuando termines.
No me dio la oportunidad de responder; se volvió y cruzó el bar sin otra
palabra. Al parecer, el Sr. Alfa estaba de visita ese día.
—¿Cómo diablos conoces a Ky Crawford conocido como señor mirada-
de-follada Eden?
Elegí hacer caso omiso de su ridícula declaración. —Estoy haciendo
una sesión de fotos para la revista donde trabaja.
—Él está en serio contigo.
La admisión de Tommy me impactó. Negué a la absurda declaración y
bajé mis ojos al mostrador. Ni siquiera podía imaginar eso. Estaba en un
torbellino de incertidumbre en lo que a Ky Crawford concernía, y el
comentario de Tommy era increíble. Estaba aquí para hacer un trabajo, para
tomar fotos y luego me gustaría estar de vuelta en un avión que se dirigiera
a mi vida cómoda y estable en San Francisco, y no tener que pensar en este
lugar de nuevo. No era el tipo de chica que daba señales de que quería que
un chico me “quisiera”. No podía, nunca lo haría.
El miedo, la intriga y la confusión todos nadaron salvajemente dentro
de mí mientras trataba de conseguir desesperadamente un agarre. Estos
eran los momentos en los que me ponía furiosa con lo sucedido. No solo
Jeremy Davis me había quitado mi inocencia, mi orgullo y mi derecho como
mujer, sino que también me había dañado por el resto de mi vida. Él se llevó
mi oportunidad de una relación normal, la experiencia me daba una
sensación de mariposas en el estómago cuando un tipo como Ky Crawford
me miraba, esa sensación de plenitud de un primer beso y la abrumadora
emoción del sexo. Él se llevó mi derecho a ser una mujer de veinticuatro
años normal y lo odiaba por eso. Lo despreciaba por eso.
—¡Eden!
109 Salí de mi trance y miré a Tommy, cuyo ceño estaba fruncido por la
preocupación.
Encontré la sonrisa más grande que pude reunir y sacudí todos los
pensamientos de mi cabeza.
—¿Estás bien? —Él claramente no compró mi intento de encubrir mis
pensamientos.
—Estoy muy bien Tommy. —Le disparé una mirada retrospectiva a
donde Ky estaba sentado y tomé mi vaso del mostrador—. Te veré pronto.
Me aparté de la mesa y en silencio me daba una charla, pero mis ojos
nunca dejaron a Ky mientras cruzaba el comedor. ¿Cómo iba a sentarme
frente a él, mientras su absurda proposición continuaba azotando mis
pensamientos y su beso aún enviaba ondas de choque a través de mi
cuerpo? Él estaba quemando mis paredes de resolución terriblemente
rápido, y me estaba tropezando en un territorio desconocido que por alguna
extraña razón me hacía sentir viva otra vez.
Me deslicé en la cabina frente a él y la familiar sensación de estar bajo
la mirada vigilante de Ky de inmediato me afectó. Mis manos se enredaron
tan rápido que ataqué las hebillas de bronce de mi brillante mochila rosa
portátil y agarré mi Mac. La idea de utilizar la pantalla de mi portátil como
un escudo fue un alivio, y estaba pensando en pasar la mañana trabajando
en mis ideas para la sesión y en la búsqueda de localizaciones.
—Gracias por acompañarme. —Su profunda voz habló con una certeza,
con una promesa y una intención que se sentía sorprendente y que me daba
la bienvenida pero me ponía tan condenadamente nerviosa. Recapacité de
mi batalla interna de negar la gracia a mis ojos con el placer de mirar su
rostro y levanté mi mirada para encontrarme con la suya.
Gran error.
—Señor Crawford —lo saludé con un severo movimiento de cabeza.
Una deliciosa sonrisa se hizo cargo de sus labios, y te juro que vi un
brillo en sus ojos. —¿Así que estamos utilizando las formalidades ahora?
Bueno, en ese caso, gracias señorita Rivers.
Mi nombre cayó de su boca con tanta facilidad y la sonrisa tiró de sus
labios alentó una sonrisa a juego para destellar sobre la mía. La idea de
coquetear con este hombre era peligrosa; era temperamental y tenía los
110 ingredientes para ser muy devastadora. Pero entre más estaba cerca de él,
más me daba cuenta de que estaba empezando a sentir e imaginar cosas
que nunca supe que quería.
Dejé caer mis ojos de él y abrí Photoshop, queriendo la distracción para
cesar la incomodidad llenando la mesa; torpeza atada a una necesidad
confusa que me hacía considerar cosas que no debería. No funcionó. Me
quedé mirando fijamente la pantalla sin poder concentrarme en otra cosa
que el hombre que estaba sentado frente a mí.
—¿Así que vamos a ir con cuidado alrededor de mi pregunta?
—No estoy evadiendo nada alrededor de cualquier cosa, Ky. —Cerré mi
portátil y lo miré. No podía estar hablando en serio—. Tori no tenía derecho
a hablar de nada de mí antes de irse de la ciudad, no me importaba lo
borracha que hubiera estado. Apenas te conozco. Eres simplemente el tipo
que me paga para fotografiar una portada.
—Sí soy simplemente ese tipo. —Su voz se volvió devastadoramente
baja, y rasgó sus ojos de los míos.
—Eso no es lo que quise decir. Estoy muy agradecida por lo que estás
haciendo, pero vamos, ¿no puedes estar hablando en serio? Un mes es
mucho tiempo. Tu idea es retorcida.
—¿Qué es retorcido al respecto? —Se rió—. Ya te besé, y tú estuviste
muy involucrada en ese beso así que no puedes decir que no te intriga. No
es tan loco como suena. Seremos simplemente dos personas que pasan
tiempo juntos. Estás sola en la ciudad, yo no salgo mucho, y obviamente
tenemos algunas cosas en común. Si soy completamente honesto, me parece
que siempre estoy cerca de ti, eres increíblemente sexy así soy un hombre
en pleno funcionamiento estaría loco si no quisiera tenerte en su vida,
incluso si es solo por un mes, cuatro míseras semanas, treinta y un días
incluso.
No podía estar hablando en serio.
—¿Entonces qué? ¿Eres uno de esos tipos que utilizarían el mes para
vivir alguna enferma fantasía? ¿Es esta una manera loca de intentar entrar
en mis pantalones? —Tragué mientras mi latido del corazón aumentaba
hasta el punto del dolor. No podía hacer esto. No había manera.
—¿Por qué haces eso? —Sus ojos se estrecharon y la frustración en su
voz no se perdió.
—¿Hacer qué?
111 —Pretendes ser esta persona que claramente no eres. Puedes ser tú
misma a mi alrededor. Eso es lo que quiero. Quiero a la Eden que sé que
está ahí. No a la Eden que escondes detrás. Quiero a la Eden que conocí
anoche en el balcón, la misma chica que me dio un beso con un aliento de
su vida, a la Eden que se apoderó de mí como si nunca me quisiera dejar ir,
a la Eden que sé no ha dejado de pensar en ese beso.
—No sabes absolutamente nada de mí así que no te sientes ahí y finjas
como si lo supieras.
—Está bien, ¿voy a ser el adulto que es honesto? No hay nada enfermo
y retorcido acerca de esto. —Su voz destilaba sexualidad y estaba teñida de
promesa—. Y no voy a ser el que intente follarte por lo que definitivamente
no iremos a ninguna parte cerca de tus pantalones. Esa es una promesa.
—Solo me llamaste, y cito, increíblemente sexy, pero no quieres
tocarme. Eres un tipo en mal estado. —Puse los ojos en blanco antes de
mirarlo. No tenía ni idea de qué tipo de juego estaba jugando, pero era un
juego que era lento pero que seguramente me arrastraría.
—Te dije que no voy a follarte, pero eso no significa que no vaya a estar
pensando constantemente en follarte.
Escuchar esas palabras permitió que el aliento que estaba sosteniendo
abandonara mi cuerpo. Un mes.
¿A quién estaba tratando de engañar? Sabía que la decisión ya había
sido tomada en el momento en que hizo la pregunta. No me había dado otra
opción. No podía negar que la capacidad de Ky Crawford de cautivarme me
encendió esa primera vez que lo conocí y eso era lo peligroso. Era peligroso
por todo en lo que había tratado desesperadamente de convertirme en los
últimos cuatro años, pero más aterradoramente, era peligroso por todo lo
que no quería recordar.
—¿Qué implicaría este mes? —El arrepentimiento me llenó en el
momento en que las palabras cayeron de mi boca, pero mi atención por
escuchar su respuesta me hizo acercarme.
Los labios de Ky se curvaron peligrosamente, con una sonrisa de
complicidad haciéndose cargo de su demasiado hermoso rostro. Presencié
el momento exacto en que se dio cuenta de que me tenía. ¿Qué demonios
estaba haciendo? Su cuerpo estaba presionado contra el asiento, y se sentó
en completo silencio observándome como si fuera un tipo de premio
enfermizo.

112 —No me mires así —escupí, apartando mis ojos de los suyos. No podía
quedarme aquí.
¿Por qué diablos no podía aprender a decir que no? Realmente, ¿era
tan difícil? Era una simple palabra, pero aquí estaba con veinticuatro años,
y no podía decirlo.
—¿Cómo?
—Como si fuera un premio. Esa no soy yo, Ky, y no voy a ser un juguete
con el que puedes jugar cuando lo desees. Esa nunca seré yo. —Metí mi
portátil en mi bolso y luego deslicé mi cuerpo a lo largo de la cabina de cuero
desesperada por un indulto. Tenía que irme.
—Eden, espera. —Ky se disparó de su asiento tan rápido que nunca
tuve la oportunidad de escapar. Su mano me agarró, con sus dedos
envolviéndose firmemente alrededor de mi antebrazo justo debajo de mi codo
y al instante desvió mi plan de escape. Mis ojos cayeron a su lado mientras
mi aliento se quedaba atrapado en mi garganta.
Nuestra mirada chocó y todo a mi alrededor desapareció en un
torbellino de silencio y calma. Una mezcla de miedo y de ansiedad se apoderó
de su rostro mientras me miraba con mucha atención. Me confundió.
¿Qué podría tener que temer cuando se trataba de mí?
—Definitivamente no eres un juguete Eden. Serías el premio mayor.
Siempre el premio mayor. Sé que no puedes decir que no, y soy un hijo de
puta por usar eso contra ti, pero te prometo que es por tu propio bien. Es
hora de que empieces a decir que sí por las razones correctas, y si tengo que
exigírtelo esta vez lo haré. Así que Eden, voy a hacerte esta pregunta una
vez más, ¿serás mi diciembre?
—Volveré a San Francisco en enero. —Las palabras salieron de mis
labios sin un único pensamiento.
—No me importa. No busco una relación contigo Eden; Busco nada más
que tu tiempo por las próximas cuatro semanas. Te voy a preguntar cosas
que te harán sentir incómoda; Voy a hacer cosas que pueden causarte
ansiedad; Mi plan es sacarte de esa zona de confort que crees que es la
realidad.
Con sus ojos suplicantes mirándome, tomé todo lo que sabía de Ky
Crawford. No podía entender su razonamiento detrás de esto, pero no podía
negar los rumores dentro de mi cuerpo en estado latente. ¿Por qué este
hombre quería pasar tiempo con alguien que apenas conocía? ¿Qué era tan
113 atractivo acerca de mí? ¿Cómo podía un hombre con un rostro como el suyo
y un cuerpo que rezumaba atractivo sexual querer a alguien como yo?
Pero realmente no tenía elección, ¿he?
—Sí —le susurré.
Ky
E
den Rivers estaba a segundos lejos de decir que sí a mi absurda
petición, a segundos de distancia de entregarme su mente, su
cuerpo, todo en un puto plato para mi disfrute.
¿Qué demonios había hecho? Mi mente rebotó a través de la
conversación, y aterrizó en mi idiota pregunta. Nunca pensé que estaría de
acuerdo con esto. Pensé que Tori había jodido todo conmigo. Eden no
114 debería haber aceptado esto. ¿Por qué estaba de acuerdo con esto?
Me deslicé de nuevo en la cabina y caí contra el cuero del asiento de
cubo. Mis ojos siguieron sus pasos mientras caminaba a través del
restaurante y por la puerta. Se detuvo en la acera y se volvió hacia mí, con
la mirada perdida en el comedor; en el momento en que sus ojos se
encontraron con los míos, sentí que algo cambiaba. Podría haber propuesto
la jodida idea del mes, pero ella había cimentado algo dentro de mí. Había
creado un malestar dentro de mí. ¿Cómo diablos iba mantener mis manos
y boca lejos de ella durante un mes?
Mi deseo de pasar tiempo con ella era demasiado; ¿por qué no podría
simplemente hacer lo que una persona normal haría? Estaba ofreciéndole
trabajo por el amor de Dios; no era como si no fuera a verla. Estaba enojado
de que asumiera que era un juego. Nunca le haría eso. Tenía mis propios
secretos cuando se trataba de Eden Rivers por lo que tenía que tener
cuidado con la forma en que jugaría esto.
Solo habrían algunas pocas salidas, tal vez algunas cenas. Quería
demostrarle que el principal objetivo de todos los hombres en la vida no era
tener su pene en su vagina. No estaría ni de lejos en su vagina. No podía. Se
lo prometí.
Dudo que se diera cuenta de que me tenía agarrado por las pelotas y
ahora estaba cerrado con llave. ¿Qué me estaba pasando? ¿Desde cuándo
no había estado en el trabajo cuando el sol se elevaba; desde cuando había
venido deliberadamente al restaurant que ahora sabía que ella visitaba?
—Ten cuidado con ella.
Rompí el contacto visual de Eden y me volví hacia Tommy. Estaba de
pie al lado de la mesa tratando desesperadamente de parecer amenazante.
Me eché hacia atrás y doblé mis manos detrás de mi cabeza y esperé a que
continuara. Lo había visto mirarnos a Eden y a mí desde el minuto en que
ella se deslizó frente a mí.
—No es como las otras chicas de por aquí. Es especial. No jodas su
cabeza ¿entendido?
—¿Y cómo sabes que voy a joder su cabeza? ¿Cómo te convertiste en
un experto sobre Eden?
—Soy el mejor amigo de su primo. Sé mucho sobre ella. Ella no necesita
un engreído, auto—obsesionado tarado de la ciudad estropeándola más.
¿Quién carajos se creía que era este chico?
—Solo porque me viste entrar aquí no significa que sepas una mierda
115 sobre mí. Así que por qué no te vas de largo y me dejas.
Sus ojos se volvieron rendijas y su boca se abrió y cerró en numerosas
ocasiones como si quisiera decirme algo, pero rápidamente se dio la vuelta
y se dirigió al mostrador solo para desaparecer en el trastero. No me jodas.
No necesitaba a un pequeño enojado diciéndome lo que sabía desde los
dieciocho años.
Saqué mi teléfono de mi bolsillo de mis vaqueros y abrí un mensaje de
texto en blanco. Necesitaba hablar con Ashlyn y rápido. Ella me haría ver
algún sentido. O eso, o rasgaría mis bolas limpiamente de mi cuerpo. Esa
sería probablemente la mejor cosa que sucedería en ese momento.
Ky: Ash, ¿dónde estás trabajando hoy?
En cuestión de segundos el nombre de Ashlyn pasó ante mí.
Ashlyn: Pier 63, en el set de trabajo. ¿Qué pasa?
Ky: Hice algo.
Ashlyn: No quiero ni saberlo. Ven, voy a tomar un descanso.
Miré mi reloj y me di cuenta de que me había perdido una reunión
programada. Por primera vez para todo, supongo. Josh tendría un día de
campo con esto. Cerré mi laptop y me paré de la cabina. Solo me tomaría
diez minutos llegar al muelle 63, diez minutos hasta que Ashlyn me dijera
cuan patán realmente era.
El muelle era una fanfarria de modelos, fotógrafos y estilistas. Por qué
habían decidido hacer un lanzamiento al aire libre mientras la temperatura
bajaba rápidamente era una incógnita. Empujé las manos en mis bolsillos
en busca desesperada de un poco de calor y me dirigí hacia la playa hasta
la fotógrafa a quien conocía como Alessandra. En el momento en que me
vio, una amplia sonrisa se extendió en su rostro, y le anunció que todo el
mundo que se tomara cinco minutos. Alessandra y yo fuimos por el camino
de regreso; era una fotógrafa habitual de la revista, y habíamos desarrollado
una estrecha amistad. De hecho había asistido a su boda con su novia solo
el verano pasado.
—Cariño te ves tan guapo como siempre. ¿Por qué no estás en el
trabajo? Este no es el Ky Crawford que conozco y quiero. —Se inclinó y me
besó en ambas mejillas y se alejó, mirándome con recelo.
—Este nuevo Ky se debe a una chica. —Ashlyn estaba a mi lado,
empujó su cadera en la mía, y levantó la ceja como diciendo sabes que tenía
razón.
116 —¡Tienes una chica! —el grito de Alessandra atrajo la atención de todo
el mundo dentro de un radio de diez metros de nosotros.
—No tengo una chica, Ashlyn está siendo precipitada.
—Esperemos que no seas precipitado cuando se trate de Eden.
La capacidad de mi mejor amiga para decir lo que estaba en su mente
nunca dejaba de sorprenderme.
Hablaba primero y pensaba en segundo. La sonrisa y brillo en sus ojos
era una clara indicación de que amaba este tormento demasiado.
—Ashlyn, en serio, estamos realmente hablando de mis próximas
habilidades en medio de una playa llena. Tú y yo sabemos que tengo algunas
historias asesinas.
—Jesús Ky, hora y lugar.
—Tú sacaste esto a colación. —Me volví hacia Alessandra quien miró a
Ashlyn y a mí como si fuéramos psicópatas—. ¿Te importa si me robo a tu
estilista durante unos minutos?
—Por supuesto cariño, vamos por café. Tómate tu tiempo.
Ashlyn enlazó su brazo con el mío, y se alejó de la multitud y por la
arena de la playa abandonada. Conocía a Ashlyn demasiado bien. Sabía que
estaba desesperada por romper el silencio, pero estaba esperando con
impaciencia para que hiciera el primer movimiento. La dejaría sufrir por un
poco de tiempo. Joder, podría ser un tarado cuando quería serlo, pero era
todo por mi diversión.
—¿Qué hiciste? Además de darle un beso anoche.
Ahh, ahí va.
—Le pedí que pasara diciembre conmigo.
El rostro de Ashlyn se oscureció y entrecerró los ojos hacia mí. —¿Así
que fuiste en contra de todo lo que te aconsejé?
—Eso parece.
—¿Sabes lo que estás haciendo?
—No, no tengo ni puta idea. Acaba de suceder. La besé como la mierda
anoche y ella se perdió en el momento completamente. Perdí toda pizca de
control, y nunca pierdo el control Ashlyn. Nunca.
117 —¿Cómo estuvo?
Me callé, centrándome de nuevo en el momento en que dijo que sí. La
pequeña sonrisa que se filtró sobre sus labios, la intriga que se estableció
en sus ojos, y el cambio de su lenguaje corporal fue algo que no pude
ignorar.
—Estuvo bien. No puede decir no Ashlyn y yo siendo el puto maldito
que soy, utilicé eso contra ella para mi propio beneficio personal. ¿Qué clase
de persona jodida soy? No pude parar. Sabía lo que estaba haciendo, sabía
lo que estaba pidiendo, y sabía que iba a decir que sí.
—Solo prométeme que no le harás daño.
—Esa es una cosa que sin duda te puedo prometer.

La oficina era un hervidero de emoción cuando llegué finalmente para


el día.
Durante los últimos tres años esta era la primera vez que no había
estado aquí para abrir. Lauren me miró con ojos cuestionadores mientras
paseaba junto a ella y me dirigía a mi oficina. Sabía que solo era cuestión
de tiempo antes de mi llegada golpeara la oficina de Josh.
Abrí mi computadora portátil y empecé la tarea de ir a través de un
sinnúmero de correos electrónicos y de ver las reuniones que Lauren había
reprogramado por suerte.
Un fuerte golpe sonó en mi puerta, y pronto me encontré en mi oficina
a un sonriente Josh. Estaba listo para su asalto de preguntas. Cerró la
puerta detrás de él y se movió hacia mi escritorio, tomando asiento frente a
mí.
—¿Dónde estuviste?
—Fuera.
—¿Con quién?
—Ashlyn.
—A la mierda con eso.
118 —Bien, tomé el desayuno en el comedor, vi a Eden, y luego fui al muelle
para hablar con Ashlyn. —Me estiré detrás de mi escritorio y esperé a que
sus opiniones me golpearan.
—Genial.
¡Genial!
—¿En serio? ¿Genial? —Entrecerré los ojos a mi hermano y aguardé su
asalto pero nunca llegó—. ¿Qué hiciste con mi trasero obstinado de
hermano? ¿Todavía estoy esperando la burla de mí por haberla besado
anoche?
Josh se echó hacia atrás y juntó las manos detrás de la cabeza y siguió
mirándome de cerca. Para ser honesto, estaba haciéndome sentir incómodo.
No había hablado con él desde que me fui de su apartamento anoche y sabía
que tenía un millón y un cosas de las que quería hablarle, pero ¿cómo podría
realmente comenzar la conversación? Había estado esperando que él lo
hiciera.
Finalmente habló:
—No me sorprende que la besaras. Sabía que solo era cuestión de
tiempo, y quién soy yo para decirte algo al respecto. Lo único que voy a hacer
es a preguntarte, ¿fue todo lo que pensabas que sería? ¿Valió la pena?
Ni siquiera tuve que considerar mi respuesta. —Sí, y ahora no sé cómo
no voy a querer hacerlo otra vez. Una chica nunca ha llegado a mí como ella
Josh. Le parecerá repentino a la gente, la gente no va a entender mi reacción
a ella, pero tú y yo sabemos que ha pasado mucho tiempo en llegar.
Josh asintió y la preocupación revoloteó sobre su rostro por un breve
momento. Sabía que esto podía explotar y él también. Él sabía de mis miedos
más profundos, de mis mayores preocupaciones, pero nunca jamás pensé
que estaría en esta posición otra vez, y no sabía cuándo tendría la
oportunidad de nuevo.
—Puse a Eden en la oficina de la esquina. Debes verla allí. La oficina
es enorme y es solo ella y su laptop. Se ve tan pequeña. —Josh se rió entre
dientes.
—¿Está aquí? —le pregunté sorprendido.
—Sí, llamó hace unos treinta minutos preguntando si había algún
lugar en el que pudiera trabajar por el día.
Está bien, así que eso era interesante. ¿Por qué demonios no me había
llamado? En cambio, llamaba a mi hermano. —Um, gracias por hacer eso.
119 Voy a ordenar mis mensajes de correo electrónico y mi calendario, y luego
voy a ir a verla. Ya sabes, para asegurarme de que está bien ahí.
Empujó su asiento hacia atrás y se levantó. —Ten cuidado —advirtió
luego se volvió y se fue de mi oficina, y me dio una última mirada de
complicidad antes de desaparecer.
Durante tres horas estuve completamente distraído por los correos
electrónicos y por la programación. Tuve problemas en la oficina de Los
Ángeles, tuve una conferencia telefónica con Simon, y luego con Roger
decidimos que debíamos almorzar. Tres horas pasaron y de vez en cuando
la idea de que Eden solo estaba a un mero par de oficinas me golpeó.
Finalmente, cuando tuve un momento para respirar, bajé por el pasillo hacia
la oficina de la esquina ahora. Abrí la puerta lentamente y fui recibido por
una Eden tecleando en su portátil, con auriculares en los oídos, y su voz
baja tarareando lo que estuviera escuchando. Me tomé un instante para
verla, para beberla. Mis ojos cayeron a su boca, y mi cerebro fue a toda
marcha. Mi desesperación por besarla de nuevo estaba en su apogeo dentro
de mí. Quería probarla otra vez y quería poseerla por completo con nuestro
beso de nuevo. Joder, quería hacer lo que me dejara hacer. Negué a los
pensamientos de mi cabeza y vi como torcía un pedazo de su cabello
alrededor de su dedo y sus ojos se levantaron a lo que estaba leyendo en la
pantalla.
—¡Mierda! —gritó cuando por fin se dio cuenta de que estaba allí. Entré
a la habitación, cerrando la puerta detrás de mí. Sus ojos siguieron cada
movimiento mientras caminaba alrededor de la oficina, mi dedo pasando a
lo largo de la parte superior del escritorio que se tragaba su portátil.
Josh estaba en lo cierto; se veía diminuta aquí.
—No sabía que habías entrado —dije mientras me desplomaba en la
silla de cuero color crema situada al otro lado del escritorio y cruzaba los
brazos sobre el pecho. La chica atrevida que me recibió en el restaurante
solo unas horas antes se había ido y ahora una Eden nerviosa estaba frente
a mí continuando torciendo una parte de su cabello mientras sus ojos se
movían lejos de mí.
—El restaurante estaba demasiado ruidoso cuando volví así que llamé
a Josh y me dijo que podía trabajar aquí.
—¿Por qué no me llamaste?
Ella simplemente se encogió de hombros en respuesta.
120
—Dime —indagué, queriendo averiguar por qué pensaba que no podía
acercarse por algo tan trivial como encontrar un lugar para trabajar.
—Porque me confundes, me intrigas, me asustas, nublas mi juicio, y
no sé quién soy cuando estoy a tu alrededor. —Sus palabras eran apuradas,
y sus ojos nadaban con indecisión. Odiaba que usara la palabra asustada
cuando hablaba de mí.
—Eso podría ser algo bueno —dije en voz baja.
—O podría destruirme por completo.
Caímos en un intenso silencio mientras nos mirábamos el uno al otro,
ambos obviamente cayendo en nuestros propios pensamientos e
indecisiones acerca de lo que estábamos a punto de comenzar. La tensión
en la sala podría ser rebanada con un cuchillo; era palpable; era real.
Me levanté de la silla y me dirigí hacia la puerta sabiendo que era
necesario que me fuera. Necesitaba un escape antes de decir las cosas que
había encerrado durante tanto tiempo. Me volví de vuelta hacia ella y le di
una última sonrisa y dije las palabras que sabía iban a llegar hasta su
núcleo.
—Bueno, tenemos diciembre para averiguarlo, ¿no?
Eden

K
y: te estoy recogiendo a las 8 am.
El sol de la mañana del sábado brillaba a través
de las cortinas que cubrían la ventana del hotel, pero
sabía que estaba ofreciendo una falsa calidez. Era
121 primero de diciembre, el primer día de invierno, y la temperatura había
descendido a un ritmo asombroso. Estirándome bajo el calor de mi edredón
releí el mensaje de Ky y suspiré. Hoy comienza. Un mes con Ky Crawford.
Todavía no entendía completamente el concepto, y lo intentaba con todo
ignorando el destello de anticipación que se disparó a través de mí cuando
recibí su mensaje. Pero el entusiasmo se apagó en el momento que una perra
llamada duda rugió a la vida, destruyendo todo a su paso.
Tropecé saliendo de la cama y me dirigí al diminuto baño. Si había
aprendido algo sobre Ky desde que llegué, era que nunca bromeaba acerca
de los planes. Si decía que iba a estar aquí a las ocho entonces debía estar
lista para esa hora. Encendiendo la ducha tan caliente como pude, me puse
de pie bajo el chorro de agua y pensé en el próximo mes. Sabía que el temor
atravesando mi cuerpo era el inicio de un tipo de emoción realmente jodida.
Esto era imprudente; esto era completamente diferente de mí. Esta era yo
perdiendo el control. Por lo general, me habría arrepentido de la decisión,
me habría odiado a mí misma por decir que sí, pero para variar era un poco
refrescante, era intrigante, era confuso como el infierno, pero solo era por
un mes.
Envolviendo una toalla alrededor de mi cuerpo limpio y húmedo, entré
en mi habitación y recogí mi ropa. ¿Dónde estaríamos yendo? ¿Qué debería
ponerme? ¿Por qué el sentimiento de una agenda oculta de repente me
abofeteó en el rostro? Sacudiendo la cabeza para disminuir los
pensamientos absurdos, me dirigí al cuarto de baño y vestida para el día:
jeans ajustados, botas hasta la rodilla y un suéter crema con mi chaqueta
roja favorita.
Después de secar mi cabello, permitiendo que las ondas naturales
cayeran sobre mis hombros, y añadiendo un toque de rímel para las
pestañas y brillo en los labios, terminé mi rutina de la mañana rociándome
un poco de mi perfume favorito de Vera Wang y estuve lista para ir. Me dirigí
hacia la cama para encontrar mi teléfono y mi bolso mientras mi mente
comenzó a correr a toda marcha con los pensamientos de lo que el día podría
traer. Un fuerte golpe en la puerta me detuvo.
Junté mis manos para tratar de ponerle fin a los temblores antes de
tomar una respiración profunda; con una oración silenciosa para tener un
poco de confianza, abrí la puerta y allí estaba. Vestido con vaqueros oscuros,
una sudadera con capucha negra, una gruesa bufanda de lana y un gorro
que le cubría el cabello castaño chocolate, pero fue el rastrojo perfecto
122 rozando su mandíbula el que me llamó la atención.
—Me siento solo aquí afuera, Eden —Ky habló en una voz profunda
mezclada con diversión.
—Lo siento, entra.
Me alejé de la puerta, abriéndola más ampliamente para que Ky pudiera
entrar. Pasó junto a mí, y no me perdí el guiño que me disparó mientras se
desenrollaba la bufanda y la tiró en mi cama.
—¿Cómo te sientes hoy? —preguntó en voz baja.
¿Cómo me sentía? Nerviosa, ansiosa, temerosa, emocionada, intrigada
—mézclalos entre sí y esa era yo. Me miró de cerca, mientras esperaba mi
respuesta. ¿Cómo podría responder sin dejar que mis verdaderos
pensamientos se mostraran? Estar bajo su mirada vigilante era algo único;
era como lo que el pulso de mi cuerpo había necesitado durante tantos años;
era un anhelo que nunca imaginé; era un soplo en mis pulmones que había
estado esperando; era pura y absoluta confusión.
—Llevas la chaqueta roja —continuó, restándole importancia a su
pregunta inicial. Dio dos pasos hasta que estuvo de pie frente a mí—. La
chica de la chaqueta roja.
—Ese fuiste tú —le susurré, completamente desconcertada que fuera
la persona de quién Ashlyn me había hablado—. Ashlyn me dijo que
alguien…
—Sí ese fui yo, así que estoy muy feliz de ver que la llevas puesta hoy.
—Poco a poco se envolvió la bufanda de vuelta alrededor de su cuello, sus
ojos nunca dejando mi rostro—. ¿Estás lista para irnos?
Asentí y cogí mi bolso de mi cama.
—¿A dónde vamos?
No dudó en su respuesta.
—A un lugar al que he querido llevarte desde que te conocí.

Nos sentamos en silencio mientras salíamos de la isla y nos dirigimos


a través del río. No tenía ni idea de dónde me estaba llevando, pero no podía
123 ignorar mi emoción.
En el momento en que el taxi se detuvo cerca de Central Park, me volví
en mi asiento y lo miré con asombro. ¿Qué estábamos haciendo aquí? Una
sonrisa jugó en sus labios mientras abría la puerta y salía de la cabina, solo
para caminar alrededor de la parte posterior y abrir mi puerta. Salí con
entusiasmo y mis ojos deambularon por el espacio, asimilando la multitud
y recordando uno de mis lugares favoritos. El momento en que Ky puso su
mano en la parte baja de mi espalda para alejarnos, salté.
—Te gusta la fotografía, ¿no? —La sensación de su cálido aliento justo
debajo de mi oreja provocó un estremecimiento en cascada por mi espalda.
—¡Por favor, no me digas que es una pregunta seria! —grité y di media
vuelta para mirarlo.
Su risa me llenó, y me di cuenta que era la primera vez que lo
escuchaba realmente reír. Era cálido y gutural, y dominante. No pude evitar
que me guste. Mis ojos se posaron en el brazo que estaba sospechosamente
detrás de su espalda. Alzó una ceja y una sonrisa envolvió sus labios. Como
si fuera en cámara lenta, trajo su brazo a la vista y me quedé sin aliento
ante lo que reveló. Sostuvo el estuche de mi cámara en la mano y una
sonrisa del tamaño del Everest se apoderó de su rostro.
¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo?
—¿Cómo? ¿Cuándo? Yo no… —tartamudeé con incredulidad.
—No debes preguntar —sugirió con un tono severo—. Vamos a dar un
paseo. Dirige el camino.
Me quedé mirándolo fijamente con fascinación completa.
Continuamente me sorprendía; era como abrir un regalo de Navidad cuando
se trataba de Ky Crawford. Nunca sabía lo que iba a conseguir.
Regresé a la realidad, y nos dirigimos a lo largo del sinuoso camino que
conducía hacia el lago resplandeciente. Podría haber estado ausente
durante los últimos cuatro años, pero todo me inundó de nuevo. El olor a
galletas recién horneadas se burlaba y provocaba mi cuerpo, el parloteo y
las risas de miles de personas inundaban mis oídos, la evidencia de un
invierno de Nueva York flotando en el aire alrededor de mí fueron fijados en
mis recuerdos para siempre. Había pasado tanto tiempo aquí desde que
estuve en la universidad; el ajetreo y el bullicio me calmaban y cuando tomé
la decisión de huir al otro lado del país, este fue el lugar a donde corrí; el
124 lugar del que tenía que despedirme.
Pero ahora aquí estaba yo, volviendo a conectarme, todo gracias a Ky
Crawford.
—Gracias por esto. —Tragué saliva finalmente encontrando su intensa
mirada—. Realmente no tenías que hacer esto.
—Sí, tenía —dijo en voz baja, con los ojos perdiendo brevemente su
intensidad a medida que parpadeaban con honestidad.
Se acercó a mi lado en silencio mientras absorbía todo a mi alrededor.
Diez minutos después de salir de la calidez del taxi, nos paramos junto a la
pista de patinaje sobre hielo que estaba invadido por los niños emocionados.
—Ha pasado tanto tiempo desde que estuve aquí —admití suavemente
mientras las emociones me llenaban—. Esto, justo aquí es lo que echaba de
menos.
No dijo una palabra, pero no necesitó decir nada. Puse el estuche de
mi cámara sobre una mesa vacía y envolví mis brazos alrededor de mí
misma. El frío del invierno azotaba con un ritmo agresivo, pero no me
importaba. Me quedaría aquí hasta que él me obligara a irme, así llueva,
nieve, granice, o haga sol. Escuché el crujido de la tierra cuando Ky caminó
hacia una mesa vacía, sin embargo, me quedé como una estatua. Solo tenía
que disfrutar de este momento. Necesitaba regocijarme en la inocencia y la
belleza ante mí.
Durante la universidad, este era el lugar al que escapaba cuando tenía
que estudiar o cuando necesitaba la soledad de la residencia de estudiantes.
Tenía que caminar un poco de más, pero cuando llegaba a este lugar me
sentía conectada inmediatamente. No supe cuánto tiempo me quedé allí, fue
solo cuando oí el chasquido familiar de una fotografía siendo tomada que
salí de mi trance. Me volví hacia Ky justo cuando hizo clic en otra foto. Bajó
mi cámara, y su rostro era completamente ilegible. Mis inseguridades me
plagaron ya que nos quedamos mirando el uno al otro como si no hubiera
nada sucediendo a nuestro alrededor.
—Eres un espectáculo a la vista, Eden Rivers.
Mis mejillas se envolvieron en una llama de color rojo bajo sus
palabras. Dejé caer mi mirada hacia el suelo para evitar que mis emociones
se derramaran fuera de mí.

125 —Vas a oírme decir eso bastante durante el próximo mes, así que te
sugiero que te acostumbres a ello.
Ky guardó mi cámara, colocándola de nuevo en el estuche, y luego la
colgó a su hombro. Se movió alrededor de la mesa hacia mí, pero sus ojos
estaban ensimismados en el lago. Como si supiera que lo estaba mirando,
desvió la mirada y me miró directamente. Sus labios se ajustaron y me lanzó
una sonrisa sexy y las malditas mariposas reaparecieron. No quería las
mariposas. Me tendió la mano y me quedé helada y no a causa del frío en el
aire. Como si el ruido fuese capturado por el aire y atrapado dentro de una
caja hermética, todo se quedó en silencio a mi alrededor. Quería agarrar su
mano; quería que su gran mano se fundiera con la mía, pero ¿por qué? No
movió su mano; dio un paso hacia mí acortando la distancia. No creí que
pudiera manejar esto. Su confianza hacía que la mía se elevara.
—Deberías sostener mi mano. —Sus ojos se redujeron a la mano que
sostenía para mí en una indicación silenciosa y luego me miró de vuelta los
ojos—. Un mes Eden. Es hora de que salgas de tu zona de confort, y soy el
hombre que te ayudará.
—¿Por qué no tienes novia? ¿No entiendo por qué alguien como tú está
soltero? —le espeté. ¿Qué carajos estaba mal conmigo?
—¿Alguien como yo? —Su voz goteaba con diversión.
Bueno pues, ¡mejor acaba con esto, Eden!
—Bueno, exitoso, lleno de confianza, tienes ese maldito hoyuelo, y eres
muy agradable a la vista. No entiendo por qué estás eligiendo pasar tiempo
conmigo cuando sé que hay un billón de mujeres por ahí deseándote.
—No quiero un billón de mujeres Eden.
Elegí ignorar la insinuación en su tono.
—Entonces ¿por qué? —presioné.
Él respiró hondo mientras consideraba su respuesta.
—Debido a que la mujer que quería se fue hace mucho tiempo y no hay
nadie más quién haya captado mi atención como ella.
—Oh. —Respiré, dejando caer mis ojos a la tierra por debajo del suelo.
De repente las ganas de consolar a este hombre que hablaba con tanta
angustia por esta mujer vencieron a todas las dudas que tenía, y sin
126 pensarlo dos veces, levanté la mano lentamente, entrelazando mis dedos con
los suyos.
Ky
N
o quería hablar de mi pasado con Eden. Ella no
necesitaba saber nada al respecto. Al segundo en que abrí
mi maldita boca y hablé, me arrepentí. No necesitaba
hacer preguntas, no quería que se hiciesen suposiciones, y estoy seguro
como el infierno que no la quería mirándome como lo estaba haciendo ahora.
La lástima era una cosa que odiaba. ¿Por qué tener lástima por algo
127 sobre lo que no tienes ni idea? Era una de esas cosas que la gente pensaba
que querías, pero era algo que nunca necesitaba. No la quería, no la
justificaba, y seguro como la mierda que no me la merecía de parte de Eden
Rivers.
Vacilé en mis pensamientos y me concentré solo en la forma en que la
mano de Eden se ajustaba a la mía. Mis ojos bajaron para mirar a nuestros
dedos entrelazados, ajustándose como un guante perfecto, como la promesa
de comodidad.
¿Qué diablos estaba haciendo?
—¿Vamos a quedarnos aquí y estar todo incómodos? —Su voz cantó
con una sonrisa, me intrigó que saliera de su manera de ser para ponerse
en señorita segura de sí misma solo para mí.
—¿Quién habló sobre estar incómodo?
La risa que afloró de su cuerpo me distrajo momentáneamente y por
un momento me apartó de lo que estaba pasando en realidad. Sabía que
necesitaba controlarme, pero la tranquilidad de estar junto a ella era tan
desconocida para mí, era como caminar en una cuerda floja y esperar a caer,
era como perder tu vista en las horas más oscuras de la noche y sentirte
manteniendo el equilibrio con pasos ansiosos. Era nerviosismo, era
impredecible y estimulante, y definitivamente no planeado.
Un mes era todo lo que tenía. Un mes para hacerlo digno de ella, para
mostrarle la vida que se negaba a vivir. Yo era un idiota obstinado en los
mejores tiempos y mis intenciones eran claras, pero también conocía los
riesgos. Si la presiono demasiado existe la posibilidad de estropearlo y si me
dejo llevar por la atracción hacia Eden Rives perderé la cabeza, y no puedo
permitir que eso ocurra. Este mes no solo se trataba sobre mí, y tenía que
concentrarme en eso. Las palabras de Josh continuaban haciendo eco en
mi cabeza al igual que el consejo de Ashlyn, como una grabación en
repetición, asegurándose de que era perfectamente consciente de lo que
estaba haciendo. Pero esa era la cosa, ¿estaba haciendo esto por mis propias
enfermas necesidades? ¿Ni siquiera tuve a Eden en consideración?
Por las siguientes dos horas, una eufórica Eden me empujó a través del
parque. Su rostro nunca cayó y la sonrisa plasmada en él era contagiosa.
Yo estaba sonriendo. Una genuina sonrisa tipo haz—mi—cara—doler, una
que había encerrado durante tantos años, una que había salido a relucir
gracias a alguien que parecía luchar constantemente contra sus demonios
personales. Su sonrisa era jodidamente increíble, ella asumió el control de
128 su rostro e hizo que el azul de sus ojos explotase y brillase de pura alegría y
felicidad.
Nuestras manos seguían entrelazadas mientras hacíamos nuestro
camino por todo el parque. Ocasionalmente ella se detendría y tomaría una
foto de algo que creería artístico, pero todo lo que veía mientras la miraba a
ella hacer sus cosas era a un banco, a un árbol, o un niño jugando. Solo
cuando ella se centraba en la fotografía y escondía su rostro tras la cámara,
perdíamos la conexión entre nuestras manos. Sentía la pérdida
inmediatamente, y en el momento que estaba hecho, estaba de nuevo a su
lado, y ella no dudó cuándo agarré su mano.
Estaba casi volviéndose una prueba para ver cuán lejos podría
empujarla antes de que ella se volviese completamente loca. Mi mente
todavía saltaba por el miedo en su rostro la primera vez que traté de besarla.
Nunca quería ver esa mirada otra vez, pero todavía estaba dispuesto a
probar los límites. Ansiaba tener mi boca y mi cuerpo en ella, era un hombre
por amor de Dios, y mentiría si dijese que no. Pero había una gran diferencia
entre desear y actuar, y sabía que no la tocaría. No podría. No debía. Lo
prometí. Pero joder si no seguía pensando en ese beso que compartimos.
Un largo timbre sonó a nuestro alrededor y ella separó su mano de la
mía para agarrar su teléfono desde lo más profundo de su bolso. Escondí
mis manos en mis bolsillos, decidiendo que era hora de parar de tocarla
mientras que todavía tenía una onza de control. La miré de cerca. Sus ojos
se entrecerraron y luego una sonrisa divertida apareció en su rostro. Sus
ojos se levantaron desde la pantalla para mirarme.
—¿Por qué está tu hermano enviándome mensajes inapropiados?
Gruñí en cuanto las palabras salieron de su boca. Josh jodido Crawford
ataca de nuevo. La habilidad de la comadreja de mi hermano para
entrometerse en mi vida en el peor momento posible, era el material con el
que las leyendas se construían. Sí, él era mi hermano pequeño pero también
mi mejor amigo, mi confidente, mi molestia, mi brutal honestidad, y mi
exasperación. Eden se concentró en su teléfono y envió una respuesta con
una sonrisa en su rostro.
—¿Entonces, qué es lo siguiente? —ella preguntó después de poner su
teléfono de vuelta en su bolsa e ignorando completamente la mirada que le
estaba dando. Ella me miró de vuelta y le devolví la mirada. Su ceja se
levantó en pregunta—: ¿Ky?
Mis ojos se estrecharon.
129 —¿Honestamente no vas a decirme lo que Josh envió en el mensaje?
Eden se rió en respuesta.
—Aparentemente voy a ver una película con Josh esta noche.
—Yo también voy —confirmé antes de que pudiese detenerme.
—Pensé que dirías eso.

El frío de la tarde se había arrastrado a través del aire y cubría el parque


con el placer del invierno. Durante el viaje en taxi de regreso a la isla, Eden
pasaba a través de las fotos que había tomado, enseñándome sus fotos
favoritas y hablándome con la jerga fotográfica, de la que no tenía ni idea,
así que solo asentía como si lo entendiese. Me divertía escuchándola hablar
con tanto entusiasmo. Ella era increíblemente talentosa, aunque cada vez
que se lo dije, ella se ruborizaría y apartaría su mirada de la mía. Era
devastadoramente lindo.
Cuando llegamos a la isla, Eden se bajó en el hotel y yo fui directamente
a mi apartamento. El día que había planeado salió mejor de lo que esperaba,
pero necesitaba conseguir a mis emociones bajo control antes de verla esta
noche. Sostener su mano hoy había sido tan íntimo. Ese simple toque cruzó
la línea. Eso me inquietó y atemorizó por estar tropezando con un abismo
dónde no tendría más el control. Mierda, no tenía ni idea de qué estaba
tratando de lograr. Necesitaba crear límites. No podía arruinarlo así de
nuevo. Mi mente se volvió loca tratando de encontrar algo que pudiese
utilizar. Sabía que ella no podía decir que no, pero entonces, otra vez,
necesitaba saber cuándo ella estaba diciendo que sí porque ella quería y no
porque ella pensaba que tenía que hacerlo. Esa jodida idea estaba jugando
con mi cabeza. ¿Por qué demonios no podía solo dejarlo estar? ¿Por qué no
podía solo desvanecerme en el paisaje y simplemente ser el tipo de la oficina?
No, tuve que ir e invitarla a que pasase un mes conmigo.
Idiota.
La idea de sentarme en mi sofá, tomar una cerveza, y ver algo de fútbol
por unas horas sonaba como un plan perfecto para mí. En el momento en
que desbloqueé mi puerta y entré a mi apartamento, el sonido de la
televisión me saludó. ¿Qué demonios? Dejé mis llaves en la mesa de cristal
130 en el vestíbulo, y cuándo entré al salón, me encontré a Josh sentado en mi
sofá, cerveza en mano y sus pies sobre la mesa de café.
—Mi cable está fuera, así que estoy usando el tuyo —afirmó, señalando
hacia la televisión antes de mirarme de vuelta expectante—. ¿Cómo te fue
en tu cita hoy?
Corrí mi mano a través de mi cabello y gemí con frustración. Ni siquiera
cinco segundos y ya lanza preguntas sobre Eden.
—Primero, ¿cómo demonios conseguiste entrar aquí? Y segundo, no fue
una cita.
—Primero, me diste una llave de repuesto y segundo, la recogiste, fue
una cita. —Golpeó de vuelta.
No me molesté en contradecirlo. Me dirigí hacia la cocina y saqué una
cerveza, deseando que el frío ámbar ofreciese ese necesitado alivio para mi
“yo” tan tenso. Bebí media botella antes de volver a la sala de estar y
derrumbarme junto a Josh quién estaba todavía mirándome expectante.
—No fue una cita —repetí con más determinación en mi voz—. Por
cierto, voy a ir al cine esta noche.
—Por supuesto que vas. —Río, y caímos a ver el partido sin hablar otra
palabra sobre Eden o nuestra supuesta cita.
No podía recordar la última vez que fui al cine Garden City, sin
embargo, en el momento que puse un pie en el vestíbulo me di cuenta de
que podría haber sido ayer. El interior no había cambiado en absoluto, el
vestíbulo todavía estaba adornado con afiches enmarcados de películas
clásicas y publicidad tamaño real acerca de Rat Pack3 y Marilyn Monroe de
pie en orgullosa exhibición al lado del mostrador de los dulces.
Escuché la risa de Eden antes de verla.
Mis ojos se lanzaron a través de la masa de espectadores
entusiasmados hasta que la encontré. Eden estaba parada al lado de Josh,
tan casualmente, tan indiferente mientras que reía por algo que él había
131 dicho. Disfrutaba de la vista. Era una parte de Eden que estaba dándome
cuenta rápidamente, raramente exponía, y no podía ignorar la sensación de
facilidad que se disparó a través mí. Descaradamente me tomé un momento
para tomar una mirada completa. Como si sintiera mis ojos en ella, miró a
través de la multitud hasta que nuestras miradas se encontraron. Sentí mi
boca curvarse en una sonrisa, y mi mano se levantó en un saludo
desconocido.
Crucé el vestíbulo, levanté mi barbilla en saludo a Josh y me incliné
para darle un beso en la mejilla a Ashlyn. Simplemente le di una sonrisa a
Eden. Mi ego se elevó cuando sus ojos vergonzosamente se apartaron de mi
mirada. Ashlyn tomó la mano de Eden y tiró de ella hacia la taquilla y mis
ojos siguieron cada paso.
—Ellas están eligiendo la película. Solo Dios sabe en qué nos estamos
metiendo. —Josh resopló a mi lado.
—¿Buena noche para una película para mujeres? —Reí en respuesta.
—Deberíamos haber traído unas malditas cervezas —él gimió y corrió
sus manos a través de su cabello.
—Esta fue idea tuya.

3
Rat Pack: nombre con el que se conoció a un grupo de actores y músicos estadounidenses
que, reunidos como amigos, se generó alrededor primero de Humphrey Bogart y, a su
muerte, alrededor de Frank Sinatra, y que trabajaron juntos en películas, conciertos,
espectáculos etc.
Veinte minutos después estaba sentado al lado de Eden en un cine
lleno gente. Apenas nos habíamos dicho dos palabras el uno al otro desde
que llegamos y ahora estar en esta cercanía me superó por la familiaridad
de su perfume.
Cerré mis ojos y mi cabeza cayó contra el terciopelo rojo del asiento,
mientras que me tomaba un momento con mis pensamientos. Las luces se
desvanecieron y los cuatro nos acomodamos cuando la película comenzó.
Mis ojos se mantenían a la deriva hacia el lado de Eden. Tenía visiones de
la película proyectándose ante nosotros, pero honestamente no podía decir
de qué mierda iba.
Cambié de posición en mi asiento y me incliné hasta que mi boca se
cernía sobre su oreja.
—Te ves muy bien esta noche.
132 La luz de la pantalla grande me permitió observar su rostro en las
sombras del cine cuando se giró frente a mí. Sus ojos brillaban y mordió su
labio inferior mientras que la timidez la invadió.
—Gracias —ella susurró después de inclinarse hacia mí y en el
momento en que su aliento me rozó la oreja, sentí la hinchazón en mis
pantalones—. Me gusta tu camisa.
Di una sonrisa apretada y aparté la mirada de ella, volviendo mi
atención a la película. Si alguien me preguntaba qué me pasaba, la
respuesta sería la chica a mi lado, porque esa era la única cosa en la que
me estaba concentrando. En el momento en que agarró mi antebrazo
durante una escena de suspenso, pensé que casi seguro no podría manejar
toda la película. El contacto piel con piel era jodidamente peligroso. Su mano
se quedó en mi brazo desnudo, continuamente enviando una sensación de
ardor a través de mi cuerpo ya al borde, y cada tanto lo apretaba solo para
recordármelo. En realidad no estaba seguro de que ella supiese lo que estaba
haciendo.
La risa de Josh a mi lado me llamó la atención, y estreché mis ojos.
—¿Te ves un poco tensó allí, hermano? —se burló en voz baja.
Simplemente lo ignoré.
En el momento en que los créditos aparecieron al final de la película,
todos nos levantamos de nuestros asientos y caminamos de vuelta hacia el
vestíbulo principal. Ashlyn y Eden empezaron a hablar sobre cómo de
caliente era el actor principal mientras que Josh y yo esperábamos.
—¿Qué vas a hacer mañana? —preguntó Josh.
—Tengo algún trabajo que hacer así que me dirigiré a la oficina o
simplemente trabajaré en casa.
—¿Verás a Eden?
—No lo sé —respondí honestamente—. Ella podría estar trabajando o
algo así.
Él asintió y me dio una mirada cómplice.
Ashlyn y Eden finalmente dejaron de desmayarse, sus palabras no las
mías, y ambas se volvieron hacia Josh y a mí expectantes.
—Podría devorar un trozo de tarta ahora —anunció Ashlyn y miró con
entusiasmo entre nosotros.
Mis ojos se fijaron en Eden y por un segundo ella se tensó, pero puso
133 una fachada de comodidad. Ella asintió en respuesta silenciosa, después
asintió a Josh en voz alta. Todos caminamos a una cafetería en la esquina,
justo en nuestra mira, Eden y yo caímos en silencio caminando uno al lado
del otro. Una cosa que noté fue que cuánto más avanzaba la noche, el
silencio se volvía más pronunciado y ella parecía ansiosa.
—¿Estás bien? —pregunté, bajando mi voz para que solo ella la
escuchara.
Ella finalmente giró su cuerpo hacia mí y asintió con la cabeza en
silencio.
Me sentí tenso.
—¿Estas realmente bien? No solo digas que sí.
—Estoy un poco cansada. Ha sido un día largo —finalmente admitió.
—Te puedo llevar de vuelta al hotel si quieres. No tienes que venir.
—Quiero pastel —me respondió con una sonrisa—. Aunque no estoy
segura de sí podría conseguir el pastel que me compraste para mi
cumpleaños. Ese fue el mejor pastel que he comido.
—Se lo diré a la tía Carole la próxima vez que la vea. —Sonreí
ligeramente.
La calidez de la cafetería ofrecía comodidad mientras que los cuatro
entrabamos a través de las puertas. Sentí a mi cuerpo empezar
a descongelarse después de la agresión del frío invierno. Ashlyn agarró la
mano de Eden y la llevó a una mesa vacía mientras que Josh y yo estábamos
pidiendo café.
En el momento que fue nuestro turno para ordenar, Josh entró en su
modo puta y comenzó a intentar entrar en los pantalones de la barista
después de que le dio nuestra orden. Sacudí mi cabeza por los movimientos
de mi hermano y me giré hacia el área principal del café y respiré
profundamente.
Mis nervios estaban de punta, mis emociones estaban por todo el lugar,
y no podía averiguar si era debido a la falta de sueño, estrés en el trabajo, o
la chica que estaba deshaciéndome a un ritmo muy rápido.
Miré hacia la mesa dónde estaban sentadas Ashlyn y Eden, e
inmediatamente me encontré con la mirada de Eden. Ella no dudó esta vez.
Sus grandes ojos atentos se encontraron con los míos con una intensidad
134 tan fuerte que parecía que me leía, que estaba descifrando cada
pensamiento que estaba teniendo. Joder, realmente esperaba que no
pudiese leerme también. Ella no necesitaba saber quién era yo. No creo que
pudiese manejar conocerme. Ella me había agarrado fuera de guardia, no
me esperaba que me estuviese mirando con esa intensidad. Me moví y giré
hacia el mostrador rompiendo la conexión. Sabiendo que estaba bajo su
mirada, mi normal fachada de confianza se desmoronó.
Eden

E n el santuario de mi habitación del hotel podría desahogarme


finalmente. Apenas cerré la puerta, estallé en un mar de
lágrimas. Fingir que todo estaba bien durante el día y
continuar la farsa en la noche me dejó física y emocionalmente agotada,
135 sabía que era una cuestión de tiempo para que me derrumbara. Y
desmoronarme es algo que no quiero hacer frente a Ky.
Después de estar sentada en la rústica cafetería envuelta por el intenso
aroma de los granos de café durante una hora y disfrutando de café caliente
y pasteles, Ky se ofreció a llevarme al hotel. El viaje fue tranquilo y mis
pensamientos estaban llenos de recuerdos del día. Mi mano aún
hormigueaba ante la sensación de su enorme mano sosteniendo la mía y me
duele el corazón ante la simplicidad y la perfección del día, pero mi mente
es un pozo de confusión que no puedo ordenar. No tengo nada que temer,
pero siento que estuve fingiendo desde que vino a buscarme hasta el
momento que se fue. No sé cómo sobrellevar situaciones como esta y tuve
que decidir si fingir era lo que quería hacer, o si era el momento para tratar
de encontrar quién era Eden Rivers y si Ky Crawford es la persona adecuada
para ser testigo de todo lo que descubrí.
Las lágrimas caen y siento mi pecho apretarse en pánico. Froto la
palma abierta sobre mi pecho en la desesperación por alivio. Sabía que era
un error enorme volver aquí.
Saqué el teléfono del bolso y lo puse en la cama mientras buscaba en
la maleta una camiseta y una sudadera con capucha. La idea de acostarme
y dormir hasta que se fuera mi cansancio era bien recibida. El teléfono vibró
en el edredón floral con un nuevo mensaje de texto. Eran casi la 1 a.m. así
que pensé que sería Tori.
No lo era.
Desconocido: Todavía en la ciudad y luciendo tan hermosa como
siempre, lástima la compañía que tienes.
¿Quién demonios era? Si lo ignoraba, desaparecería. ¿Verdad? Durante
todo el día no sentí nada de miedo; cuando sostuve la mano de Ky, sólo sentí
alegría. Todo lo que se necesitó fueron unas pocas palabras para hacer que
mi miedo reaparezca. Necesitaba ignorar esto. Nadie sabía que estaba aquí,
nadie sabía por qué estaba aquí. Otras cinco semanas y me iría.
Tenía que pasar las siguientes cinco semanas y luego volvería a San
Francisco para olvidarme de todo.
El domingo llegó y se fue sin ningún contacto de Ky. ¿Esperaba que me
contactara? Sí. ¿Estoy un poco desanimada porque no lo hizo?
Confusamente sí. Pasé el día acostada, comiendo del servicio a la habitación
y desplazándome en eBay por cosas que no necesito. Debería estar
136 preparándome para las fotografías que había reservado y estudiar las
bandas, pero lo único que quería era descansar. No recibí ningún mensaje
más, por más que pensara quién era el del mensaje de texto era un pozo sin
fondo en mi cerebro. Para el momento que me acosté, esa noche había
gastado doscientos dólares en botas, comí demasiados dulces y no había
dejado de pensar en el chico de los ojos color miel.

Terminaba de ponerme mis botas negras y me dirigía al escritorio que


está ubicado junto a la ventana para agarrar el maletín de la laptop y el
teléfono cuando se produjo un fuerte golpe en la puerta de la habitación.
Simplemente hice clic al mediodía, después de una mala noche de sueño y
perezosa mañana estaba preparándome para ir a la cafetería para conseguir
cierto trabajo terminado. Indecisa me acerqué a la puerta, agradecida que
había una mirilla. Mi ritmo cardíaco comenzó a disminuir cuando vi a Josh
Crawford al otro lado de la puerta, mirando su reloj y vestido con traje de
negocios.
—Estoy feliz de saber que estás utilizando todas las cerraduras —dijo
después que desbloqué la cerradura, corrí la cadena y abrí la puerta para
saludarlo.
Mi rostro debe haber hecho mil preguntas, cuando una carcajada lo
detuvo de seguir hablando.
—He sido solicitado por cierto hermano mío para llevarte hoy a la
oficina.
La timidez me invadió, miré hacia el piso y asentí.
—Está bien.
Me di la vuelta agarré el maletín de la laptop, el teléfono y volví a
encontrar a Josh mirándome fijamente. Si bien Ky tenía grandes ojos color
avellana, los de Josh eran de un marrón profundo.
Definitivamente, entendía por qué Tori se había sentido atraída. Caray,
ahora entendía por qué todas las chicas se sienten atraídas. Josh sostuvo
la puerta abierta para mí y salimos del hotel para dirigirnos a la ciudad,
nuestro destino era ir a Anderson Publicaciones. Para qué, no tengo ni idea.
137
La locura de la oficina me impactó en el momento en que entramos en
el elevador. Demencia de lunes, como decía Josh, estaba en pleno apogeo.
Ajusté el brillante maletín rosa de la laptop cerca de mi cuerpo y zigzagueé
a través del personal, pegándome a Josh y nos dirigimos hacia una gran
sala de juntas en la esquina más alejada. Sentí los ojos de la gente y juro
que escuché susurros preguntando quién era yo.
Una vez que entramos en la sala de juntas, Josh dijo:
—Voy a ver si Ky está en su oficina, te puedes sentar aquí, vuelvo en
un rato.
—Seguro.
Josh se fue y me dejó con mis ideas. La habitación era enorme, con una
gran mesa de reuniones blanca reluciente ocupando el espacio con al menos
doce altos respaldos, sillas ejecutivas de aspecto caro la rodeaban. Fotos de
portadas anteriores adornaban las paredes y mis ojos al instante
comenzaron a escanearlas, captando los colores, el diseño y los modelos y a
algunas de mis bandas favoritas. No lo podía creer, ni en mis sueños más
salvajes lo podía imaginar, que las fotos que tomé estarían adornando la
portada de una revista internacional.
—Um discúlpame, ¿quién eres y qué estás haciendo aquí?
Me giré hacia la voz grosera que pertenecía a una llamativa pelirroja
parada con las manos en las caderas diminutas y una risita en sus labios.
Si no fuera por su actitud maliciosa, diría que era una de las mujeres más
impresionantes que jamás había visto. Su penetrante mirada recorrió mi
cuerpo, fijándose en mis ajustados jeans, botas hasta las rodillas y la
sencilla blusa blanca con claro disgusto.
—Mi nombre es Eden, y estoy esperando a Ky —dije rápidamente,
esperando que se diera la vuelta y se vaya.
Sus ojos se abrieron y con un par de pasos en sus impresionantes
tacones, entró en la sala de juntas y cerró la puerta.
—¿Eres Eden Rivers? —exclamó con desaprobación—. ¿Es por ti que
Ky me está rechazando?
Vaya, ¡hola inseguridades! Me siento retroceder mientras observo todo
el glamour frente a mí. ¿Ky la rechazó por mí? ¿Qué carajos? Me mira
expectante y continúa juzgándome con los ojos llenos de odio. ¿Dónde
diablos estaban Ky o Josh? Ella no volvió a hablar en lo que parecía una
138 eternidad y yo no sabía que responder.
—No puedo creer que ayer por ti me haya rechazado. Había escuchado
hablar de la infame Eden Rivers, pero por lo que decían esperaba a alguien
un poco más refinada. Jesús, estoy sin palabras.
Claramente no lo estaba.
Dio un paso, quedando tan cerca que su perfume me sacudió con toda
su fuerza. Sus ojos amenazaban con venganza y una sonrisa desdeñosa
completaba su excesiva mueca.
—Él no tiene relaciones; él folla y se va y soy feliz por complacerlo.
Espero que conozcas sus expectativas y puedas vivir con ellas.
—¿Ya jodidamente terminaste?
Salté ante el sonido de una voz muy cabreada retumbando desde la
puerta. Al girarme veo la presencia intimidante de Ky apoyado en el marco
de la puerta, con los brazos cruzados sobre su pecho y una expresión de
disgusto en su rostro. Estaba vestido de la cabeza a los pies con un traje de
negocios; no se parecía en nada a como lo había visto antes. Mis ojos, con
mente propia, recorrieron la longitud de su cuerpo, captando el traje gris
oscuro, la camisa blanca abierta en la parte superior y la corbata suelta
alrededor de su cuello.
—Sólo estaba presentándome a Edén —la pelirroja tartamudeaba
mientras intentaba justificar sus palabras.
—Escuché lo suficiente para saber que no era eso lo que estabas
haciendo Angela, así que vete a la mierda y vuelve a tu escritorio. Vamos a
discutir esto en otro momento. —Ky no me miró ni una vez desde que entró
en la sala. Sus ojos estaban fijos en la mujer que ahora conocía como Angela.
—¿Hablas en serio? —cuestionó Angela, con tono exasperado.
—¿Te parece que estoy bromeando?
Finalmente, Ky me miró y sus ojos se suavizaron. No tenía ni idea que
estaba sucediendo. Aparté la vista y miré el maletín de mi laptop, palpé
dentro fingiendo estar buscando algo. Escuché un murmullo de palabras
susurradas y luego el sonido de voces apaciguadas.
No lo escuché moverse por la habitación, así que casi salgo de mi piel
cuando siento el suave tacto de una mano en la parte baja de la espalda.
Cuando levanto la vista del suelo y me giro hacia él, Ky me está mirando
139 tensamente, observando mis rasgos como si estuviera tratando
desesperadamente de medir mi reacción, para asegurarse que estoy bien. Le
muestro mi mejor sonrisa.
—¿Estás bien? —Su voz ahora era suave y calmada y aun así profunda
y atractiva.
—Sí —respondí de inmediato.
—Joder, Edén, respóndeme sinceramente.
—Estoy bien —murmuré sin dejar de mirarlo.
Inclinó la cabeza y miró el techo. No podía ignorar el suspiro enfurecido
que escapó de su cuerpo.
—Eden, una vez más. ¿Estás bien?
La tensión en la sala había pasado de la preocupación a la frustración
en un segundo. Me quedé en silencio mientras trataba de pensar mi
respuesta. Evidentemente nada de lo que diga, será lo que quiere escuchar
y ciertamente no sería lo que quiero decir. Dejó de mirar el techo y se centró
en mí, esperando expectante mi respuesta. Todo está perdido cuando me
mira así. Es una mirada a la que estoy muy acostumbrada. Sus ojos
perdieron la ferocidad que tenían hace unos momentos y ahora estaban
llenos de expectativa, protección y tal vez un poco de ansiedad. Cómo si mi
respuesta fuese un peso sobre los hombros.
—Voy a estar bien —admití—. No esperaba ser bombardeada por una
de tus amiguitas.
—¿Amiguitas? —se burló y me doy cuenta que está conteniendo la risa.
—No quiero detenerte de estar con las mujeres que te interesan. Quedó
bastante claro que ella te tiene en su punto de mira y si tú quieres…
—Detente antes de que sigas más lejos —gritó, negando en el proceso—
. ¿Recuerdas lo que dije el sábado?
Mis pensamientos volaron al sábado y las conversaciones que tuvimos.
Sabía exactamente a lo que se refería. La única conversación que hizo a mi
corazón llorar por él. La chica que se escapó, la única chica de la que no
quería despedirse. Asentí en respuesta.
—Por última vez, no tengo ninguna amiguita, como tú las llamas, pero
si lo hiciera, no sería alguien como Angela. Como te he dicho, no tengo
interés en ninguna mujer en este momento. —Su voz se transforma en un
susurro—. Además de ti Señorita Rivers.
140 Mi estómago se retorció y mi corazón se aceleró ante sus palabras. No
sabía si era la certeza de su voz, el hecho de que él llevaba un traje, o la
mirada de confianza, pero de repente me hizo olvidar todo y por un breve
momento, en medio de la sala de juntas, era sólo una chica que tenía la
atención de un chico que parecía tan fuera de su alcance.
De repente sentí algo que no había sentido en años.
Viva.
Ky
A
l abrir la puerta y encontrar a Angela metiéndose con
Eden, me había cabreado. ¿Cuándo se daría cuenta esta
mujer de que no quería tener nada que ver con ella fuera
de nuestra relación profesional? Era bastante obvio que no quería tener
nada que ver con ninguna mujer, a excepción de Eden. Ayer había entrado
a la oficina con Josh y por alguna razón Angela se encontraba allí; nos
había interrumpido a Josh y a mí cuando estábamos hablando de Eden.
141 Bueno, Josh estaba intentando desesperadamente de obtener información
de mí con respecto a Eden. Ya sabía desde el momento en el que llegué por
la mañana que el rumor se había esparcido, pero ciertamente no esperaba
que los dos fuéramos el chisme de la oficina.
Eso también me molestó.
Era un jodidamente—fantástico inicio de semana.
—Ven conmigo —le dije y me dirigí hacia la puerta. Por supuesto, ella
me siguió sin objetar.
Caminamos lado a lado a través del espacio de la oficina, sus tacones
sonando contra el suelo pulido, lo que provocó que algunas cabezas se
levantaran para mirar. Angela estaba de pie junto a la mesa de la cotilla más
grande de la oficina y sus bocas se abrieron cuando Eden y yo pasamos. Le
disparé a Angela una mirada en señal de advertencia, y se apresuró a dar la
vuelta y fingir que estaba clasificando el papeleo.
—¿A dónde vamos? —Eden finalmente habló.
—Mi oficina. —Mi respuesta fue demasiado corta. Estaba descargando
mi mal humor en la persona equivocada, y me arrepentí inmediatamente.
Permaneció en silencio y una vez que llegamos a mi oficina, mantuve
abierta mi puerta y ella entro; cerré la puerta detrás de nosotros a pesar de
que sabía que simplemente alimentaría aún más el chisme de la oficina.
—Toma asiento —le pedí en un tono monótono, señalando el asiento de
enfrente de mi escritorio. Rápidamente se dejó caer en el asiento, su bolso
con el portátil cayendo a su lado—. No era mi intención causarte ningún
problema. Puedo irme. Probablemente sería mejor si me voy. —Ella empujó
hacia atrás su asiento y fue a levantarse, pero se congeló cuando hablé.
—¿Te he dicho que quiero que te vayas? Siéntate Eden.
Ella asintió y regresó el asiento donde estaba. Sus ojos brillaban
cuando se dejó caer en él. Inhalé bruscamente y froté mis dedos por la sien.
Este podría ser el momento perfecto para decirle que mi estúpida propuesta
fue un error y que simplemente deberíamos vernos cuando sea necesario
para el trabajo. Podría simplemente regresar a ser el hombre que firmaba
su cheque de pago.
Esto estaba completamente jodiendo mi mente, y yo era una persona
libre en el mejor de los tiempos, pero ahora temía que fuera a colapsar o
peor aún, explotar frente a la persona equivocada.
142 Una vez que abrí los ojos, me tomé un momento para admirar su
belleza. Después de nuestro día en el parque y luego la noche en el cine, la
había dejado, volví a mi apartamento y trate de comprender lo que había
sucedido en realidad. Aún sentía el calor de su mano en la mía, el sonido de
su risa en mis oídos, pero también me acordé de la mirada que estaba sobre
su rostro en momentos aleatorios durante la noche. Era casi como mientras
más tiempo estaba fuera, más incómoda se sentía. No me gusta pensar en
ello, pero no podía evitar la sensación de que ella estuvo fingiendo todo el
tiempo.
Me mató no hablar con ella ayer, pero sabía que tenía que abordar esto
con guantes de seda. No podía asustarla con mis intensos motivos, y sabía
que cuanto más tiempo pasara con ella más estaba perdiendo la batalla para
contenerme.
—Mira, lo siento. No estoy enojado contigo, estoy cabreado de que
Angela haya dicho algo así. Lo que estamos haciendo no es problema de
nadie. Joder, ni siquiera yo sé lo que estamos haciendo. —Arrastré mi mano
por mi cabello, la frustración era una maldita perra y estaba llegando a mí.
Eden estaba congelada en su lugar, mirándome con ojos sorprendidos. Yo
estaba fallando miserablemente en todo los intensos motivos, así que pensé,
por qué diablos no, vamos por ello y lidiemos con las consecuencias
después—. Realmente disfrutaste lo que pasamos el otro día y noche, porque
yo lo hice y puede que haya dicho que no te voy a follar, pero Jesús, Eden,
sería una mentira si dijese que no quería besar esos labios perfectos de
nuevo. Eso es con lo que estoy luchando en este momento, por lo que no
quiero que te vayas. Quiero que te quedes para que puedas seguir
atormentándome.
La intensidad en la sala pasó de cero a mil después de mi pequeña
exposición. Nuestros ojos se conectaron mientras abría mi portátil. Eden no
parecía asustada, es más, parecía intrigada, y el rubor más dulce adornaba
sus mejillas. Le había pedido a Josh que la trajera aquí para discutir del
trabajo, pero ahora todo lo que había hecho era llevar nuestra vida personal
hacia mi espacio profesional.
—Tenemos que discutir sobre donde estarás trabajando y planear un
horario. Hay espacio aquí si quieres trabajar desde aquí o podemos mirar
otros lados. Tienes una gran cantidad de trabajo delante de ti, y quiero ser
capaz de darte lo que necesitas.
No me jodas. Si eso no era una insinuación sexual no sabía que lo era.
143 No me perdí su fuerte inhalación de aire; el cual se disparó
directamente a través de mis pantalones y comenzó a despertar a mi polla.
Las advertencias de Josh resonaban en mis oídos, y sabía que estaba
pisando en terreno peligroso. Todo lo que tuve que hacer fue preguntarle
una cosa—hacer un movimiento estúpido, luego hacerle una pregunta que
no sería capaz de rechazar. Ella no la podía rechazar. Mientras sus
profundidades azules brillantes me miraban, me perdí bajo su mirada
mientras escenario tras escenario aparecían ante mí.
—Me confundes Eden.
—No sé lo que quieres decir. —Su mirada no bajó, ella mostraba una
confianza que sabía estaba allí pero que había escondido del mundo. ¿Podría
ser cierto que poco a poco empezaba a encontrar el coraje para enfrentarme?
—Dices que sí sin pensar en las consecuencias, lo que me asusta
demasiado; haces lo que te pido sin lugar a dudas; hay momentos en que
veo a esta confiada, atrevida chica que quiere venir a la vida, pero en el
momento siguiente se pierde y da paso una chica que tiene miedo ante la
idea de un hombre tocándola.
—No puedo evitar lo que soy. Ky. Soy simplemente yo.
—Bueno, tengo un mes Eden, y voy a encontrar a esa atrevida chica y
traerla porque ella merece ser vista. Voy a tocarte; eso está garantizado como
el aire que respiras.
—Dijiste que no me follarías —dijo ella, el pánico rugiendo dentro de
sus palabras mientras se ponía de pie y recogía sus pertenencias.
—Hay una gran diferencia entre follar y tocar Eden.
Y luego se fue.

Habían pasado dos días desde mi arrebato inmaduro con Eden. Dos
días de obsesivo trabajo, dos días sin dormir, dos días de aniquilarme en el
gimnasio hasta que caía en un pozo de puro agotamiento.
Finalmente me había convencido de salir de la oficina y estaba sentado
en el comedor con Ashlyn y Josh.
—Te ves como una mierda —decidió anunciar mi hermano siempre tan
honesto.
144 —Te das cuenta de que eres un imbécil, ¿verdad? —Le disparé una risa
y puse los ojos en blanco.
Tía Carole se dirigió hacia nosotros con preocupación destellando sobre
su rostro, y se fue de frente hacia mí. La inquietud me llenó y estreché mis
ojos, esperando sus palabras.
—Eden está fuera siendo atormentada por Chris.
Mi cuerpo salió volando de la cabina, y sentí como si mis pies ni
siquiera tocaban el suelo. ¿Cuándo entendería el punto el imbécil? No quería
discernir sobre por qué estaba alrededor. Llegue a la acera y parándome
cerca de la entrada tuve una vista de Chris Jodido Edwards hablándole a
Eden. Corrí a toda velocidad con una cosa en mi mente, salvar a Eden.
Agarré la parte de atrás de su camisa, alejándolo de una Eden
temblando y lo estrellé contra la pared de ladrillo.
—Eden, retrocede —rugí. Sus ojos se ampliaron, y ella no lo dudó.
Cuando estuvo fuera de mi vista, me di la vuelta a un Chris sonriendo y
empujé mi antebrazo contra su garganta.
—¿Cuántas malditas veces tengo que decírtelo? Mantente alejado de
ella. —Sentí la vena en mi cuello palpitar bajo mi ira y el pensamiento de mi
puño conectando con su presumida cara casi me supera.
—Siempre tan protector Ky, pero ¿qué pasará cuando no estés ahí? —
Se salió de mi agarre y dio un paso hacia adelante, estando justo en frente
de mi rostro—. Escuche que su coño es jodidamente dulce.
—Cierra tu maldita boca —le susurré—. Te acercas a ella y te juro por
Dios que te derribaré, hijo de puta. Mantente malditamente lejos de ella.
Me aparté de él con la ira pulsando a través de mi cuerpo, desesperada
por escapar, y fue entonces cuando volvió a hablar.
—Los secretos siempre salen Crawford, y voy a estar listo para
abalanzarme.
No me molesté en quedarme cerca para escuchar más de las malditas
palabras que iba a soltar. Necesitaba encontrar a Eden. Eché mi cabeza
hacia atrás y mire de lado a lado tratando de encontrar algún rastro de ella.
Finalmente encontré su figura alejándose mientras cruzaba la carretera.
Empecé a correr y me abrí camino a través del tráfico con Eden a la vista.
—¡Eden, detente! —supliqué cuando llegué a su alcance.
Ella se congeló en su lugar y se giró hacia mí, su rostro completamente
145 ilegible. Aumente mi ritmo hasta que me detuve justo en frente de ella. Podía
ver el pánico de salir de ella, y era obvio que sus muros estaban aumentando
a un ritmo alarmante.
Mis manos tomaron su rostro, animándola a mirarme. Incluso cuando
parecía petrificada, ella seguía siendo la chica más hermosa. —¿Te lastimó?
Su labio inferior temblaba y ella negó un poco antes de hablar. —Estoy
bien, sólo quiero salir de aquí.
—Hey, ven aquí —le susurré y envolví mis brazos con fuerza alrededor
de ella llevándola firmemente contra mi pecho. Sus brazos rodearon mi
cintura y me atrajo hacia su cuerpo. La abracé tan cerca como pude hasta
que dejó de temblar—. ¿Estás bien?
Ella levantó su cabeza de mi pecho y me miró con sus ojos brillantes.
—No lo sé. Él me asusta.
—¿Qué puedo hacer? —le pregunté, queriendo desesperadamente
detener el miedo que estaba inundándola—. ¿Quieres venir a cenar conmigo,
Josh y Ashlyn?
Sus ojos nadaban con indecisión ante mí. Ella tiró de su labio antes de
limitarse a asentir. Mi irritación crecía cada vez que era testigo de esto, pero
me negué a dejar que hierva de nuevo. ¿Qué pasa si yo era alguien que no
sólo iba a llevar para cenar? ¿Y si era alguien que vio lo hermosa que era
y...? Yo no podía ni siquiera pensar en ello. Me hizo más decidido a hacerla
decir que no a veces o al menos decir que sí por las razones correctas. Se
encendió una necesidad dentro de mí, una necesidad que no debo desear.
—Vamos, vamos.
Ella se alejó de mi cuerpo y enlacé mis dedos con los suyos y
caminamos en silencio de nuevo hacia el restaurante. Mis ojos brincaban
febrilmente en busca de cualquier señal de Chris, pero como una rata sucia,
había desaparecido en las grietas de la ciudad.
En el momento en que entramos por la puerta la calidez del restaurante
circuló alrededor de nosotros, mi tía Carole entro en nuestro espacio
preocupada por Eden.
—Cariño, ¿estás bien? Lamento mucho no haberlo notado antes.
Puedes venir aquí cuando quieras. Estás a salvo aquí.
Mi corazón se calentó por la preocupación de mi tía. Ella era como una
segunda madre para mí y Josh, y conociendo su lado maternal, sabía que
Eden conseguiría el tratamiento completo de la tía Carole. La dulzura de la
146 sonrisa de Eden era reconfortante para los pensamientos brutales que
estaba teniendo con respecto a Chris.
—Llévala a la cabina Ky, voy a traer a algunas bebidas y tomar su
orden. —Se volvió hacia el Eden y puso una mano en su mejilla—. Él va a
cuidar de ti cariño. Es un buen chico.
Cuando llegamos a la cabina, tanto Ashlyn como Josh se levantaron de
sus asientos y abrazaron a Eden fuertemente mientras me ponía de nuevo
de manera protectora. Hice que se deslizara y sentara frente a la ventana
para poder protegerla del mundo que nos rodeaba. Eran mis tendencias de
hombre de las cavernas alzándose; si alguien quería llegar a ella, tenían que
pasar a través de mí. Su cuerpo temblaba a mi lado y estaba estudiando la
mesa mientras ella arañaba su camino de regreso hacia el caparazón con la
que ella misma se protegía. Cogí su mano debajo de la mesa y entrelace
nuestros dedos, desesperado por proporcionarle consuelo. Su agarre se
apretó, y ella se movió ligeramente hasta que su cuerpo estaba al ras contra
el mío. Mi pulgar froto sobre su piel suave, y puse nuestras manos unidas
en mi regazo.
—No voy a dejar que nada te pase. —Baje el tono de mi voz para que
sólo ella lo escuchara y mis palabras eran completa y absolutamente
verdaderas. Nada me detendría para garantizar su seguridad.
Sus ojos se levantaron para encontrar los míos, y me dolía el corazón
verlos nublados con miedo. —Nadie puede garantizar eso. Ni siquiera tú, Ky
—admitió con derrota.
—No me subestimes Eden.
Nuestros ojos se bloquearon ferozmente en el otro, y esperaba por
Cristo que mis palabras silenciosas fueron comprendidas.
—¿Qué quieres para cenar esta noche, niña bonita? —La suave voz de
Josh floto sobre la mesa y rompió el trance que Eden y yo teníamos el uno
con el otro.
—Um, creo que quiero pasta —contestó en voz baja y su mirada cayó
al menú en la mesa.
—La tía Carole hace la mejor pasta de pollo y champiñones —sugerí.
—Bueno, entonces tengo que probarla.
Ashlyn se sentó frente a nosotros, junto a Josh, y apenas había dicho
una palabra desde que Eden había entrado. Sus ojos se encontraban
147 trabados firmemente en Eden y su rostro estaba como de piedra. Sabía que
toda esta situación la estaba matando, pero se negaba a reconocerlo. No
importa cuántas veces le dije que hablara con Eden, no lo haría.
—Ashlyn, me preguntaba si quieres ir de compras a la ciudad en algún
momento pronto. Quiero ir a Victoria’s Secret.
Santa mierda, mátenme.
Al instante, el pensamiento del dulce cuerpo de Eden con lencería sexy
apareció en mi mente y la lujuria se disparó directamente a mi polla. Apreté
su mano con tanta fuerza que se quedó sin aliento a mi lado y me pidió
disculpas en voz baja. El rugido de la risa de Josh en la mesa me atrajo de
vuelta a la realidad, y le lance una mirada de muerte pura.
—Oh nena, acabas de poner mi hermano en un rumbo sin retorno —
bromeó con arrogancia frente a nosotros.
Me incliné hasta que mi boca estaba cerca de su oreja y le susurré—:
¿Haces compras en Victoria’s Secret?
Se movió hasta que su cara estaba apenas unos centímetros de la mía,
y sus ojos brillaron con diversión—. Sí.
—No me jodas —gruñí—. Me matas Eden Rivers.
Sacudí los pensamientos de mi cabeza y miré de regreso hacia un
reluciente Josh y sonriente Ashlyn. Me molestaron. Escondí mi sonrisa
detrás de mi vaso mientras tomaba un sorbo de mi refresco y, finalmente,
la tía Carole llego para tomar nuestros pedidos.
El resto de la cena fue bien. La conversación fluyó perfectamente en la
mesa y con el tiempo sentí a Eden relajarse junto a mí. Relajé el agarre en
su mano, esperando que desenredara sus dedos de los míos, pero no lo hizo,
ni siquiera cuando la tía Carole llegó con nuestros pedidos. Comió su pasta
con una mano, mientras yo luche para comer mi hamburguesa con una
mano.
—Bueno chicos, me estoy yendo. Tengo una cita caliente con un nuevo
coño esta noche —Josh anuncio sin ninguna preocupación en el mundo. Se
deslizó fuera de la cabina y se situó en el extremo de la mesa con una mirada
de suficiencia barriendo sobre su rostro.
Eden se atragantó con su refresco por la honestidad que Josh le
gustaba repartir con el universo.
—Mierda, lo lamento Eden, tiendo a hablar antes de pensar —se
148 disculpó profusamente y me miró con recelo.
—No hay necesidad de disculparse. Ve y disfruta tu, um, coño —Eden
murmuró, y juro por Dios incluso sus palabras se sonrojaron.
Risas desenfrenadas llenaron la mesa y Ashlyn siguió a Josh fuera de
la cabina después de anunciar que también se dirigía a su apartamento
porque ella tenía una reunión temprano por la mañana. Antes de que Josh
se fuera, invito a Eden para que vaya a su casa para cenar esta semana, la
cual ella aceptó de inmediato.
—No puedo creer que hayas dicho coño —Me reí mientras me movía a
través de la cabina y me deslizaba en el asiento frente a ella.
—¿En serio? —Ella me miró con diversión, levantando una ceja en el
proceso.
—Simplemente no pareces alguien que maldice.
—¿Adivina qué? Digo joder, mierda, imbécil, y polla también.
Mi risa llamó la atención de la tía Carole, quien se deslizó en la mesa
con dos grandes rebanadas de su famoso pastel de chocolate. La vista de
Eden hacia la torta y luego ella me dio la más dulce, más emocionada
sonrisa.
—Él me dijo que habías dicho que este era tu pastel favorito, así que
aquí tienes cariño. Disfruta. —La tía Carole asintió hacia mí.
—Te dije que se lo diría.
Cavamos en nuestro pastel y el silencio cayó sobre la mesa, bueno,
hasta que Eden comenzó a suspirar y hacer los pequeños gemidos más
inocentes mientras disfrutaba de cada bocado de la tarta. Pensé en gatos
muriéndose para tratar de no pensar en los sonidos proviniendo de su boca
deliciosamente tentadora, si, así de jodida era esta situación. Nada ayudó.
—Así que cuando terminemos, tengo que acompañarte de regreso al
hotel.
—Quiero quedarme. Quiero jugar a las veinte preguntas —dijo de golpe,
sorprendiéndome por completo ante su arrebato.
—¿Qué? —tartamudeé de regreso, confundido.
Ella tartamudeó en respuesta y comenzó a escarbar en el pastel a medio
comer. —Quiero decir seguro de que estaría bien. Probablemente debería
dormir un poco. Tengo un gran día mañana.
149 —¿Quieres jugar a las veinte preguntas conmigo? —El humor se quedó
en mi pregunta.
Sus mejillas se sonrojaron, y sus ojos bajaron.
—Eden, mírame —exigí y al instante sus ojos se encontraron los míos
de nuevo—. ¿Quieres jugar a las veinte preguntas?
—Sí —susurró.
—¿Por qué?
—Quiero conocerte. Si estoy pasando todo este tiempo contigo, no
quiero que sea raro, y pensé que si sabía cosas sobre ti, me sentiría más
cómoda.
Bueno, jódeme. Me recosté contra el cojín de la cabina y cerré mis
manos detrás de mi cabeza. Eden, mirándome fijamente, juntó las manos
sobre la mesa, pero no vaciló. ¿Cómo me metí en esta situación? Para un
extraño, esperaría que ellos pensaran de yo que era un idiota que se
aprovecha de una chica que no podía decir que no, pero aquí estaba ella,
tomando las riendas y arrastrándonos más cerca.
Un mes.
—Veinte preguntas, ¿eh?
La sonrisa que iluminó su rostro era la única respuesta que necesitaba.
—Quiero ir a buscar un chocolate caliente primero. ¿Quieres algo?
—Café. Tía Carole sabe cómo me gusta.
La observé atentamente mientras hacia su camino a través de la
multitud, completamente ajena a las miradas de reojo que estaba recibiendo
de cada chico en la habitación. Mientras estaba en el mostrador, me miró
por encima del hombro. Inocencia y atractivo sexual rezumaban de ella en
olas terriblemente intensas. Un minuto ella parecía que estaba coqueteando,
en el siguiente era reservada y se ocultaba detrás de una pared. Ella era
pura confusión, y sentí como si estuviera recibiendo latigazo tratando de
mantenerme al día con ella.
Cada plan que tenía era completamente jodido, y todo se debía a que
no podía reinar en mis inseguridades. Estaba obsesivamente atraído por
esta chica, pero sobre todo me intrigaba. Mi miedo final era que mi secreto
podría ser su caída más grande, pero sin embargo, aquí estaba yo creando
estúpidas ideas y escenarios para tratar de tenerla en mi vida.
Una vez que nuestro pedido estaba listo, caminó por la habitación y se
150 metió de nuevo en la cabina frente a mí, deslizando mi capuchino caliente
humeante hacia mí.
—¿Cómo conoces a Chris? —preguntó en voz baja.
Mierda.
¿Cómo podría responder a eso? Dudé sobre mi respuesta antes de
finalmente mirarla a sus ojos preocupados.
—Él es el primo de alguien con quien fui a la universidad. Él es un
idiota, y no necesitas tener nada que ver con él. Por favor, prométeme que
no importa lo que pase, vas a decir que no a todo lo que te diga, si alguna
vez se te acerca de nuevo. No creo que lo haga, pero por si acaso.
—¿Qué le dijiste?
—Le advertí que sería mejor para el mantenerse alejado de ti.
—Lo hiciste de nuevo.
No entendí lo que estaba insinuando. Fruncí mi ceño mientras la
miraba sobre mi taza. —¿Qué hice? —finalmente pregunté.
—Tú me salvaste de nuevo.
Mi corazón se retorció ante sus palabras. Si tan sólo fuera verdad. Esas
palabras eran la mentira más obvia del mundo, pero ella nunca sabría eso.
No podía entrar a una conversación como esta sin enloquecer. O bien era
dejarla aquí para el deleite de Chris, quien yo sabía estaba al acecho en
algún lugar, o cambiar rápidamente hacia dónde se dirigía esta
conversación.
Nos quedamos aquí por una razón.
Veinte malditas preguntas.
—¿Cuál es tu comida favorita?
—¿Disculpa?
—Veinte preguntas Eden. ¿Cuál es tu comida favorita?
—Oh, um como te habrás dado cuenta desde que me estabas siguiendo
por el Facebook, amo la pizza, pero también los espaguetis caseros.
Tomé nota.
—¿Cuántos años tienes? —ella continuó con el juego.

151 —Tengo veintiséis. Mi cumpleaños es el 15 de agosto —admití con una


sonrisa y luego continué con mi siguiente pregunta—. ¿De dónde eres?
—Nueva Jersey. Mis padres están fuera de la ciudad sin embargo. No
vuelvo allí porque cuando les dije que iba a estar aquí durante seis semanas,
ya habían reservado su viaje a Australia y no podían cancelarlo. —Su voz
bajó mientras hablaba—. ¿Haces esto con todas las personas que contratas?
—¿Qué es eso? —le pregunté, no muy seguro de a dónde iba con esto.
—Pedirles que pasen un mes contigo, las llevas a tomar un café. Parecía
de esa manera por la reacción de Josh el otro día, apenas sales de tu oficina.
—Puedo poner una mano sobre mi corazón y decirte que eres la única
mujer a la que le he pedido que pase un mes conmigo, y es bastante
alarmante la rapidez con que está aprendiendo cosas sobre mí.
—Soy atenta. —Sonrió y levantó la taza a sus labios, un suspiro
perfecto escapando de ella mientras tomaba un gran sorbo de chocolate
caliente.
Eden siendo observadora me asustó.
Sus ojos se levantaron a los míos y miraron por encima del hombro. —
¿Por qué tu tía nos está mirando de esa manera? En realidad ¿por qué todo
el personal nos mira?
Me giré en mi asiento, y efectivamente, la tía Carole estaba detrás del
mostrador flanqueada por otras dos mujeres, todos los ojos pegados en Eden
y yo. Tan pronto como vieron que habían sido atrapadas, de repente se
pusieron a trabajar y se fueron a diferentes rincones del restaurante.
—Tú eres la primera chica que he traído aquí. Eres oficialmente de lo
que van a hablar en el restaurante de Joe.
—¿Quiero ser de la que van a hablar en el restaurante de Joe?
—No tienes elección, nena.
Ella levantó la taza de nuevo a sus labios para ocultar su sonrisa detrás
de la porcelana. Me tomé un momento para admirarla en silencio. Su mirada
se desvaneció cuando un pensamiento distante se apoderó de ella. Parecía
que la arrastraba fuera de la realidad justo delante de mí. Mis pensamientos
se enfrentaban entre sí, y no sabía si debía regresarla a la realidad o dejarla
sucumbir ante sus recuerdos. Eden Rivers era el libro más cerrado que
alguna vez había encontrado. Quería abrir la tapa, disolver el lomo, y
152 arrancar las páginas de su historia en un millón de pedazos. Más que nada
quería ayudarla a escribir nuevas palabras en el papel sin tocar
perfectamente nítido, y llegar con el título perfecto, para la historia perfecta.
Eden

K
y: ¿Te veré esta noche en lo de Josh?
Edén: Voy a ser la chica de la chaqueta roja.
Durante dos días Ky y yo habíamos estado
hablando sin parar a través de mensajes de texto. Estaba
153 fuera de la ciudad por negocios así que esta era la forma en la que podía
ser. Él me advirtió que a pesar de que no estaba en la ciudad, todavía iba a
hacer valer sus meses en mí. Ahora era rutina despertarme con un mensaje
de texto y dormirme después de enviarle un mensaje de buenas noches.
Nuestras veinte preguntas habían seguido durante esas conversaciones
de mensajes de texto. En los últimos dos días me había enterado de
que su color favorito era el verde, que era un ave nocturna, que no le
gustaba nada la piña, y que tenía una fuerte aversión a las películas de
terror.
Sus mensajes de texto eran lo único que hacían quedarme. Hoy
mismo había preparado mi maleta y levantado mi teléfono de la cama
para llamar a la línea aérea, todo por culpa de un mensaje de texto
que simplemente decía: ¿Dónde está tu novio ahora?
Se podría pensar que le diría a alguien, o que llamaría a la policía,
pero mi jodida cabeza simplemente me dijo que lo ignorara, porque si lo
ignoraba, no estaba realmente sucediendo. Sí había perdido oficialmente mi
mente.
En su lugar había abierto mi laptop y trabajé hasta que mis ojos se
sentían como si se estuvieran cayendo fuera de mi cabeza. Había establecido
la cama como mi espacio de oficina, con mi computadora portátil y un
sinnúmero de fotos que había impreso sobre ubicaciones potenciales que
visitaré el próximo par de días. Mi trabajo y los mensajes de texto de Ky eran
lo único que me hacía quedarme, y siempre y cuando los tuviese, sabía
que estaría semi bien.
Todavía estaba tratando de sacar de mi cabeza a ese Ky, que
había llegado a mi vida de manera tan abrupta, convirtiéndose rápidamente
en una seguridad de la que dependía, fue el que me salvó de las garras
de Chris innumerables veces, sin embargo no me había pedido nada a
cambio. Estaba eligiendo ignorar la intriga que se encendía dentro de mi
cuerpo cerrado cuando pensaba en Ky Crawford. La chispa que giraba y
giraba dentro de mi cuerpo con un simple toque de su mano era cada vez
más difícil de ignorar. Esto era tan ajeno a mí.
Pero ahora, cuando me paré frente al espejo y pasé las manos por mi
cuerpo, enderezando las arrugas inexistentes en mi top, sonreí a la chica
que me devolvía la mirada. Fue una verdadera y legítima sonrisa, y eso me
entusiasmaba. Creo que acababa de coquetear con Ky Crawford. ¿Mencioné
la chaqueta roja que sabía que le gustaba? Barrí sutilmente el rubor rosa
sobre mis mejillas, deslicé sobre mis pestañas rímel negro medianoche, y
154 pinté mis labios con un brillo de labios rojo, entonces me encontré lista para
dirigirme a cenar a lo de Josh.
En el momento en que salí del taxi delante de City Towers, mi cabeza
se inclinó hacia atrás y miré al edificio de apartamentos de quince pisos.
El gran edificio brillaba con luces que relucían en el cielo oscuro y frío de la
noche. Era espectacular y más acogedor.
Cuando llegué al décimo tercer piso, música golpeó mis oídos, y venía
de detrás de la puerta del apartamento13A. Potentes bajos ruidosos
atravesaron mi cuerpo destruyendo la idea de una cena tranquila. Tenía mi
puño cerrado para golpear, cuando la puerta se abrió de golpe y de repente
Ashlyn salió furiosa y corrió por el pasillo, sus pasos llenos de brutal
determinación mientras su rostro se retorció en cólera. Sus sollozos flotaban
en el aire. Tan rápido como apareció, desapareció en el 13C con un portazo
detrás de ella. Me di la vuelta y miré al apartamento de Josh justo cuando
él salió corriendo, con la cabeza en movimiento de ida y vuelta mientras
miraba de arriba abajo el pasillo vacío antes de que sus ojos finalmente
aterrizaran en mí.
—¿Viste Ashlyn? ¿A dónde se fue? —Josh preguntó mientras se dirigía
hacia mí.
—Entró en ese apartamento. ―Señale y él dio un paso apresurado lejos
de mí, pero se detuvo cuando mi mano salió disparada y agarró su brazo—.
Josh no creo que ella quiera ver a nadie.
—¡A la mierda! Sabía que era un error. Metí la pata una vez más. —Se
pasó las manos por el cabello marrón chocolate y comenzó a pasearse por
el pasillo vacío como si tuviera el peso del mundo sobre sus hombros.
—¿Llegó Ky? —le pregunté, desesperada por dejar este lío embarazoso
en el pasillo.
Josh se detuvo y se volvió hacia mí. La preocupación en su rostro no
estaba perdida.
—Ky llegó bien. Él echó un vistazo a Lachlan y empezó a ir todo hombre
de las cavernas y lanzando mierda alrededor.
—¿Qué quieres decir? ¿Quién es Lachlan?
—Lachlan y Ashlyn tienen historia, y a Ky no le gusta. Gracias, carajo,
que se fue antes de que hiciera algo estúpido. —De repente parece que cayó
en la cuenta y me suplicó con sus ojos verde pálido—: ¿Puedes ir y
155 asegurarte de que Ashlyn está bien? Ella no va a cerrarte la puerta en el
rostro.
Todo lo que Josh había divulgado rebotó en mi cabeza. ¿Quién era
Lachlan? ¿Por qué a Ky le importaba tanto? ¿Ky y Ashlyn estaban
secretamente juntos? La sensación de estar en medio de un juego jodido
me inundó. ¿Yo era un peón en un juego enfermo y retorcido? Mi mente se
fue a través de todas las conversaciones que había tenido con Ky y Ashlyn
pero no pude ver ninguna pista. La paranoia era una perra que se había
convertido en un mal compañero.
—Por favor, Edén —Josh rogó—. ¿Vas a ver si ella está bien?
Asintiendo en acuerdo, no tenía más remedio que decir que sí. Respiré
profundo y me dirigí hacia el apartamento 13C mientras que todo lo que
podía pensar era en Ky. Necesitaba saber lo que estaba pasando, pero sabía
que mi primera preocupación era Ashlyn. Mientras estaba en frente de la
puerta de madera de color blanco brillante, dudé brevemente y lancé
una mirada retrospectiva a Josh que me sonrió débilmente antes de volver
a su apartamento, dejándome sola en el pasillo vacío.
Levanté mi puño golpeando suavemente la puerta y esperé.
—Vete a la mierda Josh.
—Nena, soy Edén.
El chasquido de la cerradura girando llenó mis oídos y poco a poco la
puerta se abrió y reveló a Ashlyn. Tenía las mejillas surcadas de lágrimas y
los ojos enrojecidos. La generalmente feliz y descarada Ashlyn parecía
completamente angustiada mientras abría la puerta en silenciosa invitación.
—¿Estás bien? —le pregunté en voz baja. ¿Qué clase de pregunta era
estás bien? Ella claramente no lo estaba—. Esa es una pregunta estúpida.
—Negué con desdén.
Su sonrisa me dio esperanza. La seguí al gran espacio abierto de su
apartamento y vacilé en el sofá mientras ella se deslizaba hacia la cocina.
No es de extrañar que fuera hacia el congelador y sacara una botella de
vodka antes de recoger dos copas del gabinete y verter el líquido cristalino.
Ella parecía tener una misión y esa misión era olvidar. Mientras se acercó a
mí, un gesto matizaba sus labios. Aceptando la copa, seguí su ejemplo y me
desplomé en el sofá de cuero negro que ocupaba la mayoría del espacio en
su sala de estar.

156 —Los hombres son jodidos —admitió, después de que ella tomó un gran
trago de vodka—. Si no fuera por su polla me habría convertido en lesbiana.
—Claramente no tienes el tipo correcto de vibrador —le respondí con
una sonrisa.
Su risa era como música para mis oídos.
—¿Vas a decirme quién es Lachlan? —le pregunté en voz baja,
decidiendo no contenerme.
—Él es el que se escapó. —Su respuesta fue rápida como un rayo, de
las que se dicen sin un solo pensamiento.
—Oh. —Tomé un sorbo de vodka y la sensación del fuerte licor flotando
por mi garganta me emocionó—. ¿Quieres hablar de ello? Tengo toda la
noche, y tienes vodka.
Una mirada de pura determinación brilló en su rostro, y era casi como
si estuviera presenciando su insolencia reavivándose.
—Me siento como si tuviera que volver a lo de Josh y jodidamente
alardear delante de Lachlan. Ni siquiera sabía que estaba de vuelta. Uno
pensaría que después de dos años juntos, él me diría cuándo estaría de
vuelta en la ciudad. Obviamente los australianos tienen una comprensión
diferente de lo que significa la consideración. Jodidos amantes de los
canguros.
Mi risa llenó la habitación con la brutal declaración de Ashlyn de los
australianos. Una sonrisa cómplice vaciló sobre sus labios y luego inclinó la
cabeza hacia atrás y el vodka desapareció.
—¿Así que, obviamente, Lachlan llegó a la escena después de que me
fui?
—Sí, el año después de haber terminado la universidad. Lo conocí una
noche en la ciudad, y fue su acento el que se disparó directamente a mis
bragas, y se mantuvo allí durante dos años antes de que decidiera volver a
Australia sin una palabra o incluso una maldita nota.
El rostro de Ashlyn cayó y el duro exterior que interpretaba hacia el
mundo se destrozó ligeramente con el breve temblor de su labio.
—Josh parece estar bastante molesto por ello. —Probé, tratando de
animarla a compartir lo que estaba pasando.
—Jodidamente debería —escupió en respuesta.
Josh era claramente un tema delicado. Caímos en silencio e hice girar
el vaso y el vodka agitándolo delante de mí. Estaba tan tentada de tomar de
157 un golpe todo el vodka, pero sabía que sería un error. Por demasiado tiempo
el alcohol fue mi mejor amigo, mi mente y santuario de mi entumecido
cuerpo. Gracias que mis padres no me vieron entonces. Bebí tanto que todo
lo que tenía la capacidad de hacer era beber, desmayarme, y repetir. Los
primeros seis meses con Tori las pasé en mi dormitorio, protegida por un
edredón de gran tamaño y una mala relación con el vodka. Funcionó. Me
olvidé de Jeremy. Me olvidé de la sensación de su aliento en mi cuello
mientras golpeaba sin cesar dentro de mí sin remordimientos. Me olvidé de
la sensación de ser desgarrada y destruida a manos de otro. Simplemente
me olvidé. Era más fácil de esa manera. Seguí centrándome en el vodka
delante de mí mientras me hundía en las profundidades de los recuerdos.
Me estaba convirtiendo en esa chica otra vez, la chica que yo había trabajado
mucho tiempo en olvidar. No podía dejar que Ashlyn viese a esa chica. No
quería que nadie sepa de esa chica.
—¡Eden! —La voz de Ashlyn destrozó mi bruma. Levanté la mirada y
encontré sus ojos preocupados mirando hacia mí. Mierda. Forcé una sonrisa
y sacudí la cabeza.
—¿A dónde fuiste?
—Lo siento, me perdí por un minuto. —Me incliné colocando el vaso en
la mesa de café en frente de mí—. Así que, ¿qué te parece? Vamos a limpiarte
y volver a lo de Josh. Entrarás allí y te mostrarás ante Lachlan confiada,
atrevida, no dando una mierda, como la Ashlyn que yo conozco y amo. No
dejes que ningún hombre te haga sentir así. Ellos no se lo merecen. Es por
esto que estoy sola. —Guiñé un ojo y me levanté del sofá, agarrando su vaso
vacío de la mesa y llevándolos a la cocina.
—Si Ky tiene algo que ver con eso, no estarás sola por mucho tiempo
—dijo en voz baja Ashlyn.
Mi cabeza voló hacia el sonido de sus palabras.
—Solo somos amigos. —Reí con nerviosismo.
—¿Con beneficios? —Ashlyn bromeó.
—Él fue muy vocal cuando dijo que no me iba a tocar.
―Yo lo llamo mierda.

158

Veinte minutos más tarde Ashlyn y yo nos fuimos de su apartamento y


nos dirigimos de nuevo al de Josh. La confianza de Ashlyn estaba de vuelta,
rugiendo como una leona lista para mostrarle a Lachlan lo que ella era
ahora. Sabía que había algo más en su historia de lo que estaba dispuesta
a contar, pero no tenía derecho a presionarla. Con una mano firme, Ashlyn
abrió la puerta y entramos. ¿Quién diablos eran esas personas? ¿Esto no
estaba destinado a ser una cena tranquila? La primera persona que vi fue a
Josh y sus ojos sonrieron cuando me vio junto a Ashlyn. Tenía una
impresionante rubia atada a su cuello, y parecía que estaba disfrutando de
cada minuto. Cuando vio a Ashlyn, empujó a la chica y cruzó la habitación
con la mirada fija en ella. Ashlyn me agarró la mano llevándome a su lado.
—Tan jodidamente lo siento Ashlyn, no sabía que aparecería. Creí que
iba a ser una gran persona y te contactaría. No tenía ni puta idea.
—¿Dónde está? —preguntó con severidad.
—En la cocina.
Ashlyn se fue sin otra palabra, despegando sobre sus tacones y
pavoneándose a través de la multitud con confianza en cada paso que daba.
Mis ojos viajaron con ella, y vi cuando ella irrumpió en la cocina y se puso
de pie directamente delante de un tipo alto, bronceado con el pelo rubio
rapado, cuyo lenguaje corporal se relajaba en el momento en que ella le dio
un abrazo renuente.
—¿Así que pensé que íbamos a cenar? —bromeé, lanzando mi atención
a Josh—. Una chica tiene que comer, sabes.
—¿Sabes qué? Voy a deshacerme de todas estas personas, pedir una
pizza, y luego voy a conocer a la chica que ha hecho a mi hermano débil en
sus rodillas. —Su sonrisa era tan honesta, pero sus palabras tan
inimaginables—. ¿Podría ser un asno y pedirte otro favor? ¿Irías a ver a Ky?
Sé que va a estar en su apartamento cociéndose lentamente en esto, y sé
que serás la única persona que podría llegar a él.
—¿Por qué yo?
—Oh Edén, no tienes idea de lo que le haces. —Él agarró su llavero del
mostrador y deslizó fuera una llave de plata y me la entregó, doblando mis
159 dedos sobre ella para que encajase en mi palma—. Aquí está su llave. Sé
que él no responderá si golpeas porque sigue enojado porque Lachlan está
aquí. Su apartamento está en el piso catorce. Ve y búscalo.
Josh se inclinó y me besó en la mejilla mientras mi cabeza daba vueltas.
Voltee la llave en mi mano y suspiré. ¿Podría simplemente subir al
apartamento de Ky y entrar?
Las mariposas luchando alrededor en mi estómago me dijeron la
respuesta.
Ky
L
achlan Johnson, uno de mis amigos de la universidad, mi
compañero, mi socio en el crimen, pero también el idiota que
rompió el corazón de mi mejor amiga en un millón de pedazos.
Habían pasado dos años desde que él se enojó, regresando a Australia, y he
tratado de arreglar a Ashlyn desde entonces. En el momento en que entré al
apartamento de Josh y lo vi, sentí cada centímetro de mi cuerpo gritar por
cometer un asesinato, mis puños se cerraron a mis lados y la urgencia por
160 golpear la mierda fuera de él era casi demasiada. En un instante, él me hizo
olvidar por completo la emoción que tenía por ver a Eden después de haber
estado lejos por dos días.
Rápidamente me volví consciente de la sonrisa de Eden. Si ella sonreía,
sabía que estaba haciendo algo bien, y está loca idea no era solo algún jodido
plan. A pesar de que ella se escondía detrás de tantas paredes, y había
tantas capas de Eden Rivers, aun así ella tenía mi completa atención. A ella
no le importaba como lucía, o lo que la gente pensara de ella, o cómo la cosa
más simple como jugar a las veinte preguntas durante dos horas seguidas,
mientras estaba sentada en el comedor de mi tía, permitía que la sonrisa
más linda se apoderara de su rostro.
Durante los dos últimos días había estado atrapado en Los Ángeles en
una reunión con los miembros del concejo de Publicaciones Anderson y
poniéndome al día con Simon Davenport. La mayor parte de mi tiempo, sin
embargo, lo había pasado pensando en un linda morenita al otro lado del
país, la misma morenita que juro por el maldito Dios que había estado
coqueteando conmigo, mencionando la chaqueta roja que me encantaba en
el último mensaje de texto que me había enviado. Si ella vestía esa chaqueta,
podía pasar cualquier cosa.
Me entusiasmé con anticipación en mi camino al apartamento de Josh,
pero entonces fue como un golpe en las pelotas cuando entré y encontré a
Lachlan y Ashlyn envueltos en una pelea a gritos en medio de la sala de
estar. La mayoría de las veces no soportaba lo bien que Josh podía leerme,
pero esta noche le di gracias a mi estrella de la suerte que él pudiera hacerlo.
En cuanto él vio mi reacción hacia Ashlyn y Lachlan, me apartó antes de
que tuviera la oportunidad de hacer o decir algo de lo que estaba seguro me
arrepentiría después. Hui del apartamento de Josh y busqué consuelo en
mi apartamento. El pensamiento de lo que había hecho Lachlan todavía me
corroía. Él se había levantado y se había ido sin decir ni una sola maldita
palabra. Solo se fue y regreso a Australia, yéndose a la tierra del canguro y
sin dar dos mierdas por la chica que dejo atrás. ¿Cómo puede alguien hacer
eso, especialmente a una persona como Ashlyn?
Mientras estaba frente a la ventana, sentía como si el peso del mundo
hubiese recaído en mis hombros con fuerza. Sabiendo que Ashlyn estaba
lastimada, que Lachlan estaba de vuelta, y la confusión de mis sentimientos
por Eden ocuparon mis pensamientos.
—Pensé que tenías el ático.

161 Me puse rígido ante el sonido de su voz, la tensión invadiendo


rápidamente mi cuerpo. La suave y angelical voz de Eden Rivers llenaba
cada centímetro de mí. Me giré lentamente hasta que vi a una nerviosa
Eden parada en la puerta principal. Jódeme, ella está usando la chaqueta
roja. Como si leyera mi mente, levantó la mano y agitó las llaves hacia mí,
mostrándome cómo obtuvo acceso a mi apartamento. Dejo las llaves en la
banca y entonces sin ningún esfuerzo ella se abrió paso a través de la sala
de estar hacia mí, sus ojos nunca dejaron los míos. Me quedé
completamente en silencio, todavía tratando de comprender el tenerla en mi
apartamento.
—No soy tan imbécil. Les di el ático al señor del mantenimiento y su
familia. Él es quién dirige este lugar —admití cuando encontré mi voz, mi
mirada siguiéndola hasta que ella estaba parada a mi lado.
Dejé de mirarla y en cambio miré la ciudad frente a mí. Yo estaba de un
humor de mierda, y ella no merecía verme así. Infiernos, nadie merecía
verme así. ¿Qué podía decir cuando lo único en que estaba pensando era en
golpear a mi amigo en el rostro? Nos quedamos en silencio, el cual sabía que
yo no iba a romper.
—¿Pensé que íbamos a cenar esta noche? —pregunto ella con voz
suave.
Me volví hacia ella. Sus grandes ojos azules buscando en mi rostro una
respuesta, un ceño fruncido enmarcaba su hermoso rostro. Ella apenas
llevaba un rastro de maquillaje, su refrescante belleza natural demasiado
tentadora. Si la verdadera perfección existía, su forma corpórea estaba justo
enfrente de mí.
—No puedo estar allí —finalmente respondí.
—¿Por qué no? ¿Por qué no puedes venir a cenar por mí, por Ashlyn,
por Josh? —Su pequeña mano cayó en mi brazo disparando una corriente
de lujuria y necesidad a través de mi cuerpo. Mis ojos se dispararon para
encontrarse con los suyos. ¿Ella acaba de sentir eso? Una mirada intensa
comenzó entre nosotros, y la tensión se arremolinó en el aire, encendiendo
hasta el más oscuro de los corazones. Traté con todas mis fuerzas alejar mi
mirada de ella, pero estaba completamente bloqueado. Contuve mi
respiración cuando sus ojos cayeron a mis labios y luego volvieron a mis
ojos. Era la primera vez que ella me miraba así.
—Quiero que estés allí. —Su voz estaba llena de, lo que yo esperaba
que fuera, anticipación.
Eso fue todo lo que tomó, una simple mirada, un aleteo de sus pestañas
162 y mis reservas cayeron en un montón de llamas y todo lo que le había
prometido se desvaneció en cenizas. Ya no podía resistir la tentación de
tocarla. Ansiaba el contacto de su piel desnuda contra la mía. Necesitaba
probar cada centímetro de su tentador cuerpo que había anhelado en
secreto desde el primer momento en que puse mis ojos en ella. Era como si
un animal salvaje se hubiera apoderado de mi cuerpo, y necesitaba darse
un festín. Necesitaba poseer. Necesitaba atacar.
—Eden necesito tocarte. Sé que dije que no lo haría, pero nunca he
necesitado nada tanto como necesito esto. Mi boca necesita follar tu cuerpo,
mi lengua necesita probar cada centímetro de lo que he soñado. —Di un
paso hacia ella, casi tocándola—. Tienes cinco segundos para decirme que
me vaya a la mierda.
El sonido de su fuerte inhalación y el atisbo de vacilación que destelló
ante mí fueron engullidos mientras lujuria pura se hizo cargo de ella. Mis
manos agarraron sus caderas halando su cuerpo contra el mío con
impaciencia. Sabía que ella sintió mi excitación en el momento en que un
suspiro profundo escapo de su garganta. Mi rostro cayó a los confines de su
cuello, mis labios tocaron su piel y sople sobre ella. Mis recuerdos se fueron
a toda marcha, y yo disfrutaba de todo lo que era Eden Rivers. Muy pronto
estuve ebrio por el aroma del dulce perfume mezclado con el champú de
coco que se había convertido en mi olor favorito de todo el mundo. Sus
brazos se envolvieron con fuerza alrededor de mi cintura sosteniéndome en
perfecta sincronía con su cuerpo.
Como si la música estuviera inundando la habitación, rodeándonos,
comenzamos a balacearnos en el silencio, mi rostro sin dejar nunca su
cuello. Con un suave toque, mi golosa boca comenzó su misión. Mis labios
dejaron un rastro de besos a lo largo de su clavícula, mi lengua lanzándose
para saborear el sabor de su dulce piel. Esto era completamente surrealista.
Su cabeza cayó hacia un lado mientras sus manos se aferraron a mi camisa
rogando por cercanía. Lo que pensé que sería terriblemente intenso, una vez
que tuve mi primera probada era nada comparado a lo que estaba
sucediendo ahora. Esto era diferente. Esto era cómodo. Esto era intriga.
Esto era paciencia.
Mis dedos se metieron debajo de la tela de su camisa y chispas de
electricidad recorrieron mi cuerpo mientras mis dedos encontraron el calor
de su piel. Ella giró su rostro y sentí sus ojos sobre mí. Alejé mis labios de
su cuello para mirarla y vi como sus ojos se estrecharon en mis labios.
—¿Por qué no tienes miedo de mí, Eden? —le susurré porque mi
capacidad para encontrar mi voz era inexistente.
163 —No lo sé —exhaló ella—. Y eso es lo que me asusta, no tú.
—¿De verdad quieres esto? —¿Por qué diablos iba a preguntar algo así?
—Hay tantas cosas sobre mí que no sabes, Ky. —Sus ojos se posaron
en el suelo, y fue en ese momento en que supe que no la tendría esta noche,
que había cruzado la línea, pero lo que ella dijo a continuación fue lo que
me impactó—. Pero lo que sé es que me alegra haber tenido ésta loca idea.
Incluso si es solo por un mes, lo tomo. No quiero que sigas siendo tan
considerado conmigo. Quiero que me digas lo que quieres, quiero tener un
mes donde pueda olvidarlo todo, donde yo solo pueda ser la Eden de hoy y
olvidarme de la Eden de ayer. Si puedes darme eso, puedo darte todo de mí.
—Quiero a la Eden de hoy. —Le agarre la barbilla, asegurándome de
que estaba mirándome—. ¿Te das cuenta de lo sexy que eres? ¿Cuánta
presencia tienes? Creo que no te das el crédito que te mereces.
—No quiero creer eso. No pienso en mi como esa chica.
—Bueno, yo me aseguraré de que lo creas.
Liberé su cuerpo de mis brazos y suspiré. Mi polla estaba dura contra
mis pantalones, pero yo sabía que no la liberaría esta noche.
—¿Entonces vas a venir a lo de Josh, o tendré que ir sola? Me estoy
muriendo del hambre y allí hay promesa de pizza —preguntó Eden en voz
baja, mientras nerviosamente comenzaba a retorcer sus dedos.
—Necesito una ducha primero y lo pensaré. No quiero ver a Lachlan —
admití.
—Pero ya estas duchado.
—Oh, Eden, puedes ser tan malditamente sexy, pero también tan
condenadamente ingenua. Tengo que ducharme para ocuparme de esto. —
Acaricié mis tensos pantalones, sin preocuparme por mi honestidad.
Estaba bastante seguro que después de esta noche, ella podría manejar
mi recién descubierta honestidad brutal.
—Oh. —Sus labios se torcieron en una leve sonrisa—. ¿Entonces
vendrás?
¡Santa mierda! Estoy totalmente perdido. Mi profunda risa envolvió mi
apartamento. No me había sentido tan despreocupado desde hace tanto
tiempo y aquí estaba Eden sin siquiera darse cuenta de lo que estaba
diciendo. Eden se quedó allí de pie mirándome con los ojos
abiertos completamente ajena a lo que había hecho, o al efecto que tenía
164 sobre mí.
Era oficial, esta chica iba a destruirme.
Eden

M e quedé en el pasillo, apoyada contra la puerta cerrada


del apartamento de Ky completamente sorprendida. ¿Qué
acababa de pasar? La piel de mi cuello hormigueaba por
la sensación de los labios de Ky devorándome. Esto iba demasiado rápido,
165 esta no era yo en absoluto, y como le dije a Ky, eso era lo que me asustaba,
pero lo quería. Me alejé de la puerta y prácticamente corrí hacia el ascensor
y de regreso al piso decimotercero.
Ahh, había un silencio pacífico cuando entré en el pasillo una vez que
el ascensor llegó. No había música fuerte, ninguna chica huyendo del
apartamento de Josh, solo puro silencio inmaculado. Me paré en la puerta
de Josh, golpeé suavemente y esperé. La puerta se abrió rápidamente y un
divertido Josh me recibió.
—Por favor, nunca vuelvas a golpear mi puerta. Mi puerta siempre está
desbloqueada para ti, preciosa. —Sus ojos se movieron y miraron por
encima de mi hombro—. ¿Ky no está contigo?
—Está tomando una ducha, y dijo que podría venir después.
—¿Qué demonios le hiciste para que necesite una ducha? —La
floreciente risa de Josh hizo que mi vergüenza se disparara—. Entra,
preciosa. Ashlyn y Lachlan están hablando.
Seguí a Josh por el apartamento. Era similar al de Ky pero mucho más
como esperaría que viviera un soltero. Color negro y rojo en todas partes, la
televisión más grande que había visto jamás adornaba la pared del fondo, y
un bar bien abastecido ocupaba una esquina. Ilustraciones en blanco y
negro colgaban de las paredes, mis ojos bebieron al instante los retratos.
—Pedí la cena. No estaba seguro de lo que te gustaba, así que pedí un
par de pizzas diferentes de la planta baja. Creo que solo vamos a ser tú, Ky,
y yo, ¿te parece bien? No estoy seguro de lo que están haciendo Ashlyn y
Lachlan.
—Bueno, podríamos ser solo tú y yo, ya que probablemente tu hermano
no vendrá.
La sonrisa de Josh llenó la habitación.
—Oh, él vendría si lo dejaras.
—Joshua, ¿de verdad acabas de hacer un broma sobre venirse? —mi
pregunta me sorprendió.
—Lo hice y estoy súper sorprendido de que lo entendieras.
Negué con la cabeza ante su honestidad y lo seguí hacia el bar donde
me apoyé en uno de los taburetes de la barra. Tenía una muy buena
colección de alcohol en exhibición. En serio, ¿podría ser más de soltero? Se
166 giró de repente y me miró como si hubiera dicho la cosa más impactante en
el mundo cuando en realidad no dije ni una palabra. Se quedó allí,
mirándome, e inmediatamente pensé que tenía algo en mi rostro o que mi
rímel se corrió. La forma en que me miraba no me asustaba, no aparecían
mariposas en mi estómago como su hermano parecía hacer, no me hacía
sentir nada además de seguridad. ¿Qué demonios pasaba con estos
hermanos Crawford? Primero Ky y ahora Josh.
—¿Una bebida? —Finalmente apartó la mirada y se puso de espaldas
a mí.
—Claro —me atraganté—. Um, ¿puedo tomar un refresco para
empezar?
—Por supuesto, preciosa. Cualquier cosa que quieras.
—Deja de tratar de ligar con Eden.
Salté ante el sonido de seducción detrás de mí. Ni siquiera escuché
abrirse la puerta principal, pero la sensación de Ky parado detrás de mí
envió escalofríos por mi columna y fui acariciada por el olor de su jabón y
loción de afeitar. Se movió hasta que su pecho se presionaba contra mi
espalda y colocó un beso en la parte trasera de mi cabeza con ternura. Josh
miró entre nosotros con los ojos muy abiertos y en estado de shock antes de
mirar a Ky.
—No tengo que ligar con nadie. Ellas acuden a mí, a nosotros,
recuerdas.
—¿Acuden? ¿En serio? —me burlé y me di la vuelta en el taburete de
la barra, así enfrentaba a Ky. Josh se movió detrás de la barra y me entregó
mi Coca-Cola antes de pararse junto a Ky. Suspiré en mi bebida mientras
miraba sus atractivos—. ¿Estás diciendo que ustedes tienen alguna loca
técnica de hermanos?
Sonrisas casi idénticas me saludaron, y juro que escuché un resoplido
de uno de ellos. Josh hablaba con tal deleite ególatra.
—Se llama trabajo en equipo, Eden.
—¡Oh Dios mío! —chillé ruidosamente. Sí, podría no ser experimentada
en el sexo, pero había escuchado suficientes historias de Tori para saber
exactamente lo que significaba trabajo en equipo. Mis ojos rebotaron entre
Ky y Josh, quién me miraba divertido—. ¿Ustedes trabajaron en equipo con
chicas?
167 —Fue una vez, y te aseguro que no lo toqué a él —se burló Ky,
lanzándole una mirada severa de advertencia a Josh. Vi con diversión como
empezaba una conversación silenciosa entre ellos. Admitiré que el
pensamiento de Ky y Josh haciendo eso definitivamente era una buena
imagen para mantener encerrada en mi cabeza.
—Las cosas que descubres —bromeé con una ceja levantada—. Aunque
es un poco caliente.
—No va a pasar —gruñó Ky y se acercó a mí, poniendo su cuerpo entre
Josh y yo.
La risa profunda de Josh llenó mis oídos.
—Correcto, Tarzán, no voy a tocar a tu chica. No hay ninguna maldita
manera de que te deje compartirla de todos modos.
Escuchar a Josh llamarme la chica de Ky envió un calor abrasador a
través de mí. Tanto había cambiado en un corto período de tiempo. Ya no
me escondía detrás de una máscara y ya no fingía. No sabía si era porque
estaba viendo a Ky todos los días y hablándole casi a cada hora o porque él
era tan malditamente seguro y me decía todo como era sin pensarlo o temer
mi reacción.
—¿Cuando llega la cena? Una chica está muerta de hambre. —La voz
ronca de Ashlyn sonó desde el pasillo y el sonido de dos pares de pisadas
rebotó en el suelo de baldosas. No se encontraba sola. Sentí el cuerpo de Ky
tensarse contra mí e inmediatamente agarré su mano, entrelazando sus
dedos con los míos. Ashlyn y quien ahora supuse era Lachlan aparecieron
en la esquina y ambos se detuvieron cuando sus ojos se posaron en un Ky
altamente impredecible.
—Quédate conmigo —susurré, apoyándome de manera protectora a un
costado de su cuerpo rígido. El agarre de Ky en mi mano quemaba con
fuerza. Sin un segundo de vacilación, giró su cuerpo y se puso delante de
mí con una mirada fulminante. Mis piernas se separaron por instinto y
pronto su cuerpo estuvo al ras del mío. Mis manos cayeron a su cintura y
se apoderaron de la tela de algodón de su camiseta ansiosa por evitar que
se echara a correr. No me importaba quién se encontraba en la habitación,
quién nos miraba con los ojos muy abiertos, quién estaba confundido por
mis acciones. Mi único objetivo era Ky y el tormento destellando en sus ojos
oscuros.
—Tenemos que irnos. No podemos estar aquí. —El aliento de Ky
acarició mi oído mientras susurraba tan significativamente—. Por favor —
168 siguió rogando.
—No.
Se alejó tan rápidamente, privándome de la suave calidez de su cuerpo.
Sentí el aire dejar mis pulmones al momento en que frunció las cejas, y sus
ojos empezaron a escudriñarme. El pánico me envolvió, tragándome entera,
dejando mi cuerpo completamente congelado por el miedo. Lo hice otra vez.
Una simple palabra dicha. No. ¿En qué demonios pensaba? Con una
absoluta desesperación por huir me empujé hacia atrás en el taburete, pero
su fuerte cuerpo era como una pared de ladrillo impenetrable y estaba
acorralada. Perdí toda la capacidad de oír, de sentir, de respirar, la
comodidad que acababa de sentir con él desapareció en el aire. Todo lo que
veía eran esos ojos y la mirada indescifrable en su rostro. Como si el mundo
estuviera provocándome, el tiempo se tambaleó y luego se detuvo por
completo.
Delante de mí, su rostro se transformó y la suavidad apareció ante mí.
Con una caricia delicada, la punta de su dedo trazó la línea de mi
mandíbula, y luego se detuvo en mi labio inferior mientras sus ojos nunca
dejaban los míos. La tensión en mi cuerpo se alejó cuando él dio un paso
hacia mí y esta vez sus brazos cayeron alrededor de mi cintura.
—Dijiste que no —soltó sin ningún esfuerzo.
—Lo siento —tartamudeé, el temor que me estrangulaba fue
lentamente suavizado—. Podemos irnos.
—Nunca te disculpes por decir que no. Nunca. —La voz de Ky era tan
fuerte pero aun así rogándome que le creyera.
—¿Eden? —preguntó un fuerte acento australiano. Ky se dio la vuelta
hacia Lachlan y por la tensión en sus hombros sabía que algo silencioso fue
hablado entre ellos—. Ashlyn me acaba de contar sobre su nueva amiga.
Soy Lachlan, pero mis amigos me llaman Lachie.
—Hola, Lachie, es un placer conocerte. —Le tendí la mano y la recibió
con un fuerte apretón. Ky permaneció inmóvil, en silencio, y en guardia a
mi lado. La tensión en la habitación era palpable. Se podía cortar con un
cuchillo—. ¿Puedes enseñarme australiano?
El silencio fue tragado por una risa desenfrenada. ¿Lo que pregunté
realmente fue tan divertido?
—¡Eden, australiano no es un idioma! Preciosa, me matas de la risa.
169 Ky, mantenla alrededor, por favor, puramente para mi diversión —dijo Josh
a través de carcajadas.
—La jerga australiana, idiota —repliqué y rodé los ojos.
Una vez que dejaron de reírse de mi solicitud, todos nos acomodamos
en la sala de estar alrededor de la mesa de café. Josh se superó con el pedido
de la cena, y nos atiborramos con pizza. La conversación fluía pero me di
cuenta que Ky se pegaba a mi lado y apenas decía una palabra.
—¿Vas a hablar con él o al menos hablar con Ash y ver lo que está
pasando? —le pregunté en voz baja—. Creo que eso es lo que tienes que
hacer.
Traté de leer la expresión que cruzó por su rostro, pero estaba pérdida.
Sus ojos brillaban como miel dulce, amplios y alerta, tomando todo a su
alrededor. Respiré hondo mientras su mano rozaba mi muslo por debajo de
la mesa, y me congelé a la espera de su próximo movimiento.
—Tienes una capacidad sorprendente para hacerme ver cosas que
nunca pensé que vería.
Se levantó del espacio a mi lado, y la atención de todos cayó sobre él,
esperando su próximo movimiento.
—Lachlan, ¿cocina? —Su voz no mostró ningún indicio de emoción—.
Josh, también deberías venir.
—Uh, claro. —Lachlan parecía inseguro, y sabía que tenía todas las
razones para estarlo. Ky estaba muy al borde así que cualquier cosa era
posible.
Los vi irse de la sala de estar y dirigirse hacia la cocina, y suspiré con
alivio. Sentí ojos en mí, y aparté la mirada de los tres hombres hablando en
voz baja en la cocina para girarme y encontrar a Ashlyn mirándome con
amplios ojos inquisitivos.
—¿Qué? —Me reí nerviosamente.
—Me gustaría que pudieras ver lo que estás haciendo.
Está bien.
¿Qué se suponía que respondiera a algo así? Un millón de escenarios
pasaron por mi cabeza. No trataba de hacer nada. Simplemente trataba de
soportar mi tiempo mientras me encontraba en Nueva York, hasta que
170 volviera a mi cómoda vida, con mi cómoda casa y mi cómoda fachada. Esta
ciudad no cubría los recuerdos que deseaba nunca haber tenido y me ponía
en lugares que nunca quería volver a visitar, me hacía mirar por encima de
mi hombro y cuestionar a todos los que me dieran una segunda mirada. Y
ahora esos estúpidos mensajes se volvían más regulares.
—Quiero decir en un buen sentido, chica. —Ashlyn se levantó del suelo,
me agarró de la mano y me llevó hacia el sofá. Por suerte, nos proporcionaba
una vista de la cocina así podíamos mantener un ojo en lo que pasaba, no
es que realmente pudiéramos hacer algo si se desataba una pelea.
Mi mirada viajó a la cocina hasta que encontró a Ky. Él estaba al lado
de Josh con los brazos cruzados defensivamente sobre el pecho y la frente
arrugada con un ceño fruncido mientras miraba a Lachlan. Lachlan parecía
animado mientras hablaba y sacudía la cabeza de vez en cuando. Mi interés
se encendió mientras veía a los tres hombres. ¿Cómo iba a salir Lachlan de
este desastre? Tendría que tener una buena razón porque la ira de Ky se
exhibía claramente.
Mandíbula tensa… comprobado. Mirada fulminante… comprobado.
Postura intimidante… comprobada. Si Ky tuviera una lista con casillas de
“Más allá de enojado”, todas estarían comprobadas.
—Amo a mi mejor amigo, él es el mejor tipo que conozco, pero también
conozco sus caídas.
La suave voz de Ashlyn me hizo apartar la mirada de la cocina. Me moví
en el sofá y me giré hacia Ashlyn, encontré sus ojos sobre mí y la evidente
preocupación grabada en su rostro.
—El Ky que estoy viendo ahora, el Ky que no se queda en el trabajo
hasta primeras horas de la mañana, el Ky que está sentado en el suelo
comiendo pizza, el Ky que ahora está de pie en la cocina tratando de hacer
las paces con alguien que rompió a su mejor amiga, es diferente y es debido
a ti —continuó en un apuro y sus palabras me golpearon directo en el
intestino.
—Yo, eh, realmente no estoy haciendo nada. No tengo mucha
experiencia con los chicos, así que probablemente soy muy torpe y distante.
De hecho, estoy muy nerviosa a su alrededor, alrededor de todos los chicos,
la mayoría de las veces.

171 —¿Has estado con alguien… ya? —preguntó en voz baja, y sabía
exactamente de lo que hablaba.
—Solo uno.
—¿Fue un novio?
Pensé en Colby y la felicidad me inundó. Nuestra noche juntos era algo
que nunca olvidaría. Durante ese par de horas que pasamos juntos, me hizo
sentir como si fuera una diosa que no estaba rota y que realmente podía
sentir y ser amada. Me había besado y tocado con cariño, y confiaba en él
con cada parte de mí.
—Él es mi mejor amigo. Fue solo una vez, y significó el mundo para mí.
La gente piensa que es este chico aterrador debido a sus tatuajes y lo que
dice la prensa, pero es el hombre más dulce y amable que he conocido
jamás.
—Espera un segundo. Tatuajes. Prensa. Mejor amigo. Santa mierda.
—Colby —admití, y los ojos de Ashlyn se ampliaron.
—Al igual que “el baterista dios del sexo de The Fallen” Colby? —Su voz
era chillona.
—Al igual que “mi querido mejor amigo, osito de peluche” Colby.
—No me jodas.
—Tendrás la oportunidad de conocerlo en el rodaje —admití con una
sonrisa—. Es un mujeriego, así que estoy segura de que va a coquetear con
una belleza como tú.
—Dios, probablemente moriré.
—Por favor, no te mueras. Eres mi única amiga aquí.
Más risas sonaron desde la cocina y mi charla con Ashlyn llegó a un
abrupto final. Parados contra el mostrador de la cocina, los tres chicos se
reían y bebían cerveza como si fueran los mejores amigos y que no fue hacía
unos momentos que Ky quería lastimar físicamente a Lachlan. Ky trasladó
su mirada de Josh y sus ojos encontraron los míos. Fui bloqueada mientras
me disolvía por completo con una sola mirada. Era tan confuso. El hombre
mirándome con tanta intensidad, tan atractivo, no era el mismo hombre de
su oficina hacía apenas un par de días. La forma en que me miraba ahora
enviaba escalofríos por mi columna, hacía que los vellos de mis brazos se
levantaran por la atención y hacía que mi mente cruzara a un lugar que
había estado cerrado por cuatro años. Decir que colgaba al borde de la
realidad y la fantasía probablemente era la mejor manera de describirlo.
172 Una vez que se terminaron sus cervezas, Ky, Josh, y Lachlan entraron
en la sala de estar. Sus ojos saltaron de mí a Ashlyn y luego de vuelta.
—¿Qué nos perdimos? —preguntó Josh mientras se sentaba a mi lado
en el sofá y su brazo caía sobre mis hombros.
—Solo una charla de chicas —respondí con una sonrisa.
—Y por charla de chicas, ¿te refieres a hablar sobre chicos? —bromeó
con un meneo de sus cejas.
—Joshua Crawford, siento lástima por la chica que finalmente te
arrastre de tus pies.
—No tengo planes de ser arrastrado en un corto plazo, Ashy.
—Ky, tu hermano en serio se ha vuelto loco. —Ashlyn se rió y envolvió
su brazo alrededor de la cintura de Ky—. Ven a hacerme uno de esos
famosos cócteles Ky Crawford.
Ky asintió sin dejar de mirarme de cerca. Ashlyn lo acercó, y caminaron
hacia la barra charlando en voz baja entre ellos. Me giré hacia Josh y
Lachlan y caí en una conversación sobre Australia. Finalmente aprendí algo
sobre la jerga australiana que había preguntado originalmente antes de
darme cuenta que las imitaciones australianas realmente no eran lo mío.
La noche llegó pronto a su fin, el cansancio me golpeaba con toda su
fuerza, y lo único que quería hacer era arrastrarme en la cama. Esta noche
fue totalmente inesperada, y nunca pensé que venir aquí resultaría en Ky
diciéndome que quería besarme de nuevo, o que tendría una charla de
chicas en el sofá y conocería a un australiano. Mi cabeza era un torbellino
loco y seguía tratando de examinar las capas. Después de decir nuestras
despedidas, salí con Ky y esperé en el cálido vestíbulo que llegara el taxi
para llevarme de regreso al hotel.
De repente me sentí tímida bajo la intensidad de su mirada y no había
dejado su sonrisa desde que me acompañó hasta abajo.
—Tenía toda la intención de pedirte que te quedaras esta noche, pero
no lo haré porque solo quiero que digas que sí por las razones correctas y sé
que aún no estás allí. —Su voz era tan suave.
Fue entonces cuando dejé de respirar.
—No entres en pánico. No te lo estoy pidiendo, Eden. —El conductor
del taxi tocó la bocina mientras estacionaba y Ky me atrajo hacia el calor de
su cuerpo, colocando un dulce beso en mi frente—. Hablaré contigo
173 mañana. Mantente a salvo.
Ky
E ntrando dentro de mi oscuro apartamento, encendí las luces
y el espacio inmediatamente se iluminó. Debe de ser más de
media noche, y no puedo dejar de pensar sobre la extraña
despedida que tuve con Eden.
Mucho había cambiado en muy poco tiempo. Ya no estaba trabajando
dieciséis horas al día; ya no pasaba más tiempo en el trabajo que en casa.
174 Joder, incluso tenia comida en mi refrigerador en estos días. Este no es Ky
Crawford. Ella se metía debajo de mi piel a un ritmo alarmante, y yo estaba
perdiendo de vista lo que me había propuesto en primer lugar.
El sonido del timbre de mi teléfono resonó en el aire, miré la pantalla,
y me sorprendí de ver el nombre de Eden en la pantalla.
Pulsé el botón para contestar.
—Ky, por favor ven a por mí. —Ni siquiera me dio oportunidad de
hablar.
—Eden, ¿qué pasa? —le pregunté, corriendo hacia la puerta y
agarrando mis llaves.
—Alguien ha estado en mi habitación. —Su voz estaba tan aterrada y
sin aliento por el miedo.
Mi cuerpo se puso rígido.
—Eden, ve a recepción. Estaré ahí en diez minutos.
Colgué el teléfono y salí corriendo de mi apartamento, la determinación
corriendo por mis venas. Me salté el ascensor debido al tiempo que me
llevaría bajar los catorce pisos; No podía arriesgarme a perder más tiempo
parando en cualquier piso. El tiempo no estaba de mi lado o del lado de
Eden. Corrí por los catorce tramos de escaleras para llegar al
estacionamiento con solo un propósito en mente.
Llegar a Eden.
Estuve en el Hotel De Luca en ocho minutos, después de haber
cometido cinco infracciones de tránsito en el proceso. Cuando llegué a la
acera, me encontré con Eden de pie, con los brazos envueltos firmemente
alrededor de su cuerpo mientras sus ojos se movían alrededor febrilmente
en busca de protección y cualquier señal de peligro. Mi auto estaba en el
estacionamiento antes de que pudiera parpadear y corrí desde el auto hasta
que estuve frente a ella. Mis ojos desesperados escanearon su rostro y su
cuerpo para detectar cualquier signo de daño. Estaba temblando tan
violentamente y la mirada de puro miedo en su rostro desgarraba mis
defensas. La atraje cerca de mi pecho, un brazo alrededor de su cintura y el
otro alrededor de sus hombros, permitiendo que la mano descanse sobre la
parte posterior de su cabeza.
Cayó en mis brazos, y sentí la rigidez de su cuerpo suavizarse contra el
calor de mi pecho. No sabía cuánto tiempo nos quedamos en la acera, lo
175 único que sabía era que le daría lo que necesitaba hasta que me apartara.
—Debería ir a ver si hay otra habitación disponible. —Sus palabras
ahogadas contra mi pecho me sobresaltaron.
—Eden de ninguna jodida manera te quedarás aquí.
Sus ojos azules brillaron hasta alcanzar los míos.
—Tú vienes a mi casa. Puedes permanecer en la habitación de invitados
hasta que resolvamos esto. De ninguna maldita manera te vas a quedar
aquí.
—¿Puedes venir conmigo mientras empaco mis cosas? —me preguntó
tímidamente.
—Eden, no te estoy dejando fuera de mi puta vista. Te vas a enfermar
de verme antes de que este mes haya terminado. Vamos a conseguir tus
cosas y luego ir a mi lugar. ¿Estás de acuerdo con eso?
—Sí.
Se separó de mi cuerpo e intentó alejarse. Y una mierda. Mi mano salió
disparada y agarró la suya y de inmediato sus dedos se entrelazaron con los
míos con necesidad y ternura. Caminamos en silencio a través del vestíbulo
y hacia su habitación y mi mente se sentía como si estuviera corriendo una
maratón y no podía ver la línea de meta. Eden vaciló mientras deslizaba la
tarjeta a través de la puerta abriéndola.
—Iré primero. —La tranquilicé y le di un apretón en un intento
desesperado de darle protección y comodidad.
Su maleta estaba en medio de la cama en un caos total. Era evidente
que alguien había estado registrando alrededor de ella. Mi estómago se
apretó y sentí la bilis desde la boca del estómago y se asentó precariamente
en mi garganta cuando me concentré en los sujetadores y bragas que se
salían fuera, arrojados alrededor y perturbados por las manos de algún
jodido sucio de mierda.
—¿Quieres quedarte aquí mientras yo empaco todo? —le pregunté
suavemente.
—¡No! —Se quedó sin aliento y me lanzó una mirada suplicante.
Sus ojos mostraban puro terror. Su mano se agarró a mi brazo como si
fuera a salvar su vida.
—Por favor no me dejes aquí.
—Oye, oye, está bien. No me voy a ir a ningún lado. Vamos a conseguir
176 tus cosas y largarnos de aquí.
Me senté en el borde de la cama mientras Eden empacó sus
pertenencias a una velocidad rápida. Mis ojos rastrearon cada movimiento
y yo no podía pasar por alto el hecho de que estaba temblando y sus manos
temblorosas le hicieron soltar todo lo que guardaba.
—Eden —le hablé lento y se detuvo y me miró—, ven aquí.
Cruzó la habitación y cayó en mis brazos abiertos y sollozó. Sentí el
algodón de la camisa amortiguar sus lágrimas y mis brazos apretados. Está
cayendo completamente en mis brazos y me sentí perdido en lo que podía
darle a ella.
—Estoy asustada —admitió apartándose de mi pecho y mirándome—.
Estoy muy asustada.
—¿Qué tengo que hacer para que dejes de estar asustada? —Mis dedos
metidos en el cabello que se había caído de su trenza detrás de las orejas y
los ojos cerrados bajo mi tacto.
Su voz tensa mientras respondió con:
—No sé, pero que estés aquí está ayudando.
—¿Qué tal si terminamos con esto y después nos vamos?
—Eso sería bueno.
Eden se alejó de mí y se fue a recoger su ordenador portátil y su cámara
y siguió metiendo sus pertenencias en la maleta. Al ver los artículos caros
intactos me confundió muchísimo. En un allanamiento de morada como
este, siempre eran tomados los artículos más caros, pero aquí aun estando
a la vista no se los habían llevado. No podía deshacerme de la sensación de
que esto no fue simplemente un acto al azar, y me recorrió un temblor desde
mi espina dorsal.
Un nombre estuvo rondando en mi cabeza: Chris Edwards.
Quince minutos después, con el equipaje de Eden en mis manos
caminamos fuera del hotel hasta mi auto.
—Muchas gracias por venir a buscarme —dijo mientras me miraba
cargar sus bolsas en el maletero.
—Me alegra que hayas llamado —le dije mientras cerré el maletero y
me trasladé hacia el asiento del conductor. Se removió en el asiento del
pasajero, mientras tomamos los diez minutos en auto de vuelta a mi
177 apartamento. Los sonidos familiares de un mensaje de texto sonaban y
cuando la miré, me di cuenta de que cerró los ojos y no hizo un movimiento
para ver su teléfono.
—¿Qué pasa? —le pregunté a toda prisa, mis ojos cayendo al teléfono
en las manos de Eden.
Abrió los ojos y su boca se torció con nervios.
—Nada. Sólo estoy cansada.
—¿Vas a comprobar el texto? —le pregunté, sin creer una palabra de lo
que dijo.
—No.
Quería desesperadamente ahondar más y hacer que hable, pero ya se
estaba cerrando y realmente no quería tenerla huyendo en la noche porque
había presionado demasiado. Me mordí la lengua y me concentré en la
carretera mientras mi mente bailaba a través de escenarios quien podría
estarle enviando mensajes para obtener una reacción así.
Diez minutos más tarde mi edificio quedó a la vista, brillando en el cielo
nocturno. Entré en el garaje y cogí la maleta y bolsas de mi auto e hicimos
nuestro camino en silencio al piso catorce. El momento en que entramos por
la puerta y en el calor de mi hogar la tímida Eden decidió aparecer. Se puso
de pie justo en el interior del vestíbulo mientras me dirigía hacia la cocina.
Saqué una olla del armario al lado de la estufa y me volví a encontrarla
mirando alrededor de mi apartamento con una mirada nerviosa plasmada
en su rostro.
—No estés tan nerviosa. Te vas a quedar aquí todo el tiempo que
quieras así que siéntete como en casa. Te haré un tour una vez termine de
hacer chocolate caliente para entrar en calor.
—¿Estás haciendo chocolate caliente? —me interrogó, la expresión de
asombro en su rostro no se perdió.
—Por supuesto. Hace mil millones de grados bajo cero fuera, y necesito
algo para calentarme. ¿A menos que quieras abrazarme toda la noche? —
bromeé, desesperado por romper la tensión—. Entonces chocolate caliente
será. ¿Quieres chocolate blanco o con leche?
—Blanco por favor —susurró.
Sentí sus ojos en mí mientras me movía por la cocina preparando las
bebidas. Se sentía bien. Pronto el delicioso aroma de fusión del chocolate
llenó el aire. Una vez que estaba hecho, los dos nos trasladamos al gran sofá
178 que ocupaba el centro de la sala de mi casa y se desplomó en su comodidad.
Eden sacó sus piernas debajo de ella y sopló suavemente en el chocolate
caliente humeante que recién le había dado. Bebimos en silencio, y yo sabía
que su cabeza se estaba volviendo loca de analizar todo lo que estaba
pasando a su alrededor. No dijo una palabra y yo estaba de acuerdo con eso.
Sabiendo que ella estaba aquí y no en esa patética excusa de un hotel me
satisfizo. Me permitió cuidar de ella y mantenerla a salvo, y eso era lo que
yo quería. Mis ojos se cerraron de golpe cuando un golpeteo no deseado
estalló detrás de mis ojos. Los recuerdos podían irse a la mierda, no quería
que se inmiscuyeran en este momento, no ahora.
—¿Estaría bien si me doy una ducha? —Su voz terminó mi flashback y
abrí los ojos para a encontrarla mirándome con asombro.
—No tienes que preguntarme Eden, siempre y cuando te quedes aquí,
puedes usar lo que quieras. Probablemente voy a ir a la cama de todos
modos; ha sido un largo día. Te voy a mostrar a la habitación de invitados.
Me puse de pie desde el sofá, y ella imitó mi acción. Tomé su taza y la
puse sobre la mesa de vidrio y luego la llevé a través de mi apartamento y
me dirigí por el pasillo. Al abrir la puerta, entré y encendí la luz inundando
la habitación con una luz fuerte. Eden se trasladó a mi lado cuando entró
en la sala sosteniendo un de las bolsas más pequeñas que trajo, después de
haber dejado la más grande en la sala de estar. Una cama king-size, un
amplio armario, un sillón de lectura y unas mesas laterales con lámparas
de hierro tejida completaron la habitación. Una vez más, Ashlyn no falló en
sus habilidades de decoración de interiores.
—Es demasiado hermosa. —Su voz susurrada salió al aire. Dejó su
bolso sobre la cama y luego se dirigió hacia la ventana. Mis ojos siguieron
cada paso con interés. Cuando llegó a la ventana, cruzó los brazos sobre el
pecho mientras asimilaba las luces de la ciudad bailando en el cielo
nocturno.
—Este cuarto es todo tuyo —dije—. Traeré el resto de tus cosas
mientras te tomas un baño. El baño está al otro lado del pasillo.
Me di la vuelta y salí de la habitación y corrí por el pasillo huyendo
hasta mi habitación. Mi cuerpo era una batalla de emociones y me sentía
como si hubiera corrido un maratón mientras trataba de examinar lo
ocurrido esta noche.
Después me puse un suéter, me dirigí de nuevo a la sala de estar para
agarrar su maleta, la dejé en la habitación antes de regresar a la sala de
179 estar y colapsé en el sofá desesperado por encontrar algo de calma. Las
cosas entre Eden y yo habían cambiado esta noche. La desesperación de
probarla de nuevo se estaba apoderando de mi pensamiento racional. Le dije
que quería volver a besarla, a saborearla, y sin embargo, ella todavía me
llamó. Todavía estaba tratando de sacarla de mi cabeza todo. Me puse de
pie del sillón y recogí las tazas vacías y las llevé al fregadero y después
sabiendo que no había comprobado correos electrónicos o mensajes, me
apoyé en la isla de la cocina y procedí a revisarlos. Debía volver a la oficina
de Los Ángeles en unos días, así que esperaba que Lauren hubiera enviado
mi itinerario.
Eden en silencio entró en la sala de estar. Tosió para anunciar su
llegada y mis ojos se levantaron y la vi en pantalones sueltos de algodón que
colgaban de sus caderas femeninas y la más apretada camisola encajando
en su cuerpo como una segunda piel; su rostro estaba completamente fresco
y el pelo mojado colgaba sobre sus hombros.
Mi polla decidió prestar atención a la vista delante de mí y se tensó
contra el algodón de los pantalones. Para empeorar las cosas, sus ojos se
posaron y escanearon mi pecho desnudo.
—Me voy a la cama. Nos vemos mañana —me atraganté.
—Buenas noches.
Negué, desesperado por forzar a los pensamientos a desaparecer. Dejé
caer mi cabeza y huí por de mi apartamento, hacia el escape que me daba
mi dormitorio. Necesitaba soledad y necesitaba alejarme del cuerpo caliente
de Eden. Joder, era el ejemplo perfecto de lo que una mujer debe ser. Curvas
femeninas, una cintura pequeña, deliciosas y tentadoras tetas, caderas que
involuntariamente se balanceaban cuando camina, era una puta delicia.
Dos horas más tarde todavía estaba completamente despierto. Eran
cerca de las tres y media, sin embargo, yo no podía apagar mi cerebro. No
podría decir cuántas veces había contado el número de rayas que estaban
en mi edredón o la cantidad de veces que había visto los videos en mi
teléfono; esto se estaba convirtiendo en una broma.
Un gemido se elevó desde dentro de mi pecho mientras me empujo y
me siento en el borde de mi cama. Me puse de pie y en silencio me dirijo
hacia la puerta con la esperanza de que la tabla del suelo que cruje
permanecería en silencio. Abrí la puerta con suavidad pero de golpe me
detuve. Un leve ruido provenía de la cocina, el sonido del agua corriendo.
En silencio, me dirigí por el pasillo y miré alrededor de la esquina y hacia la
cocina.
180 Eden estaba junto al fregadero, con un vaso de agua en su mano. Así
que no era sólo yo el que no podía dormir. Sabía que simplemente tenía que
dar la vuelta, regresar a mi habitación y fingir que no la vi allí de pie; Sabía
que tenía que pasar por alto la necesidad de estar en su presencia, pero por
supuesto que no. Crucé los brazos sobre mi pecho desnudo y caminé a
través de la sala de estar y hacia la cocina.
El cuerpo de Eden se dio la vuelta y su expresión de sorpresa me
saludó.
—¿No puedes dormir? —preguntó en voz baja mientras sus ojos
cayeron a mi pecho y una sonrisa avergonzada tiró de sus labios.
—No.
Cogí un vaso limpio del estante para platos y me serví un vaso de agua,
luego me traslade a través de la cocina y me puse en pie en el lado opuesto
de la isla de la cocina.
—¿Por qué no puedes dormir? —Levanté el vaso a la boca y miré por
encima del borde.
—Supongo que tengo demasiado en mi mente —admitió en voz baja
—Sé a lo que te refieres.
Su pregunta fue inmediata.
—¿Qué estás pensando?
¿Por qué tiene que preguntarme eso? Pienso en mis opciones; tal vez
podría mentir y decir que estaba pensando en trabajo; tal vez solo puedo
encogerme de hombros, pero la necesidad de ser honesto con ella me
sobrepaso. Necesitaba ser honesto con ella. Ya tenía demasiadas mentiras
en mi vida que estaba tratando de superar y no podía mentir sobre esto.
Mi respuesta fue simple y brutalmente honesta.
—En ti.
Su boca se abrió ante la sorpresa de mi verdad, pero sus ojos nunca
dejaron los míos. No tenía expectativas sobre cómo ella reaccionaría aunque
tenía la fuerte sensación de que iba a huir en cualquier momento. Un
segundo pasó luego un minuto y ella no se movía. Decir que estaba
sorprendido era un eufemismo pero decir que estaba emocionado era un
hecho.
181 —Vamos a mi cuarto. Podemos ver una película antes de ir a dormir.
Una vez más mi polla estaba hablando en lugar de mi cerebro.
No le di tiempo de responder. Agarré su mano y la conduje por el pasillo,
apagando las luces y oscureciendo el apartamento conforme pasábamos.
Entramos en mi habitación y la tenue luz de la lámpara creaba sombras
perfectas que rebotaban en las paredes y nos agolpaba. Nerviosa mientras
se sentaba en mi cama. Sus manos se deslizan a lo largo de las rayas de
satén de mi edredón mientras sus ojos registraban cada esquina.
—Dime lo que estás pensando —cuestioné, con voz afilada por la
intriga.
—No sé lo que estoy pensando.
—Si pudieras decirme algo ahora ¿qué sería?
Vaciló sobre sus palabras; sus ojos se movían de los míos a mi
habitación. Una gran cama king-size, cubierta con un edredón a rayas negro
y plata, mesitas a ambos lados, con lámparas de gran tamaño cortesía de
Ashlyn y su necesidad de decorar mi apartamento. Una televisión de
pantalla plana colgada en la pared de enfrente y del suelo al techo con
ventanas llenaba otra pared entera, dándome la vista perfecta del océano
Atlántico. Elegí este apartamento solo por esa vista.
—Estoy nerviosa de estar tan cerca de ti.
Me senté en el borde de la cama y pensé en sus palabras. Su honestidad
me sorprendió, pero me permitió entender la rigidez de su lenguaje corporal.
No sabía si estaba nerviosa sobre lo que podría hacer o si sus nervios se
basaron en sus sentimientos de lo que quería hacer. Sabía que iba a poner
al límite mis fuerzas. Porque esos momentos cuando su perfume golpeaba
mi nariz era como una puñalada adicional para el corazón y todo lo que
quería hacer era enterrar mi cara en su cuello y convertirme en polvo. Sabía
que era sólo cuestión de tiempo antes de perder esta batalla.
—Ven aquí Eden —dije con voz gruesa.
Tragué saliva al verla asintiendo con la cabeza y sentarse en mi cama.
No quería que me dijera más no, pero entonces eso significaría que ella no
era la chica que sólo podía decir que sí. Todo lo que quería hacer era decirle
que ella era la primera chica en venir aquí, que por lo general llevaba a las
chicas a la habitación de invitados, pero yo sabía que no se sentiría bien. Ya
estaba lo suficientemente nerviosa. Sacó la colcha y se metió bajo el edredón
y esperé.
182 —Tú me puedes decir no Eden —dije en un tono bajo.
Se quedó helada y me miró.
—No puedo —fue su respuesta inmediata.
—Puedes, pero no lo harás. —Suspiré con frustración.
—No puedo —ella suplicó con los ojos muy abiertos.
—¿Por qué? Dime porque no puedes decir no.
—Ky. Por favor no me hagas hablar de esto. No ahora.
Su voz se quebró por la emoción y los ojos azules perfectos me rogaban
parar.
—Está bien —le dije a regañadientes—. ¿Quieres subirte?
Reaccionó de inmediato, tirando de las mantas en el lado de la cama
que estaba sentada y se deslizó. Permaneció de espaldas, mirando al techo,
y era la situación más incómoda que alguna vez había sentido al estar en la
cama con una mujer. Después de lo que pareció una eternidad, finalmente
me miró y juro por Dios que me sonrió, su cara sonreía con intención
maliciosa.
—Mierda Eden, tus pies están jodidamente fríos. —Me quedé sin aliento
cuando sus pies tocaron los míos rápidamente haciendo que me encogiera
y rodara lejos de ella.
Su risa ahogada llenó mis oídos mientras se cubrió el rostro con su
brazo, pero continuó presionando sus pies helados en mi contra.
—Mis pies siempre se enfrían. Son mi arma secreta. —Ella se rió y
antes de que pudiera decir otra palabra sus pies se deslizaron por mis
piernas hasta tocar mis pies otra vez haciendo que gritara.
—¿Quieres saber cuál es mi arma secreta? —Mis ojos se estrecharon
sobre ella y su risa cesó. Dos podían jugar a este juego.
—¡Esta!
Me di la vuelta y la sujeto para comenzar a hacerle cosquillas. Grita y
se ríe mientras sus brazos y piernas patean alrededor desesperada por
detener el asalto de mis dedos. No pude contener la risa y pronto mi risa
profunda mezclada con su risa aguda llenó mi habitación. Nuestros cuerpos
se chocaron y nuestras manos se tocaron y empujaron como si fuera la cosa
más normal del mundo.
—¡Para, Ky! Te prometo no más pies fríos. Usaré calcetines. —Se ahogó
183 entre la risa y los intentos de tomar un respiro y sus manos cayeron a mi
pecho desnudo.
Rodé sobre mi espalda en señal de victoria y descansé mis manos
detrás de mi cabeza. Intenté de concentrarme en lo que me rodeaba, pero
todo lo que podía oír era la pesada respiración de Eden mientras luchaba
por salir de mi ataque de cosquillas. Esta no era la mejor idea que tuve,
porque ahora todo lo que estaba pensando era escuchar su respiración
pesada por un ataque de mi boca, mis dedos o mi polla. ¿Cómo había pasado
de querer que se abriese a mí, a una pelea de cosquillas, y ahora
insinuaciones sexuales?
Sí, estaba jodido.
—Bien, ahora que lo hemos establecido, necesitas escoger una película
—declaré y le entregué el mando a distancia.
—¿Qué te apetece ver? —preguntó y comenzó a hojear los canales tanto
para mi diversión.
—No, es totalmente para ti. Yo no voy a ver nada.
Diez minutos más tarde, Eden estaba acurrucada a mi lado, con el
cabello contra la almohada blanca de plumas mientras tarareaba junto a la
intro familiar de Dirty Dancing. Esto era nuevo. Uno; nunca había visto Dirty
Dancing en la cama con una chica antes. Dos; no había tenido a una chica
en la cama antes. Tres; Eden casi parecía en paz.
—Eden, ven aquí —le espeté. Giró la cabeza y me miró con recelo.
—Si sólo te tengo por un mes, te quiero en mis brazos mientras vemos
una película, sobre todo si se trata de Dirty Dancing.
Se movió en la cama y vacilante descansó su cabeza sobre mi corazón
y el brazo descansaba sobre mi vientre desnudo. Siseé, y sabía que me
escuchó porque dejó de respirar momentáneamente. Esperó mi reacción.
Sabía que mi corazón estaba tronando en mi pecho, justo debajo de su
cabeza, y sabía que lo sintió. Estaba haciéndome reaccionar como
probablemente nunca habría imaginado.
—No puedo moverme —tartamudeó y empezó a tirar de su cuerpo a
una distancia.
Mi mano cayó sobre su brazo para detener su huida.
—Tú te quedas aquí Eden. No te voy a dejar ir.
Envolví mi brazo alrededor de su espalda y la acurruqué más cerca,
184 rompiendo la distancia que había puesto entre nosotros. Su brazo floto
suelto sobre mi estómago, toda la tensión que había perdido, cayó en un
silencio incómodo, mientras que la película seguía. Eden tarareaba cada
canción y citó la mayor parte de la película en voz baja. Su tono y la
comodidad de ella en mis brazos me arrullaban lentamente en un sueño y
lo último que escuché fue su canto “I’ve Had The Time of My Life”.
Me despertó la sensación de dedos moviéndose sobre mi piel y la piel
de gallina aumento la sensación despertándome. Una fuerte presión estaba
sobre mi estómago, y me fija a la cama. Por un breve momento todo era
confusión y una masa de shock. Mis ojos se abrieron y saltaron por la
habitación tratando de averiguar lo que estaba pasando. Los créditos finales
en la televisión y el brillo de la pantalla me permitieron ver el mar de cabello
oscuro que estaba en mi pecho y me di cuenta.
Eden.
Eden está tocándome.
Cerré mis ojos y traté de calmar mi respiración, no queriendo que ella
sepa que me he despertado. Sus dedos continuaron deslizándose a lo largo
de los músculos de mi estómago inferior, hasta trazar la banda de mi
pantalón de algodón. Su tacto como una pluma era tentador; casi pensaba
que estaba soñando. Todavía estaba encima de mí corazón y sentí su
respiración bailando en mi piel altamente receptiva. Lo más sorprendente e
intrigante fue que sentí el aumento de su respiración mientras se acercaba
a la banda de los pantalones justo por encima de mi polla. Todo esto era
ella, esto no tenía nada que ver conmigo. Sabiendo que ella estaba haciendo
esto por su propia voluntad provocó algo en un curso salvaje dentro de mí.
Me quedé quieto, concentrándome en la respiración para que no notara que
estaba completamente despierto y disfrutando cada momento.
Esto es todo por ella.

185
Eden

L
a luz del sol acarició mi rostro mientras mis ojos se abrieron a
un nuevo día. Finalmente me había quedado dormida justo
antes de las cinco de la madrugada. La calidez de estar
acurrucada contra el cuerpo de Ky me había abandonado y ahora estaba en
186 su cama por mi cuenta. Bajé el edredón hasta mi barbilla y suspiré en la
almohada. Mis dedos todavía sentían hormigueos ante la sensación de tocar
su cuerpo; había sido arriesgado y cómo podría yo haberlo explicado si él lo
supiera. Me estiré y permití que mi cuerpo se despertara por completo antes
de sentarme y poner mis pies en el suelo. Necesitaba caminar por ahí y
actuar como si nada hubiera cambiado. No podía permitir que él lo supiera.
Ky se sentó en el sofá, con un iPad en su regazo y un ceño grabado en
su rostro. Me quedé en la puerta mirándolo brevemente antes de que sintiera
que estaba allí. La más perezosa de las sonrisas adornó sus labios mientras
me miró. Por instinto crucé los brazos sobre mi pecho porque el apartamento
estaba sorprendentemente frío esta mañana. Estaba vestido con pantalones
de chándal y una sudadera con capucha y afortunadamente había decidido
no afeitarse esta mañana por lo que su fuerte mandíbula estaba salpicada
de rastrojos.
—¿Quieres desayunar? —preguntó con certeza.
—Sí.
Sacudió la cabeza, se levantó del sillón y caminó hacia mí. Se puso de
pie delante de mí y una vez más me acogió.
—Ve a tomar una ducha y ponte ropa más cómoda. Tú y yo vamos a
tener un día juntos, sólo nosotros.
—¿Qué haremos? —le pregunté, tratando de ignorar la burbuja de
entusiasmo que se desató dentro de mí.
—¿Ves ese sofá? —Asintió hacia el acogedor sofá—. Tú y yo vamos a
estar sentados en el sofá todo el día, viendo la televisión, viendo películas,
hablando, lo que quieras.
—Está bien.
Salí de la sala de estar y me dirigí directamente a la habitación de
invitados. No habíamos dicho nada de la noche anterior, sobre mí
durmiendo en sus brazos toda la noche. No sabía si podría enfrentar esa
conversación porque no necesito esto siendo aún más incómodo. Busqué en
mi maleta, cogí mi ropa y mis artículos de aseo, y escapé a los confines del
baño en el que podía tratar de poner mis emociones bajo control.
Veinte minutos más tarde entré en la sala de estar usando mis
pantalones de chándal más cómodos y top holgado, que bajaba libremente
por mi hombro. Música suave sonaba el aire y el olor del tocino golpeó mi
187 nariz. Mi estómago gruñó en necesidad, y me dirigí directamente a la cocina.
Ky estaba de espaldas a mí mientras permanecía de pie en la encimera y me
permití un momento para admirarlo en silencio. Todavía no podía creer que
este hombre estaba tan concentrado en tenerme en su vida sin ninguna
consecuencia. Tenía la apariencia, la vida, la confianza para tener a
cualquier mujer que quisiera, sin embargo, aquí estaba yo en un frío
domingo, de pie en su departamento preparándome para pasar el día en su
sofá. Era surrealista.
—¿Vas a venir aquí? —su pregunta me sorprendió. Se dio la vuelta
lentamente, una sonrisa en sus labios mientras me acogió. ¿Cómo sabía que
estaba allí?—. Me he acostumbrado a tu perfume de esencia de coco, y pude
olerlo tan pronto como entraste en la habitación.
Y las mariposas estaban de vuelta.
Mariposas que no deberían estar allí.
—¿Estás lista para un desayuno extravagante de Ky Crawford?
Entré en la cocina y me puse en el otro lado de la encimera. Jesús, él
sí que sabía cómo preparar un desayuno. Zumo fresco, café, waffles y
huevos estaban esperando en el mostrador y el sonido de chisporroteo del
tocino en la sartén con él que Ky pretendía completar la comida.
Pronto estábamos comiendo en silencio, y no pude evitar el profundo
suspiro que se escapó cuando hurgué en los huevos esponjosos que estaban
apilados en mi plato. Nunca había tenido huevos tan buenos antes. Me
observó con atención mientras llenaba mi plato con más huevos y bajo su
mirada mis nervios se volvieron locos.
—¿Cómo has dormido? —Su voz estaba llena con algo que no pude
entender ¿Era frustración? ¿Intriga? ¿Insinuación?—. Yo tuve un sueño
muy agradable.
Me tragué el bocado de huevos y bebí un poco de zumo antes de
mirarlo.
—Dormí bien, gracias.
Asintió y juro por Dios que vi una sonrisa y una ceja levantada mientras
miraba hacia abajo a su comida. No podía, ¿verdad? Saqué la idea de mi
cabeza y seguí comiéndome el desayuno, aunque la sensación de él
mirándome corrió a través de mí.
Terminamos el desayuno y nos trasladamos a la sala. Su sofá parecía
188 que iba a envolverme con puro confort, y no podía esperar para perderme
en él. Vi a Ky cómo limpiaba la cocina mientras yo me envolvía una de las
mantas alrededor de mis hombros. El tiempo afuera era horrible y la lluvia
golpeando en el balcón estaba creando el ambiente perfecto para un día de
pura pereza.
El sofá se hundió cuando se sentó a mi lado y me entregó el mando a
distancia. Una vez más, era mi elección lo que íbamos a ver. Recorrí la lista
de películas y programas de televisión que estaban transmitiendo y me
decidí por Walking Dead. Fue uno de los programas que había tenido la
intención de ver, pero nunca había llegado a hacerlo.
—Eden Rivers nunca dejas de sorprenderme.
Nos sentamos en silencio mientras Walking Dead comenzó. Me senté a
su lado completamente cautivada por el programa. Era malo en todos los
aspectos. Tiré de la manta hasta la mi barbilla y me quedé con los ojos
pegados a la televisión.
—¡Mierda! —Di un salto y me acerqué más a su cuerpo. Se rio y luego
dejó caer un brazo alrededor de mi hombro y me atrajo más cerca de su
cuerpo. Sentí mi cuerpo congelado bajo su toque, pero luego cuando las
puntas de sus dedos recorrieron mi hombro desnudo, me relajé al instante
contra el calor de su cuerpo.
—Te mentí antes —el susurro profundo de Ky me sobresaltó.
Me quedé inmóvil junto a él, mi mente repitiendo nuestras
conversaciones mientras trataba de encontrar donde pudo haber mentido.
—Dormí bien hasta que me desperté con la sensación de que tus dedos
tocándome —continuó.
Dios mío. Levanté la cabeza de su hombro y giré en el sofá, para
encararlo. Dejé caer mis ojos a mi regazo y me empecé a sentir vergüenza
corriendo en mí.
—Lo siento mucho, pensé que estabas durmiendo. No sé qué me pasó.
—No tienes que pedir disculpas Eden. Por favor, mírame. —Su voz salió
perversamente suave. De mala gana, levanté los ojos para encontrarlo
mirándome cálidamente—. Estaba durmiendo, pero luego me desperté ante
el tacto más suave imaginable y me gustó.
—¿Te gustó?
—Uh, claro que sí. Pero por favor, podrías asegurarte de que esté
despierto la próxima vez.
189
—Está bien.
Su risa profunda me impactó.
—Bebé, era una invitación abierta. Estoy despierto ahora. Aunque, esto
de aquí es tu decisión. Tócame, haz lo que quieras, pero tú eres la que tiene
el control. No tengo nada que decir. Si no quieres, también está bien.
Volveremos a mirar los zombis y nada va a cambiar. Si me tocas entonces
ese es tu privilegio, sin embargo, no puedo prometer que no voy a querer
tocarte. He querido tocarte durante tanto tiempo.
Al instante mis dedos se estremecieron ante la idea de tocar su piel
suave de nuevo. Disfruté explorando su cuerpo mientras dormía, pero,
¿podría hacerlo mientras estaba despierto y me miraba? Su cuerpo me
cautivaba. Me temblaban las manos, e inhalé profundamente mientras me
movía hacia él. Sus ojos se oscurecieron y lamió sus labios con mi
movimiento.
—Estoy muy nerviosa —admití tímidamente.
Ni siquiera tuve la oportunidad de considerar huir porque Ky repente
arrancó la manta y me atrajo hacia su cuerpo; mis piernas cayeron a ambos
lados de su regazo y pronto estaba a horcajadas sobre él. Contuvo el aliento
mientras me acomodaba en su regazo y por un momento me sentí como si
estuviera teniendo una experiencia fuera de mi cuerpo.
—Por favor, no estés nerviosa. Estás en completo control. Esto es todo
tuyo —susurró y sentí sus manos en la parte baja de la espalda donde
descansaron.
—¿Puedo quitarte la camiseta? —le pregunté en voz baja. No habló,
pero simplemente asintió en respuesta.
Mis manos recorrieron sus brazos y su pecho. Dejé caer mis ojos y
siguieron mis manos. El forro polar de su sudadera proporcionaba
surrealismo en estado puro. La idea de lo que estaba debajo encendió mis
sentidos. Permaneció en silencio contra mí.
En el momento en que mis manos tocaron su piel caliente y deslizaron
la sudadera con capucha de su cuerpo me estremecí contra la sensación.
Sus ojos se cerraron y su cabeza cayó hacia atrás contra el sofá. Me tomé
un momento para mirarlo mientras mis manos se posaron en su estómago.
190 Sus pestañas se posaron sobre sus mejillas y sus labios se abrieron
mientras tomaba respiraciones profundas. Su reacción a mi contacto era
abrumadora de la mejor manera. Mis manos dejaron los confines de su
abdomen esculpido y con los dedos ligeros como plumas recorrí su pecho y
hacia sus anchos hombros. Su cuerpo ondulaba bajo mi toque y finalmente
abrió los ojos y descansaron en los míos. Ojos oscurecidos con lujuria me
miraron y sentí un remolino de calor en todo mi cuerpo. Yo le estaba
haciendo esto a él, y estaba empezando a amar cada momento.
Algo se apoderó de mí en ese momento.
Necesidad.
Querer.
Deseo.
—Eden. —Su voz era ronca, necesitada y desesperada.
Su brazo se envolvió alrededor de mis hombros y me atrajo hacia su
cuerpo. Estábamos tan cerca que podía sentir su aliento en mis labios.
—Necesito volver a besarte. No puedo dejar de pensar en lo jodidamente
dulce que sabes; mi adicción a tus labios es malditamente sano. ¿Quieres
que te bese? ¿Puedes manejar eso? Esta es tu oportunidad de decir no Eden.
—Sí —murmuré y la honestidad que encontré en mis palabras me
impactó. Mi cuerpo se movió por instinto en sus caderas, presionando
contra el suyo, dándole la indicación de que estaba diciendo la verdad.
Su boca se estrelló en la mía y al instante le robó el aliento a mis
pulmones. Di un grito ahogado ante la sensación de sus labios sobre los
míos. Mis manos se deslizaron sobre sus hombros y se envolvieron alrededor
de su cuerpo mientras pegaba contra su pecho. Su lengua lamió mi labio
inferior tan delicadamente en comparación con sus manos que se
precipitaron sobre mi cuerpo. En el momento en que suspiré en respuesta,
su lengua se deslizó en mi boca y comenzó un baile intenso con la mía.
Nunca me habían besado así. Mi cuerpo reaccionó al instante; me moví en
su regazo, empujándome más cerca de su cuerpo, apretando mi cuerpo
contra el suyo, y me gustó mucho el gemido que escapó de los confines de
su pecho. Nuestra respiración combinada mientras trataba
desesperadamente de seguir su ejemplo. Fue el dueño de cada momento de
este beso. Nunca había compartido un beso así con nadie antes. Sus manos
se posaron en mis caderas, pero en el momento en que sentí sus cálidas

191 manos deslizarse hasta la parte de atrás de mi camisa me quedé quieta en


su regazo. Debió haber sentido mi repentino cambio porque sus manos
pronto cayeron de nuevo a mis caderas y el movimiento de su boca cesó su
ataque. Se apartó de mi boca y apoyó su frente contra la mía. Estábamos
respirando con dificultad; mi cuerpo estaba en llamas, y sabía que esto le
había afectado tanto como a mí.
—¡Joder! —susurró—. Tú eres la perfección Eden. Me encanta tu boca.
Como una tormenta demoledora viniendo de la nada, sentí la opresión
en el pecho antes de sentir las primeras lágrimas derramándose sobre mis
mejillas. Mis emociones me abrumaron. Mis pensamientos se estaban
contradiciendo a sí mismos. Un minuto estaba amando la sensación de su
cuerpo apretado contra el mío, de su boca poseyéndome, pero el siguiente
me odiaba por permitirle a mi cuerpo ser poseído, dictado, y usado así.
Había pasado tantos años escondiéndome de esto, pero aquí estaba yo, en
el regazo de alguien tan diferente a cualquier persona que había conocido
nunca antes, besándolo como si mi vida dependiera de ello y sentía un
placer que nunca pensé que me gustaría experimentar. Esta no era yo.
Estaba perdiendo el control que anhelaba, que había trabajado cuatro años
para conseguir.
Las lágrimas inundaron mi rostro y cuando Ky se dio cuenta se alejó y
me observó atentamente. Sabía que pensaba que esto era su culpa, cuando
en realidad se trataba de mí. Tomé su rostro entre mis manos y me incliné,
besando sus labios ligeramente antes de alejarme para encontrarme con
una mirada de completa confusión en su hermoso rostro.
—Esta no soy yo Ky. No soy esa chica. Yo no hago esto.
Sus brazos se apretaron alrededor de mí y me atrajo hacia sí.
—Te lo mereces todo nena; ser besada, sostenida, acariciada, amada y
apreciada. Eso tu derecho. Tus lágrimas me confunden; me destruyen; me
frustran porque sé que alguien te ha quitado eso.
Él lo sabía.
—Quiero tus pensamientos, tus miedos, y todos tus deseos. Es hora de
que me digas todo Edén. Aquí mismo, en este momento —Ky continuó
mientras sus dedos corrían por mi cabello con ternura.
Me aparté de su pecho y alejé de su regazo hasta que me puse de pie
junto al sofá desesperada por escapar.
—Yo, uh, por favor, no me pidas eso. Necesito ir al baño.
192 Salí corriendo de la sala de estar y escapé hacia el baño, cerrando la
puerta detrás de mí. Me froté el pecho mientras sentía el pánico crecer. El
pensamiento de abrirme, de contar mis secretos más profundos a Ky, me
asustó. Sabía que no iba a ser capaz de manejar verlo mirarme como si
estuviera rota, como si fuera un animal herido apenas luchando por su vida.
Ese solo pensamiento me confundió, porque si tuviera que ser honesta
conmigo misma, ya había considerado revelarle todo y no sé por qué.
Me eché un poco de agua en la cara y conté hasta diez, inhalando y
exhalando profundamente mientras el pánico disminuyó. Si salía y actuaba
como si nada de esto había sucedido tal vez no me presionaría. Hice una
oración en silencio y salí del cuarto de baño hacía la sala de estar sabiendo
que cuanto más tiempo me escondiera, más posibilidades habría de un gran
alboroto por esto.
En el momento en que aparecí, habló.
—Eden, mírame —exigió en una voz suave que acarició mi corazón.
Negué y me puse delante del sofá.
—Mírame. —Esta vez su voz no fue tan suave.
Me rendí, levanté la mirada del suelo y lo miré. Sus ojos nadaban con
compasión, ánimo y determinación. Nos miramos el uno al otro, ninguno de
nosotros dispuesto a hablar.
Eso me golpeó.
De repente las ganas de decirle todo se adueñaron de todo y las dudas
habían desaparecido mientras sus ojos me mostraban todo lo que era él.
Mostraron calidez que nunca había visto antes y la aceptación que yo
siempre había querido. Este hombre delante de mí, que había irrumpido en
mi vida, gritándome en mi rostro cuando tuvo la necesidad de protegerme,
se estaba convirtiendo en un bien confuso. Tal vez necesitaba contar mi
historia a alguien con quien no tenía ningún vínculo, ninguna conexión.
¿Alguien a quien dejaría en cuestión de semanas? Tal vez hablar de lo que
sucedió me ofrecería un cierre.
—Sólo déjame hablar, por favor, no me interrumpas —le susurré antes
de que mi confianza huyera a las montañas.
Se sentó en el sofá, empujando su espalda contra un lado del sofá. Me
senté en el otro extremo, cruzando mis piernas debajo de mí y empecé a
torcer mis manos en mi regazo.
193 Eso fue todo.
Dejé caer mis ojos y respiré hondo.
—Hace cuatro años tenía el mundo a mis pies. Estaba en la
universidad, tenía un gran grupo de amigos, una familia amorosa, y me
encantaba todo acerca de mi vida y a donde se dirigía. Era casi como si
estuviera siendo tragada por la felicidad y no habría cambiado eso. Recuerdo
ese día como si fuera ayer. Mi amigo me pidió que ir a la fiesta de Navidad
de una fraternidad por el final semestre y pensé ¿Por qué no? Por lo general
no era de las que iban a fiestas, simplemente no era lo mío, pero me dije a
mí misma: “¿qué es lo peor que podría pasar?”
»Yo estaba pasándomelo genial… bailando, tomando tragos de cerveza,
riendo, y diversión en general, con mis amigos. La sensación de que alguien
me observaba nunca se fue y aunque me hizo sentir incómoda, no pensé en
nada de eso. La sala estaba abarrotada de gente y hacía mucho calor allí,
aunque hacía mucho frío fuera. Llegó al punto de que el aire era tan espeso
que apenas podías respirar, así que salí a la calle para conseguir un poco
de aire fresco. Ahí es donde él se acercó a mí. Dijo todas las cosas correctas;
me hizo sentir cómoda; me hizo reír; me ofreció su chaqueta y me preguntó
si podía ayudarle a conseguir más alcohol para la fiesta. Por supuesto le dije
que le ayudaría, no me dio ninguna razón para decir que no, y yo no pensé
nada de eso.
Cerré mis ojos mientras era llevada de nuevo a ese momento
devastador. Había sido tan estúpida, tan confiada, tan inocente. Mi piel
comenzó a picar mientras Jeremey Davis se filtraba de nuevo en mis
pensamientos. No podía dejarle ganar y sabía que hablar de esto de algún
modo me permitiría encontrar algún gramo de fuerza y me harían sentir
como que tal vez podría finalmente comenzar a ganar.
—Tan pronto como salimos de la seguridad de la casa, cambió. Me
agarró del brazo bruscamente, con tanta fuerza, que recuerdo que supe que
iba a dejarme un moretón. Me gustaría que hubiera sido la mayor de mis
preocupaciones. Me llevó a través de los terrenos hacia los dormitorios, y
apenas me dijo una palabra. Casi no podía seguir el ritmo de su paso y ahí
es cuando empecé a luchar; sabía que tenía que luchar, pero cuanto más
luchaba, más violento se volvía.
»Me arrastró a su habitación, y el momento en el que le dije que no fue
como si su rol fuera castigarme. La primera vez que me golpeó, me quedé
atónita. Recuerdo el sabor de la sangre en la boca. Creo que me sorprendió
194 más que nada. No podía creer que esto me estaba sucediendo a mí. Recuerdo
gritar que no y arañarlo en la cara, pero esa fue la peor decisión de mi vida,
porque después de eso se volvió inhumano; vi la humanidad abandonar su
cuerpo porque yo había dicho que no. Mi mayor error fue decir que no,
porque después de que lo hice, me violó. Hizo que fuese su derecho tomar
todo lo que quería de mí. Tomó mi virginidad, mi voz, mi respeto y mi
felicidad. Todo. Nunca olvidaré esa sensación. La gente dice que no puedes
recordar el dolor, pero yo nunca lo olvidaré. Traté de irme lejos, escapar en
mi mente a un lugar tranquilo, pero cada vez que cerraba los ojos, me
golpeaba de nuevo, trayéndome de vuelta a esa pesadilla. Pensé que me
estaba muriendo; recuerdo degustar sangre; mi ojo se hinchó hasta cerrarse
y sentí que mi mandíbula apenas aguantaría. Golpe tras golpe mientras me
violaba una y otra vez.
En este momento las lágrimas inundaron mi rostro y mi pecho se sentía
como en constricción. Ky no había dicho una palabra. Finalmente lo miré y
descubrí su rostro vacío de cualquier emoción, un lienzo en blanco, sin
embargo, sus nudillos estaban de un blanco brillante por el agarre que tenía
hacia la almohadilla en su regazo. Sollozaba en voz alta, jadeando por
respirar un poco desesperada y miré al techo desesperada por encontrar
algo de fuerza para continuar.
—No sé lo que pasó después. Me desperté con el olor a desinfectante y
mi mamá llorando a mi lado. Estaba en el hospital. Desde ese día en
adelante nunca fui la misma otra vez. Estuve en el hospital durante una
semana antes de que me dieran de alta. Me fui directamente a casa de mis
padres, empaqué tanto como pude, entonces me escapé. No podía estar
aquí. San Francisco era mi destino. Me alojé en un hotel cuando llegué ahí
hasta que vi el anuncio de una habitación, así que pasados dos días de estar
allí encontré una nueva casa, una nueva amiga, y una vida donde nadie
sabía nada de mí. No podría ser otra vez Eden Rivers.
No sabía lo que estaba esperando a sentir; No sabía lo esperaba que Ky
hiciera. Nos sentamos allí, sin movernos, sin hablar, mi sollozos eran el
único sonido mientras trataba de encontrar la calma en la tormenta que
rugía dentro de mí. Me dolía, cada parte de mi dolía por revivir eso, pero se
sentía como si un peso hubiera sido quitado de mis hombros poder contarle
a alguien con quien no estaba involucrada. Ky se mantuvo congelado y me
miraba intensamente. Parecía que iba a cerrarse completamente y su rostro
no me dio ninguna pista sobre lo que pasaba en sus pensamientos. Después
de lo que pareció una vida, estiró su cuerpo y se levantó del sofá; sus ojos
195 nunca me dejaron.
Me tendió ambas manos y esperó. Cogí sus manos y me sacó del sofá
hasta que estaba de pie delante de él. Mi respiración se escapó de mis
pulmones mientras Ky me atrajo hacia su pecho. Sus fuertes brazos
rodearon mi cuerpo, envolviéndome con calidez y ofreciéndome protección y
los suaves latidos de su corazón.
Era todo lo que necesitaba.
Ky
N
o había nada que pudiera haber hecho para prepararme
para lo que Eden me dijo. Oyéndola revivir su tormento y
observando su rostro retorcerse mientras los recuerdos
la acorralaban rasgó mi corazón en pedazos. ¿Qué podría hacer o decir para
aliviar su dolor? Una furia que jamás había sabido que existía corría por mis
venas con cada palabra que decía y con cada admisión de su pesadilla quise
matar a ese hombre con mis propias manos.
196
Mientras la sostenía entre mis brazos, mis pensamientos se fueron a la
deriva. Creí que mi instinto protector hacia ella ya era casi una locura, pero
ahora estaba más allá de todo lo que había experimentado antes. Mi misión
ahora era sencilla. Haría todo lo que estuviese en mi poder para hacerle ver
que la vida podría estar otra vez llena de momentos hermosos y que te
cambian, y planeaba ayudarla a crear recuerdos que disminuirían las
pesadillas que plagaban su vida.
Mis brazos se deslizaron por su cuerpo y la levanté todavía temblando
en mis brazos. No peleó. Eden se acurrucó en mi pecho, su cabeza
descansando tan tiernamente sobre mi corazón, permitiéndome perderme
en el aroma de su champú de coco y en cuestión de segundos, sus brazos
se aferraron con fuerza alrededor de mi cuerpo. Saliendo de la sala, me moví
lentamente por el departamento hasta que llegamos a mi habitación. La
coloqué suavemente sobre el final la cama y una vez que se liberó de mi
cuerpo se arrastró hacia atrás hasta que se sentó cerca de las almohadas
con sus piernas hacia su pecho y su barbilla descansando en sus rodillas
como si se estuviera protegiendo a sí misma.
Me senté en el final de la cama y le di la espalda. Mi cabeza cayó en mis
manos, y respiré profundamente mientras una incontrolable cólera rugió
dentro de mí.
—Lo siento mucho —susurré, mi voz quebrándose por la emoción
mientras trataba desesperadamente de sacar los pensamientos que había
encerrado durante tantos años en mi cabeza. Lo lamentaba más de lo que
ella podría llegar a saber alguna vez, me gustaría tener las bolas para admitir
cada maldita cosa justo ahí, pero ¿cómo podría iniciar ese tipo de
conversación? Mi vida estaba llena de remordimientos cuando se trataba de
Eden Rivers, y ella no tenía ni idea—. Lo siento muchísimo.
La sensación de su mano apoyada en mi espalda me hizo ponerme
rígido por su delicado toque. Luché con el último gramo de fuerza que pude
reunir en mi exhausto cuerpo y me di la vuelta para mirarla. Sus lágrimas
habían desaparecido, dejando la más pequeña mancha de rímel en sus
mejillas, pero su mirada fue la que me destruyó. Esta chica había acabado
de revivir su peor pesadilla, había hablado de tanta tragedia y sin embargo,
me miraba como si estuviera más preocupada por mis sentimientos, por si
estaba bien. No era así como me había imaginado el día. Joder, sólo
habíamos estado despiertos por un par de horas y ahora me sentía más
cansado de lo que había me había sentido en mucho tiempo.
197 —Eres tan especial Eden. Tu fuerza está más allá de todo lo que he sido
testigo. —Mis manos ahuecaron sus mejillas y sus ojos se conectaron con
los míos mientras nos abrazábamos—. Gracias por confiarme eso.
—La vida no ha sido fácil para mí Ky. Me ha destrozado, me arrancó a
pedazos, y algunas veces me he preguntado ¿cuál es el punto? Pero después
sumerjo los dedos de mis pies en el océano, siento el viento soplar en mi
cabello, huelo la llegada de la lluvia, y eso me recuerda que estoy viva. Que
me pusieron en esta tierra por una razón. Nací lo suficientemente fuerte
como para superar esto, sin importar el tiempo que me tome.
Dejando caer mis manos de su rostro, entrelazo mis dedos con los
suyos y la arrastró a la cama hasta que llegamos a las almohadas. Sigue mi
ejemplo y se desploma contra la suavidad de la colcha y se gira hacia mí
para coincidir con mi lenguaje corporal. Su palma descansando sobre su
mejilla, y su mano libre puesta sobre su pecho. Por las ventanas lo gris de
las nubes iguala a la intensidad nadando en mi dormitorio, pero no podría
imaginar estar en otro sitio.
Nos acostamos en silencio y nos miramos. No se necesitan palabras y
para ser honesto no creo que haya alguna palabra que se pueda decir que
en este momento haga alguna diferencia. Entrelazo su mano con la mía y
las subo hasta que descansan entre nosotros. Mi pulgar rozando el dorso de
su mano y la observo mientras su mirada baja a nuestras manos
entrelazadas.
—Tengo tantas cosas que quiero decirte, pero no sé por dónde empezar
—susurro en la tranquilidad.
—No tienes que decir nada.
—Un día lo haré —prometí.
—Eso suena perfecto —dijo y de repente su rostro se ensombreció con
una sonrisa engañosa completamente inesperada—. ¿Puedo decirte algo?
—Por supuesto.
—Quiero ver Dirty Dancing otra vez.
—¿En serio? —pregunté con una breve carcajada.
—Estaba enamorada de Patrick Swayze al crecer. Recuerdo haberlo
visto con mamá cada fin de semana cuando era más joven. Mamá lo amaba,
y ahí es donde obtuve mi obsesión.
—Las cosas que aprende uno.
—¿Quién fue tu primer amor?
198
—Sharon Stone —contesté en un segundo.
Su risa era como música tranquilizadora para mis oídos.
—¿En serio?
—¿Has visto Basic Instinct? ¡Era la fantasía de todo adolescente!
—Me matas de la risa. —Se rio y rodó sobre su estómago, enterrando
su rostro en la almohada.
Un impulso de consolarla, de calmarla, me superó y mis dedos cayeron
sobre la piel desnuda de su omóplato, donde su camisa se había movido. Su
cabeza se dio la vuelta para mirarme, pero no dijo ni una palabra. Estando
bajo su mirada vigilante, continué tocando su piel, dibujando patrones y
remolinos, y observando cómo se le ponía la piel de gallina. Una sonrisa de
satisfacción tiró de sus labios y su mano movió el cabello de su nuca en una
silenciosa invitación. Mis dedos hicieron un sendero desde su omóplato, por
su cuello, y abajo de su garganta. Un suspiro bajo y apenas audible escapó
de su garganta, y observe como sus ojos se volvían pesados por la fatiga.
—Vas a hacer que me quede dormida —tarareó y, por fin, cerró sus
ojos.
Seguí pasando mis dedos por su piel mientras la observaba. Mi mente
todavía estaba tratando de procesar todo lo que me había dicho. Oírla entrar
en detalles me había desgarrado pero al ver la fuerza que ella no sabía que
tenía era reconfortante, fue inspirador y sabía que debajo de su tormento
era una luchadora desesperada por agarrar su camino hacia una felicidad
que se merecía.
—Me gustaría saber si está bien que te toque —susurré en el callado
aire mientras la observaba dormir.
Eden se agita a mi lado, cambia su cuerpo de lugar y se acurruca en
mi pecho.
—Me gusta cuando me tocas —dijo en un tono somnoliento.
—¿Es por eso que no puedes decir no?
Sus ojos se movieron lejos de mí, y supe que mi pregunta había abierto
heridas que estaba desesperada para sanar. Esperé pacientemente. Mis
manos pasaron por su lado en un intento de ofrecerle consuelo y apoyo y
suavemente levante el final de su playera en la parte inferior del estómago,
dejando al descubierto su piel. Sus ojos miraron lo que estaba haciendo, y
199 respiró hondo. Con movimientos suaves, mis dedos bailaron sobre su
estómago como lo hicieron en su hombro, y al instante la vi relajarse.
—Le dije que no a mi atacante, y eso hizo que me lastimara más. Debido
a eso tengo mucho miedo de decir no, porque no quiero ser lastimada así de
nuevo y eso es lo que creo que va a pasar. —Su voz disminuyó y una única
lágrima se deslizó por su mejilla—. Durante los últimos cuatro años me he
ocultado o he estado con gente que me alejaría de involucrarme en
situaciones que no puedo controlar. Colby y Tori casi siempre están
conmigo, pero aquí estoy sola.
—Me tienes a mí.
—Lo sé —murmuró mientras sus ojos se cerraban por mi toque—. Pero
sólo por diciembre.
—Bueno por el tiempo que te tenga, voy a asegurarme de que sepas que
te mereces todo en el mundo. Quiero que sepas que puedes decirme no,
puedes decirme lo que se te dé la gana. Nunca te haré daño Edén. Mi único
deseo es hacerte ver lo increíble que eres.
—Pero, ¿cómo sabes eso?
—Créeme, solo lo sé.
Eden

M
i mente iba a un millón de kilómetros por hora.
Estoy envuelta en su calidez y los calmantes latidos
de su corazón resuenan en mí haciendo que me duerma
profundamente con deseo. Abrí lentamente los ojos y me
200 percaté del entorno. Los brillantes números en el reloj despertador decían
que eran casi las 4 a.m.
Un brazo se movió por mi vientre y una suave respiración bailó en mi
piel, provocando escalofríos a través de mi columna. Ky se acurrucó a mi
lado, nuestras extremidades entrelazadas, una pequeña sonrisa adorna sus
labios regordetes mientras está perdido en medio de lo que parece un sueño
tranquilo. Parece que la noche anterior cambió todo. Nunca le conté a la
gente mi historia, pero ahí estaba, contándole todo sobre mí.
Sus brazos me encerraron obsesivamente, envueltos fuertemente
alrededor de mi cuerpo, como si temiera que fuera a escapar durante la
medianoche. Pero necesito escapar. Mi vejiga no entiende el significado de
arrumacos. Lo estuve mirando antes de intentar suave y convincentemente
quitar mi cuerpo de su agarre, pero fue inútil.
—¿A dónde vas? —gimió Ky desde los confines de mi cuello, abrazando
mi cintura, encerrándome en el calor de su cuerpo.
—Necesito ir al baño.
Besa mi cuello con ternura y sus brazos me liberan. Se aparta de mí
para acostarse sobre su espalda; la sábana que cubría nuestros cuerpos cae
para revelar su pecho esculpido a la perfección.
—Asegúrate de regresar.
Salgo de la cama y caminó por la habitación para desaparecer en su
inmaculado cuarto de baño. Antes de cerrar la puerta, miro la habitación y
suspiro al ver a Ky durmiendo. Ya no había ninguna duda en mi mente de
que él estaba derrumbando cada una de las paredes que estuve
construyendo desesperadamente. Sus palabras, sus acciones, su tacto y su
paciencia eran martillazos que mantuvo golpeando contra las paredes que
había puesto hasta hace años y cada día, otro ladrillo se caía. Me apoyé en
el tocador blanco y reluciente y me miré en el espejo. Un mes Eden, sólo un
mes. No debería estar parada en el baño del chico con el que sólo pasaré un
mes. Esto era terreno peligroso. Siento que estoy perdiendo completamente
el control y el control es lo único que necesito para sobrevivir. Lo he tocado,
besado y divulgué mis secretos más profundos; tengo miedo de lo que haré
después.
Una vez que terminé en el baño, regresé de puntitas a la habitación de
Ky y me paré a un lado de la cama. La idea de escapar a la habitación de
invitados era muy tentadora, pero luego pensé en cómo me pidió que
regresara y no podía decir que no a eso. Como si fuera una señal, se dio la
201 vuelta y abrió un ojo y me miró directamente.
—Vamos Eden, tengo frío. Necesito ese cuerpito lindo a mi lado. —Hizo
un puchero y levantó la colcha del lado en que estuve durmiendo. En
cuestión de segundos subí de nuevo en su cama y fui rodeada por sus
brazos. Mientras acaricia otra vez mi cuello, siento que me derrito por la
intensidad.

Quieres a esta perra, por supuesto que sí. ¿Qué pequeña zorra no me
querría? Mi polla ha querido tu coño desde la primera vez que te vi y ahora
voy a disfrutar cada maldito minuto.
¿Por qué no podía abrir mis ojos?
¿Por qué no podía respirar?
No puedo respirar mientras los restos de la pesadilla resuenan dentro
de mí. Cada parte de mi cuerpo duele por estar tenso y rígido y un dolor de
cabeza cada vez más agresivo se ha instalado en mi maldita cabeza.
¿Cuándo iba a parar esto?
¿Por qué carajos no podía abrir los ojos?
Con una sonrisa amenazadora me miraba; la risa en sus labios
mientras su cuerpo golpeaba sin descanso en mí no se iba. Susurraba
palabras de absoluta maldad en mis orejas atormentándome.
—¡Eden! —Una voz distante sonaba a través del tormento como si una
luz estuviera brillando en la oscuridad—. ¡Vamos, despierta bebé!
Siento mi cuerpo sacudirse, fue empujado del colchón y después
levantado severamente. Siento una presión en mis caderas. Mientras más
me movía, más rápido era salvada de mi tormento y regresaba a la
seguridad.
Finalmente pude abrir mis frenéticos ojos y el aire entró violentamente
en mis pulmones lo que me hace toser por la sensación. Traté
desesperadamente de percatarme de mi entorno y fue entonces cuando me
doy cuenta de que alguien está sentado sobre mí, sujetándome a la cama.
202 Mis puños se cierran automáticamente y golpeo en defensa su pecho rígido.
Sabía que me había despertado, así que ¿por qué todavía estaba en mi
pesadilla?
—¡Eden, bebé! Soy yo. Ky.
Sus brazos estaban envueltos alrededor de mi espalda y me arrastró
hasta quedar sentada y metida en la desnudez de su pecho.
Era Ky.
Caí contra su calidez y me deshice por completo. Lágrimas corrían por
mi rostro mientras intentaba que mi mente que se pusiera al día con la
realidad. Estaba en mi peor momento. Me estoy desmoronando a un ritmo
rápido y perdía el control. Mi mente voló a mis citas con la Dr. Sheree Evans,
la psicóloga a la que fui derivada después de la violación y las muchas veces
que me había dicho cómo vencer los ataques de pánico. Me aferré al
recuerdo como si mi vida dependiera de ello. Uno, dos inhalo, uno, dos
exhalo. Cerré los ojos y lo repetí una y otra vez en mi cabeza hasta que me
siento nadar en una corriente de calma mientras mi cuerpo aún tiembla.
—Por favor, di algo. —Ahí estaba de nuevo su profunda voz de pánico.
Me alejé de la comodidad de su pecho y lo miré. Usó sus manos para ahuecar
mi rostro y me miró con preocupación.
—Estoy bien. —Me atraganté. Cierro los ojos; tratando
desesperadamente de evitar su mirada. Odiaba la lástima—. Por favor no
me mires así.
—¿Cómo qué?
—Cómo si te diera lástima.
—Estoy preocupado por ti. No te tengo lastima. —Sus pulgares pasan
por debajo de mis ojos llevándose las lágrimas frescas que habían caído—.
Dime qué puedo hacer para que dejes de temblar.
—No lo sé.
Vi como su rostro cambió al pensar en algo. De repente liberó mi
cuerpo, salió de la cama y me dejó total y completamente confundida. Lo
observé con ojos curiosos mientras se ponía la bata, sólo para regresar
completamente vestido con pantalones, una sudadera con gorra y una
bufanda envuelta alrededor de su cuello.
—Sal de la cama. Te voy a llevar a un lado. Usa esto.
Me dio una de sus camisetas y salió de la habitación para que me
vistiera. ¿Qué demonios pasaba y a dónde me llevaba? Seguí sus órdenes y
203 salí de la cama, después me puse su sudadera e inmediatamente fui
arropada con su calor.
Salí de la habitación buscándolo. Cuando lo encontré, no podría haber
imaginado lo que iba encontraría. Estaba parado a lado de la puerta,
sosteniendo una manta y lo que parecía ser dos termos y una mirada
expectante en su rostro.
—¿Estás lista?
Asentí.
Caminamos en silencio por el pasillo del piso catorce y tomamos el
elevador hasta el techo. Cuando salimos envolví mis brazos sobre mi cuerpo
y traté de apreciar todo lo que me rodeaba.
La belleza para mí era la sonrisa de un niño pequeño, el olor de la lluvia
al final de un día caluroso y ver a una pareja de ancianos caminar de la
mano. Era la sensación de comodidad proporcionada por el amor, la
abrumadora alegría del silencio y sentirse completamente a gusto. En este
momento la belleza eran las luces de la ciudad bailando en el río frente a
mí, cubiertas por el cielo de medianoche y por la ciudad dormida.
Me quedé sorprendida; siento como si fuéramos las únicas dos
personas en el mundo. Fuimos a la azotea del edificio de apartamentos y
mientras lo observaba mover dos sillones, siento la belleza en tantas formas.
Extendió su mano y me acerqué tomando la mano que me ofrecía.
—Aquí es a dónde vengo cuando mi mente no se apaga, cuando mis
pensamientos se pierden entre la realidad y las pesadillas y cuando necesito
olvidar que hay alguien más en el mundo. Este también puede ser tu lugar.
Mi corazón saltó ante la enormidad de sus palabras. No tenía nada que
fuera suficiente como respuesta. Se dirigió hacia los sillones que juntó.
Después de que sentó me le uní y pronto los dos nos quedamos acurrucados
debajo de la gruesa manta y descansando en silencio mientras la oscuridad
nos rodeaba, pero esta oscuridad era más brillante de lo que jamás podría
imaginar.
—Gracias —susurré en el aire de la noche, poniendo mi cabeza de lado
para encontrarlo mirando el cielo como si tuviera un billón de pensamientos
en su cabeza. Al sentir mis ojos sobre él, se movió para mirarme.
—Cada vez que necesites escapar sólo dímelo.
204

Me desperté temprano y salí de la calidez de Ky. Después que bajamos


del techo, caí en un sueño profundo, el tipo de sueño que no había
experimentado en años. Hoy iba a ir a la ciudad con Darren de la revista
para mirar dos ubicaciones para el rodaje. Una de ellas era un almacén vacío
en Brooklyn y la otra era una galería de arte estilo industrial. Estoy
entusiasmada con la idea de conseguir el lugar así podré concentrarme en
trabajar más de cerca con los estilistas. También estoy emocionada por estar
ocupada.
Después de beber una taza de café, ducharme y prepárame para el día,
entré de nuevo en la habitación de Ky para encontrarlo sentado en la cama
con su iPad.
—Oye —susurró mientras camino hacia la cama. Me siento en el borde
cerca de su cadera y él inmediatamente toma mi mano.
—¿Cómo estás esta mañana?
Mi pulgar acarició su piel antes de responder.
—De hecho estoy muy bien. Dormí como un bebé cuando regresamos
de la azotea.
—Anoche me abrazaste con fuerza.
—Lo siento.
—Me encantó. Nunca te disculpes por eso —dijo Ky sonriendo—. ¿A
dónde vas hoy?
—Daniel de producción me pasa a buscar a las siete y vamos a ver
algunos lugares para el rodaje principal y después voy al estudio para hacer
algunas fotos de algunos artistas que están grabando hoy.
—Llámame y dime cómo vas —dijo cuándo mi teléfono sonó con un
mensaje de Daniel.
—Será mejor que me vaya, Daniel acaba de llegar.
Dudé antes de levantarme de la cama. Sus ojos observaron mi rostro y
cayeron en mis labios y por un momento la idea de despedirme con un beso
pasó por mis pensamientos y creo que se dio cuenta por la sonrisa que
apareció en sus labios. Me quedé atónita mientras él salía de la cama y se
205 acercaba a mí con el cabello revuelto, barba incipiente y usando sólo unos
pantalones de pijama de algodón.
Sus manos ahuecaron mi rostro y juro por Dios que perdí la capacidad
de respirar mientras su rostro se acercaba al mío. ¿Qué estaba haciendo?
Se inclinó hasta que su boca estaba cerca de mi oreja y murmuró en voz
baja:
—Qué tengas un buen día. Te veo esta noche.
Mi cuerpo se estremeció por su cercanía y la despedida perfecta terminó
con un beso en mi mejilla.
Ky
E
stoy compenetrado en el último número de pruebas para la
producción cuando Ashlyn entra a mi oficina y se posiciona en
el borde de mi escritorio. Habían pasado un par de días desde
que la había visto, y tenía el presentimiento que era porque cierto
australiano decidió quedarse en la ciudad.
—Pareces… feliz —dijo como si fuera la declaración más sorprendente
206 del mundo.
Mi risa profunda llenó mi oficina.
—¿Por qué parece que la idea de que esté feliz es sorprendente para ti?
—Mierda, no quise que sonara de esa forma. Sólo que pareces más
calmado, más a gusto y joder, no estás aquí ni la mitad de lo que solías
estar.
—Tengo cosas más importantes en las que enfocarme ahora.
—¿Cómo Eden?
—Sí, como Eden.
—¿Está todo bien allí?
—Eso creo. Ella tuvo una pesadilla anoche y verla así me asustó, Ash.
No podía despertarla y entonces cuando se despertó, simplemente se apagó.
Sus pesadillas están tan incrustadas dentro de ella; es como pelar con
cuidado las capas más delicadas porque un paso en falso destruiría todo
completamente.
—¿No habían hablado? —preguntó Ashley.
—Recién ayer ella me contó todo.
—Eso es impresionante.
—Lo sé.
Ashlyn saltó del escritorio, se movió hacia la puerta de mi oficina y la
cerró. Se recostó en la madera y cerró los ojos. Oh mierda. Conozco esa
mirada. Sé exactamente lo que viene.
—¿Puedo cambiar completamente el tema? —No me dio un segundo
para responder antes de soltar la bomba—. Así que, he tenido sexo.
Porqué en el mundo elije tener conversaciones como éstas conmigo,
nunca deja de asombrarme. Froté las manos sobre mi rostro y me recosté
en la silla, entonces me puse el sombrero de amigo. Mierda, esta chica me
debía mucho.
—Lachlan obviamente aún está en la ciudad, se ha estado quedando
en mi casa y él más o menos se quedó en mi cama ―dijo apresuradamente.
—¿Así que estás diciendo que su polla más o menos cayó dentro de tu
coño?
207 —Bueno cuando lo pones de esa forma. ¿Qué demonios estoy haciendo,
Ky? ―Se sentó en el sofá, dejó caer su rostro entre sus manos y sus hombros
se hundieron. Había visto la caída de Ashlyn en las manos de Lachlan y era
algo que nunca quería ver de nuevo.
—¿Lo amas?
Asintió.
—Bueno ahí está tu respuesta. Lucha por lo que amas. Nada vale la
pena, si no tienes que pelear por ello.
Consejo que yo tendría que vivir pronto.

—Vamos a salir esta noche. Tienes una hora ―anuncié a medida que
entraba en la sala de estar luego de ducharme y vestirme con un pantalón
vaquero azul y una camisa de cuello negro.
Llegué a casa del trabajo para encontrar a Eden sentada en la mesa del
comedor absorta en su trabajo y golpeando furiosamente el portátil. Fotos
de lugares estaban esparcidos sobre el vidrio de la mesa y ella se disculpó
por hacer un desastre a lo cual respondí que no se preocupara. Sabía que
había pasado el día ocupada organizando la sesión, sus correos electrónicos
que entraban eran regulares y ella estaba en modo de negocios con cualquier
correspondencia que tuvimos. Era jodidamente sexy.
Pero ahora estaba en modo de relajación, acurrucada en el sofá con su
Kindle y una mirada distante en sus ojos. Estaba tan absorta que ni siquiera
me escuchó hablándole.
—¡Eden! —dije un poco más alto.
—¿¡Ah!? —preguntó finalmente apartando la mirada de su Kindle.
—¿Buen libro?
—Uh, sí y tú acabas de interrumpir una escena de besos épica.
—Bueno me disculpo con los personajes por interrumpir, pero como
decía, vamos a salir en una hora así que necesitas prepararte.
Frunció el ceño mirando de vuelta hacia su Kindle.
208 ¡Vamos Eden, dilo! Una simple palabra, no. Recházame. Puedes hacerlo.
—Sí, está bien.
¡Mierda!
Se levantó del sofá, colocó su Kindle en el bolsillo del lado y se dirigió
hacia el pasillo sin decir otra palabra. Me mantuve de pie apoyándome
contra la isla de la cocina desplazándome a través de mi teléfono cuando
escuché que abrió la ducha. Miré hacia afuera a la lluvia torrencial; había
estado lloviendo por los últimos dos días. El invierno había llegado
oficialmente.
—¡Ky! —Su voz sonó en el pasillo y caminé para encontrarla de pie en
el pasillo, su cabello húmedo colgando sobre sus hombros, su cuerpo
cubierto sólo por una toalla. No pude controlar mis ojos de recorrer cada
centímetro y absorber las curvas que estaban en completa exhibición
disfrutando la visión delante de mí.
—¿Sí? —pregunté, mis ojos finalmente encontrándose con los suyos.
—¿Qué debería usar?
—Te ves muy bien en esa toalla pero supongo que vaqueros y un suéter
estará bien.
Ella se apresuró de vuelta por el pasillo y no pude evitar reírme de su
reacción. Había programado irme para Los Ángeles de nuevo la mañana
siguiente para reuniones con Simon Davenport en la oficina de Beautify y el
pensamiento de irme no era tan emocionante como siempre ya que estaría
dejando a Eden aquí, especialmente después de su comentario de no tener
a nadie aquí.
Miré el reloj en la pared del comedor; eran casi las siete y mi estómago
anunció al silencio del apartamento que estoy hambriento.
—¿Eden, te falta mucho?
—Estoy lista. —Apareció en la sala de estar con jeans ajustados, un
suéter apretado y botas marrones, caminó hacia mí viéndose como si tuviera
el mundo sobre sus hombros. Tenía algo que decir pero dudaba.
—¿Qué es?
—Es nada. Estoy lista para salir.
—Eden. Dime que estás pensando ―demandé y crucé los brazos sobre
mi pecho. Podía estar así de pie por horas. Había frustración en su rostro y
209 parpadeó con duda antes de suspirar profundamente.
—No sé porque estás haciendo esto. Sabes que no puedo decir no así
que para qué preguntas siquiera. Sólo dime, no me preguntes.
—¿Estás hablando jodidamente en serio? ―protesté―. Nena, anoche me
dijiste todo. Me mató escuchar por lo que pasaste pero sabes qué, me ha
hecho más determinado. No voy a decirte que hagas nada. Continuaré
preguntando y me aseguraré de hacerte ver que me puedes decir que no a
mí, para que puedas decirle que no a cualquiera. ¿Tienes idea de lo peligroso
que es lo que tú haces? Una persona errónea Eden… sabes qué, ni siquiera
puedo pensar en eso. No soy un idiota Eden, pero haré lo que sea para
hacerte ver que no tienes que temer a cada persona que entra en tu vida.
Por primera vez, presencié su cambio y mientras me miraba, no pude
evitar sonreír. Ella irrumpió a través del apartamento hacia la puerta y la
empujó para abrirla.
Se giró bruscamente mirándome.
—¿Vamos a salir o no?
Me reí entre dientes mientras buscaba las llaves, mi billetera y la seguía
hacia afuera por el pasillo.
—¿Es esta nuestra primera pelea, cariño? —Sonreí malvadamente
hacia ella.
—No.
—Acabas de decir que no, nena.
—No me llames cariño, no somos tan íntimos.
—Pero me dejas llamarte nena. —Le hago una guiñada y observo con
diversión cuando sus labios se curvan ligeramente.
Nena será.
Treinta minutos después, luego de luchar con el aguacero constante,
estacioné en Antonio’s y apagué el motor. Eden no me había dicho una
palabra durante el viaje, eligiendo en su lugar jugar con el teléfono.
—¿Me estás llevando a comer pizza? —preguntó a la vez que sus ojos
absorbieron las luces brillantes de Antonio’s.
—No, te estoy llevando a comer la mejor pizza que jamás tendrás.
Miré por la ventana a la locura de lluvia que caía afuera y entonces
miré a Eden y su suéter blanco que le quedaba como una segunda piel sobre
210 su pecho.
—Vas a tener que hacer una gran carrera. Tu sexy y apretado suéter
más lluvia es igual a un feliz Ky pero una avergonzada Eden.
Conocimiento brilló sobre su rostro cuando vio la insistente lluvia y sin
decir nada salió disparada del vehículo y corrió hasta que estuvo bajo los
toldos y seguramente seca. Rápidamente me le uní y mis ojos fueron
directamente a su suéter.
—Bueno, eso no fue divertido. ―Guiñé hacia ella y siento la victoria a
medida que ella rueda los ojos.
Antonio’s era el que tenía la mejor pizza del mundo. El aroma de ajo y
tomate me golpeó cuando caminamos dentro del auténtico salón de pizza.
Era como estar en Italia. Papá nos había traído a Josh y a mí por todo el
tiempo que puedo recordar y mis recuerdos son con risas, comer hasta casi
enfermarnos y la sonrisa famosa de Antonio.
—Ky, este lugar es asombroso. ―Suspiró a medida que absorbía todo.
—Sólo espera a probar la pizza.
La guie a través de la multitud con mi mano en la parte baja de su
espalda y la mirada que me dio sobre su hombro se sintió en mi polla.
Estaba poniendo a prueba cada frontera que pudiera encontrar esta noche.
¿Estaba mal que quisiera romper sus paredes? No. ¿Estaba mal la forma en
la que planeaba hacerlo? Probablemente.
Tan pronto como nos deslizamos en mi cabina habitual y comenzamos
a ver los menús se nos unió una de mis personas favoritas del mundo.
—¡Ky Crawford! Vienes y traes una hermosa chica.
—Antonio esta es Eden, Eden este es Antonio; el mejor chef de pizza en
todas las tierras.
Sus manos fueron a las caderas y un ceño se adueñó de su rostro
redondo.
—¿Por qué no sabía que tenías una novia?
—Eden no es mi novia, Antonio. Sólo somos amigos.
Nos miró curiosamente.
—¿Estás seguro de eso? —Él tocó con los dedos su barbilla y apareció
una sonrisa mostrando todos los dientes—. Ustedes harían los más lindos
bambini4.
Tan rápido como vino, desapareció en la cocina y juraría que lo escuché
211 diciendo nuestros nombres y la palabra bambini al personal de la cocina.
Sacudí la cabeza y me giré hacia Eden que estaba sentada frente a mí con
amplios ojos y la boca abierta.
—¿Él acaba de decir que haríamos los niños más lindos? —Suspiró.
—Sí, pero te dije que no tendríamos sexo así que no hay bambini para
nosotros. Ya puedes cerrar la boca. —Reí y volví a mirar el menú sabiendo
que ella aún me miraba fijamente—. ¿Has decidido lo que quieres?
—Vino. Mucho vino.
Mi risa hizo eco a través del restaurante y en seguida su suave risa se
unió a la mía. Caímos en una conversación tranquila mientras que
esperábamos por su vino y mi gaseosa, ella parecía relajarse a medida que
la noche pasaba y la comida fue olvidada. Me gusta esta Eden. La
despreocupada, descarada, confiada Eden quién ni siquiera sabía que
existía. La que me daba tanto como yo le doy. La charla de bebés fue la
broma de la noche.
—Así que cuando te embarace cómo llamarás a nuestro primogénito.
—Tú no acabas de decir eso —balbuceó a la vez que se ahogaba con el
vino tinto.
—Oh, sabes que lo hice.

4
Bambini: niños en italiano.
—Nada de sexo significa nada de embarazo, así que tú eres mierda sin
suerte.
—Mierda, me gusta esta Eden ―dije y le sonreí.
—¿Y qué Eden sería esa?
—La descarada y confiada Eden.
—Es el vino.
—Está bien, entonces tendré que abastecerme de vino.
Antonio interrumpió nuestra discusión de nuestros futuros e
inexistentes niños y llegó a la cabina cargando dos grandes cajas de pizza y
una sonrisa expectante.
—Sin pedir significa que yo escojo y elijo mejor la pizza para ustedes
dos.
212 —Mierda, lo siento Antonio. Quedamos atrapados en la charla. —
Observo alrededor del restaurante y me doy cuenta que somos los únicos
que quedaban y el personal estaba cerrando.
—Ustedes dos tortolitos estaban muy ocupados el uno con el otro. Aquí,
tomen esto, pero asegúrense de volver a verme. —Eden se deslizó fuera de
la cabina y evitó mi mirada—. Y ustedes dos harán bambini para tío Antonio.
Agarré ambas cajas y seguí a Eden fuera de Antonio’s riéndome de su
reacción. Mientras estábamos de pie bajo el toldo a la vez que la lluvia
continuaba cayendo, supe que no quería que la noche terminara.
Desbloqueé la alarma de mi auto y ambos corrimos, apenas nos mojamos a
pesar del chaparrón masivo.
Salí del estacionamiento y me dirigí hacia uno de mis lugares secretos
favorito, un lugar que quería mostrarle a Eden. El mirador del Capitán era
mi lugar favorito en el mundo. La vista de la ciudad era espectacular durante
el día y aún mejor en la oscuridad de la noche. Debido al clima no había
nadie excepto nosotros. Escucharla suspirar mientras estacionaba alentó
mis emociones.
—Ky, este lugar es precioso.
Nos sentamos en silencio mirando por la ventana a las luces
parpadeantes a través del aguacero. Tenerla aquí era surrealista; estar en
mi auto, comiendo mi comida favorita en mi lugar favorito era un jodedor de
mentes. Esto es material de citas y sería un mentiroso si digo que no lo
tenía pensado cuando le dije que saldríamos esta noche. Quería darle esto,
una noche perfecta donde pueda divertirse sin expectativas.
—Pasa al asiento de atrás.
—¡Qué! —Realmente estoy familiarizado con su fuerte chillido.
—Pasa al asiento de atrás —repetí.
—Yo…
—Es más fácil comer allí atrás.
—Oh.
—¿Qué pensaste que íbamos a hacer? Te dije, nada de bambini para
nosotros. —Reí y atrapé sus ojos rodando mientras me entregaba las dos
cajas que estaban en su regazo, giró su cuerpo y pasó al asiento trasero. Mis
ojos se engancharon en su trasero mientras ella se subía sobre el asiento y
213 mi polla se crispó en apreciación.
Nos sentamos uno al lado del otro, comimos en silencio y escuchar los
más diminutos gemidos que ella hacía después de cada mordida no sólo
estaba distrayéndome sino que era sexy como el infierno y sé que nunca voy
a ver la pizza de Antonio de la misma forma.
—¿Disfrutaste de la noche? —pregunté, comiendo el último pedazo de
pizza.
—Sí.
—Eden —dije en tono de advertencia.
—¿Por qué estás siendo tan idiota?
—Es una simple pregunta.
—Sólo detente.
La puerta se abrió y lo siguiente que supe es que ella estaba de pie
fuera del auto en la lluvia torrencial. Mierda. Tiré las cajas al piso y salí, en
el momento que lo hice la lluvia golpeó con toda su fuerza. La agarré por los
hombros y la giré para que me enfrentara.
—Háblame ―exigí mientras las gotas de lluvia nos empapaban.
—Siento que estoy tan lejos de ser perfecta y que no encajo en tus
perfectas expectativas de con quién querías pasar este mes, pero sabes qué,
así es como le hago frente. ¿Qué más iba a decir cuando acepté este mes?
Desearía poder haber dicho que no, pero no pude. Esta es mi manera de
sobrevivir a situaciones como esta. Yo no hago esto. No me siento en la parte
trasera de autos con chicos; yo no voy a comer pizza con chicos; no hago
nada de esto porque si lo hago, me meteré en situaciones peligrosas. ¿Crees
que no sé eso? ―gritó.
—Deberías haberme dicho que no. Te habría salvado de todo esto —
grité de vuelta.
—No podía.
—Sí podías —protesté. A través de la luz de la farola distinguí sus
rasgos. Me miraba completamente agotada pero tan vívidamente hermosa.
Ahuequé su mejilla y cerró los ojos bajo mi toque—. Deberías haberlo hecho.
—Hay muchas cosas que debí haber hecho pero ahora no puedo
cambiar ninguna de ellas.
Mi necesidad de consolarla, aliviarla, de poseerla, sobrepasó cada
214 pensamiento racional que pude encontrar. Ya sea por estar aquí, verla bajo
una luz completamente diferente, escucharla pelear, no lo sé pero la idea de
dominar esos labios petulantes tomó control. Di un paso hacia ella y
retrocedió hasta que su espalda estuvo presionada firmemente contra el
panel lateral de mi auto. Sus ojos me miraban con cautela.
—Eden, voy a besarte y te bese, me refiero a que voy a besar total y
completamente esos jodidos labios perfectos. Voy a tocarte y a mostrarte
que puedes obtener placer de un hombre sin miedo. Quiero que sientas
exactamente lo que me haces con una simple mirada, una sencilla palabra.
Ésta aquí eres tú. Voy a besarte hasta que tome tu aliento, hasta que pueda
sentir tu corazón tronando tan fuerte en tu pecho que temerás que deje de
latir.
No habló, pero simplemente asintió.
Mis manos agarraron su cintura, acercándola, rompiendo cualquier
distancia entre nosotros. Su suspiro alimentó el fuego quemando dentro de
mí y mi boca buscó la suya. La necesidad de besarla se había convertido en
lujuria. Mi ansiosa lengua recorrió la longitud de su labio inferior y un
gruñido primario subió desde adentro de mi pecho mientras que ella se abrió
para mí, ofreciéndome el patio de juegos de su boca. Nuestras lenguas
colisionaron febrilmente, bailando a través de un mar de lujuria, necesidad,
deseo y confusión. La sensación de besar a esta chica a la vez que la lluvia
azotaba sobre nosotros era fuera de este mundo.
Ella envolvió sus brazos alrededor de mi cuello; sus dedos
arrastrándose en el cabello encima de mi cuello y presionó su cuerpo más
cerca, moliendo sus caderas en las mías. Con un rápido movimiento mis
manos ahuecaron su trasero, la levanté y moví nuestros cuerpos al capó de
mi auto. Rompí nuestro beso y a través de ojos calientes absorbí la vista
frente a mí. Sus labios estaban hinchados y sus ojos cubiertos de deseo
mientras que el suéter blanco se quedaba atrapado en cada curva perfecta
de su cuerpo. Abrió sus piernas y acepté la invitación. Mis manos fueron a
sus caderas, avancé hasta que nada separaba nuestros cuerpos. Mi polla
dolía y necesitaba alivio.
—¿Puedes sentir eso? Eso eres toda tú. ―Aprieto mi polla en su coño
cubierto con vaqueros y su gemido vibra contra mis labios. Nuestros pechos
son uno solo, tan cerca que puedo sentir su estruendoso corazón contra el
mío—. ¿Puedes sentir mí corazón? Ese soy yo.
215 Ella alejó sus labios de los míos y tomó una respiración entrecortada.
Mis labios cayeron a su mandíbula, besando y mordisqueando mi camino
hacia su cuello. Eden dejó caer su rostro a mi hombro y permanecimos allí,
nuestras respiraciones combinándose juntas, luchando juntas y
rejuveneciéndose juntas. Me incliné y la besé suavemente y apoyé mi frente
en la suya. La lluvia cedía, pero estábamos completamente empapados.
—Nunca olvidaré esto por todo el tiempo que respire y le pido a Dios
que me lleve ese recuerdo a mi próxima vida —susurré en la oscuridad.
Nunca había dicho palabras más ciertas.
Eden

S e sentía tan extraño estar en el apartamento de Ky cuando él


no estaba. Estuve aquí durante cuatro días, paso los días con
calma. Cada hora despierta la utilizo atada al portátil
buscando las ubicaciones perfectas para las sesiones fotográficas por venir.
216 Beats and Bangs me había contratado por seis semanas así que ellos
estaban definitivamente consiguiendo el valor de su dinero fuera de mí ya
que me reservaron para otra editorial.
Ky se había ido esta mañana para una reunión de negocios durante la
noche en Los Ángeles confirmando que volvería mañana en algún momento.
Antes de irse me hizo prometer que me sentiría como en casa, que comería
su comida, vería su televisión y disfrutaría las comodidades de su hogar. Él
había dudado en la puerta como si quisiese decir algo más, pero no lo hizo.
Caminando a través del apartamento vacío, me dirigí hacia la cocina
para hacerme mi café de la mañana. Una vez que el café estuvo listo, fui
hacia la sala de estar y finalmente tuve la oportunidad de observar todo
alrededor. Fotos decoraban las paredes, mostrando una familia de cuatro y
era claro de quién obtuvo Ky su aspecto llamativo. El hombre que supongo
que era su padre está de pie orgulloso, rodeado de su familia con la misma
sonrisa que había presenciado en Ky. Este lugar era realmente hermoso.
Amaba las ventanas que iban del piso al techo que había tanto en el
dormitorio de Ky como en la sala de estar y la cocina negra de acero
inoxidable era el sueño de un cocinero; el dormitorio de invitados era como
alojarse en el hotel más elegante.
Un fuerte golpe en la puerta me sorprendió. Eran apenas las diez de la
mañana. Dejé la taza en la mesa de vidrio y caminé hacia la puerta, quién
vi a través de la mirilla me sacudió hasta la médula.
Douglas Smith.
Siento que mi cuerpo se tensó ante el reconocimiento. No veía a este
hombre hace más de cuatro años. Ni quiero saber por qué este hombre está
aquí. Pensándolo mejor lentamente abrí la puerta y en el momento en el que
estuve de frente con el hombre que había puesto a Jeremy Davis detrás de
las rejas me puse rígida. Por instinto, mi pecho se apretó y lágrimas se
derramaron como cascadas sobre mis mejillas. Su brazo se envolvió a mí
alrededor estrechamente y me llevó contra su pecho mientras sollozaba,
destruyendo su camiseta en el proceso.
—¿Puedo entrar? —preguntó con su voz ronca.
A regañadientes liberé mi cuerpo del suyo y entré de vuelta al
apartamento, seguida por Douglas. Se quedó parado en el medio de la sala
de estar, absorbiendo el espacio antes de girarse para mirarme. No podía
hablar, estoy confundida y preocupada debido al porque apareció
repentinamente.
217 —¿Dónde está el señor Crawford? —preguntó mientras miraba
alrededor de todas las esquinas del apartamento en busca de cualquier
señal de Ky.
—En Los Ángeles por trabajo.
—Desearía visitarte en mejores términos, Eden. —En el momento en
que aquellas palabras dejaron sus labios, me volví para buscar a tientas
algo para agarrarme y evitar desmoronarme en el piso. Mi cerebro se puso
a toda marcha, sabía lo que su visita únicamente podía significar. Douglas
entró en mí vida por culpa de Jeremy Davis así que esta visita no era del
tipo de “hola, ¿cómo estás?”. Me preparé para el impacto. Pensé que me
estaba volviendo más fuerte mientras había estado aquí, pensé que estar
con Ky y tenerlo tratándome como si fuera la jodida mejor cosa en el planeta,
ayudó a borrar algo del miedo que me consumía. Pero ahora mismo, me
siento más débil que nunca.
—¿Qué pasa? —pregunté tan suavemente que deseé que no me
escuchara
Con dos pasos quedó frente a mí apoyando las manos en mis hombros.
Este hombre había visto lo peor de mi momento de completo y total horror,
vio cosas que desearía que nunca hubiera visto pero ahora me veía con
preocupación, como si él tuviera que dar las peores noticias que entregaría
jamás.
—Jeremy Davis ha sido liberado.
Esas cinco palabras eran como si me sentenciaran a la pena de muerte.
Mi cabeza se sacudió violentamente a la vez que las ramificaciones me
golpearon, no puedo creer esto. No puede ser real.
—No puedo. ―Mis palabras se traban mientras intento procesar todo.
Douglas me lleva al sofá donde colapsé y me abracé a mis rodillas. De
repente me siento expuesta, como si mi vida estuviera en exhibición para
que todo el mundo me juzgue. La paranoia es una cosa aterradora. Los días
de mirar por encima de mi hombro habían regresado con esos mensajes
jodidos pero ahora sabiendo que él está nuevamente allí afuera, me pone en
el curso del sin retorno. Douglas camina de vuelta a la habitación, me da
una taza de té y se sienta a mi lado.
—Ahora voy a decirte todo así que sólo escucha y responderé lo que sea
después.
218 Asentí.
—El formulario fue recibido la semana pasada de que él pidió libertad
condicional. Cada uno de nosotros en la comisaría pensó que no la
obtendría. No hay una maldita manera en el infierno de que él la
conseguiría, no después de lo que hizo. Decir que estaba más que
sorprendido y enojado cuando recibí el correo electrónico hace una hora
sería un eufemismo. Las condiciones de su libertad condicional son que él
no puede contactarte de ninguna forma ni por correo electrónico, mensajes
de textos, nada de cartas, nada de visitas personales. Él no puede
intimidarte, ni a tu familia o tus amigos. Él debe asistir a sus citas con su
oficial de libertad condicional dos veces al día y tiene un toque de queda.
—¿Cuándo sale?
—Mañana.
—He recibido mensajes de texto desde que volví a la ciudad —admití,
sabiendo que no podía esconderme de ellos por más tiempo.
Douglas entrecerró sus ojos.
—Muéstrame.
Me levanté del sofá y fui al dormitorio a buscar el teléfono.
Repentinamente el deseo de tener a Ky aquí me golpeó. Necesitaba su
protección, su seguridad, su habilidad de proveer calma. Cuando volví con
Douglas le entregué mi teléfono y su ceño se frunció a medida que leía a
través de un texto seguido de otro, desplazándose por las amenazas.
—Voy a tener que revisarlos en el sistema. Esto se clasifica como acoso,
Eden. Quién sea que es claramente te conoce y te está vigilando con
respecto a dónde estás y con quién estás.
—Necesito irme. —Me levanto del sofá, me apresuro al dormitorio de
invitados y tiro la maleta en la cama. No puedo quedarme aquí. Fue el error
más grande de todos regresar aquí; debí escuchar a mi cabeza hace semanas
atrás.
—Detente por un maldito momento, Eden. —Mi mano se congeló por la
ferocidad de sus palabras—. Cariño, tan solo escúchame.
Me di vuelta para encararlo a medida que su larga e intimidante
estructura llenaba el camino hacia la puerta. La derrota me golpeó y nuevas
lágrimas amenazaron con desbordarse sobre mis mejillas.
—No lo dejes ganar nuevamente, Eden. Quédate aquí, mantén tu
219 posición. No puedes esconderte más. Ky no dejará que nada te pase.
—¿Cómo conoces a Ky?
—¿Crees que no te compruebo? Sé mucho con respecto a la gente con
la sales, Eden. Tú y tu caso se han pegado en mí. Aún después de veinticinco
años de hacer este trabajo, tú eres por la cual aún rezo. Quiero una vida
para ti, Eden; tú mereces una vida y si sigues corriendo nunca obtendrás
eso.
Dejé caer mi voz.
—¿Qué pasa si él viene por mí?
—Él no lo hará.
—Pero que pasa si…
—Eden. No lo hará.

No estoy segura cómo pasé ese día. Luego que Douglas se fue, me hundí
en las profundidades de mis recuerdos acurrucada en el sofá en una
posición fetal. La luz del día se convirtió en el crepúsculo de la tarde y aún
no me había movido. Todo era un torbellino y no estoy segura cómo voy a
seguir adelante.
Había muchos lugares que explorar para el rodaje, con suerte sería lo
suficientemente profesional como para enviarle un mensaje de texto a Daniel
diciéndole que tenía que posponer.
Mi teléfono vibró a mi lado y en el momento que vi el nombre de mi
mejor amigo brillar en la pantalla, estaba desesperada por lo que sea que
tenga que decir.
Colby: Necesito ver a mi mejor amiga. Tienes que estar lista en
una hora. Blake y yo iremos a recogerte.
Un simple mensaje me trajo de vuelta a la realidad y el dolor de mi
estómago vacío era una clara indicación de que no había comido en todo el
día. Cenar con Colby y Blake era reconfortante. Necesito hacerlo. Las
palabras de Douglas acerca de no correr habían sido la única cosa
circulando en mi cabeza todo el día; cada hora la idea de llamar a la
220 aerolínea y comprar un boleto me había tentado, sin embargo algo me
detenía de hacerlo.
Me despojé de la comodidad del sofá y fui tropezando hacia el baño
para darme una ducha e intentar simular ser algo parecido a un humano.
Una vez que terminé de bañarme y vestirme, puse los toques finales en mi
maquillaje, arreglé mi cabello en rizos sueltos volví a la sala de estar.
Podía hacer esto.
Aún intentaba hacerme a la idea del hecho de que Blake y Colby estén
aquí. ¿Cuáles eran las probabilidades? ¿En qué mundo loco vivía donde mi
nueva, segura y valiosa vida chocaba de frente con la vida que deseaba
olvidar?
Saber que ellos eran la banda principal que fotografiaría para la
portada calmaba mis nervios. Sabía que ellos no me dejarían fallar. Ellos
eran mis chicos. La fotografía era mi verdadero escape. Cuando disparo,
puedo escapar a otro mundo y perderme durante esos preciosos momentos
y saber que los vería a través de la lente puso mis nervios a descansar.
Busqué la cartera y agarré el teléfono. Una nueva notificación de un
mensaje centelleó frente a mí y un enjambre de mariposas se liberó en mi
vientre cuando vi el nombre.
Ky: El vuelo fue largo, el taxista se perdió, pero finalmente estoy
aquí, sin embargo he estado todo el día en reuniones. Desearía poder
estar de vuelta.
Mi corazón se desplomó. Ojalá estuviera aquí también. Necesitaba todo
lo que me pueda ofrecer.
Eden: Está callado aquí sin ti.
Ky: Estaré de vuelta antes de que te des cuenta.
No podía esperar.
Me distraje de la mejor manera posible ante la idea de cenar con Colby
y Blake. En todas sus maneras locas de estrellas del rock eran dos de los
mejores chicos que conocía. Los únicos dos hombres en los que confiaba.
Conocí a Colby primero. Era un local en San Francisco y yo vivía en ese
lugar ruinoso al lado de Tori’s. Él fue el que me llevó a su lugar cuando
aparecí por primera vez con una maleta, un par de cientos de dólares y un
corazón trastornado. Recuerdo ese día tan claramente. Él me asustó cuando
lo vi por primera vez; tenía esa mirada penetrante que te destruía con un
221 simple vistazo y la chica tímida que era en esa época había sido vencida
por un millón de emociones diferentes. Él caminaba por los escalones
tambaleantes directo hacia mí, mientras que estaba en la acera congelada
de frío. Literalmente le llevó cinco minutos hacerme sentir cómoda, cinco
minutos para irrumpir en mi vida y cinco minutos para hacerme sentir a
salvo. No puedo explicarlo ni aunque mi vida dependiera de eso.
Desde ese momento estuvo en mi vida, aun cuando intenté dejarlo
afuera. Él no se iba, era ese irritante vecino que se entrometía, pero lo amaba
por eso. Usualmente lo describía por tener tantos músculos y combinado
con sus coloridos tatuajes como una amenaza caminante. Pero conocía al
Colby real. Cuando llegabas debajo de los tatuajes, la voz brusca y la mirada
fija intimidante, era un osito de peluche que a menudo era mi consuelo.
Un golpe en la puerta interrumpió mi viaje por la calle de los recuerdos.
La última vez que abrí la puerta me habían entregado noticias jodidas así
que mi indecisión era garantizada. Miré a través de la mirilla y mi corazón
revoloteó a la vida cuando vi a Colby y Blake afuera. Ellos están aquí.
Segundos después de abrir la puerta estaba en los brazos de Colby y me
balanceaba en el aire como lo hacen en las películas. Mis chillidos rebotaban
en el vacío pasillo y el sonido de la profunda risa de Colby entibió mi corazón
con la familiaridad. No me di cuenta cuánto los había extrañado hasta estar
de vuelta en sus brazos. La cálida alegría me abrumó.
—Bueno mírate pequeña señorita importante. Escuché que estás
fotografiando algunas jodidamente asombrosas estrellas de rock estos días
―bromeó Colby con profunda voz.
—¿En serio y quiénes serían esos? No he conocido a ningunas estrellas
de rock aún —contesté sonriendo.
—Joder, te extrañé —gruñó en mi oreja y enterró su rostro en mi cuello.
Cerré los ojos por tanta intensidad.
Escucho una molesta tos.
—¿Terminaron ustedes dos? ¡Siempre soy el tercero jodido en la rueda
del show de Eden y Colby!
Colby se aleja de mí y se gira hacia Blake, mirándolo con un destello
de humor.
—¿Qué? ¿No estabas follándote a Tori?
—Jódete, idiota. Sí tú tenías a Eden, yo claramente tenía que ir por la
mejor amiga —discutió Blake.
222 La risa brotó fuera de mí. Finalmente me siento como yo misma.

El Watergrill era un bar de deportistas al lado del agua y según Blake


tenían los mejores filetes en el país así que por supuesto tenía que ir allí.
Después de ordenar nachos para mí y el mundialmente famoso filete para
los chicos, nos sentamos en una de las mesas de la esquina al lado de uno
de los televisores más grandes que he visto jamás. Un juego de fútbol con el
equipo favorito de Blake sonaba a través de la habitación. La conversación
fluyo suave y cómoda. No había visto a estos chicos en casi un año, pero era
como si no hubiera pasado el tiempo. Me contaron todo acerca de la próxima
gira y me pusieron al tanto de la apuesta de Colby con Blake, él se
abstendría del sexo durante la gira, un hecho que me hizo reír tan fuerte
que me ahogué con la gaseosa. No había forma en el infierno de que lo
lograra. Conozco a Colby y sé que ama y necesita el sexo como necesita el
aire.
A mitad de la conversación mi teléfono sonó con un mensaje de texto
entrante.
Ky: ¿Por qué será que sé que tú también probablemente saliste a
cenar pero quiero escribirte?
Eden: No deberías estar fuera. Estoy segura que hay muchísimas
chicas de LA que querrían pasar la noche contigo.
Ky: ¿Por qué lo dices? Estoy malditamente seguro que tú eres la
única persona con la cual quiero pasar la noche.
—¿Qué sucede contigo y ese tipo Ky?
Mi cabeza se disparó ante el sonido de la voz de Blake. ¿Él vio mi
mensaje de texto? ¿Qué quería decir Ky? Guardé el teléfono rápidamente en
mi cartera e hice mi mejor esfuerzo para verme calmada mientras que mi
cabeza daba vueltas y mi corazón latía furiosamente en mi pecho.
—Nada está pasando —respondí.
—Oh bebé, te amo como a una hermana, pero estás tan ciega como un
jodido murciélago. En el momento que puse un pie en su oficina sentí la
tensión entre ambos. Joder, en el momento en que te abracé, pensé que iba
223 a perforar mi rostro.
—Bueno parece que alguien tiene un admirador —bromeó Colby lo que
me avergonzó―. Hablando de admiradores, ¿este te dijo que está
completamente azotado por un coño? —preguntó, disparando una mirada
hacia Blake.
—¡Jódete! Estoy lejos de estar sometido.
—Está bien Eden, tú puedes ser la jueza de esto. Así que éste… —
Señaló hacia Blake—. Él tiene una polluela que se impone con su actitud y
él rechaza sus avances, debido a que no saltará encima de ningún coño de
alguna fanática que esté disponible por culpa de Violet. Ahora dime si eso
no es estar sometido.
Mi carcajada llenó la mesa. Esto es lo que quería; amigos, risas,
distracción y comodidad. Ese tipo de charla era una ocurrencia de cada día
con Colby hasta que él se mudó a Los Ángeles hace un año y lo perdí. Lo
extraño mucho.
Blake se levantó de su asiento.
—¡Jódete, Colby! Me voy al bar; si vamos a hablar de esto necesito licor.
¿Qué quieres tú?
—Una gaseosa.
Asintió y nos dejó a Colby y a mí a solas.
—Te ves bien. —La voz de Colby bajó y se inclinó sobre la mesa y agarró
mis manos en las suyas. Mis manos se veían tan delicadas contra sus manos
decoradas, cubiertas en colores brillantes y sombras de negro.
—Estoy tan asustada, Colbs —susurré con la respiración entrecortada.
Su rostro perdió el color.
—¿Qué demonios está sucediendo, Eden?
—Es difícil estar aquí, no negaré eso. Me asusta que pueda
encontrarme con alguien o me vuelva loca en el peor momento posible. Estoy
recibiendo mensajes de un número desconocido y eso está empezando a
enloquecerme y hoy Douglas apareció en el apartamento de Ky para decirme
que Jeremy ha sido liberado.
—¡Joder, Eden! ¿Por qué no me llamaste?

224 —Sólo quería ignorar los mensajes de texto, pero ahora Douglas está
investigándolos. Si no pensaba en ellos no entraba en pánico pero ahora con
Jeremy en algún lugar cercano no puedo evitarlo.
—Eden, prométeme que le dirás a alguien. ¿Qué hay de Ky? Si hay algo
que Blake me ha dicho, es que él parece muy interesado en ti así que
cuéntale.
—Él sabe lo que me ocurrió.
—¿Qué?
Lo miré y suspiré. Tan pronto como admitiera esto, Colby entraría en
modo protector, lo conozco y sé que atacará la oficina de Ky en la primera
oportunidad que tenga, aun así no puedo mentirle.
—La otra noche volví al hotel y encontré que alguien había entrado.
Llamé a Ky y fue a buscarme, ahora estoy quedándome en su apartamento.
—¿Qué demonios, Eden? ¿Él ha intentado algo? ¿Ky ha malditamente
intentado algo contigo?
—Colby, cálmate. Nos besamos y luego le dije todo lo que había
sucedido. Sabe que no puedo decir que no y eso lo enfurece.
—Me enoja a mí también.
Estoy a punto de ponerme a llorar y parpadeé furiosamente intentando
detener su escape. No puedo llorar. No aquí, no ahora.
—Dame tu teléfono, Eden.
—Colby, por favor. ¿Qué estás haciendo? —Saco el teléfono de la
cartera y se lo entrego con manos temblorosas. Lo observo mientras
presiona en la pantalla y lo levanta a su oreja.
—No, este es Colby. El mejor amigo de Eden de California. Sí. Ella está
aquí. Sólo jodidamente escúchame. Tenemos un problema. Sé que ella te
dijo. Ella está recibiendo mensajes de texto de un número desconocido y
ahora el pedazo de mierda de Jeremy ha sido liberado. ¿Crees que
malditamente no sé eso? ¿Cuándo vuelves? Bien. Cuida de ella. Esto recae
sobre ti. Seguro.
Miré fijamente a Colby con ojos amplios. Él estaba haciendo estragos a
Ky a un nuevo idiota, y deseaba saber exactamente lo que él estaba diciendo.
Había logrado diferenciar cuando Colby estaba cabreado por la manera en
que movía su mandíbula y ahora mismo, sentado frente a mí, había un
hombre que estaba mucho más que enfurecido.
225 Colby abruptamente sostuvo el teléfono hacia mí y asentí hacia la
pantalla.
—Él quiere hablar contigo.
No quiero hablar con Ky.
—Hola —murmuré intentando sostener el teléfono.
—¿Por qué demonios no me dijiste? ¿Hace cuánto estás recibiendo
estos mensajes? ¿Qué dicen? ¡Mierda! —gritó Ky.
—Ky, por favor no me grites ―susurré con los ojos llenos de lágrimas.
—Nena, no estoy gritándote a ti —suspiró profundamente en la línea—
. Deberías haberle dicho a alguien. Sí no era a mí, ¡entonces Josh, Ashlyn,
Colby, Tori! No te guardes esta mierda. ¿Ocurrió antes de que irrumpieran
en la habitación del hotel? ¿Qué te dijeron de Jeremy?
—Recibí el primer mensaje cuando comía torta de chocolate contigo, en
mi cumpleaños y todo lo que sé es que lo liberaron hoy. Estoy muy asustada,
Ky. No sé qué hacer.
—¡Mierda! —Se quedó callado y miré hacia la mesa―. Volveré a casa
temprano. Quiero que estés en mi cama cuando llegue.
Colgó.
Ky
T
odo pasó en sucesión rápida. Colgué el teléfono después de
escuchar la voz petrificada de Eden, llamé a Simon Davenport
para informarle que me marchaba a casa debido a una
emergencia, me apresuré a Los Ángeles, y ahora me sentaba en el primer
avión de vuelta a Nueva York esperando la partida.
Saber que ella estaba del otro lado del país asustada, sola, y
226 atemorizada me hizo algo que no podía explicar. Todo que sabía era que
tenía que llegar a casa y arreglar este lío para asegurarme de que ella estaba
bien. Bueno, tan bien como ella podría estar.
El momento en que mis pies aterrizaron sobre el suelo de Nueva York
acababan de dar las cinco de la mañana y pronto me dirigía de vuelta a mi
apartamento. Mi pierna rebotaba mientras el conductor de taxi zigzagueaba
nuestro camino desde el aeropuerto y de vuelta a la isla. No creo que mis
pies tocaran el suelo desde el momento en que dejé la calidez del taxi y
caminé al silencio misterioso y frío del aire. Tenía una meta en mi mente y
era llegar hasta Eden.
Una vez que estuve en mi apartamento, fui directo mi habitación.
Mierda, espero que me haya escuchado. La quería en mi cama. No habría
más discusión, mi cama era suya por el resto del mes.
En el momento en que abrí la puerta de la habitación, un peso se
levantó de mis hombros mientras mis ojos se posaban en la perfección
acurrucada sobre su lado, hecha un capullo en el grueso edredón. Mi pecho
se expandió mientras la calma y el alivio me inundaban. Me desvestí
silenciosamente hasta quedar en bóxer y me acurruqué a su lado. En el
momento en que el peso de mi cuerpo golpeó en colchón, envolví mis brazos
firmemente alrededor de su cuerpo, jalándola a la protección que ofrecía.
—¿Ky? —llamó su dormida voz, despertándose con la sensación de mi
cuerpo contra el suyo.
—Estoy aquí, vuelve a dormir.
—De acuerdo. —Su cara cayó al hueco de mi cuello y su calmada
respiración acarició mi piel—. Pero Ky, gracias por estar aquí.
Mis ojos se cerraron mientras rodaba hacia Eden, rodeando su cintura
con mi brazo y tirando de ella lo más cerca posible contra mi cuerpo. El más
suave de los suspiros escapó de sus labios. Me tumbé en la oscuridad en
silencio, totalmente despierto, y escuché mientras ella dormía pacíficamente
en mis brazos. Estaba física y mentalmente exhausto, pero mi cerebro no se
desconectaría. Saber que Jeremy Davis estaba al acecho en las sombras
provocó que una ola de incertidumbre quedará sobre mí. Alguien como él no
se quedaría callado, no permanecería escondido durante mucho
Pronto la luz del sol se asomó a través de las gruesas persianas
mientras un nuevo día nacía, un nuevo día donde las cosas cambiarían. Al
momento en que Colby habló de la amenaza a Eden, fue la descarga de
electricidad que necesitaba y me hizo ver claramente que la quería en mi
227 vida más allá de diciembre.
—¿Dormiste?
Giré mi cabeza a un lado para encontrar los soñolientos ojos de Eden
devolviéndome la mirada.
—No —contesté honestamente.
Ella desenredó su cuerpo del mío, un movimiento que me hizo sentir la
pérdida instantáneamente. Se incorporó y se apoyó contra la cabecera. La
sábana cayó de su cuerpo y se encharcó alrededor de sus caderas. Dejé ir
un susurro ante la vista de la camisola blanca ajustada moldeada contra su
piel, creando la curva perfecta de su pecho, lo que sólo atrajo mi siempre
errante atención. Sus pezones se endurecieron bajo mi mirada,
levantándose en picos y volviéndose ligeramente visibles a través de la tela
estirada.
Dios me estaba volviendo loco.
—¿Estás bien? —finalmente le pregunté una vez puse mis
pensamientos bajo control—. Dime de verdad cómo te sientes. —Retrocedí
a sabiendas de que ella habría dicho que sí.
—Sabía que este día llegaría eventualmente, pero sólo deseaba que no
tuviera que ser cuando estuviera aquí. Tengo miedo, Ky. No voy a mentir.
Ya estoy mirando por encima de mi hombro debido a los mensajes de texto,
ahora tengo que lidiar con esto. Todo lo que puedo pensar es en lo que va a
hacerme si llega a mí.
—No dejaré que nada te pase —prometí a través de una voz llena de
emoción.
Sus ojos tristes me miraron de vuelta y me ofreció la más débil de las
sonrisas. —No puedes garantizar eso Ky, nadie puede.

—Tengo que salir un momento. Vuelvo en una hora más o menos —


anuncié sin dar demasiada información. Busqué mis llaves, el teléfono y la
billetera y finalmente los encontré en la mesa del comedor donde Eden
estaba sentada con su ordenador portátil.
—Claro, sin problema. —Sus ojos no se apartaron de la pantalla.
228 Caminé alrededor de la mesa, mirando por encima de su hombro la
pantalla.
—¿Estás mirando recetas?
Se retorció en su asiento y me dio una sonrisa sexy como el infierno y
juro que había un brillo en sus ojos. —Sip, creo que la cocina será una
buena distracción.
La idea de Edén asumiendo el control de mi cocina y cocinando era algo
que me gustaba y mi mente comenzó de repente a reproducir escenarios en
mi cabeza haciendo que mi pene se hinchara al instante.
—Eres un misterio, Eden Rivers. —Besé la parte superior de su cabeza
y descansé mis brazos en la parte superior de sus hombros. Mis dedos se
clavaron en su carne y su cuello cayó a un lado mientras masajeaba los
músculos tensos con ternura—. ¿Vas a estar bien mientras estoy fuera?
—Hmmm —canturreó en respuesta.
Mi ego se disparó sabiendo que mis dedos la convirtieron en masilla,
pero también sabía que cuanto antes me fuera antes podría regresar a ella.
Retire mis manos y cogí la silla y la giré para enfrentarme. Sus ojos se
abrieron, y ella hizo un puchero.
—Asegúrate de llamarme o mandarme un mensaje si me necesitas. No
va a ser más de una hora y luego volveré para verte trabajar en mi cocina.
Su rostro se iluminó como nunca antes. —Creo que sé exactamente lo
que voy a cocinar, pero será una sorpresa. Creo que deberías traer un poco
de vino a casa.
—Definitivamente puedo hacer eso. —Besé la parte de atrás de su
cabeza antes de dirigirme hacia la puerta; dudé brevemente miré hacia atrás
para encontrarla sumida en sus pensamientos, anotando algo en una
libreta—. Lo siento mucho por todo —susurré al espacio a mi alrededor.

El detective Douglas Smith, de la policía de Nueva York no era un


extraño para mí. Él y papá fueron a la academia juntos y Douglas pronto se
convirtió en una constante en las barbacoas de verano y los partidos de
fútbol de invierno. Hasta hace tres años, papá era un detective a cargo de la
unidad de asalto sexual, junto con Douglas.
229 —Sabía que era sólo cuestión de tiempo antes de que recibiera una
visita tuya. —Se levantó de su escritorio y sacudió firmemente mi mano
cuando irrumpí a través de la puerta de su oficina—. Toma asiento.
—¿Dónde está? —corté directo al grano.
Su pesada respiración cayó de su pecho. —Eres como de la familia Ky.
No me preguntes eso.
—Exactamente, somos una familia. —Yo sabía que era un movimiento
idiota, pero justo en este momento mi única preocupación era Eden, y si
tenía que ser un idiota para obtener respuestas, que así fuera.
Él me miró desde el otro lado de la mesa, y yo sabía que había tocado
un punto sensible. ––Jeremy se queda con sus padres. No te acerques
jodidamente a él Ky, ¿me oyes? Déjanos hacer nuestro trabajo. Todo de lo
que necesitas preocuparte es asegurarte de que Eden se mantenga a salvo.
—Sí, porque soy tan jodidamente bueno en hacer eso —me burlé en
respuesta.
—Necesitas parar con esta jodida culpa con la que vives, chico. Nada
de esto es tu culpa.
Yo no estaba a punto de entrar en esta conversación. Era una
conversación que se había intentado en numerosas ocasiones en los últimos
años, y que no iba a cambiar hoy. Me paré del asiento y le tendí mi mano
para estrechar la de él en la salida. —Llámame si algo cambia. Necesito
mantenerme al tanto.
El agotamiento mental era algo así como una perra. Cuando salí de la
oficina de Douglas conduje alrededor de una hora, repasando nuestra
conversación y tratando de racionalizar la información que proporcionó. La
tentación de visitar Jeremy se expandía peligrosamente en mí. Cada
escenario cruzó mi mente —acabando con él, amenazándolo, lastimándolo—
pero qué ganaría realmente además de delatar a Douglas por divulgar
información confidencial.
La penitencia de Jeremy vendría.

230 Una vez que mis emociones estuvieron de alguna forma bajo control me
dirigí de nuevo al apartamento. En el momento en que entré por la puerta
principal el zumbido suave de la música flotó desde la cocina. En silencio,
puse mis llaves y la billetera en la mesa del vestíbulo y me moví a través del
apartamento como un león al acecho.
Eden balanceaba sus caderas al ritmo de la música; su cuerpo cubierto
por una camiseta suelta que apenas rozaba la mitad de sus muslos, bragas
y las jodidas calzas hasta la rodilla. Ella era completamente inconsciente de
que había regresado. Era un sueño húmedo andante. Sentí el estruendo de
un gruñido nacer en el fondo de mi garganta. Mi control había escapado y
lo único que podía ver y centrarme en era la cruda necesidad prima de
devorar, poseer, y adorarla.
—Sube el culo a la isla de la cocina, Edén.
Mi tono exigente la sobresaltó. Su cuerpo se retorció y sus ojos se
lanzaron a los cuatro rincones del apartamento tratando desesperadamente
de buscarme. Cuando su expresión de sorpresa encontró mi caliente mirada
a través del cuarto, la inocencia del baile y la intriga goteaban de ella, lo que
sólo alimentó el furioso fuego dentro de mí. Sus pequeñas manos tiraron del
borde de la camiseta, desesperadamente tratando de ocultar esos
perfectamente tonificados y torneados muslos. Como el infierno.
—Eden, una vez más, sube a la isla de la cocina.
Mis palabras golpearon su fuerza y moviendo las caderas, caminó sin
esfuerzo hacia el mostrador. El anochecer era inminente y la tenue luz
atravesó la sala permitiendo a su silueta acentuar sus curvas en un reloj de
arena perfecto.
Eden se irguió sobre el borde y me miró, con las piernas balanceándose
ligeramente, los labios entreabiertos, su cara desprovista de emoción. Mil
millones de escenarios llenaron mi mente mientras un sinnúmero de
palabras se detuvieron en la punta de la lengua rogando ser dichas.
Me deshice de mi chaqueta en un movimiento de hombros mientras mi
mente nadaba hasta un terreno peligroso. Sentada en mi mesa de la cocina
esperando mi siguiente paso estaba la chica que controlaba todos mis
pensamientos.
No podía decir que no.
Ella diría que sí.
Pero yo no quería eso.
231
Cuando llegué a Eden, mis manos cayeron a la carne desnuda justo
por encima de sus rodillas. Sus nervios eran visibles, y yo había perdido
todo sentido de la realidad. Mis manos se deslizaron lentamente por sus
muslos, empujando el material endeble hasta que vi el primer destello del
satén azul bebé de sus bragas.
—¿Confías en mí? —le pregunté entre respiraciones apresuradas.
—Sí.
—Ahora no es el momento de decir lo que piensas que quiero oír. Quiero
la verdad.
—Confío en ti.
Sus ojos hablaban más fuerte que las palabras que dijo. Llamearon
hacía mí mientras mis manos continuaron su viaje. Yo estaba más allá de
pretender más. No pude reprimir el impulso de saborearla, de darle todo lo
que ella no creía que un hombre pudiera darle.
El dobladillo de la camiseta agrupado en sus caderas y el raso de sus
bragas se burlaban de mí. Mi cuerpo empujó entre sus piernas, y ella las
separó sin pensar. Mi cuerpo se deslizó entre sus piernas como un guante
perfectamente ajustado. Todo lo que necesitaba era estar lo más
jodidamente cerca posible. La inocencia de la que había sido testigo
momentos antes ahora fue reemplazada por algo que no podía explicar. ¿Era
deseo? ¿Necesidad? ¿Expectación?
Mi dedo corrió a lo largo de su coño cubierto de satén. Jugaría hasta
que me dijera que parara. Gimió bajo mi tacto, y dejó caer la cabeza a mi
hombro mientras yo aumentaba mi ritmo. Su humedad creció y pronto la
ligereza del satén se había convertido en un azul profundo. La dulzura de
su excitación llenó el aire en puro jodido deleite. Empujé sus bragas a un
lado y el momento en que mi dedo se deslizó a través de sus pliegues, sus
gemidos entrecortados llenaron el aire y su cabeza se levantó hasta que ella
me miraba con asombro. Joder la deseaba. Quería estar dentro de ella y
escuchar sus súplicas. Pero sabía que no podía. Lo había prometido.
—Quiero que seas mía —le susurré, mis labios se cernieron sobre los
de ella mientras hablaba. Empujé un dedo en ella y suavemente comencé a
bombear en su interior.
—Creía que ya lo era.

232 —Me refiero a mía en todo el sentido de la palabra. Esta noche voy a
hacer que te vengas con tanta fuerza que olvides cada mala experiencia que
has tenido. ¿Estás preparada para eso?
—Sí.
Añadí otro dedo y seguí bombeando dentro de ella. Ella gimió en mi
hombro, y jodidamente me encantó escuchar su respiración aumentando.
—Vas a olvidar tu nombre en el momento en que te vengas, Eden.
—Mierda —dijo entre dientes contra mi hombro. Sus caderas se
levantaron al oír mis palabras, empujando con más fuerza contra mi mano,
animando a mis dedos a ir más profundo.
De repente se quedó inmóvil, sus caderas cayeron hasta el mostrador
y su mano voló a la mía cesando todo movimiento. La miré, tomando su
reacción. Sus mejillas se sonrojaron con el calor que circulaba por su
cuerpo, pero fue la duda en sus ojos que me llamó la atención.
—Hazme olvidar Ky. Hazme olvidar que él está fuera. Hazme olvidar los
mensajes de texto. Hazme olvidar todo. Sólo quiero que seamos tú y yo.
—Siempre va a ser sólo tú y yo —murmuré mientras mis labios cayeron
a los suyos. Ella era tan delicada como una pieza de seda de mil años de
antigüedad, y yo planeaba tratarla con manos pacientes. Todo lo que quería
era que viera que era ella el mundo en mis ojos y que el mundo necesita
cuidado, amor y protección. Las esquinas oscuras de su mundo necesitaban
una nueva luz.
Mi brazo se enroscó alrededor de su cintura, y la bajé suavemente hasta
que se extendía ante mí en el mostrador. Mis labios se apartaron de los
suyos, y tomé un momento para saborear la muestra de absoluta perfección
devolviéndome la mirada. Los perfectos ojos azules de Eden, oscurecidos
con deseo y ni una onza de duda, me devolvieron la mirada y el más pequeño
matiz de color rosa comenzó a extenderse por sus mejillas.
—Tan perfecta —tarareé cuando mi capacidad de hablar vaciló
rápidamente.
Mis manos desaparecieron bajo su camiseta y pasaron por encima de
la suave piel de sus caderas y hasta los costados. Su respiración se
enganchó mientras yo quitaba el algodón de su caliente cuerpo. Mi mirada
vagó sobre ella, deteniéndose en su agitado pecho y la carne de sus senos.
Lamí mis labios en anticipación y necesidad de probarla y mi boca cayó
233 sobre su pecho. Mi lengua se burló de su pezón, girando el delicioso pico y
ella pasó sus dedos a través de mi cabello, torciendo y tirando mientras el
placer se encendía en su interior. Mis dedos se arrastraron sobre su vientre,
frotando a lo largo de sus caderas hasta que encontraron el raso de sus
bragas y su coño hinchado y necesitado. Dos dedos dentro, y continué lo
que había empezado.
Quité mi boca de su pezón y besé a lo largo de su mandíbula hasta que
llegué a su oreja.
—¿Quieres venirte en mis dedos o mi lengua? tu elección, nena.
—Tus... oh joder... dedos. Por favor.
Mis dedos bombearon en su interior y cuanto más duro iban más sus
gemidos y suspiros llenaban el aire. Ella era jodidamente hermosa de ver.
La inocencia que irradiaba de ella no estaba en ningún lugar a la vista; ante
mí en mi mesa de la cocina era una zorra, empujando sus caderas más cerca
rogándome que fuera más profundo. Tenía los labios entreabiertos mientras
trataba desesperadamente de agarrar todo el aire que podía; sus mejillas
estaban encendidas de color rosa y sus ojos se volvieron hacia mí en una
completa bruma de necesidad y placer.
—Vente para mí, nena.
Sentí sus paredes apretar alrededor de mis dedos antes de que ella
explotara con un gemido de mi nombre. Fue el mejor jodido sonido en el
mundo. Su respiración golpeó contra mi hombro mientras jalaba su cuerpo
de vuelta al mío y sus brazos se envolvían con fuerza alrededor de los míos.
—Vámonos a la cama —le susurré. Ella asintió con la cabeza, sin
palabras
Envolví mi brazo libre alrededor de su cintura y la levanté del mostrador
en un rápido movimiento. Sus piernas se cerraron alrededor de mis caderas
mientras la llevaba través del apartamento y mis dedos permanecieron
profundamente dentro de ella; haciéndola gemir ante la sensación a cada
paso.
La puse en mi cama suavemente y la sonrisa en su rostro me hizo feliz.
Con pesar, saqué mis dedos de ella y el ceño fruncido que cubrió su cara
casi me hizo explotar en mis pantalones. Nuestros calientes ojos se miraron
fijamente y no quería nada más que enterrarme a mi mismo dentro de ella
y perderme durante días. Sus ojos se ampliaron cuando levanté mis dedos
a mi boca y lamí y chupé su sabor hasta quedar limpio. Me arrastré y cerní
sobre ella como un león al acecho antes de que mis labios se posaran en su
234 boca necesitada. Nuestras lenguas chocaron y ella gimió contra mi boca al
saborearse a sí misma.
—Estoy completamente perdido en ti Eden, y no creo que alguna vez
quiera ser encontrado —le susurré contra sus labios con una honestidad
que nunca supe que podría existir.
Eden

—N
ecesito la iluminación libre allí, allí, y allí —señalé, di
instrucciones al asistente que me habían asignado
para este rodaje—. Y el telón de fondo tiene que ser
negro nítido, sin arrugas y sin pelusa.
235 La sesión para la portada de Beats and Bangs se desarrollaba en un
almacén abandonado del centro. Después de pasar incontables días
buscando la ubicación perfecta, Daniel y yo la habíamos encontrado por
accidente. La iluminación natural, el vasto espacio, el paso de la luz solar a
través de las ventanas rotas en cielos rasos ofrecería un telón de fondo
brillante para las ideas que tenía en mente y no había mejor lugar.
Había llegado al set justo después del amanecer, dejando a Ky dormido
en la cama. La noche anterior fue increíble. Fuimos más allá de lo que jamás
hubiera imaginado. Nunca en mi vida nadie me miró ni me trató de la forma
en que Ky lo hizo hace apenas unas horas. Me miró como si yo fuera la única
persona en el mundo. La forma en que me sujetó, me acarició, me cuidó, me
hizo sentir como una flor delicada y tuviera miedo de dañar mis
pétalos. Durante muchos años, la intimidad había significado castigo era
extraña, temida, y no deseada, pero ahora mi cuerpo me atormentaba con
una necesidad tan profunda y un anhelo que parecía ser sólo saciado por
Ky Crawford.
Mi piel todavía se estremecía de la sensación de sus labios moviéndose
sobre cada centímetro de mí, viajando por todo mi cuerpo, tratándome como
una tierra sin conquistar, explorar y profundizar en los lugares que yo había
ocultado de cualquier hombre, pero en el proceso me abrió a tantas
posibilidades. Anoche fue puro placer de la forma más honesta que jamás
había experimentado.
Salté cuando mi asistente me tocó el brazo, sacándome de mi viaje a
un recuerdo erótico, y dijo: —Señorita Rivers, las luces se han instalado,
sólo necesito que venga y compruebe la cortina.
—Por favor, llámame Edén. —Le sonreí y me fui hacia el rincón más
alejado del espacio donde yo tomaría las fotos de Los
Caídos. Afortunadamente el ajetreo de la preparación del día hizo que mis
pensamientos rabiosos disminuyeran, y que me concentrara únicamente en
el rodaje. El ruido era mi compañero constante, algo que pedía cuando yo
trabajaba. Música y tenía que ser fuerte.
—¡Eden! —La voz de Ashlyn salió desde detrás de mí. Puse mi cámara
en la mesa y me volví a saludarla con un cálido abrazo. Afortunadamente
Ashlyn era la estilista en la sesión, muy a su entusiasmo ante la idea de
vestir a Blake y Colby, así que sabía que iba a conseguir un gran grupo de
fotos—. ¿Ky no está aquí?
236 Sabía que mis mejillas enrojecieron cuando una mirada de complicidad
invadió su rostro demasiado precioso para no ser modelo. —No.
—Tengo la sensación de que tenemos una seria charla de chicas
próximamente. Esta noche, sin duda esta noche. Vendrás, ¿no?
—¿Qué pasará esta noche? —pregunté, completamente ajena.
—Siempre vamos a tomar unas copas para celebrar una sesión de fotos.
—Está bien, estoy segura que voy a estar allí.
La siguiente hora pasó en un borrón. El resto de la banda había llegado,
sin embargo, no había ninguna señal de Blake y Colby. Jugué con mi
cámara y accesorios, hablé con los estilistas, y entré en el modo de
organización completa. Finalmente justo cuando estaba a punto de enviar
un equipo de búsqueda escuché la risa de Colby desde la entrada
principal. Levanté mi cabeza y lo encontré a él y a Blake caminando tan
casual, tan sin esfuerzo, pero rebosante de carisma de estrella de rock.
Ni siquiera sabía que Ashlyn estaba a mi lado hasta que escuché su
suspiro. No fue sólo un suspiro normal, era un suspiro “joder, son
demasiado hermosos para las palabras”. Envolví mi brazo alrededor de su
cintura, y nos paramos viendo embobadas a mis dos mejores amigos.
—Creo que tengo que presentártelos —le dije sin aliento.
—Oh mierda, ¿me veo bien? ¡Mierda! Colby se acerca.
Los ojos de Colby sugestivamente recorrieron el cuerpo de Ashlyn,
mientras paseaba por la habitación antes de centrarse en mí. Tenía un serio
atractivo sexual y cada mujer soltera en la sala lo sabía. Su rostro se iluminó
con una sonrisa descarada cuando me dio un abrazo fuerte y besó el lado
de mi cabeza cuando llegó a nosotros.
—Nena. ¡Joder! Mira esto; esta es toda tu jodida obra. ¡Estoy orgulloso
de ti!
—Bueno, tengo buenos temas para fotografiar.
—Me aseguraré de hacer mis mejores movimientos.
Colby miró entre Ashlyn y yo, pidiendo una presentación.
—Colby esta es Ashlyn, y Ashlyn este es Colby.
—¿Dónde has estado escondiendo a esta chica bonita? —Coqueteó,
antes de besarla en la mejilla y darle un guiño que sabía que quería
decir 'voy a sacudir tu mundo'. Sí mi mejor amigo era un total y absoluto
237 gigoló.
Nunca había visto a Ashlyn actuar tan nerviosa antes. Se convirtió en
un caos sonriente y la seductora salió con toda su fuerza, pero también
sabía que todavía estaba enamorada de Lachlan.
—Me tengo que ir a trabajar nena —anunció Ashlyn y se fue corriendo
hacia el camerino portátil que se había colocado en la parte posterior del
almacén.
Colby me besó dulcemente en la mejilla antes de anunciar: —Y yo tengo
que ir y ser todo tipo de sexy.

Las siguientes dos horas fueron de felicidad; iba tan bien que pensé
que estaba en un mundo alternativo donde no existían problemas o
cuestiones. Todo el rodaje fue impecable. Los chicos eran profesionales
detrás de la cámara. Sí que eran ruidosos, desagradables, y actuaban como
idiotas engreídos en ocasiones, pero cuando se trataba de su carrera, eran
tan profesionales como podrían ser. Blake era un líder nato. Tenía la
apariencia, la personalidad y el carisma para coincidir con lo mejor de
ellas. La cámara lo amaba, y eso hacía mi trabajo fácil. Justo antes de tomar
las últimas fotos, entregué mi cámara a mi asistente asignado y di un paso
a través de los equipos de iluminación y me dirigí a donde Blake estaba
apoyado contra una pared de ladrillo expuesta.
—¿Qué es lo necesitas que haga, jefa? —preguntó Blake con una
sonrisa coqueta ladeada.
—Bueno, tienes la sensualidad, sólo dame tu sucia mirada “deja que te
lleve a casa” y eso debería vender unas miles de copias.
—Estoy sorprendido de que des a entender que no he hecho esta
mirada ya —cuestionó con un jadeo fingido.
—Lo has hecho. —Guiñé un ojo y di un paso más cerca, levantándome
de puntillas e inclinándome hacia su oreja—. Sólo necesito un momento
para respirar.
—Estoy tan jodidamente orgulloso de ti.

238 Envolvió sus brazos alrededor de mí y me tiró fuertemente contra su


pecho desnudo cubierto de tatuajes. Oh, sí, por supuesto que estuvo sin
camisa durante la mayor parte del rodaje. Con un cuerpo como ese, habría
sido despreciada por las mujeres del mundo si no lo fotografiara
semidesnudo. Caí en la comodidad y por un momento escapé de la pesada
carrera de locos de filmación.
—Tu novio acaba de llegar —susurró en mi oído—. Y una vez más,
estás en mis brazos.
¿Mi novio? —No tengo novio.
Su profunda risa me hizo apartarme y mirar hacia él. —Está bien, el
tipo que dices no es tu novio, pero que me está mirando como si lo fuera, ha
llegado.
Antes de que pudiera responder, Blake fue llamado por su gerente y
después de darme un apresurado beso en la mejilla desapareció en un mar
de gente. Tomé descanso entre rodajes y me dirigí de nuevo hacia el vestidor
temporal donde había establecido una oficina transitoria en una de las
esquinas. La afirmación extravagante de Blake flotó en mi cabeza. Sólo
podría implicar a una persona. Mientras mi mano agarraba la cortina, me
volví y miré a través del enorme espacio del almacén. Mis ojos se movieron
en el rostro de cada uno, pero nunca aterrizaron en Ky. No podía ignorar el
toque de decepción que sentí. Consideré que Blake pudiera confundir a Josh
con Ky debido a que a la distancia podrían haber pasado como gemelos pero
Josh ahora estaba de pie junto a Ashlyn en una profunda
conversación. Suspiré en derrota y metí a solas en la zona cerrada con
cortinas.
Novio.
No había forma de que él fuera mi novio. No podía ser mi novio. No
quería un novio. Ky era simplemente el tipo con el que pasaba mis noches,
el tipo que me besaba hasta que no podía respirar, que me tocaba hasta que
me estremecía, el tipo que se abría paso en la oscuridad de mi corazón. Era
mí…
Una brisa fresca de pronto rozó la parte trasera de mi cuello y antes de
que tuviera la oportunidad de dar la vuelta para ver el significado detrás de
la intrusión, brazos fuertes, rodearon mi cintura y me atrajeron hacia un
pecho firme y muy familiar.
—¿Te das cuenta cuan jodidamente excitante es verte poseer el lugar
239 como lo hiciste hoy? —Su voz gruesa envió un escalofrío por mi espalda—
. ¿Puedes estar callada?
—¿Qué quieres decir? —pregunté sin aliento, mi cuerpo tan
perfectamente ajustado contra el suyo.
—Necesito tocarte, y necesito saber si puedes estar callada. Ayer por la
noche no fue suficiente, y luego me desperté esta mañana y habías
desaparecido.
Abrí la boca para hablar, pero me detuve cuando puso un dedo sobre
mis labios. Se encontraba de pie detrás de mí, tan cerca que podía sentir
cada curva y cada músculo de su cuerpo contra mi espalda. El mismo
cuerpo al que poco a poco me volvía adicta, por su calidez, fuerza y
protección.
—Sólo decir que sí si lo quieres. Si no deseas esto dime que no. Tienes
que ser capaz de decir que no. —Su suplica llenó el espacio a mi alrededor.
Sus manos descansaban en mi estómago y sus dedos rozaron la piel
desnuda encima de mis vaqueros, causando que una inyección de
entusiasmo me recorriera. No me estremecí por miedo sino por deseo.
—Te voy a preguntar una vez más, pero recuerda lo que dije. —Su
aliento cayó en mi oído y en el momento en que su lengua se deslizó sobre
la piel sensible en mi cuello, mis ojos se cerraron de golpe—. ¿Puedo tocarte?
—Sí —suspiré en respuesta.
Tan pronto como las palabras salieron de mi boca, sus labios bajaron
a mi cuello. Estaban llenos y con hambre, y atacaron mi cuello con besos y
mordiscos suaves a mi piel. Suspiré de placer absoluto. Mis ojos se cerraron
de golpe bajo la intensidad de las emociones que recorrían mi cuerpo. Me
recosté más cerca de su cuerpo, desesperada por borrar cualquier espacio
entre nuestros cuerpos y mis movimientos bruscos no le hicieron
vacilar. Una de sus manos, la que tenía sobre mi estómago se movió por mi
cuerpo, lentamente hasta que de repente acunó mi calor a través de mis
vaqueros. La presión envió una chispa a través de mí e inhalé
profundamente. Arriba y abajo frotaba, duro y luego tan suave que no sabía
si él todavía estaba allí. La fricción de mis vaqueros y bragas frotando y
presionando mi clítoris hizo que mi piel ardiera y una opresión se formara
en mi vientre.
—Ky, por favor —jadeé. El sentimiento en mi interior creció y me llevó
240 al placer que anhelaba—. Sí —repetí.
—Nunca me di cuenta de lo jodidamente sexy que sería escucharte
rogar.
Con precisión, el botón de mis vaqueros se abrió y la cremallera fue
bajada. En el momento en que el dedo de Ky deslizó por mis resbaladizos
pliegues mi cabeza cayó hacia atrás sobre su hombro; mi brazo voló y rodeó
la parte posterior de su cuello para sostenerme. Su dedo corrió arriba y
abajo tan tortuosamente lento mientras mi respiración se precipitaba fuera
de mi pecho. Mis caderas se movieron, tratando de conseguir la fricción que
necesitaba. Empezaba a desear la oleada de placer que este hombre podría
traerme. Con su mano libre, Ky agarró mi barbilla y tiró de mi cara hacia el
lado así estaba frente a él.
—Abre los ojos —gruñó, y yo obedecí. Sus ojos color avellana brillaban,
determinados, y llenos de deseo—. Me encanta cuando ruegas, pero
también me encanta ver tus ojos cuando te vienes.
Sus labios bajaron a los míos, tragando mi jadeo cuando aumentó su
tortura sin embargo, todavía no llegaba al lugar donde anhelaba su
toque. Nuestras lenguas chocaron y se arremolinaban luego se atacaron
mutuamente con demandas febriles; por un momento perdí por completo
todo sentido de lo que sucedía. Él gimió contra mis labios mientras frotaba
mi trasero contra su dureza entonces rápidamente mordió mi labio inferior
tan eróticamente que casi llegué en el acto. En el momento en que se apartó
de mi boca y entrecerró los ojos en los míos supe lo que venía. Dos dedos
entraron en mí, empujando dentro y fuera, tomando el aire de mis pulmones
mientras mi cabeza trataba de procesar lo que sucedía realmente. No tuve
la oportunidad de analizar la situación antes de su pulgar golpeara mi
necesitado clítoris. Sin ser capaz de retenerlo por más tiempo, estallé en una
ola de calor mientras mi orgasmo se desbocaba a través de mí, llevándose
cada parte de mí. Gemí pero mi sonido fue tomado por su boca mientras
montaba la sensación de que controlaba mi cuerpo.
—Recuerda dónde te encuentras —susurró contra mis labios
hinchados—. No quiero compartir tu placer con nadie.
¡Mierda! Fue entonces cuando abrí mis ojos que me di cuenta de que
estábamos en la sección cerrada con cortinas del almacén con sus colegas,
amigos, familiares a sólo un par de pasos de distancia. La emoción me
inundó al pensar en lo cerca que estábamos de ser capturados. ¿Desde
cuándo había sido exhibicionista?
—Me estás destruyendo Eden Rivers. —Su voz era ronca con
241 honestidad.
Con manos rápidas subió mi cremallera y abrochó en el botón de mis
vaqueros, luego me dio la vuelta para mirarlo. Era la primera vez que
realmente tenía la oportunidad de mirarlo, y disfrutarlo. Él sonrió y negó
con la cabeza un poco y luego se alejó un paso.
—Tienes que volver al trabajo, y tengo que salir antes de que haga algo
realmente inadecuado. Hacerte venir en esta tienda podría no satisfacer el
anhelo.
—Ky! —jadeé ante sus palabras.
—Honestidad, nena.
Guiñó un ojo y luego desapareció por la cortina, dejándome
completamente atónita.
A decir verdad, él era el que me destruía.

El calor se arremolinaba a mi alrededor mientras me abría paso entre


la multitud en Delights. El hecho de que la fiesta de despedida se celebrara
en el lugar donde empezó todo no pasó desapercibido para mí. Colby y Blake
estaban en su elemento. La foto final había resultado más sorprendente de
lo que podía haber imaginado. Amaba pararme en las sombras y ser capaz
de ver a mis mejores amigos vivir sus sueños, era la mejor sensación del
mundo.
Pero luego estaba Ky.
Apenas me había dicho dos palabras desde que llegué con
Ashlyn. Sabía que él estaba ocupado y tenía que trabajar la habitación, pero
joder, un hola habría sido agradable. Sabía que sus ojos estaban
constantemente en mí, sin embargo, porque mi cuerpo vibraba ante la
sensación.
Me abrí paso entre la multitud con la barra principal a la vista. De
alguna manera moví mi cuerpo en el banquillo, aunque el vestido que
llevaba me apretaba como una segunda piel. Sonreí al pensar que me lo
había puesto para Ky. Crucé las piernas por la rodilla y agarré el menú de
242 cócteles y leí los brebajes alcohólicos de alto precio. Justo lo que necesitaba.
—¿Qué puedo hacer por ti hermosa? —Permití que mis ojos se elevaran
desde el menú y encontré cara a cara con el hombre que me había servido
a Tori y a mí hace semanas. El reconocimiento brilló en sus ojos, lo que me
sorprendió—. Oh, me acuerdo de ti, ¿cómo podría olvidar un rostro como el
tuyo.
Se inclinó sobre la barra y sus ojos rozaron mi rostro. Sentí mis mejillas
arder bajo la intensidad de su mirada.
—Bueno, me alegro que no fuera fácil de olvidar.
¿Qué demonios fue eso? ¿Estaba coqueteando?
—Nunca podrías ser olvidada, ahora señora bonita dime, ¿qué te sirvo
esta noche? Seré tu sirviente personal durante el tiempo que me necesites.
Entendí completamente su insinuación.
Y no he cerrado por completo.
—Cosmopolitan y por favor, que sea muy fuerte.
—Enseguida. —Él le guiñó un ojo antes de crear la obra maestra
delante de mí. Lo observé de cerca, por primera vez, dejando mi mente
abierta a la idea de las posibilidades. Todo lo que podía pensar era en Ky a
pesar de que un chico guapo coqueteaba conmigo. Ky me trató como una
diosa anoche y hoy de nuevo, fue el único pensamiento que se había
mezclado con la locura de mi mente, pero ahora casi me trataba como si no
existiera.
El camarero que finalmente se presentó como Damien continuó
dándome cosmopolitas y su coqueteo constante me hizo reír como una niña
de escuela. Cuanto más me bebía más me olvidaba y más me convertía en
uno de mis muchos—alter egos. Misión cumplida.
El taburete a mi lado quedó ocupado y sentí el calor de la persona antes de
que lo viera. A través de mis ojos borrachos me giré para encontrar a Josh
mirándome con una sonrisa torcida en su rostro mientras sus ojos se
movían entre mí y los vasos vacíos apilados frente a mí.
—¿Qué estás haciendo niña bonita? —preguntó en voz baja, poniendo
una mano alrededor del vaso medio vacío delante de mí y alejándolo.
Su llegada me había atrapado con la guardia baja, pero era bienvenido.
—Tu hermano me está ignorando. —Me encogí el momento en que
hablé.
243 —Probablemente sólo está ocupado.
La razón por la que me negué a emborracharme se demostraba
plenamente cuando dije lo siguiente. —Josh, mira lo que llevo puesto. Ni
siquiera se ha dado cuenta de lo apretado que es este vestido. Apenas puedo
respirar, es tan apretado. Ni siquiera me ha dicho que se ven bien. Joder, ni
siquiera me ha dado una de esas miradas estúpidas desde el otro lado de la
habitación.
—¿Y si te dijera lo impresionante te ves? Porque nena estás hermosa
esta noche.
—No eres tu hermano.
A través de la honestidad de alcohol, me di cuenta de lo mucho que
sentía por Ky. Admitía el hecho de que me molestaba que no me notara.
Durante cuatro años había hecho todo lo posible para no ser vista por los
hombres, pero aquí estaba, buscando la atención de un hombre que,
básicamente, había exigido que pasara cada momento con él mientras me
encontraba en la ciudad. Bien jugado, Ky jodido Crawford, has ganado.
—¿Qué estás haciendo Edén? —La voz de Ky resonó detrás de mí—
. Creo que has tenido suficiente.
—Los voy a dejar solos. —Josh se bajó del taburete y desapareció entre
la multitud y dejándome cerca de Ky.
—¿Qué quieres Ky? —Mi respiración errática abandonó mis pulmones
mientras mi corazón se estrellaba violentamente con fuerza en mi pecho
mientras la sensación de su mano agarrando mi brazo quemaba mi piel.
—¿Has estado esperando que te diga lo jodidamente sexy que luces esta
noche? —Mis ojos dejaron los suyos—. Eden el pensamiento de ti en ese
vestido me ha mantenido duro toda la noche. ¿Crees que no te encuentro la
chica más hermosa en la sala? siento haber estado ocupado, pero tú y tu
rodaje han causado mucho entusiasmo y la gente está preguntando acerca
de esa chica. Tú eres esa chica señorita Rivers…
—Oh. —De repente me sentí como una completa idiota.
Estar tan cerca de él y escuchar esas cosas era peligroso y cada parte de mí
lo sabía. Me confundía lo mucho que quería a este hombre. Me encogí ante
la manera en la que perdía toda mi fuerza con una sola mirada suya. Ky
quitaba cada máscara que llevaba, cada miedo que tenía, cada promesa que
me hice a mí misma.
Sus ojos ardían de lujuria cuando se encontraron con los míos antes
de que la lujuria fuera destrozada por una mirada a la que me estaba
244 acostumbrando. Vi una mirada de confusión y remordimiento. Su mano
soltó mi brazo antes de agarrar mi mano y entrelazar sus dedos con los míos
tan perfectamente. Me negué a apartar mi mirada de la de él. No lo haría
esta vez. Me deslicé del taburete y con un agarre fuerte, Ky me llevó hacia
la sección VIP vacante de Delights sin decir una palabra.
Mientras estábamos en la sección VIP, casi pecho a pecho, todo en lo
que podía concentrarme era en mi respiración y el hombre que estaba
delante de mí. La frente de Ky se frunció mientras sus ojos buscaban mi
rostro antes de observar mis labios. Mi lengua lamió mis labios en
anticipación. Un profundo gruñido salió de su pecho antes de que él pusiera
sus palmas abiertas de cada lado de mi rostro, llevando mis ojos hacia
él. Con un paso, su pecho chocó con el mío, lo que desencadenó un millón
de rayos recorriendo mi cuerpo.
—El verte sentarte en el bar, hablando con ese tipo debería haberme
hecho feliz porque quiero que tengas confianza, pero no fue así. Me hizo
sentir como un imbécil celoso porque alguien coqueteaba con la chica que
se está volviendo rápidamente mía.
—¡Pero todavía no quieres hacer el amor conmigo! —escupí.
Sus ojos dudaron por un momento, teniendo en cuenta mis palabras hasta
que entendió y una mirada dura atravesó su rostro.
—¿Crees que no quiero hacer el amor contigo? —Dejó caer su rostro
peligrosamente cerca del mío y la respiración profunda que exhaló rebotó en
mis labios. Si se movía un centímetro más estaría completamente bajo el
hechizo de esos labios que me destruían en muchos sentidos—. Eden, quiero
follarte en todos los sentidos que te puedas imaginar, pero esto no es sobre
mí. Este mes se trata de ti.
—¿Qué pasa si lo quiero? ¿Qué pasa si estoy lista para eso? ¿Y si eso
es lo único en lo que puedo pensar? Me tocas, me saboreas, me besas, pero
nunca vas más allá. Te deseo Ky, quiero que me tomes. Nunca he rogado
por esto antes, pero contigo lo hago.
—Estás borracha Edén. No tienes ni puta idea de lo que estás pidiendo.
—Sé exactamente lo que estoy pidiendo Ky. He tenido tres cócteles, eso
no es suficiente para emborracharme. —Mi voz ahora salía como una
súplica.
Rudamente negó con la cabeza. —Simplemente no puedo.
Me agarró la barbilla, volviendo mi rostro hacia un lado y colocó un beso en
mi mejilla. Cuando me miró, su mirada me dijo que tenía mil millones de
245 cosas que decirme, pero no lo hizo. Sólo me dio una última mirada antes de
desaparecer entre la multitud y dejarme totalmente rechazada.
—¿Estás bien? —Ashlyn agarró mi mano y me sacó de mi zona. Me volví
hacia ella; el momento en que vi la preocupación en su rostro me sentí
deshacer, y negué con la cabeza en respuesta—. Vamos, vamos a tener una
charla.
La seguí a través de la multitud, y caminamos hacia las escaleras que
conducían a la planta superior que tenía una vista perfecta de la pista de
baile. Al cruzar el piso lleno de gente, sentí sus ojos ardiendo en mí. Siempre
sabía el momento exacto en que sus devastadoramente seductores ojos
estaban sobre mí. Mi respiración se atascaba, los vellos de mis brazos se
levantaban, y me lamía mis labios en anticipación. Me encantaba estar bajo
su mirada, había llegado a desearla, pero ahora, me sentía incómoda,
confusa, y con el corazón aplastado, me sentía no deseada.
Aumenté mi ritmo, y Ashlyn y yo caminamos por las escaleras y me
senté en una mesa vacía; las sillas nos permitieron mirar por el balcón hacia
la multitud.
—Entonces, ¿qué está pasando? —Ashlyn no se contuvo, directa al
grano. Siempre estaba tan reacia a hablar de cualquier cosa que tuviera ver
con Ky con ella porque eran mejores amigos. Inmediatamente se había
percatado de mi duda y me agarró la mano—. Todo lo que se dice entre tú
y yo, se queda entre tú y yo. Él puede ser mi mejor amigo, pero tenemos
orgullo hermana y toda esa mierda.
—Quiero tener sexo con Ky.
Ella escupió en su bebida, y sus ojos se abrieron bastante. Sí, la
reacción exacta que esperaba. Colocó su vaso sobre la mesa y me llevó. Nos
sentamos en silencio durante unos minutos largos.
—¿Estás segura de que es lo que quieres? —preguntó finalmente.
—No entiendo por qué es una gran conmoción.
—Nena, este es un paso enorme para los dos. Te quiero tanto,
tanto. Necesitas asegurarte de que esto es todo lo que quieres. Sé que puedes
encontrar esto difícil de escuchar, pero no he tenido buenas experiencias
con el sexo y quiero que sea la mejor experiencia que podrías tener, te
mereces todo en este mundo.
—Es por eso que quiero tener sexo con Ky confío en él.; me siento
segura con él, y me gusta creer que él me trata bien. Sé que no ha sido por
246 mucho tiempo, pero estoy empezando a creer que a veces el tiempo no
significa nada cuando algo está bien. Tienes que entender que esta es la
primera vez que me siento de esta manera acerca de alguien.
—Nunca lo he visto mirar a una mujer de la manera en que te mira.
—Él me confunde. Me dice cosas que me hacen creer que quiere
esto. He luchado durante tanto tiempo Ashlyn; nunca quise estar cerca de
alguien, pero luego Ky entró en mi vida y poco a poco ha roto mis reservas
y me hizo creer de nuevo. No tengo que fingir que quiero estar cerca de él
por más tiempo. No lloré después de cada vez que lo vi porque estaba
agotada de fingir. Me siento segura con él.
Me recosté más el asiento, mi cuerpo se amoldó a los cóncavos del cuero
puro, y centré mi atención de nuevo a la fiesta y en el espacio de
abajo. Desde la primera vez que lo vi, mis ojos estuvieron atraídos a Ky como
una polilla a una llama, y no podía ocultar la atracción. Ky se movía a través
de la multitud con una confianza, una gracia que no podía ser
igualada; había una determinación en su paso que pedía
reconocimiento. Encantaba a la habitación como un verdadero profesional,
pero la mueca que estaba grabada en su rostro perfecto y la seriedad de su
mandíbula apretada era evidente incluso desde aquí.
Ashlyn se inclinó sobre la pequeña mesa que estaba entre nuestras
sillas y disparó una sugerente mirada en mi dirección. —¿Qué tal si vamos
y hablamos con esta banda caliente que conoces. Quiero una foto con
ellos. ¿Eso es demasiado chica fan? ¿Va a hacer que parezca como una
autofoto grupal o algo así?
La combinación de Blake y Colby atacan de nuevo.
Ashlyn y yo volvimos abajo. Afortunadamente los efectos de
demasiados cosmopolitas comenzaban a disiparse de mi cuerpo y me quedé
con la realización de lo que había hecho. Me vi obligada a llegar rápidamente
a un acuerdo con la honestidad brutal de que no sólo se lo había divulgado
a Josh sino también a Ky.
Busqué alrededor de la barra cualquier señal de Colby y Blake y el
momento en que los encontré respiré profundo; mis grandes ojos aterrizaron
en Ky que estaba de pie con ellos en una conversación intensa. La mano de
Ashlyn agarró la mía, y nos dirigió a través de la multitud hacia ellos. No
podía ignorar los nervios de ver mis dos mundos colisionar delante de mis
247 ojos.
Mi paso no vaciló mientras caminaba directo a las manos de Colby y
acurrucaba mi cuerpo alrededor de él mientras lo abrazaba como
salvavidas. No me importaba nada en ese momento, y como de costumbre,
como tantas otras veces, estar en sus brazos me proporcionaba la
comodidad que me llevaba lejos de la realidad y calmaba las emociones
rebotando dentro de mí.
—¿Qué está pasando con ustedes dos? —susurró suavemente en mi
oído, metiendo un mechón de mi cabello detrás de mi oreja. Ni siquiera
necesitaba preguntar, sabía exactamente de quién hablaba.
—No pasa absolutamente nada.
Colby lo tomó como señal para dejar de conversación sobre Ky, y todos
ellos reanudaron su conversación a mí alrededor. Me quedé en silencio
oyendo las bromas de Blake y Colby, sintiendo una punzada de tristeza por
no saber cuándo los volvería a ver. Volvería a San Francisco en poco más de
dos semanas, y ellos se irían por sólo Dios sabía cuánto tiempo. Lo más
sorprendente fue la interacción de Ky con ellos. Los tres hablaron de la costa
oeste, la música y el fútbol. Habló con tanta fluidez, como si estuviera
poniéndose al día con viejos amigos, sin embargo, todavía mantenía sus ojos
de los míos.
—Ashlyn, tampoco necesito emborracharme por completo o bailar
hasta más no poder. ¿Qué estamos viendo? —Cuatro pares de ojos de
repente se volvieron hacia mí, analizando mi anuncio descarado y
ofreciéndome miradas no deseadas de preocupación.
Mis ojos se encontraron con los entrecerrados de Ky y el más leve
movimiento de cabeza atrajo mi atención. Sentí la sumisión dentro de mí. La
intensidad rugía a nuestro alrededor y de repente se sentía como si todo y
todos desaparecieran dejándonos en nuestro vórtice personal de intensidad.
—No hagas esto —gruñó en mi oído después de cruzar el espacio entre
nosotros y llevarme a su pecho.
Quería pelear con él. Quería alejarme. Quería huir.
—¿Qué estoy haciendo? —pregunté con mansedumbre y lo miré, el
sentimiento de lucha se desvaneció. No tenía ni idea de si Ashlyn, Colby, o
Blake aún seguían en pie alrededor de nosotros, y en ese momento no me
importaba.
—No me presiones. Estoy luchando cada puto día para detener los
pensamientos de tomarte y justo cuando creo que tengo todo bajo control
248 vas y dices cosas como las que dijiste esta noche. Edén, ¿por qué te sientes
a salvo conmigo? ¿Cómo sabes que no soy más que un tipo que va a follarte
y huir? Podría ser lo peor que te ha pasado. Podría destruir todo lo que
mereces, y no puedo ser ese hombre.
—Nunca vas a ser ese hombre —le susurré.
Derrota y rechazo eran una combinación devastadora. Como una
bofetada continua a la cara, una y otra vez, sólo para asegurarse de que se
sintiera la nitidez de cada contacto en tu piel maltratada.
Encontré sus ojos suplicantes y me sentí más confundida que
nunca. Por primera vez en mucho tiempo, había considerado de todo
corazón entregarme a un hombre, pero ahora eso estaba siendo destrozado
por palabras que no creía. Pero, ¿quién era yo para luchar?
—Solo debiste decirme que me fuera —susurré y vi cómo su rostro cayó.
No esperé una respuesta.

La cama se hundió junto a mí en alguna loca hora de la mañana. Había


estado mirando hacia el techo de la habitación de huéspedes por las últimas
tres horas, y decir que me sorprendía que Ky estuviera aquí sería un
eufemismo. Había escuchado la puerta abrirse y el sonido de las llaves
estrellarse contra la mesa de cristal pasos a continuación pesados que
desaparecieron en el cuarto de baño.
Contuve la respiración y me quedé inmóvil como una estatua, fingiendo el
sueño que me había eludido. La almohada a mi lado se estremeció cuando
el peso cayó sobre ella. Se estaba metiendo en la cama. La frescura del aire
mientras levantaba el edredón recorrió mi piel y mi cuerpo se acurrucó
instintivamente hacia dentro para dotarse de la calidez que había perdido.
—Esto nunca iba a suceder; no estaba destinado a enamorarme de ti
—susurró su gruesa voz en el silencio. Me quedé quieta y traté de tragar
desesperadamente su admisión. Aturdimiento, pánico y confusión daban
vueltas dentro de mí. Llevó mi cuerpo a sus fuertes brazos y me apretó
contra su pecho desnudo. Mi cabeza descansaba contra el estruendo de su
corazón y su mano descansaba tan suave en la desnudez de mi cadera.
—Lamento enamorarme de la chica perfecta. Siempre has sido la chica
249 perfecta.
Ky
R
echacé a Eden.
Me había rogado que la follara, y la rechacé. ¿Qué
demonios estaba mal conmigo? Después de que había
sido un día perfecto y un gran éxito para ella, tuve que
joderlo y destruirlo por mis miedos. La expresión en su rostro cuando la
rechace no deja mis pensamientos. A pesar de me había contado todo lo que
250 pasaba por su cabeza, no me crecieron un par de bolas ni cedi a lo que ella
y yo tanto queríamos, era la única cosa que yo quería.
Me había enamorado como loco de esta chica y sin importar lo mucho
que intenté no pude evitarlo. No quería evitarlo.

Anderson Publications era un hervidero con la sesión de fotos que Eden


había realizado para el próximo número de Bangs and Beats. Todo el mundo
opinaba cuál era su favorito, y había escuchado a varias mujeres
discutiendo a que integrante de la banda querían follarse. En serio, las
mujeres adultas tienen bocas muy sucias cuando se trata de músicos.
Estaba parado junto a la fotocopiadora hablando con Derrick cuando
el sonido de tacones golpeando el suelo embaldosado llamó mi atención.
—Joder ella es caliente. Me la follaría hasta el domingo si pudiera —
gruñó Derrick a mi lado.
Seguí la línea de visión de Derrick y mis ojos se posaron en Eden
mientras se acercaba a nosotros vistiendo pantalones ajustados, suéter con
cuello de tortuga negro, y la maldita chaqueta roja. Sus ojos se clavaron en
los míos, y tragué saliva al verla.
—¡Crawford!
—¿Qué? lo siento. —La sonrisa de Derrick dijo todo lo que tenía que
decir, y simplemente le reste importancia—. Tengo una reunión, nos vemos
después.
No le hice caso a su estúpido comentario. Necesitaba hablar con ella.
Seguí el sonido de sus tacones, después entró en la sala de juntas y cerró
la puerta detrás de mí. Se dio la vuelta.
—¿Qué estás haciendo Ky? —suspiro en derrota, sus ojos mirando al
suelo.
No tenía ni idea de lo que estaba haciendo. Saqué el asiento enfrente
de donde estaba sentada y simplemente la miré. Se veía cansada, y sabía
que yo era la causa de su noche sin descanso. Sus ojos azules habían
perdido el brillo y su voluntad de comunicarse había disminuido.
La puerta se abrió de golpe y Josh, Roger, y el resto del equipo entraron
251 y se sentaron en la mesa de la sala de juntas, pero mis ojos estaban fijos
firmemente en la chica siendo devorada por los nervios frente a mí.
Roger Anderson presidio la reunión semanal con una sonrisa de
comemierda en su rostro, y sabía que todo era debido a Eden Rivers. Ella
dijo todo lo correcto y presentó las fotos que pensaba que funcionarían mejor
para la portada; le informó al equipo lo que seguiría, luego dejó caer la
bomba que terminaría antes del 28 de diciembre. Mi cabeza se levantó de
golpe cuando lo anunció, y justo cuando estaba a punto decir exactamente
como me sentía por eso, Josh me pateo. El brusco movimiento de su cabeza
evito mi corto momento de locura.
Una vez que la reunión termino, Roger guio a Eden fuera de la
habitación sin mirarme, y sabía que lo había jodido por completo.
—¿A dónde se fue Eden anoche? —preguntó Josh mientras cerraba su
laptop y se giraba hacia mí.
—Se fue a su casa.
—Está bien, déjame reformular la pregunta. ¿Por qué se fue a casa?
—¿Me dijo que quería estar conmigo?
—¿Contigo? —Su ceja se elevó. Honestamente a veces me preguntaba
si mi hermano tenía la menor idea.
—Quería que la follara —gemí, frotándome la cara con las manos.
Incluso decirlo en voz alta provoco que me doliera mi polla y me dijo que
estúpido movimiento había hecho.
—¿Y no lo hiciste porque?
—Porque soy un idiota.
Se dirigió hacia la puerta riendo. —Vas a provocarte un serio caso de
bolas azules antes de que este mes haya terminado.
—He tenido las bolas azules desde la primera vez que la vi en Delights.
Me metí en mi oficina y me desplomé en mi silla, mi suspiro de
frustración golpeando el aire. Mi mente estaba en todas partes excepto en el
trabajo, aunque sabía que tenía una mierda de cosas por hacer. Mis
habituales horas de trabajo habían dejado de existir desde que Eden había
llegado. Estaba en medio de la organización de mi próximo viaje a Los
Ángeles cuando escuche unos tacones pisar cada vez más fuerte mientras
caminaban por el pasillo frente a mi oficina. Disminuyeron a medida que se
acercaban a mi puerta, y de repente se detuvieron. Contuve la respiración y
252 espere a que se abriera mi puerta pero no lo hizo. Los tacones se alejaron
más rápido y desaparecieron; sabía que se había metido en el elevador y
había salido de la oficina sin decir una sola palabra.

Llegué a casa después de las seis a un departamento negro como el


carbón y un vacío permanecía en el aire. Una tormenta azotaba afuera y los
rayos provocaron que destellos de luz entraran en el espacio. Tiré mis llaves,
billetera, y teléfono en la mesa del comedor y encendí las luces. No había
ninguna señal de Eden. Sus botas no estaban por la puerta, su Kindle no
estaba en el sofá, y su taza favorita de café no estaba en la mesa. Era como
si nunca hubiera estado aquí.
El pánico se apodero de mí mientras caminaba por el departamento
vacío sin encontrar señales de ella. No había contestado mis llamadas ni
mis mensajes después de salir de la oficina, y cuanto más tiempo estaba
lejos, más me preocupaba. Jeremy Jodido Davis estaba afuera y sólo de
pensarlo me lanzo en una espiral de miedo e inquietud.
De camino a casa, hice mi registro diario con Douglas. Juro que debe
estar hartándose de mi constante bombardeo de mensajes, correos
electrónicos y llamadas, pero su respuesta hoy no era diferente de cualquier
otro día. Jeremy había estado asistiendo a sus citas de libertad condicional,
y no estaba haciendo nada para justificar la preocupación. Como si
jodidamente no me fuera a preocupar. El tipo que había violado a Eden
estaba merodeando entre las sombras, y sabía que no podría permanecer
oculto por mucho tiempo. Los mensajes que había estado recibiendo
parecían haberse detenido lo cual me preocupaba. Nada de eso estaba bien
para mí, e hizo que mi estómago se retorciera cuando pensaba en ello.
Jeremy no estaría feliz con este nuevo desarrollo y no estaría feliz conmigo
involucrado. Él fue un peligroso hijo de puta en sus mejores momentos y
cumplir cuatro años por algo que no creía que estuviera mal solo significaría
una cosa.
Represalias.
Eden tenía sus demonios que desee haber podido destruir en un
segundo, pero esa sería mi última redención.

253 Durante años mis pesadillas me habían estado consumiendo día tras
días, retorciéndome y atormentándome con la creencia de que no merecía
un poco de felicidad; era una pesadilla que elegí creer. Lo único que necesité
fue que apareciera la chica en la chaqueta roja para entrar en mi vida como
un segundo comienzo y ahora parecía que estaba viviendo por primera vez
considerando que a lo mejor había esperanza en mi futuro.
Eden

M e desperté en una cama vacía, un apartamento vacío, y


un corazón aún más vacío. Mi mente tenía que haber
estado jugando trucos conmigo; ¿él realmente estaba en
la cama conmigo anoche? ¿Realmente me había dicho esas palabras? Mi
254 corazón estaba pesado, y mi confianza se hizo añicos. Me sentí como si
estuviera siendo empujada de nuevo a la chica que había llegado primero.
Ky no me quería; ¿tenía demasiado equipaje para él? Me merecía esto, yo
quería esto, necesitaba esto.
Prácticamente le había rogado que me llevara anoche.
Me confundió.
Me asustaba.
Me prendía fuego.
Sacudí los pensamientos de mi cabeza y aparté las mantas. Tenía una
reunión para asistir a Publicaciones Anderson y luego me iba a pasar algún
tiempo para reencontrarme con una chica deliciosamente sexy llamada
Victoria.
Tropezando hacia la gran sala de estar, yo estaba menos que consolada
por el silencio que flotaba en el aire. La habitación estaba ensombrecida por
la oscuridad de las nubes que colgaban en el cielo que penetraba por las
ventanas. Tiempo tormentoso para adaptarse a un ambiente tormentoso eso
parecía. Busqué en la habitación mi bolso y encontré el cuero rojo, situados
sobre la isla de la cocina. Mis ojos se pegaron a la taza de café vacía al lado
de la cafetera que estaba llena de café recién hecho. Una nota se apoyaba
en la porcelana blanca de la taza que estaba destinada para mí.
Me serví una taza fresca y jugueteé con la nota, dándole la vuelta en
mis manos antes de que finalmente encontré el valor para leer sus palabras.
Tenía un par de cosas que necesito solucionar. Regresaré más tarde hoy.
Ky.
Llevé la nota de nuevo a mi habitación y me senté en el borde de la
cama. La sensación de ser despedida me golpeó, pero entonces algo
impactante se extendió por mí: determinación, coraje y confianza. Si él no
me quería entonces yo tenía que irme. Ese era el plan. Tenía que seguir con
ello.

Mis brazos me dolían por las bolsas que contenían la lencería cara pero
deliciosamente preciosa que había comprado, y estaba a tope por los
255 numerosos cafés que había consumido durante mi épica maratón de
compras. Yo no había hablado con Ky mientras estaba en Publicaciones
Anderson y había huido del edificio antes de que pudiera llegar a mí, tal vez
por eso me había gastado una fortuna comprando. Me sentí mucho mejor
sin embargo. No había nada como comprar un par de escasas bragas que
nadie verá para alegrar tu estado de ánimo. Mientras me acercaba a la
puerta de Ky, tentaba en mi bolso por la llave pero me sorprendió cuando la
puerta se abrió de golpe y un Ky ansioso se quedó allí, ocupando todo el
marco de la puerta.
—¿Dónde diablos has estado? —Su voz estaba mezclada con pánico
mientras sus ojos se lanzaron sobre mi rostro con preocupación.
—He estado de compras en la ciudad. —Me quedé en el pasillo—. ¿Qué
pasa?
Sacudió la cabeza y se apartó de la puerta. —Simplemente no puedes
desaparecer así.
—Yo no desaparecí, me fui de compras. ¿Por qué estás tan preocupado
de todos modos?
Me moví a la sala de estar y puse mis maletas al lado del sofá y luego
giré hacia él. Sus ojos ardían de nuevo a mí, eran tan oscuros esta noche.
—Yo... sólo... por favor dime a donde vayas en el futuro. —Su reacción
me confundió.
—No me gusta la idea de que cualquier cosa que te pase y con él por
ahí me asusta, ¿sí?
Jeremy.
Volvió su espalda y caminó por el apartamento hacia la mesa del
comedor, donde estaba su portátil ¿Qué demonios estaba pasando? Salté
ante un fuerte crujido del trueno y de repente las luces se apagaron y la
oscuridad cayó en todo el apartamento.
—¡Mierda! —Ky dijo entre dientes, y me congelé—. Quédate donde estás
hasta que encuentre las velas.
—Yo voy a empacar mis cosas e ir quedarme con Ashlyn —anuncié en
la habitación oscura—. Creo que sería lo mejor.
Me quedé en medio del apartamento limitada en mi capacidad de ver.
No sabía si era la oscuridad, el silencio, o los golpes de relámpagos que
iluminaban la habitación que hizo que la intensidad se disparara.
Mi grito llenó la habitación mientras los brazos de Ky se afianzaron
256 alrededor de mi cintura y me atrajo hacia su pecho. Yo estaba totalmente
alerta ante la cercanía de su cuerpo, y respiré violentamente mientras su
cálido aliento rozó la piel cerca de mi oído.
—No quiero que te vayas. —Su boca estaba tan cerca de mi oído y un
escalofrío de deseo escapó por mi espalda.
—Después de lo de anoche… —le susurré haciendo que mi cabeza caiga
involuntariamente a un lado, y fui recompensada con el más ligero de los
besos.
—Anoche me rogaste que te tome Eden. ¿Sabes lo que se sintió eso?, al
escuchar que me pedías que te dé todo. Yo no quiero hacerte daño Eden, yo
no podría vivir conmigo mismo si lo hiciera. He estado pensando en eso todo
el día y luego, cuando llegué a casa y no estabas aquí... me asusté.
Yo estaba temblando contra su cuerpo, no de miedo, sino de
expectativas. Sus palabras estaban inundando mis oídos y la realización de
lo que estaba diciendo era tan confusa. ¿Me quería o no?
—Necesitaba distraerme así que me fui de compras.
—¿Qué has comprado? —gruñó contra mi cuello, sus dedos amasando
mis caderas.
—Lencería.
Su cuerpo fue arrancado del mío tan rápido y la sensación de pérdida
fue gravemente intensa. La oscuridad seguía inundado el apartamento y por
un momento pensé que había salido por la puerta dejándome sola. Mis
orejas volvieron a la vida cuando sentí movimiento a mi izquierda, pero
todavía no lo podía ver. Finalmente a través del parpadeo de la luz de las
velas bailando en la repisa distinguí sus características. Se movió a través
de la sala de estar y desapareció en el dormitorio, encendiendo vela tras vela
hasta que el apartamento bailaba en sombras.
Ky se dirigió al sofá en el momento en que sus ojos se clavaron en las
bolsas de color rosa oscuro en el suelo. Mi respiración se detuvo cuando las
levantó y caminó hacia mí como un hombre con una misión.
—Quiero que te pruebes algunas —sugirió en tono devastadoramente
seductor mientras colocaba la bolsa en el suelo entre nosotros. Su hoyuelo
apareció en su mejilla mientras él sonrió y bajó la vista de nuevo a la bolsa—
. Las compraste, pruébalas.
Cuando sus ojos se encontraron con los míos, nos miramos el uno al
257 otro por lo que pareció una eternidad. Yo ni siquiera sabía si estaba
respirando. Mi corazón retumbó en mi pecho y mi estómago estaba lleno de
mariposas excitadas ante la idea de estar de pie ante este hombre en mi
ropa interior. Asentí y dejé caer mi mano a la bolsa en el suelo y la recogí.
Su mano llegó a la mía, la cubrió con vacilación y me detuvo.
—Sólo haz esto si estás realmente segura porque si te veo en ropa
interior, no hay ninguna manera de que sea capaz de controlarme. Dime no
Eden porque no voy a ser capaz de parar una vez que empiece.
Mis acciones hablaban más fuerte que cualquier respuesta verbal que
podría haberle dado. Saqué la bolsa cerca de mi pecho y di la vuelta hacia
el pasillo que estaba iluminado por la luz de las velas escapando a través de
las puertas de su dormitorio y la habitación de huéspedes.
Yo realmente iba a hacer esto. Entré en la habitación de huéspedes y
puse la bolsa en la cama. Le había rogado anoche por esto y ahora él me
había dicho prácticamente que me tendría esta noche.
Suavemente saqué todo de la bolsa y mis ojos cayeron a mi compra
favorita del día; bragas color rosa viejo y un sujetador con un vestido de
seda a juego que se ajustaba a mitad del muslo.
La emoción me estremeció por dentro mientras entraba en las
diminutas bragas y apretaba el sujetador alrededor de mi cuerpo, el tono
suave del rosa complementando el tono aceituna de mi piel. Al tirar de la
bata sobre mis hombros, suspiré mientras el encaje y la seda acariciaba mi
cuerpo y nadaba alrededor de la mitad de mi muslo. Di un paso delante del
espejo y mi mirada vagaba sobre mi cuerpo iluminado por las velas que
había encendido Ky Me sentía como una diosa lista para presentarse a su
dios. Tragué respiración tras respiración y en silencio cantaba a mí
misma “puedes hacer esto Eden”.
Con la cabeza en alto y los ojos fijos en ángulo recto al parpadeo de las
velas en las paredes de la sala, me moví como una asesina silenciosa. Salí a
la sala a través de la habitación iluminada sólo por las velas y encontré a
Ky de pie junto a la ventana, mirando hacia el océano completamente
concentrado.
—¡A la mierda! —dijo entre dientes mientras sus ojos recorrían
violentamente mi cuerpo en el reflejo del cristal—. Por favor, por el amor de
Dios da la vuelta y di que no.
Mi estómago se agitaba con un enjambre de mariposas. —No quiero
decir que no. Quiero decir que sí Ky. Permíteme decir que sí.
258 En un flash de movimiento, su brazo estaba alrededor de mi cintura y
su mano envuelta alrededor de la parte de atrás de mi cuello mientras su
boca se apretó con furia contra la mía. Tirando de mi labio inferior entre los
dientes, lloriqueé mientras el dolor y el placer se apoderaron de mi cuerpo.
Mi corazón retumbaba en mi pecho con la necesidad. Su lengua se deslizó
a través de mi boca, enredándose apasionadamente con la mía en un
incendio que había estado ardiendo a fuego lento durante semanas. Agarré
el asimiento de su camisa, tirando de su cuerpo tan cerca del mío como
podía, frenética a sentir los bordes de su pecho contra las curvas del mío.
Andamos con dificultad por el apartamento, utilizando la luz de las velas
como guía. Sus manos agarraron firmemente mi culo y luego me levantaron
de mis pies y mis piernas firmemente cerradas alrededor de su cintura. La
sensación de su creciente erección frotando contra mi calor me hizo romper
el beso y mi cabeza cayó sobre su hombro mientras el placer que ansiaba
rugió a la vida dentro de mí. Mi cuerpo se hizo cargo cuando mi mente
decidió dejar de existir. Comencé moviendo lentamente mis caderas,
moliéndome a mí misma contra él, pidiendo por liberarse.
Mi cuerpo me gritó. Ansiaba la sensación del dolor perfecto entre mis
muslos; quería perder el aliento con un hombre encima de mí, debajo de mí,
y detrás de mí; yo quería que la sensación de ser poseída de la manera en
que una princesa sería poseída por su príncipe, y quería que Ky Crawford
fuese ese hombre. Necesitaba que Ky sea ese hombre. El temor de mi pasado
me perseguía, me consumía, penetró tan profundamente en mi alma que yo
sólo había permitido a cinco personas conocer el verdadero alcance de lo
que me pasó, mis padres, la encantadora oficina de la policía, mi abogado,
y Tori pero aquí estaba considerando la más íntima de las cosas con un
hombre.
—Por favor, Ky —gemí en su hombro y ligeramente picoteé su piel con
mis dientes.
Mi cuerpo se redujo a la comodidad de su cama, y su cuerpo se movía
sobre el mío. Sus ojos se oscurecieron con lujuria mientras me tomaba por
mis mejillas sonrosadas y labios hinchados. —Quiero probarte Eden, quiero
emborracharme en tu aroma, pero más que nada, tengo que estar dentro de
ti.
Mis manos ansiosas corrieron debajo de su camisa, conectando con
su piel caliente. Se quedó en silencio mientras yo le desnudé, y sus ojos
nunca dejaron los míos. Una vez que su camisa se fue, lenta y
tortuosamente empujó mi camisón y desabrochó mi sujetador. Con manos
259 precisas, deslizó el camisón y el sujetador de mis hombros hasta que me
quedé desnuda frente a él.
—Estás más allá de la perfección Eden y por cada minuto que te tengo
te voy a cuidar como si fueras mi último aliento.
Su boca cayó a mi pezón, y me quedé sin aliento cuando el fuego se
elevó dentro de mí. Su lengua se arremolinó acariciando mi pico endurecido
mientras su mano recorría mi muslo y abrió mis piernas. La sensación de
su boca devorando la mía y su mano barriendo sobre mi cuerpo hizo que mi
respiración se detuviera.
—Estás tan mojada cariño —él gimió contra mi carne mientras su mano
se deslizó en la parte delantera de mi ropa interior y con el dedo comenzó a
hacerme toques tan devastadoramente suaves. Mis caderas se levantaron
de la cama, al presionar con más fuerza contra su mano deseando más y
luego con el roce más pequeño de sus dientes contra mi pezón me llevó
completamente a nuevas alturas.
—Ky por favor —le supliqué a través de palabras acaloradas. Tiré de su
boca y la sonrisa más deliciosamente seductora puso en sus labios.
Sus manos hicieron un trabajo rápido con mis bragas, deslizándolas
por mis muslos y tirándolas al suelo. Yo estaba completamente en exhibición
a sus ojos indiscretos y mientras tomaban todo de mí, nunca me había
sentido más vulnerable aun así completamente a gusto.
En el momento en que llegó a sus pantalones y luego a su billetera, me
encontré con mi voz.
—Detente.
Una vez que la palabra salió de mi boca se quedó paralizado por encima
de mí y su rostro se retorció en agonía mientras me miraba.
—Lo siento mucho Eden, que no debería haber hecho esto —se disculpó
con palabras dolido con la devastación y empezó a tirar de mí y de levantar
su cuerpo del mío.
¿Qué demonios estaba haciendo?
Agarré su brazo y detuve su escape. Tragué saliva, desesperada por
atraer un poco de confianza. —Si vamos a hacer esto, quiero experimentar
todo contigo Ky. Quiero desnudarte, quiero adorarte, y no quiero que nada
nos separe.
—¿Qué? —Exhaló mientras pasaba su dedo por mi mandíbula y sobre
mis labios. Sus ojos eran vibrantes y enganchados con fiereza en los míos—
260 . ¿Estás diciendo lo que creo que estás diciendo?
Mi mano se envolvió alrededor de la parte posterior de su cabeza, mis
dedos corrían a través de los bordes de su cabello. —Por favor, deja que te
sienta. Necesito sentirte dentro de mí. Todo de ti.
De repente, su rostro se puso serio. —¿Utilizas control de natalidad?
Estoy limpio, completamente, pero tenemos que estar seguros.
—Lo uso, no pierdo ni un día.
Esa es toda la tranquilidad que él necesitaba.
Los labios de Ky se estrellaron contra los míos con desenfreno y se
llevaron mis inseguridades más profundas con un látigo de su lengua.
Besarlo era como tener kriptonita empujando en mis venas. Tirando de mí
e inhabilitándome de escapar. Con un beso podía poseerme por completo;
mente, cuerpo y alma. Me sentí caer en su cuerpo y sus brazos me
encerraron herméticamente antes de caer. Sus labios dejaron mi boca antes
de besar mi mandíbula y el cuello con suavidad que se sentía como la caricia
de algodón dejando humedad a lo largo de mi mandíbula y el cuello mientras
se movía hacia mi oreja. Su cálido aliento en mi oreja causó que un profundo
suspiro escapara de mí.
—¿Estás segura? porque una vez que empecemos no voy a ser capaz
de parar.
—No quiero que pares.
Mis manos temblaban mientras corrían sobre su piel caliente, por
encima de sus hombros y por los músculos de su espalda. Mi respiración se
enganchó en una mezcla de nervios, la lujuria y la anticipación mientras
mis uñas corrían a lo largo de su espalda. Sus labios salpicaban a lo largo
de mi clavícula, mordisqueando mi sensible carne de vez en cuando, y me
encantó cada minuto de ello. Sacó su boca y empujó hacia atrás para
mirarme. Todo lo que yo quería atestiguar en su rostro me miraban.
Proteccionismo, compasión, lujuria, y necesidad.
—Eres tan hermosa —susurró.
Sus dientes mordisquearon mi labio inferior, y el momento en que abrí
los labios para obtener una respiración desesperada, su lengua se deslizó
para reclamar propiedad. Su cuerpo se movía sobre el mío mientras mis
manos hurgaron entre nosotros. Abrí el botón de sus vaqueros y deslicé la
261 cremallera. Ky levantó sus caderas, lo que me permitió deslizar sus
pantalones vaqueros y calzoncillos por sus muslos.
Suspiré ante la pérdida de contacto cuando se levantó de mi cuerpo y
se quitó los vaqueros. Mis ojos cayeron a su polla palpitante y la
desesperación me inundó. Quería sentirlo, para conectar con él en todas las
formas posibles. Me sentí como una niña a punto de experimentar su
primera vez. Mi cuerpo se arqueó hacia él, tirando de él a mí. Piel a piel,
calor a calor, corazón a corazón nos convertimos en una masa de necesidad,
lujuria, deseo, y pasión.
—¿Estás lista? —murmuró contra mis labios. Asentí, incapaz de
encontrar palabras—. Hacemos esto como desees.
La cabeza de su polla encontró mi entrada, y aspiré una aguda
respiración. Él me miraba con tanta atención como si estuviera esperando
a que me rompiera. Asentí, y él se acercó lentamente, terriblemente
lentamente.
—Ky, por favor. No me harás daño.
De repente, él me envolvió con sus brazos alrededor de mi cintura y me
dio la vuelta hasta que yo estaba a horcajadas. Él me miró con los ojos
entornados.
—Tú controlas esto Eden. Toma lo que puedas. He querido estar dentro
de ti por tanto tiempo, así que necesito que controles esto desde el primer
momento de lo contrario voy entrar en ti con tanta fuerza que te va a doler.
Mi mano se envolvió alrededor de su ansiosa polla gruesa. Mi pulgar
recorrió la cabeza, masajeando el líquido pre-seminal que brillaba delante
de mí. Ky gemía bajo mi tacto, y sus ojos estaban en blanco. Su mano se
movió entre mis piernas, y jadeé en voz alta mientras un dedo y luego dos
se deslizaban dentro de mí. Sus dedos bombeaban dentro de mí y
combinaban mi carrera en su polla y pronto yo estaba al borde del éxtasis.
Sentí la humedad entre mis muslos mientras me movía hasta que la cabeza
de su polla adornaba mi entrada, una vez más. Bajé lentamente; el grosor
de su pene estiraba las paredes hasta su máxima capacidad. La sensación
que se extendió a través de mi cuerpo era tan ajeno; la necesidad, el deseo,
el deseo de ser completamente poseída y adorada. Deslizó sus manos por mi
cuerpo hasta que sus fuertes manos ahuecaban mis pechos duros. El
momento en que sus pulgares comenzaron su asalto en mis pezones
endurecidos, me deslice hacia abajo sobre su polla, llenándome por

262 completo con todo lo que era. Mi grito ante la sensación de estar
completamente llena hizo eco a través de la habitación con el sonido de la
lluvia golpeando fuera se intensificó la habitación.
—¡Joder Eden! —Ky gruñó y sus manos dejaron mis pechos y cayeron
a mis caderas, sosteniéndome en su lugar. Me calmó, permitiendo que su
grosor y la intensidad del momento inundara a través de mí—. Se siente
increíble.
En un rápido movimiento estaba de espalda de nuevo, Ky seguía
llenándome por completo. Su boca bajó a la mía y al igual que su lengua se
encontró con la mía lo sentí moverse. Se deslizó hacia fuera y de nuevo,
lentamente, demasiado lentamente.
—Quiero esto Ky. Fóllame como tú quieras follarme. No me vas a
romper. Estoy bastante segura de que rogué por esto anoche. —Sonreí hacia
él, y sus ojos se oscurecieron de inmediato.
Mil millones de fuegos artificiales se dispararon dentro de mi cuerpo en
el momento que entró en mí; estaba tan profundo que lo sentí al final de mí.
Frenesí estalló y él agarró mis caderas luego una de mis piernas se envolvió
alrededor de él dándole un mayor acceso que le permitió ir aún más
profundo. Todo a mí alrededor se disipó en un mar de estrellas titilantes y
luces brillantes mientras entraba rápidamente en un placer que nunca
podría haber imaginado. Gemí de placer cuando él continuó golpeando mi
lugar más vulnerable una y otra vez. Nuestras respiraciones hicieron eco
juntas y el sonido de nuestros cuerpos en conexión y unidos en uno llenaba
el aire. Ky enterró su rostro en mi cuello y su respiración pesada rebotó en
mi piel sudorosa. Mis uñas se arrastraban por la carne de su espalda y
agarraron las mejillas de su culo mientras trataba desesperadamente de
acercarme más a él. Él gruñó contra mi cuello y aumentó la ferocidad de su
golpeteo. Mis músculos se apretaron, y yo sabía que estaba cerca.
Finalmente sentí una libertad que había anhelado durante los últimos
cuatro años.
La lujuria de Ky llena en un gruñido captó mi atención. —Cariño, estoy
cerca. ¿Segura que quieres esto?
Nos miramos a los ojos mientras hablaba. —Quiero sentir todo de ti.
Estamos seguros.
—Mírame cuando te corras. Necesito verte venir. —Sus manos
ahuecaban mi rostro y nos trabamos en una intensa mirada. En ese
momento supe que estaba entrando en aguas desconocidas.
263 Él aminoró el paso, pero se estrelló profundamente permitiendo que
levantara mis caderas para golpear contra él. Mi pecho se tensó y mi
respiración dejó de existir mientras mis músculos se apretaron
agresivamente; un orgasmo explosivo destrozó mi cuerpo rompiéndome en
mil pedazos a su alrededor. El mundo como yo lo conocía dejó de existir en
ese momento.
—¡Jesús, joder! —Ky gruñó contra mí, y sentí el momento exacto en
que explotó dentro de mí, llenándome con todo lo que era. Di un grito
ahogado ante la sensación de estar completamente absorta por él, en el
sentimiento de conexión; no podía ignorar la sensación de pesadez que
demoró en mi corazón. Solo quedaban dos semanas de diciembre, dos
semanas para estar en su compañía, dos semanas siendo la nueva Eden
Rivers.
Nuestra respiración llenando el aire, ya que ambos tratábamos
desesperadamente de tomar el control. La boca de Ky cayó en la mía en un
beso atractivo y dulce, envolviendo sus brazos alrededor de mi cuerpo,
tirando de mí así que no había espacio entre nosotros. Todavía lo podía
sentir todavía más profundo en mí, nuestra conexión aún no se perdía y me
sentía caer en un estado de felicidad inimaginable.
Lo último que escuché fue la voz profunda de Ky susurrando en mi oído.
—Me posees completamente Eden Rivers.
Dedos delicados, suaves recorrieron mis labios, atrayéndome de mi sueño
tranquilo en los brazos del hombre que me llevó a lugares que nunca soñé
en alcanzar. Mis ojos se abrieron lentamente, tratando de adaptarme a la
oscuridad de su dormitorio. Moví mi cabeza y a través del parpadeo de la
luz de las velas mis ojos encontraron el rostro con la preocupación grabada
de Ky, mirándome de cerca. Su frente apretada en concentración y se mordió
el labio inferior mientras sus ojos buscaron los míos.
—¿Te sientes bien? —preguntó en voz baja, pasando rápidamente más
cerca de mí por lo que nuestros pechos desnudos chocaron. Mi cuerpo
vibraba, e hice una mueca mientras un dolor profundo me llenaba,
264 mostrándome exactamente donde finalmente él había estado.
—Me siento increíble.
Dejé caer mis ojos de su intensa mirada y rodé sobre mi espalda para
estirarme. Yo sabía que lo estaba sintiendo por días. El sexo había sido
obligado en mi vida —desde mi primera experiencia— causando que le
tuviera miedo, que lo despreciara, que lo evitara. Nunca pensé que este tipo
de sexo existía, nunca quise creer que existía. La idea de que este tipo de
sexo, el tipo donde yo era considerada, protegida, amada y admirada, podía
ser mío, nunca jamás lo imaginé.
—¿Qué está pasando por esa bonita cabeza tuya? —Me di la vuelta a
mi lado y apoyé mi cabeza en mi mano. El hombre a mi lado me permitió
encender mi vida otra vez, y se estaba convirtiendo rápidamente en la
persona que me hizo sentir como si estuviera volviendo a mí misma, pero
¿quién era yo para empezar?
—Nunca supe que podría ser así —le susurré en honestidad pura y
sentí sus brazos apretarse a mi alrededor—. Me haces sentir tan especial
Ky. Me haces sentir libre.
Ky
P
erfección no es la palabra para describir lo que acababa de
experimentar. Yo no estaba seguro de que hubiera alguna
palabra en el diccionario Castellano que podría explicar los
sentimientos alineándose dentro de mi cuerpo, el sentimiento de conexión
completa con ella en todos los niveles posibles.
—Tomemos un baño —susurré acaloradamente mientras mis ojos
265 recorrieron su cuerpo todavía desnudo. El brillo de mi venida que aún
permanecía entre sus muslos causó inmediatamente que mi polla
aumentara ante la idea de haberla marcado como mía. Mis brazos se
envolvieron alrededor de su cintura y la levanté de la cama y caminé hacia
el baño. El chillido que soltaron sus aún hinchados labios cuando
delicadamente la coloqué en el tocador de porcelana llenó la habitación
vacía. Sentí sus ojos observando cada uno de mis movimientos, y me
encantó la idea de estar bajo su mirada acalorada. Todo había cambiado
esta noche. Luché contra el impulso de estar con ella, pero todo estaba
perdido en el momento en que la había visto en esa ropa interior. Mi corazón
había golpeado mi cabeza una vez más.
¿Cómo iba yo a decirle alguna vez adiós a ella ahora?
Cerré el grifo y probé el agua. Perfectamente caliente. Volviéndome
hacia ella, me moví entre sus piernas y envolví mis brazos alrededor de su
cintura, levantándola en un solo movimiento del tocador antes de colocarla
en la bañera. Su jadeo mientras su cuerpo todavía hormigueando golpeó el
agua caliente llenó mis oídos. Quede de pie y miré hacia ella, las burbujas
nadaban a su alrededor; el aspecto saciado en su rostro me deshizo por
completo.
—¿Te vas a meter? —Sus palabras me sorprendieron. Su confianza
estaba empezando a lograrlo, y me encantó la idea de que yo tuve algo que
ver con eso.
Asentí y me deslicé dentro, empujando mi espalda contra el extremo
opuesto de la bañera de porcelana. En todo mi tiempo viviendo aquí, nunca
había usado la bañera.
—Me preguntaste lo que estaba pensando, pero ¿qué estás tú
pensando? —La suavidad de su voz masajearon la intensidad de mis
pensamientos con tanta ternura.
Respiré profundamente, encontrando sus ojos inquisitivos pidiendo
honestidad. Una opresión en mi pecho tronó a la vida mientras me
preparaba para darle todos mis pensamientos. —El sexo nunca será igual
otra vez. Tú, Eden, sin ayuda de nadie más me has arruinado para alguien
más. —Mi honestidad incluso me sorprendió a mí mismo, y por la forma en
que sus ojos se abrieron, yo sabía que ellos se sorprendieron también—.
Todavía puedo sentirme muy dentro de ti, más profundo de lo que nunca he
estado antes, y a mí jodidamente me encanta. Me esforcé tanto en negarte
266 porque no quería hacerte daño; no quería perderte, pero ahora que te he
sentido, que te he tenido, que he venido dentro de ti, no sé qué hacer.
—Mis palabras fueron verdad absoluta. ¿Cómo iba a seguir adelante
con esto? Esto fue exactamente por qué nunca quise estar con ella de esta
manera. No creía que posiblemente pudiera avanzar de esto.
El agua salpicando golpeando el suelo de baldosas me trajo de vuelta. Eden
se desplazó hacia mí hasta que sus piernas estaban sobre las mías y
estábamos pecho a pecho, cara a cara. Mil palabras no dichas se
desplazaron entre nosotros mientras sus brillantes ojos azules se
encontraron con los míos. En el momento que su cabeza golpeó mi hombro
y se metió en mi regazo, cerré los ojos mientras una alegría que elegí ignorar
durante tantos años me envolvió. Cuatro años. Yo había luchado con cada
remordimiento por cuatro años y ahora lo que yo anhelaba, una vida de paz,
alegría, amor y redención, fue provocado por la chica que fue mi mayor
arrepentimiento en el primer lugar.
—–Gracias por hacer el día más difícil de mi vida en algo que nunca
olvidaré.
16 de diciembre.
Yo conocía el día muy bien.
El nudo en la garganta desactivó mi capacidad de hablar, así que me
agarré a ella como si se me fuera la vida en ello mientras el agua alrededor
de nosotros se enfriaba. La abracé mientras sabía que sus recuerdos
llegaban fuerte y rápido; La abracé por mis recuerdos de un día fatídico que
se había quedado conmigo como un recordatorio constante y la abracé por
un secreto que yo sabía que tenía que admitir más temprano que tarde.
—¿Tienes hambre? —dije suavemente contra su cuello una vez que el
agua se había enfriado por completo.
—Mmm.
—Vamos a cambiarnos y conseguir algo de comida.
Salimos del baño una vez que nos secamos y nos pusimos las sudaderas
luego nos dirigimos a la cocina de la mano.
—Hice un poco de espagueti; es una receta que le robé a mamá. —
Agarré una cuchara y la sumergí en la salsa roja emitiendo el fuerte aroma
de tomates frescos y ajo.
—Oh, Dios mío, esto es delicioso —ella gruñó y se lamió los labios
saboreando el gusto—. Te pediría que cocines todas las noches si eso no
267 significara que me pusiera en cien kilos.
Me encantaba la Eden juguetona, y parecía que ella era la única que
salió después del sexo y me encantó.
—Yo podría hacerlo bajo en grasa si estuvieras realmente tan
desesperada.
—Ky Crawford, ¿acabas de insinuar que tengo un problema de peso?
—¡Nunca! me encanta cada una de las curvas de tu cuerpo. —La agarré
por la cintura y ella chilló cuando la levanté y la coloqué en el mostrador. El
burbujeo de los espaguetis combinaba con el burbujeo de la tensión en la
cocina.
—Estás loco —susurró.
—Tal vez un poco, pero eso es lo que te gusta de mí, ¿no es así? ¿O es
la manera en que te beso o tal vez es la forma en que te hago el amor?
Llegué detrás de ella y saqué las clavijas sosteniendo su cabello en su
lugar y con dedos firmes corrí por su cabello separando las matas entonces
estas cayeron perfectamente sobre sus hombros.
—Tu locura es lo que me llamó la atención en primer lugar, y tú sabes
que disfruto tus besos, y bueno, tú sabes qué más.
—Puedes decirlo —susurré y me acerqué más—. Quiero escucharte
decirlo.
—Cuando tú… —ella respiró hondo, y vi como sus ojos se
humedecieron con emoción—, me haces el amor.
—Vamos a hacer eso otra vez ya sabes. No es sólo una cosa de una sola
vez. Te quiero en mi cama todo el tiempo; Quiero dormir a tu lado y
despertarme contigo en mis brazos. Nada de esta habitación separada de
mierda. Te quiero por todo el tiempo como pueda tenerte.
—Tú no me asustas más —admitió en voz tan baja que casi me perdí
su confesión.
—Ahora era mi momento para observarla. Este tipo de honestidad era
tan inaudito en Eden y algo que yo no había tenido la suerte de presenciar
todavía. Nunca supe cómo se sentía acerca de lo que sea que había entre
nosotros, porque ella lo había encerrado y escondido la llave.
—Nena, tengo que admitir que me das un miedo de muerte —respondí
268 con total honestidad.
Se movió ligeramente sobre el mostrador y se inclinó hacia delante,
dejando caer su frente en mi hombro. Era la primera vez que ella había
iniciado algún contacto físico íntimo entre nosotros, y yo saboreaba cada
momento. Esta era la alegría pura, pero una realidad aterradora. Mi corazón
se estaba empujando a sí mismo hacia ella para que corriera con él, y ella
estaba rompiendo lentamente sus paredes y mostrándose a sí misma a mí.
Y mientras estaba saboreando cada momento, yo era muy consciente de que
no podía creer que algo pudiera salir de esto. Yo había pedido un mes, y eso
es todo lo que ella me estaba dando.
Cuando se apartó sus ojos recorrían mi rostro y ella colocó un beso solitario
en mis labios antes de girar hacia la olla de espaguetis y darle un
movimiento.
Veinte minutos después de haber comido; Eden había gemido pasando
los espaguetis y cada vez que lo hacía mi polla despertaba. Ella era una
malvada amante. La observé atentamente mientras lavaba los platos.
Cuando terminó, tiró el paño de cocina sobre la encimera y se volvió hacia
la sala de estar. Fui atrapado observándola. Sus labios se torcieron en esa
sonrisa inocente que me prendió fuego, y di unas palmaditas en el sofá junto
a mí. La forma en que sus caderas se balanceaban cuando caminaba hacia
mí hizo que incluso las mejores supermodelos del mundo parecieran
aficionadas.
—–¿Por qué me miras así?
—¿Quieres la respuesta honesta de Ky o la respuesta de Ky tratando
de no hacer sentir incómoda a Eden?
—Bueno, parece que estoy recibiendo al honesto Ky estos días así que
dímelo.
Ella tomó asiento a mi lado, sentándose así su cuerpo estaba en frente
mío. Sus piernas dobladas debajo de ella mientras miraba expectante.
—Tú eres sexy Eden, y me encanta el hecho de que estás tan ajena a
ello. Cada vez que entras en la habitación sólo quiero darte un beso y
probarte y devorarte. Tú estás completa y totalmente bajo mi piel y eso
nunca fue mi intención cuando me decidí por este acuerdo loco.
—¿Puedo ser honesta contigo?
—Asentí.

269 —Todavía estoy confundida con el por qué realmente querías hacer esto
en primer lugar. Nunca he sido receptiva a ti; Lo intenté todo para
permanecer lejos de ti, pero de alguna manera tú estuviste justo siempre
ahí.
Tragué duro ante su pregunta. No tenía ni idea de lo que ella esperaba
escuchar. Cuanto más esto continuaba, más difícil era recordar mis
intenciones cuando se me ocurrió este escenario loco. Mi meta todavía
estaba bailando en el gris, mientras que algunos dirían que era blanco y
negro. ¿Era egoísta? Probablemente. ¿Era un movimiento idiota? Podría
verse así.
—La primera vez que te vi todo lo que quería era conocerte. No se
trataba de ser físico contigo cuando empezó. Yo sólo te quería. Mi deseo de
protegerte y a mantenerte a salvo incluso podría considerarse demente.
Contuve la respiración mientras la veía absorber mis palabras. No
quería ninguna pregunta más. No podría hacer frente a cualquier otra
pregunta.
—–Me gusta la forma en que me proteges.
No podría haber pedido nada más y proteger lo haría.
Los dos últimos días habían sido terribles. Trabajé de sol a sol y mi
tiempo con Eden estaba limitado a charlas entre café, cenas tardías y besos
robados. No importa lo ocupado que estaba, mi mente siempre estaría lleno
de ella.
No podía negar mis sentimientos hacia ella por más tiempo. Sería como
negar alimentos a un hombre muerto de hambre. Yo la quería, la quería en
todos los sentidos de la palabra. Eden Rivers era un nuevo comienzo, una
puerta cerrándose a mis propias batallas, la inyección en mi corazón que lo
hace latir con vida de nuevo. Ella era mi primer pensamiento en la mañana,
y mis últimas buenas noches al final del día. Ella era mi brutal recordatorio
de una vida que podría ser. Sus pesadillas habían disminuido, pero yo sabía
exactamente cuándo sus pensamientos se volvieron demasiado, y el
momento exacto en que se apretaban alrededor de ella, exprimiendo la vida
de ella. Ella se hundiría en un silencio impenetrable y se sujetaría de mi
270 cuerpo con tanta fuerza que yo apenas podía respirar. Nunca le hablé en ese
momento y simplemente ofrecí mi cuerpo para su protección. Fue en esos
momentos que me sentía el más débil.
Cuanto más tiempo pasaba con ella, cuanto menos podía imaginar no
tenerla cerca. Cada vez que estaba con ella algo cobró vida dentro de mí.
Ella fue el catalizador que iluminó las partes más oscuras de mí y por lo que
yo estaría eternamente agradecido.
Vi un cambio en ella todos los días. Se estaba volviendo más fuerte y
menos temerosa; se estaba convirtiendo en la persona que yo sabía que ella
deseaba poder volver. Esto lo hizo más fácil, sabiendo que estaba
ocurriendo, y que yo estaba jugando un papel en esto. De alguna manera
me hizo olvidar todo lo que necesitaba para redimirme; me hizo pensar que
tal vez no sólo se trataba de ayudarla, sino que de alguna manera jodida me
estaba ayudando a mí.
Esta noche era reunión anual de bebidas por fin de año con amigos
donde los abastecería de bebidas, comida, y mi lugar para destruir. Era casi
como mis disculpas por ser tan distante durante todo el año y no aceptar
invitaciones a causa de mi horario de trabajo. Esta noche sería diferente,
sin embargo, esta noche Eden estaría aquí.
Josh caminó a través de mi apartamento con un paquete de seis
cervezas en la mano y una sonrisa desagradable en su rostro. Sus ojos
observaron la sala de estar, y yo sabía que él estaba buscando a Edén.
—Ella está en la ducha —le contesté su pregunta no formulada,
agarrando la cerveza de él y entramos dentro de la cocina.
—Realmente me gusta esa chica Ky. —Sus palabras me sorprendieron.
Quité la mirada desde el interior de la nevera y me volví para encontrar
a mi hermano mirando hacia mí con una mirada en su rostro que gritaba
“adelante conversación de corazón a corazón”'. —Me gusta mucho ella
también —admití honestamente—. Tal vez más de la cuenta.
—Ella te ha cambiado hombre —Josh continuó—. Ya era el jodido
momento en que por fin te visto así... feliz.
Mis labios se torcieron en una sonrisa de complicidad. —¿Cómo no
puedo estar feliz hermano? Tengo a la mejor jodida chica en el mundo
pasando su tiempo conmigo, quedándose dormida en mis brazos todas las
noches, besándome los buenos días y haciéndome sentir jodidamente vivo.
Pero también sé la realidad de esta situación y eso es lo que me está
volviendo loco.
271 —Habla con ella. Abre tu jodida boca y dile exactamente cómo te
sientes. Dale eso a ella.
Mi hermano; amante de coño, soltero eterno, y ahora mi consejero de
relación.
El sonido de la ducha apagándose detuvo nuestra conversación y Josh
me miró a sabiendas antes de ir al sofá y sacando su teléfono. Los invitados
llegarían dentro de una hora, y yo sabía que quería algo de tiempo a solas
con Edén antes de que tuviera que compartirla con el resto del mundo.
Me dirigí por el pasillo y entré en mi habitación. Una combinación de
vainilla y flores me golpeó con fuerza, y aspiré bruscamente. Desearía poder
embotellar el olor de Eden Rivers porque no estaba seguro de cuánto tiempo
sería capaz de sobrevivir sin ella. Me apoyé en el marco de la puerta por
unos momentos de admiración silenciosa. Ella estaba de pie junto a su
maleta, envuelta en sólo una toalla, con el cabello mojado sobre sus
hombros desnudos y su piel todavía enrojecida por el calor de la ducha. Ella
era la vista más hermosa en el mundo, y era mía, aunque sólo sea por unas
cuantas semanas más. El pensamiento de eso causó que mi estómago
cayera. No podía pensar en ello.
Crucé la habitación hasta que me puse de pie detrás de ella y su cuerpo
reaccionó el momento en que sintió el calor del mío. Pensé que nunca
tendría suficiente de su reacción frente a mí.
—Hueles lo suficientemente bien para comer. —Mi voz cayó mientras
me acercaba hasta que mi pecho rozó su espalda—. Y sé exactamente lo
dulce que sabes.
—Ky —suspiró melancólicamente y se inclinó hacia mí. Enterré mi
rostro en su cuello y envolví mis brazos alrededor de su cintura, mi mano
apoyada en su estómago, y la atraje aún más cerca.
—Date la vuelta Eden. —Mi voz zumbaba cuando mi cuerpo se
encendió bajo la sensación de su piel contra la mía.
Sin dudarlo, ella se dio la vuelta hasta que estuvimos pecho a pecho.
Sólo se requeriría un movimiento rápido para que ella esté de pie frente a
mí desnuda-sólo un movimiento de mi muñeca y un tirón en la toalla y su
cuerpo sería mío para tocarlo. Mis ojos cayeron a la parte superior de la
toalla tensada contra su piel mostrando la parte superior de sus pechos.
272 —¿Cómo te sientes acerca de esta noche? —pregunté en voz baja
mientras mi mano acunaba su mejilla permitiendo que mi pulgar trazara su
labio inferior. Su respiración se detuvo, y sus ojos se cerraron bajo mi simple
toque.
—Estoy nerviosa —admitió en voz baja.
—¿Acerca de qué?
—Yo me siento bien en las multitudes.
—Si te pones ansiosa sólo ven y encuéntrame.
Ella asintió, y bajé mis labios a los de ella, quitándole sus nervios. Sus
brazos se deslizaron alrededor de mi cintura mientras yo empujaba su
cuerpo duro contra el mío permitiéndole caer en el beso. Corrí la punta de
mi lengua por su labio inferior, lo que la hizo suspirar bajo la sensación.
Cuando abrió su boca, tomé la oportunidad y deslicé mi lengua ansiosa a
través de sus labios, besándola con todas mis fuerzas. No creo que alguna
vez no quisiera besar a esta mujer; cómo voy a sobrevivir no saboreándola.
Su lengua luchó con la mía por la propiedad. Tiré de las riendas en mi
necesidad de controlar el beso y la dejé explorar. Sus dientes mordisquearon
mi labio inferior antes de que reclamaron la propiedad completa, barriendo
su lengua por mi boca, saboreando y devorando todo lo que yo era. Su
suspiro contra mis labios hizo que mi polla se agite y en el momento en que
atraje su cuerpo al mío su suspiro se volvió a un gemido de fascinación.
—Eres tan hermosa —canturreé sobre sus labios. Sus manos agarraron
fuertemente mi cabello, tirando de mi boca de nuevo a la suya—. ¿Cómo
alguna vez voy a sobrevivir sin tu cuerpo y tu boca?
Sacó su boca de la mía y con las mejillas rosadas y entrecortando su
respiración me miró con una mirada ardiente.
—No puedo pensar en eso —susurró.
No quería pensar en eso tampoco. Todavía tenía tiempo con ella. Ella
seguía siendo mí Diciembre, mi único Diciembre.
—Ky, deja a Eden jodidamente sola y sal aquí. ¡La gente está llegando!
—La divertida voz de Josh disparó a través de la puerta cerrada, y mis ojos
se cerraron de golpe bajo la intrusión. En serio, podría él ser más frustrante.
—–Bueno Josh ha hablado. Voy a dejar que termines de vestirte. Ven
cuando estés lista. No estés nerviosa, sólo sé tú misma. Todo el mundo va
273 a amarte.
Mi mano dejó la comodidad de su mejilla. La miré fijamente y sus ojos
se abrieron; sus hermosos azules se volvieron hacia mí, brillando con
lujuria. Un simple toque hizo tanto por su cuerpo, y a mí jodidamente me
encantó. Seguí su mandíbula con mi dedo índice, y mis ojos siguieron el
movimiento. Su boca se abrió y ella respiró rápido.
Dejé caer mi mano y me volví hacia la puerta listo para salir y ponerme el
sombrero de la socialización. En el momento en que mi mano conectó con
el mango me volví hacia ella y la encontré todavía mirando mi retirada. Un
mal pensamiento me llenó la cabeza.
—Por cierto, no uses ropa interior esta noche.
Eden

¿Q
ué demonios estaba haciendo?
No tenía idea de quiénes eran la mayoría de estas
personas sin embargo eso no me detuvo de pararme en
la mitad de la sala de Ky sin bragas y usando un vestido
274 que no dejaba nada a la imaginación. ¿En quién demonios me había
convertido y por qué en el mundo de Dios ello me hacía feliz? Respiré
profundamente y caminé a través de su apartamento, los tacones de mis
botas chocando con el piso pulido, mientras me dirigía hacia la cocina.
Los hombres sonreían mientras las mujeres parecían gruñir cuando
pasaba. Me sentía tan increíblemente fuera de lugar. ¿Dónde coño estaban
Josh o Ashlyn cuando los necesitaba y Ky, a dónde había desaparecido?
—Te ves linda esta noche.
¡Finalmente! Me di la vuelta al oír la voz de Ashlyn y sus ojos
inmediatamente vagaron hacia arriba y abajo de mi cuerpo considerando mi
vestido negro que se ajustaba cómodamente alrededor de mi cintura y mis
senos, pero caía suelto alrededor de mis rodillas.
—¿Dónde has estado? —Me reí y le disparé una mirada “no te atrevas
a dejarme”.
—Tenía que llevar al australiano al aeropuerto. Vuela de regreso a
Sydney esta noche.
No podía ignorar la evidente tristeza en su voz. —¿Estás bien con eso?
—Realmente no tengo opción. Pero basta de hablar de mí, ¿cómo estás
tú? Pareces, ¿cómo debería decirlo, saciada?
Mi breve sonrisa fue contestada por un aplauso de celebración
de Ashlyn.
—¿Ustedes dos tuvieron sexo? —susurró—. Esto es enorme.
—Estoy malditamente feliz. —Sonreí en respuesta.
Ashlyn agarró mi mano y me arrastró a través de la multitud creciente
de personas hasta que nos detuvimos entre un grupo de chicos en la cocina
quienes estaban en medio de una discusión sobre quién ganaría el Súper
Bowl. Me paré en silencio, tomando mi usual Coca y escuchando mientras
Ashlyn se metía justo en el medio de la conversación. Era bastante divertido
de ver.
—Te ves tan jodidamente sexy y saber que no llevas bragas puestas
está haciendo doler mi polla. —El suave aliento de Ky acarició la piel de mi
oreja, y momentáneamente me incliné hacia atrás en su cuerpo. Me dolía
todo por él y el deseo palpitando entre mis muslos estaba aumentando cada
segundo. Sus brazos se envolvieron alrededor de mi cintura, tirando de mí
hacia la firmeza de su pecho. Besó el lado de mi cuello antes de susurrar—
: Te veré pronto.
275 Mis ojos se fueron tras él, siguiendo todos sus pasos mientras
caminaba hacia el sofá del que tres chicos habían tomado posesión. Ky se
sentó en la mesa de café enfrente de ellos y cayó en una animada
conversación.
¿Cómo se suponía que iba a decir adiós?
La noche avanzaba sin problemas. Le daría vistazos rápidos a Ky y a
menudo lo encontraría mirándome de vuelta y cada vez mi corazón cantaría
una nueva nota. Ashlyn no se había apartado de mi lado, y era genial pasar
tiempo con ella. La cerveza fluía, la risa se hacía más fuerte, y mientras más
tiempo pasaba, mi confianza comenzaba a aumentar.
Dejé a Ashlyn charlando con Josh y caminé por el pasillo hacia el baño.
Escuché a alguien en la puerta, y cuando estaba a punto de avisar que
estaba ocupado, el pomo de la puerta giró. La puerta se abrió de golpe y la
gran figura de Ky llenó el espacio. Su presencia causó que un destello de
calor se extendiera a través de mí. Cerró la puerta, con un clic de la
cerradura, él estaba acechándome con los ojos llenos de lujuria. La más sexi
de las sonrisas jugaba en sus labios, pero sabía que no tenía ninguna
intención de hablar.
—¿Te estás divirtiendo? —preguntó Ky, su voz más baja de lo que
nunca la había escuchado. Su cuerpo descansaba contra el mío, causando
que mi espalda baja descansara contra el tocador; mis manos descansaban
sobre la fría porcelana.
—Lo estoy —canté en respuesta.
—Mi urgencia de besarte, de tocarte, de follarte me abruma. Anhelo
estar cerca de ti; necesito estar cerca de ti. Tú estás completa y
absolutamente destruyéndome Srta. Rivers, y no podría estar más feliz por
eso.
No sé qué me pasó, fue como si hubiera sido poseída por otro ser, pero
me encantaba. Libertad se arremolinaba a través de mis venas. Me lancé
sobre el borde del tocador y por el cuero de su cinturón, lo halé hacia delante
hasta que su cuerpo se estrelló contra el mío.
Mis acciones hablaban más fuerte que cualquier palabra que pudiera
decir. Abrí mis piernas en invitación y él se acercó y entonces sentí su
erección contra mi muslo.
Su lengua barrió a través de mi labio inferior antes de envolver
completamente mi boca con un movimiento abrasador. Nada más que
276 lujuria, necesidad y expectativa persistían con cada golpe de nuestras
lenguas. Los dientes de Ky mordisqueaban mi hinchado labio inferior, y yo
gemí por la sensación. Besarlo era como nada que hubiera imaginado. Sus
brazos se envolvieron alrededor de mis caderas, arrastrándome sobre la
porcelana del tocador hasta que su erección era dura contra mi calor. Mis
caderas se movieron, moliéndose contra él, rogando por fricción que calmara
el dolor que crecía con cada segundo.
En el momento en que soltó mi boca de la suya, sentí que había sido
atrapada en su red. No podía respirar, no podía hablar, no podía hacer nada
más que mirarlo fijamente. Cualquier emoción posible se estrelló dentro de
mí, retorciendo, girando, palpitando hasta que tenía una necesidad más
grande de la que alguna vez pude haber imaginado; me conectaba con
alguien en el sentido más profundo y por una vez me fortaleció.
—Ky, hazme tuya —susurré, el doble sentido no se perdió entre
nosotros.
—Me encantaría. —La boca de Ky cayó en la curva de mi cuello
mientras sus manos se deslizaban por mis piernas, empujando la delgada
tela negra de mi vestido sobre mis caderas, exponiendo mi adolorido calor.
Mis manos cayeron a su cierre, tirándolo hacia abajo sin remedio y luego
mis manos se deslizaron en sus pantalones, sacándolos rápidamente junto
con su bóxer por sus esbeltas caderas. Mi mano rodeó el espesor de su dura
polla, y él gruñó su placer en el silencioso espacio del baño y eso fue todo lo
que tomó.
Con sus ojos trabados con los míos, Ky se empujó dentro de mí tan
despacio, tan intenso, mirando mi reacción. La sensación de ser llenada por
él vino en cascada y el aire dejó mis pulmones. A una velocidad insoportable,
salió. Su mano encerraba su brillante húmeda polla mientras se burlaba de
mi desesperado clítoris. Gemí en el aire quieto, y si alguien hubiera estado
en el pasillo, hubiera escuchado mi llanto desesperado. Estaba dispuesta a
rogar, pero él no me dio la oportunidad. Frente a mis ojos apareció la sonrisa
que yo anhelaba y él se metió dentro de mí sin advertencia en un duro
movimiento, animal.
—¡Ahhh! —siseé contra su hombro mientras su golpeteo incesante me
superó. Mis dientes mordían su carne cada vez que él golpeaba ese punto
mágico mientras sus dedos amasaban la suavidad en mis caderas. Mi
cabeza voló hacia atrás mientras él suavizaba su ritmo, permitiéndome
rodar mis caderas y tomar el control. Nuestras respiraciones bailaban juntas
277 en una batalla y estaba perdida en la intensidad de venirnos juntos.
—Te advertí que nunca tendría suficiente de ti, Eden.
Sus manos se deslizaron por debajo de mí y me alzó limpiamente desde
el tocador. Mis piernas se envolvieron alrededor de su cuerpo, bloqueándola
en los tobillos, acentuando la profundidad de su polla aún incrustada dentro
de mí mientras cruzaba la habitación. Ky nos dio la vuelta y golpeé
fuertemente contra el reverso de la puerta.
—¿Estás lista para venirte, nena? Quiero ver tu coño exprimir mi polla
hasta que no me quede nada.
Quité mi rostro de su hombro y abrí mis ojos para mirarlo. Su mirada
se encontró con la mía y sus labios se torcieron en la sonrisa más diabólica.
Sabía que le encantaba ver mi rostro cuando me venía completamente
desecha, Su pulgar golpeó mi clítoris en movimientos perfectamente
circulares, y lloré su nombre mientras mi cuerpo temblaba de placer. El
gruñido de Ky que siguió mientras descargaba su semen dentro de mí fue el
sonido más satisfactorio en el mundo, como olas chocando en una playa
desierta.
—Santa Mierda. —Él respiraba pesadamente contra mi piel pegajosa
mientras yo bajaba de lo que probablemente fuese el orgasmo más intenso
de mi vida. Permanecí atrapada en sus brazos mientras nuestras
respiraciones pesadas llenaban el aire. Mis brazos se envolvieron
fuertemente alrededor de sus hombros por miedo a lo que podría perder si
lo dejaba ir. Ky permaneció enterrado dentro de mí, moviéndose suavemente
dentro y fuera, nunca rompiendo nuestra conexión y permitiendo que la
chispa de calor se elevara dentro de mí. Recosté mi cabeza en su pecho,
cayendo en la felicidad por el rítmico latido de su corazón.
Con suaves pasos, Ky nos movió a través del baño y suavemente me
colocó de nuevo en la parte superior del tocador. En el momento en que él
salió, mi corazón se hundió y sentí la pérdida de la conexión. Su penetrante
mirada nunca dejó la mía mientras giraba la llave a mi lado y mojaba un
trapo. Labios suaves y llenos aterrizaron en los míos mientras el
delicadamente me limpiaba. Me gustaba la suavidad de este Ky.
Las manos de Ky ahuecaron mi rostro y la más dulce de las sonrisas
apareció.
—Tan dulce y toda mía.
—Me gusta escucharte decir eso —admití honestamente a través de
una voz gruesa. Ky se tensó bajo mis palabras y bajó su mirada de la mía,
278 lo que me confundió.
—Debería regresar a la fiesta.
—Estaré afuera pronto. Solo voy a ir la habitación por un minuto.
—¿Estás bien? —preguntó, metiendo un mechón de cabello suelto
detrás de mi oreja.
Asentí en respuesta. Estaba mejor que bien. Estaba cayendo
demasiado rápido, y oficialmente no había nada que pudiera hacer al
respecto.

—¿Eden dónde estás?


La voz de Ky sonó a través del apartamento cuando llegó a casa del
trabajo. Me recosté en la bañera disfrutando el calor y las burbujas cuando
su tono bajo se disparó a través de mí. Había pasado la mayor parte del día
encerrada en un estudio oscuro finalizando tomas de una naciente estrella
pop que estaba siendo entrevistado para la revista. En el momento en que
la amenaza de nieve llegó empaqué por el día. No había visto nieve en cuatro
años y el pensamiento de ver la caída angelical de nieve a través del aire era
emocionante.
—En el baño —contesté.
Él sonrió cuando entró por la puerta, sus ojos observando mi cuerpo
cubierto con burbujas.
—¡Vengo a casa del trabajo y veo esto! Sea cuidadosa Srta. Rivers, me
podría acostumbrar a esto.
Sacudí mi cabeza ante su honestidad y permití a mis ojos observarlo.
Me estaba convirtiendo en una gran fan de los días cuando él regresaba al
apartamento usando un traje a medida; hoy el no decepcionó.
—¿Estás lista para mañana? —Se recostó contra el tocador y cruzó sus
brazos sobre su pecho. Él estando en el baño mientras yo me recostaba
desnuda en la bañera no parecía molestarle, pero mis emociones estaban
en desorden.
—¿Mañana?
279
—Una pequeña cosa llamada navidad.
Mierda. Había estado tan distraída que no me había dado cuenta que
la Navidad estaba aquí, pero la navidad nunca había sido una gran fiesta
para mí. Mis padres usualmente estarían viajando a alguna isla tropical y
Tori y yo pasaríamos nuestra Navidad viendo películas festivas y comiendo
demasiada comida para dos.
—Estaba pensando en pasarla aquí mientras tú estás con tu familia.
Tengo un montón de libros en mi Kindle que me encantaría leer; estaba
pensando en cocinarme una gran cantidad de mis brownies favoritos y
comerlos hasta que estuviera en un coma y me desmayara. Navidad. Listo.
La cara de Ky cayó mientras me miraba, tratando de digerir mis
palabras como si acabara de anunciar el inicio de la Tercera Guerra
Mundial. Pellizcó Su frente y luego dijo—: Necesitamos irnos a las 8:00 am.
Salió del baño sin otra palabra y sin dejarme hablar. No había
absolutamente ninguna manera en el infierno que yo estuviera pasando la
Navidad con él y con su familia. De ninguna maldita manera en el infierno.
Mi baño fue olvidado tan pronto como él dijo esas palabras. Me
apresuré a salir y rápidamente salté en la ducha para deshacerme de las
burbujas. Una vez que estuve limpia arranqué la aterciopelada bata de la
parte de atrás de la puerta y la envolví alrededor de mi cuerpo. Irrumpí fuera
del baño como una mujer en una misión y me detuve cuando golpeé la
entrada a la sala de estar solo para encontrar a Ky tumbado en el sofá,
camisa fuera, con pantalones de chándal, y un juego de fútbol
reproduciéndose en la televisión.
—¿Tienes algo que decir Eden? —preguntó sin voltear hacia mí. ¿Qué
pasaba con este hombre sabiendo cada uno de mis movimientos?— Nos
vamos a las 8:00 a.m.
—¿Ky, no puede ser en serio? —resoplé en derrota.
—Muy en serio. No juego sobre la Navidad.
—No puede ser en serio —repetí en voz baja.
—Deberíamos ir a la tienda para que puedas conseguir las cosas para
esos brownies. —Se levantó del sofá. Su rostro lleno de diversión con un
brillo en sus ojos—. Serás un éxito si traes brownies.
Fue entonces que deseé que un hueco se abriera debajo de mí y me
280 tragara. Estaba siendo absurdo. No podía pasar Navidad con su familia. Solo
no podía. Apenas podía mantenerme tranquila cerca de él la mayoría del
tiempo así que el pensamiento de estar alrededor de extraños solo no podía
ser imaginado.
—Eden, mírame. —Sus manos ahuecaron mi rostro suavemente y
maniobró mi mandíbula así que no tenía otra opción que mirarlo—. ¿Pasa
Navidad conmigo? Mi familia te va a amar.
—No tengo otra opción.
—Siempre tienes otra opción Eden.

—Feliz Navidad.
Me desperté con cálido aliento bailando sobre mis labios y la sensación
del cuerpo de Ky revoloteando sobre mí. Abrí un ojo y noté que la habitación
aún estaba oscura. No tuve tiempo de quejarme sobre lo temprano de la
llamada a levantarme antes de que los labios de Ky robaran mi respiración,
y caí completamente en su beso despertador. Mis brazos se envolvieron
alrededor de sus hombros instintivamente halando su cuerpo más cerca. Su
rodilla sondeó entre mis rodillas, empujando mis piernas abiertas para que
su duro cuerpo pudiese chocarse con el mío. Mientras sus labios
continuaban devorándome totalmente, su cuerpo me atormentaba con cada
movimiento intenso enviando fuegos artificiales a través de mi muy
despierto cuerpo. —Eres el mejor regalo Eden Rivers.
Me podría haber pedido hacer cualquier cosa en ese momento y lo
hubiera hecho.
Cuando Ky finalmente me permitió salir de la cama, estábamos
atrasados. Me duché en la habitación de invitados mientras él tomó la ducha
principal. ¿Qué en el infierno usas para Navidad con los padres? En serio,
¿En qué demonios me estaba metiendo? Anoche después que me quejé por
lo que era la centésima vez, me había dicho que si no estaba lista él me iba
a dejar afuera de su apartamento y tendría que pasar Navidad en el pasillo.
¿Por qué infiernos mis padres habían decidido estar fuera del país esta
Navidad?

281 Una vez que me bañé. Entré al cuarto de Ky con la toalla envuelta
firmemente alrededor de mi cuerpo con mi cabello y maquillaje listos. Simple
pero lindo era el look por el que iba. Organicé mi cabello en sueltos rizos que
colgaban a mitad de mi espalda; mi maquillaje consistía en un poco de
rubor, rímel, y un brillo rosado suave. Mis nervios estaban disparados, y yo
seguía imaginándome todo lo que podría ir mal; no era una chica
conversadora ni en el mejor de los tiempos. Joder, estaba segura que para
los extraños parecía una perra snob, y ahora tenía que conocer al Sr. y Sra.
Crawford. ¿Los llamaba Sr. y Sra. Crawford? ¿Estaría Josh allí? Dios,
esperaba que estuviera ahí. No tenía absolutamente ninguna experiencia
conociendo padres, pero en alrededor de una hora estaría caminando hacia
los padres del chico con quien había estado compartiendo mi cuerpo, quien
había abierto su cama a mí, y no tenía ni idea de qué era para él además de
este diciembre.
—Eden nos vamos en diez. —Ky paró en el marco de la puerta y me
encontró sentada en el borde de la cama. Estaba vestido en pantalones de
mezclilla, un suéter gris oscuro, y estaba usando una gorrita sobre su
grueso cabello café. ¿Por qué era tan fácil para él alistarse?
—¿Qué está mal? —Tomó dos pasos hasta que estuvo agachado frente
a mí, descansando sus manos sobre mis desnudas rodillas. Cuando sus ojos
preocupados se encontraron con los míos, mis ojos brillaban con la
enormidad de lo que estaba por suceder. Lágrimas brotaron antes de
derramarse y deslizarse por mis mejillas.
—Lo siento —gemí con pura y brutal honestidad.
—Oye, vamos. ¿Por qué lo sientes? —Ky se sentó a mi lado en la cama
y tomó mis manos en las suyas. Mis ojos cayeron a nuestras manos
entrelazadas y sacó mis emociones una vez más.
—¿Qué se supone que debo hacer hoy?
—No sé a lo que te refieres. Tienes que darme algo.
—Todo en el mes pasado ha sido una locura, rápido e intenso y ahora
me estás llevando a pasar Navidad con tus padres. Esto es más allá de loco.
Ky, nunca he conocido padres antes. ¿Qué pasa si tengo recuerdos? ¿Qué
pasa si entro en pánico de la nada? ¿Qué pasa si tartamudeo todo el tiempo?
¡Demonios! ¿Qué pasa si no les gusto?
—Eres tan jodidamente fuera de este mundo y sexy cuando divagas.
Mi rostro cayó mientras otra ola de inseguridad me golpeaba.

282 —Eden, escúchame. Eres la persona más dulce, confusa, más intensa
y más bella que jamás haya conocido. Mis padres van a amarte; ellos ya
saben sobre ti, Josh y la tía Carole van a estar ahí, y me iré de tu lado. Si
necesitas tiempo fuera solo aprieta mi mano, y escaparemos a otro lugar.
No puedo dejarte sola en Navidad, y yo no puedo pasar Navidad sin mi
familia, así que necesitas venir conmigo. —Él me haló a mis pies y
cuidadosamente secó las lágrimas de mis mejillas—. ¿Puedes por favor
vestirte para poder irnos?
Todo lo que podía hacer en respuesta era asentir.
Diez minutos más tarde estaba sentada en su auto, vestida en
pantalones de mezclilla ajustados, un suéter crema, y una bufanda rosado
bebé, Tomaría más o menos treinta minutos llegar a la casa de sus padres.
Me senté en el asiento del pasajero y dejé a mi mente flotar de regreso al
momento cuando conocí a Ky por primera vez.
Nunca hubiese imaginado visitar la casa de sus padres por Navidad o
que él tomaría posesión y control sobre mis pensamientos y mi cuerpo. Me
moví en mi asiento para que mi espalda quedara presionada contra la puerta
y lo observé de cerca. Sus ojos estaban enfocados en la carretera por delante
y sus labios estaban en un perfecto mohín mientras se concentraba en
nuestro destino. Este hombre se estaba convirtiendo en algo mucho más
fuerte que solo el chico pagando por mis fotos; él se estaba convirtiendo en
el ladrón de mis pensamientos, el dueño de mi corazón y mi confusión total.
Estaba lenta pero seguramente enamorándome de él. Después de todas las
batallas internas que tuve, después de toda la lucha que estaba determinada
en tener, la idea de convertirme en algo con él estaba ahora en la delantera.
Era aterrador.
Era emocionante.
Era innegable.
—Me gustas Ky —espeté en el momento, él tomó una vuelta a la
derecha y paró en la entrada de una hermosa casa de dos plantas inspirada
en estilo Victoriano con gris pálido en el exterior y adornos blancos; una
gran corona colgando en las relucientes puertas dobles negras que yo sabía
que conducían a una casa aún más impresionante.
Escuché la inhalación brusca de aire de Ky en el momento en que mi
admisión golpeó el espacio en el auto. Volteó hacia mí después de que apagó
el motor y me miró fijamente. Su boca se abrió y cerró como si quisiera
283 hablar pero no viniera ninguna palabra. Un fuerte chillido sonó fuera del
carro, interrumpiendo nuestro intercambio de miradas y ambos
giramos para ver hacia la casa. Una hermosa mujer en los comienzos de los
cincuenta se apresuró hacia el carro, agitando los brazos, con cabello café
oscuro saltando alrededor de sus hombros; su rostro fue superado por la
sonrisa más grande que jamás había visto.
—Es tiempo —Ky murmuró a mi lado. Él abrió la puerta y se deslizó
fuera dejándome en una masa de nervios y confusión. Lo miré con una
sonrisa en mi rostro mientras su madre envolvía sus brazos alrededor de
él y su padre lo palmeó amorosamente en la espalda. Entonces tres pares
de ojos cayeron en el auto, y me di cuenta que todavía estaba en el asiento
del pasajero con el cinturón de seguridad abrochado fuertemente alrededor
de mi cuerpo.
Con manos temblorosas abrí la puerta, y antes de que tuviera la
oportunidad de poner un pie en el suelo, estaba siendo levantada y girada
en el aire con emoción.
—¡Eres incluso más hermosa que tus fotos, cielo! —La fuerte voz de su
padre golpeó mis oídos mientras finalmente me permitía parar—. Este ha
hablado de ti constantemente. Ahora ven adentro, hace mucho frío aquí
afuera, y quiero llegar a conocer a la chica que tiene a mi hijo tan
enamorado.
Decir que el día no había sido nada como lo había imaginado era un
eufemismo. La familia Crawford me había recibido con los brazos abiertos y
en ningún momento se sintió como la primera vez que los conocía. Estaban
emocionados por mí, me alimentaron con deliciosa comida, sus padres
incluso me compraron un regalo de Navidad, el cual colgaba con
orgullo alrededor de mi cuello. El momento en que Sue Crawford me
entregó la caja de regalo envuelta perfectamente, sentí una explosión de
impredecibles emociones golpearme. ¿Qué había hecho en mi vida para
merecer este nivel de amabilidad? Ky, sintiendo mi colapso inminente, me
haló a su regazo y apretó sus brazos alentadores alrededor de mi
cintura mientras mi cuerpo temblaba con emoción. Como si hubiera
olvidado que estábamos alrededor de su familia, una familia que nos había
estado observando por cualquier indicación de lo que estaba pasando entre
nosotros, él colocó el beso más calmado sobre el lado de mi cuello y me
animó a abrir el regalo. Todos los ojos estaban sobre mí y mis manos
temblaban mientras levantaba la tapa de la caja. Dentro había una cadena

284 plateada con un relicario en forma de corazón que lucía como una
antigüedad colgando de ella. Estaba en una pérdida total de palabras. Mis
dedos corrieron sobre el grabado en la parte de atrás que decía “El corazón
está allí para ser llenado”.
Tan pronto como leí el grabado, me golpeó con toda la fuerza. Mi
corazón había estado muerto, encerrado y con la llave tirada a un lado, pero
de alguna manera Ky había recogido la cerradura y mi corazón estaba
abierto a tantas posibilidades. Ky estaba llenando mi corazón con palabras,
acciones, besos suaves y tranquilos momentos y lo que una vez había sido
un corazón vacío ahora amenazaba con desbordarse.
Mientras el día se convertía en noche, una feroz tormenta de
nieve azotaba afuera, con fuertes vientos y una intensa nevada. Después de
la cena, James Crawford nos informó que no había manera que nos
fuéramos esa noche, y para mi asombro, Ky aceptó sin discusión. Después
de comer demasiada comida y tomar mi cantidad justa de ponche, mi
cansancio golpeó rápido. Me acurruqué en el sofá al lado de Josh, mi cabeza
descansaba en su hombro y lo que posiblemente pudo haber sido el
chocolate caliente más reconfortante de mi vida descansaba en mis manos.
—Lo haces feliz —Josh susurró a mi lado—. Cuatro años han sido
demasiado largos para ver a mi hermano destruirse a sí mismo lentamente.
Sus palabras me golpearon fuertemente.
—¿Por qué ha estado destruyéndose a sí mismo? —pregunté, alzando
mi cabeza de sus hombros y moviéndome para enfrentarlo.
—No me corresponde decirlo, pero lo que puedo decir es que le estás
dando una segunda oportunidad sin siquiera saberlo y sin importar lo que
traiga el futuro, siempre estaré agradecido contigo por eso, por el tiempo que
sea.
Josh era un misterio. Iba a través de las mujeres como yo iba a través
de ropa interior, pero debajo de todo, él era el hombre más amoroso y frágil
que jamás he conocido. Su protección por Ky era extrema, como algo que
nunca había atestiguado antes. Ellos tenían la relación que me hubiera
encantado tener si hubiese tenido hermanos; era el tipo de relación que
quería para mis hijos si algún día los tenía. Él era el hermano pequeño, pero
muy a menudo ponía la cara por Ky como el hermano mayor.
—Tengo la intención de irme pronto —admití a través de un nudo.
—¿Quieres irte?
285 —No me puedo quedar aquí Josh; estoy asustada cada vez que dejo la
casa y ahora que Jeremy está afuera en algún lugar, lo hace peor.
—¿Qué sobre Ky? Va a matarlo cuando te vayas. Demonios, he dicho
demasiado.
—Tu hermano me ha hecho sentir viva de nuevo, Josh.
—Y tú lo has hecho vivir otra vez.

—Muchas gracias por un día perfecto —dije tarde en la noche mientras


me paraba en la cocina con Sue limpiando los últimos platos—, y gracias
por mi encantador regalo. En serio no debiste.
—Oh, dulzura, ha sido el placer de James y mío tenerte hoy aquí. Haces
feliz a mi chico; ha cambiado tanto y todo es gracias a ti. —La sonrisa
mirándome era tan honesta e idéntica a la que constantemente veía en Ky—
. Él es un buen chico. Solo tiene muchos demonios encerrados en esa bonita
cabeza suya, y no dejará a nadie acercarse lo suficiente para deshacerse de
ellos, ni siquiera a Joshy, pero puedo ver en la forma en que te mira, la
forma en la que siempre tiene que estar cerca tuyo, cómo está sonriendo y
riéndose más de lo que lo ha hecho en cuatro años. Tú eres la elegida para
él. Él te dejará entrar, pero por favor solo dale una oportunidad de explicar
todo.
—Mamá, ¿le estás contando a Eden historias vergonzosas sobre mí? —
La voz de Ky hizo eco mientras él venía campante a la cocina. Las palabras
de su madre me golpearon directo en el corazón, y tenía un billón de
preguntas para hacer. Ky vino detrás de mí y me atrajo firmemente a su
pecho. Me moldeé perfectamente contra su forma protectora.
—Sin historias esta noche, pero las fotos saldrán la próxima vez. ¿Por
qué no van arriba a tomar un descanso? Ha sido un gran día. He puesto
toallas extras sobre tu cama cariño. Los veré a ambos en la mañana. —Sus
ojos rebotaron entre Ky y yo y la sonrisa más dulce llenó su rostro.
Sue Crawford dejó la cocina y en el momento en que estuvo fuera de
vista, Ky me volteó para enfrentarlo y me empujó contra la isla de la cocina.
286 —¿Cama? —Ky murmuró contra mis labios antes de darme un rápido
y dulce beso—. Necesito un tiempo a solas contigo. Has sido muy popular
con mi familia hoy, y estoy un poquito celoso de la falta de tiempo de “Eden”
que he tenido.
—He tenido un día realmente bueno. Estoy feliz de que tu trasero
mandón me hiciera venir. —Mis manos se apretaron alrededor de su cintura
y mi barbilla descansaba en su pecho mientras miraba arriba hacia él.
Sus ojos se oscurecieron con malicia como una nube de tormenta. —
Todavía no te he hecho venir, Eden.
Su risa rebotó alrededor de la cocina vacía y pronto fui llevada fuera de
la cocina, mis manos en las suyas, nos dirigimos a la gran escalera. Aún no
había estado arriba y me intrigaba ver dónde había pasado Ky su niñez. Ky
apretó mis manos mientras caminábamos por el pasillo hasta que nos
detuvimos ante una puerta que tenía una placa azul brillante que tenía
exhibido Ky orgullosamente.
—Bienvenida a mi morada de la infancia —dijo él con una suave risa y
empujó la puerta para abrirla. Con un movimiento rápido al interruptor, luz
iluminaba la habitación, y me paré en el centro absorbiéndolo todo. Paredes
azul pálido estaban adornadas con carteles de estrellas de deportes y
bandas, una cama doble se encontraba en la mitad de la habitación y un
mueble con cajones alineados con trofeos se situaban en la pared del fondo.
Era casi como si sus padres no hubieran hecho un cambio desde que
dejó la casa.
—Lo hiciste tan bien hoy —susurró mientras me empujaba a su pecho
en un abrazo fuerte—. Tienes que darte a ti misma más crédito.
—Tú eres la gran razón para la nueva Eden que estás viendo —Admití
sin vergüenza.
La expresión contenta de su rostro cayó de repente igual que sus brazos
de mi cintura. Era un movimiento al que me estaba acostumbrando. Parecía
que cualquier momento en que decía cualquier cosa positiva sobre él, él se
cerraría y fingiría indiferencia.
—Te daré una de mis camisas si quieres ducharte. Estoy bastante
cansado. —Se alejó de mí, abrió los cajones, y agarró una camiseta para
darme. Ni siquiera me molesté en hablar, simplemente me dirigí al baño y
cerré la puerta detrás de mí.
Después de bañarme, caminé en puntillas a la oscura habitación
287 iluminada solamente por la televisión. Ky estaba inmóvil en la cama; su
pecho se levantaba como lo hacía cuando estaba en un profundo sueño y
suspiré en derrota.
Subí a la cama y el cansancio que sentía más temprano, rápidamente
dejó mi cuerpo mientras rodaba a mi lado y miraba afuera por la ventana a
la nieve que caía.
—Eres la primera chica que he tenido en esta cama —Ky susurró en la
oscuridad, y salté ante su admisión y sentí a mi estómago caer.
Me volteé para enfrentarlo y sostuve mi cabeza con mi mano. —¿Nunca
tuviste novias?
—Sí las tuve, pero mis padres nunca me dejaron tener a una chica en
mi cuarto y definitivamente no en mi cama. Te dije que les gustarías. Te
están dejando corromper a su hijo.
Mi risa fue amortiguada cuando dejé caer mi boca a su pecho desnudo
por lo absurdo de su declaración. Su brazo se envolvió alrededor de mis
hombros y su risa cayó contra mi cabello.
—Y nunca he tenido una chica aquí que me gustara tanto como tú.
Mi corazón tartamudeó en mi pecho.
—En serio jodidamente me gustas, Eden Rivers.
A través de la luz entrando desde la lámpara de la calle afuera, vi una
malvada mirada pasar por su rostro, una mirada que había presenciado
tantas veces antes.
—¿Recuerdas cuando estabas en la sesión de fotos y te dije que te
callaras? ¿Podrías hacer eso de nuevo?
El ritmo de mi corazón aumentó e instantáneamente mi núcleo
despertó. —¡Ky! ¿En serio? ¿En tu habitación de la infancia con tus padres
por el pasillo?
—No voy a tener sexo contigo, Eden. —Él movió su cuerpo hacia abajo
sobre mi pecho y mis caderas; su aliento caliente bailaba en mi abdomen
bajo mientras él subía mi camisa. Con manos fuertes levantó mis caderas
de la cama y deslizó mis bragas hacia mis muslos hasta que estuvieron a mi
lado sobre la cama—. Finalmente te voy a dar el regalo de Navidad que he
querido darte todo el día.
Oh.
Oh.
288
Ky
D
e mala gana deje a Edén en la cama después del sexo
matutino más emocionante de mi vida. Su cuerpo
respondió a mi tacto como si yo fuera el aire en sus
pulmones, como si lo necesitara para sobrevivir. Decir que no aumento mi
ego sería una mentira. Un gran día me esperaba, un día que implicaría
regresar a las reuniones, almuerzo con Josh, y después organizar todo para
la noche que había planeado con Eden.
289
Eden oficialmente me había atrapado, y no había forma de que pudiera
negarlo por más tiempo. Había labrado su camino tan profundo en mi
corazón que ahora estaría arruinado para cualquier otra persona, pero no
podría estar más feliz. Lo que rápidamente estaba aprendiendo era que no
había reglas cuando se trataba de Eden y de mí, y eso era lo que más
apreciaba. Parecía que nos dábamos el uno al otro lo que necesitábamos,
cuando lo necesitábamos.
Y lo que necesitaba ahora era que se quedara.
Esta noche le preguntaría solo eso.
La necesitaba en mi vida, era tan simple como eso. Había esperado
tantos años por este momento y ahora que estaba a mi alcance no la iba
dejar ir. Esta noche le contaría todo. Admitiría mis miedos, mis
inseguridades, mis razones, y quién era en realidad. Durante la semana
pasada me enamoré por completo de ella, algo que había tratado
desesperadamente de evitar. ¿Cómo iba a ser capaz de verla irse? No había
manera en el infierno que fuera a dejarla alejarse de mí. No podía ni siquiera
empezar a comprender eso.
Mi día avanzaba como un tren de carga. Volver a las reuniones me tomó
cada minuto de mi mañana y no fue hasta que Josh entro en mi puerta que
finalmente levanté la vista de mi laptop.
—¡Almuerzo! —anunció con seguridad—. Vamos a salir de la oficina,
levanta tu trasero.
—No me jodas. ¿Tus bragas en la puerta hermano menor? —Me reí y
cerré la sesión y luego cerré mi laptop. Miré mi teléfono e inmediatamente
abrí mi bandeja de entrada.
Ky: Mi estúpido hermano me va a llevar a almorzar. ¿Estás en la
ciudad? Nos dirigimos a Sami’s por hamburguesas por si quieres.
Eden: Estoy desesperada por una hamburguesa, pero no estoy en
la ciudad. Explorando algunos lugares para el rodaje final antes de
que termine el proyecto. Disfruta del almuerzo y te veré esta noche.
Ky: Tengo grandes planes para esta noche.
Eden: ¿Cómo qué?
Ky: Es una sorpresa, pero estoy seguro de que voy a terminar la
noche entre tus muslos.

290 Eden: Tienes una lengua malvada.


Ky: Eso es lo que dijiste la otra noche.
—¿Has terminado de tener sexo por teléfono? —reflexionó Josh desde
la puerta. Le lancé una mirada de “jodete” y metí de golpe mi teléfono en mi
bolsillo mientras por fin salíamos de la oficina.
Necesitaba hablar con Josh de mis planes. Sabía que él era la única
persona que me hablaría con completa honestidad, y eso era lo que
anhelaba. Tomamos un taxi por la ciudad hacia nuestro lugar favorito de
hamburguesas. Sami había sido el lugar al que hemos ido por años.
En el momento en que entramos, nos recibieron.
—¡Los muchachos Crawford! ¿Dónde han estado? ¡Sami los ha
extrañado! —Sami era un hombre griego ruidoso que amaba más que nada
besar nuestras mejillas cada vez que entrábamos a su restaurante y hoy no
fue diferente. Se preocupaba por los dos, revolviendo nuestro cabello como
si fuéramos niños, y el hecho de que tuviéramos veinticuatro y veintiséis
parecía haberse perdido—. ¡Vayan a sentarse, les traeré sus pedidos de
siempre!
Nos sentamos en nuestra mesa usual en la parte posterior y la charla
habitual del restaurante se intensifico. Sami’s estaba justo sobre el río y era
una de esas joyas escondidas que sólo los clientes habituales y lugareños
conocían. Fotografías en blanco y negro de los iconos de los años cincuenta
y sesenta adornaban las paredes blancas que complementaban la franja
roja, blanca y negro y una rockola que no habían funcionado en años estaba
en la esquina más alejada. Cuando Josh y yo necesitábamos algo de tiempo
alejados de la oficina, aquí era a donde íbamos a almorzar.
Dos cocas fueron colocadas delante de nosotros por Angélica, la esposa
de Sami más ruidosa e íntima. Se movió junto a la mesa, con las manos en
las caderas y nos miró a Josh y a mí. Oh mierda, aquí viene.
—¿Cuándo se van a casar con mis niñas?
—Ky tiene novia, y tú me conoces, no puedo sentar cabeza aun.
Su grito perforo mis oídos. —Bebé, ¿tienes novia?
Oh, sí, debería haber mencionado que mi apodo es Bebé y el de Josh
es Toots.
Novia.
¿Ella era mi novia? Teníamos todo en nuestras vidas que sugeriría que
291 estábamos en una relación. Ella estaba viviendo en mi departamento; estaba
en mi cama todas las noches; era la primera persona que veía en la mañana
y la última persona que veía en la noche, y estaba teniendo el mejor sexo de
mi vida. Estaba en todos mis pensamientos y cuando pensaba en el futuro
veía su rostro.
Novia.
—Creo que sí Angie.
Josh se dio la vuelta para mirarme con ojos sorprendidos mientras
trataba de aceptar mi admisión. Joder, yo todavía estaba tratando de
aceptarlo.
—Bueno, más le vale que sepa que consiguió a Bebé. Iré a pedir sus
órdenes de siempre. Tocino y queso doble para ti Toots y el especial de Sami
para ti Bebé, con queso extra. Los he extrañado. —Antes de que se diera la
vuelta y se fuera corriendo hecha un manojo de nervios, Angélica entro en
una zona mientras nos miraba a los dos.
—Bueno, iba a preguntar cómo eran las cosas entre tú y Eden pero
jódeme parece como que oficialmente eres un mandilón. Ky "Siempre voy a
ser soltero" Crawford tiene novia.
—Aunque las cosas son tan confusas como la mierda nada como lo
podría imaginar. Me he enamorado por completo de Eden, y me asusta como
la mierda.
—Mamá va a planear tu boda, espero que lo sepas.
—Jesús, en primer lugar déjame pedirle que se quede.
Después de una hamburguesa increíble, Josh y yo nos dirigimos de
nuevo a la oficina. Mi mente estaba llena de pensamientos de lo que vendría
en la noche. Después de mi charla con Josh, estaba más decidido que nunca
para que fuese perfecto. Necesitaba que viera que era protegida, que era
adorada, y que era deseada.
Abriendo mi laptop, gemía mientras veía el icono de correo electrónico
parpadear diciendo que tenía cincuenta y cuatro correos electrónicos en
espera de mi atención. Desplazando por el correo no deseado, las solicitudes
estacionarias y las pruebas que necesitaban aprobación, mis ojos cayeron
en un nombre y asunto que me hizo ponerse rígido de enojo.
Chris Edwards.
Mis manos temblaban de rabia mientras movía el ratón y le daba clic
292 en el correo electrónico. ¿Cuándo se iba ir la mierda? Su presencia constante
me recordó a todo y todos los que quería olvidar, un período de mi vida
cuando estaba en mí peor momento, un momento en que el mundo pareció
detenerse.
De: ChrisEdwards@ThomasConstruction.com
Para: KyCrawford@AndersonPublications.com
Asunto: Secretos
¿Sabes dónde está tu novia con trasero dulce? Joder me encantaría
enterrarme en su dulce coño. Está sentada frente a mí vistiendo este sexy top
rosa y sus tetas sólo piden a gritos ser chupadas. A lo mejor después de que
tengamos una pequeña charla, podría llevarla de regreso a mi departamento,
consolarla, y ver lo que Jeremy vio en ella hace tantos años. Ya sabes,
mantenerlo en la familia. Los secretos no permanecen ocultos para siempre y
en unos dos minutos todos tus secretos serán revelados a la única persona
que no quieres que los sepas. Vete a la mierda Crawford.
No.
¡NO!
Todo giraba tan fuera de control, y no tenía ninguna posibilidad de
detenerlo. Le había permitido llegar demasiado lejos. Mi miedo a la verdad
me había metido en este desastre y a ella la había llevado hasta esto.
Mientras me ponía de pie en mi oficina vacía sabía que la verdad estaba
siendo desenmarañada sin mí estando allí para explicar. No podía quedarme
aquí. No podía estar lejos de la única persona que había atrapado mis
pensamientos desde la primera vez que la vi, hace cuatro años. Tenía que
intentarlo. Tenía que hacer lo que pudiese para llegar a ella.
Salí corriendo de mi oficina y choqué pecho a pecho con Josh. Su cara
de pánico mostro que sabía lo que estaba pasando.
—Necesito encontrarla Josh —le supliqué mientras salíamos corriendo
de la oficina sin darle ninguna explicación a nadie que preguntaba—. Ella
no puede estar cerca de él.
—Vamos, dame las llaves. Tía Carole acaba de llamar, ella está en el
restaurante —exigió la voz tranquila de Josh mientras entramos en el
elevador y nos dirigimos al estacionamiento subterráneo.
Le lance mis llaves, agradecido de que estuviera conmigo. Rápidamente
me estrellaba sobre el borde y dirigiéndome de frente a mis errores. Se sintió
como si el viaje al estacionamiento fuese una eternidad y cada segundo que
293 pasaba se sentía como toda una vida. Me estaba agitando y poniéndome
ansioso. Necesitaba llegar a ella. Mis pensamientos se concentraron en
Eden, cómo esto la espantaría hasta la mierda y cómo no estaba ahí para
protegerla.
Estaba fallando.
Una vez más.
Eden

M e había encantado este lugar. La cafetería había sido mi


lugar seguro mientras había estado aquí, había sido mi
oficina no convencional, pero ahora se estaba
convirtiendo rápidamente en la escena de mi peor pesadilla.
294 Mi espalda estaba presionada contra la pared de la cabina mientras
trataba de llegar lo más lejos posible. Sabía que estaba encerrada y el
momento en el que él se moviera, estaría enjaulada como un animal.
Cuando me volví hacia él, una vengativa sonrisa estaba grabada en su
rostro mientras sus ojos pequeños y brillantes se estrecharon en mi
dirección. Si el odio tuviera forma humana, estaría sentado frente a mí en
la forma de Chris Edwards. No tenía la menor idea de por qué me odiaba
tanto, porqué continuaba apareciendo de la nada, pero cuando él se deslizó
frente a mí, me di cuenta de que lo sabía todo sobre mí.
—Era hora de tener un tiempo a solas. —Incluso su voz sonaba como
la maldad pura—. Tu novio simplemente no nos molestará.
―Él no es mi novio ―me atraganté.
―Respóndeme a esto. ¿Lo follas? ¿Come tu coño? ¿Duermes en su
cama? —dijo entre dientes mientras sus ojos brillaban con odio―. Él es tu
maldito novio.
Ky.
Hermoso, confiable, que cambia la vida Ky.
―¿Qué quieres de mí Chris? ―le pregunté vacilante. Vi el destello de
consideración reflejarse en sus ojos antes de que ellos se levantaran y
miraran por encima de mi hombro, enviando un escalofrío por mi espalda.
―Alguien quiere venir a decir hola.
En el momento en que las palabras salieron de su boca, el miedo
intenso que había desaparecido desde que había estado con Ky se precipitó
como una inundación de agua. No necesitaba darme la vuelta para saberlo.
Sentí la forma en que mi cuerpo se congeló, la forma en que el terror recorrió
mi columna vertebral por estar tan cerca de él. Mi temor fue pronto
reemplazado por la ira. Douglas me había prometido que estaría a salvo, que
Jeremy no llegaría a mí, que no había manera de que fuera a encontrarme
cara a cara con el mal, pero aquí estaba. Jeremy Davis.
―Eden Rivers. ―Mi nombre se onduló en su lengua―. Te ves
jodidamente exquisita. El amor parece estar tratándote bien. ―Se inclinó
sobre la mesa, poniéndose lo suficientemente cerca para que su aliento me
golpeara en la cara. La oscuridad de sus ojos me amenazó―. ¿Tú y Ky están
enamorados verdad? Similar a la mierda de Romeo y Julieta.
—¿Qué quieres Jeremy? —le pregunté, finalmente encontrando mi voz.
295 —¿Qué tal si voy directo al grano? Dime Edén, ¿realmente sabes quién
es Ky Crawford? —Su voz se entrelazó con la intención de sorprenderme y
causar daño inconmensurable. No entendía ¿por qué estaba hablando de
Ky? ¿Cómo siquiera conocía a Ky? Mis ojos se movían lejos de él mientras
miraba alrededor en busca de un escape. Yo no quería a Jeremy Davis
manchando algo que se estaba desarrollando tan hermosamente con Ky. No
podía permitir eso. Ky se estaba convirtiendo rápidamente en mi santuario,
mi principio y existencia y escuchar su nombre escupido de los labios de la
criatura que casi me destruyó, me apuñaló un millón de veces en mí ya frágil
corazón—. Voy a tomar tu silencio como un no.
¿Qué tipo de pregunta era esa, de todos modos?
Después de pasar todos los días con Ky durante el mes pasado, asumí
que lo conocía. Desde el momento en que me llevó a su apartamento, las
cosas cambiaron. Él me vio a través de mis pesadillas, mis inseguridades,
mis temores y mis nuevos comienzos. Él me vio en mi mejor momento, y
todavía me quería en mi peor momento. Él rompió todas las barreras que
había puesto y poseía completamente cada parte de mi cuerpo. Nada había
quedado sin tocar.
Jeremy seguía mirándome, esperando a que le respondiera. Sentí que
estaba a punto de tener mi idea de Ky rota en mil pedazos y arrojada a mi
cara sin consideración. La sonrisa de Jeremy decía un montón de palabras
no habladas.
¿Qué realmente tenía él que perder?
Nada.
Absolutamente ninguna mierda.
¿Qué es lo que tenía yo para perder?
Todo.
―Me gustaría pensar que lo hago ―devolví. Salió más débil de lo que yo
quería, y parecía alimentar su deseo de atormentarme aún más―. Solo
termina con esto de una vez Jeremy.
Se inclinó, su codo deslizándose a lo largo de la mesa hasta que su
barbilla descansaba en la palma de su mano. Se quedó allí, mirando. Ambos
se quedaron mirando. Chris Edwards y Jeremy Davis. Me sentí
resquebrajarme rápidamente, pero no iba a llorar. No podía dejar que
Jeremy ganara de nuevo. Verlos lado a lado me golpeó fuerte. ¿Cómo no me
había dado cuenta de las similitudes?
296
Ambos compartían sorprendentes similitudes físicas, la nariz afilada,
la definición fuerte de su mandíbula, los ojos casi de color negro, y la
contextura atlética delgada. ¿Cómo pude haber sido tan ciega? Chris se dio
cuenta cuando lo noté y esa familiar sonrisa vengativa se posó sobre sus
delgados labios. Me sentí enferma al instante.
—Oh cariño, ¿Recién vienes a notarlo? Soy el primo pequeño de
Jeremy.
A Jeremy no le importaba nada. Él sólo quería ir al ataque. ―¿Crees
que conoces a Ky Crawford, no? —Jeremy siseo y lanzó una mirada de
deleite a Chris.
—Esto va a ser divertido —se burló Chris.
—Tu novio estaba ahí la noche que te follé. Ky hijo de perra Crawford
casi arruinó toda la maldita cosa cuando trató de ser un héroe. Jodidas
gracias que la cagó cuando lo hizo porque necesitaba probarte antes que él
y oh, chico sí que sabias bien. Estaba tan loco por ti, la niña bonita de la
casa del café. Me puso jodidamente enfermo. Se convertía en un maldito
pelele cuando se trataba de ti. No te diría una mierda, no tenía las pelotas
para invitarte a salir. El maldito Ky Crawford, se le trababa la lengua por
una pequeña linda morena.
—¿Qué? —me atraganté. El contenido de mi estómago se levantó y se
posó precariamente en mi garganta, a punto de estallar en la mesa que nos
separaba. Esto no podía ser real. El hecho de que él estuviera reviviendo
descaradamente toda la experiencia en su cabeza no me asustaba ni me
llenaba de temor; era la admisión de Ky y la mera mención de su nombre.
―Ya me has escuchado. Tu precioso pequeño novio estaba allí. ¿No te
dijo que éramos los mejores amigos o que teníamos una apuesta para ver
quién te podía tener primero? Bueno, querida, el jodidamente perdió.
No. No. No. Esto no podía ser real.
No había manera de que esto no fuera una jodida pesadilla de la que
aún no había despertado. Instintivamente mis uñas se clavaron en la tierna
piel de mis manos deseando que esto no fuera real. Ese no fue el caso. El
dolor atravesó mi cuerpo mientras pequeñas gotas de sangre aparecieron en
mi piel, donde estaba rota. Esto era muy real. Ky estaba allí. Ky sabía todo
sobre mí, algo que me escondió.
Yo no podía creerlo.
297 No Ky.
―La expresión de tu rostro me dice que no tenías ni idea. ―Sus
penetrantes ojos se estrecharon aún más y bajó la voz―. Él no es un jodido
príncipe azul ahora, ¿verdad?
Todo se congeló.
Mi cabeza se sacudió en desafío, y me escuché susurrar no
repetidamente; una mirada alegre se extendió por su rostro.
Sabía que me tenía.
Una vez más.
―¿Me has escuchado? Tu maldito príncipe encantador, el tipo a quien
has estado follando estaba ahí la noche en la que me follé a su pequeño
enamoramiento de la casa del café.
Mi corazón dio un vuelco en el pecho hasta el punto de dolor y mi
garganta se estrechaba, deteniendo mi respiración mientras el pánico rugió
a la vida. Mi cerebro no podía comprender lo que estaba diciendo. ¿Ky me
conocía? ¿Él sabía todo sobre mí sin embargo, optó por fingir que no tenía
ni idea? ¿Él me consoló cuando le conté la historia de mi pasado y todo el
tiempo la sabía? Él se había escondido detrás de la verdad, una verdad que
ahora me destruía con cada respiración que tomaba. Lo que no podía
entender es cómo pudo hacer algo tan cruel. Mi mundo estaba cambiando
rápidamente a mí alrededor. Me tenía atrapada y prisionera en una realidad
en la que no quería vivir. De pronto me sentí como un fenómeno de feria, un
peón en un juego enfermo y retorcido, un juego que ahora era mi vida.
Me deslicé fuera de la cabina y corrí a través del comedor, empujando
la puerta de vidrio con toda la fuerza que pude reunir. En el momento en
que golpeé la acera, inhale profundamente permitiendo al aire de finales de
diciembre golpearme con toda la toda fuerza. Cada momento que pasamos
juntos apareció ante mí. Conocerlo en el Delights, darme cuenta de que
trabajaba en Bangs and Beats, quedarme en su apartamento, decirle mis
miedos, las citas, los besos, el sexo, el comienzo del amor.
Todo ello se basó en una mentira.
―Eden. ―Una débil voz sonó detrás de mí, una voz que reconocí al
instante.
Me di la vuelta lentamente y me encontré cara a cara con el rostro
298 preocupado de Josh Crawford. Ni siquiera sabía si quería verlo. Su rostro
cayó en el momento que nuestros ojos conectaron, y no titubeo hasta que
me tuvo contra su pecho y sus brazos me rodearon. Caí en los confines de
su amplio pecho mientras la comprensión me inundaba.
―Chica linda, déjalo salir. ―Me tranquilizó al oído, y su mano recorrió
mi cabello. Me eché a llorar allí mismo, en la acera en los brazos de un
hombre cuyo hermano se estaba lenta pero seguramente convirtiendo en mi
todo. Las lágrimas corrían por mi pasado, mi presente y mi futuro. Lloré por
la repentina sensación de cierre que me inundo. El ver a Jeremy no me había
asustado, me había sorprendido, sí, pero asustarme, no. Una oferta de cierre
de mi pasado me fue entregada, el cierre que había estado tan desesperada
por ganar, el cierre de todo lo que era Jeremy Davis. Se sentía increíble,
jodidamente fantástico, como que el peso del mundo se levantó de mis
hombros... Pero eso duró una fracción de segundo, porque tenía una nueva
herida abierta con la que lidiar con un nuevo peso sobre mis hombros, y
todo giraba en torno a Ky Crawford.
―¿Qué puedo hacer? —Josh me susurró al oído.
—No lo sé.
—¡Edén! —La voz de pánico de Ky rugió en mis oídos—. ¡Mierda! ¡Nena!
Me agarró de los brazos de Josh y me dio vuelta así estaba frente a él.
Sus ojos me acogieron ansiosamente. —Aléjate de mí —le susurré, y se
congeló.
—Nena, por favor —Ky pidió, pesar goteaba de cada palabra.
Mi corazón se destrozó. —Por favor no me llames así.
—El jodido Ky Crawford pierde su oportunidad de salvar el día... ¡una
vez más! —Jeremy se burló mientras caminaba por la puerta de comedor en
una nube de despecho.
Odio puro cubrió el rostro de Ky, se acercó hacia Jeremy como un
hombre siendo tragado por una rabia asesina. Ky clavó a Jeremy contra la
pared de ladrillo y su puño conectaba una y otra vez con el rostro y el cuerpo
de Jeremy con la intensidad para pulverizar un hueso.
—¿Por qué diablos harías esto? —Ky gritó—. ¡Ella no te ha hecho nada!
Nunca me imaginé ver a este lado de Ky. La ira, la rabia pura en sus
palabras y acciones estaban en plena exhibición ante mí. Este no era el chico
que había hablado en voz baja en nuestros momentos juntos; no era el
hombre cuyo suave toque se sentía como el cielo; no era el hombre por el
299 cual yo estaba dispuesta a dejarlo todo.
Incluso a través de su rostro golpeado y ensangrentado, todavía estaba
siendo testigo del mal en el rostro de Jeremy y escuché la venganza en sus
palabras cuando él escupió—: ¡Ella me puso en la cárcel por cuatro malditos
años!
― ¡La violaste! —rugió Ky en el aire frío.
Escuchar esas palabras caer de los labios de Ky hizo todo muy real. Yo
no quería estar aquí. Comencé a retroceder hasta que me topé con la pared
que era Josh. Su mano agarró la mía con fuerza quitándome mi deseo de
correr.
—Y no pudiste jodidamente detenerme —Jeremy gritó antes de que su
puño conectara con la mejilla de Ky; al instante la sangre corría por su
rostro. Di un grito ahogado, con ganas de ayudarlo, de protegerlo, y eso me
confundió.
—Llama a la policía tía Carole —Josh gritó mientras Jeremy comenzaba
a ir por Ky.
—No puedo estar aquí —susurré—. Josh, llévame lejos.
Ky
H
e estado en mi apartamento durante una hora, y no
tenía ni puta idea de dónde había ido Josh o Edén.
Jeremy había desaparecido en el momento en que la
palabra policía sonó y sabía que permanecería escondido. Mi rostro estaba
magullado y ensangrentado y mis costillas dolían, pero no me importa una
mierda. Necesitaba a Edén; necesitaba un minuto para explicarle;
necesitaba finalmente decirle la verdad.
300
La puerta del apartamento se deslizó abriéndose a un ritmo
extremadamente lento. Cada crujido, cada segundo que tardó en abrirse,
parecía como si mil terribles puñaladas se clavaran en mí ya dolorido
corazón. Me quedé mirando el espacio, el corazón me latía frenéticamente
en mi pecho mientras rezaba en silencio para que fuera Eden quien entrara;
esperaba que todo esto fuese una jodida pesadilla, una de la que estaba
desesperado por despertar.
Eden apareció en la puerta, y mi aliento se atascó en la parte posterior
de mi garganta. El impulso de correr hacia ella y de aplastarla contra mi
cuerpo mientras mis brazos se cerraban alrededor de ella era jodidamente
fuerte, pero la chica que apareció ante mí no era la Eden de la que
rápidamente me había enamorado. Su rostro estaba desprovisto de emoción;
su cuerpo estaba tieso y rígido al entrar en el apartamento. Josh la seguía
de cerca detrás de ella con rostro solemne y los labios apretados. Cuando se
encontró con mi mirada me guiño con complicidad.
¡Mierda!
Eden se movió a través de mi apartamento enérgicamente. No había ni
un ápice de suavidad en su paso. Sus ojos se pegaron a las tablas del suelo,
y permaneció en silencio. Me quedé como una estatua, mirándola con ojos
vigilantes. Ella se negó a reconocer mi presencia. Me estremecí mientras
pasaba junto a la mesa de vidrio del vestíbulo, la misma mesa donde ella
solía dejar caer sus llaves y el bolso cuando llegaba a casa. Casa. Hoy no lo
hizo. En el momento en que desapareció por el pasillo, volví en mí. Apresure
dos pasos a la vez por el pasillo y la vi justo cuando giro en mi dormitorio.
Josh me pisaba los talones.
Atravesé la puerta de la habitación y mi corazón murió un poco por lo
que vi ante mí. Eden tenía su maleta sobre la cama y se precipitaba entre el
baño y el dormitorio con sus artículos de aseo y los restos de la ropa que
había quitado sólo unas horas atrás; ella las metió con brusquedad en su
maleta.
Josh me dio unas palmaditas en el hombro, y me volví a mirarlo.
—Te voy a dar un minuto —dijo en voz baja y luego salió de la
habitación, cerrando la puerta detrás de él.
La tensión en el cuarto era abundante, y Eden se negó a mirarme o
incluso reconocer mi existencia. Dudé y bajé a la orilla de la cama, donde
me senté en silencio y la observé. A pesar de que ella estaba allí, de pie
301 apenas a unos centímetros de distancia, sabía que realmente no estaba
aquí. Estaba totalmente concentrada y dejaba claro que no era bien recibido.
Corrió alrededor de la habitación como una loca, buscado y echando sus
cosas en la maleta sin cuidado.
—Eden, por favor di algo —le supliqué, finalmente encontrando mi voz.
Extendí la mano, mis dedos rozaron la piel de su antebrazo, y ella lo
apartó de mí antes de que pudiera tomar otra bocanada de aire. Se quedó
quieta y finalmente se volvió y me miró. Los ojos azules que habían
comenzado a brillar con vida y libertad, ahora parecían que le habían
arrancado la esperanza de las profundidades de su alma, y yo era el imbécil
que tenía la culpa.
—No tengo absolutamente nada que decirte —susurró y dio un paso
lejos de mis caricias y se trasladó al otro lado de la habitación. Se quedó de
pie junto a la ventana, con los brazos cruzados sobre el pecho y el ceño
fruncido se hizo cargo de su hermoso rostro.
Me levanté de la cama y acorté la distancia entre ambos.
—Bueno, tengo mucho que decirte.
La más breve de las sonrisas adornaba sus magníficos labios con un
mohín cuando entrecerró sus ojos hacia mí. Dio un paso hacia mí hasta que
estuvimos pecho con pecho, al calor, de corazón a corazón. La intensidad a
nuestro alrededor se arremolinaba y atormentaba cada emoción corriendo
por mis venas.
—¿En serio? —resopló—. ¿Así que ahora quieres hablar? Has tenido
cuatro años de mierda para hablar Ky. Cuatro años para decirme quién eras.
Pero no, no lo hiciste. Tenías que jugar a estos malditos juegos.
—Nada sobre ti es o ha sido un juego Edén. —Me arriesgué y
lentamente levanté mis manos para cubrir su rostro. Sus ojos se
encontraron con los míos y nadaron con indecisión mientras miraba hacia
mí—. ¿Me oyes? ¡Nada es un juego!
—Bueno, ¿y por qué parece como si hubiera sido un juego desde el
primer día? No soy un juguete Ky, ni soy un juego, te lo dije.
Su voz se quebró bajo la enormidad de sus palabras, y mi corazón se
retorció ferozmente mientras veía una solitaria lágrima deslizarse por su
mejilla. Esto fue culpa mía; el dolor en su rostro, la angustia en su voz y la
ruptura de su corazón. Todo era por mí. Mi pulgar limpio la lagrima, y sus
302 ojos se cerraron bajo mi tacto.
—Pensé que estaba haciendo lo correcto. Todo lo que quería era
mostrarte la vida que te mereces, la vida que te fue robada. He estado
guardado esa información durante cuatro años. Lo siento mucho, nena.
Ella dio un paso lejos de mí y se volvió hacia la cama, la cama que yo
quería que fuese nuestra cama, en el apartamento que yo quería que fuese
nuestro apartamento. Sus hombros cayeron y supe en ese momento que
todos los momentos que compartimos estaban parpadeando ante sus ojos.
—¿Qué sientes Ky? ¿Quedar atrapados en una mentira? ¿Ocultarme
algo que tenía el potencial para destruirme? Ni siquiera puedo mirarte ahora
mismo, y no me gusta eso. —Su voz se quebró bajo sus palabras y su cabeza
bajó en derrota.
Me detengo detrás de ella y levanto la mirada hacia el techo y mi mente
enloquece con la situación. Quiero tocarla, para proporcionarle la
comodidad que mis brazos le podían dar. Quería darle el mundo, pero sabía
que todo lo que necesitaba era darle mi verdad de la forma más veraz posible
y esperar por Dios que escuchase.
—Edén, ¿crees sinceramente que he querido hacerte daño? No sabía
cuándo se me ocurrió la idea de pasar un mes contigo que caería
completamente enamorado de ti y sentiría algo que nunca había sentido por
una mujer. —Agarre su mano y le di la vuelta hasta que me enfrentaba, por
fin sus ojos encontraron los míos—. Pensé que tendría un mes para
demostrarte que podrías sonreír, que podrías pasar el rato con un chico y
tener un control completo. Quería mostrarte que podías decir que no. No
pude evitar que te apoderases de mi mente, que todos y cada uno de mis
pensamientos te implicasen y que llegases tan lejos en mi corazón que
estarás allí para siempre. Nunca quise ser el príncipe encantador de alguien,
nunca me imaginé a mí mismo teniendo un futuro con una mujer porque
no pensé que me lo mereciese, pero Edén, he abierto los ojos a las
posibilidades, me haces querer ser tu príncipe azul, tu caballero de brillante
armadura, tu protector, joder quiero ser tu todo. Tú eres lo que quiero Edén;
Ahora, a continuación, y en el futuro. Quiero cada parte de ti. Todo de ti.
Sus mejillas se surcaron con lágrimas mientras tomaba mis palabras
brutalmente honestas. Mis manos tomaron su cara y posé mi boca
suavemente en la de ella dejando el más ligero de los besos en sus labios.
—No puedo hacer esto Ky —susurró y rogó con sus ojos para que me
alejara—. Me voy a quedar con Ashlyn y tratar de ordenar todo esto. Por
favor, sólo dame tiempo.
303 —Dime qué hacer Edén. No puedo renunciar a ti.
—No sé cómo puedo dejar esto atrás, porque ahora cuando te miro veo
a un tipo que nunca quería romper mi corazón... pero al final, lo hizo.

En el momento en que Edén salía de mi apartamento me derrumbé


hecho añicos. Lo hice. La había perdido, porque no tuve las pelotas para
confesar quien era yo, en el momento en que llegó a mi vida. Todo lo que
quería hacer era protegerla, amarla y hacerla creer en la felicidad. Quería
darle eso y mucho más, pero lo que había hecho era romper su corazón, ya
frágil.
Saber que estaba con Ashlyn me daba un poco de consuelo. Al menos
sabía que estaba a salvo. Me paseé por mi apartamento, y la idea de correr
a casa de Ashlyn pasó por mi cabeza en repetidas ocasiones, pero tenía que
respetar los deseos de Eden. Esa noche bebí hasta que no pude aguantar,
hasta que mi sangre se había convertido en Whisky, hasta que ya no podía
recordar quién era yo o la jodida situación que se había desentrañado a mí
alrededor.
Pasaron tres días antes de que finalmente me empezara a sentir
humano de nuevo. Por fin había dormido y me duché y ahora de pie frente
a la ventana, miré a la ciudad, ya que tenía mi habitual taza de café, pero
no era lo mismo. Porque yo no estaba compartiendo el café de la mañana
con ella.
—Ky, ¿dónde estás? —La voz de Ashlyn rebotó en las paredes mientras
entraba como una furia. Se detuvo cuando me tuvo a la vista—. ¡No me
jodas! ¿Cuándo has comenzado a usar el look pordiosero? —se burló,
tocando mi recién adquirida barba que se apoderaba de mi mandíbula.
—Hola a ti también.
—Me da miedo a besarte por miedo a perderse en esa selva.
Por primera vez desde que se fue Eden me reí hasta que me dolieron
las entrañas. Ella pronto se unió a mí en la ventana y envolvió sus brazos
alrededor de mí, atrayéndome con un fuerte abrazo. Caí contra su cuerpo y
aspiré su perfume y de inmediato pensé en Edén. Había estado pensando
304 en ella cada minuto de cada día. Mantuve su deseo, no había tratado de
hacer contacto con ella, y me estaba matando.
—Jodidamente la echo de menos —susurré en los confines del cuello
de Ashlyn.
—Sé que lo haces, pero no puedo verte destruirte a ti mismo. No puedo
lidiar con tener a dos de mis personas favoritas en el mundo sufriendo.
Ella hablaba de Edén.
Me aparté de ella.
—¿Cómo está? —le pregunté, rogando a Dios que Ashlyn lo encontrara
en su corazón para decirme.
—Ella está herida Ky, está realmente luchando para tratar de entender
todo esto. Ella no entiende por qué simplemente no se lo dijiste; ella tiene
miedo de no saber cuál es la verdad.
—Sólo tengo que hablar con ella, explicarle, para tratar de hacer las
cosas bien. Voy a entender si ella no me puede perdonar, y merezco eso,
pero ella merece mi verdad. Se lo merecía desde el primer día. Pensé que
estaba haciendo lo correcto Ashlyn; sólo quería darle todo lo que no le pude
dar hace cuatro años.
—Todo lo que quería, era a ti, Ky.
Eden

M e desperté otro día de esconderme en el apartamento de


Ashlyn, otro día de permitir a mis pensamientos
estrangularme. Apenas he dicho nada sobre lo que
estaba refiriéndome ahora como el “incidente”. Ashlyn lo había intentado;
305 Josh venía constantemente a visitarme y mi teléfono estaba
implacablemente bombardeado con mensajes de Ky, ¿pero realmente podía
confiar? Mis días se perdían editando fotos, viendo las noticias del día, y
hablando a través del correo electrónico cuando necesitaba discutir el
proyecto. Tenía unas fotografías más que hace y luego me iría.
Entré al pequeño baño de invitados del apartamento de Ashlyn y fui
abofeteada en la cara por el olor característico de Ky que permanecía en el
aire. Era el mismo aroma que tenía la habilidad de enviarme sobre el borde
y a una tierra desconocida de bienaventuranza en cuestión de segundos.
Han pasado tres días desde que mi pasado chocó contra mi presente. Tres
días desde que salí de su apartamento, desde que sus labios habían estado
en mi cuerpo, tres días desde que había dormido algo. Era una narcisista,
es la única manera de explicar los pensamientos zumbando a través de mi
mente. Quería su esencia para unirse a mi cuerpo necesitado; quería limpiar
su familiaridad; quería para grabarlo tan profundamente en mí que nunca
podría olvidar las pequeñas cosas. La confusión se extendió a través de mí.
Necesitaba una distracción; necesitaba sacarlo de mi cabeza y rápido.
Me puse la bata de baño alrededor de mi cuerpo y deambulé por el
apartamento hasta encontrar a Ashlyn haciendo una jarra de café en la
cocina.
—¿Cuando estuvo Ky aquí?
Ella miró hacia arriba y me saludó con una sonrisa cautelosa. Estaba
vestida y preparada para ir a trabajar mientras yo estaba preparándome
para otro día en el sofá.
—Vino a ducharse esta mañana, están haciendo algún arreglo en su
baño.
—Está bien. —Asiento, un escalofrío recorre mi columna vertebral al
pensar que Ky ha estado tan cerca.
—¿Puedo preguntarte algo?
—Claro.
—Sé que ustedes dos tienen algún tipo de acuerdo loco pero todo el
mundo puede ver más allá de eso. —Ashlyn caminó a través de la
habitación, me agarró de ambas manos y me empujó hacia el sofá—. Por
favor habla conmigo.
Me derrumbé en el sofá y empujé el cubrecama alrededor de mi cuerpo.
—No sé lo que es real con él. El mes pasado había sido increíble; había
306 experimentado emociones y sentimientos que nunca podría haber
imaginado pero como sé que cualquier cosa que él ha dicho es real o si solo
estaba diciéndolas para sentirse mejor. Es obvio que siente esa culpa
cuando se trata de mí, pero no tiene ninguna razón para sentirse culpable.
Él no fue quien me violó. No fue quien arrancó mi inocencia de mí.
—Hace mucho tiempo que conozco a Ky. Él no hace nada que no quiere
hacer. Si te lo hubiera dicho entonces, él quería contártelo todo. Él no se
abre a la gente o no permite que se le acerquen, y simplemente no deja
entrar a ninguna chica en su mundo. Necesitas hablar con él.
—¿Cuándo lo conociste?
Ella cerró sus ojos brevemente y respiró profundamente.
—Fue después de que te fueras. Volví a la escuela después de las
vacaciones de navidad y fue entonces cuando conocí a Josh. En un
repentino momento de embriaguez. Josh y yo nos enrollamos y cuando yo
salía de su apartamento Ky entró en su habitación. Ese fue mi primer
contacto con Ky Crawford. Sabía quién era él de verlo alrededor del campus,
comenzamos a charlar, él te mencionó y le conté que nosotras compartimos
un par de clases. Él quería saber dónde estabas y dónde encontrarte. Nunca
olvidaré el sonido de su voz. Estaba muy asustado.
—¿Por qué no me lo dijo?
—No puedo responder eso. Tienes que preguntárselo a él.
—¿Está trabajando hoy?
—Lo está. —Se giró y me enfrentó—. ¿Qué estás pensando?
¿Que estaba pensando?
Lo echo de menos.
No podía parar de pensar en él.
Quería respuestas.
—Quiero verlo.
Una hora después el taxi se detenía delante del edificio. En el viaje
desde la isla estuve revisando lo que le diría, cómo reaccionaría yo, y que
haría. No tenía respuestas, planes ni expectativas. Tiré de mi gabardina
firmemente alrededor de mi cuerpo mientras estaba de pie en la acera. Sentí
mis nervios corriendo y el pensamiento de irme corriendo.
—¿Eden?
Me volví ante el sonido de mi nombre. Josh estaba de pie cerca de la
307 entrada mirándome completamente conmocionado. Obviamente no era a
quien esperaba ver. Sonreí y dejé caer mis ojos.
—¿Qué estás haciendo aquí? —Tiró de mí contra su cuerpo y su calor
me tranquilizó—. ¿Estás aquí para ver a Ky?
—Eso creo.
—¿Eso crees?
—No lo sé.
—Ven y toma un café conmigo. Quiero hablar contigo sobre algo.
Un café no me haría daño, y tal vez me ayudaría a trazar algún plan
para cuando me enfrentara a Ky, Si alguien supiera lo que estaba pasando,
sería su hermano. Asentí y lo seguí al Starbucks más cercano. Después de
pedir, nos sentamos en una mesa tranquila en el fondo de la cafetería y un
molesto silencio cayó sobre nosotros.
—Así que, ¿cómo has estado? —dijo finalmente.
—He estado bien.
—¿Has hablado con Ky?
—No.
—No quiero involucrarme en sus asuntos, porque no me corresponde,
pero llevo algo conmigo desde que dejaron todo esto con la esperanza que te
volvería a ver. Joder, va a odiarme por hacer esto, pero creo que tienes que
ver esto.
Me entregó un sobre de aspecto maltratado. Estaba torcido en los
bordes y había resistido el paso del tiempo. Mi nombre estaba escrito en la
parte delantera con la familiar letra de Ky Crawford.
—¿Qué es esto? —pregunté con los ojos abiertos. Mis manos temblaban
a la vez que agarraba el sobre de la mesa.
—Justo ahí están los pensamientos más íntimos de mi hermano sobre
ti. Él ha estado ocultando esta jodida carta durante cuatro años. Lo encontré
escribiéndola, completamente jodido en whisky la semana después… —Él
no tenía que decirlo, sus ojos dijeron todo—. Él la envío, pero la devolvieron.
Se obsesionó con encontrarte. Él solo quería asegurarse de que estabas bien.
—Josh, no tenía ni idea.
—Por favor ve y habla con él. Al menos déjale explicarte. Si vas a volver
a la costa oeste el necesitará superarlo.
308 Superarlo. Eso era lo que quería desde el principio. Era lo que yo
ansiaba. Ky y yo teníamos una razón durante este mes, pero nunca lo supe.
Me sentía más fuerte de lo que he estado en años, y eso tenía que
agradecérselo. Me sentía como si pudiese estar otra vez en esa ciudad, sin
sentirme débil y todo gracias a él. Él encendió un hambre dentro de mí—
deseo, expectación, necesidad— y todo fue por él.
Me levanto de la silla y sujeto la carta como si me fuese la vida en ello.
Sabía que eran las palabras de Ky, pero quería leerlas. Me alejo de la mesa
y Josh hizo lo mismo. Salimos del Starbucks y de vuelta hacia la oficina. Si
no iba a ver a Ky ahora, no estaba segura de sí lo haría o no. Caminamos
en silencio. Con Josh a mi lado, me reconfortaba. Dios, espero que él siga
allí. Eran cerca de las seis de la tarde. La noche de invierno había caído
sobre la ciudad de Nueva York. Nos detuvimos ante el ascensor, presté
mucha atención a los pisos, y parecía que tardaba una eternidad.
—Estará en su oficina. Voy a asegurarme de que no tengas
interrupciones.
Caminé por la oficina casi abandonada, un par de empleados
entusiastas aún persistían en sus escritorios. La puerta de la oficina de Ky
estaba cerrada cuando me acerqué y ningún sonido se filtraba a través de
ella. Con una respiración profunda toqué firmemente y esperé.
—Pasa.
Su voz me llegó directamente al corazón. Está bien, podía hacer esto.
Mi mano temblorosa agarró el pomo y giré, la puerta se abrió, y pasé dentro.
Estaba sentado en su escritorio, el horizonte brillaba tras él a través de
las ventanas. Se veía tan joven sentado allí. Cuando no le dije nada
finalmente miró hacia arriba. La sorpresa se extendió cruzando su rostro
cuando me recibió.
—¿Eden? —preguntó en shock, claramente sin creer que estuviera en
su oficina. Cerré la puerta detrás de mí y giré el pestillo—. ¿Qué estás… —
Sus ojos cayeron al sobre en mi mano.
—Quiero que me leas esto. —Mi voz se agitó con inquietud. El color se
drenó de su rostro mientras recibía mis palabras.
—Eden, por favor no me hagas hacerlo —rogó con una voz que se
rompió como un cristal. Empezó a levantarse de su escritorio, sus ojos se
bloquearon en los míos. Sacudí mi cabeza con desdén, e inmediatamente se
sentó derrotado. Aparté mis ojos de los suyos, bajando mi mirada al suelo e
309 inhalo profundamente. Mis emociones rebotan por doquier mientras intento
comprender todo a mí alrededor. Tengo a un hombre sentado
completamente derrotado delante de mí, tengo un corazón que al final se
abrió a la idea del amor por el mismo hombre y una mentira estaba
nublando mi oportunidad de comenzar otra vez. Finalmente encuentro mi
confianza, levantó la cabeza y lo miró. Su mirada lo mantiene fuerte aunque
parece completamente destrozado. Lo tomo como es: fuerte, protector,
apasionado, y ahora ahogándose con el rechazo.
Me muevo a través de la habitación hasta que estoy junto al escritorio.
Mis manos tiemblan con nervios cuanto saco el sobre.
Los ojos de Ky corren como un rayo entre la carta y yo.
—¿Realmente quieres que haga esto?
—Necesito que hagas esto Ky.
—Por ti, haría lo que fuese —susurra, y con una mano nerviosa toma
el sobre.
Deslizó su dedo índice a lo largo del sello, abriéndolo lentamente y
sacando el papel fuera. Contengo el aliento. Mi anticipación corre
desenfrenada. No tenía absolutamente ni idea de lo que él podría decir. Sus
ojos rebotan del papel a mí. Puedo ver su mano temblar mientras sostiene
el papel, se aclara la garganta y empieza.
Querida Eden, no sé qué decir o incluso cómo empezar esta carta. Lo
siento muchísimo. Estoy más allá de sentirlo malditamente. Pensé que él era
mi mejor amigo. Pensé que podía contarle a mi mejor amigo sobre la chica que
había estado admirando desde lejos. Pensé que era una simple conversación
entre dos chicos en sus dormitorios. Tú eres sobre lo que soñaba, a quien
miraba desde lejos. Hiciste desaparecer mi capacidad de hablar, haciendo
añicos mi seguridad y nunca encontré el coraje de acercarme a ti. Siempre
será lo que más lamente. Eras la chica más bella pero que no tenías ni idea
de que eras muy hermosa. Fue una estúpida apuesta de borrachera. Pensé
que ideó la apuesta para animarme a hacer finalmente un movimiento. Joder,
lo siento. Siento que esto es culpa mía. Siento que debería de haber hecho
algo que podría haber detenido esto. No sé si recibirás esta carta. Lo siento
mucho, maldita sea, Eden. Nunca me perdonaré a mí mismo por esto,
mientras siga respirando. Pensando en ti, Ky Craford.
Bajó sus ojos, y la carta flotó de sus dedos y chocó sobre el escritorio.
Su voz era ronca de la emoción y su rostro pálido como un fantasma. Sabía
que estaba llorando, sentí el torrente de lágrimas inundando mis mejillas y
310 la furia en mi corazón mientras entendía las palabras de la carta. El primer
sollozo escapó de mi cuerpo tan pronto como dijo; Querida Eden.
Mis manos temblorosas se delizaron por la parte delantera de mi abrigo,
deteniéndose en las hebillas de cobre. El impulso de consolar a Ky me
envolvió como una serpiente. Necesitaba consolarlo, y necesitaba que él me
consolara. Se había guardado esto durante cuatro años, poco a poco
matándose a sí mismo con pesar cuando no había nada que lamentar;
cuatro largos años, devastadores y terribles.
Crucé la habitación hasta que me detuve junto a su escritorio. Sus ojos
finalmente se levantaron para encontrarse con los míos, y todo lo que vi fue
arrepentimiento y remordimiento devolviéndome la mirada. Di un paso
hacia él y antes de perder la confianza, levanté una pierna y me senté a
horcajadas sobre su regazo.
—Eden, ¿qué estás haciendo?
Levantando mis brazos los puse en su cuello. Sus manos cayeron a mis
caderas y me atrajo hacia su cuerpo. Nos miramos fijamente, mil palabras
no dichas disparadas entre nosotros. No sabía qué decirle. No sabía qué
podría decirle, pero sabía que mis acciones tendrían que ser suficientes por
ahora. Mis dedos corrieron por su grueso cabello y su rostro cayó al hueco
de mi cuello, donde su agitada respiración golpeó mi piel desnuda.
No pasó mucho tiempo hasta que sus labios suaves acariciaran mi
cuello, chupando, mordiendo y lamiendo mi piel sensible. Él sabía que esta
área era mi kriptonita. Mi cabeza cayó hacia un lado, lo que le dio un acceso
más fácil. Mi cuerpo reaccionó de inmediato, y me acerqué más, moviendo
mi calor en su creciente erección. Un gemido salió de sus labios, pero no
detuvo el asalto a mi cuello. Necesitaba sentir su piel. Mis dedos dejaron la
suavidad de su cabello y cayeron a su impecable camisa blanca que cubría
el cuerpo que yo admiraba. Abrí cada botón, mis dedos rozando los
músculos de su pecho tortuosamente lento.
—¿Qué estamos haciendo? —preguntó sin aliento.
—Por favor no me detengas, Ky, tenemos que hacer esto.
No dijo una palabra más. Sus manos agarraron los botones de mi
abrigo y en cuestión de segundos su jadeo se escuchó a través de la oficina.
Sus ojos hambrientos recorrieron mi cuerpo cubierto con ropa interior
negra.
—¿Saliste de la casa con tan sólo esto?
—Bueno, no pensé que tu hermano me detendría en mi camino aquí.
311
—Eres tan condenadamente hermosa.
Sentí que mis mejillas se oscurecieron bajo su mirada lujuriosa. La más
pequeña risa se levantó de su pecho antes de que yo presionara mis labios
a los suyos. Este beso estaba lleno de disculpas, necesidad, desesperación
y conexión. Mi lengua rozó su labio inferior y al instante se abrió y me dejó
entrar. Nuestras lenguas se balancearon en perfecta armonía,
combinándose como una, calmando las mentiras que se habían dicho, los
juegos que habían sido jugados.
Gemí contra sus labios mientras nuestras manos se atacaban entre sí.
Yo estaba desesperada por sentirme conectada a él; necesitaba saber que
aún había algo que nos permitiría superar esto. Me aferré a sus pantalones,
deshaciendo el botón y buscando a tientas su cremallera. Mi mano se hizo
puño alrededor de él con fuerza. Pasé mi mano hacia arriba y abajo de su
longitud, sintiéndolo endurecerse en mis manos. Me encantaba saber que
tenía la capacidad de hacerle esto. Él soltó un fuerte silbido y su cabeza
cayó en mi hombro. Seguí trabajando, su aliento asaltaba mi piel cada vez
más acalorada y cuando aumenté mi ritmo, supe que él estaba cerca.
Su mano dejó mi cadera y se deslizó por mi muslo y sabía lo que venía.
No pude evitar soltar un grito. Su dedo corrió por el encaje de mi ropa
interior, provocándome y atormentando mi palpitante clítoris. Quería el
contacto. Quería sentir. Con un movimiento rápido, mi ropa interior fue
empujada a un lado, y se hundió en mí. Gemí en voz alta, el eco llenaba el
silencio en la oficina. Me tensé y me ajusté a la sensación. Finalmente
nuestras miradas se encontraron, y pude ver la vacilación en sus ojos.
Vacilación que no quería ver.
—Quiero esto —admití—. Por favor, Ky.
Eso fue todo lo que necesitó. Vi la renuencia dejar sus ojos, e
inmediatamente fue sustituida con determinación. Fue en ese momento en
que supe que estaba a punto de conseguir todo de Ky Crawford.
Su boca tomó la mía con feroz determinación. Su lengua saboreó cada
centímetro de mi boca. Se adueñó de mí, me tomó. Sus manos agarraron
mis caderas y me levantaron, en silencio rogándome que tomara el control
y lo montara. No sabía si era el hecho de que estábamos en su oficina, si era
porque me estaba tomando delante de una ventana que nos mostraba a la
ciudad de Nueva York o que no había hablado con él en tres días, pero esto,
aquí, era lo más encendida que alguna vez había estado cuando se trataba
312 de Ky Crawford. Lo monté como si mi vida dependiera de ello, arriba y abajo,
más profundo y más duro. Mis brazos entrelazados con fuerza alrededor de
su cuerpo, mis pechos rebotaban y chocaban contra su pecho desnudo. La
fricción de mis pezones contra el calor de su piel provocó que mis ojos se
cerraran mientras mi cuerpo trataba de comprender cada emoción
inundando mi cuerpo.
La intensidad, la emoción cruda, el cierre de un pasado que nunca
quise volver a visitar de nuevo, me golpearon todos a la vez. Saqué mi boca
de la suya y enterré mi rostro en su cuello e inmediatamente me invadió su
olor. La primera lágrima se escapó de mis ojos, y los cerré de golpe. No iba
a llorar. Me balanceaba precariamente sobre el borde del éxtasis, persistente
entre la realidad y un estado de ensueño. Dios, se sentía fuera de este
mundo. Con un rápido movimiento Ky me empujó contra la mesa, mis codos
apoyados en la parte superior del escritorio. El aire frío golpeó mi pecho
desnudo y un escalofrío recorrió mi espina dorsal. El cambio en el
movimiento le permitió un empuje más profundo, y supe que en cualquier
momento me derrumbaría contra su pecho en un montón de fuegos
artificiales y las estrellas.
Sus labios bajaron a mi pezón al descubierto, mientras que su pulgar
hacía contacto con mi palpitante clítoris. Eso fue todo lo que necesité. Mi
cuerpo se encendió, mis muslos se apretaron alrededor de sus caderas y mi
cabeza cayó hacia atrás cuando un orgasmo atravesó mi cuerpo. Me
estremecí contra él mientras el placer me atravesaba, rugiendo a través de
cada centímetro de mi cuerpo. Caí contra su pecho y mientras la capa de
nuestro sudor se combinaba sentí su liberación llenándome y un rugido
salió de su pecho.
Me quedé en sus brazos mientras nuestra respiración se calmaba. No
me moví. Él se quedó dentro de mí y no hizo ningún intento de deslizarse
fuera. Me quedé en sus brazos durante lo que pareció una eternidad y lo
que acababa de ocurrir entre nosotros me hizo olvidar todo, y eso fue
exactamente lo que quería.

313
Ky
—¿V endrias a casa conmigo? —le pregunté en voz baja y sus
ojos finalmente encontraron los míos.
Después de que finalmente la libere de mi agarre,
la limpié con cuidado y luego se puso de pie y envolvió su cuerpo en el abrigo
que había llevado a mi oficina. Me senté en la silla y la mire fijamente,
tratando de memorizar todo acerca de ella cuando me inundó el temor de
314 que esta podría ser una de las últimas veces que la viera. Era una sensación
de la que no podía deshacerme. Tenía tantas cosas que necesitaba que
decirle. Todo lo que quería era implorarle que no me abandonase. Ya sea si
me lo merecía o no, dependía totalmente de la chica que estaba totalmente
destrozada en mi oficina.
Me aparté de mi escritorio después de subir mis pantalones y crucé la
oficina hasta que estuve de pie detrás de ella. Sus ojos brillaron de inmediato
a los míos en reflejo del vidrio. Mis brazos se enredaron alrededor de su
cintura atrayéndola de nuevo a mi pecho y en el momento en que ella se
relajó, sentí como si fuera un momento inolvidable. No tenía nada que
perder, así que si ella no iba a escuchar mis palabras, mis acciones tendrían
que hablar por sí mismas.
—¿Puedo llevarte a casa? —le pregunto, mis palabras ahogadas contra
su cuello.
Se movió en mis brazos y giró su cuerpo hacia mí, entrelazando sus
brazos detrás de mi cuello. Sus ojos se clavaron en los míos, finalmente, y
se movían con indecisión. Necesitábamos desesperadamente hablar.
Esperaba que me diera la oportunidad. No pararía de rogar hasta que me
diera la oportunidad. Sus labios todavía estaban hinchados y brillantes por
mi ataque y su cabello se encontraba alborotado en una manera perfecta
que me encantaba. Ante mí, rodeada por mis brazos, era la única chica para
mí, y lucharía muy duro para que viera eso y sea verdaderamente mía para
siempre. Nada me detendrá, porque había esperado demasiado tiempo para
este momento.
—Di algo, nena.
La comisura de sus labios de estiraron brevemente con una sonrisa al
oír el sonido de nena, y ella asintió con tanta delicadeza que casi no lo vi.
—Estoy lista para ir —susurró suavemente.
Mi mano nunca dejo la suya mientras caminábamos a través de la
oficina casi vacía y nos dirigíamos hacia el garaje. Abrí la puerta del pasajero
y la observé mientras se abrochaba el cinturón. Sólo quería llevarla a mi
apartamento, quería sentirme cómodo. Quería que ella me gritara, golpeara,
algo, además de este silencio. Saqué mi auto del estacionamiento y me
introduje al constante tráfico de viernes por la noche.
Sentí sus ojos en mí antes de encontrarlos. Ella se había desplazado en
el asiento para que su espalda estuviera a ras de la puerta y me miraba,
observándome detenidamente. Sus perfectos ojos azules estaban claros,
315 enfocados, determinados, como si me estuviera leyendo, tratando de
encontrar información sin preguntarme. Me puso nervioso como el infierno.
Eso fue todo lo que hizo durante todo el tiempo de regreso a mi apartamento.
Sin una sola puta palabra.
Para el momento en que apagué el motor, finalmente solté.
—Eden, ¿podrías decir algo? No me gusta el silencio. Necesito saber lo
que estás pensando. ¿Si alguna vez me podrás perdonar?
—Dentro —fue la única palabra que dijo.
Era sólo cuestión de tiempo. Sabía que tenía que esperar hasta que
estuviera lista para hablar. Sentí el cambio en el momento en que puso un
pie en mi apartamento. Se sentó en el sofá, todavía en silencio, sin soltar
sus emociones. Todo lo que habíamos luchado parecía haber sido olvidado.
—¿Quieres algo de comer? —le pregunté mientras me sentaba a su
lado.
—Sí.
No me jodas.
—Por favor, no hagas esto.
—¿Hacer qué?
—Convertirte en esa chica otra vez.
—Siempre seré esa chica.
Negué en señal de frustración y me levanté del sofá, caminé hacia la
cocina mientras la ira se arremolinaba a mi alrededor. No había manera en
el infierno que fuera a dejarla convertirse en esa chica de nuevo. Abriendo
la nevera, me di cuenta de que no había ido de compras; los últimos tres
días habían sido horrendos sin ella, pero no podía dejar de pensar que esto
era un prefacio de lo que estaba a punto de suceder.
—No tengo comida. Vamos al restaurante.
—Claro.
Eso fue todo.
—Joder Eden, deja de hacer eso. Esta no eres tú. No dejes que mi jodida
decisión arruine todo en lo que te has convertido mientras estabas aquí.
Ella se levantó del sofá y vino hacia la cocina y se puso frente a mí.

316 —No tienes derecho a decirme qué hacer Ky. Perdiste ese derecho
cuando me mentiste. ¿Por qué lo hiciste? ¿Dime por qué diablos me
ocultaste algo así? Confiaba en ti. Te di cada parte de mí, pero eso no fue
suficiente para ganar tu honestidad. No sé si algo lo que dijiste o hiciste es
cierto. Todas esas palabras que me has dicho, ¿fueron mentiras también?
Finalmente se rompió.
—Nada de lo que te dije fue una mentira. Todo lo que admití era verdad.
Sus ojos se alejaron de los míos y su rostro cayó.
—Quiero saber todo Ky. Conoces mi historia, ahora quiero escuchar la
tuya.
Esto sería definitivamente, el momento en el que me enfrentaría a mis
mayores temores. El momento en que volvería a revivir mis días más
oscuros. No le había contado a nadie la profundidad de mi dolor, mi odio,
mi disgusto por mí mismo. Ella me miraba de manera tan expectante, y
sabía que tenía que darle esto. Este sería su cierre tanto como sería el mío.
Agarré su mano y tiré de ella hacia el sofá. Cayó sobre el cómodo cojín y
acomodó sus piernas contra su pecho. Suspiré con nerviosismo y pasé las
manos por mi cabello. Necesitaba buscar y reunir todas las partes de mi
fuerza y darle esto porque si no, no habría ninguna posibilidad de que
pudiera recuperarla.
—Yo era el mejor amigo de Jeremy Davis desde la escuela secundaria
hasta la universidad. Él era el tipo que todos en la escuela admiraban,
puramente porque provenía de una familia adinerada y con estatus social.
Siempre conseguía lo que quería, cuando quería, y nunca tuve eso y
tampoco lo quería. Mi familia era de clase trabajadora, y tuve que trabajar
duro todos los días para conseguir lo que necesitaba en mi vida. El problema
con Jeremy era que pensaba que tenía derecho sobre todo, y todos. Las
chicas se le lanzaban, y los chicos querían ser como él. En el momento en
que comenzamos la universidad, lo vi cambiar. Ya no era el tipo más grande
en el campus; había chicos con más dinero, con mejor posición, y con una
mejor reputación y estatus que él. No le gustaba eso, y jodió su cabeza.
Tomé aire y la miré. Sus ojos estaban muy abiertos, su boca abierta
mientras asimilaba mis palabras. Eché la cabeza hacia atrás y tomé una
gran bocanada de aire para llenar mis pulmones. Enmudecí.
—Por favor, continua. —Sus palabras fueron muy suaves e inocentes,
pero al mismo tiempo exigentes.

317 Asentí.
—Recuerdo la primera vez que te vi. Fue a través de la cafetería que
estaba justo fuera del campus. Eras como un soplo de aire fresco entre la
rigidez y la previsibilidad de las universitarias. Lo primero que me llamó la
atención fueron esos hermosos ojos. Nunca había visto nada igual. El azul
me recordó al océano en verano. Eran tan amplios, tan atractivos, y tan
fascinantes. Quedé atrapado en ese momento. No tenía problemas con
aproximarme a las chicas, pero contigo, estaba asustado. No podría haber
manejado el rechazo y de lo que había descubierto cuando pregunté
alrededor, me dijeron que no salías con citas. No podía correr el riesgo. Te
observé de lejos; sabía que te encantaba esa cafetería por lo que se convirtió
en mi lugar habitual para estudiar, porque quería un momento en el que
pudiera disfrutar de ti.
Me detuve en el momento en que la escuché jadear. Sus nudillos
estaban blancos por su agarre sobre la almohada que estaba apretando.
—¿Preguntaste por mí? —preguntó tímidamente.
—Por supuesto que sí. Eden, eras la chica más hermosa que había visto
en mi vida. Dios, esto me hace sonar como un maldito acosador. —Me pasé
las manos por el cabello y gemí. Esto me hacía parecer como un maldito
idiota también, pero sabía que no podía detenerme—. Tú eras todo lo que
las otras chicas no eran. Recuerdo la primera vez que te vi en chándal en la
cafetería. Estabas tan cómoda, tan confiada, tan concentrada mientras
todas las chicas estaban con sus pantalones demasiado ajustados, con sus
tops reveladores y sus rostros llenos de maquillaje. Tú eras refrescante. Eras
todo lo que quería.
Ella se quedó quieta mientras asimilaba todo.
Me sorprendió cuando se acercó a mí. Me arriesgué y tiré de ella en mi
regazo. Mi brazo se deslizó alrededor de su cintura y la atraje hacia mi
pecho. Nos sentamos en silencio mientras digería mis palabras. No
estábamos ni siquiera cerca de haber terminado, pero simplemente
necesitaba este momento porque tenía miedo de que esta pudiera ser la
última oportunidad que tenía.
—Necesito que continúes.
Respiré profundamente y mi mano agarró su cintura con fuerza, casi
como si estuviera encerrando en mi cuerpo.
—Jeremy notó un cambio en mí. Mi vida giraba en torno a estudiar,
318 tenía un sueño sobre lo que quería ser y no tenía el lujo de tener una familia
que pudiera pagarme la universidad. Mis notas eran lo que me mantenían
allí. Cometí el error de mencionarte un día, y a partir de ese día estuviste en
su radar. Comenzó a venir a la cafetería. Trató de hacer que me acercara a
ti. Luego empezó a decir cosas jodidas acerca de ti.
Se estremeció contra mi pecho ante el sonido de su nombre y sus
acciones. Odiaba que estuviera tocando el tema. Sentí como si la estuviera
haciendo atravesar por un infierno, pero sabía que no podía parar.
—Esa noche, la fiesta de fin de año en la casa de la fraternidad, me
habían dicho que ibas a venir, y había decidido que iba a buscarte y
finalmente invitarte a salir. Sabía lo que te iba a decir, y no iba a dejar que
me dijeras que no. Pensé que tenía todo enumerado y planificado. Fue
durante el período previo a la fiesta que Jeremy empezó a decir mierda. Se
puso delante de mi puta cara, y consiguió cabrearme. Lo recuerdo todo como
si fuera ayer, la mirada en sus ojos, el tono de su voz, pero nunca pensé
más en ello. Cuando ocurrió lo de la apuesta para ver quién podía invitarte
a salir primero, pensé que lo estaba haciendo para animarme para que
finalmente le echara un par de bolas. Joder Eden, nunca pensé que él podía
hacer eso. Debería haberme dado cuenta de lo jodido que estaba. Debería
haber llegado a ti antes. Debería haberme dado cuenta que no tenía
intención de hacer algo por mí.
—No fue culpa tuya.
—Eden, lo vi llevando una chica a los dormitorios. Le pregunté qué
estaba haciendo. Debería haberlo detenido. Debería haberme dado cuenta.
Debería haberlo pillado y detenido. ¿Por qué necesitaba ir a conseguir más
bebidas? La fiesta estaba abastecida de eso. Debería haberme dado cuenta
que eras tú. Es mi maldita culpa. Debería haberlo detenido.
—Ky, escúchame. Lo que pasó no fue tu culpa.
—Podría haberle detenido.
—No sabías lo que iba a hacer.
Dejé caer mi rostro en su cuello y la acerqué a mí. Necesitaba el calor
de su cuerpo, la familiaridad de sus curvas, la única cosa que había sido mi
salvación durante este último mes. Sus brazos se enredaron en mi cuerpo,
y conectaron perfectamente, como dos piezas de un rompecabezas. Nos
sentamos en silencio, conformándonos en ser como uno, mientras el sol se
319 desvanecía en la distancia. No había palabras que necesitaran ser dichas en
ese momento, pero sabía que mi historia no había terminado. Necesitaba
saber cómo llegué a saber de ella. Mi confesión tenía el potencial de destruir
las relaciones por las que ella se preocupaba profundamente, pero no podía
ocultarle la verdad más tiempo.
—¿Podemos comer? —Ella levantó la cabeza de mi pecho y me miró con
esos ojos azules que amaba. Asentí y abrí mis brazos alrededor de ella, y se
movió de mi regazo y me quedé en el sofá. Ella todavía estaba vestida con
sólo el abrigo y la ropa interior—. Voy a vestirme.
Se detuvo al llegar a la sala. La realidad la golpeó. Todas sus ropas
estaban en casa de Ashlyn.
—Voy a ir a buscar tu maleta.
No le di la oportunidad de responder. Para el momento en que entré al
apacible corredor, mi cuerpo cayó contra la puerta cerrada, y me faltaba el
aire. Mis emociones estaban corriendo furiosamente, y me sentía a la deriva
en la oscuridad que se había apoderado de mi vida durante los últimos
cuatro años. Pensé que soltar la verdad al mundo ayudaría, pero hasta
ahora poco a poco me estaba aplastando desde adentro hacia afuera.
Una vez que mis emociones estuvieron bajo control, me impulsé fuera
de la puerta y trompicones fui hacia el ascensor y me dirigí hacia el
apartamento de Ashlyn. Toqué fuertemente y momentos después, la
cerradura hizo clic y la puerta se abrió. Ashlyn me acogió e inmediatamente
envolvió sus brazos alrededor de mí. Mis paredes de determinación se
desmoronaron. Mis emociones —miedo, odio, y desprecio— rugieron a la
vida dentro de mí y se derramaron fuera de mi cuerpo. Lloré en sus brazos.
Jodidamente lloré como un bebé, pero no me importaba. Lloré por lo que
Eden había perdido. Lloré por el dolor que ella había sido obligada a soportar
porque no pude protegerla. Lloré por los cuatro años del infierno que había
vivido, y porque finalmente conseguí a la chica y ahora la estaba perdiendo.
—Oye, ¿qué está pasando? —La suave voz de Ashlyn cayó sobre mí, y
me tiró al sofá.
Me limpié el rostro con las manos y la miré con los ojos bordeados de
color rojo.
—¿Qué demonios he hecho?
—Cariño, esto es lo que querías. Este era tu plan desde el principio.
Querías que ella brillara y ahora está brillando. Mira lo lejos que ha llegado.
320 Ella está sonriendo, está riendo, ha abierto su corazón a la idea del amor y
de estar con un hombre. Eso fue todo gracias a ti. No puedo ver cómo te
destruyes a ti mismo durante más tiempo. Nada de lo que sucedió hace
cuatro años fue tu culpa. —Su voz estaba mezclada con frustración.
—Voy a contarle todo —admití suavemente—. Debo.
Ella asintió, aunque sabía las posibles repercusiones de esto. Había
sido una parte fundamental en mi loco plan, y estaba a punto de admitirle
todo al Eden. Dejé caer la cabeza en mis manos y sentí mis hombros
hundirse.
—Ella es todo para mí, Ash, y haré lo que sea para demostrárselo —dije
con determinación.
—Necesitas decirle eso. Ustedes dos son buenos el uno para el otro,
incluso perfectos, y realmente espero que ambos sepan eso.
—Vamos a ir a comprar algo de comida y terminar de hablar. Solo vine
para buscar su maleta para que se pueda cambiar.
—Espera un segundo, voy a ir y buscarla por ti.
Ashlyn se levantó del sofá y desapareció por el pasillo, sólo para
reaparecer un par de segundos más tarde con la maleta del Eden.
—Buena suerte. Muéstrale tu corazón Ky, porque tu corazón es
hermoso.
Abrí la puerta de mi apartamento y entré a la oscuridad. Mis ojos
trataban de ajustarse y averiguar mi entorno. Tranquilamente giré con la
maleta de Eden en medio de la sala de estar y fui hacia mi habitación.
Lo que encontré, me dejó sin aliento.
Eden estaba en el centro de la cama, con su cabello oscuro esparcido
sobre la funda de almohada blanca. Mis ojos cayeron a su cuerpo; estaba
vestida con mi sudadera que ella me había dicho era su favorita y mi
pantalón de chándal. Su respiración era firme y sus ojos estaban cerrados
mientras se acurrucaba en mi almohada. Me dolía el corazón.

321 Me senté en el borde de la cama tratando de no molestar a mi bella


durmiente. Mis ojos recorrieron su cuerpo y luego como imanes se sintieron
atraídos por sus manos. Un trozo de papel doblado estaba apretado en su
mano cerrada. La carta. Mi carta. Ella estaba atormentándose a sí misma,
reviviendo mis débiles palabras y disculpas.
Me arrastré hasta la cama y rodé a mi lado, metiendo la mano bajo mi
mejilla y la mire. El más pequeño de los ceños fruncidos se encontraba en
su rostro y con una mano temblorosa deslicé mi pulgar a lo largo de la
arruga en su frente. Sus ojos parpadearon abriéndose y se enfocaron en mí.
Sus labios se cerraron y una breve sonrisa inocente me saludó.
—¿Quieres comer? —le susurré en la oscuridad.
—No quiero salir —admitió en voz baja.
—Podemos pedir una pizza del piso de abajo, si quieres. —Ella asintió
y empecé a moverme hasta que su mano sujetó mi brazo. Volví la cabeza y
la miré—. ¿Qué pasa?
—¿Puedes quedarte aquí durante unos minutos?
—Por supuesto.
Saqué mi billetera y mi teléfono de mi bolsillo, después los dejé sobre
la mesa lateral y me deslicé hasta la cama para sentarme a su lado. Ahora
ella estaba a mi lado, imitando la posición de mi cuerpo. Me di cuenta de
que había estado llorando, y yo sabía que ella lo podía ver mi mirada.
Permanecimos en silencio; el único sonido en mi habitación era nuestra
respiración entrecortada. Levantó la mano y tomó mi mejilla; mis ojos se
cerraron de golpe bajo su tacto suave. Ella retiró la mano después de unos
segundos y con un dedo, rozó suavemente, con delicadeza mis labios, antes
de trazar mi mandíbula mientras sus ojos devoraban por completo mi rostro.
No quería, pero no pude dejar de pensar que ella estaba memorizando mi
rostro.
—No hice esto por mí —le susurré con voz ronca.
—¿Por qué lo hiciste?
—Porque había algo que te fue arrebatado. Fue arrancado de ti, y
necesitabas esto. Necesitabas saber que podías vivir una vida normal, una
vida donde podías tocar y ser tocada, donde podías decir que no, donde
podías dejar entrar a alguien y aprender a amar. Necesitaba darte eso
porque me sentí como que fui el que te quitó eso. Cuando devolvieron mi
carta, caí en una espiral fuera de control. La culpa me estaba estrangulando,
322 y cuando le di a la policía mi declaración, me aseguré de decirles todo y
cualquier cosa que pudiera recordar. Él tenía que pagar por lo que hizo y
Douglas, que es el mejor amigo de mi padre se aseguró de que lo hiciera.
Ella se acercó y retrocedí para darle espacio. La última cosa que quería
hacer era empujarla. En el momento en que lo hice, ella se acercó más y
puso su cabeza en mi pecho, justo por encima de mi corazón como siempre
hacía. Mis brazos rodearon su cintura y se presionó contra mi cuerpo.
—Cuando devolvieron mi carta, pensé que eso fue todo. Pensé que
había perdido toda posibilidad de llegar a ti. No sabía qué haría cuando
llegara a ti, pero sabía que sólo quería asegurarme de que estabas a salvo.
Desde el momento en que me enteré de lo que había pasado, se convirtió en
mi obsesión. Tú te convertiste en mi obsesión.
Esto no iba como había planeado.
—Y luego todo simplemente sucedió. Conocí a Ashlyn través de Josh, y
al instante congeniamos. Ella sabía quién era yo por la charla en el campus
después de hacer una declaración en la policía. Fue alrededor de un año
después de eso cuando le pedí a Ashlyn que te buscara y ambas tenían un
amigo mutuo en Facebook o algo por el estilo. Lo siguiente que sé es que
estoy hablando con Tori por teléfono para asegurarme de que estabas bien.
—¿Por qué?
—Porque me sentía responsable. Sentía como que tenía que
asegurarme de que la chica que estaba destinado a llevar a casa esa noche,
con la que estaba destinado a tomar el chocolate caliente y tener la cita
perfecta se encontraba bien. Si no hubiera aceptado esa estúpida apuesta
nada de esto habría sucedido. Tal vez habrías dicho que sí, tal vez habrías
dicho que no y eso habría estado bien, pero nunca lo sabremos.
—Yo habría dicho que sí.
—Por favor, no digas eso.
—¿Y el trabajo? ¿Era todo parte de esto? —susurró en la oscuridad.
—En parte sí y en parte no. Sabía que eras fotógrafa, pero no había
visto nada de tu trabajo. Un día llegó un paquete en mi escritorio con
algunas fotos de potenciales fotógrafos para la sesión que acababa de hacer,
pero no había ningún nombre en las fotos. Saqué la tuya del montón y fue
entonces cuando me informaron que la obra pertenecía a una tal Eden
Rivers. En ese momento me di cuenta de que sentí algo desencadenándose
dentro de mí. Te quería aquí e hice todo lo posible para traerte de donde
323 estabas. Verte en Delights esa noche fue completamente aleatorio y luego de
escuchar que te llamabas Kellie y que Tori me dijera la razón de ello. Eden,
eso jodidamente me destruyó y fue entonces cuando se me ocurrió la loca
necesidad de darte todo de nuevo. De darte todo lo que te merecías y mucho
más.
Caímos en el silencio oscuro de mi dormitorio. No estaba seguro de
cuánto tiempo nos quedamos allí, pero ella no se movió de mi pecho, y yo
no la dejé ir. Eden levantó la cabeza para que su barbilla descansara sobre
mi pecho y me miró. Sus ojos brillaron con un millón de destellos de emoción
antes que yo.
—Estabas destinada a ser mi diciembre, Eden, pero te has convertido
en mi todo —le susurré—. No puedo perderte. Por favor, dime qué puedo
hacer para que remediar las cosas.
Su mano tocó mi mandíbula y movió su cuerpo hacia el mío hasta que
nuestros rostros estuvieron apenas a unos centímetros de distancia.
—No quiero más secretos Ky. No quiero que sientas más culpa y no
quiero que el pasado nos eclipse. Si esto va a funcionar, si tú y yo tenemos
alguna posibilidad, no podemos tener secretos.
—Lo prometo cariño.
—Te he dado todo de mí Ky y necesito que me des todo de ti —continuó
ella y presionó un solitario beso en mis labios.
—Puedes tener todo de mí, Eden. Te daré el mundo.
—No quiero el mundo, Ky, sólo te quiero a ti.

324
Eden

L
a alegría era una increíble energía cambiando la vida. Era la
sensación de tener tu manta favorita envuelta con fuerza
alrededor de tus hombros. Era el beso perfecto de despertar
por la mañana y el fuerte abrazo amoroso antes de acostarse. Era saber que
325 alguien deseaba lo mejor para ti en su corazón, quien tenía tu protección y
seguridad en la palma de sus manos. Era el sentimiento de devoción total y
absoluta que te excitaba con una simple mirada. La alegría parecía ser
conocida ahora como Ky Crawford.
Mi estancia en Nueva York estaba llegando rápidamente a su fin.
Mañana era quince de enero. Era el día en que tenía previsto empacar mis
cosas y dejarle para volver a mi vida en San Francisco. Mañana iba a ser el
día en que le diría adiós a este lugar y pondría una tapa en las pesadillas
que aún persistían en mis sueños. Se suponía que debía ser el fin de todo.
Diría adiós a Ky y tenía que ser el día que había soñado desde el momento
en que llegó con la idea absurda de nuestro mes, juntos.
Pero la última noche mientras estaba en los brazos protectores de Ky
con los latidos de su corazón teniéndome en un lugar de tranquila
inconsciencia, él me había dicho que quería que me quedara. Me había dado
su corazón y me dio una razón para considerar lo impensable. A medida que
el agua caliente de la ducha de la mañana corría por mi cuerpo el cual
todavía era deliciosamente adolorido por los efectos del sexo por la mañana
con Ky, no pude dejar de pensar en todo lo que me había admitido. Mi mente
estaba viva con la honestidad que aseguraba cada palabra suya mientras
me daba el más cariñoso abrazo que estaba complementado con cada
apreciada caricia de su dominante mano. Los hoyos de mi estómago rodaban
vivos porque esta noche una decisión estaría tomada y la posibilidad que
estos corazones vayan a ser rotos era la realidad a la que me enfrentaba.
Una vez que termine mí rutina mañanera en el baño, irrumpí en el espacio
abierto de la sala de estar y terminé trenzando mi cabello por encima de mi
hombro. Sol del invierno se filtraba en el apartamento y después de estar
encerrada lejos del mundo con Ky, tenía ganas de salir del apartamento.
Sentí como si todo había cambiado entre nosotros durante estos días
pasados entrelazados juntos. Había sido sólo yo y él. Sin interrupciones, sin
distracciones y sin expectativas. Después de todo lo que había pasado entre
nosotros, era como si nuestro tiempo solitario tuvo los puntos que
necesitábamos para sanar nuestras heridas abiertas y era el pegamento
para unir los pedazos rotos de nuevo. Ahora poseíamos una honestidad que
estaba tan profundamente arraigada en nosotros y una verdad brillante que
giraba el mismo núcleo que era Edén y Ky. Nuestros temores y pesares más
profundos fueron compartidos, nuestras promesas se acariciaban en la
solidaridad y era el comienzo de algo eso me asustaba tan maravillosamente.
Alejé la posibilidad de llorar otra vez mientras recordaba nuestros
momentos juntos y agarré mi bolso, el teléfono y llave de repuesto del
326 mostrador, cerrando el apartamento detrás de mí cuando salía al pasillo.
Enero era de un frío glacial. Cuando salí a la acera, el aire se arremolinó
alrededor y un fuerte frío me obligó a tirar mi abrigo más apretado.
Corrí por el camino con un salto en mi paso hacia la cafetería
desesperadamente consciente de que mi chocolate caliente mañanero y el
complementario muffin con virutas de chocolate que Carole siempre me
daría estaba sólo a unos minutos de distancia.
Saqué mi teléfono de mi bolsillo cuando me entró la repentina urgencia
de mandar un mensaje a Ky.
Eden: Te fuiste sin decir adiós esta mañana. ¿Ni siquiera un beso
de buenos días?
Ky: Parecías tan tranquila que no quería despertarte.
Definitivamente te besé. Incluso hiciste este ruido lindo que haces.
Eden: Deseo haberlo sentido.
Ky: ¿Has pensado en lo que le pedí anoche?
Edén: Es la única cosa que he estado pensando.
Ky: Quédate conmigo cariño. No puedo perderte. Acabo de
conseguirte de nuevo.
Miré mi reloj y consideré si ir a Publicaciones Anderson. Quería hablar
de esto ahora. Nos estaba comiendo a los dos. Mis sentimientos por él eran
insuperables a todo lo que había sentido antes, pero ¿realmente podría vivir
aquí?
Mi batalla interna fue detenida por la vibración de un nuevo mensaje
de texto que llegaba. Mi corazón se aceleró al pensar en lo que Ky diría
ahora. Me encantaba ver a Ky así, Ky Crawford en su forma más pura y
honesta. La sonrisa desapareció del rostro en el momento que mis ojos
cayeron en la pantalla.
Desconocido: ¿Preparada para dar una vuelta Eden?
El terror surgió dentro de mí mientras cada vello de mi cuerpo se elevó
de puro terror. Mi cabeza daba vueltas, adelante y atrás, mirando hacia
arriba y abajo por la acera llena de gente tratando de localizar al culpable,
pero también sabía que el mal siempre se esconde entre las sombras.
La gente me rodeaba, pasando su día, hablando en conversaciones
327 tranquilas, completamente ajenos al terror que se apoderaba de mi cuerpo.
A lo lejos vi al vigilante de la cafetería y algo dentro de mí me dijo que
tenía que llegar a la seguridad de esas cuatro paredes lo más rápido posible.
Mis pies comenzaron a llevarme y mis manos temblaban mientras
presionaba el número de Ky en mi teléfono.
Necesitaba protección.
Contestó después de dos tonos y ni siquiera le di la oportunidad de
hablar.
Con voz aterrorizada, le susurré:
—Ky, recibí otro mensaje. Dijo que si quiero ir a dar un paseo. Estoy
tan asustada, estoy en…
Mis súplicas desesperadas se detuvieron en el momento en que mi
teléfono fue arrebatado de mi mano. Una mano fuerte se apoderó de la parte
de atrás de mi cuello detuvo mis movimientos y me paralizo al instante. Fui
tirada contra un cuerpo de piedra y al instante supe quién me tenía.
—Adivina quién está a punto de montar tu coñito.
Mi corazón se retorció dolorosamente en mi pecho en el momento en
que escuché la voz que me hubiera gustado nunca oír de nuevo.
Jeremy Davis.
El sonido aterrador de la llamada terminando rompió el aire y sabía
que Ky estaba perdido. La presión en el cuello se aflojó y Jeremy se serpenteó
alrededor hasta que se detuvo frente a mí con una sonrisa malvada
empapada por el deseo de venganza. El miedo me paralizó cuando mis ojos
lo capturaron.
Mi necesidad de escapar golpeó dentro de mí, pero mis piernas no se
movieron.
—No te muevas. No grites. No mires a nadie y juro por el jodido Dios
que si dices una palabra nunca hablarás de nuevo. ¿Me entiendes? —
susurró Jeremy en mi oído.
Asentí en respuesta.
—Estamos a punto de empezar a caminar y nos dirigiremos hacia mi
auto, ¿entiendes?
Una vez más asentí.
De repente, el aire se sentía espeso y húmedo y mis pulmones
328 apretaron con fuerza en mi pecho cuando respirar se convirtió en un
esfuerzo. Di un traspié, tropezando en las piedras y los adoquines de la acera
cuando Jeremy me mantuvo cerca, bloqueándome con su brazo. Sus dedos
se clavaron con saña en mi cadera mientras me obligaba alejarme de la
seguridad del entorno, lejos de la oportunidad de correr y fuimos hacia un
callejón oscuro que parecía como un pasillo que conducía al infierno.
Llegamos a un Honda de color plateado con cristales oscuros que
estaba amenazadoramente al final del callejón. Mi cerebro me gritaba para
que corriera, pero mis piernas se sentían como si un peso infinito las
sujetara, plantándose firmemente al suelo sucio debajo. Esto no puede estar
pasando. Mis venas palpitaban con el miedo, el pavor y la ira mientras el
aire del invierno se arremolinaba a mí alrededor, apuñalando mi piel
burlonamente; haciendo que me diera cuenta que esto era ahora mi
realidad.
—No puedes hacer esto otra vez —le espeté. Mis manos se acercaron a
su pecho y con toda la fuerza que pude reunir me forcé a mí misma
apartarme de su cuerpo rígido. Sus ojos parpadearon con furia por mi
intento descarado de rebelión. Una libertad que nunca debería haber
tomado. La fuerza de su mano conectando con mi mejilla me envió
tropezando. Mi espalda se estrelló contra la puerta del coche y el borde del
metal presiono violentamente en mi columna vertebral. Grite de dolor
cuando una neblina provocada por el dolor inmediatamente nublo mi visión.
Su cuerpo apretaba contra el mío bloqueándome y gotas de saliva
golpearon mi rostro mientras rugía.
—Voy a hacer lo que jodidamente quiera, ahora entra en el puto auto.
Me metió en el asiento trasero del auto y aterricé sobre mis manos y
rodillas con un golpe seco, lanzada por ahí como si fuera un pedazo de
basura. No sé lo que fue si la mano o el pie que me empujó hasta que me di
un golpe en el rostro en la puerta del otro lado. Gemí y me moví hasta que
mi espalda estuvo contra el asiento de cuero. Jeremy se deslizó a mi lado y
el chasquido de la cerradura sonó a través del espacio; estaba encerrada
dentro sin escapatoria. La confusión atravesó mi mente turbulenta. ¿Por
qué estaba en el asiento trasero? Miré hacia la parte delantera del auto al
mismo tiempo, que la persona sentada en el asiento del conductor se dio la
vuelta y mis ojos encontraron al malvado.
Chris Edwards miraba con desprecio atrás, hacia mí.
—¡Sorpresa! —se burló, la maldad penetraba desde cada uno de sus
329 poros. Me senté allí congelada, incapaz de respirar, de pensar, de reconocer
que no podía escapar mientras sus ojos se estrechaban en mí.
El asiento se hundió a mi lado y el cuerpo de Jeremy estuvo de pronto
duro contra el mío. Los ojos de Chris se desplazaron entre ambos antes de
que él se diera la vuelta y el rugido del motor me sobresaltó. Mis manos se
retorcieron en mi regazo, mis dedos se entrelazaron, tejiendo sus caminos
juntos como siempre lo hacía cuando estaba nerviosa.
—¿A dónde me llevas?
Jeremy se volvió para mirarme a la cara y con su dedo y el pulgar me
pellizcó la barbilla y me obligó a mirarlo. Gemí de dolor al agarre de muerte
endemoniado suyo y lágrimas pincharon en mis ojos. El monstruo
mirándome no tenía absolutamente ninguna vida en sus ojos y eso fue lo
que me asustó más.
—Nos vamos a divertir mucho.

Después de un corto trayecto lleno de un silencio desconcertante, Chris


se detuvo en el conocido estacionamiento del motel en el cual había estado
cuando llegué por primera vez. Era como un devastador dejá vu.
—No digas una jodida palabra cuando salgamos de este auto. Sí una
palabra sale de ti, voy a follarte el doble de duro cuando estemos dentro. Te
voy a destrozar en mil pedazos.
—Eres un monstruo —le susurré mientras me tiraba con vehemencia
fuera del auto.
—Monstruo es un poco fuerte ¿no te parece? Prefiero que me llames tu
peor pesadilla.
Jeremy deslizó un amenazante brazo alrededor de mi cintura cuando
entramos por las puertas de entrada del Hotel De Luca. Mis ojos se movían
alrededor buscando a alguien familiar, pero todo lo que encontré eran
extranjeros ocupados en sus cosas. Pensé que íbamos al ascensor, pero me
quedé muy sorprendida cuando nos giramos a la izquierda y nos dirigimos
por el pasillo igualmente familiar hacia la habitación en la cual había estado,
330 la misma habitación en la que había sido forzada.
—¿Te parece familiar? —escupió Jeremy mientras me empujaba a
través de la puerta con una mano violenta en mi espalda. Tropecé hacia
adelante, chocando con la esquina de la pared y golpeándome el rostro. Mi
mejilla palpitaba y mis ojos se llenaron de lágrimas cuando el dolor me
atravesó. De repente fui tirada hacia atrás con fuerza brutal haciéndome
tropezar y caer de bruces sobre la cama sin hacer.
Pestañee rápidamente, deseando mantener mis ojos en mis
depredadores. Chris se detuvo junto a la ventana, centrado en el exterior.
Jeremy se situó en el extremo de la cama, las manos cruzadas detrás de su
cabeza como si estuviera tratando transmitir un poco de determinación y
miedo en el aire. Me negué a permitirle tener una determinación, no quería
volver a sentir miedo.
—Chris, átala. Con las manos detrás de su espalda —instruyó Jeremy.
Aparté la mirada de Jeremy y observé a Chris mirar hacia mí. Cada
paso que daba era pesado con arrogancia y propósito. Sus manos bajaron a
la hebilla de su cinturón, y me tragué la bilis que subía de los pozos del
estómago mientras forcejeaba con la hebilla y lo sacó lentamente de las
presillas. Lo chasqueó violentamente mientras permanecía de pie junto a la
cama y sonreía a su gran premio.
Un gran premio, el cual era yo.
—Joder voy a disfrutar de esto —dijo entre dientes brutalmente en mi
oído. Sus manos implacables arrebataron mis muñecas y las empujaron a
mis espaldas. Mis hombros chirriaron a su fuerza. El cuero de la correa se
clavó en mí, quemando la capa superior de la piel mientras luchaba en el
límite. Me estremecí cuando su lengua atravesó a lo largo del borde de la
oreja y a lo largo de mi mandíbula. Mis ojos seguían fijos en el televisor
montado en la pared a la vez que me repetía a mí misma.
No me voy a romper.
No me voy a romper.
—Retrocede gilipollas —gruñó Jeremy desde el final de la cama.
Chris se apartó de la cama y tomó su puesto junto a la ventana de
nuevo.
No sabía cuánto tiempo duró el alejamiento entre Jeremy y yo. Me senté
sobre los talones mirándole y no se inmutó. No hizo ningún intento de
tocarme, de hablar, enfrentarse conmigo. Podía ver a Chris merodear por la
331 comisura mi ojo, pero en este momento era Jeremy quien estaba en mi punto
de mira.
Moví las muñecas detrás de mí lo que sólo intensifico las rozaduras en
mi piel.
—Hazlo de una puta vez Jeremy —le susurré con los dientes apretados,
el enfrentamiento finalmente me agobió. La espera y la anticipación del dolor
que estaba por venir mezclada con la confusión en cuanto a por qué se
paseaba por la habitación y me tenía presa como a un rabioso animal
infestado.
Estaba apoyada contra el cabecero de la cama como si fuera una
especie de puta trofeo y durante el tiempo que me tuvo esperando el
precipitado engaño se estableció.
Cualquier miedo lo había perdido y ahora pura ira hervía a través de
mis poros. La idea de que me tocara, no podría convertirse en realidad. Sólo
la idea de esto me obligo a modo de protección y la determinación de luchar
me superó.
Finalmente tenía algo bueno sucediendo mi vida; finalmente estaba en
el camino para vivir de nuevo. Tenía a alguien por quien valía la pena luchar.
—Has conseguido agallas desde la última vez que te vi.
Él caminó hacia la cama y observé el brillo del cuchillo que tenía sujeto
en la mano. Mi respiración se detuvo. La idea de que esto podría ser como
mi vida finalmente terminaría abriendo las puertas a todos mis temores y
mis remordimientos se aplastaron al final.
Cada simple remordimiento que había experimentado fue a manos del
hombre delante de mí. Aquel acto, hacía cuatro años, había puesto mi vida
en un camino sin retorno. No viví. Respiraba, pero no estaba viviendo. No
había estado viviendo hasta Ky entró en mi vida. Sólo ante el pensamiento
de él, sentí que mis emociones burbujearan. Ky ahora era mi mundo, y
podría no tener jamás la oportunidad de decírselo. Había pasado los últimos
cuatro años en un mundo lleno de remordimientos y esto lo mataría. Jeremy
no sólo tenía el potencial de arruinar mi vida en sus manos, sino que tenía
el potencial de destruir completamente Ky.
Necesitaba dejar de pensar en Ky.
Pensando en él sólo me distraería.
332 Jeremy se cernía en el lado de la cama donde estaba sentada. De
repente sentí claustrofobia, como si estuviera siendo aspirado el aire por las
rejillas de ventilación y mis intentos de respirar se interrumpieron. El
momento que me obligó a entrar en el auto, me convertí en su posesión, sin
embargo, fue su imprevisibilidad lo que me asustaba más. Me concentré
totalmente en el filo de la navaja mientras Jeremy acechaba
amenazadoramente hacia mí. Mi grito resonó en la habitación en el
momento que la punta fría golpeó la piel de mi mandíbula. Con precisión
lenta, pasó el cuchillo hacia atrás y adelante a lo largo de mi mandíbula
antes de que aterrizar en mi cuello. El más mínimo movimiento de sus
manos brutales terminaría con mi vida.
—¿Qué quieres de mí?
Mi voz salió más débil de lo que había anticipado, mi fachada
desapareció rápidamente. El inmediatamente se deleitó con mi miedo.
—¿Qué es lo que queremos de ella primo? —dijo alto Jeremy a Chris,
sin dejar de mirarme. Inmediatamente mis manos lucharon por liberarse,
pero sólo apretaron el cinturón. Chris ahora estaba en un rincón de la
habitación, apoyado contra la pared más cerca de la ventana.
—Quiero su coño.
El aire de la sala de repente se extinguió cuando las palabras de Chris
se repetían una y otra vez en mi cabeza. Me negué a romper el contacto
visual con él. Necesitaba encontrar alguna fuerza que quedara en mi cuerpo,
hasta que poco a poco comenzó a apagarse y entrar en modo protección.
Jeremy dio un paso lejos de la cama cuando él desató su petición en la
habitación.
—Desnudala Chris. Hasta la ropa interior, que la pequeña zorra sé que
está llevando.
Sentí que se me revolvía el estómago.
—Me gustó mucho el conjunto de tus bragas que Chris me trajo como
regalo cuando salí de la cárcel. Me sorprende que no te dieras cuenta. Me
hice una paja con ellas cada puta noche. No puedo esperar para
corresponderte por meterme allí. ¿Entiendes como fue? Cuatro malditos
años de mi vida se han ido porque no pudiste soportar mi puta polla.
—¡Me violaste! —grité con toda la fuerza de mis pulmones. Mi cuerpo
golpeó por encima de la cama mientras la rabia latía por mis venas. Gritar
era ahora mi mecanismo de defensa, si gritaba lo suficientemente fuerte
333 alguien tendría que oír y venir a buscarme.
—¡Alguien! ¡Cualquiera! ¡Ayuda! ¡Aléjate de mí gilipollas!
Rogué hasta que mi voz quedo ronca.
—Cierra la puta boca.
La mano de Jeremy presiono con fuerza alrededor de mi garganta
robando mi capacidad de respirar. Amordazada busqué desesperadamente
el aire. Mi pulso latía frenéticamente cuando mi visión comenzó a
difuminarse y desaparecer mientras la inconsciencia se deslizaba hacia mí.
Cuando sucumbía en los pasos finales hacia la inconciencia, Jeremy
soltó mi garganta y jadeé cuando el aire inundó mis ansiosos pulmones.
—Desvístela y amordázala —exigió Jeremy a Chris.
Chris cruzó lentamente la habitación, sus ojos hambrientos fijos en mis
pechos, hasta que se detuvo a los pies de la cama. Mi corazón latía acelerado
y mi pecho se movía como un recordatorio constante de que aún estaba viva
y que necesitaba luchar. En el momento en que sus manos húmedas tocaron
mi piel y pasó por mis brazos desnudos, me espabilé. No podía caer así. No
otra vez. No podía ser esa chica por segunda vez.
Mi rodilla se disparó y con cada gramo de fuerza que pude reunir la
dureza de mi rótula chocó entre sus piernas, conectando con sus bolas con
un fuerte chasquido. Chris se desplomó sobre la cama agarrando
rápidamente sus bolas moradas con su rostro retorciéndose de dolor.
—¡Maldita perra —rugió y se lanzó a mí. Su puño cerrado venía hacia
mi mandíbula como si fuera en cámara lenta pero sin embargo, no tuve
tiempo de prepararme para el impacto. Al lado de mi mandíbula se llevó la
peor parte de su ataque y el sabor metálico de la sangre llenó mi boca como
un fuerte dolor se disparó a través de mí.
—Intentas algo parecido de nuevo y te voy a romper. Te follaré con tanta
fuerza que no serás buena para nadie. ¿Me oyes puta? ¡Tú. Jodidamente.
Me. Escuchaste!
—Déjala Chris —siseó Jeremy desde el extremo de la cama. Con fuerza
bruta arrancó a Chris de mi cuerpo por la parte posterior de su camisa.
Chris se derrumbó en el suelo y se arrastró hasta la silla en la esquina más
alejada. Él miró hacia mí mientras ahuecó sus bolas, masajeando tan
prolongadamente que no tenía ni idea de si era debido a su intención de
seguir adelante con su promesa o por el dolor que le había causado.
334 —¿Ya causando problemas? Tengo que admitir que me gusta esta
nueva luchadora. Llegará a convertir algunos momentos muy divertidos
entre nosotros.
Jeremy paseaba alrededor de la cama hasta que me alcanzó. Sus
manos se deslizaron por mi muslo, por encima de mi cadera y
desaparecieron debajo de mi camisa para descansar sobre mi estómago.
—¿Recuerdas lo que te dije la última vez que estuvimos en esta
situación?
—¡Que te jodan!
—Te dije que eras mía y eso jodidamente no ha cambiado —rugió y un
escupitajo golpeó mi cara mientras la vena en su cuello retumbó con furia—
. Voy a asegurarme de que nunca te olvides de nuevo.
Me tragué el nudo de miedo que se abrió paso por mi garganta y esperé
su próximo movimiento. Las manos malintencionadas de Jeremy agarraron
mis vaqueros, rompiéndolo para abrir y empujándolos sobre mis caderas. El
aire frío se arremolinaba alrededor de la habitación y golpeó mi estómago
desnudo. El sonido de los botones que golpean la pared detrás de la cama
sonó cuando Jeremy rasgó mi camisa y la deshizo de un tirón.
Yacía en la cama vestida sólo con mi ropa interior de encaje roja y
sujetador. Con mis manos atadas ni siquiera pude cubrirme. Sus ojos
codiciosos recorrían mi cuerpo. Me quedé inmóvil mientras su mano recorrió
mi muslo y se quedó en mi cadera. Jeremy se inclinó sobre mi cuerpo y su
respiración pesada golpeó mi núcleo, el encaje endeble no proporcionando
ninguna barrera para su malicia. Él respiró hondo, captando mi olor y me
encogí cuando sus ojos rodaron.
—No puedo esperar para darme un festín contigo.
Su mano se deslizó sobre el encaje y presionó hacia abajo, frotando su
dedo hacia arriba y hacia abajo en mis pliegues antes que su pulgar
presionara sobre mi clítoris cubierto. Mis ojos se cerraron de golpe con ira.
—Me pregunto que va pensar tu novio sobre esto.
A la sola mención de Ky mis ojos se abrieron de golpe con rabia. No
quería a Ky manchado por Jeremy. Tenía que protegerme, incluso si eso
significaba hacerme daño en el proceso. La distracción sería mi mejor amigo.
—¿Quieres saber lo que mi novio pensaría? Pensaría que eres un
imbécil de mierda quien no puede conseguir a una chica a menos que la
335 viole. Eres un patético pedazo de mierda Jeremy Davis y no te saldrás con
la tuya de nuevo. Ky estará buscándome y cuando me encuentre, espero
con todo lo que soy que te dé exactamente lo que te mereces.
Sentí la presión de mi costilla tan pronto como su codo golpeó mi lado
con toda su fuerza. Di un grito ahogado de dolor y mi cuerpo se convulsionó
bajo la presión alzándome del colchón momentáneamente. Mi espalda
golpeó el colchón mientras las lágrimas inundaron mis mejillas calientes.
Oleadas de dolor intenso rodaron a través de mí y finalmente descendiendo
cuando mi respiración volvió.
—No le menciones de nuevo —siseo Jeremy. Arrancó mi desecha
camisa por separado sin problema y metió un trozo de tela en mi boca,
quitándome la capacidad de llamar la atención hacia mí y haciendo
desvanecerse rápidamente mi oportunidad de rescate.
El dolor, la falta de oxígeno y el miedo se apoderaron de mi cuerpo
llevándolo hacia una oscuridad que ansiaba; antes de que pudiera luchar
más tiempo me deslicé en la inconsciencia con Jeremy y Chris persistiendo
increíblemente cerca.
Ky
S
entí que el mundo a mí alrededor estaba aplastando cada
hueso de mi cuerpo. Mi apartamento estaba en un frenesí de
la charla y energía nerviosa. La desesperación se quedó en el
aire. Los oficiales de policía, mis padres, los padres de Eden, Ashlyn, y Josh
se paseaba en el piso mientras el tiempo se deslizó lejos de nosotros. Ni
siquiera podía comprender lo que estaba pasando; mis puños estaban
apretados a mis lados, y mi cabeza latiendo con una cefalea tensional5; juro
336 que escuché cada clic del reloj en la pared. Cada jodido segundo en que él
la tenía.
—Tengo que salir de aquí. Tengo que encontrarla. —Caminé hacia la
puerta cuando finalmente me quebré.
—¡Ky espera! —La voz cansada de mi padre sonó desde el sofá.
Habíamos estado sentados durante horas esperando algo, que sucediera
cualquier cosa, y yo estaba absolutamente acabado—. ¿Qué ganamos con
que te vayas? ¿A dónde crees que vas a ir?
—Ese jodido imbécil tiene mi chica —rugí en la sala llena de tensión.
—Hijo, también tiene mi chica —dijo Mike Rivers en voz baja,
frunciendo el ceño mientras me devolvía la mirada.
Mike y Ana Rivers habían llegado junto con los oficiales de policía hacia
dos horas. Lo primero que noté sobre Mike fue cuán alto y fornido era. Su
rostro estaba cubierto por una barba oscura, y compartía los mismos ojos
azul profundo que Edén. Era un hombre de aspecto amenazador, pero en el
momento que me dio la mano con un firme agarre y me miró directamente
a los ojos vi que su mundo también había desaparecido. Anna Rivers saltó
a mis brazos tan pronto como su esposo se alejó y se dirigió hacia Douglas.
Los brazos de Anna rodearon mi cintura, y no me dijo un una palabra. Sólo
lloró en mi pecho, humedeciendo mi camisa con lágrimas por su hija

5
Cefalea tensional: Es el tipo más común de dolor de cabeza. Es el dolor o molestia en la
cabeza, el cuero cabelludo o el cuello y generalmente asociado con tensión de los músculos
en estas zonas.
desaparecida. Me sorprendió al principio, pero envolví mis brazos alrededor
de sus hombros y la abracé con fuerza contra mi pecho ofreciendo todo el
apoyo que podía encontrar.
Nunca había conocido a estas personas antes. Qué aterradora manera
de conocerlos por primera vez. Ellos habían llegado de regreso a los Estados
Unidos el día anterior y no tuvieron la oportunidad de ver a su hija y ahora
estaba desaparecida.
—¿Qué demonios se supone que debo hacer? —gruñí en el aire. La ira
hervía dentro de mí, y froté mis manos furiosamente por mi rostro mientras
irrumpí a través de mi apartamento hacia mi habitación. Nuestra habitación.
En el momento en que atravesé las puertas, me congelé mientras el
intenso olor de su perfume me sofocaba, nublándome con el dulce aroma
cítrico que me enloquecía. Mis emociones burbujearon dentro de mi pecho
337 oprimido y mis ojos brillaron ante la realidad de lo sucedido apuñalado mi
corazón apenas latiendo. Me desplomé en el borde de la cama y mi rostro
cayó entre mis manos mientras un sollozo de dolor escapaba de mi pecho.
Saber que Jeremy la tenía y saber de lo que era capaz me estaba
destrozando. El sonido de su voz petrificada cuando llamó se estaba
reproduciendo una y otra vez en mi cabeza como un constante recordatorio
de que ella no estaba segura, que le había fallado otra vez. Había prometido
que siempre la protegería.
Todo lo que quería era un momento de paz, pero cómo podría
posiblemente encontrar la paz cuando se estaba librando una guerra dentro
de mi cabeza, de mi corazón, y el mundo que me rodea. Edén era mi mundo,
y mi mundo ahora estaba siendo amenazado de una manera que ni siquiera
quería comprender.
No estaba seguro de cuánto tiempo me senté allí, acurrucado, con mis
emociones escurriéndose por todos los poros de mi cuerpo. Mi mente revisó
todos los recuerdos que tenía de ella. Habíamos superado tanto. Joder, le
había pedido mudarse conmigo anoche. Ya le había dado mi corazón, y
ahora estaba listo para darle mi casa, mi vida, y mi futuro. Estaba listo para
sentarme en la palma de sus manos para toda la eternidad. Ella era más
fuerte ahora, más resistente. Era confiada, y finalmente era mía. Pero ahora
el hijo-de-puta Jeremy Davis la tenía. Se la había llevado lejos de mi
protección, lejos de la seguridad de la que había estado desesperado por
proveerle. Me estaba haciendo vivir mi peor pesadilla de nuevo. No pude
salvarla una vez, y ahora aquí estaba yo, en la misma posición.
Mi cabeza se disparó de mis manos cuando la sucesión de golpes
suaves tocó la puerta del dormitorio cerrada.
—Hijo, ¿puedo entrar? —La voz preocupada de Mike traspasó la espesa
madera.
—Claro —contesté.
Él entró, cerrando la puerta detrás de sí. No tenía ni idea de qué decir.
No sabía lo que él sabía sobre mí. Joder, ni siquiera sabía si Edén me había
mencionado antes. Por lo que sabía, yo era tan extraño para él como lo era
él para mí.
Tomó asiento en la cama junto a mí, y caímos en un espeso silencio.
—Tú la salvaste —dijo finalmente con una voz tan baja que casi me lo
perdí.

338 Casi me ahogo con mi propia respiración ante sus palabras claramente
delirantes.
—Si la hubiera salvado, no estaría perdida —afirmé, la realidad.
—¿Sabes que ella solía llamarme y a su madre cada dos días? ¿Sabías
también que solía mensajearse con su madre todos los días? Era todo por ti
Ky. Cada mensaje que recibíamos, cada vez que escuchamos su dulce voz,
notamos un cambio, y eso fue gracias a ti. Tú hiciste que mi hija cobrara
vida de nuevo. Pensé que la había perdido hace cuatro años, pero ahora por
fin ha vuelto a nosotros y es en gran parte gracias a ti.
—¿Le dijo quién era? —Cambié mi mirada hacia él, con los ojos
entrecerrados—. Que yo era el mejor amigo del imbécil que la tiene de nuevo.
¿Que yo fui el único quien la quiso hace tantos años pero que no tuvo pelotas
para hacer una maldita cosa al respecto y después él llegó y se la llevó lejos
de todos nosotros? Yo soy ese tipo.
—Ella me dijo lo suficiente. —Él se movió a mi lado, desprendiéndose
del nerviosismo.
—Usted debería odiarme.
—¿Por qué odiaría al tipo que ha abierto su casa a la policía para
trabajar? ¿Por qué odiaría al tipo que ha abierto su casa para mí y mi esposa
cuando nunca nos ha conocido antes? ¿Por qué odiaría al tipo que
finalmente trajo una sonrisa al rostro de mi hija? —Él se levantó de la cama
y se metió las manos en los bolsillos—. Ky, sería un jodido idiota si te odiara.
Mis labios se movieron con el uso de blasfemias. No pensé en cuidar mi
lenguaje a su alrededor.
Joder, no sabía cómo actuar con el padre de una chica antes y estoy
seguro como la mierda que no sabía cómo comportarme con el padre de mi
chica.

339
Eden

M is pesados ojos revolotearon abriéndose mientras el


amanecer traspasaba a través de las pesadas cortinas.
Cada movimiento que intenté hacer, me paralizaba con
el dolor disparándose a través de mi cuerpo. Mis costillas me gritaban y mi
340 rostro palpitaba, haciéndome consciente de que los moretones eran una
certeza. Me arriesgué y miré alrededor de la habitación. El gran cuerpo de
Chris estaba acurrucado en la silla junto a la ventana mientras dormía. Sus
brazos cruzados sobre el pecho, y un permanente ceño fruncido grabado en
su rostro. Cambié mi mirada hacia la izquierda y encontré a Jeremy
durmiendo a mi lado, con su mano apoyada pesadamente sobre mi cadera.
Lo odiaba. Despreciaba cada respiración que se le permitió tomar.
Deseaba su muerte, y no sentí ningún remordimiento cuando recé para que
la mano dura del karma lo jodiera. Sólo esperaba que fuera antes que tarde.
Sabía que mi tiempo se estaba acabando rápidamente y la comprensión de
que él podía tomar lo que sea que quisiera de mí en cualquier momento
provocó que un terrible escalofrío de miedo bajara por mi espina dorsal.
Mis hombros dolían de estar firmemente atados detrás de mi espalda
toda la noche, y cada hueso de mi cuerpo parecía como si estuviera
destrozado. Estaba cansada, hambrienta y desesperada por agua. Estaba
malditamente torturándome.
Afortunadamente en algún momento durante la noche había sido capaz
de escupir la mordaza y con una voz ronca hablé:
—Jeremy, necesito usar al baño.
El monstruo a mi lado rodó a su lado y cambió al otro lado de la cama
y fue duro contra mi cuerpo rígido. Su brazo cayó pesadamente sobre el
estómago añadiendo presión no deseada sobre mis costillas maltratadas.
Siseé ante la sensación capturando su atención en el proceso.
—Buenos días princesa. —Su voz, caliente y gruesa con sueño golpeó
la piel de mi cuello mientras acarició su rostro cerca de mi oído—. ¿Qué
puedo hacer por ti?
—Necesito ir al baño —repetí sin emoción en mi voz.
—¿Vamos a tener una repetición de ayer? Recuerde lo que dije acerca
de gritar como una perra. Una palabra y sabes lo que pasará. —Advirtió la
lengua viperina de Jeremy.
—Sólo necesito usar el baño.
Se retiró de mi cuello y salió de la cama. Lo observé como un halcón,
sin atreverme a parpadear en caso de que me perdiera cualquier movimiento
brusco. No podía permitirme bajar la guardia. Tenía que luchar. Su grueso
y peligrosamente imponente cuerpo rondaba alrededor del borde de la cama
hasta que estuvo a mi lado. Me levantó con un rápido movimiento causando
341 que hiciera una mueca de dolor mientras mis costillas me gritaban. Su risa
agregó insulto a mi lesión. Moví poco a poco y tímidamente mis piernas por
el borde de la cama y me levanté con las piernas temblorosas, piernas que
no había usado en más de veinticuatro horas.
Lo miré expectante, esperando para que desatara la correa de cuero
que clavó en mis muñecas ensangrentadas para así poder usar el baño como
un ser humano normal.
Jeremy se burló y sacudió la cabeza despectivamente y con ese único
movimiento determinó mi destino. Yo no era más que un objeto para él. Un
juguete con el que planeaba jugar de la manera que él tanto deseaba.
Tropecé con mis pies mientras me empujaba en la espalda, forcejeando
como una muñeca de trapo por el pasillo, en dirección al baño.
—No hay manera en el infierno que vaya a soltar tus manos. Necesitas
orinar, lo haces delante de mí.
Ni siquiera me molesté en discutir. Por ahora estaba completamente
extasiada con la idea de protegerme a mí misma. Llámame débil, llámame
patética, llámame una presa fácil, no me importa una mierda. Jeremy era
un maníaco. Vivía en una realidad diferente, una realidad donde él
claramente pensaba que esto era lo normal y si ir al baño delante de él me
compraba algunos momentos sin lesiones entonces que así fuera.
Una vez que terminé, Jeremy me dejó volver a la habitación principal y
tomar la misma posición en la cama. Todavía estaba vestida sólo con mis
bragas y sujetador, y me estremecí incontrolablemente mientras el frío en la
habitación me golpeaba. Mi cabeza cayó hacia un lado y mis ojos siguieron
a Jeremy mientras se movía a través de la habitación como si no tuviera
ninguna preocupación en el mundo, como si esta fuera la normalidad, como
si yo estuviera disfrutando de estar atada y amordazada.
¿Qué demonios fue ese ruido?
¡Golpe! ¡Click! ¡Chasquido!
Curiosamente saqué lo mejor de mí y me arrastré lejos del trance de
ver a Jeremy en la cocina. A los pies de la cama Chris se movía, sosteniendo
un teléfono el cual instantáneamente reconocí como mío. Aspiré una
bocanada de aire mientras el ruido sonó de nuevo, y me di cuenta
exactamente de qué estaba haciendo. Él estaba tomando fotos de mí con
aire de suficiencia.
Mi primer instinto fue encogerme y cubrirme. La idea de que me
342 tomaran una foto en tal estado de sumisión me petrificó. Había luchado
demasiado tiempo y demasiado duro para que me mostrase en este
humillante estado. No fui débil por más tiempo, no me merecía esto. Tiré de
mis muñecas para buscar la forma de liberarme. Cuanto más luchaba más
se apretaba el cinturón y la presión sobre mi piel en carne viva se
intensificaba.
El sonido de lo que parecía cientos de fotos siendo tomadas manchó la
habitación y me enfureció más allá de los límites.
—¡Vete a la mierda! —escupí—. Eres un maldito bastardo enfermo. No
vas a escapar de esto.
Su malvada sonrisa se agudizó con mis amenazas vacías.
Foto tras foto de mí tirada en la cama, apenas cubierta por mis bragas
y sujetador y con mis lesiones en pantalla completa estaban siendo tomadas
y no había nada que pudiera hacer al respecto.
—¡Ey Jeremy! ¿Qué te parece? ¿Debería enviar a su novio un bonito
mensaje buenos días? —se burló Chris y continuó su asalto con mi cámara.
Escucharlos mencionar a Ky me envió en un torbellino de emociones y
un destrozado hueso de esperanza se elevó dentro de mí. Ky me salvaría.
Tenía que salvarme. Él era el único que podía. Fue en medio de las crueles
burlas de Chris con la cámara que me di cuenta de cuán diferente que era
esto hace cuatro años.
Hace cuatro años, en el solitario y espeluznante dormitorio de Jeremy,
lo perdí todo. Fui arrancada lejos de una vida que no sabía podría existir.
Era una chica de diecinueve años que no tenía nada por lo que luchar y
realmente no tenía un futuro esperando por mí en el otro lado. Lo más
importante, mi corazón y mi cuerpo no habían pertenecido a otra persona,
pero ahora todo le pertenecía a Ky.
—Espera. —Jeremy se deslizó en la habitación como una serpiente
venenosa preparándose para devorar el ratón ante él. Se deslizó sobre la
cama, una rodilla cayendo a cada lado de mis caderas mientras me sentó a
horcajadas. La presión con la que forzó a mi centro disparó dolor a través
de mí. Mi registro de dolor estaba por el cielo y cada vez que inhalaba, mi
costilla rota me hacía chocar de frente con mi pesadilla.
—¿Estás lista para mostrarle a tu novio quién te posee? —murmuró
mientras deslizaba su pulgar a lo largo de mi labio inferior. Sus ojos parecían
vidriosos y sin ninguna convicción de la realidad mientras que me miraban.

343 —Nunca se me vas a poseer —escupí, negándome a evitar el contacto


visual.
Se presionó con más fuerza sobre mi centro, despiadadamente presionó
su erección más profundo.
No podía detener el doloroso gemido que siseé entre los dientes
apretados. Él sabía que me estaba castigando, y se alegraba con ese
conocimiento.
—Esa jodida boca tuya está metiéndote en problemas princesa.
—No soy tu princesa. No soy nada tuyo.
Con un ruidoso chasquido su mano abofeteó mi rostro, enviando mi
cabeza hacia a un lado. En el momento en que mis ojos se abrieron, oí el
sonido de otra foto. Jeremy dirigió sus manos sobre mi estómago,
presionando donde él sabía que estaba herida. Jadeé de dolor y mi cabeza
giró hacia y hacia adelante, pero me negué a suplicar clemencia. Apreté los
dientes como si me fuera la vida en ello. Sus manos ahuecaron mis senos y
su pulgar frotó mis pezones a través del encaje patéticamente delgado. La
lencería que llevaba puesta era la favorita de Ky. Le encantaba la forma en
que el rojo ajustaba contra las curvas de mi cuerpo, pero ahora estaría
contaminado para siempre, y todo lo que quería era quemarlos en un
montón de cenizas.
—Aléjate mí —grité.
Me retorcí en la cama lo mejor que pude. El peso de Jeremy yacía
inescrupulosamente duro encima de mí deteniendo mi desesperación por
escapar. Mientras más luchaba, más duró se empujaba sobre mí. No me
importaba más el dolor. Había desaparecido en mí la voluntad para luchar.
Había dejado de existir en el momento en que Ky había entrado mis
pensamientos.
—¡Toma la maldita foto Chris! Asegúrate de conseguir una foto de mi
lengua bajando por su garganta y mi polla aplastándose contra su dulce
coño. —Su rostro se acercó más al mío y su espantoso aliento golpeó mis
labios—. ¿Estás lista para montar un espectáculo para tu novio princesa?
—Joder… —Mis palabras fueron silenciadas mientras Jeremy forzaba
su lengua en mi reacia boca. Sus brutales labios chocaron con los míos en
un beso que me robó mi aliento pero por todas las razones equivocadas.
Jeremy aplastó su excitación contra mí haciendo que el encaje de mis
bragas se frotara contra mi centro. Una sensación de ardor se deslizó a
344 través de mí con la brutalidad de su asalto y las lágrimas brotaron de las
comisuras de mis ojos. Sus manos se deslizaron entre nuestros cuerpos,
agarró mis pechos toscamente y apretó con tanta fuerza que sabía que los
moretones se formarían al instante. Quería estar enferma. Necesitaba estar
enferma. Preferiría ahogarme en mi propio vómito que continuar con esto.
Me permití flotar a un mundo alternativo, un mundo donde nada de
esto estaba sucediendo, donde sólo estábamos Ky y yo en nuestro capullo
que no podía ser alcanzado. Donde la risa era la única cosa que escuchaba,
los panecillos recién horneados para la cena era lo único que olía, y el beso
de Ky era la única cosa que probaba.
—¡Aleja tu mierda fuera de ella!
El tiempo se congeló y el mundo se detuvo y se inclinó sobre sus ejes
en el momento en que escuché la voz aterrorizada de Ky llenar la habitación.
Jeremy se alejó con una risita, y tomé el momento de alivio para recoger
una profunda bocanada de aire que tanto necesitaba.
—¿Ky? —susurré vacilante, sin poder creer lo que estaba escuchando.
Mi cabeza cayó hacia un lado en la dirección de su voz. Mi cuerpo fue
rápidamente superado con debilidad debido a la más de veinticuatro horas
sin comida ni agua, el simple movimiento era tortuoso. Chris estaba junto
a la cama sosteniendo mi teléfono y fue entonces cuando vi el hermoso
rostro de Ky llenando la pantalla.
—¡Ky! —grité tan fuerte como mi deshidratada garganta me podía
permitir.
—Eden, cariño, aguanta. Te encontraré.
—Eres un maldito debilucho de mierda Crawford. ¿Qué es esto? Es la
segunda vez que me permites tener mis manos sobre ella. No eres digno de
este coño —escupió Jeremy hacia el teléfono. Mis ojos estaban fijos en Ky.
El dolor grabado en su rostro era insoportable de presenciar mientras
escuchaba las burlas de Jeremy. Esto podía estar matándolo. Se culpaba
por la primera vez y ahora esto. No sabía si podría superar esto.
Desde que llegué a él, su protección hacia mí había sido fundamental.
Ky había sido la razón por la que era la persona que era hoy en día. Él había
desatado a la luchadora que había dentro de mí. Él me había animado a ser
la chica que se negaba a ser la víctima. Él me había motivado a encontrar
mi voz, y ahora se negaba a permanecer en silencio. Ahora se sentía como
si tenía que protegerlo. Tenía que devolverle su voz, y tenía que regresarle
todo lo que me había dado.
345 Reuní toda la fuerza que tenía antes de hablar.
—Ky me posee, Jeremy. Me entrego a Ky y únicamente Ky.
Jeremy gruñó como un animal salvaje y tiró de mi hombro adolorido
hasta que estuve sentada contra la cabecera de madera. Grité por el dolor
punzante que abrasaba mi cuerpo.
Él arrebató mi teléfono de Chris quien había permanecido en silencio
mientras su primo lo perdió por completo.
—Ves esta pequeña perra —se burló Jeremy mientras empujaba la
cámara en mi cara. Cerré los ojos y miré hacia otro lado. No quería que Ky
me viera así—. Ella es mía Crawford. Ves estas tetas. Son mías. Ves este
dulce y delicioso coño. Eso es mío. Ella me mantuvo lejos durante cuatro
jodidos años así que ahora es mi momento para la revancha. —Mientras él
escupía sus burlas, sus manos recorrían mis pechos, apretándolos sin
piedad y luego ahuecó mi centro toscamente—. Contesta esto Crawford;
¿quieres verme follarla porque voy a tirármela ahora? ¡Es tu maldita
elección!
Sentí un pedazo de mi morir en mi interior, mientras que me daba
cuenta de lo que iba a suceder. Ky no podía ver esto. Nunca volvería si
presenciaba eso. Este era mi momento para protegerlo arriesgando mi
seguridad. Tenían que crecerme los cojones que no tuve hacía cuatro años.
Tenía que entrar en el juego.
—Jeremy, no lo compartas con nadie. Sólo tú y yo la primera vez así
que debería ser sólo tú y yo esta vez. ¿De verdad quieres compartirme con
Ky o Chris? —Tragué el vómito que se sentó precariamente en mi garganta,
sólo esperaba como el infierno que esto funcionara. Lo miré con ojos
suplicantes y empujé mi cuerpo hacia adelante así mi pecho estaba contra
el suyo en un acto de sumisión.
Mis súplicas no eran para mí; eran totalmente y sin duda para Ky.
—¡Edén! ¿Qué coño estás haciendo? ¡No! ¡Follar no! Aléjate de ella
imbécil.
Escuché la ira de Ky traspasar el teléfono que aún se mantenía cerca
de mi rostro, pero mi mirada no se alejó de Jeremy.
La maldad se extendió por el rostro de Jeremy, y yo sabía que lo tenía.
Había funcionado de alguna manera.
346 —Adiós Crawford. Voy a follar a mi chica.
Ky
Y
a era oficial. Iba a matar a un hombre con mis propias manos.
Paseó por cada centímetro de la sala de estar de mi
apartamento con pasos exigentes, todo el tiempo
moviéndome nerviosamente y enfurecido como un hombre
loco. Con la rabia dentro de mí, perforándome el corazón con pensamientos
homicidas y maneras que eliminaría a Jeremy Davis para siempre. Mi
347 reacción a la llamada fue inmediata, desesperada y frenética. Mis ojos
habían presenciado las imágenes de Eden que sabía que estarían tatuados
en mis recuerdos para toda la vida. Sería el cuchillo en mi corazón que
continuarían burlándose de mí el resto de mi vida y hasta mi muerte. Ver
las manos de Jeremy y la boca en su cuerpo fue como poner ácido sobre
una herida abierta. Mi chica estaba herida, mierda ella era mucho más que
mi chica, ella era mi mundo. Y ahora estaba prisionera lejos, enfrentándose
a la maldad de un despiadado y maníaco psicópata. Me sentí completa y
totalmente inútil.
La sala de estar era un hervidero con la frenética energía. Mis oídos
dolían por el ruido constante. Douglas estaba gritando órdenes a los agentes
de policía y las llamadas estaban rastreándose. Mamá y la madre de Eden
estaban acurrucadas en el sofá, llorando silenciosamente desde que se
habían visto, y papá y Mike estaban conversando tranquilos en la cocina.
Jeremy Davis era un maldito hombre muerto.
Mi preciosa, valiente y fuerte chica estaba luchando contra él. Estaba
luchando contra el psicópata que la había secuestrado. La pura
determinación en su rostro y su claro deseo de sobrevivir me golpearon tan
profundamente que me había dejado sin aliento y me había retorcido el
corazón.
—Ky, ven aquí —me gritó papá desde la cocina. Fui deprisa hacia él y
me di cuenta que Douglas se había unido a ellos junto con un hombre de
unos cuarenta años que llevaba unos papeles en sus manos.
Douglas giró su gran complexión robusta hacia mí y se inclinó hacia
atrás sobre la encimera de la cocina, con los brazos cruzados sobre su
pecho.
—Sabemos dónde está. El hijo de puta no es un hombre inteligente, y
fuimos capaces de rastrear su teléfono y sabemos la localización exacta de
donde está ella.
—Tenemos que irnos ahora —les digo y salgo furioso de la cocina en
busca de mis llaves. Escuchar que ellos saben dónde estaba Eden fue como
música para mis putos oídos. No me siguieron—. ¿Qué están esperando?
Sabemos dónde está.
No podía entender porque estaban parados mirándome como si hubiera
perdido la cabeza.
—Ky, tenemos que garantizar que las instalaciones sean seguras. Si
348 irrumpimos empuñando las armas y él no está allí todo esto será inútil. Él
podría estar vigilando y ¿qué crees que pasaría entonces? Se la llevaría, y
no se pondría en contacto de nuevo —dijo Douglas, intentando
tranquilizarme de mi comportamiento errático.
—Tiene a mi novia. Tiene mi vida en sus malditas manos, y nosotros
tenemos que esperar la confirmación —le grité con frustración. Pasé
bruscamente mis manos a través de mi cabello y apreté mis dientes—.Él
tiene mi vida.
La mano de mi padre se posó sobre mi hombro, y me dio un leve
asentimiento. Un asentimiento que yo sabía lo que significaba que debería
escuchar lo que Douglas estaba diciéndome.
No podía permanecer allí. Necesitaba estar lejos de todos ellos. Como
podían solo estar de pie allí cuando Eden estaba atravesando... mierda ni
siquiera quería imaginar que le estaba sucediendo con ella.
—¿Ky quieres venir y siéntate conmigo? —La voz suave de Anna Rivers
llegó a mis oídos deteniendo mi huida. Me giré y miré a la madre de Eden, y
mi corazón se rompió de nuevo.
Sin otro pensamiento me deslicé en el sofá junto a ella, y su mano
agarró la mía con fuerza y apoyó su cabeza sobre mi hombro. Sus facciones
eran tan similares a las de Eden que mi garganta se cerró por la
comprensión.
La necesitaba de vuelta.
Le había fallado otra vez.
—Necesito a mi pequeña de vuelta. Necesito verla feliz. Necesito verlos
a los dos juntos. —Anna sollozó contra mi hombro—. Trae a mi niñita casa
Ky.
—Nos dirigimos hacia allí. Llamaremos cuando tengamos noticias —La
voz de Douglas destrozó el momento con Anna.
Salí disparado desde el sofá irrumpiendo hacía él. Nos quedamos cara
a cara. Su rostro era una impasible máscara de acero y sus ojos casi negros
mientras su pecho estaba cubierto por un intimidante chaleco antibalas.
—Ni siquiera vayas a pensar que no voy a ir contigo. Esa es mi novia y
él la tiene, y lucharé a muerte si intentas detenerme.
—Eres un gilipollas persistente, ¿no? —La voz de Douglas era tan
intimidante como su estatura.
Los minutos pasaron mientras entramos en una vorágine de miradas,
349 ninguno de nosotros dispuestos a ceder. Douglas conocía la magnitud de
mis razones para estar ahí. Él había sido quien había trabajado en el caso
hacía cuatro años. Había sido el único a quien hostigaría por información
sobre Jeremy, y fue la única persona a quien le di mi declaración para
ayudarlo en la condena de Jeremy.
—Vestirlo —gruñó Douglas—. Lo quiero con un chaleco. Dios es el
único que sabe qué tipo de munición tiene ese desgraciado en esa
habitación. Nos iremos cuando estemos listos chicos. No se arriesguen.
Nuestro objetivo es simple; que Eden salga sana y salva de esa habitación.

Veinte minutos más tarde dos brillantes y negros todoterrenos se


detuvieron en el bordillo de la acera en frente del Hotel De Luca. Permanecí
en silencio durante todo el viaje mientras Douglas le daba indicaciones a su
equipo y los informaba del procedimiento que llevarían a cabo. Era simple y
seguro. Distracción. Sorpresa. Pero yo solo tenía una cosa en mente,
conseguir a Eden sana y salva en mis brazos y alejarla de Jeremy.
Salté del coche mientras la adrenalina corría a través de mis venas. La
mano de Douglas cayó sobre mi hombro deteniendo mis movimientos.
—Vamos a sacarla de aquí hijo. Estoy tan involucrado en esto como tú.
La imagen de ella en aquella cama de hospital me ha acompañado durante
años, y quiero encerrar a este hijo de puta.
La mirada en su rostro me dijo que él no había acabado con el asunto
de Jeremy Davis, un hecho que me hizo sonreír como un jodido desquiciado.
Todas las cosas pasaron muy deprisa a mí alrededor. Nos movimos por el
vestíbulo, los agentes tenían sus pistolas rastrilladas y preparadas. Los
espectadores quedaron boquiabierto ante la vista de éstos. Ignoré todo hasta
que mi móvil vibró en mi bolsillo.
El nombre de Eden apareció rápidamente en la pantalla. Me detuve y
chasqueé mis dedos hacia Douglas para conseguir su atención. Su mano se
alzó en el aire, deteniendo a los otros oficiales de proceder. No habló;
simplemente asintió indicándome que contestase la llamada.

350 —¿Qué? —grité en el teléfono.


Jeremy se rió.
—¿Esa es realmente la manera de hablarle a tu viejo y más querido
amigo?
—Eres un maldito gilipollas Jeremy.
—¿Crees realmente que deberías estar hablándome así, especialmente
cuando tengo a Eden en la palma de mi mano? Di hola Eden.
Mi cuerpo se paralizó cuando el grito de Eden se filtró por el teléfono.
Cada pensamiento racional abandonó mi cuerpo, y corrí por el pasillo hacia
la habitación donde sabía que estaban. Sentí unas manos sobre mí tratando
de detenerme, pero me zafé de ellas.
Mi mano agarró el pomo de la puerta y la giré. La empujé abriéndola
sin forzarla. Estaba sin llave, permitiendo mi entrada. El hijo de puta era
realmente idiota.
Todo el infierno se desató ampliamente en el momento que entré en la
habitación. No estaba pensando. Era irracional, y solo tenía una cosa en mi
mente.
La seguridad de Eden.
Mi respiración falló cuando mi mirada desesperada encontró
exactamente por quien había venido.
Acostada sobre su espalda, las bragas de Eden estaban rasgadas y
apenas se mantenían sobre su cuerpo. Mi estómago se revolvió. Su cabello
era un enmarañado desastre alrededor de su rostro angustiado y afligido
mientras ella miraba de nuevo a Jeremy que estaba encima de ella como si
fuera un maldito animal. Mis ojos repararon en cada centímetro de su
rostro; sus mejillas estaban amoratadas por las magulladuras, su ceja
estaba rota y la sangre fresca corría de una nueva herida.
El cuerpo de Jeremy se giró sobre el de Eden y se volvió hacia mí y con
la más diabólica de sus sonrisas adornando su cara.
—Llegaste a tiempo de unirte a la fiesta. —Mi primer y único instinto
fue correr hacia Eden pero en el instante que me moví, un brazo se cruzó
sobre mi pecho y otro en mi cuello aplastando mi tráquea—. Recuerdas a
mi primo, ¿no?
Jadeé en busca de aire mientras Chris apretaba con más fuerza sobre
mi fuente de aire. Estuve momentáneamente paralizado y mi visión se nubló
351 y motitas de oscuridad aparecieron mientras la inconsciencia se
aproximaba.
—¡No lo hagas desmayar! Quiero que vea esto —Jeremy escupió.
Chris movió mi cuerpo para que estuviera frente a la cama. Jeremy
levantó su mano, y con toda su fuerza de nuevo, comenzó su ataque sobre
Eden. Estaba como un poseso. Le abofeteó repetidas veces en el rostro antes
de desgarrar el cordón de cuero rojo de su sujetador hasta que sus pechos
estuvieron expuestos en la habitación. La sangre corría por debajo de su
barbilla y sus profundos sollozos llenaron el aire. Ni siquiera sabía si ella
sabía que estaba aquí y mi capacidad para hablar estaba afectada. Mi ira
surgió de forma sobrehumana cuando el desgarre de su encaje y satén
golpeó el aire mientras él quitaba las bragas de su cuerpo y las dejaba caer
en su arrebato.
Conmoción sonó detrás de mí y luego la habitación se convirtió en una
zona de guerra. Douglas y su equipo irrumpieron apuntando con sus
pistolas. A través del caos y los gritos, Chris aflojó su agarre cuando la
sorpresa lo golpeó, y me encogí de hombros deshaciéndome de su agarre y
eché a correr hacia la cama. Quité a Jeremy de encima de las extremidades
de su cuerpo por la parte de atrás de su camisa. Mi ataque lo sobresaltó.
Como él era menos pesado, lo arrojé al otro lado de la habitación hacia las
puertas del armario. Su espalda golpeó violentamente contra el espejo y el
cristal se hizo añicos debajo de él. Jeremy recuperó la consciencia, sus ojos
me miraron con el propósito de matarme. Él se vino al acecho y arremetió
hacia mí.
Cada pesadilla, dolor, remordimiento y años perdidos por causa de
Jeremy inundó mis venas. Mi puño colisionó contra su cara mientras le
golpeaba con cada gramo de mi rabia. Mis nudillos dolían. Estaban
manchados de sangre, y no sabía si era mía o suya.
—Te mataré Crawford —Jeremy gritó desde el suelo cuando mi pie
golpeó sus costillas.
—Ky, maldita sea ve a buscar a tu chica —me gritó Douglas, sus manos
cayeron sobre mis hombros, sacudiéndome con fuerza para sacarme de mi
trance. Mi mirada se enfocó en él mientras mis emociones estaban aún
avivadas por la rabia—. Ve a buscar a tu chica. —Su voz finalmente se
registró. Su expresión era de desesperación.
—No te muevas maldito. Jeremy Davis estás bajo arresto por el ataque
y secuestro de Eden Rivers. —La amenaza de Douglas se desvaneció detrás
352 de mí mientras corría hacia Eden quien miraba con los ojos desorbitados.
—Ella es mía, y no la alejaras de mí —gritó Jeremy.
Me lancé sobre la cama, arranqué mi camiseta por mi espalda y cubrí
el cuerpo desnudo y tembloroso. Con manos desesperadas, suavemente
desaté las muñecas magulladas y ensangrentadas que aún atadas a sus
espaldas. La sangre se agolpaba mientras ella gemía por el dolor y sus ojos
se inundaron con lágrimas.
—Nena, mírame. —Me tranquilicé, desesperado por quitar su atención
de la escena desplegada ante ella, pero parecía estar bajo un hechizo—.
Eden, nena. Por favor, necesito que me mires —le rogué mientras las
lágrimas corrían por mis mejillas. Finalmente después de lo que pareció una
eternidad sus ojos azules me encontraron. Al estar sentado ante ella
finalmente me vio y el alivio inundó su todavía magullado y hermoso rostro.
Acuné sus mejillas y con un suave movimiento de mi pulgar limpié sus
lágrimas mientras nos mirábamos, bebiendo uno del otro y sentados en
silencio. No tenía ni idea de lo que estaba ocurriendo detrás de nosotros. No
me importaba lo que estuviese ocurriendo. Tenía a Eden de vuelta. Ella
estaba aquí, y estaba viva.
Dos disparos ensordecedores sonaron detrás de mí, momentáneamente
robaron mi habilidad para escuchar. El escalofriante y enérgico grito de
Eden me sacudió de nuevo a la acción. Mis brazos se doblaron por debajo
de su cuerpo y la empujé contra mi pecho, protegiéndola de la atrocidad que
estaba sucediendo en la habitación. El olor de la sangre contaminó el aire y
un gemido lleno de dolor y un gorgoteo sonó desde el suelo junto a la cama
donde estaba sentado con Eden.
—Le dije que no se moviera —gritó Douglas detrás de nosotros.
Desplacé mi mirada. Jeremy yacía sobre un charco de sangre
profundamente roja saliendo de su pecho y Chris estaba encorvado sobre él
con una herida en la cabeza. Ninguno de los dos se movía. Una pistola
estaba en la mano de Jeremy y un cuchillo en la de Chris.
—Ky —dijo Eden suavemente desde su escondite contra mi pecho. Su
voz sonó tan distante, tan extraña, tan vacía—. Ky, yo... yo no puedo
aguantar por más tiempo.

353
Odio los hospitales.
No sabía si era por el olor abrumador, la promesa de dolor que se
mantenía en el aire, o el incierto equilibrio entre la vida y la muerte.
Pero ahora no estaría en ninguna otra parte.
Las enfermeras me permitieron quedarme al lado de Eden sin rechistar.
Incluso si ellas intentarán obligarme a irme no había ninguna forma que yo
la dejase.
Ahora habían pasado veinte cuatro horas desde que había visto el
cristalino y claro azul de sus ojos. Recé cada minuto para que ella abriera
sus ojos, apretara mi mano o hiciese algo. Pero ella permanecía quieta,
pareciendo como un ángel contra las blancas sábanas de la cama del
hospital con su cabello estaba desparramado debajo de ella.
Una vez que llegamos al hospital a Eden la habían llevado a toda prisa
para ser examinada por el doctor, esa había sido la única vez que había
estado alejado de ella. Había estado paseándome delante de las puertas
cerradas y esperando. Mis padres, los padres de Eden, Ashlyn y Josh habían
intentado convencerme para que me fuera y tomara una ducha, pero me
negué. No iba a dejar a Eden fuera de mi vista. Ni una maldita vez más.
Douglas había aparecido en el hospital dos horas después de que
llegáramos. Entró vistiendo un traje negro a medida, con su pistola
enfundada de nuevo en su cinturón y con un ceño fruncido en su rostro. Lo
conocía de toda mi vida, y aún me intimidaba bastante. Para ser sinceros
sentía lástima por la gente que interrogara.
Se sentó en el borde de la cama de Eden mientras ella dormía y hojeó
su informe médico antes de que me informara de lo que en realidad había
pasado en el hotel. Douglas había dado el aviso de que Jeremy había
intentado lastimar a los agentes que asistieron al lugar de los hechos al igual
que a mí y a Eden con el cuchillo que me había sacado y una pistola que él
había guardado en una maleta escondida debajo de la cama. En el momento
en que Jeremy se movió hacia nosotros con la pistola, Douglas disparó su
arma sin cuestionárselo. Con sus propias palabras:
—Vi una amenaza directa para nuestras vidas y no quise correr ningún
riesgo.
Sus últimas palabras antes de que saliera de la habitación fueron
354 simples y claras y serían grabadas para siempre en mis recuerdos.
—Hice lo que tenía que hacer para darles a ambos la vida que se
merecen. Una vida sin miedo. Es lo mínimo que podía hacer. No hagas
preguntas.
Esperaba que el camino no fuera tan difícil como los demás, pero ya
sabía que sólo a través del dolor podía el gran placer ser alcanzado.
Apreciado. Saboreado.
Eden

P
oco a poco intenté abrir mis ojos pero las punzadas en mi
ojo izquierdo causaron que gimiera de pura agonía. Mis
sentidos fueron superados por el olor del desinfectante
intrusivo. Mis ojos se abrieron finalmente, y luché para recuperar el
355 enfoque. Todo a mí alrededor estaba borroso. Mi cerebro se encendió y fue
a toda marcha. Mi ojo dolía, un gusto metálico aun persistía en mi lengua,
y mi cuerpo se sentía destrozado.
El pánico surgió a una aterradora vida.
¡Jeremy! ¿Dónde demonios estaba Jeremy?
Mi cuerpo se retorció en la cama, golpeando con mis brazos y mis
piernas pateando de miedo desconsolada. Necesitaba correr y alejarme de
él. No podía sobrevivir a nada más. Había luchado lo suficiente, estaba muy
débil para continuar. Mi garganta en carne viva dio un grito ronco, el cual
pareció retumbar en la habitación. Solo necesitaba que alguien me
escuchara.
—¡Que alguien venga aquí! —Una reconfortante voz familiar mezclada
con pánico flotó a mi lado, permitiendo que un rayo de seguridad me
golpeara—. Que alguien venga malditamente aquí.
Hubo una conmoción y un ruido de pasos viniendo hacia mí. Un
espesor familiar permanecía en el aire indicando que había numerosas
personas a mí alrededor. ¡Mierda! Él tenía un grupo de personas aquí. ¡No!
Rasguñé la mano que agarró mi brazo mientras dedos se entrelazaban muy
delicadamente con los míos, muy delicado para ser un monstruo. Estaba
confundida. ¿Qué demonios estaba pasando? La sabana fue levantada de
mi dolorido cuerpo e instantáneamente pateé, sin querer nada más que
sacudir a quienquiera que estuviera provocándome.
Lloriqueé cuando un agudo pinchazo golpeó mi muslo desnudo y mi
cuerpo entró en una dicha asistida. Una calma relajante se extendido por
mis venas, una calma como nunca antes había sentido. Sentí estaba siendo
transportado a un mundo de interminables arcoíris y caricias hermosas
donde todo estaba en una nube alucinante. Olvido en su mejor forma.
—Está bien nena, te tengo.
Esa voz calmante otra vez, el ultimo sonido que escuché antes de
deslizarme de regreso a la oscuridad.

356 Despierto con el mismo fuerte olor a desinfectante, pero esta vez mi
cabeza se siente más ligera y aunque mi cuerpo aun duele, no es
insoportable como antes. Mis ojos se abren, y observo la habitación a mí
alrededor. Un gotero conectado a mi brazo me proporciona el alivio para el
dolor nadando por mis venas. Mis dedos rozan contra la venda en mi cabeza
y me doy cuenta que estoy en la seguridad de una habitación de hospital.
Mis ojos aterrizan en el colchón al lado de mi cadera y mi corazón late
frenéticamente en mi pecho. Perfecto cabello color chocolate saluda mi
mirada y es ahí, cuando me doy cuenta que un brazo yace ligeramente sobre
mis caderas.
Ky.
No puedo resistir tocarlo. Necesito tocarlo para asegurarme que esto es
real. Paso mis dedos a través de la suavidad de su cabello y suspiro mientras
la familiaridad me golpeaba. Ky se agita, y siento su cabeza levantarse de
golpe, mi mano cae de nuevo en la cama.
Levanto la vista hacia él. Un momento de silencio pasa entre ambos y
mi estómago se anuda.
Después de asimilar mis heridas, sus ojos brillan con lágrimas.
—Oye —digo con voz ronca y le ofrezco la mejor sonrisa que puedo
reunir.
—Nena —susurra, su voz mezclada con ansiedad—. Creí que te había
perdido.
—No te desharás de mí tan fácilmente.
—Estaba muy asustado. —Se derrumba. Mi corazón se rompe cuando
una lágrima baja por su mejilla y cae sobre la sabana de lino blanco. Su
cabeza cae otra vez sobre el colchón, y gira su rostro hacia mi cuerpo por lo
que aun todavía puedo seguir viendo sus rasgos. Estando allí paralizada con
amor y su rostro caído, sollozos silenciosos vinieron desde lo profundo de
su pecho.
Amor.
En las profundidades de mi confusión en las manos de Jeremy, todo
me golpeó.
Estaba enamorada de Ky Crawford.
Era algo que nunca quise, algo que nunca necesité, pero ahora era la
única cosa que anhelaba. Ky quería darme todo su amor; el tipo de amor
357 que tenía la habilidad de borrar cada doloroso recuerdo y envolverme tan
fuertemente alrededor de mi corazón que nunca estaría sola otra vez. Su
amor era la luz que necesitaría en mis días más oscuros. Sería la fuerza que
necesitaría cuando estuviera confundida. Sería el consuelo que necesitaría
para superar mis nuevas pesadillas de Jeremy.
—Gracias por encontrarme —susurré, con mi dedo trazando su
mandíbula con ternura.
—Habría buscado en cada centímetro del mundo por ti.
Cerré mis ojos brevemente cuando la medicación para el dolor disparó
otra explosión de alivio a través de mi magullado cuerpo. Necesitaba saber
dónde estaba Jeremy. Todo lo que recordaba era desmayarme mientras la
locura explotaba a mí alrededor en la habitación hotel. Recordé estar en los
brazos de Ky y tan pronto como me sentí segura, fue como si mi cuerpo se
diera cuenta que podía desconectarse.
—¿Dónde está…Jeremy? —susurré, mi estómago se revolvió ante la
sola mención de su nombre.
—Él se ha ido nena, nunca te lastimará otra vez —Ky habló tan
fuertemente, con mucha honestidad.
—¿Qué? —Me atraganté sin aliento.
—Ambos fueron matados a tiros allí. Douglas estaba protegiéndonos.
No podía estar segura de cuánto tiempo permanecimos en silencio. Mi
mano agarrada con fuerza a su brazo, y sus ojos nunca dejaron los míos.
Jeremy estaba muerto. Dije esas tres palabras una y otra vez en mi cabeza,
mientras intentaba aceptar lo que eso significaría. Podría vivir sin miedo
constante. Podría ser capaz de caminar por la calle sin mirar sobre mi
hombro u observar las sombras, esperando que el mal apareciera. Esto
significa la oportunidad de cerrar la puerta que había quedado abierta
durante cuatro años.
—Nunca le desearía daño a alguien pero saber que él nunca podrá
lastimarnos otra vez, se siente increíble. —Mi cabeza cae a un lado, y por
primera vez en tres largos días, siento mi boca curvarse en una ligera
sonrisa—. Me siento libre.

358
La puerta de mi habitación se abre de golpe y de repente estoy rodeada
por mis padres, Ashlyn, Josh, y los padres de Ky. Ky se levanta
silenciosamente de la silla y se para junto a la ventana. Mis ojos trazan cada
uno de sus movimientos mientras lo observaba desconectarse.
—Hola chica hermosa —susurra Josh besando mi frente tiernamente—
. Te extrañamos.
—¡Nenita, oh mi niñita! —Mamá envuelve sus brazos a mi alrededor
tan fuerte que jadeo de dolor. Papá simplemente asiente hacia mí, y sé que
esa era su forma de decir sigue adelante cuando sus emociones lo están
paralizando. Sue está con Ashlyn y Josh, y observó a James caminar hacia
su hijo. Ky cae en los brazos de su padre, y eso rompe mi corazón. Los ojos
de papá van hacia donde estoy mirando.
—¿Qué tal si dejamos a Eden para que descanse? —anuncia con voz
ronca. Mi madre aleja su cuerpo de mí, pero no sin antes de inundar mi
frente de besos.
—Me había preparado para lo peor. Lo siento —susurra Ashlyn cuando
aprieta mi mano, sus ojos están ribeteados de rojo, y su labio inferior tiembla
mientras habla.
—¿Realmente piensas que te desharás de mi tan fácilmente? Necesito
alguien con quien ir de compras y beber cocteles. Por favor ve a casa con
Josh y descansen un poco. Estaré en casa antes que se den cuenta. —
Asiente, y tomando la mano de Sue abandonaron la habitación. Papá y
James los siguieron, dejándonos solo a Josh, Ky y a mí. Él se cierne al final
de la cama con los brazos cruzados sobre su pecho y el ceño fruncido. Alejo
mis ojos de él mientras Josh se acerca a mí.
Se inclina, por lo que su boca cae sobre mi oreja y susurra:
—Me alegra que ese cabrón esté muerto. Me alegro de que te tengamos
de vuelta. Fue un desastre, me asusté. Creí haberlos perdido a los dos.
—Gracias por cuidar de él —respondí igual de suave.
Con un beso al lado de mi frente, se alejó de la cama, le dio a Ky una
palmada en su hombro, y dejó la habitación, cerrando la puerta detrás de
él.
—¿Está bien si te abrazo? —susurró Ky tiernamente desde el final de
la cama.

359 —El pensamiento de ti abrazándome fue la única casa que me hizo


superarlo —admití honestamente.
Ky trepó a la cama junto a mí y me abrazó tan cerca como pudo. Estar
en sus brazos otra vez se sentía como verdadera seguridad. Me sentí en casa
y un suspiró de satisfacción se escapó de mis labios.
—Eden, necesito preguntarte algo, y me mata tener que preguntarlo —
susurró en mi cabello mientras besaba tiernamente el lado de mi cuello.
No tenía que preguntar. Era la pregunta que había estado flotando en
el aire desde que desperté. Había visto la pregunta detrás de sus ojos cada
vez que me miraba y era la pregunta en el borde de su labio cada vez que
hablaba.
Giré mi rostro y lo miré directo a los ojos.
—Todo mi cuerpo te pertenece a ti Ky. Nunca lo dejaría hacer eso otra
vez. Luché cada vez que se acercaba, porque sabía que solo quería ser tuya.
Tú estuviste allí conmigo todo el tiempo, y fuiste en el que pensé cuando me
sentí renunciar. Peleé por nosotros, era la única cosa que podía hacer.
Estaba tan asustada, sin embargo. No sabía si sería lo suficientemente
fuerte.
—No te protegí. —Se atragantó con emoción.
—Tú me proteges todos los días, y te amo por eso. —Mi honestidad
llenó la habitación y el cuerpo de Ky finalmente se relajó a mi lado.
Y ya no pude contener mis sentimientos. ¿Era ridículamente pronto?
¿Quién tenía derecho a juzgar? Mi amor por Ky provenía de su protección,
de su necesidad de que esté segura, su deseo de hacerme feliz, de hacerme
creer que merecía ser amada. Él es todo y más, que no solo quería sino
necesitaba. Él sería mi resolución, y yo sería su redención.
—Te amo mucho cariño, tú eres todo y quiero más.
Mis lágrimas caen libremente con su declaración de amor. Sus brazos
envueltos a mí alrededor, acercándome más de su fuerte cuerpo, el cuerpo
que sabía, me protegería hasta su último día en la Tierra.
La paz estaba a mi alcance, y era todo por el hombre que amaba, quien
me había salvado.
—Quiero ir a casa, no quiero quedarme aquí. Odio los hospitales.
En segundos Ky había desenredado su cuerpo del mío, bajó de la cama,
y salió por la puerta. El vacío me golpeó duro.

360 Muy pronto regresó a la habitación y ahora había a un doctor, vestido


de blanco y sosteniendo un sujetapapeles cerca de su pecho, a su lado. Me
resultaba familiar, e instantáneamente lo recordé de todos esos años atrás.
—Desearía que nos encontráramos bajo mejores circunstancias Eden.
—El doctor Sully me ofreció una débil sonrisa, y su ceño se frunció mientras
sus ojos caían al sujetapapeles.
—El señor Crawford me ha informado que estás buscando ser dada de
alta. —Asiento en respuesta—. Antes de poder llegar a eso, tenemos que
discutir sus heridas. ¿Te gustaría discutirlas en privado?
—No, lo necesito aquí. —Ky tomó mis manos entre las suyas y se sentó
en la silla junto a mi cama mientras esperábamos—. Por favor, solo dígame
—susurré.
Sus ojos bajaron al portapapeles en sus manos.
—Tienes contusiones en tus costillas, un pómulo fracturado,
contusiones en el rostro, un corte en tu frente, que requirió dos puntos de
sutura. Tendrás que pasar la noche aquí, solo para que podamos
monitorearte, pero deberías estar bien para irte a casa mañana por la
mañana. Asumo que tienes un lugar seguro donde ir y a alguien que cuidará
de ti.
—Ella me tiene a mí, y tiene mi casa. —Ky se tensó en su silla y miró
al doctor Sully a los ojos. Cuando dijo las siguientes palabras, me quedé sin
aliento—. Cuidaré de ella. Siempre.
Mi corazón tiembla con sus palabras. Quería cuidar de mí, estaba
hablando de para siempre. Aprieto su mano, la levanto hacia mis labios, y
rocío sus nudillos con dulces besos. ¿Cómo podría alguna vez agradecerle
por todo lo que había hecho por mí? Sus ojos enfocaron los míos, y me mira
como si fuera muy frágil, pero sabe que esta vez no me romperé. Nada podría
destruirme porque tenía su fuerza a mi lado.
—Me salvaste —susurré.
—Nena —murmuró Ky con un tono ronco.
—Ky, tú me salvaste. No solo ayer, sino de todo. Me hiciste vivir otra
vez, hiciste que mi corazón latiera otra vez, me hiciste creer que podía amar
y ser amada.
—Tú eres quien me salvó nena. No te das cuenta lo que me has dado.
Una tos sonó al final de la cama. El doctor Sully miró entre Ky y yo,
361 sonriendo.
—Voy a programar una cita para ver al doctor Evans mientras estén
aquí. Sería bueno hablar con alguien que conoce tus antecedentes. —Asentí
ante la sugerencia de ver al psicólogo que me ayudó tanto hace cuatro años.
—Pero creo que con este chico a tu lado vas a superar esto bien.
Asegúrense de que cuidar uno del otro. Puedo ver algo especial aquí. —El
doctor Sully palmeó mi pierna y sonrió dulcemente, luego se giró y
desapareció por la puerta.
—Creo que sería una buena idea ver al doctor Evans —dijo Ky
suavemente. Se levantó de la silla que había estado ocupando durante horas
y lentamente trepó a la cama a mi lado. Me moví muy lentamente y me
acerqué a él, descansando mi cabeza en su pecho. Mi lugar.
—También lo creo.
—Podemos pedir una cita antes de llevarte a casa pero ahora creo que
deberías descansar —susurra, mientras pasa sus dedos suavemente a
través de mi cabello.
—Está bien —murmuro mientras me siento deslizarme en un sueño
profundo.
El día transcurre y pronto cae la noche mientras dormía y despertaba.
Ky se quedó conmigo todo el tiempo. Cuando entró la enfermera para sus
rondas de la tarde y la noche, me desperté. Ky aun sentado en la silla junto
a mi cama. Estaba frunciendo el ceño en su sueño, brazos cruzados sobre
su pecho con un pequeño puchero en sus labios.
—Tu chico ha estado aquí desde que ingresaste —susurra la enfermera
mientras revisa las vendas en la herida de mi frente—. Es un caballero
moderno de brillante armadura. Nunca he visto a nadie tan angustiado
como él cuando te trajo aquí.
—Es definitivamente mi caballero con brillante armadura. —Le sonreí
a la enfermera y me giré para observar a Ky.
Podría mirarlo y lo haría, durante el resto de mi vida.

362
Ky
E
n el momento en que dejé a Eden en casa, sentí un cambio
entre nosotros. Nuestra relación era más ligera, era libre y no
vinculante. Pasábamos nuestros días en el sofá viendo
películas, cocinando, o jugando interminables partidas de Monopolio. Nos
habíamos encerrado en nosotros mismos y lejos del mundo, y era todo lo
que necesitábamos. Pasamos nuestro tiempo de curación amándonos,
hablando y durmiendo. Después de estar atrapado en la oscuridad,
363 finalmente mi luz estaba de vuelta, y ella brillaba como un diamante.
Eden siguió sorprendiéndome. Para alguien que había estado en el
infierno, no una sino dos veces, vivía la vida con un nuevo vigor. Por primera
vez, hacía planes, hablaba de sus sueños, sus deseos y sus necesidades.
Mientras ella estaba sanando, yo me sentía desfallecer.
Eden era la segunda oportunidad de la vida que siempre había querido
con ella. Era mi chica de la cafetería, mi chica de la chaqueta roja. Ella me
hacía una mejor persona, me daba un motivo para vivir, para trabajar, y
algo a lo que amar.
Ella era mi futuro.
Era tan simple como eso.
Sin embargo, sentía que le había fallado.
No pude protegerla.
—Realmente tenemos que dejar de dormirnos en el sofá —gimió Eden
a mi lado—. Me duele todo.
Vi como ella bostezaba y se frotaba los ojos. Era adorable en los
primeros momentos de despertar. Mis ojos viajaron a las ventanas que
recubrían la pared del fondo de la sala de estar. Era en algún momento de
la tarde, y el sol estaba empezando a desvanecerse. No había visto un reloj
desde que llegamos a casa porque el tiempo ya no nos importaba.
—Tenemos la cena con los padres esta noche. Tengo que empezar a
compartirte con el mundo de nuevo. —Besé su cuello suavemente, su brazo
cayendo sobre mi estómago ligeramente.
—Me ha encantado que sólo fuéramos nosotros dos. —Se gira lo mejor
que puede para mirarme—. Me encantó mi tiempo con Ky.
Las contusiones de Eden habían comenzado a desaparecer y su costilla
estaba sanando lentamente, pero cuando se movía demasiado rápido o se
retorcía por el lado equivocado, su rostro mostraba una mueca de dolor.
Odiaba no poder hacer nada al respecto. Me hacía sentir débil.
—Iré a prepararte un baño —dije y moví mi cuerpo fuera del sofá con
cuidado para no tocarla.
Cuando estoy al pasillo me doy la vuelta para mirarla como hacía cada
vez que estaba lejos de ella. Era instintivo. Necesitaba asegurarme de que
364 estaba siempre delante de mis ojos; mi necesidad de que estuviera a salvo
estaba por las nubes. Eden se había levantado del sofá y ahora estaba en la
cocina ordenando lo de después del almuerzo. Se veía perfecta en mi cocina.
Perfecta en mi dormitorio. Perfecta en mi apartamento.
Sus suaves pasos llenaron el espacio tranquilo mientras terminaba de
rondar por la cocina. Podría mirarla siempre. En el momento en que ella se
volvió hacia el pasillo, sus ojos encontraron los míos. La más dulce de las
sonrisas golpeó sus labios, y ella tiró la toalla de cocina en el mostrador y
se dirigió hacia mí. La observé caminar, notando cada balanceo de sus
caderas. Cuando llegó a mí, agarró mis manos y se las llevó a los labios,
colocando besos delicados en los nudillos.
El brillo en sus ojos bailaba, y se me acercó para que nuestros cuerpos
se tocaran.
—¿Quieres hacer el amor conmigo? —susurró—. Echo de menos que
mi novio me haga el amor.
—No quiero hacerte daño —admití mis miedos más profundos. La idea
de hacerle daño, de causarle dolor, era inimaginable y algo que a lo que no
quería arriesgarme.
Eden tomó nuestras manos unidas, y nos dirigimos por el pasillo hacia
el dormitorio. En el momento en que habíamos llegado a casa del hospital,
había desempacado sus cosas y ahora estaban mezcladas con las mías en
los cajones y su maleta había sido guardada. Mi habitación era ahora la de
ella.
—Nunca me harías daño Ky. —Levantó la camiseta que llevaba sobre
su cuerpo y deslizó sus bragas por sus caderas hasta que quedó delante de
mí como una diosa desnuda. Mis ojos bebían sus curvas, las curvas que me
habían destruido tantas veces. Mis puños estaban a mis costados mientras
miraba su piel sin defectos que todavía estaba salpicada con moretones
causados por Jeremy. Mis ojos se cerraron de golpe al pensar en él como lo
hacían cada vez que iba a conseguir un flashback de lo que había visto. Me
sentía como un débil idiota. Ella estaba sanando y haciendo frente a todo, y
había salido adelante más fuerte de lo que jamás hubiera imaginado y yo
era el que estaba luchando contra ello. Me senté en el borde de la cama y
mi cabeza cayó en mis manos con derrota.
—Ky, mírame —suplicó Eden, su voz sonaba de delante de mí.
Mis ojos se movieron por su cuerpo hasta que encontré su mirada
desesperada. La luz inundando la habitación iluminaba su cuerpo,
365 permitiendo que su piel brillara como baila la luna sobre el mar en la
oscuridad de la noche.
—Soy tuya, Ky. He sido tuya desde que gritaste en mi rostro en Delights
y luego me compraste la mejor tarta de chocolate que he comido. —Sus
labios se curvaron en una sonrisa.
—Estaba medio esperando que me dijeras que me jodiera y me llamaras
hombre de las cavernas.
Las manos de Eden ahuecaron mi rostro y su pulgar se deslizó sobre
mis labios.
—Tú me salvaste esa noche, Ky, y desde ese momento, te necesité,
siempre te necesitaré.
Eden me levantó de la cama hasta que estuve de pie frente a ella. Con
manos seguras deslizó sus palmas debajo de mi camiseta, la pasó por mi
cabeza, y la arrojó al suelo junto a su camiseta descartada.
—Estoy mucho más que enamorada de ti, Ky Crawford —murmuró
mientras sus labios caían a mi pecho, cubriendo el espacio por encima de
mi corazón con dulces besos—. Soy completamente tuya. Necesito que me
tomes. Necesito tus manos sobre mí. Quiero tus labios sobre mí. Necesito
que borres todo. ¿Harías eso por mí? ¿Harías eso por nosotros?
—Te amo también, nena. Me enamoré de ti en el momento en que esos
ojos azules se encontraron con los míos, desde el momento en que te metiste
conmigo en Delights, y cuando te entregaste completamente a mí. Supe
entonces que mi vida iba a girar en torno a ti y solamente a ti. Siento como
si no pudiera respirar sin ti a mi lado.
Me arrastré hasta la cama y me desplomé contra la cabecera de hierro
fundido, esperando el próximo movimiento de Eden. Sus ojos vagaron por
mi pecho desnudo antes de lenta y cuidadosamente seguir mi ejemplo y
subir a la cama. Ella se sentó a horcajadas sobre mis caderas y frente a mí,
toda inhibición que había mostrado anteriormente ya extinguida. Sus uñas
recorrieron mi estómago causando que mis músculos se apretaran y mis
ojos se cerraran bajo la sensación. Confiadas manos cayeron a mis jeans, y
ella me desabrochó los botones y deslizó mis jeans por mis muslos.
—No soy Eden sin Ky —susurró en el aire cargado de deseo—. Es tan
simple como eso. No sólo te quiero Ky, va más allá de eso. Es inexplicable.
Tú me has salvado. Arriesgaste todo por mí. Dejaste de vivir por mí, y estoy
lista para vivir. Estoy dispuesta a dar todo y más para ti. Querías que
366 aprendiera a decir no, pero cuando se trata de ti, siempre será sí.
En el momento en que ella se sentó sobre mí, finalmente me sentí libre.
Su cabeza se inclinó hacia atrás ante la sensación de que estábamos
conectados de una manera que nunca habría imaginado. Esta era la
libertad; esto era pura y absoluta satisfacción. Este era un nuevo comienzo.
Lentamente se levantó y movió su cuerpo suavemente. Mis manos
cayeron a sus caderas mientras las suyas caían a la parte superior de mis
muslos. Ella sería quien dirigiría esto; sabía sus límites y sus deseos.
Hicimos el amor en todos los sentidos de la palabra. Nuestros cuerpos se
unieron como uno solo, y nuestras respiraciones se combinaron en un baile
lento y perfecto, y nunca seríamos los mismos.
—Ky —Eden exhaló mientras se abrazaba con fuerza. El placer se
disparó a través de ella y explotó a mí alrededor mientras yo me vaciaba
dentro de ella—. Por favor, encuentra la paz conmigo —rogó sin aliento
mientras sus ojos me suplicaban.
—La forma en que me estás mirando ahora me da la paz que he estado
buscando durante los últimos cuatro años.
Epilogo
Cinco meses más tarde.

—N
ena, la gira ya casi ha terminado. ¿Estás lista para
ir a casa? —La voz profunda de Colby sonó a mi
lado. Mis brazos se cerraron alrededor de su pecho
desnudo mientras las ruedas resonaban al tocar la carretera debajo. El
sonido me llevó hacia un estado de inconsciencia.
367
Casa.
Cuatro meses en la carretera con mis mejores amigos había sido una
experiencia increíble, y había visto lugares que siempre había soñado con
visitar. Había conocido a las personas más inspiradoras y mis reservas
estaban llenas para los próximos seis meses. Pero estar en la carretera era
también mucho tiempo cuando estabas total y absolutamente enamorado
de alguien.
Un mes después del incidente, como ahora lo llamaba, me habían
ofrecido una oportunidad de trabajo que no podía dejar pasar. Cuatro meses
como fotógrafa en la gira de Fallen por América del Norte. Decir que Ky no
estaba emocionado era un eufemismo. Su actitud protectora me disparó por
las nubes, pero después de que él y Colby mantuvieran un debate acalorado,
por fin se dio cuenta de lo que esto haría por mi carrera. Pero no fue sin
estipulaciones.
Ky y yo habíamos hecho la promesa de que ambos nos veríamos por lo
menos una vez al mes mientras estuviera de gira, y fue una promesa que
nunca rompimos. Cada visita fue mejor que la anterior. Fue intensa,
romántica, sexual, y cada visita mostró la cruda necesidad que teníamos el
uno por el otro. Lo mejor fue que no teníamos nada pensando sobre
nosotros. No teníamos mentiras, ni secretos, ni demonios ocultos, y nadie
esperando para destruirnos.
Yo era completamente suya, y amaba cada momento de ello.
—¿Alguna vez creíste que íbamos a enamorarnos aquí? Bueno, yo estoy
enamorada, tú sólo estás en fase de negación —susurré contra el calor de
Colby.
—Joder, no. Honestamente, nena, pensé que estábamos destinados a
acabar juntos. Los dos tenemos nuestros demonios, y me parecía que
nuestros demonios ganarían al final, pero estoy jodidamente feliz de que no
lo hayan hecho.
—Hubiera sido un honor terminar contigo —susurró en la oscuridad.
—Y yo hubiera atesorado el suelo que pisaras, pequeña. —Colby apretó
su brazo alrededor de mi cintura mientras caíamos en un cómodo silencio.
—Lo amo tanto —admití en voz baja mientras mis pensamientos al
instante viajaban a Ky.
—Y lo que necesitas es estar con él —contratacó.
368
Cuatro días más tarde me salí del avión en el aeropuerto JFK, con una
gran cantidad de emoción y entusiasmo. En el momento en que mis ojos se
posaron en él, sentí que mi corazón comenzaba a latir de nuevo. Sabía que
lo echaba de menos. Sabía que lo amaba, pero verlo allí de pie esperando mi
llegada con una mirada de pura felicidad en su rostro y un montón de mis
rosas amarillas favoritas en su mano era inexplicable.
Me sentí como si fuera la estrella de una película de romance y
estuviera corriendo en cámara lenta mientras iba hacia él. Me encontró a
mitad de camino, y sus fuertes brazos encerraron mi cintura y me levantó
balanceándose en el aire e inmediatamente me sentí como en casa.
—Eres como mi propia película romántica personal —le susurré en su
cuello mientras me aferraba a él como para salvar mi vida, de repente sin
querer estar lejos.
—¡Joder, te he extrañado! —gimió antes de jalar mi rostro al suyo y
darme un abrasador beso de bienvenida a casa justo en medio de las
llegadas, sin importarle que estuvieran a nuestro alrededor.
—También te he extrañado. —Me reí cuando él se apartó y me dejó
completamente sin aliento.
—Estas hermosas rosas son para mi bella dama —dijo tan dulcemente
que yo sabía que mi sonrisa era enorme.
Sus dedos se entrelazaron con los míos mientras nos dirigía lejos de las
llegadas.
—Tengo una sorpresa para ti, pero necesito que te pongas esto —
comentó, sosteniendo una venda en la mano libre y luciendo una sonrisa
descarada.
—Recién te tengo de vuelta, ¿y ya quieres quitarme mi capacidad de
mirarte? —Me reí mientras íbamos hacia la recepción de equipaje y
recogíamos mi maleta rosa. Mientras caminábamos hacia la salida, intenté
interrogarlo, pero él no me daba ninguna pista. El sol caliente del verano me
golpeó de lleno en el rostro cuando salimos por las puertas dobles y nos
dirigimos hacia su Range Rover.
—Habrá un montón de tiempo para interrogarme, te lo prometo. Ahora
date la vuelta —exigió, torciendo el dedo, indicándome que me moviera.
—¿A dónde me llevas? —Me reí cuando él aseguró una venda en mis
ojos y pasó un dedo por mi mandíbula. Fue sensual e inmediatamente mi
369 cuerpo se encendió con necesidad y deseo.
—Sólo confía en mí —respiró con voz ronca en mi oído, enviando un
escalofrío de anticipación a través de mi cuerpo.
Los siguientes cuarenta minutos, permanecí sentada a su lado,
disparando preguntas inquisitivas mientras trataba de averiguar a dónde
me llevaba. Él no me dijo nada, y yo sabía que amaba cada minuto. Su mano
se posaba sobre mi muslo desnudo mientras el sol seguía calentando
nuestro alrededor, su pulgar trazando círculos sobre mi piel necesitada. Mis
sentidos estaban en alerta máxima y en el momento en que la velocidad se
redujo sabía que estábamos saliendo de la autopista. Mi emoción iba en
aumento a cada segundo, y estaba burbujeando con avidez.
—Ya llegamos —anunció Ky cuando el coche se detuvo.
La puerta se abrió y la sensación de estar sola en el auto me golpeó. El
tiempo no significaba nada, y ahora que me había vendado los ojos no tenía
ni idea de cuánto tiempo había estado sentada allí. Cuando la puerta a mi
lado se abrió, me lancé fuera.
—¿Estás lista? —preguntó Ky mientras tomaba mis manos y me sacaba
del asiento. Mis sentidos iban a toda marcha mientras trataba de determinar
dónde estaba. Su mano se encontraba alrededor de mi cintura mientras me
llevaba a lo largo de lo que supuse era un camino—. Ten cuidado, estamos
a punto de subir unas escalones.
¿Escalones?
—Bienvenida a casa, nena.
La venda cayó de mis ojos y mi grito resonó en la habitación vacía ante
mí. Ky y yo estábamos en una habitación bañada por el sol, con techos altos,
una hermosa chimenea, y una vista impresionante de la playa a través de
una pared de ventanas. Estaba totalmente sin habla. Me di la vuelta
tratando desesperadamente de permitir que la magnitud de la belleza a mi
alrededor llenara mi mente. Entrelazó mis dedos con los suyos y me llevó a
través del resto de la casa y yo todavía estaba muda. Tres habitaciones,
todas con vistas al mar, una cocina que sería digna de un chef profesional,
un cuarto de baño con una gran bañera doble independiente, y dos
generosas salas de estar.
—¿Qué te parece? —preguntó Ky mientras nos deteníamos en una de
las ventanas de la habitación de invitados con vistas al atlántico. Su rostro
estaba ansioso por mi reacción.
—Estoy sin palabras. No entiendo —admití con sorpresa evidente en mi
370 voz.
Sus manos ahuecaron mi rostro, forzando mis ojos a los suyos.
—Te necesito en mi vida, Eden, es tan simple como eso. Te amo con
todo lo que soy y todo lo que alguna vez voy a ser. Esta casa es nuestra, si
lo deseas. Este es un lugar donde podemos iniciar juntos el resto de
nuestras vidas, donde podemos venir y pasar nuestra primera noche como
marido y mujer. Y esta habitación de aquí, pensé que podría ser tu estudio
hasta que se convierta en un espacio para nuestros hijos. No podemos vivir
cerca del lugar donde sucedieron nuestras peores pesadillas, por lo que este
puede ser nuestro punto de partida para nuestro para siempre.
Traté de comprender las palabras que pronunciaba mientras mis ojos
buscaban en los suyos. Sabía que quería un futuro con Ky, pero esto era
todo lo que quería y más. Estaba ofreciendo la vida que siempre había
soñado y quería exactamente lo que yo quería.
—¿Quieres tener bebés conmigo? —le susurré mientras las lágrimas
brillaban en mis ojos.
—Un montón de bebés.
—¿Esta casa es para nosotros?
—Sí.
—¿Quieres casarte conmigo? —Mis lágrimas ahora caían libremente
sobre mis mejillas.
—No puedo esperar a que seas conocida como Eden Crawford.
Un golpe en la puerta me sobresaltó. La sonrisa que brilló en su rostro
me hizo creer que él sabía exactamente quién estaba allí. Dios, no pensaba
poder manejar más sorpresas. Me agarró de la mano y me llevó a la planta
baja.
—Esta es la segunda parte de tu bienvenida a casa.
La puerta principal se abrió de golpe y Tori llegó corriendo con Josh y
Ashlyn siguiéndola de cerca.
—¿Qué demonios estás haciendo aquí? —grité al oído de mi mejor
amiga, mientras caíamos en los brazos de la otra. Las lágrimas corrían por
mi rostro mientras mis emociones estallaban una vez más. Otros tres pares
de brazos nos rodearon y allí estaba de pie en medio del vestíbulo en los
brazos de Ky, Josh, Tori, y Ashlyn llorando a moco tendido.
—¿Cómo demonios pensaste que podría vivir lejos de ti?
371 —¿Qué? —Todo sentido de comprensión se había perdido.
—Está bien, voy a decir esto tan simplemente como me sea posible. —
Ella sonrió—. Tori. Se. Mudará. Aquí. Para. Estar. Cerca. De. Eden.
—¡Qué! —grité—. Puedes quedarte aquí, tenemos mucho espacio.
—Espera, ¡espera! Eden, tengo pensado follarte en cada una de estas
habitaciones, así que tenemos que estar aquí solos —anunció la voz
profunda de Ky para que todos oyeran. Mis mejillas se sonrojaron y la
sonrisa en la cara de Tori decía más que mil palabras.
—Jesucristo, Ky, mis oídos vírgenes no tienen que escuchar eso —se
burló Josh a mi lado.
—Virgen mi culo —murmuró Ashlyn, y no pude dejar de notar que
fruncía el ceño. ¿Qué estaba pasando allí?
—Le ofrecí a Tori mi apartamento hasta que encuentre el suyo propio
—dijo Ky, su brazo cayó sobre mis hombros. Nunca dejaba de sorprenderme.
—¡Dios, te amo! —Suspiré y le di un beso con un trozo de mi vida y no
me importaba que tuviéramos público.
La tarde la pasamos con mis personas favoritas en mi nuevo hogar.
Ashlyn y Tori se pusieron a hablar de la decoración que tendríamos que
hacer. Sugirieron colores y cuando Ky les informó de su idea de un cuarto
para los niños, pensé que la cabeza de Tori volaría de sus hombros. Josh y
Ky habían estado observando en silencio mientras la emoción de mis dos
mejores amigas crecía por segundo. Dejé correr todas las ideas locas que
tenían. No teníamos ni muebles ni electricidad, pero no podríamos estar más
felices.
Una vez que se hizo de noche, Ashlyn, Josh y Tori se fueron,
dejándonos a Ky, a mí, y a un montón de velas. Fue el escenario más
romántico de mi vida. Me acosté en sus brazos, mi cuerpo tarareando por el
sexo increíble que habíamos tenido y mi vida pasó ante mí.
Entonces y ahora.
Antes y después de Jeremy.
Con Ky y sin Ky.
Me deslicé fuera de los brazos de Ky cuando el primer signo de la
mañana cayó en la habitación. Necesitaba un momento a solas para asimilar
todo. Tomé una camiseta y la deslicé sobre mi cuerpo desnudo y en silencio
anduve con paso pesado fuera de la habitación.
372
Mi vida no había sido fácil; hubo momentos en que me esforzaba por
recordar respirar. Pero con la tragedia llegó un nuevo comienzo. Dicen que
las cosas más difíciles les pasa a los que el universo cree que podrán
manejarlo. Nunca imaginé que podía manejar lo que me repartieron, pero
había llegado a aceptarlo. Había vivido con ello, y había sobrevivido.
Cada vez que me sintiera caer de pesadillas pensaría en este momento
exacto.
Justo aquí.
Me dirigí de regreso a lo que sería el dormitorio que compartiría con el
amor de mi vida y me apoyé en el marco de la puerta. Disfruté del silencio y
la vista delante de mí. Ky yacía donde lo había dejado con una sonrisa en
su rostro y la sábana baja sobre sus caderas. Él era el epítome de la
perfección, y era todo mío.
Ky Crawford seguía sorprendiéndome. Él me salvaba con cada
respiración y me daba un amor que nunca supe que ansiaba. Cada día me
animaba a retirar otra capa de mí misma, y me entregó el mazo para destruir
la pared final en la que me había atrapada durante tantos años.
Yo no estaba viva hasta que Ky Crawford llegó a mi vida, pero ahora
estaba volando por las nubes.
Finalmente, la felicidad, la alegría y la seguridad eran mías.
Podría haber sido su diciembre.
Pero seríamos el uno para el otro por siempre.
Fin

373
Próximamente

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Sobre la Autora

Rachel Brooks
Rachel Brookes es de una ciudad en la
375 costa de Australia, donde las playas, los
canguros y los surfistas deambulan
libremente. Escribe angustiosas historias de
amor con una pizca de locura, un poco de
drama, una taza de romance y una
cucharada de sensualidad... Ah y el
ingrediente principal chicos calientes.
Rachel a veces se olvida de comer, a
veces se olvida de dormir y a veces no puede
recordar la última vez que limpió su
apartamento pero eso es porque ella está en
una relación de largo plazo con su portátil y
constantemente está escribiendo.
Cuando está alejada de su portátil puede encontrarse tomando
demasiadas fotos, haciendo deliciosos cócteles, riéndose con las películas
de Adam Sandler y pasando su tiempo con su familia y sus amigos
increíbles.
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