Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Esta traducción fue realizada sin fines de lucro por lo cual no tiene
costo alguno. Es una traducción hecha por fans y para fans. Si el libro
logra llegar a tu país, te animamos a adquirirlo. No olvides que
también puedes apoyar a la autora siguiéndola en sus redes sociales,
recomendándola a tus amigos, promocionando sus libros e incluso
haciendo una reseña en tu blog o foro. Por favor no menciones por
ningún medio social donde pueda estar la autora o sus fans que has
leído el libro en español si aún no ha sido traducido por ninguna
editorial, recuerda que estas traducciones no son legales, así que cuida
nuestro grupo para que así puedas llegar a leer muchos libros más en
español.
Dedicatoria
A Sommer Stein... gracias por no despedirme todavía.
Contenido
¡Importante! ________________________ 3 Capítulo Diecinueve ________________ 364
Dedicatoria _________________________ 4 Capítulo Veinte ____________________ 387
Staff _______________________________ 6 Capítulo Veintiuno _________________ 405
Sinopsis ____________________________ 7 Capítulo Veintidós __________________ 411
Capítulo Uno ________________________ 9 Capítulo Veintitrés _________________ 428
Capítulo Dos _______________________ 32 Capítulo Veinticuatro _______________ 439
Capítulo Tres _______________________ 57 Capítulo Veinticinco ________________ 449
Capítulo Cuatro _____________________ 83 Capítulo Veintiséis__________________ 465
Capítulo Cinco ______________________ 97 Capítulo Veintisiete _________________ 473
Capítulo Seis ______________________ 111 Capítulo Veintiocho_________________ 485
Capítulo Siete _____________________ 123 Capítulo Veintinueve________________ 498
Capítulo Ocho _____________________ 150 Capítulo Treinta ___________________ 512
Capítulo Nueve ____________________ 166 Capítulo Treinta y uno _______________ 524
Capítulo Diez ______________________ 182 Capítulo Treinta y dos _______________ 545
Capítulo Once _____________________ 202 Capítulo Treinta y tres _______________ 556
Capítulo Doce _____________________ 227 Capítulo Treinta y cuatro _____________ 567
Capítulo Trece _____________________ 238 Capítulo Treinta y cinco ______________ 585
Capítulo Catorce ___________________ 255 Capítulo Treinta y seis _______________ 593
Capítulo Quince____________________ 277 Capítulo Treinta y siete ______________ 599
Capítulo Dieciséis __________________ 299 Epílogo___________________________ 608
Capítulo Diecisiete _________________ 320 Sobre el Autor _____________________ 626
Capítulo Dieciocho _________________ 336 Este libro llega a ti, gracias a: _________ 627
Staff
TRADUCCIONES INDEPENDIENTES
Traducción
Kasis
TEAM FAIRIES
Diseño
Hada Anjana
Sinopsis
Él habla de nuevo.
No hay más sonidos que el pitido detrás de mí. Hago que mis
párpados se abran y permanezcan así, como si eso me ayudara a
encontrar la respuesta de por qué estoy aquí. Cuando finalmente lo logro,
me encuentro mirando directamente a los tres mejores amigos de mi
hermano. Holden, que lleva su bata blanca, está en el medio. Junto a él
está Spencer Cross, el hombre alto, moreno y pecador con el que he
soñado desde que tenía trece años pero que nunca tendré. Detrás de él
está Emmett Maxwell, quien… está en el ejército en un despliegue…
¿qué demonios?
¿Por qué está en un uniforme de policía? ¿Por qué está aquí? Los
correos electrónicos que envía cada semana son lo único de lo que Isaac
habla porque, por supuesto, Emmett tuvo que unirse a las Fuerzas
Especiales. Él no podía simplemente hacer su tiempo y regresar;
necesitaba ser heroico, lo cual no es sorprendente en lo más mínimo.
—Siete de octubre.
—¿Isaac? —digo, pensando que tal vez está en el pasillo o algo así.
La mano de Addison vuela hacia su boca, y ella mira hacia otro lado.
Mi madre agarra mi mano con más fuerza y luego alcanza a Addy.
—Yo no… yo no… —Miro a mi alrededor, sin entender por qué estoy
en un hospital o qué diablos está pasando—. Ayúdenme. Yo no…
—No, no lo sé. ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué está pasando? ¿Dónde está
Isaac? ¿Por qué están todos llorando? ¿Qué pasa conmigo?
—No te pasa nada, pero necesito que intentes respirar con calma,
¿de acuerdo? —Él exagera el gesto, inhala profundamente, aguanta la
respiración por un segundo y luego exhala lentamente. Después de
algunos intentos, me las arreglo para imitarlo, pero el pánico sigue ahí,
todavía arañando mis entrañas. Se vuelve hacia Emmett—. Ella no está
lista para esto. ¿Por qué no nos dan unos minutos mientras la evalúo y la
dejo orientarse? Necesita unos momentos.
—Estoy bien.
—Está bien. ¿Puedes levantar tus manos y empujar contra las mías?
—Hago lo que me pide, y cuando parece satisfecho, pasa a otras pruebas
menores. Luego escucha mi pulso y recita números. Mientras lo hace, mi
mente se acelera, pero estoy demasiado cansada para tratar de
concentrarme en los pensamientos.
Fue mágico
Él escribe eso.
—¿Puedes decirme algo más? ¿Quizás sobre tus compañeros de
trabajo o algunos de los niños que has conocido?
Arrugo la frente.
—Él debería estar aquí pronto. Estoy segura de que estará aquí. Tal
vez solo está atrapado en el trabajo.
Yo suspiro.
—Henry… si no está aquí, estará. Eso es todo. Estamos trabajando en
cosas —Al menos, estamos tratando de trabajar en ellas. Las cosas han
sido difíciles los últimos meses para nosotros. Él no quiere mudarse a
Rose Canyon y yo no quiero vivir en la ciudad. Amo esta ciudad y quiero
estar cerca de mi hermano y mi cuñada. Addy quiere hijos, y yo voy a ser
la mejor tía que jamás haya existido.
No hay nada más que una densa niebla que me impide recordar
nada.
—¿Tuve un accidente?
—¿Qué sucedió?
Isaac.
Oh Dios.
—¿Isaac?
No está bien. No puedo recordar por qué estoy aquí. No sé qué pasó,
y cuanto más trato de recordar, más frenético se vuelve el pitido. Mi
visión comienza a desvanecerse un poco y Holden le grita algo a la
enfermera.
Estoy demasiado atrapada en la espiral de pensamientos y la
necesidad desesperada de llenar los pulmones que se niegan a trabajar
para prestar atención a lo que está gritando.
—Él le quitó el sedante hace unas horas, así que ahora depende de su
cuerpo decidir cuándo esté lista —responde mamá—. Espero que sea
pronto.
—Yo también. Tengo que llegar a casa con Elodie. Jenna ha estado allí
todo el día y le prometí que estaría en casa antes de la cena.
Empujo con más fuerza, exigiendo que mis párpados hagan lo que les
digo que hagan porque tengo que despertarme. No hay concepto de
tiempo mientras trabajo en ello, pero finalmente, logro que mi cuerpo
coopere lo suficiente como para que mis dedos se contraigan.
—¿No te acuerdas?
Mamá interviene.
—Solo nos dijeron que estabas con él. Quieren que tu memoria vuelva
sola porque eres la única testigo. Eres la única que sabe quién hizo esto, y
la policía y el fiscal de distrito están preocupados de que el abogado
defensor pueda usar tu pérdida de memoria en contra de tu testimonio.
Las lágrimas caen por mis mejillas como lluvia mientras trato de
aceptar que mi hermano está muerto, nadie puede decirme qué está
pasando y una cantidad desconocida de tiempo ha sido robada de mi
memoria.
Capítulo Dos
Brielle
Me quedé dormida durante aproximadamente una hora, agotada por
el llanto y todavía con el corazón roto. Cuando me desperté, Holden y
mamá pasaron dos horas tratando de refrescar mi memoria, todo fue en
vano. Después de otra ronda de lágrimas, le dije a mi madre que quería
hablar con el abogado y averiguar exactamente qué diablos estaba
pasando.
—No.
—Lo era.
—Brie —dice Spencer—, todos nosotros nos preocupamos por ti. Nos
importas, ¿de acuerdo? Queremos estar aquí para ti como lo estaría Isaac
porque te amamos.
Sus ojos verdes están en los míos, causando que mi corazón se acelere.
Dios, la niña estúpida que hay en mí quiere convertir eso en algo más.
He anhelado escuchar algo así de los labios de Spencer Cross desde que
tenía trece años, pero mi cabeza sabe mejor que no debe dejarse llevar
por ello.
Pero incluso ahora, luciendo como un fantasma del chico del que me
enamoré, es deslumbrante. Su mandíbula está cubierta por una barba,
enmascarando la fuerte línea de la mandíbula que sé que está debajo.
Por mucho que se vea igual, hay una diferencia muy grande en su
cuerpo. Es ancho, fuerte, y la forma en que su camisa se pega a él me dice
que hay mucho músculo debajo. Pero sus ojos, esos son los mismos,
todavía está ahí ese verde esmeralda que podría pintar en mi sueño.
Cora es la fiscal del distrito y tres años mayor que yo. Jugamos en el
mismo equipo de softbol en la secundaria, y ella siempre me ha asustado
muchísimo.
No es que ella haya hecho nada. Ella es solo una de esas mujeres que
exudan poder, y eso la hace parecer intimidante.
—Hola, Cora.
Ella sonríe.
Holden se acerca.
Mi corazón late con fuerza mientras mis ojos arden con lágrimas.
—Bien entonces.
Emmett habla.
—Él podría haberse ido hace mucho tiempo —agrega Spencer, con los
ojos todavía en los míos.
—En dos días —responde Holden—. Creo que estarás lista para ser
dada de alta para entonces. Aparte de tu pérdida de memoria, te estás
recuperando bien.
—Pero…
—No puedo imaginar lo frustrante que debe ser todo esto para ti,
pero Cora tiene razón. Si influimos en tus recuerdos, ¿entonces qué?
Mi presión sanguínea está por las nubes mientras lucho con todo esto.
Es demasiado. Es demasiado, maldita sea.
Holden viene a mi lado.
—Eres la misma chica que siempre has sido. Eres divertida, amable,
cariñosa e inteligente. Eres valiente y, aunque todos sabemos que tienes
miedo, encontrarás elcamino de regreso.
Emmet se ríe.
—¡Espera!
—Cierra los ojos otra vez, Brielle. Quiero que vuelvas a ese beso.
Quiero que lo abraces. El deseo, la calidez, la forma en que te sentiste.
Piensa en el sabor de tu lengua. Ahora, piensa en tu cuerpo. ¿Era alto?
—Eso es fácil de pensar para ti, Em. Estoy aterrorizada por lo que
pasó. No tengo ni idea de si fue un robo que salió mal. Si alguien me
perseguía, ¿o era Isaac el objetivo? ¿Qué pasa si el chico o la chica que lo
mató viene a terminar el trabajo? Necesito recordar. Necesito recuperar
mi vida para poder sentirme segura y saber que esta persona está tras
las rejas.
Spencer dice:
Emmett asiente.
—Sí. Contrataríamos a todo el ejército de EE. UU. si pudiéramos, pero
todos estos tipos son ex SEAL o tipos de operaciones especiales. Confío en
ellos con mi vida y ellos protegerán la tuya,
Juro que estoy viviendo en una realidad alternativa. Tal vez este es el
sueño. Tal vez estoy en mi habitación esperando despertar de esta
pesadilla, pero esto no es un sueño. No hay despertar de este infierno.
Me acuesto contra la almohada, sintiéndome inútil.
Holden sonríe.
—De acuerdo.
—¿Qué? —pregunta.
Me pregunto qué pasó para que pareciera tan roto. Spencer siempre
ha sido más grande que la vida, pero hoy parece un poco perdido.
Él sonríe.
Él sonríe suavemente.
—No hay mucho que decir.
—Lo dudo.
Spencer suspira.
—¿Por qué?
Se encoge de hombros.
—En papel —dice con una sonrisa—. Odio hablar. Estaba nervioso.
—No sé qué diablos voy a hacer sin él. Addison y Él… Yo solo…
—¿Quién es Elodie?
—No.
Bueno.
Spencer resopla.
—Como si Isaac pudiera mirar a otra mujer. No, pero ella es parte de
su vida. O lo era…
—Ella no es tu hija.
Suelto un pesado suspiro.
—Si pudiera…
—Sí —termino.
—¿Sí?
—Hola, Brie.
—Hola.
—Lo son.
Yo sonrío.
Mamá sonríe.
—Sí, bueno, hablé con Holden hace unos minutos. Me ha dicho que
estás bien y que podrás irte a casa mañana…
—No lo sé.
—Lo siento —Gira la cabeza y se limpia los ojos antes de forzar otra
sonrisa—. No, no. Estoy bien. Simplemente ha sido difícil. Eso es todo. Se
supone que una madre puede ayudar a sus hijos, y no puedo arreglar
nada de lo que ha pasado. No puedo ayudarte, y ahora Addison quiere
irse…
Todo el mundo los conoce. Todos los aman. Sus vidas están aquí, y no
me puedo imaginar que Addison se vaya.
—¿Adónde irá?
Mamá se apresura.
—No bebé. Incluso si pudieras contarle cada detalle, no borraría el
dolor que siente. Nunca he visto a dos personas más perfectas la una para
la otra de lo que ellos eran, y ella solo necesita algo de espacio para
llorar. Lo sé muy bien.
—Lo hice.
—¿Y?
—Por supuesto.
—Sí.
Holden sonríe.
Él asiente.
—Tengo esta… cosa. Una llave. No sé qué es. No puedo entender por
qué o qué significa.
—¿Es como la llave de la foto?
—No, es una llave real. Como una antigua con los elegantes grabados
en la parte superior.
—Hola, Brie.
—No lo supe hasta esta mañana. Estoy tan contento de que estés bien
—Se gira hacia la audiencia detrás de nosotros—. Sra. Davis. Holden —
dice.
—No me enteré hasta hace unas horas. Vine tan pronto como me
enteré.
Me dirijo a mi madre.
—Lo sé.
—¿Mamá?
—Lo siento, te daré dos horas para platicar. Tengo algunas cosas que
debo hacer antes de que te den de alta mañana, y también tengo que
ayudar a Addison antes del funeral.
—No iba a quedarme mucho tiempo. Quería ver cómo estabas. Ahora
que Henry está aquí, a ambos les vendría bien un poco de tiempo para
hablar sin que yo esté sentada aquí.
Me dirijo a él.
—Me gustaría. Eres una de las últimas cosas que realmente recuerdo,
y significaría mucho si pudiéramos hablar un poco.
—¿Lo tuviste?
—Sí, pero era el sabor de los cigarros, y no puedo ubicarlo. Pensé que
tal vez eras tú.
—Definitivamente no.
—¿Vivimos juntos?
—Llegaremos a todo, pero por ahora, solo tienes que permitirte sanar
y ver cómo resultan las cosas. Tal vez descubras que quieres que las cosas
sean diferentes, y no quiero hacerte cambiar de opinión de ninguna
manera.
Hay vacilación en su voz, y retrocedo.
—Pero, ¿y si las cosas eran perfectas? ¿Qué pasa si era feliz y elijo el
camino equivocado esta vez? ¿Qué pasa si terminamos porque esta
nueva versión de mí, que no puede recordar nada, es realmente egoísta
y odia estar lejos de ti?
Su sonrisa es amplia.
—Sí, amor.
—Gracias.
Nop. No lo es.
Querido Dios.
Me obligo a sonreír.
—No lo haces en absoluto.
—¿Cómo te sientes?
—Sí, acabo de salir de allí. Dijo que te dijera que estará aquí para
verte, más tarde hoy.
Miro a Henry, tratando de imaginar lo que sería eso para mí. Hemos
estado saliendo durante mucho tiempo, pero hubo algunas ocasiones en
las que consideré romper con él. Claramente, no lo hice.
Spencer se burla.
Se encoge de hombros.
—Bueno, necesito saber. Necesito volver a lo que sea que sea esa
parte dolorosa y seguir adelante para poder ayudar a encontrar al
asesino de mi hermano y a quien quiera que quisiera matarme.
—Siempre has sido tan terca —Él sonríe y sus ojos se llenan de
calidez.
—Siempre, Brie.
—De acuerdo.
—Gracias.
—Estoy aquí.
—Solo no me dejes nunca.
Sonrío.
—Voy a tratar.
—No lo sé, pero tenemos que hacerlo. Isaac querría que fuéramos
fuertes.
Sin tener que mirar, sé que los mejores amigos de mi hermano están
detrás de nosotros. Emmett, Spencer y Holden están aquí, prestando su
apoyo mientras las dos tomamos este segundo juntas.
Ellos han estado aquí, pilares de fuerza tanto para Addison como
para mí. Emmett me llevó a casa desde el hospital hasta el hotel de mi
madre, asegurándose de que estuviera a salvo ya que tuve un ataque de
pánico antes de irme, preocupada de que la persona que hizo esto
todavía estuviera allí afuera.
Holden vino después de salir del hospital para ver cómo estaba y
luego se quedó con Addison para ayudarla con todo lo que necesitara.
Addy suspira.
Addison me mira.
—Sé que no tenemos los detalles de lo que pasó, pero en mi cabeza y
en mi corazón, tengo que creer que Isaac estaba haciendo todo lo posible
para evitar que alguien fuera herido. Te amaba a ti, a este pueblo y a
todos. Se habría sacrificado por todos nosotros porque así era él, pero
especialmente por su familia. Entonces, sé que no tenemos las respuestas,
pero si alguno de los escenarios que he imaginado es cierto, entonces él
fue valiente y nosotras también debemos serlo.
—Deberías entrar.
Que recordaré.
Que veré a Isaac, y como una explosión repentina, los últimos tres
años volverán a mí.
—Siempre lo haré.
—Lo sé —Miro hacia atrás a la entrada, deteniéndome todo lo que
puedo porque no quiero hacer esto. Tengo tanto miedo—. ¿Quieres…
entrar conmigo?
No sé por qué, pero no puedo estar sola y no hay nadie más en quien
confíe más que en él. Spencer no dejará que me derrumbe, e Isaac
querría que estuviera conmigo.
—Por supuesto.
—No tengas miedo, Brielle. Estoy… todos estamos aquí para ti. No
estás sola y nunca lo estarás.
—De acuerdo.
Me deja marcar el ritmo mientras fuerzo mis pies hacia adelante, y
cuando estoy de pie junto al ataúd de mi hermano, apenas puedo
respirar por la pérdida aplastante que llena mis pulmones. Cuando
caigo de rodillas, Spencer está detrás de mí, su mano en mi hombro
mientras miro a Isaac.
Espero algo, lo que sea, pero no hay nada más que lágrimas y un
dolor abrumador mientras miro a mi hermano.
Spencer suspira.
—Ambos sabemos que eso no es cierto.
—Lo tiene.
—Pero ¿qué?
—Esa es otra cosa, que es una más de la que tenías hace cinco
minutos, Brie. Sé que no parece mucho, pero estas pequeñas piezas
comenzarán a tener sentido.
El tiempo no es algo que esté dispuesta a gastar en esto, pero tal vez
haya otra opción. Quizás Spencer pueda ayudarme a acelerar las cosas.
Tengo que ayudar a encontrar quién mató a mi hermano. Tengo que
conseguir justicia para Isaac y encontrar respuestas para todos nosotros.
—¿Qué?
—Holden fue claro en que debes dejar que esto suceda de forma
natural.
Su mirada cae.
—Entonces ayúdame.
Capítulo Cinco
Brielle
—¿Estás segura de que quieres volver a casa? —pregunta mi madre
mientras me ayuda doblar la ropa sobre la cama.
—No está mal, mamá. Tú tienes cosas que hacer y yo necesito arreglar
mi vida —explico.
—Sí, pero estarás sola —dice mamá con preocupación—. No puedo
dejarte así.
—Claro.
Henry se fue el día que salí del hospital y aún no ha regresado a Rose
Canyon. Llamó a mi madre anoche para disculparse y hacerle saber que
estaría aquí hoy.
Daría cualquier cosa por hablar con él ahora mismo. Isaac era nueve
años mayor que yo, y aunque muchos hermanos mayores pensaban que
era molesto tener una hermana de repente, él no. Él me protegió, me
amó, siempre se aseguró de que tuviera su apoyo, incluso cuando no
estaba de acuerdo.
—¿Mamá?
—¿Sí?
—¿Por qué hay flores y cosas fuera de Rosie Beans?
El último recuerdo que tengo del café es cuando abrió, pero eso fue
justo antes de irme a la universidad. Fue una gran noticia tener una
cafetería en nuestro pequeño pueblo.
Porque ahí debe ser donde ocurrió el incidente. Debe ser donde
murió mi hermano.
—No recuerdo.
—Está bien.
—Sí.
Abro los labios, pero estoy demasiado sorprendida para decir algo.
Entonces la mujer vuelve a hablar, así que dejo de intentar formar
palabras.
Las lágrimas pican en mis ojos, pero las contengo mientras asiento y
le ofrezco una pequeña sonrisa.
—No te disculpes, Brie. Sólo debes saber que tienes personas aquí
que se preocupan y están cuidando de ti —La sinceridad en su voz alivia
un poco mi ansiedad.
—Te lo agradezco.
—Claro, para eso están los vecinos. Oye es… — Hace una pausa y
saluda a Spencer—. ¡Hola, Spencer!
—¿Tú la conoces?
Miro hacia el edificio donde vivo, o donde todos dicen que vivo, y
espero a que suceda algo, lo que sea.
Decidieron tener una fiesta secreta, pero los escuché planeando, así
que reuní a algunos amigos, me estrellé, me emborraché increíblemente y
me quedé dormida sobre Spencer. Para su disgusto.
Mi madre resopla.
Spencer asiente.
—Así es.
—Sí.
Yo jadeo.
—Eso no es tranquilizador.
—Lo sé.
—De acuerdo.
Cierro los ojos por un segundo, esperando que pase algo, pero no
pasa nada. No recuerdo haberme mudado o elegido el sofá, o la pintura
en la pared sobre la mesa de la entrada que adorna mi sala. Deambulo
hacia donde debe estar mi dormitorio, con la esperanza de que eso
pueda ayudar. Tal vez un recuerdo de Henry y yo o, demonios,
cualquier cosa.
—¿Esta es Elodie?
Mamá sonríe.
—Lo es.
—¿Qué?
Extraño.
Por otro lado, está la foto de la boda de Isaac y Addison, pero nada
más. Nada de Henry, que, si estamos juntos, ¿por qué no tengo fotos?
—¿Qué sientes?
—Estoy confundida. No conozco este lugar ni las cosas que hay en él.
No entiendo por qué, si todavía estoy con Henry, él no parece existir
aquí. Hizo que pareciera que me ama y que yo lo amo.
Spencer se ríe.
Se me corta el aliento.
Golpeo su brazo.
—Imbécil.
Debe haber algo aquí que me ayude a resolver las cosas. Una caja de
cosas que guardé en un armario o ropa de él para decirme si todavía
estamos juntos.
Me dirijo allí primero y no veo nada que indique que Henry pasa
algún tiempo aquí. Encuentro una camisa vieja, calzoncillos y un par de
jeans, pero no son de la marca que usaba. Podrían ser suyos, pero los
pantalones son un poco más delgados de lo que es ahora. Sigo buscando,
finalmente encuentro una caja negra en la parte inferior.
—¿Estás bien?
Me aclaro la garganta.
—Suena bien.
Ella me atrae para darme un abrazo.
—¿Qué es eso?
—¿Qué?
—¿Qué recordaste?
Le cuento la mayor parte, omitiendo la parte de que, quien quiera
que esté del otro lado, besa realmente bien; y él asiente.
—Isaac lo era.
Me río.
—Holden es médico.
—Sí, pero también es el tipo que afeitó las cejas de Emmett antes de
que se fuera a un despliegue.
La risa profunda de Spencer llena el espacio.
—¡Y una mierda que lo estaba! Salió con su unidad, sin cejas.
—No se siente real para mí —le digo—. Incluso después del funeral,
realmente no puedo creer que se haya ido. Tal vez sea porque no sé nada
en este momento, pero es surrealista y no en el buen sentido.
—Lo sé. Pensé que tu mamá se quedaría al menos unos días más,
pero tiene que lidiar con el seguro.
—¿En serio no crees que el hecho de que su tienda se haya
incendiado esté relacionado con Isaac y conmigo? —pregunto.
—El investigador de ahí no parecía pensar eso. Dijo que parece ser
que fue la cafetera que estaba enchufada, no un incendio provocado.
—No llores. Por favor. Sólo te estoy diciendo el por qué creo que unas
semanas o tal vez un mes fuera de aquí me hará bien. Visitaré a Devney
y me dará un cambio de ritmo y la oportunidad de llorar sin que todo
el pueblo me mire.
Ella asiente.
—Nunca lo fui.
—Creo que tienes que seguir tu instinto. En este momento, parece que
te está diciendo lo que debes hacer, así que depende de ti ser lo
suficientemente valiente como para escuchar. Pero, hazme un favor,
¿de acuerdo?
—Por supuesto.
—No hagas nada a menos que sea algo tú quieras hacer. Las últimas
dos semanas han sido una pesadilla para las dos y, a veces, es importante
tomarse un minuto y simplemente respirar y sanar. Además, antes de
tomar cualquier decisión sobre Henry, debes saber que lo que sea que
estés experimentando ahora probablemente sea cómo es o sería tu vida
con él. Ambas sabemos que no lo tolerarás.
Soy fuerte. Puedo hacer esto. Solo tengo que pasar la primera noche,
y luego será fácil.
—¿Qué?
Inclina la cabeza.
Resoplo.
Spencer sonríe.
Lo miro.
—Adivinaste mal.
Oh, lo odio.
—¿Qué?
Él se ríe.
—¿Cuándo se mudó?
—¿Por qué?
—Porque no tenemos idea de quién mató a tu hermano y trató de
matarte. Así que el departamento ahora está subarrendado a su
equipo de seguridad. Entonces, si tienes miedo o necesitas algo, tienes
gente aquí. Son uno de los mejores equipos de seguridad del país. He
hecho amigos durante mi carrera y ninguno de nosotros quiere correr
riesgos.
Él sonríe.
—Un asco.
—Gracias.
Él baja hasta que está mirando directamente a mis ojos abiertos y sin
pestañear.
Quiero hablar, decirle que estoy bien, pero no puedo. Las lágrimas se
acumulan, pero espera a que asienta con la cabeza antes de levantarme en
sus brazos como si no pesara nada. Envuelvo los míos alrededor de su
cuello, permitiéndole acunarme contra su pecho mientras me lleva al
sofá.
—¿Golpeaste la puerta?
Quiero calmarme, pero siento que voy a vomitar. Spencer se pasa las
manos por el cabello.
—Necesito un minuto.
Emmett asiente.
—Está bien. Estoy cansada y abrumada. Han sido unos días difíciles,
lo sabrías si hubieras estado aquí.
—Disculparme,
—Bien, les daré unos minutos a solas. Voy a volver al otro lado del
pasillo. Si necesitas algo, solo grita.
—No importa. ¿Por qué viniste esta noche? No respondí tus mensajes
porque estaba enfadada. Podrías haber esperado a que te enviara un
mensaje de texto.
—Sé que se supone que no debes decirme nada sobre los últimos
años, pero sigo sintiendo que esto no es real. Nosotros. No creo que
estemos juntos, pero si lo estamos, no estoy segura de que debamos
estarlo.
—Nosotros terminamos.
No estoy segura de cómo pensó que usar esto para manipularme era
una buena idea.
—Entonces, ¿mentiste?
—No sé cómo fueron las cosas antes, pero sé que quiero mucho más
que esto. Quiero a alguien que esté a mi lado, especialmente en los
momentos difíciles.
—Mi trabajo exige que me ocupe de ciertos clientes. Cuando las cosas
surgen, no puedo simplemente irme.
—Lo entiendo. Lo hago, pero no soy cosa y la muerte de mi hermano
no fue mínima, especialmente no para mí. Necesito poder confiar en el
hombre que amo, y si querías que esta fuera nuestra segunda
oportunidad, ya me fallaste.
—Siempre fuiste la única para mí, Brie. Desearía serlo para ti.
—¿Lo es?
El asiente.
—Lo hiciste.
—Yo estaba triste.
—Yo también.
Se encoge de hombros.
—No lo sé. Tal vez lo fue porque aquí estamos de nuevo, e incluso
con una memoria defectuosa, sabías que yo no era el indicado para ti.
—Creo que estoy destinado a estar solo —dice con una sonrisa—.
Estoy casado con mi trabajo y, si fuera honesto, sería injusto pedirle a
cualquier mujer que lo aguante.
—Por supuesto. Pase lo que pase, sigo queriendo lo mejor para ti.
Además, te he extrañado.
—Le dije que no quería estar con él, y al hacerlo, recordé que
rompimos.
—Hola mamá.
—Sí, e incluso si no fuera así, iría de todos modos. ¿Cómo están las
cosas en la tienda? ¿Algo de la compañía de seguros?
Mamá suspira.
—Sí, pero también odio tener que lidiar con esto cuando debería
estar allí contigo.
Ella olvida que se habría ido en cuatro días, así que no es como si
hubiera planeado quedarse mucho más tiempo de todos modos.
—Hola.
Él sonríe.
—Bien.
—Eres un salvavidas.
—Es solo el desayuno.
—No tengo ningún recuerdo de eso —le digo con una sonrisa.
Definitivamente las recuerdo todas, pero esto de la memoria podría jugar
a mi favor al menos una vez.
Spencer se ríe.
Lo ignoro y continúo.
Spencer asiente.
En serio, ¿por qué me gusta este hombre? No tiene sentido. Está bien,
lo tiene. Es increíblemente atractivo, confiado y domina cualquier
habitación en la que entra. Spencer puede mirarte, ver más que nadie y
nunca juzgar.
—De todos modos, son solo algunas cosas aquí y allá que me hacen
preguntarme si hay alguien, aunque sea casualmente.
—Ha. Ha. No, quiero que escribas las cosas que ves, recuerdas,
piensas. Cuanta más información tengamos que repasar, mejor.
Él sonríe.
—Sí, lo soy.
Me atrae hacia sus fuertes brazos y cierro los ojos, escuchando los
latidos de su corazón.
—Podría.
Me siento horrible Tiene cosas mucho más importantes que hacer que
volver sobre mi vida.
—Lo siento.
—¿Por qué?
Me encojo de hombros.
—No te diviertes.
—Me divierto.
Él suspira.
—Dilo.
Me río y me acuesto.
—Brie.
Spencer me interrumpe.
—Nunca lo haría.
—Brielle, sé más que nadie cuan fugaces son las cosas. Sé lo que es
perderlo todo. Sé lo que es ser dejado atrás y olvidado.
—Ya lo sé.
Sus ojos encuentran los míos, y la forma en que me mira hace que
se me seque la garganta. Juraría que quiere besarme, lo cual es una locura
porque Spencer no me mira de esa manera y nunca nos hemos besado...
bueno, no así.
—Lo apreciamos.
Spencer resopla.
—Sí, porque sucede muy a menudo.
—Lo hice, pero soy mejor. No puedo esperar para volver a Los
Ángeles.
—No. Creo que tenemos más pistas que nuestra amiga pesimista
—dice Spencer encogiéndose de hombros.
—Como...
Spencer sonríe.
Holden asiente.
—¿Mencionaste un lugar donde ella tenía una contraseña?
Por mucho que me encantaría llamar a eso una victoria, creo que
está equivocado.
Se encoge de hombros.
Tal vez, pero voy a decir que esto último fue suerte. Todavía hay
cosas que no sé, y espero que vuelvan más temprano que tarde.
Emmett sonríe.
—No puedo confirmar ni negar tal historia.
Emmett resopla.
Gimo
Emmett se va, y miro hacia la puerta con lágrimas cayendo por mis
mejillas.
—Brielle —dice Holden en voz baja mientras su mano descansa
sobre mi hombro—. No llores.
—¿Por qué no? ¿Cuánto más tengo que perder? ¿Isaac no fue
suficiente? ¿Addison y Elodie también tienen que irse? Tú te vas a Los
Ángeles pronto. Emmett no puede estar conmigo en caso de que lo
llamen a testificar —Miro a Spencer—. Tú conseguirás un trabajo o
una novia. ¿No lo ves? ¡No tengo nada! Lo he perdido todo y ni
siquiera sé por qué.
—Usualmente la tengo.
—También eres un idiota arrogante —digo con una sonrisa.
—Lo haré.
—¿Estás seguro?
—No me ofrecería si no fuera así.
Oh no.
—Spencer…Estoy tan…
—No lo lamentes. Confía en mí, según lo que vi, fue mejor así.
—¿Qué?
—¡Mierda!
—¿Qué es eso?
Mierda.
Encontró el anillo.
—Estoy… ¿comprometida?
—Parece que lo tienes. Tal vez lo robaste y por eso casi te matan —
Intento una broma, necesito algo de ligereza para mantener la calma.
—Tal vez él está haciendo lo que sabe que es mejor para ti.
—No puedo responder a eso —le digo la única verdad que puedo.
No puedo decirle nada, y obligarme a contener las palabras es una
tortura.
—No.
Por mucho que Brielle odie esto, diría que es peor para mí. Cuando
veo ese anillo, recuerdo el vestido rosa que usó la noche que se lo pedí
y cómo fuimos a la playa a cenar. Tenía un picnic empacado y la
sostuve en mis brazos mientras observábamos la puesta de sol,
sintiendo que el mundo finalmente tenía sentido. Durante tantos años,
busqué algo real, y una vez que lo encontré, me lo arrebataron.
—De acuerdo.
—No tienes idea, Brie. Podría estar lidiando con algo y no saberlo.
—Tal vez él no vive aquí. Tal vez… tal vez tengamos que
mantener esto en secreto para que no pueda venir —El pánico brilla
en sus ojos—. ¿Y si está casado? Por favor, Dios, dime que no estoy
comprometida con un hombre casado. O peor, ¿y si es él quien mató a
mi hermano?
—¿Y cómo hago eso? ¿Cómo lucho cuando tengo los ojos
vendados, Spencer? ¿Cómo me abro paso a través de la espesa neblina
que hace imposible saber si voy en la dirección correcta?
—Suerte la mía.
Uno de los acuerdos que tuvimos Brielle y yo fue que nadie sabría
de nuestra relación. Al principio, era solo sexo. No teníamos intención
de iniciar una relación seria, pero fuimos estúpidos al pensar que eso
era posible. Brielle nunca podría ser una conexión casual. Ella lo es
todo.
—Estoy bien.
—Lo estoy.
—¿Qué?
—Sip.
—Nop.
—No lo hizo.
—¿Qué tipo?
Él resopla.
—El tipo que le dio el anillo que no llevaba puesto. Tal vez ella no
dijo que sí.
No, ella dijo que sí. Dijo sí tantas veces que le dolía la garganta. No
lo estaba usando porque se suponía que nadie lo sabría por unos días
más.
—Quizás.
—No, pero…
—No, pero si ella le dijo que sí al chico, tienes que admitir que es
muy posible que Isaac no manejara bien la noticia, especialmente si
ella se lo había estado ocultando.
Yo sonrío.
Holden se ríe.
—Me sentía mal por ella cuando éramos niños. ¿Te imaginas lo
que Elodie habría soportado? Es triste que ella no llegue a saber eso.
—No lo sé.
—¿Sobre?
—Que no te acerques demasiado. Ella siempre ha estado
enamorada de ti y sería fácil para ella formar un apego mientras es
vulnerable.
Y en cuanto a las modelos, tenía razón, por eso salí con ellas y
también porque estaban en esto por lo mismo. Cuando Brielle y yo
dimos ese paso, fue diferente. A ella no le importaba mi éxito. Ella
simplemente me amaba.
—¿Cómo corro?
—¿Cuándo jodidos estuviste aquí por última vez? ¿Qué pasa con
tu matrimonio? ¿Qué pasa con todas las malditas cosas con las que
evitas lidiar, Holden? —Estoy furioso. Estoy tan fuera de lugar, pero
ya no me importa una mierda—. ¡Actúas como si quisieras algo de
esto, pero no es así! Me estaba moviendo en la dirección correcta,
haciendo todo bien, y lo perdí.
—Como yo.
—Tal vez, pero nos hubiera dicho que nos calláramos y que tenía
todo lo que necesitaba.
—Porque era terco.
Holden se ríe.
—Gracias.
—¿Brie? —La voz de Addison está del otro lado—. Sé que estás en
casa. Tu equipo de seguridad te delató, así que abre la puerta.
—¿Están bien?
—Estamos bien.
Levanta una ceja.
—¿Qué es gracioso?
—No tienes idea por lo que estamos pasando. Ninguno de los dos.
Entonces, sí, podríamos estar perdiendo la cabeza porque nuestros
corazones ya se han ido.
—¿Dónde?
Addison se ríe.
Lo sabía.
—Es más probable que sea tuyo y que lo hayas puesto ahí por
alguna razón —explica Spencer—. Si lo mantuvieras a salvo,
probablemente lo tendrías en algún lugar como un armario o tu
joyero.
—¿Estás lista?
—¿Qué?
—¿Sabías esto?
—Sí.
—¿Y no me dijiste?
—Se supone que no debo hablar contigo sobre nada de lo que haya
sucedido o relacionado con algo que haya sucedido en los últimos tres
años. Además, no quería molestarte o preocuparte.
Me burlo
—No.
—¿Brie?
—¿Nos escuchaste?
Emmett se ríe.
Saco la lengua.
Spencer me da un codazo.
—Sí.
—Bien.
Suspiro y me acerco a Addy.
—¿Estás listo?
Se encoge de hombros.
Puede que le haya dicho que eran todos ellos, pero solo lo veía a él.
—¿Por qué?
Miro hacia él.
—Tal vez no quiero que sepan que soy genial o tal vez eres una
idiota que no sabe lo terrible que soy.
—Sé que piensas eso, pero te equivocas. Siempre has sido especial.
Tu madre estaba equivocada, y odio que sigas cargando con eso —le
digo, mirándolo a los ojos, deseando que realmente me escuche.
Spencer cambia.
—¿Y qué hay de ti? —él dice—. ¿Me vas a contar todos tus secretos
si te pregunto?
Yo suspiro.
Él resopla.
—Te lo agradezco.
—¿A quién amabas? —pregunto y desearía no haberlo hecho—.
Olvida que te pregunté, no es asunto mío.
—Entonces, tú y Henry…
—¿Tú lo crees?
Yo sonrío.
Giro mi rostro hacia él, con los ojos abiertos de par en par.
—¿Por qué?
—Eres críptico.
—Lo estoy. Ella era una mujer notable. Mucho más intuitiva que
cualquiera que haya conocido. Nunca juzgó a nadie que acudiera a
ella. Tenía la capacidad más increíble de amar a todos. Cuanto más
roto estaba alguien, más crecía su corazón por ellos.
—¿Ella te curó?
—Amor.
Capítulo Doce
Spencer
Me estoy tambaleando en una línea muy precaria. Un paso y lo
voy a joder todo, lo que no puedo hacer.
No es mentira.
Su sonrisa es forzada.
—¿Y si lo fuera?
—Sabes que voy a ver al amigo de Holden que Cora sugirió que
también hace esto, ¿verdad?
Isaac compró un auto que Addison odiaba. Ella dijo que era poco
práctico y estúpido, pero él estaba muy entusiasmado con eso.
Siempre había querido un pequeño auto deportivo rojo, así que era
como si estuviera viviendo el sueño. Tres días después, Addy
descubrió que estaba embarazada y lo vendió una semana después, a
mí.
—¿Lo hace?
—¿Qué se ha ido?
Brie continúa.
—Dijo que lo que sea que estoy olvidando es algo de lo que mi
mente me está protegiendo. Como si mi cabeza supiera que necesito
olvidarlo. Es por eso que pensó que tal vez era nuestra ruptura, lo que
resultó ser completamente incorrecto.
Nueve meses.
No. No lo hiciste.
—Tal vez eso es cierto —No sería la primera vez que una mujer me
dice eso. Mi madre lo decía a diario. Vine y lo arruiné todo.
—Sé que estás enojada por todo esto. Tienes todos los motivos
para estar preocupada, pero tómate un segundo para darte cuenta de
lo que acaba de suceder.
—¿Qué?
Hasta ahora, no he hecho nada más que ver películas. Si hay una
ventaja en la pérdida de memoria, es esta. No tengo idea de lo que he
visto antes, así que puedo ver todo lo que se transmite por primera
vez de nuevo.
—¿Spencer te llevará?
—No, es Emmett.
—¿Qué? —pregunto.
—Nada.
—Tal vez, pero él nunca ha tenido sentimientos por mí. Soy esa
chica molesta que lo seguía con ojos de cachorrito. No tengo
desilusiones acerca de cómo me ve.
Su sonrisa es suave.
—Lo extraño mucho. Todos los sueños que teníamos se han ido, y
estar aquí es muy difícil.
—Lo sé, pero no tendré que verlo donde sea que mire. No hay un
solo lugar en esta ciudad que no tenga un recuerdo de él. Juro que lo
escuché en la ducha hace dos días, tarareando cualquier canción que
fuera popular entre los niños. Estaba tan feliz porque, por una
fracción de segundo, estaba segura de que mi mal sueño había
terminado y él estaba aquí. Cuando me di cuenta de que estaba
escuchando cosas, me rompí. No puedo hacerlo. Tengo que darme
algo de tiempo para resolver mi dolor.
Addison sonríe.
—Lo prometo. ¿Me prometes que irás a todas tus citas con el
médico?
Me río.
—Sí. Lo prometo.
—Siempre.
—Conozco a Holden desde que tenía ocho años —digo con una
sonrisa—. Espero que puedas ayudarme.
El Dr. Girardo extiende su mano, indicando que debo sentarme.
—Dímelo a mí.
—¿En serio?
—Según tus registros, tu último recuerdo es cuando regresaste a
Rose Canyon aproximadamente seis meses después de graduarte. En
nuestra discusión, recordaste la entrevista para el trabajo en el centro
juvenil que posee Jenna y también mencionaste haber almorzado con
tu hermano después.
Mi mandíbula se afloja.
—Lo hiciste.
—No lo sé.
—Estaba caliente. Recuerdo sentir este calor, no solo por del sol,
sino de todo lo que me rodea.
Yo sonrío.
—A esperanza y felicidad.
Lo miro rápidamente.
—¿Eres correspondida?
Él sonríe.
—No sé lo que era, pero se había ido. Sentí frío y sola y… todo se
fue.
—Eso no es cierto.
El asiente.
—No lo sé.
Él sonríe.
—Empieza a mantener una lista de todo lo que sabes que es real.
Concreta y absoluto. La revisaremos durante nuestra próxima sesión.
Capítulo Catorce
Spencer
—Golpéame —dice Emmett mientras golpea el fieltro verde.
Emmet maldice.
Resoplo.
—¿Qué?
Holden se ríe.
—Él nos desconecta como lo hacía mi ex esposa.
Emmett se ríe.
—Claro, no lo hiciste.
—No sé, tal vez fue que teníamos veinte años, éramos estúpidos, y
pensamos que sabíamos en lo que nos estábamos metiendo y luego
nos dimos cuenta de que no. Además, ella no es la única persona con
la que he salido. No soy un monje.
No, pero él no habla de ellas. Bueno, aparte de esa chica con la que
se enganchó cuando estaba visitando a su tía. Esa fue una noche
divertida.
Me dirijo a él.
—¿Qué?
—Brielle, la chica al otro lado del pasillo con la que pasas la mayor
parte del tiempo. ¿Te suena?
1
Siglas para Man of the Year - Hombre del Año.
Emmett se queja.
Holden se ríe.
Brielle: Porque te lo pedí y se supone que debes ayudar, cosa que no haces
en este momento.
Brielle: Gracias. Tuve un día difícil, así que me voy a la cama. Mi cabeza
está latiendo.
Emmett se ríe.
Claro, hice todo lo que pude para cultivar ese concepto erróneo de
mi vida personal. Siempre me veían con alguna chica y nunca traía
dos veces a la misma. Sobre todo, porque quería algo fácil y la idea de
estar en una relación era agotadora.
Toda la razón por la que solicité esa tarea fue por Emmett.
Acababa de terminar su entrenamiento en fuerzas especiales. Estaba
este miedo profundamente arraigado, uno que me mantenía despierto
por la noche, que él no regresaría.
Era una locura, e Isaac era la única persona que sabía una pizca de
la verdad.
Las cosas que he visto. Los sonidos y los olores son cosas que
nunca me dejarán.
Holden sonríe.
Emmett me mira.
Spencer Cross.
Spencer Cross modelo.
Historia de citas de Spencer Cross.
¿Con quién está saliendo Spencer Cross ahora?
Artículo de Pulitzer de Spencer Cross.
Última novia conocida de Spencer Cross.
Me río.
—Por supuesto que no. No es asunto mío con quién sales o lo que
sea que hagas.
—Todos lo hacemos.
—¿Él lo estaba?
Ella asiente.
—Sí, siguió y habló sobre que era un honor increíble y habló sobre
lo que iba a hacer si ganaba. Porque ese lugar de estacionamiento
privilegiado frente al ayuntamiento es un gran premio —Brie toma un
trago y luego me mira—. ¿Qué?
—Podría ser.
—No lo sé.
—¿Hay algo aquí que explique los retiros?
Incluso matar.
Capítulo Quince
Brielle
No sé si alguna vez he estado tan cómoda. Todo a mi alrededor se
siente cálido, podría dormir así para siempre.
—¡Spencer! ¡Ay dios mío! ¿Qué estás haciendo? ¿Por qué estoy
encima de ti?
En primer lugar, no estoy en mi cama. Estoy en el sofá… con
Spencer
Ugh.
—Sí, está bien. Quiero decir, está totalmente bien. Todo está bien.
—No, no lo entiendes…
—¿Qué?
—¿Estabas o estás?
Él sonríe.
—Y no lo hago.
Él asiente lentamente.
—Lo eres. Eres tan hermosa, y más que eso, eres hermosa por
dentro. Estaba absolutamente enamorado de ti, y sigo pensando que
eres increíblemente hermosa. No me digas que no eres hermosa,
Brielle, porque te demostraré que estás equivocada.
—Cualquier cosa.
Dios, si hubiera sabido que este hombre besaba así, podría haberlo
destrozado antes.
—Nop.
Casi me río de la mirada ofendida que me da, pero me contengo.
—¿No? —pregunta.
—Tal vez lo hice y le pedí que no le dijera a nadie todavía. Tal vez
estaba feliz por mí. O, como es posible, él y el tipo se odiaban y eso fue
lo que causó todo esto. No es que nadie odiara a Isaac, pero hay un
sentimiento en mis entrañas que me dice que las dos cosas están
relacionadas. Tal vez estaba comprometida con alguien en el trabajo y
descubrí que estaba robando a la empresa. Isaac habría sido a quien
acudí con esa información. Si hice eso, lo cual es probable, y mi
prometido se entera, lo explicaría todo. El ataque, la oficina siendo
destrozada y por qué ha desaparecido. Podría haber estado buscando
la información que yo tenía y el anillo, porque todo se relaciona con él
—Se sienta inmóvil, mirándome trabajar en mis pensamientos. Me
dirijo a él—. ¿Y sabes qué más? Si quisiera tanto a este chico, no te
estaría besando. Porque ¿sabes lo que sentí en ese momento?
—No.
Yo sonrío.
—Me sentí tan feliz. Tan llena de esperanza por lo que podría ser.
Quiero encontrar al asesino de Isaac. Quiero saber si quien hizo esto
está tras las rejas para que todos los de seguridad puedan irse a casa
con sus familias o a su próximo trabajo. Por otro lado, no sé si lo hago.
¿Y si puedo tener algo nuevo? ¿Qué pasa si puedo encontrar a alguien
más que me bese y haga que mis dedos de los pies se doblen? —
Spencer está callado, y me preocupa haber dicho demasiado o haberlo
hecho pensar que de alguna manera creo que un beso significa que
debería ser él—. No me refiero a ti —le digo rápidamente—. No
estaba tratando de insinuar...
Vaya. Oh Dios.
—¿Con quién?
Él sonríe.
—Conmigo.
—Hola.
Me entrega un ramo.
—Perfecto.
Hago un puchero.
—No muchos.
Inclina la cabeza.
—¿Lo haces ?
—Lo hago.
—¿Sobre qué?
—Si consigo más que tú, entonces tienes que volver a besarme.
Me río.
—Ok, bien. Si gano, tienes que decirme una cosa sobre mi vida en
los últimos tres años que no sepa.
—¿Cualquier cosa?
—Cualquier cosa.
—¿Por qué?
—Eso lo tienes que decidir tú. ¿Es mejor ganar que perder?
Levanto un hombro, mordiéndome el labio inferior.
Me burlo.
—Ella no lo fue.
Sonrío ampliamente.
Spencer y yo nunca seremos una pareja, pero tal vez pueda fingir
por hoy que es real.
—¿Qué mitad?
—Mi virginidad fue un chisme del pueblo, así que eso no cuenta.
Y… la comida morada no es natural, lo cual todos también saben,
creo. Estoy llamando a un empate.
—¿Qué opinas?
Oh, lo deseo todo. Lo deseo todo y más, pero eso no significa que
deba extender la mano y agarrarlo.
Levanto mi ceja.
Me recuesto en el asiento.
Resopló.
—Estoy intrigada.
Me encanta el brillo de picardía en sus ojos, y le devuelvo la
sonrisa.
Brielle se ríe. Genial, ahora ella realmente cree que tengo un hijo
secreto.
El niño gime.
—¿Qué? —pregunto.
—No.
Miro a Brie, que está de pie allí con una sonrisa de comemierda en
su hermoso rostro.
Ella asiente.
—¡Gracias, señora!
Se desliza hacia atrás unos pasos para estar de pie detrás de los
cuatro niños.
—Eres un nerd.
—No tengo camisas de tamaño adulto para ti, ya que esto estaba
destinado a ser un evento para jóvenes —Mira a Brielle—. La juvenil
extra grande debería quedarte bien —Luego se vuelve hacia mí, con
los labios apretados mientras piensa. Podríamos prender una en tu
camiseta. Helena y yo íbamos a ser capitanas, pero tú y tu novia
definitivamente serán mejores. Soy Sara, por cierto.
—¿Sí?
Su rostro se arruga.
—Mi hermano mayor, Theo, dice que llevas a las chicas al cine.
—Matt.
Correcto.
—Soy Penny.
Ella es mi mundo.
El que sea. Cuanto antes pueda acabar con esto, antes podré
redimirme en esta cita. Miro a Mable.
—¿Qué opinas?
—¡Verde!
—Verde es.
—¿Estás lista?
Brielle sonríe.
Sara me mira.
—¿Estás listo?
Silencio.
Me giro para mirarlos.
—No estoy de acuerdo con eso —Está loca si piensa que sería tan
tonto. Por lo que sé, me haría hacer alguna mierda vergonzosa en la
plaza del pueblo. De ninguna manera. Conozco a esta mujer, y es
salvaje.
—¿Asustado?
Ella sonríe.
—¿Sobre qué?
—Me gusta esa idea —dice en voz baja, levantando solo un poco
los dedos de los pies.
Comienza el juego.
Capítulo Diecisiete
Brielle
Han pasado quince minutos y todavía estamos tratando de
ejecutar el plan para obtener nuestro mapa y encontrar su bandera. El
único objetivo que tengo es eliminar a Spencer.
—¡Estoy en ello!
Saint ha estado callado, y espero que hable. Puedo ver que él sabe
lo que debemos hacer, solo necesita la oportunidad de ser escuchado.
Lo miro
—¿Algunas ideas?
—Podríamos rodearlo.
Sonrío.
—Creo que ustedes tienen una oportunidad sólida. Saint los
llevará a todos a la victoria. Haré una pausa para el tambor mientras
ustedes hacen lo que dice.
—¡Atrápenla!
Brian me grita.
—¡Te cubriré, Brie!
Mis dedos rozan el borde del plástico y lo busco a tientas. Una vez
que lo agarro, retrocedo rápidamente y me hundo detrás del tambor.
—Gracias.
Recojo tantos globos como puedo en las bolsas y luego uso la parte
inferior de mi camiseta para guardar más.
Satisfecha, sabiendo que no puedo cargar más, me dirijo a la casa
del árbol, que parece demasiado silenciosa. Me agacho, asegurándome
de no perderme nada.
Mierda.
—¡Mable!
Maldición.
—¡Ganamos!
—Bien hecho.
Yo sonrío.
—De nada.
—Sí.
Me aprieta la mano.
—¿Qué?
—Por primera vez desde que sucedió todo esto, estaba tan feliz.
Tuve la oportunidad de salir y divertirme. No hablábamos de
recuerdos ni del pasado. Estábamos aquí, viviendo el momento.
Imaginé que esta cita podría… bueno, esto podría ser el preludio de
algo más y me entristece que haya terminado. Me preocupa que
cuando mis recuerdos regresen por completo, no querré la vida que
había estado viviendo.
—Por supuesto, pero ¿no estás preocupado por todas las otras
cosas?
Me hago tímida.
—¿Cuál es?
— Yo solo… me preocupo.
Suspiro.
Ella suspira.
—Entiendo, lo hago.
—Realmente lo entiendo.
Me estremezco.
Ella ríe.
—El único.
—Eso es… bueno, no lo sé, —dice, pero juro que escucho la sonrisa
en su voz—. Es un poco impactante pero, al mismo tiempo, es
perfecto para ti. Ustedes dos siempre han sido cercanos y él se
preocupa por ti, cualquiera puede verlo.
—Sí, pero más como una hermana que como una… novia.
Addison se ríe.
—Tú y Spencer. Wow. Pero, ¿y el tema del anillo? ¿Qué pasa con
ese tipo?
Suspiro.
—¿Puedes?
Yo sonrío.
Eso es deprimente.
—Y con razón.
Sí, sí.
—¿Un qué?
—De todos modos, estoy incluso mejor ahora que lo tengo, lo que
me lleva de nuevo a por qué no sé si es una cita.
—No lo hagamos.
Es esa pieza de joyería perfecta que es discreta pero que hace una
declaración al mismo tiempo.
Cierro el cajón y veo la caja del anillo allí. Hace días que no lo
miro. Durante los primeros días después de que lo descubrí, lo
sostenía en mi mano al azar, deseando que regresara el recuerdo de
cómo lo obtuve. Abro la caja y veo el hermoso diamante a salvo en su
lugar.
—¡Hola! ¡Tierra a Brie!
—¿Qué?
Sonrío.
Estoy locamente nerviosa por esta noche porque todos los del
pueblo estarán allí. Estaré rodeada de personas que me conocerán y
algunas que no recordaré haber conocido. Más que eso, me preocupa
que el asesino esté allí y no pueda saberlo. Es horrible mirar a la gente
a la cara y preguntarse si son ellos los que mataron a tu hermano y
trataron de matarte a ti. Afortunadamente, los chicos de seguridad me
estarán siguiendo todo el tiempo, así que eso me hace sentir un poco
mejor. En serio son todos geniales.
Espero que diga algo, pero Spencer no habla. En cambio, sus ojos
hacen una evaluación muy lenta del satén verde que envuelve mi
cuerpo, el escote que imita la espalda con una caída lo suficientemente
baja como para mostrar el oleaje de mis senos. Ricé mi cabello en
ondas largas y me maquillé lo mejor que pude después de ver algunos
tutoriales en línea. Es un poco pesado, pero creo que es sexy.
—No debería.
—Lo deseo.
—¿Por besarme?
—¡Sí!
—Me gustó. Quiero que pase y siga pasando. Entiendo que hemos
pasado por muchas cosas, y esta es probablemente una mala idea,
pero no me importa.
Spencer suspira.
—Realmente no deberías.
Otro paso.
—Entonces dime. Por favor, solo dímelo para que pueda saber.
Otra puerta se cierra de golpe, pero esta vez no salto. Esta vez, me
siento tranquila y segura. Está justo aquí, mirándome, y busco algo
que explique por qué me siento así con él. Un golpe llega casi un
segundo después, rompiendo el momento, pero no me alejo de él
hasta que la persona del otro lado toca de nuevo.
Spencer se ríe y camina hacia él. Se dan la mano y hacen ese abrazo
varonil donde hay muchas palmadas en la espalda.
Me encojo de hombros.
—Culpable, supongo.
Charly sonríe.
—Creo que los problemas encuentran a las mujeres hermosas.
—Ella lo sabría —dice Mark con una sonrisa—. Que uno puede
encontrar problemas donde ni siquiera existen. Juro que lo hace solo
para divertirse.
—Soy un santo.
Spencer y yo nos miramos y luego miro hacia otro lado. Solo dije
lo segura que me sentía con él, y él solo me advirtió que no debería.
Charlie me mira.
—¿Qué?
—Estamos… ¿bien?
—Eso espero.
Él se ríe.
—Desearía tenerlos.
Inclino mi cabeza.
—¿Tú lo tienes?
—Me lo vendió y me hizo prometer que lo mantendría a salvo de
tu cuñada.
—Lo soy.
Se encoge de hombros.
—No mucho.
—¿Cuánto tiempo?
Él se ríe.
—¿Cuándo?
Resoplo.
Eso es fácil para alguien que no tiene nada más que tiempo.
—Nada.
—¿Descubriste algo?
—Soy un ganador.
—Eres algo.
—Solo curiosidad.
Me arrepiento ahora.
—No dije eso, pero vivo al otro lado del pasillo y me informan
todos los días. Puedo ver los mismos registros que tú y, si recuerdas,
puedo ver sus mensajes.
Ella también me ama. Lo que sea que Emmett cree que sabe, no lo
sabe. No he hecho nada que pueda poner en peligro este caso.
—Nunca le he dicho nada.
—No lo hago.
—No le mentiré. Ella es Brielle. Ella se merece más que esto. Si ella
no fuera la única testigo del asesinato de su hermano, le habríamos
contado todo y le habríamos mostrado la vida que tenía.
—Jax.
—Nop.
—Qué pena, sigo queriendo hablar con ella, ¿sabes? Teníamos esta
conexión.
El asiente.
—Sí, las reglas. Sigue mirando hacia aquí, espero que me recuerde.
Sería bueno hablar con ella. Además, tengo muchas ganas de ayudarla
a regresar al trabajo. Todos la extrañan allí, especialmente los niños.
Escucha, uno de los niños del centro está muy mal. Brielle era muy
amiga de Dianna, tiene unos ocho años. Brielle ayudó mucho a la
familia y preguntaban si podían verla. Sé que amaba a los niños y tal
vez ayudaría.
Brielle ama a esos niños más que a nada. Quería ayudar a cada uno
de ellos y les dio el apoyo y el aliento que necesitaban para alcanzar
su potencial. Todo lo que hizo fue en beneficio de ellos, aunque no
fuera lo mejor para ella. Aceptó un recorte salarial hace unos meses
para que el dinero pudiera ayudar a financiar el horario extendido
para un programa extracurricular.
—Sí, les dije que aún no, pero solo quieren ayudar. Todos la
extrañamos y queremos que vuelva a la normalidad.
—Hola.
—Brie.
—¿Qué recuerdas?
—¿Solo una canción sobre Jax y las habichuelas mágicas? Tal vez
no sea él ni nada, pero recuerdo la tontería.
—¿Jack y las habichuelas mágicas? —pregunto.
Jax sonríe.
Ella asiente.
—Es algo.
Me dirijo a Jax.
—Por favor discúlpanos.
—¿Celoso?
—No —Sí.
—Yo no.
—Bueno —Sonrío.
La última vez que bailamos fue dos noches antes del tiroteo. Nos
paramos en su apartamento, el anillo firmemente en su dedo, y
bailamos. No necesitábamos música. Simplemente nos balanceábamos
como si supiéramos cada paso y latíamos en perfecta armonía.
Sonrío
—¿Me buscaste en Google?
—Bien. Un poquito.
Brielle sonríe.
Brie suspira.
Resoplo.
—¿Qué?
—Pensé que vería a alguien o algo esta noche que rompería esta
niebla. Es por eso que accedí a venir a esta ridícula cena.
—¿Por qué?
—¿Ir a dónde?
—Enojado es un eufemismo.
—¿Cuál?
—Siempre es divertido.
—Podrías serlo.
—¿Oh? Dímela.
Nuestros rostros están cerca, tan cerca que su aliento calienta mis
labios.
—Hazlo.
—¿Qué ocurre?
Brie asiente.
—Bien. Eso tiene sentido… por supuesto. Solo pensé que tal vez…
—No, no es mío.
Quiero llorar.
El olor de ese cigarro era tan fuerte y tan similar al olor de mi
primer recuerdo, y supongo que solo quería vincularlo a él.
—No pensé que fuera así. Hubiera sido una locura que
estuviéramos juntos y nadie lo supiera.
Como, ¿por qué me besa así? ¿Cómo puede hacerme olvidar todo
mi dolor y sonreír cuando nunca hemos tenido este tipo de conexión?
¿Por qué siento su mirada sobre mí en todas partes? He luchado
contra mí misma, he intentado con todas mis fuerzas ignorarlo, pero
no puedo dejar de pensar que hay algo entre nosotros.
Me mira fijamente.
—¿Qué quieres decir?
—Puede ser el futuro —dice, moviendo sus manos por mis brazos
hasta mi cuello, acunando mi rostro.
Se inclina, y esta será la primera vez que me besa en público. Hay
cientos de personas justo al otro lado del cristal. Cierro los ojos, lista
para sus labios sobre los míos.
Charlie se ríe.
—Nosotros estábamos...
—No me importa lo que ustedes dos hagan, solo vine aquí para
detenerlo antes de que todos los demás los vieran a los dos cerrar los
labios. Ambos sabemos cómo algunas personas reaccionan a las cosas.
Así que, ríete ahora de mi divertida broma —Ninguno de nosotros lo
hace. Ella levanta las cejas—. Vamos.
Gimo.
—De acuerdo.
Charlie sonríe.
Rota.
Dañada.
Asustada.
—No sé a dónde vamos desde aquí —La voz de Spencer hace eco
en el silencio.
—Yo tampoco.
—¿Sabes qué?
—Hemos terminado.
—¿Estás bromeando?
—Nunca.
—Brie…
Ella nunca tiene que pedir eso. Soy de ella, y siempre lo seré. La
amo con todo lo que soy. Nunca me negaré, malditas sean las
consecuencias.
Ella niega con la cabeza con el labio inferior entre los dientes.
—¿Por qué?
—¿Podría qué?
—¿Ayudarme a quitarlos?
—Mucho.
—Spencer.
Ella asiente.
—Bien.
Es lo que necesito.
—No —Es mentira, pero no quiero que esto pare. Estoy nerviosa,
pero no por estar con él. Estoy nerviosa de que él me encuentre
deficiente. No soy las modelos a las que está acostumbrado. Mi cuerpo
está lejos de ser perfecto. Tengo bultos y cicatrices. Tengo estrías en las
caderas desde el verano anterior al primer año de secundaria, cuando
crecí dos pulgadas. No soy perfecta. Soy imperfecta.
—Sin mentiras —dice, haciéndose eco de la promesa que
compartimos.
Levanta mi barbilla.
—Ni siquiera tengo que mirar para saber lo impresionante que
eres. Me gusta cada parte de ti. Cada peca, cada cicatriz, cada
imperfección que tú ves, yo veo belleza.
Gracias a Dios.
—La próxima vez, quiero que te quedes con los zapatos. Aunque
esta noche —Me quita el tacón y me besa el tobillo—. Quiero que estés
cómoda. —El otro sale y pasa su pulgar por mi pantorrilla. Podría
morir del placer. Mi pierna cae y él gatea hacia mí—. He pensado en
este momento durante semanas, —confiesa—. Te he imaginado
desnuda para mí, deseando que te tome, te ame, te de tanto placer que
no puedas hacer nada más que tomarlo. ¿Quieres eso, amor?
—Mucho.
—Sí —gimo.
—¿Estás bien?
—¿Huh?
—Uh-huh.
—Ehh.
—Buenos días.
—¿Has dormido?
—Lo hice, ¿y tú?
—Sí.
—Ambas cosas.
—De acuerdo.
Suelto mi aliento.
Él se detiene.
Mira a Spencer.
—¿Pasaste la noche?
Yo jadeo.
Las lágrimas llenan mis ojos mientras veo a los dos pelear.
—Por supuesto.
—¿Yo?
Él sonríe.
—Sí, pero…
No, no tengo que hacerlo, pero estoy cansada de esto. Quiero saber
quién mató a mi hermano. Quiero poder vivir mi maldita vida. Si
puedo recordar esto, tal vez todas las demás cosas finalmente podrían
explicarse.
—Quiero hacer esto —le digo. Me dirijo al Dr. Girardo—. Necesito
respuestas y estoy cansada de estos pequeños momentos que no
puedo controlar.
—Es posible que su mente fusione recuerdos y cree falsos. Así que,
cualquier cosa que diga bajo esto puede no ser exacta. Estamos
trabajando para intentar conseguir que su mente trabaje contigo para
disipar esa niebla y, a veces, las cosas pueden empalmarse.
—Sí.
—Todo esto viene de ti. Nosotros no vamos a guiarte, así que esto
no va a perjudicar eso. Al menos eso es lo que yo diría si me llamaran
a declarar. Lo que estamos haciendo es permitir que el cerebro se
mueva sin miedo.
Miro a mi alrededor.
—¿Mirar qué?
—¿Dónde es aquí?
—A ti.
—¿Dónde estamos?
—Estamos sonriendo.
—¿Estás feliz?
—Píntame la escena.
—Spencer encima de mí, alcanzando el condón en el cajón.
—¡Él tiene un arma! ¡Isaac! ¡Por favor! —grito. El pánico hace que
mi corazón lata tan fuerte que debe estar lastimándome el pecho—.
¡No lo hagas! ¡No!
—Estás bien, cariño, no hay nadie aquí. Solo dime lo que ves —
dice Spencer, sus manos sobre mis hombros—. ¿Qué ves?
—¿Qué sucedió?
El asiente.
—Tu cerebro aún se está recuperando del trauma de tu lesión. Es
posible que te hayamos presionado un poco demasiado.
—¿Quién?
Mi voz tiembla.
—Jax.
Capítulo Veinticuatro
Spencer
Estoy parado en la ducha, el agua cayendo por mi cara mientras
trato de conciliar todo lo que ella dijo.
Jax.
Inclino la cabeza hacia atrás una vez más, con la esperanza de que
el agua se lleve la ira antes de volver con Brie. Cuando no lo hace, me
rindo y me dirijo allí de todos modos.
Una vez vestida, salgo a la sala y la encuentro sentada en el suelo
con todos los papeles de nuestra investigación esparcidos a su
alrededor.
Ella asiente.
Su mirada cae.
—¿Por qué? ¿Por qué él te miró eso debe significar que estás
enamorada de él y él es el asesino? Estás tan desesperada por que sea
el hombre detrás del anillo que estás tratando de encontrar respuestas
donde no las hay.
—¿Qué?
—Nada.
—No.
—Entonces, ¿por qué te sigo viendo en mis sueños? ¿Por qué te
deseo tanto?
Ella retrocede.
—Por supuesto. Creo que tienes razón —dice Brie con un aliento
tembloroso.
—¿Sobre?
Me mira con lágrimas en los ojos, pero no deja que las vea caer. Se
da la vuelta y se aleja, y me siento peor que nunca.
Spencer me está quitando la ropa, tirándola por la habitación con una sonrisa.
—Te voy a tomar muy fuerte —Sus manos agarran mi culo, jalándome hacia él.
Me río cuando él me arroja sobre la cama, y luego abro los brazos y sonrío.
—Estoy esperando.
—Vamos a tener que hacerlo en algún momento —dice Spencer mientras vuelve a
subirse a la cama conmigo. Inmediatamente, me acurruco a su lado, descansando mi
cabeza en su pecho.
No quiero decírselo a Isaac ni a nadie. Soy feliz así. La burbuja que hemos creado es
perfecta y, cuando explote, nos veremos obligados a lidiar con las opiniones de todos.
Somos felices como somos, e incluso si nunca nos convertimos el en algo más que esto,
egoístamente quiero mantener estos momentos intactos sin que el mundo exterior los
empañe.
Él se ríe.
Pero lo era.
Se pone de pie.
—Me mentiste.
—¿Qué?
—Me mentiste. Ahora lo recuerdo —Él camina hacia mí, pero levanto
la mano—. Rompiste todas las malditas promesas que hiciste. Me dijiste
que nunca me mentirías, y todo ha sido malditamente exactamente
esto, una mentira.
—No, no todo.
Me río.
Él resopla.
—Sí, tuve una opción. Tuve que elegir entre dejarte recordar,
sabiendo que el resultado podría ser este, o decírtelo, posiblemente
arruinando cualquier posibilidad de que pudieras testificar contra la
persona que mató a tu hermano. Tuve que sentarme y verte hablar
sobre Henry, el maldito pedazo de mierda que ni siquiera pudo estar ahí
para ti en el funeral, cuando estaba tratando de regresar contigo. Elegí
verte, convencerte a ti misma de que estabas con Jax. Elegí pasar cada
minuto que pudiera contigo y darte todo lo que necesitabas. Te escuché
decirme que querías olvidar al hombre que te dio ese anillo porque él
debía de ser lo que estaba mal en tu vida.
—¿Qué?
—No lo sé. ¿Cómo pude haber querido pasar mi vida con alguien
quién, hace apenas unas horas, me miró a los ojos y me mintió?
—¿Hacer qué?
Nunca pensé que sería posible, pero en este momento estoy tan
aterrorizada de todo, incluido él. No tengo nada real a lo cual aferrarme.
No hay un solo recuerdo que haya hecho en los últimos tres años que sea
sólido. No es verdad porque no puedo confiar en que todo lo que estoy
recordando sea real. Se siente como si estuviera viviendo en un espejo
roto que refleja imágenes distorsionadas y rotas y me corta cada vez que
me muevo.
—No te creo.
—Brielle, relájate.
Parpadeo.
¿Cuál es la verdad?
Me estoy volviendo loca. Estoy loca e irracional, pero realmente no
puedo distinguir la verdad de una mentira. No sé si lo que vi en la otra
habitación es otro recuerdo relacionado o si me estoy volviendo loca. Es
como si las personas en esa foto fueran dos extraños, viviendo una vida
completamente separada de la mía. No tengo idea de quién es esa chica,
pero sé que esa no soy yo.
Las lágrimas corren por mi rostro, y todo lo que quiero es estar sola y
sentirme segura de nuevo.
—¡Necesito hablarle!
—No puedes.
—Me ahogo. Me estoy ahogando, Spencer. Me estás quitando todo lo que necesito.
Sólo que esta última voz, es la voz de mi madre. Lo dijo la última vez
que la vi, justo después de que el pedazo de mierda con el que salía se
marchara porque tenía un hijo. No le gustaban los niños.
—¿En serio? —Podría golpearlo incluso por tratar de fingir que conoce
este infierno en absoluto—. ¿Has estado aquí, necesitando hablar con la
mujer que amas, pero ella ha perdido la maldita cabeza y cree que eres
la causa de su dolor?
El asiente.
—Sí. Seguro que sí. Mi historia con Ashton no es un camino de rosas.
Tuvimos mucha mierda en la que trabajar, y nada salió bien. Lo único
que diré es que, si una mujer usa su botón de pánico, significa que
necesita espacio. Déjala tener eso.
Esto es irreal. Lo último que quiero hacer es darle tiempo para que se
convenza aún más de que todo lo que acaba de decir es verdad. Dios,
arruiné tanto esto. Debería habérselo dicho en el momento en que abrió
los ojos. Debería haberle dado las respuestas que necesitaba cuando las
pidió.
—¿Qué es?
—Ella no puede.
—Ella puede, solo que está sufriendo, y cuando las mujeres sufren,
están un poco locas. Confía en mí, estoy casado con una chica de Jersey
que resulta ser una italiana pelirroja. Ella está tan loca como se puede
estarlo. Esa mujer avergonzaría a Brielle.
—Eso fue antes de que le quitaran la vida que tenía. Estás tratando de
darle sentido a una situación que realmente no tiene sentido. Ella no
conoce su propia mente. Imagina lo que se siente. He estado allí. Cuando
fui secuestrado y retenido, no sabía del tiempo. No podía ver la luz ni la
oscuridad. Todo era un día, pero al menos conocía mi vida. Si eso me lo
hubieran quitado, entonces no estoy seguro de cuál habría sido el
resultado.
—El protocolo dice al menos doce horas, pero si Charlie cree que no
está lista, puede retener cualquier visita durante veinticuatro horas.
—Eso no funciona.
—Eso no nos importa. Vete a casa, Spence. O, mejor aún, usa el talento
que Dios te dio e investiga esto, no como el hombre que casi pierde a la
mujer que ama, sino como un reportero que está buscando lo que la
policía se perdió. Tienes doce horas para probarle algo, no las
desperdicies.
A la mierda esto.
Ya la extraño.
No, ella ni siquiera se fue. Tenía tanto miedo de estar cerca de mí que
se la llevaron.
Eso significa que tengo muy poco tiempo para hacer mi trabajo.
—¿Lo hice?
—¿Estabas asustada?
—No. Nadie puede hacerlo hasta que estés realmente lista —me
asegura Charlie.
¿Qué tan loco es esto? Tengo miedo del hombre que nunca pensé que
podría tenerlo. Nada en mi vida está bien, pero aun así daría cualquier
cosa por que fuera una pesadilla. Al menos entonces, habría terminado
cuando me despertara.
—Sí, pero…
Si Addy estuviera aquí, habría sido ella, pero se ha ido. Mi madre está
lo suficientemente cerca como para que podamos llegar en unas pocas
horas, y solo necesito que mi madre me diga qué diablos está pasando
en mi vida.
Una parte de mí quiere decirle que lo llame, que lo deje entrar para
poder hablar con él. La otra parte de mí no confía en eso. Me siento
demasiado tonta para lidiar con él. O me convencerá de que nada de lo
que pienso es cierto o me convenceré a mí misma de que está mintiendo.
En este momento, no estoy segura de creer la verdad incluso si alguien
pusiera una prueba en video. A pesar de que mi corazón dice que no hay
forma de que pueda lastimarme a mí o a Isaac, mi cabeza no se alinea
con nada.
—Está bien.
En menos de dos horas, Cole Security está listo para funcionar. Quinn
estará conmigo en todo el camino, lo cual según Charlie, es más que
suficiente, y Jackson se reunirá con nosotros en casa de mi madre.
Emmett está ahí, sus ojos llenos de confusión. Las manos de Charlie
agarran mishombros.
—No tienes que hacerlo…
—Está bien —le digo y me muevo hacia él. Envuelvo mis brazos
alrededor de su cuello, y me aplasta contra él—. Lo siento.
—Lo sé.
El asiente.
—¿Me dirás qué pasó que te tiene huyendo?
—No puedo vivir en un lugar donde nada tiene sentido. Hasta que lo
tenga, es mejor para mí ir con la única persona que sigue siendo algo
seguro.
—¿Lista?
Me dirijo a él.
—Sí, estoy lista.
Con mis audífonos puestos, cierro los ojos, sin querer ver cómo se me
escapa esto, y me quedo dormida con una canción sobre la pérdida del
amor de tu vida.
—¿Decir qué?
—Eres su amigo.
—Lo soy.
—Y…
Se encoge de hombros.
Quinn sonríe.
—Entonces, se supone que debo dejar que todo pase, ¿y luego qué?
—Sí.
—No lo hice.
—¿Cómo lo sabes?
—¿Fresa?
Sé que Brielle pensó que el dinero era el vínculo para esto, pero hasta
ahora todo parece ser legal.
Sigo escribiendo el orden del día. Cómo condujeron por First Street y
giraron a la izquierda en Maple Ave. Mientras conducían por el centro de
la ciudad, había volantes para el gran juego del próximo viernes. Ese
equipo era la razón por la que Isaac había estado tan dispuesto a ir
temprano a la escuela. Le encantaba planear el juego. Entrenar era su
orgullo y alegría hasta que nació su hija.
Puedo ver la luz del sol asomándose por encima de las montañas a la
distancia, el cielo pintado de azul claro y amarillo, ahuyentando los
claroscuros.
—Bien.
Todos tenemos llaves de las casas de los demás. Eso es lo que hace la
familia. Miro mi laptop y luego vuelvo a mirarla.
—Necesito trabajar.
Entra a la habitación.
—Estás escribiendo.
—Lo hago.
—Vine para asegurarme de que estás bien. Pensé que tal vez
necesitarías un amigo, y un trago. Además, recibí una llamada de Holden
y parece que regresará.
—No creí que ese fuera el caso —Emmett habría enviado un mensaje
de texto por eso—. ¿Has oído hablar de Brie?
Emmett asiente.
Emmett asiente.
—Bien. Continua.
—La cosa es que el Dr. Girardo no cree que el recuerdo sea real.
Insistió en decir que no lo es, pero no me explicó qué le hizo pensar eso.
—Ella también.
Yo suspiro.
Emmett asiente.
—Ella pudo ver el asesinato, pero no la cara. Puede escuchar una voz,
sabe que es un hombre, pero luego dice que es Jax, cuya voz suena más
femenina. Mucho más aguda que cualquiera de nosotros al menos.
Esa fue una de las primeras cosas en las que todos estuvimos de
acuerdo. La fuerza del golpe y el ángulo en el que fue golpeada sugieren
que el agresor era un hombre. Además, Isaac jugó de defensa desde que
tenía seis años hasta que se graduó de la universidad. Si alguien podía
derribar a alguien con fuerza, era él.
—No.
Me encojo de hombros.
—Lo sé.
Él asiente lentamente.
—Sí, después de que te envié ese mensaje, ella recordó todo. La amo,
Emmett. Sabes que proponerle matrimonio, darle todo mi puto corazón
cuando soy como soy, no fue fácil. No puedo perderla. No puedo vivir mi
vida sin ella, y… ella sabe en su alma que la amo. Una vez que termine el
tiempo de espera, iré allí y le rogaré que me deje explicarle.
—No puedes.
Ella no se iría.
Emmett me mira con empatía en sus ojos y dice dos palabras que me
destrozan.
—Ella se fue.
Capítulo Veintinueve
Brielle
—Brie, cariño —Mamá vuelve a llamar a la puerta—. Por favor, sal
y háblame.
Ella duró mucho más de lo que hubiera esperado. Durante tres horas,
me dejó tener un tiempo a solas para ordenar mis pensamientos. Todavía
paseaba fuera de la puerta, pero no tocó hasta ahora.
Las lágrimas se secaron una vez que cruzamos a California. Las horas
de conducción en silencio me agotaron la lucha.
—Bueno, no lo sabía.
Yo suspiro.
Lo dejé salir. Le cuento todo, desde la playa hasta el beso, los premios
y el sexo con él. Casi me olvido de que ella es mi madre, y Spencer es
como un hijo para ella, pero vine aquí por la verdad y ella no se merece
menos de mí.
—Estaba. Supongo.
Nunca lo supe.
—No lo entiendo.
—El amor tiene que ser alimentado. Plantas una semilla y esperas
que brote. Entonces tienes que cuidarlo como lo harías con una planta. La
riegas, le das el sol, le hablas y le dices lo especial que es. Si tienes suerte,
la plántula se convertirá en una planta con buenas raíces debido a cómo
la trataste desde el principio. Plantaste esa semilla cuando eras solo una
niña y yo vi a Spencer hacer lo mismo.
Ella ríe.
—Sí, lo hizo. Fue cuando te ibas a la universidad. Los dos pasaron la
noche juntos en el almacén en el que ahora viven.
—¿Lo sabías?
—¿Por qué?
Yo sonrío.
—A veces tres.
—Sí —Mamá se ríe—. A veces tres. Lo que quiero decir es que, por lo
que parece, te enamoraste de Spencer Cross otra vez. No tenías los
recuerdos de una intensa historia de amor que terminó con un anillo, y
sin embargo, lo elegiste a él. No a Henry, que volvió cuando creías que
todavía estabas con él. No de un hombre misterioso, con quien pensabas
que estabas comprometida —Ella levanta su mano a mi mejilla—. Tú, mi
dulce niña, tienes el tipo de amor con el que otras sueñan. Conocer a la
persona, incluso cuando no te conoces a ti misma. Depende de ti si vas a
nutrirlo de nuevo a la vida o dejarlo morir. Lo cual, seamos honestas,
nunca pensaste realmente que él había matado a tu hermano, solo
estabas asustada.
Mamá tiene razón. Lo amo. No lo amo por el pasado, sino por lo que
significa para mí ahora, por eso estoy tan malditamente molesta porque
me escapé. Simplemente sentí que no tenía opciones. No sabía lo que era
real, y todavía no lo sé. Aparte de que lo amo. Estaba asustada y
preocupada de que no fuera real y lo perdiera.
Sin previo aviso. Ni siquiera un indicio de que vendría. Casi me atraganto con mi
Lo Mein cuando digo:
—¿Qué?
—Te amo.
—¿Me amas?
—Lo hago. Mucho, en realidad. Te amo más de lo que sabía que podría amar a
alguien.
No es que no crea que lo dice en serio. Han pasado seis meses y él ha estado
presionando más para que seamos una pareja, una pareja real que tenga citasreales y no
se esconda como si estuviéramos haciendo algo mal.
Que no hacemos.
Pero me gusta esto. Me gusta la intimidad de esto. Me gusta que nadie sepa o se
preocupe por lo que estamos haciendo. Me gusta tener a Spencer solo para mí.
Se inclina, metiendo mi cabello detrás de mi oreja.
—Di algo, Brielle.
—Lo sé.
Yo sonrío.
—Bien.
Spencer se ríe.
—Bien.
—¿A cuántas mujeres le has dicho esto? —pregunto, esperando que responda
tanto como espero que no lo haga.
No es mi asunto. He amado a otro hombre en mi vida, pero lo que sentí por Henry
no se compara con mi amor por Spencer. Con él, no tengo miedo. Él me conoce, me ama
y me acepta, con todo y mis defectos.
—Ninguna.
—¿Ninguna?
—Nunca he amado a una mujer antes de ti. Nunca me he permitido amar a otra
porque nadie valía ese nivel de confianza. Pero tú sí. Lo vales todo y te amo, Brielle
Davis. Te amo y que Dios me ayude porque eres como pocas.
Spencer tiene treinta y ocho años. Ha salido con cientos de mujeres, y estoy
absolutamente sin palabras. ¿Cómo es posible que nunca haya amado a nadie más? Pero
lo único que Spencer y yo no hacemos es mentir. Construimos toda nuestra relación
sobre esa base, y si él me dice que nunca ha amado a nadie más, entonces es verdad.
Y me siento mal por todas las mujeres que tuvieron a este hombre y nunca supieron
lo que se siente ser amada por él. Porque… es magnífico.
Nuestros labios se tocan en el beso más dulce y puro que jamás haya ocurrido.
—Oh, cariño, eso nunca pasó con nosotros. Tú eres la luz, solo te sostuve en la
sombra.
—Sí, pero no ahora. Ahora mismo, solo quiero hacerte el amor —Me besa—. Toda
la noche.
Las lágrimas brotan de mis ojos mientras mi corazón siente todo ese
momento de nuevo. Me encanta. Siempre lo he amado y él me ama. Lo
suficientemente como para que estuviera dispuesto a hacer cualquier
cosa para ayudarme, incluso con su propio dolor.
Y ahora se ha ido.
¿Qué he hecho?
Capítulo Treinta
Brielle
Después de una noche llena de arrepentimientos, llegué al único
lugar que siempre ha sido como un tranquilizante para mí, la playa.
A veces siento que así es mi memoria. Llega a tierra firme, lista para
encontrarse con el suelo, y luego regresa corriendo.
Llamé al Dr. Girardo esta mañana y nuestra sesión fue muy difícil
para mí. Estoy lidiando con fragmentos de la realidad que se mezclan con
los sueños, y sigo teniendo estos flashbacks que se sienten tan reales.
Discutimos de cómo diferenciarlos. Me ayudó a darme cuenta de que
cuando todos mis sentidos están involucrados, la memoria es eso, una
memoria. Cuando solo puedo ver desde afuera o no puedo sentir nada en
absoluto, lo más probable es que sea una mezcla o un fragmento.
Isaac sonríe.
Me recogió temprano para llevarme al trabajo, así que lo mínimo que puedo hacer
es traerle un café. Es tan extraño cómo, en los últimos días, todo ha cambiado.
Estoy comprometida.
Mañana es el gran día. Spencer me recogerá, iremos a cenar y se los diremos. Luego
avisaremos al resto de los rezagados. Realmente espero que vaya bien. No quiero que
nos tiren unos golpes, pero supongo que nos lo merecemos en este momento.
Isaac me está contando sobre una nueva jugada que quiere ejecutar mientras nos
dirigimos al frente del auto cuando alguien nos grita.
—¡Te voy a matar, carajo! —Bill Waught grita mientras se precipita hacia a
nosotros.
Oh, Dios. Parece enojado, lo que significa que su esposa le contó sobre mi visita de
ayer.
—Entra al auto, Isaac —Me giro a Isaac y trato de llegar yo misma—. Este hombre
está loco, y tenemos que irnos.
Sus ojos van entre el hombre, que ahora corre hacia nosotros, y yo.
—¿Brie?
Antes de que pueda llegar a la puerta, las manos de Bill se envuelven alrededor de
mis brazos. Me está tirando hacia atrás. Miro a Isaac, obligándome a mantener la calma.
—Perra. ¿Crees que puedes llevarte a mi familia? ¿Crees que te dejaría salirte con la
tuya? ¿Crees que tienes el poder para hacer eso? —Bill gruñe en mi oído.
—Tranquilo, hombre —dice Isaac mientras comienza a rodear la parte delantera del
auto—. Solo déjala ir para que podamos resolver esto.
—Sí. Esta mañana —miento. Quiero que piense que ya está hecho. Matarme no
servirá de nada si cree que es demasiado tarde para detenerme.
Me empuja hacia atrás, golpeando mi cabeza contra el marco del auto. Veo
estrellas, el mundo gira y cuando me derrumbo, mi cabeza rebota en el pavimento. Por
pura fuerza de voluntad, mantengo los ojos abiertos.
Ahí es cuando lo veo. El sol se refleja en el cañón metálico del arma que saca debajo
de la chaqueta. Bill me va a matar.
Isaac debe haberse movido porque el arma ahora lo apunta. No. No. Él no puede.No
puede matarlo. No cuando esto es mi culpa. No cuando soy yo quien hizo esto.
No puedo dejarlo morir. Tengo que salvar a Isaac. Me obligo a sentarme y el arma
gira hacia mí.
—No quieres hacer esto —le digo, rezando para que mis palabras no sean
arrastradas—. Por favor, puedes subirte al auto ahora y marcharte. Nada cambiará.
—¡Todo ha cambiado! ¡Me los estás quitando! ¡Te llevas a mi familia, perra
estúpida! Ahora, voy a tomar la tuya.
Lágrimas calientes caen por mis mejillas cuando me giro hacia mi hermano. Me
empujo hacia arriba, necesitando ponerme frente a él, para protegerlo. Tiene a Elodie y
Addison. Él puede decirle a Spencer lo que pasó. Él puede hacerle entender y ayudarlo a
superar esto. No puedo ser responsable de la muerte de mi hermano.
No lo haré
—¡Brie! —Isaac me grita. El suelo es inestable bajo mis pies, y no tengo idea de lo
que está arriba y abajo.
—¡Eres una maldita mentirosa! —Bill ruge y luego algo golpea la parte de atrás de
mi cabeza.
La oscuridad se filtra a mi alrededor, llevándome al olvido. Floto hasta que
escucho el chasquido de un disparo seguido del sonido de algo cayendo a mi lado. En
ese momento, sé en lo más profundo de mi alma que le disparó a Isaac, y espero no
despertar nunca.
—Necesito regresar.
—¿Con Spencer?
Así que lo hago. Hablo tan rápido que tropiezo con mis palabras, pero
lo entiende todo. Mi corazón se acelera mientras le explico la cara de Isaac
y el sonido de su voz cuando trató de llegar a mí. Está todo ahí. Cada cosa
que podía ver, oír, sentir, oler. No es mi mente jugándome una mala
pasada o cambiando detalles. Es lo que pasó, y necesito llegar a casa.
—Eso parece.
—¿Crees que podremos ver como arregla la otra parte? —pregunta
Jackson.
Jackson resopla.
—Es injusto, lo cual es parte del oficio.
Quinn sonríe.
—Oh, ¿estás lista para otro viaje de más de diez horas, Sunshine? Esto
será más divertido que el de aquí, ya que estás ansiosa por otra razón. Sí,
he hecho las maletas. Siempre estoy empacando cuando estoy en una
misión.
Jackson se acerca.
—¿Estás segura de que quieres volver? Podemos manejar las cosas
desde aquí.
—Positivo.
Mi madre lo mira.
—Siento mucho que hayas pasado por esto, Brielle. Desearía poder
tomar tu lugar —Ella retrocede—. Eres fuerte y valiente. Estabas
tratando de ayudar a ese niño y salvar a tu hermano al mismo tiempo.
Nada de esto es tu culpa, y solo quiero que seas feliz, ¿de acuerdo?
Asiento con la cabeza.
Quiero gemir y gritar y volar hacia él. Nunca debí irme. Si le pasa
algo, nunca me lo perdonaré. En mi ira y dolor, lo empujé, lo acusé de lo
inimaginable y me fui como las otras mujeres antes de mí.
No es de extrañar que se fuera de la ciudad.
—Las Vegas es una mala idea para cualquier chico —dice Quinn
riendo.
Quinn asiente.
Salgo del auto y me dirijo hacia los columpios cuando alguien grita
minombre.
—¡Oye, mira, Timmy! ¡Es Spencer!
—Estoy bien.
—¿La molestaste?
Al menos creo que lo está. Cuando llamé a Quinn hace cinco días, me
informó que no podía darme detalles sobre Brielle, su paradero ni nada
que ver con su situación. Sin embargo, lo que podía decir era que él
estaba bien, que su amigo con él que estaba, estaba triste, y que se estaba
quedando en la costa con la madre de su amigo. Básicamente, todo lo
que se supone que no debo saber. Después de eso, terminé.
Apagué todo e hice lo único que podía hacer, que era concentrarme
en encontrar al hombre del video.
—No lo hice.
Yo suspiro.
—Yo no hice nada.
—Yo también.
—Entonces deberías casarte con ella —dice Brian—. A las chicas les
gusta eso.
Él sonríe.
—Te aferrarás a esa novia tuya. No importa lo que digan tus amigos.
Las mujeres hacen del mundo un lugar mejor.
Él sonríe.
—Y te dan refrescos.
Timmy se acerca.
—Entonces, ¿por qué dejaste ir a Brielle?
Lo arreglaré.
—Sí.
—¿Brielle?
—Te necesito.
—Me tienes. Jesús, me tienes a mí —Me aferro a ella más fuerte que
nunca. Ella no tiene idea de lo que me ha hecho estar lejos de ella—.
¿Qué ocurre? ¿Porqué estás aquí? ¿Por qué estás llorando?
—No, nena. Estaba equivocado. Nunca debí haber seguido con las
mentiras. Debería habértelo dicho desde el principio.
—Sí.
—Lo hice. Tengo que hablar con el fiscal en una hora. Yo… solo
necesitaba verte. Necesitaba hacer esto bien.
—Por supuesto.
—Ellos se mudaron aquí unas semanas antes del tiroteo, así que no
creo que hayan estado aquí el tiempo suficiente para que nadie se diera
cuenta. Aun así, el hecho de que se hayan ido es alarmante. No tengo
idea adónde fueron. El centro juvenil estaba tan concentrado en la
pérdida de Brie y en lidiar con el duelo de la ciudad por la pérdida de
Isaac, que probablemente fue el mejor momento para que
desaparecieran.
Se rasca la nuca.
Quinn sonríe.
—Lo ves, sabía qué harías algo bueno mientras estabas triste por
perder a tu chica. Le haré llegar esto a mi gente y veré qué se les ocurre.
Le doy una pequeña sonrisa y le doy una palmada en el hombro.
Él ríe.
—Haz lo tuyo. Tengo algo de trabajo por hacer. Cierra la puerta, sin
embargo.
—Lo haré.
Ella sonríe.
—A mí también me gustaría.
—Por ti. Por nosotros. Porque necesitaba hacer las cosas bien en
todos los sentidos. No fue solo por mis recuerdos —me asegura—. Ya
estaba regresando antes de eso. Creo que iba a volver en el momento en
que me fui, yo solo… necesitaba irme. Estaba tan asustada y cansada de la
constante sensación de estar loca. Siento haberte hecho daño. Sé que te
dejé y dije que me estabas ahogando.
—¿Quieres decírmelo?
—Pasé los últimos días investigando, algo que debería haber hecho
desde el momento en que sucedió. Debí de haber hecho todo lo que
pudiera para ayudarte.
—No quiero tener secretos contigo, Brie. Aprendí esa lección, pero
creo que debemos hacer todo lo posible para asegurarnos de que la
información que tenemos sea admisible. Cuanto menos sepa, puede ser
mejor. La información que tengo es de las autoridades, y después de que
hables con el fiscal, podemos hablar. ¿Estás de acuerdo? —No tengo idea
de las reglas sobre esto, y prefiero no dar un paso en falso.
—Es por eso que fui a Emmett primero. Le di mi declaración y estoy
esperando la siguiente parte.
—A mí también me gustaría.
Capítulo Treinta y dos
Brielle
Tener mis recuerdos de vuelta hace que caminar hacia su dormitorio
sea una experiencia diferente. La anticipación está ahí, pero ahora hay
más. Los sentimientos que tuve antes, los que me hicieron pensar que
estuve loca, se amplificaron. Es como si todo el amor que compartimos
se hubiese duplicado.
Me jala por el pasillo y luego se detiene, una vez que estamos dentro
de su habitación.
—Te amo —dice Spencer con voz áspera mientras me mira.
—Te amo.
Lo que comenzó lento y dulce, crece más rápido y más caliente. Sus
manos se mueven a mis pechos, apretando suavemente.
—Acaríciame —ordena.
—Bésame.
—Siempre.
—Bueno, ya que eres mío para hacer lo que quiera contigo, creo que
me gustaría chuparte la polla primero.
Él se mueve tan rápido que no tengo tiempo de hacer nada más que
chillar mientras me sube por todo el cuerpo. Sus labios dibujan una
sonrisa traviesa mientras me coloca sobre su rostro.
—Agarra la cabecera, Brielle.
Tira de mis caderas hacia abajo y mi cabeza cae hacia atrás mientras
su lengua se desliza contra mi clítoris. Spencer mueve su rostro de un
lado a otro, colocando su lengua en todos los lugares correctos. El sudor
brota contra mi piel a medida que crece mi orgasmo. Ya estoy a mitad de
camino solo por volverlo loco, y su boca me está lanzando más cerca del
borde vergonzosamente rápido.
—Spencer. Estoy cerca —le advierto—. Estoy tan cerca —Lo hace de
nuevo y luego mueve su pulgar hacia atrás, separando mis nalgas. Jadeo
cuando su dedo bordea el agujero—. Oh Dios —gimo más fuerte. Él
penetra, solo un poco, y las sensaciones son demasiadas. Me rompo,
incapaz de contenerme.
Agarra mi culo, manteniéndome firme mientras drena hasta la
última gota de placer de mi cuerpo. Probablemente lo estoy asfixiando,
pero me estoy cayendo a pedazos, y él es lo único que me mantiene
unida.
Spencer ajusta mis piernas y me dejo caer en la cama.
—Eso fue… —jadeo
—Si sucede…
—Sucede —Acerco sus labios a los míos—. Te amo, Spencer Cross, y
te necesito ahora. Sin nada entre nosotros.
Se desliza dentro de mí, llenando cada grieta que quedó del pasado.
Él me completa, y no quiero que esto termine nunca.
—¿Quinn?
Él ríe.
Spencer suspira.
—No.
—Brie, Tú no…
Ya estoy saliendo de la cama.
—Te amo y seré tuya por mucho tiempo, pero sabes que nunca
podría dejar pasar esto.
—¿Qué?
—Quiero que nos casemos —Sus ojos verdes se clavaron en los míos
azules—. Quiero casarme contigo. Quiero poder hacer todas las cosas que
no pude cuando estabas en el hospital. Quiero poner ese anillo y otro en
tu dedo y casarme contigo frente a nuestros amigos y tu familia.
—Lo sé.
—¿Arreglar qué?
—A nosotros.
Me rio.
Se encoge de hombros.
—Puede que haya venido aquí y me los haya encontrado. Dijeron que
me veía como una mierda y que debo haberlo arruinado.
—Esto es bonito.
—¿Qué es?
—Esto es nuestro.
Él ríe.
—¿Un balancín?
—¿No te acuerdas?
Spencer sonríe.
—¿Caer en picada?
—Suerte la mía.
—¿Sí, amor?
—Por supuesto.
Lo miro.
—¿Yo?
—Sí, te encanta hacer todas esas cosas. Todavía tengo la estrella que
hiciste de mi última boleta de calificaciones.
—Haría cualquier cosa por ella, y quiero que sepas que siempre seré
bueno con ella. La protegeré. Estaré allí para ella. Nunca la traicionaré ni
haré nada por lo que me patearías el culo. Tú siempre has tenido más fe
en mí que yo mismo, y es por eso que puedo prometerte esto.
Me recompongo.
—Te amo Isaac. Espero que puedas estar feliz por nosotros y
perdonarnos por no decírtelo.
—Estoy de acuerdo.
Nos paramos, sus brazos me rodearon por detrás, y dejo caer algunas
lágrimas más. Le digo a mi hermano, de nuevo, que lo extraño y le pido
perdón.
—Es Quinn.
—No te muevas.
—No lo haré.
—Buenos días.
—Lo es.
—No lo hice.
Ella sonríe.
Hay algo que egoístamente quiero hacer mientras estemos allí, así
que no voy a oponerme a esta solicitud.
—Aún no estoy segura, así que tal vez podamos pasar la noche —
sugiere.
Abro la puerta y entran mis dos mejores amigos. Damos los abrazos
habituales y ambos besan a Brie en la mejilla.
—¿En serio?
—Ya lo sabía.
—¿Y no me dijiste?
Ella sonríe.
—Sí, supongo que eso es cierto. Estoy feliz por ustedes dos.
Comprometidos… wow.
Emmett resopla.
—En serio, ustedes podrían habernos dado una pista a todos un poco
antes de caminar por el pasillo.
Le doy la espalda.
—Tal vez no, pero te habías ido de alguna manera. Ese anillo era toda
la prueba que tenía de que eras mía. No le dijimos a nadie, y yo… solo
esperaba que, si lo veías, el anillo activaría algo.
Emmett suspira.
—¿Sí?
—No…
Holden se ríe.
—El padrino…
—Estuviste de acuerdo.
—¡Haz que Holden lo haga! Será mejor.
Nuestra llamada con Addison fue genial. Ella ya lo sabía porque tenía
que decírselo, pero estaba más que feliz mientras ella y Brielle lloraban.
Mujeres.
—¿Brielle?
Henry.
—Estoy muy bien. Solo vine a tomar un café y pensé que eras tú —Se
gira hacia mí—. Spencer, es genial verte.
El sentimiento no es mutuo.
—Hola, Henry.
—Recuperé mi memoria.
Estoy tan seguro de que no lo está. Esperaba que ella volviera con él,
por lo que realmente no puedo culparlo. Ella es jodidamente perfecta, y
yo querría lo mismo.
Él mira su mano.
—¿Él es el prometido?
—Es él.
—Lo soy.
—No, no lo fue.
—Tengo que irme. Tengo una reunión en veinte y necesito café. Fue
genial encontrarme contigo.
Tan pronto como se va, los ojos azules de la mujer que amo, que
suelen ser suaves y dulces, se vuelven duros por la ira.
—Fuiste un imbécil.
—¿Que importa?
—¿Qué tiene que ver el hecho de que estemos en Portland con que
seas amable? —Brielle pregunta, mirando a su alrededor.
—Quinn también está en Portland. ¿De acuerdo? Está aquí y cree que
deberíamos irnos a casa.
—¿No?
—Bien. Ahora, espera aquí y saldré una vez que esté lista.
Y espero.
Y espero.
Ella se ha ido.
Capítulo Treinta y cinco
Brielle
Mi corazón late con tanta fuerza que siento que me va a estallar en el
pecho, pero no tuve otra opción. Me dejó una nota y necesitaba venir
aquí. Myles es un niño inocente y yo soy un adulto. Solo tengo que
esperar que Spencer haya encontrado las pistas que le dejé.
No tengo ni idea bajo qué nombre podrían estar, así que voy a la
recepción y pregunto si se alojan Bill o Sonya Waugh.
Me inclino.
La recepcionista suspira.
—Eres un ángel.
—Perderé mi trabajo si…
—Eres nueva.
—Lo escribes la próxima vez. ¿Sabes las quejas que recibo porque no
podemos mantener la ayuda? —La mujer agarra su portapapeles del
costado del carrito—. Están en la 208. Llévales las toallas y luego puedes
limpiar ese piso. Hubo una despedida de soltero en el 222, así que puedes
encargarte de eso.
Spencer: Cariño, por favor no hagas esto. Por favor, solo llámame.
Espérame. Voy por ti, y haré esto.
Spencer: ¡Lo juro por Dios, si consigues que te maten, iré al infierno y nunca
escucharás el final de esto!
—Soy yo.
—¿Estás a salvo?
—Ella es mi mundo.
Tiene razón, pero ¿cómo le digo eso a mi corazón? Cierro los ojos por
unos segundos y calmo mi ritmo cardíaco. Uso cada gramo de
entrenamiento que tengo para separarme de Brielle. Ella es un rehén, y
tenemos que manejarlo como tal.
Obligo a mi voz a permanecer firme.
—¿Involucramos a la policía?
—¿Y tú plan?
—Bien.
Le hago una señal a Quinn para que nos movamos, pero niega con la
cabeza.
No puedo esperar. Ella está allí con un hombre que ya intentó matarla
una vez. Sentarme aquí me está matando.
Mi cuerpo está listo para atacar, pero justo cuando estoy a punto de
hacer la señal para ir de nuevo, escuchamos la conmoción.
—No tienes a dónde ir —le digo—. Sal ahora con las manos en alto.
—Es bueno que hayas intentado conseguir ayuda, Bill. Pero la policía
está aquí, así que tienes que tomar una decisión. ¿Vas a mostrarle a Myles
la forma correcta de manejar las cosas o no? —pregunto, sabiendo que mi
tiempo en esta habitación terminará muy pronto. No seremos parte de
esto una vez que la policía tome la escena.
Oh Dios.
Spencer.
—No, no puedes.
Spencer.
—Hola, amigo.
Él sonríe.
Agarro su mano.
—No, no la tienes.
Me obligo a no sonreír.
—¿Haciendo qué?
—Pensar. La próxima vez que pienses una gran idea, consúltala con
una persona racional. Correr a ciegas para salvar a un niño de un loco que
tiene un arma no es un buen plan.
—Lo sé.
—Te amo.
—Me gustan en tus labios —Me mira fijamente, algo brillando en sus
ojos—. Escápate conmigo.
—¿Qué?
—¿Cómo volveríamos?
—No podemos…
Tan loco como es, no hay nada en este mundo que me detenga.
—Me casaría contigo cualquier día o en cualquier lugar, loco demente.
—Ya lo haces.
Ella ríe.
Me rio.
Yo gimo
Todos exigen que se rehaga para que la familia y los amigos puedan
asistir. He pasado la mayor parte del día tratando de explicar lo
innecesario que sería.
—¿Qué? Solo digo que, si Elodie hiciera eso, estaría destrozada. Una
madre solo tiene esto una vez.
—¿Yo?
—Tal vez sea así, pero quiero que este pequeño maní tenga a la tía
Brie cerca para corromper su pequeña mente, y quiero que vuelvas a
casa. Entonces, si la boda logra eso, entonces puedes llamarlo como
quieras.
Spencer sonríe.
—Salvaje, amor.
—Estás loca.
—No me has dado una respuesta. ¿Voy a tener una boda o le vas a
romper el corazón a mamá?
Holden grita.
Él se da la vuelta.
No mierda.
—Yo también.
Él sonríe.
—Lo recuerdo porque pensamos que era una locura, pero no soy el
único. Aproximadamente dos años después de que sucedió, le pregunté a
Isaac si recordaba haberlo dicho.
—¿Y?
—Él dijo que siempre pensó que ustedes dos terminarían juntos
algún día. Y pensó que sería divertido asustar a Spencer.
—¿Oh?
Mira a Addy.
—Él me pidió que cuidara de ella si alguna vez le pasaba a algo. Para
asegurarse de que ella siempre estaría a salvo. Él la amaba más que a
nada, y yo lo he defraudado.
—¿Hacer qué?
—Sí.
Bueno, estoy tan contenta de que sepan quién es. Golpeo suavemente
el pecho de Spencer.
—Hola. Maxwell.
—Papeles de divorcio.
—Jesucristo.
—¿Lo sabías?
Me rio.
—¿Oh?
Asiento con la cabeza.
—Te tengo. El chico del que me enamoré acaba de convertirse en el
marido con el que voy a envejecer.
Me rio.