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Trastornos asociados al autismo

Al ser el autismo un trastorno neurológico, es muy frecuente que los


niños autistas presenten otros trastornos específicos. Estos trastornos
específicos pueden variar de una persona a otra.
Muchos niños con autismo tienen también retraso mental, en este caso
es muy difícil realizarles exámenes para confirmar el retraso ya que los niños
autistas no responden a los test de la manera que lo haría un niño sin autismo.
Es común que también se den dos tipos de síndrome, que son el
Síndrome de Asperger y el Síndrome de Rett. En el síndrome de Asperger los
niños se caracterizan por tener un nivel intelectual alto con respecto a los
demás niños autistas. Su desarrollo lingüístico se considera normal pero al
aplicarlo en situaciones comunicacionales les es difícil manejarlo
correctamente. Pueden presentar habilidades e intereses especiales en áreas
determinadas, como el arte por ejemplo. Los niños autistas que tienen el
Síndrome de Asperger son sujetos que pueden tener dificultades en el ámbito
social, ya que les cuesta hacer contacto visual, comprender y adoptar
expresiones faciales y/o corporales y manejar tonos distintos en una
conversación.
Por su parte, el Síndrome de Rett se puede describir como otro trastorno
asociado al autismo. Afecta solamente a las niñas, quienes al tener este
síndrome sufren de un retraso en el lenguaje y en las habilidades motoras.
Además pueden padecer microcefalia y ausencia de movimiento y por ende
actividad en las manos.
Además de los trastornos ya mencionados, los autistas pueden
presentar esterotipias motoras como sacudidas de manos, movimientos
complejos de todo el cuerpo y también convulsiones epilépticas.
Diagnóstico del autismo

Las madres, padres o los adultos responsables del niño o niña son en
general los primeros en detectar si algo no marcha bien en cuanto al
crecimiento y desarrollo del bebé. La familia puede sospechar de alguna
anomalía si es que el niño:

• No balbucea ni canturrea a la edad de un año.


• No hace gestos como saludar, señalar o tomar objetos a la edad de un
año.
• No dice ninguna palabra a la edad de un año cuatro meses.
• No dice frases por sí solo a la edad de dos años, en lugar de repetir lo
que escucha.
• Sufre cualquier pérdida de habilidad, tanto de lenguaje como social a
cualquier edad.

Cuando son observados signos como los descritos anteriormente, el


niño debe ser evaluado por un especialista en el área, como un neuropediatra.
Para el diagnóstico del autismo propiamente tal, el especialista debe
observar seis o más de las siguientes conductas que están separadas en tres
grupos:

1. Trastornos cualitativos de la relación: Estos trastornos se refieren a la


calidad de las relaciones que el niño establece con las personas que le
rodean. Se deben dar al menos dos de las siguientes características:

- Incapacidad de llevar relaciones adecuadas con los pares


- Ausencia de conductas que reflejen que quieran compartir placer,
interés o logros con otras personas.
- Ausencia de feedback social o emocional.
- Anomalías en la comunicación no verbal, como expresión facial,
miradas, posturas corporales, etc.
2. Trastornos cualitativos de la comunicación: Dan cuenta del lenguaje
y de cómo lo utilizan al comunicarse con los demás. De las siguientes
características de deben observar al menos uno:

- Retardo o falta de lenguaje verbal, y ausencia de intentos de


comunicación mediante otras vías, como por ejemplo señas o gestos.
- En personas con lenguaje oral adecuado, se puede observar un gran
trastorno al querer iniciar o mantener conversaciones.
- El lenguaje usado es repetitivo y estereotipado.
- Ausencia de juegos de ficción o de imitación social de manera
espontánea y variada.

3. Trastornos de la flexibilidad: Se refieren a patrones de conducta en


los que los intereses y actividades son repetitivas y estereotipadas. Al
menos una de las siguientes características se debe observar:

- Se nota una preocupación excesiva por uno o varios focos de atención.


- Preferencia inflexible a rutinas específicas y que no son funcionales.
- Constante preocupación por partes de los objetos.

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