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Clínica de Adultos II Comisión 11 Blaszkiewicz Erika Paula erblasz@live.com.

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1) En su texto “Mas allá del principio de placer” (1920), Freud comienza planteando que es
incorrecto pensar al aparato psíquico como regido por el principio de placer, ya que bastas
manifestaciones demuestran no estar acompañadas por el mismo.

Desarrolla así las neurosis traumáticas y su relación con el sueño traumático (pesadillas), el
cual reconduce una y otra vez al soñante a la escena traumática despertando cada vez con
renovado terror, pareciendo así el sujeto estar fijado al trauma, a lo displacentero. Este hecho
contradice el hecho de pensar al aparato psíquico como tendiente a la búsqueda de placer, y el
hecho de que los sueños son cumplimientos de deseos.

Luego Freud al observar el juego de un niño, se percata de que el mismo no es más que una
repetición de la renuncia pulsional que es vivenciada cuando su madre se aleja de él. Esta
repetición de lo displacentero no se concilia tampoco con el imperio del principio de placer.

En el juego el niño repite activamente aquellas impresiones intensas que vivenciaron


anteriormente de forma pasiva, inflingiendole a otro el penar que él alguna vez vivió.

Asimismo, Freud observa en los sujetos una compulsión a la repetición de aquello reprimido
inconsciente. Plantea que las resistencias a hacer consciente eso reprimido no provienen de lo
inconsciente propiamente dicho, sino del yo del paciente, el cual está al servicio del principio de
placer y quiere ahorrarle el displacer que supondría la liberación de lo reprimido inconsciente.

Esa compulsión de repetición aparece como un intento muchas veces fallido de ligar la
cantidad de energía libre a ciertas representaciones. Lo desagradable se repite para así poder ser
tramitado y brindar una ganancia de placer de otra índole.

A partir de estas observaciones en donde el sujeto repite aquello displacentero, Freud plantea un
cambio en su concepción del aparato psíquico ya no como ligado a la lógica de la búsqueda del
placer. Aparece así un sujeto que no siempre busca el placer y se aleja del displacer, sino que a
partir de los medios que disponen los distintos sistemas harán lo posible por satisfacerse no
siendo esto siempre garantía de la ganancia de placer. Lo que para un sistema conlleva una
satisfacción puede ser sentido como displacentero para otro.

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2) El padecimiento actual del neurótico que acude a una consulta se encuentra ligado a algo de
su pasado. La principales metas del psicoanálisis serán las de establecer una transferencia
analítica operativa, rastrear el origen de los síntomas mediante interpretaciones y construcciones
que permitan levantar las resistencias y hacer consciente algo de eso inconsciente reprimido que
se manifiesta como malestar, para que el paciente pueda elaborar aquellas represiones de su
desarrollo temprano de una forma más madura y sana que por las vías del síntoma y las
inhibiciones (Freud, 1937).

El establecimiento de la transferencia es necesaria para el trabajo analítico. Es así que,


siguiendo a Lacan, Paulucci y Dujovne (2013) plantean que mas allá de la transferencia
imaginaria que acarrea el pedido de análisis por parte del sujeto, debe establecerse otra
transferencia analítica operativa, simbólica, la cual es fundamental para el análisis, ya que hará
posible el establecimiento del síntoma analítico, a partir de la atribución al analista como sujeto
supuesto de saber quien con sus intervenciones habilitará sentidos a aquello dicho y manifestado
por el analizante siguiendo la regla fundamental. A partir de allí, el analista, en la clínica de las
neurosis podrá efectuar interpretaciones y construcciones respecto del material que le es provisto
por el paciente, jirones del recuerdo, ocurrencias e indicios, que dan cuenta de algo de aquello
reprimido.

Freud plantea en su texto construcciones en el análisis (1937), la diferencia entre las


intervenciones de interpretar y construir, mientras que la primera refiere al trabajo sobre un cierto
material singular del análisis, un significante analítico, alguna formación del inconsciente aislada
que abre caminos en el discurso, la construcción se presenta como una pieza que aúna varios de
estos hechos e indicios en apariencia aislados que surgen en el tratamiento, como una pieza de la
prehistoria del sujeto que el analista enuncia a favor de llenar las lagunas del recuerdo,
consistiendo entonces en una verdad histórica probable, que podrá o no generar sus efectos.
Ambas intervenciones se producen entre el “despliegue del discurso del analizante y la escucha
del analista” (Paulucci y Dujovne, 2013, p 12) y están destinadas a producir un efecto dialéctico,
a hacer surgir un material nuevo que permita avanzar al trabajo analítico.

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La construcción en el análisis es algo preliminar, nunca es la meta ni nunca es completa, ya que


no abarca más que un fragmento de aquello olvidado; la construcción siempre hará surgir algo
que permita avanzar en el análisis. La interpretación y la construcción en el análisis no valen por
sí mismas, sino que dan cuenta de su asertividad y funcionalidad a posteriori, a partir de sus
efectos, de un cambio en la posición subjetiva del analizante.

3) Haydeé Heinrich (1993) describe a los pacientes borderline como sujetos en quienes
coexisten modos de funcionamientos tanto neuróticos como psicóticos, pero no los ubica en el
entre de esas dos estructuras, sino que los ubica en los Bordes de la neurosis presentando
características propias.

Estos sujetos, a pesar de haber inscripto la metáfora paterna y por lo cual se consideran dentro
de la estructura neurótica, parecieran no poder disponer de ciertos recursos de lo simbólico,
dificultándose la producción de formaciones del inconsciente. Esto, seria causado por un
descuido del Otro en un tiempo instituyente.

La dificultad que presentan en cuanto a lo simbólico se traduce en una falta de represión del
trauma, y por esto el mismo no retorna como síntoma, producción del icc, sino que es mostrado al
Otro mediante el acting out, es un llamado a la significación del mismo, que desde el sujeto no se
puede lograr.

Se produce en el sujeto una falta de confianza en el significante, ya que el mismo al no ser


significado en su infancia, demostró ser algo que no es pasible de ser oído, por lo tanto… si el
significante desde lo simbólico no se escucha… quizás se pueda mostrar… mediante lo real del
acting out.

Por otro lado, Ulanosky describe este tipo de fenómenos border desde otra perspectiva, que
confluye a la vez que difiere a lo planteado por Heinrich.

Difiere en cuanto a pensar los mismos en torno a una falla en el Narcisismo y en la


conformación del yo, mientras que para Heinrich pareciera que la falla se halla en la represión del
trauma, en la consolidación de lo simbólico.

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Sin embargo ambas confluyen en cuanto a pensar como fundamental en la constitución del
psiquismo la mirada del otro, lo relacional, mostrando cómo la falta de significación, la falla en la
subjetivación del infante por aquellos que le brindaron cuidados, y la relación que allí se
conformó puede devenir en complicaciones para el posterior desarrollo saludable del sujeto,
dando lugar a los fenómenos border. En estos casos el otro, al significar precariamente las
demandas del niño y solo satisfacer sus necesidades, instauró en el infante un modo de
relacionarse a partir no del deseo ni la palabra, sino a partir de las necesidades y lo real.

Es por esto que la función del analista, en principio para Heinrich será la de brindar una escucha
que signifique y brinde representaciones que permitan la entrada a lo simbólico de aquel
desborde pulsional que el sujeto manifiesta desde lo real. Para Ulanosky lo principal para el
abordaje de estos trastornos será la reorganización del psiquismo del sujeto y el fortalecimiento
de ese yo frágilmente constituido.

Bibliografía:

-Freud, S. (1915-16). Conferencias de introducción al psicoanálisis. [Parte II. Conferencia 6:


Premisas y técnica de la interpretación. Volumen XV. Buenos Aires: Amorrortu editores.

-Freud, S. (1937). Construcciones en el análisis. Buenos Aires: Amorrortu editores.

-Freud, S. (1920). Más allá del principio de placer. Buenos Aires: Amorrortu editores.

-Henrich, H. (1993). Bordes de la neurosis. [Capítulos I al IV] .Buenos Aires: Homo Sapiens.

-Paulucci, O. & Dujovne, I. (20013). La interpretación y el saber en psicoanálisis. Revista de


Psicoanalisis Asociacion Psicoanalitica Argentina Tomo LX, Nº1 Enero- Marzo 2003.

-Ulanosky, P. (2009). Fronteras, bordes, límites. En Lerner, H. y Sternbach, S. (2009).


Organizaciones fronterizas. Fronteras del psicoanálisis. Buenos Aires: Lugar Editorial.

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