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Todos estos asuntos han sido tratados en forma dispersa sin una coherencia
que se origine en una comprensión más amplia de los que debe ser el régimen
legal de las cláusulas resolutorias. Los autores nacionales han determinado la
frontera entre el pacto comisorio calificado en la obligación de pagar el precio
del comprador y los otros contratos, dentro de éstos, discutiendo su pertinencia
o eficacia en algunos y arrinconando el escape a la intervención judicial
querido por las partes. El distintivo extrajudicial de la resolución convencional
muestra interés desde una mirada económica asociada al tiempo prolongado
que involucra un procedimiento ordinario. Por eso el intento aquí consiste en
construir un régimen legal para las cláusulas resolutorias que es diverso al mal
entendido de situarlas en un análisis a partir del pacto comisorio en la
compraventa. Para concretar este cometido se proponen las directrices
relativas a su calificación, erradicando de ellas el efecto resolutorio automático,
lo que resalta su carácter de facultad resolutoria a favor del acreedor,
privilegiando la voluntad de las partes y afirmando su carácter extrajudicial.
I. EL ORIGEN CONVENCIONAL
"el hecho de haber estipulado las partes un pacto comisorio no puede ser obstáculo,
como se afirma en el recurso, para el ejercicio de la acción resolutoria que emana
de la condición resolutoria tácita y al haberse verificado el hecho de que pendía tal
condición, según se tuvo por acreditado por los jueces de la instancia, debió la
sentencia haber declarado el término del arrendamiento y, consecuencialmente,
condenar al pago de las rentas insolutas".
Para que se verifique el efecto resolutorio son tres las teorías propuestas.
Por esta vía no sólo se fractura la voluntad de las partes que han querido el
efecto resolutorio automático, al haberse establecido un pacto comisorio
calificado.
Para la hipótesis de resolución de pleno derecho quedaría vetada la
ejecución forzada del contrato. Una cláusula de este tipo, frecuente en el caso
chileno y extravagante en el extranjero, conforme a la cual el incumplimiento
conlleva automáticamente la resolución del contrato es válida, carente de una
calificación de meramente potestativa, pues no queda incólume la conducta
incumplidora del deudor, no sólo porque opera la resolución, lo que significa
aplicar los efectos de la misma, sino que resulta procedente la acción
indemnizatoria conforme a sus condiciones. El deudor no puede desvincularse
del contrato en forma arbitraria, en su contra operarán los demás remedios
pertinentes. En esta hipótesis estamos en presencia de un genuino pacto
comisorio calificado. Las expresiones ipso facto, ipso iure o resolución
automática corresponden al pacto comisorio calificado. En este caso el
acreedor víctima del incumplimiento aceptó la resolución como única sanción al
incumplimiento contractual. De ahí que deba rechazarse el fallo de la Corte
Suprema en que, a pesar de haberse establecido este pacto resolutorio de
pleno derecho, consideró procedente la acción resolutoria en virtud del artículo
1489 del Código Civil.
La Corte sostuvo:
Del mismo modo, debe también considerarse que afirmar que el mero
incumplimiento acarrea la resolución del contrato importa, desde ya,
contradecir la evolución comparada de la institución y sus desarrollos
dogmáticos más modernos, todos los cuales, como se ha dicho, tanto en los
ordenamientos que contemplan al pacto comisorio de modo general o
únicamente a propósito del contrato de compraventa, estiman fundamental
para que la resolución acontezca, un acto unilateral recepticio por parte del
acreedor diligente en el sentido de prevalerse de la cláusula".