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El hilemorfismo es la tesis que afirma que los seres están compuestos de materia (hyle) y forma (morphe). Con
su teoría hilemórfica Aristóteles contradice a Platón, para quien la forma, las ideas, es lo más importante.
No se trata de una forma física (lo redondo, cuadrado, etc) sino de una forma metafísica (el alma).En conclusión,
todo ser vivo (no solamente el hombre se compone de materia y forma o en otros términos, de cuerpo y alma.
El hombre es un ser compuesto de cuerpo y de alma. Santo Tomás continuará con la visión hilemorfista pero
modificando ciertos elementos. En este caso será su concepción sobre el alma, la cual es una forma sustancial.
Otra diferencia respecto del pensamiento aristotélico consiste en el origen del alma: mientras que para el
estagirita es un principio biológico, para Santo Tomás proviene de Dios. Este origen es lo que le dará al hombre
una entidad distinta a la concebida por el pensamiento griego
Dualismo
La posición dualista reconoce la existencia de dos elementos constituyentes del hombre, pero enfatizando la
primacía de uno de ellos: en este caso del alma como elemento principal y secundariamente el cuerpo. Entre los
antecedentes a citar se encuentra el filósofo griego Platón quien, en virtud de su teoría de los dos mundos
mediante la cual explica toda la realidad, sostiene que el verdadero mundo es el de las Ideas (entendiendo por
Ideas a seres verdaderamente existentes) y que la existencia humana comenzó en ese lugar y por lo tanto, la
condición existencial es ser semejantes a estas Ideas, lo cual significa decir, que el hombre es sustancialmente
alma.
Ya en el siglo XX la psicología conductista ha negado la existencia misma de lo mental, para considerar sólo
como objeto de estudio científico la conducta públicamente observable, y ha rechazado tanto el mentalismo
como la introspección. Dentro del conductismo, el autor que más ha contribuido a atacar el dualismo de tipo
cartesiano ha sido G. Ryle, que combate lo que el llama el problema del «fantasma en la máquina», y se opone
también a toda forma de mentalismo. Según Ryle, hablar de la mente como de algo distinto del cuerpo es
cometer un error categorial (como el que cometería alguien que, después de visitar las aulas, los edificios, el
campus, las instalaciones, bibliotecas, etc. de la Universidad de Oxford preguntase «¿dónde está la
Universidad?»). La mente no es una sustancia, sino que está constituida por procesos mentales o disposiciones
para la conducta. Para aclarar la naturaleza de estas disposiciones, Ryle distingue entre el saber qué (knowing
that) y el saber cómo (knowing how), y diferencia entre hechos y disposiciones. Partiendo de ahí concluye que la
mente no es, ni una sustancia, ni un receptáculo, sino un conjunto de disposiciones conductuales y, por tanto,
no existe propiamente el mundo mental.